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AMOR Y CONOCIMIENTO,

Y OTROS ESCRITOS

MAX SCHELER

Traducción: Sergio Sánchez-Migallón

Ediciones Palabra 2010


AMOR Y CONOCIMIENTO

EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO


I. RECONOCIMIENTO ESENCIAL DEL SENTIDO DEL DOLOR Y DEL
SUFRIMIENTO.
II. PRINCIPALES DOCTRINAS DEL SUFRIMIENTO

LA TRAICIÓN A LA ALEGRÍA

REHABILITACIÓN DE LA VIRTUD
I. LA HUMILDAD
II. EL RESPETO

LA IDEA CRISTIANA DEL AMOR Y EL MUNDO ACTUAL


I. EL MANDAMIENTO CRISTIANO DEL AMOR Y EL HUMANITARISMO
II. LA IDEA CRISTIANA DE COMUNIDAD
III. LA RELACIÓN DE LA IDEA CRISTIANA DE COMUNIDAD CON LA ÉPOCA
ACTUAL

MODELOS Y LÍDERES
INTRODUCCIÓN
I. GENERALIDADES SOBRE EL MODELO Y EL LÍDER
II. ESPÍRITU PERSONAL EN LA FORMACIÓN DE GRUPOS HUMANOS. LOS
VEHÍCULOS DE LA EFICACIA DEL MODELO (FORMACIÓN DEL DESTINO). LOS
MODELOS PROTOTÍPICOS
APÉNDICE: MODELOS, IDEAS E HISTORIA

FENOMENOLOGÍA Y METAFÍSICA DE LA LIBERTAD


I. LIBERTAD Y DETERMINISMO; INDETERMINISMO
1. La conciencia inmediata de libertad
2. La objeción del engaño contra la conciencia inmediata de la libertad
3. Grados de libertad en el universo. La metafísica de la libertad
II. DIVERSOS SENTIDOS DE “LIBERTAD”
1. Libertad en la conexión de sentido y libertad en la conexión causal del transcurso de una vida
2. Libertad de querer y libertad de elegir
3. Libertad del querer y libertad del poder-hacer y del hacer
4. Libertad dentro de la esfera causal misma
APÉNDICES:
A. Libertad y persona, yo
B. Formas de la libertad de elección
C. Libertad de decisión en la esfera electiva
PRESENTACIÓN

Este volumen ofrece siete breves escritos de Max Scheler, el genial


fenomenólogo del siglo pasado (1874-1928). Para presentar a este pensador basta
señalarle como quien abrió un camino nuevo en la ética, una vía objetivista superando
los moldes formalistas kantianos. Más precisamente, Scheler puede considerarse como
el filósofo que iluminó un mundo nunca hasta entonces sacado del todo a la luz: el de
los valores que colorean la realidad y el de las funciones con que el espíritu puede
descubrir ese reino latente, ordenado y ordenador. De manera que no es exagerado ver
en este autor una penetración novedosa y audaz, desde la ética y la psicología, tanto en
la metafísica como en la antropológica. La sola lectura de los mismos permite ver la
profundidad y sutileza de quien a su muerte fue considerado por Heidegger “la
potencia filosófica más fuerte en la Alemania de hoy; no, en la Europa actual e incluso
en la filosofía del presente en general…”.
La frescura y profundidad, la inmediatez y penetración de la obra de Scheler se
deben en buena medida al método fenomenológico empleado, y al modo como lo
aplica. Frente a los estrechos esquemas morales empirista y kantiano, este
fenomenólogo muniqués vio el cielo abierto en el nuevo concepto husserliano de
“intuición” para poder acoger datos vividos en la experiencia moral. Los rasgos
fundamentales de esa idea fenomenológica de intuición –incoada por F. Brentano y
desarrollada por E. Husserl– puede decirse que son dos.
En primer lugar, se trata de una intuición eidética, es decir, que tiene por objeto
esencias y leyes esenciales, y no sólo hechos contingentes y particulares. De esta suerte,
viene a ser un modo de conocimiento esencial, cuya validez es independiente de las
variaciones circunstanciales y existenciales. Una intuición tal (y, por extensión, su
contenido) es llamada por esta razón –y sólo por ella– intuición apriórica. No ha de
confundirse, entonces, el a priori fenomenológico con el kantiano: éste se refiere al
pensar, a las categorías del juzgar; el fenomenológico atañe a lo pensado, a los
contenidos esenciales conocidos. Con este instrumento, Scheler trata de describir lo que
llama experiencia fenomenológica. La segunda característica de la intuición
fenomenológica se refiere a que dicha experiencia no se limita a la experiencia
cognoscitiva, sino que se extiende también a toda vivencia volitiva y sentimental. Estas
regiones, sobre todo la afectiva, son sin duda componentes muy fundamentales que
integran la vida humana, aunque resulte difícil su estudio. En este terreno Scheler se
concibe a sí mismo como continuador de la tradición agustiniana y pascaliana.
Por otra parte, es preciso advertir que Scheler aplicó el método fenomenológico
a su pensamiento de un modo muy libre. No aparecen en sus escritos los
pormenorizados análisis que vemos en Husserl, aunque contiene también análisis
originales en la esfera del conocimiento. En concreto, se hace una idea más ancha de la
famosa “reducción eidética” husserliana, sin dejar de ser muy fiel a la actitud esencial
de la fenomenología: su objetivo no es otro que explicar las cosas mismas fundándose
en los hechos. Esto es, mantiene la convicción de que todo hecho puede vivirse, y que
la descripción de esa vivencia constituye el mejor acceso a lo dado en ella. Y en ese
contenido dado podrán entonces descubrirse tres géneros de leyes necesarias: las que
rigen entre los actos y sus objetos, las que se dan entre los diversos elementos de los
actos y las que presiden las distintas notas de los objetos.
Y es así como Scheler desentraña y clarifica esos campos anunciados: del lado
de los objetos, el mundo de los valores; del lado de los actos, las funciones y los actos
emocionales; y lógicamente, la relación entre ellos, en la que consiste buena parte de
nuestra vida. Mirando de cerca esa vida emocional, este filósofo nos hace ver de un
modo muy vívido que los valores no son ni convenciones arbitrarias ni entelequias
abstractas, y que la vida afectiva no es ni sentimentalismo voluble ni mero eco
simplemente subsidiario de la racionalidad.
En este volumen se brinda la oportunidad de internarse en fenómenos
emocionales tan centrales como el amor, el sufrimiento, la alegría, la virtud (y sobre
todo la humildad y el respeto), la solidaridad cristiana, el seguimiento a modelos y el
liderazgo, o la libertad. Además, Scheler nunca registra los hallazgos de sus análisis de
modo aséptico, por así decir, sino en el contexto cultural muy agudamente
diagnosticado y proyectado. Esto último es asimismo lo que hace tan sugerentes los
escritos de este filósofo de Munich.
No me queda sino remitir directamente al contenido mismo de los textos, para
lo cual nada mejor que el consejo que su autor nos daría: su lectura no mediada por
nada ajeno o previo a los datos que la experiencia muestra. Por lo demás, el lector hará
bien en consultar la Nota bibliográfica que añado al final. Allí encontrará los detalles
de redacción y publicación de los distintos escritos (algo relevante para quien se
interese por la biografía de su autor), así como la razón de algunas notas que añado en
el texto, que en los respectivos casos considero importantes para su correcta y
ponderada comprensión.

Sergio Sánchez-Migallón
Universidad de Navarra

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