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Brice Parain (Editor) - Historia de La Filosofia, Volumen 1 - El Pensamiento Prefilosofico y Oriental - Egipto - Mesopotamia - Palestina - India - China-Siglo XXI (1972)
Brice Parain (Editor) - Historia de La Filosofia, Volumen 1 - El Pensamiento Prefilosofico y Oriental - Egipto - Mesopotamia - Palestina - India - China-Siglo XXI (1972)
Volumen 1
EL PENSAMIENTO
PREFILOSOFICO Y ORIENTAL
)*a
sigio
veintiuno
editores
Este volumen de la HISTORIA DE LA FILOSOFIA (volu
men 26 de la «Encyclopédie de la Pléiade») ha sido publicado
bajo la dirección de Brice P arain . Han colaborado en él los si
guientes autores: Jean Y oyotte , Paul G arelli , André N eher ,
Madeleine B iardeau , Nicole V andier -N icolas .
TRADUCTORES
DISEÑO DE LA CUBIERTA
Diego Lara
NOTA EDITORIAL
PREFACIO 1
1. I ntroducción 79
I. Vhilosophia perennis, 79.—II. Historia a pesar
de todo, 90.
G losario 215
B ibliografía 218
7. El neoconfucianismo 341
I. Han yu y Li ngao, 341.—II. Neoconfucianismo y
cosmología, 343.—III. El surgimiento de los gran
des sistemas y la constitución del Li Hiue, 346.—
IV. La escuela de Lu Wang y el estudio del espí
ritu, 350.
B ibliografía 355
í
poesía. Debe existir una frontera entre las dos. ¿No lo sería,
precisamente, la noción del hombre razonable, que puede, igual
mente, parecer loca? La esencia de la poesía me parece ser la
búsqueda violenta de la libertad. Por eso los poetas son a me
nudo malos chicos o aprendices dementes. Pero el filósofo sólo
puede empezar á filosofar, es decir, a razonar, porque piensa,
antes de nada, que el hombre no es libre. La libertad es in
compatible con la razón. Es una actividad de creación y de de
cisión, que no sería autónoma si debiera someterse al control
de la razón. Y hoy se piensa que es más profundamente nos
otros que la razón. Esta sólo podría ejercerse en momentos ex
cepcionales en que el hombre, por no faltarle nada, no está a
merced de las pasiones, y tiene el ocio de pensar en otro, por
que él tiene todo lo que precisa. De hecho, se ha visto a la li
bertad del siglo xix vencer progresivamente a la razón del xvm ,
destruyendo poco a poco la metafísica. Esta libertad, por otra
parte, venía de la filosofía. Esto muestra a las claras que la ai-
sis actual es una crisis de crecimiento, al no haber sido provo
cada por un ataque del exterior. Nuestra metafísica ha estallado
porque descansaba sobre m a definición contradictoria del hom
bre, por la libertad y por la razón a la vez. Va a verse obliga
da a escoger: o bien renunciar a la enseñanza e irse del lado
de la poesía, con peligro de perderse en ella, o bien restablecer
la primacía de la razón, sacrificando la libertad. Hay correspon
dencia entre lo que pasa en política y lo que pasa en filosofía.
El sacrificio, por otra parte, no lo sería. Se trataría solamente
de reconocer que el pensamiento sometido al lenguaje no puede
ser la bacante que se quería imaginar, sino una especie de pár
vula que se debate como puede para hacer sus deberes bajo la
mirada un tanto socarrona del profesor. La pintura, una vez
abandonados los rostros y las frutas, ya no produce más que su
perficies unidas cuya pobreza le asusta a ella misma. Colocadas
ambas entre la necesidad de vivir trabajando y el gusto del sue
ño, la filosofía china y la nuestra deberán encontrar su camino,
porque tendrán que ordenar los días, mientras la poesía acom
pañaría a las noches con su canto.
En cuanto a la filosofía hindú, su destino es quizá más difí
cil de descifrar. ¿Puede una filosofía liberarse completamente
de la teología, en la que se ha formado? ¿Podría nacer sin este
sostén? Debe tomar partido, al principio, sobre el sentido de
la vida. El lazo entre nuestra filosofía moderna y la teología
cristiana es demasiado claro para que haya que insistir en él.
Sin embargo, una filosofía sólo puede darse este nombre si toma
sus principios de una revelación y sus medios de ritos o de
ejercicios propiamente religiosos. Aquí es de nuevo el problema
de la enseñanza el que interviene. Es posible que el lenguaje
no pueda hablar al cuerpo más que por movimientos del cuer
po, corno era la gimnasia en la Grecia antigua y como es el yoga
en la India. La introducción de prácticas de este tipo en nues
tra enseñanza sería una corrección de su insuficiencia, sin que
se esté obligado a abandonar su carácter democrático, que e\
precioso. La razón puede que sólo haya sido vencida porque ha
sido torpe, rígida en exceso, perentoria, abusiva. Se ha querido
creer que se podría prescindir de ella, que la existencia sería
más divertida sin ella, que la fantasía nos sería más favorable.
Pero, ¿si no fuera cierto, en el sentido de que no fuera posible?
La revolución rusa restableció casi de inmediato los órganos tra
dicionales del gobierno, que todos los revolucionarios habían
detestado: el ejército, la policía, un reglamento del matrimonio.
Era sin duda inevitable. ¿Y no ha sido quizá la razón el recurso
de la filosofía durante tanto tiempo sólo porque es la úni
ca defensa de los hombres contra su ferocidad?
Estamos en una época en que la libertad se exaspe
siado vejada en ciertos lugares, en otros quiere ampliar aún más
sus conquistas. El trabajo de la filosofía es reflexionar sobre
esto. El de la vida es sugerir un equilibrio.
Brice P arain
Por más que algunos autores no duden en hablar de la «fi
losofía egipcia», definiremos el pensamiento del antiguo Egipto
como «prefilosófico», al menos en la medida en que las concep
ciones del universo visible y de lo divino, elaboradas por sus
sacerdotes, y las normas morales racionales predicadas por los
sabios letrados, no parecen haber sido el objeto de ciencias es
peculativas independientes de los ritos y las prácticas cotidia
nas. En Egipto no hubo filósofos como en Grecia, sino hiero-
gramáticos y funcionarios que, a veces, filosofaban sobre los fun
damentos teóricos de su oficio. Físico a la par que metafísico,
el pensamiento religioso egipcio, por muy avanzadas que hayan
sido algunas de sus especulaciones, pocas veces llega a ser un
ejercicio de conocimiento puro: es la teoría en la que se funda
mentan las formidables técnicas rituales practicadas en los tem
plos para asegurar la buena marcha del cosmos. Por muy refi
nados que en ocasiones hayan sido sus presupuestos teóricos,
las «Instrucciones» laicas proporcionan ante todo un cuerpo doc
trinal destinado a garantizar el buen funcionamiento de la so
ciedad.
El mismo hecho de que numerosas proposiciones de la «filo
sofía egipcia» se nos hayan revelado únicamente por medio de
textos rituales (fórmulas funerarias, himnos, etc.) y por escritos
de educación o de propaganda (instrucciones, profecías, apolo
gías del rey, etc.), es bastante revelador de los pasos espontá
neamente «comprometidos» del pensamiento faraónico. Lo poco
que hasta ahora sabemos acerca de los métodos de la aritmética
y de la geometría egipcias nos han llegado a través de algunos
manuales de cálculo práctico. Ciertas teorías fisiológicas o etio-
lógicas se desprenden implícitamente de las alusiones conteni
das en las colecciones de recetas curativas (la «teoría de los
ukhedu») e incluso en los textos religiosos (la identificación del
esperma con la médula). No quiere esto decir, en absoluto, que
el antiguo Egipto haya ignorado la formulación general de sus
concepciones cosmológicas o científicas. Por no poseer estas «le
yes» a las que frecuentemente se hace alusión —los pocos «de
cretos» conocidos tratan de casos específicos— no se puede es
tudiar lo que fue la lógica egipcia en el terreno del derecho.
A juzgar por la documentación conocida, no parece que hayan
existido tratados de matemática abstracta, pero en cuanto a la
medicina, contamos con un verdadero tratado de anatomía y
fisiología (la «teoría de los vasos»), incorporado a la colección
del Papyrus Ebers. Por otra parte, el desarrollo cosmogónico
del Documento de teología menfita, aunque sirva como intro
ducción a un ritual de investidura, tiene todo el carácter de una
exposición metódica del sistema del mundo.
De cualquier forma, la enseñanza egipcia procedía más por
la presentación de ejemplos concretos (problemas testamentarios
en documentos modelo) que por la exposición de teorías gene
rales. La educación se dirigía a formar técnicos que conociesen
las reglas canónicas de su profesión y funcionarios que se some
tiesen, y sometieran a sus administrados, a las normas tradicio
nales definidas por los antepasados. Por ello, apenas se alentaba
la reflexión personal, aunque tampoco se reprobaba. Los refina
mientos de forma y de fondo que una élite de sacerdotes, letra
dos y sabios aporta en el marco de las tradiciones, se integran
en esta tradición.
No sólo se organizan en sistemas implícitos o explícitos las
ideas en las que se fundamenta el culto, el régimen y las artes
de cada período, sino que también los textos que nos las dan
a conocer dejan traslucir una reflexión que entra ya en el campo
de la filosofía. Es cierto que los mitos, en los que se traducía
en «analogías poéticas» la experiencia de los antepasados, se
conservan como si fueran datos positivos; pero los pensadores
que meditan estos «paradigmas» de todo conocimiento, a fuer
za de querer coordinarlos entre sí y de profundizar en su con
tenido descriptivo y su eficacia mágica, han llegado muy pronto
a plantear explícita y discursivamente algunos problemas sobre
los orígenes del mundo, la unidad y la naturaleza de lo divino,
el papel del espíritu que conoce y de la palabra que crea, al de
finirse, el orden ideal y el desorden, etc. Por mucho que la ins
titución monárquica y la jerarquía se considerasen prácticamen
te como necesidades positivas, los letrados se consagraron, en
este marco, a definir las reglas generales que debían dirigir el
comportamiento político y social del hombre y a fijar un tipo
ideal de hombre, y el mismo curso de la historia les condujo a
meditar sobre el orden y el desorden del mundo, sobre el desti
no, la muerte y la supervivencia. Espigando en textos faraóni
cos se pueden encontrar los balbuceos que prefiguran, en ma
yor o menor medida, los primeros pasos de la filosofía griega.
En el actual estado de la investigación, la historia del pen
samiento prefilosófico egipcio sigue siendo muy incierta, salvo
en sus líneas generales. Los tratados y las glosas explícitas son
raros y hay que reconstruir algunas proposiciones a partir de
alusiones y coordinarlas hipotéticamente en sistemas. Tropeza
mos, por otra parte, con el obstáculo del vocabulario. Estamos
lejos de comprender con todo rigor el sentido fundamental y
las implicaciones lógicas de raíces tales como kheper «devenir»,
un «ser», tem «no ser» y «ser finito», nefer «bueno, bello,
bien» o maá «verdadero, justo», y de vocablos tales como se-
kker «designio» y «manera de ser» o heh y djet, ambos tradu
cibles por «eternidad». La temible serie de palabras que sirven
para hablar de los atributos de lo divino desconcierta: kau y
bau son «almas», «fuerzas», iru y seshemu son manifestaciones
visibles, sekbemu, «fuerzas» e «ídolos» a la vez, shetau es «mis
terio». No se puede captar con toda exactitud ni las diferencias
entre ked, biat, y otros términos que se traducen por «natura
leza», «cualidad», «carácter», ni los matices específicos de innu
merables expresiones compuestas con las dos palabras, ib y haty,
que significan «corazón», y con khet, «vientre»... Por otra par
te, el estudio de los primeros pasos filosóficos tropieza con la
dificultad que supone nuestra ignorancia respecto de la más an
tigua mentalidad egipcia.
1. LA MENTALIDAD EGIPCIA
5. LA ÉTICA EGIPCIA
BIBLIOGRAFIA
I El cosmos
II. Lo divino
III. El hombre
BIBLIOGRAFIA
CONCEPCIONES MORALES
CIENCIAS
2. La n o - f i l o s o f í a b í b l i c a
3. La f i l o s o f í a b í b l i c a d e l a h i s t o r i a
5. EL PENSAMIENTO JUDEO-ALEJANDRINO
6. FILÓN DE ALEJANDRÍA
BIBLIOGRAFIA
OBRAS GENERALES
M
«Quizá sea una inevitable ilusión de la investigación el deseo
de situar los grandes acontecimientos antes de la fecha en que
se han producido. Si nada hubiera comenzado nunca en parte
alguna, no hubiera habido sucesos y no tendríamos historia que
narrar». He aquí una afirmación de Etienne Gilson que le pa
recería extraña a un pensador indio de la época clásica, e in
cluso a alguno de los numerosos autores indios contemporáneos
de las «Historias de la Filosofía India». ¿Quién habla de histo
ria cuando se trata de la verdad? La verdad es eterna, dada des
de siempre, y nuestras palabras para explicarla sólo pueden em
pobrecerla. Este lugar común de los indianistas, de que el pen
samiento de la India, al igual que sus formas sociales y econó
micas, no tiene historia, por estar demasiado apegado a su pro
blemática y su dialéctica, es ante todo una evidencia y una exi
gencia de todo el pensamiento indio, brahmánico, budista o jai
nista.
I. Pbilosophia perennís
a) El Madhyamika o áünyavada
3) El Yogacara o Vijñánavada
b) El Vedanta
c) La filosofía de la Gramática
d) El Vaiáesika
e) E l Nyáya
g) El Yoga
III. El jainismo
b) Percepción
d) Lenguaje
e) Atman
II. El Veianta
I. Ramanuja y el Visistadvaita
Madeleine B iardeau
GLOSARIO
BIBLIOGRAFIA
O bras generales
R enou, L. y F i l l io z a t , F . : L’lnde Classique. Manuel des Études
Indiennes'.
T. I, con la colaboración de P. Meile, A. M. Esnoul y
L. Silburn, 1947.
T. II, con la colaboración de P. Demiéville, O. Lacombe y
P. Meile, Bibliothéque de L’École Franfaise d’Extréme-
Orient, Paris 1953 (contiene la exposición de los sistemas
filosóficos).
T. III, por aparecer.
The History and Culture of the Indian People, bajo la dirección
de R. C. Majumdar y A. D. Pusalkar, Bharatiya Vidya Bhavan,
Bombay.
T.I. The Vedic Age, 1951.
T. II. The Age of Imperial Unity, 1951.
T. I II. The Classical Age, 1954.
T. IV. The Age of Imperial Kanauj, 1955.
T. V. The Struggles for Empire, 1957.
1. VI. The Delhi Sultanate, 1960.
F il o s o f ía s y r e l ig io n e s
1. NOCIONES GENERALES
I. La lengua y la escritura
a) El Yin y el Yang
b) Los números
2. Sur-Fuego
1. Norte-Agua.
c) E l Tao.
K’ien K’uen
Hijas Hijos
II. Confucio.
IV. El taoismo
a) Yang Tchu
b) El taoísmo filosófico
Tao kia (la escuela del Tao) designa en chino al taoísmo filo
sófico. Sin embargo, de todo lo dicho anteriormente se deduce
que en China ninguna escuela puede reinvindicar la propiedad
exclusiva del término Tao. Esa palabra pertenece a un substrato
filosófico en el que han acudido a beber todas las formas de
pensamiento, a lo largo de los siglos. Aunque pretenda haber
existido siempre, la escuela taoísta no parece haberse constituido
hasta el siglo rv a. d. C., o a lo sumo al final leí siglo v. La
tendencia individualista que contribuyó tan intensamente a des
arrollar y a justificar entre los filósofos es, ciertamente, más an
tigua; los «sabios ocultos» que Confucio había encontrado lo
prueban. Pero el papel central del Tao en la filosofía taoísta sólo
adquiere un carácter de evidencia con la lectura del Lao-tsé, una
obra venerable entre todas, que podía haber sido compuesta bas
tante tardíamente (¿a finales del siglo iv a. d. C.?). Este libro
de más de cinco mil palabras parece contener textos de épocas
diversas, y dar expresión a creencias sin edad. Según la tradi
ción, el maestro cuyo nombre lleva, Lao Tsé fue contemporáneo
de Confucio. Su apellido era Li y su nombre personal, Tan. Se
gún Sse-ma Ts’ien, fue primero conservador de los archivos rea
les, luego dejó la capital de los Tcheu para fundar una escuela
en el Shantung, donde Confucio fue a visitarlo. De hecho, no es
seguro que Lao Tsé haya existido. La obra que se le atribuye
era célebre a finales del siglo iv a. d. C. y se la citaba con fre
cuencia. Presentada en forma esotérica, se dirigía sin duda a ini
ciados, a los que aportaba temas de meditación dispuestos sin
orden lógico. El pensamiento que expresa es muy hermético y
ha ocasionado comentarios innumerables. En la época de los Han
se le dio también como título: Tao-te-Kíng (el Clásico del Tao
y delTo). En el contexto del libro, el principio de unidad que
preside el vaivén del Yin y del Yang (Tao) adquiere un valor
místico y se carga con un poder (To) que se comunica al asceta
en estado de éxtasis:
«Hay un ser indeterminado y perfecto cuyo nacimiento
ha precedido al del Cielo y la Tierra. ¡Silencioso! ¡Inmen
so! Se yergue solitario e inmutable. Circula por todas par
tes sin alterarse jamás. Se le puede considerar como la
Madre del Mundo. Su nombre, yo no lo conozco: le lla
maré Tao.»
a) Maestro Fei de H an .
a) Los dialécticos
I. Tottg Tchong-Cbu
6. BUDISMO Y RENOVACIÓN
7. EL NEOCONFUCÍANISMG
I. Han yu y Li ngao
BIBLIOGRAFIA
O b ras g e n e ra le s
357
/
Cuadro cronológico
Abreviaturas: E (Egipto)
M (Mesopotamia)
P (Palestina)
I (India)
C (China)
a. C.
36 6
Indice de nombres
H I
H a m m u ra b i. re y d e B ab ilo n ia f Im u th e s , p r im e r m in is tro y a rq u i
~ 1750: 40 te c to d e l fa ra ó n eg ip c io D je se r,
H a n (los), d in a s tía c h in a , ~ 206- h a c ia ~ 2800: 22
220: 258, 274, 284, 304, 309, 310, Is a ía s , p ro fe ta h e b re o , ~ 742? f
314, 315, 317, 318, 323 ~ 680: 72
H an F ei, filó so fo c h in o , ~ 280 f Is th a r, d io sa a sirio -b a b iló n ic a : 38
~ 233: 287, 290, 291, 292, 354 Iá v a ra , «el S e ñ o r» , n o m b re d e
H a n Y u, filó so fo c h in o , 768 f 824: Dios e n s u fo rm a p e rs o n a l en
341, 342, 343 el Nyfiva, el V e d a n ta y e! Yoga:
H a ra k h te , d io s egipcio: 13, 17 137, 139, 184, 189, 190, 191, 195,
H a rs a v a rd h a n a , re y d e la In d ia , 198, 200
sigio V II: 101 Iá v a r a k r s n a , filó so fo h in d ú , siglo
H egel (G eo rg W iiheim F rie d ric h ). V?: 141, 146
filó so fo a le m án , 1770 f 1831: 60 I-T sin g , tra d u c to r y filó so fo c h i
H e rm e s T rism eg isto , n o m b re d ad o n o , sig lo V II: 124
p o r ios g rieg o s a T h o t, d io s
eg ip c io c o n sid e ra d o co m o el in J
v e n to r d e la s a rte s y d e las
ciencias: 15 Jac o b , p a tr ia r c a h e b re o , ~ sigio
H e ro d o to d e H a lic a m a s o , h is to X IX ?: 59
ria d o r g rieg o , t 485? f ~ 425: Ja im in i, filó so fo h in d ú , d e época
27, 28 in d e te rm in a d a : 121
H e sío d o , p o e ta griego, sig lo V III: J a y a tir th a , filó so fo h in d ú , siglo
26, 49 X IV : 214
H ia (io s), d in a s tía c h in a sem ile J e re m ía s , p ro fe ta h e b re o , ~ 650
g e n d a ria , ~ 2205? ~ 1767: 231, t ~ 590: 53, 59
256, 268, 286 Jo b , p e rs o n a je b íb lic o : 54, 56, 57,
H ia n g S ie u , filó so fo c h in o , 221? t 64
300?: 321, 323 J u a n E v a n g e lista (S an ), ap ó sto l
H ip ó c ra te s, m éd ico g rieg o , - 460? c ris tia n o , f 98-100?; 76
f ~ 377?: 49
H i-S ien o C he T ’e u , filó so fo c h i
no, siglo V III : 339 K
H iu an -T san g , filó so fo y tra d u c to r
c h in o , 596 f 664: 330, 331, 333, K ag em n i, v is ir egipcio, ~ 2425-
334 2390: 23
H ong-Jen, m o n je c h in o d e ¡a sec K a m alaá ila , filó so fo b u d is ta , siglo
ta T c h ’a n , 602 t 675: 330, 336 V III: 154
H o rd je d e f, h ijo d el fa ra ó n eg ip K a n a d a , e s c rito r h in d ú sem ileg en
cio KeoRS, h a c ia ~ 2800?: 21, 22 d a rio : 129
H o ru s , d io s egipcio: 17, 20 K a n isk a , re y d e la In d ia , siglo I:
H U ai-Jan, filó so fo ch in o , 677 f 744: 80, 101, 112
338, 339 K a n t (E m m a n u e l), filó so fo ale
H u a n , p r ín c ip e c h in o d e T s ’i, ~ m á n , 1724 f 1804: 56, 74 , 83
«85-643 : 284, 285 K ap ila, filó so fo h in d ú , ~ del s i
K uang-T i, ú ltim o d e lo s c in co so g lo V I: 149
b e ra n o s m ític o s c h in o s, ~ III K a ty áy a n a , filó so fo h in d ú , ~ s i
m ile n io : 238, 2áS g lo IV : 124
K a u tily a , e s c rito r y h o m b re p o lí L ip ite s h ta r, re y d e B ab ilo n ia ~
tic o h in d ú , ~ sig lo I I I : 80 1900?: 40
K h e ti, e s c rib a eg ip cio , ~ siglo L i S se u , h o m b re d e E s ta d o ch ino,
X X I: 25 t ~ 233: 287, 289
K ie, re y leg e n d ario ch in o : 256, Li Tone, filó so fo c h in o , 1088 f
268, 286 1158: 347
K ’ien-L ong, e m p e ra d o r c h in o , 1709 L u K 'ie u -Y u a n o L u Siang-C hang,
t 1799: 354 filó so fo c h in o , 1139-1193: 346,
K ingu, d io s asirio -b a b iló n ic o : 39 351
K is h a r, d io s asirio -b a b iló n ic o : 33
K ong-K ong, m o n s tru o d e la leyen M
d a c h in a : 230, 307 M s4 t d io sa egipcia: 18, 19, 20, 21,
K ong-Suen L ong, filó so fo c h in o , 23, 24
~ siglos IV -III: 296, 298, 299, M ad h v a, filó so fo h in d ú , 1199 f
300, 301 1278: 205, 206, 207, 208, 209, 212,
K'onpr Y ing-T a, filósofo c h in o , 574 214
f 648: 341 M a e stro d e Teng-L ing (e l), filóso
K uan g -T ch ’en g , f i l ó s o f o c h i n o , fo c h in o , siglos IV -III: 302
p e rs o n a je d e l Tchuang-Tsé: 264 M ah a v íra , a sc e ta ja in is ta , ~ 540?
K u a n T c hon g , c o n se je ro d e l he- t ~ 468?: 148
ge m ó n id a c h in o H u a n , t ~ 645: M aim ó n id es (M u sa b e n M aim ón,
285 lla m a d o M oisés), filó so fo y m é
K u m á ra jiv a , m is io n e ro b u d is ta en d ico ju d ío , 1135 t 1204: 52, 55,
C hina, 344? t 413?: 326 62, 74
K u m a rila B h a tta , filó so fo h in d ú , M a Jo n g , le tra d o c h in o , 76 f 160:
siglo V II: 156, 164, 169, 170, 173, 317
174, 175, 177, 179, 180, 181, 185, M am i, d io sa a sirio -b a b iló n ic a : 38
186 M a n d a n a M iíra , filó so fo h in d ú ,
K u n d a k u n d a c a ry a , filósofo jain is- sig lo IX : 177, 179, 180, 181, 182,
ta , siglo I: 146
K uo S ian g , filó so fo c h in o , t 312: 183, 184, 189
259, 321, 323 M an ik y a N a n d i, filó so fo ja in is ta ,
K u Y en-W u, filó so fo c h in o , 1613 sig lo IX : 168
t 1682: 354 M aquiavelo (N iccoló M achiavelli),
K r s n a . d io s h in d ú : 96, 100, 195 e s c rito r ita lia n o . 1469 T 1527: 99
M ard u k , dio s a sirio -b a b iló n ic o : 31,
34, 37, 38, 44
L M atu sa lé n , p e rs o n a je b íb lic o : 297
M a-T su, filó so fo c h in o , 709 t 788:
L ah am u , d io s asirio -b a b iló n ic o : 33 338, 339
L a h m u , d io s asirio -b a b iló n ic o : 33 M au ry a (lo s), d in a s tía d e la I n
L a k s m í o S ri, d io sa h in d ú , e sp o d ia , fu n d a d a h a c ia el ~ 320:
sa d e V is n u : 200 104
L ao T sé o T a n L i, filó so fo ch in o , M encio, o M ong K ’o , o M ong
~ siglo V I?: 243 , 258 , 259, 260, T se u , filó so fo ch in o , ~ 371? f
262, 263, 318, 319, 320, 321, 326 ~ 289: 267, 268 , 270, 271, 272,
L a V allée P o u ssin (L o u is d e ), in- 273 , 274, 275 , 276, 283, 292, 310,
diólogo b e lg a , 1869 t 1938: 102 342, 349, 351, 352
L eang (lo s), d in a s tía c h in a , 502- M eu, p r ín c ip e c h in o id e n tific a d o
557: 329 g e n eralm en te co m o W ei M eu, s i
L eang K iai, filó so fo c h in o , 807 t glos IV -III: 298
869: 339 M ili ( S tu a r t), filó so fo in g lés, 1806
L eibniz (G o ttfrie d W ilh elm ), filó t 1873: 293
sofo a le m á n , 1646 t 1716: 145 M ím a m sa k a (lo s), a d e p to s d e la
L ieu H in , h is to ria d o r c h in o , ~ si M ím á m sá : 119, 120, 123, 163, 165,
glo I : 242, 256 168, 169, 170, 171, 172, 173, 179,
L ieu N gan, filó so fo ch in o , f ~ 181, 191, 210
122: 315 M ing, e m p e ra d o r d e C h in a, siglo
L ieu P an g , fu n d a d o r d e la d in a s V: 320
t í a d e los H a n , ~ sig lo I I I : M ing (lo s), d in a s tía c h in a , 1368-
310 1644: 351, 354
L ieu S o n g (lo s), d in a s tía c h in a , M oisés, iefe d e lo s h e b re o s, ~ si
420-479: 320 glo X I I I : 71, 72, 73
L ieu T se u , filó so fo c h in o sem ile M o T se u o M o T i, filó so fo c h in o ,
g e n d ario : 259, 265 ~ 479? t ~ 381?; 249, 250, 251,
Li N gao, filó so fo c h in o , + 844?: 252, 253, 254, 255, 268, 272, 273,
341, 342, 343 278, 298, 301, 304, 305, 345, 354
N P ’ei-Yi, p e rs o n a je d e l Tchuang-
tseu: 265
N a b u c o d o n o so r, re y d e B ab ilo n ia, P ’eng-T su, sa b io ch in o leg en d ario :
~ 604 f ~ 562: 65 297
N a g a r ju n a , filó so fo b u d is ta , siglo P ericles, h o m b re d e E s ta d o a te
I I : 98, 102, 104, 110, 111, 112, n ie n se , — 495? '■ ~ 429: 65
113, 114, 115, 134, 140, 149, 178, P itág o ras, m a te m á tic o y filó so fo
180, 182, 184, 187, 201 g rieg o , ~ 585? f ~ 500?: 52, 66,
N a iy ay ik a (lo s), a d e p to s d el NvS- 69
y a : 134, 136, 137, 139, 153, 163, P la tó n , filó so fo g rieg o , ~ 427 t
165, 171, 172, 176, 191, 204 347: 27, 52, 56, 66, 69, 70, 73,
N a m m u , d io sa asirio -b a b iló n ic a : 76, 80
32 P lo tin o , filó so fo g rie g o neoplató-
N á ra y a n a : v e r V is n u n ico , 205 f 270: 76
N e m ro d , p e rs o n a je b íb lic o : 65 P u-Leang Yi, m ís tic o ch in o , p e r
N g an C he-K ao, relig io so y tra d u c so n aje del Tchuang-tseu: 260
t o r p a rto , m e d ia d o s del sig lo t í : P ra b h a k a ra , filó so fo h in d ú , siglo
324 V II?: 124, 156, 164, 165, 169, 170,
N ie -K 'iu e , p e rs o n a je d el Tchuang- 173¿ 174, 175, 200, 212
tseu: 265 P ra k a S a tm a n , filó so fo h in d ú , s i
N im b a rk a , filó so fo h in d ú , siglo glo IX : 189, 209
X III? : 205 P r a k a ta rth r , filó so fo h in d ú , p r i n
N in h u rs a g a , d io sa a sirio -b a b iló n i c ip io s del sig lo X I I I : 210
c a : 38 P ra s a s ta p a d a , filó so fo h in d ú , s i
N iu K u a , e sp o sa d el re y m ític o glo V I?: 129
c h in o F u -H i, I I I m ile n io : 230, P seudo-D ionisio, e l A reo p ag ita, e s
231 c r ito r m ís tic o g rieg o , fin d el s i
N u n , d io s egipcio: 14, 18 glo V: 178
P ta h , d io s egipcio: 15
P ta h h o te p , v is ir eg ip cio , ~ siglo
O XXV: 16, 21, 22, 23 , 24, 26
O n k h sh e sh o n q y , e s c rib a egipcio,
siglo V I?: 26
O rfeo, p o e ta y m ú sic o d e la le
y e n d a g rieg a: 27 R a, d io s egipcio: 13, 14, 15, 17,
O ríg e n e s, filó so fo y teó lo g o g rie 18, 19, 20, 21, 28
go, 185 t 254: 62 R S m advaya, filó so fo h in d ú , siglo
O seas, p ro fe ta h e b re o , f ~ 730- X III : 209, 210
722?: 59 R am an a M a h a rs h i, filó so fo h in d ú ,
O siris, d io s egipcio: 20, 23 , 28 1879 f 1950: 186
O tto (R u d o lf), te ó lo g o y filósofo R a m a n u ja , filó so fo h in d ú , 1017?
a le m án , 1869 f 1937: 35 t 1137: 98, 153, 189, 190, 192, 193,
194, 195, 196, 197, 198, 199, 200,
205, 207, 211, 212, 213
A
A b h id h a rm a o A b h id h a m m a , 104,
105, 106, 111
A b h id h a rm a k o á a, 105
A gam a, 154
A la b aré a l Sefior d e la S a b id u ría ,
43
An A num , 37
A nales d e p rim a v e ra s y otofios,
v e r: T c h ’u e n -ts ’ieu
A pocalipsis d e N e fe rty , 19
A ra n y a k a, 87, 88
A u to rid a d d e los A gam as b ú d ic o s
(la ), 102
B
B h ag a v a d g ítá , 96, 97, 100, 123, 140,
183, 193, 195, 199, 205
B h a jy a , 124, 136, 137, 139, 167
B ib lia (la ), 49, 52, 53, 54, 55, 56,
57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 66,
68, 69, 70, 72, 73, 74, 75, 76, 77,
92
B rS h m a n a , 80, 81, 84, 87, 117, 207
B ra h ra a s id d h i, 179. 181
B ra h m a s u tr a , 205
E c le siasté s, 54, 67
E lem e n to s, d e E u c lid e s , 355
E n sa y o s d e S e n g Tetrao, v e r:
T cnao L uen
E n sa y o s c rític o s , v er: L u e n h e n g
E n sa y o so b re la v u e lta a la n a tu
ra le z a, v e r: F u -sin g c h u
E n u m a e lish , 30, 31, 33, .44, 38,
39, 49
E p ín o m is, 49
E x odo, 73
F u -sin g c h u , 343
H a n F ei-tseu , 287
H ín a y a n a , 105, 107, 325
H i-ts’e u , 241
H o n g F a n , 235, 236, 237, 239, 311
H u a i-n a n -tseu , 315
Instrucciones, de Amenemdpe, ¿5 Madhyamika o Sünyavada, 109,
Instrucciones, de Amenemraes, 111, 112, 115, 151, 154, 182, 189,
25 326, 328
Instrucciones, de Hordjedef, 21 MahSbharata, 96, 104, 140, 205
Instrucciones, de Imuthes, 22 Mahabhasya, 124
Instrucciones, de Kheti. 25 Mahayana, 109, 110, 152, 153, 188,
Instrucciones, de Ptahhotep, 21, 325
22 Maitryupaniíjad, 140
Instrucciones, de Merikaré, 24 Mandükyakarika, 177
Invariable medio (el), ver: Tchong Ma n d ü kya-Upani sad, 177
yong Mimámsá, 84, 86, 89, 90, 99, 101,
Investigación sobre los principios 104, 117, 118, 119, 121, 122, 123,
y los nombres, o Ming-Li t ’an, 124, 125, 126, 128, 129, 130, 131,
ver: Lógica, de Stuart Mili 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138,
139, 151, 152, 156, 159, 164, 169,
173, 174, 176, 183, 186, 187, 194,
196, 206, 212, 214
Mímamsásütra, 104, 121, 122
Miqueas, 54
Jacques le Fataüste, 45 Mong-tseu, 281, 347, 352
Jeremías, 54 Mo-tseu, 242, 249, 287, 304
K N