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Magistrado Ponente:
El anterior aserto no soporta fisura alguna, habida cuenta que basta con reparar en el texto
del fallo acusado para encontrar cómo este aseveró que:
No llama a dudas que la cuestión que debió refutar el casacionista no era que el fallador
hubiese incidido en error de hecho al interpretar la demanda, pues mírese que uno y otro,
juzgador y recurrente, convergen en el mismo punto, coincidiendo en cuanto al problema,
o sea, la existencia de errores en la escritura pública, solo que para aquel, al abordar la
relevancia de los mismos, concretamente, si conducían a anular formalmente dicho
instrumento discrepa abiertamente del censor en cuanto que a diferencia de este, no
considera que la vicie de nulidad. Bajo esta perspectiva, las discrepancias se trasladan a
otro contexto, pues evidencian no una equivocada interpretación del libelo, de contera la
inexistencia del error de hecho denunciado, sino una disparidad de criterios en torno a la
consecuencia de los yerros denunciados por los actores.
Ahora, no puede perderse de vista que por disposición legal (C.C., art. 1857), en
tratándose de actos jurídicos respecto de bienes inmuebles, específicamente una
compraventa, de suyo aparece inevitable el cumplimiento de la formalidad (ad
solemnitatem) allí establecida, esto es la escritura pública pertinente, por consiguiente, la
eventual anulación de ese instrumento traería consigo, a la par, la afectación del negocio
incorporado en el mismo, pues no es posible que este subsista mientras el instrumento
fenece, de ahí que encuentre razonable la Sala que el tribunal hubiere referido en su fallo
aspectos relacionados con eventual invalidez del acto formalizado mediante la escritura
reprochada.
3. Por otra parte, en alusión a los errores de derecho denunciados, los que, según el
casacionista, se adoptaron por la falta de valoración conjunta de las pruebas adosadas al
expediente, ha de precisarse, reiterativamente, que en el fallo acusado el sentenciador de
segundo grado arribó a una conclusión que hoy se torna irrefutable, cual fue la de que
efectivamente se habían transcrito linderos diferentes a los reales, coincidiendo con el
reproche del recurrente, aunque, iterase, visualizando una consecuencia diversa.
Decisión
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