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Tema 7: Imperio Persa

Imperio Persa, es el nombre dado al primer y más extenso imperio de los persas,1
el cual se extendió por los territorios de los actuales estados de Irán, Irak,
Turkmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y
Egipto. Su expansión territorial comenzó, durante el reinado de Ciro II (559-530 a.
C.), con la anexión del reino medo, y alcanzó su máximo apogeo en el año 500 a.
C., cuando llegó a abarcar parte de los territorios de los actuales estados de Libia,
Grecia, Bulgaria y Pakistán, así como ciertas áreas del Cáucaso, Sudán y Asia
Central. Las grandes conquistas hicieron de él el imperio más grande en extensión
hasta entonces. Su existencia concluyó en 330 a. C. cuando el último de los reyes
aqueménidas, Darío III, fue vencido por Alejandro Magno. El Imperio debe su
nombre a la dinastía que lo gobernó durante unos dos siglos, los aqueménidas,
fundada por un personaje semilegendario, Aquemenes. En la historia de
Occidente, el Imperio aqueménida es conocido sobre todo por su condición de
rival de los antiguos griegos, especialmente en dos períodos, las Guerras Médicas
y las campañas del macedonio Alejandro Magno.

Los persas pertenecían a los grupos iranios que se habían establecido siglos atrás
en la meseta de Irán, y habitaban la actual provincia de Fars (Irán), una región de
tradicional influencia elamita. Se dedicaban de modo destacado a la cría de
ganado, aunque con el tiempo fueron adoptando la agricultura. La historia de los
primeros reyes persas, quienes habrían vivido durante el siglo VII a. C. y la
primera mitad del siglo VI a. C., es poco conocida. De acuerdo con la genealogía
tradicional, basada en la Inscripción de Behistún de Darío I y en el historiador
griego Heródoto de Halicarnaso, los persas habrían sido gobernados por la
dinastía aqueménida, fundada por su epónimo Aquemenes (en antiguo persa, "el
que tiene el espíritu de un seguidor"). Le sucedió su hijo Teispes, de quien se
sabe por inscripciones de sus sucesores que utilizó el título de "rey de Anshan".

La dinastía se habría dividido entonces en dos linajes: uno comenzado por Ciro I,
rey de Anshan, y continuado por su hijo Cambises I y su nieto Ciro el Grande, y
otro por Ariaramnes, bisabuelo de Darío I. Ciertas inscripciones se refieren a
Ariaramnes y a su hijo Arsames como reyes de de Persia. Esto llevó a que se
especulara sobre una supuesta división del reino de Teispes entre Ciro I y
Ariaramnes, quienes habrían reinado, respectivamente, en Anshan y en Persia. No
obstante, la autenticidad de dichas inscripciones se ha puesto en duda. Según
Heródoto, los persas de las épocas tempranas eran vasallos de sus poderosos
vecinos, los medos, aunque actualmente se duda de la fiabilidad de esta
información.

El arte aqueménida, como la religión aqueménida, fue una mezcla de muchos


elementos. Lo mismo que los aqueménidas eran tolerantes en materia de gobierno
y costumbres locales, mientras los persas controlaran la política general y la
administración del Imperio, también eran tolerantes en el arte mientras el efecto
final fuese persa. En Pasargada, la capital de Ciro II y Cambises II, y en
Persépolis, la ciudad vecina fundada por Darío el Grande y usada por todos sus
sucesores, uno puede seguir el rastro hasta un origen extranjero de casi todos los
diversos detalles en la construcción y embellecimiento de la arquitectura y de los
relieves esculpidos; pero la concepción, el planeamiento y el acabado del producto
son distintivamente persas. Era un arte imperial a una escala que el mundo no
había visto antes. Los materiales y los artistas eran tomados de todas las tierras
gobernadas por los grandes reyes, y de ese modo gustos, estilos y motivos se
mezclaron juntos en un arte ecléctico y una arquitectura que en sí misma reflejaba
el Imperio y el entendimiento aqueménida de cómo ese imperio debía funcionar.

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