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Sin embargo es importante aclarar que este gran sistema político avanzado a su
época no fue exento de los sistemas de casta y de organización social jerárquica.
El ejército aqueménida de los reyes persas, desde Ciro II el Grande a Darío III,
durante sus casi dos siglos y medio de existencia (560 – 330 a.C) estuvo
integrado por contingentes de Estados vasallos y de mercenarios, principalmente
griegos, contó con diversas unidades, armas e indumentaria.
Ele núcleo del ejército están compuesto por huestes (soldados) persas y medas
(imperio asiático de la antigüedad), permitieron mantener el orden en el basto
imperio. Con el devenir del tiempo la infantería y la caballería se convirtieron en
la milicias mas importantes, en tanto que se redujo el número de tropas que
luchaban en carros de guerra, debido a su escasa maniobrabilidad.
De los satrapias (pueblos dominados por la dinastía) dependían una guarnición
integrada por tropas locales, que dado el caso, se unían al ejército del soberano.
El satrapa en cuyo territorio se encontraba los guarniciones y deban pagar a la
soldadesca y en general es especies (como forma de pago), salvó los
mercenarios griegos, presentes en cantidades considerables en las filas del
jefecito. Para las campañas miliares importantes, los reyes hacian levas
(reclutamiento abligatorio) entre sus pueblos subyugados, desde tierras lejanas
como la India y Egipto, siendo los persas y mercenarios de asia central y de irán
los más fieles.
Departe del soberano se veía rodeado una guardia rela, constituida por tropas
de caballería y 10.000 arqueros, que los historiadores llenaron como los
inmortales.
ORGANIZACIÓN
Los sistemas miliares asirios (sucesor del imperio acadio en III milenio a C) y
aqueménida también tenían mucho en común en lo relativo a la utilización de
grandes formaciones de guardias profesionales que encabezaban unidades de
reclutas, que cumplían sus obligaciones con el estado en persona o en especies.
Los sistemas miliares asirios (sucesor del imperio acadio en III milenio a C) y
aqueménida también tenían mucho en común en lo relativo a la utilización de
grandes formaciones de guardias profesionales que encabezaban unidades de
reclutas, que cumplían sus obligaciones con el estado en persona o en especies.
INFANTERIA
LOS SPARABARA: Eran una formación militar por excelencia, compuesta por
una arquero que disparaba parapetado nombre de SPARABARA o “portadores
de laveceses” llamados así por el largo y rectangular escudo que era llevado por
un camarada. La subunidad táctica está compuesta por los llamados dathabam
de diez hombres, que acudían al campo de batalla en filas, el dathabam hiban
armados por arcos y un flaquion (espada curva de un solo filo). El spara llevaba
una espada de 1,8 m y debía de poroteger al resto del dethabam cuando el
enemigo alcanzaba la línea. Todo ello está para que el soara creará un muro en
el frente y todo la unidad del dethabam pueidera disparar flechas.
LA CABALLERIA
La necesidad de una cuerpo de caballería fue la enseñanza que tuvo Ciro III el
grande cuando conquistó Lidia en el año 547 a.C . Repartió las tierras
conquistadas entre los nobles quienes criaron los caballos e integraron dicho
cuerpo quienes fueron denominados huawka (parientes) departe de Cirio.
Los medos también eran jinetes del ejército y a partir del reinado de Darío I fueron
reclutados cómo caballería mercenaria a partir de la excelente caballería de los
medos. Los jinetes iban acorazados de escamas metálicas pero más de lino ya
que era más ligero y como, los escudos ligeros de mimbre y caña se utilizaron
por primera vez en torno al 450 a.C y que fueron los mercenarios escritas un
modelo de spara más pequeño y alargado, cabalgando sin sillas rígidas, como
mucho sobre mantas acolchadas.
INDUMENTARIAS
todo ello confeccionado con cuero duro cortado en flecos para no entorpecer el
movimiento de los muslos.
ARMAMENTO PÉRSICO
Fue frecuente el la iconografía el uso de armas cortantes cómo las hachas y
espadas, dando el caso ajeno a la tradición hoplitaca de mostrarse el soldado
como arquero y espadachín. Estos últimos fueron representados la mayoría de
las veces como guerreros. Hay que ver y notar que la espada persa no es de
característica de tipo xifos (espada de doble filo utilizada por los griegos), sino
más bien de una espada curva y cortante, la makhaira. Otra arma secundaria
utilizada por los persas fue la akinakes (daga larga y recta de doble filo), una
lanza corta con astil de madera y contrapeso esférico con cabeza metálica, un
carcaj (caja o aditamento de piel, madera o tela) con flechas de caña con punta
de bronce o hierro y un arco compuesto; estos arcos podían ser en algunos
casos rectos, dobles o tendidos hacia atrás. Las flechas podía tener hasta 3 o 4
filos y las puntas eran huecas lo que las hacía mucho más liberas y eficaces.
Una técnica de estos arqueros es que disparaban las flechas incendiados
masivamente en frente del enemigo, lo que les permitió colgarse en el, a la altura
de la cintura el carcaj.
• Madera
• Ladrillo
• Piedra
• Mármol (destinado a las edificaciones principales)
PALACIO DE PERSEPOLIS
Por último mencionar que estos edificios tenían los techos de madera de cedro
apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles
de piedra de las columnas.
El otro edificio relevante es la tumba real donde se imitan modelos constructivos
egipcios y mesopotámicos (hipogeos y zigurat/pirámide). Destacan los hipogeos
reales que se excavaron a media altura de la montaña cerca de Persépolis en el
paraje conocido como Naqsh-i Rustam
APADANA
Las columnas, que sostenían las techumbres, eran de gran altura, de forma
acanalada, y en su extremo superior se encontraban los capiteles formados por
dos cabezas de toros labradas en piedra, donde se apoyaban las vigas.
En cuanto a la arquitectura funeraria:
Apenas quedan restos de arquitectura persa, tan sólo las edificaciones palatinas
y la arquitectura funeraria, que nada tiene que ver con la grandeza y fastuosidad
de los palacios. Ya se ha explicado que el Imperio persa no tuvo sólo una capital,
sino que su corte era itinerante. Durante el reinado de Ciro el Grande, Pasargada
fue la capital en la que más se construyó, destacando un recinto sagrado, dos
palacios, una ciudadela, una torre y la tumba de Ciro. Se concibieron sepulturas
y monumentos más sencillos que los egipcios. Algunos de ellos se crearon
mediante excavación de las laderas rocosas de las montañas. En su interior se
hallaban sólo un vestíbulo y una sala sin pinturas ni esculturas.
Tumba de Ciro II, en Pasargada (Irán). Ciro II el Grande, muerto en el año 530
a.C, recibió sepultura en esta tumba construida en piedra, que se halla en el llano
de Pasargada, donde tenía su residencia la dinastía aqueménida.
TUMBA DE ARTAJERJES I
En las artes figurativas los persas muestran predilección por el relieve. Con ellos
decoran los exteriores de los hipogeos reales y las estancias públicas de los
palacios. Sus imágenes recuerdan a las asirias, pero sin la perfección ni la
exaltación de la violencia de éstas. Las escenas son muy repetitivas y seriales:
el soberano como receptor de tributos de los pueblos vencidos y sus soldados
desfilando rígidamente. Sin embargo, la imagen más conocida tal vez sea la que
ilustra la portada de la presentación, que representa a uno de los Inmortales,
realizado en un colorís tico ladrillo vidriado (azulejo), proveniente del palacio de
Susa. No hay apenas representaciones de temática religiosa puesto que su único
dios, Aura-Mazda, se representa como un disco solar alado.
ESCULTURA PERSA
Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que
decoran los palacios, como el de Persépolis.
los persas profesaban el zoroastrismo, religión que había sido revelada por el
profeta iraní Zoroastro y que planteaba la adoración a un dios supremo: Ahura
Mazda.
Los persas creían que el mundo era el lugar donde se enfrentaban las
fuerzas del bien y el mal. El bien estaba guiado por el dios Ahura Mazda,
creador del mundo, lo bueno y lo luminoso, y el mal por Angra Mainyu, creador
de las tinieblas, lo negativo y lo oscuro. Sin embargo, para los persas el bien y
el mal no eran entes que podían representarse, sino más bien verdades
incorpóreas. Ahura Mazda y Angra Mainyu eran referentes de aquellas fuerzas,
pero no las personificaban.
Para los persas, los seres humanos debían combatir el mal y, de esta
manera, ayudar a Ahura Mazda. Creían que si las personas practicaban la
justicia y la virtud, serían juzgadas después de su muerte y recompensadas
con la salvación eterna.