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LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

NIÑOS HEROES Nº 1407


COL. GUADALUPE VICTORIA
COATZACOALCOS, VER.

Programa académico:
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

Semestre en el que se imparte:


PRIMERO

Área curricular:
PSICOPEDAGOGÍA

Plan de estudios:
LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Coatzacoalcos, Ver. 201


5
ÍNDICE

OBJETIVO GENERAL 05
ENCUADRE 05
INTRODUCCIÓN 07

CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

1.1 Introducción a la filosofía 09


1.2 Contexto de la filosofía 12
1.3 Características generales de la filosofía 18
1.4 Marco social de la filosofía 19
1.5 Carácter histórico social de la filosofía

CAPÍTULO II TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

2.1 Problemática general de la filosofía 31


2.2 Problemática Ontológica 32
2.3 Problemática gnoseológica – epistemológica 34
2.4 Conocimiento 35

CAPÍTULO III IMPORTANCIA DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Y


LA CIENCIA

3.1 La historia como concepto


3.2 La importancia de la historia de la ciencia 49
3.3 El carácter científico de la Filosofía 50
55
CAPÍTULO IV ÉPOCA ANTIGUA

4.1 Situación social, económica y política de la época 59


4.2 La Ciencia 66
4.3 La Ontología 67
4.4 La Epistemología 79

CAPÍTULO V EPOCA MEDIEVAL

5.1 La filosofía en la Edad Media 77


5.2 Situación política y social de la época 84
5.3 Antecedentes 85
5.4 La Ontología 87
5.5 La Epistemología 89

CAPÍTULO VI ÉPOCA RENACENTISTA

6.1 Situación económica social y política de la época 97


6.2 Generalidades 97
6.3 Autores humanistas 98
6.4 Metafísica 105
6.5 La Epistemología 117

CAPÍTULO VII ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

7.1 Introducción 129


7.2 La Epistemología 129
7.3 La Ontología 135

BIBLIOGRAFÍA 137
OBJETIVO GENERAL

El objetivo por cumplir en esta materia es el siguiente:

 Analizar de manera global los aspectos más relevantes y de las etapas de la


filosofía y del quehacer filosófico

ENCUADRE DE LA ASIGNATURA

1. Pre-requisitos

La programación de esta materia se basa en el supuesto de que los objetivos


planteados en la asignatura sean alcanzados en un 80%.

2. Recursos y materiales

Para este curso, se requiere accesar las fuentes básicas y avanzadas de


información bibliográfica, videográfica, hemerográfica, así como los siguientes
materiales: un block de hojas desprendibles de rayas tamaño carta, fichas de trabajo,
hojas blancas, lapiceros tinta roja y obscura, máquina de escribir o computadora, etc.

3. Evaluación

Serán considerados los siguientes aspectos: evaluación continua y examen


parcial. La evaluación continua consiste en:

 Asistencia: Debe contar con el 80% para tener derecho a presentar el examen
parcial o final. Se cuantifica asistencia por hora-clase.
 Participación: Aportación de ideas originales. Se cuantificará dé acuerdo con la
frecuencia y calidad de la misma.
 Productos: actividades o ejercicios realizados en clases o en casa.
 Proyecto: Planificación de actividades interrelacionadas y coordinadas, durante un
tiempo limitado, y que apunta a lograr un resultado único.
 Portafolio: En este se reúnen los trabajos que muestran los esfuerzos, avances y
logros en una o varias áreas curriculares.
 Examen parcial: Cabe señalar que el examen parcial tiene un valor que se
distribuye en teoría y práctica.

La asignatura es tipo teórica, por consiguiente puede ser exentada del examen
final, pero si la materia requiere un trabajo final, no se exenta del mismo; en este
caso, la calificación final se considera al 100% el valor del trabajo.

La realización de los ejercicios es a computadora, excepto los que especifican


que deben ser a máquina o en borrador.

Cabe señalar que en el criterio de ortografía, tanto para los ejercicios como
para el examen parcial (en cuanto a la entrega del trabajo), cada palabra escrita
incorrectamente deberá ser reproducida 30 veces para validar la puntuación obtenida
en ese criterio. En el extremo superior izquierdo de la hoja, se escribirá con tinta roja
"Ejercicio #", en el extremo contrario la fecha y en el medio de la misma línea, el No.
de lista. Las palabras se escribirán con tinta obscura, resaltando con tinta roja el
error ortográfico.
INTRODUCCIÓN

El presente material de trabajo pretende establecer criterios de acercamiento


de ciertos aspectos referidos a las cuestiones filosóficas, el futuro de la filosofía, el
valor que como docentes debemos darle en el acto de educar, su diferenciación
respecto de otras ciencias, las diferentes corrientes filosóficas que se han dado en el
tiempo, sus enemigos más acérrimos y la forma de estudiar el conocimiento, ya sea
desde la filosofía o desde las distintas ciencias, caracterizadas por la utilización del
Método Científico, así como analizar la difícil realidad científica en nuestro país y sus
implicaciones en el futuro mediato, en el nuevo orden mundial.

Para ello, se han designado siete capítulos. En el primer capítulo nos


remontamos a los antecedentes de la filosofía, su división y su relación con otras
áreas de la cultura.

En el capítulo dos se aboca al estudio de la epistemología como teoría del


conocimiento, así como al estudio de la ontología. La importancia de la historia de la
ciencia y del carácter científico de la filosofía se analiza en el capítulo subsecuente.

Los últimos cuatro capítulos abarcan el estudio de la ontología y de la


epistemología desde cuatro distintas épocas y por consiguiente formas de
pensamiento: la época antigua, medieval, renacentista y contemporánea.
CAPÍTULO I
I INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

La filosofía es una de las manifestaciones más elevadas de la cultura, y en


primera instancia trataremos de identificarla como una forma especial de pensar que
surge y se desenvuelve en los pueblos en donde se alcanzan altos niveles de
desarrollo económico-social.

La historia del pensamiento filosófico tiene como punto de partida a los griegos
del siglo VI a. C. En esta época, llegó a su término el establecimiento de los helenos
en la Península Balcánica. A lo largo de las costas del Mar Mediterráneo se levantaron
importantes ciudades-estado (polis) De esa misma época data la fundación de
numerosas colonias griegas.

Otra circunstancia sumamente importante es la naturaleza de la religión griega,


ésta, a diferencia de otras culturas, carecía de dogmas y de una casta sacerdotal
encargada de mantener la ortodoxia, lo que permitió que cualquier novedad en el
campo del pensamiento no chocara con alguna ideología recalcitrante que hubiera
podido entorpecer –o hasta oponerse- a su desarrollo.

La polis griega, a diferencia de las antiguas ciudades de la región, estaba


constituida por un conjunto de viviendas construidas alrededor de un espacio vacío
llamado Ágora. Esta plaza era el centro donde se reunían los ciudadanos para tratar
asuntos, discutir y tomar decisiones acerca de la vida pública, también favoreció la
discusión acerca del origen del mundo.

Es pertinente señalar que tal vez todas las circunstancias histórico-sociales hasta
aquí mencionadas, por sí solas no habrían bastado para propiciar el nacimiento del
pensar filosófico, a éstas se adhieren la peculiar predisposición intelectual del hombre
griego, su sentido de la realidad y su poder de abstracción, además de una tendencia
continua hacia una consideración universal y una marcada inclinación racionalista
ávida de ir al fondo de la cosas objetiva y escuetamente.

En cierto sentido, es posible encontrar también en la cultura indígena de


nuestros pueblos prehispánicos un tipo de pensamiento en el que pueden hallarse
algunos elementos de carácter filosófico producto de la reflexión de los tlamatinime,
quienes logran escalar el primer peldaño, la intuición de una verdad, su
problematización, pero no llegan a sistematizarla porque el desarrollo de la cultura
nahua fue cortado de tajo por el proceso de colonización, en virtud de que fueron
impuestas las formas de pensamiento del pueblo colonizador.

Determinar en qué consiste la filosofía, e identificar su objeto de estudio es algo


que debemos intentar aclarar desde un principio. Porque ante todo la filosofía es una
actividad intelectual a través de la cual el ser humano pretende explicarse:
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 La realidad –de la que él forma parte-
 Su propio conocimiento del mundo
 El conocimiento que posee de sí mismo
 La naturaleza de los valores, que le permiten apreciar esa realidad
 Los objetivos de la vida humana

La búsqueda de explicaciones, de conocimientos, no es exclusiva de la filosofía,


probablemente sea una característica que distingue al hombre de los demás seres
vivos, y a ese afán indagatorio debe la humanidad el progreso cultural, su desarrollo
tecnológico y el nivel de vida alcanzado, así como también algunas de sus mayores
preocupaciones.

“Todos los hombres, por naturaleza, desean saber” decía Aristóteles, el más
grande filósofo de la antigüedad y probablemente este sea verdad, tal vez todos
deseamos el saber o quizás más bien lo necesitamos, pero ciertamente, desde que el
ser humano tiene uso de razón busca explicaciones y ésta es una búsqueda de
conocimientos, un intento de descubrir el qué, el porqué, el cómo y frecuentemente
el para qué, existen o suceden las cosas, los acontecimientos, todo aquello que de
alguna manera puede formar parte de nuestro mundo.

¿Cuál es la definición de filosofía que da Aristóteles? ¿Qué significado tiene?


Un saber que se ocupa teoréticamente del ente en tanto ente y de las propiedades
que como tal le son propias. La filosofía trata de un ente en tanto ente, no de un
ente en tanto matemático, histórico, psicológico o social. La filosofía se ocupa del
ente, pero no en lo que tiene de distinto o de propio en cada caso, sino fijándose en
lo que el ente tiene de ente, y en las propiedades que como tal, es decir, en cuanto
ente, le corresponden; atendiendo a sus características más generales. Así se ha
dicho que un filósofo es un “especialista en generalidades”.

1.1.- SIGNIFICADO ETIMOLÓGICO DE LA PALABRA FILOSOFÍA

La filosofía es una palabra que nace de las raíces griegas:

Phylos = amor
Sophya = sabiduría

Por tanto, su significado etimológico es: Amor a la sabiduría

El vocablo “amor” designa un sentimiento identificado con lo que antiguamente


se denominaba “apetito”, es decir, un anhelo, un deseo, una necesidad, tanto de
poseer como de entregarse al objeto apetecido (en este caso la sabiduría).
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A diferencia de otras búsquedas de saber, el amor a la sabiduría es un auténtico
amor, desprovisto de interés o afán de sacar provecho al pretendido conocimiento
(en esto se distingue de las ciencias prácticas).

La filosofía se plantea y trata de resolver interrogantes para satisfacer la


curiosidad despertada por los enigmas que le permitan una mejor comprensión de la
realidad.

Esta total comprensión de la realidad es la sabiduría y su búsqueda ha sido la


tarea de la filosofía, por ello se concibe a ésta no como un logro, sino más bien como
una actividad propia del hombre, un esfuerzo del intelecto humano por reunir
elementos que le permitan:

Cuando el hombre reflexiona acerca del cosmos elabora explicaciones que


ofrecen soluciones correctas, que permitan a la humanidad obtener diversas clases
de conocimiento.

¿Quiénes estudian filosofía y para qué?

Todo individuo, porque para nadie está vedada (lo cual no significa que todos se
interesen por ella) y la inclinación que se tenga hacia su estudio va a depender del
tipo y del grado de motivación o de razones que se tengan en un momento dado
para entregarse a esta interesantísima tarea.

1. Le va a permitir ampliar su grado de cultura, su caudal de conocimientos, es


decir, le va a aumentar su saber.

2. Le va a dar la posibilidad de realizar interpretaciones lógicas frente a la vida y


sus circunstancias y sus problemas, ofreciéndoles elementos de juicio, normas
de criterio y pautas de razonamiento.

3. Le va a permitir obtener una flexibilidad mental de interesantes proporciones.

4. Permite tener una visión crítica de la realidad.

Vulgarmente se entiende por filósofo: o bien el que vive en las nubes, o bien
el que toma las cosas por su lado bueno, el que "no se hace mala sangre por
nada". Por el contrario, el filósofo es el que quiere, en ciertas cuestiones, dar
repuestas precisas, y si se considera que la filosofía quiere dar una explicación a
los problemas del universo (¿de dónde procede el mundo?, o ¿adónde vamos?,
etcétera), se ve, por consiguiente, que el filósofo se ocupa de muchas cosas y, a
la inversa de lo que se dice, "se preocupa mucho de todo".

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Diremos pues, para definir la filosofía, que quiere explicar el universo, la
naturaleza, que es el estudio de los problemas más generales. Los problemas
menos generales son estudiados por las ciencias. La filosofía es pues, una
prolongación de las ciencias.

En esta parte de la revisión sobre el objeto de estudio de la filosofía, nos


limitaremos a llevarlo a cabo en lo concerniente al campo de la filosofía tradicional,
pues esta última es más cerrada a los temas que integran este curso. Es decir, en el
campo de la filosofía existe un caso muy singular respecto al establecimiento de su
objeto de estudio, pues este es: El universo. Lo que al filósofo le interesa conocer es
“el sentido de la totalidad existente en esas cosas, en su interrelación con los demás
objetos que existen en ese universo”.

No obstante, a pesar de estas confrontaciones, el filósofo insiste en su


búsqueda tan peculiar y sigue haciendo preguntas acerca de Dios, de la libertad, del
bien y del mal, de la justicia, de la felicidad, a las que hace su objeto de estudio, y
base de sus reflexiones.

1.2.- CONTEXTO DE LA FILOSOFÍA

La filosofía tiene por objeto el estudio metódico y racional de la realidad,


considerándola desde un punto de vista universal y totalitario. Pero ¿cuáles con los
diversos métodos que se han ofrecido como formas de acceso a la realidad
considerada como una totalidad?

La palabra método deriva de las voces griegas metha que significa más allá y
hodos que es camino.es decir el método es una ruta para llegar a un fin .

El método implica una ordenación, un camino hacia el conocimiento, un


programa hacia la obtención de un saber. Es el empleo de ciertos procedimientos
convenientes para investigar y obtener el conocimiento.

Debido a su característico objeto de estudio y forma de explicación que la


distingue, la filosofía utiliza métodos que le son propios. A ésta le es impracticable el
método científico porque si bien el filósofo elabora hipótesis y las somete a pruebas
rigurosas de comprobación racional, le es imposible la experimentación y la
observación y, por tanto, la verificación de las mismas. De ahí que la filosofía haya
tenido que buscar métodos diferentes para acercarse a un problema e intentar
soluciones que no se pueden comprobar de la misma manera que en las ciencias.

Se habla fundamentalmente de dos caminos para plantear problemas e intentar


soluciones en el terreno filosófico: Discursivo e intuitivo.
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 El procedimiento discursivo busca soluciones discurriendo
-reflexionado- alrededor de la cosas hasta lograr aprehenderlas a
través de diversos momentos.
 El procedimiento intuitivo busca la verdad directa e inmediata en
las cosas.

Entre los métodos discursivos más conocidos podemos señalar:

La mayéutica de Sócrates. Sócrates fue el primero que trató de filosofar


siguiendo un método al que llamó mayéutica y significa “arte de dar a luz”. Sócrates
inicia este método preguntando a sus interlocutores sobre la virtud, la justicia, la
belleza, entre otros conceptos y problemas fundamentales. La mayéutica es, pues, él
método mediante el cual se interroga y se busca dar respuesta a las preguntas
planteadas.

Sócrates creía en el poder de la palabra por eso su arte u oficio es semejante al


de su madre (que era partera): Sócrates tiene como oficio dar luz al conocimiento.
Porque está convencido de que, mediante el método (mayéutica), se llega a una idea
clara de las cosas y a una doctrina moral que oriente y regule la convivencia social de
la polis griega.

La mayéutica era el método socrático de carácter inductivo que se basaba en la


dialéctica (que supone la idea de que la verdad está oculta en la mente de cada ser
humano): se le preguntaba al interlocutor acerca de algo y luego se procedía a
rebatir esa respuesta por medio del establecimiento de conceptos generales,
demostrándole lo equivocado que estaba, llegando de esta manera a un concepto
nuevo, diferente del anterior, el cual era erróneo.

Desde este punto de vista el trabajo del filósofo educador respecto al educando es
similar (y por esto el nombre de este método) al de una partera en cuanto como la
partera porta a la luz al niño. La mayéutica consiste esencialmente en emplear el
diálogo para llegar al conocimiento. Aunque Sócrates nunca sistematizó la mayéutica,
seguramente es correcto destacar las siguientes fases en este método:

1. Se plantea una cuestión que, en el caso del uso que Sócrates hizo de este
método, podía expresarse con preguntas del siguiente tipo: "¿qué es la
virtud?", "¿qué es la ciencia?", "¿en qué consiste la belleza?"...
2. El interlocutor da una respuesta, inmediatamente discutida o rebatida por el
maestro.
3. A continuación se sigue una discusión sobre el tema que sume al interlocutor
en confusión. Este momento de confusión e incomodidad (la aporía) por no ver
claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es condición

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necesaria para el aprendizaje. Sócrates lo identifica con los dolores que siente
la parturienta antes de dar a luz.
4. Tras este momento de confusión, la intención del método mayéutica es
elevarse progresivamente a definiciones cada vez más generales y precisas de
la cuestión que se investiga (la virtud, la ciencia, la belleza...).
5. La discusión concluye cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro,
consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad
que se investiga (aunque en muchos diálogos de Platón no se alcanza este
ideal y la discusión queda abierta e inconclusa), o en epojé.

La idea básica del método socrático de enseñanza consiste en que el maestro


no inculca al alumno el conocimiento, pues rechaza que su mente sea un receptáculo
o cajón vacío en el que se puedan introducir las distintas verdades; para Sócrates, es
el discípulo quien extrae de sí mismo el conocimiento. Este método es muy distinto al
de los sofistas: los sofistas daban discursos y a partir de ellos esperaban que los
discípulos aprendiesen. Sócrates, mediante el diálogo y un trato más individualizado
con el discípulo, le ayudaba a alcanzar por sí mismo el saber.

La mayéutica sigue utilizándose como método educativo, más aún, es el método


educativo por excelencia si se entiende la etimología (latina) de la palabra educación,
método educativo que funciona haciendo preguntas al alumno para que este llegue
por sí mismo a las conclusiones, en este sentido, la mayéutica como genuina
educación es prácticamente lo opuesto a la instrucción. Los profesores saben que lo
razonado se aprende mejor que lo memorizado y este método de aprendizaje no ha
perdido vigencia con el paso de los siglos.

La dialéctica de Platón. Este filósofo perfecciono el método usado por su


maestro Sócrates, conservando su forma de contraponer ideas, pero señalando como
elemento inicial el diálogo –que el alma sostiene consigo misma, interrogando y
respondiendo, afirmando y negando una idea que se va esclareciendo a través del
proceso crítico- que la razón sigue en su discurrir. Este discurrir se realiza
anteponiendo a cada idea (tesis) otra que la contradice (antítesis) hasta lograr su
depuración.

Es un método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación, que ha


recibido distintos significados a lo largo de la historia de la filosofía. Algunos de estos
significados son:

 Arte del diálogo y la discusión.


 En la filosofía griega clásica, la dialéctica es el método que investiga la verdad
mediante el examen crítico de las percepciones y teorías, cada una de las
cuales, por su parte, pretende referirla.

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 Técnica de razonamiento que procede a través del despliegue de una tesis y
su antítesis, resolviendo la contradicción a través de la formulación de una
síntesis final.
 Arte de ordenar los conceptos en géneros y especies.
 Modo de elevarse desde lo sensible hacia lo inteligible, es decir partiendo de la
certeza de los sentidos hacia el desarrollo de conceptos de un mayor grado de
universalidad y racionalidad.
 Lucha de los contrarios por la cual surge el progreso de la Historia.
 Teoría y método de conocimiento de los fenómenos de la realidad en su
desarrollo y auto movimiento, ciencia que trata de las leyes más generales del
desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento humano que
surge en oposición a la metafísica.

Hegel (en Fundamentos de la filosofía del derecho, párrafo 31) llamó


«dialéctica» al principio motor del concepto que disuelve, pero también produce, las
particularidades de lo universal. La más elevada dialéctica del concepto consiste en
no considerar la determinación meramente como límite y opuesto, sino en producir a
partir de ella el contenido positivo y el resultado, único procedimiento mediante el
cual la dialéctica es desarrollo y progreso inmanente. No es por lo tanto la acción
exterior de un pensar subjetivo, sino el alma propia del contenido lo que hace crecer
orgánicamente sus ramas y sus frutos.

Platón desarrolla con mucha más amplitud que su maestro Sócrates la idea del
método. Para Platón, la dialéctica es el camino que deberá conducirnos a la verdad,
esto es, al conocimiento verdadero. El conocimiento comienza por ser mera opinión
(doxa). Y es en su obra La República donde señala que la opinión no es otra cosa
que la facultad de juzgar lo aparente, es decir, la facultad de percibir las cosas tal
como éstas parecen ser según los sentidos.

La lógica de Aristóteles. Este filósofo estagirita investigó los principios que


regían el tránsito de las ideas al discurrir en busca de la verdad, y descubrió las leyes
que rigen el razonamiento, cuando pretende hallar la certeza. Este descubrimiento
constituyó la lógica. Aristóteles notó el movimiento de la razón que pasa de una
proposición a la siguiente, y de ésa a otra sucesiva, y trató de establecer las leyes de
tránsito de una proposición a otra.

Veamos los siguientes silogismos en los que se nota claramente lo anterior:

Todos los hombres son mortales


Sócrates es hombre
Por lo tanto, Sócrates es mortal

Todos los metales son buenos conductores de la electricidad


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El cobre es un metal
Luego, el cobre es un buen conductor de la electricidad

Las leyes descubiertas se referían al silogismo, a sus formas y figuras. Por


“silogismo” Aristóteles entiende un razonamiento formado por tres juicios, de tal
manera que dados los dos primeros se deriva el tercero. Como el silogismo era la
expresión verbal de la inferencia o razonamiento deductivo, la deducción viene a ser
el medio adecuado de obtener un conocimiento.

La lógica en Aristóteles tiene una relación estrecha con el conocimiento; y es


precisamente la importancia de la lógica lo que queremos hacer resaltar frente al
conocer.

El conocimiento es un hecho y todos los hombres por naturaleza tienden a él.


Pero el conocimiento propiamente científico sólo será posible si nuestros conceptos
están correctamente definidos y clasificados. Por ejemplo, si definimos al hombre
como un animal racional, lo primero será clasificar los conceptos de hombre y de
animal por su extensión o universalidad (por extensión de un concepto se entiende el
mayor o menor número de individuos o cosas que abarquen.) Así, el concepto de
hombre tendrá menor extensión que el concepto animal.

Según Aristóteles, para poder conocer primero se clasifican los conceptos por su
extensión y así todo aquello que se quiera definir se hará por su género próximo. En
este sentido, el género próximo de hombre es animal. Y finalmente, para completar
la definición tenemos que hacer uso de la llamada “diferencia específica”, que entre
el animal y el hombre es la razón. Así el hombre, finalmente quedará definido como
un animal racional.

¿Qué es en este sentido la lógica? Sencillamente un método que nos acerca al


conocimiento por la vía de la clasificación y la definición. “Gracias a su método para
clasificar y definir, Aristóteles alcanza a precisar, mucho más que Platón, una teoría
de la verdad. Siempre que encontremos un término poco claro habrá la posibilidad de
precisarlo, clasificarlo y definirlo y darle de esta manera una validez universal.”

El método escolástico. La filosofía escolástica acepto la lógica aristotélica


como el método de la filosofía. Pero al mismo tiempo que aplicaba con rigor el
método aristotélico, lo completaba con la dialéctica platónica usando la
contraposición de opiniones para llegar, mediante la demostración de la prueba, al
establecimiento de la verdad filosófica. El lenguaje escolástico es breve y preciso,
emplea los términos adecuados, evitando en la expresión del pensamiento el sentido
figurado. El método escolástico usa con abundancia las definiciones. El orden de la
expresión es riguroso y evita la digresión inútil. Todos los argumentos se presentan
en forma de silogismos, que permiten la aplicación de técnicas que demuestren su
corrección e incorrección y, consecuentemente, la aceptación o el rechazo de sus
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conclusiones.

La dialéctica de Hegel. Este filósofo alemán usaba un método que, a


semejanza del de Sócrates y Platón procedía por contraposición; oponía a un primer
término (tesis) un segundo (antítesis) que luego resumía en un tercero (síntesis).
De tal manera que un concepto se opone a otro y de los dos conceptos contrarios se
logra una conciliación en la síntesis, asimismo, esta síntesis constituye el primer
término de una nueva serie poniéndola como tesis, a la cual se opone otra antítesis y
de ambas se obtiene otra síntesis, planteando y eliminando las contradicciones y
enriqueciendo de esta manera el concepto que parte de una idea que evoluciona a
través del proceso dialéctico, aumentando en cada síntesis y mejorando el concepto.
Cada nuevo concepto contiene a los anteriores, pues éstos, obtenidos por la síntesis
previa, están justificados en el devenir del conocimiento.

Entre los métodos intuitivos están:

La intuición intelectual. La palabra intuición viene de intueor que significa


ver. La intuición intelectual hace referencia a lo que se ve con el entendimiento, de
una manera inmediata, espontánea y súbita. Por ejemplo, Hutchenson en el siglo
XVIII afirmó que lo bello y, lo bueno no se conocen por medio del razonamiento, sino
que se intuyen. Aquí no se llega al conocimiento a través de los sentidos, sino que se
realiza a través de objetos que no son sensibles, y se da no sólo de una manera
directa en la mente, sino inmediata.

El método fenomenológico. Su propósito es distinguir la apariencia de la


verdad y fue utilizado por Edmund Husserl a finales del siglo XIX. El método
fenomenológico consiste en una descripción de las esencias de los fenómenos vivido.
No pretende explicar las cosas por sus causas, sino sólo hacer una descripción neutra
de dichas esencias.

El medio del que se sirve la filosofía para alcanzar la comprensión de la realidad


es el pensamiento reflexivo. Ahora bien, resulta muy importante aclarar lo que
debemos entender por reflexión: Llamamos reflexión a todo pensamiento que se
vuelve sobre sí mismo. Es decir, que examina, analiza, critica y evalúa los resultados
de su propio pensar.

La reflexión filosófica se caracteriza por proporcionar un tipo de saber al mismo


tiempo riguroso y crítico. Es decir, un saber alcanzado mediante un pensamiento que
ha sido examinado y evaluado en función del cumplimiento de dos condiciones
fundamentales: El rigor lógico y el análisis crítico.

La postura propia del filósofo es la admiración, Platón afirma que el hombre


reflexiona partiendo del asombro.

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¿Qué importancia ha tenido el asombro para la filosofía? ¿Por qué hay mundo?
¿Por qué hay entes? Pues “pudo” –quizás- no haber habido nada; pero como de
hecho hay algo, y como el principio de razón dice que todo tiene su porqué o
fundamento, entonces es preciso preguntar: ¿por qué hay ente, es decir, cual es el
fundamento del ente en totalidad? La totalidad de los entes, el mundo, parece una
totalidad ordenada, estructurada conforme a leyes; pero, ¿por qué la realidad está
ordenada, y lo está como lo está y no según pautas diferentes? ¿Por qué está
constituida de acuerdo a leyes, y no de modo enteramente desordenado, caótico?

Todas estas preguntas nacen del asombro del hombre frente a la totalidad del
ente, surge del hecho de que haya entes cuando bien no pudo haber habido nada.
Por ello se dice, desde Platón y Aristóteles, que el asombro o sorpresa es el origen de
la filosofía, lo que impulsa al hombre a filosofar. En efecto el que algo sorprenda hace
que uno se pregunte por lo que ocasiona la sorpresa; y la pregunta lleva al hombre a
buscar el conocimiento.

Pero cuando se refiere a la filosofía, el asombro es el asombro ante la totalidad


del ente, ante el mundo. Y éste asombro ocurre cuando el hombre, libre de las
exigencias vitales más urgentes y también de las supersticiones que estrechan su
consideración de las cosas, se pone en condiciones de elevar la mirada, mucho más
allá de sus necesidades y contornos más inmediatos, para contemplar la totalidad y
formularse éstas preguntas: ¡qué es esto, el mundo? ¿De dónde procede, qué
fundamento tiene, cual es el sentido de todo esto que nos rodea? En momento que el
hombre fue capaz de formularse estas preguntas de manera conceptual, con
independencia de toda concepción mítica, religiosa o tradicional, había nacido la
filosofía.

Toda religión y toda mitología, pues, dan una respuesta a aquellas preguntas.
La diferencia está en que la filosofía da una respuesta puramente conceptual. Ello
parece haber sido la obra de Tales de Mileto (hace el 585 A. C.) y por lo cual pasa
por ser el primer filósofo. En efecto, él no se refiere a nada sobrenatural, no habla de
dioses que hayan hecho este mundo ni de las relaciones, amistades y luchas entre los
mismos. Simplemente, Tales se pregunta qué son las cosas. Y contesta con una
respuesta que puede parecer extraña: el agua; todo procede del agua, es el principio
o fundamento de todas las cosas. Y sobre todo importa darse cuenta de que la
afirmación de Tales carece de elementos míticos o fantásticos, porque no habla del
agua como algo sobrenatural, como cuando Hesíodo se refería al océano, que para él
era una divinidad, sino que encara su asunto de manera puramente pensante, de
modo puramente conceptual. Con Tales nace el pensamiento racional.

1.3 CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA FILOSOFÍA

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La filosofía ofrece varias características que podemos ir explicando en el
siguiente orden:

a) La filosofía es una ciencia. A despecho de los científicos que pretenden restringir


su terreno al de las ciencias experimentales (como la Física, la Química o la
Biología), la Filosofía, por su parte, es también una ciencia, aunque por
supuesto, no es una ciencia experimental. La pretensión de la filosofía es la de
investigar el fondo mismo del universo, las condiciones que hacen posible su
existencia, las causas que de hecho han originado las cosas de este mundo.
“Conocimiento cierto de las cosas por sus causas”. Ultimas a la luz de la razón.

b) El instrumento de la filosofía es la razón. Sólo con la razón se pueden descubrir


las causas de las cosas.

c) La filosofía es la más universal de todas las ciencias. Trata absolutamente de


todas las cosas, tanto los seres materiales como espirituales, los números o los
hombres, las virtudes o las máquinas, todo es tema propio de la filosofía.
Técnicamente se dice que el objeto material de la Filosofía está constituido por
todas las cosas.

d) Solamente estudia las causas supremas de todas las cosas. Con esto queda
expresado el objeto formal de la filosofía. Las causas supremas se refieren a la
esencia de las cosas, a su constitutivo más íntimo, a su estructura fundamental,
de la cual dimanan todas las demás características de ellas. Estas causas son,
en primer lugar, la esencia de las cosas, en segundo lugar, aquello que ha
hecho posible la existencia de las cosas, las condiciones sin las cuales son
inconcebibles los seres del universo.

Podemos decir que: La filosofía es el conocimiento científico de las


esencias y de los primeros principios de todo ser, o sea, de las causas
supremas de todas las cosas. Es la ciencia que estudia todas las cosas por sus
causas últimas a la luz de la razón.

1.4.- MARCO SOCIAL DE LA FILOSOFÍA

La historia de la filosofía abarca de veinticinco a veintiséis siglos


aproximadamente, es decir, desde sus inicios occidentales hasta nuestra época
actual, y esta extensión nos permite encuadrarla dentro de un marco, es decir,
dividirla o clasificarla en cuatro principales periodos, que son los siguientes:

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El saber filosófico en las diferentes épocas históricas

ÉPOCA PERÍODO REPRESENTANTES


Cosmológico Tales de Mileto, Anaxímenes,
I Clásica, antigua o Anaxágoras, Empédocles,
griega. Abarca un Pitágoras,
período comprendido Antropológico Sócrates, Sofistas
entre el siglo VI a. C. a
siglo VI d. C. Sistemático Platón, Aristóteles

Estoicismo, Epicureísmo
Religioso
Patrística San Agustín de Hipona
II Medieval, desde el
final de la edad antigua Escolástica Santo Tomas de Aquino
hasta el Renacimiento

Racionalismo René Descartes, Benito Espinoza,


III Moderna, se inicia Guillermo Leibniz
en el Renacimiento y se Empirismo John Locke, David Hume, George
extiende hasta el siglo Berkeley.
XVII Idealismo
trascendental Emmanuel Kant

Idealismo absoluto George Wilheim, Friedrich Hegel

Positivismo Augusto Comte, John Stuart Mill


IV Contemporánea, a
partir del siglo XIX Marxismo Carl Marx, Federico Engel
hasta nuestros días
Existencialismo Sorem Kierkegaard, Gabriel
Marcel, Jean Paul Sartre, Friedrich
Nietzsche.
Neopositivismo Moritz Schlick,

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 ESTOICISMO: El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio (340–260 a. C.)
La filosofía estoica divide las cosas en aquellas que dependen de nosotros y aquellas
que no dependen de nosotros. Las que dependen de nosotros pueden ser las
opiniones, los movimientos, las reacciones, el valor la dignidad, el desarrollo de la
inteligencia y de las virtudes, el ejercicio de la voluntad. Las que no dependen de
nosotros son los cuerpos, los bienes, las dignidades, el entorno, la naturaleza, el
destino.

Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan


sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a
una vida guiada por los principios de la razón y la virtud. Para los estoicos, el hombre
es fundamentalmente un individuo que tan solo madurando se convierte en
verdadero ciudadano. Hoy en día se utiliza el término estoico para referirse a la
actitud de tomarse las adversidades de la vida con fortaleza y resignación.

 EPICUREISMO: Doctrina filosófica cuyo fundamento principal es el


pensamiento del filósofo griego Epicuro de Samos en sus jardines de Atenas
(306 a.C.). La afirmación más relevante de esta doctrina y también la más polémica
es que el mayor bien y el propósito de la vida es el placer. Se refiere más a los
placeres del intelecto ya que considera que los placeres sensuales trastornan el
espíritu. Para Epicuro, una persona es feliz cuando puede controlar sus miedos, el
miedo al futuro, al fin de la vida y a Dios.

 PATRISTICA: La patrística es la fase en la historia de la organización y la


teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la
consolidación del canon neo testamentario, hasta alrededor del siglo VIII. Además de
la elucidación progresiva del dogma cristiano, la patrística se ocupó sobre todo de la
apología o defensa del cristianismo frente a las religiones paganas primero y las
sucesivas interpretaciones heterodoxas que darían lugar a las herejías luego. Su
nombre deriva de los padres de la Iglesia, los teólogos cuya interpretación dominaría
la historia del dogma. Para ser considerado padre de la iglesia era necesario reunir
las siguientes condiciones: Antigüedad, Santidad de la Vidas, Doctrina Ortodoxa,
Aprobación Eclesiástica

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 ESCOLASTICA: Período en el que se establece una clara distinción entre las
funciones que cumplen la razón y la fe como fuentes distintas de conocimiento

 RACIONALISMO: Doctrina que establece que todo conocimiento cierto de la


realidad procede de la razón. (El verdadero conocimiento acerca de lo real no se
obtiene mediante la experiencia sensible, es producto del entendimiento mismo)
Postula la existencia de ideas innatas.

 EMPIRISMO: Doctrina que identifica a la experiencia como única fuente de


conocimiento, (Los sentidos proporcionan todos los datos en que se fundamenta
nuestro conocimiento de la realidad, no acepta la existencia de ideas innatas)
reconoce a la evidencia sensible como único criterio de verdad.

Las características principales del empirismo son:


1.- El origen del conocimiento es la experiencia. La mente es una “tabla rasa” que ha
de ser rellenada de contenido empírico.
2.- El conocimiento humano tiene un límite: la propia experiencia, todo conocimiento
que pretenda ir más allá de la experiencia es o meramente probable o dudoso.
3.- Todo conocimiento es conocimiento de ideas. Se conocen las ideas, no las cosas.
En esto coinciden con el racionalismo. En George Berkeley esta tesis conducirá a un
idealismo radical (negación de la realidad material)

 IDEALISMO TRASCEDENTAL: Corriente que tiene como objetivo principal el


análisis de las condiciones que hacen posible nuestro conocimiento, condiciones que
son previas a cualquier experiencia, es decir, de aquellas condiciones requeridas para
que se dé la experiencia misma. El idealismo trascendental establece que todo
conocimiento exige la existencia de dos elementos: el primero, externo al sujeto ( lo
dado, o principio material), es decir, un objeto de conocimiento. El segundo, propio
del sujeto (lo puesto, o principio formal), que no es más que el sujeto mismo que
conoce. Con respecto al segundo, Kant afirma que las condiciones de todo
conocimiento no son puestas por el objeto conocido, sino por el sujeto que conoce. El
sujeto que conoce introduce ciertas formas que, no preexistiendo en la realidad, son
imprescindibles para comprenderla. Para Kant el conocimiento nace de la unión de la
sensibilidad con el entendimiento, las formas solas no producen conocimiento y las
intuiciones solas tampoco. Por esto sostiene Kant en la Crítica de la Razón Pura:
"Pensamientos sin contenidos son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas".
En otras palabras, sin sensibilidad nada nos sería dado y sin entendimiento, nada
sería pensado.

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 IDEALISMO ABSOLUTO: Corriente que asume una postura ontológica que
afirma la primicia de las ideas o incluso su existencia independiente. Del idealismo
existen dos variantes principales: el objetivo y el subjetivo. El idealismo objetivo
sostiene que las ideas existen por sí mismas y que sólo podemos «aprenderlas» o
descubrirlas. El idealismo subjetivo sostiene que las ideas sólo existen en la mente
del sujeto: que no existe un mundo externo autónomo.

 PÓSITIVISMO: Corriente que afirma que el único conocimiento auténtico es


el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede seguir de la
afirmación positiva de las teorías a través del método científico. El positivismo deriva
de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX. Según esta escuela,
todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco
del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia.

 MARXISMO: Es el conjunto de ideas políticas, económicas y filosóficas que


nacen con la obra de Karl Marx, pero que van unidas al activismo obrero, es la
doctrina o cuerpo ideológico que corona con genial coherencia las tres fuentes
ideológicas más avanzadas de la Europa del s.XIX: el socialismo francés (Saint-Simon,
Fourier, Proudhon), la filosofía clásica alemana (Feuerbach, Hegel) y la economía
política inglesa (David Ricardo, Adam Smith). Es un materialismo opuesto totalmente
al idealismo absoluto, es un materialismo dialectico que va más allá de una mera
explicación de lo que es la realidad, pues su propósito no es simplemente interpretar
al mundo sino definir las condiciones y medios para transformarlo.
 MATERIALISMO: Es una doctrina según la cual todo lo que existe no está
determinado y se explica por algo superior y previo a lo experimentable y
aprehensible empíricamente (Dios, espíritu, inteligencia del mundo, ideas), sino que
está determinado en su ser sólo por algo material y en su comportamiento sólo por la
causalidad eficiente. "Desde la antigua Grecia con Parménides en el 540 al 470, se
definen como fundadores del materialismo a los mismos fundadores del Atomismo:
Leucipo (siglo V a.C.), y Demócrito (460 – 370 a.C.)". Por ello, el materialismo es tan
antiguo como la filosofía: sus exponentes del siglo XIX lo re expusieron en el lenguaje
de la ciencia contemporánea y lo expresaron como una concepción del mundo que
pone la materia como primer principio de toda la realidad y considera toda forma y
toda energía, lo mismo que la vida y la conciencia, como derivados de la materia
misma. La materia es entendida como sustancia originaria, único fundamento
existencial del mundo. El materialismo "rechaza todo dualismo de materia y espíritu y
lleva a la negación de Dios". La materia no ha sido creada, es eterna e infinita, su
causa hay que buscarla en ella misma.

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EXISTENCIALISMO: El existencialismo da como un hecho que el hombre
existe y se encuentra en una relación no sólo consigo mismo, sino además, con el
mundo circundante, el existencialismo se preguntará, así, cual es esa relación.

Con el nombre de Existencialismo identificamos un movimiento filosófico surgido


en el período comprendido entre las dos guerras mundiales y cuyo desarrollo se llevó
a cabo principalmente en Europa, durante una época de crisis cultural y política en la
cual se encontraban cuestionados los valores y principios que habían definido a la
sociedad occidental.

Para estudiar esta tendencia filosófica, cuya ubicación histórica corresponde a la


época Contemporánea es necesario considerar el pensamiento fecundo de Soren
Kierkegaard, autentico fundador de la corriente existencialista, quien con su muy
particular manera de filosofar, sentó las bases de toda posterior filosofía de la
existencia. La filosofía que hace Kierkegaard es propiamente una antropología, pero
una antropología determinada por la noción de existencia, pues debemos aclarar que
no se trata de un análisis sobre la existencia común a todo ser humano, a él no le
interesa la humanidad en general, sino el individuo, el hombre concreto, único,
singular, es decir, el existente.

La existencia es ante todo un existente humano, y éste es un individuo, pero el


individuo no es conceptualizable- no es un concepto-, por lo tanto no puede ser
pensado. La existencia se puede vivir, sentir, pero no es posible definirla, pues al
intentar traducirla a conceptos lógicos se extingue. Johann Fischl compara a la
existencia con la ira, o coraje, algo que podemos experimentar intensamente pero
apenas intentamos examinarlo de manera reflexiva desaparece. Por ello en vez de
proporcionar una definición exacta nos conformamos con identificarla.

Es fundamental para el existencialismo la distinción precisa entre esencia y


existencia. La Metafísica tradicional definió a la esencia como aquel conjunto de
características que hacen que una cosa sea lo que es, en lo que algo-sea lo que
fuere- consiste.

La existencia corresponde siempre a un ser concreto, a una realidad singular y


ésta sólo se da en el ser humano, quien carece de una naturaleza o esencia que lo
determine y oriente. El hombre no es una esencia o conjunto de características que lo
definan de una vez y para siempre, el hombre es un conjunto de posibilidades, la
posibilidad de hacerse a sí mismo. El hombre existente humano en opinión de los
existencialistas, es hechura de su propia y absoluta libertad. El existir es un llegar a
ser. Cuando el ser humano actúa, especialmente cuando toma decisiones importantes
es cuando existe plenamente. Pues en la existencia nos encontramos siempre con
alternativas que no podemos evitar, por ello cada vez que elegimos actuar de una
manera u otra, nos elegimos a nosotros mismos, porque si elijo no trabajar me elijo

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flojo, si elijo estudiar, me elijo estudioso y si elijo hacerle mal a alguien, me elijo
culpable. La libertad es la capacidad de decidirse y elegirse a sí mismo.

De allí la importancia de ser consciente y salir de la indiferencia para encontrar


nuestra realidad personal, de ser auténticos. Esta es la transformación pretendida por
Kierkegaard, y que sólo se puede lograr a través de una reflexión subjetiva sobre su
propia existencia.

El existencialismo ha sido etiquetado también, como filosofía de la crisis


precisamente porque ha surgido en un periodo de tiempo tan conflictivo para el ser
humano. Los filósofos existencialistas, al tener plena conciencia de la catástrofe, de la
ruina, de la guerra, se identifican plenamente con la desgracia, con lo absurdo de la
existencia y surge de ellos un profundo sentimiento de depresión y soledad. La
respuesta que dan los existencialistas a toda esta terrible situación varía.

Heidegger, en su primera obra sugiere: La única posibilidad que tienen los


hombres es la de mirar su propia ruina, aunque en una obra posterior nos presenta
otra perspectiva.

Jaspers, lo considera como un problema de responsabilidad y Sartré, el


existencialista por excelencia, está convencido del absurdo de la existencia humana,
absurdo ante el cual ni siquiera la muerte tiene sentido.

No es de extrañar que los temas recurrentes del existencialismo sean:

La Náusea El Absurdo

La Degradación La Libertad

La Angustia La Soledad

 Existencialismo ateo: Niega de una manera la existencia de Dios, así


como todos los principios trascendentes de la realidad y de la moral. Su
representante es Sartré.

 Existencialismo neutro: No afirma ni niega de una manera expresa la


existencia de Dios, considera al hombre como una realidad contingente y
temporal. Su representante es Martín Heidegger y el principal es Gabriel
Marcel.

 Existencialismo cristiano: El hombre es concebido en relación como


una realidad trascendente: sus representantes son: Soren, Kierkegaard,
Karl Jasper.

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 Existencialismo religioso: El hombre se presenta como esencialmente
religioso, depende de Dios y se encuentra atraído e influido por él, pero
esta atracción es fatalista.

 Existencialismo católico: En este grupo se encuentran filósofos


quienes utilizando los métodos del existencialismo han llevado a cabo
análisis que dan como resultado una filosofía acorde con la concepción
católica del hombre y Dios.

La filosofía existencial, o existencialismo, se interesa en reflexionar sobre el


sentido de la existencia y de la muerte, por encima de cuestiones abstractas que
supuestamente encubren los conflictos del hombre. La preferencia por estas
temáticas hace del existencialismo una filosofía de interés para todos.

Los rasgos más característicos de esta filosofía Existencial, pueden resumirse en


estos tres puntos siguientes:

1) La Irrectudibilidad del Individuo: El existencialismo afirma la originalidad de


la existencia individual. Lo verdadero y primario no es el todo sino “el singular”,
especialmente el singular que es la realidad personal, la existencia humana critica el
sistema dialéctico porque engulle lo singular, anulando las diferencias y la realidad
individual -el yo- que no puede ser reducido a razón o pensamiento universal.

Ese “yo”, ha de caracterizarse por la capacidad de “decidirse” y “elegirse a sí mismo”.

2) La Existencia como Libertad: La existencia ya no se refiere a cualquier cosa o


realidad, sino exclusivamente a la realidad del yo; de un “yo concreto y mundano”,
cuya estructura y determinación será distinta en cada caso.

La existencia establece el valor de cada realidad individual, cuyo origen ya no es


el pensamiento sino la libertad, pero una libertad absoluta que no está ligada a nada
que la determine.

Cuando algún filósofo existencialista afirma que “la existencia precede a la


esencia”, lo que quiere decir es que el ser humano no tiene una naturaleza o esencia
que oriente su libertad sino que es esa libertad la que le hace “ser”.

3) La Fenomenología como Método: El análisis de la estructura de la existencia


se lleva a cabo desde la fenomenología. La fenomenología es una ontología; es decir
establece el sentido de lo real y de sí misma, igual que la teoría existencialista de la
realidad, interpreta el ser como fenómeno que “aparece o se manifiesta” ante la
existencia cuyo principio es la libertad.

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 NEOPOSITIVISMO: También llamado empirismo lógico o racional, o
positivismo lógico, es una corriente en la filosofía de la ciencia que surgió durante el
primer tercio del siglo XX, alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron
el célebre Círculo de Viena (Wiener Kreis en alemán).

Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia
que abarcaba principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su
tesis más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente
significativo sólo si, o posee un método de verificación empírica o es analítico, tesis
conocida como "del significado por verificación". Sólo los enunciados de la ciencia
empírica cumplen con el primer requisito, y sólo los enunciados de la lógica y las
matemáticas cumplen con el segundo. Los enunciados típicamente filosóficos no
cumplen con ninguno de los dos requisitos, así que la filosofía, como tal, debe pasar
de ser un supuesto cuerpo de proposiciones a un método de análisis lógico de los
enunciados de la ciencia.

Su filosofía se caracteriza principalmente por:

 La aspiración de fundamentar el conocimiento sobre bases rigurosamente


empíricas por medio de un lenguaje unificado.
 El verificacionismo, según el cual una proposición es significativa si puede
verificarse empírica o formalmente.
 El rechazo de la metafísica, al considerarla como un conjunto de
proposiciones sin sentido.
 La utilización de técnicas de análisis procedentes de la lógica matemática.

1.4.1.- LA VALORACIÓN Y LA CRÍTICA FILOSÓFICA

En los últimos tiempos se ha puesto de moda la palabra alemana


Weltanschuung, que significa, literalmente, cosmovisión. Esta palabra es muy
significativa, pues expresa lo que ordinariamente se entiende por Filosofía, es decir,
una visión general del mundo, una especie de esqueleto o estructura intelectual en la
cual quedan montados los principales conceptos e intuiciones acerca del hombre, del
mundo y de la vida.

En este sentido es como se puede afirmar que todo el mundo tiene su propia
filosofía. Hasta un analfabeto tiene un cierto modo de pensar, un cierto “criterio” con
el cual acostumbra juzgar los acontecimientos que lo rodean. La señora acaudalada,
que ha pasado por los trabajos de la vida y que toma ahora un papel espectador,
tiene una cosmovisión muy diferente a la del revolucionario que intenta acabar con
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las estructuras hechas. El “rebelde sin causa”, el campesino, el estudiante
universitario, el hombre de negocios, el chofer de taxi, todos tienen su propio modo
de ver la vida, su propia cosmovisión, muy diferentes unas de otras.

Y es que la experiencia diaria va dejando una especie de sedimento en el


intelecto de cada cual, una serie de “principios”, dogmas, juicios rectores, etc. (que a
veces quedan expresados en forma de refranes populares). La educación, las
imposiciones, las revistas y películas, el ambiente del barrio, la escuela, las influencias
personales, las lecturas, etc. Continuamente están influyendo en cada persona y
dejando un rastro orientador (o desorientador) que formará poco a poco la
cosmovisión o filosofía personal de ese individuo.

La cosmovisión viene a ser el tamiz con el que se juzga la conducta humana, los
acontecimientos mundiales, los sucesos extraordinarios y los hechos cotidianos. Esta
cosmovisión así descrita, especie de esqueleto cultural de cada uno, tiene un papel
importante en la vida personal del hombre, viene a ser el color del cristal con que se
miran las cosas, es el “criterio” que sirve para valorar cada acontecimiento posterior;
es también lo que se llama “saber usar la experiencia en cabeza propia, o en cabeza
ajena”

Para unos, su cosmovisión es optimista, para otros, pesimista, hay


cosmovisiones materialistas y las hay muy espiritualistas o idealistas. Existen
cosmovisiones teocéntricas, y, en contraposición, las hay antropocéntricas. No es lo
mismo la cosmovisión de un francés que la de un norteamericano, como no lo fue la
de un griego y la de un romano. Es muy interesante descubrir la cosmovisión o
filosofía que cada uno tiene, las más de las veces en forma implícita, sin previa
reflexión. Casi nadie se da cuenta de un modo reflejo acerca de los principios tácitos
que utiliza en sus juicios valorativos, en las críticas que hace a los demás, y en las
apreciaciones de las obras de arte y de la conducta de los gobernantes.

La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera


respuesta a las dudas que suscrita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que
amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre.

Aparte esta utilidad de mostrarnos posibilidades insospechadas, la filosofía tiene


un valor por la grandeza de los objetos que contempla y la liberación de los intereses
mezquinos y personales que resultan de aquella contemplación. El valor de la filosofía
debe hallarse exclusivamente entre los bienes del espíritu y sólo los que no son
indiferentes a estos bienes pueden llegar a la persuasión de que estudiar filosofía no
es perder el tiempo.

En comparación con ella la vida del filósofo es serena y libre, y es una tendencia
filosófica muy extendida la que considera como la medida de todas las cosas, la
verdad hecha para el hombre, el espacio y el tiempo.
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1.5.- CARÁCTER HISTÓRICO SOCIAL DE LA FILOSOFÍA

La filosofía es vieja, tan vieja como lo es la historia de la humanidad ya que


desde la historia del ser pensante, el hombre ha venido buscando las respuestas a las
innumerables preguntas que la vida y el mundo le plantean.

Lo que nos hace afirmar que la filosofía, en cuanto tal, nació del pensamiento
humano, como producto del mismo y de su capacidad de razonar, que es una de las
cualidades que distinguen al ser humano de las demás especies.

La primera forma de filosofar que el hombre presenta es de tipo cosmológico y


materialista, lo cual significa que el hombre se preocupó ante todo, por el cosmos por
el universo, por su propia realidad ambiental en el sentido físico de la misma,
buscando afanosamente por diversos derroteros, tanto en sus primeras causas como
la explicación de su evolución, su orden y su organización, proponiendo por un lado
el apeiron, por otro el número, por otro más el devenir y así sucesivamente, como
también los elementos físicos o naturales como el agua, el aire, el átomo, etc., con lo
que la vista panorámica se intercalan dos posiciones, la metafísica, que pregona la
inmaterial y la física, que se inclina por proponer a la materia como originaria de las
cosas, del cosmos y de la naturaleza.

Por primera vez en la historia de la humanidad y específicamente en la historia


de la filosofía, en cuanto tal, se abre otro campo, otro territorio en donde la filosofía
es invitada a ingresar, en donde los conceptos filosóficos (especialmente en los
renglones de la metafísica y de la ética) son puestos en acción, son utilizados de tal
manera que al buen decir de diferentes investigadores, la filosofía se pone al servicio
de la teología, o dicho a la inversa, la teología robustece su campo en apoyo de la
disciplina filosófica, manejando principalmente y entre otros los siguientes conceptos:

 El hombre y su relación con el ser supremo.

 La inmortalidad del alma y su destino en esta vida.

1.5.1 LA FILOSOFÍA TIENE BÁSICAMENTE SIETE DIMENSIONES

Historiar:

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Filosofar exige situar el saber en su dimensión histórica, pues la historia es
maestra de vida y por ella evita que repitamos errores pretéritos.

Pensar:

La filosofía potencia la inteligencia lógica pura en sus niveles más abstractos.


Como afirma Imre Lakatos, un “programa de investigación” es una estructura que
sirve tanto de guía positiva (diciéndonos lo que hay que hacer y evitar), como
negativa (no pudiéndose rechazar ni modificar los presupuestos básicos del “núcleo
central” del programa, que hay que conservar mediante un “cinturón protector” de
hipótesis auxiliares y supuestos adicionales). Según el célebre filosofo de la ciencia
Thomas Kuhn, un pensamiento maduro se rige por un solo “paradigma” o principio,
suficientemente abierto y flexible, eso sí, en cuyo interior los problemas que se
resisten a ser solucionados son considerados anomalías más que crisis, ya que no se
conoce paradigma alguno que carezca de anomalías, y culpar de las mismas al
paradigma sería como culpar de la propia torpeza a los instrumentos que manejamos.

Orientar la vida moral:

La filosofía invita a la actitud serena y prudente, al discernimiento


desapasionado, enseñando a vivir. En su deseo de hacer el bien, proporciona
contenidos formativos que nos ayudan a ser plenos, y no simplemente felices a
cualquier precio, por eso propone un corazón alegre, encantado con la realidad pese
a las desventuras, porque un corazón triste sería un triste corazón; un corazón
liberador que supera aquellas esclavitudes que destruían: un corazón bueno que
perdona y permite rehacer la experiencia de estrechar vínculos cuando todo parecía
pedido, un corazón paciente que espera, disculpa, acompaña y se esfuerza por
ponerse en positivo.

Cultivarse:

La filosofía es cultura a nivel profundo, reflexión sobre datos del arte, de la


música, etcétera. Forma personas íntegras y completas, y para ello recomendaba San
Agustín “no vayas fuera, vuélvete a ti mismo, en el hombre interior habita la verdad”.
Uno debe ser capaz de verse a sí mismo en lo profundo de su identidad con
honestidad, sin inflamarse con teatral indignación, sin marcaras, con lúcida conciencia
de las propias inconsecuencias.

Favorecer la convivencia ciudadana:


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La buena ciudadanía política exige la convivencia amistosa, el convivio, lo cual,
según Cicerón, constituye el mayor placer de la vida: “Y esto no lo digo por el placer,
sino por la vida, por la convivencia de las almas que se logra en la conversación
familiar, que en los convites resulta agradabilísima, porque en las convivencias se
vive en compañía de otros”. Pero la amistad entre los particulares debe completarse
con la amistad entre los ciudadanos, algo que los griegos denominaron “política”.

Construir un mundo mejor:

El filósofo trabaja por los derechos humanos en solidaridad con las personas, las
instituciones y los pueblos sometidos bajo el peso de la marginación y el
autoritarismo. Rechaza las discriminaciones sociales y laborales, mostrando una
efectiva preocupación y sensibilidad con las personas desfavorecidas. Se dirá que no
solo la filosofía puede trabajar en esta línea, y se dirá bien; pero la filosofía intentará
también la fundamentación racional de esas actitudes su universalización, al filósofo
se le ha de pedir un esfuerzo de profundización y de sistematización.

Esperanzar:

La filosofía busca, y la búsqueda no termina en la inmanencia de este mundo,


pues todo pensamiento que no se decapita desemboca en la trascendencia, en lo
eterno. Ahora bien, no cabe búsqueda de lo eterno sin alguna esperanza en la
bondad de la realidad de esta vida. A diferencia de quien contempla a los hombres
como seres egoístas y orgullosos inmersos en el mal y destinados a la nausea o a la
nada. El filósofo procurará ayudar a planificarse en la esperanza y a renacer de nuevo
a cuanto parecía destruido y roto, por ser su función sanadora y reparadora.

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CAPÍTULO II
2.1 PROBLEMÁTICA GENERAL DE LA FILOSOFÍA

Uno de los problemas fundamentales con que se verá confrontada la filosofía,


aún vigente, es el de la comprobación empírica, base y sostén del método científico,
ante esta situación, la filosofía se repliega sobre sí misma y pasa a cumplir el papel
de ser un auxiliar o instrumento al servicio de las diferentes ciencias, resumiendo
todo lo anterior, diremos que el problema fundamental de todos estos
cuestionamientos, radica en el hecho de querer identificar a la filosofía con la ciencia;
en otras palabras, querer dotar al conocimiento filosófico con las mismas
características que posee el científico.

Podemos decir que la problemática se centra en los siguientes puntos:

a) Situar el conocimiento filosófico al mismo nivel que el científico.

b) Exigir a la filosofía la delimitación de su objeto de estudio en los mismos


términos que lo hace la ciencia.

c) Pretender que la filosofía adopte la nueva metodología científica, y por


último

d) Pensar o asumir que el único conocimiento válido o verdadero es el


científico.

2.1.1 INTRODUCCIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA


FILOSÓFICA

El problema esencial que se plantearon los filósofos de la antigüedad como ya


hemos visto, es el conocimiento de la realidad, del mundo externo. Querían conocer
la esencia de las cosas, la estructura del ser. Problemas que en la actualidad,
pudieran parecernos intrascendentes a la luz de los modernos avances científicos. Sin
embargo, es necesario no perder la perspectiva histórica, dado lo cual dichos
problemas se generaron, así como también será necesario reconocer que estos
dieron la pauta o cimentación de nuestro conocimiento actual.

Muy variadas propuestas se han hecho acerca de cuáles son las disciplinas en
que se divide la filosofía. Aquí vamos a tomar aquella que nos parece más adecuada
para proponer a un estudiante que se inicia apenas en el estudio de la filosofía. Esta
división se hace, como todas las demás, tomando en consideración la unidad
temática de los problemas filosóficos con los que el hombre se ha enfrentado: el ser,
el conocimiento y los valores.

El hombre se ha planteado interrogantes como:


 Los seres humanos somos sólo amasijos de sangre y músculos, huesos y
tejidos nerviosos, ¿o somos algo más que materia?

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 31


 ¿Qué es el conocimiento? Y ¿cuáles son los elementos que constituye el
fenómeno así llamado?
 ¿Qué es el bien?
 ¿Algo es bello porque me gusta? o, por el contrario, ¿me gusta porque es
bello?
 El conocimiento, la justicia, y la misericordia, la libertad y la igualdad,
¿son metas iguales válidas de la acción humana? ¿son compatibles entre
sí o por el contrario habrán de elegirse unas sobre otras? Si esto último
fuera así, ¿cuáles serían los criterios válidos para tales elecciones?, ¿cómo
podríamos estar seguros de su validez?

Interrogantes como éstas, así como las diferentes propuestas de solución que
los filósofos han dado a través de la historia, han ido conformando las distintas
disciplinas filosóficas, tales como: la metafísica, la lógica, la teoría del conocimiento y
la axiología.

2.2 PROBLEMÁTICA ONTOLÓGICA

La ontología es la parte de la filosofía que trata del ser en cuanto ser, trata del
ser en general -también llamada metafísica-. Proviene del griego on, ontos: ente,
ser, y logos, logia. Tratado.

La ontología busca establecer cuál es el fundamento de lo existente, del ser, de


lo que tiene realidad. Este estudio del ser no es un tratamiento empírico, a partir de
datos suministrados por la experiencia, es un ejercicio teórico o especulativo (de la
razón pura que aborda su objeto, el ser) desde el ángulo más general y abstracto
(ser en cuanto ser), haciendo caso omiso de los modos especiales o determinados del
ser.

En términos generales, la palabra metafísica quiere decir más allá de lo físico,


del griego: Meta tá physica, lo que sigue a la física. El conocimiento metafísico está
más allá del conocimiento que nos proporcionan nuestros órganos sensoriales. Ésta
trata de penetrar en lo que está más allá –o detrás- de los sensible. Del ser físico en
cuanto tal.

Se dice de estas ciencias que son especulativas, en oposición a las ciencias


empíricas, experimentales, porque en su tratamiento sólo interviene la razón, son
teoréticas.

Se habla de una metafísica de la naturaleza cuando su saber está dirigido a


proporcionar una concepción del mundo y de la vida. Esta encuentra sus bases
fundamentales en los conocimientos aportados por las ciencias particulares, como la
Biología, la Química, la Geología. Sus temas de estudio son, por ejemplo: el tiempo,
el espacio, la energía. Puede incluso abocarse a los problemas planteados acerca de
la vida como lo serían el mecanismo y el vitalismo.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 32


En el caso de la metafísica del espíritu, la problemática a la que se aboca se
encuentra más en relación con las ciencias del espíritu como son la psicología y la
filosofía de la religión.

En relación directa con estas disciplinas, surgen diferentes doctrinas entre las
cuales tenemos el materialismo y el espiritualismo; la primera sostiene lo anímico o
psíquico. Es simplemente una sustancia corporal, producida en el cerebro, y al dejar
de funcionar este, dicha sustancia desaparece.

En oposición al materialismo se encuentra el espiritualismo, el cual reconoce


que una sustancia es diferente a la materia, la primera teoría se considera “monista”
pues supone la existencia de un solo elemento válido en la explicación; la materia. La
segunda, en cambio, es “dualista” al reconocer la existencia de dos sustancias, la
material y la espiritual.

2.2.1 Ontología y realidad

En el siglo XVII, los filósofos alemanes empezaron a dar a la metafísica el


nombre de Ontología, con el propósito —no alcanzado totalmente— de distinguirla de
la Teología. La ontología se define como el estudio de lo existente y aspira a
determinar qué tipo de entidades constituyen la estructura de la realidad. Es tarea de
la ontología descubrir en las formas de existencia.

 Sus características

 Sus relaciones

 La clase a la que pertenecen

Parece tener como misión precisar en qué consisten las cosas que existen en el
universo. En qué consiste el ser en sí, es por consiguiente, una teoría formal de los
objetos.

Actualmente la metafísica ha sido objeto de críticas principalmente por tres


motivos:

1. Su excesiva generalidad y vaguedad

2. Por formular interrogantes que sólo pueden ser contestadas por pura
especulación racional

3. La imposibilidad de verificar sus enunciados

Puede haber mucho de verdad en los ataques mencionados, sin embargo, la


razón humana no puede abstenerse de hacer reflexiones sobre los conceptos

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metafísicos que han servido de guía para la sistematización del pensamiento
científico.

Nociones no verificables empíricamente como: sustancia, causalidad, espacio,


tiempo, uniformidad (en la naturaleza) y universalidad (en las leyes científicas) son
ideas metafísicas fundamentales del mundo, porque en torno a ellas se ha elaborado
el más amplio esquema conceptual dentro del cual se formulan las hipótesis y teorías
de la ciencia.

Algunos filósofos contemporáneos han sugerido que la metafísica está destinada


a vincular todos los conceptos para así lograr una interpretación coherente del mundo
hasta donde lo permita nuestra posibilidad de conocer la realidad. Sostienen por
tanto que la metafísica no debe avocarse a explicar la estructura de la realidad, sino
la estructura general de nuestro pensamiento acerca de la realidad.

2.3 PROBLEMÁTICA GNOSEOLOGÍA-EPISTEMOLOGÍA

El término gnoseología proviene de gnosis que significa conocer,


consecuentemente esta área de la filosofía comprende aquellas disciplinas que
abordan el tema del conocimiento desde alguna de sus múltiples facetas. Los
problemas acerca del conocimiento se abordan con la ayuda de las siguientes
disciplinas:

a) Lógica: Se encarga de investigar las leyes y formas del pensamiento, así


como los métodos para desarrollar el conocimiento. Es la ciencia que
estudia los métodos para la adquisición y justificación del conocimiento. La
lógica se ocupa en especial de razonamientos y sus formas.

b) Teoría del conocimiento: Disciplina filosófica que trata del pensamiento


en su relación con el objeto. Estudia el conocimiento, sus bases y los
límites del instrumento cognoscitivo. Abarca el estudio del conocimiento en
general, tanto teórico como práctico. Son múltiples los problemas que la
teoría del conocimiento trata de dilucidar, entre otros, tenemos:

 El objeto y fuente del conocimiento


 Etapas del proceso del conocimiento
 La esencia del conocimiento
 Las formas del conocimiento.

c) Epistemología: Es el estudio del conocimiento científico, aquel que está


sujeto a comprobación, ya sea empírica o formal. Al tratar de aclarar la
naturaleza del conocimiento se plantea la pregunta: ¿en que consiste
conocer? Según el diccionario, conocer es el proceso por el cual un sujeto
aprehende intelectualmente un objeto. En este proceso intervienen tres
elementos básicos.

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 El objeto de conocimiento
 El sujeto cognoscente
 El acto mismo de conoce

2.4.- CONOCIMIENTO

El conocimiento, en su sentido más amplio, es una apreciación de la posesión de


múltiples datos interrelacionados que por sí solos poseen menor valor cualitativo.
Significa, en definitiva, la posesión de un modelo de la realidad en la mente. El
conocimiento comienza por los sentidos, pasa de estos al entendimiento y termina en
la razón. Igual que en el caso del entendimiento, hay un uso meramente formal de la
misma, es decir un uso lógico ya que la razón hace abstracción de todo un contenido,
pero también hay un uso real.

Saber es el conjunto de conocimientos que producen un pensamiento continuo


de recuerdos de los conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo.

En general, una técnica para la comprobación de un objeto de cualquier


índole o la disponibilidad o posesión de una técnica semejante. Por técnica de
comprobación se entiende cualquier procedimiento que haga posible la
descripción, el cálculo o la previsión controlable de un objeto; y por objeto se
entiende cualquier entidad, hecho, cosa, realidad o propiedad, que pueda someterse
a tal procedimiento. Técnica en este sentido es tanto el uso normal de un órgano
de los sentidos como la puesta en ejecución de complicados instrumentos de cálculo;
ambos procedimientos, en efecto permiten comprobaciones controlables.

Algunas conclusiones sobre el conocimiento:

1. El conocimiento es una relación entre sujeto y objeto.


2. Si a un ser se le considera como un objeto es por la relación a un objeto, y si a
otro se le considera como a un sujeto es por la relación a un sujeto.
3. El conocimiento es un fenómeno complejo que implica los cuatro elementos
(Sujeto, Objeto, Operación y Representación interna) de tal manera que si
fuera uno de estos, aquel no existe.
4. La representación interna es el proceso Cognoscitivo (es la explicación a tu
propio criterio).

Visión filosófica clásica

Según Platón, el conocimiento se caracteriza por ser necesariamente verdadero


(episteme). De otro modo, la verdadera creencia y opinión (ignorante de la realidad
de las cosas) quedan relegadas al ámbito de lo probable y lo aparente. Una certeza
que el día de mañana probara ser falsa, en verdad nunca habría sido conocimiento. Y

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en efecto, esta vinculación entre conocimiento-verdad-necesidad forma parte de toda
pretensión de conocimiento filosófico, científico, en el pensamiento occidental.

Visión científico/técnica

En ciencias de la información, se acostumbra a definir un continuo


progresivamente complejo, integrado por los datos, la información, el conocimiento
y la sabiduría. Así, se define al conocimiento como el conjunto organizado de datos
e información destinados a resolver un determinado problema.

Esquema sobre el conocimiento desde el punto de vista de las ciencias de la


información, como se genera y como se aplica.

Para alcanzarlo se aplica un método existiendo así múltiples vías de llegar


obtener el conocimiento: método empírico, método histórico, método lógico,
analogía, etc.

En general, para que una creencia constituya conocimiento científico no basta


con que sea válida y consistente lógicamente, pues ello no implica su verdad. Así por
ejemplo, téngase un sistema lógico deductivo consistente y válido. Niéguese la
totalidad de las premisas del sistema, y se obtendrá un sistema igualmente
consistente y válido, sólo que contradictorio al sistema previo. De tal manera, validez
no garantiza verdad. Para que una teoría deba ser considerada como verdadera,
deben existir, desde el punto de vista de la ciencia, pruebas que la apoyen.

Es decir, debe poder demostrarse su verosimilitud empleando el método


científico, también conocido como método experimental. Ello sin embargo se ve
seriamente complicado si se introducen interrogantes relativas a la suficiencia de
dicho método, como por ejemplo, la transparencia de los hechos (¿existen los hechos
puros o más bien interpretaciones?), la factibilidad de la pretensión de objetividad y
neutralidad valórica (¿es posible la comprensión de la realidad desde un punto de
vista neutro, tal como fuera el de un dios, o estamos condenados a perspectivas?),
etc.

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Visión religiosa

Sin embargo, el concepto de conocimiento es más general que el de


conocimiento científico. Es así que las creencias religiosas constituyen un tipo especial
de conocimiento, diferente del científico, aunque sí es fuente de conocimiento...

Tipología del conocimiento

Podemos establecer varias formas de conocimiento (algunas más generales y


otras más profundas)

 El conocimiento a priori es independiente de cualquier experiencia, verdad


universal y necesaria.
 El conocimiento a posteriori deriva de la experiencia de los sentidos. Puede
rechazarse sin necesidad de una contradicción.
 El conocimiento puede ser codificado si se puede almacenar o especificar
formalmente de tal manera que no se pierda ninguna información. Por
contraposición el conocimiento no codificado es aquél que no puede ser
codificado ya que es difícil de expresar o explicitar.
 El conocimiento puede ser público si es fácil de compartir, y consiste en un
conocimiento creado/difundido por la sociedad. En cambio, si es personal ha
sido construido por el propio individuo; es la base del conocimiento público.
 Cuando se cruza la cultura con la localidad espacial y lo ecológico, hablamos
de conocimiento local, es decir, un conocimiento desarrollado alrededor de una
área geográfica definida. En cambio, el conocimiento global es el que se ha
formado mediante redes o comunidades, pertenecientes a lugares geográficos
dispares.
 El conocimiento puede ser orientado si hace referencia a las relaciones
causales entre conceptos, y será axiomático cuando se refiera a explicaciones
de causas finales o a priori de sucesos.
 El conocimiento es explícito si puede ser transmitido de un individuo a otro
mediante algún medio de comunicación formal. Si el conocimiento es difícil de
comunicar o de formalizar, hablamos de conocimiento tácito o implícito,
normalmente arraigado en experiencias personales o modelos mentales.
 El conocimiento es empírico si ha sido asumido colectivamente a través de
ciertos resultados a los que no se ha llegado aplicando ningún método formal.
Si por el contrario se ha seguido una metodología estamos ante conocimiento
científico. Como en este último caso existen leyes y principios que lo avalan
(las que nos han permitido llegar a él) podremos concluir que este
conocimiento siempre es cierto.
 El conocimiento será cultural cuando en una organización se empleen
términos, nomenclaturas y procedimientos que hayan sido acordados
internamente. Cuando estos elementos tengan una base bibliográfica
hablaremos de conocimiento de diccionario.

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Finalmente, considerando una organización, empresa, grupo, o sistema, el
conocimiento puede existir en un ámbito individual o en un ámbito colectivo.

El saber o conocimiento puede ser teórico o práctico. El conocimiento teórico


puede ser científico (por causas. Así todas las "logías". Por ejemplo Geología) o
vulgar (las "grafías" o meras descripciones. Por ejemplo: Geografía). El conocimiento
científico a su vez se divide en científico en sentido estricto (por las causas
inmediatas), filosófico (por las causas segundas) y teológico (por las causas últimas
pero con la ayuda de la revelación divina). El conocimiento práctico se divide en arte
y técnica, atendiendo a su belleza.

Generación formal del conocimiento

El conocimiento desde el punto de vista formal puede ser generado de diversas


formas. Una forma sistemática de generar conocimiento humano tiene las siguientes
etapas:

1. Investigación básica (ciencias). Publicación de aportes predominantemente a


través de memorias de congresos y de artículos especializados.

2. Investigación aplicada o de análisis (tecnología, humanidades, etc.). Publicación de


aportes igual que en ciencias básicas.

Estas 2 primeras etapas pueden interactuar y ciclarse ya que puede existir un


artículo con un aporte muy pequeño y luego uno que reúna los aportes de dos o más
artículos.

La investigación aplicada se basa en el conocimiento de las ciencias básicas pero


también en cualquier manifestación de conocimiento. La investigación aplicada puede
generar más conocimiento aunque la investigación básica no lo haga, sin embargo,
nuevas aportaciones en ciencias básicas conllevan un gran cúmulo de nuevas
potencialidades para la generación de conocimiento aplicado.

3. Libros científicos o técnicos. Un libro científico o técnico se hace agrupando,


catalogando y resumiendo el conocimiento existente en un determinado tema. Un
libro actualizado deberá incluir los últimos aportes que sobre el tema que trate hayan
sido generados.

4. Divulgación. Partiendo del conocimiento existente o del flamante son publicados


diversos artículos en revistas o libros de divulgación con la intensión de que el
conocimiento sea explicado a la población general (no especialista). Es en esta etapa
en que el conocimiento llega a la población de forma masiva. Lo mismo puede ser a
través de los medios de comunicación electrónicos.

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¿Qué es la Teoría del Conocimiento? 

La Teoría del Conocimiento o Epistemología es aquella que se encarga de


estudiar el conocimiento y su forma de adquirirlo. Estuvo dividido en escuelas que
son: jónica, pitagórica, eleática, atomista, ecléptica, sofista.

Es el intento intelectual de explicar la forma en la que adquirimos el


conocimiento del mundo y los procedimientos por los que es generado ese
conocimiento, de tal forma que pueda ser valorado ya como verdadero o como
falso. Como su nombre lo indica, lo que pretende es crear una teoría (Cuerpo
sistematizado de ideas sobre una materia) a cerca del conocimiento.

La Teoría del Conocimiento, junto con la metafísica, la ética y la estética,


constituye una de las ramas principales de la filosofía, sus orígenes se remontan a la
filosofía griega. 

Su definición se enuncia como la doctrina a cerca de las ideas sobre el


conocimiento, la generación (formas de acceder a él) y la validez del
conocimiento. Como disciplina ha evolucionado desde el tiempo de los griegos, en su
desarrollo se han generado diferentes posturas en torno a que es el conocimiento,
como se accede a este y cuáles son los criterios de validez del mismo. 

Esta evolución del conocimiento sobre el conocimiento, nos lleva desde las
preguntas fundamentales de la filosofía que el ser humano se ha planteado en todos
los tiempos: ¿Qué es la verdad?, hasta los procesos de formalización de la ciencia
que nos llevaron a preguntarnos sobre ¿Cómo es que sabemos que lo que sabemos
es verdad? y las discusiones recientes en torno a las trayectorias de la ciencia y de
los protocolos académicos que nos provocan la pregunta sobre ¿Que cuidados
debemos tener para garantizar que nuestras formas de conocer produzcan
conocimiento valido?. Así desde la verdad, el método y la validación del conocimiento,
este curso transita por los aportes neurálgicos que permiten dialogar con los
cuestionamientos contemporáneos sobre la Inteligencia Artificial y la Cibernética que
nos hablan del conocimiento más allá de las habilidades humanas. La revisión del
desarrollo histórico de estas preguntas en torno al conocimiento nos permite observar
el desarrollo mismo de la sociedad como tal, sus cuestiones religiosas, técnicas,
políticas, científicas, éticas, etc.,  y lo cual resulta un aspecto central en la formación
profesional de todo universitario.   

Estas preguntas nunca han sido resueltas de forma incuestionable, toda


respuesta se enfrenta a una crítica que pretende superar las respuestas anteriores,
sin que se den por cerradas dichas discusiones hasta la fecha. El espíritu de la
epistemología es reconocer que nos enfrentamos a un conjunto de conclusiones que
tienen como característica el que llegan a ser predominantes en una época
determinada y en alguna sociedad específica. Así, desde un lugar social e histórico
concreto estas visiones (paradigmas) inciden canónicamente sobre el rumbo desde el

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cual se piensa el conocimiento. Cada canon no desaparece del todo, ni es suplantado
por una visión nueva, sino que coexiste en los basamentos de los procedimientos y
las comunidades intelectuales específicas realmente existentes. Lo fundamental es
reconocer estos procesos históricos y poder situarse frente a los mismos de forma
reflexiva, de forma crítica.   

El hombre ha buscado a lo largo de su historia tener cada vez más certeza


sobre la vida y la realidad, es decir, pretendiendo gobernar el azar y la incertidumbre
ha aspirado a acceder a la verdad. ¿Será esto posible?. Precisamente el curso versa
sobre esta inquietud ontológica de todo ser humano y pretende involucrar a los
estudiantes de forma participativa, brindando acceso a la historia de dicha discusión
hasta el estado que guarda en la actualidad, con el propósito de que sean captadas
las ideas centrales presentes en la base de las reflexiones de los grandes pensadores
sobre el tema, evalúen las paradojas presente en esta discusión, elijan y se formen
su propio criterio a cerca de dichas preguntas, basándose en una reflexión profunda y
en las herramientas brindadas por este curso para que construyan su carrera y se
sitúen críticamente frente al mundo.

Enfoque histórico y gnoseológico

Casi todos los filósofos, de una manera u otra, se ocuparon del problema del
conocimiento. La relevancia que ahora ha tomado se inicia ya con las posiciones
idealistas. Cuando la conciencia, en Descartes, es prioritaria, y cuando en Kant la
razón humana es conformadora del objeto, el conocimiento comienza a ser un
problema central. Los tiempos del realismo espontáneo de toda la antigüedad y el
medioevo, llegaron así a su fin.

En Grecia predominan los problemas ontológicos. Desde Descartes, Berkeley,


Malebranche, Leibniz, Locke, Hume y otros, predominarán los problemas
gnoseológicos. En ellos el tema es relevante, pero todavía no se sienten llevados a
pensar que el asunto merezca una disciplina de estudio especial. Será Kant quien con
plena conciencia establecerá que el conocimiento requiere una “teoría” especial.
Autores posteriores, de manera explícita o implícita, llegaron luego a considerar que
el problema del conocimiento era el fundamental de la filosofía.

La descripción minuciosa de lo que acontece en el conocimiento humano dio


lugar a una “fenomenología del conocimiento”. Aquí, de lo que se trata, es de
efectivizar una descripción de lo que puntualmente aparece en el hecho del
conocimiento humano. Es una descripción “pura” y no atiende a lo generador, o
genético. De lo que se trato, como se ha apuntado, es de delimitar tanto el sujeto
cognoscente, como el objeto conocido. Así, conocer, tiene lugar cuando el sujeto
cognoscente aprehende o se apropia, del objeto conocido. La coexistencia de ambos
factores es de rigor. El énfasis puesto en uno u otro de los dos componentes,
determina que unos filósofos, por dar predominancia al objeto, deriven en posiciones
realistas. En sentido contrario, los que den preeminencia al sujeto se inclinarán hacia

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actitudes y teorizaciones idealistas. Lo que ambos casos queda fuera de cuestión es
que el objeto conocido debe ser trascendente al sujeto. De lo contrario no habría
aprehensión de lo otro, sino mero autoconocimiento.

Otro de los problemas es el del origen del conocimiento. Algo se ha mencionado


ya. Los que estiman que el aporte de los sentidos es lo fundamental sostendrán
posiciones empiristas, a la manera de los ingleses. Los que estimen que
independientemente de los suministros de los sentidos el conocimiento es posible por
la actuación de la mera razón humana, conformarán el racionalismo, sobre todo, el
racionalismo continental europeo. Aquí será frecuente el sostenimiento de la
presencia de “ideas innatas” en el hombre, que se poseen fuera del concurso de todo
aporte exterior.

Toda la tradición, desde el mundo griego en adelante, según es fama, definirá la


aprehensión y la verdad del conocimiento como adecuación entre lo contenido en el
intelecto y la cosa. A este respecto, en el siglo XX, Heidegger introducirá un enfoque
diferente, que a su entender ya estuvo en lo más destacado y olvidado de los
grandes filósofos griegos: la verdad como descubrimiento o desvelamiento del ser,
por el sólo hecho de mostrarse como fenómeno primario. Esta postura es un
intuicionismo extremo, que también ha estado presente en otros pensadores, como
modo de captación de lo verdadero. Entre ellos Bergson, que sostenía la posibilidad
de la intuición intelectual, distinta de todo trato racional o de inferencias deductivas.

En general, una técnica para la comprobación de un objeto de cualquiera o la


disponibilidad o posesión de una técnica semejante. Por técnica de comprobación se
entiende cualquier procedimiento que haga posible la descripción, el calculo o la
previsión controlable de un objeto; y por objeto se entiende cualquier entidad, hecho,
cosa, realidad o propiedad, que pueda someterse a tal procedimiento.

Como procedimiento de comprobación, toda operación cognoscitiva se dirige a


un objeto y tiende a instaurar con el objeto mismo una relación de la que surja una
característica efectiva del objeto. Por lo tanto, las interpretaciones de esta relación, y
como tales dirigidas hacia dos alternativas fundamentales: 1) por la primera de ellas,
tal relación es una identidad o semejanza (entendiéndose por semejanza una
identidad débil o parcial) y la operación cognoscitiva es un procedimiento de
identificación con el objeto o de su reproducción; 2) para la segunda alternativa, la
relación cognoscitiva es una presentación del objeto, y la operación cognoscitiva, un
procedimiento de trascendencia.

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CAPITULO III
3.1 LA HISTORIA COMO CONCEPTO

La historia da origen a una rica problemática, que se despliega en múltiples


cuestiones. En primer lugar debemos distinguir dos aspectos: La historia como
realidad y la historia como ciencia.

“La historia como realidad consiste en un conjunto de acciones humanas


realizadas sucesivamente en el tiempo y de sus resultados relacionados entre sí. La
historia como ciencia es el estudio crítico y la narración orden de esos
acontecimientos”.

La historia es una realidad pero no toda la realidad es historia, ni es histórica, ni


siquiera tiene historia. La historia está integrada por hechos, sucesos o por
acontecimientos como resultado de las acciones humanas, pero no de todas, sino
solamente de algunas especialmente importantes, las cuales no desaparecen por
completo en el pasado, sino que perduran de algún modo, prolongando su acción en
una especie de supervivencia en el futuro.

La historia, es producto de los resultados de las acciones de los hombres, bien


sea individualmente o bien en colectividades naturales o artificiales. La historia no la
han hecho ni el espíritu universal, ni el espíritu nacional sino hombres concretos,
particulares y existentes, mediante acciones realizadas en un tiempo determinado.

La historia requiere continuidad, y ésta, en el individuo aislado, solamente se da


mientras dure su vida, pues ella se constituye por acciones, relaciones que rebasan el
orden físico o biológico, entrando en el de la contingencia y, por lo mismo, en el de la
libertad.

La historia no se repite jamás, y la han hecho casi siempre por siempre por
separado, los distintos grupos étnicos, raciales, sociales o políticos muchos de los
cuales han vivido en un aislamiento casi absoluto, sin influencias apreciables entre sí.

“Con esta visión de la historia se da inicio a la corriente que se llama


Historicismo. Este nombre fue dado por K. Werner en 1881 a la filosofía de la
historia de Vicio, esto coinciden en subrayar el papel decisivo desempeñado por el
carácter histórico o la llamada historicidad del hombre y en ocasiones de la
naturaleza”.

El historicismo implica, por tanto, una compresión del hombre en la historia y


por la historia, y toda la vida humana, con sus ideologías, sus instituciones y
estructuras, habría de comprenderse en función de la historia y según una
perspectiva histórica.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 49


El historicismo está muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe
la historicidad al hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del
espíritu, al igual que con el aspecto cosmológico que, bajo la influencia del
evolucionismo extiende la categoría de lo histórico al mundo entero. Lo mismo cabe
darse en una relación del historicismo con lo gnoseológico, ontológico y religioso
como con muchas esferas de la teología actual.

Clases de Historicismo

1. Historicismo Absoluto. La idea se desarrolla y determina a través de la


historia que es más que manifestaciones pasajeras integradas en el infinito
devenir universal. Toda la realidad es histórica, y en especial el hombre que es
un ser esencialmente histórico, ya por su movilidad y temporalidad, o ya por su
movilidad y temporalidad, o ya por que es el único ser que llega a la conciencia
del devenir dialéctico de la idea.

De esta manera la historia sería el desarrollo de la humanidad, es decir, espíritu


objetivo, espíritu del mundo integrado como parte en el desenvolvimiento general de
la idea que evoluciona hasta convertirse en Dios “la historia es por lo tanto, una
revelación de Dios, una teodicea, una justificación de Dios en el devenir del
Absoluto”.

2. Historicismo Relativo. Se fija más en la contraposición entre la naturaleza y


espíritu planteando varias ciencias entre las cuales atribuye a la historia un lugar
preferente. Reacciona también contra el positivismo, pero conserva su principio
de que sólo existe lo particular y concreto. Por ello no puede darse ningún
sistema filosófico absoluto, porque la historia nos atestigua el hecho de una
pluralidad de sistemas, que sólo tiene un valor en cuanto expresión de una
conciencia en determinado momento del desarrollo histórico, pues la historia
misma está por encima de todo.

3.2 LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA.

Un conocimiento que incluye, en cualquier modo o medida una garantía de la


propia validez. Damos aquí la limitación expresada con las palabras “en cualquier
modo o medida” a fin de hacer aplicable la definición a la conocimiento es la opinión
moderna, que no tiene pretensiones de absoluto. Pero el concepto tradicional del
conocimiento es aquel en que incluye una garantía absoluta de validez y es por lo
tanto, como conocimiento, y grado máximo de la certeza. Lo opuesto al
conocimiento es la opinión, caracterizada por la falta de garantía acerca de su
validez. Las diferentes concesiones del conocimiento se pueden distinguir conforme
con la garantía de validez que se le reconozca. Esta garantía puede consistir: 1) en la
demostración; 2) en la descripción; 3) en la corregibilidad.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 50


1) La doctrina que enuncia que el conocimiento garantiza la propia validez
demostrando sus afirmaciones, o sea estructurándolas en un sistema o en un
organismo unitario en el cual cada una de ellas sea necesaria y ninguna pueda ser
dejada de lado, agregada o cambiada es el ideal clásico de la ciencia. Platón
comparaba la opinión a las estatuas de Dédalo, que siempre están en la actitud de
huida y en efecto, las opiniones “desertan del alma humana y de tal manera no
tienen gran predicamento hasta tanto alguien logre ligarlas con un razonamiento
casual”. “Pero cuando se ligan resulta conocimiento y permanecen fijas. He aquí
porque la ciencia –concluyó Platón- es más válida que la recta opinión y difiere de ella
por su conexión”.

La doctrina aristotélica de la ciencia es “conocimiento demostrativo”. Por tal se


entiende el conocimiento que permite “conocer la causa de un objeto, esto es,
conocer por que el objeto no puede ser diferente a lo que es”. Por consiguiente, el
objeto de la ciencia es lo necesario y, por lo tanto, la ciencia se distingue de la
opinión y no coincide con ella, ya que si considera “estaríamos convencidos de que
un mismo objeto pueda comportarse en forma diferente”. Por lo tanto Aristóteles
excluye que pueda existir ciencia de lo no necesario: de la sensación y de lo
accidental, pues identifica el conocimiento científico con el conocimiento de la esencia
necesaria o sustancia. La más perfecta realización de este ideal de la ciencia como
ciencia perfectamente deductiva, sin apelar para nada a la experiencia o a la
inducción, fue por muchos siglos el modelo mismo de la ciencia.

El surgimiento de la ciencia moderna no ha puesto en crisis este ideal. Por un


lado, la necesidad aristotélica fue aceptada también por sus adversarios; por el otro,
persiste la sugestión de la matemática como ciencia perfecta por su organización
demostrativa y Galileo mismo colocaba las “demostraciones necesarias” junto a la
“sensata experiencia” como fundamento de la ciencia.

El ideal geométrico de la ciencia domina también las filosofías de Descartes y


Spinoza. Descartes quiso organizar todo el saber humano sobre el modelo de la
aritmética y de geometría únicas ciencia que reconoció como “faltas de falsedad y de
incertidumbre” por estar enteramente fundamentadas en la deducción. Spinoza
denominó ciencia intuitiva a la extensión del método geométrico a todo el universo,
extensión mediante la cual “este conocimiento procede desde la idea adecuada de la
esencia formal de ciertos atributos de Dios hasta el conocimiento adecuado de la
escénica de las cosas”.

Kant aplicó a este viejo ideal un nuevo término, el de sistema. “La unidad
sistemática es, en primer lugar, lo que hace decir, de un simple agregado hace un
sistema”; la unidad de múltiples conocimientos reunidos bajo una única idea. Este
concepto de la ciencia como sistema, introducido por Kant, se convirtió en lugar
común de la filosofía del siglo XIX y, aún hoy, recurren a él las filosofías de carácter
teológico y metafísico. Ello ha sucedido sobre todo por que el romanticismo lo ha

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 51


hecho suyo y lo ha repetido hasta la náusea. Decía Fichte: “Una ciencia debe ser una
unidad, un modo... las proposiciones particulares en general no son ciencia, sino que
llegan a ser ciencia solamente en el todo, gracias a su lugar en el todo”. Y Hegel
afirmó en forma perentoria: “La verdad forma en la que existe la verdadera puede
ser solo su sistema científico.

Colaborar a que la filosofía se acerque a la forma de la ciencia es decir a la


meta, alcanzada la cual pueda abandonar el nombre de amor del saber para ser
verdadero saber- he aquí lo que lo yo he propuesto”. Fichte, Schelling y Hegel
consideraban que solo el saber sistemático, por lo tanto solo la ciencia, era filosofía.
Era el concepto del sistema sirvió para caracterizar la ciencia en general y, por lo
tanto, también la ciencia de la naturaleza, a muchos filósofos del siglo XIX. H. Cohen
vio en el sistema la categoría más alta de la naturaleza y de la C. Husserl consideraba
como carácter esencial de la ciencia la “unidad sistemática” que en ella encuentran
los conocimientos en particular y sus fundamentos e indicaba en el sistema el ideal
mismo de la filosofía, si quiere organizarse como “ciencia rigurosa”. El ideal de la
ciencia como sistema ha seguido vivo aun mucho tiempo después de que las ciencias
naturales se hubieran comenzado a polemizar en contra del “espíritu de sistema”.

Aunque hoy puede considerarse desaparecido el ideal clásico de la ciencia como


sistema cumplido de verdades necesarias por evidencia o por demostración, no se
puede considerar, no obstante, desaparecidas todas sus características. Que la
ciencia sea, o tienda a ser, un sistema, una unidad, una totalidad organizada, es una
pretensión compartida a veces también por las otras concepciones de la ciencia
misma. Lo que esta presentación conserva de valedero en todos los casos es la
exigencia de que las proposiciones que constituyen el cuerpo lingüístico de una
ciencia sean compatibles entre sí, esto es, no contradictorio. Esta exigencia
totalmente diferente ya que la no contrariedad no implica de modo alguno la unidad
sistemática. Sin embargo, en el lenguaje científico o filosófico corriente, la exigencia
sistemática se reduce a menudo a la de la compatibilidad.

2. La concepción descriptiva de la ciencia se ha venido formando a partir de


Bacon por obra de Newton y de los filósofos de la ilustración. Su fundamento es la
distinción bocamina entre anticipación e interrupción de la naturaleza; esta última
consiste en “conducir a los hombres frente a los hechos particulares y a sus órdenes”.
Newton estableció el concepto descriptivo de la ciencia, oponiendo el método del
análisis al método de la sisaseis. Este ultimo consiste “en considerar que las causas
han sido descubiertas, en colocarlas como principios y en explicar los fenómenos
partiendo de tales principios, considerando como prueba esta explicación”. El análisis
consiste, en cambio, “en hacer experimentos y observaciones, en obtener
conclusiones objeciones que no resulten de los experimentos o de otras verdades
ciertas”.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 52


La filosofía de la ilustración exaltó y difundió el ideal científico de Newton. Este
gran genio vio que era el tiempo de excluir de la física las conjeturas e hipótesis
vagas o, por lo menos, de concederles solamente lo que valen y someter esta ciencia
solo a las experiencias y a la geométrica”. Al mismo tiempo D’ Alembert declaró inútil
el espíritu de sistema, tanto para la ciencia como para la filosofía. “Todas las ciencias,
reducidas que de ellos pueda reducir, nada concede a las opiniones, excepto en el
caso de no poder ser evitadas”. La ciencia se reduce así a la observación de los
hechos y a las inferencias o los cálculos fundados en los hechos.

El positivismo del siglo XIX no hizo mas que apelar al mismo concepto de la
ciencia dice Comte: “El carácter fundamental de la filosofía positiva es el de
considerar todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales invariables, cuyo
descubrimiento preciso y cuya reducción al menor número posible son las finalidades
de todos nuestros esfuerzos, en tanto consideremos como absolutamente inaccesible
y privada de sentido la búsqueda de las que denominamos causas, sean estas
primarias o finales”. Por lo tanto, el ideal descriptivo de la ciencia no implica que la
misma consista en el reflejo o en la reproducción fotográfica de los hechos.

Por otro lado, el carácter anticipatorio del conocimiento científico, mediante el


cual el dicho conocimiento se concreta en previsiones fundadas en las relaciones
comprobadas entre los hechos, le quita el carácter fotográfico: En efecto, no se
puede fotografiar el futuro. Por otro lado, la misma ciencia positivista ha aclarado el
carácter activamente orientado de la descripción científica. Las consideraciones de
Claude Bernard a este respecto son particularmente importantes: “La simple
confirmación de los hechos y las observaciones, pero tal cosa no lleva a comprender
nada. Para instruirse es necesario razonar sobre lo que se ha observado, juzgar los
hechos y compararlos con otros hechos que sirven de control”. Desde este punto de
vista una ciencia experimental o de experimento razonará sobre hechos pura y
simplemente confirmados, en tanto una ciencia experimental o de experimento
razonará sobre hechos obtenidos en las condiciones que el experimentador ha creado
y determinado por si mismo.

La doctrina de la ciencia de Mach no podría denominarse descriptiva, si por


descripción se entendiera la reproducción fotográfica de los objetos, pero si puede
denominarse así es el sentido ahora aclarado. Dice Mach: “Si excluimos lo que no
tiene sentido buscar, veremos aparecer mas nítidamente lo que realmente podemos
tomar mediante la ciencia particular: Todas las relaciones de los elementos entre sí”.
La función económica de Mach atribuye a la ciencia o, con mayor precisión, a los
conceptos científicos, por lo tanto, no niega el carácter descriptivo de la ciencia
reconocible en la tesis de que tiene por objeto las relaciones entre los elementos.
Precisamente por considerar las relaciones entre los hechos mismos.

Del mismo modo, Bergson reconoce el carácter convencional y económico de la


ciencia por el hecho de que, por tener la ciencia como órgano a la inteligencia, se

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detiene en las relaciones entre las cosas y las situaciones y no en las cosas. El ideal
descriptivo de la ciencia se encuentra aún en escritores recientes. Dewey afirma
“como en la ciencia los sentidos son determinados en razón de su relación recíproca
como sentido, las relaciones se convierten en objetos de la investigación y las
cualidades posibles” se relegan a un segundo plano, desempeñando un papel
únicamente en la medida en que ayudan al establecimiento de relaciones”. Dice
Dingler: “La tarea principal de la ciencia consiste en lograr el mayor número de leyes
posibles”. Y más recientemente R. B. Braithwaite ha afirmado: “El concepto
fundamental de una ciencia y de que modo suministra explicaciones de los hechos
que investiga, es necesario comprender la naturaleza de las leyes científicas y el
modo de establecerlas”.

3. Una tercera concepción es la que reconoce como única garantía de la validez


de la ciencia es su autocorregibilidad. Se trata de una concepción que ha asomado en
las vanguardias mas críticas o menos dogmáticas de la metodología contemporánea y
que no ha logrado desarrollarse en la medida que las dos concepciones precedentes,
pero que es significativa ya sea para partir del abandono de toda pretensión a la
garantía absoluta, ya sea por que abre nuevas perspectivas al estudio analítico de los
instrumentos de investigación de que disponen las Ciencias; el presupuesto de esta
concepción es el Falitibismo que pierde reconocido como inherente a todo el
conocimiento humano.

Pero la tesis en cuestión ha sido expresada por vez primera por Morris R.
Cohen: Podemos definir la ciencia como un sistema autocorrectivo... La ciencia invita
a la duda. Si puede desarrollarse o progresar no es solamente por que sea
fragmentaria, sino también por que ninguna proposición suya es, en sí misma,
absolutamente cierta y, así el proceso de corrección puede obrar para encontrar
pruebas adecuadas.

Pero es necesario anotar que la duda y la corrección siempre estén de acuerdo


con los cánones del método científico que deben ser considerados, en si mismos,
como provisionales y sujetos a ulteriores correcciones, de modo que una definición de
método científico se verificará en cualquier sentido del término. “Nuestro método de
investigación no está dirigido a defender nuestras anticipaciones para probar que
nuestras anticipaciones son falsas, para adelantar, en su puesto, nuevas
anticipaciones injustificadas e injustificables, nuevos toscos y prematuros perjuicios,
como los llamaba Bacon irrisoriamente”.

La exigencia de la objetividad científica hace inevitable que toda aserción


científica sea siempre tan solo una tentativa. El hombre no puede conocer, pero sí
sólo conjeturar. Afirma que los instrumentos de que dispone la ciencia se de la
autocorregibilidad de la misma, ya que probar como falsa y que, por lo tanto, corrige
la primera. La noción de la autocorregibilidad constituye individualmente la garantía
menos dogmática que la ciencia, ya que puede exigir de su propia validez. Permite un

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análisis menos perjudicado de los instrumentos de comprobación y de control de que
disponen las ciencias particulares.

3.3 EL CARÁCTER CIENTÍFICO DE LA FILOSOFÍA

Una de las cuestiones básicas del pensamiento de Kant se refiere al carácter


científico de la filosofía. El mismo se pregunta: ¿Es factible una filosofía científica?

Toda ciencia es un conjunto sistemático de proposiciones o juicios. Si se


observan como están formados los juicios de la matemática y la física, se sabrá cual
es el secreto de su validez y también si es posible que la filosofía, se sepa cuál es el
secreto de su validez y también si es posible que la filosofía se construya con juicios
científicos.

Los juicios. Hay dos clases de juicios: juicios a priori, que son los que no se
basan en la experiencia, y que son universales y necesarios, son decir, lógicos, y
juicios a posteriori, que son los que fundan en la experiencia. Los juicios a priori no
son científicos, sino coyunturales y subjetivos.

Tres grandes disciplinas se ocupan de los conocimientos a priori, esto es, de


objetos que no se dan en la experiencia: la matemática, la física y la metafísica. La
obra fundamental de Kant, La crítica de la razón pura, intenta resolver cuestiones
relativas a tales ciencias: La estática trascendental se pregunta ¿cómo es posible la
matemática?; la analítica trascendental se interroga sobre ¿cómo es posible la física?
Y la dialéctica trascendental se dice: ¿Es posible la metafísica?

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CAPÍTULO IV
4.1 SITUACIÓN SOCIAL, ECONOMICA Y POLÍTICA DE LA EPOCA

La Filosofía Antigua abarca desde el siglo VI a.C. hasta la irrupción del


cristianismo en el Imperio Romano —la cual, dado que fue gradual y progresiva, no
puede ser fechada de modo preciso, pero se ubica entre los siglos II y IV—. Esta
etapa se caracterizó por la actitud de asombro de los pensadores ante la Naturaleza.
Los antiguos creían que el mundo existía desde siempre y que tanto los dioses
(inmortales) como los hombres (mortales) formaban parte de él.

Los dos filósofos más destacados de esta época fueron: Platón (427-347 a.C.) y
Aristóteles (384-322 a.C.). A ellos deben sumarse los presocráticos (Heráclito,
Parménides, Pitágoras, etc.), el propio Sócrates, los sofistas (Protágoras, Gorgias,
etc.), los epicúreos y los estoicos, entre otros.

Durante miles de años los hombres explicaban la utilidad del mundo


exclusivamente en términos religiosos. La interpretación de la naturaleza desde el
hombre, y no desde dioses y sacerdotes nos dan uno de los problemas de la filosofía
como lo es el mundo, siendo este de tipo Cosmológico.

En la etapa preatica, la cual es fundamentalmente filosofía de la naturaleza o


del mundo. Se postula para ella una ley interna que asegura la uniformidad del
acaecer de los fenómenos: la misma causa determina siempre, en todas partes y sin
excepción alguna, los mismos efectos. Sin este postulado no hay ciencia, ni
racionalidad, ni lógica.

Los representantes de la filosofía preatica son: Tales de Mileto, Anaximandro,


Anaximenes, intentan fijar el ser último de la naturaleza: agua, aire caos; Heraclito
señala hacia un fuego cósmico inteligente y Parmenides y su discípulo Zenón
enfatizan que lo que se tiene que ser inmutable e inmóvil; en consecuencia las cosas
perecederas no son el ser como tal; son apariencias y apariciones inconsistentes.

Los preaticos posteriores: Demócrito, Anaxágoras y Empedocles continúan la


línea de Tales de Mileto: su doctrina de la naturaleza, es realista y materializante: son
los cuatro elementos que constituyen el mundo.

En la filosofía Griega, se inaugura la razón como un instrumento para la


búsqueda de la verdad, se siembran los principios de la ciencia moderna. Surge como
una respuesta a los mitos, para dar argumento acerca de su naturaleza (el porqué de
las cosas), ya que la mitología no es un pensamiento filosófico, puesto que no da una
afirmación racional y deductiva de sus afirmaciones.

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Filosofía Preática.

Tales de Mileto (c.  625-c. 546 a.C.).

Filósofo griego nacido en Mileto (Asia Menor). Fue el fundador de la filosofía


griega, y está considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia. Tales llegó a ser
famoso por sus conocimientos de astronomía después de predecir el eclipse de sol
que ocurrió el 28 de mayo del 585 a.C. Se dice también que introdujo la geometría en
Grecia. Según Tales, el principio original de todas las cosas es el agua, de la que todo
procede y a la que todo vuelve otra vez. Antes de Tales, las explicaciones del
universo eran mitológicas, y su interés por la sustancia física básica del mundo marca
el nacimiento del pensamiento científico.

Anaximandro (c. 611-c.  547  a.C.).

Filósofo, matemático y astrónomo griego. Nació en Mileto (en la actual Turquía).


Discípulo y amigo del filósofo griego Tales de Mileto, Anaximandro está considerado
el descubridor de la oblicuidad de la eclíptica, que es el ángulo que forman el plano
de la eclíptica y el plano del ecuador celeste. También se le considera introductor del
reloj de sol en Grecia y fundador de la cartografía.

La contribución más relevante de Anaximandro fue elaborar la más temprana


obra en prosa en relación al cosmos y los orígenes de la vida, por lo que también es
mencionado como fundador de la cosmología. Concebía el Universo como un número
de cilindros concéntricos, de los cuales el más exterior es el Sol, el del medio la Luna
y el más interno contiene las estrellas. Dentro de estos cilindros está la Tierra, sin
base firme y en forma de bombo. Anaximandro postulaba una teoría del origen del
Universo que defendía que éste era el resultado de la separación de opuestos desde
la materia primaria. Así, el calor se movió hacia fuera, separándose de lo frío y,
después, lo hizo lo seco de lo húmedo. Además, Anaximandro sostenía que todas las
cosas vuelven con el tiempo al elemento que las originó.

Anaxímenes (c. 570-500 a.C.).

Filósofo griego de la naturaleza, el último miembro de la escuela jónica fundada


por el filósofo Tales de Mileto. Nació en Mileto (Jonia), en Asia Menor. Anaxímenes
afirmaba que el aire es el elemento primario al que todas las demás cosas pueden ser
reducidas. Para explicar cómo los objetos sólidos se forman a partir del aire, introdujo
las nociones de condensación y rarefacción. Estos procesos, afirmaba, transforman el
aire, en sí mismo invisible, en entidades visibles —como el agua, el fuego y las
materias sólidas—. Pensaba que el aire se calienta y se vuelve fuego cuando se
rarifica y que se enfría y se vuelve sólido al condensarse. La importancia de
Anaxímenes no radica en su cosmología sino en su intento de descubrir la naturaleza
última de la realidad.

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Pitágoras (c. 582-c. 500 a.C.).

Filósofo y matemático griego, cuyas doctrinas influyeron mucho en Platón.


Nacido en la isla de Samos, Pitágoras fue instruido en las enseñanzas de los primeros
filósofos jonios Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. Se dice que Pitágoras
había sido condenado a exiliarse de Samos por su aversión a la tiranía de Polícrates.
Hacia el 530 a.C. se instaló en Crotona, una colonia griega al sur de Italia, donde
fundó un movimiento con propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido como
pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra de sus
discípulos.

Para Pitágoras, la esencia permanente del mundo puede encontrarse en los


principios matemáticos y especialmente en los números. La propuesta fundamental
de la escuela Pitagórica, se reduce a que el número es la esencia de todas las cosas
ya que ocupan un lugar intermedio entre la percepción sensible y las ideas.
Como sus doctrinas básicas, los pitagóricos asumieron ciertos misterios, similares en
muchos puntos a los enigmas del orfismo. Aconsejaban la obediencia y el silencio, la
abstinencia de consumir alimentos, la sencillez en el vestir y en las posesiones, y el
hábito del autoanálisis. Los pitagóricos creían en la inmortalidad y en la
transmigración del alma. Se dice que el propio Pitágoras proclamaba que él había
sido Euphorbus, y combatido durante la guerra de Troya, y que le había sido
permitido traer a su vida terrenal la memoria de todas sus existencias previas.

Heráclito (c. 540-c. 475 a.C.).

Filósofo griego, quien sostenía que el fuego era el origen primordial de la


materia y que el mundo entero se encontraba en un estado constante de cambio.
Nació en Éfeso, una antigua ciudad griega en Asia Menor, que ahora pertenece a
Turquía. Debido a su vida solitaria, y a la oscuridad y misantropía de su filosofía, es
llamado algunas veces el oscuro.

En cierto sentido, Heráclito fue uno de los iniciadores de la metafísica griega,


aunque sus ideas se derivan de las de la escuela jónica de la filosofía griega.
Consideraba el fuego como la sustancia primordial o principio que, a través de la
condensación y rarefacción, crea los fenómenos del mundo sensible. Heráclito
incorporó a la noción de "ser" de sus predecesores el concepto de "devenir" o flujo, al
que consideró una realidad básica subyacente a todas las cosas, incluso a las más
estables en apariencia. Para aclararlo, afirmaba que una persona no podía bañarse
dos veces en el mismo río.

Para Heráclito, su principio es la dialéctica misma, busca el equilibrio, todo es


parte de todo, las cosas cambian por eso son o no son.

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En ética, Heráclito introdujo un nuevo énfasis social, manteniendo que la virtud
consiste en la subordinación del individuo a las leyes de una armonía razonable y
universal. Aunque su pensamiento estaba influido por la teología popular, atacó los
conceptos y ceremonias de la religión popular de su tiempo.

Sólo una obra, De la Naturaleza de las cosas, se puede atribuir a Heráclito,


aunque algunos autores sostienen que también escribió un libro sobre las leyes.
Numerosos fragmentos de su obra fueron preservados por escritores posteriores y se
pueden encontrar recopilaciones de estos fragmentos en diversas ediciones
modernas.

Hipócrates (c. 460-c. 377 a.C.).

El médico más importante de la antigüedad, es considerado el padre de la


medicina. Nacido probablemente en la isla de Cos, Grecia, realizó numerosos viajes
antes de establecerse definitivamente en la isla para dedicarse a la enseñanza y la
práctica de la medicina. Murió en Larissa, Grecia, y poco más se sabe de él. Su
nombre se asocia al juramento hipocrático, aunque es muy posible que no fuera el
autor del documento. De hecho, de las casi setenta obras que forman parte de la
Corpus hippocraticum, es posible que sólo escribiera alrededor de seis.

La Corpus hippocraticum probablemente es lo único que queda de la biblioteca


médica de la famosa Escuela de Medicina de Cos. Sus enseñanzas, su sentido del
distanciamiento y su capacidad para la observación clínica directa quizá influyeran a
los autores de esos trabajos y, sin duda, contribuyeron en gran medida a desterrar la
superstición de la medicina antigua.

Entre las obras más importantes de la Corpus hippocraticum está el Tratado de


los aires, las aguas y los lugares (siglo V a.C.) que, en vez de atribuir un origen divino
a las enfermedades, discute sus causas ambientales. Sugiere que consideraciones
tales como el clima de una población, el agua o su situación en un lugar en el que los
vientos sean favorables son elementos que pueden ayudar al médico a evaluar la
salud general de sus habitantes. Otras obras, Tratado del pronóstico y Aforismos,
anticiparon la idea, entonces revolucionaria, de que el médico podría predecir la
evolución de una enfermedad mediante la observación de un número suficiente de
casos.

Escuela eleática.

Corriente griega de filosofía que tuvo su apogeo en los siglos VI y V a.C. El


pensamiento eleático se opone tanto a la filosofía materialista de la escuela jónica
como a la teoría del flujo universal formulada por el filósofo griego Heráclito. Según
los eleáticos, el universo es en esencia una unidad inmutable, que, siendo infinita en

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tiempo y espacio, está más allá de la cognición proporcionada por los sentidos
humanos.

Sólo a través de la reflexión filosófica, afirmaban, se puede alcanzar la verdad


última. Las observaciones sensoriales ofrecen tan solo una visión limitada y
distorsionada de la realidad. El nombre de eleática viene de la ciudad griega de Elea,
al sur de Italia, el hogar de Parménides y Zenón, máximos exponentes de la misma
escuela.

Los eruditos difieren en si la escuela fue fundada por Jenófanes o Parménides.


Muchas de las doctrinas eleáticas se basaron en las enseñanzas de Jenófanes,
mientras que Parménides desarrolló sus doctrinas dentro de un sistema de
metafísica. La filosofía eleática sirvió como base para el sistema metafísico de Platón.

Jenófanes (fl. final del siglo VI y principios del V a.C.).

Poeta griego, filósofo y reformador religioso, nació en Colofón, Asia Menor.


Dejó su ciudad natal en el 545 a.C. para convertirse en un poeta errante y rapsoda
en Grecia y Sicilia. En el 536 a.C., según la tradición, se estableció en la colonia
fenicia de Elea, al sur de Italia. Allí, según dicen, fundó la escuela eleática, cuyos
conceptos filosóficos fueron más tarde ampliados y sistematizados por su discípulo, el
pensador griego Parménides.

En sus obras Jenófanes satirizaba con inteligencia las creencias politeístas de los
primeros poetas griegos y de sus contemporáneos. Ridiculizaba sus deidades como
dioses creados a imagen de los mortales que los adoraban. En un famoso pasaje
afirmó que si los bueyes pudieran pintar y esculpir, pintarían dioses que parecerían
bueyes. Los humanos, sentía, debían rechazar el antropomorfismo politeísta y
reconocer en su lugar una única deidad no humana oculta y unificadora de todo
fenómeno universal. En otras obras ridiculizó la doctrina de la transmigración de las
almas y deploraba la preocupación griega por el atletismo y la vida lujuriosa a
expensas de la sabiduría. Sólo perduran escasos fragmentos de sus poemas.

Parménides (c. 515-c.  440 a.C).

Filósofo griego, considerado por muchos eruditos como el miembro más


importante de la escuela eleática. Natural de Elea (colonia griega en el sur de la
península Itálica), se cree que visitó Atenas cuando tenía 65 años de edad y que, en
tal ocasión, Sócrates, entonces un hombre joven, le oyó hablar. Parménides expuso
su filosofía en forma de versos y la única obra suya que ha perdurado se nutre de
extensos fragmentos de un poema didáctico, Sobre la naturaleza. En esta reflexión
aboga por la existencia del ‘Ser absoluto’, cuya no existencia Parménides declaraba
resultar inconcebible, pero cuya naturaleza admitía ser también inconcebible, ya que
el ‘Ser absoluto’ está disociado de toda limitación bajo la cual piensa el ser humano.

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Mantenía que los fenómenos de la naturaleza son sólo aparentes y debidos, en
esencia, al error humano; parecen existir, pero no tienen entidad real. Sostenía
también que la realidad, ‘Ser verdadero’, no es conocida por los sentidos, sino que
sólo se puede encontrar en la razón. Esta creencia le convirtió en un precursor del
idealismo de Platón.

La teoría de Parménides de que el ser no puede originarse del no ser, y que el


ser ni surge ni desaparece, fue aplicada a la materia por sus sucesores Empédocles y
Demócrito, que a su vez la convirtieron en el fundamento de su explicación
materialista del Universo.

Empedocles (c. 493 a.C.-433 a.C.)

Filósofo griego, estadista y poeta, nacido en Agrigentum (hoy Agrigento),


Sicilia, discípulo de Pitágoras y Parménides. Según afirma la tradición, Empédocles
rechazó aceptar la corona ofrecida por el pueblo de Agrigentum después de haber
colaborado a librarle de la oligarquía gobernante. En su lugar instituyó una
democracia.

El conocimiento moderno de la filosofía de Empédocles se basa en los


fragmentos que perduran de sus poemas sobre la naturaleza y la purificación.
Afirmaba que todas las cosas están compuestas de cuatro elementos principales:
tierra, aire, fuego y agua.

Dos fuerzas activas y opuestas, amor y odio, o afinidad y antipatía, actúan


sobre estos elementos, combinándolos y separándolos dentro de una variedad infinita
de formas. De acuerdo con Empédocles, la realidad es cíclica. Al comenzar un ciclo,
los cuatro elementos se encuentran unidos por el principio del amor. Cuando el odio
penetra en el círculo, los elementos empiezan a separarse. El amor funde todas las
cosas; entonces el odio reemprende el proceso. El mundo como lo conocemos se
halla a medio camino entre la esfera primaria y el estado de total dispersión de los
elementos. Creía también que no es posible que ningún cambio conlleve la creación
de nueva materia; sólo puede ocurrir un cambio en las combinaciones de los cuatro
elementos ya existentes. Asimismo formuló una primitiva teoría de la evolución en la
que declaraba que las personas y los animales evolucionaban a partir de formas
precedentes.

Anaxágoras (c. 500-428 a.C.).

Filósofo griego responsable de introducir la noción de nous (en griego


'pensamiento' o 'razón') en la filosofía de los orígenes; sus predecesores habían
estudiado los elementos (tierra, aire, fuego, agua) como realidad última.

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Nació en Clazomenae (cerca de la actual Azmir, Turquía). Anaxágoras fue el
primer pensador en establecerse (c. 480) en Atenas, más tarde un destacado centro
filosófico. Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, el
dramaturgo griego Eurípides, y quizás también Sócrates. Anaxágoras había enseñado
en Atenas durante cerca de treinta años cuando se le encarceló acusado de impiedad
al sugerir que el Sol era una piedra caliente y la Luna procedía de la Tierra. Después
marchó a Jonia (en Asia menor) y se estableció en Lampsacus (una colonia de
Mileto), donde murió.

Anaxágoras explicó su filosofía en su obra Peri physeos, pero sólo algunos


fragmentos de sus libros han perdurado. Mantenía que toda la materia había existido
en su forma primitiva como átomos o moléculas; que estos átomos, numerosos hasta
el infinito e infinitesimalmente pequeños, habían existido desde la eternidad; y que el
orden que surgió al principio de este infinito caos de átomos diminutos era efecto de
la actuación de una inteligencia eterna (nous). También consideraba que todos los
cuerpos son simples agregaciones de átomos; así, una barra de oro, acero o cobre se
compone de inconcebibles partículas diminutas del mismo material.

Anaxágoras marca un gran punto de retorno en la historia de la filosofía griega;


su doctrina del nous fue adoptada por Aristóteles, y su interpretación sobre los
átomos preparó el camino para la teoría atómica del filósofo Demócrito.

Demócrito (c. 460 a.C.-370 a.C.).

Filósofo griego que desarrolló la teoría atómica del universo, concebida por su
mentor, el filósofo Leucipo. Demócrito nació en Abdera, Tracia. Escribió numerosas
obras, pero sólo perduran escasos fragmentos.

Según la teoría atómica de la materia de Demócrito, todas las cosas están


compuestas de partículas diminutas, invisibles e indestructibles de materia pura (en
griego atoma, 'indivisible'), que se mueven por la eternidad en un infinito espacio
vacío (en griego kenon, 'el vacío'). Aunque los átomos estén hechos de la misma
materia, difieren en forma, medida, peso, secuencia y posición.

Las diferencias cualitativas en lo que los sentidos perciben y el origen, el


deterioro y la desaparición de las cosas son el resultado no de las características
inherentes a los átomos, sino de las disposiciones cuantitativas de los mismos.
Demócrito consideraba la creación de mundos como la consecuencia natural del
incesante movimiento giratorio de los átomos en el espacio. Los átomos chocan y
giran, formando grandes agregaciones de materia.

Demócrito escribió también sobre ética, proponiendo la felicidad, o 'alegría',


como el mayor bien —una condición que se logra a través de la moderación, la
tranquilidad y la liberación de los miedos. En la historia Demócrito era conocido como

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el Filósofo Alegre, en contraste al más sombrío y pesimista Heráclito. Su teoría
atómica anticipó los modernos principios de la conservación de la energía y la
irreductibilidad de la materia.

Zenón de Citio (fl. finales del siglo IV y principios del III  a.C.).

Filósofo griego, fundador del estoicismo. Nació en Citio, Chipre. Poco se conoce
de su juventud excepto que sus contemporáneos se referían a él como de origen
fenicio. Fue alumno del filósofo cínico del siglo IV a.C. Crato de Tebas y del platónico
Jenócrates. Sobre el 300 a.C., Zenón fundó su propia escuela de filosofía, conocida
como estoicismo, por derivación de la Stoa Pecile (pórtico pintado), nombre dado a
un parque público donde el maestro enseñaba a sus discípulos.

El deber moral, el autocontrol, y vivir en armonía con la naturaleza eran


algunos de los principios de la ética práctica en la que Zenón estaba interesado.
Enseñó en Atenas durante más de medio siglo y fue respetado por su recto modo de
vida. Se dice, sin embargo, que rechazó la oferta de hacerse ciudadano ateniense por
lealtad a su Chipre natal. Zenón no dejó escritas sus enseñanzas, pero fueron
difundidas por sus numerosos discípulos.

4.2 LA CIENCIA

4.2.1 La matemática

Escuela Pitagórica

Pitágoras. Cronológicamente posterior, s. VI a. C., es la escuela de


Pitágoras. Pitágoras, tras estudiar matemáticas en Egipto regresa a Grecia donde
funda una escuela que, por su carácter esotérico y cerrado más bien puede
considerase como una secta. En un principio observaron que la realidad tiene un
comportamiento matemático: Se pueden medir fenómenos, se observan
proporciones. Llegan a la conclusión de que el orden del universo es matemático; y
como todo lo matemático puede reducirse a números, llegaron a la conclusión de que
el arche de las cosas son los números. Según los pitagóricos los números aparecen
en parejas, por lo que afirman que la naturaleza es algo dualista: Noche-día, macho-
hembra..... Todo se organiza por parejas de la que destacan par-impar. Finalmente
asignan a cada cosa un número. Por ejemplo, al universo, por considerarse perfecto,
se le asigna el número 10, que para los griegos era el número más perfecto. Por eso
el universo habría de estar formado por una gran masa de fuego, que es el sol,
rodeado por 9 planetas que giran en órbitas circulares.

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4.3 LA ONTOLOGÍA

Gorgias

Recogió la temática de la filosofía eleática concluyendo que nada existe. Se


encuentran en una obra que se le atribuye, Sobre la Naturaleza o el No Ser (título
que alude a la postura de la escuela eleática -por la cual se ve influido, pero a la que
ataca- ya que el filósofo Meliso de Samos había escrito la obra Sobre la naturaleza
o el Ser), tres célebres tesis:

1.- Nada existe.

2.- Si algo existiera, no podría ser conocido por el hombre.

3.- Si algo existente pudiese ser conocido, sería imposible expresarlo con el
lenguaje a otro hombre.

El relativismo de Protágoras pasa a ser en Gorgias escepticismo, sosteniendo


tesis nihilistas (del latín nihil, nada) tesis que sostiene la ausencia de convicciones
verdaderas así como de los valores. En el caso de Gorgias, se niega la existencia de
nada permanente en lo real al declarar falsas todas las opiniones.

Tesis 1: Nada existe

La primera tesis la defiende de la manera siguiente: si algo existe debería o


bien ser eterno o no serlo. Si fuese eterno, habría de ser infinito y, si fuese infinito, no
podría estar en nada. Pero, lo que no está en nada no existe. Por otra parte, si no
fuese eterno, debería haber comenzado a ser (debería haber nacido, haber sido
creado), pero, para comenzar a ser, antes debería no ser, lo que es imposible, ya
que el no ser no es (lo que no existe no puede engendrar la existencia). Así, ni es
eterno ni tiene origen y, por tanto, no es. Nada puede existir.

El también escéptico Sexto Empírico, quien conoció los escritos gorgianos,


recoge la argumentación en su libro "Contra los matemáticos" de este modo:

"Que nada existe es argumentado de este modo. Si existe algo, o bien existe lo
que es o lo que no es, o bien existen tanto lo que es como lo que no es. Pero ni lo
que es existe, como demostrará, ni lo que no es, como explicará, ni tampoco lo que
es y lo que no es, punto éste que también justificará. No existe nada, en conclusión.

Es claro, por un lado, que lo que no es no existe. Pues si lo que no es existiera,


existiría y, al mismo tiempo, no existiría. En tanto que es pensado como no existente,
no existirá, pero, en tanto que existe como no existente, en tal caso existirá. Y es de
todo punto absurdo que algo exista y, al mismo tiempo, no exista. En conclusión, lo
que no es no existe. E inversamente, si lo que no es existe, lo que es no existirá

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 67


Pues uno y otro son mutuamente opuestos, de modo que si la existencia resulta
atributo esencial de lo que no es, a lo que es le convendría la inexistencia. Mas no es
cierto que lo que es no existe y, por tanto, tampoco lo que no es existirá.

Pero es que tampoco lo que es existe. Pues si lo que es existe, o bien es eterno
o engendrado, o eterno o ingénito al tiempo. Mas no es eterno ni engendrado ni
ambas cosas, como mostraremos. En conclusión, lo que es no existe.

Porque si es eterno lo que es -hay que comenzar por esta hipótesis- no tiene
principio alguno. Pues todo lo que nace tiene algún principio, en tanto que lo eterno,
por su ingénita existencia, no puede tener principio. Y, al no tener principio, es
infinito. Y si es infinito, no se encuentra en parte alguna. Ya que si está en algún
sitio, ese sitio en el que se encuentra es algo diferente de él y, en tal caso, no será
ya infinito el ser que está contenido, mientras que nada hay mayor que el infinito, de
modo que el infinito no está en parte alguna. Ahora bien, tampoco está contenido en
sí mismo. Pues continente y contenido serán lo mismo y lo que es uno se convertirá
en dos, en espacio y materia. En efecto, el continente es el espacio y contenido, la
materia. Y ello es, sin duda, un absurdo. En consecuencia tampoco lo que es está en
sí mismo. De modo que, si lo que es eterno, es infinito y, si infinito, no está en
ninguna parte, no existe. Por tanto, si lo que es, es eterno, tampoco su existencia es
en absoluto.

Pero tampoco lo que es puede ser engendrado. Ya que si ha sido engendrado,


procede de lo que es o de lo que no es. Mas no procede de lo que es. Ya que si su
existencia es, no ha sido engendrado, sino que ya existe. Ni tampoco procede de lo
que no es, ya que lo que no es no puede engendrar nada, dado que el ente creador
debe necesariamente participar de la existencia. En consecuencia lo que es no es
tampoco engendrado.

Y por las mismas razones tampoco son posibles las dos alternativas, que sea,
al tiempo, eterno y engendrado. Pues ambas alternativas se destruyen mutuamente,
y, si lo que es, es eterno, no ha nacido y, si ha nacido, no es eterno.

Por tanto, si lo que es no es ni eterno ni engendrado ni tampoco lo uno y lo otro,


al tiempo, lo que es no puede existir.

Y, por otro lado, si existe es uno o es múltiple. Mas no es ni uno ni múltiple,


según se demostrará. Por tanto, lo que es no existe, ya que si es uno, o bien es
cantidad discreta o continua, o bien magnitud o bien materia. Mas, en cualquiera de
los supuestos no es uno, ya que si existe como cantidad discreta, podrá ser
separado, y, si es continua, podrá ser dividido. Y, por modo semejante, si es
pensado como magnitud no deja de ser separable. Y, si resulta que es materia,
tendrá una triple dimensión, ya que poseerá longitud, anchura y altura. Mas, es
absurdo decir que lo que es no será ninguna de estas propiedades. En conclusión, lo
que es no es uno. Pero ciertamente tampoco es múltiple.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 68


Pues, dado que la multiplicidad es un compuesto de distintas unidades,
excluida la existencia de lo uno, queda excluida, por lo mismo, la multiplicidad.

Que no existen, pues, ni lo que es ni lo que no es, resulta fácil de demostrar. Ya


que si tanto lo que no es como lo que es existen, lo que no es será idéntico a lo que
es en cuanto a la existencia. Y, por ello, ninguno de los dos existe. Que lo que no es
no existe es cosa convenida. Y ha quedado demostrado que lo que es, en su
existencia, es idéntico a lo que no es. Por tanto, tampoco él existirá. En
consecuencia, si lo que es es idéntico a lo que no es, no pueden existir el uno y el
otro. Porque, si existen ambos, no hay identidad y, si existe identidad, no pueden
ambos existir. De ello se sigue que nada existe."

Tesis 2: Si algo existiese, sería incognoscible

La segunda tesis parte de la afirmación de Parménides según la cual no es


posible pensar el no ser. Pero, si el no ser no pudiese ser pensado, afirma Gorgias,
no existiría el error. Dado que el error existe, se infiere que puede pensarse el no ser.
Así, podemos decir que hay cosas no pensadas que existen, y cosas no existentes
(como personajes míticos, por ejemplo) que pueden ser pensadas. De esta manera
señala que existe una división entre pensamiento y ser y, por tanto, si algo existiese,
no podría ser pensado. “Si lo pensado no existe, lo existente no es pensado”

En palabras de Sexto Empírico:

"A continuación debe demostrarse que, aun en el caso de que alguna cosa
exista, ésta es incognoscible e inconcebible para el hombre (...). Es una deducción
exacta e impecable ésta: "si lo pensado no existe, lo existente no es pensado" (...) Es
evidente que las cosas pensadas no existen. Pues, si en efecto, las cosas pensadas
existen, todas las cosas pensadas deben existir, después que alguien las piense. Lo
que es inverosímil, pues, de hecho no es verdad que si uno piensa hombres
voladores o carros que corren por el mar, por eso sólo un hombre vuele o los carros
corran sobre el mar. Por lo cual no es verdad que lo pensado exista. Además, si lo
pensado existe, lo no existente no podrá ser pensado, porque a los contrarios les
corresponden atributos contrarios (...) por ello, si a lo existente le corresponde el ser
pensado, a lo no existente le corresponderá el no ser pensado. Pero esto es
absurdo, porque se piensa también a Escila y la Quimera y muchas otras cosas
irreales. Por lo cual el ser no es pensado (...)"

Tesis 3: Si algo fuese cognoscible, sería incomunicable

La tercera tesis defiende que la palabra no comunica más que sonidos.


Mediante el lenguaje no transmitimos colores, sabores, tamaños, etc., sino
solamente sonidos (es decir, no transmitimos las cosas en sí sino sólo palabras). Y,
al igual que la vista no ve los sonidos, el oído no oye los colores. Con ello pone de
manifiesto el divorcio existente entre signo y significado (entre el término que designa

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 69


y el objeto designado), y destaca la imposibilidad de transmitir la realidad mediante la
palabra.

Esto se podría resumir en: 1) antítesis entre la exterioridad (respecto a


nosotros) de la subsistencia de los objetos y la interioridad de la palabra; 2)
imposibilidad, por ello, de que la palabra tenga la función de representar el objeto
exterior, el cual, en cambio, tiene la función de revelarnos a nosotros la palabra,
suscitándola por medio de las impresiones sensibles (los sentidos); 3) diferencia
entre la subsistencia visible (los objetos) y auditiva (la palabra), e irrepresentabilidad
recíproca.

Dice Sexto Empírico:

"Porque el medio con lo que nos expresamos es la palabra y ésta no es lo


subsistente y el ser. Por tanto, no expresamos los seres reales a nuestro prójimo,
sino palabras que son distintas a la realidad subsistente. Pues, tal como lo visible no
puede transformarse en audible y viceversa, así el ser no puede transformarse en
palabra nuestra, pues subsiste fuera de nosotros. Y no siendo palabra lo real no
puede ser manifestado a los demás. La palabra, en efecto se organiza por las
impresiones de los objetos exteriores sobre nosotros, es decir, por las sensaciones,
pues de la acción del sabor, surge en nosotros la palabra que expresa tal cualidad, y
de la impresión del color, la palabra del color. Si esto es verdad, no es la palabra
representativa del objeto externo, sino que el objeto externo es revelador de la
palabra. Y por lo tanto, ni aun se puede decir que, tal como subsisten los objetos
visibles y los audibles, suceda así con la palabra también; de manera que pueda, por
ser subsistente y real, revelar los objetos subsistentes y reales. Porque si también
subsiste la palabra, en tal caso, es cosa diversa de los otros subsistentes (de las
cosas mismas), y sobre todo, difieren los cuerpos visibles de las palabras: pues lo
visible se percibe con un órgano distinto al que percibe la palabra. Por ello, la
palabra no puede expresar la mayor parte de los objetos subsistentes, de la misma
manera que ni aun éstos pueden manifestar unos la naturaleza de los otros."

Protágoras

El principio filosófico más famoso de Protágoras alude al estatus del hombre


enfrentado al mundo que lo rodea. Habitualmente se designa con la expresión Homo
mensura («El hombre es la medida»), fórmula abreviada de la frase Homo omnium
rerum mensura est («El hombre es la medida de todas las cosas»), que traduce al
latín la sentencia original en griego. Esta última, según Diógenes Laercio, habría sido
la siguiente:

πάντων χρημάτων μέτρον ἔστὶν ἄνθρωπος, τῶν δὲ μὲν οντῶν ὡς ἔστιν, τῶν δὲ
οὐκ ὄντων ὠς οὐκ ἔστιν

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 70


La traducción habitual al castellano nos dice

«El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son,
de las que no son en cuanto que no son».

La sentencia acusa diversas interpretaciones, como resultado de la dificultad


que implica determinar el sentido y alcance de sus tres expresiones fundamentales, a
saber: a) El hombre (ἄνθρωπος); b) La medida (μέτρον); c) Las cosas (χρηματὰ).

a) Se discute si la expresión "el hombre" (ἄνθρωπος) se refiere al hombre


en sentido individual o en sentido colectivo. A saber:

1) La interpretación en sentido individual señala que el hombre al que hace


mención la frase de Protágoras es cada hombre concreto, cada individuo, de tal
forma que habría tantas medidas distintas para las cosas como hombres individuales
hay. A tal lectura adhiere Platón, quien, por medio de Sócrates, señala en el Teeteto:
« ¿No es verdad que (Protágoras) dice algo así: Tal como me parecen las cosas,
tales son para mí, tal como te parecen, tales son para ti. Pues tú eres hombre y yo
también?»

2) La interpretación en sentido colectivo, a su vez, tiene dos enfoques


distintos: uno que entiende que la expresión alude a cada grupo social humano; otro,
que la considera en sentido genérico, es decir, referida al género humano:

a) El primer enfoque, que podemos denominar sociológico, ha sido defendido


por Eugène Dupréel, e implica plantear que la frase de Protágoras alude a cierta
forma de relativismo cultural, donde cada sociedad, cada polis, actuaría como
medida de las cosas.

Hay autores (como Untersteiner y Schiappa) que, adhiriendo a la tesis


sociológica, consideran que ella no es incompatible con el sentido individual del
término, ya que Protágoras habría contemplado ambas visiones al formular su
sentencia.

b) El segundo enfoque, que podemos denominar genérico, fue formulado por


Goethe y defendido especialmente por Theodor Gomperz, e implica entender la
existencia de una única medida común para todos los hombres individuales; una
misma forma, compartida por el género humano, para tasar la totalidad de las cosas.

A veces se interpreta este dicho como simple antropocentrismo, como


relativismo de la verdad de las cosas, como que cada hombre es la norma de lo que
es verdad para sí mismo, y que toda verdad es relativa para el individuo que la
sostiene y que no podría tener validez más allá de él. Él, con su frase célebre, se
refería al ser humano y no a cada sujeto, por eso tenía fama de moderado, no era
radical. Heidegger propone una interpretación más penetrante de él en su curso

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 71


Introducción a la Filosofía (Ed. Cátedra, Madrid, 1999, pp. 166 ss. Trad. de Manuel
Jiménez Redondo).

La teoría de los juicios contrarios

El dominio de esta técnica ofrecería al poseedor -el dialéctico- la disposición,


por medio de su arte, de convertir en más fuerte el argumento más débil. Sin
embargo, es importante señalar que Protágoras no contemplaba el uso de esta
técnica de forma meramente instrumental, por mero afán oportunista, sino que la
apoyaba en un complejo discurso en el que se debatía la virtud.

También hizo una proposición de agnosticismo: respecto a los dioses, no tengo


medios de saber si existen o no, ni cuál es su forma. Me lo impiden muchas cosas: la
oscuridad de la cuestión y la brevedad de la vida humana.

Mantuvo que ninguna opinión de una persona es más correcta que la de otra,
porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia.

Hipías

Con la seguridad característica de los últimos sofistas, él se atribuía ser una


autoridad en todos los temas, y conferenció, en todos los eventos con éxito
económico, Sus enseñanzas abarcaron una amplia gama de saberes: matemáticas,
geometría, astronomía, historia, poesía y filosofía.

Se jactaba de ser más popular que Protágoras, y estaba preparado en cualquier


momento para dar la dirección extemporánea de cualquier persona a la asamblea de
Olimpia. De esta habilidad no hay duda alguna, pero es igualmente cierto que era
superficial. Su talento no era ofrecer conocimientos, sino dar a sus alumnos las armas
de la argumentación, para hacerlas fértiles en la discusión sobre cualquier tipo de
temas.

Dos diálogos de Platón, el Hipias mayor y el Hipias menor, contienen una


exposición de sus métodos, sin duda exagerados para propósitos de argumentación
pero escritos con pleno conocimiento de la persona.

Su gran obra Synagogé, era un enorme compendio de saberes, tanto de origen


griego como bárbaro, que fue escribiendo a lo largo de su vida: escritos matemáticos,
tragedias, ditirambos, discursos, etc...

Este prolífico autor aceptó la distinción entre physis y nómos propia de la


sofística, y defendió a la naturaleza frente a los nómoi, sin optar, por ello, por una
postura egoísta.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 72


Su defensa altruista de la naturaleza, frente al nómos, dio origen a la idea de la
unidad de la especie humana: por naturaleza somos iguales. Son los nómoi, las
convenciones sociales, los causantes de las distinciones por raza, riqueza, nacimiento
o status social. Las leyes positivas causan desigualdad entre los hombres.

Las leyes son convenciones hechas por los hombres para otorgar lo que
debe hacerse y lo que no. Al ser su origen un contrato social, no pueden pretender su
universalidad, pudiendo ser continuamente modificadas.

Hipias aceptó también la existencia de leyes divinas, que sí tienen carácter de


universalidad. Estas leyes son aquellas que son aceptadas por todos los hombres de
todos los países y, por lo tanto, han de tener un origen divino. Entre estas leyes
encontramos el venerar a los dioses y honrar a los padres.

Pródico

Establece la base para una teoría naturalista de la religión, diciendo que cada
cultura deifica aquello que le es más útil de la naturaleza. Fue considerado de los
primeros ateos.

Además, afirmaba que el alma era el resultado de la organización y dedicó


parte de su estudio al lenguaje. En su modelo de ética, él pone en juego dos tipos de
vida; la del vicio, dedicada al ocio y los placeres, y la de la virtud, austera, esforzada
y sencilla; eligiendo esta última pues la primera daría un placer que no lo es
realmente, satisfaciendo las necesidades cuando aún no lo son.

Se le presenta como convencido de que la muerte es deseable porque nos libra


de las calamidades de la vida. Temer la muerte es irracional, puesto que no afecta ni
al vivo ni al muerto, al primero porque mientras vive aún no existe la muerte, y al
segundo porque entonces no existe ya él y nada le puede afectar.

Fragmento de "las horas y las estaciones" trasmitido por Jenofonte

En un tratado sobre Hércules ya publicado, el sabio Pródico se ocupa además de


la virtud.

Se dice que Hércules, a penas salido de la infancia y entrado en la pubertad, se


estaba quieto, indeciso sobre el camino a elegir.

Es la edad en la que los jóvenes, no dependiendo ya más que de ellos mismos,


muestran el camino que tomará su vida, el de la virtud o el del vicio.

Salieron entonces a su encuentro dos mujeres adultas. Una de ella, grata a la


vista, libre en su forma de ser, ataviada decentemente, de mirada recatada, de

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 73


gestos modestos y vestida de blanco. La otra, descubriendo el cuerpo de delicada
piel, estaba tan acicalada de afeites que se veía más blanca y rosada de lo que era.

Su bien erguida actitud aumentaba su natural altura: de mirada audaz, y


ataviada para destacar su juventud en flor. Se observaba a sí misma siempre, atenta
por ver si atraía las miradas ajenas, frecuentemente inclinada complacida ante su
propia sombra.

Habiéndose ambas acercado a Hércules, la primera se le aproximó, pero la otra,


deseosa de ser la primera, corrió hacia el joven y le habló en estos términos:

"Te veo, Hércules, indeciso del camino a tomar en la vida. Si haces de mi tu


amiga, te conduciré por el camino más agradable y más cómodo, y nunca te faltará
placer alguno, ni tu vida conocerá ninguna dificultad. En primer lugar, en vez de
atender a la guerra y los negocios, no te ocuparás sino de elegir los manjares y los
vinos que te resulten más agradables, de escoger los medios que más contribuyan al
deleite de tus ojos, tus oídos, tu olfato y tu tacto, de escoger los muchachitos cuya
relación te encante más, el lecho que sea más blando para tus sueños, en fin todos
los medios para alcanzar una felicidad sin sombras.

Si te inquietara la necesidad del dinero indispensable para hacer frente a estos


gastos, no temas que hayas de lograrlo al precio de fatigas y dolores del cuerpo y del
alma; antes, gozarás del fruto de los trabajos de otros, no privándote de nada de lo
que pudieras sacar provecho. Gracias a mis relaciones, te conseguiré que puedas
fácilmente obtener ventajas de todo tipo". Hércules entonces le dijo: "Mujer, ¿cómo
te llamas?". Y ella dijo: "Mis amigos me llaman Felicidad, pero mis enemigos, para
denigrarme, me llaman Vicio".

En el ínterin, se acercó la otra y le dijo: "Vengo a ti, Hércules, informada ya


sobre tus padres y de cómo eres, pues te he instruido desde que naciste. Así tengo
esperanzas de que elegirás el camino que conduce a mi, que cumplirás la gran obra
de las bellas y nobles acciones, y que me harás resplandecer ante los ojos de todos a
fin de que, por los beneficios que otorgo, más me estimen y más me consideran. No
te engañaré con que te inicies por el camino del placer, sino que, en cumplimiento de
la ley impuesta por los dioses, te descubriré con toda verdad todas las cosas tal cual
son. De lo que hay de bueno y bello, nada han acordado los dioses a los hombres sin
esfuerzo y sin dedicación.

En primer lugar, si quieres que los dioses te sean favorables, comienza por
honrarlos. Si quieres que tus amigos te estimen, no les mezquines tus favores. Si
deseas honra en la ciudad, sele útil. Si pretendes que toda la Hélade admire tu
virtud, esfuérzate por ser bienvenido en ella. Si quieres que la tierra te dé frutos en
abundancia, cultívala. Si te propones enriquecerte en haciendas, cuida del ganado. Si
buscas engrandecerte en la guerra, y quieres liberar a tus amigos y someter a tus
enemigos, te conviene aprender el arte de la guerra de boca de los que saben, y

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 74


buscar en la práctica cómo se hace la guerra. En fin, si quieres ser un hombre fuerte,
es necesario que habitúes tu cuerpo a obedecer al espíritu, y entrenarlo con
ejercicios a soportar el sudor de tu frente.

Entonces el Vicio retomando el diálogo le replicó, según Pródico:

"¿No ves, Hércules, cuán penoso y demorado es el camino a la felicidad por el


que esta mujer quiere llevarte? Yo te conduciré a la felicidad por un camino fácil y
breve".

Y la Virtud le replicó: "¡Miserable!, ¿Qué alegría puedes prometer cuando no


propones ninguno de los medios que puede conducir a ella? Ni siquiera esperas que
nazca el deseo de las cosas buenas; antes de que aparezca, lo satisfaces por entero;
haces comer antes del hambre, beber antes de la sed. Para manjares delicados, traes
cocineros, para deliciosos vinos, los compras nuevos a alto precio, y, en pleno
verano, corres sin resuello por todas partes en busca de la helada nieve; para
reposar blandamente, no sólo necesitas suaves frazadas, sino también lechos
profundos.

No buscas el reposo al acostarte, porque en realidad no has tenido nada que


hacer. Antes de sentirlo, excitas por todos los medios el deseo de amor, y para ello
no te privas de hacer uso de hembras y de varones. Enseñas a tus pupilos a gozar
toda la noche del amor, y a dormir en las preciosas horas del día. Aunque eres una
diosa inmortal, los demás dioses se alejan de ti, y los hombres honestos de tildan de
infame. Lo que a todos nos resulta lo más agradable de oír, que los demás nos
elogien, tú nunca lo has sentido; y lo que es más placentero de ver, tú nunca lo has
visto: jamás has podido contemplar una digna obra producto de tus manos.

¿Quién puede confiar en ti? ¿Quién te socorrería en tus necesidades? ¿Quién


osaría cortejarte, si tus cortesanos, en su juventud son débiles, y en la vejez
desvarían y pierden la sensatez? Estos adolescentes, en la flor de la edad, han sido
educados sin conocer el esfuerzo; debilitados llegan con sufrimiento a la vejez;
avergonzados de sí mismos, abrumados por la conciencia de lo que hubieran debido
hacer, su juventud vuela de placer en placer, y su vejez no se ocupa de otra cosa
que de apartar las molestias de la edad.

Yo soy la que aconseja a los dioses y a las gentes de bien; ninguna hazaña de
dioses o de hombres sería posible sin mi apoyo. Soy la más honrada entre los dioses
y entre los hombres buenos de válidos elogios. Soy estimada socia de artesanos y
artistas, fiel guardiana del hogar para los padres, auxiliar bienvenida de los
servidores, buena colaboradora en el ejercicio de la paz, sólida aliada en las fatigas
de la guerra, la mejor compañera de la amistad.

Mis amigos gozan de paz, y del agradable placer del comer y beber, pues saben
abstenerse de ellos hasta que les viene el apetito. Más dulce les es el sueño que a los

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 75


ociosos que no se han fatigado; y no les molesta interrumpir el sueño, ni descuidan,
por seguir durmiendo, sus obligaciones.

Los jóvenes disfrutan de los elogios de los mayores, y los ancianos se


complacen de las muestras de respeto de los jóvenes, y se recuerdan con
satisfacción de su vida pasada, y aún al presente gozan del encanto de sus acciones.
Gracias a mí, estos virtuosos son amados de los dioses, estimados de sus amigos,
considerados por sus compatriotas. Y finalmente, llegada la hora fatal de la muerte,
no bajan a la tumba olvidados y sin honor, sino que celebrados en himnos vive su
memoria en los siglos futuros.

¡Oh Hércules, hijo de padres excelentes! Tal es la vida por la cual, tomándote
todo el trabajo necesario, te será concedido alcanzar la felicidad suprema".

Pródico prosiguió en estos términos el relato de la educación de Hércules por la


Virtud, bien que sabía también adornar sus palabras con expresiones más excelentes
que las mías.

  De lo que hay de bueno y bello, nada han acordado los dioses a los hombres
sin esfuerzo y sin dedicación.

Pródico, Elogio de Heracles.

Anaximandro de Mileto.

Probablemente el menos convencido del carácter racional del conocimiento,


identifica el arche con algo indeterminado, al que denomina apeiron, algo que no
podemos entender o conocer. En efecto, para que se pueda hablar de un principio
que compone todas las cosas, se requiere que ese principio no sea ninguna de ellas;
tiene que ser algo anterior a ellas, lo indeterminado.

Heráclito.

Es el filósofo del devenir, y de la tensión de los contrarios dentro de la unidad.


“Todo cambia” (pante rei), es la frase que se le atribuye, como símbolo de su tesis,
según la cual no hay nada en reposo “Nadie se mete dos veces en el mismo río”.

Parte del dinamismo y movimiento del Universo, movimiento que, sin


embargo, según él, no nos lleva al caos, sino que está sometido a un orden, armonía
o ley: La dialéctica. Esta es consecuencia del equilibrio que se produce entre la lucha
de contrarios. La dialéctica es pues, según Heráclito, el arche explicativo del
Universo, que representó mediante el fuego.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 76


Parménides de Elea,

Coetáneo de Heráclito, sostiene, sin embargo, tesis contrarias a las de éste.


Partiendo de unas afirmaciones a primera vista evidente: “Lo que es existe lo que no
es no existe.” Llega sin embargo a unas conclusiones bastantes peculiares: “el
movimiento no existe, puesto que es el cambio de una cosa que es a otra que no es,
o viceversa, la diversidad no existe, porque si existiera más de un ser, uno no sería el
otro y el otro no sería el primero”. El arche será por lo tanto un ser inmóvil y único;
es pues, el único filósofo griego que niega el movimiento. Sin embargo, esa razón
nos puede demostrar que el movimiento es algo imposible.

Parménides da cinco características del ser:

1. Único
2. Eterno
3. Inmóvil
4. Infinito
5. Inmutable.

Tuvo dos discípulos, Zenón de Elea y Melisso de Samos que demostraron


racionalmente la imposibilidad del movimiento mediante aporías, razonamientos de
los cuales si admitimos los fundamentos tenemos que admitir las conclusiones. De la
unidad no puede surgir la pluralidad, porque supondría el paso del ser al no ser . A
partir de Parménides los filósofos adoptan el pluralismo, es decir, admiten una
pluralidad de realidades que existen desde siempre y que por lo tanto son eternas.

Los Físicos Pluralistas

El primer pluralista fue Anaxágoras

Según el cual la realidad está formada por unas partículas que dominó
homeomerías, que traducido literalmente significa todo está en todo y participa de
todo. Para explicar el cambio de estas partículas, el movimiento, nos habla de un
nous o entendimiento universal: Una realidad espiritual, divina, que imprime el
movimiento a estas partículas provocando su mezcla y la creación de sucesivos y
eternos mundos. Es un concepto muy importante, pues es la primera vez que
aparece la idea de una realidad. Sin embargo, una vez llegado a este punto no
acierta a completar sus teorías: ¿Creó esa realidad divina las partículas?, ¿Es eterna?
Recurre entonces a una segunda explicación mediante el éter, homeomerías
especiales en eterno movimiento, que imprime este movimiento a las restantes.
Anaxágoras pues se debate entre el finalismo y el mecanicismo.

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Escuela Atomista

Demócrito de Abdera

Recibe su influencia de los planteamientos de Parménides: Existe una única


realidad en el Universo, pero esa realidad no tiene por que ser esférica. Para él los
átomos o partículas que forman el universo tienen multitud de formas y son eternos,
múltiples desde la eternidad. Para explicar el movimiento, Demócrito afirma que es
precisamente el no ser, el hecho de que “el no ser no exista”, lo que explica el
movimiento. Expliquemos esta idea: El no ser significa la ausencia, el vacío, un vacío
que sirve como campo de acción para que se produzca el movimiento, para que el
átomo se dirija a estas zonas y se combine. El movimiento no surge en un momento
determinado, es eterno. ¿Existe algún orden, una realidad que le confiera una
finalidad? No, según Demócrito el Universo no tiene finalidad externa ni está
sometido a un Dios. Se define pues totalmente por el mecanismo: Para él los
movimientos se producen al azar.

Sócrates

Parece ser que en realidad no se dedicó a la metafísica, sino que su filosofía la


podríamos definir como una epistemología ética.

Lo que podríamos tomar como metafísico de Sócrates es su teoría del concepto,


en el que por medio de la inducción elimina la particularidad de lo individual para
llegar a la generalización del concepto, que es la única y verdadera forma de
conocimiento de la realidad, un conocimiento principalmente de uno mismo y de la
virtud, que es lo que hace bueno al hombre.

Llena la segunda mitad del siglo V ateniense; murió a los setenta años acusado
de impiedad, acusado de corromper a la juventud y de introducir nuevos dioses en el
399, al comenzar el siglo IV, el que había de ser de máxima plenitud filosófica en
Grecia. Era hijo de un escultor Sofronisco, y una comadrona Fenareta, y decía que su
arte era, como el de su madre, una mayéutica, un arte de hacer dar a luz en la
verdad.

Al principio pareció un sofista más; sólo más tarde se vio que no era, sino al
contrario, que justamente había venido al mundo para superar la sofística y
restablecer el sentido da la verdad en el pensamiento griego. Sus principales
discípulos fueron: Alcibíades, Jenofonte y el principal fue Platón.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 78


Los sofistas, quienes andaban de ciudad en ciudad enseñando lo que creían
saber y viendo que lo que enseñaban variaba en los lugares, llegaron a la conclusión
de que la verdad universal no existía, llegando a afirmar que la verdad es particular,
subjetiva, de lo que cada quien le parece. Sócrates, sin embargo, afirma que el
conocimiento es universal, debido a que la vedad particular es un saber aparente, es
una mera opinión, por lo tanto sólo es verdad aquello que es universal, lo válido en
cualquier tiempo y lugar.

Saber socrático

Esta se da a través de la definición en general, universal, de las cosas, Sócrates


al preguntar qué es, por ejemplo, la justicia, pide una definición, y definir es poner
límites a una cosa, la definición nos conduce a su esencia, y al saber entendido como
un simple discernir o discernir sucede, éste es el punto de lo que lo separa del
sofista, el de decir lo que verdaderamente son las cosas, además por ese camino de
la esencia definida se llega a las teoría platónica de las ideas.

4.4 LA EPISTEMOLOGÍA

Empirismo Aristotélico.

Aristóteles es el sistematizador de la metafísica, a la que llamó como filosofía


primera. Dice que su objeto es el ente en cuanto ente, es decir, las mismas cosas que
nos rodean, en aquello que los hace ser entes. Se enfrenta también a la realidad del
cambio, pero él la resuelve por medio de la teoría hilemórfica, dividiendo al ser en
materia y forma; sustancia y accidente, potencia y acto, y las cuatro causas que
contribuyen a la existencia de un ente. Porque el ser se predica de maneras distintas.

La comparación del ser en Aristóteles.

Cada uno de nosotros somos, es decir, tenemos ser, existimos. Pero nadie es
igual a otro. De las diferencias no cabe dudar. Sin embargo hay algo que une
íntimamente a toda esta pluralidad de cosas, incluso a las contrarias: Todas son.
Tienen ser. Sobre todo lo que pensamos podemos afirmar su existencia.

Según Aristóteles, todos los sentidos del verbo ser se deducen de un análisis de
las proposiciones copulativas, es decir aquéllas que conectan un predicado con un
sujeto. La estructura es la misma: A (sujeto) es B (predicado), pero los tipos de
predicación, no se refieren al sujeto de la misma manera. Sócrates es hombre
responde a la pregunta ¿Qué es Sócrates? Es decir, nos muestra la esencia
(hombre) de un sujeto (Sócrates), definiéndolo. Sin embargo, “Alejandro es músico”
o “el alquiler es caro” no responde a la esencia de ese sujeto, ni lo define: Alejandro

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 79


esencialmente es hombre y accidentalmente es músico. Uno puede dejar de ser
impuntual o músico pero, hasta que muera, no pueden dejar de ser hombre.

Todos estos sentidos del ser o tipos de predicación son denominados por
Aristóteles, kathegoria (categorías), que deriva de la palabra griega atribución. El
predicado “hombre” no se refiere al sujeto de la misma manera que el predicado
“caro” o “músico”. Hombre, hemos visto que se refiere a la esencia de un sujeto, es
decir, lo que responde a la pregunta ¿Qué es lago?. Las esencias definen a los
sujetos, por eso si en un diccionario buscamos la palabra “alquiler” y no nos dice
nada acerca de su precio ni sobre si es caro o barato: éstos predicados no responden
a la pregunta ¿Qué es un alquiler? Más bien a una cualidad o característica del mismo
que no es esencial: su precio.

Predicados del ser o con principios del ente

Pues bien, hay tantas categorías como diferentes formas de ligar un predicado a
un sujeto. Aristóteles enumera diez: una sustancia y nueve accidentes.

La esencia (o sustancia), la cantidad, la cualidad, la relación, el lugar, el tiempo,


la situación, la posesión, la acción, la pasión.

Las diez categorías de Aristóteles son los distintos modos en que atribuimos un
predicado a un sujeto y son, en definitiva, los distintos modos de ser (que tiene algo)
Ahora entenderemos bien la afirmación que da Aristóteles al comienzo del libro 7 de
la Metafísica: “Ser, se dice en varios sentidos, según expusimos antes en el libro
sobre los diversos sentidos de las palabras; pues por una parte, significa la (Ousía)
esencia y algo determinado , y, por otra, la cualidad o la cantidad o cualquiera de los
demás predicados de esta clase”

La Esencia

La primera de las categorías es la Ousia o la esencia, es lo que hace que un ser


sea lo que es y no otra cosa, es decir, lo que permanece en el ser, aquello que
responde a la pregunta ¿Qué es?. La Ousía es la primera y principal categoría porque
sin ella no serían posibles los demás modos de ser: Tiene que haber algo que sea
sujeto o al que se atribuyan los demás predicados. Para que algo sea rojo, tiene que
haber un algo (sustancia) que lo sea. Tiempo, relación, acción, cualidad, cantidad,
etc., los son siempre de y con respecto a algo. Así pues, la sustancia (Ousía) es el ser
propiamente dicho, ya que todas las demás formas de ser los son con relación a ella.

La Substancia

La substancia es aquello que posee ser por sí misma y no necesita de otras


categorías para ser, con relación a los accidentes la sustancia es la esencia. La

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substancia es el objeto del que se predica todo lo demás. Es la categoría
fundamentalmente porque el resto de ellas se dicen de un sujeto. Las afecciones,
acciones y determinaciones de la substancia (de los seres concretos y particulares)
son denominadas por Aristóteles accidentes, es decir, aquello que necesita de otro
(de la sustancia) para ser. Así: El ser se dice en múltiples sentidos; el primero es la
ousía o substancia, porque no necesita de otro para ser. También se dice el ser como
aquello que modifica, determina o cualifica a las substancias: Los accidentes, que son
las nueve categorías restantes (cantidad, cualidad, lugar, tiempo, etc.) y que
mantienen una relación de dependencia con la primera categoría, sin la cual no
pueden darse.

Aristóteles, especifica aún más que sea la Ousía, llegando a la siguiente


consideración: Hay una Primera ousía (próte ousía), que es el individuo concreto,
cada ser individual que existe por sí mismo. Pero hay también una Ousía segunda
(deutera Ousía) que es la idea, la esencia o quiddidad de ese ser, esto es, la especie,
el concepto que tenemos y que define a ese ser: El universal. Los conceptos
universales nos muestran la esencia (qué es) de las cosas. Los conceptos universales
se refieren a la esencia de los seres y no a sus accidentes, que pueden cambiar.

La teoría hilemórfica

Aristóteles le ha devuelto al mundo su realidad: lo que “es” realmente son las


cosas (sustancias) y no las ideas separadas de Platón. Estas sustancias están
compuestas de dos coelementos o principios inmanentes: la materia (hyle) y la forma
(morphé) El hilemorfismo es la teoría que afirma que las substancias son un
compuesto de materia y forma.

La forma

Es la esencia de la cosa, el qué es la cosa. Es decir, aquello que determina a


algo a ser algo y no otra cosa. Por eso la forma es la especie, las notas esenciales
que hacen que algo sea lo que es y, por lo tanto, pueda ser conocido y definido. Esta
forma es eterna, pero no puede existir sin la materia, el otro polo de la substancia. La
forma es también considerada la naturaleza propia de la cosa, es decir, su principio
inmanente de actividad y desarrollo por el cual llega a hacerse como tal ser. Nosotros
seguimos utilizando actualmente esta manera de hablar. Hay personas que tienen
una naturaleza irascible o inquieta.

La materia

Es aquello que es determinado por la forma para sacarla a la luz (hacer presente
a la forma) sin materia no habría substancias. Y que efectivamente las hay no es algo
que haya que demostrar. La materia es indeterminada, ya que no posee ninguna
forma que la determine a ser algo. Es lo que es susceptible de recibir una forma sin

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ser de hecho ninguna. Sin una forma que la determine, la materia no sería ni
perceptible ni cognoscible por lo tanto la materia no es el material de que está hecho
algo. Madera, hierro, plástico,... son todos materiales que ya tienen una forma. Si
podemos definir “madera” es porque ésta ya posee de hecho un principio
determinante que la hace ser lo que es: madera. La materia de la que habla
Aristóteles (próte hyle) o materia primera, es algo carente de forma, de cualidades o
de extensión. Dicha materia es incorruptible y opera como sustrato último de toda
determinación, aquello en lo cual tiene lugar toda determinación. Por ello la materia
primera es informe e indeterminada, imperceptible, incognoscible y eterna. A lo
material conocido, perceptible. Lo llama Aristóteles eschaté hyle, es decir, materia
próxima, que constituye la diversidad de materiales que conocemos: bronce, mármol,
madera, poliuretano, vidrio, plástico, etc. Esta no es la materia pura porque ya está
determinada por una forma (la forma de bronce, la forma de mármol, etc.)

Así pues, la substancia está formada por dos coelementos eternos, materia y
forma, que son diferenciables tan solo por el pensamiento y no en la realidad física,
donde siempre se dan indisolublemente unidas la una a la otra. Aristóteles ha
solucionado así el problema de la trascendencia de las esencias, al quedar estas
inheridas dentro del compuesto.

Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto; en otras
palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede ser (pero que todavía
no es) y de aquello que ya es, porque todas las cosas cambian y se convierten en
otra cosa diferente de lo que son, excepto los intelectos activos humanos y divinos,
que son formas puras.

La potencia y el acto: Esto permite explicar el cambio o movimiento de las


cosas del mundo sensible. Para ello identifica materia y forma con dichas nociones.
La potencia radica en la materia, y el acto en la forma. No existe potencia en
abstracto. La potencia es la posibilidad o posibilidades que tiene algo para
modificarse. El acto es la realización de estas capacidades.

El problema de cambio lleva a Aristóteles a un estudio de cuáles son las causas


de todo devenir; éstas son cuatro:

Causa material: Es la materia, aquello de lo que está hecho algo.


Causa formal: Es lo que hace que algo sea lo que es.
Causa eficiente: Es el principio del movimiento o del cambio.
Causa final: Es el fin, el para qué fue hecha una cosa.

Realismo Aristotélico

Siguió a platón al considerar el conocimiento abstracto superior a cualquier otro,


pero discrepó de su juicio en cuanto al método apropiado para alcanzarlo. Aristóteles

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opta por formular un realismo, es decir, afirmaba que los objetos tienen existencia
independientemente del sujeto que las conoce. El sujeto debe regularse por el ser de
las cosas. Es un realismo natural, es decir, una reproducción de la realidad. Pero el
objeto el conocimiento es algo distinto, al sujeto cognoscente. Aunque conozcamos
un objeto no por eso agotamos su ser, pues este sigue existiendo fuera de nuestra
mente.
El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los
rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de
aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. Los sentidos reciben la
forma sensible de los objetos y la inteligencia recibe la forma inteligible, o sea, las
ideas, las esencias de las cosas. El conocimiento se da en una relación entre sujeto y
objeto y la verdad se concibe como una educación entre dos miembros.

Para Aristóteles la inteligencia del hombre tiene la capacidad de llegar hasta las
cosas y obtener de ellas los contenidos del conocimiento, tratando así de reproducir a
nivel de conceptos la realidad objetiva. Establece una estrecha relación entre el
conocimiento sensitivo y el intelectivo. En el conocimiento las facultades tienen sus
límites. Las facultades sensibles están sometidas a lo singular, a lo concreto, mientras
que la facultad intelectiva puede llegar hasta la naturaleza de las cosas El intelecto
pasivo es la forma de recibir las formas o las esencias de las cosas. El intelecto
activo es, en cambio, la actividad que reflexiona sobre estos datos, la actividad que
los reduce a pensamiento abstracto y conceptual.

La observación cuidadosa y la adhesión estricta a las reglas de la lógica, que por


primera vez fueron expuestas de forma sistemática por Aristóteles, ayudarían a
superar las trampas teóricas que los sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y
epicúrea coincidieron con Aristóteles en que el conocimiento nace de la percepción
pero, al contrario que Aristóteles y Platón, mantenían que la filosofía había de ser
considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí misma.

Aristóteles

La lógica es un análisis del pensamiento o del medio con el que se expresa el


pensamiento: El lenguaje.

Aristóteles descubrió que el espíritu (el pensamiento, el lenguaje) posee una


estructura interna similar a la de la materia. Así, desmenuzó el espíritu humano y
extrajo tres elementos fundamentales: El concepto, El juicio, y El raciocinio.

El concepto es la representación intelectual abstracta de un objeto, sin afirmar


o negar nada acerca de él. El hombre conoce las cosas que le rodean de una manera
sensible (este monte, esta silla, este hombre), pero tiene una facultad (abstracción)
que le permite prescindir de las características concretas y accidentales de los objetos
y referirse a sus aspectos esenciales, es decir, le permiten saber qué es el monte, la

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silla, el hombre, etcétera. Estos aspectos esenciales constituyen la idea, el concepto
o, en términos aristotélicos, el universal.

Un juicio se da cuando se unen dos o más conceptos para obtener un


enunciado acerca de la realidad. Se afirma o se niega una idea con respecto a otra.
Es verdadero cuando se adecua con la realidad, es decir, cuando los dos conceptos
que se unen el juicio se refieren a dos objetos efectivamente relacionados en la
realidad.

Platón

El punto de referencia es la existencia de una realidad suprasensible, es decir


una dimensión suprafísica del ser (de un género de ser no físico).

La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, o doctrina de las


formas. La teoría de las ideas (que queda expresada en muchos de su diálogos, sobre
todo en La República y Parménides ) divide la existencia en dos esferas o mundos,
una “esfera inteligible” de ideas o formas perfectas, eternas e indivisibles, el Topus
Uranos, y una “esfera sensible”, de objeto concretos y conocidos. Los árboles, las
piedras, los cuerpos humanos y en general los objetos que pueden ser conocidos a
través de los sentidos son para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas de las
ideas.

Según Platón los objetos no son del todo reales. Las creencias que se derivan de
la experiencia de esos objetos son, por lo tanto, imprecisas e inconstantes mientras
que los principios de las matemáticas y la filosofía –elaborados a partir de la
meditación interior sobre las ideas- constituyen el único saber digno de ese nombre.

En La República, Platón expuso su famoso mito de la caverna, en el cual


muestra como la humanidad, prisionera en una caverna, confunde las sombras
proyectadas en una roca con la realidad o en el que considera al filósofo como la
persona que penetra en el Universo fuera de la caverna, de la ignorancia y alcanza
una visión de la verdadera realidad, el mundo de las ideas.

Neoplatonismo

Conjunto de doctrinas y escuelas de renovación del pensamiento de Platón


interpretado especialmente desde una perspectiva religiosa.

Se debe fundamentalmente a Plotino la gran síntesis neoplatónica, que elaboró


un vasto sistema que originó la última gran escuela de pensamiento filosófico pagano
de la antigüedad. Por ello, el término neoplatonismo se usa generalmente para
designar el sistema de Plotino y sus discípulos.

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En general, el pensamiento neoplatónico se presenta como una forma de
redescubrir las verdades fundamentales de la auténtica filosofía que, en cuanto es
concebida como búsqueda de la verdad, se identifica con un modo de vida y con la
auténtica religión. El camino de este descubrimiento se efectúa a través de un
proceso de introspección en el que se interpreta la teoría platónica de las ideas y la
idea de bien desde una perspectiva religiosa. Así, siguiendo los pasos de los
platónicos de la Academia Media, lo neoplatónicos identificaron el Bien o lo Uno con
Dios, y consideraron las ideas no como una realidad externa al mundo físico, sino
como los arquetipos de la <<mente>> divina. Puesto que, según Platón, el
conocimiento supone la aprehensión de las ideas, desde la perspectiva neoplatónica
que considera dichas ideas como arquetipos divinos, el conocimiento será una
especie de conocimiento en Dios. No obstante, ello no nos permite el conocimiento
de la divinidad en si misma que, de esta manera, aparece como incognoscible e
inefable. Esto es así porque Dios, en la medida en que es Absoluto, carece de toda
determinación particular. Dicha tesis influirá decisivamente en la mística y en la
teología posterior, especialmente en la llamada teología negativa.

Según la concepción cosmológico-religiosa neoplatónica, el conjunto de lo


existente procede de Dios, que a su vez origina las hipótesis divinas. La primera es lo
Uno, del que procede la segunda hipótesis: el Nous y engendra las diversas almas
individuales, en un pleno y continuo proceso de degradación. (Estas tres hipótesis
divinas serán interpretadas por el cristianismo como la Trinidad divina). A diferencia
del creacionalismo judío y cristiano, este proceso de generación de todo cuanto existe
es entendido como emanación. De esta manera, mientras el creacionalismo considera
a Dios como absolutamente trascendente y separado de lo creado, el emanatismo
neoplatónico mantiene el continuo entre lo Uno y la materia informe, en una
jerarquía de seres que forman esta gradación sin saltos, una gran cadena del ser. Por
ello, se ha dicho algunas veces que el neoplatonismo es una forma de panteísmo.

Además de Plotino y de su discípulo Porfirio, el movimiento neoplatónico tuvo


numerosos e importantes representantes hasta el siglo V, y suelen distinguirse en su
seno diversas escuelas. De entre ellas, destacamos: La escuela siríaca, con Jámblico;
la escuela de Pérgamo, de la que formó parte el emperador Juliano el apóstata; la
escuela de Atenas, con Simplicio, Damascio y Proclo; la escuela latina con Calcidio,
Macrobio y Boecio.

Escepticismo

Del griego skeptoami, investigar atentamente, o simplemente de skeptesthai,


investigar. Concepción en teoría del conocimiento que sostiene, el principio, que la
mente humana no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas. Hay que distinguir,
sin embargo, entre el 1) escepticismo como tesis filosófica (absoluto) y como 2)
actitud vital (moderado).

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1. Un Escepticismo extremo o absoluto: Sostendría que no existe ningún
enunciado objetivamente verdadero para la mente humana, o la imposibilidad
total de justificar afirmaciones verdaderas; de este escepticismo se suele decir
que se refuta a si mismo o que es imposible, puesto que se niega en su propia
afirmación. Su máximo representante es: Pirrón de Elis (360-272) y su
discípulo Timón de Fliunte (325/320-235/320). Para quienes ni los sentidos ni
la razón pueden suministrarnos un conocimiento verdadero, por lo que lo más
sabio, si queremos llegar a la ataraxia, es permanecer indiferentes a todo
absteniéndonos de hacer juicios.

2. El Escepticismo moderado o relativo: Sostiene que son pocos los


enunciados objetivamente verdaderos, o bien establece dudas razonadas sobre
la capacidad de la mente humana de poder conocer las cosas y, por lo mismo, la
somete a examen. Este relativismo propugna una actitud crítica ante el
dogmatismo. Históricamente, las afirmaciones de escepticismo moderado
aparecen tanto en épocas de decadencia cultural o cansancio intelectual, como
de renovación e ilustración, y la historia misma de la filosofía occidental alterna
épocas de escepticismo y dogmatismo. La duda metódica y el espíritu crítico o el
rigor científico son manifestaciones prácticas de un escepticismo moderado.

Arcesilao (315-240 a. C). En la Academia platónica; criticó la teoría del


conocimiento de los estoicos, y excluyó del escepticismo el razonamiento moral: Pese
a desconocer dónde está la verdad, el sabio es capaz de actuar moralmente.

Carneades (219-128), desarrolló una teoría del conocimiento probable: Su


escepticismo está basado en la distinción que establece entre lo objetivamente
verdadero, desconocido para el hombre, y lo subjetivamente verdadero.

Enesidemo de Cnossos (hacia al año 50 a. C) renueva el pirronismo antiguo y


estudia sus <<tropos>>, o lista de contraposiciones que fundamentan el
escepticismo de la vida (razonamientos pirrónicos).

Hacia el s. II d. C. el escepticismo se funde con el empirismo médico, en esta


corriente destaca Sexto Empírico. La dificultad de resolver la cuestión
epistemológica de la verdad y la falsedad se combinó, en el escepticismo antiguo, con
la adopción de certezas de tipo práctico, que se fundamentaba en criterios éticos,
estéticos, de utilidad.

Dialéctica

Sócrates para llegar a la verdad siempre utiliza el método dialéctico, que


consiste en una discusión con precisión y con rigor, un diálogo para llegar a lo que las
cosas son y no lo que aparenta ser. La dialéctica tiene dos fases: 1) la ironía y 2) la

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mayéutica. El método culmina cuando se llega a una definición y por medio de ella se
adquiere el concepto universal de aquello sobre el cual gira la discusión.

Con esto Sócrates supera todo subjetivismo y escepticismo que habían


sembrado lo sofistas colocando la filosofía nuevamente en el camino de la verdad.

1) Ironía

La ironía Sócrates la utiliza para limpiar la mente de falsos saberes. El punto de


partida hacia el verdadero conocimiento dice”Conócete a ti mismo”, porque al estar
consciente de nuestra ignorancia, estaremos preparados para ir en busca del
auténtico saber. “Sólo sé que no se nada”.Superó a la generalidad de los hombres
que no saben esto tampoco.

La ironía consiste en hacer que el interlocutor exponga sus puntos de vistas para
luego mostrarle, mediante una serie de preguntas que estaba equivocado. Cuando su
interlocutor se percata de sus errores y contradicciones y se da cuenta de su
ignorancia, se permite Sócrates continuar y pasar a la siguiente etapa: La mayéutica.

2) Mayéutica

MÉTODO SOCRÁTICO DE ENSEÑANZA BASADO EN EL DIÁLOGO ENTRE MAESTRO Y


DISCÍPULO CON LA INTENCIÓN DE LLEGAR AL CONOCIMIENTO DE LA ESENCIA O RASGOS
UNIVERSALES DE LAS COSAS.

   Del griego maieutiké (arte de las comadronas, arte de ayudar a procrear). La


mayéutica es el método filosófico de investigación y enseñanza propuesto por
Sócrates. En un pasaje del Teetetes de Platón dice Sócrates que practica un arte
parecido al de su madre Fenaretes, que era comadrona: “Mi arte mayéutica tiene las
mismas características generales que el arte [de las comadronas]. Pero difiere de él
en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no
los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo,
que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia
engañosa o un fruto verdadero”.

    Consiste esencialmente en emplear el diálogo para  llegar al conocimiento. Aunque


Sócrates nunca sistematizó la mayéutica, seguramente es correcto destacar las
siguientes fases en este método:

 en un primer momento se plantea una cuestión que, en el caso del uso que 
Sócrates hizo de este método, podía expresarse con preguntas del siguiente
tipo ¿qué es la virtud?, ¿qué es la ciencia?, ¿en qué consiste la belleza?;

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 en un segundo momento el interlocutor da una respuesta, respuesta
inmediatamente discutida o rebatida por el maestro;
 a continuación se sigue una discusión sobre el tema que sume al
interlocutor en confusión; este momento de confusión e incomodidad por no
ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es
condición necesaria para el aprendizaje, y Sócrates lo identifica con los
dolores que siente la parturienta antes de dar a luz;
 tras este momento de confusión, la intención del método mayéutica es
elevarse progresivamente a definiciones cada vez más generales y precisas
de la cuestión que se investiga (la belleza, la ciencia, la virtud);
 la discusión concluiría cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro,
consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad
que se investiga (aunque en muchos diálogos de Platón no se alcanza este
ideal y la discusión queda abierta e inconclusa).

      La idea básica del método socrático de enseñanza consiste en que el maestro no
inculca al alumno el conocimiento, pues rechaza que su mente sea un receptáculo o
cajón vacío en el que se puedan introducir las distintas verdades; para Sócrates es el
discípulo quien extrae de sí mismo el conocimiento. Este método es muy distinto al
de los sofistas: los sofistas daban discursos y a partir de ellos esperaban que los
discípulos aprendiesen; Sócrates, mediante el diálogo y un trato más individualizado
con el discípulo, le ayudaba a alcanzar por sí mismo el saber. 

    El arte de la mayéutica implica la teoría platónica de la reminiscencia pues al


considerar al discípulo competente para encontrar dentro de sí la verdad debe
suponer que el alma de aquél la ha debido conocer en algún momento antes de
hacerse ignorante.

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CAPITULO V
5.1 LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

INICIOS DE LA EDAD MEDIA

Edad media Periodo de la historia europea que transcurrió desde la


desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No
obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca
ha existido una brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el
término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra
Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la
decadencia del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años
antes. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la
edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente
entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual
tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen
la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se
divide generalmente la edad media en tres épocas.

LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

Durante los primeros siglos de la Edad Media, la filosofía se nutre de savia


teológica. La pagana había venido a parar a la negación. La exageración de los
principios platónicos había conducido a negar el conocimiento, sustituido por el
éxtasis; el éxtasis arrastraba a la anulación de la individualidad, y la gran Unidad,
Dios mismo, venia a ser implícitamente negado: porque la unidad simplicísima
excluye hasta la existencia, que es ya una complicación. Los sistemas del lado
opuesto habían engendrado el escepticismo y el materialismo. La negación
circundaba el pensamiento por todas partes.

El cristianismo, basado en la revelación, descendía de Dios al hombre; es decir,


tenía un carácter sintético, por lo cual aprovecha de la antigua ciencia cuanto
conviene a su desenvolvimiento. Los grandes hombres del cristianismo sienten ante
todo el apremio de defender la religión de los ataques asestados por los paganos y
de patentizar las excelencias de su doctrina. De tal necesidad nace la filosofía
apologística.

Vencido e1 paganismo, la Iglesia experimentó la urgencia de edificar, de fijar el


dogma, y entonces acude a la ubérrima tradición platónica juzgándola como una
preparación de la doctrina revelada.

Los filósofos de la Edad Media aceptaron más o menos que el cristianismo era lo
verdadero. Pero la cuestión que en ésta época se plantea es que si había que tener
fe para así creer en los milagros cristianos o también se podía acceder a las verdades

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 77


cristianas mediante la razón. La filosofía medieval se basó prácticamente en la
cuestión de que si eran compatibles la fe y la razón.

Pensadores

Avicena

Nació en la región de Bokhara, en el año 370 de la Hégira. Aprendió todos los


artículos del Corán y luego, en aquel rincón de Oriente, Avicena continuó sus estudios
con la Lógica de Aristóteles, la Geometría de Euclides y la Geografía de Ptolomeo. Se
dedicó primero y con verdadero amor a la medicina que ejerció hasta obtener el
cargo de visir del emir de Hamadán. Por su extraordinaria cultura en aquella época,
mereció el sobrenombre de: Príncipe de los Médicos.

Avicena no cree en la posibilidad del vacío absoluto (horror vacui); tampoco


cree que el Universo sea infinito, existe un punto en que se acaba la materia; más
allá hay el no ser, que no es exactamente el vacío. Cree que el Mundo es eterno y
existe por necesidad; Dios da forma a las cosas, las anima y sostiene pero por un
intermediario, la inteligencia, que hoy llamaríamos espíritu. El Corán facilita esta
solución cuando dice que lo primero que Dios creó es la inteligencia, y de ella se
derivan, para Avicena, todas las cosas. Avicena se convirtió en el principal blanco de
los ataques de los teólogos suníes, como Algazel. No obstante, la filosofía de Avicena
fue muy influyente a lo largo de la edad media.

Es interesante la discusión que nace del problema que más tarde será una de
las cuestiones candentes de la escolástica cristiana: La relación de los universales con
los particulares, y que resuelve diciendo que los universales estaban en el
pensamiento de Dios antes que los correspondientes particulares existieran, pero
fueron incorporados en estos, de los que la mente humana los deriva por un proceso
de abstracción. Su sistema es principalmente una codificación de la filosofía de
Aristóteles modificada por consideraciones de origen neoplatónico, tratando de
armonizar las formas abstractas de filosofía con la fe religiosa musulmana. Avicena
introdujo muchas innovaciones en la lógica, apartándose en algunos puntos de los
peripatéticos y aproximándose a los estoicos; prestó suma atención a la lógica de las
proposiciones y a los silogismos hipotéticos. El avicenismo tuvo vigencia durante el
siglo XIII y parte del XIV.

Averroes

Filósofo, físico, jurista malikí y teólogo asharí hispanoárabe. Introductor del


pensamiento aristotélico en Occidente, su figura ocupa un lugar de honor en la
historia del pensamiento medieval.

Aunque en realidad Averroes no propuso la existencia de dos tipos de verdades,


filosófica y religiosa, sus ideas fueron interpretadas por los pensadores cristianos, que

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 78


las clasificaron de "teoría de la doble verdad". Rechazó el concepto de la creación del
mundo en el tiempo: mantenía que el mundo no tiene principio. Dios es el "primer
motor", la fuerza propulsora de todo movimiento, que transforma lo potencial en lo
real. El alma individual humana emana del alma universal unificada.

Pedro Abelardo

Abelardo reaccionó con fuerza contra las teorías del realismo extremo, negando
que los conceptos universales tengan existencia independiente fuera de la mente.
Según Abelardo, 'universal' es una palabra funcional que expresa la imagen
combinada de esas asociaciones comunes de palabras dentro de la mente. Esta
posición no es nominalista, porque Abelardo subraya que las asociaciones de las
cuales está formada la imagen y a las que se da un nombre universal tienen una
cierta semejanza o naturaleza común. Su teoría es un paso definitivo hacia el
realismo moderado de Aquino, pero carece de una explicación del proceso por el que
se forman las ideas. En la evolución de la ética, la mayor contribución de Abelardo
fue sostener que un acto debe ser juzgado por la intención que guía a quien lo
realiza.

Además de las obras mencionadas, Abelardo escribió muchos libros en latín


sobre ética, teología y dialéctica, así como poesía e himnos religiosos.

San Agustín.

Durante el transcurso de su vida pasó por varias religiones y corrientes


filosóficas antes de convertirse al cristianismo.

Fue maniqueo. Secta religiosa de la Antigüedad tardía. Basada en una doctrina


de salvación mitad religiosa, mitad filosófica, en la que la idea del mundo estaba
dividido en contrarios. (bien-mal. Luz-oscuridad...)

Estuvo influenciado por la filosofía estoica en la cual no existía separación entre


el bien y el mal, siendo contraria a ésta última.

También se relacionó con el neoplatonismo, en la cual encontró de que toda


existencia tiene naturaleza divina. Para ello habrá que recurrir a Platón. El propio San
Agustín no veía distinción entre el cristianismo y la filosofía de este autor. Hasta el
punto de llegar a decir que San Agustín "cristianizó" a Platón.

Descubrió que la razón podía llegar a ciertos límites ya que el cristianismo es un


misterio en el que sólo se puede llegar mediante la fe.

Opinaba que antes que Dios crease el mundo, las "Ideas" existían en sus
pensamientos, incorporando así sus ideas platónicas en Dios.

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Agustinismo.

Entendemos con este nombre el movimiento filosófico fundamentado en las


tesis originales de San Agustín; sus características generales son:

1. Su platonismo un tanto académico contrapuesto al Aristotelismo de los Tomistas.


De ahí su sentido más vivencial, menos racionalista.

2. Primacía de la voluntad sobre el entendimiento, como facultad humana imperativa;


en contra de la primacía que dan los Tomistas al entendimiento como facultad
iluminativa y guiadora.

3. Concepto platónico del Dios-Caridad del cristianismo, frente al Dios-Verdad de los


Tomistas.

4. Providencialismo un tanto exagerado y casi quietista cuando se trata de definir la


propia actitud en el mundo.

5. Sentido más mundano (más histórico, más espacio-temporal) de la vida, contra el


escatologismo un tanto exagerado de los Tomistas.

6. Incorporación más integral de todas las facultades del hombre a la vida


sobrenatural que para los Tomistas se queda en la esfera del entendimiento, aunque
no en forma cerrada como quieren hacerlo notar los antitomistas actuales.

Santo Tomás de Aquino

Filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado Doctor Angélico y El Príncipe de


los Escolásticos, cuyas obras le han convertido en la figura más importante de la
filosofía escolástica y uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo.

Antes de Tomás de Aquino, el pensamiento occidental había estado dominado


por la filosofía de san Agustín, el gran Padre y Doctor de la Iglesia occidental durante
los siglos IV y V, quien consideraba que en la búsqueda de la verdad se debía confiar
en la experiencia de los sentidos. A principios del siglo XIII las principales obras de
Aristóteles estuvieron disponibles en una traducción latina de la Escuela de
traductores de Toledo, acompañadas por los comentarios de Averroes y otros
eruditos islámicos. El vigor, la claridad y la autoridad de las enseñanzas de Aristóteles
devolvieron la confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de
una escuela de filósofos conocidos como averroístas. Bajo el liderazgo de Siger de
Brabante, los averroístas afirmaban que la filosofía era independiente de la
revelación.

Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio espiritual humano con la


afirmación averroísta de la autonomía del conocimiento derivado de los sentidos.

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Tomás de Aquino insistía en que las verdades de la fe y las propias de la
experiencia sensible, así como las presentaba Aristóteles, son compatibles y
complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la Encarnación, pueden ser
conocidas sólo a través de la revelación, y otras, como la composición de las cosas
materiales, sólo a través de la experiencia; aun otras, como la existencia de Dios, son
conocidas a través de ambas por igual. Así, la fe guía al hombre hacia su fin último,
Dios; supera a la razón, pero no la anula. Todo conocimiento, mantenía, tiene su
origen en la sensación, pero los datos de la experiencia sensible pueden hacerse
inteligibles sólo por la acción del intelecto, que eleva el pensamiento hacia la
aprehensión de tales realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y
Dios. Para lograr la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que
está relacionada la religión, es necesaria la ayuda de la revelación.

Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el
conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para
reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de
Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y otros Padres de la Iglesia, de
Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides
y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición escolástica.
Santo Tomás consiguió integrar en un sistema ordenado el pensamiento de estos
autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica.

El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas
grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos
occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o separarse radicalmente
de su magisterio. En los siglos posteriores a su muerte, la tendencia dominante y
constante entre los pensadores católicos fue adoptar la segunda alternativa. El
interés en la filosofía tomista empezó a restablecerse, sin embargo, hacia el final del
siglo XIX.

Tomismo

Aquí también el nombre dice lo que es la orientación. Es costumbre contraponer


el pensamiento de San Agustín al de Sto. Tomás, así como el de Platón al de
Aristóteles, pero tal apreciación no es exacta. Realmente Aristóteles supera a su
maestro pero no va contra su pensamiento, de la misma manera que el tomismo y el
Agustinismo más bien se complementan que se oponen. Las tesis originales de santo
Tomás han sido el esquema principal del pensamiento filosófico cristiano-catolico. El
ilustre dominico padre A. D. Sertillangues en su obra " las grandes tesis de la filosofía
Tomista" resume el pensamiento del gran filósofo en los siguientes puntos.

1. El objeto del conocimiento humano es el ser y sus causas; en la apreciación del


conocimiento se inclina hacia un idealismo moderado, de sentido crítico.

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2. El concepto de Dios, cognoscible pero indefinible, a partir de la aseidad.
Condenación del agnosticismo, del simbolismo y del antropomorfismo.

3. LA creación del mundo en el tiempo por parte de Dios.

4. La conservación y gobierno del universo como consecuencias necesarias del


entendimiento y de las voluntades divinas.

5. El concepto de la naturaleza basado en las nociones de sustancia, accidente y


cambio, con un profundo sabor aristotélico.

6. El hombre como coronación de la creación, dotado de alma racional e inmortal


creada por Dios directamente para cada hombre.

7. LA moral basada en la apreciación del fin ultimo y en la perfección de cada acto


humano personal y regida por la ley mediante la obligación y la sanción.

8. El gobierno de los pueblos en conformidad con sus tradiciones, costumbres e


idiosincrasia.

5.1.1 Estudio del Ser

Las dos grandes ramas de la filosofía son la ontología y la gnoseología, la teoría


del ser y la teoría del saber, del conocer. La primera nos servirá de introducción y a la
filosofía de la antigüedad y de la edad media; la segunda, a la edad moderna.

La ontología, en términos generales, se ocupa del ser, o sea, no de este o de


aquel ser concreto y determinado, sino del ser general, del ser en las más vasta y
amplia acepción de esta palabra.

Lo primero que se le ocurre a cualquiera a quien le digan que una disciplina a


de decirle lo que ese objeto es. Por consiguiente, el problema comprendió
primariamente en la teoría del ser habrá de ser este: ¿Qué es el ser?

Ahora bien; formulado de esta primera manera, la pregunta implica que lo que
se pide, que lo se quiere y se demanda en una definición del ser, que se nos diga que
cosa es el ser. Vamos a ver dentro de un instante la dificultad insuperable,
absolutamente, de esta acepción de la pregunta. Si tomamos la pregunta en ese
sentido, tropieza con una dificultad que la hace imposible de contestar.

Pero no sólo puede preguntarse: ¿Qué es el ser? No sólo puede pedirse la


definición del ser, sino que también podría preguntarse: ¿Quién es el ser? En este
caso, ya no se pediría definición del ser, sino se nos pediría ese señalamiento del ser;
que nos muestra donde está el ser, quién es.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 82


Así que, por de pronto, para mayor claridad en nuestro desenvolvimiento, vamos
a concentrar en estas dos preguntas el programa previo de la antología: Por una
parte, la pregunta: ¿Qué es el ser? Digo, ante todo, que esta pregunta es
incontestable. La pregunta exige de nosotros que demos una definición del ser. Ahora
bien; dar una definición de algo que supone reducir ese algo a elementos de carácter
más general, incluir ese algo en un concepto más general todavía que él. ¿Hay
concepto más general que el concepto del ser? ¿Puede hallarse acaso alguna noción
en la que quepa el ser, y que, por consiguiente, había de ser más extensa que el ser
mismo? No la hay.

Por eso, para definir al ser nos encontraríamos con la dificultad de que no
tendríamos que decir de él nada. Hegel que hace esta misma observación, acaba por
identificar por completo el concepto de “ser” con el concepto “nada”; por que del ser
no podemos predicar nada, del mismo modo que la nada no podemos predicar nada.
Y, por otra parte, del ser lo podemos predicar todo, que equivale exactamente a no
poder predicar nada.

Por consiguiente, el concepto de “ser” no es un concepto que sea definible. A la


pregunta: ¿qué es el ser? No podemos dar ninguna contestación. En realidad el ser
no puede definirse; lo único que puede hacerse con él es señalarlo, que no es lo
mismo que definirlo. Simplemente invitar al interlocutor a que dirija su intuición hacia
un determinado sitio, en donde esta el concepto de ser. Señalar el concepto de ser,
en cambio, eso si es posible.

Es justamente a lo que nos invita nuestra segunda pregunta, que ya no es: ¿qué
es el ser?, sino: ¿quién es el ser? Esta variación “quién” en vez de “qué” nos hace ver
que esta segunda tiende, no a definir, sino a señalar el ser para poderlo intuir
directamente y sin definición ninguna.

Si reflexionamos ahora también a esta pregunta de ¿quién es el ser?, nos


encontramos con que esta pregunta implica algo extraño y curioso. Preguntar ¿quién
es el ser? Parece querer decir que no sabemos quién es el ser, que no conocemos el
ser, y, además, que hay diferentes pretensiones más o menos legítimas, a ser el ser,
que diferentes cosas pretenden ser el ser y que nosotros nos vemos obligados a
examinar cuál de esas cosas puede legítimamente obstinar el apelativo de “ser”.

Cuando algo se nos presenta con la pretensión de ser el “ser”, antes de decir
sobre ello deberemos, pues, preguntarle: ¿qué eres? Si podemos entonces disolver
ese pretendiente a ser en otra cosa distinta de él, es que esta compuesto de otros
seres que no son él y es reducible a ellos, y, por consiguiente, quiere decir que ese
ser no es un ser auténtico, sino que es un ser compuesto o consistente en otros
seres. Y si, en cambio, por mucho que hagamos no podemos definirlo, no podemos
disolverlo, reducirlo a otros seres, entonces ese ser podrá, en efecto, ostentar con

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legitimidad la pretensión de ser el ser. Esto quedará más claro si aplicamos ya una
terminología corriente en el pensamiento filosófico y distinguimos entre el ser en si y
el ser en otro.

El ser en otro es un ser auténtico, es un ser falso, puesto que tan pronto como
yo lo examino me encuentro con su definición, es decir, con que ese ser en otro es
esto, lo otro, lo demás allá; es decir, que él no, sino un conjunto de esos otros seres;
que él consiste en otra cosa, y entonces el ser que consiste en otro no puede ser un
ser en si puesto que consiste en otro.

Este es típicamente el ser en otro; más como lo que andamos buscando es el


ser en si, podemos rechazarlo entre los múltiples pretendientes al ser en si, todos
aquellos que consisten en otra cosa que ellos mismos.

Esto nos conduce a replantear de nuevo nuestros problemas iniciales, pero


ahora en una forma completamente distinta. Acabamos de percibir y ahora lo va a
exponer con claridad que la palabra “ser” tiene dos significados. Luego
encontraremos, en el curso de estas clases otros muchos; pero ahora acabamos de
vivir con una vivencia inmediata dos significados de la palabra “ser”: el uno, el ser en
si; el otro, de ser en otro.

5.2 SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE LA ÉPOCA

En esta época vemos un acontecimiento que le dio la vuelta al pensamiento de


hombre. Se trata de un hecho histórico que marcó a la humanidad. Este
acontecimiento fue el nacimiento de CRISTO, pues es a partir de su vida y de su
doctrina que surge y se desarrolla la filosofía medieval.

Atendiendo al tiempo podríamos simplemente decir que filosofía medieval es


aquél pensamiento de Occidente que llena el espacio tendido, entre el final de la
antigüedad, el fin del imperio romano de Occidente (476) y el apuntar de la llamada
edad moderna, tomada desde la fecha de la caída de Constantinopla (1453) o desde
el comienzo de la reforma protestante (1517). Muchas veces se denomina filosofía
medieval a la filosofía escolástica. Pero la escolástica propiamente dicha no empieza a
dibujarse sino hasta el siglo IX; lo que le precede puede considerarse como una
preparación a la escolástica por parte de los Padres de la Iglesia.

Si se quiere caracterizar más desde dentro, se le puede designar como el


pensamiento de Occidente que desde San Agustín, pero especialmente desde San
Anselmo de Canterbury sigue el lema “Inteleigente ut credas; crede ut intelligas”
(entiende para que puedas creer, cree para que puedas entender). En la época
antigua que acabamos de ver los filósofos se preocupan por saber cual es el principio
que crea el mundo, aquí los filósofos, tratan de los hombres como creaciones de

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 84


Dios. Así lo marca el génesis que Dios creó al mundo en siete días y entre ellos creó
al hombre.

En cuanto a teodicea surge algo muy importante, las vías de Santo Tomás de
Aquino, que a través de estas muestra la existencia de Dios, otro que hace su vía es
San Agustín a través de la teoría de la iluminación, trataran de comprobar la
existencia de Dios.

Se analiza al hombre como hilemórfico (materia y forma, cuerpo y espíritu), en


cual el cuerpo es corruptible y el espíritu es infinito, con esta dualidad el hombre es
considerado la criatura más perfecta del cosmos, empero la dualidad que posee no
está separada, sino que hace un conjunto, en donde el espíritu es considerado como
el motor del cuerpo. En la rama del conocimiento se utiliza para comprender los
misterios de la revelación, solo conocen las almas a través de la razón aquellas que
son santas y puras. Para conocer se apoyó de la lógica y del vocabulario aristotélico.

En cuestión de metafísica el problema que surge son los problemas de los


universales, que existencia y naturaleza poseen los conceptos e ideas, explican que
son los trascendentes, se da la división del ser. En cuanto a la filosofía de la
naturaleza todo lo que ocurre esta guiado por la providencia de Dios y que al hombre
lo deja en plena libertad sin forzarla.

5.3 ANTECEDENTES

La filosofía se divide en dos períodos: Patrística y Escolástica.

La Escolástica se divide a su vez en tres partes

Primera Escolástica (siglos XI al XII)


Se establecen las bases y el acuerdo total entre fe y razón.
Influencia de Platón y San Agustín principalmente.

Alta Escolástica (siglos XIII al XIV)


ESCOLÁSTICA Se elaboran los grandes sistemas. Filosóficos- Teológicos.
Se considera parcial el acuerdo entre fe y razón.
Influencia de Aristóteles.

Escolástica tardía (siglos XIV al XVI)


Disolución de la escolástica. Se sostiene la oposición
Entre la fe y la razón. Principia la Edad moderna.

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5.3.1 Los tres temas de la filosofía medieval.

Los problemas capitales de la filosofía medieval fueron: La creación, los


universales y la razón. Desde luego la Escolástica es teología; pero si hay filosofía,
ésta se encuentra en las obras escolásticas. Y ¿cuál es la relación entre ellas? La
filosofía se convierte en sierva de la teología.

La creación. El cristianismo partió de una posición distinta de la griega , que el


mundo no tiene su razón de ser, sino que la recibe de otro, de Dios. Dios es el
creador y el mundo es lo creado. Dios no hace al mundo con una materia previa, sino
que lo crea de la nada. Esto abrió un abismo metafísico entre Dios y el mundo,
abismo que el griego no conoció, ¿puede aplicarse la palabra ser a Dios y a las
criaturas? ¿No es equívoco? A lo sumo podrá hablarse de una nueva analogía del
ente. En un sentido mucho más profundo que el aristotélico.

La idea de la creación, de origen, afectó profundamente a la ontología medieval.


La creación ¿fue eterno o en el tiempo? Las opiniones estaban divididas acerca de
demostrar racionalmente uno u otro extremo. Santo Tomás consideró que la creación
es demostrable, pero no su temporalidad, conocida sólo por la revelación.

El mundo no tiene razón de ser suficiente, porque está sometido por Dios en la
existencia para no caer en la nada. El fundamento ortológico del mundo se encuentra
Dios, no solo en su origen, sino de un mundo actual. El proceso del problema de la
creación en la Edad Media, llevó a conferir una independencia mayor a la criatura
respecto al creador y condujo a la misma criatura a un alejamiento de Dios.

Los universales. Son los géneros y las especies, y se oponen a los individuos.
La cuestión es saber qué tipo de realidad corresponde a esos universales, son o no
cosas y en qué sentido.

Los objetos que se presentan a nuestros sentidos son individuales; en cambio


conceptos con que los pensamos son universales. Se planteó el problema, pues de
saber si los universales son o no cosas y en qué sentido.

Se partió de una posición extrema, el realismo, que afirmó que los universales
son cosas, que están en todos los individuos y la única diferencia entre ellos viene
por los accidentes. Sólo hay un hombre en esencia y la distinción entre los individuos
es puramente accidental. Esto equivale a la negación de la existencia individual, lo
que se acerca al panteísmo. Representantes: San Anselmo y Guillermo de
Champeaux (siglos XI y XII).

La otra solución extrema y opuesta fue el nominalismo representado por


Roscelino de Compiege. Lo que existe son los individuos; no hay nada en la

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naturaleza que sea universal. Los universales no existen más que en la mente y,
como su expresión es la palabra, se reducen a soplos de la voz.

El siglo XII aportó al problema de los universales una solución apropiada, el


realismo moderado. Se reconoció que la verdadera sustancia es el individuo, como
afirmaba Aristóteles, a quien invocaban Alberto Magno y Santo Tomás. El individuo es
verdadera realidad, pero es individuo de una especie, y se logra su individualidad por
la individuación. Los universales, considerados como tales son producto de la mente,
pero tienen un fundamento en la realidad. Santo Tomás afirmó y trató de probarlo
que el principio de individuación es la materia cuantificada.

La razón según la tradición griega, el hombre es un animal que tiene logos. Por
una parte, es una cosa más en el mundo; pero, por otra. Conoce el mundo, como
Dios y tiene logos. Como él ¿En que relación está el hombre con Dios y con el
mundo? Es una relación esencialmente equívoca. Es un ente que participa del ser,
pero además es capaz de saber qué es el mundo.

La edad Media consideró que es algo intermedio entre la nada y Dios porque el
hombre está hecho a su imagen y semejanza. En Santo Tomás la filosofía es un saber
especulativo racional. La teología es de fe en cuanto se construye sobre datos
sobrenaturales, revelados; pero el hombre trabaja sobre ellos con la razón para
interpretarlos y alcanzar un saber filosófico. Se supone, pues, que hay una perfecta
adecuación entre lo que es Dios y la razón humana.

Si la filosofía y la teología hablan de Dios ¿en qué se diferencian? Santo Tomás


dice que el objeto material de la teología y la filosofía puede ser el mismo cuando
hablan de Dios; pero que el objeto formal es distinto. La teología estudia a Dios
basándose en la revelación; la filosofía, fundamentada solamente en la razón.

5.4 LA ONTOLOGÍA

El renacer filosófico que al parecer había terminado en los primeros siglos del
cristianismo se inicia con la llamada cuestión de los universales (qué existencia y
naturaleza poseen los conceptos o ideas, y se prolonga hasta la plenitud del siglo XII
a través de los dialécticos de la escuela de París (Abelardo, especialmente) y los
místicos (San Bernardo y los Victorinos)

San Agustín

El hombre descubre en los actos de su vida espiritual, en el pensar, en el sentir


y en el querer, verdades eternas inmutables y necesarias. No están en el espacio ni el
tiempo; no son nada del hombre perecedero, sino que se revela aquí dentro del
hombre otro ser sobre humano y supertemporal. Detrás de todo lo imperfecto

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 87


tocamos lo perfecto, detrás de lo relativo lo absoluto, detrás de lo humano lo
trascendente. Sencillamente por esta vía tocamos a Dios. No es Dios deducido por vía
de un raciocinio casual como la primera causa que de ser y explicación a las verdades
fuera de él, sino que es aprehendido en las mismas verdades.

San Agustín se sirve del método conscientemente, elaborado en el


neoplatonismo del ascenso a lo inteligible. La expresión prueba que la existencia de
Dios no es adecuada, pues sugiere, un paso a otra cosa mediante un proceso de
demostración. Y lo que hace propiamente San Agustín es poner a plena luz los
supremos principios del ser que están presentes ya en los seres sensibles, aunque sin
diluir en él su propia modalidad. Para verlos en esta moralidad y en su propio valor se
requiere un adiestramiento de la mente que abre los ojos a un dado distinto y
superior a todo lo sensiblemente dado.

Y si San Agustín llega con un Dios viviente y personal, no significa esto un salto
lógico, pues su punto de partida es el alma viviente y personal. El espíritu es para él
algo más que validez lógica impersonal. Esto pertenece al espíritu ciertamente, pero
no es sino una realidad dentro de él. El pleno y real espíritu es siempre un espíritu
viviente.

Cuando San Agustín habla de Dios, sabe y subraya que el Dios infinito es
incomprensible para nuestro entendimiento limitado.

Las propiedades de Dios. Justamente nuestros conceptos pueden aplicarse a


Dios de un modo analógico. “Debemos, en cuanto nos sea posible, representarnos a
Dios como bueno sin la categoría de cualidad, grande sin la categoría de cantidad,
creador sin necesidad, chocando por encima de todo en situación alguna local,
abarcando todo sin abarcar.”

Santo Tomas De Aquino.

Trata los siguientes temas: La definición del ente, la analogía de


proporcionalidad, la distinción real de esencia existencia, primacía del ser, la
extensión de la teoría del acto y la potencia y los trascendentales.

a) El ente se define como aquello que existe o puede existir. El ente es una
esencia en relación con su propia existencia. Lo que todos los entes tienen
común es esa relación trascendental de esencia e existencia.

b) Cada ente tiene su propia esencia y su propia existencia y aunque las esencias
sean muy diferentes, como la de Dios y la de la criatura, la del hombre y la del
gusano, de todos modos hay algo en común a todo ente y es su relación de
esencia existencia. Esta identidad en medio de la diversidad es la analogía de
proporcionalidad.

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c) La esencia es la equidad, el conjunto de características de ente, que ejercen el
acto de existir. La existencia es la actualización de dicha esencia.
Evidentemente, uno es el acto de existir, y otro es el sujeto que ejerce dicho
acto. El ser es limitado. Para que se de un ente limitado, es necesario otro
elemento distinto que limite al ser; tal elemento es la esencia. El ente es la
síntesis de ese ser limitado (existencia) y el elemento que limita al ser
(esencia). Sólo en Dios hay identidad entre esencia y existencia.

d) La primacía del ser. El ser subsistente es Dios, es el ser en cuanto tal,


concebido de un modo impersonal. De el participan todos los entes. El ente es
fundamentalmente en el ser. El ser es el fundamento de los entes.

e) Santo Tomás extiende la teoría del acto y la potencia por Aristóteles, no sólo a
los principios materia y forma y substancia y accidente, sino también a la
pareja esencia-existencia. La existencia de la esencia, la cual está en potencia
con respecto del acto de existir.

f) Los trascendentes reciben especial tratamiento en la obra de Santo Tomás. La


unidad es la inseparabilidad de sí mismo, junto con la separabilidad de los
demás. La verdad es la inteligibilidad del ser. La bondad es su perfección, o su
capacidad de difusión. La belleza es la verdad de la bondad, y la bondad de la
verdad.

5.5 LA EPISTEMOLOGÍA

5.5.1 La gnosis.

El término gnosis significa literalmente conocimiento, sin embargo aquí se utiliza


como conocimiento místico, una nueva manera de conocer a Dios. Por lo tanto,
cualquier otro conocimiento que no sea místico es considerado como pagano, ya que
el objeto específico del conocimiento gnóstico es Dios y las realidades últimas, que
conciernen la salvación del hombre.

5.5.2 Escolasticismo

Movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón natural humana, en


particular la filosofía y la ciencia de Aristóteles, para comprender el contenido
sobrenatural de la revelación cristiana. Principal movimiento en las escuelas y
universidades medievales de Europa, desde mediados del siglo XI hasta mediados del
siglo XV, su ideal último fue integrar en un sistema ordenado tanto el saber natural
de Grecia y Roma como el saber religioso del cristianismo. El término escolástica
también se utiliza en un sentido más amplio para expresar el espíritu y método

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 89


característicos de ese momento de la historia de la filosofía o cualquier otro espíritu o
actitud similar hacia el saber encontrados en otras épocas. El término escolástica, que
en su origen designaba a los maestros de las escuelas monásticas o catedráticas
medievales, de las que surgieron las universidades, acabó por aplicarse a cualquiera
que enseñara filosofía o teología en dichas escuelas o universidades.

Características Principales.

Solo el alma racional le es dada conocer con aquella porción suya que sobresale,
es decir, la mente y razón, que es como cierto semblante y ojo suyo, interior y
espiritual.

Y no cualquiera alma sino la que fuera santa y pura, se asegura que es idónea
para tener visión de ellas, es decir, la que tuviese el mismo ojo interior, con que estas
cosas se ven, sano y limpio y sereno, y semejante a la misma realidad que pretende.

Nadie que se precie de hombre religioso, aún cuando sea todavía inepto para
confesar que aquella visión, se atreva a negar, o dejar confesar, que todas las cosas
existentes, según su naturaleza y especie fueron creadas por Dios su autor, y que
todo este equilibrio universal de las cosas y el mismo orden con que las cosas
mudables realizan sus evoluciones temporales con cierta regularidad, esta sostenido y
dirigido por las leyes del soberano Dios.

Principales pensadores

Nicolás De Cusa. (1401-1464)

Conoció pronto la mística flamenca en la escuela de Deventer y estudió en


Heidelberg, donde conoció el nominalismo, se gradúo en Padus de derecho.
Ordenado sacerdote el año 1430. En 1432 tomó parte en el concilio de reforma de
Basilea y se puso primero de parte de los conciliaristas, pero en 1437 pasó al partido
papal. En 1448 fue nombrado cardenal, en 1450 nombrado Obispo de Brescia y
visitador de los monasterios alemanes. Desde 1458 vivió como cardenal curial en
Roma, y murió en Todi, en la Umbría.

1. Lo infinito. El Cusano destruye la imagen medieval del mundo de las esferas


celestes limitadas y predica el infinito, que embriagó formalmente a los tiempos
nuevos que estaban llegando.

a) La docta ignorancia (1440). Nicolás de Cusa veía en la Pseudociencia


dialéctica de las universidades de entonces una lamentable decadencia. La verdad no
está es la ya hecha “conformidad del entendimiento con la cosa”, sino que debe
conquistarse trabajosamente por medio de ensayos y conjeturas. “Nada hay en este
mundo tan exacto, que no pueda entenderse aún más exactamente; nada tan recto,

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 90


que no pueda ser más recto; nada tan verdadero, que no pueda ser tan verdadero”.
Nuestra ignorancia es docta porque con nuestra ciencia dialéctica nos acercamos al
límite, donde termina el saber y empieza la ignorancia. Sin embargo, sigue siendo
ignorancia, porque la verdad absoluta, tiene que haber un infinito en que la verdad se
realice. No podemos probar lógicamente lo infinito; no llegamos a él por gradación de
lo infinito ni por la negación de la finitud. Entre lo infinito y lo finito no hay
proporción; lo infinito es siempre lo incomprensible y simplemente incomparable. El
corte entre lo finito y lo infinito es ineliminable.

2. Lo finito. La cosa particular finita no debe ciertamente identificarse con el


infinito; pero participa del modelo infinito. Así el infinito vive en lo máximo y en lo
mínimo. Todas las cosas finitas tienen su propia naturaleza y su propio valor. No hay
dos cosas iguales en el mundo. Efectivamente como todas las cosas son comparables
entre sí, son también distinguibles y, por tanto diferentes. Ninguna cosa es
privilegiada respecto a otra. No hay cuerpo “celestes” y “terrestres”. La tierra no está
en el centro del mundo porque no existe el centro.

3. Mística. Con mi ojo corporal veo un nogal con sus hojas y nueces; pero con mi ojo
espiritual puedo pensar la semilla de la nuez, de la que pueden nacer muchos
árboles, pero sólo nogales. Puedo, finalmente, con el ojo de mi entendimiento o
razón pensar la semilla de todas las semillas, la fuerza de todas las fuerzas y la
naturaleza de todas las naturalezas.
Cusa es el filósofo de una época de transición, que aún pertenece a la Edad
Media, del cual le viene los más fuertes estímulos: nominalismo, voluntarismo y
mística. Se aparta ya del pensar dialéctico y se vuelve a la razón creadora. Abandona
la imagen limitada del mundo y predica el infinito. Él no quiere sacar al hombre del
mundo de su fe cristiana, sino fortalecerlo en ella para la edad que va a llegar.

Empirismo De San Agustín.

San Agustín interpreta así el proceso cognoscitivo:

A. La sensación, los objetos sensoriales excitan su sentido. Esta afección del


cuerpo no escapa al alma que reacciona sacando de su propio interior aquella
representación del objeto que manda la sensación. En la sensación es el alma
la que esta activa.
B. La sensación sólo es el primer escalón de la conciencia. El alma muestra su
espontaneidad y su autonomía con respecto a las cosas corpóreas.

C. Surge el problema acerca de donde llegan al alma estos criterios de


conocimiento con los que juzga las cosas y que son superiores a las cosas.

La verdad es la medida de todas las cosas y el intelecto mismo es medio con


respecto a ella.

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D. Esta verdad está constituida por las ideas que son las supremas realidades
inteligibles de las que hablaban Platón.

No obstante San Agustín rectifica a Platón en dos puntos:


1. Convierte las ideas en pensamiento de Dios.
2. Rechaza la doctrina de la reminiscencia y la replantea de
nuevo.

San Agustín transforma la doctrina de la reminiscencia en la celebre doctrina de


la iluminación que dice: Que la naturaleza del alma intelectiva ha sido hecha de tal
modo que están unidas a las cosas inteligibles, percibe a estas mediante una especial
luz incorpórea que es Dios, pues él vuelve inteligible todas las cosas.

Santo Tomás De Aquino

En cuanto el conocimiento la posición de Santo Tomás es un realismo


moderado, que establece un término medio entre el realismo exagerado, al estilo
platónico, y el nominalismo, que negaba toda consistencia al concepto universal.
Entre empirismo y racionalismo también se coloca en un término medio, pues bien es
cierto que lo inteligente se capta por medio de lo sensible, no menos verdadero es
que la facultad inteligible tiene cierta actividad: de iluminar y abrir el horizonte
intelectual, que es captado en lo real. Santo Tomás no está de acuerdo con aquellas
posturas que pretenden deducir toda la filosofía a partir de ciertos principios
universales.

Santo Tomás insiste en los tres grados de abstracción formal. El primero capta
las características singulares. El segundo capta el ser cuantitativo como prescindiendo
de lo físico y el tercero capta el ser en cuanto ser. Para Santo Tomás la verdad es la
educación del entendimiento con la cosa. La lucha de Santo Tomás en el terreno del
conocimiento, se resume en el rechazo de las ideas innatas y del argumento de
autoridad. El lema era “en el terreno filosófico la autoridad es la última razón, y la
razón es la primera autoridad.”

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CAPITULO VI
Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “
6.1 SITUACIÓN ECONÓMICA SOCIAL Y POLÍTICA DE LA ÉPOCA

En esta época abarca de los siglos XV a principios del siglo XIX, en los cuales se
dio un amplio desarrollo, desde el renacimiento que es un volver la cara al mundo
clásico caracterizado por un entusiasmo que reafirma al hombre en su conocimiento.

Se gestaron varios movimientos que se relacionaron por el núcleo ideológico del


Renacimiento. El humanismo, que podemos definir como la nueva cultura que surge
a partir del siglo XV, que se centra en el hombre , y que lo tiene como finalidad al
mismo, sus temas más importantes fueron: El sujeto y la libertad, la relación del
sujeto con Dios, y la relación del sujeto con el mundo y la naturaleza, así mismo el
Renacimiento vuelve a los ideales grecolatinos y la interpretación de la Biblia.

En líneas generales, podemos distinguir tres principales temas o estilos de


construcción epistemológica: El racionalismo, el empirismo y el idealismo.

Es un nuevo gusto por la construcción sistemática, por la construcción filosófica


y que autores como: Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke. Hobbes y Hume, por
nombrar algunos, representan suntuosos edificios de nueva planta, que denotan un
orden y un plan racionalista y empirista; así mismo otros autores como Kant y Hegel,
han aportado algo diferente a la filosofía en un idealismo, el primero aporta algo al
conocimiento y la moral, y el segundo aporta algo sobre la dialéctica y metafísica.

La gran ruptura en la línea racionalista, es el otro estilo que apuntamos, es el


empirismo y sus partidarios, el cual propone la más moderna y revolucionaria manera
de filosofar, y en lugar de las verdades necesarias de la razón, irrumpe en la validez
de lo puramente fáctico, y con ello se consuma la ruptura de la metafísica clásica.

Otro punto no menos importante que se da en época moderna es la ilustración,


que proporciona alimento a muchos sectores culturales, sociales, pero en especial en
la ciencia y en el pensamiento filosófico. Esto se extiende y desarrolla durante el siglo
XVIII, que se suele denominarse “siglo de la ilustración” o “Siglo de las Luces”. Por
último en la época se dan revoluciones liberales, burguesas, y religiosas que fueron
por las clases medias ante el antiguo régimen, por una concepción de libertad y
tolerancia en todas las órdenes de la sociedad.

6.2 GENERALIDADES.

Fin de la edad media y principio de la moderna.

En esta época se da una crisis en el cambio de pensamiento acerca de la idea


del hombre y del mundo. El renacimiento es la introducción a la época moderna, que

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abarca desde el desmoronamiento de la filosofía medieval hasta finales del siglo
XVIII, con la filosofía de Kant.
La época moderna comprende tres grandes momentos históricos representados
por:
A. Renacimiento que es ubicado entre los siglos XV y XVI.
B. Posteriormente se inicia con una revolución científica en el siglo XVII.
C. Para terminar en el siglo XVIII con el movimiento de la ilustración.

Causas que originaran el renacimiento.

-La extensión de la cultura gracias a las universidades.


-La educación se desvincula de la religión.
-La invención de la imprenta y el uso del papel.
-Nuevas rutas comerciales gracias al invento de la brújula.
-Establecimientos de sabios en Italia que huyeron de Constantinopla al ser tomada
por los turcos.
-Riqueza de las ciudades italianas que buscan el refinamiento.

Características.

A. Renacer de la altura clásica grecolatina y de los principios e ideales que


informaron la vida de griegos y latinos.
B. Italia es el centro de la antigua civilización.
C. Antropocentrismo, en lugar de teocentrismo.
D. Carácter secular no eclesiástico.
E. Concepción inmanentista del mundo y del hombre.
F. Se habla de los derechos humanos.
G. Preponderancia de las artes, buscan con ansia la belleza en la naturaleza y en
el hombre.
H. Veneración y protección a los literatos y artistas.
I. Reaparición de los desnudos.
J. Paginación de la vida.
K. Se da la Reforma Protestante.
L. Fin del feudalismo, comienza la monarquía. Absolutas.
M. Grandes inventos.
N. Nuevos descubrimientos Geográficos.

6.3 AUTORES HUMANISTAS

El término humanismo nació a mediados del siglo XV, inspirado en los términos
legista, jurista, canonista o artista, para indicar a quienes estudiaban la gramática, la
retórica, la poesía, la historia y la filosofía moral. Para los autores latinos, humanistas
significaba lo mismo que para los griegos era la paideia, es decir, educación y

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formación del hombre. En definitiva, el humanismo representará solo una mitad del
renacimiento, y además, la no filosófica.
Es un movimiento intelectual que denuncia las injusticias sociales, políticas y
económicas y participa activamente en las luchas de su tiempo.

Llegan a Occidente los libros griegos y latinos; la devoción por lo antiguo llega al
extremo; por cierto sin criterio ni saber demasiado lo que es cada cosa. Se ataca a la
escolástica. El humanismo se enlaza con la nueva religiosidad, con la conciencia de
que es menester una reforma; esta idea es todavía ortodoxa; pronto dejará de serlo
y se convertirá en la reforma protestante.

Los profetas y los magos orientales y paganos, considerados por los


renacentistas como fundadores del pensamiento teológico y filosófico.

A. Hermes Trimegitos. Fue personaje mitológico que los antiguos identificaron


con el dios egipcio Toth, equivalente al Hermes griego y al Mercurio
romano. El renacimiento consideró que Hermes era una especie de profeta
pagano que se remontaba aproximadamente a la misma época que Moisés
y se le otorgó una extraordinaria autoridad, hasta el punto de que el último
cuarto del siglo XV se le acoge de manera solemne en un mosaico de la
catedral de Siena.

B. Zoroastro. Vivió siete siglos antes de Jesucristo. Los renacentistas le


consideraron como autor de loa Oráculos Caldeos, cuya doctrina mágica
teúrgica ejercieron un amplio influjo. La teúrgia es la sabiduría y el arte de
la magia, utilizadas con finalidades místicos religiosas. Aunque en realidad
se considera que Zoroastro fue reformador religioso persa de los siglo VII/
VI a. C., que no tiene nada que ver con los Oráculos Caldeos. Este nuevo
equívoco contribuyó en gran medida a la difusión de la mentalidad mágica
durante el renacimiento.

C. Orfeo. Fue un mítico poeta tracio. Con respecto al Corpus Hermeticum y a


los Oráculos Caldeos, el orfismo representa una tradición bastante más
antigua, que influyo sobre Pitágoras y Platón, en especial en lo que
concierne a la doctrina metempsicosis. Era considerado como un profeta y
un mago antiquísimo. Muy poco posterior a Moisés.

1) Francisco Petrarca. (1304-1374)

Considerado con unánime consenso el primero de los humanista. Durante las


primeras décadas del siglo XV esto era evidente para todos. Petrarca llega al
humanismo, partiendo de un atento análisis con respecto a la corrupción y la
impiedad de su tiempo, el cuál, trató de descubrir sus causas para intentar ponerles

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remedio. En su opinión las causas eran básicamente dos, estrechamente vinculadas
entre sí: 1) el recrudecimiento del naturalismo difundido por el pensamiento árabe,
sobre todo por Averrones, y 2) el predominio indiscriminado de la dialéctica y de la
lógica, junto con su correspondiente mentalidad racionalista. Contra estos dos males,
creyó que era fácil señalar los antídotos: 1) en lugar de dispersarse en el
conocimiento meramente exterior de la naturaleza, es preciso volver a uno mismo y
buscar el conocimiento de la propia alma; 2) en lugar de dispersarse en los vacuos
ejercicios dialécticos, hay que redescubrir al elocuencia, las humanae letterae
ciceronianas.

2) Coluccio Salutati

El camino abierto por Petrarca fue seguido con éxito por Coluccio Salutati,
nacido en 1331 y que llegó de canciller de la república de Florencia, desde 1374,
hasta 1406. Salutati trata de una figura importante por los siguientes movimientos:
A) Continuó con gran energía la polémica contra la medicina y las ciencias naturales,
reiterando la tesis de la supremacía de las artes liberales; B) Sostuvo, contra el
planteamiento dialéctico racionalista de su época, una perspectiva de la filosofía
entendida como mensaje atestiguando y comunicando a través de la vida misma y
basado en el acto de la voluntad, en cuanto ejercicio de la libertad; C) Defendió con
ardor el primado de la vida activa sobre la contemplativa; D) Como agente cultural,
tuvo el gran mérito de haber promovido la creación de la primera cátedra de griego
en Florencia; para ocuparla. Fue llamado a Italia por el sabio bizantino Manuel
Crisolara.

3) Leonardo Bruni. (1379/74-1444)

Primero trabajó como empleado en la Curia romana y, más tarde, fue canciller
en Florencia. En Bruni se manifiestan, como frutos maduros y de manera
extraordinaria, los efectos de la enseñanza del griego por parte de Crisola. Tradujo a
Platón, Aristóteles, así como a Plutarco y a Jenofonte, a Demóstenes y a Esquines.

La fama de Bruni se halla vinculada sobre todo en las traducciones de la


Política y de la Ética de Aristóteles. El hombre se realiza de forma plena y auténtica
únicamente en aquella dimensión social y civil, que es la que Aristóteles indica en su
política. Lo que vale más no es objeto contemplado, sino el hombre que piensa y, en
la medida que piensa, actúa. Al igual que Aristóteles, Bruni revaloriza el placer,
entendido sobre todo como una consecuencia de la actividad que el hombre
desarrolla de acuerdo con su naturaleza, tal como había sostenido el estagirita.
También junto con Aristóteles, Bruni defiende que el verdadero parámetro de los
juicios morales es el hombre bueno y no una regla abstracta. En consecuencia, si
queremos ser felices, esforcémonos por ser buenos y virtuosos.

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4) Poggio Bracciolini. (1380-1459)

Secretario en la curia romana, y más tarde canciller en Florencia, también


estuvo muy ligado con Salutati. Fue uno de los descubridores más laboriosos y
activos de antiguos códices. En sus obras se debaten cuestiones que ya se habían
convertidos en canónicas dentro de los planteamientos humanistas: A) elogio de la
vida activa, en contra de la ascesis de la vida contemplativa llevada a cabo en la
soledad; B) el valor formativo de las litterae, desde el punto de vista humano y civil;
C) la gloria de la nobleza como fruto de la virtud individual; D) la cuestión acerca de
la suerte, que se convierte en problemática e inestable la vida de los hombres, pero
que puede ser superada por la virtud; E) revalorización de las riquezas, consideradas
como la fuerza propia del estado y lo que hace posible que en la ciudad haya
templos, monumentos, arte, ornamentación y toda clase de belleza.

5) León Batista Alberti (1404-1472)

Se ocupo de temas filosóficos, de matemáticas y de arquitectura constituyó una


figura de humanista con interés pluridimensionales. Son especialmente famosos sus
libros sobre la arquitectura, de la pintura, de la familia, del gobierno de la casa.

Temas en los que destaca:

1. Crítica a las investigaciones teológicos-metafísicas, que se consideran vanas


contraponiendo a ellas las investigaciones morales. Según Alberti, es inútil
tratar de descubrir las causas supremas de las cosas, porque a los hombres no
se les ha concedido esto y sólo pueden conocer aquello que cae bajo sus ojos,
esto es, bajo la experiencia.

2. Se halla una exaltación del homo faber y de su actividad práctica y


constructiva, que no acaba en la utilidad para el individuo, sino en la utilidad
para todos los hombres y para la ciudad.

3. En las artes señaló la gran importancia del orden y la proporción entre las
partes: El arte reproduce y recrea aquel orden entre las partes que subsisten
en la realidad de las cosas.

4. Uno de los temas más característicos en las obras de Alberti es el de la


relación entre la virtud y la suerte. Para él, la virtud no es tanto la virtud
cristiana como el arte griego, es decir, aquella peculiar actividad del hombre
que le perfecciona y que garantiza su hegemonía sobre las cosas.

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6) Lorenzo Valla (1407-1457)

Su postura filosófica, tal como se expresa en particular en su obra Del


verdadero y del falso bien, se distingue por una ardorosa polémica contra el
ascetismo estoico y contra los excesos de ascetismo monástico, en oposición a los
cuales enarbola la noción de placer, entendido no obstante en su acepción más
amplia y no como mero placer de la carne. Valla implica un curioso intento de
recuperación del epicureismo, que se vuelve a fundamentar a proponer sobre bases
cristianas. El razonamiento del fondo de Valla es el siguiente: todo lo que ha hecho la
naturaleza “no puede ser sino santo y laudable”, y el placer es interpretado desde
esta óptica, considerándolo también como santo y laudable. Sin embargo, puesto que
el hombre está hecho de cuerpo y alma, el placer se da en diversos planos. Existe,
pues, un placer sensible, que es lo más bajo; después vienen los placeres del espíritu,
de las leyes, de las instituciones, de las artes y de la cultura. Por encima de todo
ellos, se encuentra el amor cristiano de Dios.

7) Masrilio Ficino. (1433-1499)

Representó un giro decisivo en la historia del pensamiento humanístico


renacentista. Dicho giro se explica, en parte, a través de las diferentes circunstancias
políticas, que comportaron una transformación del literato canciller de la república en
literato-cortesano al servicio de los nuevos señores. Ficino se dedicó a tres
actividades fundamentales: Traductor, Pensador y filósofo, y también fue mago.

1. La labor de Ficino como traductor. Haber comenzado por Hermes Trimegistos,


Orfeo y Zoroastro, antes que Platón, se debe a que Ficino consideraba como
auténticos y antiquísimos los documentos atribuidos a estos presuntos profetas
y magos, y pensaba que Platón dependía de ellos, como hemos dicho antes.

2. Las directrices del pensamiento filosófico de Ficino. Se expresó sobre todo en las
obras de la religión cristiana y en la Teología platónica, además en diversos
comentarios a Platón y a Plotino. Su pensamiento consiste en una forma de
neoplatonismo cristianizado, repleto de interesantes observaciones, entre las
que pueden citarse como peculiares: A) el nuevo concepto de la filosofía como
revelación, B) el concepto de alma como culpa mundi y C) un replanteamiento
en sentido cristiano del amor platónico.

3. La importancia de la doctrina mágica de Ficino. Se basa en la estructura


neoplatónica de su pensamiento, que implica animación de las cosas, y en
particular en la introducción de un elemento especial que llama “espíritu”. La
magia natural de Ficino tendía –apelando a diversos medios naturales- a

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predisponer adecuadamente el espíritu que hay en el hombre para que reciba en
la mayor medida posible el espíritu del mundo y absorba su vitalidad “mediante
los rayos de los astros que resulten atraídos de la forma más oportuna”

8) Juan Pico Della Mirándola (1463-1494)

Con él se nos muestra a toda luz el espíritu del renacimiento, y esto es en un


doble sentido.

1. Religión natural. Por un lado se revela un sentimiento religioso acentuadamente


natural, es decir, genéricamente humano y no específicamente cristiano;
cristianismo de palabra, humanismo de sentimiento. Pico Della mirándola apunta
hacia una nueva religión universal de carácter humanista. Lo griego, lo cristiano
y lo judío han de llegar a una síntesis conciliadora; pero siempre el tipo griego
es expresión de lo humano de lo universalmente humano. En realidad
resbalaban estas corrientes hacia un nuevo paganismo, se comprende que la
Iglesia se opusiera al desorbitado cuanto generoso proyecto de Pico, que invitó
a Roma a todos los sabios del mundo para discutir sus 900 tesis en torno al
problema.

2. El hombre infinito. En su escrito de la dignidad del hombre ve Pico la esencia y


grandeza del hombre en la capacidad que tiene para una limitada metamorfosis.
El hombre debe crear siempre algo nuevo en un proceso infinito, y mediante
ello, realizarse a si mismo. Sería éste el gran hombre. En Pico, se desplaza el
valor de los tipos ejemplares al hombre mismo y el valor de el fin al camino de
acceso. El imperturbable esfuerzo del hombre es ahora lo infinito. No se respira
aquí el espíritu de la Edad Media, que miró siempre al hombre como un servidor,
dentro de un orden de ser trascendente. Ni es esto tampoco antigüedad, a
pesar el platonismo; pues 1ª antigüedad comprende que hay algo superior al
hombre.

9) Miguel De Montaigne. (1533-1592)

No aduce pruebas lógicas, sino que expone sus opiniones, con el gesto superior
del hombre del mundo, en la forma, por él creada. Es peste francamente inextirpable
que los hombres sigan creyendo en la posibilidad de un saber cierto. ¿Querrán los
hombres entender un día que la razón infinita no podrá comprender jamás el Dios
infinito? Toda ciencia de la naturaleza es una fábula sofística que se funda en la
apariencia de los sentidos. Sólo hay un saber cierto, y es que no sabemos nada. La
más importante verdad del hombre está en que se resigne a morir y hasta que se
familiarice con la muerte como con un amigo: “filosofar quiere decir prepararse para
morir”. Al que ha aprendido esta actitud el sabio estoico, nada puede conmoverlo en
la vida.

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La nueva ciencia de la naturaleza. El auténtico hecho revolucionario de la época
del renacimiento en la historia de la filosofía, es el nuevo concepto de ciencia creado
precisamente por los fundadores de la moderna física, sobre todo por Galileo. Con
este concepto se diluye la anterior consideración cualitativo-eidética del ser en una
concepción cuantitativo-mecanicista. En todo tiempo ha sido la física el presunto de la
metafísica. Es clara que una innovación tan potente en la física no podía menos que
sacudir tremendamente a la metafísica. Desde Copérnico hasta Newton se elabora la
nueva física, que ha llegado como un admirable cuerpo de doctrina hasta nuestros
días, en que sufre otra radical transformación en manos de Einstein, que formula la
teoría de la relatividad, etc.

10) La Reforma Protestante.

Por su radical acentuación de lo sobrenatural frente a la naturaleza corrompida,


la reforma protestante está en pugna con el espíritu del tiempo; sin embargo, con él
tiene de común los puntos siguientes:

1. La apasionada tendencia a lo primitivo y auténtico que impulsó a Martín Lutero


(1483-1546) a rechazar todas las exterioridades (procesiones y peregrinaciones,
culto de los santos) y a volver al primitivo cristianismo, a la Biblia y al encuentro
inmediato con Dios en la mística.

2. La protesta contra la autoridad exterior del Papa, de los concilios, de la


inquisición y de los votos, que condujo a las guerras de religión y a los
levantamientos de los campesinos.

3. El uso de la lengua nacional en la Biblia, en el culto y en el cántico de la Iglesia.

4. El nominalismo del doctor moderno Ockam y el repudio realismo de la Edad


Media, en que hemos de ver, filosóficamente, el contraste más hondo entre
protestantismo y catolicismo. En lugar del antiguo intelectualismo aparece el
nuevo voluntarismo. La voluntad y gracia de Dios justifican al que quiere
justificar. La inteligencia o razón humana es para Lutero una ramera, y el libre
albedrío una invención del diablo.

- Juan Calvino (1509-1564) dedujo, con toda lógica, de esta doctrina la


predestinación absoluta: Desde toda la eternidad, una parte de los hombres está
predestinada para el cielo, sin miramiento a sus obras, y otra parte al infierno.

- El arzobispo de Canterbury, Juan Fisher (1559-1535), y el famoso humanista


Desiderio Erasmo de Rótterdam atacaron decididamente el escrito luterano
sobre el esclavo albedrío.

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- Felipe Melanchthon (1497-1560) y Ulrico Zuinglio (1484-1531) intentaron
mediar en la doctrina del libre albedrío. Por el repudio al intelecto y la aspiración
al encuentro místico con Dios se explica la singular mística del lenguaje de Juan
Reuchlin, que pretende llegar a las más profundas instituciones por medio de la
cábala judía, muy difundida, identificando las letras del nombre de Dios con
determinados números y trasponiéndolas luego de diversas maneras.

11) Thomas Hobbes (1588-1679)

Es otro pensador inglés interesante. Su larga vida lo hizo sobrevivir incluso a


Spinoza; pero por la fecha de su nacimiento pertenece a la generación precartesiana.
Tuvo mucho contacto con Francia, y allí conoció a Descartes y se penetró del método
de las ciencias matemáticas y físicas. Durante varios años fue en su juventud
secretario de Bacon, y participa de las preocupaciones de éste, pero aplica a los
objetos humanos el método naturalista de la física moderna.

El hombre individual y social, y por tanto, la psicología, la antropología, la


política, la ciencia del Estado y de la sociedad, son los temas de Hobbes. Escribió sus
obras en latín y en inglés, principalmente De corpore, De homine, De cive y el
Leviatán, que es su teoría del Estado, y toma el título de la bestia de que habla el
libro de Job.

La metafísica de Hobbes es naturista. Busca la explicación casual, pero elimina


las causas finales y quiere explicar los fenómenos de un modo mecánico, por medio
de movimientos. Descartes también admitía el mecanismo para la res extensa, pero
se contraponía el mundo inmaterial del pensamiento. Hobbes supone que los
procesos psíquicos y mentales tienen un fundamento corporal y material; el alma no
puede ser, según él, inmaterial. Por esto Hobbes es materialista, y niega que la
voluntad sea libre. En todo el acontecer domina un determinismo natural.

6.4 METAFÍSICA.

La escolástica española.

Los grandes teólogos se enfrentan con los problemas que han planteado la
Reforma; además, reafirma la tradición escolástica frente a la crítica de los
renacentistas; se vuelve al tomismo y a las grandes obras sistemáticas de la edad
media, pero no para repartirlas, sino para comentarlas y aclararlas; en realidad para
hacer una fecunda labor original. Dos grandes Órdenes, ambas fundadas por dos
santos españoles, son las que están a la cabeza de esta restauración: La Orden de
predicadores y la Compañía de Jesús, fundado por Santo Domingo de Guzmán y San
Ignacio de Loyola.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 105


Francisco Suárez (1548-1617)

Nació en 1546 en Granada y murió en Lisboa en 1617. Su nacimiento coincidió


con el de Giordano Bruno. Suárez ingresó en 1564 en la compañía de Jesús, después
de haber sido rechazado por juzgársele poco inteligente. Fue profesor de Segovia,
Ávila, Valladolid, Roma, Alcalá, Salamanca. Fue llamado Doctor eximius y alcanzó
autoridad universal.

Después de publicar varios tratados teológicos, imprimió Suárez, el mismo año


que inició su magisterio en Coimbra, su obra filosófica: Los dos grandes volúmenes
de su Disputation metaphysicae. También escribió el Legislatore, la Defensio fidei
adversus Anglicamae sectae errores- contra el rey Jacobo I de Inglaterra- y el tratado
de Anima.

La metafísica de Suárez aborda con mucha agudeza y rigor los puntos capitales
de la filosofía escolástica. Aunque procura, como hemos dicho, mantenerse fiel al
Tomismo, en lo posible, no rehuye las desviaciones cuando le parecen necesarias.
Unas veces recoge antecedentes de la filosofía pretomista; otras, por el contrario,
está más cerca de escoto y de los nominales; algunas exponen soluciones originales y
propias. Le parece errónea la doctrina tomista de la distinción real de la esencia y de
la existencia; considera que su distinción es de simple abstracción mental, y que en
un ente complejo existente cada uno de los elementos metafísicos tiene su existencia
implicada en su esencia; en la existencia, como en la esencia, hay composición de
elementos parciales; la materia prima, concretamente, posee una existencia propia,
sin el acto determinado de la forma, y Dios podría mantenerlas separadas

Suárez afirma la analogía del ser, que se predica de un modo propio y absoluto
de Dios, y de las cosas sólo como creadas con referencia a la Divinidad. La
superación de la distinción real de esencia y existencia no significa una identificación
del ser divino y el ser creado, pues son, respectivamente, necesario para la
demostración de la existencia de Dios a los argumentos metafísicos, y afirma la
imposibilidad de ver y conocer naturalmente a Dios, a no ser de manera indirecta,
reflejado en las criaturas.

En su Tratado de las leyes, Suárez toma posición en la cuestión del origen del
poder. Niega la teoría del derecho divino de los reyes, usadas por protestantes,
según el cual el rey tendría su poder inmediatamente de Dios, y afirma la tesis de la
soberanía popular; la autoridad real se funda en el consentimiento del pueblo, que es
quien tiene el poder, derivado de Dios, y puede destituir a los soberanos indignos de
mandar.

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Rene Descartes (1596-1650)

Comunicación de las sustancias.- Si estamos engañados por un poder perverso,


si nuestra mayor evidencia en sólo error, esto quiere decir que mis ideas no tienen
verdad, que son sólo “ideas”, sin que nada les corresponda fuera de ellas. Estaría
entonces preso en mi, sustancia pensante que no podría alcanzar las otras cosas,
concretamente la sustancia extensa que es el mundo. Este problema de la verdad y
del conocimiento, planteado en términos cartesianos, es el de la comunicación de las
sustancias, que tan dificultosa resulta partiendo del yo; cosa pensante,
absolutamente distinta y heterogénea de toda cosa extensa, aún de la realidad
cercanísima de mi cuerpo. Conocí de ahí que yo era una sustancia cuya esencia o
naturaleza toda no es sino pensar, y que, para ser, no tiene necesidad de ningún
lugar ni depende de ninguna cosa material; de suerte que este yo, es decir, el alma,
por lo cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo.

La razón y el ser. Descartes ha cuidado tan bien de subrayar, la distinción o


independencia de su alma razonante, que ahora no puede salir al mundo. Las ideas
de la res cogitans puede ser, a pesar de toda su evidencia, puras quimeras, sin la
menor relación con la res extensa, separada por un abismo metafísico:
fantasmagorías claras y distintas. Pero no es esto lo más grave, con serlo tanto. Esta
imposibilidad de que el yo conozca con verdad el mundo, no sólo afecta a este
conocimiento, sino a la índole misma de la res cogitans. Razón no es la facultad de
producir ideas sin verdad y sin realidad; si no es capaz de apoderarse del mundo, si
no hace que el yo logre envolver la extensión entera de las cosas, en este modo
extraño que se llama saber, y tener su verdad, no merece llamarse razón. Por tanto,
es menester al hombre, para ser en realidad lo que es cartesianamente – una cosa
que piensa, un ente racional – lograr un conocimiento de las cosas, trascender de si
propio, ser capaz de verdad. Y es Dios quien da la seguridad de que eso es así; no
engañar al hombre; es decir, hace que sus ideas claras y distintas sean verdaderas;
en otros términos, que cuando las ideas lo sean plenamente, sean más que ideas y
reflejen la realidad de las cosas.

Desde ese punto de vista es como adquieren la plenitud de su sentido las


pruebas de Descartes. Las ideas que tengo de las cosas – viene a decir – pueden
muy bien ser sólo un producto mío, algo dependiente de mi naturaleza pensante, y
nada más; y estas ideas pueden ser, por eso, verdaderas o falsas; nada me asegura
que exista lo que significan, que les corresponda nada fuera de mi subjetividad que
las piensa. La idea de Dios, en cambio, es de tal índole perfecta, de tal modo ajena a
mi naturaleza y a mis posibilidades, que no puede proceder de mí; me viene de
fuera; por tanto, de otra cosa que no soy yo, frente a una realidad distinta de mí. Por
esto ejerce una acción liberadora sobre el hombre haciéndole salir de si propio para
encontrarse con la realidad efectiva de lo que no es él.

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Benito Spinoza. (1632 – 1677)

Procedía de una familia judía que huyó en una persecución de Portugal, y nació
en Ámsterdam. Su padre adquirió por el comercio una importante fortuna; a su
madre que padeció mucho tiempo de tuberculosis, la perdió ya a los siete años. Por
su extraordinario talento, debía haberse formado para rabino bajo la férula del
famoso erudito Saúl Leví Morteira. Por influjo del libre pensador humanista Francisco
van de Enden y por el estudio de Giordano Bruno y Descartes, perdió la fe religiosa y
dejó de frecuentar por sinceridad religiosa, la sinagoga. Tres cuestiones le ofrecían
dificultad: 1) Creía que también el Dios de la Biblia tenía que imanarse
corporalmente. 2) Tenía a los ángeles por productos de la fantasía 3) Consideraba
imposible la inmortalidad del alma. Se le ofrecieron 1000 florines al año si
eventualmente frecuentaba la sinagoga; un fanático llegó a arremeterlo con un
puñal. Como todo fue en vano en 1965 se lo castigó con la gran excomunión, fue
expulsado de la sinagoga y desterrado a Ámsterdam por el magistrado. En 1670 se
instaló en La Haya, donde vivió de donaciones de algunos amigos y de lo que ganaba
puliendo cristales. La respiración de polvo de cristal, dada su propensión a la
tuberculosis, atacó de tal forma su salud, que murió ya a los 45 años.

Obras: Breve tratado sobre Dios, el hombre y su felicidad; Tratado sobre la


enmendación del intelecto; Ethica; Tratado teológico y político.

La noción de Dios como eje central.

El orden geométrico. Utiliza para estudiar la realidad suprema de Dios y del


hombre, el método deductivo – geocéntrico. Pretendió con esto rechazar:

a) El procedimiento silogístico, abstracto y fatigoso de numerosos


escolásticos.
b) Los procedimientos inspirados en reglas retóricas propias del renacimiento.
c) El método rabínico de una excesivamente prolija.

La sustancia, o el Dios de Spinoza. En la naturaleza no aparece nada que no sea


la sustancia y sus afecciones. Para él sólo existe una sustancia que es Dios. Y la
define como “lo que es en si y lo que se concibe por si mismo”. Análisis de la
sustancia: “Entiendo por Dios un ser absolutamente infinito, una sustancia constituida
por una infinitud de atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e
infinita en esta necesidad de Dios, Spinoza ha encontrado lo que buscaba: La raíz de
todas las certezas, la razón de todo, la fuente de una tranquilidad suprema de una
paz completa. Aparece como solución la necesidad absoluta como solución a todos
los problemas.

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 108


Los atributos. Estas son: la res extensa y la res cogitans y, expresan, cada uno
de ellos, la infinitud de la substancia divina, y hay que concebirlos por si mismos.
Estos atributos son eternos e inmutables, tanto en su esencia como en su existencia.
Nosotros los hombres sólo conocemos el pensamiento y la existencia. A Spinoza le
interesa una igualdad en los atributos. Le preocupa, no el conceder una situación
privilegiada al pensamiento, sino exhalar la extensión y divinizarla.

Los modos. Son los pensamientos aislados y las cosas extensas individuales. Son
las afecciones de las substancias, es decir, lo que es en otro, por medio de la cual es
concebido.

Los atributos infinitos no pasan directamente modos finitos, sino admite que hay
modos infinitos. Los modos infinitos son: intelecto infinito, voluntad infinita; el
movimiento y el reposo. Modo infinito es “La paz de todo el universo, la cual sigue
siendo siempre la misma”.

Dios y el mundo: Natura naturans y natura naturata. El mundo es la necesaria


consecuencia de Dios. Dios es la causa, y el mundo, el efecto de aquella causa, que
no se halla fuera de la causa y que es capaz de mantener intelecto, la voluntad y el
amor, porque Dios es la sustancia y los otros son modos del pensamiento absoluto
(Pertenecen al mundo). Esta concepción de Spinoza puede ser calificada como
panteísta.

Paralelismo entre “ordo idearum” y “ordo rerum”. El mundo está constituido por
los dos atributos. Un atributo de Dios no actúa sobre todo atributo de Dios. “Los
modos de cualquier otro atributo tienen a Dios por causa, en la medida en que sea
considerado únicamente bajo el atributo del cual sean modos, y no en la medida en
que sean considerados bajo otro atributo cualquiera”. En función de tal paralelismo,
interpreta al hombre como unión entre alma y cuerpo.

Leibniz (1646 – 1716)

Godofredo Guillermo (Gottfried Wilhelm) Leibniz nació en Leipzig en 1646 y


murió en Hannover en 1716. Su familia era protestante y de tradición jurídica. Leibniz
estudió intensamente desde muy joven: Las lenguas clásicas, griego y latín; las
literaturas de la Antigüedad, la filosofía escolástica, que conocía muy bien, y luego la
de los modernos: Bacon, Campanella, Descartes, Hobbes; trabó conocimiento con la
matemática y la física contemporánea, y estudió las obras de Kepler y Galileo;
además, trabajó seriamente en cuestiones jurídicas e históricas, se inició en la
alquimia y sintió una inmensa curiosidad por todas las formas del saber.

Las principales obras filosóficas de Leibniz son: Dos libros extensos, los
Nouveaux essais sur l´entendement humain y la théodicée , además, varios escritos
breves, sobre todo el Discours de métaPhysi- que, tal vez es el más sistemático e

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 109


interesante; el Systeme nouveau de la mature; los Principes de la nature et de la
gráce, fondés en raison, y la Monadologie, que compuso para el príncipe Eugenio de
Saboya. Además una extensa correspondencia intelectual con Arnauld, todavía en
gran parte inédita.

Las Mónadas. La estructura metafísica del mundo es para Leibniz la de las


mónadas. Mónada quiere decir unidad. Las mónadas son las sustancias simples, sin
partes, que entran a formar compuestos; son los elementos de las cosas. Como no
tienen partes, son rigurosamente indivisibles, átomos, y, por tanto, inextensas, pues
los átomos no pueden tener extensión, ya que ésta es divisible siempre. Un átomo
material es una expansión contradictoria: la mónada es un átomo formal. Estas
mónadas simples no pueden corromperse ni perecer por disolución, ni comenzar por
composición. Una mónada, pues, sólo llega a ser por creación, y sólo deja de ser por
aniquilamiento. Empieza, pues, a ser tout d´un coup, no por generación.

La mónada es vis, fuerza. Una vis repraesentativa o fuerza de representación.


Cada mónada representa o refleja el universo entero, activamente, desde su punto
de vista. Las mónadas, por esto, son irreemplazables, cada una refleja el universo de
un modo propio. La metafísica de Leibniz es pluralista y perspectivista. Leibniz hace,
pues, lo contrario de Spinoza. Mientras éste reduce la sustancialidad a un ente único,
naturaleza o Dios, Leibniz restituye a la sustancia el carácter de cosa individual que
tuvo desde Aristóteles.

Berkeley (1685-1753)

George Berkeley nació en Irlanda en 1685. Estudió en Dublín, en el Trinity


Collage; después fue deán de Dromore y de Derry; marchó luego a América, con
vistas a fundar un gran colegio misionero en las Bermudas; vuelto a Irlanda, fue
nombrado Obispo anglicano de Cloyne. Al final de su vida se trasladó a Oxford, y allí
murió en el año 1753. Su formación filosófica depende, sobre todo, de Locke, de
quien es efectivo continuador, aunque presenta una preocupación mucho más
intensa e inmediata por las cuestiones metafísicas. Berkeley está muy influido por el
platonismo tradicional en Inglaterra, y determina en sentido espiritualista por sus
convicciones religiosas, que trata de defender contra los ataques escépticos,
materialistas o ateos. Por esto, llega a una de las formas más extremadas de
idealismo que se conocen.

Sus obras principales son: Essay Towards a New Theory of Vision, Three
Dialogues between Hylas and Philonous (tres diálogos entre Hylas y Filonús),
Principles of Human Knowledge (Principios del conocimiento humano), Alciphron, or
the Minute Philosopher, y la Siris, ñeque exponer juntamente con reflexiones
metafísicas y médicas, las virtudes del alquitrán.

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La teoría de las ideas de Locke lleva a Berkeley al campo de la metafísica.
Berkeley es nominalista; no cree que existan ideas generales; no puede haber, por
ejemplo, una idea general del triángulo, porque el triángulo que imagino es
forzosamente equilátero, isósceles o escaleno, mientras que el triángulo en general
no encierra esta distinción. Berkeley se refiere a la intuición del triángulo, pero no
piensa en el concepto o pensamiento de triángulo, que es verdaderamente universal.

Berkeley profesa un espiritualismo e idealismo extremo. Para él no existe la


materia. Las cualidades primarias, como las secundarias, son subjetivas; la extensión
o la solidez, como el color, son ideas, contenidos de mi percepción, detrás de ellas no
hay ninguna sustancia material. Su ser se agota en ser percibidas: esse est percibi;
éste es el principio fundamental de Berkeley. Todo el mundo material es sólo
representación o percepción mía. Sólo existe el yo espiritual, del que tenemos una
certeza intuitiva. Por eso no tiene sentido hablar de causas de los fenómenos físicos,
dando un sentido real a esta expresión; no hay más que concordias, relaciones entre
ideas. La ciencia física establece estas leyes o conexiones entre los fenómenos,
entendidos como ideas.

Estas ideas proceden de Dios, que es quien las pone en nuestro espíritu; la
regularidad de estas ideas, fundada en la voluntad de Dios, hace que exista para
nosotros. Lo que llamamos un mundo corpóreo. Aquí encontramos de nuevo forma
de idealismo. Para Malebranche o para Leibniz, sólo podemos ver y saber las cosas
en o por Dios, para Berkeley, no hay más que los espíritus y Dios, que es quien actúa
sobre ellos y les crea un mundo “material”. No sólo vemos las cosas en Dios, sino
que, literalmente, “en Dios vivimos, nos vemos y somos”.

David Hume (1711-1776)

Hume es escocés. Éste nació en Edimburgo, pasó su niñez en una finca de su


padre, en Ninewell, y estudió primero derecho, pero pronto se dedicó a la filosofía,
que fue la única pasión de su vida. En una visita a Paris, supo de los fenómenos
prodigiosos que se daban en la tumba de jansenista Francois Paris, los cuales le
dieron ocasión para escribir su obra principal: Tratado sobre la naturaleza humana.
Por su escepticismo religioso, se le cerró la carrera universitaria tanto en Edimburgo
como en Glasgow. Aceptó el puesto de bibliotecario en Edimburgo y fue también
breve tiempo subsecretario del ministerio de asuntos exteriores; pero, por causas de
una larga enfermedad cancerosa hubo de retirarse a la vida privada y murió, con
admirable serenidad, en Edimburgo.

Crítica de la metafísica.

Espacios y tiempo: Newton y Locke, a par de otros muchos filósofos, tuvieron


por reales el tiempo y el espacio ¿Está justificada esta fe? ¡No! En nuestra conciencia
no hay percepción alguna original de tiempo y espacio a que pudieran reducirse esas

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dos representaciones. Nuestra conciencia sólo conoce cuerpos que están ordenados
de determinada manera y procesos que se desenvuelven de determinada manera.
Fuera o detrás de los cuerpos y procesos no hay una realidad separada que tuviera
por si existencia como tiempo o espacio. Ambas representaciones son pseudo ideas
que deben excluirse de la ciencia rigurosa.

Mundo corpóreo: Todos los hombres están firmemente convencidos de que a


nuestras percepciones corresponde un mundo corpóreo externo que existe aparte de
nuestros contenidos de conciencia. ¿Está justificada esta fe? No. Hume hace ver con
Berkeley, que no puede aducirse ningún motivo razonable de las cosas representadas
hayan de tener también fuera una segunda existencia. El sentimiento de realidad que
se liga a las percepciones es a su vez otro mero contenido de conciencia no hay
puente que pueda llevar hasta la orilla de otro mundo. La única realidad son siempre
nuestros contenidos de conciencia. ¿Cómo llegaron los hombres a la idea de un
mundo externo? Por el hecho de percepciones (árboles, ríos, montes, etc.). Esto es
un error. En realidad, las percepciones son siempre distintas, pero la variación se
realiza tan lentamente, que se tienen por iguales.

El yo: Descartes creyó que conocemos el propio yo con la mayor claridad y


evidencia. ¿Está justificada esta fe? ¡No! Un yo no lo ha podido aún describir nadie
entre los contenidos de su conciencia. Ahora bien, si no hay percepción original del
yo, todas esas representaciones son sólo seudo ideas que no tienen valor científico
alguno. Lo que realmente encontramos en la conciencia es solamente un “haz de
representaciones” constantemente variables. Que tras ese “haz” haya además un yo
que lo soporta y mantiene unido, es una superstición. ¿Cómo han llegado los
hombres a esa superstición? Aquí pasa como con una barca, en el curso de unos
años, se repara tan a menudo, que no queda parte igual, y sin embargo, creeremos
que es la misma barca. Por modo semejante creemos que también nuestro yo, no
obstante el cambio continuo, ha permanecido constante a los largo de toda nuestra
vida.

Causa y efecto: Si una bola de billar pone en movimiento a otra, creemos que la
segunda bola no sólo se mueve después de la primera, sino por causa de ella. Esta
conexión interna de ambos movimientos la llamamos causa y efecto. Luego creemos
que todos los procesos de la naturaleza están conectados de este modo, y hasta
vemos el objeto de la ciencia en descubrir para cada proceso su causa
correspondiente. ¿Está justificada esta vieja fe de la humanidad? No, esta conexión
de causalidad no puede demostrarse ni por la lógica ni por la experiencia. En pura
lógica, es imposible que la segunda bola no se mueva a pesar del golpe o choque de
la primera. El que dice “Toda causa tiene su efecto”, en vez de mostrarla, supone ya
la casualidad. Pero tampoco por la inexperiencia: Nuestras percepciones nos
atestiguan que un proceso se da después del otro, pero no que se dé por causa del
otro. La interna conexión causal permanece fundamentalmente inaccesible a toda
experiencia. No se diga: “Yo siento o percibo inmediatamente inaccesible a toda

Centro de Estudios Superiores “Leona Vicario “ 112


lengua para hablar”. Nadie sabe cómo tendría que arreglárselas para mover su
lengua, y si no sabe como tiene que hacerlo, tampoco lo puede hacer. También aquí
percibimos sólo la sucesión, no la conexión causal. ¿Cómo han llegado en absoluto
los hombres a la idea de causalidad? Como vieron mil y mil veces que el fuego
prende en la leña, han asociado tan firmemente en su conciencia ambos fenómenos,
que, al surgir una representación, asoma inmediatamente la otra. Se trata, pues, sólo
de una asociación psicológica, no de una ley metafísica de causalidad. Así, tras su
giro por todo el dominio de la anterior metafísica, llega Hume al resultado de que
todos los libros de metafísica deben ir al fuego, pues sólo contienen sofismas y
engaños.

Christian Wolff (1679-1754)

El popularizador de la filosofía leibniziana, fue el profesor de Halle, expulsando


después de esta universidad, de la que pasó a la de Marburgo, para ser repuesto
luego en la Halle con grandes honores por Federico. Wolff fue el introductor del
alemán en las universidades y en la producción filosófica. Su pensamiento consiste en
una vulgarización y difusión de la filosofía de Leibniz, especialmente en sus partes
menos profundas.

Renovación de la metafísica. Wolff se defiende contra la acusación de ateismo:


“Después de mirar y remirar cuanto he escrito en este libro, y después de compulsar
unas con otras las doctrinas de la religión cristiana, y de reflexionar sobre todo ello,
veo con gran satisfacción que no sólo no están mis doctrinas en pugna con la verdad
revelada, sino que significa un buen servicio en su defensa contra los enemigos del
evangelio y que ayudarán a quitar de raíz los escrúpulos que pudieran acá y allá
suscitarse”. Aquí como en la vieja tradición, la metafísica abre los caminos para Dios.
En el prefacio de la vieja tradición, la metafísica abre los caminos para Dios. En el
prefacio de la 4ª Edición llega a hablar de una certeza “demostrativa” de sus pruebas
a favor de Dios y del alma, tal como se dan en la matemática. Tanto no había
afirmado la escolástica. La causa de ateísmo fue lanzada contra Wolff por los
peitistas. Estos habían conseguido que Wolf fuera removido de su cargo en Halle, y
bajo pena de horca no fue llamado a Halle. La base de aquella acusación de impiedad
era precisamente que su religión no era “fe”, sino metafísica racional. Wolf había
seguido en esto a Leibniz, que tampoco vio oposición alguna entre razón y fe; como
tampoco la vio nunca la filosofía perenne. Wolff, con su escuela, vino a hacer el gran
popularizador de la filosofía de Leibniz y la amplitud de su influjo es inmensa, como
en general fue asombrosa su fecundidad literaria.

Aunque Wolff fue figura principal para la filosofía siguiente hasta Kant, significó
respecto de Leibniz un claro descenso en los puntos siguientes:

1. La mónada: Wolff abandonó las teorías de las mónadas animadas y enseño de


nuevo átomos inanimados para la física y almas para el mundo del espíritu, con

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lo que retrocedió al viejo dualismo de Descartes. Abandonando también la
valiosa doctrina del inconsciente.

2. Principio de causalidad: Abandonó el principió de causalidad y puso de nuevo a


la cabeza el de contradicción. Wolff distinguió un “mundo de las cosas posibles”
y “un mundo de las cosas imposibles”, sin percatarse que todas sus distinciones
y definiciones trataban sólo de conceptos y no, en absoluto, del mundo real. En
su racionalismo, identificó simplemente el placer con el conocimiento de lo
verdadero, y el dolor con el conocimiento de lo falso. El problema de cómo el
mundo de los conceptos se armonizan tan maravillosamente con el de las cosas
reales, no lo vio siquiera.

3. Finalidad: Leibniz quería desterrar totalmente de la filosofía la finalidad; Wolff,


empero, como auténtico ilustrado, la ensalzó de manera molesta: Dios Padre se
interesa por todas las criaturas, señaladamente por el hombre. Dios nos da de
día la luz para que ejecutemos más fácilmente nuestros trabajos; de noche la
oscuridad para que durmamos mejor; nos dio el fuego para que calentemos las
comida y nos sepan mejor, pobló las aguas de peces y el aire de aves para que
no nos falten bocados exquisitos, nos trae frescor con los vientos y envía
tormentas e inundaciones para castigo de los malos. Nos parece casi Wolff
estuvo de ayudante de Dios en la obra de la creación.

Le fue sugerido a Kant por Wolff el poner la teología natural como una ciencia
de Dios aparte, y no como una prolongación y coronación de la ontología al estilo
tradicional. Así se consumó, por obra de Wolff, la separación de la ontología y de la
metafísica.

Kant.

Kant compaginó algunos de los puntos de vista más importantes y elaboró una
filosofía crítica distinta, llamada trascendentalismo. Su filosofía es agnóstica en
cuanto niega la posibilidad de un conocimiento estricto de la realidad última; es
empírica en la medida en que afirma que todo conocimiento posible; y es racionalista
en tanto que mantiene el carácter a priori de los principios estructurales de este
conocimiento empírico.

Esos principios se consideran necesarios y universales en su ampliación a la


experiencia, ya que, según la idea de Kant, la mente aporta las formas y categorías
arquetípicas (espacio, tiempo, causalidad, sustancia y relación) a sus sensaciones, y
estas categorías son, desde una perspectiva lógica, anteriores a la experiencia,
aunque sólo manifiesta en la experiencia. Su lógica anterioridad a la experiencia
hace que estas categorías o principios estructurales sean trascendentes, trascienden
toda experiencia, tanto la real como la posible. Aunque estos principios determinan
toda experiencia, en ningún caso afectan a la naturaleza de las cosas en si mismas. El

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conocimiento de que estos principios son las condiciones necesarias no tiene que
considerarse, por lo tanto, como constitutivo de la revelación de las cosas tal y como
son. Este conocimiento trata de las cosas en la medida en que aparecen a la
percepción humana o que puedan ser aprehendidas por los sentidos.

El razonamiento mediante el cual Kant busca fijar los límites del conocimiento
dentro del marco de la experiencia y demostrar así la incapacidad de la mente
humana para llegar más allá de la experiencia sólo mediante el conocimiento en el
terreno de la realidad última, constituye el rasgo de su filosofía recogida en detalle en
Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del Juicio. Por el
argumento desarrollado en esta obra, Kant intentó también reconciliar ciencia y
religión en un mundo de dos niveles, que incluyen los noumenos, objetos concebidos
por la razón aunque no percibidos por los sentidos, y los phenomena, las cosas tal y
como aparecen a los sentidos y que son accesibles al estudio material. Mantenía que,
como Dios, la libertad y la inmortalidad humana son realidades noumenales, estos
conceptos se aíslan a través de la fe moral en vez de a través del conocimiento
científico. Con el continuo desarrollo de la ciencia, la expansión de la metafísica para
englobar e integrar el conocimiento y los métodos científicos se convirtió en uno de
los mayores objetivos de los metafísicos.

En Francia la actividad intelectual culminó en el periodo conocido con el nombre


de Ilustración que impulsó los cambios sociales que produjeron la Revolución
Francesa.

George Wilhelm Friedrich Hegel.

El espíritu filosófico más poderoso del siglo XIX fue el del filósofo alemán George
Wilhelm Friedrich Hegel, cuyo sistema de idealismo absoluto – aunque con muchas
influencias de Kant y Schelling - se basó en una nueva concepción de la lógica en la
que conflicto y contradicción son considerados como elementos necesarios de la
verdad, y ésta es contemplada como un proceso antes que como un estado fijo e
inmutable de las cosas. La fuente de toda realidad, para Hegel, es un espíritu
absoluto (o razón cósmica) que evoluciona desde una existencia abstracta e
indiferenciada hacia una realidad más concreta a través de un proceso dialéctico que
consiste en etapas triádicas; cada tríada se compone en primer lugar de un punto
inicial (o tesis), en segundo lugar, de su opuesto(o antítesis), y en tercer lugar, de un
punto superior o síntesis, donde se funden los dos opuestos. De acuerdo con esta
idea, la historia se halla regida por leyes lógicas, de tal forma que “todo lo que es real
es racional, y todo lo que es racional es real”. Las ideas históricas posteriores son
cumplimientos más completos del espíritu absoluto cuyo punto más alto de
autorrealización se encuentra en el Estado nacional de la monarquía de Federico
Guillermo IV y en la filosofía. Expuso los puntos fundamentales de su sistema
filosófico en su principal obra, Fenomenología del espíritu (1807).

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Dialéctica.

Por lo que se refiere a la estructura racional de lo absoluto, Hegel, siguiendo al


filósofo clásico griego Parménides, afirmo: “lo que es racional es real y lo que es real
es racional”. Hay que entender esto en los términos de su afirmación posterior de
que lo absoluto tiene que ser considerado como pensamiento, espíritu o mente, en
un proceso de continuo auto desarrollo. La lógica que rige este proceso de desarrollo
es la dialéctica. Por sí misma se constituye en método de pensamiento. El método
dialéctico se basa en que el movimiento, proceso o progreso, es el resultado del
conflicto entre opuestos. De forma tradicional, esta dimensión del pensamiento
hegeliano se ha analizado en términos de tesis, antítesis y síntesis. A pesar de que
Hegel no utilizó dichos conceptos, resultan muy útiles para comprender su visión de
la dialéctica. La tesis puede ser una idea o un movimiento histórico. Tal idea o
movimiento presenta carencias que dan lugar a una oposición o antítesis, que genera
una conflictividad interna. Como resultado de este conflicto aparece un tercer punto
de vista, una síntesis que supera el conflicto conciliando en un plano superior la
verdad contenida en la tesis y antitesis. Esta síntesis se convierte en una nueva tesis
que genera otra antítesis, dando lugar a una nueva síntesis, conformándose así el
proceso de desarrollo intelectual o histórico. Hegel pensaba que el propio espíritu
absoluto (la suma total de la realidad) se desarrolla por este camino hacia un fin
último o una meta más alta.

Para Hegel, por lo tanto, la realidad se entiende como lo absoluto


desdoblándose por la vía dialéctica en un proceso de auto evolución. En este proceso,
lo absoluto se muestra tanto en la naturaleza como en la historia de la humanidad. La
naturaleza es el pensamiento absoluto, o ser, que se objetiva a sí mismo bajo una
apariencia material. Las mentes finitas y la historia de la humanidad son el proceso
de lo absoluto que se manifiesta en lo que le es más cercano, a saber, el espíritu o la
conciencia. En la Fenomenología del espíritu señaló las perspectivas de esta
manifestación desde los planos más simples de conciencia, a través de la
autoconciencia, hasta los puntos alcanzados por la razón más avanzada.

Autoconocimiento de lo absoluto.

La meta del proceso cósmico dialéctico puede comprenderse mejor en el


ámbito de la razón. Conforme la razón finita avanza en el entendimiento, lo absoluto
progresa hacia el autoconocimiento. Así, lo absoluto llega a conocerse a través de un
mayor aislamiento de la realidad, o de lo absoluto, por parte de la mente humana.
Hegel analiza esta progresión humana en el entendimiento en tres aspectos: Arte,
religión y filosofía. El arte atrapa lo absoluto mediante formas materiales,
interpretando lo racional a través de los atributos sensibles de la belleza. El arte está,
como concepto, suplantado por la religión, que capta lo absoluto por medio de
imágenes y símbolos. La suprema religión para Hegel es el cristianismo, ya que en el
cristianismo lo absoluto se manifiesta en lo finito y está reflejado de modo simbólico

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en la encarnación. La filosofía, sin embargo, representa un concepto más elevado,
porque atrapa lo absoluto de una forma racional. Una vez que se ha conseguido esto,
lo absoluto llega al autoconocimiento y el drama cósmico alcanza su fin y su meta.
Sólo en este punto, Hegel identifica lo absoluto con Dios: “Dios es Dios”, afirmó, “tan
sólo en tanto en cuanto se conoce a si mismo”.

6.5 LA EPISTEMOLOGÍA.

Francisco Suárez. (1548 – 1617)

Respecto a la cuestión de los universales, Suárez, que atiende especialmente al


problema de la individuación en relación con las personas y con los entes
inmateriales, no admite que la materia signata quantitate sea el principio
individuante. Lo decisivo del individuo es su incomunicabilidad.

Rene Descartes. (1596 – 1650)

La duda. Descartes se encuentra en una profunda inseguridad. Nada le parece


merecer confianza. Todo el pasado filosófico se contradice; las opiniones más
opuestas han sido sostenidas; de esta pluralidad nace el escepticismo. Los sentidos
nos engañan con frecuencia; hay, además, el sueño y la alucinación; el pensamiento
no merece confianza porque se cometen paralogismo y se cae con frecuencia en el
error. Las únicas ciencias que parecen seguras, las matemáticas y la lógica, no son
ciencias reales, no sirven para conocer la realidad. ¿Qué hacer en esta situación?
Descartes quiere construir, si esto es posible, una filosofía totalmente cierta, de la
que no se pueda dudar; y se encuentra sumergido hasta lo más hondo de la duda. Y
ésta ha de ser, justamente, el fundamento en que se apoye; Descartes parte, al
empezar a filosofar, de lo único que tiene: Su propia duda, de su radical vida, dice
Descartes. No ha de admitir ni una sola verdad que la que pueda dudar. No basta con
que él no dude realmente de ella; es menester que la duda no queda ni aún como
posibilidad. Por eso hace Descartes de la duda el método mismo de su filosofía.

El método cartesiano. Descartes se propone, a partir de su duda, encontrar una


verdad segura y descubrir un nuevo método racional en el que no se diese nada por
supuesto sino que fuera evidente por sí mismo. Intenta proponer una ciencia que sea
de más fácil comprensión a la mente sin llegar a imponerlo. El método está basado
en cuatro reglas:

1) Evidencia. Trata de no aceptar por verdadero nada que no se conozca clara y


distintamente como tal, evitando cuidadosamente la precipitación y los
prejuicios, por tanto, es necesario por el momento, de suspender el juicio.

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2) Análisis. Consiste en dividir cada una de las dificultades en el mayor número de
partes posibles y necesarias para resolverlas mejor, ya que una dificultad es un
complejo en que están mezclados lo verdadero con lo falso.

3) Síntesis. O sea, comenzar con lo más fácil y simple para salir gradualmente
hacia lo más complejo. Es la unificación de las partes integrantes de un todo o
del problema que se está considerando, partiendo de lo más fácil a lo complejo.

4) Enumeración. O sea, hacer un recuento integral y una revisión tan general que
no pueda estar seguro de haber omitido nada.

Nicolás Malebranche (1638 – 1715)

El conocimiento de la verdad y la visión de las cosas en Dios. No existe un alma


vegetativa y tampoco existe un alma sensitiva, porque las funciones del alma se
limitan a pensar y a querer, y en el cuerpo no hay más que extensión. Los cuerpos no
actúan sobre las almas (o viceversa), así como los cuerpos no interactúan entre si. A
tales circunstancias ¿Cómo se explica el conocimiento y cómo es posible alcanzar la
verdad?

Su solución es: El alma, que está separada de todas las demás cosas, posee una
solución directa e inmediata con Dios y, por tanto, conoce todas las cosas mediante
la visión en Dios. Lo que únicamente conocemos son ideas, porque estas son visibles
por sí misma a nuestra mente, mientras que los objetos que representan permanecen
invisibles ante el espíritu, “porque no pueden sobre él ni presentarse a él”.

Hace una exclusión que lógicamente se den como posibles, y estas son:

A) La solución no se deriva mediante el complejo de actuar de las especies


impresas, las especies expresas, el intelecto paciente y el intelecto agente.
B) Las ideas no proceden de la potencia del alma.
C) Rechaza la solución innatista.
D) No se puede decir que el alma recibe las ideas desde el mundo corpóreo en la
medida en que contiene sus perfecciones por excelencia.

La solución es: Conocemos todas las cosas en Dios. Todas las ideas se hallan en
la mente de Dios (el mundo de las ideas), y nuestras almas (que son espíritus) están
unidas a Dios, que es como “el lugar de los espíritus”.

Malebranche dice: Estamos seguros de la existencia de los cuerpos gracias a la


revelación que a este respecto Dios nos ha hecho. La palabra revelación hay que
entenderla en un sentido propio de la Metafísica ocasionalista y no en el sentido
común. Esta revelación favorecerá a la ciencia.

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Pascal (1623 – 1662)

Pensador Religioso. Estrecha relaciones con los solitarios de Port – Royal tuvo
Blas Pascal, genial matemático, de extraña precocidad, místico y polemista, espíritu
profundo y apasionadamente religioso. Pascal escribió, aparte de tratados
fisicomatemáticos, las Lettres a un Provincial o Provinciales, mediante las cuales
intervino en la polémica antijesuítica, y, sobre todo, sus Pensées sur la religión, obra
fragmentaria, en rigor sólo apuntes dispersos para un libro no escrito, de
extraordinario interés religioso y filosófico. Aparentemente, Pascal se opone al
cartesianismo, a su confianza en la razón, y es casi escéptico. En realidad, Pascal es
en buena medida cartesiano, incluso en cuanto se opone a Descartes. Por otra parte,
Pascal está determinado rigurosamente por supuestos cristianos, y desde ellos se
mueve su pensamiento.

Respecto al problema de su actitud ante la razón, hay que subrayar que Pascal
distingue entre lo que llama raison – que suele entender como raciocinio o silogismo
– y lo que llama creur, corazón. “El corazón – dice – tiene sus razones que la razón
no conoce” y añade: “Conocemos la verdad no sólo por la razón, sino también por el
corazón; de este último modo conocemos los primeros principios, y en vano el
razonamiento, que no participa de ellos, intenta combatirlos… El conocimiento de los
primeros principios es tan firme como ninguno de los que nos dan nuestros
razonamientos. Y en estos conocimientos del corazón y del instinto es donde la razón
tiene que apoyarse y fundar todo su discurso.” No se trata, pues, de nada
sentimental, sino que el creur es para Pascal una facultad para el conocimiento de las
verdades principales, fundamento del raciocinio. Pascal busca a Dios, pero es, ante
todo, un hombre religioso, y quiere buscar en Cristo, no sólo con la simple razón, y
escribe estas palabras de resonancia agustiniana: “Se hace un ídolo de la verdad
misma. Pues la verdad fuera de la caridad no es Dios; es su imagen, un ídolo que no
se ha de amar ni adorar” y en resumen su actitud filosófica entera en una frase que
esclarece su verdadera significación. “Dos excesos: Excluir la razón, no admitir más
que la razón”.

Benito Spinoza (1632 – 1677)

Los tres géneros del conocimiento

1. La opinión y la imaginación: es empírica e incluye ideas universales.


2. El conocimiento racional: es propio de la ciencia. A diferencias del primero, no
sólo capta las ideas con claridad y distinción, sino también sus nexos
necesarios.
3. El conocimiento intuitivo: Consiste en la visión de las cosas en su proceder
desde Dios.

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El conocimiento adecuado de cada realidad implica el conocimiento de dios. El
núcleo de la filosofía de Spinoza es, el sentirse en Dios y el ver a Dios en todas las
cosas. La mente humana es una parte del intelecto infinito de Dios. Una cosa
individual implica esencia y existencia de si misma y no puede ser concebida sin Dios,
pues su causa es Dios.

En las formas del conocimiento adecuado no hay lugar para la contingencia. Es


propio de la razón considerar las cosas como necesarias y no como contingentes.
Considerar las cosas como necesarias, significa considerarlas bajo cierta especie de
eternidad. El tercer género capta las necesidades de las cosas de Dios. Esto
comprende que no hay lugar para una voluntad libre, la mente no es causa de sus
propias acciones.

Las consecuencias morales del conocimiento adecuado. La utilidad que el


conocimiento tiene para la vida.

 Útil en la medida que actuamos por voluntad de Dios.


 Útil en que nos enseña cómo nos hemos de comportar hacia las cosas de la
suerte, que no se sigue de nuestra naturaleza.
 Se sirve de ayuda al prójimo, bajo la guía de la razón.
 Aprovecha no poco a la sociedad común.

Leibniz (1646 – 1716)

Percepción y apercepción. Pero estas percepciones no son siempre iguales, sino


que pueden ser claras u obscuras, distintas o confusas. Las cosas tienen
percepciones insensibles, sin conciencia, y el hombre también, en diferente grado.
Una sensación es una idea confusa. Cuando las percepciones tienen claridad y
conciencia, y van acompañadas por la memoria, son; apercepción, y éstas son
propias del alma. Dentro de las almas hay, una jerarquía, y las humanas llegan a
conocer verdades universales, y necesarias; entonces puede hablarse de razón, y el
alma es espíritu- En la cumbre de la jerarquía de las mónadas está Dios, que es acto
puro.

Verdades de razón y verdades de hechos. Leibniz distingue entre las que llama
vérités de fair. Las verdades de razón son necesarias; no puede concebirse que no
sean; esto es, se fundan en el principio de contradicción. Por tanto, son evidentes a
priori, aparte de toda experiencia. Las verdades de hechos en cambio, no se justifican
a priori sin más. No pueden fundarse sólo en el principio de identidad y en el de
contradicción, sino en el de razón suficiente.

La noción individual. Pero no es esto, sin embargo, tan claro. No olvidemos que
la mónada encierra en si toda su realidad y nada le puede venir de fuera; por tanto,
todo lo que le ocurra está incluido en su esencia y, por consiguiente, en su noción

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completa. Colón descubrió América porque esto estaba incluido en su ser Colón, en la
noción completa suya. Si César no hubiera pasado el Rubicón – dice Leibniz en un
ejemplo famoso – no hubiera sido César. Por tanto, si conociésemos la noción
individual completa veríamos cómo las verdades de hecho están incluidas en la
esencia de la mónada, Y su ausencia es contradictora. Las verdades todas serían,
pues, vérités de l´aisen, necesaria y a priori. Pero ¿quién posee la noción completa
de las mónadas? Sólo dios; por lo tanto, sólo para él desaparece la distinción
mencionada, que para el hombre subsiste.

El innatismo. Todas las ideas proceden de la interna actividad de la mónada;


nada es recibido desde fuera. Leibniz está a cien leguas de todo empirismo, que es
formalmente imposible en su metafísica. Las ideas, por tanto, son innatas en este
sentido concreto. No se trata tanto de un problema psicológico cuanto de una
cuestión metafísica. Las ideas tienen su origen – activo – en la propia mente, en la
vis representativa que la produce.

Empirismo

La filosofía inglesa presenta dos rasgos que la diferencia de la continental: una


preocupación menor por las cuestiones rigurosamente metafísicas, para atender mas
a la teoría del conocimiento (que supone siempre, claro es, una metafísica) y a la
filosofía del Estado; y, como método, frente al racionalismo de tendencia apriorísta y
matemática, un empirismo sensualista. La filosofía inglesa propone a convertirse en
psicología y a conceder la primacía, en cuanto al saber, a la experiencia sensible.

La gran aportación inglesa a la filosofía hemos de buscarla, pues, por lo menos


tanto como en la Edad Moderna, en la época medieval. Pero de los pensadores
ingleses del XVI al XVIII proceden las ideas que han influido tal vez más
intensamente en la transformación de la sociedad europea: el sensualismo; la crítica
de la facultad de conocer, que en algunos casos llega hasta el escepticismo; las ideas
de tolerancia; los principios liberales; el espíritu de la Ilustración; el deísmo o religión
natural; finalmente, como reacción práctica contra.

Francis Bacon (1561-1626)

Bacon nació en 1561 y murió en 1626 es, pues, anterior en un par de


generaciones a Descartes. Fue canciller y barón de Verulam: un gran personaje
político en la Inglaterra isabelina e inmediatamente posterior. Después fue despojado
de sus puestos, y en el retiro se dedicó a la labor intelectual. La obra principal de
Bacon es el Novum Organum, que presenta una lógica inductiva, opuesta a la lógica
aristotélica, deductiva y silogística.

Su doctrina. En Bacon se une el interés especulativo al técnico: Saber es poder.


Desde el comienzo del Novum Organum pone en el mismo plano el hacer y el

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entender, la mano y el intelecto; de ahí el nuevo sentido vivo que da a la metáfora
aristotélica del órganon o instrumento para designar la lógica; ni la mano desnuda ni
el entendimiento abandonado a sí mismo e inerme pueden dominar las cosas; los
instrumentos-materiales o metales- son los que les prestan verdadera eficacia.

Bacon cree que la investigación filosófica requiere un previo examen de los


prejuicios (ídolos) que pueden ocultar la verdad. Como en el cartesianismo, apunta
aquí la preocupación crítica y el temor a errar. Estos ídolos son cuatro: 1. Idola tribus.
Son los prejuicios de la tribu, de la especie humana, inherentes a su naturaleza: Las
falacias de los sentidos, la tendencia a la personalización, etc. 2. Idola specus. Los
prejuicios de la caverna en que cada hombre se encuentra (alusión al mito platónico:
Las tendencias y predisposiciones individuales, que pueden conducir a error). 3. Idola
fori. Son los ídolos de la plaza, de la sociedad humana y del mismo lenguaje de que
nos servimos. 4. Idola theartri. Son los perjuicios de autoridad, fundados en el
prestigio de que algunos gozan en el escenario público, y que pueden comprometer
la visión directa y personal de las cosas y extraviar la opinión recta.

Por otra parte, Bacon hace una crítica del método silogístico. Su presunto rigor
lógico, que le da un valor demostrativo, se anula por el hecho de que la mayor de un
silogismo es un principio universal, que no se obtiene a su vez silogísticamente, sino
con frecuencia mediante una aprehensión inexacta y superficial de las cosas. El rigor
y la certeza de la inferencia son puramente formales y sin interés, si la mayor no es
cierta. Esto lleva a Bacon a establecer su teoría de la inducción: De una serie de
hechos individuales, agrupados de modo sistemático y conveniente. Se obtiene por
abstracción después de seguir un proceso experimental y lógico riguroso, los
conceptos generales de las cosas y las leyes de la naturaleza.

Thomas Hobbes (1588-1679)

Hobbes es empirista. El conocimiento se funda en la experiencia, y su interés es


la instrucción del hombre para la práctica. Por otra parte, es nominalista, y así
continúa la tradición medieval de Oxford; los universales no existen ni fuera de la
mente ni en ella siquiera, pues nuestras representaciones son individuales; son
simplemente nombres, signos de las cosas, y el pensamiento es una operación
simbólica, una especie de cálculo, y está estrechamente ligado al lenguaje.

Locke (1632-1704)

Las ideas. John Locke es empirista: El origen del conocimiento es la experiencia.


Locke, como en general los ingleses, emplea el término en un sentido muy amplio; es
idea todo lo que pienso o percibo, todo lo que es contenido de conciencia; se
aproxima este sentido al de la cogitatio cartesiana, a lo que hoy llamaríamos
representación o, mejor, vivencia. Las ideas no son innatas, como había pensado el
racionalismo continental. El alma es tamquam tabula rasa, como una tabla lisa en la

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que nada hay escrito. Las ideas proceden de la experiencia y ésta puede ser de dos
clases de percepción externa mediante los sentidos, o sensación y percepción
materna de estados psíquicos, o reflexión. La reflexión opera en todo caso sobre un
material aportado por la sensación.

Hay dos clases de ideas simples y compuestas. Las primeras proceden


directamente de un solo sentido o de varios a la vez, o de la reflexión, o, por último,
de la sensación y la reflexión juntas. Las ideas complejas resultan de la actividad de
la mente, que combina o asocia las ideas simples. Locke distingue dentro de las
simples las que tienen validez objetiva y las que solo tienen subjetiva. Las primeras
(número, figuras, extensión, etc.) son inseparables de los cuerpos y les pertenecen;
las segundas (color, olor, sabor, etc.) son sensaciones subjetivas del que las percibe.
Esta distinción no es de Locke, sino antigua en la filosofía, desde el atenismo griego
hasta Descartes pero en la filosofía de Locke desempeña un importante papel, o la
formación de ideas complejas se funda en la memoria. Las ideas simples no son
instantáneas, sino que dejan una huella en la mente; por esto pueden combinarse o
asociarse. Esta idea de la asociación es capital en psicología inglesa. Los modos, las
ideas sustanciales, las ideas de relación, son complejas y resultan de la actividad
asociativa de la mente. Todas estas ideas, por tanto, incluso la de sustancias y la
misma idea de Dios, proceden en última instancia de la experiencia, mediante
sucesivas abstracciones, generalizadas y asociadas. El empirismo de Locke limita la
posibilidad de conocer, especialmente en lo que se refiere a los grandes temas
tradicionales de la metafísica.

David Hume (1711-1776)

Crítica del conocimiento.

Percepciones y representaciones: Por más que nuestros pensamientos


desciendan hasta los abismos del mundo, por más que se eleven hasta los misterios
de lo divino, sin embrago, jamás conoceremos nada que no se halle en nuestra
conciencia. Pero, si examinamos bien el almacén de mercancías de nuestra
conciencia, entre los contenidos de ésta (percepciones) hallamos unos que brillan aún
en su primera frescura; otros, empero, que sólo son pálidas copias: a aquellas los
llamamos percepciones (sensaciones: impresiones), a éstos, representaciones
(imaginaciones: ideas). Aunque ambos casos sólo se distinguen por su claridad, sin
embargo, difícilmente confundiremos un dolor primigenio (original) con el recuerdo
de este dolor. Si miramos al orden en que ambos aparecen en la conciencia, en está
hallaremos siempre primero el original, y luego la copia, pero nunca a la inversa.
Trataremos, pues, de reducir las copias a sus correspondientes originales. Si esto se
lograra hasta la última copia, se resolverían todos los problemas de la ciencia y
nuestro conocimiento del mundo sería cabal. Mas si en esta búsqueda hallamos
copias para las que podemos descubrir originales, se trata de falsas ideas que
debemos desterrar, como a existencias ilusorias, de la ciencia rigurosa. La tarea, por

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tanto, de la ciencia positiva consiste en admitir únicamente como ciencia aquello de
lo que podemos desterrar, como a existencias ilusorias, de la ciencia rigurosa. La
tarea, por tanto, de la ciencia positiva consiste en admitir únicamente como ciencia
aquello de lo que podemos mostrar en nuestra conciencia percepciones originales.

Verdad y certeza: Hay en nuestra conciencia representaciones para las que


podemos inmediatamente y con gran determinación mostrar la percepción
correspondiente; pero hay también otras en que no sucede así. A aquellas las
llamamos “representaciones de la memoria” (ideas of memory), a éstas,
representaciones de la fantasía (ideas of imagination). A aquéllas se liga una fe que
nos da el sentimiento de la realidad y seriedad pero no a éstas. Las representaciones
a aquella que se liga dicha fe, las llamamos “hechos”. Si la fe está justificada,
calificamos los hechos de verdaderos; en caso contrario, de falsos. Así pues, la
cuestión de la verdad es la cuestión de la justificación de nuestra fe en realidad.

Así la crítica del conocimiento acaba con una verdad catástrofe: la ciencia de la
naturaleza nos da enunciados sobre la realidad, pero es sólo probable; la matemática
es cierta, pero nada enuncia sobre la realidad. En conclusión, es imposible un
conocimiento cierto de la realidad.

Idealismo.

Kant

El criticismo de Kant. El filósofo alemán intentó resolver la crisis provocada por


Locke y llevada a su punto más alto por las teorías de Hume; propuso una solución
en la que combinaba elementos del racionalismo con que algunas tesis procedentes
del empirismo. Coincidió con las racionalistas en que se puede tener conocimiento
exacto y certero, pero siguió a los empiristas en mantener que dicho conocimiento es
más informativo sobre la estructura del pensamiento que sobre el mundo que se halla
al margen del mismo.

Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico a priori, que es exacto y certero


pero no informativo, porque sólo aclara lo que está contenido en las definiciones;
sintético a posteriori, que transmite información sobre el mundo aprendiendo a partir
de la experiencia, pero está sujeto a los errores de los sentidos, y sintético a priori,
que se descubre por la intuición y es a la vez exacto y certero, ya que expresa las
condiciones necesarias que la mente impone a todos los objetos de la experiencia.
Las matemáticas y la filosofía, de acuerdo a Kant, una de las cuestiones sobre las que
se ha debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a priori.

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George Wilhelm Friedrich Hegel

Durante el siglo XIX, el filosofo alemán George Wilhelm Friedrich Hegel retomó
la afirmación racionalista de que el conocimiento certero de la realidad puede
alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos del pensamiento, de la
naturaleza y de la historia. Hegel provocó un interés por la historia y el enfoque
histórico del conocimiento que más tarde fue realizado por Herbert Spencer en Gran
Bretaña y la escuela alemana del historicismo.

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CAPÍTULO VII
7.1 INTRODUCCIÓN

Edad contemporánea, periodo histórico que sucede a la denominada edad


moderna y cuya proximidad y prolongación hasta el presente le confieren unas
connotaciones muy particulares por su cercanía en el tiempo. Benedetto Croce,
filósofo italiano de la primera mitad del siglo XX, afirmaba que la “historia es siempre
contemporánea” y si ciertamente la historia tiene como centro al hombre, no menos
cierto es que está tiene como centro al hombre actual.

En consecuencia, si la visión del pasado remoto está condicionada por las


circunstancias y la mentalidad del hombre actual, también lo estará, y en mayor
medida, el pasado reciente tan cercano a su experiencia vital. En esta época, aun a
pesar de las crisis sobre los fundamentos que el hombre ha cultivado a través del
pensamiento filosófico y científico, no ha restado importancia el continuar pensando
sobre los problemas que le atañen, siempre es una constante búsqueda por no
sucumbir ante un nihilismo, ante un relativismo, ante lo puramente fenoménico, sino
que en las diversas materias, doctrinas, aunque no abarquen la mitad del
pensamiento, no han dejado de surgir posturas nuevas que llevan a filosofar, en su
conjunto, la filosofía contemporánea tiene mucho que ofrecer e invita a una
hermenéutica del pensamiento de los grandes autores que ya hemos visto tan
remarcado en filósofos actuales y retomar fundamentos en la ética y en la religión
que no han dejado de aportar en el campo filosófico.

7.2 LA EPISTEMOLOGÍA

7.2.1 Fenomenología u ontología del Hombre

Max Scheler tomó el método fenomenológico del primer Hurssel, y la aplicó a


la investigación antológica o estructura del ser humano y a la axiología o filosofía de
los valores, fundada en la persona humana, así lo aclara la singularidad del ser
espiritual-personal y su especial posición en el mundo y la vida.

Levis Strauss que desarrollo una antropología desde las investigaciones sobre
etnología y sociología.

La reflexión contemporánea asume el problema del hombre pero entendido


como personal real y concreta. Tenemos así tres momentos;

Se formula una antropología existencial no sistemática que opone al


racionalismo un pensar intimista de diversos matices, desde el análisis de la
interioridad, pasando por el ontológico hasta el axiológico para culminar en el tú
obsoleto.

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Se intenta profundizar en la existencia asumiendo el método trascendental
kantiano aplicado a la acción y a la experiencia para mostrar a Dios como única
posibilidad de ellas y culminar con una filosofía de la religión que descubre en el
hombre su dimensión teologal.

La reflexión antropológica extrae de la evolución sobre todo humana el sentido


de la misma, que no es otro sino Dios como fuente y meta del devenir.

Escrutando por vías existenciales el hombre se encuentra religado a dios, quien


le responde a la invocación, o por vías trascendentes que se lo muestran como
condición de posibilidad en su actuar, o como fundamento soporte y meta de la
búsqueda.

7.2.2 Epistemología

A principios del siglo XX los problemas epistemológicos fueron discutidos a fondo


y sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas escuelas de
pensamiento rivales.

Se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto


percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como
resultado de la próxima percepción.

Los autores fenomenológicos afirmaron que los objetos de conocimientos


físicos son los mismos que los objetos percibidos.

Los neorrealistas sostuvieron que se tienen percepciones directas de los


objetos físicos o partes de los objetos físicos en vez de los estados mentales
personales de cada uno.

Los realistas críticos adoptaron una posición intermedia, mantenido que aunque
se perciben sólo datos sensoriales, como los colores y los sonidos, éstos representan
objetos físicos sobre los cuales aportan conocimiento.

Un método para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el acto de


conocer y el objeto conocido fue elaborado por el filósofo alemán Edmund Husserl.
Perfiló un procedimiento elaborado, al que llamó fenomenología, por medio del cual
se puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en
realidad, alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del
conocimiento.

Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos escuelas de pensamiento,


ambas deudoras del filósofo austriaco Ludwing Wittgenstein.

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Por una parte, la escuela del empirismo o positivismo lógico, tuvo su origen en
Viena, Austria, pero pronto se extendió por todo el mundo.

Los empiristas lógicos hicieron hincapié en que sólo hay una clase de
conocimiento: el conocimiento científico; que cualquier conocimiento no valido tiene
que ser verificables en la experiencia; y, por lo tanto, que mucho de lo que había sido
dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de sentido.

La última de estas recientes escuelas de pensamiento, englobadas en el campo


del análisis lingüístico o en la filosofía del lenguaje corriente, parece romper con la
epistemología tradicional.

Los analistas lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real en que se


usan los términos epistemológicos claves y formular reglas definitivas para su uso con
objeto de evitar confusiones verbales.

7.2.3 Positivismo de Augusto Comte

La base del planteamiento de Comte, consiste en afirmar que todo enunciado o


proposición que no se corresponda al simple testimonio de un hecho, no encierra
ningún sentido real e inteligible.

Algunas ideas centrales de su pensamiento son: La concepción histórica del


desarrollo de la ciencia y de la razón, las cuales él desarrollo en tres estados
fundamentales, es decir, la historia del pensamiento transitó por tres senderos y en el
último radica la verdad clara y demostrada, estos estadios son:

 Estadio mitológico-teológico: En este estadio el ser humano hace depender los


fenómenos naturales de voluntad de poderes personales superiores, es lo
conocido como fetichismo donde se atribuyen poderes mágicos a fenómenos
naturales. Es en este estadio donde se vive el proceso del paso del politeísmo al
monoteísmo.

 Estadio metafísico: Es el estadio en el cual todo es explicado a partir de


entidades abstractas es un periodo crítico, en el cual irrumpen las fuerzas
disolventes de la inteligencia; simplemente es transitorio.

 Estadio positivo: Es el estadio definitivo y superior porque en él se explica la


realidad mediante la observación y la experimentación. Así el positivismo busca
explicar los hechos por medio de la formulación de sus leyes y es por ello que
prescinde de la metafísica. En este estadio se renuncia al conocimiento absoluto,
y se pasa a buscar las leyes de los fenómenos.

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7.2.4 Fenomenología

Definición

Es la doctrina filosófica que estudia lo que aparece, es decir, los fenómenos. Fue
iniciada por el filósofo J. H. Lambert (1728-1777), al investigar sobre el tema de las
apariencias. En la modernidad surge en el siglo XX en Alemania con Husserl, “la
fenomenológica es el estudio de la ciencia del fenómeno, puesto que todo aquello
que aparece es fenómeno”.

La fenomenológica es una ciencia de los objetos ideales, por tanto a priori y


universalidad, porque es ciencia de las vivencias. “Es una ciencia esencialmente
nueva, alejada del pensar natural, por lo que tiene de peculiar y por desarrollarse
sólo en nuestros días se llama así misma ciencia de fenómenos”.

Representante

Edmund Husserl

Vida. Nació en 1859 en Prossnitz (Moravia), de familia judía. Fue discípulo de


Brentano, estudió matemáticas y filosofía y fue profesor en Gottinga y Friburgo donde
finalmente murió en 1938.

Se dice que “su principal discípulo fue Martin Heidegger, quien lo sucedió en su
cátedra de Friburgo cuando el régimen nazi lo obligó a abandonar la docencia. Otro
discípulo suyo, el Franciscano Belga P. Van Breda, temiendo el antisemitismo
hitleriano, transportó clandestinamente a Lovaina la biblioteca y los escritos inéditos
de Husserl.”.

Obras. Entre sus principales se resaltan:

“Filosofía de la Aritmética”, “Investigaciones Lógicas”, “Ideas para una


Fenomenológica Pura y Filosofía Fenomenológica”, “Lógica Formal y Trascendental”,
“Filosofía como Ciencia Rigurosa”, “Meditaciones Cartesianas”.

1) La fenomenológica como Método. Lo mismo que Descartes, Husserl


quiere darle a la filosofía absoluta sobre el cual basa su sistema de verdades. Así
como Descartes se había inspirado en la firmeza de las matemáticas para lograr su
método, Husserl hace una distinción en la evidencia que aparece a nuestro espíritu,
de la cual dice que hay dos clases: Evidencias acertóricas, que se refiere a una
verdad pero no hace imposible que lo contrario sea verdadero, este tipo de
evidencias apodícticas, es superior a la anterior pues no sólo se refiere a algo
verdadero sino a lo necesario, de tal modo que sería absurdo pensar lo contrario

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como verdadero; este tipo de evidencias lo encontramos en verdades rigurosas
como las de las matemáticas.

“Husserl piensa que todas las ciencias han procurado basarse en verdades
apodícticas, mientras que la filosofía todavía no lo ha hecho, pues continúa
enunciando proporciones que carecen de validez universal, o sea, que no son validas
para toda conciencia. En consecuencia Husserl propone para tal fin un método que él
denomina fenomenológico”

En síntesis esta fenomenológica consiste en remontarse por intuición hasta las


esencias que posibilitan las captaciones ordinarias; así por ejemplo, hacer la
fenomenológica del amor no consistirá en describir experiencias concretas y realistas
del amor, sino las vivencias necesarias para experimentar el amor como un valor.

“La fenomenología echa mano de la descripción de lo que aparece, pero de


aquello que surge con evidencia apodíctica. Deja entonces de lado la explicación de
las cosas por los primeros principios y por las causas, y establece que es la intuición
intelectual el procedimiento propio de la filosofía, pues no se puede aceptar nada con
evidencia apodíctica si no se capta directamente en su manifestación donde el objeto
aparece”.

Descripción neutra se refiere a la descripción del objeto presente sin asociarlo


con ideas o creencias corrientes e ingenuas acerca de su existencia real. La
aceptación de esa existencia real es necesaria en la vida cotidiana pero no en el rigor
filosófico, esto no requiere decir que se niegue tal existencia, pero tampoco que se
afirme, simplemente se permanece en una postura neutral.

2) El centro de la Fenomenología y su Objeto Principal. Son las esencias,


dejando de lado que es simplemente fáctico o contingente o singular, interesándose
sólo por ese centro o unidad de carácter que se entrelazan. Pero estas esencias no
son de cualquier tipo sino que son aquellas que caracterizan las vivencias o sea, a los
modos de captar la confidencia algún objeto.

3) La Reducción. El término central utilizado por Husserl en su fenomenología


es el término Reducción o Apojé, que en resumen, es la operación mental por la cual
se coloca entre paréntesis o se prescinde o se deja fuera de consideración, algún
dato ordinariamente que se presenta.

El apojé intenta centrar la atención en un objeto determinado pero dejando de


lado intencionalmente algún dato que generalmente perturbaría la atención y el rigor
deseado. Husserl mencionaba muchos tipos de apojé pero los principales son:

 Apojé Filosófica: Consiste en poner entre paréntesis toda teoría filosófica y


todo presupuesto, con el fin de enfocar la atención únicamente en los objetos.

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Husserl considera que no se aprende filosofía estudiando a los filósofos sino
yendo directamente a los objetos: además piensa que es necesario dejar de lado
los principales lógicos, pues de lo contrario tendríamos que caer en largas
discusiones acerca de su validez.

 Apojé Fenomenológica: Consiste en calcular entre paréntesis todo lo


accidental, fáctico y contingente, para enfocar en el objeto solamente lo
esencial, lo necesario, lo a priori.

 Apojé Eidética: Es el que hasta ahora había practicado Husserl para llegar a
una fenomenológica pura como intuición de las esencias, constituyendo las
diversas ramas de conocimiento eidéticos. Se reduce al fenómeno a su
estructura esencial, poniendo entre paréntesis todos los elementos individuales y
contingentes, todo lo que es dado en la pura esencia del fenómeno, muy similar
a la abstracción tradicional.

4) La intencionalidad. Es una propiedad esencial de la conciencia por la cual


ésta se tiende hacia un objeto, gráficamente se podría representar como una flecha
tendida hacia el objeto. La coincidencia no debe entenderse entonces como una
sustancia sino como una actividad, como un estar lanzando hacia la conciencia, en
siempre conciencia de, y cada tipo de objeto tiene siempre un tipo de intencionalidad.

En este tema Husserl distingue entre Noesis que es el aspecto subjetivo de acto
de conocer, mientras que Noema es el aspecto objetivo, o sea, lo captado en el
conocer, aunque ambos polos son necesarios en la fenomenología puesto que esta
consiste en pasar del noema a la noesis correspondiente, que en ese momento se
vuelve noema puesto que su contenido es lo que se quiere analizar en ese nuevo
acto.

Max Scheler

“Max Scheler propugna una ética basada en los valores. Estos valores, en
cuantas entidades ideales se presentan como universales y necesarios. A través de la
intuición el ser humano descubre tales valores de un modo natural; el resultado de
esta intuición de los valores lo llama Scheler “Sentimiento de Valor”. Los valores se
nos presentan, pues de un modo intuitivo, no racional y, además, de forma individual
y colectiva”.

El ser humano asume el sentimiento de un valor y ante ello, puede aceptarlo,


criticarlo o realizarlo. Para él, hay en el individuo un sentido dinámico de la persona,
en tanto que lleva a cabo aquellos valores que cree útil y necesario realizarlos. La
función del valor reside, por tanto en que dada sentido a los actos del ser humano.

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7.3 LA ONTOLOGIA

Martin Heidegger (1889-1976)

Filósofo alemán que desarrolló la fenomenológica existencial y que ha sido


considerado el filósofo más original del siglo XX. Nacido en Messkirch (Baden) el 22
de septiembre de 1889, estudió teología católica y después filosofía en la Universidad
de Friburgo, donde fue alumno de Edmund Husserl, el fundador de la
fenomenología. Heidegger comenzó a enseñar en Friburgo en 1915. Después de
impartir clases durante cinco años en Marburgo, llegó a ser profesor de filosofía en
Friburgo en 1928. Murió en Messkirch el 26 de mayo de 1976.

El Ser y el Tiempo

Como Husserl, Heidegger estuvo influenciado sobre todo por los presocráticos
de la filosofía griega, por el filósofo danés Söken Kierkegaard, y por el filósofo alemán
Friedrich Nietsche. En su obra más importante e influyente, El ser y el tiempo (1927),
Heidegger se preocupó de lo que consideraba la cuestión filosófica (y humana)
esencial: ¿Qué es ser? Esto le llevaba a la pregunta, que clase de ser (Sein) tienen los
seres humanos. Estos, decía, son arrojados a un mundo que no han creado pero que
consiste en asuntos válidos en potencia, incluyendo tanto la cultura como los objetos
naturales. Puesto que esos objetos y artefactos resultantes llegan a la humanidad
desde el pasado o se esgrimen en el presente para alcanzar metas futuras en su
interpretación Heidegger propuso una relación fundamental entre el modo de ser de
los objetos y de la humanidad, y de la estructura del tiempo.

El Sein. Es el primero de los conceptos en los cuales divide al ser. Heidegger


considera que el Sein es el ser, o sea, los entes que no tienen conciencia de sí, que
no pueden interrogarse acerca de si, son los “seres a la mano”.

Después de 1930, Heidegger volvió, en trabajos como la Introducción a la


Metafísica (1953), a la particular interpretación de las concepciones occidentales del
ser. Sentía, en contraste con la reverente concepción del ser dominarte en Grecia
clásica, la sociedad tecnológica moderna ha favorecido una actividad elemental y
manipuladora que ha privado de sentido al ser y a la vida humana, en estado que
llamarlo nihilismo. La humanidad ha olvidado su verdadera vocación, que es
recuperar la más profunda comprensión de la existencia lograda por los primeros
griegos y perdida por filósofos posteriores.

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El Pragmatismo

Movimiento filosófico desarrollado especialmente en Estados Unidos e


Inglaterra, pero con repercusión y desarrollo parcial en otros países.

El pragmatismo consiste en reducir “lo verdadero a lo útil” negando el


conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero
aquello que condense al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero
cuando se haya verificado con los hechos.

En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la


utilidad y en el éxito, por lo tanto, todo conocimiento en práctica si sirve para algo, si
es posible de realizar.

Existencialismo

Etimológicamente proviene de los vocablos latinos Ex-Sistere, Existencia, que


significan “lo que está ahí”. También Ex-Sistit, que es “lo que está afuera”; así, la
existencia es equivalente a la realidad, lo que esta “Ex” de la cosa que es.

De este modo, el existencialismo, como relación hombre mundo, “lucha contra


toda concepción del hombre que le considere independiente de sus relaciones con el
mundo, como alma pura, conciencia pura, yo puro o espíritu puro”.

El existencialismo es una de las corrientes filosóficas más importantes del Siglo


XX, tiene sus raíces en pensadores como Söken Kierkegaard y su posición sobre la
angustia. Surgió después de la Primera Guerra Mundial y tuvo un resurgimiento en la
Segunda Guerra Mundial.

Para los existencialistas el hombre es una realidad completa inacabada, con


conciencia y libertad, cuyo destino es hacerse y realizarse en medio de múltiples
contradicciones de su propia vivencia, lo que le engendra la incertidumbre y la
angustia frente al absurdo, al fracaso, a lo misterioso y lo inexplicable de su propia
existencia.

Aunque el existencialismo, a diferencia del esencialismo, proclamando y


definiendo radicalmente la existencia sobre la esencia.

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BIBLIOGRAFÍA

 Bunge, J. La ciencia, su método y su Filosofía, Ed. S. X. X. 1982

 Xirau, R. Introducción a la Historia de la Filosofía, Ed. UNAM, México,


1980

 Serrano, J. A. Filosofía de la Ciencia, Ed. Trillas, México, 1990.

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