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TERAPIA GESTÁLTICA

Bases teóricas

 Fritz (Frederic) Perls nació en Alemania en 1893, después de graduarse de médico,


trabajó varios años en Sudáfrica, hasta 1946 en que radicó en Estados Unidos. Los
últimos diez años de su vida los dedicó por completo a formar grupos en el Instituto
Esalen de Big Sur-California. Falleció en 1970.

 El creador de la terapia gestalt (TG) fue Fritz Perls, quien primero fue psicoanalista y,
luego de separarse de la doctrina de Freud, comenzó a desarrollar su propio sistema.
El principio básico de esta terapia es el siguiente:

“Las carencias personales y los deseos psicológicos precipitan al ser humano hacia la
desesperación por satisfacerlos; cada vez que se satisface un deseo, inmediatamente
aparecen otros nuevos en el mismo lugar. Cuando este proceso se desarrolla
normalmente, entonces el ser humano se adapta psicológica y biológicamente a su
medio ambiente. En el caso de que se encuentre disminuido el reconocimiento del
propio cuerpo o el reconocimiento de las necesidades psíquicas, el camino será hacia la
enfermedad.”

 La terapia gestáltica (TG) es rica en con- tenido humanístico. Utiliza, en primer lugar,
las capacidades creativas de cada ser humano, al mismo tiempo que restituye la salud
personal por medio del mantenimiento de la autorregulación del organismo. Cada ser
humano debe aprender a darse cuenta de que en el aquí y el ahora tiene la capacidad
de orientar su propia vida y tener bajo control sus emociones. En la medida en que el
ser humano sea más neurótico, le será más difícil lograrlo a plenitud y tendrá que
aprender a conseguirlo.

 Desde el punto de vista terapéutico, “cuerpo y alma” son dos aspectos de la naturaleza
humana íntimamente relacionados entre sí, de tal manera que la riqueza de las
capacidades intelectuales no es completa si no se desarrollan de igual modo la
conciencia de los sentidos y el reconocimiento de la expresión corporal.

 Según los gestálticos, las necesidades organizan el mundo psicológico fenomenológico


e integran de manera armónica al comportamiento humano. La necesidad central
persiste hasta que se satisface y luego desaparece para dar lugar a otra. En cada
momento, tal necesidad organiza la relación entre la persona y su ambiente.

 Todo ser humano distingue en su vida lo que es figura y fondo. De acuerdo con los
gestálticos, las personas neuróticas tienen dificultad para hacerlo, lo que significa que
no llegan a satisfacer sus necesidades ni a reemplazarlas por otras; asimismo, les es
difícil reconocer cuáles son, su motivación está confundida y no es real y sus
reacciones son estereotipadas.

 Algunas de las perspectivas novedosas más convincentes que sirven de fundamento


teórico a la TG, son las siguientes:

o el poder está en el presente,


o la experiencia es lo que más importa,
o el terapeuta es su propio instrumento, y
o la terapia es muy benéfica como para limitarla a los enfermos.

 De una manera práctica, se reconoce a la gestáltica como la escuela psicoterapéutica


que emplea los conocimientos de la teoría psicológica de la gestalt y que se identifica
con la obra de Perls. En el mundo entero ocupa aproximadamente el sexto lugar
dentro de las escuelas terapéuticas.

 La gestáltica tiene la influencia de cinco corrientes humanistas: el psicoanálisis, el


análisis del carácter según Wilhelm Reich, la filosofía existencial, la teoría psicológica
de la gestalt, y las religiones orientales, en especial del budismo zen.

 La TG considera lo que surge en el aquí y el ahora en el grupo, no lo que fue, o lo que


debería ser. La experiencia actual no requiere ser explicada o interpretada, sino que
debe ser contactada, sentida, descrita en el aquí y ahora, basándose en la
concienciación de lo obvio.

En el encuentro grupal, el interés se centra en el cuerpo, por medio de su percepción


total y, sobre todo, externa (sentidos, sentimientos, sensaciones, no existen elementos
cognitivos ni imágenes). Perls (1959) dijo: “Deje su mente, use sus sentidos”.

Metodología

La TG tiene como finalidad el reconocimiento de la realidad interna y externa. Desde este


punto de vista, es de poca importancia el reconocimiento de las experiencias infantiles en cada
ser humano. El punto central de su acción está en la experiencia de los nuevos modelos de
reacción, que ejercitan el “aquí y ahora”. Para poder conseguir la propia responsabilidad del
paciente, se trabajará su tendencia a usar el “pero”, a través del uso del: “yo”, “yo no puedo”,
“yo no quiero”. Es muy conocida la técnica de la “silla vacía”: el paciente se sienta en una silla y
tiene otra vacía enfrente; sobre ella, proyecta imaginariamente a una persona significativa y
con la cual hablará sobre sensaciones, personas, objetos o situaciones. Dentro de las
variaciones de este método, el paciente puede presentar diferentes planos de sus conflictos,
aprendiendo a vaciar elásticamente sus roles personales y comprendiendo cómo su propia
persona tiene necesidades y obligaciones.

Es indispensable señalar que en gestáltica se tienen señales no verbales y paralingüísticas,


tales como movimientos corporales, expresiones faciales, tono de la voz, velocidad de la
expresión verbal y maneras de co- municarse con los demás.

En el grupo, el modelo de interacción se centraliza alrededor de su director, como si todos


formaran una estrella y como si el grupo fuera el mediador del proceso terapéutico. Son muy
conocidos los talleres gestálticos, en los que no existen fronteras rígidas entre “terapia” y
“vivencias”. Se trata, sobre todo, de que los terapeutas y los participantes del grupo lleven a
cabo un encuentro humano: “todos juntos y bajo el mismo techo” y durante un tiempo
limitado. En la TG Grupal, el terapeuta conoce los problemas específicos de cada participante y
trata de conseguir, para cada uno, un modelo positivo de creatividad y espontaneidad.

Los elementos que intervienen en toda metodología gestáltica son ocho: desensibilización,
introyección, confluencia, proyección, retroflexión, deflexión, fijación y retención.

Práctica

La primera parte de la práctica consiste en la observación, la retroflexión, la proyección, la


interiorización y la reanudación del proceso.

Observación. El grupo de gestáltica interviene siempre como espectador; se pide al grupo que
diga de la persona que interviene lo siguiente: ¿cómo anda?, ¿qué hace con las manos?, ¿qué
hace con los brazos?, ¿qué hace con los pies?, ¿cómo habla?, ¿cuál es el tono y el ritmo de la
voz?, ¿sus palabras están o no de acuerdo con lo que expresa?, ¿qué siente?, y ¿qué
proyección puede desenmas- carar el grupo?

En la observación, el bloqueo del contacto visual se resuelve restaurando la voluntad de ver y


volviendo a sentir los efectos de mirar. El paciente debe aprender a mirar a su terapeuta y a los
demás integrantes.

Retroflexión. Será captada por el grupo en ciertos gestos y actitudes; por ejemplo, “encogerse”
encerrándose cuidadosamente detrás de los brazos y las piernas cruzadas para que ninguna
energía pueda franquear la barrera hacia el exterior. La retroflexión se supera con la toma de
conciencia de sus componentes, el levantamiento del bloqueo y el despliegue hacia el exterior
de la energía prisionera. El retroflector dibuja siempre una línea demarcatoria entre él y su
medio ambiente, produce los cambios en el ambiente que satisfagan sus necesidades. Es una
permanente retirada patológica que contacta de modo errado con el mundo.

Proyección. Se practica frente a la silla vacía, sobre la cual se proyectan los elementos con los
que se lucha. La práctica frente a la proyección, como toda transferencia, se realiza con los
circuitos de conducta. Cuando un paciente se queja de que su padre no quiere hablarle
(Polster, 1974), el terapeuta grupal no tiene que tomar al pie de la letra sus impresiones.
Puede indicar al hijo ofendido que dé vuelta a la frase y mencione, más bien, que él no quiere
hablar a su padre. Esto permite al paciente percatarse de su juego en el distanciamiento.
Interiorización. Es un conflicto reprimido, que antes de haber sido llevado hasta su conclusión,
desemboca, a menudo, en la interiorización del “adversario”, quien, por lo general, es el autor
de la prohibición; al no poder vencerlo, el paciente se ha asimilado a él y juega al incapaz (soy
torpe, lo intentaré mañana). Una persona puede estar exageradamente consciente de sí
misma sólo para no hacer (Polster, 1975), por descuido, algo de lo que no “quisiera” tener
conciencia. No quiere hacer nada de lo que no desea darse cuenta y no desea darse cuenta de
que no está haciendo nada.

Reanudación del proceso. En el momento de esta práctica hay que abrir de nuevo la herida,
reanudar el conflicto e ir hasta el final; todo debe escenificarse hasta la reintegración, vista con
los propios ojos.

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