Universidad de Cuenca

Facultad de Psicología

TEORÍA Y TÉCNICA HUMANISTA

Gestalt: Perspectiva del duelo y la muerte
Nombres:
Andrea Arboleda
Fernando Campos
Cristina Peñafiel
Azucena Belén Zhao

Profesora:
Mgt. Eva Karina Peña

Curso:
Noveno Ciclo: Psicología Clínica
Noviembre 06, del 2018
Cuenca- Ecuador
 DUELO Y MUERTE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA GESTALT

La Psicoterapia Gestalt

Autores de la talla de Fritz Perls, su esposa Laura Posner, lsadore Fromm, Paul Goodman y Jim Simkin,

entre otros, estructuraron y difundieron la psicoterapia humanista de la Gestalt, por allá en la década de los

cuarenta (Ginger & Ginger, 1993), enmarcándola dentro del enfoque existencial con fundamentos de una

doctrina holística, pues atiende la existencia total del individuo único, sin distraerse en cada síntoma, tomando

en cuenta el ambiente con el que interactúa, afectándolo y siendo afectada por él. Perls, influido por la

Psicología de la Gestalt, toma la idea de Figura-Fondo, siendo la figura aquello que llama nuestra atención en

relación a una necesidad predominante en ese instante; y el fondo, un espacio indiferenciado en el que la figura

se halla y se mueve, todo esto en un proceso dinámico (Lowenstern-Herrmann, 2009). La palabra alemana

Gestalt​, tiene múltiples significados (configuración, estructura, modelo, figura, forma y totalidad), sin embargo,

dentro de la terapia, la definición más acertada es la de “una necesidad que debe ser satisfecha” (Salama, 2008).

Este modelo de psicoterapia, percibe los conflictos intrapsíquicos e interpsíquicos, y la conducta social

inadecuada como señales dolorosas creadas por polaridades (Salama, 2008). Las polaridades son aquellos

aspectos de la persona que forman parte de lo que es, por ej. alegre-triste, agresiva-pasiva, etc., los cuales, al ser

rechazados por no coincidir con la imagen que ha formado de sí misma, interfieren en la satisfacción de sus

deseos y necesidades, pues piensa que no es capaz de lograrlo. Por ello, este enfoque invita a vivir plenamente

cada parte de las polaridades y a hacerse cargo de ellas, para manifestarlas en el momento adecuado. Una de las

polaridades básicas a trabajar es la llamada “perro de arriba y perro de abajo”, en la que el perro de arriba

simboliza las normas dadas por padres, maestros, y personas importantes de nuestra vida, mientras que el perro

de abajo protesta ante tales exigencias (Bassán, 2003).

La psicoterapia de la Gestalt no solo se ocupa del síntoma, sino en investigar y favorecer la toma de

conciencia de la relación que este tiene con lo que le sucede al paciente en ese momento, en el aquí y el ahora,

de manera que pueda tomar el control desde la realidad y resolver el problema de acuerdo a su necesidad. Por lo

tanto, la psicoterapia de la Gestalt se enfoca en la conducta presente del individuo, facilitando el proceso de

“darse cuenta de sí mismo”​, ​como un organismo total que es, aprendiendo a confiar en él y a obtener el

desarrollo óptimo de su potencial (Salama, 2008). Una de las tareas fundamentales del ser humano dentro de la

terapia, es la de asumir su responsabilidad con la vida, con sus emociones y con su experiencia, lo cual
solamente puede lograr si comprende la importancia de ser único y tener específicamente ese momento de vida

para lograr lo que se propone (Bassán, 2003).

Conceptos como el “yo”, el “pseudo yo” y el “self”, ayudan a comprender el aspecto dinámico del ser

humano en su intento de adaptarse al medio ambiente, alcanzar un estado homeostático y lograr su bienestar. El

yo representa nuestra esencia, es una potencialidad que siempre está cambiando y se esfuerza por satisfacer las

necesidades apremiantes; mientras que el pseudoyo se opone al buen funcionamiento de la personalidad, pues

presenta resistencias al cambio, siendo es contrario a la salud, además es automático y no consciente (Salama,

2008). Por otro lado, el self cumple la función de promover el contacto entre el organismo y el ambiente,

integrándolos adecuadamente (Bassán, 2003).

La neurosis es aquello que se conoce como “una fractura de la autorregulación organísmica” (Peñarrubia,

2004), es decir, surge por la incapacidad del individuo por encontrar y mantener el balance adecuado entre él

mismo y el resto del mundo. Así, el ciclo de la experiencia Gestalt habla de los bloqueos que se dan en el

proceso homeostático de autorregulación (neurosis), en el que normalmente la energía va de un momento de

equilibrio hacia otro diferente, generando un crecimiento en la persona tras haber satisfecho la necesidad que la

movilizó (Salama, 2008). En este sentido, los objetivos que persigue la terapia Gestalt son: cambiar el apoyo

externo por el autoapoyo, alcanzar la autorresponsabilidad, lograr la mayor integración posible y fomentar una

actitud activa y responsable en el paciente que le permita aprender a observar sus conductas y a experimentar

otras nuevas (Bassán, 2003). 

En suma, la teoría humanista con su enfoque Gestáltico, nace para facilitar el crecimiento del potencial

humano, resaltando la observación no manipulativa de la conducta en el aquí y el ahora; además se centra en la

importancia del proceso de toma de conciencia de la persona (“el darse cuenta”), con un enfoque holístico de

cómo se crea a sí misma y crece a partir de las satisfacción de las necesidades, pues a través de este enfoque se

puede llegar a comprender el proceso de desarrollo a través del autodescubrimiento de sus propias posibilidades.

El paciente debe comprender que al establecer contacto con nosotros mismos y con los elementos del ambiente,

podemos identificar tanto aquellos que son dañinos como los que somos capaces de asimilar, de tal manera que

alcancemos la tan anhelada integración (Salama, 2008).

Desarrollo personal desde la perspectiva Gestáltica

La terapia de la Gestalt abarca la noción de desarrollo personal, de formación y apertura del potencial

humano, en el sentido de que se surja un estado de plenitud en cada individuo mejorando por consiguiente su

calidad de vida (Ginger & Ginger, 1993). Busca en el ser humano el darse cuenta y el autodescubrimiento de sus

posibilidades y una vez que satisface sus necesidades tiene el derecho de valorarse a sí mismo, expresarse

emocionalmente, sin limitaciones con sus propios valores personales, sociales y particularmente espirituales. Al

tomar contacto consigo mismo y con los elementos del ambiente, puede discernir entre aquello que le favorece y

aquello que podría resultarle nocivo a nivel de sus relaciones interpersonales (Peñarrubia, 2004).

Es importante entender que no se puede dejar de lado todos aquellos aspectos biológicos mucho menos las

experiencias vividas a lo largo de los años, estas permanecen ligadas a la vivencia sociocultural, más bien la

interacción mutua entre cada dimensión se asocia directamente con el propósito de cada individuo de descubrir y

desarrollar su propio espacio de libertad, un estilo de vida único, específico y sobretodo caracterizado por la

originalidad (Ginger & Ginger, 1993).

La angustia principal en los humanos es la brecha que se crea entre el presente y el futuro, debido a que en

ciertas ocasiones la mente viaja de manera más acelerada que la vida, promoviendo que se preocupen y

anticipen a aquellas circunstancias que no han sucedido, llenándose de miedos que se convierte en sufrimiento.

La Gestalt propone técnicas que permitan que los individuos se centren en el presente favoreciendo la toma de

decisiones acertadas, así como también la autorrealización mediante el crecimiento personal libre y concordante

con sus necesidades, puesto que todos poseen el derecho de construir su propia realidad puesto que la

comprensión de la idea que puedan tener del pasado o del futuro se debe a cómo viven el presente, de sus

sentimientos y necesidades (Naranjo, 2011).

En este sentido, Perls manifestaba que las personas ingresan a terapia cargas sobre sus hombros de un sin

número de personajes vivos o muertos (padre, madre, hijos, hermanos, etc.) por lo cual en el proceso terapéutico

se los va desligando uno a uno, hasta conseguir que la persona se encuentre consigo misma, permitiéndole

promover su desarrollo y crecimiento personal, mediante el hecho de responsabilizarse de su propia vida y

enriquecerse de sus experiencias y habilidades (Peñarrubia, 2004).

En el proceso de descubrimiento personal se debe aceptar al individuo tal como es, dejar de lado todo tipo

de excusas y prejuicios, valoraciones negativas que puedan afectarlo, se debe respetar el ritmo de crecimiento de

cada uno, y sobretodo considerar al ser humano un portador de los recursos necesarios y suficientes para el logro
de su propia felicidad. El terapeuta es un acompañante que proporciona las herramientas para la exploración de

la vida personal y la búsqueda de las propias soluciones (Bassán, 2003).

Los aspectos de plenitud y felicidad, se desarrollan cuando la persona se encuentra en armonía, la misma

que llega de manera natural cuando un individuo aprende a conocerse, esto es importante debido a que se puede

aceptar la disfuncionalidad de ciertas áreas de la vida, lo cual conlleva a la necesidad de corregir estos estados

que promueven la ejecución de los mismos errores, por otra parte, los seres humanos tenemos el deseo y la

intuición de desarrollar capacidades creativas e innatas, distinguiéndose como seres únicos y originales, en base

al autoconocimiento (Salama, 2008).

Esta terapia puede dirigirse a dificultades o problemas existenciales frecuentes en nuestro entorno social

que representan en la persona una crisis a la cual deben enfrentarse y por medio de la cual se replantea y se da

un nuevo balance su vida. Estas crisis pueden ser el resultado del proceso de desarrollo o de un suceso repentino

como es el caso de la pérdida de un ser querido.

El Duelo desde la perspectiva Gestáltica

La muerte es considerada como el término de la vida, pero cada persona o cultura la vive y asume de

diferentes formas, ya que esta puede presentarse de manera repentina o gradual, es decir, su llegada puede

preverse o manifestarse en un momento determinado. De acuerdo con varios autores, se plantean diferentes

conceptos sobre el proceso de duelo:

Según Oviedo, Parra y Marquina (2009), plantean que el duelo es un proceso que está en movimiento, en el

cual el ser humano vivencia una respuesta natural que implica reacciones psicosociales frente a una pérdida real

o subjetiva. Por otro lado, John Bowly lo define como una serie bastante amplia de procesos psicológicos que se

ponen en marcha debido a la pérdida de una persona amada, produciendo un desequilibrio en la homeostasis del

sistema comportamental de apego, desestabiliza los mecanismos que regulan la relación entre el individuo y su

figura de apego (Montuori, 2013).

William Worden explica que cada persona asume su duelo de una forma distinta, aun sabiendo que como

seres humanos se comparte características o experiencias similares (Montuori, 2013). De esta manera, podemos

entender el duelo como un proceso complejo, que afecta profundamente el bienestar, la salud y la vida de la

persona en todos los niveles, tanto físicos, como psicológicos y sociales; al mismo tiempo que modifica su

identidad, su visión de sí mismo, del mundo y de sus relaciones personales, sociales y/o laborales.
 Elisabeth Kübler-Ross (1993), retoma la teoría de la Gestalt al plantear cinco etapas del duelo por el cual

atraviesa la persona, que aunque no lo hacen en un orden predeterminado, el proceso permite un aprendizaje,

comprendiendo que es posible convivir con la pérdida y continuar con la realidad en donde el ser fallecido no

estará más y, por ende, influirá en las diferentes dimensiones de la vida personal. Estas etapas son:

1. Negación​: la persona siente rechazo frente a los hechos o la realidad de la situación, además de

presentarse un estado de entumecimiento e incredulidad.

2. Enojo o ira: se expresa resentimiento y enojo hacia otras personas, culpar a otro es una forma de

evitar el dolor y desesperación al aceptar que la vida deberá continuar.

3. Negociación: Se piensa en lo que se pudo haber hecho diferente para evitar la pérdida, retrasa la

responsabilidad necesaria para liberar emocionalmente las pérdidas.

4. Depresión: es el enojo dirigido hacia adentro, incluye sentimientos de tristeza, desamparo, falta de

esperanza e incertidumbre frente al futuro.

5. Aceptación: se presenta después de la pérdida, se puede vivir en el presente sin adherirse al pasado,

permite reflexionar acerca del sentido de la vida.

Salama (2004), explica que la pérdida de un ser amado o la separación afectiva de alguna pareja viene

acompañada de la polaridad tristeza-enojo, además de la sensación de vacío, por lo cual aclarar la figura frente

al fondo es esencial, de manera que el paciente pueda despedirse de quien se fue, expresándole lo que le hubiera

querido decir, su enojo y su amor. Cabe mencionar que si el proceso de duelo no es llevado a cabo de una

manera sana, a la persona se le dificultará sobreponerse a esta etapa o continuar con su estilo de vida normal,

pues está afectando más áreas de la misma, por lo cual su desarrollo o crecimiento personal se verá estancado.

Referencias bibliográficas

Bassán, B. (2003). Terapia Gestalt: Recopilación de artículos. Figura-Fondo, 69-76.

Ginger, S., & Ginger, A. (1993). La Gestalt: una terapia de contacto. Sonora, México: El Manual Moderno S.A

de C.V.

Kübler-Ross, E. (1993). ​Sobre la Muerte y los Moribundos (Cuarta ed.). (N. Daurella, Trad.) Barcelona: Grijalbo

S.A.
Lowenstern-Herrmann, E. (2009). ​Los sueños en la terapia Gestalt​. México: Alfaomega.

Montuori, E. (2013). El Duelo visto desde la Teoría del Apego. Obtenido de http://apra. org.

ar/pdf/mayo/montouri. pdf.

Naranjo, C. (2011). El enfoque Gestalt. In F. Pearls, La vieja y novísima Gestalt. Madrid: Cuatro Vientos.

Oviedo Soto, S., Parra Falcón, F., & Marquina Volcanes, M. (2009). La Muerte y el Duelo. ​Enfermería global,

Revista electrónica cuatrimestral de enfermería​(15), 5.

Peñarrubia, F. (2004). Terapia Gestalt: la vida del vacio fértil. Madriz: Alianza Editorial.

Salama, H. (2008). Psicoterapia Gestalt . Barcelona : Amat Editorial .