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JABES EL ILUSTRE

«Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo
di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y
ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, me libraras de mal, para que no me dañe!
Y le otorgó Dios lo que pidió» (1 Crónicas 4:9–10).

INTRODUCCIÓN: El nombre Jabes significa dolor. Su madre lo nombró así recordando que su
alumbramiento fue doloroso.

Por el texto parece que sus hermanos lo rechazaron y no fueron hombres «nobles» de
carácter. Jabes se sobrepuso a su nombre y a sus problemas familiares acudiendo a Dios en
oración y pidiendo su bendición.

Jabes por su fe en Dios logró que su nombre llegara a ser sinónimo de ilustre. Nuestra fe en
Dios transformará nuestras circunstancias, cambiará nuestras desgracias, hará de nuestras
lagunas hermosos lagos, canalizará los ríos que en nuestro carácter se desbordan, endulzará
nuestras aguas amargas, sanará el potaje venenoso de nuestras ollas… De un pasado triste Dios
elevó a Jabes a un futuro ilustre y brillante.
I. Jabes fue ilustre por su aspiración – «¡Oh, si me dieras bendición…!»
1. Si algo le interesaba a Jabes era ser bendecido por Dios. Sus intereses eran
espirituales. Sus pies estaban en la tierra, pero su corazón palpitaba en el cielo
(Salmo 37:4 cf. Mateo 6:33).
2. Aquellos que deseen ser ilustres en este mundo deben ser buscadores incansables
de la bendición de Dios. Nuestro Dios desea bendecirnos, prosperarnos, ayudarnos…
No es un Dios sádico, ni esquizofrénico que busca que lo adoren creyentes
masoquistas y religiosamente enfermos.
3. Jabes no buscaba la fama, ni era un coleccionista de títulos académicos y sociales.
Tampoco estaba interesado en reputación. Él oraba a Dios por bendición.
III. Jabes fue ilustre por su visión – «… y ensancharas mi territorio…!»
1. No era un conformista. Espiritualmente era un conquistador incansable. Se cuenta
de Alejandro El Grande que a la edad de treinta y tres años se echó a llorar porque
ya no había para él más mundo que conquistar.
2. No era un negativista. Creía en posibilidades. Miraba las cosas como Dios las veía. En
su fe se ponía de acuerdo con Dios. No caminaba para atrás como el cangrejo, su
dirección no tenía retroceso. Los hombres y mujeres de Dios siempre avanzan y se
adelantan. No bien terminan un proyecto para Dios, ya le están orando por otro.
III. Jabes fue ilustre por su comunión – «… y si tu mano estuviera conmigo…!»
1. La clave para tener ministerios de éxito, que impacten las vidas, que produzcan
buenos resultados… se lograrán con la unción de Dios.
La falta de unción produce ministerios raquíticos, predicadores que cansan
hablando, pastores que no estimulan, maestros llenos de conocimientos pero vacíos
de experiencias.
2. Sin el respaldo de Dios todo lo que se haga es pérdida de tiempo. Muchos fracasan
porque han confiado más en el brazo humano que en la mano de Dios. Se apoyan en
las estructuras religiosas y no en el Dios de esas estructuras.
3. Independientes de Dios no se puede brillar. Jesús de Nazaret es «la estrella
resplandeciente de la mañana» (Apocalipsis 22:16). Cualquier ministerio que se
quiera hacer estrella, Él lo apagará. Y ya hemos visto como muchas estrellas
religiosas se han desintegrado.
IV. Jabes fue ilustre por su integridad – «… y me librarás de mal, para que no me dañe!»
1. Buenos ministerios a causa del mal se han dañado. Comenzaron bien. Eran sinceros
en lo que predicaban y ministraban. Sin darse cuenta cayeron en un espíritu de
competencia ministerial. Se desviaron de sus objetivos originales. Se han envuelto en
tantos proyectos que comen dinero, que ahora dedican más tiempo en solicitar
ayudas financieras que en realizar la tarea dada por Dios. Lo triste es que cada vez
que se afrieban con algo nuevo le ponen la patente de Dios.
2. La duplicación de ministerios paraeclesiásticos muchas veces no es la voluntad de
Dios. Yo le llamo a esto el síndrome de los hijos de Zebedeo (Marcos 10:35–45).
Muchos quieren sentarse en sus ministerios a la derecha o a la izquierda del Señor
(cf. Marcos 10:37). Se interesan más en ellos que en los demás. Son ególatras. Sus
reclamos espirituales son pretextos camuflados para exhibir su arrogancia.
V. Jabes fue ilustre por su recompensa – «Y le otorgó Dios lo que pidió.»
1. Dios nunca le falla a sus siervos. Jabes recibió de parte de Dios la contestación a su
petición.
2. Los siervos de Dios deben cuidarse de no caer en una comercialización religiosa con
Dios, como el de vender las oraciones a cambio de donaciones a su ministerio. Por
muchos años los evangélicos criticaban el bingo de los católicos y de los judíos, pero
ahora son muchos los líderes evangélicos que proclaman un bingo glorificado en su
mensaje de prosperidad.
3. La marca espiritual de los hombres y mujeres de Dios es que aprenden a depender
de Él, a confiar en Él y a esperar en Él.

CONCLUSIÓN: Invierte en Dios y Dios invertirá en ti. Tu éxito espiritual dependerá de tu


relación y tu compromiso con Dios.

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