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Postura bebida

En cuanto al debate de si beber alcohol en sí es pecado, o solamente emborracharse (perder


control de su juicio y dominio propio), ese tema también se discute en círculos pentecostales
entre los anglos, no solamente en LATAM.

Muchas veces, cuando alguien, queriendo ser fiel a las declaraciones explícitas de las Escrituras,
trata de demostrar que la Biblia condena la borrachera pero no el uso de oinos (palabra griega
traducida como “vino”), los defensores de la abstinencia absoluta los acusan de hacer ese
argumento porque “quieren tomar socialmente” o “disfrutar los placeres mundanos.”

Pero no es cierto. Yo nunca he bebido una bebida alcohólica, ni me interesa. No ma llama la


atención para nada. Pero tengo que confirmer que la Biblia no condena el vino, sino el
emborracharse. Quiero ser fiel al texto.

A la vez, estoy conciente de que en el tiempo de la composición de las Escrituras, era más el
costumbre mezclar el vino con agua (como vi a los españoles hacer durante mi visita allá en
1988), y se requería tomar bastante para quedar borracho (en contraste con las bebidas fuertes
de la modernidad, como whiskey, vodka, brandy, etc.). Por el otro lado, el libro de Proverbios
advierte de los peligros de las bebidas fuertes, y se les prohibía a los sacerdotes tomar vino
durante su turno oficiando en el tabernáculo/templo, para que la influencia del alcohol no les
impedía cumplir con todo correctamente.

Como un punto práctico, aunque podria tener la libertad de tomar una copa para celebrar un
aniversario u otra ocasión especial, no lo haria porque tengo demasiados amigos que han
batallado para vencer la adicción, y no quiero contribuir a que alguien tropiece. Aparte, he
escuchado que algunas personas tienen una tendencia genética para quedar adictos, y no
quiero correr el riesgo de ser parte de ese grupo.

Personalmente, practico la abstinencia total. También como ministro de las Asambleas de Dios,
prometí no beber alcohol ni usar sustancias que alteran la mente e impiden el buen
funcionamiento.

Pero no me negaría a cenar con un presbiteriano o anglicano por el hecho de que ellos a lo
mejor pidan una bebida. Yo tomo mi te dulce o mi soda, y platicamos de los estudios que
estamos realizando. No juzgaría a un hermano o una hermana por eso.

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