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Cada familia debiera ser una iglesia en la vida familiar, un

bello smbolo de la iglesia de Dios en el cielo. Si los padres comprendieran su responsabilidad hacia sus hijos, en ninguna circunstancia los regaaran ni se impacientaran. Esta no es la educacin que debiera darse a ningn nio. Muchsimos hijos han aprendido a ser criticones, regaones, quejosos y apasionados, porque se les permiti dar curso a sus pasiones en el hogar. Los padres deben considerar que estn en el lugar de Dios para sus hijos, para fomentar cada principio correcto y reprimir cada pensamiento equivocado (Carta 104, 1897).

Los que no respetan el orden o la disciplina en esta vida, no

respetaran el orden que se observa en el cielo. No podrn nunca ser admitidos all; porque todos los que sean dignos de entrar en el cielo amarn el orden y respetarn la disciplina. Los caracteres formados en esta vida determinarn el destino futuro. Cuando venga Cristo, no cambiar el carcter de ninguna persona. . . . Los padres no deben descuidar ningn deber de su parte para beneficiar a sus hijos. Deben educarlos de tal manera que sean una bendicin para la sociedad aqu, y puedan cosechar la recompensa de la vida eterna (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pgs. 538, 539).

El momento en que el nio comienza a elegir su propia

voluntad y sus propios caminos, es el momento cuando debe comenzar su educacin en la disciplina

No hay maldicin ms grande en una casa que la de

permitir a los nios que hagan su propia voluntad. Cuando los padres acceden a todos los deseos de sus hijos y les permiten participar en cosas que reconocen perjudiciales, los hijos pierden pronto todo respeto por sus padres, toda consideracin por la autoridad de Dios o del hombre, y son llevados cautivos de la voluntad de Satans (Patriarcas y Profetas, pgs. 625, 626).

Las lecciones que aprende el nio en los primeros siete

aos de vida tienen ms que ver con la formacin de su carcter que todo lo que aprende en los aos futuros (Manuscrito 2, 1903).

Deseo decir a cada padre y madre: si sois impacientes,

buscad la ayuda de Dios para vencer. Cuando sois provocados a la impaciencia, id a vuestra cmara y arrodillaos y pedid a Dios que os ayude a fin de que podis tener una correcta influencia sobre vuestros hijos (Manuscrito 33, 1909).

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