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La Autoeficacia es un concepto desarrollado por el prestigioso psicólogo Albert

Bandura (1995), que se refiere al “sentimiento de adecuación, eficiencia y competencia”


que tienen las personas en su afrontamiento de los retos y amenazas que,
inevitablemente, se presentan en la vida de cualquier persona.

Quien se percibe como “autoeficaz” no siente que los acontecimientos dominarán


inexorablemente su existencia, sino que tiene control sobre los acontecimientos; sabe
que siempre habrá la posibilidad de cambiar, para bien, aquello que produce malestar o
insatisfacción.

Las personas autoeficaces no esperan a que transcurran los acontecimientos, sino que se
anticipan a las consecuencias, con la firme creencia de que podrán cambiar aquello que
lacere su salud y bienestar.

Son también personas optimistas, que centran su cosmovisión en el lado positivo de la


existencia y no se dejan aplastar por las circunstancias adversas, aunque no por ello
dejan de percatarse de lo nocivo de estas.

A diferencia de las anteriores, las personas con pobre expectativa de eficacia personal
(Baja Autoeficacia) se perciben a sí mismas como desvalidas e incapaces de ejecutar
algún tipo de control sobre los eventos que amenazan la calidad de su existencia. En
consecuencia, su postura ante estos es pasiva y de desesperanza, al pensar que cualquier
esfuerzo para cambiar la situación existente será inútil.

Por lo anterior, en su discurso de corte fundamentalmente pesimista, es frecuente


escuchar la expresión “¿para qué,…?, ¡si de todas maneras,…!”, en la que se aprecia
una postura de rendición, incluso antes de empezar cualquier batalla. Es como si
siempre estuvieran esperando el fracaso, tanto, que su propio desempeño fatalista las
lleva a fracasar. Se pone de manifiesto eso que la literatura llama “auto cumplimiento de
profecía” (Liss, Waller, Kennard, McIntire, Capra y Stephens, 1998).

No obstante, en términos positivos, y en tanto presupone una postura ante la vida, se


puede aprender la Autoeficacia en cualquier momento de la existencia, aunque sus
raíces más sólidas se conformen gradualmente, en estadios iniciales del ciclo vital tan
decisivos para el ser humano como la infancia y la adolescencia.

Muchos factores se combinan en la infancia y adolescencia para delinear progresivamente la


Autoeficacia del individuo, entre ellos se destacan primero los logros de la actividad, el
aprendizaje observacional y las persuasiones verbales:

Los logros de la actividad


Dado que en la medida que se va obteniendo éxito en las diferentes actividades que se
realizan, se acrecienta la confianza (Autoeficacia) en sí mismo y la sensación de
competencia personal que caracterizan a una persona autoeficaz y viceversa: en la
medida que la persona experimenta el fracaso y la decepción, estos le conducen a
configurar expectativas de pobre auto eficacia personal.
El aprendizaje observacional
Todos los individuos están expuestos a múltiples modelos que tienden a imitarse en
función de lo atractivos que resulten para él. Observar comportamientos deseables
incentiva el deseo de ser como ellos y, en consecuencia, “modelan” la conducta de los
individuos en pro de la Autoeficacia.

Las persuasiones verbales


Resultan también sustanciales, puesto que el hombre es un ser esencialmente social y
necesita de la comunicación con los demás, fundamentalmente por medio del lenguaje,
es decir, las expresiones verbales (y en gran medida las no verbales) a las que está
expuesto desde el inicio de la vida y que resultan un elemento que puede tanto fortalecer
como debilitar la expectativa de eficacia personal. 

Importancia de la Autoeficacia

Pero, ¿por qué es tan importante la expectativa de eficacia personal o la Autoeficacia


percibida para la vida de un individuo? El ser humano está constantemente enfrentado a
situaciones que implican oportunidades, peligros, desafíos, amenazas a los que tiene que
dar respuesta si quiere vivir una vida productiva, o al menos adaptarse a lo que
acontece. Según Bandura (1995), hay  que distinguir entre Autoeficacia percibida y las
creencias sobre la ubicación de los determinantes de los resultados. 

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