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DERECHO NOTARIAL.

EL DERECHO NOTARIAL EN LA HISTORIA UNIVERSAL

En las sociedades primitivas no se conoció ni fue necesario el notariado, tampoco


los instrumentos de autenticación, entre otras razones porque los actos jurídicos
tienen una existencia pública, que es una garantía de que serán respetados, y en
la época primitiva aún no se desarrollaban la organización social.

En las sociedades con cierto grado de desenvolvimiento y cultura donde se siente


e impone la necesidad de dar certeza publica a los actos y contratos que en sí
carecían de ella, y puesto que la autenticidad es una cualidad concomitante e
inherente a los actos del poder público se acude por natural necesidad como
fuente de autenticación a los tribunales o a una magistratura que gozan o tienen
atributos de soberanía, para que viertan sobre el acto privado aquella fuerza
pública de que carecen.

Ya en la antigüedad encontramos diversos vestigios de la institución del notariado,


y así tenemos que antes de la escritura alfabética, en algunos pueblos antiguos
los actos se celebran verbalmente, con la presencia de testigos o por medio de
ciertas prácticas o ceremonias destinadas a dejar testimonios de los mismos.

LOS HEBREOS.

Parece que entre ellos existían varias clases de “scribae” (escribas del rey, de la
ley, del pueblo, y del Estado), de los que suele afirmarse que ejercían fe pública,
aunque no la prestaban de propia autoridad, sino por la que dimanaba de la
persona de quien él escriba dependía; pero como parece que se les usaba por sus
conocimientos caligráficos, se opina que estos escribas no eran notarios sino
amanuenses.

Entre los hebreos, el conocimiento del arte de escribir que poseía cualquiera de
las partes contratantes, era motivo suficiente para que se redactara y formalizara
el convenio. Pero si los contratantes lo ignoraban, que era lo más frecuente,
entonces estaban obligados a reclamar la intervención del oficial o funcionario
público destinado a tales fines, cuyo oficial recibía el nombre de escriba o
escribano.

Los escribas del rey, tenían la finalidad principal la de autentificar los actos del
Rey.

Los escribas de la ley tenían como misión interpretar los textos legales con toda
pureza y fidelidad y siempre en sentido ortodoxo, dando lectura de los mismos

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ante el pueblo; también formulaban el derecho contenido en aquellos textos y lo
aplicaban a casos prácticos.

Los escribas del pueblo eran considerados más prácticos y conocedores de la ley
y de las costumbres; prestaban sus ministerios a los ciudadanos que los
requerían, redactando las convenciones entre particulares, tales como
matrimonios, ventas, arrendamientos, etc.

Los escribas del Estado ejercían las funciones de secretario y escribanos del
consejo del Estado, de los tribunales y de todos los establecimientos públicos. A
estos funcionarios les pertenecía solamente el derecho de poner el sello público
obre las leyes, las sentencias de los tribunales y los actos de los particulares que
tenían necesidad de adquirir la debida autenticidad para poder ejecutarse.

EGIPTO

Se ha dicho que en Egipto existieron los escribas sacerdotales, quienes se


encargaban de la correcta redacción de los contratos, al lado de los cuales estaba
el magistrado, que era el funcionario encargado de autenticar el acto, imponiendo
su sello, se cuenta también que entre los egipcios iba en las posesiones de Isis,
un escribano mayor sagrado, con plumas en la cabeza, un libro y una regla en la
mano, tinta y una caña o clamus para escribir, y que estaba destinado a dar fe, de
todo lo que ocurriese.

En este pueblo existían escuelas como las de Heliópolis y Abydos, donde seguían
sus estudios los que aspiraban a las altas magistraturas. El escriba era, en un
principio una especie de delegado de los colegios sacerdotales que tenían a su
cargo la redacción de los contratos. El sacerdote, por su calidad de funcionario
público, era el verdadero notario.

El documento que redactaba el escriba tenía que presentarse al magistrado


cuando se requería darle autenticidad. El magistrado estampaba el sello, con lo
cual el instrumento privado se convertía en público.

GRECIA

En Grecia existieron oficiales públicos encargados de redactar documentos de los


ciudadanos. Se habla de síngraphos y de los apágrafos, y de un registro público
llevado por los primeros, verdaderos notarios, otros hablan de los funcionarios
conocidos como mnemon, promnemon, de quienes se afirmaba estaban
encargados de normalizar y registrar los tratados públicos y las convenciones y
contratos privados.

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Los oficios públicos se hallaban distribuidos entre varios funcionarios, a cada uno
de los cuales correspondían determinadas funciones, mismas que se clasificaban
principalmente en cuatro categorías, según sus atribuciones.

El mnemon. Era el encargado de registrar los tratados públicos, los contratos


privados y las convenciones.

El promnemon. Era un magistrado del mismo orden, pero de mayor autoridad, era
un arconte, es decir, uno de los principales magistrados que atendían el gobierno
de la ciudad de Atenas, especie de administrador supremo.

El sim promnemon era el funcionario adjunto al promnemon.

El hieromnemon tenía las mismas funciones de los pontífices romanos. Era el


depositario de los archivos de los templos, de los libros sagrados y además el
administrador de los bienes religiosos.

ROMA

En Roma, la institución notarial recorre una verdadera trayectoria evolutiva,


aunque siempre marcada con fisonomía propia y destacable entre las distintas
instituciones jurídicas, que a consecuencia de su historia social y política tuvo
necesidad de crear; pero estas funciones notariales, aunque estaban bastante
delimitadas, no se presentaban con la independencia que requiere esta clase de
función.

Por ello, en el cuerpo del derecho civil romano se encuentra enunciada aquella
función, dando al funcionario distintos nombres. Así, en el Digesto, al hablar de los
cargos y honores se citan los que se le daban a los escribanos, y también a los
archiveros y notarios de hacienda.

De todas las clases de funcionarios que directa o indirectamente ejercían en Roma


funciones notariales, las más importantes son: los notarii, los tabullarii y los
tabeliones.

Los notarii tenían como atribuciones inherentes a su cargo, la de recoger las


discusiones de las asambleas, las sesiones públicas, las sentencias y mandatos
de los magistrados y tribunales militares. Y algunas veces se les autorizaba para
formular escritos de carácter jurídico y privado. Adquirieron tanta importancia en la
vida social, que no vaciló el cristianismo en utilizar los servicios notariales.

En Roma a infinidad de personas se les encomendaban misiones notariales,


conforme a las propias leyes romanas. La función notarial se encontraba muy

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dispersa, pues los autores nos hablan del tabellio, de tabullarius, de notarios,
amanuensii, argentarii y muchos otros nombres más.

El tabullarius desempeñaba funciones oficiales del censo, y seguramente por el


hábito en la custodia de documentos oficiales se generalizó la práctica de que se
les entregaran los testamentos, contratos y otras actas; aunque la custodia tabular
no les imponía el carácter de autenticidad, sí tenían fe pública, por lo que hacía el
censo al hecho de la entrega de los documentos que custodiaban.

Los scribae eran los encargados de redactar las escrituras, formando parte,
aunque de forma preeminente, del grupo de funcionarios que se hallaban al
servicio de las autoridades públicas.

En la scholae exceptorum era una escuela en donde se recibían las enseñanzas


teórica y practica los oficiales y auxiliares de la notaria..

En Roma la función del notario evolucionó desde la condición de simple escritor, y


aunque en sus primeras leyes no se le consideraba como funcionario especial y
de cultura avanzada, fue el emperador Justiniano quien imprimió a toda esta
materia mayor orden y seriedad, legislando sobre ella, en el libro X, título LXIX, y
en el libro XII, título VII. Había pues, en el pueblo romano gran variedad de cargos,
diferencias, atribuciones y diversidad de nombres para los fedatarios que
intervenían en las múltiples actividades de los habitantes del Imperio Romano, que
en forma clara nos marcan una pauta en la institución del notariado, una
orientación verdaderamente científica.

LA EDAD MEDIA

A principio de la Edad Media se puede afirmar que las civilizaciones bárbaras no


representaron ningún progreso en el orden de las ideas jurídicas, sino más bien lo
contrario. Así pues, en las leyes bárbaras, poco conocidas, por la facilidad con que
asimilaron el derecho romano, como los derechos indígenas de los pueblos
sometidos, no ofrecen aportación alguna que pueda considerarse de interés para
la historia del notariado; sin embargo, en todos los países europeos se produce un
ambiente social encaminado a que los escribanos reforzaran su papel de
fidefacientes.

A final de la Edad Media se efectúa la consolidación de la función notarial, cuando


en diversos países se consagra la figura del escribano como un cargo público,
produciéndose a la vez reformas importantes, tales como el progreso en la
conservación del protocolo, el cambio de la minuta, por el instrumento matriz,
alteraciones en la organización corporativa.

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SIGLO XII.

La historia del notariado en este período es larga y entre lo más sobresaliente de


esa época están las luchas de jurisdicciones, por la multiplicidad de escribanos,
quienes con misiones específicas extra-notariales pretenden casi siempre
atribuirse funciones notariales especialmente los notarios eclesiásticos. Pero lo
importante de esta etapa histórica es la influencia que ejerció el prestigio de la
institución notarial y el freno a los intentos de toda reforma para la enajenación de
oficios de la fe pública.

Los primeros notarios, con funciones parecidas a las que desempeñan los
actuales, fueron nombrados en Italia por emperadores y papas, y podían ejercer
su público ministerio en todos los lugares de la Tierra. Quienes poseían estudios
de derecho romano y canónico buscaban ser designados notarios.

SIGLOS XIII – XV.

En el siglo XIII aparece ya el notario como el representante de la fe pública, por lo


que el prestigio del instrumento extendido y suscrito por el notario fue en aumento
a partir de esta centuria.

Esta época se caracterizó porque a la función pública le dan su sello básico las
leyes de don Alfonso X (El Sabio), que fueron las del Fuero Real y las Siete
Partidas.

En el Fuero Real se habla de escribanos públicos jurados. Para que no hubiera


duda y para evitar las contiendas era obligatorio otorgar testamentos ante los
escribanos, que eran meros auxiliares de los deseos de los particulares y se
acostumbraba que tomasen nota de los documentos que redactaban o en los que
intervenían.

En el Código de las Siete Partidas se obliga a que las notas de los escribanos se
inscriban en un libro de registro que también se llamó minutario.

Las cartas deberían ser fechadas por manos de escribanos públicos para que no
hubiera engaño en ellas. Este período, entre otros aspectos, se caracterizó por lo
siguiente:

 Porque se reconoce la función instrumental como de interés social,


imponiéndose en inmuebles y testamentos.
 Porque los escribanos tenían que procurar conocer directamente a los
otorgantes.
 Porque intervenían tres testigos como mínimo.

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 Porque los escribanos debían llevar un registro, o minutario, por año, y al
final debían poner su seña o signo.
 Porque tenía que hacerse la redacción sin abreviaturas y manuscrita por el
notario o por otro escribano.
 Porque a su muerte, sus archivos eran recogidos por el alcalde, ante
testigos, para ser entregados al sucesor.
 Porque se determinaron los requisitos generales que deben corresponder a
todas las escrituras.

En conclusión, en este período impera la voluntad de los otorgantes y el escribano


sólo es un medio para garantizar una prueba del hecho de celebración del acta o
contrato.

EPOCA COLONIAL

Este período, denominado Reforma de los Reyes Católicos, está comprendido en


dos épocas:

La primera se inicia poco antes del descubrimiento de América y no pasa del siglo
XV. En esta época las capitulaciones matrimoniales de los Reyes Católicos fueron
redactadas por Juan Ramírez, escribano del Consejo Real, quien también recopiló
algunas cartas reales, mismas que fueron exhibidas varios siglos después junto
con otras joyas de la historia notarial, en Madrid, el 28 de mayo de 1962, con
motivo del primer centenario de la Ley Orgánica del Notariado Español de 1862.
De esta primera época destacan los siguientes aspectos:

Se restringió el nombramiento de los escribanos y el comercio con los oficios, se


exigió el examen para que los escribanos pudieran despachar su nombramiento, y
los escribanos reales y los públicos de número fueron los únicos capacitados para
intervenir en asuntos extrajudiciales y relacionados con bienes raíces.

Todas las disposiciones de la segunda época datan del siglo XVI y se refieren al
oficio de escribano, para regular su función, ya que había escribanos de tipo
eclesiástico, escribanos de actuación, de diligencia pública, de registro de minas,
escribanos reales de hacienda, escribanos de Cabildo, de Tribunal, del Consulado.
También se legisló acerca del protocolo en el que se ordena que una vez
integrado el otorgamiento público los originales sean conservados por el escribano
y éste sólo entregue copias literales. Dicha legislación establece además que cada
escribano tenga un libro dé protocolo encuadernado, exclusivamente para anotar
las escrituras (ordenamientos de ley).

En resumen, podemos deducir que las características del notariado latino pudieran
ser las siguientes:
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1.- El notario es un funcionario público y profesional del derecho.

2.- El documento que autoriza es solemne y auténtico.

3.- Su competencia se encuentra en el campo extra judicial, aunque se relaciona


con la jurisdicción voluntaria.

4.- Hay una organización corporativa y una sumisión a la autoridad del Estado por
medio de los órganos administrativos correspondientes.

Este tipo de notario es el que existe en los países de origen latino, germánico,
europeos y americanos.

La tradición y la técnica legal universalmente admitida han aceptado la


denominación de notario, misma que ha tomado carta de naturaleza en el lenguaje
usual de casi todos los pueblos.

EVOLUCION NOTARIAL EN MEXICO. LA EPOCA PRECOLONIAL. LA


COLONIA. LA INDEPENDENCIA. MEXICO CONTEMPORANEO. EVOLUCION
LEGISLATIVA NOTARIAL EN JALISCO.

ÉPOCA PRECOLONIAL

En la América descubierta por Cristóbal Colón, en 1492, algunos de los pueblos


participaban de la cosmovisión cultural común al género humano. Sus
conocimientos astronómicos, arquitectónicos, agrícolas, comerciales, y su
capacidad artesanal y escultórica, les permitió desarrollarse culturalmente, unos
más que otros. No contaban con un alfabeto fonético, su escritura era ideográfica,
por medio de la cual hicieron constar varios acontecimientos, como el pago de los
tributos y las operaciones contractuales. Entre los pueblos que hoy constituyen la
República Mexicana estaban los aztecas, toltecas, mixtecos, zapotecos, otomíes y
mayas.

Es cierto que no se puede conservar de modo perfecto la historia si no se


consigna por escrito y es sabido que esos pueblos primitivos no tuvieron escritura
propiamente dicha, sino que se valían de jeroglíficos, a la que ayudaba la tradición
oral que se enseñaba en las escuelas de los templos.

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En el pueblo azteca, asentado en Tenochtitlan, territorio que actualmente forma
parte del Distrito Federal, existió el tlacuilo, artesano que tenía la función de dejar
constancia, por medio de signos ideográficos, de los diversos acontecimientos.
Por la actividad que desempeñaba el tlacuilo, diremos que es el antecedente en
nuestro país del escribano; su actividad coincidía con la de los escribas, tabularii,
cancelarii y tabeliones de la antigüedad. El tlacuilo se expresaba también por
medio de pinturas que permitían guardar memoria de los hechos y
acontecimientos de una manera creíble.

EPOCA DE LA CONQUISTA.

En la expedición realizada por don Cristóbal Colón se encontraba un señor


llamado Rodrigo de Escobedo, quien era escribano del Consulado del Mar, que
debía llevar el diario de la expedición, con el registro del tráfico de mercancías,
hechos sobresalientes y toda la actividad de la tripulación. A su regreso a España,
Colón lo dejó como tercer sucesor, para ocupar el gobierno de la isla La Española,
en donde siguió ejerciendo sus funciones de escribano. A él se le considera el
primero en ejercer tal actividad en América.

Luego de fundar la Nueva España el conquistador Hernán Cortés solicitó en Santo


Domingo una escribanía del rey, con resultados infructuosos; sin embargo, más
tarde le fue otorgada la escribanía del Ayuntamiento de Asúa, donde practicó su
inclinación por las cuestiones del notariado, durante un lapso de cinco años. Y
durante la gubernatura de Diego de Velázquez obtuvo una escribanía en
recompensa a su valor en los campos de batalla.

Anteriormente, cuando fundó en 1512 Santiago de Baracoa, Cortés obtuvo la


escribanía de ese lugar, atendiéndola hasta el año de 1519, lo que implicó otros
siete años de práctica de escribano, que aunado a los cinco años que duró en
Asúa, dan un total de doce años, los cuales ejerció en calidad de escribano.

Letrado como era Cortés, y familiarizado con las leyes que aplican los escribanos,
aquilató el papel primordial e indispensable que éstos pueden y deben
desempeñar en la sociedad.

Por eso el conquistador se hizo acompañar de un escribano en todas sus hazañas


y empresas guerreras. Algunos de los escribanos que lo acompañaron fueron
Bernal Díaz del Castillo y Diego de Godoy.

Durante la Conquista, los escribanos, como fedatarios, dejaron constancia por


escrito de la fundación de ciudades, de la creación de instituciones, de los asuntos
tratados en los cabildos, y de otros hechos relevantes de la historia de esta época.

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EPOCA DE LA COLONIA.

En la época de la Colonia todas las leyes de Castilla tuvieron una rápida


incorporación en la Nueva España y es natural que con la presencia y la influencia
del conquistador no tardasen en aplicarse las referidas a la práctica notarial.

Con los Reyes Católicos ya se hace la distinción en el derecho indiano, entre


escribanos de cámara y escribanos públicos, ya que los actos que autenticaron
unos y otros, fueron diversos, y carecieron de facultades generales para
autenticar.

Los escribanos de cámara eran asignados especialmente a unas dependencias


del gobierno, mientras que los escribanos públicos, que también se llamaban de
número, estaban destinados a intervenir en los actos de cualquier persona en lo
particular; es decir, eran lo que hoy llamamos notarios. Así es que encontramos
las designaciones de escribanos de Cámara del Consejo, de Cámara de la Casa
de Contratación, de Cámara de las Audiencias de Provincia, de Cámara y
Gobernación, de Cabildo. También eran designados por la función especial que se
les confiaba, como los de naos, de minas y registro.

Los mismos Reyes Católicos mandaron que para evitar la confusión en los reinos,
por razón de los muchos escribanos, que en adelante no se dé título de escribano
de cámara, ni de escribano público a persona alguna, salvo si fuere primeramente
la tal persona vista y conocida por los de nuestro Consejo y procediendo para ello
nuestro mandato y fuere por ellos examinado.

Siendo imposible que aquellos que solicitaran el título de escribanos en las Indias
Occidentales se trasladaran a España para ser examinados por el Consejo, el 20
de marzo de 1610, el rey Felipe III, ordenó que los exámenes fueran realizados
por las audiencias mediante Cédula Real, y si algunos escribanos vivieren tan
lejos de las audiencias que debieran afrontar gran incomodidad y peligro para ir a
ser examinados en ellas, las mismas deberían comisionar al gobernador de la
provincia respectiva, o al teniente letrado más cercano, para que en unión de dos
capitulares procediera al examen; pero siempre, una vez examinados, habían de
ocurrir al Rey para que se les extendiera su título, previa comprobación de su
lealtad.

Así, vemos que el 9 de agosto de 1525 se abre el volumen primero del protocolo
de Juan Femández del Castillo, con el otorgamiento de un instrumento que lleva el
número uno. Se trata de un mandato conferido por Mendoza Suárez a Martín del
Río, para cobrar $62.00 más 4 tomines de oro de mina a su deudor Pedro de
Maya. Este protocolo, es el más antiguo del país, se encuentra en el Archivo
General de Notarías del Distrito Federal.
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La legislación aplicable a la Nueva España y demás tierras conquistadas fue
inicialmente la vigente en Castilla, que fue complementada mediante cédulas,
provisiones, ordenanzas e instrucciones reales que resolvían casos concretos,
reunidos en las llamadas Recopilaciones de Indias.

Entre las colecciones o recopilaciones que contienen disposiciones legales


relacionadas con el ejercicio de la función notarial, deben mencionarse:

 El Cedulario de Puga. Contiene dos cédulas reales: la primera determina


que el Real Escribano de Minas debe desempeñar personalmente su
función, y la segunda Cédula se determina que no se debe cobrar
honorarios excesivos.
 Cedulario Indiano de Diego de la Encina. Regula las características y uso
del libro protocolar, el sistema de archivación, el manejo del oficio por parte
de Escribanos de Gobernación y de Escribanos de Cámara de Justicia.
Contiene recopilaciones de Indias, decretos y cédulas reales recopiladas
hasta el año de 1775.
 La recopilación sumaria de todos los autores acordes de la Real Audiencia
y Sala del Crimen.
 Las Pandectas Hispano Mexicanas de Juan N. Rodríguez de San Miguel,
que son una síntesis de disposiciones genuinamente mexicanas sobre el
notariado.
 Primera organización notarial: Cofradía de los Cuatro Evangelistas desde
1573. Los escribanos de la Ciudad de México formaron una cofradía que
llamaron «De los Evangelistas», integrada por escribanos y sus familiares,
con la finalidad de auxiliar moral y económicamente a sus cofrades en
forma mutualista en caso de defunción. Esta Cofradía recibió beneficios
religiosos por las bulas papales expedidas por Sixto V y Pío VI.
 Real Colegio de Escribanos de México. Los escribanos mexicanos iniciaron
en 1776 gestiones ante el Rey para constituir su Colegio, igual al de Madrid,
lo cual fue aprobado el 22 de junio de 1792, cuando el rey Don Felipe V le
comunicó a la Audiencia de México, haber concedido dicha petición a los
Escribanos de Cámara y a los reales, bajo la protección del Consejo de
Indias autorizado para usar sello con armas reales, por lo que el 27 de
diciembre de 1792 se erigió solemnemente el Real Colegio de Escribanos
de México, bajo el patrocinio de la Cofradía de los Cuatro Evangelistas.

Se cree que este Colegio fue el primero en ser fundado en este continente. Ha
funcionado ininterrumpidamente desde su fundación, aunque actualmente se le
conoce como Colegio de Notarios de la Ciudad de México.

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La Real Audiencia fundó en 1793 una academia de enseñanza notarial para los
escribanos.

EPOCA DEL MÉXICO INDEPENDIENTE

En la época del México independiente nos encontramos con lo siguiente:

La Guerra de Independencia de la Nueva España se declaró la noche del 15 de


septiembre de 1810, por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, y fue consumada el 27
de septiembre de 1821 por don Agustín de Iturbide. Pero antes, en 1812, entró en
vigor, en forma precaria, la Constitución de Cádiz.

Las cortes españolas, como Poder Legislativo, expidieron e19 de octubre de 1812
un decreto sobre arreglo de tribunales y sus atribuciones, concediendo a las
Audiencias en sus artículos 13 Y 23 el conocimiento de todo lo relativo a la materia
de escribanos. Y la legislación positiva española, las Leyes de Indias, decretos,
provisiones, cédulas reales y demás, que fueron dados durante la Colonia,
continuaron aplicándose en México después de la consumación de la Guerra de
Independencia, tal y como lo dispuso el Reglamento Provisional Político del Primer
Imperio Mexicano, expedido el 10 de enero de 1822.

Mas, con el transcurso del tiempo, se fueron dictando nuevas leyes y decretos que
paulatina y firmemente separaron el derecho español del derecho mexicano. Es a
partir de la Independencia cuando esto se hace obvio, a pesar de que el régimen
político imperante en la República Mexicana fluctuó entre el federalismo y el
centralismo. Cuando el federalismo era el sistema, la materia notarial era local, y
cuando el régimen fue centralista, las disposiciones notariales fueron de carácter
general, de aplicación en todo el territorio.

Bajo la vigencia de la Constitución de 1824, se dictaron algunas disposiciones


relativas a los escribanos, como esta providencia de 13 de noviembre de 1828 de
la Secretaría de Justicia, en la que se asienta: «El depósito de la fe pública que se
hace en los que obtienen títulos de escribanos, exige de ellos un fondo de
instrucción práctica, y una muy acreditada probidad en sus costumbres, como que
su ministerio tiene por objeto autorizar, asegurar y guardar los secretos y los
derechos e intereses más importantes de los ciudadanos, y las funciones más
serias y augustas de los magistrados de la administración y del orden público.
Haber cursado las academias del Colegio respectivo o haber estudiado y
practicado el tiempo suficiente. Examinada y calificada su actitud, por el mismo
Colegio en que haya estudiado.

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«Además deben producir una información de buena vida y costumbres en que
deberá oírse al síndico del común y que se extienda a probar no haber estado
nunca procesados ni acusados de delitos públicos, principalmente de falsedad».

REGIMEN FEDERALISTA

Ya avanzado el régimen federalista, que fue adoptado en la Constitución de 1824,


por primera vez se emite un decreto emanado de este régimen de fecha 30 de
noviembre de 1834, sobre la Organización de los Juzgados del Ramo Civil y de lo
Criminal en el Distrito Federal. Disponiendo que en cada Juzgado de lo Civil
deberán existir anexos dos oficios públicos, vendibles y renunciables, servidos por
los escribanos propietarios de ellos, o por sustitutos cuando proceda, conforme a
lo establecido por la ley. Las disposiciones de este derecho continúan con las
características que la legislación española había dado al escribano de diligencia,
como uno de los funcionarios que trabajan en los tribunales civiles y los llamados
del ramo criminal.

Asimismo, el 12 de febrero de 1840 se expidió un dispositivo legal para regular los


aranceles, honorarios y derechos judiciales que se habrían de cobrar, en el
Departamento de México, por los secretarios y empleados de su Superior Tribunal,
así como por escribanos. En este decreto quedan específicamente determinados
todos los actos del escribano que estaban sujetos al mismo.

En esta época había tres clases de escribanos: nacionales, públicos y de


diligencia.

Los escribanos nacionales son los que, habiendo sido examinados y aprobados
por la Suprema Corte de Justicia en el Distrito, o por los tribunales superiores en
los Estados, han obtenido el título correspondiente. Antiguamente se les daba a
éstos el epíteto de reales.

Los escribanos públicos son aquellos que tienen oficio o escribanía propia, en la
que protocolan o archivan los instrumentos que ante ellos se otorgan.

Los escribanos de diligencia son los que practican las notificaciones y demás
diligencias judiciales.

En la misma forma, el 30 de noviembre de 1846 se emite otro decreto relacionado


con los escribanos, en el que se determina en su parte conducente la forma de
sus actuaciones y funciones de los escribanos públicos y de diligencia en materia
civil.

REGIMEN CENTRALISTA

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Los gobiernos centralistas también legislaron en materia de notariado; así,
tenemos que don Antonio López de Santa Anna expide, el 16 de diciembre de
1853, la Ley para Arreglo de la Administración de Justicia de los Tribunales y
Juzgados del fuero común, para todo el país, la cual en su artículo 8 estatuye una
nueva organización para los escribanos. Esta constituye la primera organización
nacional del notariado y el, mencionado artículo exige y determina que el
escribano público de la nación debe ser mayor de 25 años, tener escritura de
forma clara, conocimientos de gramática y aritmética y haber cursado dos años de
una de las materias del derecho civil, relacionada con la escribanía, y otros dos
años de práctica forense y otorgamientos de documentos públicos, honradez y
fidelidad; aprobar un examen ante el Supremo Tribunal y obtener el título del
Supremo Gobierno, el cual, por obligación, debería ser inscrito en el Colegio de
Escribanos, así como el uso de firma y signo determinados para poder actuar;
conserva a los escribanos actuarios para el servicio de los tribunales y les
encomienda el ejercicio de los oficios de hipoteca. Esta Ley mantenía las
características de la tradición española, entre éstas que los escribanos seguían
perteneciendo al Poder Judicial, como anteriormente se ha mencionado.

PRIMERA LEY ORGANICA DEL NOTARIADO.

Esta Ley fue promulgada por el entonces Emperador de México, Maximiliano de


Habsburgo, con aplicación en todo el territorio nacional, y que distinguía entre
notario y escribano. Dicha Ley consta de dos secciones:

La sección primera del notariado se subdivide en seis capítulos:

Capítulo I.- Trata del oficio del notariado.

Capítulo II.- De las cualidades y requisitos para ejercer el oficio de notario.

Capítulo III.- De las notarías.

Capítulo IV. - Disposiciones que han de observar los notarios en la autorización de


instrumentos públicos.

Capítulo V- Del orden y arreglo de las notarías.

Capítulo VI. - Disposiciones generales.

La segunda sección de esta Ley, comprende:

Capítulo único.- Del oficio de escribano.

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Se le puede considerar como la primera Ley Orgánica del Notariado.

EPOCA DE LA REFORMA.

El licenciado Benito Juárez promulgó, el 29 de noviembre de 1867, la Ley


Orgánica de Notarios y Actuarios del Distrito Federal, en la cual, como su nombre
lo enuncia, se distinguen dos tipos de escribanos: Notarios y Actuarios. En su
artículo 1 dice que el notario es el funcionario que reduce a instrumento público los
actos, contratos y últimas voluntades; en tanto que el actuario es la persona
destinada para autorizar los decretos de los jueces, árbitros y arbitradores, siendo
ambas funciones incompatibles entre sí, determinando que es atribución exclusiva
de los notarios y la de autorizar en sus protocolos toda clase de instrumentos
públicos; además señala como requisito de ingreso para los notarios ser abogados
o haber cursado dos años de preparatoria, más dos años de estudios
profesionales, mismas que incluían cursos elementales de derecho civil, mercantil,
procesal y notarial; ser ciudadanos mexicanos por nacimiento, haber cumplido
cuando menos 25 años, sin impedimento físico habitual ni haber sido condenado a
pena corporal; tener buenas costumbres y una conducta que inspirase al público la
confianza en él depositada.

Esta Ley también contemplaba pasar un examen de dos horas ante el Colegio, así
como un segundo examen, de una hora, ante el Tribunal Superior de Justicia; con
la certificación del Tribunal ocurría por su título al Gobierno para que se le pudiera
expedir el FIAT. Por esta Ley los notarios tenían la obligación de integrar sus
protocolos, registro el cual era abierto. El notario, para actuar, necesitaba estar
asistido por dos testigos sin tacha que supieran escribir; las notarías debían estar
abiertas siete horas cada día, excepto los feriados, sin perjuicio de las
obligaciones de los notarios de despachar casos urgentes, como los testamentos,
a cualquier hora del día o de la noche; se dispuso también que mientras no se les
designara un local a propósito en el Palacio de Justicia, los notarios podían tener
sus despachos fuera de sus casas.

Durante esta misma época fue expedido el Reglamento del Colegio Nacional de
Escribanos, en 1870.

El Colegio Nacional de Escribanos se creó en el año de 1792. En su inicio se rigió


por sus estatutos y a partir de 1870 por su reglamento. Su funcionamiento fue
regido por la Ley de 1867 promulgada por Benito Juárez. Mientras estuvo en vigor,
la cual comprendía a notarios y actuarios. Conforme a este reglamento, el Colegio
estaba integrado por los escribanos matriculados y los que se fueran
incorporando. La matriculación era obligatoria para poder ejercer la profesión de
escribano en el Distrito Federal; para los escribanos foráneos la matriculación en

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el Colegio del Distrito Federal era voluntaria y dentro de los requisitos que debían
satisfacer estaban: título profesional acompañado de la solicitud de matriculación,
recibo acreditado por la tesorería del Colegio por el pago de derecho de matrícula
y, para los foráneos, certificado de buena conducta y estar en el ejercicio de la
profesión.

El presidente de la República Mexicana, don Sebastián Lerdo de Tejada, por


medio del decreto expedido el 28 de mayo de 1875 declaró la profesión libre del
notariado.

EPOCA PORFIRISTA

Durante la presidencia del general Porfirio Díaz fue promulgada la Ley del
Notariado el 14 de diciembre de 1901, misma que entró en vigor en enero de
1902. Entre los méritos de esta Ley se cuentan: la elevación del notariado al rango
de institución pública; la condición de que el notario sea un profesional del derecho
que debe quedar sujeto al gobierno el cual ha de nombrarlo vigilarlo; el
establecimiento de un límite al número de notarios, y obliga al notario a redactar
por sí mismo las actas notariales o escrituras matrices, asentándolas en el libro
que corresponde al protocolo.

Esta Ley también establece un Consejo de Notarios, integrado por un presidente,


un secretario y nueve vocales, todos ellos electos por los notarios en el ejercicio
de sus funciones.

Asimismo, por primera vez exige al notario el otorgamiento de una fianza para
garantizar responsabilidades en que pueda incurrir en su actuación.

En su artículo 12 define al notario como: «El funcionario que tiene fe pública para
hacer constar, conforme a las leyes, los actos que según éstas deben ser
autorizadas por él; que deposita escritas y firmadas en el protocolo las actas
notariales de dichos actos, juntamente con los documentos que para su guarda o
depósito presenten los interesados, y expide de aquellas y éstas las copias que
legalmente puedan darse».

LEY DEL NOTARIADO PARA EL DISTRITO FEDERAL Y TERRITORIOS


FEDERALES DE 1932

Con esta denominación aparece la Ley del Notariado del 9 de enero de 1932. Su
sistemática sigue a la de la Ley anterior. En parte afirma algunos conceptos,
moderniza con otros y deroga la Ley de 1901. Dicha Ley sostiene que la función
notarial es de orden público y sólo puede provenir del Estado; define al notario
como un, funcionario dotado de fe pública, para hacer constar los actos y hechos

15
que los interesados deban o quieran dar autenticidad, conforme a las leyes;
conserva el sistema de notarios titulares y de notarios adscritos. Prohíbe al notario
el ejercicio de la profesión de abogado, sin embargo le autoriza para desempeñar
cargos de consejero jurídico o comisario de sociedades, así como para resolver
consultas verbales o por escrito, pudiendo ser árbitro o secretario en juicio arbitral;
pudiendo también redactar contratos privados u otros, aunque hayan de
autorizarse por distintos funcionarios.

LEY DEL NOTARIADO PARA EL DISTRITO FEDERAL DE 1945.

Esta Ley, del 31 de diciembre de 1945, fue expedida por don Manuel Avila
Camacho, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 23 de febrero de 1946.

Del contenido de esta Ley destacan por su importancia, estos conceptos: El


ejercicio del notariado en el Distrito Federal es una función de orden público.

Estará a cargo del Ejecutivo de la Unión, quien lo ejercerá por conducto del
gobierno del Distrito Federal y por delegación se encomienda a profesionales del
derecho, por medio de la patente que para tal efecto les otorga el propio Ejecutivo,
a fin de que lo desempeñen en los términos de la presente Ley.

En su artículo 1 define al notario como la persona, varón o mujer, investida de fe


pública para hacer constar los actos y hechos jurídicos a los que los interesados
deban o quieran dar autenticidad conforme a las leyes y autorizada para intervenir
en la formación de tales actos o hechos jurídicos revistiéndolos de solemnidad y
forma legales, y por último, es un profesional del derecho.

El notario además guarda escritos y firmados en el protocolo, los instrumentos


relativos a los actos y hechos que lo faculta la ley, con sus anexos, y expide
testimonios o copias que legalmente pueden darse. (Art. 3)

También en esta Ley se contemplan los casos en los que el notario pueda
excusarse de actuar; asimismo legisla que sus funciones son incompatibles con
todo empleo o comisión públicos les demarca su adscripción y les prohíbe ser
remunerados por el erario público.

LEY DEL NOTARIADO PARA EL DISTRITO FEDERAL DE 1979.

Esta Ley, del 31 de diciembre de 1979, fue publicada en el Diario Oficial de la


Federación el 8 de enero de 1980. Abroga la ley del 31 de diciembre de 1945 y su
vigencia inició a los sesenta días siguientes a su publicación, o sea que su vida
jurídica comienza el 9 de marzo de 1980. Está constituida por 152 artículos y 6
transitorios. Fue expedida por el Presidente Constitucional José López Portillo. Su
16
contenido sistemático es de nueve capítulos, algunos de ellos subdivididos por
secciones.

Ley del Notariado del Distrito Federal de 1979:

Capítulo I.- Disposiciones preliminares.

Capítulo II.-

Sección Primera. - De los notarios y de la expedición de sus patentes.

Sección Segunda- De los requisitos para ser aspirante al notariado y notario.

Sección Tercera. - De los exámenes de aspirantes y de oposición y del


otorgamiento de las patentes respectivas.

Capítulo III.-

Sección Primera.- Del ejercicio del notariado y de la prestación del servicio.

Sección Segunda. - De los convenios de suplencia y de la asociación de notarios.

Sección Tercera. - Del sello de autorizar.

Sección Cuarta.- Del protocolo, su apéndice e índice.

Capítulo IV. -

Sección Primera. - De las escrituras, actas y testimonios de las escrituras.

Sección Segunda.- De las actas.

Sección Tercera.- De los testimonios.

Capítulo V.- De las licencias y de la suspensión de los notarios.

Capítulo VI.- De la vigilancia e inspección de notarías.

Capítulo VII.- De la revocación y cancelación de la patente del notario.

Capítulo VIII.- Del archivo de notarías.

Capítulo IX.- Del colegio de notarios.

Dentro del capitulado de la Ley anteriormente enunciado, destacan por su


importancia las disposiciones siguientes:

A).- La función notarial es de orden público.

17
B).- En el Distrito Federal, corresponde al Ejecutivo de la Unión ejercerla por
conducto del Departamento del Distrito Federal, el cual encomendará su
desempeño a particulares, Licenciados en Derecho, mediante la expedición de
patentes respectivas. (Art. 1).

C).- La vigilancia del cumplimiento de la Ley Notarial corresponde al Ejecutivo


Federal, el cual la ejercerá por conducto del Jefe del Departamento del Distrito
Federal, y de las demás autoridades que señale dicha Ley. (Art. 2).

D).- El Ejecutivo de la Unión, por conducto del Jefe del Departamento del Distrito
Federal, autorizará la creación y funcionamiento de las notarías.

E).- Las notarías en el Distrito Federal serán doscientas, y para satisfacer las
necesidades de la entidad se podrán crear hasta diez notarías cada año.

F).- Las notarías vacantes, y las de nueva creación, serán distribuidas en las
delegaciones políticas en que se divide el Distrito Federal, atendiendo a su
extensión territorial, densidad de población y volumen de negocios. (Art. 3).

G).- Los notarios del D.F. no podrán ejercer sus funciones fuera de los límites de
éste.

H).- Los actos que se celebren ante su fe, podrán referirse a cualquier otro lugar,
siempre que se dé cumplimiento a las disposiciones de la Ley. (Art. 5).

I).- Los notarios tendrán derecho a cobrar a los interesados los honorarios que se
devenguen en cada caso, conforme al arancel correspondiente, y no percibirán
sueldo alguno con cargo al Presupuesto de Egresos del Departamento del Distrito
Federal. (Art. 7).

J).- El Departamento del Distrito Federal podrá requerir a los notarios de la propia
entidad, para que colaboren en la prestación de los servicios públicos notariales
cuando se trate de satisfacer demandas inaplazables de interés social. A este
efecto, el Departamento fijará las condiciones a las que deberá sujetarse la
prestación de dichos servicios. (Art. 8).

K).- Asimismo estarán obligados a prestar sus servicios en los casos y términos
que establece la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales.
(Art. 8).

L).- El Departamento del Distrito Federal, por medio de la dependencia respectiva,


deberá concentrar la información de las operaciones y actos notariales, y
procesarla bajo los sistemas estadísticos que permitan regular y fijar, conforme a

18
la ley, las modalidades administrativas que requieran la prestación eficiente del
servicio notarial. (Art. 9).

Si observamos el origen y la evolución que ha tenido el derecho notarial en


nuestro país, desde la época precortesiana hasta la Ley del Notariado para el
Distrito Federal de 1979, podemos observar que nuestro derecho ha tenido la
secuencia del notariado latino, cuyos orígenes los encontramos en el derecho
español, donde, en distintas épocas, el escribano tuvo la función de autenticar los
actos y hechos sobresalientes del desarrollo social, caracterizándose siempre
quien ostentara el cargo por ser gente de cultura, de conducta social ejemplar y de
confianza para que la corona les otorgara su título.

En los inicios del federalismo la función notarial se encomendaba a los escribanos


que estaban adscritos a los juzgados civiles, y fue hasta que se expidió la primera
ley orgánica del notariado cuando se hizo la distinción entre las funciones del
notario y el escribano.

Cabe destacar que en las distintas épocas ha sido un requisito necesario para
obtener el título de escribano o de notario el someterse a un examen para
acreditar conocimientos en la materia.

Fue así como en la Ley del Notariado de 1902 cuando se exigió que el notario
debía ser un profesional del derecho, con sujeción al gobierno, el cual otorga su
nombramiento y vigila su función, disposiciones que se siguen contemplando en
las legislaciones notariales vigentes de nuestro país.

EVOLUCIÓN LEGISLATIVA NOTARIAL EN EL ESTADO DE JALISCO.

En el Estado de Jalisco han existido diversas normas en materia de notariado, en


el año de 1868 al 17 de septiembre de 1887, existieron en el Estado de Jalisco
diversas normas que reglamentaban de la función notarial, destacan entre otras: la
que establecía los requisitos para ser escribano, arancel, requisitos para ser y la
realización de exámenes. Importante mencionar la primera ley del notariado del
Estado de Jalisco contenida en el decreto 250 Ley orgánica del Notariado, norma
que posó de considerar al notariado una profesión, lo establece en el rango de
cargo público, reuniendo en este cuerpo legal todas las disposiciones sobre la
escribanía que se encontraban diseminadas en un cumulo de disposiciones, dicha
ley fue promulgado siendo gobernador del Estado el General Ramón Corona, y fue
vigente a partir del 18 de septiembre de 1887, hasta el año de 1925.

Posteriormente fueron emitidas leyes del notariado, destacanddo la Ley Organica


del Notariado de diciembre de 1925; la Ley del Notariado del Estado de Jalisco de
octubre de 1945; Ley del Notariado del Estado de Jalisco de octubre de 1950, Ley
19
del Notariado del Estado de Jalisco de enero de 1966; la de 1976, la Ley del
Notariado del Estado de Jalisco de agosto de 1991, ésta última con sus reformas
de diciembre de 1991, enero de 195 y marzo de 2002; y la ley vigente de 2006,
con sus reformas de los años 2007, 2008, 2009, 2012, 2013, 2015 y 2016.

DEFINICION DEL DERECHO NOTARIAL.

DEFINICIÓN. CLASIFICACIÓN, UBICACIÓN EN EL DERECHO PÚBLICO Y


PRIVADO.
RELACIÓN CON OTRAS RAMAS DEL DERECHO.

DEFINICION.

Juan Palomar de Miguel, define al derecho notarial como el conjunto de normas


jurídicas que regulan el ejercicio de la profesión de notario o escribano.

Por su parte Bañuelos Sánchez lo define como la rama científica del derecho
público que, constituyendo un todo orgánico, sanciona en forma fehaciente las
relaciones jurídicas voluntarias y extrajudiciales, mediante la intervención de un
funcionario que obra por delegación del poder público.

CLASIFICACION.

Derecho notarial formal y derecho notarial contractual

El derecho notarial formal afecta a la parte rituaria del derecho, al formulismo que
ha de emplearse al plasmar el derecho estatal en la voluntad de las partes o en las
necesidades y especialidades del servicio.

El derecho notarial contractual hace relación a los distintos negocios jurídicos que,
representando un orden determinado del derecho, han de ligar voluntades, dando
lugar al acto o contrato de naturaleza jurídica.

Ahora bien, una y otra esfera del derecho notarial pueden considerarse desde dos
puntos de vista diferentes a saber: el subjetivo y el objetivo.

El derecho notarial como derecho subjetivo y objetivo

El derecho notarial participa de la naturaleza de dos clases de derechos: el


objetivo y el subjetivo, si se tiene en cuenta la naturaleza de los mismos. El
derecho notarial sanciona, en forma fehaciente, las relaciones jurídicas voluntarias

20
y extrajudiciales; luego, es finalidad del mencionado derecho sancionador toda
relación jurídica voluntaria y extrajudicial.

En toda relación jurídica se dan principalmente dos elementos: el sujeto y el


objeto.

El sujeto de la relación jurídica es el ser capaz de ejercer derechos y obligaciones,


el objeto de aquella relación jurídica origina el llamado derecho subjetivo, mientras
que el objeto de aquella relación motiva el derecho objetivo.

Ahora bien: sabemos que el derecho subjetivo es la facultad o poder de la


voluntad que la ley concede al individuo para que éste, con arreglo a las normas
establecidas, pueda a su voluntad realizar o no determinados actos, o exigir la
relación o abstracción de otros.

Por su parte, el derecho objetivo está constituido por todas aquellas normas
jurídicas dictadas por un legítimo poder del Estado y a la que ha de sujetarse el
hombre en la relación de los actos jurídicos. Si el derecho notarial sanciona las
relaciones jurídicas voluntarias y extrajudiciales, y en toda relación jurídica
entrasen en acción los derechos subjetivo y objetivo, entonces las materias de
éstos caen dentro de la jurisdicción del derecho contractual.

El derecho notarial formal subjetivo se comprende todo lo que afecta a la


organización notarial; por consiguiente, el fundamento y a la vez primer elemento
de aquel derecho es el funcionario denominado notario, que es el elemento
subjetivo a quien la ley le da facultades de actuar conforme a reglas jurídicas
preestablecidas, de aplicación al sujeto de toda relación jurídica.

En el derecho notarial formal objetivo se desarrolla la voluntad facultativa del


notario a los distintos objetos que son de su peculiar incumbencia, como las
escrituras, actas notariales, protocolo, etcétera. Luego, en la relación jurídica que
se establece entre el funcionario notario y la materia propia de su función se da un
sujeto que es aquel funcionario, y un objeto que es aquella materia; por
consiguiente, dentro de esta relación se establecen los derechos subjetivo y
objetivo.

En el derecho notarial contractual subjetivo se comprende cuanto afecta a la


actuación jurídica de la persona física en relación con la capacidad, incapacidad y
representación, materias todas que son esencialmente propias del derecho
subjetivo.

En el derecho notarial contractual objetivo se abarca toda ordenación jurídica


estatal en su integridad y, por consiguiente, cuanto afecta a los actos y contratos

21
en todas las ramas del derecho; es decir, todas esas normas jurídicas que dicta el
legítimo poder del Estado y a las que ha de sujetarse el hombre en las
determinaciones jurídicas de su voluntad; dichas normas constituyen la materia
propia del derecho objetivo.

El notario ha de tener presente, en su actuación, todas aquellas normas que


regulan la capacidad subjetiva y objetiva, así como la legalidad de las relaciones
jurídicas y específicamente las obligaciones contractuales, todo lo cual ha de ser
forzosamente materia del derecho notarial; luego, este derecho abarca, en su
jurisdicción, ambos derechos y por lo mismo participa de la naturaleza de ambos.

El derecho notarial como derecho público

Indudablemente el derecho notarial tiene la consideración de derecho público.

La consideración de derecho público que tiene el derecho notarial queda avalada


por la doctrina jurídica acerca del derecho público y el derecho privado. En el
derecho público están contenidas aquellas normas que obligan, en primer lugar, a
todos los individuos y entidades de un Estado, y en segundo lugar a los
directamente afectados por ellas, mientras que las normas de derecho privado
sólo obligan a los principalmente interesados en su cumplimiento.

Aplicando estos principios al derecho notarial, fácilmente se deduce que este


derecho es público, pues las normas jurídicas que en él están contenidas obligan
a todos los individuos y entidades del Estado, por el principio de extensión
territorial de toda ley en su aplicación y, además, son de riguroso e ineludible
cumplimiento para el notario, a quien directamente le afectan aquellas normas.

Las normas de derecho público tienen su origen en una necesidad de orden


público y en el mantenimiento de la paz social, por lo que resulta evidente que el
derecho notarial es derecho público, por la necesidad que existe del mismo en la
sociedad para mantener la paz y equilibrio de los derechos en la normalidad.

Y todavía resulta más este carácter del derecho notarial, si nos fijamos en las
diferencias ya expuestas entre el derecho público y el privado, y en las
características del derecho notarial resulta que éste es irrenunciable, que no
puede ser modificado por la voluntad de los particulares; que su transgresión, si no
constituye delito, es reparada mediante un procedimiento administrativo del que
conocen las juntas directivas, la dirección general de los registros y el ministerio
de justicia, y que contra la aplicación de las normas del derecho notarial no cabe
alegar la prescripción extintiva. (En cada país la jurisdicción notarial tiene una
organización diferente, pero siempre reconociendo grados e instancias).

22
El derecho notarial como derecho sustantivo.

La sustantividad, aplicada a cualquier rama del derecho, no es otra cosa que una
categoría jurídica que, referida a un derecho determinado, le hace autónomo e
independiente, e inconfundible en cualquier otra esfera jurídica.

El derecho notarial, aunque tiene algo de adjetivo, es principalmente sustantivo,


para nosotros axioma de una evidencia que no admite duda ni discusión. Téngase
en cuenta que es un derecho eminentemente sancionador de otros derechos, y
hasta originador de muchos nuevos al dar figura jurídica a las relaciones
contractuales, imponiendo a la vez, al notario, la obligación de darles calificación
legal, además de sumamente científico.

Con esto no queremos indicar que solamente el derecho notarial sea científico; no.
Las distintas ramas en que se clasifica el derecho descansan en un conocimiento
científico del mismo, cuya base es la organización sistemática y armónica de sus
principios. Lo que sucede es que aquellos principios propios del derecho notarial
son inconfundibles con los de otras ramas jurídicas, y por consiguiente le hacen
independiente, salvando siempre las relaciones que guardan entre sí todas las
ciencias jurídicas, y aun dentro de cada una las distintas instituciones que le son
propias.

Esta independencia y esta sustantividad quedan más afirmadas, si desde luego


tenemos en cuenta que el derecho notarial actúa en la esfera normal del derecho,
y por consiguiente sus preceptos no pueden confundirse con la norma jurídica de
posible coacción, que sólo es aplicable al derecho en su estado normal.

Es más, aun el derecho sustantivo fija normas jurídicas que tienen existencia real
e independiente, atribuyendo derechos y obligaciones; y como es misión del
derecho notarial dar eficacia legal, mediante una fórmula que garantice aquella
eficacia, a las relaciones jurídicas que nacen de la voluntad de las partes, y en
dichas relaciones se crean derechos y obligaciones, a las cuales marca una
orientación y una conducta que han de seguir los contratantes, resulta evidente
que el derecho notarial es necesariamente sustantivo.

En corroboración de este aspecto recordaremos que una de las partes en que se


divide aquel derecho es la llamada contractual objetiva, en la que se estudia y
aplica el derecho estatal en su integridad, referido a los actos y contratos de las
distintas ramas del derecho; y como el derecho que regula todos estos actos y
contratos tiene una naturaleza sustantiva, no puede menos, el derecho notarial,
que ser también sustantivo, por cuanto no hace más que dar forma jurídica a los
actos y contratos de naturaleza jurídica.

23
También se manifiesta esta sustantividad en la característica social del notariado y
su organización, ya que está basada en principios éticos y jurídicos inconfundibles,
por ser muy distintos a todas las demás disciplinas jurídicas. Y no digamos nada
de la documentación notarial revestida de solemnidades específicas, pero
armónicamente formuladas, ya que en nada se asemejan a las fórmulas
empleadas en cualquier otra esfera del derecho.

De todo lo que deducimos que el derecho notarial, si bien puede tener algo de
adjetivo por el formalismo que emplea, es eminentemente sustantivo por cuanto
regula las relaciones jurídicas voluntariamente impuestas por las personas
jurídicas, con la autoridad del notario, que obra por delegación del poder público.

OBJETO DE LA CIENCIA NOTARIAL.

La autonomía del derecho notarial tiene que ser la de sostener su naturaleza,


principalmente por los interesados en este derecho; el derecho notarial existe
verticalmente, es decir, en los hechos, sólo se trata de darle cierta entidad
especialista no sólo porque afirmándolo se puede estudiarlo, sino porque, de
cualquier manera, contribuye a profundizar los demás derechos, distinguiendo
cada uno de ellos.

En el año de 1954, en París, al celebrarse el Tercer Congreso Internacional del


Notariado, fue declarada la existencia del derecho notarial, precisando sus límites
y contenido. Su autonomía sería manifestada por tres fases, según los doctrinales,
que serían: la legislativa, ya que si existe una norma específica que regula el
instrumento, la función y la actividad del notario, queda estipulada en la ley; la
docente, que es la que provee la existencia de cátedras, donde se enseña el
derecho notarial; y la científica, que necesita de un objeto propio, de ciertos
principios que permitan distinguirlo de otras ramas.

Debe distinguirse el objeto de la ciencia del derecho notarial; así, el objeto de una
ciencia jurídica es lo que caracteriza a cada una de sus ramas. El objeto de la
ciencia del derecho notarial es la fe pública, que se vale de la autenticación de los
derechos voluntarios, mientras que el objeto del derecho notarial es el instrumento
público que registra auténticamente tales hechos voluntarios.

Se advierte que la fe pública y la autenticación son utilizadas por otras ramas del
derecho, pero el plano de incidencias sobre ellas es específicamente el derecho
notarial.

El objeto de esta rama jurídica, diferenciada por las demás, formalmente por la fe
pública o legitimidad, es el instrumento notarial. En efecto, todo el derecho notarial
está orientado hacia el instrumento, porque de él ha nacido todo; primero fue el
24
instrumento, luego la función que se hace necesaria para confeccionar ese
instrumento; y por último, el notario es el órgano creado por esa función. Es claro,
pues, que el objeto del derecho notarial es el instrumento.

El derecho notarial, tiene principios que le son propios, algunos de los cuales se
enumeran a continuación y se explican brevemente para fines meramente
didácticos, sin que nos adentremos a profundidad en ninguno de ellos, los cuales
son los siguientes:

1. FE PUBLICA: En si la fe pública es la presunción de veracidad en los actos


autorizados por un Notario, es por esto que el Notario tiene fe pública para hacer
constar y autorizar actos y hechos en que intervenga por disposición de la ley o a
requerimiento de parte.

2. DE LA FORMA: Es la adecuación del acto a la forma jurídica que mediante el


instrumento público se está documentando.

3. AUTENTICACION: Mediante la firma y el sello se establece que un hecho o


acto ha sido comprobado y declarado por un Notario, lo que le da el carácter de
auténtico y veraz.

4. INMEDIACION: El Notario a la hora de actuar siempre debe estar en contacto


con las partes. La función notarial demanda un contacto entre el notario y las
partes, y un acercamiento de ambos hacia el instrumento público, respecto al acto
o hecho que se hará constar en una escritura.

5. ROGACION: La intervención del notario siempre es solicitada, no puede actuar


por sí mismo o de oficio, todo acto realizado por el notario por sí mismo es inválido
por esta razón.

6. CONSENTIMIENTO: El consentimiento es un requisito esencial y debe estar


libre de vicios, si no hay consentimiento no puede haber autorización notarial. La
ratificación y aceptación, que queda plasmada mediante la firma del o los
otorgantes, expresa el consentimiento.

7. UNIDAD DEL ACTO: Este principio se basa en que el instrumento público debe
perfeccionarse en un solo acto, es decir, entre el hecho o acto, no debe mediar
más que el lapso de tiempo prudente para su fijación en el instrumento notarial.

8. PROTOCOLO: Al considerarlo como principio, se le tiene como un elemento de


necesidad por las ventajas que reporta a las garantías de seguridad jurídica,
eficacia y fe pública.

25
9. SEGURIDAD JURIDICA: Este principio se basa en la fe pública que tiene el
Notario, por lo tanto, los actos que legaliza son ciertos, existe certidumbre o
certeza respecto a su veracidad, por lo que no se debe dudar de los actos o
hechos inscritos en el instrumento notarial.

10. PUBLICIDAD: Los actos que autoriza el Notario son públicos; por medio de la
autorización notarial se hace pública la voluntad de la personal. Este principio de
publicidad, tiene una excepción, y se refiere a los actos de última voluntad,
testamentos y donaciones por causa de muerte.

RELACIÓN CON OTRAS RAMAS DEL DERECHO.

El derecho notarial aunque autónomo, se relaciona con otras ramas del derecho,
en su función del ejercicio de las funciones propias del notariado.

Con el derecho registral porque muchos de los documentos emitidos por los
notario en el ejercicio de sus funciones requieren ser registrados en alguno de los
sistemas para dar seguridad jurídica a los que intervienen en él.

Con el derecho civil, en virtud de que se tiene la mayor parte de las figuras
jurídicas contempladas dentro del derecho notarial, están contempladas dentro del
derecho civil, dentro de las personas, y las características de las mismas y la
representación; de los bienes se establecen las características de las mismas;
dentro de los contratos, los requisitos para la celebración de los mismos; dentro
del derecho de las obligaciones, la sujeción de los intervinientes en los actos
celebrados ante el notario; en las sucesiones, los requisitos de los testamentos y
los procedimientos celebrados ante el notario.

Con el derecho mercantil, al igual que el civil y el registral, la celebración de


asambleas y actas de asambleas, actos mercantiles que requieren de una
formalización y autenticación de los mismos

Con el derecho constitucional, en virtud de que la constitución como norma


suprema, establece criterios que deben ser observadas por los notarios en la
celebración de ciertos actos, como el que los extranjeros no pueden adquirir
propiedades en una franja de 50 kilómetros en las costas.

Con el derecho tributario, puesto que el notario está obligado a cumplir con las
disposiciones tributarias cuando se realicen actos de transmisión de dominio, y
otras transacciones que requieren su actuación.

EL NOTARIO

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El notario es un profesional del Derecho, investido de fe pública por el Estado, que
brinda seguridad jurídica y certeza en los actos y hechos de los que da fe,
manteniendo siempre un alto nivel de profesionalismo, una total imparcialidad con
los prestatarios del servicio y una plena autonomía en sus decisiones, las cuales
sólo tienen por límite el marco jurídico y el estado de Derecho.

El notario ejerce su función con independencia del poder público y los particulares,
teniendo a su cargo el recibir, interpretar, redactar y dar forma legal a la voluntad
de los comparecientes y plasmar ésta en un instrumento público y auténtico,
redactado bajo su responsabilidad y que puede ser una escritura pública, si se
trata de dar fe de un acto jurídico, como por ejemplo un contrato; o bien un acta
notarial, si se certifica un hecho jurídico o material, por ejemplo una notificación o
una fe de hechos.

El notario conserva y reproduce el instrumento, brindando así seguridad y


tranquilidad a la sociedad a la que sirve. También auxilia a las autoridades locales
y federales en el cálculo y cobro de impuestos y derechos; y vigila que se cumpla
con el procedimiento registral necesario para que se publiciten los actos que ante
él se otorgan.

Luego entonces encontramos que el notario es un profesional del derecho, dotado


de Fe Pública por el Estado, quien asesora y da forma jurídica a la voluntad de las
personas, y da fe de hechos jurídicos que le son puestos a la vista.

Los notarios sólo pueden ejercer su función en el territorio de la entidad federativa


relativa y no pueden ejercerla en el territorio de otro Estado. Lo anterior no
significa que no puedan dar fe de actos cuyo objeto sean bienes ubicados en otra
entidad, siempre y cuando el acto se otorgue dentro de la entidad de la que son
notarios.

El notario interviene en diversos actos como son testamentos, poderes,


constitución de sociedades, así como de aquéllos cuyo objeto sean inmuebles,
como por ejemplo, compraventas, donaciones, hipotecas, fideicomisos y
adjudicaciones por herencia.

Además da fe de hechos como notificaciones, requerimientos, existencia y


capacidad de las personas, reconocimiento de firmas, protocolizaciones de actas y
hechos materiales en general.

El Notariado mexicano es un coadyuvante en la administración de la justicia en


México, al proporcionar seguridad jurídica y prevenir posibles litigios y conflictos.
La función notarial se extiende a todas las actividades jurídicas no contenciosas,

27
por lo que proporciona seguridad jurídica y previene posibles litigios y conflictos al
mediar entre las partes.

Las principales obligaciones de un notario son:

• Actuar de manera imparcial, al asesorar a las personas que comparecen ante él,
protegiendo los intereses de todos los involucrados.

• Redactar, leer y explicar el instrumento que contiene el acto o hecho del que
dará fe.

• Calcular, retener y enterar el monto de los impuestos de las escrituras que


autoriza, así como pagarlos en la Tesorería Local o Federal, cuando se causen.

• Inscribir en el Registro Público de la Propiedad y en el de Comercio los actos que


así lo requieren.

La institucionalidad del notario debe descansar en:

A).- La Vocación.- Quien pretenda abrazar esta noble profesión, debe tener claro
que se requieren conocimientos jurídicos universales, profundos y muy sólidos;
que es más un servicio a la comunidad que un negocio; que es incompatible con
otra ocupación o trabajo; que se requiere de estudio permanente y de una
moralidad intachable.

B).- La Responsabilidad.- Con la tradición histórica que, desde una perspectiva


social, coloca a la profesión en sitio privilegiado.

C).- La Veracidad.- Que, sin llegar al extremo que ALFONSO X EL SABIO,


estableció en ‘Las Siete Partidas’: “…y si el Escribano de Ciudad, o de Villa,
hiciere alguna carta falsa o hiciere alguna falsedad en juicio, en los pleitos que le
mandaren escribir, débenle cortar la mano con que la hizo, y darle por malo, de
manera que no pueda ser testigo, ni hacer ninguna honra mientras viviere”. Sí V.

D).- La Imparcialidad.- El Notario, como dador de Fe de los acuerdos que toman


las partes en un negocio, debe abstenerse de manifestar inclinación por algunas
de ellas, so pena de que la otra pierda la credibilidad en su actuación.

E).- La Abstención de Litigar.- El litigante es, por naturaleza, el abogado de una de


las partes - aunque hay algunos que cometen el ilícito de prevaricación -, por lo
tanto, el Notario, dada la obligación que tiene de ser imparcial, tiene total
impedimento para litigar.

F).- La Eficacia.- La eficacia en un Notario, adquiere especial relevancia, en razón


de la seguridad jurídica que debe garantizar a quien solicita sus servicios.
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G).- El Secreto Profesional.- El Notario está impedido de divulgar los actos que
ante su Fe se otorguen, a persona alguna, excepción hecha de:

1.- Todo aquel que tenga interés jurídico en el acto de que se trate.

2.- La autoridad judicial que se lo solicite.

H).- Cobro Adecuado.- El manejo voluntarioso del arancel que rige al gremio
notarial, perjudica la imagen de éste, por lo que el Notario debe apegarse lo más
posible a dicho arancel.

I).- Competencia Leal.- El cobro inferior al arancel, no debe entenderse como un


acto de bondad del Notario, sino, más bien, como una deslealtad al gremio, con el
fin de allegarse más clientela que cualquiera de sus colegas.

J).- Respeto a la Competencia Territorial.- Los notarios tienen impedimento para


actuar en una demarcación territorial distinta de la adscripción de su domicilio, no
obstante, es bien sabido que muchos notarios - prácticamente todos de provincia -
manipulan o de plano, transgreden su ley sustantiva, actuando fuera de su ámbito
de competencia por territorio.

K).- Deber Social.- Finalmente, este concepto debería de ser considerado por la
grey notarial. Sin embargo, a menos que le sea impuesto por la autoridad que
tenga facultades para ello, la prestación del servicio con carácter social, se
encuentra lejos de ser tomado en cuenta, de motu propio, por el Notario en la
actualidad.

LA FUNCION NOTARIAL.

La función notarial persigue tres finalidades: de seguridad, de valor, y de


permanencia.

La finalidad de seguridad es la calidad de seguridad y firmeza que se da al


documento notarial. Persigue la seguridad; el análisis de su competencia que hace
el notario, la perfección jurídica de su obra, para lo cual tiene que hacer juicios de
capacidad, de identidad, etc.; el proceso formal, de las leyes adjetivas, que es
axiomático y que persigue un fin de seguridad.

Valor, según la academia, valor implica utilidad, aptitud, fuerza, eficacia para
producir efectos. El notario además, da a las cosas un valor jurídico. Este valor
tiene una amplitud; es el valor frente a terceros; y un límite, es el territorial, pues
su valor se detiene en los límites de la jurisdicción de igual clase de notario. La

29
Legalización de firmas suple esta limitación, y en los congresos internacionales se
afirma el anhelo de que los instrumentos tengan el mismo valor jurídico en todos
los países. No se debe confundir el valor como in de la función notarial, con la
validez del negocio y del documento, pues ésta implica viabilidad, y en cambio el
valor es la eficacia y la fuerza que otorga la intervención del notario entre partes y
frente terceros.

Permanencia. La permanencia se relaciona con el factor tiempo. El documento


notarial nace para proyectarse hacia el futuro.

El documento privado es perecedero, se deteriora fácilmente, se extravía, se


destruye con más facilidad y por lo tanto inseguro. En cambio el documento
notarial es permanente e indeleble, o sea, que tiende a no sufrir mudanza alguna.

La función pública del notario, encontramos que es un delegado del Estado, el


ejercicio del notariado es una función de orden público que está a cargo del
ejecutivo, el cual, por delegación la encomienda a profesionales del derecho, en
virtud de la patente que para tal efecto otorga el mismo Ejecutivo, por lo tanto, el
notario es un funcionario público investido de fe pública, autorizado para autenticar
conforme a las leyes.

Colaborador en la administración pública. El notario dentro de la administración


pública, pertenece a una descentralización por colaboración, la descentralización
se considera una forma jurídica en la cual se organiza la administración pública, y
el legislador crea entes públicos dotados de personalidad y patrimonios propios los
cuales son responsables de una actividad específica de interés público.

La descentralización se divide en tres tipos: 1. Por región, 2. Por servicio, 3. Por


colaboración.

La función notarial es una descentralización por colaboración; el Estado autoriza a


los particulares para que colaboren con él desarrollando tareas de las que son
especialistas, sin formar parte de manera directa de la administración.

Profesional del derecho. Las leyes del notariado disponen que el notario es un
licenciado en derecho; por lo tanto es perito en derecho que será interprete de la
norma y adecuará la voluntad de las partes, elaborando el instrumento dentro de
un marco de legalidad, autorizándolo en nombre del Estado, conservando y
reproduciéndolo pasado ante él para brindar seguridad jurídica.

Creador de fuentes de derecho. El notario, como parte de sus funciones, tiene un


especial contacto dentro del campo de la creación y transformación del derecho,
ya que él tiene que modelar los actos que autoriza, esto con el cuidado de sus

30
consecuencias, lejos de ser antijurídicas y perjudiciales, sean armónicas y
eficaces entre las partes, evitando dentro de la esfera de lo posible un litigio, así el
notario descubre principios o aplica y combina antiguos elementos que formarán
una innovación, creando muchas veces figuras legales que llegan a ser recogidas
por la legislación.

Coadyuvante y contribuyente de la hacienda pública. El notario, como


contribuyente y auxiliar del fisco federal, cubre a la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, los impuestos sobre la renta por la adquisición de bienes
inmuebles.

Son los impuestos que paga el contribuyente y debe retener el notario, o


cerciorarse de su pago y que se derivan de las operaciones de adquisición de
bienes inmuebles, calculados conforme a las disposiciones de la ley del ISR, de
acuerdo con el precio y valor del inmueble, determinado por peritos calificados.

Como auxiliar del fisco local. El notario cubre los impuestos como el derivado del
registro público de la propiedad y el comercio; así como impuestos adicionales
tales como el impuesto para el fomento de la educación, el de asistencia social
entre otros.

Como auxiliar del fisco municipal., el notario también retiene o se cerciorara del
pago de las contribuciones locales, tales como el impuesto por la licencia de
funcionamiento, que es el que paga el notario por dicho concepto para el
funcionamiento de su despacho profesional. Así como los impuestos municipales
por la adquisición, donación, prescripción o cualquier otra causa de traslado de
dominio de los bienes inmuebles de jurisdicción municipal.

Como contribuyente fiscal, el notario como sujeto pasivo de las obligaciones


fiscales, cubre las contribuciones como el ISR, el IVA, que retiene al cliente en el
porcentaje que marca la ley de la materia, tomando como base los honorarios que
se cubren por el servicio notarial.

Controlador de la legalidad. El notario es un controlador de la legalidad de los


actos, es autosuficiente y se auto determina, pero siempre dentro de un marco
jurídico, es decir, el notario no debe intervenir en cuestiones relacionadas con
actos ilegales.

El acta y la escritura pública son la obra del notario, y éstas se asientan


originalmente en su protocolo, proporcionando seguridad jurídica, toda vez que
son documentos veraces, con pleno valor probatorio y fuerza ejecutiva. Cuando el
notario confecciona un documento, se convierte en el paradigma de la verdad y la

31
seguridad jurídica, valores que representan el contenido y la finalidad de su
actuación.

Interprete jurídico. La facultad de interpretar las leyes es prerrogativa inalienable


de todo aquel que deba aplicarlas, y muy especialmente de quien ejerce la función
notarial. Ante esta facultad de interpretación, el notario debe indagar y valorar las
normas y los principios que dan solución a los casos que se le plantean,
moldeando una masa jurídica que será presentada a las partes, a terceros y a los
tribunales con validez y eficacia constitutiva, creándose una norma individualizada
singular y concreta que rige a las partes por medio de un contrato.

Redactor de instrumentos públicos. El notario en la redacción de sus escrituras o


actas, habrá de observar y aplicar en su integridad las normas jurídicas,
independientemente de la voluntad de las partes, pues ésta siempre debe
adecuarse a la primera; así, el notario, en su actuación, acomoda las relaciones
jurídicas que se plasman en el instrumento público a las normas jurídicas
pertinentes.

Al redactar es necesario expresarse con propiedad, claridad y concisión. Además,


el notario debe utilizar lenguaje jurídico.

Las partes expresan su deseo, y es entonces cuando el notario califica y


determina el tipo de acto jurídico de que se trata y procede a la redacción del
instrumento. Ahí desarrolla su labor de perito en derecho.

Entre los instrumentos notariales que requieren los particulares al notario se


cuenta la protocolización de documentos; esta labor la realiza el notario
transcribiendo la parte relativa del acta o bien agregándola físicamente al
apéndice, en virtud de lo cual cobra el carácter de instrumento público. Respecto
de este importante papel que desempeña el notario como redactor del instrumento
público, las leyes del notariado mexicano establecen las formas en que el notario
debe redactar las escrituras, señalando las reglas a las que debe sujetarse.

SISTEMAS PARA ACCEDER AL NOTARIADO

Los principales sistemas notariales en el mundo son el anglosajón y el de corte


latino. Una característica importante del sistema notarial anglosajón es que el
notario no es un profesional del Derecho. El notario en el sistema anglosajón no
tiene la facultad de expedir documentos que ofrezcan garantías jurídicas como en
el sistema notarial latino.

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El sistema notarial latino se caracteriza por la garantía jurídica que ofrece a sus
usuarios. Esta garantía se ve plasmada en los documentos que realiza el notario,
los cuales significan una importante herramienta jurídica. La fe pública envestida
en el notario de corte latino otorga plena autenticidad a las declaraciones emitidas
o hechos presenciados por un notario.

Una diferencia importante en el sistema jurídico anglosajón y el latino es que en el


anglosajón los derechos de las partes se declaran ante las instancias judiciales,
mientras que en el sistema latino se promueve más un sistema de prevención de
conflictos judiciales.

REQUISITOS Y PROCEDIMIENTOS PARA OBTENER PATENTE DE ASPIRANTE Y EL FIAT DE


NOTARIO.

La ley del notariado para el Estado de Nayarit, establece el procedimiento y


requisitos para acceder a la categoría de aspirante a notario y también para
obtener el fiat de notario, lo cual encontramos en los artículos de la citada ley y
que a continuación se transcriben:

De los Exámenes
Artículo 57.- El Ejecutivo convocará a los profesionales del derecho interesados
en adquirir el carácter de Aspirante a Notario, a que concurran dentro de los
siguientes quince días naturales a partir de la fecha de publicación de la
convocatoria, a presentar solicitud para la práctica del examen correspondiente, a
efecto de conformar con los aprobados, el padrón de aspirantes que será
publicado en el Periódico Oficial.

Para solicitar el examen de Aspirante a Notario, el interesado deberá satisfacer los


siguientes requisitos:

I. Ser mexicano por nacimiento, originario del Estado o vecino de él y tener 25


veinticinco años cumplidos al momento de solicitar el examen;

II. Estar en pleno ejercicio de sus derechos y gozar de facultades físicas y


mentales que no impidan el uso de sus capacidades intelectuales para el ejercicio
de la función notarial. No ser ministro de culto;

33
III. Ser profesional del Derecho, cuando menos con título de abogado o licenciado
en Derecho y con cédula profesional expedida y registrada ante la Dirección
General de Profesiones dependiente de la Secretaría de Educación Pública y la
Dirección de Profesiones y Actividades Técnicas dependiente de la Secretaría
General de Gobierno del Estado, con una antigüedad mínima de 3 tres años al
momento de solicitar el examen;

IV. No haber sido cesado como Notario;

V. No haber sido declarado en Quiebra o Concurso de Acreedores;

VI. No estar sujeto a proceso, ni haber sido condenado por sentencia ejecutoriada,
por delito intencional;

VII. Acreditar cuando menos un año de práctica notarial ininterrumpida, bajo la


dirección y responsabilidad de algún notario del Estado, pudiendo mediar un lapso
de hasta un año entre la terminación de dicha práctica y la solicitud del examen
correspondiente. La práctica notarial por el aspirante será autorizado por la
Dirección debiendo publicarse dicha autorización en el Periódico Oficial; no se
exigirá este requisito cuando hubiere mediado propuesta del Notario Titular para la
designación de Notario Suplente Adscrito, realizada específicamente a favor de
persona alguna, o cuando el solicitante tenga grado académico superior a la
licenciatura, siempre que sea en materia jurídica.

VIII. Presentar dicha solicitud por escrito a la autoridad competente en el


formulario autorizado al efecto por la misma, marcando copia al Colegio,
requisitando los datos y acompañando los documentos que el mismo formulario
señale;

IX. Expresar su sometimiento a lo inapelable del fallo del jurado, y

X. No estar impedido temporalmente por reprobación al momento en que se vaya


a efectuar el examen.

Una vez presentada la solicitud y acreditados los requisitos que anteceden, la


Dirección, dentro de los quince días naturales siguientes, comunicará al interesado
el día, hora y lugar en que se realizará el examen. Entre dicha comunicación y la
fecha del examen no podrán mediar más de 15 quince días naturales.

34
De la comunicación señalada en el párrafo que antecede se marcará copia al
Colegio.

Artículo 58.- Para acreditar los requisitos a que se refieren las fracciones I y III del
artículo anterior, el interesado deberá exhibir, junto a su solicitud de examen, las
constancias documentales públicas respectivas, en el caso de la residencia se
acreditará con la constancia a que se refiere el artículo 114 fracción V de la Ley
Municipal para el Estado de Nayarit. Para acreditar los requisitos a que se refieren
las fracciones II, IV, V y X con certificado médico expedido por la Secretaría de
Salud del Estado y con su Declaración Protestada; para acreditar el requisito a
que se refiere la fracción VI con la carta de no antecedentes criminales, expedida
por la autoridad competente, en el caso del residente deberá exhibir carta de no
antecedentes criminales de los últimos lugares donde haya residido con
anterioridad; para acreditar el requisito a que se refiere la fracción VII, con el
ejemplar del periódico oficial donde se publicó la autorización del inicio de la
práctica y la certificación de la Dirección por la terminación de la misma, o con la
certificación de los estudios de especialización en la materia que al efecto expida
la institución autorizada.

La Dirección tendrá en todo tiempo, facultades para examinar y en su caso


investigar la veracidad, legalidad y validez de los elementos aportados por el
solicitante. En caso de incongruencia, falsedad o insuficiencia, la solicitud será
rechazada de plano, dentro de un plazo que no deberá exceder de 15 días a partir
de la conclusión de las investigaciones realizadas, expresándose de manera
puntual la fundamentación y motivación de la resolución correspondiente.

Artículo 59.- Cuando una o varias Notarías estuvieren vacantes y no tuvieren


suplente adscrito con patente o se hubiere resuelto crear una o más, la Dirección
publicará Convocatoria para efectos de lo dispuesto en el Artículo 48 o, en su
caso, para que los aspirantes a Notario y los Notarios suplentes adscritos que así
lo soliciten, presenten el examen de oposición correspondiente. Esta Convocatoria
será publicada una sola vez en el Periódico Oficial, órgano del Gobierno del
Estado de Nayarit y por dos veces consecutivas con intervalos de tres días en tres
de los periódicos de mayor circulación en la capital del Estado, y contendrá los
siguientes requisitos:

I. Señalar las fechas, horarios y lugar, relativos al inicio y término del periodo de
inscripción al examen. En ningún caso el periodo de inscripción excederá de diez
días naturales, contados a partir de la última publicación de la convocatoria;

35
II. Precisar el día, hora y lugar en que se practicarán las pruebas teóricas y
prácticas;

III. Indicar el número de las notarías vacantes y de nueva creación, y

IV. Señalar la obligación de pagar previamente, los derechos que determine la Ley
de Ingresos para el Estado de Nayarit, por la práctica del examen.

Artículo 60.- Para obtener la patente de Notario titular, o en su caso de Notario


Suplente Adscrito, el profesional del Derecho interesado, además de no estar
impedido para presentar examen, conforme a la fracción VIII del artículo 63 de
esta Ley, deberá:

Para el caso de patente de notario titular:

I. Tener patente de aspirante a Notario inscrita en el padrón que anualmente


publicará la Dirección en el periódico oficial, o contar con patente de Notario
Suplente Adscrito;

II. Solicitar la inscripción al examen de oposición, según la convocatoria expedida


por la Dirección. Los solicitantes expresarán su sometimiento a lo inapelable del
fallo del jurado;

III. Efectuar el pago de los derechos que fije La Ley de Ingresos del Estado
vigente;

IV. Obtener el primer lugar en el examen de oposición respectivo, en los términos


de los artículos 61 y 63 de esta ley;

V. Rendir la protesta a que se refiere el artículo 69 de esta ley, lo que implica para
quien la realiza la aceptación de la patente respectiva, su habilitación para el
ejercicio notarial y su pertenencia al Notariado del Estado.

Para el caso de patente de notario suplente adscrito:

I. Tener patente de aspirante a Notario inscrita, y haber sido propuesto por el


notario titular y aprobar el examen conforme a lo previsto en los artículos 61 y 63
de esta ley.

36
II. En el caso de haber solicitado se le asigne, tener patente de aspirante a Notario
inscrita en el padrón que anualmente publicará la Dirección en el periódico oficial,
haber solicitado la inscripción al examen de oposición, según la convocatoria
expedida por la Dirección. Los solicitantes expresarán su sometimiento a lo
inapelable del fallo del jurado.

III... (sic)

IV. Para que el sustentante a que alude la fracción II anterior, obtenga la patente
de Notario, o Notario Suplente Adscrito deberá lograr el primer lugar en el examen
de oposición respectivo, en los términos de los artículos 61 y 63 de esta ley.

V… (sic)

Artículo 61.- Los exámenes para obtener la patente de Aspirante a Notario, la de


Notario y la de Notario Suplente Adscrito, se regirán por las siguientes reglas
comunes:

I. El jurado se compondrá por cinco miembros propietarios y tres suplentes. El


suplente sólo actuará a falta de cualquiera de los Vocales;

II. El jurado estará integrado por:

a. Un Presidente, nombrado por el Ejecutivo, que deberá ser Notario.

b. Un secretario, que será el Director, quien se encargará de levantar el acta


circunstanciada, la que será conservada, foliada en forma progresiva y
consecutiva en el Libro de Registro de Exámenes de Aspirante a Notario, Notario
Suplente Adscrito o en su caso en el Libro de Registro de Exámenes de
Oposición, y (sic)

c).- Tres vocales, de los cuales uno será el Presidente del Consejo Directivo del
Colegio, en su carácter de miembro del Consejo Directivo de la Asociación
Nacional del Notariado Mexicano A.C.; los otros dos deberán ser Notarios del
Estado, designados por el Colegio. Los suplentes serán nombrados por quien
designe a los titulares.

d).- Los exámenes de Notario y Notario Suplente Adscrito, serán por oposición
salvo en el caso de propuesta por el notario titular, y consistirán en dos pruebas
aplicables a cada sustentante, una práctica y otra teórica;

37
III. Los exámenes, tanto en su prueba escrita como la teórica, se efectuarán en la
sede designada por la Dirección;

IV. La prueba práctica consistirá en la redacción de uno o varios instrumentos


notariales, su tema será sorteado de entre veinte formulados por el Presidente del
Jurado, contenidos en sobre cerrado, sellado y rubricado por el Director Estatal del
Notariado;

V. La prueba práctica se desahogará bajo la vigilancia del Director Estatal del


Notariado y cualquier otro integrante del Jurado, pudiendo auxiliarse los
sustentantes, si así lo desean de un mecanógrafo que no sea licenciado en
Derecho, ni tenga estudios en esta materia; el sustentante únicamente podrá estar
provisto de leyes y libros de consulta necesarios. Cada uno de los vigilantes
deberá comunicar por separado o conjuntamente al jurado las irregularidades que
hubiere percibido durante el desarrollo de esta prueba, con copia a la autoridad
competente. Si a juicio del jurado, dichas irregularidades no impiden la
continuación del examen, para esos efectos se tendrán por no hechas y no
cuestionarán ni afectarán el resultado del mismo;

VI. Para la prueba práctica, los sustentantes dispondrán de seis horas corridas;

VII. Además de la resolución del caso mediante la redacción del instrumento o


instrumentos respectivos, como parte de la misma prueba escrita, en pliego
aparte, el sustentante deberá razonar y sustentar la solución que dio, expresará
especialmente las alternativas de solución que tuvo y las razones en pro y en
contra de dichas alternativas y las que apoyen su respuesta e indicará los apoyos
legales, jurisprudenciales y doctrinales que pudiere invocar;

VIII. La prueba teórica será pública y consistirá en preguntas relacionadas con el


tipo de examen relativo, estando facultados los miembros del Jurado para
cuestionar al sustentante sobre aspectos generales de la Función Notarial;

IX. El jurado calificará la resolución de la prueba práctica y efectuará


ordenadamente la prueba teórica mediante turno de réplicas, empezando por el
Notario de menor antigüedad y continuando en orden progresivo de antigüedad de
los demás, para terminar con la réplica del presidente;

X. Cada sinodal podrá hacer en su turno las interpelaciones que sean suficientes
para forjarse un criterio cierto de la preparación del sustentante y la calidad de su

38
resolución, ateniéndose principalmente a la resolución jurídica del caso y al criterio
jurídico del sustentante. Para ello considerará, además del pliego de alternativas,
las respuestas del sustentante, tomando en cuenta el conocimiento que tenga del
oficio notarial y la prudencia que demuestre, que sirvan al jurado para normar su
criterio. En todo caso el o los instrumentos deberán ser válidos;

XI. A continuación, a puerta cerrada, los integrantes del jurado calificarán


individualmente cada prueba, atendiendo a lo dispuesto en los artículos 62,
respecto de los Aspirantes al notariado y 63, tratándose de los exámenes de
oposición;

XII. El Secretario levantará el acta correspondiente que deberá ser firmada por los
integrantes del jurado;

XIII. El resultado del examen será inapelable; no obstante, toda irregularidad podrá
ser denunciada por los observadores al Ejecutivo;

XIV. Los integrantes del jurado calificarán individualmente al sustentante, de lo


que resultará una calificación única, aprobatoria, reprobatoria por unanimidad o
reprobatoria por mayoría. Si fuere esta última, el sustentante no podrá presentar
nueva solicitud para examen sino pasado un año;

XV. El presidente comunicará el resultado y pedirá al secretario lea el resultado


del examen;

Además, el secretario del jurado comunicará al Colegio, en no más de una


cuartilla, la calificación razonada otorgada a cada sustentante, la cual será firmada
por todos los miembros del jurado, en un plazo no mayor de setenta y dos horas a
partir de la terminación del examen. En un lapso igual desde la recepción de la
comunicación correspondiente, podrá hacer las observaciones que juzguen
convenientes para el perfeccionamiento permanente de los exámenes, y en su
caso llamar la atención sobre algún aspecto en concreto. Estas comunicaciones
serán confidenciales entre el jurado y el informado, y no darán lugar a instancia o
medio de defensa alguno para el sustentante.

Artículo 62.- Además de regirse por lo anterior, el examen para la obtención de la


patente de Aspirante a Notario será en un acto continuo. El sustentante elegirá
uno de los sobres a que se refiere la fracción IV del artículo anterior en presencia
de los responsables de vigilar el examen. Inmediatamente después el sustentante
abrirá el tema de la prueba práctica y a partir de entonces se cronometrará el

39
tiempo de desarrollo de la prueba escrita. Concluida ésta se iniciará la prueba
teórica que será pública y en la que una vez instalado el jurado, el examinado
procederá a dar lectura al tema y a su trabajo. Esta prueba consistirá en las
preguntas que los miembros del jurado harán al sustentante en términos del
artículo anterior, con particular insistencia sobre puntos precisos relacionados con
el caso jurídico-notarial a que se refiera el tema sorteado, atendiendo a su validez
y efectos.

La calificación que otorgue el jurado será sin sujeción a escala alguna,


apegándose al procedimiento y formatos establecidos en las fracciones XIV y XV
del artículo 61 de esta Ley.

Artículo 63. El examen para obtener la patente de Notario y Notario Suplente


Adscrito se regirá por las siguientes reglas:

I. Se realizará un examen por cada notaría vacante; en él participarán todos los


Aspirantes a Notario y Notarios suplentes adscritos que se hayan inscrito.

Salvo en el caso de la propuesta del titular, cuyo designado realizara el examen


señalado en los artículos 61 y el presente de esta Ley;

II. Para la prueba práctica, se reunirán los sustentantes en el lugar que determine
la Dirección el día y hora señalados en la convocatoria. Alguno de los sustentantes
elegirá uno de los sobres que guarden los temas, de entre veinte de ellos,
debiendo todos los sustentantes desarrollar el que se haya elegido; asimismo ahí
se sorteará el orden de presentación de los sustentantes a la prueba teórica;

III. Al concluirse la prueba práctica, los responsables de la vigilancia de la prueba


recogerán los trabajos hechos; los colocarán en sobres que serán cerrados,
firmados por ellos y por el correspondiente sustentante, y se depositarán bajo
seguro en la Dirección;

IV. La prueba teórica será pública; se iniciará en el lugar, día y hora señalados por
la convocatoria. Los sustentantes serán examinados sucesivamente de acuerdo al
orden de presentación, resultado del sorteo señalado. Los sustentantes que no se
presenten oportunamente a la prueba, perderán su turno y tendrán derecho, en su
caso, a presentar el examen en una segunda vuelta, respetando el orden
establecido;

V. El sustentante que no se presente a la segunda vuelta se tendrá por desistido;

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VI. Reunido el jurado, cada uno de sus miembros interrogará al sustentante
exclusivamente y en profundidad sobre cuestiones de Derecho que sean de
aplicación al ejercicio de la función notarial, destacando el sentido de la prudencia
jurídica y posteriormente si se considera adecuado se formularán
cuestionamientos al caso. Una vez concluida la prueba teórica de cada
sustentante, éste dará lectura ante el jurado a su trabajo práctico, sin poder hacer
aclaración, enmienda o corrección;

VII. Para el desahogo del examen teórico deberán celebrarse cuando menos dos
sesiones por semana;

VIII. Concluida la prueba teórica de cada sustentante, los miembros del jurado
emitirán separadamente y por escrito, la calificación que cada uno de ellos otorgue
a las pruebas, práctica y teórica, en escala numérica del o al 100 y promediarán
los resultados. La suma de los promedios se dividirán entre cinco para obtener la
calificación final, cuyo mínimo para aprobar será el de 70 puntos; los que obtengan
calificación inferior a 70, pero no inferior a 65 puntos, podrán presentar nuevo
examen tan pronto haya una siguiente oposición, siempre y cuando, tuviere
satisfechos los requisitos previsto en el 60 de esta ley, con la salvedad de que, el
sustentante propuesto por el Notario titular, deberá obtener una calificación
aprobatoria no menor de 85 puntos.

Los aspirantes que obtengan una calificación inferior a 65 puntos, no podrán


solicitar nuevo examen de oposición, sino pasado un año a partir de su
reprobación.

Quienes desistan antes de tiempo máximo de entrega de la prueba práctica, se


entenderá que abandonan el examen y podrán presentar nuevo examen, tan
pronto haya una siguiente oposición, siempre y cuando tuviere satisfechos los
requisitos previstos en el artículo 57 de esta ley;

IX. Será triunfador en la oposición para obtener la patente concursada, el


sustentante que haya obtenido la calificación aprobatoria más alta;

X. Queda reservada la facultad al Ejecutivo de examinar la legalidad del


procedimiento empleado;

XI. Los Notarios Suplentes Adscritos podrán concursar para ocupar las Notarías
vacantes o de nueva creación, distintas a la de su adscripción, en igualdad de

41
circunstancias que los aspirantes; en el supuesto de que obtengan la patente de la
notaría concursada, quedará vacante la suplencia que ocupaban para ser cubierta
en términos de Ley;

XII. Si sólo se presentare una solicitud para concursar en el examen para adquirir
la patente de Notario, o de Notario suplente Adscrito, se declarará desierto el
concurso y sólo se podrá convocar hasta pasados 6 meses de publicado el
acuerdo correspondiente en el Periódico Oficial.

Artículo 64.- Como labor de supervisión, los Poderes Legislativo y Judicial del
Estado podrán, si lo estiman conveniente, nombrar uno o más observadores del
examen, licenciados en Derecho, quienes podrán emitir opinión sobre su
perfeccionamiento, sin que ésta tenga efecto vinculatorio con el desarrollo y
resultado del examen de que se trate. Dicha opinión la harán del conocimiento de
la autoridad competente y del Colegio, a efecto de que se tomen las medidas
necesarias para perfeccionar la práctica y desarrollo de los exámenes. Los
observadores designados podrán estar presentes en todas las etapas del examen.

Artículo 65.- Concluidos los exámenes, el Ejecutivo expedirá las patentes de


aspirantes de Notario a quienes hayan resultado aprobados en el examen
respectivo y de Notario y Notario Suplente Adscrito a quien haya resultado
triunfador en el examen de oposición correspondiente. En todo caso, de cada
patente se expedirán dos ejemplares. El ejecutivo o quien haga sus veces en
ningún caso podrá otorgar la patente de Notario a quien no haya cumplido los
requisitos establecidos en esta Ley o que no hubiere aprobado el examen de
oposición correspondiente.

Artículo 66.- El Ejecutivo expedirá las patentes a que se refiere el artículo


anterior, y tomará la protesta en un plazo que no excederá de treinta días hábiles,
contados a partir de la fecha de celebración del examen correspondiente.

Artículo 67.- Las patentes de aspirante y de Notario deberán registrarse, en el


Registro Público, en la Dirección y en el Colegio, previo pago de los derechos que
señale la Ley de Ingresos del Estado vigente. Una vez registrada una patente, uno
de sus ejemplares se entregará a la Dirección y el otro lo conservará su titular.

Artículo 68.- Los Notarios y Notarios Suplentes Adscritos son inamovibles de su


cargo, salvo los casos previstos en esta Ley. Asimismo la patente de los
aspirantes es definitiva y permanente.

42
En el caso del Notario Suplente Adscrito, nombrado a petición del Titular, podrá a
solicitud fundada y motivada de éste, ser revocado por el Ejecutivo.

Dicha solicitud deberá ir acompañada de la opinión correspondiente del Colegio de


Notarios.

43
DEL DESEMPEÑO DEL NOTARIO

INICIO, SUSPENSIÓN, TERMINACIÓN Y ASOCIACIÓN DEL NOTARIO EN SUS


FUNCIONES

PROHIBICIONES.

Como se ha señalado, la ley establece que aquel aspirante que en el examen de


oposición obtenga la mayor calificación será quien obtenga la patente o fiat de
notario, pero dicho triunfo no otorga al sustentante la facultad de iniciar sus
funciones como tal.

Por ello como lo señala el artículo 65 y 66 de la ley del notariado del Estado de
Nayarit, una vez concluidos los exámenes el titular del ejecutivo expedirá las
patentes respectivas y dentro de los 30 días hábiles siguientes tomará la protesta
respectiva.

Reafirmado por lo señalado en el numeral 69, del citado ordenamiento, el cual


establece que la protesta deberá ser ante el titular del ejecutivo. El Secretario
General de Gobierno o el Director del Notariado, quienes se podrán desempeñar
como representantes del primero.

Además, establece la protesta que debe realizarse misma que transcribimos a


continuación:

“Protesta, como Notario guardar y hacer guardar el derecho, la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Particular del Estado de Nayarit y
las leyes que de ella emanen, en particular la Ley del Notariado; y desempeñar
objetiva, imparcial, leal y patrióticamente, el ejercicio de la fe pública que se le ha
conferido, guardando en todo momento el estricto respeto al Estado Constitucional
de Derecho y a los valores éticos jurídicos que el mismo comporta, y si así no lo
hiciere será responsable conforme a la ley”.

Una vez que se rinda la protesta, para que el notario pueda actuar debe cumplir
con ciertos requisitos contemplados en el artículo 70.

I.- Obtener fianza a favor de la autoridad competente, por la cantidad que resulte
de multiplicar por dos mil el importe del salario mínimo en la fecha de la
constitución de la misma, dicha fianza deberá ser acreditada por el notario de
forma anual, si el notario no cumple con la acreditación de la fianza, será
sancionado.

44
II proveerse previa autorización de la Dirección del Notariado, de protocolo y
sello, registrar el sello y su firma ante la dirección, el registro público y el colegio,
además debe establecer su oficina en un lugar de residencia que se le haya fijado
dentro del territorio de la demarcación notarial correspondiente, debiendo contar
con el equipo mecánico y electrónico necesarios para la eficaz prestación del
servicio e iniciar funciones en un plazo que no deberá exceder de los sesenta días
naturales contado s a partir de la fecha en que rinda su protesta.

III. Deberá dar aviso de lo anterior a las autoridades competentes y al colegio,


señalando con precisión al exterior del inmueble que ocupe, el número de notaría,
su nombre y apellidos, horario de trabajo, días hábiles o si prefiere los inhábiles,
teléfonos y otros datos que permitan al público la expedita comunicación con la
notaría a su cargo; y

IV. La autoridad competente publicará la iniciación de funciones de los notarios en


el periódico oficial sin costo para el notario, además el notario mandará publicar en
el periódico de mayor circulación en la demarcación correspondiente, por un
mínimo de cinco días un aviso para el público general.

Cuando un notario solicite y obtenga el cambio de residencia deberá cumplir con


las obligaciones señaladas en el las fracciones II, III y IV del citado artículo.

Respecto a la fianza, ésta garantizará ante la autoridad competente,


exclusivamente la responsabilidad profesional por la función notarial y se aplicará
de la siguiente manera:

I. Por la cantidad que corresponda y en forma preferente, al pago de multas y


otras responsabilidades administrativas cuando ante la negativa del Notario, se
deba hacer el pago forzoso a las autoridades financieras del Gobierno u otras
dependencias oficiales y;

II. En el orden determinado por la autoridad judicial, cuando se deba cubrir a un


particular o al fisco, el monto fijado por sentencia firme condenatoria por
responsabilidad civil, penal o fiscal en contra del notario. Para tal efecto, el
interesado deberá exhibir copia certificada de dicha sentencia ante la autoridad
competente.

El sello del Notario es el medio por el cual éste ejerce su facultad fedataria con la
impresión del escudo del Estado en los documentos que autorice. Cada sello
tendrá forma circular, con un diámetro de cuatro centímetros, reproducirá en el
centro el escudo nacional y deberá tener escrito alrededor de éste, el nombre y
apellidos del Notario su calidad de Titular o Suplente, su número y el lugar de
residencia. El número de la Notaría deberá grabarse con guarismos.
45
El sello expresa el poder autentificador del Notario y lo público de su función.

El sello se imprimirá en el ángulo superior izquierdo del anverso de cada folio que
se vaya a utilizar; deberá imprimirse también cada vez que el Notario autorice una
escritura, acta, testimonio o certificación.

También se imprimirá dicho sello en documentación relacionada a su actuación


como Notario, como:

I. En la papelería oficial o de efectos de trámite; en tratándose de los avisos,


informes, solicitudes de informes y liquidaciones dirigidos a cualquier autoridad, y

II. En avisos, cédulas de requerimientos y notificaciones; así como en toda clase


de constancias dirigidas a particulares.

El sello se imprimirá en el ángulo superior izquierdo del anverso de cada folio que
se vaya a utilizar; deberá imprimirse también cada vez que el Notario autorice una
escritura, acta, testimonio o certificación.

En caso de pérdida o alteración del sello, el Notario, so pena de incurrir en


responsabilidad por omisión, deberá dar aviso en el primer día hábil siguiente al
descubrimiento del hecho a la autoridad competente y con el acuse de dicho
aviso, levantará acta circunstanciada ante el Ministerio Público. Dentro del mismo
término deberá dar también aviso a la Dirección, al Registro y al Colegio.
Cumplido lo anterior, con los acuses respectivos y la constancia que al efecto le
expida el Ministerio Público, tramitará ante la autoridad competente la autorización
para la reposición, a su costa del sello, el cual registrará en términos del artículo
70 fracción II de esta ley. El nuevo sello contendrá un signo especial que lo
diferencie del anterior. La marca especial deberá estar visible en la impresión del
sello.

Si apareciere el antiguo sello, no podrá ser usado. El Notario entregará


personalmente y de inmediato dicho sello a la Dirección para que ahí en presencia
del Notario se destruya. De ello se levantará acta por duplicado; un tanto para la
autoridad competente, y el segundo para el Notario.

En caso de deterioro o alteración del sello, la autoridad competente autorizará al


Notario para obtener uno nuevo, sin necesidad de levantar acta ante el Ministerio
Público.

En el supuesto del párrafo anterior, el Notario deberá presentar el sello en uso y el


nuevo que se le haya autorizado, ante la Dirección, en el que levantará acta por
triplicado, en cuyo inicio se imprimirán los dos sellos y se hará constar que se
inutilizó el antiguo, mismo que, con uno de los ejemplares del acta quedará en
46
poder de la Dirección, para lo cual ésta tomará especiales medidas de seguridad,
y con los demás ejemplares el Notario procederá a registrar su nuevo sello
conforme a lo establecido en el artículo 70 fracción II de la presente Ley. El nuevo
sello contendrá un signo especial que lo diferencie del anterior. La marca especial
deberá estar visible en la impresión del sello.

Artículo 78.- En todos los casos en los que se deje de utilizar definitivamente un
sello, se entregará también a la Dirección para que se destruya. De las diligencias
de entrega y destrucción se levantará un acta por duplicado y un tanto de dicha
acta quedará en poder del Notario, el albacea de su sucesión o el Suplente
Asociado o el Suplente Adscrito del Notario fallecido.

Suplencias.

El Notario titular será suplido en sus faltas temporales o definitivas, por notario
suplente adscrito a su notaria o por el Notario con quien tenga celebrado un
convenio de asociación.

Por ello la ley señala que cuando el Notario Titular no que tenga un notario
suplente adscrito, debe celebrar un convenio de asociación con un notario de
número de la misma demarcación territorial para que lo supla en sus ausencias;
para ello le otorga un plazo de 90 días, sino lo hiciere, la dirección del notariado le
indicará con quien deberá asociarse. El convenio de colaboración se dará e
inscribirá en la dirección del notariado, deberá darse a conocer a la colegio de
notarios y se publicará en el periódico Oficial.

Si el notario asociado tuviere suplente, éste comparecerá a la firma de convenio y


podrá actuar indistintamente ante la falta de su titular.

Debemos ser claros en señalar que sólo en las ausencias temporales del notario
titular debidamente notificadas a la dirección del notariado, podrán actuar en
notario suplente asignado o el notario asociado, y lo harán con las mismas
facultades, derechos y obligaciones que el notario titular, por lo que actuara en su
protocolo y su forma será completamente valida, salvo en los casos en que no se
dé el citado aviso a la dirección, en cuyo caso los actos celebrados por el notario
suplente adscrito o el notario asociado, serán nulos.

Cuando el notario titular renuncie, perdiere definitivamente el ejercicio de la


función notarial debido a una sanción, o falleciere, será substituido por su notario
suplente, quedando vacante la plaza de notario suplente, por lo que se deberá
iniciar el procedimiento para ocuparla conforme lo señala la ley.

En caso de suspensión por sanción, podrán actuar el notario suplente adscrito o el


notario asociado, previo llamado que les haga la dirección, y actuarán en el

47
protocolo del notario titular suspendido, pero solo para finalizar con los
instrumentos en trámite.

Los notarios podrán separarse del ejercicio de sus funciones hasta por treinta días
hábiles renunciables, consecutivos o alternados, cada seis meses, previo aviso
que por escrito den a la Dirección del notariado. Así mismo, podrán solicitar de la
Secretaría, licencia para separarse del ejercicio de sus funciones hasta por el
término de un año; y no se le otorgará nueva licencia sino hubiere actuado
ininterrumpidamente por seis meses a partir del vencimiento de la anterior licencia.
Transcurrido los términos de la licencia o avisos a los que se hicieron referencia
en los párrafos anteriores, el Notario deberá renunciar a sus funciones de
inmediato.

Se establece que el notario puede desempeñar cargos públicos, ya sea por


elección popular o designación para la judicatura o cualquier cargo o comisión
públicos, para lo cual se le concederá licencia por el tiempo que dure el cargo o
comisión; y el notario suplente o el asociado actuaran en su lugar en el
desempeño del ejercicio notarial.

Los notarios podrán ser suspendidos por las siguientes causas:

I. Por dictarse en su contra auto de formal prisión por delitos intencionales contra
el patrimonio de las personas, hasta en tanto no cause ejecutoria la sentencia que
lo absuelva o se le perdone;

El juez que dicta el auto de formal prisión contra un aspirante o Notario, lo


comunicará inmediatamente a la Dirección del Notariado, quien a su vez, si lo
estima conveniente, le dará aviso al Colegio de notarios.

El Ministerio Público y los jueces notificaran a la Dirección y al Colegio la iniciación


de cualquier procedimiento contra un Notario en el ejercicio de sus funciones. El
Colegio queda facultado para imponerse de los referidos procedimientos y opinar,
en su caso.
II. Por padecer incapacidad física o mental que le impida actuar, en cuyo caso la
suspensión durará todo el tiempo que subsista el impedimento; para lo cual la
Dirección del notariado procederá a abrir investigación administrativa, la que
integrará con la visita del inspector a la notaria a requerir información sobre el
hecho; con el dictamen médico emitido por dos peritos médicos acreditados por
las autoridades de salud y por otros tantos designados por el interesado o por el
colegio de notarios, en los que se funde y precise la naturaleza del impedimento,
la atención medica que requiere el paciente y el diagnostico procedente sobre su
rehabilitación, y con la audiencia al interesado y al colegio de notarios, la dirección
del notariado enviará a la Secretaría el resultado de su investigación para efectos
de la declaratoria correspondiente.

III. Por así ser sancionado por la Secretaría y dicha sanción cause estado; y
48
IV. Por las demás que procedieran conforme a las leyes.

Son causas de cesación del ejercicio de la función notarial y del cargo de Notario:

I. Haber sido condenado por delito intencional, por sentencia ejecutoriada,


privativa de la libertad;

II. La revocación de la patente, en los casos previstos por esta ley;

III. La renuncia expresa del Notario al ejercicio de sus funciones;

IV. Haberse demostrado ante la autoridad competente, que tras haber cumplido 80
ochenta años de edad, y por esta circunstancia, el Notario respectivo no pueda
seguir desempeñando sus funciones;

V. Sobrevenir incapacidad física o mental permanente que imposibilite el


desempeño de la función;

VI. No iniciar o reiniciar sus funciones en los plazos establecidos por esta Ley;

VII. No desempeñar personalmente las funciones que le competen de la manera


que esta Ley previene;

VIII. No constituir o no conservar vigente la fianza, y

IX. Las demás que establezcan las leyes.

Cuando se promueva juicio de interdicción en contra de un Notario, el juez lo


comunicará a la Dirección y notificará la resolución que dicte, dentro de los cinco
días siguientes a su fecha. Al causar ejecutoria la sentencia que decrete la
interdicción, cesará el ejercicio de la función notarial y se comunicará al Colegio.

Los Oficiales o Jueces del Registro Civil o los agentes del Ministerio Público que
tengan conocimiento del deceso de un Notario lo comunicarán inmediatamente a
la Dirección.

En los casos de cesación de la función notarial, en la declaratoria que al efecto


emita la Secretaría, se instruirá al Asociado para que reciba todos los elementos
necesarios indicados para el ejercicio de la función y los conserve por un plazo de
noventa días naturales, para el trámite solamente de los asuntos pendientes.
Transcurrido dicho plazo, se procederá a iniciar el procedimiento de clausura del
protocolo correspondiente declarándose vacante la Notaría. Para tal efecto, la
Dirección ordenará al Notario asociado, la fijación de un aviso visible en la notaría
y realizará una publicación en ese sentido en el Periódico Oficial.
49
En el supuesto de que hubiere Notario Suplente Adscrito, entrara de inmediato en
funciones con ese carácter para que concluya los asuntos en trámite entre tanto el
Ejecutivo expide en su favor la Patente de Notario Titular, en términos de este Ley.

Si el Notario que cesare en funciones no tuviere Suplente Adscrito, la Dirección


con apoyo del Asociado recogerá el Protocolo y éste concluirá los asuntos en
trámite debiéndosele depositar para ello los instrumentos y demás documentos
necesarios para ello.

A la diligencia referida en el artículo anterior comparecerán, en su caso, el Notario


que haya cesado en sus funciones, su albacea, interventor o sus parientes, el
asociado y un representante del Colegio. Los presentes formularán un inventario
de libros de folios, de folios sin utilizar, apéndices, índices y todos los documentos
que hayan tenido el cesante en su poder para el desempeño de su función, y otro
de los diversos bienes que se encuentren en la notaría. Se entregarán los bienes
diversos, a quien haya cesado como Notario, a su albacea, interventor o parientes,
y los libros de folios y demás objetos indispensables para el desarrollo de la
función notarial los recogerá la Dirección para ser entregados al Asociado para los
fines ya señalados. Un tanto de los inventarios y del acta que se levante será
conservado por la Dirección, otro corresponderá al Asociado, otro para el Colegio
y uno más al cesante o a su albacea, interventor o familiares.

La autoridad competente cancelará la fianza constituida cuando el Notario cesante


o sus causahabientes lo soliciten, y hayan transcurrido seis meses, contados a
partir de haberse hecho la publicación de tal solicitud en el Periódico Oficial, sin
que hubiere reclamación de quien demuestre tener interés legítimo y una vez
obtenida la opinión del Colegio.

El Notario que vaya a actuar en el protocolo de una notaría que haya quedado
vacante, recibirá de la Dirección, por inventario, todos los documentos a que se
refiere el artículo 199, que por ley no deban permanecer en la Dirección, para
continuar su utilización y trámite. De la entrega se levantará y firmará por triplicado
un acta y se entregará un respectivo tanto a la autoridad competente, y al Notario
que reciba y el otro tanto se remitirá al Colegio.

Prohibiciones.
Primeramente, debemos recalcar que el ejercicio de la función notarial es
incompatible con toda restricción de la libertad personal, de las facultades de
apreciación y de expresión. Igualmente, el ejercicio del oficio notarial es
incompatible con toda dependencia a empleo, cargo o comisión público o privado,
y con el ejercicio de la profesión de abogado en asuntos en que haya contienda. El
Notario tampoco podrá ser comerciante, comisionista, ministro de culto o agente
económico de cualquier clase en términos de las leyes respectivas.

50
No obstante, los notarios si pueden aceptar y desempeñar cargos académicos y
docentes, de dirección de carrera o de institución académica, de beneficencia
pública o privada, de colaboración ciudadana y los que desempeñe gratuitamente
a personas morales con fines no lucrativos. Representar a su cónyuge,
ascendientes o descendientes por consanguinidad o afinidad y hermanos; ser
tutor, curador y albacea; desempeñar el cargo de miembro del consejo de
administración, comisario o secretario de sociedades o asociaciones; resolver
consultas jurídicas objetivamente y ser consultor jurídico emitiendo dictámenes
objetivos; ser arbitro o secretario en juicio arbitral; ser mediador jurídico; ser
mediador o conciliador; intervenir, patrocinar y representar los interesados en los
procedimientos judiciales en los que no haya contienda entre particulares, así
como en trámites y procedimientos administrativos; así como aquellas actividades
que no causen conflicto ni dependencia que afecten su dación de fe y asesoría
imparcial.

Dentro de las prohibiciones que la ley impone a los notarios se encuentra en las
leyes es la de que no pueden ejercer sus funciones notariales fuera del ámbito
territorial de la entidad, ni fuera de su demarcación notarial de su adscripción, que
en el caso de Nayarit son cinco.

También se prohíbe a los que no son notarios usar en anuncios al público, en


oficinas de servicios o comercios, que den la idea de quien los usa o a quién
beneficia realiza tramites o funciones notariales sin ser Notario, tales como
asesoría notarial, tramites notariales, servicios notariales, escrituras notariales,
actas notariales, u otros términos semejantes referidos a la función notarial.

Por lo que aplicaran sanciones contenidas en el código penal a quienes ostenten


como notarios sin serlo, tener oficina notarial o lugares donde se realicen
actividades notariales o meramente de asesoría notarial o de firmas para
documentos notariales.

Queda prohibido a los Notarios:

I. Actuar con parcialidad en el ejercicio de sus funciones y en todas las demás


actividades que esta ley le señala;

II. Dar fe de actos que dentro de los procedimientos legales respectivos


corresponda en exclusiva hacerlo a algún servidor público; sin embargo, sin tener
en principio ese valor procedimental exclusivo, sí podrán cotejar cualquier tipo de
documentos, registros y archivos públicos y privados o respecto a ellos u otros
acontecimientos certificar hechos, situaciones o abstenciones que guarden
personas o cosas relacionadas o concomitantes con averiguaciones, procesos o
trámites, lo cual tendrá valor como indicio calificado respecto de los mismos,
sujeto a juicio de certeza judicial, y sólo será prueba plena con relación a aspectos
que no sean parte esencial de dichas facultades públicas, aspectos que deberá
precisar en el instrumento indicado;
51
III. Actuar como Notario en instrumentos o asuntos en que intervengan sus
parientes consanguíneos en línea recta y en la colateral hasta el segundo grado o
su cónyuge o si el acto interesa al Notario a algunos de sus parientes en los
grados señalados, a su cónyuge o a personas de quienes alguno de ellos fuere
apoderado o representante legal en el acto que se trata de autorizar;

IV. Actuar como Notario sin rogación de parte, solicitud de interesado o


mandamiento judicial, salvo en los casos previstos en esta Ley;

V. Dar fe de actos, hechos o situaciones con respecto a los cuales haya actuado
previamente como abogado;

VI. Dar fe de actos, hechos o situaciones sin haberse identificado plenamente


como Notario, con la credencial que al efecto deberá expedirles la Dirección;

VII. Dar fe de manera no objetiva o parcial;

VIII. Ejercer sus funciones si el objeto, el motivo expresado o conocido por el


Notario, o el fin del acto es contrario a la ley o a las buenas costumbres; asimismo
si el objeto del acto es física o legalmente imposible;

IX. Recibir y conservar en depósito sumas de dinero, valores o documentos que


representen numerario con motivo de los actos o hechos en que intervengan,
excepto en los siguientes casos:

a) El dinero o cheques destinados al pago de gastos, impuestos, contribuciones o


derechos causados por las actas o escrituras, o relacionados con los objetos de
dichos instrumentos;

b) Cheques librados a favor de acreedores en pago de adeudos garantizados con


hipoteca u otros actos cuya escritura de extinción vaya a ser autorizada por ellos;

c) Documentos mercantiles y numerario en los que intervengan con motivo de


protestos; y

d) En los demás casos en que las leyes así lo permitan.

En los casos señalados en esta fracción, el Notario, dará el destino que


corresponda a cada cantidad recibida, dentro de los plazos que señalen las
disposiciones legales aplicables; en su defecto, tan pronto proceda.

El Notario que deje de serlo, quedará impedido para intervenir como abogado en
los litigios relacionados con la validez o nulidad de los instrumentos otorgados
ante su fe o de sus asociados o suplentes que hayan autorizado el instrumento,
salvo que se trate de derecho propio para actuar procesalmente.
52
Del protocolo

Esta palabra viene de la voz griega protos que significa primero en su línea; y de
la latina collium Q. collatio que significa comparación o cotejo. Entre los romanos,
protocollum era lo que estaba escrito a la cabeza del papel, donde solía ponerse el
tiempo de su fabricación, fabricación, pero entre nosotros protocolo tiene tres
significados, pues se llama así al minutario en que el escribano anota brevemente
la substancia de un acto o contrato; la escritura matriz que el escribano extiende
con arreglo a derecho en un libro encuadernado de pliego entero; y este mismo
libro o registro en que el escribano extiende las escrituras matrices a medida que
se van otorgando. Esta última significación es la que se halla más en uso; y así se
entiende por protocolo el libro encuadernado de pliego de papel entero, en que el
escribano pone y guarda por su orden las escrituras o instrumentos que pasan
ante él, para sacar y dar en cualquier tiempo las copias que necesiten los
interesados y confrontar y comprobar las que ya se hubieren dado en caso de
dudarse de la verdad de su contenido.

Como doctrina general del protocolo, es de afirmarse que hay interés en que los
instrumentos originales que deben quedar en poder del notario se conserven de
una manera metódica y ordenada, a fin de que siempre sea fácil la busca de
documentos y la expedición de copias; al conjunto de todos los documentos
correspondientes a un período determinado se denomina protocolo, que la ley
define como: «La colección ordenada de las escrituras matrices autorizadas
durante un año».

Por su parte la codificación notarial de 1979 define al protocolo diciendo que es el


libro o juego de libros autorizados por el Ejecutivo, en los que el notario, durante
su ejercicio, asienta y autoriza, con las formalidades de ley, las escrituras y actas
notariales que se otorguen ante su fe.

El protocolo es un complemento de la función notarial, por lo que en algunos


países no se considera como de absoluta necesidad. En Inglaterra, por ejemplo, la
autenticación de los actos y contratos puede hacerse a base de guardar los
mismos interesados los documentos en que aquéllos consten, quedando sólo en
la notaría unas notas o extractos de los actos notariales.

En México el protocolo es muy conveniente, porque sirve para guardar en un lugar


seguro los instrumentos públicos y no sufren el riesgo de perderse en manos de
los particulares, pues de ocurrir esto último se produciría muchas veces la pérdida
de los derechos o un perjuicio tal vez irreparable. Si los actos y contratos tuviesen
una vida fugaz podría omitirse el protocolo, pero cuando se contraen relaciones
jurídicas duraderas, el período de vigencia de cada una es muy conveniente que
vaya acompañada de la duración de la prueba fehaciente. El protocolo es, pues,
una garantía que presta el Estado para la perdurabilidad de los actos jurídicos.

53
Así pues, aparte de la finalidad que cumple primordialmente, y para la cual ha sido
instruido: la permanencia documental de las relaciones jurídicas, el protocolo
realiza otros destinos accesorios, pero sumamente importantes, referentes a la
autenticidad, a la publicidad y a la ejecutoriedad de los derechos.

Para la guarda y custodia del conjunto de documentos que llamamos protocolo, es


preciso que el mismo esté a cargo de una persona de gran discreción y moralidad,
pues se constituye en depositario de documentos que afectan al bienestar y al
honor de las personas, y es necesario también que sea una persona que conozca
los derechos que en tales documentos corresponden a los particulares que
soliciten los servicios del protocolo.

El 6 de enero de 1994 se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el decreto


por medio del cual la Ley del Notariado del Distrito Federal sufrió reformas
substancial es en lo relativo a la integración del protocolo, teniendo como regla
única la adopción del protocolo de estilo abierto; esto es, integrado por medio de
folios encuadernables, distinto al de estilo cerrado, que estaba constituido por folio
s o fojas previamente empastadas. Es así que el protocolo adquiere una nueva
forma, aunque esto es lo único innovador, ya que la forma protocolar y el concepto
general de éste no cambia; el protocolo es único en cada notaría y continuará
integrándose (bajo una nueva forma) con el número progresivo de instrumentos y
con el número progresivo de libros que le corresponden normalmente, por tanto
esta reforma no crea un protocolo nuevo, sino una nueva forma de seguirlo
integrando, viéndolo siempre como unidad que forma parte de la universalidad de
hechos que constituye una notaría.

Existen diversos elementos que constituyen el protocolo de una notaría:

A).- Protocolo ordinario. Es el protocolo que se utiliza, en cualquier caso, con


excepción de cuando la ley ordene que se utilice el protocolo especial o el del
patrimonio inmueble federal.

En la Ley del Notariado para el Distrito Federal, «protocolo es el conjunto de libros


formados por folios y numerados y sellados en los que el notario, observando las
formalidades que establece la presente Ley, asienta y autoriza las escrituras y
actas que se otorguen ante su fe, con sus respectivos apéndices, así como por los
libros de registro de cotejos con sus apéndices ... » (Art. 42).

En algunas entidades federativas, donde llevan el sistema de protocolo de estilo


cerrado, se define al protocolo como: «el libro o juego de libros autorizados en los
que el notario, durante su ejercicio, asienta y autoriza, con las formalidades de ley,
los actos notariales que se otorgan ante su fe".

B).- Protocolo especial. El uso de este protocolo se restringe de acuerdo con las
siguientes disposiciones: En la legislación notarial del D.F., los notarios llevarán un
protocolo especial para actos y contratos en que intervengan las autoridades del
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Distrito Federal, con sus respectivos apéndices e Índices de instrumentos, el cual
tendrá las mismas características que se señalan para esta sección.

Los instrumentos, libros, apéndices que integren el protocolo especial, deberán ser
numerados en forma progresiva e independiente de la que corresponda al
protocolo ordinario, y en cada caso se antepondrán al número las siglas P.E.

En el Distrito Federal, los notarios podrán también asentar, en este protocolo


especial, las actas y escrituras en que intervengan las dependencias y entidades
de la administración pública federal, cuando actúen para el fomento de la vivienda
o con motivo de programas para la regulación de la propiedad inmueble.

Los protocolos abiertos especiales, en los estados de la República, son


empleados por los notarios para registrar los actos y contratos en que intervengan
el estado (al que pertenezcan) o cualquiera de los ayuntamientos de la entidad.

En dichos protocolos pueden asentar actas y escrituras en que intervengan las


dependencias y entidades de la administración pública federal, estatal y municipal,
cuando actúen para el fomento de la vivienda o con motivo de programas para la
regularización de la propiedad inmueble.

Las escrituras se asientan en hojas foliadas, selladas y perforadas, que se llaman


folios, las cuales coleccionadas y ordenadas por el notario, junto con su apéndice,
constituyen el protocolo abierto especial.

Hay que destacar que cada uno de los protocolos, ordinario y especial, llevan una
numeración independiente uno de otro en cuanto a numeración de libros y
numeración de instrumentos. Además, cada protocolo debe llevar un libro de
apéndice, que forma parte de éste.

C).- Protocolo del patrimonio inmueble federal. Es utilizado sólo por notarios
habilitados por el Estado especialmente para ello. Este protocolo también será
formado por folios y contendrá las características del protocolo ordinario.

El artículo 72 de la Ley General de Bienes Nacionales dispone: «Los actos


jurídicos relacionados con inmuebles en los que sea parte el gobierno federal y
que en los términos de esta ley requieran la intervención de notario, se celebrarán
ante los notarios del patrimonio inmueble federal que nombrará la Secretaría de
Desarrollo Social, entre los autorizados legalmente para ejercer el notariado".

Los notarios del patrimonio inmueble federal llevan un protocolo especial para los
actos jurídicos de este ramo, con sus respectivos apéndices e índices de
instrumentos y los demás requisitos que la ley exija para la validez de los actos
notariales. Estos protocolos especiales serán autorizados por las autoridades
locales competentes y por la Secretaría de Desarrollo Social. A partir de 1995, las
atribuciones sobre. El patrimonio inmueble federal corresponden a la Secretaría de
55
la Contraloría y Desarrollo Administrativo, según las disposiciones de la Ley
Orgánica de la Administración Pública Federal.

Normas aplicables al protocolo. El notario no podrá autorizar acto alguno sin que
lo haga constar en su protocolo y sin que observe el procedimiento establecido al
efecto.

El notario fungirá como asesor de los comparecientes y expedirá los testimonios,


copias o certificaciones a los interesados conforme lo establezcan las leyes.

Los notarios deberán solicitar al Ejecutivo la autorización del número de libros (en
el caso de protocolos de estilo cerrado) que pasarán a formar parte del protocolo a
su cargo, no pudiendo autorizársele más de diez libros en cada ocasión.

Los libros del protocolo deberán estar siempre en la notaría, salvo en los casos
expresamente permitidos por las leyes notariales, o cuando haya necesidad de
recoger las firmas de quienes no puedan asistir a la notaría.

Cuando exista la necesidad de sacar los libros de la notaría, lo hará el propio


notario o, bajo su responsabilidad, dos personas designadas por él.

Si alguna autoridad con facultades legales ordena inspección de uno o más libros
del protocolo, el acto se efectuará en la misma oficina del notario y en presencia
de éste.

En el caso del Distrito Federal, cuya tendencia ya se está adoptando por las
demás entidades federativas, el protocolo debe llenar las formalidades siguientes:

I).- Los folios que integren el protocolo deben estar numerados y sellados; deben
utilizarse en forma progresiva por ambas caras y los instrumentos que se asienten
en ellos se ordenarán en forma sucesiva y cronológica por el notario y se
encuadernarán en libros que se integrarán por 200 folios, excepto cuando el
notario deba asentar un instrumento con el cual rebasare ese número, en cuyo
caso podrá dar por terminado el libro sin asentar dicho instrumento iniciando con
éste el siguiente libro.

II).- La autorización de los folios. El Colegio de Notarios, bajo su responsabilidad,


proveerá a cada notario, y a costa de éste, de los folios necesarios, los cuales
deberán ir numerados progresivamente y serán autorizados por las autoridades
correspondientes. El Colegio de Notarios informará mensualmente a las
autoridades de la entrega de Folios que haga a los notarios. La Dirección General
Jurídica y de Estudios Legislativos del Distrito Federal ha interpretado." «que la
autorización de los folios se haga directamente en la boleta de pago que expide la
Tesorería del Distrito Federal en donde consta el pago de los derechos por la
apertura correspondiente».

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III).- Restricción a la salida del protocolo. Todos los folios y libros que integren el
protocolo deberán estar siempre en la notaría, salvo en los casos expresamente
permitidos por la ley, o cuando el notario recabe firmas fuera de ella. En el caso de
que un libro de protocolo ya se encuentre en el Archivo General de Notarías, la
inspección se llevará a cabo en el Archivo, previa citación del respectivo notario.

IV).- Razón o certificación de apertura. Al iniciar la formación de un libro, el notario


hará constar la fecha en que se inicia, el número que le corresponde dentro de la
serie de los que sucesivamente se hayan abierto en la notaría a su cargo, y la
mención de que el libro se formará con los instrumentos autorizados por el notario
o por quien legalmente lo sustituya en sus funciones de acuerdo con la ley de la
materia. La hoja en que se asienta la razón no irá foliada y se encuadernará antes
del primer folio del libro, llevando la firma y sello del notario.

V).- Razón de cambio, asociación o suplencia de notario. Cuando con


posterioridad a la iniciación de un libro haya cambio de notario, el que va a actuar
asentará a continuación del último instrumento extendido, en una hoja adicional,
su nombre y apellidos, su firma y sello de autorizar. Se procede de la misma forma
cuando se inicie una asociación o una suplencia, y en el caso de que el notario
reanude el ejercicio de sus funciones, debiéndose entender la hoja adicional como
una hoja no foliada.

VI.- Forma de impresión. Para asentar las escrituras y actas en los folios, deberán
utilizarse procedimientos de escritura o impresión que sean firmes, indelebles y
legibles. La parte utilizable del folio deberá aprovecharse al máximo, no debiendo
dejarse espacios en blanco y las líneas que se impriman deberán estar a igual
distancia unas de otras.

VII.- Numeración de los instrumentos. La numeración de los instrumentos debe ser


progresiva, incluyendo los instrumentos que tengan la mención de no pasó, los
que se encuadernarán junto con los firmados.

Cuando se inutilice un folio se cruzará con líneas de tinta, y se colocará al final del
respectivo instrumento.

VIII.- Forma de asentar los instrumentos y las notas complementarias. Todo


instrumento se iniciará al principio de un folio, y si al final del último queda espacio,
después de las firmas y autorización, éste se empleará para asentar las notas
complementarias; se podrá agregar al folio siguiente el último instrumento o se
pondrá razón de que las notas complementarias se continuarán en hoja por
separado, la cual se agregará al apéndice.

Las notas marginales o complementarias que es obligatorio asentar en el


protocolo son: las de expedición de testimonios y las que contengan los datos de
inscripción de éstos en el Registro Público; cada nota complementaria debe llevar
la rúbrica o media firma del notario.
57
IX.- Razón de cierre. El notario, dentro de los 35 días hábiles siguientes a la
integración de una decena de libros, debe asentar en una hoja adicional, la cual se
agregará al final del último libro, una razón de cierre, en la que se indicará la fecha
del asiento, el número de folios utilizados e inutilizados, la cantidad de los
instrumentos asentados, y de ellos los autorizados, los pendientes de autorizar y
los que no pasaron, y pondrá al calce de la misma su firma y su sello de autorizar.

El notario debe llevar ahora cada juego, mismo que deberá ser forzosamente
constituido por una decena de libros, y la razón de cierre debe ponerse una sola
vez al final de cada decena.

X.- Encuadernación y certificación de cierre. A partir de la fecha en que se asienta


la razón, el notario dispondrá de un plazo máximo de cuatro meses para
encuadernar la decena de libros y enviarla al Archivo General de Notarías, el cual
revisa sólo la exactitud de la razón, devolviendo los libros al notario con la
certificación, que en la práctica se conoce como certificación de exactitud o
certificación de cierre, término que utiliza la ley.

XI.- Conservación y entrega del protocolo. El notario debe guardar en su notaría la


decena de libros durante el tiempo señalado por la Ley Notarial (variable de 5 a 10
años), contados a partir de la fecha de certificación de cierre del Archivo General
de Notarías. A la expiración del término antes mencionado, lo entregará al citado
Archivo, junto con sus apéndices, para su guarda definitiva.

D.- Libro de registro de cotejos. Este libro es una innovación, introducida a partir
de la reforma a la Ley del Notariado para el Distrito Federal, del 6 de enero de
1994, que se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el cual es un avance en
la técnica notarial, pues evita ocupar espacios en los folios para los cotejos. Según
el licenciado Bernardo Pérez Fernández del Castillo, «cotejar un documento es
compararlo con su original y después de confrontarlo, certifica que son iguales.
Por medio del cotejo, el notario determina si la copia que se le presenta concuerda
o no con su original».

El cotejo deja de ser acta a partir de la reforma a la Ley Notarial del Distrito
Federal, la cual dispone que el libro de registro de cotejos y sus respectivos
apéndices deben regirse por las siguientes reglas:

I.- El notario hará el cotejo de la copia escrita, fotográfica, fotostática o de


cualquier otra clase, teniendo a la vista el documento original o su copia
certificada, sin más formalidades que la anotación en un libro que se denominará
libro de registro de cotejos. El registro de los cotejos se hará mediante numeración
progresiva e ininterrumpida por la Notaría.

II.- Las autoridades del Distrito Federal determinarán las características que deban
reunir los libros de registro de cotejos, siguiéndose las mismas reglas de los libros
58
de protocolo en cuanto a su razón de apertura y cierre de los libros de registro de
cotejos.
III- Cada registro deberá contener el número progresivo que le corresponda, la
fecha en que se efectúa, el nombre del solicitante, el señalamiento de si es por sí
o por otro, con mención del nombre o denominación de éste en su caso; el número
de documentos exhibidos, el número de copias cotejadas de cada documento.
Entre registro y registro, dentro de una misma página, se imprimirá una línea de
tinta indeleble que abarque todo lo ancho de aquella a fin de distinguir uno del
otro.

IV- El notario certificará, con su sello y firma, la copia o copias cotejadas, haciendo
constar en ellas que son fiel reproducción de su original o copia certificada que
tuvo a la vista, así como el número y fecha de registro que le corresponda.

V- El notario debe llevar un apéndice de los libros de registro de cotejos, el cual se


formará con una copia cotejada de cada uno de los documentos, que se
ordenarán en forma progresiva de acuerdo con su número de registro. El notario
deberá encuadernar el apéndice de los libros de registro de cotejos.

VI.- Los libros de registro de cotejos y sus apéndices se remitirán también al


Archivo General de Notarías para su guarda definitiva, según los términos que
señale la Ley Notarial, contados a partir de la fecha de su determinación.

El notario puede cotejar cualquier tipo de documentos, y la razón de crear este


nuevo libro es la de tener la posibilidad de constatar que se hizo el cotejo,
eliminando en esta actuación tan cotidiana los rigorismos de las escrituras y
agilizando asimismo la función fedante en casos de suma y cotidianeidad, como
por ejemplo el cotejo de documentos o protestas de documentos mercantiles.

E).- Apéndices. Según lo establecen las leyes notariales, para cada libro de su
protocolo, el notario deberá llevar una carpeta denominada «Apéndice» en la que
se depositarán los documentos a que se refieren los instrumentos, y que formarán
parte integral del protocolo.

Los documentos del apéndice se ordenarán por letras en legajos, en cuyas


carátulas se pondrá el número del instrumento a que se refieren, indicando los
documentos que se agregan; o bien se puede ordenar por números; la ley lo
permite.

Los expedientes que se protocolicen por mandamiento judicial y los que


previamente estén encuadernados, que se agreguen al apéndice del volumen
respectivo, se consideran como un solo documento, al igual que los que por su
conexión deban considerarse como tales.

El o los documentos que se agregan al apéndice se pueden depositar:

59
I.- Cuando éste forma parte de la misma escritura, lo cual es aplicable cuando se
compone de un extracto contenido en el protocolo, con los elementos esenciales
del acto jurídico, que consta generalmente de un clausulado natural y accidental,
contenido en un documento enviado al apéndice firmado por las partes y el
notario.

II.- Cuando éste es un complemento de la escritura, y es enviado al apéndice por


un principio de seguridad jurídica y para no transcribirlo íntegramente en el libro de
protocolo, por ejemplo: licencias de construcción, constancia de alineamiento y
número oficial, permiso de la Secretaría de Relaciones Exteriores, etcétera.

III.- Cuando sin ser parte de la escritura o complemento de ésta, al notario le


interesa conservarlo en forma permanente y bajo una categoría superior de
seguridad que la que puede brindar el propio expediente del asunto; ejemplos:
pago del impuesto de adquisición de bienes inmuebles, aviso a la Comisión
Nacional de Inversiones Extranjeras, etcétera.

La conservación de los apéndices es obligación del notario, debiendo guardar en


su notaría la decena de libros por el término que señale la ley, igual que los
protocolos, y a la expiración del término los entregará al Archivo General de
Notarías, para su guarda definitiva.

En sí, rige esta obligación en forma idéntica a los libros del protocolo, ya que éstos
y sus apéndices constituyen una unidad, formando ambos el protocolo notarial, en
compañía de los índices.

Apéndice del protocolo especial.- Ya se mencionaba con antelación que los


notarios llevan también un protocolo especial, para actos y contratos en que
intervengan las autoridades federales, estatales y municipales, con sus
respectivos apéndices e Índices de instrumentos, el cual tiene las características
que se señalan en la ley.

Los instrumentos, libros y apéndices que integren el protocolo especial deben ser
numerados en forma progresiva e independiente de la que corresponde al
protocolo ordinario, y en cada caso se anteponen en el instrumento las siglas P.E.

Apéndice del libro de registro de cotejos.- El libro de registro de cotejos y sus


respectivos apéndices se forma con una copia cotejada de cada uno de los
documentos, que se ordenan en forma progresiva de acuerdo con su número de
registro. El notario también deberá mandar encuadernar el apéndice de los libros
de registro de cotejos, procurando que el grosor de cada libro no exceda de siete
centímetros.

También estos apéndices del libro de registro de cotejos se remitirán al Archivo


General de Notarías para su guarda definitiva al término señalado por la Ley del
Notariado.
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F).- Índices. Los notarios tienen la obligación de elaborar por duplicado, y por cada
decena de libros, un Índice de todos los instrumentos autorizados o con la razón
de no pasó, en el que se expresará respecto de cada instrumento:

I.- El número progresivo de cada instrumento es un sistema poco práctico, por lo


que es más conveniente que se lleve por orden alfabético, pues con los apellidos
de las partes se vuelve mucho más expedita.

II.- El libro al que pertenece.

III.- Su fecha de asiento.

IV.- Los números de folios de que constan.

V.- El nombre y apellidos de las personas físicas y denominaciones o razones


sociales de las personas morales comparecientes.

VI.- La naturaleza del acto o hecho que contiene; y

VII.- Los datos de los trámites administrativos que el notario juzgue conveniente
asentar (por ejemplo, que se encuentra pendiente la orden de inscripción por parte
de la Comisión Nacional de Valores, etcétera).

El índice se formará a medida que los instrumentos se vayan asentando en forma


progresiva en los folios.

Al entregarse definitivamente la decena de libros al Archivo General de Notarías,


debe ser acompañada por un ejemplar de dicho índice y el otro lo conservará el
notario.

DE LAS ESCRITURAS PÚBLICAS.

La palabra escritura puede conceptuarse como el papel o documento con que se


justifica o prueba alguna cosa; llámase también así a la escritura sagrada.

Escritura pública es la que se hace por escribano público en presencia de las


partes que la otorgan con asistencia de testigos, firmándola los interesados o por
su ruego alguno de los testigos con el mismo escribano."

Toda actividad notarial está dirigida a autorizar actos jurídicos, o bien a asentar
comprobación de hechos jurídicos; es decir, actos voluntarios lícitos que tienen
como fin inmediato establecer o extinguir relaciones jurídicas, o meramente
comprobar la existencia de acontecimientos susceptibles de producir efectos
jurídicos.

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De aquí se deduce una base para hacer la distinción de las escrituras y las actas,
ya que el acto jurídico o negocio jurídico es el que constituye la materia de las
escrituras, mientras que los hechos son fundadamente el contenido de las actas
notariales.

Las leyes del notariado mexicano definen lo que es escritura diciendo que es «el
original que el notario asienta en el libro autorizado, conforme a los cánones del
ordenamiento legal, para hacer constar un acto jurídico y que contenga las firmas
de los comparecientes y la firma y sello del notario».

El documento deberá llenar todas y cada una de las formalidades que indica la
propia Ley del Notariado; será firmado en cada una de sus hojas y al final por los
comparecientes y el notario, llevará el sello de la notaría y se agregará al apéndice
con sus anexos, haciéndose las anotaciones marginales en el libro de protocolo.

La Ley del Notariado del Distrito Federal, dispone que el notario no podrá autorizar
acto alguno sin que lo haga constar en los folios que forman el protocolo, salvo los
que deban constar en los libros de registro de cotejos.

Asimismo, dispone que se entiende por escritura cualquiera de los instrumentos


públicos siguientes:

A) El original que el notario asienta en el libro autorizado, observando los


requisitos de ley, para hacer constar un acto jurídico y que contenga las firmas de
los comparecientes y la firma y sello del notario.

B) El original que se integre por el documento en que conste el acto jurídico de


que se trate y por un extracto de éste, que contenga sus elementos esenciales y
se asiente en el libro autorizado.

El documento deberá llenar todas las formalidades de ley y ser firmado por los
comparecientes y el notario; llevar el sello de la notaría y agregarse al apéndice
con sus anexos.

Cuando se trate de un extracto hará mención del número de hojas de que se


compone el documento y relación completa de sus anexos y será firmado por los
comparecientes y el notario.

Las escrituras se asentarán con letra clara, sin abreviaturas, salvo el caso de
inserción de documentos, y sin guarismos, a no ser que misma cantidad aparezca
con letras; los blancos y huecos, si los hubiere, se cubrirán con líneas de tinta
antes de que se firme la escritura. Las palabras, letras o signos que se hayan de
testar, se cruzarán con una línea que las deje legibles; puede entrerrenglonarse lo
que se deba agregar. Al final de la escritura se salvará lo testado o
entrerrenglonado y se hará constar lo que vale y lo que no vale y se especificará
en número de palabras, letras y signos testados y el de los entrerrenglonados.
62
Toda escritura debe contener un proemio y los capítulos correspondientes a
antecedentes y declaraciones, cláusulas, representación o personalidad;
certificaciones generales, fecha de otorgamiento y autorización. Puede variar el
orden de estas partes, de un estilo a otro de redactar, pero es menester que todas
se encuentren presentes en el instrumento.

Proemio.- Es denominado también encabezado, y dentro de la praxis notarial


consiste en una introducción o resumen del contenido del instrumento, en el cual
señala principalmente el quien (partes) y ante quien (notario) se analiza el acto
jurídico y se describen circunstancias de espacio y tiempo.

Las leyes del notariado mexicano disponen que el notario redacta las escrituras en
castellano observando las siguientes reglas: mencionando lugar y fecha en que se
extienda la escritura; su nombre y el número de la notaría, así como la hora en los
casos en que la ley lo prevenga.

Partes en la escritura.

El sujeto o parte de la escritura es quien interviene en el acto. Existen dos tipos: la


parte en sentido material, que es a quien repercuten los efectos del acto en sus
atributos personales, y la parte en sentido formal, que es a quien no le repercuten
los efectos del acto en su persona, pero sí interviene en su formación. También se
les denomina otorgante, pues es quien otorga físicamente el acto jurídico, y
compareciente, ya que es forzosamente quien comparece, en sentido material,
para celebrar el acto.

En sentido formal, también se encuentran los testigos, que pueden ser personas
que asisten para firmar en nombre de los comparecientes que no saben o no
pueden hacerlo, a quienes en la práctica se les llama testigo que firma a ruego, o
son personas que forman parte de la propia escritura (testigos instrumentales).

Intervienen, además, el o los asistentes, que pueden ser intérpretes, en los casos
en que el otorgante ignore el idioma castellano, o lectores del instrumento que
auxilian a los otorgantes que sufren alguna discapacidad.

Por último están los representantes, que son quienes actúan en representación de
una persona física o moral; en este caso, el notario debe dejar acreditada la
personalidad de quien comparezca en representación en nombre de otro,
agregando al apéndice debidamente cotejado el documento con el que se
acreditan.

La representación puede ser voluntaria, y es aquella en que el compareciente


faculta de manera libre al otorgante para que éste actúe por él mediante un
contrato de mandato, o bajo la declaración unilateral de conferimiento de poder. Y
la representación legal es aquella que proviene de la ley.
63
Identificación de los otorgantes

El notario, por disposición legal, además de redactar las escrituras en castellano,


tiene que observar varias reglas, como hacer constar bajo fe que se aseguró de la
identidad de los otorgantes, y que, a su juicio, tienen capacidad legal.

El notario, para hacer constar la identidad de los comparecientes, lo hará por


cualquiera de los medios siguientes:

1.- Por la certificación que haga el notario de que los conoce personalmente.

2.- Con algún documento oficial, como una tarjeta de identificación, credencial de
elector, licencia de manejo de vehículo u otro documento en el que aparezca la
fotografía, nombre y apellidos de la persona de que se trate.

3.- Mediante la declaración de dos testigos idóneos, mayores de edad, a su vez


identificados por el notario, quien deberá expresarlo así en la escritura, para que
los testigos aseguren la identidad y capacidad de los otorgantes, debiendo saber
el nombre y apellidos de éstos, que no han observado en ellos manifestaciones
patentes de incapacidad natural y que no tienen conocimiento de que están
sujetos a incapacidad civil.

El notario hará constar en la escritura el medio por el que identificó a los


otorgantes.

Antecedentes y declaraciones.

En esta parte de la escritura se pueden incluir documentos como testimonios,


permisos, concesiones, autorizaciones, licencias, certificados de inexistencia de
gravámenes, avalúos, informes de no tener adeudos fiscales, declaraciones y
expedientes judiciales, criterios, entre otros, que acrediten una situación, estado o
legitimación de las partes para realizar el acto.

El notario, al redactar las escrituras, por mandato de ley debe:

• Consignar los antecedentes y certificar haber tenido a la vista los documentos


que se le hubieren presentado para la formación de la escritura. Si se tratare de
inmuebles, examinar el o los títulos respectivos, relacionando cuando menos el
último título de propiedad del bien o del derecho a que se refiere la escritura,
citando los datos de su inscripción en el Registro Público de la Propiedad, o la
razón por la cual aún no esté registrada.

No debe modificarse, en una escritura, la descripción de un inmueble, si con ésta


se le agrega un área que conforme a sus antecedentes de propiedad no le

64
corresponden. La adición podrá ser hecha si se funda en una resolución jurídica
de carácter judicial.

• Designar con precisión las cosas que sean objeto del acto, de tal modo que no
puedan confundirse con otras y si se tratare de bienes inmuebles, determinar su
naturaleza, ubicación y colindancias o linderos, así como sus dimensiones y
extensión superficial.

Para otorgar una escritura relativa a bienes inmuebles, el notario debe exigir a la
parte interesada el título o títulos respectivos que acrediten su propiedad, así
como los antecedentes necesarios para justificarla.

Cuando ante un notario se vayan a otorgar diversos actos respecto de inmuebles


con un mismo antecedente de propiedad, por tratarse de predios resultantes de
fraccionamientos o de unidades sujetas al régimen de propiedad en condominio,
se seguirán las reglas antes mencionadas, con las excepciones siguientes:

a) En un primer instrumento, que se denominará de certificación de antecedentes,


a solicitud de quien corresponda, el notario relacionará todos los títulos y demás
documentos necesarios para el otorgamiento de dichos actos. (En escritura o en
acta notarial).

b) En las escrituras que contengan los mencionados actos el notario no


relacionará los antecedentes que consten en el instrumento indicado en el inciso
anterior, sólo se hará mención de su otorgamiento y que, conforme al mismo,
quien dispone puede hacerlo legítimamente, describiendo únicamente el inmueble
materia de la operación y citando el antecedente registral en el que haya quedado
inscrita la lotificación en los casos de fraccionamiento, o la constitución del
régimen de propiedad en condominio cuando se trate de actos cuyo objeto sean
las unidades del inmueble de que se trate, así como los relativos a gravámenes o
fideicomisos que se extingan.

c) Cuando la escritura de lotificación o constitución del régimen de propiedad en


condominio se haya otorgado en el protocolo del mismo notario ante quien se
otorguen los actos sucesivos, dicha escritura hará los efectos, del instrumento de
certificación de antecedentes. Surtirá también esos efectos, la escritura en la que,
por operación anterior, consten en el mismo protocolo los antecedentes de
propiedad de un inmueble.

d) Al expedir los testimonios de las escrituras donde se contengan los actos


sucesivos, el notario deberá anexarles una certificación que contenga, en lo
conducente, la relación de antecedentes que obren en el instrumento de
certificación respectivo.

Cláusulas.

65
Estas constituyen la parte formal más importante de la escritura. El clausulado del
contrato es el elemento medular del mismo porque en él se concreta su objeto, se
especifica lo deseado por las partes, se establece la finalidad económica del
contrato y se satisfacen las necesidades jurídicas de los contratantes. En esta
parte de la escritura se determina la expresión del consentimiento que recae sobre
el objeto del contrato.

Aquí también el notario tendrá que observar reglas como:

• Consignar el acto en cláusulas redactadas con claridad y concisión y sin palabras


o fórmulas inútiles o anticuadas.

• Determinar las renuncias de derecho o de leyes que hagan válidamente los


contratantes.

• Consignar en el clausulado, con toda precisión los guarismos, coincidiendo con


los mismos lo que se diga con palabras; en caso de existir diferencias entre ambas
prevalecerá lo mencionado con las palabras. Esta disposición la prevé la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, tanto en materia cartular como de
guarismos, para conservar un estado de certidumbre."

En esta parte de la escritura, el clausulado es donde se imprime la creatividad del


notario; es donde muestra su calidad de jurisconsulto, donde despliega su
actividad de perito en derecho reconocido por la Ley.

Las cláusulas usadas en las escrituras pueden ser:

Cláusulas esenciales. Son aquellas sin las cuales el acto jurídico no puede
prosperar, como por ejemplo el consentimiento, el objeto de éste, el precio de la
cosa vendida.

Cláusulas naturales. Pueden ser suplidas o complementadas por la Ley ejemplo:


efectos del saneamiento para el caso de evicción.

Cláusulas accidentales.- Son aquellas que pactan las partes aumentando o


disminuyendo efectos u obligaciones en el acto celebrado; por ejemplo, el pacto
de un derecho preferencial para adquirir, en una eventual venta, las acciones de
una sociedad mercantil o un inmueble.

Cláusulas fiscales. Son de carácter forzoso en las escrituras públicas, siendo las
siguientes:

I.- Las referentes al valor del suelo, en las que se señalan el pago del impuesto al
valor agregado (IVA) por enajenación de inmuebles.

66
II.- Las referentes a la reglamentación de la Ley del Impuesto al Valor Agregado,
en la cual dispone que los notarios ... quedan relevados de la obligación de
efectuar el cálculo y entero del impuesto en la enajenación de inmuebles,
debiendo prestar declaraciones del ejercicio de este impuesto."

III.- En una cláusula especial, incluir aviso correspondiente a las declaraciones y


comprobantes de pago, respecto del inmueble de que se trate en el acto jurídico.

IV.- En las enajenaciones de inmuebles, por personas físicas morales que sean
contribuyentes menores, los notarios, por Ley, deberán efectuar el cálculo y entero
del Impuesto Sobre la Renta."

V.- En los ingresos por enajenación de bienes inmuebles, el notario calcula el


impuesto bajo su responsabilidad, haciéndolo constar en la escritura y enterándolo
mediante declaración en las oficinas autorizadas para ello. (Ley del Impuesto
Sobre la Renta).

Otras cláusulas.- En sí, el notario, en el capítulo de cláusulas, redactará el


contenido obligacional del contrato que es la esencia del instrumento público, y lo
hará absteniéndose de incluir cláusulas innecesarias; obsoletas o ineficaces,
atendiendo siempre a su estilo personal, el cual debe ser comprensible a cualquier
persona.

El notario, además de las cláusulas anteriormente citadas, a veces se ve obligado


a redactar determinadas cláusulas con un contenido exacto, como en las fiscales,
o bien incluyendo en el instrumento algunas situaciones propias relacionadas con
el objeto del instrumento, como algunas normatividades que debe respetar el
notario respecto a la Ley General de Asentamientos Humanos, Ley del Equilibrio
Ecológico y Protección al Ambiente, Ley Federal de Vivienda, Ley General de
Población, Ley General de Salud, etcétera.

Generales de los otorgantes y comparecientes.

Las leyes notariales también reglamentan respecto de la obligación del notario de


expresar en el instrumento notarial el nombre y apellidos, fecha de nacimiento,
estado civil, lugar de origen, nacionalidad, profesión y domicilio de los
comparecientes o contratantes, así como de los testigos de conocimiento, testigos
instrumentales (cuando por ley se prevenga) y de los intérpretes, cuando su
intervención sea necesaria. Al expresar el nombre de una mujer casada incluirá su
apellido paterno. El domicilio se anotará con mención de la población, el número
de la casa, el nombre de la calle, colonia, zona postal, delegación o cualquier otro
dato que precise de dicho domicilio hasta donde sea posible.

Todo ello con el fin de establecer los datos necesarios que puedan servir para
distinguir a una persona de otra, señalando los principales atributos de la
personalidad como son el nombre, la nacionalidad, el domicilio, el estado civil y la
67
capacidad de ejercicio en razón del cumplimiento de determinada edad o
requisitos.

Reglas sobre documentos. El notario también está obligado a lo siguiente:

• Al citar un instrumento otorgado ante otro notario, debe expresar el nombre y


apellido de éste; el número de la notaría a la que corresponde el protocolo en que
consta, el número y fecha del instrumento de que se trate y la inscripción en el
Registro Público de la Propiedad.

• A compilar los documentos de los que deba hacerse la inserción a la letra, los
que deben agregarse al apéndice.

• En caso de que se presenten documentos redactados en idioma extranjero,


deberán ser traducidos al castellano por un perito oficial, agregando al apéndice el
original y su traducción los cuales serán certificados por el notario.

Para que se otorgue una escritura relativa a bienes inmuebles, el notario debe
exigir a la parte interesada el título o títulos respectivos que acrediten la propiedad
y los antecedentes necesarios para justificarla.

Certificaciones.

En este punto de la escritura se concretiza la labor del notario. Estas


certificaciones consisten en la «redacción del hecho propio notarial», en donde el
notario da fe originaria y brinda la seguridad jurídica que un instrumento privado no
puede otorgar; así pues el notario debe:

Certificar y haber tenido a la vista los documentos que se le hubieren presentado


para la formación de la escritura y hará constar bajo su fe:

a) Que se aseguró de la identidad de los comparecientes y que, a su juicio, tienen


capacidad legal.

b) Que les fue leída la escritura a los comparecientes, a los testigos e intérpretes,
en su caso, o que lo leyeron por ellos mismos.

c) Que explicó a los comparecientes el valor y consecuencias legales del


contenido de la escritura.

d) Que otorgaron la escritura los comparecientes, mediante la manifestación ante


el notario de su conformidad, así como mediante su firma, o en su caso, que no lo
firmaron por haber declarado no saber o no poder hacerla. En sustitución del
compareciente que se encuentre en cualquiera de estos casos, firmará la persona
que al efecto elija. En todo caso, quien no firme imprimirá su huella digital.

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e) La fecha o fechas en que se firma la escritura por los comparecientes o por la
persona o personas elegidas por ellos y por los testigos e intérpretes si los
hubiere, y

f) Los hechos que presencie el notario y que sean integrantes del acto que
autorice, como entrega de dinero o de títulos y otros.

Fechas de la escritura pública.

Según lo determinan las leyes del notariado y diversos ordenamientos, como el


Código Civil y el Reglamento del Registro Público de la Propiedad, se observan en
un instrumento notarial principalmente las siguientes fechas:

a) Fecha de asiento en el protocolo

b) Fecha o fechas de firma de los comparecientes

c) Fecha de autorización preventiva

d) Fecha de autorización definitiva

e) Fecha o fechas de sus registros

Autorizar el instrumento público notarial. El notario, al actuar en nombre del


Estado, al momento de autorizar el instrumento, le da el carácter de documento
público, inscribible, auténtico y ejecutivo, dándole la fuerza o reconocimiento
estatal al documento y quitándole la categoría de documento privado.

Con el acto de autorización, el notario imprime la fuerza o reconocimiento estatal


al documento. La autorización requiere de un binomio inseparable:

a) Firma del notario, y

b) Sello de autorizar.

En su instrumento notarial, puede haber varias clases de autorizar; a saber:

Autorización preventiva.- Esta autorización se da inmediatamente después de que


haya sido firmada la escritura por todos los comparecientes, los testigos e
intérpretes, en su caso, y será autorizada previamente por el notario con la razón
ante mí, su firma y su sello.

Cuando la escritura no sea firmada en el mismo acto por todos los


comparecientes, debido a su naturaleza o por disposición legal, el notario irá
asentando solamente ante mí, con su firma a medida que sea firmada por las

69
partes, y cuando todos lo hayan firmado, imprimirá además su sello, con todo lo
cual quedará autorizado preventivamente.

Autorización definitiva. El notario deberá autorizar definitivamente la escritura al


pie de la misma cuando se hayan cumplido todos los requisitos legales para
autorizarla.
La autorización definitiva contendrá la fecha, la firma y sello del notario y las
demás menciones que prescriban otras leyes.

Cuando la escritura haya sido firmada por todos los comparecientes y no exista
impedimento para su autorización definitiva, el notario podrá hacerlo de inmediato,
sin necesidad de la autorización preventiva.

El notario asentará la autorización definitiva inmediatamente después de la nota


complementaria en la que se indicare haber quedado satisfecho el último requisito
para esa autorización.

En caso de que el cumplimiento de todos los requisitos legales a que se aluden


anteriormente tuviere lugar cuando el libro de protocolo o los folios donde
estuvieren contenidos ya hubieren sido depositados en el Archivo General de
Notarías, su titular pondrá al instrumento relativo la razón de haberse cumplido
con todos los requisitos, la que se tendrá por autorización definitiva.

Nota marginal. A la nota marginal de las escrituras también se le conoce en la


práctica como apostilla. Cada escritura lleva al margen su número, el nombre del
acto o hecho que consigne, los nombres de los comparecientes y, en su caso, el
de sus representados.

Las nuevas reformas de 1994 no derogaron expresamente este punto, pero en la


realidad, con los nuevos folios, no existe ya ese margen, y aun cuando en un
artículo transitorio la nueva ley manda que las alusiones a las notas marginales se
entiendan como hechas a las complementarias, ésta, que es una nota al final del
instrumento, ya no tendrá razón de ser.

Clasificación de los negocios jurídicos. Conviene recordar que el derecho civil, al


hacer la clasificación de los negocios jurídicos, lo hace: por razón volitiva; por
razón de su fin económico; por razón del efecto temporal volitivo; por razón de la
causa, y por razón de la forma, aunque en esta categoría se clasifica a los
negocios jurídicos en consensuales, formales y solemnes.

En conclusión, los fines de la escritura, como forma instrumental, son los


siguientes:

1. - Exteriorizar el paso de la declaración de voluntad a la relación jurídica.

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2.- Dar firmeza, seguridad jurídica y confianza a los pactos contraídos.

3.- Fijar definitivamente el carácter jurídico de las relaciones que se contraen en la


escritura.

4. - Individualizar el tipo de escritura que contiene mediante la calificación notarial


sobre la especie de negocio que se contrae o dispone.

5. - Garantizar mediante la responsabilidad del otorgante, la buena redacción del


acto y el cumplimiento de todos los requisitos y finalidades necesarias para su
eficacia, e indirectamente la libertad de los otorgantes y la ausencia de cualquier
vicio en el consentimiento.

6.- Dar existencia plena al negocio jurídico que contiene.

7. - Concretar los límites de la voluntad al penetrar en el derecho.

8.- Servir como prueba plena, que vale por sí sola, del contrato o negocio que
constituye su contenido, lo que sólo se desvirtúa por la querella de falsedad.

9. - Hacer perdurables los actos jurídicos por su integración en el protocolo.

10.- Convertirse en medio de fijación formal de las obligaciones para pedir su


cumplimiento.

11.- Dar publicidad a ciertas relaciones jurídicas.

12.- Salvaguardar el interés de los terceros.

DE LAS ACTAS NOTARIALES

La Ley Notarial define el acta notarial como el instrumento original autorizado, en


el que se relaciona un hecho o acto jurídico que el notario asienta en el protocolo,
bajo su fe, a solicitud de la parte interesada; los preceptos relativos a las escrituras
son aplicables a las actas notariales, cuando sean compatibles con la naturaleza
de los hechos que son materia de éstas y cuando se solicite al notario que dé fe
de varios hechos relacionados entre sí, que tengan lugar en diversos sitios o
momentos, el notario podrá asentarlos en una sola acta, una vez que todos se
hayan realizado.

El acta, otro documento notarial que es materia de una porción muy grande en la
actividad notarial, está confeccionada para contener la certificación que hace el
notario, de oído y de vista, de hechos materiales o jurídicos específicos.

71
Algunos tratadistas definen al acta notarial como el documento que contiene la
descripción de los hechos jurídicos y materiales. La doctrina clasifica a las actas,
considerando su contenido.

Las leyes notariales no agotan todos los hechos que son motivos de la misma; sin
embargo, enumeran de algunos de ellos: notificaciones, interpelaciones,
requerimientos, protestos de documentos mercantiles, la existencia de identidad,
capacidad legal y comprobación de firmas de personas identificadas por el notario;
hechos materiales, como el deterioro en una finca por construcción de otra en
terreno contiguo o próximo a la primera; cotejo de documentos; la existencia y
detalles de planos, fotografías y otros documentos; entrega de documentos, y en
general toda clase de hechos, abstenciones, estados y situaciones que guarden
las personas y cosas que pueden ser apreciadas objetivamente, así como otras
diligencias en las que pueda tener intervención el notario según las leyes.

En la redacción de las actas relativas a los hechos se observan las modalidades


siguientes:

I. - Basta mencionar el nombre y apellidos que manifieste tener la persona con


quien se practique la diligencia, sin necesidad de agregar sus demás generales.

II.- Una vez que se hubiere practicado cualesquiera de las diligencias


mencionadas anteriormente, el notario podrá levantar el acta relativa en la oficina
de la notaría a su cargo, a la que podrá concurrir la persona que haya sido
destinataria del objeto de la diligencia efectuada, dentro de un plazo que no
exceda de cinco días, contados a partir de la fecha en que tuvo lugar la actuación
de que se trate, para hacer las observaciones que estime convenientes al acta
asentada por el notario, manifestar su conformidad o inconformidad con ella, y, en
su caso, firmarla. Si estas manifestaciones no pueden asentarse en el texto del
acta respectiva, se hará constar en documento por separado firmado por el
interesado, que el notario agregará al apéndice correspondiente, y una copia del
mismo se entregará al concurrente.

El notario autorizará el acta aun cuando no haya sido firmado por el solicitante de
la diligencia y demás personas que intervengan, dentro de los respectivos plazos
que para ello le señale la Ley.

Cuando se oponga resistencia, se use o se pueda usar violencia contra los


notarios, la policía les prestará auxilio para que se pueda llevar a cabo la diligencia
que deben practicar conforme a la legalidad.

Se podrán autorizar, sin asentarlo en el protocolo, los actos relativos a cotejo de


copias o documentos con sus originales, reconocimiento de firmas o huellas
digitales, y ratificación del contenido de documentos, lo cual se hará constar en los
propios documentos autorizados por la firma y sello del notario, salvo cuando la
ley exija que el acto conste en escritura o acta notarial.
72
En las diligencias en que deba intervenir el notario, según las leyes, se observará
lo siguiente:

• El notario se identificará, hará conocer su investidura a los que deban


intervenir en la diligencia antes de iniciarla, haciéndolo constar así en el acta.

• Bastará mencionar el nombre y apellidos de las personas con quienes se


practique la diligencia, sin necesidad de agregar sus demás generales.

• Una vez practicada la diligencia fuera de la notaría, el notario podrá levantar


el acta relativa en su oficina a la que podrá concurrir el solicitante, para seguir la
tramitación legal de la misma.

La nulidad de las actas, según las leyes notariales, podrán tener lugar por las
siguientes causas:

I. Si el notario no tiene expedito el ejercicio de sus funciones al otorgarse el


instrumento.

II. Si no le está permitido por la ley autorizar el acto o hecho materia del acta.

III. Si fuera otorgada por las partes o autorizada por el notario fuera de su
demarcación territorial.

IV. Si ha sido redactada en idioma extranjero.

V. Si no está firmada por todos los que deben firmarla, según la Ley Notarial, o no
contiene la mención exigida a falta de firma.

VI. Si está autorizada con la firma y sello del notario cuando debiera tener la razón
de «no pasó», o cuando la escritura o el acta no estén autorizadas con la firma y
sello del notario, y

VII. Si falta algún otro requisito que produzca la nulidad del instrumento por
disposición expresa de la ley.

Fuera de estos casos, el instrumento es válido, aun cuando el notario infrinja


alguna prescripción legal, quedando sujeto a la responsabilidad que en derecho
proceda.

El valor probatorio de un instrumento notarial, es pleno, según la totalidad de las


leyes procesales, pero este valor está asistido de una presunción juris tantum o
sea, que admite prueba en contrario.

73
En tanto no se declare judicialmente la falsedad o nulidad de una escritura, las
actas y testimonios serán prueba plena de que los comparecientes manifestaron
su voluntad de celebrar el acto consignado en el instrumento; que hicieron las
declaraciones y se realizaron los hechos de los que el notario dio fe, y que se
observaron las formalidades correspondientes. Como prueba se debe ofrecer
como instrumento o documento público, si es que reúne todos los requisitos y
formalismos que se prevén para un instrumento notarial.

El acta es, pues, otra de las funciones que ejerce con mucha amplitud el notario
público, y que constantemente se le presenta en su quehacer profesional, dando
fe y levantando las actas de hechos y actos jurídicos que les son solicitados por
los comparecientes.

DE LOS TESTIMONIOS

Existe una gran variedad de definiciones de lo que es un testimonio, pero lo que


nos interesa es conocer las relativas al punto de vista notarial, como éstas:

Testimonio es el instrumento que expide y certifica el notario bajo su sello y firma,


en el que transcribe directamente de su protocolo el contenido de una escritura o
acta.

Testimonio de la copia en que se transcribe íntegramente una escritura o acta


notarial y se transcribe o se incluyen reproducidos los documentos anexos que
obran en el apéndice, con excepción de los que estuvieren redactados en idioma
extranjero, a no ser que se les incluya en fotocopia, con su respectiva traducción y
los que se hayan insertado en el instrumento.

Testimonio. Es la deposición que un testigo hace en juicio; el instrumento


legalizado de escribano en que da fe de algún hecho, y la prueba, justificación y
comprobación de la certeza o verdad de alguna cosa.

En los testimonios no es necesario insertar los documentos ya mencionados en la


escritura, los cuales han servido solamente para la satisfacción de requisitos
fiscales y registrales.

El testimonio será parcial cuando se transcriba en él solamente una parte, ya sea


de la escritura, del acta o de los documentos del apéndice. Las hojas que integren
un testimonio irán numeradas progresivamente y llevarán al margen la rúbrica y el
sello del notario.
No deberá expedirse testimonio parcial cuando la parte omitida pueda causar
perjuicio a tercera persona.

Al final de cada testimonio se hará constar si es primero, segundo o ulterior


número ordinal; el nombre de quien o quienes hayan intervenido en la operación y
que hayan solicitado su expedición, además del número de páginas del testimonio.
74
Se salvarán las testaduras y entrerrenglonaduras de la manera prescrita para las
escrituras.

El notario deberá expedir el testimonio con su firma y sello y tramitará la


inscripción del primero de ellos en el Registro Público de la Propiedad, cuando el
acto sea registrable y hubiere sido requerido y expensado para ello por sus
clientes.

Las hojas del testimonio tendrán las mismas dimensiones que las del protocolo, y
llevarán a cada lado un margen de una octava parte de la hoja, la cual contendrá,
como máximo, cuarenta renglones.

En el margen superior izquierdo llevarán el sello del notario, quien estampará su


rúbrica en el margen derecho.

Podrán expedirse y autorizarse testimonios, copias certificadas o certificaciones


utilizando cualquier medio de reproducción o impresión indeleble, así como
certificaciones de las escrituras que consten en el protocolo.

El notario podrá expedir testimonios a partes interesadas, sin necesidad de


autorización Judicial; se expedirán primero, segundo o ulterior testimonios, a cada
parte o al autor consignado en el instrumento de que se trate, o bien a sus
sucesores o causahabientes.

El notario sólo puede expedir certificaciones de actos o hechos que consten en su


protocolo. En la certificación hará constar el número y la fecha de la escritura o del
acta respectiva, requisito sin cuya satisfacción Ia certificación carecerá de validez.

Las correcciones no salvadas en las escrituras, actas o testimonios, se tendrán


por no hechas.

Cuando para el ejercicio de alguna acción sea necesaria la exhibición del primer
testimonio de la escritura pública, en caso de extravío, pérdida o destrucción de
aquél, se podrá obtener su reposición exclusivamente por mandato judicial,
mediante el procedimiento legal. En el nuevo ejemplar del primer testimonio que
en este caso se expida por el notario, o por el director del notariado si los libros se
hallan en el Archivo General de Notarías, deberá insertarse el mandamiento que
haya autorizado su expedición, así como el auto que lo haya declarado
ejecutoriado o, en su caso, constancia del Supremo Tribunal de Justicia de que
una vez transcurrido el término para el amparo, no se promovió este juicio contra
la resolución de segunda Instancia.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL NOTARIADO.

Unión Internacional del Notariado Latino.


75
Las asociaciones notariales siempre han sido un medio eficaz para preservar y
fomentar los valores notariales, ya que fortalecerlos es asegurar su permanencia y
superación.

La Unión Internacional del Notariado Latino (U.I.N.L.) se originó en el primer


Congreso Internacional del Notariado Latino, cuya sede fue la ciudad de Buenos
Aires, Argentina a partir del 2 de octubre de 1948, y fue constituida por la
resolución del segundo congreso, celebrado en Madrid, España, en 1950.

La Unión Internacional del Notariado representa la unidad de todos los notarios


latinos, sin que esto signifique que no pueda tener relación, como la ha tenido en
estos últimos años, con los notarios ingleses. Adoptó como simbología el águila
latina, el protocolo profesional y la pluma de ave en recuerdo del Congreso de
Buenos Aires; tiene como divisa el principio romano Lex est quodeumque notamus
(es Ley todo lo que anotamos). Son sus órganos de gobierno: El Congreso
Internacional del Notariado Latino, el Consejo Permanente de la Unión y la Oficina
Notarial Permanente de Intercambio Internacional. Cuenta con su propio órgano
de difusión, que se denomina Revista Internacional del Notariado (R.I.N.).

Los fines de la Unión, según lo disponen sus estatutos, son:

a) El estudio y sistematización de la legislación notarial.

b) La difusión de ideas, estudios, proyectos e iniciativas, encaminadas al mayor


progreso, estabilidad y elevación del notariado latino.

c) La creación de oficinas de intercambio destinadas a cumplir lo establecido en el


párrafo anterior.

d) La publicación de una revista que sea órgano de la Unión.

e) La organización y celebración periódica de congresos internacionales del


notariado latino.

f) El fomento de congresos o asambleas de carácter nacional, regional o local.

El Congreso Internacional es el órgano superior de la Unión y se reúne por lo


menos una vez cada dos años, eligiendo como sede, normalmente, una vez en
Europa, y otra en América. Se integra con las representaciones de los miembros
de la Unión, que están a cargo de las asociaciones o consejos superiores del
notariado u organismos análogos de carácter nacional y oficial, o de los colegios e
instituciones notariales de carácter regional o provincial, a falta de los organismos
expresados.

76
La temática de los congresos es variada, pero siempre está referida a la materia
notarial, como por ejemplo: el notario, sus caracteres, formación profesional,
responsabilidad; principios de organización legal del notariado, gobierno y
disciplina; formas de acceso; la jurisdicción voluntaria; el documento notarial,
eficacia, validez internacional; adaptación al mundo moderno; métodos y
procedimientos técnicos, solidaridad, prospectiva notarial y otros.

En el Congreso Internacional del Notariado Latino, celebrado en la ciudad de


Berlín, Alemania, del 28 de mayo al 3 de junio de 1995, habiéndose desahogado
cuatro temas científicos que fueron:

1.- El notariado: funciones públicas y sociales del notariado.

2.- Seguridad legal contractual como medio de protección de los consumidores.

3.- La medicina reproductiva moderna y sus efectos en el derecho familiar y


hereditario, y

4.- Nuevos caminos de la práctica notarial para asegurar créditos.

El Consejo Permanente de la Unión Internacional del Notariado Latino es la


máxima autoridad después del Congreso, y es mandatario de las resoluciones. Se
integra con un Presidente, un determinado número de vice-presidentes, que varía
entre 3 y 6; dos secretarios; dos tesoreros; consejeros y secretarios permanentes
de América y de Europa. Las designaciones no están sujetas a ningún criterio de
nacionalidad; las presidencias suelen alternarse entre América y Europa, siendo
electo uno de los que propone el país sede del Congreso; la composición de los
otros cargos está equitativamente distribuida entre los dos continentes, y quienes
hayan pertenecido a los organismos permanentes, tienen el título de miembros
honorarios.

La Oficina Notarial Permanente de Intercambio Internacional (O.N.P.I.) tiene su


sede actual en Buenos Aires, Argentina, y el reglamento, en su artículo tercero, fija
sus propósitos, que son los siguientes:

a) Difundir entre los adherentes los estudios y trabajos tendientes al mayor


progreso, estabilidad y elevación del notariado y a la formación o determinación de
un derecho notarial.

b) Contribuir a la difusión de libros, revistas y publicaciones de índole notarial de


interés.

c) Contribuir a la difusión de la legislación y jurisprudencia.

d) Contribuir a la organización de bibliotecas especializadas en materia Notarial.

77
e) Propender a la vinculación de las instituciones adheridas entre sí con fines de
índole jurídica notarial.

Destacando así mismo dos comisiones: la de Asuntos Europeos (CAE) y la de


Asuntos Americanos (CAA).

La Unión ha logrado el reconocimiento de organismos internacionales como, por


ejemplo: ONU, UNESCO, FAO, UNIDROIT, ALADI, Mercado Común
Centroamericano, Comunidad Económica Europea, International Law Asociation,
Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado, Consejo de Europa y
Parlamento Europeo, International Bar Asociation y Pacto Andino, entre otros.

Asociación Nacional del Notariado Mexicano.

La primera organización que afilió a los notarios de la Nueva España fue el Real
Colegio de Escribanos de México, el que se constituyó por Cédula Real expedida
por Carlos IV el 19 de junio de 1792.

La Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A.C., se creó el 12 de octubre de


1955, y su objeto es el de agrupar a los notarios del país y constituirse en colegio
profesional nacional, para realizar los siguientes fines:

I.- Promover y difundir los valores de la profesión notarial.

II.- Realizar y promover los estudios, obras, proyectos o iniciativas tendientes al


desarrollo, estabilidad y superación académica y moral del notariado.

III.- Determinar el contenido del derecho notarial y promover su integración en las


diversas leyes federales y estatales, así como en los planes de estudios de las
diferentes universidades e instituciones de educación superior.

IV.- Proponer a las autoridades federales, estatales o municipales, la expedición o


reformas de las leyes y reglamentos relacionados al ejercicio de la función notarial.

V.- Resolver las consultas escritas que les formulen los notarios, las autoridades y
los particulares.

VI.- Defender la institución notarial ante toda clase de autoridades y particulares.


Cuando así lo soliciten, y a juicio del Consejo Directivo, actuar como árbitro
conciliador y defender a los colegios notariales locales y a los notarios miembros,
previa opinión del Colegio o asociación gremial a que pertenezca, en este último
caso.

VII.-Promover; apoyar y organizar la celebración periódica de reuniones notariales,


de carácter nacional, regional o local, para lograr tanto la unión e integración

78
nacional del notariado mexicano, como una adecuada comunicación y
actualización profesional entre todos los notarios del país.

VIII.- Participar y difundir los diversos encuentros internacionales del notariado.

IX.- Representar al notariado mexicano ante la Unión Internacional del Notariado


Latino y ante otras organizaciones nacionales e internacionales que tengan
relación con el notariado.

X.- Editar una revista de derecho notarial de carácter nacional, así como toda
clase de publicaciones destinadas a difundir las obras, estudios, trabajos e
informes relacionados con la función notarial.

XI.- Establecer una oficina permanente en el domicilio social, para el cumplimiento


de sus fines, en especial para la atención y servicio de los notarios miembros.

XII- Promover y auxiliar la creación de colegios, asociaciones y mutualidades


notariales en las diversas entidades y municipios de la federación, para lograr la
defensa, capacitación y solidaridad de los notariados locales.

XIII.- Establecer, organizar y promover un instituto, academia o universidad


notarial u otras entidades del mismo género, que difundan y enseñen tanto el
contenido del derecho notarial como el de las materias afines. Asimismo,
patrocinar y organizar conferencias, cursos, jornadas o seminarios de derecho
notarial, de técnica notarial y de cualesquiera temas conexos.

XIV.- Establecer, organizar y promover una mutualidad notarial de carácter


nacional que preste todo tipo de asistencia y auxilio legalmente posible a los
notarios asociados.

XV.- Sancionar o censurar la conducta de los notarios que en el ejercicio


profesional, realicen actos que atenten contra los valores de la función notarial,
previo informe del colegio local correspondiente.

XVI.- Adquirir los muebles e inmuebles necesarios o convenientes para la


realización de sus fines.

La Asociación afilia a casi todos los notarios de la República.

Desde su creación a la fecha, se han realizado 22 congresos nacionales y un


sinnúmero de jornadas nacionales y regionales en las que se ha buscado la
actualización de los conocimientos Jurídicos y técnicos relacionados a la función
notarial. Ha sido alentador para todos los notarios de la República, la elevación del
nivel académico, el intercambio de experiencias, estrechamiento de vínculos
amistosos, la cooperación interestatal en la elaboración e inscripción de escrituras,
y la defensa de los intereses notariales frente a las autoridades federales y
79
locales. No hay semana en el año en que la Asociación no promueva un acto de
tipo intelectual en cualquier parte de la República.

En el año de 1956 apareció primero la Revista de Derecho Notarial Mexicano y


más tarde, la Revista de Derecho Notarial, de las cuales se tienen editados 102
números. En estas publicaciones se han reunido artículos referidos al quehacer
notarial, de alta calidad científica, elaborados por notarios, maestros y tratadistas
reconocidos nacional e internacionalmente.

La Asociación está afiliada a la Unión Internacional del Notariado Latino.

Congreso de la Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A.C.

El Congreso se integra por todos los notarios de la República Mexicana afiliados a


la Asociación Nacional y a los colegios o asociaciones del notariado que funcionan
en cada una de las entidades federativas. En dicho Congreso, que ordinariamente
se reúne dos veces al año en distintas entidades federativas, se analizan distintos
temas de trascendencia para la función del notariado mexicano, y es la autoridad
máxima en la que se elige, cada dos años, el Consejo Directivo de la Asociación
Nacional. Se han abordado múltiples temas en dichos congresos, como el de la
legislación agraria y el notario; las distintas reformas que se han hecho a la
Constitución, como las de los artículos 27 y 130; el Tratado de Libre Comercio; el
registro constitutivo de las instituciones religiosas; las reformas a la Ley de
Sociedades Mercantiles, y otros temas de interés que guían, definen y orientan, en
nuestro país, a los notarios mexicanos.

El Consejo Directivo de la Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A.C., se


integra por presidentes honorarios, que son aquellos que han ocupado el cargo de
presidentes del Consejo; por un Presidente, que es electo por el Congreso; por
cinco vicepresidentes, que se eligen de las distintas entidades federativas; por un
Secretario de Organización; un Secretario Académico; un Secretario de Finanzas;
un Secretario del Interior; un Secretario de Comunicación Social y un Director de
la Revista de Derecho Notarial.

Colegio de Notarios del Estado de Nayarit, A.C.

El decreto N° 5852, que fue publicado en el Periódico Oficial, Órgano del Gobierno
del Estado de Nayarit con fecha 4 de diciembre de 1976, y en el que se promulga
la Ley del Notariado para el Estado de Nayarit, en el Título V, Capítulo Primero, de
los artículos 137 al 163, se contienen los primeros Estatutos del Colegio de
Notarios del Estado de Nayarit que agrupa a todos los notarios de la entidad.

Estos estatutos, además de ser los primeros que crean al Colegio de Notarios en
la entidad, se distinguieron por haber establecido los primeros lineamientos y
principios para fomentar la función, ejercicio y superación del notariado nayarita;

80
asimismo determinaron cómo se integraría el Consejo Directivo del Colegio, y las
funciones que deberían ejercer cada uno de sus integrantes.

Con fecha 28 de enero de 1987, se promulga y publica en el Periódico Oficial del


Gobierno del Estado el decreto 7027, que contiene la nueva Ley del Notariado del
Estado de Nayarit, en la que en el Título V, Capítulo Único, establece las normas
generales para la colegiación de los notarios, abrogando, en todos sus efectos, los
estatutos del Colegio de Notarios que estaban insertos en la Ley del Notariado
anterior. En dichas normas se establece como innovación que los miembros del
Colegio de Notarios de Nayarit obligatoriamente se afilien a la Asociación Nacional
del Notariado Mexicano, y deja la facultad al Colegio de Notarios para que, en
auxilio del Poder Ejecutivo y en asamblea plenaria, apruebe sus estatutos.

Los estatutos del Colegio de Notarios del Estado de Nayarit fueron aprobados en
asamblea plenaria celebrada el día 12 de septiembre de 1987. En ellos se
establece que el Colegio estará dirigido por un Consejo Directivo, integrado por un
Presidente, un Secretario y un Tesorero, y vocales que tendrán el orden de su
designación. Asimismo se faculta para que la asamblea designe las comisiones
que sean necesarias en las diversas áreas de trabajo, como son: la de relaciones
públicas, actividades académicas y sociales; difusión y publicidad; estudios
jurídicos y de investigación.

La máxima autoridad del Colegio de Notarios es la asamblea general, integrada


por todos los notarios de la entidad, y entre otras funciones tiene la de nombrar a
los integrantes del Consejo Directivo del Colegio de Notarios del Estado de
Nayarit, A.C.

El Consejo Directivo, entre las atribuciones importantes que le confieren los


estatutos, figuran las siguientes:

a) Procurar, mediante el ejercicio de las acciones y por los medios legales que
juzgue pertinentes, el cumplimiento de las normas legales que regulan el ejercicio
de la fe pública y los principios doctrinarios relativos, velando por la dignificación
de la institución del notariado latino.

b) Constituirse en órgano de consulta auxiliar al Ejecutivo del estado en la


vigilancia y cumplimiento de la Ley del Notariado y demás disposiciones legales o
administrativas relacionadas a la actividad notarial e informar, en su caso, al
propio Ejecutivo o a las demás autoridades competentes, de las infracciones a
dichas disposiciones que lleguen a su conocimiento.

c) Promover ante el Ejecutivo del estado y demás autoridades competentes las


reformas que estime pertinentes a la legislación notarial y a las disposiciones
administrativas que afecten el ejercicio notarial.

81
d) Llevar un registro de nombramiento, sello y firma de los notarios designados, de
acuerdo con el artículo 19, fracción II de la Ley; recibir la propuesta a que se
refiere la fracción III del mismo artículo, cuidando del cumplimiento de las
formalidades y solemnidades propias de dichos actos y expedir al interesado la
constancia respectiva, así como la de su admisión formal al Colegio.

e) Hacer del conocimiento público, siempre que lo estime necesario, la relación de


notarios debidamente autorizados para ejercer en la entidad.

f) Expedir credenciales que acrediten la calidad de notarios en ejercicio.

g) Intervenir, si así lo solicita el notario interesado, en las visitas generales o


especiales a que se refieren los artículos 120 a 123 de la Ley.

h) Adoptar medidas tendientes a establecer y reglamentar un servicio social del


notariado del estado.

i) Resolver las consultas que le hicieren las autoridades a los notarios.

j) Convocar a asamblea periódicamente, tratándose de las ordinarias, y de las


extraordinarias siempre que a su juicio se requiera. Las convocatorias se harán
mediante circular telegráficamente o por medio de cartas certificadas con acuse de
recibo con una anticipación de cinco días hábiles anteriores a la fecha señalada
para la reunión.

k) Establecer y aplicar sanciones a los notarios que falten al cumplimiento de este


régimen estatutario y a sus deberes profesionales.

l) El Consejo procurará mantener relaciones académicas y sociales con las


organizaciones notariales del resto del país y la publicación de un boletín
permanente de información, orientación y cultura sobre temas notariales, y
promoverá actividades o jornadas académicas que eleven los niveles técnicos de
los notarios miembros, así como el intercambio de criterios entre sí y con las
autoridades administrativas relacionadas con la función notarial.

En la misma forma, los estatutos vigentes determinan las facultades y deberes que
tienen el Presidente, el Secretario y el Tesorero del Colegio.

La Unión Internacional del Notariado Latino, las asociaciones y los colegios han
respondido invariablemente a una necesidad de unión, defensa y elevación de sus
asociados, y han servido como medio eficaz para preservar y fomentar los valores
notariales, que coadyuvan a la dignificación del derecho notarial y a la superación
de los notarios.

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Esta preocupación ha destacado en los gremios notariales, y se ha visto que
siempre han permanecido unidos porque algunos tienen orígenes antiguos y de
noble tradición.
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Consulta

 Derecho notarial y derecho registral


Luis Carral y De Teresa.
Editorial Porrúa. México.

 Temas de derecho notarial


Secretaria de Gobernación
Dirección General de Compilación y
Consulta del Orden Jurídico Nacional.

 Ley del Notariado para el Estado de Nayarit.

 Acuerdo administrativo que tiene por objeto expedir arancel


para el pago de honorarios a notarios del estado de Nayarit.

 Introducción al Derecho Notarial.


Juan Carlos Martínez Ortega.
Editorial uipan

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