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CAPÍTULO IV

CONTRAINTERROGATORIO

Julio Fontanet Maldonado

I. INTRODUCCIÓN

De todas las destrezas de litigación la más dramática es sin lugar a dudas el


contrainterrogatorio. Han sido muchas las novelas y películas donde durante un
contrainterrogatorio surgen grandes verdades y se cambia dramáticamente el giro de un caso
criminal o civil. Esa excesiva y exagerada explotación del contrainterrogatorio, ha creado una
especie de "glamour” sobre esta destreza de litigación pero peor aún, ha creado unas expectativas
irrazonables de lo que humanamente puede lograrse durante un contrainterrogatorio efectivo.
Esta mentalidad "hollywoodense" ha trastocado el concepto de lo que es realmente un
contrainterrogatorio.

El jurista norteamericano Wigmore se expresó a los fines de que el contrainterrogatorio


constituye el motor más efectivo para la búsqueda de la verdad. Esta máxima parte de la
premisa que un testigo muy fácilmente puede memorizar o recrear una narración durante su
interrogatorio directo, independientemente de que la misma sea veraz. Durante
contrainterrogatorio el testigo estará expuesto a un sinnúmero de preguntas encaminadas a
impugnar su credibilidad, que le harán salirse del libreto ya “memorizado” en el interrogatorio
directo. Es muy difícil que un testimonio inventado o adornado esté inmune a un
contrainterrogatorio efectivo. Por otro lado, ¿qué hacemos cuando estamos seguros que el testigo
de la parte contraria está diciendo la verdad? Si el contrainterrogatorio es realmente una
herramienta para la búsqueda de la verdad, ¿vamos a contrainterrogar a un testigo que está
diciendo la verdad?

¿Es ello ético? ¿Constituye esa práctica una buena estrategia? En las próximas páginas trataremos
de contestar algunas de estas interrogantes.

II. CONCEPTO

El contrainterrogatorio es el interrogatorio que hace la parte contra quien se ha ofrecido el


testimonio del declarante. El contrainterrogatorio está limitado a aquellas áreas cubiertas en el
interrogatorio directo y todas aquellas relacionadas a la credibilidad del declarante. 1 Nuestras
reglas señalan algunos mecanismos para la impugnación de los testigos, pero su enumeración
es abierta.2

El contrainterrogatorio no es únicamente un mecanismo para impugnar la credibilidad del testigo


de la parte contraria, tiene otros propósitos tan o más importantes, que la impugnación. Se han
reconocido fundamentalmente tres propósitos.
 Aportar aspectos positivos a nuestro caso;

1
L.P.R.A. Ap. IV R. 43.
2
L.P.R.A. Ap. IV R 44

Extracto del libro “PRINCIPIOS Y TÉCNICAS DE LA PRÁCTICA FORENSE”. Autor: Julio E. Fontanet Maldonado.
Jurídica Editores, 1 era edición, 2002, páginas 117 - 145.
1
 Destacar aspectos negativos del caso de la parte contraria;
 Impugnar la credibilidad del testigo de la parte contraria.

Para entender cabalmente el alcance de los primeros dos propósitos, debe definirse ¿qué
constituyen aspectos positivos de nuestro caso, así como también que constituyen aspectos
negativos del caso de la parte contraria? Aspectos positivos de nuestro caso significa en términos
sencillos que de la prueba o de las contestaciones del testigo, surgirán datos o hechos que
harán más probables nuestras alegaciones o nuestra teoría del caso. Es decir, todo aspecto
positivo a nuestro caso que pueda ser aportado por un testigo de la parte contraria, debe ser
obtenido durante el contrainterrogatorio.

Ejemplo:
En un caso criminal el abogado(a) de la defensa plantea que al momento de cometer el delito,
imputado, su cliente era inimputable por razón de alguna enfermedad o defecto mental. El
abogado(a) conoce que el policía que arrestó al imputado, ha expresado en algunos informes de la
policía, que al momento del arresto el acusado estaba “corno perdido, no estaba ubicado ni en
tiempo ni espacio”. Conociendo lo anterior el abogado(a) debe hacer las siguientes preguntas que
le permitirán aportar un aspecto favorable a su caso. Recuérdese que la teoría de la defensa es que
el acusado estaba inimputable al momento de cometer el delito.

Abogado: Oficial, lo cierto es que usted fue la persona que arrestó al acusado
Testigo: Eso es cierto. Yo fui el que lo arresté.
Abogado: Lo cierto es que usted arrestó el mismo día que alegadamente se cometió el delito.
Testigo: Eso es correcto.
Abogado: Específicamente usted lo arrestó minutos después de haberse cometido el delito.
Testigo: Lo arresté 30 minutos después.
Abogado: Mire a ver, si lo cierto es que al momento del arresto mi cliente se encontraba
como perdido, no ubicado en tiempo y espacio.
Testigo Ese es mi recuerdo.
Abogado: Y así usted lo describió en el informe de arresto preparado en este caso.
Testigo: Así lo escribí

El abogado(a) pudo desarrollar una línea interrogatorio que le permitió traer aspectos
favorables de su caso con un testigo de cargo. Debe destacarse que en este caso se facilitó
dicho proceso en la medida en que existían documentos que establecían dicha información. En
caso de que el testigo no quisiera aportar dicha prueba voluntariamente, podría entonces ser
confrontado con el informe de arresto, en el cual estaba plasmada la información.

Los aspectos negativos de la prueba de la parte contraria, en ocasiones pueden confundirse


con los anteriormente descritos. Específicamente aquí se trata de presentar prueba que de
alguna manera esté reñida con las alegaciones o la teoría de la parte contraria. Es correcto afirmar
que en la medida en que se destacan aspectos negativos de la parte contraria, pueden entonces
aportarse o destacarse aspectos positivos de nuestro caso. Ciertamente la distinción resulta ser
inmaterial. Lo que sí nos parece importante es hacer esta distinción en la medida en que nos
va facilitar la preparación previa de nuestro contrainterrogatorio. A esos fines, es indispensable
que evaluemos
detenidamente el testimonio de los testigos de cargo e identifiquemos aquellas partes de su
testimonio que pueden estar reñidas con la teoría y alegaciones del caso de la parte contraria.

Ejemplo:
En un caso donde la policía arrestó al acusado sin una orden de arresto, el fiscal tendrá que
establecer que al momento del arresto o de la intervención existían motivos fundados para
creer que se había cometido un delito en su presencia. Por su parte, el abogado(a) de defensa
tratará establecer que el policía arrestó al acusado sin los motivos fundados requeridos por
ley.

Abogado: Testigo, lo cierto es que al momento del arresto, usted no había visto al acusado
cometer delito alguno.
Testigo: Eso es correcto, lo que pasa es que lo vi caminando de una manera muy
sospechosa cerca del lugar de los hechos.
Abogado: Testigo es correcto afirmar que el acusado no poseía ningún arma ni tenía y poseía
objeto que tuviera relación alguna con el lugar escalado.
Testigo: Eso es correcto.
Abogado: Agente. Tampoco usted había recibido descripción alguna de algún testigo
relacionado a la persona que habla escalado el local.
Testigo: No.
Abogado: Lo cierto es que tampoco tenía usted confidencia alguna que vinculara al
acusado con los hechos.
Testigo: Tampoco.
Abogado: Lo cierto es que usted arrestó al acusado por la manera sospechosa en que
estaba caminando el acusado.
Testigo: Eso es correcto, lo arresté porque estaba caminando de manera muy sospechosa
como si hubiera cometido un delito u ocultado algo.

En su línea de preguntas el abogado(a) pudo establecer que el policía no tenía motivos


fundados para arrestar, sino que realmente lo arrestó a base estrictamente de una sospecha que
tenía por razón de la manera en que el acusado caminaba. Con toda probabilidad deberá
concluirse que la teoría del fiscal, de que había motivos fundados para arrestar al acusado sin
orden de arresto es improcedente. Todo esto se obtuvo a base del testimonio ce un testigo de
cargo, contestando preguntas en el contrainterrogatorio.

El último objetivo del contrainterrogatorio es la impugnación de la credibilidad del testigo de


la parte contraria. Este tema será discutido con profundidad en el capítulo v de este libro.
Podemos anticipar que impugnar al testigo de cargo constituye uno de los mecanismos más
efectivos para poder prevalecer en un caso, pero que requiere a su vez de unas destrezas
particulares de parte del abogado(a) que lo efectúa.

III. MANDAMIENTOS

El contrainterrogatorio constituye una de las herramientas más importantes en la litigación, cuyo


manejo presenta grandes retos y dificultades. Debe destacarse además que no es fácil
pretender establecer unos mandamientos que puedan atender toda la temática o tocar las
posibles áreas a ser cubiertas en un contrainterrogatorio. Ello requeriría una cantidad
innumerable de
mandamientos, los cuales también podrían ser aplicables o inaplicables atendiendo entre otras
consideraciones, al tipo de caso al testigo o al acusado. Es decir, muchas de las preguntas que
se pueden hacer en un contrainterrogatorio dependerán de consideraciones muy particulares de
cada caso. No se debe contrainterrogar a una victima en un caso de violación de la misma
forma que se hace en un caso de robo. Por otro lado, contrainterroga a un niño de manera
distinta una persona edad promedio. Tampoco se contrainterroga a un testigo al cual se conoce
que está mintiendo y que tiene una amputación de persona mendaz, igual que a una persona
que víctima de un delito y que únicamente puede cuestionarse su capacidad de percepción. Por
consiguiente, puede concluirse que para conocer todos los mandamientos y consideraciones
referentes al contrainterrogatorio, sería necesario escribir un solo texto para este tema. Este
escrito tiene esa pretensión. Atendiendo a esta realidad, la que pretendemos hacer es discutir
los ya famosos Diez Mandamientos del contrainterrogatorio de Marcus Tullius Cícero,
popularizados por el profesor Younger, atemperadas nuestras realidades procesales y sustantivas.
Nos parece por ser estos diez mandamientos tan generales, pueden ser de aplicación como
criterios mínimos o básicos para todo contrainterrogatorio. Adviértase que dependiendo del
caso o de los testigos será indispensable profundizar y considerar tras reglas y aspectos que
nos permitan obtener las herramientas necesarias para lograr que el contrainterrogatorio sea
efectivo.

PRIMER MANDAMIENTO

SER BREVE
Es recomendable que el contrainterrogatorio sea breve. Ello responde a que estamos
contrainterrogando a un testigo que está identificado con la parte contraria. Como norma
general la mayoría de su testimonio será adverso a nuestras legaciones o a nuestra teoría del
caso. Solamente existirán algunas áreas que podrán ser beneficiosas a nuestra posición. Es
necesario, por consiguiente interrogar al testigo sobre aquellas áreas que de una manera u otra
nos benefician. Es de esperarse que esas áreas sean las mínimas.

Al efectuar el contrainterrogatorio se debe partir de la remisa que el abogado(a) investigó y


estudió a cabalidad caso. La vista en su fondo, no es el momento para investigar el caso y
hacer preguntas con el propósito de descubrir evidencia o adquirir nueva información. Es
necesario que el abogado(a) haya identificado previamente aquellas áreas que le benefician y
que proceda inmediatamente a preguntar al testigo sobre las mismas. Mientras más
información se le suministre al jurado o al juzgador, más se diluye aquella parte del interrogatorio
que nos beneficia. Es necesario ser selectivo en aquellas áreas que van a ser a cubiertas.

Bajo ningún concepto puede interpretarse que el ser breve implica al omitir algún tipo de
información que de una manera u otra nos permita realizar alguno de los tres propósitos del
contrainterrogatorio. Ser breve no implica que seleccionemos únicamente aquel tipo de evidencia
más contundente. Todo lo que nos beneficie tiene que ser traído a la consideración del
juzgador. Adviértase que en ocasiones el jurado le presta mucha importancia a alguna
evidencia que el abogado(a) sabía que era favorable, pero que ciertamente entendía, no estaba
revestida de la importancia o el pese otorgado por el juzgador.

La brevedad podrá depender también de la estrategia del caso. En algunas situaciones no se tiene
nada muy concreto referente a un testigo. El abogado(a) ha identificado muchas puntos
sueltos
que individualmente en nada afectan a la credibilidad del declarante, pero que tomados o
evaluados en conjunto pueden afectarla, En esos casos es deseable desarrollar esos puntos sueltos
con muchas preguntas, de manera que podamos tener datos para ser "explotados" durante el
informe final. También puede darse el caso de que una parte pretenda sentar a testificar a
varios testigos sobre un mismo hecho. En esos casos puede ser efectivo un
contrainterrogatorio extenso a cada uno porque con toda probabilidad surgirán discrepancias.
Éstas podrían ser significativas o no, pero ciertamente podrán ser utilizadas para impugnar la
credibilidad de los declarantes. La experiencia humana nos dice que un mismo hecho puede
ser percibido de manera distinta por varias personas.

SEGUNDO MANDAMIENTO

PREGUNTAS SENCILLAS
Para lograr que el contrainterrogatorio sea efectivo es necesario que las preguntas sean
sencillas.
Este mandamiento está más dirigido a la estructura de la pregunta que a su contenido. Para lograr
destacar aquellas áreas que nos benefician en el contrainterrogatorio, es necesario que el juzgador
pueda entender todas las preguntas, así como las contestaciones a las mismas. Sería un
ejercicio de futilidad, el hacer una pregunta en la cual podamos obtener la contestación
deseada, sin embargo, el jurado no entendió realmente el alcance de la contestación. Es
necesario que la pregunta sea sencilla de manera que sea entendida cabalmente por el
juzgador a la misma pues que permite Integrar la contestación en el contexto deseado por el
abogado(a).

Existe la percepción errónea de que puede ser beneficiosa tratar de confundir al testigo con
preguntas complicadas. Ciertamente puede lograrse confundir al testigo y que él mismo
conteste una pregunta que pueda contradecir su testimonio previo: no obstante, de nada vale lo
logrado, toda vez que también habremos confundido al jurado. No se trata de confundir al
testigo, sino de llevarlo a testificar en aquellas áreas que de manera objetiva nos benefician. El
contrainterrogatorio no se trata de confundir al testigo sino de obtener aquella información
que nos beneficia. Debe evitarse hacer preguntas complicadas: pero Particularmente preguntas
compuestas. Este tipo de pregunta presenta el problema de que la misma podría requerir de
dos contestaciones irreconciliables, aunque el testigo solamente contesta una parte de la misma
no se establece con certeza y claridad cuál de las dos preguntas se contestó.

Ejemplo:
Abogado: Testigo ¿pudo usted observar el vehículo de la persona que lo asaltó?
Testigo: Sí eso es correcto.
Abogado: Con relación al vehículo. ¿Mire a ver si era de marca Honda y era de color
azul?
Testigo: Eso es correcto licenciado.

Adviértase que la pregunta ennegrecida era una compuesta y que podía propiciar dos
contestaciones distintas. Si al abogado(a) le convenía que contestara en la afirmativa a ambas
preguntas. Podría pensarse que la contestación le es favorable. El problema es que el juzgador
podría pensar que el testigo de buena fe se equivocó. El abogado(a) debió haber preguntado de
la siguiente manera:
Ejemplo:
Abogado: ¿Pudo ver el vehículo de la persona que lo asaltó?
Testigo: Eso es correcto licenciado.
Abogado: Mire a ver si el vehículo era de la marca honda.
Testigo: Eso es correcto.
Abogado: Le pregunto si el vehículo era de color azul
Testigo: Sí

De la forma anteriormente narrada, ambas preguntas y ambas contestaciones son expresadas


claramente. No puede existir duda alguna sobre el alcance, tanto de las preguntas como de las
contestaciones. Si era importante que el testigo contestara en la afirmativa en ambas preguntas
el abogado(a) tenía entonces quee lograr que ambas contestaciones fueran expresadas de una
manera clara sin que existiera duda de clase alguna. Es recomendable también, a los fines de
cumplir con este mandamiento no hacer preguntas en la negativa. Al contestar preguntas en la
negativa existe la incertidumbre de qué realmente quiso expresar el testigo.

De la contestación del testigo no surge con claridad si su contestación de “sí licenciado”


implica que no puede realmente identificar el tipo de vehículo que conducía el asaltante o si
realmente podía identificarlo.

TERCER MANDAMIENTO

SOLO PREGUNTAS SUGESTIVAS


Durante el contrainterrogatorio el abogado(a) es el protagonista. Como norma general se debe
proceder a hacer aseveraciones al testigo, el cual solo deberá afirmar o negar las mismas. El
tiempo de investigar el caso ya terminó, por lo que debemos dirigirnos a aquellas áreas que
queremos destacar. A través de las preguntas sugestivas vamos directamente a las mismas.
Debemos recordar que las Reglas de Evidencia3 permiten el que el abogado(a) pueda hacer
preguntas sugestivas, por lo que debemos maximizar la oportunidad.

La sugestividad resulta ser de mucha utilidad en el contrainterrogatorio. No meramente nos


permite ser los protagonistas durante interrogatorio, sino que facilita y propende otros
propósitos. Nos permiten tener el control del testigo en la medida en que no se le provee la
oportunidad de que explique su contestación. La pregunta sugestiva requiere únicamente un sí
o un no como contestación, por lo que impide o hace menos probable que el testigo explique
su contestación. También nos permiten cumplir con el primer mandamiento de la brevedad,
toda vez que la sugestividad va a facilitar el que nos dirijamos directamente a aquellas áreas
en las cuales queremos contrainterrogar al testigo. Análogamente facilita el segundo
mandamiento (preguntas sencillas), toda vez que una pregunta sugestiva bien estructurada
tiende a ser fácil de entender por el juzgador. Finalmente puede ser también debilidad para
que el abogado(a) pueda incorporar su vocabulario o su lenguaje a la contestación del testigo 4.
Esto puede ser bien importante cuando cierto vocablo es necesario para algún aspecto del
caso. Terminologías como motivos fundados peligro inminente o arrebato de cólera, pueden
ser determinantes en ciertos casos.
3
32 L.R.A. AP. IV R 43.
4
Dubin: op. Cit., pág. 114.
La estructura de una pregunta sugestiva requiere que se le presente al testigo una aseveración
como tal. Ejemplos de preguntas con estructura de su sugestividad son los siguientes:

1. Lo cierto es (expresar la aseveración);


2. Dígame si es o no es cierto (expresar la aseveración);
3. (expresar la aseveración) es eso correcto;
4. No es un hecho (expresar la aseveración)5
5. (expresar la aseveración) sí o no;
6. (expresar la aseveración solamente).

En los ejemplos anteriores se destacan las estructuras más comúnmente utilizadas en los
tribunales. Ello no significa que sean necesariamente las más correctas. Recomendamos
mayormente la utilización de la estructura, "lo cierto es. " También es recomendable expresar
la
aseveración y únicamente requerir del testigo que la acepte o que la niegue. De utilizarse la
segunda estructura debe tenerse mucho cuidado de que el testigo no se sienta tentado a
explicar su contestación.

Existen algunas excepciones al mandamiento de sólo hacer preguntas sugestivas. La excepción


más común, es cuando hacemos preguntas en aspectos introductorios cuya posible
contestación no gira en torno a aspectos imperantes del caso. Ciertamente resultaría
cacofónica una línea de preguntas donde todas fueran sugestivas. Testigo lo cierto es.... testigo
lo cierto es..., testigo lo cierto es Además el contrainterrogatorio se tomaría muy aburrido.

Pueden hacerse preguntas abiertas también para pasar de un tema a otro. También podría ser
muy efectivo en ocasiones hacer preguntas abiertas en aspectos fundamentales del
contrainterrogatorio cuando tengamos evidencia extrínseca que obligaría al testigo, de una
manera u otra, a tener que admitir o reconocer determinado hecho. Debe aclararse que aunque
existe cierto riesgo de que el testigo trate de explicar, el mismo parece ser mínimo. Del testigo
incurrir en dicha conducta o no ser responsivo, éste podrá ser confrontado con aquella
evidencia extrínseca que permitirá establecer el hecho o dato en controversia.

Ejemplo:
Tomemos como ejemplo un caso en que el fiscal está efectuando un contrainterrogatorio o un
testigo de coartada de la defensa. El testigo de la defensa es el jfe inmediato del acusado. El fiscal
tiene prueba documental para establecer ese dato, en caso de que el testigo lo niegue.

Fiscal: ¿Desde cuándo usted conoce al acusado?


Testigo: Hace cinco años
Fiscal: ¿Dónde trabaja usted?
Testigo: En la compañía Mar y Tierra
Fiscal: ¿Dónde trabaja el acusado?
Testigo: En la misma compañía
Fiscal: ¿Qué funciones lleva cabo el acusado en dicha compañía?
Testigo: Es mi jefe inmediato.

5
Este tipo de estructura no es recomendable, por estar en la negativa.
Es imponente recordar que el fiscal contaba con evidencia extrínseca para establecer que el
acusado y al testigo trabajaban juntos y que el primero la jefe inmediato del segundo. Es decir
en caso de que testigo lo negara el fiscal podría presentar la prueba pertinente para establecer
dicho dato. Siendo ésta la situación, el fiscal podía darse el lujo de hacer preguntas abiertas
sobre este tema toda vez que no importa lo que pueda contestar el testigo, el fiscal siempre podría
establecer que el acusado era su jefe inmediato.

En ocasiones es deseable salirse un poco de la sugestividad, porque el jugador o el jurado tiende a


percibirla negativamente. Un contrainterrogatorio que en su totalidad sea sugestivo, aparte de
lo cacofónico puede dar la impresión de que el abogado(a) está investigando o intimidando
indebidamente, al testigo. Podrían pensar que el testigo únicamente contesta para no
antagonizar con el abogado(a). Es recomendable hacer preguntas abiertas en los cases
anteriormente mencionados, pero deben hacerse con mucha cautela.

Finalmente, es importante destacar que la sugestividad es importante en aquellas vistas o


deposiciones que pretendamos realizar los propósitos fundamentales del contrainterrogatorio
según discutidos al principio de este Capítulo. Ello acontece, fundamentalmente, durante el juicio
o la vista en su fondo. Debe destacarse que algunas vistas iniciales o intermedias del proceso
puede utilizarse el contrainterrogatorio como un mecanismo de descubrimiento de prueba. En
los casos civiles esto suele hacerse en las deposiciones o en los casos criminales, en las vistas
iniciales y preliminares. En esos casos, se pueden hacer preguntas abiertas que propicien al testigo
dar amplias explicaciones. Ello permitirá adquirir más información que posteriormente sea de
utilidad para contrainterrogarlo efectivamente durante el juicio.

CUARTO MANDAMIENTO

SÓLO PREGUNTAR LO QUE SE SABE LA CONTESTACIÓN


En nuestra opinión éste es el mancamiento más importante de todos. Por otro lado, es también
el mandamiento que más se violenta. Como expresáramos anteriormente, la investigación del
caso ya terminó, por lo que ya debemos saber lo que cada testigo de la parte contraria puede
aportar en beneficio de nuestro caso. Debe recordarse también que el testigo está identificado
con la parte contraria por lo que no debe esperarse su cooperación.
Este mandamiento es violentado por abogados(as) que no investigaron a cabalidad su caso.
Solamente cuando conocemos la contestación del testigo a nuestras preguntas, podremos
garantizar que podremos cumplir con los tres objetivos del contrainterrogatorio. Debe
aclararse que saber la contestación del testigo puede implicar también, que aunque no
sabemos la contestación categórica que va a pronunciar el testigo, si tenernos evidencia
extrínseca donde categóricamente se establece la contestación anticipada. Debe resistirse la
tentación a la improvisación o de seguir el instinto. En ocasiones el testigo puede contestar
algo que nos llame la atención y nos invite a desarrollar una línea de preguntas en esa
dirección. Puede ser un descuido del testigo, pero también podría ser una especie de
"entrampamiento" para que una vez comprometidos con el tema, el testigo provea una
contestación devastadora para nuestro caso. Toda persona que ha practicado la profesión legal
en procesos contenciosos, sabe que pueden pasar cualquiera de ambos escenarios. La pregunta
mandatoria es por consiguiente la siguiente:
¿cuándo podemos arriesgarnos a hacer preguntas que no sabemos la contestación?
Ciertamente no tenemos una contestación o respuesta infalible. Como norma general
debemos resistir la
tentación. En caso en que decidamos tomarnos ese riesgo, debemos minimizarlo evaluando
las siguientes consideraciones:
1. Identidad del testigo; un testigo con mucha experiencia testifical sabe cómo inducir al
abogado(a) a hacerle preguntas que le permitan expresar alguna información detrimental a
los intereses del caso del abogado(a). Es decir mientras más experiencia tenga el
testigo menos recomendable será incurrir en el riesgo.

2. Naturaleza del testimonio; durante el interrogatorio del testigo puede surgir un dato
importante sobre su testimonio el cual aparenta ser favorable a los intereses del caso,
del abogado(a) que efectúa el contrainterrogatorio. En ese caso, el abogado(a) debe
evaluar con mucho cuidado sobre qué terna en específico gira el testimonio. Si ese
tema fue investigado por el abogado(a) exhaustivamente, podría entonces determinar
de manera razonable si existe algo en ese tema que le pueda afectar o beneficiar. A
base de dicho análisis, puede decidirse si pregunta o no, toda vez que el riesgo de
obtener una contestación desfavorable se ha minimizado.

3. Novedad del testimonio; durante el interrogatorio, el testigo podría ofrecer


información sobre un hecho o evento, al cual es totalmente nuevo al abogado(a) que
efectúa el contrainterrogatorio. La efectividad de esta consideración parte de la
premisa que el asunto es totalmente nuevo al abogado(a) a pesar de haber investigado
rigurosamente el caso. En esa situación, podría inferirse que la información es
favorable a nuestro caso, toda vez que de haber sido adversa lo más probable es que la
otra parte la hubiera presentado6 con anterioridad. Lo más probable es que la prueba
surte por un descuido o inadvertencia del testigo.

Finalmente y por otras consideraciones, se ha expresado que cuando la parte conoce que está
perdiendo cara y convincentemente su caso, podría proceder a hacer preguntas en las cuales no se
sabe la contestación, toda vez que no tiene mucho que perder, y podría surgir algo que de manera
dramática cambiara la trayectoria del caso. En nuestra opinión jamás se debe considerar este
curso de acción. El mismo refleja mucha improvisación y jamás ningún abogado(a) puede
estar totalmente seguro de como un juez(a) o un jurado está percibiendo el caso.

QUINTO MADAMIENTO

ESCUCHAR LA CONTESTACIÓN
Escuchar la contestación es el más lógico de todos los mandamientos, pero por otro lado es uno
de los más que se descuida. Las razones que hacen de este mandamiento uno importante son
innumerables. Examinemos las más obvias.

Primeramente al escuchar las contestaciones de un testigo podemos evaluar si hemos obtenido la


contestación deseada. Si no lo hemos logrado, debemos continuar interrogando al testigo
sobre ese asunto. En ocasiones el abogado(a) está tan ocupado mirando sus notas o pensando
en la

6
"En los casos criminales el ministerio fiscal tiene una obligación de descubrir roda evidencia exculpatoria al acusado. Dicha obligación
surge desde la etapa preliminar e investigativa del proceso y continúa durante el juicio. Regla 95 de las de Procedimiento Criminal del 1963:
Pueblo v-Ortiz Vega. 99 JTS 154.
próxima pregunta, que no presta la atención debida a la contestación del testigo. En ese caso
se corre el riesgo de partir de la premisa de que el testigo ha contestado lo que se esperaba, no
siendo esa la realidad. Por consiguiente, no obteniendo la información que de una manera u
otra nos era favorable. Es imperativo prestar la atención debida y escuchar atentamente la
contestación del testigo. Puede suceder también que el abogado(a) hace una pregunta, y la misma
es objetada por la otra parte. Surge entonces una discusión referente a la procedencia de la
objeción. De la objeción ser declarada ha lugar, es recomendable que el abogado(a) repita la
pregunta independientemente de si el testigo la había contestado. Es deseable que las preguntas y
sus contestaciones sean presentadas de manera interrumpida. Es muy posible que el juzgador
no recuerde la pregunta ni la contestación, por razón de que la objeción captó su atención. Es
imperativo que tanto la pregunta corno la contestación estén claras en la mente del juzgador.
Debe ser una norma que luego de que cada objeción a la pregunta la misma debe ser repetida
de no haber prevalecido la objeción.

Es también recomendable escuchar la contestación del testigo porque podría surgir alguna
información, la cual no se contemplaba. Dicha información podría ser de mucha utilidad
dependiendo el caso. Si sencillamente nos olvidamos de esa contestación porque no era la que
estábamos esperando, podríamos perder una oportunidad de obtener alguna otra información
que también podría ser de utilidad para nuestro caso. Ello no significa que nos vamos a ir en
una expedición de pesca, pero ciertamente dicha información tiene que ser evaluada de
conformidad con los criterios expresados del Mandamiento Quinto.

SEXTO MANDAMIENTO

NO "PELEAR" CON EL TESTIGO


Se espera del abogado(a) una conducta respetuosa y decorosa en el tribunal. Cónsone con lo
anterior es contraproducente que el abogado(a) exhiba una conducta irrespetuosa hacia los
testigos. Para poder lograr los objetivos previamente establecidos en el contrainterrogatorio,
no es necesario antagonizar con los testigos. Se puede obtener información favorable para
nuestro caso como también información desfavorable del caso de la parte contraria e inclusive
se puede Impugnar a un testigo, sin tener que "pelear" con el mismo. Ciertamente corno norma
general, es contraproducente antagonizar con los testigos.

Es necesario destacar a manera de excepción, algunas situaciones en las cuales el abogado(a)


no tiene otra alternativa que antagonizar con el testigo. Existen situaciones donde testigo le
falta respeto al abogado(a) frente al jurado. En esas situaciones hay que reaccionar
prontamente. Es deseable solicitar el auxilio del tribunal de los ataques del testigo, pero en
otras ocasiones es deseable reaccionar directamente al testigo, pero claro esta, siempre con
moderación.

Ejemplo:
Durante un interrogatorio al testigo de cargo surge de lo siguiente:

Abogado Testigo, lo cierto es que usted únicamente pudo ver al acusado de espalda.
Testigo: Yo lo pude ver bien licenciado.
Abogado: Testigo, la pregunta es sencilla, lo cierto es que usted únicamente pudo ver al
acusado de espalda.
Testigo: Licenciado le estoy de diciendo que lo vi muy bien.
Abogado: Testigo por favor conteste la pregunta.
Testigo. Licenciado lo que pasa es que usted no quiere escuchar la verdad, usted quiere que
yo conteste lo que usted le de la gana.
Abogado: Su señoría, solicita el auxilio del tribunal a los fines de que se instruya al testigo a
no dirigirse a nuestra persona en esa forma ni manera.
Tribunal: El tribunal instruye al testigo de que tiene que contestar la pregunta del
abogado(a) y que tiene que modificar su comportamiento o de lo contrario el
tribunal tendrá que tomar medidas para asegurarse que el testigo se recuerde
que está en un Tribunal de Justicia.

En el diálogo anterior el testigo hizo una expresión muy lesiva al abogado(a) frente al jurado.
Es necesario reaccionar pronta y enérgicamente para que jurado no entienda que la
aseveración del testigo era en algún grado correcta. El abogado(a) solicitó el auxilio del tribunal y
éste procedió a llamarle la atención al testigo. Ello es una alternativa y ciertamente fue en cierta
medida efectiva. La otra posibilidad era reaccionar directamente testigo según se ilustra a
continuación:

Abogado: Testigo, lo cierto es que usted únicamente pudo ver al acusado de espalda.
Testigo: Yo lo pude ver bien licenciado.
Abogado: Testigo, la pregunta es sencilla, lo cierto es que usted únicamente pudo ver al
acusado de espalda.
Testigo: Licenciado le estoy de diciendo que lo vi muy bien.
Abogado: Testigo por favor conteste la pregunta.
Testigo: Licenciado lo que pasa es que usted no quiere escuchar la verdad usted quiere que
conteste lo que usted le de la gana.
Abogado: Aquí la única persona que no quiere decir la verdad es usted. Conteste la pregunta.

Adviértase que en el diálogo anterior la reacción del abogado(a), aunque enérgica estaba
razonablemente justificada dada la conducta y la aseveración del testigo. Al reaccionar
directamente al testigo se debe ser muy cuidadoso. La reacción no puede ser muy excesiva,
debe estar atemperada a la provocación hecha por el testigo: Dependiendo la provocación
debe ser la reacción, recordando siempre que se espera una conducta profesional de parte del
abogado(a). Estamos hablando de casos particulares. Como norma general se debe ser
tolerante y debe propiciarse el que sea el tribunal el que intervenga. Ello será muy favorable en la
mente del jurado en la medida en que ellos pensarán que la conducta del testigo era tan
inapropiada que hasta el propio tribunal que tuvo que intervenir en beneficio del abogado(a).

SÉPTIMO MANDAMIENTO

NO PERMITIR QUE EL TESTIGO EXPLIQUE


Durante el contrainterrogatorio el abogado(a) es el protagonista. Su interrogatorio deberá
consistir de aseveraciones que requieran meramente un rechazo o una aceptación de parte del
testigo. El abogado(a) deberá llevar al testigo a aceptar, rechazar o aportar aquella
información que sea estrictamente necesaria para lograr los tres que objetivos del
contrainterrogatorio previamente discutido. Las razones son obvias: se está interrogando a un
testigo de la parte contraria, el cual como norma general, tendrá pocas cosas favorables que
aportar a nuestro caso.
Es necesario limitar su testimonio a esas pocas cosas y no permitir que explique, toda vez que
es muy probable que sus explicaciones sean desfavorables.
Lo importante de este mandamiento, es conocer qué mecanismos podernos utilizar para
impedir que el testigo pueda explicar sus contestaciones. Los mecanismos son los siguientes:

1. Hacer preguntas sugestivas; por su estructura, este tipo de preguntas no permiten


explicaciones,
2. Solicitar el auxilio del tribunal; si el testigo insiste en explicar, se puede solicitar al
tribunal que instruya al testigo que tiene que ser responsivo y de querer explicar algo,
posteriormente la otra parte podrá permitírselo durante el re-directo.
3. Hacer otra pregunta; tan pronto el testigo comience a explicar su contestación, el
abogado(a) puede proceder a articular una nueva pregunta. Como norma general el
testigo instintivamente terminará con su explicación y procederá a escuchar la nueva
pregunta. Se debe ser cuidadoso de no parecer descortés. Se debe hacer con prudencia;
4. Interrumpir al testigo; en ciertos casos la explicación del testigo es tan nociva para
nuestro caso que es imperativo proceder a interrumpirlo. Esta práctica por razones
obvias, debe ser la última alternativa.
5. Repetir la pregunta; si el testigo no quiere contestar la pregunta, se le puede repetir y
repetir, hasta que se vea obligado a contestarla.

A manera de excepción no será indispensable evitar que el testigo trate de explicar la


contestación, cuando contamos con evidencia extrínseca que establece claramente el hecho o
dato que se quiere establecer. No importa la explicación que pueda producir siempre podrá ser
confrontado con esa evidencia extrínseca que establece claramente el hecho favorable a
nuestro caso. Análogamente, de conocer de antemano la explicación que el testigo producirá, la
misma de ser increíble o irrazonable, podría ser deseable permitir al testigo que explique su
contestación, toda vez que la explicación podría ser peor que el dato inicial.

OCTAVO MANDAMIENTO

NO REPETIR EL DIRECTO
Uno de los errores más comunes de los abogados(as) en el contrainterrogatorio consiste en
repetir innecesariamente el examen directo. Ello puede deberse a varias razones, como puede
ser falta de preparación, inexperiencia o falta de un plan desarrollado durante el
contrainterrogatorio. El contrainterrogatorio no puede dejarse a la improvisación. En ocasiones
vemos cómo se efectúa un contrainterrogatorio donde fundamentalmente se repite el examen
directo, quizás con la esperanza de que surja alguna inconsistencia o algún hecho que pudiera
ser favorable. Lamentablemente lo que se logra en la mayoría de los casos es volver a traer
evidencia testifical la cual nos es adversa. Mientras más se repita un dato o un hecho mas fácil
será para el jurado o al juzgador, recordarlo.

Existen situaciones muy particulares en las cuales es necesario y recomendable repetir el directo.
La más importante consiste en que si durante el interrogatorio directo del testigo, éste aportó
alguna evidencia favorable a nuestro caso o adversa al caso de la otra parte, pues obviamente
es muy recomendable que el testigo repita dicha información como parte del contrainterrogatorio.
También es recomendable repetir alguna parte del directo como preámbulo o introducción a
un tema que nos va a ser favorable, como podría ser la impugnación del testigo.

Ejemplo:
Abogado: Testigo durante el interrogatorio directo usted testificó que los hechos
acontecieron a las seis de la tarde.
Testigo: Eso es correcto.
Abogado: Mire a ver si durante la vista preliminar usted testificó que los hechos
acontecieron a las siete de la noche cuando ya la visibilidad no era la misma.

En el ejemplo anterior el abogado(a) comienza repitiendo la parte específica del examen


directo con el propósito de comprometer al testigo con esa parte de su testimonio y así poder
destacar claramente la inconsistencia con su testimonio anterior. Adviértase que es muy limitado
lo que se repite del directo y es específicamente con un propósito ulterior. Finalmente algunos
abogados(as) prefieren en ciertos casos que el testigo repita una parte sustancial del testimonio
prestado del examen directo con el propósito de establecer que el mismo es memorizado,
como si el testigo estuviera repitiendo un cuento que realmente nunca aconteció. Esta
estrategia podría ser de alguna utilidad en algunos casos, pero ciertamente aparenta ser muy
arriesgada. Puede ser que se logre dicho propósito, pero también la repetición indiscriminada
de unos hechos, una y otra vez, puede calar muy hondo en la mente y recuerdo del juzgador.

NOVENO MANDAMIENTO

SABER CUÁNDO PREGUNTAR


En ocasiones el mejor contrainterrogatorio es no hacer ninguna pregunta o a veces la mejor
pregunta es, aquella que no se hace. No siempre hay que contrainterrogar. Si no podemos
obtener ningún dato favorable para nuestro casO o desfavorable para la otra parte, ni tampoco
podemos impugnar a ningún testigo, con toda probabilidad, lo mejor va a ser no
contrainterrogar. Claro está, es muy raro que no exista algo que se pueda preguntar que de una
manera u otra propenda la realización de los objetivos del contrainterrogatorio. El ejemplo
más común acontece cuando la parte que presenta al testigo no logra establecer aquel dato o
elemento esencial para su caso. Debe destacarse que el único testigo anunciado por dicha parte
para establecer ese dato o elemento esencial era dicho testigo. Es decir, si no lo pudo
establecer en el interrogatorio directo de ese testigo, no podrá establecerlo con ningún otro
medio de prueba.

Ejemplo:
Durante el interrogatorio directo el testigo de cargo relató cómo fue víctima de un robo.

Describe cómo y dónde se cometió el delito. Inclusive describe a la persona que lo cometido.
Establecido lo anterior el fiscal pregunta lo siguiente:
Fiscal: ¿Ha vuelto usted a ver a la persona que lo asaltó?
Testigo: Sí, en varias ocasiones.
Fiscal: ¿Durante el día de hoy lo ha vuelto a ver?
Testigo: No le he visto durante el día de hoy.
Fiscal: ¿Está seguro?
Testigo: Muy seguro.
En la situación anteriormente narrada, el testigo no pudo señalar al acusado en corte abierta
como la persona que lo asaltó. El señalamiento era un elemento fundamental del caso, sin el
cual el fiscal no podrá establecer que el acusado cometió delito7. En este caso el abogado(a)
del acusado no deberá hacer ninguna pregunta. Si decide contrainterrogar podría surgir la
identificación o señalamiento durante sus preguntas. De igual forma estaría permitiendo un turno
de re-directo al fiscal. Todo esto por contrainterrogar cuando no era necesario. Existen
situaciones no tan claras corno la anterior, donde también tampoco es deseable
contrainterrogar o en la alternativa, limitar dramáticamente el número de preguntas.

Ejemplo:
Imagínense que durante un juicio por el delito de apropiación ilegal agravada, el testigo
omitió expresar en cuánto estaba valorado el bien supuestamente apropiado. En términos
sustantivos, ello implica que el Fiscal no pudo establecer uno de los elementos del delito
imputado, por lo que de ser creída la prueba, solamente se podía configurar el delito de
apropiación ilegal en su modalidad menos grave.8 En este caso el abogado(a) deberá
primeramente evaluar la deseabilidad de contrainterrogar. De decidir contrainterrogar, debe
entonces considerar que áreas pretende cubrir y cuántas preguntas piensa hacer.

Nos parece que lo más sensato en un caso como el anterior, es no contrainterrogar. Ello
implicaría que nos estamos allanando a que se ha configurado la apropiación ilegal menos grave,
pero por otro lado hemos asegurado que no pueda recaer una convicción por el delito en su
modalidad agravada. Claro está, si se cuenta con evidencia que pueda establecer una duda
razonable sobre la apropiación ilegal menos grave, debe entonces contrainterrogarse, pero
ciertamente muy limitadamente, de manera que tratemos de impedir que surja el valor del
bien mueble supuestamente apropiado.

DÉCIMO MANDAMIENTO

SABER CÚANDO TERMINAR


Uno de los problemas que ha ocasionado la excesiva difusión del contrainterrogatorio en
películas y series de televisión, consiste en que se ha creado una percepción de que todo
contrainterrogatorio va a descubrir un gran misterio o hará que surja una gran verdad. Esa
falsa expectativa lleva en ocasiones a que los abogados(as) no sepan cuando terminar su
contrainterrogatorio, porque insisten en que el testigo eventualmente va a responder o a
suministrar esa gran contestación. De igual forma que es importante saber cuándo preguntar,
es fundamental saber cuándo terminar.

Se debe ser realista cuando se contrainterroga al testigo de la parte contraria. Debe recordarse que
estamos interrogando a un testigo identificado con la otra parte, por lo que tenemos que
identificar cuál es aquella información que de manera realista puede obtenerse del testigo. Esa
información deberá ser desarrollada a plenitud durante las argumentaciones o curarte el
informe final. En muchas ocasiones pueden identificarse ciertos aspectos del testimonio, como
podría ser
7
Podía existir alguna otra prueba corno una confesión o admisión la cual a su vez estuviera corroborada. Para fines del ejemplo se parte de la
premisa que esa era la única prueba de la identidad del acusado.
8
El Artículo 166 del Código Penal de 1974. requiere que el valor del bien mueble apropiado exceda los $200.
una inconsistencia del testigo frente a otras declaraciones previas. Durante el contrainterrogatorio
a dicho testigo, éste debe ser confrontado con la inconsistencia y con el propósito de
impugnarlo. Ello se logra cuando el testigo acepta que incurrió en la inconsistencia, o cuando
es confrontado con las declaraciones anteriores inconsistentes. Es decir, su credibilidad queda
impugnada en ese momento. Una vez aceptada o al ser confrontado con a inconsistencia
resulta innecesario continuar interrogando al testigo sobre ese aspecto. Sería irrealista esperar
que de continuar el interrogatorio sobre ese aspecto, el testigo llegue a afirmar que “es cierto
licenciado soy un mentiroso me inventé todo lo que dije”. De continuar el contrainterrogatorio
una vez establecida la inconsistencia, puede provocar que el testigo explique de manera
razonable y creíble la inconsistencia. El abogado(a) debe recordar que una vez establecida la
inconsistencia, podrá hacer inferencias razonables de la misma durante el informe final. Podrá
decir y argumentar todas aquellas cosas que el testigo no le va a contestar.

Ejemplo:
Abogado: Testigo, a preguntas del fiscal usted mencionó que la persona que lo había
asaltado era rubia.
Testigo. Eso es correcto licenciado.
Abogado: Testigo, sobre estos hechos usted había declarado anteriormente ante un fiscal
cuando prestó una declaración jurada sobre los hechos.
Testigo: Es mi recuerdo.
Abogado: Mire a ver si en esa declaración jurada usted describió a la persona que lo
asaltó como una que tenía el pelo color negro.
Testigo: Bueno licenciado reconozco que dije eso en esa declaración.

Aceptada la inconsistencia se torna innecesario hacer preguntas adicionales sobre este tema.
Como norma general el testigo tratará de explicar su testimonio y la inconsistencia que
necesitamos para lograr los objetivos del contrainterrogatorio es, establecer la existencia de la
inconsistencia. Ello nos permitirá expresar en el informe final todas las inferencias razonables que
la inconsistencia permita. Podrá la defensa argumentar que: “tiene que existir duda sobre la
identidad del acusado toda vez que el testigo admitió que en una ocasión lo vio con el pelo
color negro y ahora durante juicio lo vio con el pelo rubio”. Podrá decir también que sería
injusto encontrar a una persona culpable con un testigo que admite que la persona que lo
asaltó tenía un color de pelo distinto al del acusado. Ciertamente damas y caballeros del
jurado, estamos hablando de dos personas distintas Una vez establecida la inconsistencia son
muchas las cosas que se pueden argumentar sin tener que insistir en que el testigo nos provea
mayor información. En el caso de que no podamos controlar el impulso de continuar
interrogando sobre ese aspecto, debe hacerse con mucha cautela y siempre con preguntas muy
sugestivas que nos permitan controlar y limitar las explicaciones del testigo.

Además de saber cuándo terminar el contrainterrogatorio una vez lograda en la contestación


realista esperada, se debe contemplar dentro de este mandamiento la necesidad de elaborar
una línea de interrogatorio que nos permita obtener una información fundamental que sea de
utilidad para establecer el dato o hecho deseado. Una vez obtenida dicha información,
debemos terminar o pasar a otro punto del contrainterrogatorio. Nuevamente, es importante
recordar que tenemos que ser realistas y que un testigo de la parte contraria no nos va a
suministrar "con facilidad y entusiasmo" información positiva para nuestro caso. Si querernos
obtener información positiva
tenemos que hacerlo de manera que el testigo no tenga otra alternativa razonable que contestar lo
esperado. Para ello es indispensable que el testigo no pueda claramente identificar hacia
dónde específicamente nos dirigirnos. Siendo confrontados directamente con la pregunta en
controversia, le será muy fácil rehuir la misma y proveer algún tipo de justificación. Es necesario
hacer una línea de interrogatorio con preguntas claras y sencillas que el testigo de manera
razonable no pueda negar. A través de esas preguntas lo habremos comprometido con las
bases fácticas de ese punto o tema en controversia. Llegado a ese punto debemos terminar de
desarrollar ese tema y pasar a otro punto. Nuevamente durante el informe final o en alguna
argumentación pertinente, podremos elaborar un argumento o informe basándose en puntos
previamente establecidos.

Ejemplo:
En un caso de asesinato en primer grado, el testigo principal del ministerio público, lo es un
testigo ocular que alegadamente ve al acusado disparar contra la víctima. Esto aconteció frente un
local donde el testigo se encontraba compartiendo con varias amistades. El testigo se
encontraba como a 40 pies de distancia de donde se encontraba el acusado y la víctima. El
abogado(a) procede a efectuar el siguiente contrainterrogatorio referente al momento en que
pudo percibir los disparos.

Abogado: Lo cierto es que usted estaba conversando con sus amistades momentos antes
del incidente.
Testigo: Eso es correcto.
Abogado: Ustedes eran alrededor de cuatro personas.
Testigo: Exactamente éramos cuatro.
Abogado: Usted se encontraba como 40 pies de donde se encontraba de la víctima en ese
momento.
Testigo: Bueno no puedo asegurar que eran 40 pies, pero ciertamente era más o menos
esa distancia.
Abogado: Testigo según surge de los informes y sus declaraciones anteriores, usted se
encontraba de manera perpendicular en relación a donde estaba localizada la
víctima.
Testigo: Bueno yo estaba como de "ladito" pero podía ver bien.
Abogado: Testigo lo cierto es que como usted acaba de expresar usted estaba de "ladito"
Testigo: Sí eso dije.
Abogado: Y mientras usted conversaba con sus amigos y se encontraba ubicado como nos
acaba de indicar, es que usted escucha los disparos.
Testigo: Eso es así.
Abogado: Testigo una vez que usted escucha los disparos, usted mira y ve al acusado y a la
víctima.
Testigo: Sí.

En el interrogatorio anterior el abogado(a) pacientemente llevó al testigo al lugar y momento


específico de los hechos. No confrontó al testigo con el hecho de que al momento de los
disparos no estaba mirando ni a la víctima ni al acusado. Fue después del disparo cuando
entonces mira y se percata de lo acontecido. A través de preguntas sencillas las cuales el
testigo no podía negar, logró que relativamente admitiera que no vio acusado disparando.
Sería un error
y una violación crasa a este mandamiento, el continuar contrainterrogando al testigo sobre ese
aspecto. Se debe terminar -o cambiar el tema- y desarrollar a información obtenida por el
testigo durante el informe final o cualquier otra argumentación pertinente.

IV. ORDEN DE LAS PREGUNTAS

Un contrainterrogatorio efectivo, requiere un orden que facilite la realización de sus objetivos.


Como hemos expresado, el principio y el final del contrainterrogatorio son períodos
medulares, tomando en consideración la atención y recuerdo del juzgador. Así las cosas, es
imperativo iniciar y terminar el contrainterrogatorio con aquellos puntos bien favorables para
nuestro caso.

Al organizar el contrainterrogatorio, debernos dividirlo por temas. Cada tema requerirá de un


sinnúmero de preguntas. De esos temas y de conformidad con lo expresado anteriormente,
seleccionaremos uno para el principio y otro para el final. Con relación a las restantes, no se debe
seguir un orden cronológico. Se debe ir de tema en tema atendiendo a otras consideraciones.
De seguirse un orden cronológico, al testigo le será fácil enfrentarse al contrainterrogatorio, toda
vez que podrá prever todas las preguntas. Es necesario no "telegrafiar" hacia dónde nos
dirigimos. Algunos autores señalan que debe tenerse mucho cuidado con esta técnica de "ir o
saltar de tema en tema", porque puede confundir al jurado. Los cambios no pueden hacerse de
manera abrupta, que hagan imposible poder seguir la secuencia las preguntas.

Al impugnar al testigo al principio de su testimonio pueden lograrse dos cosas: primeramente,


para efectos del juzgador todo lo que conteste el testigo con posterioridad va a estar maculado
por la impugnación. En segundo lugar, el testigo puede quedar "intimidado" por el abogado(a)
y podría tornarse más cooperador. Esto último suele pasar cuando el testigo ha negado que
incurrió en una manifestación anterior inconsistente, y fue confrontado por el abogado(a) can
la declaración anterior, donde estaba plasmada la declaración inconsistente. Por otro parte, no
puede perderse de perspectiva que no todos los testigos van a ser impugnados en el
contrainterrogatorio. De alguno de éstos, podría obtenerse información favorable para nuestro
caso, porque es consistente con nuestras teorías o -alegaciones. En esos casos debe
comenzarse “moderadamente” con el testigo de manera que obtenerse dicha información de
manera sutil. El testigo no estará a la defensiva, por lo que podría estar incluso, cooperador.
Adviértase, que no queremos antagonizar ni impugnar a un testigo que nos va a proveer
información favorable. Si lo impugnamos es posible que el juzgador ponga en entredicho dicha
información. Del testigo no querer cooperar, tendremos entonces que proceder a interrogarlo
de manera más enérgicamente de manera que podarnos obtener la información deseada.

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