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Introducción a la Redacción Académica

Módulo 2. Técnicas para la redacción de textos académicos


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Clase 1: La estructura del texto académico
Índice temático:
• Ideas principales
• ¿Cómo estudiar este tema?
• Introducción
• Desarrollo
• Conclusiones
• Referencias bibliográficas

Ideas principales

Textos académicos

Estructura Análisis Características

Cómo estudiar este tema

Para el manejo de este tema se recomienda:


• Revisar todo el material.
• Prestar atención a las propuestas de estructura para presentar un texto académico.
• Analizar cómo se determina la estructura que resulta más eficiente a los fines de
presentar un texto académico.

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Al final de esta clase, podrás responder a la pregunta: ¿Cómo se establece la estructura de los
textos académicos?

1.1.- Introducción

Manejar las habilidades de la redacción académica constituye una competencia de gran valor
para dar a conocer resultados en los diferentes campos de estudio y posicionar logros,
descubrimientos, innovaciones y procesos.
Los documentos que se elaboran con ese fin deben cumplir una serie de requisitos asociados a
la calidad, originalidad, validez de los hallazgos, pertinencia de los métodos y técnicas
empleados para dar respuesta al problema, así como para ajustarse a los requerimientos y
necesidades de las diversas áreas de estudio.
Con la premisa de que un texto académico es aquel que expresa un conocimiento concreto de
una disciplina específica, debe tomarse en cuenta que su contenido se centra en habilidades
como: exponer, explicar y argumentar, entre otras, que redundan en un material acorde al
propósito de posicionar hechos, temas o resultados trascendentes.
Para ello, además de responder a las características que los definen como textos académicos,
debe tomarse en cuenta la importancia de un estilo de redacción claro y preciso, coherente y
capaz de expresar con precisión las ideas que soportan la investigación, favorecen su
entendimiento y validan sus resultados.
En el ámbito académico, existen otras normas, que responden a cuestiones formales, y cuya
importancia no debe subestimarse.
En ese caso se encuentra la estructura, que define la forma, esquema y formato de manera
general que debe emplearse para presentar la información que se considera trascendente a los
fines de la investigación y la divulgación científica.

1.2.- Desarrollo
Los textos académicos presentan, por su contenido, complejidad o requerimientos editoriales,
diversas formas de presentación, que en primera instancia, van a estar determinadas por:

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Justo por esa variedad de formatos y tipos de textos, resulta comprensible entonces que
podamos encontrar propuestas variadas respecto a cómo se presentan.
Más allá de la clásica Introducción, desarrollo y conclusiones, cuál es la estructura de un texto
académico?
Antes de responder esta pregunta, se debe aclarar que no hay una única respuesta.
Determinar la estructura va a depender, en primera instancia, del tipo de texto y la información
que se quiere difundir
Antes de iniciar con los elementos principales, hay que destacar que en dependencia de donde
se publicará puede variar un poco la forma elaborarse.
Sin embargo, cada una de las propuestas de esquema para estructurar un texto académico puede
servir de base para enfocar la diversidad de documentos de divulgación científica, siempre que
se tomen en cuenta las necesidades de publicación, de contenido e incluso requerimientos y
normativas institucionales.
Una de las opciones más extendidas y validadas es la que se desprende de la estructura clásica
de los artículos que expresan resultados de investigación, IMRyD (Introducción, Métodos,
Resultados y Discusión), esquema ampliamente aceptado, y cada vez más extendido.
Este esquema tiene sus inicios en la segunda mitad del siglo XX, y desde entonces constituye
un esquema de uso generalizado, en especial entre las revistas especializadas en las cuales se
publican artículos originales, aunque su empleo no se limita a estos soportes, pues incluso otros
formatos como capítulos de libros, suelen exigirse con este esquema específico.
Y aunque el IMRyD es muy empleado, no es la única estructura válida o recomendada. Pues
incluso para los propios artículos, se proponen otras estructuras posibles:

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Tomado de: felixmendoza60-laesquinadesaber.blogspot.com

Pero estas no son las únicas opciones, pues diferentes especialistas ofrecen variantes a la
estructura de los textos académicas. En todo caso, lo importante es ofrecer la mayor cantidad
de información relevante, en un orden lógico. Para eso, ofrecemos una guía general que sirva
de referencia para estructurar los diversos tipos de documentos para la divulgación académica.
Lo primero, sin dudas, es la presentación. En esta parte van todos los elementos que
caracterizan, definen y ponen en perspectiva a quien lo va a leer qué puede encontrar en el texto.

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Se incluyen en esta parte, por norma general, la identificación del autor, afiliación institucional,
el título del trabajo, el resumen y las palabras clave, además del índice.
Hay que señalar que para ser considerado autor, el aporte a la creación del texto debe ser total
o al menos con una contribución suficiente y original que permita considerarlo como tal.
Un aparte hay que dedicarle al título, por el hecho de que es el primer acercamiento al texto
académico. En ese sentido debe ser lo más preciso posible, a la vez que muestra el contenido
del artículo, en su amplitud y especificidad a la vez. La economía de palabras es vital para lograr
este propósito. Debe ser simple y llamativo a la vez.
De acuerdo con Raya y Zulueta (2015), otra cuestión importante en esta parte inicial es el
resumen, que pone a prueba la capacidad de escribir de manera concisa. Funciona como síntesis
de todo el texto y su extensión va a variar en dependencia de los requerimientos de publicación,
aunque generalmente se encuentra entre las 150 y 250 palabras. Debe expresar en forma clara
el contenido del artículo, repasando con brevedad los temas, propósitos, métodos empleados,
resultados y aportes. No se recomienda incluir en el Resumen detalles o informaciones que No
formen parte de las cuestiones analizadas en el desarrollo de la publicación, así como tampoco
es recomendable incluir abreviaturas.
En el caso de las palabras clave, reflejan la esencia del texto y en su mayoría, constituyen los
ejes temáticos que en él se desarrollan. Permiten clasificar, identificar o facilitar la búsqueda de
información. Algunos autores recomiendan su coincidencia con el título, aunque no es
imprescindible, y la cantidad puede variar de acuerdo con la extensión del texto o los
requerimientos editoriales. Con frecuencia se requiere que tanto el título como el Resumen y
las palabras clave se presenten también en inglés.
El siguiente paso es la Introducción, como parte de lo que se denomina Cuerpo o Desarrollo del
trabajo.
En ese sentido hay que retomar el hecho de que el texto académico es el resultado del abordaje
formal de una cuestión específica de las ciencias, por lo tanto, debe presentarse adecuadamente,
acorde a una estructura, que más allá de su rigidez, establece una serie de lineamientos capaces
de organizar la información.
Justo por eso la Introducción debe precisar el por qué de la investigación. Como norma general
recoge antecedentes, hipótesis y objetivos del estudio, entre otros datos que permitan dejar en
claro el propósito del texto.
Con esa intención, debe tomar en cuenta además la información bibliográfica que refleja, hacer
mención a la metodología, circunscribir la investigación, acercarse a los objetivos, y No dejar

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de lado la cuestión del estilo: claro y preciso. Otro asunto relevante es que debe mantener la
atención, tanto de los lectores generales, como de evaluadores y especialistas en el tema.
En el caso de la introducción se recomienda una extensión de entre una y dos páginas,
dependiendo de la revista o soporte de publicación.
Con independencia de este estándar, los requisitos a observar, ante todo, son los dispuestos por
la plataforma en la se prevé presentar para su divulgación.
Con regularidad la Introducción, como sucede con el título, el resumen, las palabras clave y el
índice, se escriben al final, luego de haber concluido todo el artículo, pues de esa forma se
puede tener una idea global del contenido.
Antes de continuar con el desarrollo del texto, es importante aclarar que algunas publicaciones
incluyen Antecedentes y Justificación como partes independientes, aunque otras las incluyen
en la introducción o el marco teórico.
Justo este último es el siguiente paso. Ya sea como capítulo completo o como acápite de un
texto más pequeño, dependiendo de si se trata de una tesis, tesina, un artículo u otro formato.
Aquí se ubica el resultado de la búsqueda de información que configura las bases teóricas del
estudio. Se trata de elaborar un estado del conocimiento existente al momento de la
investigación y que resulte pertinente para orientar la indagación en los diferentes campos.
Permite familiarizarse con el tema y establecer los referentes teóricos que se manejarán.
Recordar, en todo momento, que debe emplearse la norma de estilo y citación que corresponda.
A continuación, se debe incluir el capítulo metodológico. Este apartado debe contener, con
rigurosidad, todos los elementos que contribuirán a la resolución del problema que dio origen
a la investigación. La mayor parte se dedicará a la descripción de los métodos y técnicas que
confirman o rebaten la hipótesis inicial.
En este orden sigue la presentación de los Resultados. Normalmente se considera la parte más
importante del artículo y puede confluir el texto con las tablas e ilustraciones. Lo que NO puede
suceder es que se asuman posturas o interpretaciones que no se deriven directamente de la
información obtenida a partir de los métodos descritos en el capítulo metodológico.
Tras los resultados, se presentan las Conclusiones. En algunos casos aparecen unidas a las
recomendaciones, dependiendo de los requisitos de las diferentes publicaciones. Presenta los
datos más sobresalientes, de forma lógica y secuencial, y asociados con los objetivos, de manera
que muestre su relación. Establece si se confirmaron o no las hipótesis y ofrece, si fuera el caso,
nuevas líneas de investigación derivadas de la investigación.

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A continuación, se presenta la bibliografía, que resulta una lista de los textos y autores
manejados según la norma de referencia escogida o establecida para la publicación. No se deben
incluir aquellos materiales que no se han citado o referenciado en el cuerpo del texto.
En el caso de los anexos se utilizarán solo de ser necesarios y en ningún caso repetirán
información presentada con anterioridad.
De manera general, a excepción de las publicaciones que lo soliciten de manera expresa, la
estructura que se maneja para los textos académicos, queda de la siguiente forma: Título, Autor
o autores, Resumen, Palabras clave, Introducción, Marco teórico, Metodología, resultados,
conclusiones, bibliografía y anexos.
En todo caso es relevante el manejo adecuado del lenguaje, las normas de estilo y las
referencias.

1.3.- Conclusiones

Habitualmente, cuando se presenta un texto para su revisión o publicación, los requisitos de las
instituciones o plataformas convocantes establecen también una estructura que debe cumplirse
como requerimiento para aprobación del documento. Ya sea que se trate del tradicional
esquema IMRyD, o que se defina la estructura de otra manera, existen elementos que no deben
obviarse en la presentación del texto académico.

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Debe tomarse en cuenta, particularmente, que lo esencial no se trata de ajustarse a una


organización esquemática del texto, aunque resulta relevante a los fines de presentar
información de manera coherente, sino de ofrecer todos los datos, evidencias y métodos que
permiten validar y verificar los resultados que se ofrecen.
La estructura el texto es una respuesta a esa necesidad que facilita el trabajo y favorece la
calidad de la divulgación académica.

Referencias bibliográficas
Betancourt, V. (2003). La comunicación científica. La Habana: FINLAY Ediciones.

Cevallos, G.(2015). Manual de redacción científica. El artículo científico. Santo Domingo:


Imprenta Atenas.

Raya, M. y Zulueta Ma. E. (2015). Textos científico-técnicos. ¿Cómo crearlos? La Habana:


Editorial Científico- Técnica. 2da.edición.

Teberosky, A. (2007). El texto académico. En Castelló, M. (Coord.). Escribir y comunicarse


en contextos científicos y académicos. Conocimientos y estrategias. Barcelona: Graó. pp. 17-
46

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