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LA IMPORTANCIA DE LA ETICA EN LA LABOR DEL

EMPRENDEDOR
Por: Saider Meriño

Contratos pocos claros con cláusulas que benefician más a las empresas que a los
clientes, publicidad engañosa, obstáculos para que el cliente deje el servicio,
negligencia en la atención al usuario por parte de los empleados de primera línea;,
y a nivel macro: Daños al territorio y depredación ambiental, relaciones
empresariales con la Fuerza Pública, despojo corporativo y criminalización de la
protesta social son cuatro de los nueve patrones de malas prácticas empresariales
que el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (El Espectador, 2020),
identificó como comportamientos pocos éticos que han contribuido a que las
empresas en Colombia resulten yendo a la quiebra por malas prácticas.

Y no olvidemos el Fraude y la corrupción. Ya el expresidente Julio César Turbay


por allá por los 80s mencionaba que la corrupción había “que reducirla a sus
justas proporciones”. Aunque recibió críticas recalcitrantes, su punto de vista que
implicaba que este mal de la corrupción es inherente al ser humano, y mucho más,
al parecer, en el colombiano, no se podía acabar del todo. Y las cifras no mienten:
‘los estudios realizados por Confecámaras indican que de cada 10 empresas que
se constituyen, hay 7 que no sobreviven a los primeros 5 años de creación. Uno de
los indicadores que más preocupan acerca del emprendimiento en Colombia.
Precisamente, la firma KPMG Colombia reveló los 10 fraudes más frecuentes que
se cometen en las empresas del país’ (Revista Semana, 2021).
Las áreas internas de las empresas que son más vulnerables a los
comportamientos pocos éticos de administradores, dueños y trabajadores son
operaciones y producción, ventas y atención al cliente, alta gerencia, tesorería,
compras y bodega (Revista Semana 2021).
De esta manera establecer un código ético que destaque la Responsabilidad Social
Empresarial, y que sea claro además de ser activamente propagado e internalizado
por los actores del emprendimiento, resulta de vital importancia para la creación y
sostenibilidad del proyecto de negocio.
Este código debe estar claro hasta en emprendimientos de carácter informal o
familiares, aun en caso de que no se pretende realizar uno de forma tan elaborada
como el de los medianos o grandes emprendimientos, si debe haber un código
específico de conductas permitidas y cuáles no, así sea de carácter oral. Un
emprendedor de comidas rápidas puede establecer desde el primer día que la
puntualidad, el buen trato hacia el cliente y la higiene sean los valores primordiales
a seguir.
La creación de un código de ética facilita la toma de decisiones en todos los
niveles de una organización, ya que reduce la ambigüedad y las consecuencias de
las perspectivas individuales en los estándares éticos. Un código ético es,
entonces, un documento vital para las empresas, pues las infracciones pueden
generar en éstas graves problemas con los consumidores, con otras firmas o con
las autoridades gubernamentales (Politécnico Grancolombiano, 2021).
Toda compañía debe protegerse de escándalos de mala conducta y los códigos de
ética pueden prevenir que esto ocurra. Sin embargo, ¿cuáles serían las
consecuencias para una organización cuando no posee este instrumento que
establece normas de conducta? En su libro Responsabilidad Social y Ética
Empresarial, Horacio Martínez (2011) señala puntualmente ciertos efectos
colaterales de la falta de ética en proyectos de emprendimiento:

Pérdida de respeto. Cuando los administradores o líderes de emprendimiento


incurren en la toma de decisiones poco éticas, esto puede llevar a que los
empleados pierdan el respeto hacia ellos. Cuando esto ocurre, puede ser difícil
para el líder recuperar el respeto y la confianza que ha perdido. Esta conducta
impide sacar adelante a un equipo que siente que su superior está tomando malas
decisiones corporativas.

Disminución de niveles de productividad. El objetivo principal de los proyectos


de emprendimiento es impulsar las ventas de los clientes para mantener una fuerte
presencia en el mundo de los negocios. En este sentido, cuando salen a la luz
comportamientos poco éticos, esto puede causar que disminuyan los niveles de
productividad que rodean a la persona o a la corporación en cuestión.

Pérdida de credibilidad pública. Un comportamiento poco ético dentro de un


entorno de emprendimiento está susceptible a ser expuesto en los medios de
comunicación, y en la voz a voz. Las pequeñas y medianas empresas no deben
desconocer el efecto devastador de lo que clientes y usuarios puedes publicar en
las redes. La publicación de tales hechos puede hacer que la organización pierda
credibilidad. Ello provocará que los clientes abandonen las ventas, hablen mal del
negocio y, posiblemente, nunca más confíen en los productos y servicios
ofrecidos.
Aunque hoy en día está claro que la ética es un saber normativo que pretende
orientar las acciones de los seres humanos. Y la ética empresarial y laboral es la
aplicación de los valores morales y los principios éticos al ámbito específico de la
empresa. Y que La Responsabilidad Social Empresarial es el conjunto de las
acciones innovadoras de una organización, basadas en el cumplimiento de las
leyes y en los valores éticos, para institucionalizar un gobierno corporativo
transparente que integre en las actividades en curso de la organización la
generación de riqueza respetuosa de los derechos humanos con las
responsabilidades de sus actividades sobre la sociedad y el medio ambiente dando
como resultado todas estas acciones que deben rendir cuentas a la sociedad. Aún
así las malas prácticas que se ha señalado anteriormente en el ambiente de
emprendimiento, siguen siendo un dolor de cabeza cuando se decide emprender.
Entonces ¿Qué debe hacer un emprendedor para qué sus colaboradores y líderes
no vean el código ético como una serie de normas que suenan bonito pero que se
estrellan con la realidad, donde las decisiones deben ser tomadas rápidamente y
con énfasis en el objetivo de tener ganancias para que el proyecto emprendedor
tenga viabilidad y sostenibilidad?
En este caso Martínez (2011) aconseja promover y mantener un compromiso
social del emprendimiento con los mismos trabajadores y con la sociedad en que
se haya circunscrito dicho proyecto empresarial. Muchas medianas y pequeñas
empresas ni siquiera contemplan invertir en capacitaciones que incluyan
experiencias recreativas a cargo de profesionales de la psicología y disciplinas
relacionadas para asegurarse que empleados y familiares cercanos de estos
conocen, entienden y comparten los valores éticos empresariales.
Un trabajador que conoce la ética empresarial y laboral del proyecto de
emprendimiento, no solo contribuye al beneficio económico de la empresa, sino
que además opera como ente de control en cuanto que procura que los demás
compañeros de labor hagan lo mismo. Y no solo esto, si la organización propende
hacia el emprendimiento social, los trabajadores y líderes prontamente se verán
envueltos en la elaboración de proyectos que incluyan este elemento, generando
así cambios sociales, y beneficios monetarios al proyecto empresarial.
A este respecto el mismo Martínez (2021:70-71) señala un caso en donde
mantener un principio ético familiar enfocado en el bienestar social lleva a
emprendimientos individuales a una masificación sin precedentes:
“En el verano de 1947, cuando Jim Ukrop tenía diez años, recibió su primera
lección sobre la regla de oro: tratar a los demás como uno quiere que lo traten.
Cada mañana, Jim acompañaba a su padre a comprar verdura para la tienda de la
familia en Richmond, Virginia. “Los granjeros velaban toda la noche, y por la
mañana estaban casi dispuestos a regalar sus productos con tal de irse a sus
casas”, recuerda. “Un día mi padre necesitaba una carga de maíz y, después de
revisar algunos costales para escogerlo, me dijo: “Probablemente podría
comprarlo a 25 centavos el costal, pero pagaré un dólar y el vendedor me
recordará la próxima vez que haya escasez”. Hoy, la tienda de la familia ha crecido
hasta convertirse en Supermercados Ukrop, Inc., cadena de 22 tiendas que
emplea a 4.300 personas. Jim, ahora presidente y director ejecutivo, dice: “Creo
que lo que hacemos demuestra que la regla de oro realmente funciona”. Los
Ukrop tienen una insólita mística de servicio. “Confiamos en nuestros clientes”,
asegura Jim, “y ellos confían en nosotros”.
El priorizar el elemento social que debe cumplir los emprendimientos en Colombia,
y en las distintas partes, se hace cada vez mas urgente. Una empresa socialmente
responsable debe ser identificada como tal por la sociedad. Actualmente, la
responsabilidad social ha sido distorsionada o mal interpretada e incluso,
‘autoasignada’ entre las empresas. Más que una etiqueta de una institución debe
ser ese reconocimiento que le dan los diferentes públicos de interés de una
compañía. Más que un slogan interno es una actitud frente a las dimensiones
económica, social y ambiental (La República, 2021).
Al respecto Paula Medina, en La República (2021) señala que aquí el empresario lo
tiene claro. Ellos saben qué es filantropía, qué es caridad y qué es RSE
(Responsabilidad Social Empresarial). Pero lo que está sucediendo es que le
presentan a la sociedad que todo lo que ellos hacen es RSE. Estamos seguros que
ellos lo pueden diferenciar. Quienes estamos fuera somos los que debemos
entender qué es qué. Si usted va a emprender una actividad en la empresa y sabe
que va a generar daño, elimínela o minimice su impacto negativo para evitar la
obligación de resarcir los daños después. La responsabilidad es un concepto que
surge cuando yo no he cumplido una obligación y detrás del concepto hay ciertas
actitudes oportunistas. La RSE tiene un incentivo de alivio tributario y con eso hay
que tener cuidado; me escudo en una fachada de RSE para ganar más, hago actos
de filantropía aislados que disfrazo de política responsable.
Muchísimas. Uno encuentra que una empresa dice “yo genero empleo entonces
soy socialmente responsable”, como si generar empleo fuera un acto de caridad.
Si le pone un ambiente laboral adecuado, tiene salud ocupacional o le permite que
se asocie en un sindicato tampoco está haciendo responsabilidad social,
simplemente cumple la ley laboral. Llamemos las cosas por su nombre, no todo
tiene que estar bautizado bajo la etiqueta de RSE (Toca, Grueso, Carrillo & López,
2012).
Los emprendedores parecen conocer los actos corruptos en etapas tempranas de
sus empresas (0 a 3 meses), pero parecen olvidarlo a medida que se adaptan al
mercado y a sus comportamientos. Con Murillo (2007) se puede afirmar que el
mercado es justo en cuanto beneficie al individuo y a la comunidad; empero, las
respuestas de este acápite privilegian el comercio malevolente —entre
desconocidos y guiado por el interés propio y la avaricia del empresario—, que es
propio de modelos de esclavismo, colonialismo y monopolios.
Por otra parte, las conductas de los emprendedores en temas ambientales parecen
desconocer el impacto de las empresas, en particular aquellas nacientes. Los
resultados en el área ambiental de los emprendimientos no permiten prever formas
de actuación de la sociedad, por ejemplo, actividades de responsabilidad social
empresarial con instrumentos éticos, relaciones honestas con los consumidores y
transparencia (Kliksberg, 2011).
La falta de ética empresarial no es un problema únicamente de conciencia moral
individual, tiene que ver con el desarrollo de las instituciones del país a lo largo de
la historia, las normas, las reglas del juego que no son fuertes, no son claras, no
son transparentes. Claramente el entorno está contaminado, en los hogares el
aprendizaje de los valores es débil, no se interiorizan las normas a través de la
educación y no es que los emprendedores nazcan corruptos, la socialización
afecta a las personas y terminan por aceptar a largo plazo la idea de corrupción
como una pauta de comportamiento normal.
Por último y a modo de conclusión, resaltaremos aquí el enfoque social que debe
prevalecer entre los emprendedores, esto le dará al proyecto de emprendimiento,
el ‘background’ ´ético que necesita todo emprendimiento para ser llevado a cabo
con éxito. “Tener más” es solo un instrumento para “Ser más”. Tener para ser es
volver a dar a la teoría económica su valor humano y comunitario. La “E” de
economía no debe seguir prevaleciendo sobre la “E” de ética, educación, ecología,
estado. Cuando uno busca que los hombres valgan más y que la humanidad en su
conjunto sea más, las ciencias económicas y las ciencias sociales dejan de estar
separadas. Por el destino universal de los bienes, el compartir está por encima del
tener. La sociedad se debate entre una cultura del tener - filosofía del éxito
material- y una cultura del ser -de la plenitud personal, del dar y del servir- y no se
puede permanecer neutral ante este dilema.
Además, la empresa tiene una responsabilidad social por el hecho de formar parte
de un conglomerado social y ser un actor transformador del entorno. El contexto
social de Latinoamérica, marcado por la pobreza y exclusión de las mayorías, nos
obliga a buscar alternativas de gestión empresarial que fortalezcan las
competencias sociales de los proyectos de emprendimiento. Toda emprendimiento
tiene la responsabilidad de encontrar un enfoque para los problemas sociales
básicos que esté de acuerdo con su competencia y que ciertamente convierta los
problemas sociales en oportunidades para cualquier forma de negocio.
BIBLIOGRAFIA

1. El Espectador (2020). “Nueve malas prácticas empresariales que


profundizaron la guerra, según el Cajar”. Recuperado de:
https://www.elespectador.com/colombia-20/conflicto/nueve-malas-practicas-
empresariales-que-profundizaron-la-guerra-segun-el-cajar-article/ (Visto:
julio 15, 2021).

2. Kliksberg, B. (2011). Escándalos éticos. Buenos Aires: Temas.

3. La República, periódico virtual (2021). ““En Colombia todavía no existen


empresas socialmente responsables”. Tomado de:
https://www.larepublica.co/responsabilidad-social/en-colombia-todavia-no-
existen-empresas-socialmente-responsables-2034130 (Visto 15 Julio, 2021).

4. Martínez, Horacio, 2011. Responsabilidad Social y Ética Empresarial


/Horacio Martínez. -- 1ª. ed. -- Bogotá: Ecoe Ediciones. Páginas 61-80, 109-
119.

5. Murillo, D. (2007). Rescatar la ética económica de Adam Smith. En


Alcoberro, R. (Ed.), Ética, economía y empresa (pp. 19-28). Barcelona:
Gedisa.

6. Politécnico Grancolombiano (2021). Etica Profesional EN LAS Empresas -


trabajo colaborativo. StuDocu.

7. Revista Semana (2021). “Este es el top 10 de fraudes más comunes que


sufren nuestras empresas”. Recuperado de:
https://www.semana.com/consumo-inteligente/articulo/los-10-fraudes-mas-
comunes-que-sufren-nuestras-empresas/77883/ (Visto Julio 14, 2021)

8. Toca Claudia, Grueso Merlín, Carillo Jesús y López Mónica (2012).


Responsabilidad Social Empresarial RSE: Análisis desde diversos enfoques.
Publisher: Editorial Académica Española.

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