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BOLETÍN INFORMATIVO

MAYO 2018
ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

PUBLICACIÓN MENSUAL DEL ESTUDIO ORÉ GUARDIA

MAYO 2018

COORDINADOR DEL ÁREA ACADÉMICA DEL ESTUDIO ORÉ GUARDIA

Eduardo Alcocer Povis

ASISTENTE ACADÉMICA DEL ESTUDIO ORÉ GUARDIA

Elisa Nalvarte Mendoza

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MAYO 2018

ÍNDICE

1. CASACIÓN n. º 33-2018/Nacional (congelamiento administrativo de fondos)


2. CASACIÓN n.o 997- 2017/ Arequipa (feminicidio y eximente imperfecto de
embriaguez)
3. CASACIÓN n.o 1184- 2017/ El Santa (tutela jurisdiccional y principio de legalidad)
4. CASACIÓN n.o 591- 2015/ Huánuco (la exclusión de los elementos de prueba
derivados de una prueba irregular)
5. CASACIÓN n.o 1179- 2017/ Sullana (control de valoración del tribunal Supremo)
6. CASACIÓN n.o 864- 2014/ Nacional (la incautación cautelar y sus presupuestos)
7. ACUERDO PLENARIO n.o 01- 2017/ SPN (sobre el enfoque criminológico y jurídico
de la estructura en la organización criminal)
8. ACUERDO PLENARIO n.o 02- 2017 (la utilización de la declaración del colaborador
eficaz)
9. Resolución del expediente n.o 249- 2015- 43 (recusación en el caso Ollanta
Humala- Nadine Heredia)
10. Normas publicadas en el diario El Peruano

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I. CORTE SUPREMA

RESOLUCIONES

1. La CASACIÓN n. º 33-2018/Nacional (congelamiento administrativo de fondos) de


la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA (Ponente: César San Martín
Castro), tiene como fundamentos:

Sumilla:

“[…]
SÉPTIMO. Que es de rigor puntualizar lo siguiente:
A. Desde su naturaleza jurídica, la medida de congelamiento administrativo
nacional de fondos u otros activos: 1. Es propiamente una restricción de derechos
realizada por la Administración (la UIF-Perú en concreto) dictada en el marco de
una investigación -en su sentido más amplio- por delitos de lavado de activos y
financiamiento del terrorismo. Además, 2. Es provisionalísima porque requiere la
inmediata confirmación judicial; y,

3. Requiere para su imposición no solo de urgencia o peligro en la demora y que


esté sujeta a las necesidades de la investigación, sino un fundamento o respaldo
necesario, sin que a ello obste su carácter preventivo —prevenir o precaverse de
riesgos que conspiren contra el éxito de las averiguaciones y el aseguramiento de
los bienes presuntamente delictivos—.

B. El derecho afectado es el de propiedad —que es un derecho fundamental— y si


bien no importa su pérdida, sí entraña una limitación a su ejercicio. Como se
coarta un derecho fundamental la legitimidad de la medida limitativa está
condicionada al cumplimiento de dos principios que se erigen en garantías
constitucionales, de carácter implícito y transversal, inherentes a la noción de
Estado de Derecho y ancladas en cada derecho fundamental —en este caso el
derecho a la propiedad (artículo 2, numeral 16, de la Constitución)—: 1.
Intervención indiciaria, que se traduce en la presencia de suficientes elementos
de convicción (sospecha suficiente), cuyo estándar para generar convicción es
graduable en función a la entidad de la afectación al derecho de propiedad que
entraña, a la gravedad del delito objeto de averiguación (lavado de activos) y al
estado en que se encuentran las investigaciones, lo que importará —según los
casos— un nivel desde mera plausibilidad racional o, según se adelantan las
investigaciones, de probabilidad. 2. Proporcionalidad —o prohibición del
exceso—, que requiere, primero, como presupuestos generales, la existencia de

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una ley que lo admita y regule (legalidad o tipicidad procesal) y justificación


teleológica (proteger un bien jurídicamente relevante); y, segundo, como
requisitos generales internos, los de idoneidad de la medida, necesidad de su
imposición y estricta proporcionalidad del acto limitativo (en este último sub
principio: juicio de ponderación).

C. La Ley de la materia —y su Reglamento— tiene el suficiente nivel de precisión


normativa y de garantías, por lo que, en principio, no hace falta, en orden a sus
presupuestos materiales y formales, referirse necesariamente al Código Procesal
Penal para dilucidar su admisibilidad, procedencia y fundabilidad. Aunque, claro está,
tal medida comparte muchas de las notas características de las medidas de coerción
real o patrimonial, en tanto es una medida provisionalísima —no prevista en dicho
Código—, necesariamente anterior a la incautación cautelar, la cual por lo demás se
decidirá hasta antes de vencido el plazo de duración de la medida de congelamiento
administrativo de fondos —es claro, también, que la incautación cautelar puede
dictarse sin la imposición previa de la aludida medida administrativa—. La medida
administrativa de congelamiento de fondos precisa para su emisión, según se ha
dejado expuesto, (i) de datos objetivos que justifiquen una sospecha razonable de
comisión de un delito de lavado de activos o de financiamiento del terrorismo -estos
datos, además, deben acompañarse al Juez para su examen en sede de convalidación
de la medida- y (ii) la presencia de un riesgo de ocultamiento de los fondos o activos
que demanden, con urgencia, su congelamiento y, de este modo, evitar la
imposibilidad o extrema dificultad de su futura incautación o decomiso.
[…]
UNDÉCIMO. Que, según se estipuló en el fundamento jurídico quinto, no
corresponde a este Tribunal Supremo realizar un examen autónomo de los elementos
de convicción para estimar cumplido el presupuesto material referido a la
intervención indiciaria del imputado en los hechos delictivos atribuidos, solo cabe
examinar si existe motivación al respecto y si ésta no incurrió en un defecto
constitucionalmente relevante. Lo expuesto en los fundamentos jurídicos precedentes
revela que no hay déficits de motivación de tal nivel que revele que lo consignado
por los jueces de mérito, en orden al fumus comissi delicti, no cumplió el estándar de
sospecha inicial simple o que el argumento utilizado fue arbitrario o irrazonable. […]”

2. La CASACIÓN n.o 997- 2017/ Arequipa (feminicidio y eximente imperfecto de


embriaguez) de la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA (ponente: César
San Martin Castro), tiene los siguientes fundamentos:
Sumilla:
“[…]
SEXTO. Que, por los hechos sucedidos y las notas características del tipo penal
de feminicidio, plenamente cumplidos en el presente caso, se tiene que el
encausado Ochochoque Choccata cometió el referido delito. Así se ha explicado
en los dos anteriores fundamentos jurídicos. No se está, por consiguiente, ante un
delito de homicidio simple y tampoco ante un delito de homicidio calificado. El
móvil y el elemento de contexto determina la figura delictiva, que lo aparte de
otras conductas con resultado muerte del sujeto pasivo: la agraviada Y.P.M.G.
Según el segundo parágrafo del artículo 108-B del Código Penal, se agrava la
pena: 7. “Cuando se hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias
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agravantes establecidas en el artículo 108”. En el presente caso, la sentencia


condenatoria no incluyó esta agravante de segundo grado —ni siquiera que la
víctima era menor de edad (numeral 1) —. Lo alevoso del feminicidio es
indiscutible, así como la minoría de edad de la víctima. Tal referencia, no obstante,
no puede incorporarse en el fallo porque lo impide el principio de interdicción de
la reforma peyorativa.
El motivo no puede prosperar.
SÉPTIMO. Que el casacionista invocó la no aminoración de pena en relación al
estado de embriaguez en que se encontraba —presencia de un eximente
imperfecto—. El Tribunal Superior, por su parte, aceptó el hecho del estado de
embriaguez del imputado y la aplicación del artículo 22 del Código Penal, pero
no disminuyó la pena porque ésta es facultativa y estimó que no cabía hacerlo
porque la capacidad de discernimiento del imputado no se redujo de forma tan
acentuada que le impidiera conducir un vehículo sin colisionar (fundamento
jurídico vigésimo).
OCTAVO. Que, en primer lugar, cuando se está ante una causal de disminución
de la punibilidad en los supuestos de los artículos 21 y 22 del Código Penal —son
eximentes imperfectos—, por su propia función, la disminución debe operar por
debajo del mínimo de la punibilidad legalmente establecida para el hecho punible
o su autor. No puede interpretarse el “puede” del precepto como una regla
facultativa para el juez, sino un mensaje a él de que si se presenta tal situación
debe hacerlo en un ámbito discrecional que puede determinarlo en clave de
proporcionalidad.
En segundo lugar, como se trata de hecho excluyente, aunque parcialmente, de la
responsabilidad penal (primer párrafo de los artículos 20 y 21 del Código Penal),
corresponde al imputado, acreditados los hechos constitutivos de la pretensión
punitiva por el Ministerio Público, acreditar el estado de ebriedad. No consta una
prueba pericial al respecto, aunque según los hechos declarados probados no
puede desconocerse que libó licor.
En tercer lugar, la eximente incompleta por embriaguez está reservada para
aquellos casos de perturbaciones profundas de las facultades, que no llegan a su
anulación total, de modo que dificultan en forma importante la comprensión de la
licitud del hecho cometidos bajo sus efectos o la actuación acorde con esa
comprensión. En estos casos, aunque no desaparece la capacidad de culpabilidad,
puede apreciarse una serie disminución de la misma (conforme: STSE 1765/2003,
de veintiséis de diciembre).
En cuarto lugar, y esto es lo fundamental, no está probado —nada se dice en el
factum de la sentencia— que el acusado Ochochoque Choccata estuviera afectado
por el consumo de bebidas alcohólicas, ni mucho menos que esa supuesta ingesta
le hubiera producido una merma más o menos intensa de sus facultados
cognoscitivas o volitivas. Si bien se bebió algo de alcohol, nada se dice que tal
situación supuso la privación parcial de las facultades síquicas del imputado, por
lo que no es posible sostener que opera tal eximente imperfecta. Está excluido,
pues, el artículo 22 del Código Penal, dadas sus exigencias normativas. No está
prevista, al respecto, una atenuación privilegiada o, siquiera, una atenuación
simple (el artículo 46, numeral 1, del Código Penal no la contempla). […]”

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3. La CASACIÓN n.o 1184- 2017/ El Santa (tutela jurisdiccional y principio de legalidad)


de la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA (Ponente: César San Martin
Castro), tiene como fundamentos:
Sumilla:
“[…]
Tercero. Que uno de los derechos que integra el contenido constitucionalmente
garantizado de tutela jurisdiccional ( artículo 139, inciso 3, de la Constitución) —
de carácter prestacional y configuración legal — es tanto acceder libremente al
órgano jurisdiccional a través de un proceso— y a todas sus instancias — y
obtener una resolución definitiva, razonada y razonable, fundada en Derecho,
congruente y, a ser posible, de fondo, que ponga fin irrevocablemente al conflicto,
cuando el acceso pleno al recurso legalmente previsto (GIMENO SENDRA,
VICENTE: Introducción al Derecho Procesal, Editorial Colex, Madrid, 2004, p.
224). Una aplicación de la legalidad que se arbitraria, manifiestamente irrazonada
o irrazonable no puede considerarse fundada en Derecho —la motivación debe
atender al sistema de fuentes normativas — (PICÓ I JUNOY, JOAN: Las garantías
constitucionales del proceso, J.M. Bosch Editor, Barcelona, 1997, p.61)
Cuarto. Que, en el presente caso, se estimó que el principio acusatorio impide que
el órgano jurisdiccional pueda realizar un control de legalidad sobre la resolución
impugnada en función a las alegaciones de las partes, en especial de la víctima
recurrente. El principio acusatorio no tiene esa dimensión. Se limita a garantizar
que el juez mantenga su imparcialidad, para lo cual es necesario una clara
separación entre quien acusa, quien se defiende y quien enjuicia; una distinción
precisa entre las etapas de investigación preparatoria y de enjuiciamiento y su
atribución de órganos distintos; la prohibición de que se puede condenar más allá
de la acusación formulada; y la interdicción de la reforma en peor en sede de
impugnación ( BUJOSA VADELL, LLORENC y otros: Nociones preliminares de
Derecho procesal Penal, Ediciones Atelier, Barcelona, 2016, p.20).
Quinto. Que, ante una resolución de sobreseimiento, con independencia de la
posición procesa del Fiscal Superior —que no es parte recurrente, sino recurrida—
es indudable que el Tribunal Superior no puede ordenar al Fiscal Provincial que
acuse —es una función exclusiva del Ministerio Público, constitucionalmente
reconocida.No obstante ello, (i) en cumplimiento del principio de legalidad, la
Sala de Apelaciones sí puede establecer que un concreto motivo de sobreseimiento
—que no se sustente en una apreciación del material investigativo, salvo temas de
1) infracción directa de las reglas o preceptos de prueba o 2) de vulneración del
derecho constitucional a la prueba— no se amolda a lo dispuesto en el artículo
344, apartado 2, del Código Procesal Penal, y declararlo así a fin de la
reformulación del requerimiento, de suerte que el Fiscal deberá instar otro
requerimiento excluyendo el motivo desestimado judicialmente o subsanando
algún defecto en que ha incurrido, bajo la advertencia, claro está, que no está
obligado a formular acusación.
Cabe enfatizar que el sobreseimiento está sometido a presupuestos materiales
legalmente estipulados y, como tal, está sujeto al control judicial. En el presente
caso, el control impugnativo tiene una dimensión específica en función a que el
punto nodal de la decisión recurrida incidió en una apreciación jurídica, que no

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fáctica —concurso aparente de leyes, de un lado, y relación con otra decisión


judicial: identidad de sujeto, hecho y fundamento —.
El tema a dilucidar entrañada una questio iuris, no una questio facti.
Asimismo, desde una perspectiva general o abstracta, (ii) el Tribunal Superior
puede concluir que el auto de sobreseimiento no está debidamente motivado
(motivación ausente, incompleta, dibutativa, hipotética, falsa o ilógica —contraria
a las reglas de la sana crítica judicial—), en cuyo caso lo anulará; o que, (iii) por
diversas razones, faltan actos de investigación que deben llevarse a cabo, en cuya
virtud dispondrá la realización de una investigación suplementaria.
Sexto. Que es claro que, en el sub- lite, el Tribunal Superior estaba en la
posibilidad de realizar un examen integral de los motivos de impugnación y, de
este modo, garantizar tanto la congruencia procesal como la legalidad del auto de
sobreseimiento. No resulta razonable sostener como criterio jurídico que porque
el Ministerio Público afirmó la necesidad de sobreseimiento de la causa, el órgano
jurisdiccional, por ese solo mérito, debe clausurar la instancia, sin tener presente
que el recurso, legalmente previsto, proviene de una parte distinta al Ministerio
Público. Ésta tiene garantizado el derecho fundamental a obtener una resolución
fundada en Derecho, a la aplicación razonada y razonable de los preceptos legales.
La garantía de motivación, desde la tutela jurisdiccional del apelante, no se
respetado. El motivo de la casación debe estimarse y así se declara.
[…]”
4. La CASACIÓN n.o 591- 2015/ Huánuco (la exclusión de los elementos de prueba
derivados de una prueba irregular) de la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE
SUPREMA (Ponente: Aldo Figueroa Navarro), tiene los siguientes fundamentos:

Sumilla:
“[…]
Décimo Sexto. Existen supuestos específicos en los que el legislador ha
predeterminado, mediante una norma de carácter procesal, un supuesto de
obtención probatoria no permitido y su consecuencia. Así se aprecia, por ejemplo,
en el inciso tres, del artículo ciento sesenta y tres, inciso dos, del artículo ciento
sesenta y dos, inciso tres, del artículo ciento ochenta y cuatro, del Código Procesal
Penal- Ello no significa que se cierre la posibilidad de limitar la valoración
probatoria de otros supuestos no regulados específicamente.
Décimo Sétimo. En general, las leyes procesales tienen en común que no admiten
las pruebas irregulares; pero se distingue por la mayor o menor amplitud con que
prevén excepciones a esta regla general. En el caso de las pruebas irregulares, en
nuestro sistema jurídico, el artículo VII, del Título Preliminar, del Código Procesal
Penal, establece, de modo genérico, una prohibición de valoración para las pruebas
no obtenidas mediante un procedimiento constitucionalmente legítimo -entre las
cuales hemos ubicado a la prueba irregular, conforme el fundamento jurídico
décimo quinto-.
Décimo Octavo. Si bien tanto en el mismo cuerpo normativo precitado, como en
la jurisprudencia y en la doctrina, se utiliza una terminología variada para

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denominar el efecto de los actos obtenidos en violación a derechos y garantías


constitucionales, en puridad el efecto derivado es el de ineficacia del acto
[Hairabedián, Maximiliano, Eficacia de la prueba ilícita y sus derivadas en el
proceso penal, AD-HOC, Buenos aires, 2002, p. 34.], lo que se traduce en una
exclusión probatoria, sin distinción de si procesalmente esta se efectúa al momento
de la admisión la valoración de la fuente de prueba.
Décimo Noveno. Empero, la existencia de una prueba irregular no implica
exclusión automática de las pruebas actuadas con posterioridad o corno resultado
de ella. Así se infiere de lo establecido en el artículo ciento cincuenta y nueve, del
Código Procesal Penal, el cual impone al juzgador la prohibición de valorar las
pruebas obtenidas directa o indirectamente siempre que se hayan obtenido con
vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona.
Consecuentemente, el aspecto relevante para determinar la exclusión de una
prueba derivada de la prueba irregular es la intensidad de afectación del derecho
fundamental.
Vigésimo. De manera que, si bien las normas procesales pueden establecer una
protección de un ámbito específico, como manifestación específica derivada de un
derecho fundamental, no puede excluirse la posibilidad que se presente un
supuesto de prueba irregular no regulado específicamente. Ahora bien, la sola
inobservancia de una norma procesal no implica necesariamente la exclusión de
los elementos de prueba derivados de la obtención de una prueba irregular.
Vigésimo Primero. De ser este el caso, es pertinente analizar la entidad de la
infracción de la norma concernida [San Martín Castro, Cesar E., Delito & Proceso
Penal nuevas perspectivas a cinco instituciones penales, Jurista, Lima, 2017,
p.49]], en consecuencia, se deberá tener en consideración el ámbito específico de
regulación de la norma procesal, el contexto en que se suscitó su inobservancia, la
persistencia en la inobservancia de la norma procesal y la intensidad de afectación
del derecho fundamental, a efectos de constatar si concurre una mera
inobservancia de una norma procesal o una afectación al contenido esencial de un
derecho fundamental.

Vigésimo Segundo. En el presente caso, conforme se detalló en el fundamento


jurídico primero de la presente Ejecutoria Suprema, durante la etapa intermedia se
expidió La resolución N.° 07, del diecinueve de setiembre de dos mil catorce,
donde se resolvió no admitir los medios de prueba consistentes en las actas de
registro personal de José Luis López ano y Víctor Aguirre Solórzano. La defensa
legal de los procesados aduce que los demás medios de prueba admitidos y
actuados durante el proceso; a saber: —declaración testimonial del Suboficial de
segunda PNP Pablo Ayala Ferrer, declaración testimonial de Marco Antonio Díaz
Correa, declaración testimonial del PNP Robert David Tolentino Gonzales,
declaración testimonial del PNP Edwin Leoncio Santos Ramírez, declaración
pericial SOP Olenka Vanesa Torres Aranda que suscribió dictamen pericial de
balística forense, declaración pericial SOF2 Nelida Granados Caso que suscribió
dictamen pericial de ingeniería forense, el acta de intervención policial de fecha 30
de diciembre del 2013, el oficio de SUCAMEC donde se informa que la pisfola
marca ‘BERETTA’ se encuentra registrada a nombre de Miguel Ogusuku Oshiro
y la pistola marca ‘TANFOGLIO’ se encuentra registrado a nombre del PNP
Walter Alfredo Araujo Valencia, oficio donde se informa que el acusado Víctor
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Aguirre Solorzano si registra antecedentes penales, a efectos de realizar la


determinación de la pena, oficio SUCAMEC donde se informa que los imputados
no registran licencia de posesión y uso de arma de fuego y los dictámenes periciales
de balística forense N.° 042-052, de fecha treinta y uno de diciembre de dos mil
trece, e ingeniería forense N.° RD451-452/14, del diecisiete de marzo de dos mil
catorce— son derivados de las actas de intervención que fueron declaradas pruebas
ilícitas, por lo que deben ser excluidos.

[…]”
5. La CASACIÓN n.o 1179- 2017/ Sullana (control de valoración del tribunal Supremo)
de la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA (César San Martín Castro),
tiene los siguientes fundamentos:
Sumilla:
“[…]
Quinto. Que es evidente que en los denominados “delitos de clandestinidad”, en
que las conductas de violación sexual se suelen producir en un contexto de
opacidad, sin más testigos que las personas involucradas, resulta determinante la
declaración del testigo-víctima y la existencia de corroboraciones periféricas
externas que abonen la versión incriminadora -el tríptico de falta de credibilidad
subjetiva del testigo, verosimilitud de su declaración y persistencia de la misma,
no constituyen desde luego condiciones para la validez de la declaración, sino
meros instrumentos funcionales o guías de referencia para su valoración y
contraste [STSE 1207/2006, de veintidós de noviembre]-. Asimismo, debe
tenerse en cuenta, primero, las relaciones familiares entre el imputado, la víctima
y los demás integrantes del círculo familiar -que, por lo general, condicionan de
diversa manera o intensidad la reacción de sus miembros ante las agresiones
sexuales-; segundo, la minoría de edad de la agraviada, quien va narrando
linealmente en varios momentos, a insistencia o no de sus familiares, la
experiencia traumática vivida; y, tercero, ante eventos traumáticos no todas las
personas reaccionan igual y de modo inmediato. En los delitos sexuales las
reacciones tardías por las víctimas y su entorno, así como las comunicaciones y
denuncias demoradas constituyen prácticas comunes o, por lo menos, no
inusuales, tal como ha destacado la victimología.

Todo delito que causa un daño a una persona, más aun los delitos sexuales,
generan en los afectados una reacción contraria al agresor —un distanciamiento
con él—. Esto es obvio y, por lo tanto, es irrazonable sostener que esta respuesta,
de por sí, garantice relatos incriminatorios falsos o exagerados —los motivos
espurios o el antagonismo capaz de restar credibilidad a la declaración de la
víctima y de la testigo denunciante deben estar relacionados con hechos anteriores
al supuesto delictivo, de forma que la versión de aquellas sea consecuencia de
haber urdido la trama delictiva [STSE ya citada] —. No existe, automáticamente,
con motivo del delito cometido en su agravio una pérdida de fiabilidad en el
testimonio de las víctimas ―como se anotó, el hecho de que a propósito de una
agresión sexual se genere rechazo o miedo al agresor, reacción por lo demás,
absolutamente normal, no significa una pérdida automática de credibilidad—.
Solo es del caso analizar el testimonio detenidamente, compatibilizarlo con las

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actuaciones probatorias y relacionarlo con otros elementos periféricos que den


solidez a la información proporcionada por los afectados —la persona violada y
sus parientes cercanos—. En el presente caso se aúna un defecto claro: no se
analizó el mérito de las fotografías y de la partida de matrimonio que, a juicio de
la recurrente, abonaba al hecho de la ausencia de credibilidad subjetiva.

De igual manera, en materia de prueba testifical no es posible afirmar, para los


efectos del juicio de credibilidad, que la versión de la testigo-víctima debe
coincidir en un cien por ciento con la versión de otras personas. Solo se exige que
en sus extremos esenciales el relato sea consistente y coincidente.

Sexto. Que, según se afirmó en las sentencias de mérito, el delito se produjo en


uno de los días del mes de junio de dos mil quince, la niña se lo hizo saber a su
madre, progresivamente, a partir del trece de enero de dos mil dieciséis, y ésta lo
denunció el día veintiuno de enero de ese año. En clave de oportunidad de la
denuncia se tiene, primero, que la madre de la agraviada cumplió efectivamente
con denunciar el hecho y señalar al autor; y, segundo, que si bien se demoró
algunos días para hacerlo, debe tenerse en consideración que el sindicado era su
propio conviviente, con todo lo que ello significaba en torno a su vida personal y
de pareja. La denuncia se efectuó. Esto es lo esencial. Además, la denunciante
mantuvo los cargos a partir de lo que su hija le narró, y esta última -recuérdese,
una niña de solo seis años de edad- dio cuenta de lo sucedido en su perjuicio, y su
relato no es inverosímil o contradictorio.

Séptimo. Que, como ya se anotó, los pasajes esenciales de los testimonios


incriminadores son coincidentes. La niña víctima sindicó, sin fisuras, al imputado
León Alzamora como quien la violó. El estrés sufrido está acreditado
pericialmente. La supuesta disfuncionalidad familiar, en relación a la presencia
Ale otra criatura y a la presunta marginación de la víctima por parte del imputado,
en modo alguno puede poner en crisis el punto culminante de un desajuste
emocional como consecuencia de la violación. No se pueden trazar hipótesis o
causalidades hipotéticas, sin sustento fáctico ni experimental, para restar fuerza a
una clara conclusión pericial.

Octavo. Que en materia de prueba testimonial solo corresponde al Tribunal


Supremo el control de la valoración realizada por los órganos jurisdiccionales de
mérito, en lo que concierne a su racionalidad en función de los parámetros de la
lógica, la ciencia y la experiencia —el control de la racionalidad del discurso que
une la actividad probatoria y el relato fáctico que resulta, es el ámbito del control
casacional—. Para verificar la estructura racional del proceso valorativo de la
declaración testifical de la víctima, como se expuso, se han J incorporado ciertos
parámetros de seguridad que coadyuvan a la solidez del mismo. Las reglas de la
sana crítica indican que la ausencia de estos parámetros determina la insuficiencia
probatoria del testimonio, privándole de la aptitud necesaria para generar
certidumbre [STSE 526/2014, de dieciocho de junio].

En el presente caso, la valoración de los testimonios y de las pericias no ha sido


racional. Las inferencias probatorias se sustentaron en máximas de experiencia
notoriamente equivocadas. No se supo examinar con rigor el testimonio de una
niña de seis años. Tampoco se atendió a las pautas objetivas para el examen de las

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corroboraciones periféricas, en especial de los testimonios de referencia y, sobre


todo, de la prueba pericial —el principio de razón suficiente tampoco se
cumplió—.

[…]”

6. La CASACIÓN n.o 864- 2014/ Nacional (la incautación cautelar y sus presupuestos)
de la SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA (Ponente: César San Martín
Castro), algunos de sus fundamentos son:
Sumilla:
“[…]
SÉPTIMO. Que la medida de incautación cautelar, en tanto recae sobre bienes
relacionados con el delito, afecta por extensión necesaria a quien lo tenga en su der,
sea interviniente en el delito o no responsable penal del mismo. En este último caso,
el tercero afectado debe ser de mala fe —única exigencia para que proceda la
incautación y, luego, el decomiso—. Precisa al respecto el artículo 102, párrafo
final del Código Penal, que el decomiso no se dispondrá cuando el bien delictivo
ha sido transferido a tercero de buena fe y a título oneroso o por cualquier otra
razón análoga. Este último (adquiriente de buena fe del bien delictivo) —en función
al elemento “homogeneidad”, propio de las medidas de coerción en relación a la
medida ejecutiva a la tiende a pre ordenar (decomiso)—, tal como preceptúa el
artículo 318, apartado 4), del Código Procesal Penal, tiene la condición de tercero
en el proceso penal y, como tal, se autorizará su participación en él, será oído —
personalmente o por escrito— y podrá oponerse a la incautación.

Lo expuesto significa que no necesariamente el interviniente en el delito será la


púnica persona que por su relación con el bien delictivo sufrirá la pérdida del
mismo con motivo de su traslado a la esfera de titularidad del Estado. Es relevante,
esencialmente, que el bien sea instrumento, objeto, efecto o ganancia del delito
concreto que se ha cometido, de la infracción punible materia de procesamiento,
enjuiciamiento y, en su caso, condena. Es factible que un bien delictivo, con
posterioridad a la comisión del ilícito penal en cuestión, pudo haber sido entregado
o transferido a un tercero. En estos casos lo relevante es cómo y bajo qué
condiciones este tercero ajeno al indicado delito entró en posesión o adquirió el
bien delictivo; si lo hizo de buena fe la incautación y el decomiso no procederá,
pero si lo recibió o adquirió de mala fe el tercero perderá el bien a favor del Estado.

Se trata de un criterio general, pacífico en la legislación y la dogmática jurídica.


Por tanto, no es óbice a la incautación y, luego, al decomiso de un bien delictivo
que el titular actual del mismo intervino en la comisión del delito o que, incluso,
con motivo de esa adquisición haya cometido un delito distinto. Delincuente o no,
el bien delictivo de quien lo tiene en su poder se incauta y, finalmente, se decomisa
—salvo que se trate de un tercero de buena fe—. No hace falta que, al tiempo de la
incautación, quien lo tiene esté procesado. Interesa, a estos efectos, el propio bien
colectivo que se incauta, no quién lo tiene en su poder.
[…]

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Decimocuarto. Que, en consecuencia, se advierte una motivación incompleta, al


no analizarse el ámbito del artículo 105 del Código Penal y, luego, al no
examinarse los alcances del tercero adquiriente de buena fe por parte de la persona
jurídica Inmobiliaria Santa Clara. De otro lado, debe quedar claro que la
incautación puede recaer en quien no es interviniente en el delito, siempre que su
relación con el bien afectado sea de mala fe —una sentencia vinculante no puede
alterar esta configuración dogmática—. Asimismo, la incautación y su respectiva
ficción registral impide, por su propia naturaleza, el gravamen y la transferencia
del bien en cuestión. No es de recibo una inhibición acumulativa, por ser una
medida cautelar configurada para otro tipo de situaciones jurídicas. La pretensión
impugnativa debe guardar relación con la pretensión inicial; la primera no puede
incorporar un motivo u objeto distinto o adicional al planteado en primera
instancia.
[…]”

Las casaciones citadas se encuentren disponibles en el siguiente enlace:


https://drive.google.com/open?id=1zDPxb2QpENm9Z7ewRe30eh_Y4HDxEiI0

II. SALA PENAL NACIONAL

ACUERDO PLENARIO

1. ACUERDO PLENARIO n.o 01- 2017 de la Sala Penal Nacional y de los Juzgados Penales
Nacionales sobre el enfoque criminológico y jurídico de la estructura en la
organización criminal, el cual fija criterios que serán considerados como pautas de
interpretación (fundamentos del 16 al 22):

Sumilla:
“16. El punto materia de controversia es la configuración del elemento normativo de
estructura. Cabe decir que para la configuración del delito autónomo de organización
criminal, si bien el tipo penal vigente artículo 317 del Código Penal —modificado
por el Decreto Legislativo No 1244— no asume la existencia de una estructura
criminal, esta si es asumida en la agravante del artículo segundo de la Ley No 30077,
a la luz del tratado internacional de la Convención de Palermo— y en concordancia
con el Acuerdo Plenario de la Corte Suprema número 004-2007/CJ- 116, la
configuración de una organización criminal necesita de una estructura, la cual
proviene de los elementos normativos de reparto de tareas o rolos así como de la
propia existencia de organización el actuar de manera organizada. Esto es, el
concepto organización denota una estructura funcional.
17. Los elementos de la estructura de la organización criminal son:
1. Elemento personal: Esto es, que la organización esté integrada por tres o más
personas.
2. Elemento temporal: El carácter estable o permanente de la organización criminal.
3. Elemento teleológico: Corresponde al desarrollo futuro de un programa criminal.
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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

4. Elemento funcional: La designación o reparto de roles de los integrantes de la


organización criminal.
5. Elemento estructural: Como elemento normativo que engarza y articula todos los
componentes.
18. La estructura se analiza en función de las actividades de la organización, se
infiere a través de las labores conjuntas de los integrantes, pues a partir de ello es
posible inferir la existencia de la estructura. La estructura implica nivel de
coordinación entre un nivel y otro. No se configura una organización criminal solo
porque exista actuación conjunta para la comisión de un delito, es claro que el
elemento estructural es imprescindible.
19. El Ministerio Público para acreditar la estructura debe probar las actividades
que realiza la organización criminal de una imputación por criminal organizada es
necesario que titular de la acción penal postule elementos facticos vinculados a la
estructura que tiene que probar.
20. El elemento modal, entendido como el conjunto de procedimientos
estratégicos practicados de manera concertada y coordinada por los integrantes de
la organización criminal, con la finalidad de facilitar la consumación delictiva;
puede ser postulado por Ministerio Público, en este extremo será objeto de
pronunciamiento por el órgano jurisdiccional.
21. Una organización criminal puede presentar una estructura vertical, horizontal
y funcionalmente adoptar otras formas flexibles; como cuando se usan las
estructuras de las sociedades anónimas. En ese orden, la organización criminal
necesita una estructura adecuada al fin delictivo.
22. Equiparar la estructura de un organismo público con una organización criminal
no es correcto. Una institución pública no es en sí un aparato criminal; ello no
niega la posibilidad que sus miembros puedan integrar la estructura de una
organización criminal que utiliza la estructura de una institución pública de
cualquier nivel como cobertura. En ese orden, una estructura partidaria no se
equipara a una organización criminal; empero si constituye una organización
criminal en tanto los dirigentes se apartan del derecho y creen una organización
criminal con estructura propia con cobertura de la estructura partidaria.”

2. ACUERDO PLENARIO n.o 02- 2017 de la Sala Penal Nacional y de los Juzgados
Penales Nacionales sobre la utilización de la declaración del colaborador eficaz,
el cual fija criterios que serán considerados como pautas de interpretación
(fundamentos del 19 al 21):

Sumilla:
“[…]
19. Necesariamente debe haber elementos de corroboración interna para el uso
de la declaración del aspirante a colaborador eficaz. En efecto, para utilizar la
declaración del colaborador eficaz se debe acompañar los elementos de
convicción corroborativos del proceso de colaboración eficaz. La sola declaración
del aspirante a colaborador eficaz no puede ser utilizada sin acompañar los
elementos de corroboración del proceso de colaboración eficaz. No podrá ser

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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

utilizada esa declaración del aspirante a colaboración eficaz, precisamente porque


es altamente sospechosa y su idoneidad futura estriba en que en el mismo
procedimiento de colaboración eficaz sea corroborada.
20. Se precisa que: i) los elementos que corroboren internamente la declaración
del colaborador servirán para el objeto del proceso de colaboración eficaz; ii)
empero, para habilitar su utilización en el requerimiento de una medida coercitiva
es necesario que el Ministerio Público acompañe los elementos corroborativos del
proceso de colaboración eficaz. Estos elementos serán sometidos a contradicción
en la audiencia de la medida coercitiva; pero, además, será necesario el debate de
otros elementos de convicción producidos en el proceso receptor que amerite la
medida coercitiva. Los elementos de corroboración del proceso de colaboración
deben ser sometidos a contradicción en el proceso receptor para ser considerados
como elementos de convicción válidos. Su valoración requiere de un estándar de
sospecha grave conjuntamente con otros elementos de convicción del proceso
receptor.
21. Síntesis del voto mayoría: La declaración del colaborador eficaz debe ser
corroborada internamente para su objeto (convenio Ministerio Público y
colaboración eficaz). Empero, para ser utilizada en un requerimiento de medida
coercitiva deberá acompañarse con los elementos de corroboración del proceso de
colaboración eficaz. Estos elementos deberán ser valorados por el juez
conjuntamente con los elementos de convicción del proceso receptor, para
determinar si se ha configurado una sospecha grave y decidir la medida coercitiva.
La sola declaración del colaborador no puede ser utilizada para requerir una
medida coercitiva; en ese orden, no es admisible que se pretenda una
corroboración solo con elementos de convicción que se han producido en el
proceso receptor.
La declaración de un aspirante a colaborador eficaz, con procedimiento especial
en trámite, podrá ser utilizada en otro proceso, siempre y cuando se acompañe con
los elementos de convicción provenientes del procedimiento especial y/o de la
carpeta fiscal. Al Fiscal le corresponderá postular el ofrecimiento de la declaración
del aspirante a colaborador eficaz, acompañando los elementos de convicción que
corroboren el dicho. La valoración de la información corroborada, corresponde a
Juez.”
[…]”

Los acuerdos plenarios se encuentran disponibles en los siguientes enlaces:


https://bit.ly/2H7eTdD
https://bit.ly/2H9lzYm

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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

RESOLUCIONES

1. RESOLUCIÓN del expediente n.o 249- 2015- 43 (recusación en el caso Ollanta


Humala- Nadine Heredia), de la PRIMERA SALA PENAL DE APELACIONES
NACIONAL, integrada por los jueces Sonia Torres Muñoz y Rómulo Carcausto
Calla.

Sumilla:
“[…]
[…] este Colegiado estima que el temor de parcialidad invocado encuentra sustento
en la decisión emitida por el Tribunal Constitucional con relación a la prisión
preventiva […]. / En ese sentido, si una sentencia del máximo intérprete de la
Constitución declara fundado un hábeas corpus, resultaría lógico advertir la
existencia de una causal fundada en motivos graves para interponer la recusación
—art. 53.1 del CPP, en tanto existe un pronunciamiento de fondo con relación a la
prisión preventiva de los recusantes y la imperatividad de su libertad, así como
valoraciones técnico- jurídicas en relación a ello. (Párr. 2.3)
Así las cosas, la Sentencia estimatoria del Tribunal Constitucional habilita el plazo
para interponer la recusación […] En consecuencia, se advierte converger los
requisitos de admisibilidad de la recusación formulada (en específico, el plazo
previsto en el art. 54. 2 del CPP), correspondiendo a esta Sala Superior emitir
pronunciamiento en referencia al fondo del asunto en cuestión. (Párr. 2.4.)
El temor de parcialidad, considera este Colegiado, se configuraría a partir de la
evaluación de los siguientes documentos: (I) la Sentencia emitida por el Tribunal
Constitucional; (II) la absolución del traslado de la recusación realizada por la
Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional. (Párr. 4.5)
Para esta instancia, la Sentencia del Tribunal Constitucional sí constituye un
elemento válido para sustentar el temor de parcialidad, afirmación que parte de lo
siguiente: a) La sentencia del Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre el
derecho fundamental a la libertad personal de los investigados. b) El
pronunciamiento emitido en el hábeas corpus está relacionado a la falta de
motivación sobre los elementos de convicción, atendiendo a su naturaleza
reparadora. c) La Sentencia del Tribunal Constitucional ha corregido resoluciones
judiciales que, atendiendo al hábeas corpus reparador, han devenido en arbitrarias
o ilegales. d) Se prevé la posibilidad de que el Colegiado recusado pueda conocer
nuevamente sobre cualquier otro requerimiento —de este caso— en referencia a la
libertad personal o a cualquier otro acto procesal relacionado a los investigados.
(Párr. 4.8)
[…] en relación al documento presentado por los integrantes de la Segunda Sala
Penal de Apelaciones Nacional en que sustenta la absolución del traslado, se
esgrime lo siguiente: a) La Sala recusada señala voluntad de inhibirse del Exp. No
249- 2015- 23, relacionado a lo resuelto por el Tribunal Constitucional. b) Formula

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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

observaciones a la Sentencia del Tribunal Constitucional invocada por la defensa.


(Párr. 4.9)
En relación a las observaciones realizadas por la emplazada a la Sentencia el
Tribunal Constitucional, esta instancia constata haberse emitido juicios de valor que
discrepan de los argumentos expuestos en la Sentencia del Tribunal Constitucional
que resolvió anular la resolución judicial emitida materia de controversia al ser
calificada de inconstitucional. / En consecuencia, tal acontecimiento contribuye al
temor de parcialidad, en tanto reafirman su posición y fundamentos consignados en
la resolución anulada, lo cual permite inferir razonablemente que los futuras
decisiones en relación a los investigados puedan orientarse en la misma línea
argumentativa expuesta./ Así pues, la causa invocada por la defensa se expresa en
la duda de imparcialidad de los magistrados recusados, estando a la envergadura de
los serios cuestionamientos esgrimidos por el Tribunal Constitucional respecto a su
decisión judicial, lo cual afectara el derecho a la libertad de los imputados; más aún
si estos mantienen su punto de visto y eventualmente les correspondería resolver
sobre cualquier otro requerimiento en referencia a la libertad personal otro acto
procesal relacionado a los investigados Humala Tasso y Heredia Alarcón; a cuyo
mérito corresponde cautelar que el recurso del proceso en el cual se encuentran
involucrados estos, no se mantenga un estado permanente de sospecha sobre la
imparcialidad de los jueces que emiten decisiones en el presente caso.” (Párr. 4.11,
4.12, 4.13.)
En relación a la propuesta de inhibición, este colegiado precisa: a) Una inhibición
resulta procedente cuando el magistrado tiene conocimiento de alguna de las
causales señaladas en el art. 53.1 CPP. b) La inhibición es un acto procesal propio
de los magistrados inmersos en alguna de las causales referidas; por tanto, no resulta
procesalmente admisible una vez interpuesta la recusación por la parte legitimada
(art. 54.1 del CPP). C) Cuando se plantea una recusación, corresponde a los
magistrados aceptar o rechazar la misma (conforme a los arts. 56 y 57 del CPP),
mas no plantear una inhibición en su lugar, como ha acontecido en el submateria.
(Párr.4.10)
[…]”
Voto discordante de la jueza Porfiria Condori Fernández
Sumilla:
“[….] atendiendo a lo expuesto y considerando la data de la resolución que
confirmara la medida de prisión preventiva —de fecha 03 de agosto de 2017—
expedida luego de la audiencia de apelación, resulta evidente la extemporaneidad
de la recusación, pues si una resolución judicial contiene [vicios] de parcialidad,
será debido a una circunstancia preexistente a su expedición, la misma que habrá
condicionado la respuesta jurisdiccional. De ahí que se afirme que el ámbito de
control que plantea la recusación, en cuanto a la imparcialidad, no se circunscribe
a la evaluación del producto de la actividad judicial, esto es, las resoluciones que
se emiten en el ejercicio de la función jurisdiccional, pues para este control existe
una catálogo de remedios procesales, básicamente medios de impugnación, que el
legislador ha diseñado para garantizar el desarrollo de un proceso justo.
Es de verse, que se promovió la recusación en fecha dos de mayo de dos mil
dieciocho […] cuando a dicha data no obraba incidencia de resolverse por los

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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
-ABOGADOS-

magistrados superiores, tal como expusieron en su informe, ratificado ello, por la


defensa técnica de los investigados Ollanta Humala Tasso y Nadine Heredia
Alarcón en audiencia de vista.” (Párr. 9)
“Sin perjuicio de lo anteriormente mencionado, cabe precisar sobre lo expuesto
por los señores magistrados recusados, que la inhibitoria es un acto unilateral y
voluntario de los jueces, cuando consideran encontrarse inmerso en causal de
recusación, siendo este un acto anterior a toda recusación, tal es así, que el artículo
54 inciso 1) del CPP establece, que la recusación será promovida si el Juez no se
inhibe de su conocimiento; por ende, la inhibitoria surgida a consecuencia de esta
incidencia, no puede ser considerada como tal, sino como un informe explicativo,
frente a lo planteado por la defensa de los investigados Ollanta Humala Tasso y
Nadine Heredia Alarcón.” (Párr. 3.12)
La resolución se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://bit.ly/2x7b4oY

III. NORMAS PUBLICADAS EN EL DIARIO EL PERUANO

Modifican las normas para la prevención del lavado de Publicado el 31 de mayo de 2018
activos y financiamiento del terrorismo.
Ratifican la “Convención para Combatir el Cohecho de Publicado el 19 de mayo de 2018
Servidores Públicos Extranjeros en Transacciones
Comerciales Internacionales”.
Resolución legislativa que aprueba la “Convención para Publicado el 17 de mayo de 2018
Combatir el Cohecho de Servidores Públicos
Extranjeros en Transacciones Comerciales
Internacionales”.
Autorizan difusión de Proyecto de modificación de las Publicado del 17 de mayo de 2018
normas para la prevención del lavado de activos y
financiamiento del terrorismo en el portal del mercado
de valores.
Crean el Colegiado “C” de la Sala Penal Nacional a fin Publicado el 17 de mayo de 2018
de conocer a exclusividad el expediente denominado
caso “Perseo”.
Resolución Legislativa n.o 30765, Resolución Publicado el 16 de mayo de 2018
Legislativa que aprueba el acuerdo entre la república del
Perú y la república del Colombia para la prevención,
investigación, persecución de delito de trata de personas
y para la asistencia y protección a sus víctimas.
Ratifican el “Acuerdo bilateral entre la república del Publicado el 15 de mayo de 2018
Perú y el Estado Plurinacional de Bolivia para fortalecer
la lucha contra la trata de personas, el tráfico ilícito de
migrantes y delitos conexos”, mediante el Decreto
Supremo n.o 008- 2018- RE.
Aprueban el Plan Regional Contra la Trata de Personas Publicado el 15 de mayo de 2018
en Madre de Dios 2018- 2021, mediante Ordenanza
Regional n.o 002- 2018- RMDD/CR.

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ESTUDIO ORÉ GUARDIA
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Aprueban el calendario oficial para la implementación Publicado el 15 de mayo de 2018


progresiva de la vigilancia electrónica personal,
mediante Decreto Supremo n.o 006- 2018-JUS.
Aprueban el Reglamento de la Comisión Regional Publicado el 10 de mayo de 2018
Anticorrupción de Junín- CRAJ.
Decreto Supremo que aprueba el Reglamento de la Ley Publicado el 9 de mayo de 2018
n.o 30737, Ley que asegura el pago inmediato de la
reparación civil a favor del Estado peruano en casos de
corrupción y delitos conexos.

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