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LA MAEST RA NORMAL

(V ID A DE PRO VINC IA !

3N la po r MA N UE L G AL VEZ
.

&
X 1:mc ró u DE FI N IT IV A
¿

E m r o nu 1. < P A T B IA .
BU BR O S A m "

1 92 1
P R IM E RA P A RT E

Fué un domingo de febre ro el último de aq u e l mes , ,

cuando Julio Solí s llegó a La Rioj a .

L a mañana serena tibia dulcemente plácida anu n


, , , ,

ciaba un día de calor El s ol comenzaba a salir y u na .


,

luz apena s azulada que n o era aun l a decisiva clarid a d


,

del di a l lenaba el ambiente Las mo n tañas apareci an


,
.

lej anas y vagas .

A cababa de llega r el tren L a locomotora como can .


,

sada del largo viaj e daba su s últimos suspiros L o s p o


, .

c o s pasaj eros baj aban Un hombre de aire tosco medio


.
,

dormido aún co n el chaleco y l o s botines sin prender s e


'

, ,

re fre gaba c o n l o s gordos dedos su s oj os s oñolientos


, , .

O tro viaj ero desperezándose estiraba los brazos sacudía


, , ,

las piernas b ostezaba co n todo el cuerpo S e veían p o r


,
.

la abertura de una ventanilla cuya oscuridad ac cu


t u a b a n las pare des del vagó n s uciamente emblanquecí ,

das de polvo pantalones que se movían de un lado a


otro apresu rad a mente entre valij as y caj as
, , .

En el andén fuera de los cocheros y chan gador es n o


, ,

ha bia casi nad ie S oli s mientras baj aba comparaba es ta


.
, ,

estación triste y solita ria estación de capital provi n ,

ciana sin embargo


, con aquellas estaciones bulliciosa s
,

de las comarcas agríco la s que vió al comenzar su viaj e , .

M uchachos harap i entos y sucios o freciéndose co n in s is ,

tencia humilde y pegaj osa para llevarle las maletas se ,

amontonaban a su lado Entregó a uno sus d os val i j as .

y las hizo subir a un carruaj e .

— A donde l o llevo niño —pre untó el coche ra


¿ g , .

-
A l a casa de doña Crispula Pa redes .

E r a la s e ñora que le recibiría como pensionista ¡ G en te .

muy decen t e ! ha bia e x clamado co n beatitud al r e co me n


,
6 M A N UE L G AL V E Z

dár s ela el rioj ano Borj a e x con di s cíp u l o suyo en la E s


, ,

cuela Normal del Paraná N o e r a l a de doña Cri spula .

una ve r dade ra casa d e hués p ede s Doña Crispula Bernal .

de Paredes sólo a d m it ía dos tres pe rsonas Sus p r e s u n ,


t o s huéspedes debían presentarle muy buenas r e co m e n



daciones En camb i o e lla l o s trataba divinamen te Co
.
,
.


mida de pr i mera conve rsac i on amena y hasta su poco

de buena sociedad ¡ Eran de verse en los sábados inver


.
,
'
nales las l o t e r ía s de aquella casa !
,

El carru aj e co menzó a andar por una ango sta calle de


álamos orill ada de acequias que s u b ía e n cuesta ca si im

, ,

perc e ptible Solí s desde el coche la veía atravesar l a s


.
, ,

pocas cuadras de la c iu dad y perderse luego entre los c a


l l e j o n e s del arrabal A l fond o tan cercano que parecía
.
,

un obstáculo puesto al avance de l a c a lle se levantaba un ,

cerro aislado y redondo Pare cía el lomo a r qu e a db de .

un inmenso animal Vetas de sombra como enormes .


,

arrugas de scendían desde l o alto del cerro


, .

S olís se sentía muy f at igado y nunca se cansó tan to ,

desde que se ha llaba en fermo El día anterior l o pasó .

con fiebre por l a noche tuvo pe sad illas y a b undantes s u


dores e n las p i ernas La a fecc ión pulmonar que le lleva .

ba a La Rioj a — tal vez para siempre pensaba — e r a su


, , ,

ruina ¡ V e n ir le tan luego ahora cuand o comenzaba a


.
,

vivir la vida cuando su cómodo empleo le ahorrab a 1 n


,

qu i etudes para el porvenir !


El carrua j e saltaba sobre l a s p iedras puntiagudas y ,

sus barqu i nazos molest aban al viaje ro pon i éndole de mal


humor Ad emás la soledad del v i aj e su espantosa mo
.
, ,

n o t o n ía le habian a plastado Por esto miraba sin interés


, .
,

casi con indi ferenc i a las calles angostas de la ciuda d s u s, ,

casas chatas y viej as los paredones en ru i na las hileras , ,

de n a r n j o s las acequ i as que corrían a l o largo de l a s


ver e da 3 Las calles solitar i as De cuando en cuando a
,
_

, ,

p ie sigu i endo al burrito gris que llevaba su carga de fru


,

tas y verduras pasaba al gún vendedor mat i nal L a s


, . .

puertas de l a s casas permanecían cerradas Eran casi .

todas casas de adobe en f orma de rancho con techo de , ,

tej as y par ede s neg ru zcas y carcomidas A lgunas e sta .


LA MA E S T R A NOR M A L
ba n pin tadas de colores vivo s : de roj o de A S oli s ,

más le inte resaban las montañas E r a la pr vez que .

veía montañas de cerca L e s encontraba u n a agria me .

l a n col i a una hu raña aspereza


,
N ingún encanto Le p a . .

r e cí a u n a cosa fea y monstruosa cuya eterna presencia ,

debía inquietar afl igi r ,


.

P asó el carruaj e p o r un a plaz a poblada de naranj os .

De unos postes altos y torcidos pintado s de azul y de ,

a specto enclenque y tristón colgaban l o s far o les del alum


brado Frente a l a plaza en una e squ ina una iglesi a


.
, ,

en construcción Las campanas llamaban a misa y a lgu .


,

nas muj eres envueltas en chales negros entr a ban en l a


, ,

iglesia indolentemente .

Dos cuadras más lej os se detu vo el carruaj e frente a ,

un ca serón de a ncha puerta techo de tej as y paredes de '

adobe que hab ía n perdido el revoque El viaj ero gol .


,

p e a n d o las manos llamó a la puerta Las palmadas r,


e .

p e rcu t i e r o n sonoramente en el i nm enso zaguán Pero n o .

salió nadie De un cuarto se a somó al corredor en man


.
,

gas d e cam i sa un hombre tomando mate Soli s volvió a


,
.

llamar al tiempo que una mu chacha con trazas de sir


,

v i e n t a atravesaba el pat i o del f ondo Después de un buen .

rato la mucha cha con toda cachaza se allegó a l a puer


, , ,

ta Cuando supo que se trataba del viaj ero esperado des


.

de hacia días le h i zo entra r en l a casa


, .

—Esta es su p i eza niño— dij o la muchacha con sonri sa


,

humilde y con fiada mientras le indicaba e l p rimer cuarto ,

a mano derecha del zaguán .

Y sal ió para traerle l a s val i j as .

E l cua rto e ra espac i oso con d o s ven tanas a la calle , .

Tenía piso de ladr illos muchos d e los cuales estaban r o ,

tos y al fondo un es t rado de baldosas Los muebles


, , ,
.
,

v i ej o s y pobres La cama de ñ e rro se inclinaba contra


.
,

la pare d y la mesa de p m o que serviría de escritorio


, , ,

r e n u e a b a de u n a pata El lavatorio e ra portát il de al


g .
,

tón . Había una enorme silla de hamac a L a s d o s gran


des pue rtas del cuarto dab an a un corredo r cuyo techo .

algo sa le d izo caia sobre el pat io Por las columnas ba


, .
,

rr igu d a s y toscas trepaban enre daderas Un pequeñ o , .


3 M A N UE L G ÁL VE Z
parrai t echab a el centro del p atio separado de l a c a s a ,

vecina p o r u n a tapia baj a S iguiendo el corredor v e r . ,

d eab a n naranj os de copas anchas y frondosas


— Y l a pa t rona —preguntó el huésped a l a s i rv i e n ta


¿
que volvía con l a s val ij as .

—Ya viene niño — repu so la interpelada


,
.

Solís l a observó Era u n a muchacha muy morena y re.

r d e ta con senos abundantes y redondos y unos o j a zo s


g o ,

asombrados qu e miraban tiernamente H ablaba de un .

modo cadencios o y suave con mucha tonada Solís la ,


.

e ncontró bonita A l ayudarla a colocar l a s valij as le apr e


.

tó la mano La muchacha n o dij o nada


.
.

Cómo se llama — l e preguntó Solís .

— Y o ? Candelaria
¿ .

Y agregó abriendo sus oj os ,

Y u sted ?
S olís sonriendo le d i j o su nombre Luego le pi dió
, ,
.

a gu a pa ra lavarse y se arroj ó sobre la cam a Una lu z …

fuerte cru da entraba en el cuarto En el otro patio can


, ,
.

taban l o s canarios y u n a vo z de muj er a todo gritar l la


, , ,

m aba a Candelaria .

El huésped estaba can s a di s i m o El viaj e habí a sido


'

largo inacababl e Dos d ía s mortales desde Buenos A ire s


,
. .

No conocía un al ma en todo el tren y como era un poco , ,

timi do no se atrevió a iniciar con nadie u n a convers a


,

ción En l a mesa donde ello parecí a posible tuvo en


.
, ,

frente a un inglés un hombre escuálido y seco que n o ,

s e dignó mirarle Un solo instante M ás tarde se enteró .


,

p o r el camarero del vagón dormitorio que el in g lés era -


,

ingeniero en las minas de Chilecito .

al paisaj e además tenía cierta monotoní a Has ta


, , .

Córdoba no cesaron de pasar ante su s oj os llanura s i n


,

terminables sembradas de trigo y de maíz Sólo las pa r


, .

va s cortaban la pampa i nfi nita S e asemej aban a choza s .

de salvaj es y aparecían agrupadas como f ormando bre


ves caserios ; al caer la tarde cobraron un aire m e la n có , .

lico baj o el s ol que las doraha Desde Córdoba el pais a j e


se tornó má s interesante Los alrededores de l a ciudad
.
,

.
,

"
obre todo im presionaron al v iaj er o
, E r a un espec tácu lo .
LA MA E S TR A N O RM AL 9

de pobre za y d e s ol acro n Los ranchos miserables ; l as .

criaturas cuyas desnudeces quemaba un s ol atroz ; l a in


,
'
dolencia y la suciedad de a quellas gentes de rostros tos
tados y oj os ne gros ; l a t ierra cenicienta ; las palmer as
s olitarias ; las desigualdades d e l suelo en cuya mayor ,

hondura yacía la c iudad todo sugería al viaj ero visiones


'

de O riente El n o salió j amás del pai s pero sus lect uras


.
,

le hacían imaginar de esa manera los pueblitos en el


valle del Nilo los ca s e río s árabes de A rgelia las aldeas
, ,

k a b il a s Desde que el tren pasó un ancho río casi seco


.

hasta la estación Deán Funes Soli s fué viendo pequeñ a s ,

sierras áridas Hacía u n c al o r p e s a di s imo En el coche


.
_
.

comedor donde se hallaba todavía quedaban sobre ai


, , ,

g unas mesitas restos del a lmuerzo,


La s moscas ca r .

g o s e á b a n como a zo n z a da s El único pasaj ero que perma .

necia en el comedor s ilb ab a un tango S olís sentía cc ,


.

rr á r s e l e los párpados ; l a tonada del ta n go como una ob ,

sesión zumbaba en su s oídos M uchacha s pa rleras y b o


'

.
,

nita s enroj ecidas por el calor y el ai re baj aban con s us


. ,

f a m il ia s en los pueb l itos veraniegos Jóvenes risueños .


,

de andar indolente y tonada con látigo en la mano polai , .

nas de cuero chambergo sobre los oj os l a s esperaban en


, ,

el andén Desde el vagón S olis alcanzaba a ver las casas


.
,

y la s iglesias de tosco estilo colon ial En Deán Fun e s


,
.

hubo otro cambio de tren Desde allí hasta La Rioj a el .


,

paisaj e siempre igual apenas t e n ía interés Eran cam


, , .

p o s llanos y abiertos En la lej anía se borraban las o u du.

lacio nes de unas s e r re zu el a s pardas La vegetación e s .


,

ca sa y ruin daba aspecto de cruel desolación a aquella


,

travesías A l a vera de los rieles entre j arillas y cardo


.
,

nes se espa rcían algarrobos secos y retorcidos de formas


, ,

trágicas N o se divisaba en aquel desierto ni un alma ni


.
,

u n triste rancho El tren marchaba co n lentitud d e s e s p e


.

rante y cada do s o tres horas se detenía en alguna esta


, , ,

ción de n ombre bárbaro y sonoro : Chamical Huascha , ,

Punta de lo s Llanos En aquellos luga res permanecí a e l .

tren lar go rato : diez quince minutos Alg unos hombres . .


,

r e n e gr i d0 5
p o r e l s ol y la mu gre gente s astrosas s e r é , ,

co staban contra la s pared e s de la e stación u nos j u nto a ,


10 M A N U E L G ÁLVE Z
otros y miraban el tren co n expresión est úpi da I diotas
,
.

repu gnantes b ab e a n do se acercaban a las ventanillas


, ,

para mend igar


'

A l atardecer el paisaj e presentó cierta belleza mist e


,

r io s a y salvaj e Solís en su cam a r b t e sacando fuera de


.
, ,

la ventana su cabeza a ñ e b r a da se d e s mel e n ab a al viento ,

de aquel los llanos legendarios A sí un tanto emociona do .


,

de tradición miró pasar aquellos campos estériles y b r a


,

v ío s y las s e r r e z u e l a s pardas es fumándose en la lej anía .

M ás de un a vez recordó los tiempos feu dales del ca n d i


llaj e y la vida nómada y violenta de aquel héroe de gesta
qu e fué Facundo S e entretuvo en pensar l o q u e serían
.

hace cuarenta años no más cuando aún mandaba el Cha ,

ch o s u s terrib l es montoneras los viaj es en diligencia p o r ,

aquellos llanos de L a Rioj a a través d e l desierto en l a , ,

inminencia de l a s partidas gau chas b a j o e l rugir del tigre ,


próximo .

Llamaron a l a puerta Era Candelaria con una j arra .


,

de a gua L a muchacha anunció a l huésped que l a señora


.

le e speraba S olí s l a v ó s e apresuradamente Cuan do aca


. .

hé de arre gl arse salió al p atio , .

L a patrona ya v e n ía a s a lu da r l e .

E r a una vasta y apacible señora más bien baj a de , ,

vientre abultado y cara de luna llena L a s mej illas le r e .

lucían lustrosas como bolas de billar Tení a en la barbe .

t a un lunar de pelos l argos y e n ru l a d o s Hablaba con la . …

continu i dad y la lent i tud d e u n a canilla de agua mal ce


r r a da y c a b e ce ab a a l compás de sus palabras La papa d a .

le temblaba com o gelatina Debía se r c in cu e n to n a y reía .

a todo re i r p o r cualquier mot ivo sobre todo al final d e ,

párra f o .

— El viern es lo agua rdábamos — d uo doña Crispul a


después de lo s cumplimientos usuales .

—Debi venir ese dí a e s verdad pero , , .

A suntos tal vez ; inconv e nientes que nunca faltan ;


-
,

l s hombres es claro
o , ¡ Ja j a j a ! .
, , …

Doña Cr i spula parloteaba y reía sin cesar S i el caba .

llero deseaba alguna cosa no tenía más que p edirla El .

caball ero aun n o conocía la ciu dad pero le gustaría ,


LA MA E STR A NOR MA L II

mucho s i señor La Rioj a a pesar de su pobre za se


,
.
, ,

enorgullecía de su buena soc iedad ¡ La gente e ra tan .

bondadosa tan sencilla ! Nada de estiramientos como en


,

Buenos A ires Había mucha ob s eq u io s i d a d co n lo s foras


.

t e r o s y un gran atractivo para un caballero como el se


no r Solís : las muchachas Eran todas muy donosas sim .
,

p á t i ca s instrui das Pe ro ya verí a el caballero ya las i ría


,
.
,

conociendo poco a poco .

S olís declaró que un pueblo así s e r ía encantador .

Encantador — ex clamó d oña C ri pu l a riendo a bo r


bollones .

¿ Y hay ñ entretenim entos


i
— e s ta s ?
,

Una barbaridad una barbari dad decía l a patro



,

na Y abria l o s brazos como abarcando la cantidad de


.

lo s entretenimientos .

—E l carnaval — agregó— estuvo sobe r bio .

Era una pena u n a verdadera pena que el caballero no


, ,

hubiera llegado uno s d i as antes Ah ora cierto venia la .


, ,

S emana Santa ; pero n o e ra tan d ivertida como el carna


val ¡ Qué máscaras q u é bromas qué bailes ! Una espl en
.
, ,

di d e z Estaba s e gu r í s im a de que e n Buenos A ires no es


.

tuvo mej or Solís reconoció que en Buenos A ires el car


.

naval había fr a ca sado Fué una fiesta populache ra vul .


,

ga r ant i pática
,
.

N o ve ? L o que y o siempre digo ¡ Si aquí n o tene .

m o s tanto que env i diar !


Se lo c on ta r ía al señor G a l ia n i ¿ N o conocía el caba .

llero al señor G a l i a n i ? Solís dij o que n o l o cual pareció ,

abis mar de asombro a doña Crispula ¿ E r a posible que .

n o l o conociera sie ndo él también de Buenos A ires ? ¿ N i


,

siquiera de nombre Solí s tuvo que asentir en que de


?

nombre e f ec tivamente algo lo conocia


, , .

— Ya decía !
¡ y o

Solís quiso saber po r qué le co n t a r ía al señor G a lia n i


su opinión sobre el carna val de Buenos A ires Doña Cri s .

pula explicó E ra porque e l señor G a l ia n i hablaba muy


.

mal de ! pueblo .

— No n s
o qu iere nada Pero eso s i e s m u y buena pe r ,

sona el s eñor G a l ian i R i co simpático bien edu cado .


, , . .
ta MA N U EL eÁ waz
Sonaron c ampanas de iglesia D o ñ a Cris pul a apenas .
,

la s oyó s e puso a gritar


, ,

Rosario el último toque ! ,

—Ya estoy — contestó desde el fondo una vo z s eca y


,

e ntonada .

—Estas muchachas de hoy día


¡ qué lidia caballe r o ! , ,

N unca están prontas ¡ Qué coque t erías señor qué de


.
, ,

p e r e n d e n gu e s ! En mis tiempos había más se n c i ll ez .

N osotras .

En este instante aparec i ó Rosario Era más bien boni .

t a a pesar de sus muchas pecas


,
Representab a v e i n t icin .

c o años T enía buen cuerpo pero se vestí a sin gu sto


*
.
.
,

S olís creyó notar que se pintaba un poco los labios y la s


m ej illas Usaba anteoj os Saludó a Solís con i n d i f e r e n
. .

c ia y le dió un chal a doña Cri spula Luego se asomó al .

z a guán y miró hacia la calle .

— Está de novia— dij o doña Cri spula misterio samente

y mirando con satis facción a s u hij a que volvía -


.

Soli s fel i citó a Rosario per o ella aunque muerta de , ,


' “


g u sto como
, observó su madre negó Eran cosas de su ,
.

mamá Doña C rispula muy seria se quej ó de los j óv e


.
, ,

ne s de hoy Eran todo s unos perdidos : j ugaban se em


.
,

b o ara cha b a n se llenaban de hij os por atrás de la iglesi a


, .

¡ Ja j a j a ! Por eso ella estaba contenta


, , El novio de .

R osario e r a un buen muchacho Ya podía mori rse tran .

quila sabiendo que dej aba a su hij a bien casada .

— A h cómo están lo s hombres — exclamó a modo de


¡ ,

resumen Pero usté n o es de e sos caballero ¡ A unque



. .
,

q uién sabe ! ¡ Ja j a j a ! , ,
.

Y reia explosivamente pon i endose el chal ,


.

Rosario le advirtió que perdían l a misa Pero doña .

Crispula quiso saber a nte todo s i a Solis le gustaba el , ,

cua rto .

—M a n iñ co señora
g ,
.

Entraron en la pieza La patrona señalaba cada u n o de .

l os muebles y d etalle s d e l cuarto como si Solis i gnorase ,

l o que eran .

— A quí tiene su camita j a j a su mesa de noche


j a ! , , , , ,

su la vatorio u na sil la de ham aca para estu diar descan sa


,
L A MA E ST RA NOR MA L 13

dament e, ve n t anas espl é ndida s p o r donde mirar a la s mu


ch achas qu e pase n .
¡ ja ja ja ! , , .

Solí s aprobaba s onriendo Ella satis f e c ha le pidió


,
.
, ,

di s culp a p o r tener qu e reti ra rse H abía qu e ir a misa . .

Sentí a con toda su alma aban donar tan agrada b le con


ve rs a ción,
per o D ios estaba antes que nada y ella tení a
te rror al infi erno S e despidió Y ya en el zaguán mien
. .
,

t ra s el huésped la acompañ aba


— El caballero— dij o— también irá a misa l o su on o
g ,
.

A quí hay que s e r bu en cristiano Y nuestra cate ral e s .

u n a alhaj a un chiche
,
.Ya ve rá el ca ballero qué s ace r do
tes tan ilustrados tenemos U n o el padre Domín gue z
.
, .

Rosario interrumpió l a retahíla a rrastrando a su ma


dre de un brazo Solís en la puerta mani festó qu e p or
.
, ,

es te domingo n o i r ía a misa N ecesitaba r e cos ta r s e y sól o


.

se l evanta ría para almorzar S e encontraba aniqu ilad o


. .

L a s molesti a s del viaj e el calor ,


.

Las do s muj eres se alej aro n y el huésped oyó qu e doñ a


Crispula preguntaba a Rosario
Qué mozo tan fi n o y s impático n o ? ,

— Como para usted todos s o n simpáticos .

— Pues a m i me parece una monada


¡ Y qué cara de .


b eno masculló doña Crispula poniendo en blanco l a :
u
oj os y meneando la cabeza de arriba a abaj o .

Solí s se re co s tó en s u cama Se ntía calor Tomó u n . .

libro y se puso a leer Era M i s m on tañ as el libro famo


.
,

s o de Joaquín González que había comprado para e l “


tren Pero du rante el viaj e leyó poco Hubiera desea do
. .

ahora saborear de un golpe hasta la última línea aquell a s


, ,

páginas melancólicas que tan bellamente le iniciaban e n .

s u comprensión del alma rioj ana Pero e l viaj e las p re .


,

ocupaciones múltiples producidas p or su en fermedad y


p o r la nueva y casi extraña vida que comenzaba la n o s ,
.

ta lgi a de Buenos A i res el sentimiento de su porveni r


,

destruído le impedían leer —tranquilament e ¡ Estaba de


,

ma s ia do ll eno de s i mismo !
E ra e n r e alidad el comienzo d e u n a nu eva e x i s t e n ciz
pa r a é l e st a venid a a L a Rioj a ¡ Q u é v id a t a n di s ti nt a .

a la ”
qu e ll e vó ha s ta entonce s ! Su s añ os a nt i r
e r o es
-
a lg u ,
M AN ÁI V E Z
-

( LE I: G . 4

nos d e tall e s ins i gni fi cantes de su e x ist e nc i a esc ena s t r i


viales que creía haber olv i dado d e s ñ l a ro n po r su memo ,

ria unos tras otros Recordó las viej as horas que r e t o r


.

naban como envueltas en p o e s í a y vaguedad A b andonó .

el libro Y pasó toda la mañana baj o la calma su scita


.
,

dora de ensueño que tienen los domingos de verano en


provinc ia sumergido en la hondura de su recuerdo rev i
, ,

viendo la s horas de sus días lej anos .

Había nacido en la ciudad del Paraná en el barrio de ,

San M ígu e l Su mad re hij a d e una muj er que fabr icaba


.
,

dulces y empanadas se había enredado en fu rt ivas r ela ,

ciones con un j ove n de f ami l ia tradicional ; y de los fuga


ces ep isodios de amor en la Baj a da Grande nació Solí s ,
.

Su padre n o le re conoc ió legalmente pero paga ba su edu ,

cación y sostenía a su m adre .

¡ Triste y s i lenciosa su in f ancia ! No se p a re c í a a la

vida turbulenta de los demás chicuelos As i él nunca .


,

hizo la rabona ni gu e r r eó a pedradas en las peleas de m v


,

chachos n i cortó cuerdas de barriletes n i se bu rl ó de lo s


, ,

negros que vivían e n el barrio Cuando vol vía de l a e s .

cuela si no se entregaba a sus lecciones se lo pasaba al


, ,

la do de su abuela m i rándola hacer empan a das o revol


viendo los dulces co n el cucharón de palo Tendría él .

once a ños c uando mur io la abu ela To davia la recordaba .


,

como si la viese en aquel a taque violento que l a mató :


,

gritaba pa ta 1e a b a se revolvía y p a re c ía una br uj a co n


, ,

su cara amulatada llena de arrugas y su s oj os co n vu l


, ,

s os . E sta mue rte agravó en el n i ño la serieda d de su


temperamento Se hizo estudioso y llegó a ser el mej or
.

alumno de la clase Seis años después — tenía él diecisiete


.

le faltaban dos para con cluir su carre ra — s u padre , ,

hombre todavía j oven murió en una revolución Fué ,


.

una catástro fe en el hogar de Solí s Su madre agobiada .


,

de dolo r se en fermó y murió en el mismo año Entonces


, .

él solo en el mundo se fué a un cu a rt u cho que alquila


, ,

ban do s condi scípulos s uyos en una casa sobre la A la


meda co n vistas al río P ara ná El n o dudaba de que s u
, .

pa dre a morir en o tras circ u ns tancias le de j ara con qué


, ,

viv i r ; p ero aquella muerte i ne sp era d a le so rpren di ó s in ,


L A MA E S T R A NOR MA L 1

testa r ¡ L a s mise rias que pasó du rante los do s a ños que


.

le faltaban para recibir su titulo de maestro normal Los !

amigos casi tan pobres como él le sostenían de lástima


, ,
.

Toda su r op a ex terior fué durante lo s últimos t iempo s


, ,

un chaqué raído y lustroso Era un chaqué como los que


.

usaban muchos d e sus compañeros de escuela una de ,

aqu ellas p rendas que se h icieron famosas en todo el P a


ran a ¡ Lo q u e se habrán reído l a s muchachas de l o s cá
.


lebres chaqués d e los normale s ! Po r fi n se recibió Era

.

el mej or alumno de la clase y consigu ió f ácilmente la p r i


mera vacante de maestro primario Cinco años después . .

cuando tenía ve i nticuatro un diputado nacional p rimo ,

hermano de su padre el unic o amigo que éste l levara a


,

su hogar clandestino l e h i zo dar un empleo en Bueno s


,

A i res en el M inister io de Instrucción Públ ica


, .

En Buenos A ires su v i da cambió completamente Su .

r e t r a i m ie n t o y su a fi ción al estud i o desap arecieron ante

el desborde de los sent i dos que , después de tanto s años


d e relativa inacción reclamaban ahora su desquite D u
, .

rante los p rimeros meses de Buenos A ires se aburrió Sus .

conocidos e ran todos maestros y pro fesores normales ,

gente laboriosa y ordenada El deseaba divertirse t e ner


.
,

aventuras Segu ía por la s calles a toda s las muj eres que


.
' "

l e miraban ; pero j amás se atrevió a hablarlas Fué asi .

duo a los c a fés cantantes de l a c alle 2 5 de M ayo adonde ,

le llevara su vecino de cua rto el estudiante de m e d i cina


M arcelo A guiar La se n sualidad baj a de aqu ellos lugares
.

le atraía poderosamente Imaginaba que los cantos y los


.

'

gestos obsceno s l a s músicas canallesca s la explosión de


, ,

cinismo n o tenían otro obj eto que hacer olvida r la vida


, .

Aquel espectáculo le volvía tris t e y al par que le r e pu g , ,

naba le iba hundiendo en el vicio subalterno F re cu e n


, .

taba hasta el ex ceso los s itios en que se v e n día el placer ;


llegó a emborracharse Había olvidado p o r completo su
.

afi ción al estu dio y ya n i leía ni e scribía .

Una noche se encontró en e l Royal K eller co n M iguel


Saavedra u no de sus co mpañeros del M inisterio Sºlí s
, .

se ha llaba e n un pro fundo abatimiento en u n o d e a qu e


,

l los p e ri odo : l a m e nta bles qu e sucedían s u s bo rr ach er a s .


16 MA N UE L G AL VE Z

Saave d ra s e sen t ó e n la misma mesa y s e pu s ieron a ha


bl ar Como Saavedra estaba enamora do y e ra un temp e
.

rament o e xp a nsi vo necesitaba hacer a al guien sus co n fi ,

d e n ci a s Era un muchacho s encillo bueno de u n a ab s o


.
, ,

luta franque za Conver só c o n Soli s hasta la s tres de l a


mañana ; s e narraron mutuamente su s t riste zas su s vi ,

da s sus i lusiones S o lí s muy e xp ansivo también l e con tó


, .
, ,

t odo .

— P ero hombre — l e pre gun tó


¿ p o qu é ll e v a s
r e a vid a ,

Saavedra .

Qué quiere amigo ! M e gusta l a 1 n mu n d 1cm s iento


"

, ,

placer revolcándome e n el fango — contestó Sol ís con ,

e moció n y como si s intiese asco de s i m i s mº .

Saavedra en su interior le compadeció y des de e sa


, , ,

noche se le hizo ami go .

S oli s h abía vivido así cerca de un an o pero salió de s u ,

situación cuando p o r medio de Saavedra i n t imó con los


'

, ,

companeros del M inisterio Eran muchachos tranquilo s .

y cor rectos A l gunos iban a recibirse de aboga dos u n o


.
,
'

era periodist a y otro A lbert o Reina escritor de cierto


, , , _ ,

renombre .

Comenzó a sali r co n ellos por las noches I ban a l o s .

teatros se interesaban por l o s estrenos Una vez le contó


, .

a Reina que él también escribia Habia publicado al guno s .

ve rsos hacia tiempo en l os diarios del Paraná


, Pero l o
, .

que él estimaba entre su s escritos eran sus pequeñas pá

W
,

g inas sobre asuntos morales y fi losófi cos S olís es t ab a .

imbuí do de l a literatura y la fi l o s ó f ia del poeta A l ma


L e ía con amor constantemente y hasta tratand o ,

de imitarlas las E v a ngé li cas : aquellas páginas e r r ab u n


,

das y fragmentarias en que el maestro expresaba su t r i .

gico pesimismo sobre l o s hombres Reina quiso conoc er . ,

lo s e scritos de Solí s y pasó con él una noche ente ra l e ,

yé n do l os en un ca fé de la calle R ivadavia al que l o s j ó


,

v enes bohemio s de l a literatura llamaban P uerto Lápice .

Reina se declaró sorprendido Las páginas de S olí s l e .

impr es ion aron p or su p recis ión p o r s u hondur a e s piri ,

tual .

— Ha u sted l pasta de un mor a li ta d s c i


y en a s e u n e r ,
L A MA E S TR A NOR M A L 17

M ontaigne a l o G rac i an le d 1] 0 t
º

t or lo ,
co n cu u

s ia s m o .

Le re comendó algunos libros y le alentó p rotectora .

mente H a b ía que trabaj ar que cuidar e l e s t il o sobre todo


.
, _
,
.

Después hab l ó de s i mismo de su reputación El sabía ,


.

que algunos n o aprec i aban su obra Eran fracasados e n .


,

v e n e n a do s El había saltado de su casa a los grandes dia


.

rios y esas cosas molestaban e vi dentemente


, ,
.

P o r medio de Reina conoció los círculos l i t e r a r 1 o s e


hizo amistad co n alguno s muchacho s d istinguidos q u e
c u ltivaban las letra s Estas am i sta des le hacían mucho .

bien Comprobaba con satis facción que se ib a refi nando ;


.

a d qu i r ía mej ores modales ap rendía a vestirse E ra un , .

hombre cambia do en todo sentido A hora estudiaba el .

d i a entero escribía por l a s noches unas d os horas


, Y .

hasta sus ideas se iban trans formando Ya n o quedaba .

en su espí ritu ni rastro s de aquel mater i al i smo que con ,

tanto denuedo pro fesar a en el Paraná Cada d ía se ha


,
.

cía más espi ritualis ta En el fondo era u n cristiano y un .

romántico Lloraba como una criatura leyendo ciertas


.

grandes novelas Creía en u n a vida s u p e r hu m a n a en l a


.
,

realidad del m isterio en la e x i s t e n c de u n a voluntad


'

superior Estas ideas espirituales le i nclinaron hacia l o s


.

estudios t e o s óñ co s El ignoraba lo que era la teo so fia


.
,

cuando una noche cierto literato b ohemio amigo suyo en ,

un sucio cuarto de la calle Viamonte le explicó sumaria , ,

mente cuanto abarcaba y enseñaba la Ciencia de la Sa


,

b i du r í a y le leyó al gunos párra fos de l a Bl av a s tky y de


A nn ie B esant .

Esta inclinac i on t e o s óñ ca le hizo desear u na vida pu ra ;


y así se es forzó en consegu irla A hora d is gu s t á b a l e
, .

esa su inclinación al vicio que él tenía razones para co n ,

siderar como atávica Pero débil de voluntad fué inca .


, ,

p a z de de fenderse apenas el destino salió a su encuentro .

Una noche d o s amigos le llevaron a una casa de citas de


,

la calle Sarandí Una muchacha flaca pecosa y desen fada


.
,

da se e n ca p r ichó co n él ¡ E ra tan parecido a Ricardo !


, .


Solís se vió o b ligado pocos dias después a sacarla y , ,

a p on e rl e un cu art o L a emp ezó a visitar tod as l as tardes


.
,
1 8 M A N U EL G AL V E Z

a la salida del M inisterio L a ñ a ca le hacía estarse quie


to d u ra nte horas ente ras dej ándose mirar ¡ S i e r a el
, , .

mis mito Ricardo ! S olís odiaba sin conoce rle al tal R i , , _

c ardo y hubiera dado algo p o r n o oírle nombrar j amás


,
.

Llegó por esto hasta querer deshacerse de l a muchach a


, ,
.

Pero ella e staba perdidamente enamorada Le obligó a .

dej ar l a casa de huéspedes y a irse co n ella El n o q u e .

ría viv i r con tal mu j er ; le disgustaba l a i dea Pero a l .

fi n odiándose a s i mismo cedió S e mu daron a un cuar


, ,
.

to f río y triste cerca del O nce Pasaban la s horas e n


, ,
.

la más absoluta i nacción bebiendo cerveza tomando m a , ,

te A veces él tocaba l a guitarra qu e aprend ió durante


.
, ,

unas vacac i ones en el Paraná L a fl aca se enardecía co n


,
.

l a música de l o s tangos y en medio del aire viciado po r , ,

los vahos de cerveza y el humo del tabaco estruj ab a a


'

Solís con su s car iños sád icos P e ro él se abu rría y al .


, ,

f m experimentó repugnanc ia por la mu chacha


, E r a de .

modales ord i narios y v i olentos y v ivía en perpetua e x a l


tac ión amorosa El frenesí de aquella loca pensaba So
.
,

l i s ib a destruyendo su organ i smo de hombre ya débi l ;


,

pero no tenia coraj e pa ra de s ped i rla Había vuelto a be .

be r y sentía j unto con un gran cansanc i o fís i co que l o s


, , ,

nervios se le desa staban y que empez a ba a agobia rse


de u n a tr i steza desco nocida U n a tarde al volver del M i .
,

n i s t e r io la fl aca n o e staba Le había dej ad o u n a carta


, .

donde entre frases c ariñosas y obscenas y con pésima


, ,

ortogra fía le anunciaba que había encontrado a su ver


,

dadero Ricardo S olís se creyó salvado De nuevo s e de


. .

d icó al estudio y a l trabaj o co n a h ín co tenaz ; queria re


cu p e r a r el tiempo perdido Pasaba las noches h asta que .
,

amanecía leyendo y escribiendo , .

Por fi n se s i ntió con fi ebre El médico l e preguntó Si


, .

deseaba v ivir muchos año s .

— Siquiera unos veinte más —l


e había con t estado .

Le r ecomendó reposo no beber n o trasnochar M ej or , , ,

pensaba S olís ; así llevaría una vida sana normal y po , ,

dria escribir Pero pas a ban los días y cada vez estab a
.

más en fermo Su am i go el t e ó s o f o le habló mal de lo s


.

médic os Eran t o d o s unos farsantes u nes comerci a nt e s


.
, .
20 MA N U E L G AL V E Z

rencia co n su c u a r t o donde l a temp eratu ra e ra a gra dab l,

El cielo reverberaba y n o se podia levant ar la vista El .

aire e r a sumamente seco ; p arecía qu e l as paredes iban a


a grietarse P o r el corredor co n aspecto solemne y cómo
.
, ,

con curiosidad paseaba u n a gall i na


,
.

Doña Crispula en cuanto vió a Solís le llamó a gritos


, ,

desd e el comedor Ya estaban sentados todos a la mes a


. .

El come dor e ra un cuarto fresco y desmantelado con


piso de ladri llos En l as paredes blanqueadas con ca


'
.


l
,

había cuatro o l e ogra fía s que represe ntaban cesta s con


uva s granadas pes cad o s de todo tamaño y gallinas y
, , ,

pavos desplumados S ob re una silla d o rmía una guita .


,

rra co n l a s cuerdas rotas .

En l a cabecera de la mesa un hombre de p i e con la , , ,

servilleta metida en el oj al del sa co esperaba i nclina d o , ,

y sonriente a que le presentaran


, .

— E l cabal le ro Solí s el señor G a l ia n í dij o grave ,

mente doña Cri spula .

Y mientras ellos se daban l a mano la duen a de ca s a le ,

espetó a G a l i a n i .

Ri caballero l o c o n o c e a —
u ste mucho
'

-
.

Y agregó muy oronda :


'

— De nombre y de vista .

Solis a sombrado y sonriendo declaró que así era e f e c


, , ,

t i va me n t e .


Tal vez me conocerá de la Bolsa dij o G al i a n i co n ,

importancia .

—E s probable contestó Sol i s que j amás hab ía e s


, ,

tado en l a Bolsa .

— 0 no
ya sé : us t é me cono ce de las fi e stas en el Ci r col o
,

M an d o l i n ís ti co .

Ah es claro !
, exclamó So lí s en un tono que —
no

daba luga r a du da s .

Doña Cri spula sirviendo la so pa se dirig i ó a lo s d o s :


, ,

—D e m o do que eran ustedes amigos .

Y reía estrepitosamente
Los d os huéspedes se inclina r o n sonriendo y como co n -

fi rmando las palabras de l a patrona .

El señ o r G al ian i era hºmb re de algu na fo rtun a s olt e ro


, ,
LA MA E STRA NO R MA L I

tend ria cerca de cincuenta años D i j o que est aba e n La


Rioj a po r negocios especulaciones Tenía bigotes muy
.

.
,

gr uesos y algo caidos el pelo en onda hacia la frente y ,

unos oj u elos incisi vos y mal i ciosamente risueños que s o


lían m i rar de lado Pa ra hablar torcía el cuerp o co n .

afe ctación Trataba de ser in sinuante y amable Lleva


. .

b a anillos y en un bolsillo alto del chaleco un enorme


, ,

cronómetro de o ro cuya cadena de impresionante gr o ,

s or,
concluía en un surtido de medallas y de amulet o s
contra la j e tta tu r a .

Solís observó que el señor G a l ia n i era mirado como


una especie de personaj e y que dis frutaba en la casa
ilimitada consideración Pero n o e r a el ú nico pensionista . .

Había otro un j oven Pére z pi ani s ta director del C o n


, :
, ,

s e rv a t o r i o y ta mb ié n p óí teñ o Do ña C rrq 1a
'

, _ ,
á_ _ , _

b a [ B id e n muchacho cará cter ,


y .

gracias ¡ P e r a q é ier
p
.

t o que a veces es o l e d ab a grac 1a ; pero otras i n spi



raba lástima e r a cosa de ,
Pérez n o a lmor za “

ha en la casa esa mañana porque según in formó doña ,

Cri spula habia i d o a Cochangasta al paseo que le daban


, ,


a ese mozo Vergara de lo s Vergara de Córdoba que , ,

vino por unos días a escriturar el campito que había co m


prado en Chamical .

Doña Cri spula se lo hablaba todo Contó la vida de .

medio pueblo con asombro s a r i queza de detalles S oli s .

imaginaba tener ante sus oj os un viviente diccionario


b iográ ñ co una obra maestra en materia de in fo rmación
, .

Doña Cri spul a sabia la fecha en l ge se casaron las per


sonas más o me nos con o ci da s d ei pueblo el número de
_ _ ,

hij os que tenían l o s sueldos que los hombres ganaban


, .

Po d ía in f orm a r sobre el grado de acue rdo o de d e s a cu e r


do que ex i stía en cada matrimonio qué hombres j ugaban ,

o n o qu iénes se confesaban En cuest iones políticas d o


, .

ña Cri spula era un portento Recordaba l o que parecia .


,

increíble a G a l ia n i todas las revoluciones motine s inter


, , ,
ve n ci o n e s l y al bo rotos que ocurrieron en l o s
conf ictos
,

ult i mos t r e mt a años y lo qu e e ra a ú n más increíble s a


_

o
, , ,
22 M A N U E L G ALV E Z
b ía ma tem átic amen te las evoluciones poli ti cas de todos
los ho mbres insign es con que contaba el pu eblo
A S olís le divertí a la conversación s i bien se trataba ,

de personas que j amás oyó nomb rar G al ia n i guiñando ,

un o j o a Soli s ponía en du da a cada rato l a s a fi rm a c i o


, , ,

nes de doña Crispula La patrona se exaltaba d e f e n d ié n .


,

do se con un i rre futable exce so de eru dición Ella y Ro .

sario se t r e n za r o n varias veces en tremendas discu sione s


'

sobre edades quizás el tema que según G a l ia n i p ro f u n


, , ,

di z a b a más doña Cri spula .

De postre s i rv ieron unas naranj as redo ndas limp ia s , ,



he rmosas y m a s ha co : un du lce duro y de aspecto des
agradable G a l ia n i y S olí s encontraban i ncomible al m as
.

haco ; doña Crispula decla ró qu e para su gu sto era e xqu i


sito .

Ga liani pregu ntó a S olí s s i venía a L a Rioj a para d i c


l

ta r a lgu na cáte dra .

— No señ o r ; a dirigir un grado co n testó Sol ís ru


,

b o r i z á n d o s e levemente .

Ro sario d ij o que hacía pocos día s habí a llegado de N o


n ogas t a una amiga suya que t a mbién vení a para d i r i i r
g
un gra do el pr i mer grado , .

Ah si usté la conociera !
, i n t e r r u mp xo doña Cri s
pula mirando a Solis
, .

H ablaron de ella Se llam aba R a s e l d a R a s e l d a Gómez


.
, ,

y e r a un encanto una u m a ex e c ,

acababa de alaba rl a ¡ Qué a lhaj it a qué monada .


,

mej or de L a Rioj a ¿ N o le parecía lo mis mo al señor .

G a l ia n í ? Pero G al ia n i afirmaba n o conocerla .

Cómo n o la ha de conocer G a l i a n i ! voci feraba ,

doña Crispula A cuérdese hombre : R a s e l da R a s e l d


.
, ,

Gómez .

— R as e l d a R a s e l da ,repetía G a l ia n i mirando a l te
c ho y f r u n c i e n d o su s oj uelos como si le molestase el s o l

en la cara .

Es aquella que cantó anteanoche señor G alia n í ,

G a l ia n i l a encontrab a vulgar un poco , gruesa . E ra un


L A M A E S T R A NOR MA L 2 3

tipo demasiado provinciano A él le gu staban las muj e .

res delgadas de silueta elegante l a s francesas sobre todo


, ,
.

Y decía esto mirand o a Solís maliciosamente .

— Es muy buena muy buena a rgu mentaba Rosar i o .


,

Pero Gadiani s i es una r i cu r a ! exclamaba doña


,

Cri spula .

— A m i me parece una muchacha medio in feliz — r e ,

t r u có G al ia n i .

Qué barbaridad ,
G a l ia n i ! ¿ Dónde tiene ust ed lo s
oj os ?
Pero G a l ia n i n o se con venc ia Y lo que sobre todo le .

d i sgustaba e r a ese nombre ridicul o : R a s e l da Ra s el d a , .

Conoce algún nombre más raro seño r Solís ?


,

A Solís e l nombre le e ra ha sta entonces desconocido .

L o hallaba muy bonito muy suave muy musical Pare , ,


.

c ía nombre de nov e la Doña Cri spula y Rosario n o le .

encontraban nada de f e o n i de extraño Rosario había .

tenido en la escuela var i as cond i scípulas qu e se llamaban


R a se l da .

— Ah »

, si i n t e r r u mp 1 0 Galia … ¡ aquí hay ca da


no m b r e c it o !

¡ Qué le dij e hoy caballero ! exclamó doña Cri s ,

pula dirigiéndose a Solí s con el acento de quien ve real i ,

zada una pro fecía ¡ Si n o nos q u i ere nada


. no n o s ,

puede tragar !
Pero no m i buena señora ; lo que d igo es l a pura
,

verdad .

En las p ro v i n c ia s se est ilaban ciertos nombres que él


no sabia de qué almanaques los sacaban Conocía un po .

br e ciudadano que se llamaba Senator una señora a l a ,

qu e sus padres le habían e n dil ga d o criminalmente el nom


bre de Venérea un cochero llamado O bi spo y una des
.

g r a c i a d a muchacha bastante bon ita por c ierto que ll e


, ,

v a b a un nombre escandaloso : C ír cu n c í s íó n .

Qué n ombres ! Son gentes d e muy mal gusto esta s


'

d e po r acá resum i ó G al ia n i mientra s se escarbaba las


m u e las co n el palillo y miraba a doña Cri spula co n su
modo risueño .

Doña C r i spula se indignó ¿ Qué se había pensado e l .


M A N UEL G AL V E Z

señor G al ian i ? ¿ Creía que L a Rioj a e ra un p u eb lu cho ?


Pues no señor T odos lo s forasteros quedaban encanta
,
.

do s con l a ciudad Ella sabia de más de uno que entre


.

Buenos A ires y L a Rioj a p r e f e r ía L a Rioj a A hí estaba .


,

sino ese mozo Qu i roga Gabriel de Quiro ga que h acía


, , ,

poco vino a pasear y que promet i o volver E r a un j oven .


-

i l u s t r a dís im o que había viaj ado mucho P ues se encon .

t rab a e n La R i oj a mej or que en Buenos A ires A sí lo .

proclamó en todas partes .

— Decía a quien quería oirlo voci feraba t riun fa nte ,


doña Cri spula que esto e r a más argenti no ; como lo


'

oyen más argentino


,
.

-
Llámele hache con t es tó G a l i an i l e vantan do los
,

hombros .

S olís tratando de calmar a doña Crispula d eclaró qu


, ,

él se s e n tía muy provinciano N o conocía l a s comarcas .

del Norte pues acababa de llegar a La Rioj a ; pero l a s


,

adivinaba L a s provincias seguramente conservaban el


.
, ,

espí ritu nacional que en Buenos A ires se habí a p erdido .

L a s ciudades prov i ncianas tenían sin duda ning una más , ,

carácter más personalidad pr op i a que Buenos A i res E n


, .

ellas según le in formaron los amigos y l a s lectu ras h abía


, ,

cier t a tristeza poética qu e faltaba en l a capital una ma ,

y o r espir i tualidad un pa i saj e con alma L a vida era en


,
.

tales ciu dades más i ntensa y pro funda H ab ía en ellas .

u n a calma u n a paz , una beatitu d llena de sugestione s


, .

A demás las gentes eran buenas sencillas co rdiales inte , , ,

l igen t e s y casi siempre de una simpática ingen u idad .

Ah interrumpió con entusiasmo d oña C ri spula ,

que estaba inquieta por no poder hablar en nin g una ,

parte la gente es como la de acá !


—Y o creía que d oña Cri spula no conocía otro pueblo

que La Rioj a dij o G a li a n i con a fectada senci llez


. .

Vean si es malo ! Es un perverso contestó la se


ñora con tono mitad en seri o mitad en broma , .

Ella nunca había salido de L a Rioj a per d conocia per ,

so n as de toda l a república Había oido hablar de muchi .

sima gent e y ella s e a cor da ba siemp re de es as cosas


L A M A E S T R A NOR M A L 2 5

Sabía l a vida y mila gros de in finidad de per s onas qu e j a


má s había visto .

— L o creo e s o s i que lo creo


,
d i j o G alian i .

Doña Crispula afi rmaba que en n inguna pa rte había tan


buena soc i edad como en su pueblo .


¡ Hay que ver excl a m a ba radiante los bailes d e
la alta sociedad ! Qué elegancia qué esplend idez ! El a ñ o ,

pasado cuando vino el M i nistro de O bras Públicas hubo


, ,

un ba i le en la casa de Gobierno que fué ni más n i meno s , ,

como los me j ores de Bueno s A ires .

Cómo l o sabe ?
i n qu i r ió G al i an i sin levantar la
cabeza que casi hundía en el plato .

—A sí l o dij o el l a n o s t e r o que es un mozo bien de



g , ,

l a gente decente de allá .

.
S olis preguntó quién era el l a ngo s t e r o Doña Crispula .

repuso que allí daban ese nombr e a l os empleados de la


De fensa A grícola quienes como era sabido tení an a su
, ,

cargo la dest rucción del acridio

— Doña Cri spu l a dij o G a l ia n i d ír ig1e n do s e a Sºlís


alaba la bonda d de la gente desp ués de ha b er cu e re a do ,

a medio mundo .

— N o es cierto G a l i a n i re fun fuñó Rosario


, .

¡ M ire que anoche han dicho un a s


— No me nieguen .

cosas de las Gancedo !


Pero l a s Gancedo tamb i én ! , exclamó l a seño ra .

Quiénes s o n ? preguntó Solís .

— Unas pobres niñas que n o hacen mal a nad ie— con

testó G a lia n i sonriendo .

Doña Crispula y Rosario ch illaron de asombro y se


llevaron las m a no s a la cabeza horrori za das como s i , ,

hubieran oído deci r que no exis tía Dios .

— N o las conoce G a l i a n i— voci feraba do ñ a Cri s ula


, p ;
n o las conoce n o la s conoce
, y no co noce, _
.

Las Gancedo eran unas s ol t eron a s antipática s



Ell a
las odiaba Les sacó la edad a cada una de las tres her
.


manas y las llamó v a r ia s veces las gu a n a ca s qu e era e l “

sobrenombre ya histórico con qd e el p u e bl o d eno mi n ó


'

, ,

a tres gene rac i ones de dí & í í ámil ia


_
… .

—Ha bl adora s len u as lar as— r ía doñ Cri spula


g
, g ug a .
2 6 M A N UE L G AL V E Z

En u meró to dos los d e fectos de las gu an ac a s co n una


precisión impl a qab le Er an unas entrometid as una s vi ,

b of ás i t o dó l o que pasaba en el pue b lo y v i ví an


'

l eva ntando calumnias i ntríga ndo , … ,

la gente A l a segunda se l e i b a un oj o y
.
,

chiche de l a casa n o pensaba má s qu e en l o s h ombres


R osario la s acusó de chi smosas y m
, .

alas Y dóñ a Cri spula


'

conclu yó a fir m a n dd que l o m


.

á s i n t ól e r able en ellas lo
_

que m á s rabia le daba e r a e l o j o el oj o torcido de la , ,

Clemencia .

T erminada l a s obre mesa fueron a l patio Se sentaron .


*

en sillas de hamaca baj o el c orredor y tomaron te de , ,

naranj o El calor so focante y el ai r e denso con t ribuían


.

a hacer pesada l a calma E l piso de ladrillos p arecía .

hervir baj o el s ol N o se movia u n a sola hoj a de los ar


.

bo les La resolana hería los oj os S e d ij era que en ese


. .

momento la ciu dad fuese un monstruo qu e dormitaba


aplastado baj o el sol : un s o l que se desploma ba sobre
l a s casas resbalaba a l o largo de l o s techos de tej a s e n
,

t ib íab a el agua d e las aceq u i as y s a l p i ca b á de oro l a s co


p a s de los árboles L a s chicharras cantaban m onó
. t ona '

ni ent e .

Re p a n t iga d a ya en su s i lla doña Crispula du r m íé n , ,

dose entornaba los oj os y c a b e ce ab a De rato en rato


,
.

la despe rtaban las mo scas ; ell a e s p a n tá b al a s con sacu


dones de cabeza Pal pitaba su v i ent re co n desigual rit
'

'

m o y su largo lunar peludo trazaba j eroglí ficos en el


aire G a l i a n i miraba a So l ís y sonriendo le indicaba a
.
, ,

doña Gri spul a Rosári o ; q1i e había i do direc tamente a " a" '

l a sala tocaba en el piano c o n d i s pl i ce n c i a A l corredor


,
.

llegaban a pa ga d am e nt e los l entos compases de una m ú


sica lánguida que invitaba a soñar De cuando en c uan
, .

do se oían algunos versos que tarareaba Rosario en vo z


baj a con expresión de ab a ndono :
,

R i oj a qu e r i d a n a two s u e l o , ,

N ov i a l l o r o s a d e a u s e n t e a m o r .

T odos f u ero n a su s res pectivo s cu a rt os pa ra rec os ta r


8 M A N U E L G AL VE Z

un re zo monót ono le producían u n tedio i n d eñ n íb l e L a s


,
.

calles estab an orilladas d e naranj os y al fondo se pa , ,

r a p e t ab a l a montaña : u n a montaña pelada y p a r du zc a


.

q u e le recordaba n o sabia , p o r qué aquellas cordiller a s ,

de cartón con que las viej as de su pueblo lej ano adorna


ban los pesebres de Navidad
Llegó a l a plaza E r a u n a plaza pobre sin j ardín y sin
. ,

p avimento Los naranj


. os l a llenaban dándole un aspecto ,

u mbroso y c ordial L a s casas circundantes eran viej as


.
,

m iserables N o faltaba n en a quella plaza pare dones en


.
, ,

r u ina y te rrenos b al dí ó s E n una de las vereda s fre nt e


.
,

a u n a cas a de altos d e s p a r r a máb a n s e mesitas y sillas


,
.

A lgunos hombres bebían y conversaban E r a l a confi te .


r ía . Lle gaban hasta Solís de cuando en cuando apaga , ,

d o s ru idos de caram b olas .

Solís se sentó en u n b a n co de la plaza un escaño des


'

pinta do y rengo Po r la misma acera paseaban de a do s


.

o t res y en cabeza algunas muchachas


, , Caminaban del .

b razo pau sadamente con aire d e abandono y t ení a n


, , , ,

c asi todas oj os a terciop elados y m el ancólic as Soli s l a s


,
.

m iraba ir y Ven ir oyendo su s vo ces cál i das su tonada


, ,

p rovinciana Se n tía que la tristeza le a b ru m ah a : una tri s


t eza sutil penetrante en fermiza ; una tristeza que le i m
, ,

b d languidez y de recuerdos sentimentales Se


'

p r e gn a a e _
.

e ncontraba solo terriblem ente solo ahogado p o r aquella s


, ,

montañas enigmáticas y grises Imag i nó l a desolación .

q ue le esperab a P or ue
q ¿. c ó m p se habituaria él a e
_
s a
e xistencia de p r ov m c i a que veia t an é s t up1 da t an mo n ó ,
_

t ona g tan trás te ? Su puesto en la Escue la Normal n o p ó


… a

d ria b a s t a rl e para l lenar el vacío de su v i da El n o a m a .

b a la prof esión ; sobre todo por suponer que la condic ión ,

d maestro le disminuía ¿ Qué hace r e ntonces A h ¡ ya


'

e .
?
,

maldecía al Desti no que le traj era a este rincón del mun


d o ! ¿ Se pasaría l a s horas muertas él también j ugando , ,

a l a s carambol a s al truco , arrast rando su hastío por las ,

a ce ras de la plaza ¡ A h Buenos A ires Bu en os A i r e s !


?
,

¿ Cuándo podrí a volver sano ya a aq uel la gran ci u dad , ,

e ncanta dora do nde tenia t o d ó : ale ria amist a de s


g i l u , ,

s ion es ?
L A MA E ST R A NOR MA L 2 9

Los faroles comenzaban a alumbrar y no quedaba u n a


alma en la plaza "

En l a casa de huéspedes le esperaban para comer L a .

patrona asegu raba que gl c a ball ero _


e x tr a ,
,

v iad o y,
G a l i a n i porque seg ú n este e r a , ,

preciso ser un t il in go para perderse en un pueblo d e



cuatro casas locas Pérez el pianista que regresar a .
, ,

del paseo con hambre canina una hambre rioj ana de ,

cía se paseaba nervioso y tartamudeaba lastimosament e


, .

Solís fué recibido con j úbilo Todos se precipitaron a l .

comedor ; y m i entras Pérez descr i bí a l o que e r a capaz d e


engullir doña Crispula devoraba s il e nc i o s gfr1e n t e reb a

, _ _
f

nadas de p an Sol í s pidió disculpa p o r l a tardanza


.
-
.

Durante la comida Pérez monologó t agtaj o s ame n te , _

re fi riendo su paseo a Coc hang as ta un l ugar pi ntoresc o


"

, ,

c asi en la pue rt a de la quebrada Habían ido a la casa d e .

d o n M ol i na una ca sa a la criolla con largos corredore s


, ,

u mb r á t il e s y frescos y con cuartos inmensos y abandona


d os . U n esplén dido pase o Bail aron contaron cuento .
,
s
,

j ugaron a la tab a El almuerzo opíparo : unas empanada s


.
,

rio j anas de chuparse lo s dedos c ordero al asador tamale s , , ,

vino de A ndalgal a .

T erm i naban de comer cuan do e mp e zó s e a oir la m ú s í


ca de la plaza Todos se d esbandaron meno s Solís qu
.
,

pre fería quedarse S e acostaría en s e gu ida pu e s aún l e


.
,

quedaba algo que descansar Desde su cuarto oyó al poc o .

rato conversac ión es Toda s se intere saban p o r .

conocerle y hacían pr a s a Rosario E l nom b re d ”


.

Ra s e l d a su rg ió v a r ia s veces : R o s a r i o l a s c hi s t a b a pa ra
que s e ca ll a s e n A l fi n salieron y al pasar frente a s u
'

.
,

ventana miraron hacia dentro del cua rto .


En la ca sa fuer a d e él no que daban s in o la s s irv ie n
"

, ,

tas que se amontonaban en el umb ral de la puerta Solís


, .
,

l o mismo que a la tarde se sentó en la silla de hamaca , ,

j unto a la ventana Pasaban grupos de muchacha s qu e .

iban a la plaza La banda tocaba el M i s e r e re de E l T r o


.

va d o r c u a n do g l la b a la música se erci í 1 i d i to
º

, _ , _

rodando tumultuo me po r la ace q uia v e


30 MA N U EL G AL V EZ

Sol í s s e sen tí a ca da vez más solo y más tris te T uvo …

añoran z as del pasado c u a ndo e stud ia ba p a ra ma e s tro e n


,

l a escuela del Pa r aná y v 1v 1 a en aq uel cuarto miserable


con v i stas al a n cho río Se acostó pero no pudo dormir
'

.
, .

Su imaginación d iv aga b a i ncesantemente Pensaba en .

'

fn i l cosas : en su largo viaj e ; en los pobres op a s q u e men


d iga b a n en l a s estac i ones ; en l a s mo ntañas inquietantes ;
en su i nc ip i ente tuberculosi s ; en Buen o s A ires ; cuyo re
cue rdo a t a l hora se tornó para él agu do y doloroso
, ,

Cuando l a gente volvia de l a plaza a ú n estaba d e s p ie r


to O yó que hablaban l a s muchachas y se al ej aban co n
.

pasos cadenciosos La s pers o na s de la cas a entraron ; s u s


.

voces r e s o n a b a n en el pat i o baj o la noche c la ra A lgui e n , .

cerró la puerta de calle : to do q uedó en pro fundo s i le n

c io .El deseaba levantars e s al ir a l a calle Luego pensó , _,


.

que la vida e r a u n a cosa m i serable y t uvo g an a s de llo


r ar .

Pocos días después a p r i n c ip io s de marzo se divulgó


, ,

por todo el pueblo una importante not i c i a : había llegad o


d e C a tamarca el Directo r de l a escuela no rmal Todas la s .

vacacione s el Di rector ib a a Catamarca su pueblo par a , ,

descansar visitar a su s parientes pasar los m e ses terr i


, ,

bles del verano S olís hubiera desea do s al u d ar le e s a tard e


. _

en la propia escu e la ; p e ro e n co n t rá n do s e un poco en fer


, .

mo dej ó la visita para el día siguiente N o obstant e


,
.
,

como desde el atardece r se s inti e ra otro acep tó a la no ,

che l a proposición de Pérez el pianista su convecino en , ,

la casa d e huéspedes de presentarle a l Director en l a


,

te rtulia de ! boticar i o u n a reunión escogida a l a que a s i s


'

,

tí a lo m á s intelectual de la ciudad El músi co a s egu .

rab a a e n la te rtulia de sóli d o



_

pre stigio y que tenía por lo tanto auto ri dad de sobra


, ,

para ll ev arle .

Y” allá fuero n
L a F a r ma cía M o d er n a ocupaba u n a esqu i na frente a
º
LA M A E ST R A NO RM A L
'

3 1

la
. plaza Era u n a p i eza vasta y destarta l ada El piso
.
º

co nstituía una de las principales cur i osid a des de L a R i o


j a pues lo formaban pequeños cubos de madera de aque
, ,

llos que se emplean en Buenos A i res para pavime ntar las


calles En l o s estantes de la p a r ed do r mian abrigados
. _ , ,

p o r l a
s tel a rañ a s l a mayor ,

p art e v a ci_o s ; estaban allí cas i *


,

una tela comb a da


p

t e? t ó ornamental
_

El €i el o
' ' º

h? 6 i a el s uei ó habitualmente ; su blancura originaria baj o


una mu gre de años apena s se adiv i naba Po r las noches ,


.

s o l ía n oírse ru idos m i steriosos al compás de l os cuales s e

colump iaba el cielo raso : eran los ratone s Había a lo .

largo del cua rto un m o s t r a do r é ub fe i tó de caj ones co n “ "


º

tapas de v idr i o A llí se amontonaban los artícul os de más .

salida : la é ñí fa s de polvos los f rascos de A gu a Florid a


º ºº
, ,

l a s past i llas para l a tos y sobre todo ciertas galletitas , , ,

pu rgantes fel i z invención de la casa que unía a su condi


,

c ión agradable u n a rara v i rtu d operativa .

estaba n normalme n te cubie rtos de p olvo ; di buj ando en


e llos co n el de d o mientras el farmacé ut i co preparaba las ,

recetas los ma n dadores entretenían el tiempo En un


, .

rincón oscuro del cua rto bostezaba el emple ado de la f ar


'

macia n u ind iv iduo tuerto y ca cha c ie n t g que dormit a ba


,

el d ía entero
Todas las noches del año se reunían en l a farmacia lo s
amigos del boticario do n Persona s
de edad en su mayoría ; gentes graves reposadas Con
, , .

versaba n plácidamente coment a ndo la s not icias de la se ,

mana interpretando los sucesos polít icos A veces se ha


, .

b l ab a de libros de autores La reunión n o du raba más , .

de d o s horas Come n zaba en seguida de comer y concluía .

a las nueve y media en invierno y a las diez y media en


verano En verano la re unión se celebraba en la vereda
.
, .

La te rtu lia de do n N u me r a ldo di s frutaba de un increi


ble prestigio Algunas celosas consortes soñaban con que
.

sus maridos la frecuenta sen en lugar de acudir a la co n


f ite ría donde ¡ gastaban
, A demás las reunion e s ,

de la con fi te ría sobre tod o las de la noche se hallaban , ,

muy mal reputadas En ella s se


W
se! 3a .

“ ¿u m br ¡ o

u

'
M A N UE L G Á LV E Z
'

b l a b a ma lde todo el mundo En la de don N u me r a l do


_
.
,

p o r el con trario se odiaba el j uego se , ,

discretament e y n o s e b eb ía sino agua pues don Num e ,

raldo j amás convidó con otra cosa .

Don N u m er al do _
popular en La Rioj a No .

se E r a f eo y p ei u do ; tenía
” * º

l a n ariz aplasta da coirt a ancha y l a frente de dos dedo s , , , .

Su s oj o s cap i r o t u do s y l a ga ñ os o s se perdían entre los


, ,

pelos Su barba era negra y redonda ; se peinaba haci a


.

arri b a Hablaba muy poc o y sus e scasa s palabras salian


'
'

atropelladamente co n v o z con fusa como r e z o n ga n do


. , , _
.

T enía gestos de pensado r L o s ch iqu il i n e s del pueblo le .

te mblaban y l as madres para impedir sus travesuras les


, , ,

decian : que te agarra d o n Nume

Pasaba por hombre .

sesudo y muy pru dente Sy af á n e r a apa rtar l a s conver .


_ _ _

s a c io n e s i nd i sgggtas, g uj ta r
m
ú


N o sé — habí a sido
'

e t ía e n
'


n es :
º
f

Intendente municipal S u iniciativ a de mayor t r a s ce n de n .

cia f u e l a de l o s a d oqu in e s de made ra El pueblo se o po _ ,


.

nía pero él hiz o tr aer Íl o s vagones para empezar los t r a


"

baj os La iniciativa fracasó y entonces d o n Nume llevó


.

los ad o quines a su ca sa y pavimentó con e llos l a botica .

Después se hizo o positor pero como l a gente de la 5 1 ,



tu a ción amenazando con cerrarle la botica dij era que
, ,

don N ume e n v e n en a b a al pueblo se retiró a l a vida pri ,

va d a D o n Nume n o e ra propiamente un intel e ctual N o


. .

se l e conocía a fici ó n a ninguna d isciplina literaria o cien


t i ñ ca Pero a pesar de no se r un letrado sus tertulianos
.
,

no dej aban de consultarl e El se excusaba y de este m o .

do ib a creciendo la fama de su cordura Tampoco era .

farmacéutico La botica había perteneci do a s u suegro .


'

… ,

un cordobés habilido so tení a u na hij a co n g


_

la cual se ca s ófdójñ N ii rng A l morir el botica ri o su hij a


' '

_ , _ , _º ,

heredó la fa rmac ia Don Nume colocó u n mostrador .


,

c omp r ó l os frascos grandes y _


con entera convicción le , ,

puso el no mbre de F ar m a ci a M o d?m a 4


.

Esa noche salió temprano a l a vereda Como hab ía


'

luna apagó l a luz de la bot i ca En l a plaza en las calles


, .
, ,

l os farole s n o h abían sido e n ce n d ido s B aj o lo s á rb ol es .


LA M A E ST R A N O R M AL
í
s e n o ví a n pesadamente algunas figuras Hacía un fuer .

te calor S e adiv inaba en las veredas plác i das reun i ones


. , ,

familiares Pasaban hombre s con el chaleco desprendido


. ,

abanicá ndose con el sombrero de paj a La luna p l a t e ab a .

un trozo de l a iglesia en construcc ión y daba a las ca l les


u n a b l ancura de papel D o n Nume sacó varias s i llas y .

s e sentó en una Luego tomó el palillo d e dientes q u e .

llevaba detrás de l a orej a y comenzó a e scarbarse A s í .

esperaba s i empre a sus tertulianos .

A ntes qu e t o do s inexorablemente 1 .
, ,

En toda L a Rioj a n o se empleaba o t r


Signar al pro fesor A m b ro s i o gj bam reputado pe
"

eg qu e g ,

d agogo años en l a direcc ión de l a
escuela normal de maestras E r a de med iana estatu ra .
,

flaco huesoso Tenía el rostro chupa do lleno de puntas


, .
,

y de co l o r amari l lento Cam i naba con los p i es ab i ertos .

en ángulo obtuso y tenía un andar ceremon oso p san o i i d


,

primero co n l o s talones Padecía de u n a tenaz d i s p e p s m .

Ha t u l e n ta A co s á ba n l e l o s gases y su cara sin duda por


.
, ,

esto exhibía cierta expres ión de recog i m iento : pen saba


,

en e l lo s A causa de esta en f ermedad y de l o s catarros


.

i ntest inales usaba sobretodo tanto en invierno como en


,

verano Tenía modales d i stinguidos En toda s las cosas


. .

de su vi da era extremadamente ordenado grave sol em , ,

ne Pasaba su ex i stencia preocupado co n l o s mé todos de


.

enseñanza ; su a fán de m i nucias y formali da des era u n a


en fermedad S us enemigos aseguraban que v iv ía co n .

arreglo a s i stemas pedagógicos Hombre p u l qu é r r im o .


,

j amás se le oyó un terno n i u n a pa l abra de sentido du


d oso Cuando al gún audaz contaba en su presencia cuen
.

t o s verdes él si n o encontraba pretexto j ust ifi cado para


, ,

retirarse fingia n o o ir N o decía la va t iva s in o en e ma y


, .
_ ,

j uzgaba una gros ería que s e hab l a s e de e 11í e r m e dad es d e l _ _ _

estómago del , ;; ñ l íá nd… e


noreg .
'

Como todo per fecto pedago go el Director era a n t ic e l


,

r i ca l y posit ivi sta


_
Declaraba su indi f erencia hac i a toda s .

la s relig i ones pero en el f on do t enia u n o di o ,


t e rr á n co la , Su p o s i t i vi s mº ? bia pa
34 . M A N U E L G ÁLVE Z
sado u n a época pintoresca S e decía que al l l egar a La .

Rioj a u saba para su correspondencia pr ivada el calenda


r io c o m t ia n o : mes de Esqu i l o mes de Shak espeare L a s ,
.

bromas de algunos insolentes le ob l igaron a abandona rl o


W
.

m ? eran
a ia
t e c s aq s
,
;le Q a ,
ts y l ¡

¿i s 0a
555 5 a … …
,

n ºlamsn t al
_

11 1 9
9 3 f1
23 …
..

nos P o r esto alla en su i nter i or desprec i ab a a lo s ter


v w…
.
, ,

tu 1ano s de don N
- ve
ges a ce p t a b a d i scut i r c o n
_
_
g _
ell os e r a sólo por ºº “

— Son h o mb r e s á t t a s a espí r i tus m et a f i s i co s


' '
i

l í a dec i rle a d o n Nume c o n ñ d e n c i a l m é n t e .

Don Nume reconoció desde lej os a l Directo r y sa lió a ,

su encuentro con l o s brazos abiertos .

M i amigo ! exclamó casi gruñendo .

El Directo r sonriendo imperceptiblemente se de j o abra , ,

zar y sin decir u na palabra fué a oc u pa r su s i lla E ra


, , , .

el as i ento de p re fere ncia : u n a vasta silla de hamaca que


d on Nume co l ocaba para el Director Como a causa de su .

en ferm e dad el Director no podía permanecer en la ve .

r e da s e n t á b a s e dentro de l a b ó t ic a D on N ume para


'

.
, ,

acompañarle ponía su s i lla sobre el umbral ,

¿ Y l a sal u d ? p reguntó d on N u m e con interés


casi pa t ernal .

Instintiv amente antes d e contestar el Direct o r se llevo , ,


la mano a l estómago De spués se quej ó del agua de C a .

t a m a r ca de l o s calor e s q ue hiz o en t o do el vera n o del


, ,

v iaj e Esta b a l o mismo O t a l vez peor ; s i un poco peo r


. .
,
.

A hora p ensaba volve r al mé todo en l a s com i das privarse ,

de ca rn e suprimir todo excitante , .

—M étodo decía to do es cuest i on de método ,

Don N ume insinuó que ta l vez el amig o D irector h u


biera extrañado l a vida de la escu ela si e mpre tan varia ,

d a t a n in t eresante sobre todo para un pedagogo de “


, ,

campanillas como él e ra "
.

— L a e scuel a
señor d o n N u me r a ld o d ebía se r a g ra
º

, ,

dable , ¡ e s a gen t uza !


S e re fería a l os pro fesores a quiene s odiaba ped agó ,

g i c a m € n t e Eran unos i gn o.r a n t e s u n o s desa forados El , .

M ini s terio n o d ebía o írlos j a más L o s p e ore s e r an e sos —


.
36 M A N U EL G AL VE Z

e scuela (11 10 e n tono s e co y autori t ario q ue d e j ó a

g óli? un tanto c ortado


L o s r e c i é n veni dos o cuparon las sillas de l a vereda
.

La luna llena comenzaba a ro dearse de u n halo a m a


r ill e n to y opaco E n l a plaza d e ntro d e l a s ombra que
.
,

baj o la arboleda se e s p e s a b a m ov ían s e algunos vestidos ,

c laros Voces f e me ninas traían f ragmentos d e p a la b ra s


'

. .

Los puntitos d e luz de l o s cigarrillos interrumpían por ,

i nstantes la anc ha s o mbra L o s pocos c arrua j e s que se


,
.

estacionaban frente a l a con fitería s e alej aron La m on , .

t aña se destacab a m or a da y m aciza sobre el fondo cl a


, ,

r o del c ielo .

Hablaron d e l o s c alor es q u e hacía d e l o s pequeños ,

progresos de l a ci u dad d e algunas cosas que ocurr ie ro n


,

en ause ncia d el Direc tor E r a una c onve rsación apagad a .

f ía 1n ú tilme n te t r ataba Pére z de animarla Pero


. .

¿ dónd e hallar un t e ma i n t er esant e ? So lí s s ent ía e l f etor


n o de a quella l as i t u d que l e i nva di a ca s i d iariamente _ ,

des de su llega da a L a Rioj a Se preguntaba s i serían así .

todas las conv e rsa ci ones Si n o habria a lgo que s a ti s f i


*
,

ciera a su espíritu Deseaba que llegaran otra s p ersona s


.
,

e sos intel e ctua les a que aludió su a migo co n ironía


” “
.

Luego s e habló d e l P a raná en cuya e sc uela normal ,

habían estudiado aunque e n ép o cas d istante s el Direc


, ,

t o r y Soli s El recue rd o del Paraná trans fo rmó a Solis


.

Tomó él la p ala b ra y habló largo rato d e su ciud a d natal ,

de l o s paisa j es que la r o deaban de l río e n c uya belleza ,

e norme y salvaj e ha b í a a p ren di do a s en t i r l a poe sía de

l a naturaleza El Di rector parecía d ar poca importancia


.

a eso Recordó la antigua escuel a tuvo fra se s de vene r a


.
,

ci ón para Torres
… su V i e j o mae stro y s us pi ró L u eg o ,
.

d ij o º

— De l a e scuela d el P araná salian en aque llo s tiemp os

verdaderos e du ca cion i s tas N o com o ésto s de


D ón Nu m
.

e escuchaba religiosame nte .

Pérez que se había le vantado y s e paseaba por l a ve


,

r eda c o n l a s man o s e n los bol sillos entró en la botica ,

y dirigiéndose en l a oscuri da d a u n o de l o s frascos gra n


d es sac ó u n a pastil l a que s e zampó en l a boc a D on Nu
,
.
L A MA E STRA NOR M A L 37

m e, in quieto l e había segui do con la m i rad a N o le gu s


,
. »v

t a ba n tal e s familiarid a des pe ro n o d ij o un a palabra , .

D e pronto l a figura e no rme d e d on N íl a món

W
,

ta pó l a puerta de l a botica El doe tº


médico d e La Rioj a e ra u n o d e& l%%
.
.

W
_

e r t u li a n o s habitua
,

l e s de do n N ume ; raras v e c e s fa l t ab % r pu l e n to y u

barrigón . a ca b eza e n punt a , pies y m anos monu


mentales e l cabello esc a s o y gri s l o s oj os p eque nos y
, ,

movedizos El bigote se le caía no usaba barba y pa


.
,

recia poco propenso a a feitarse Su ropa estaba si e mpre .

llena de caspa y d e m anchas F u ma b a en pipa Sus ma .


º

ne ras eran desprovistas d e a fectaci ón muy a la que te “


,

c r iaste Vivía s olo e n u n c a s erón frente a l a plaza
.
, .

Había perdido a sus dos h i j os y recientemente a su mu , ,

j er Esta desgrac i a le abatió mucho pero él l a soportó con


.
,

res ignación En da escuela e ra el más querido de l o s p r o


.

f e s o r e s y uno de l o s más d e dicad os a sus cátedras E u .

W W
s e ñ a b a las c i encias nat u ral 5
W
re 5 1 5 t 1 r las i mpos i c i ones 3 3%
, _
Fu é e l único que lograra
D i rector qu i en como le te
.

, ,

mía sobre todo a c ausa de su e 5 pí r i t u burlón n o se atrevió


, ,

a ej erce r con él su s procedimientos habitual e s Ho m bre -


.

virtu oso hasta el punto de n o haber d ad o j amás el meno r


,

motivo a l a murmur a'ción era s in e mbargo muy tol e rante , , ,

para c o n l o s d e f e ctos aj e nos Católi co cum plía sin osten .


,

taciones l o s de b e res de la religión S u ú n i co de f e cto e ra .


_

el ¿ er m al hablado Em p edraba su conversación de pal a


.

bras feas T ? a terno que e chaba e n l as r e un iones de l a


.

b otica tenía un eco de malestar en la m e tódic a p u di bu n


'
¡

de z del Di rector Ta mbién e r a e xage r ad o y algo ment i


.
_ _
_

roso A él t odo le ha b ía ocurri do y s e a pl i í ab í a sí


"

l o s c u entos que narraba .

Hola a m iga zo ! exclamó el re men ven i do sacu


_
_

d i endo l a mano d e l D i rector ¿ Y cuándo llegó ? Y o n o .

sabí a na da .

Pére z presentó a su amigo s i n c e s a r de ta rtamudear '

E l méd ico s acó una silla a l a ve r eda y d espre ndiénd ose ,

e l chaleco y bu fando d e calor s e r e p a n t igó Se limpió , .

el sudor de la calva co n un en o rme pañuelo re so pló va ,


38 M A N UE L GÁL VE Z
rias ve ces y abanicá n do se c o n e l sombre ro d e pa j a d es
, ,

c olori do y de forma do excl amo ,

Gran br uta qué d ía ! ,

Le habían asegu rado que en el ho tel baj o e l co rr e dor , ,

a la sombra n aturalmente hu bo e sa tarde cuarenta gra


, ,

d o s E r a u n a cosa bárba ra De spués los porteños p r e

. .

te ndían que ello s f u ese n activo s que t r ab a j a s e n y l o s , ,

llamaban ca l a n dan gu do s porque se pasaban las horas


panza arriba ¡ Como s i pudiera hacer s e otra cosa co n


.

tempe ratura semej ante !


—Y a todo esto — agregó de arto !
yo ¡ ,

Usted — preguntó Pérez s aca r r 0 n5in e n t e


x g

— M uy viej a la grac i a hij ito l e contestó pi n chán dol e


— '

, ,

c on el d edo en l a barriga
Y dirigiénd ose es p ec i alme nte a d o n Nume :
Filomena Ramírez que ha abortado hoy en Sanagasta
-
,

a las d o s de la tarde ¡ M ire q u e o c u r rír s el e p arir e n ta l


.

día y a tal hora !


Pérez d ij o que n o a dm itía las qu ej as de d o n N i l a món ;
ya sabían todos q ue a él le gustaba hac e r esos s e rvici o s ,

s acri ficarse po r l o s d emás .

Don N i la m ón en e fecto vivía sa cri ficándo s e por tod o


, ,

el mun do Había as istido de balde a tres g eneracione s


.

e nteras A unque no pose ía fortuna n i S i qu i e ra un pasar


.
, ,

j amás qu i so presenta r l a c uenta a s u s cl i ent e s El méd ic o º

g
g ¡ _
.

e r a s n s a cé f dó€ y % vi E c1 a su pro fesión todo




s egún el
º ”

e l que n ó p restaba sus auxilios gratuitamente Ricos o .

pob re s a mi gos o d escon o cidos tod ds e ran iguales para


d on N i l a m óii
, ,

S acó al mun do con el placer que a n e ga


.
,

b a s u alma en cada caso varias gene r acione s humana : ,

A tendia a las pa r tu r i e n t a s como si fuesen de su familia ,

y si e r a preciso pasar la noche en l a casa no a c ep ta b a


cama ; do rmía s obre un so fá c ualquiera pa ra hallarse ,

pronto en las urgencias S i moría el en fe rmo don Nila .


,

m ón continuaba al lado d e sus d eudos dándoles su con


suelo Pagaba a los pobres l o s r eme di o s ;
'

tenia

u á c u e n ta e n l a botica d e d o n Nume
i S i bien ya n o
“ "

i .

e studiaba c on s ervaba un r aro d on de acerta r ; p o r ello


,

te nia fama ext raord inar ia y en tre e l p obre río c ie rta _


,
_
,
LA ma a5 raa N O R M A L
'

39

re pu t a mo n
º
d e pe rs on a, ! 295% Le ín co mo d ab a q ue

le tuvi esén p or s erv m a


'

y generoso . Y as í, contestó a
P érez r e f u n f ú ñ an do :
Que me gusta hacer s ervicios ? ¡ U na polaina ! ¡ Qué
s on s e r a !
En esto Pérez mirando a un individuo qu e at rave s a
,

ba la call e en d i rección a l a botica e x cl a mó


-
,
º

M iren quien viene !


— Sal u d amigo Palmarin— d u o d o n N il am ón
,
.

Pa '
f u é pres e ntado a S o l ís Era un muchacho c o .

años flaco largo llen o de g ranos con , , .

la boca de o r e j a a o re j a Vestía un traj e de brin blanco


'

que d ebí a s er eterno p o r l o e n cogi do L o s panta l ones .


le quedaban por media pierna y el saco no le cubría

bien l o que t od o saco d ecente d eb e cu b r i r Iba acolla … .

rado p r u n cuello monumental ; llevaba una l ar g a y p o


'

l i cr o m a c o r b a t it a y el sombrero en la nuca Caminaba .

c ómo si fuera pi sando huevos levantan do los pies ape



,

nas tocaban cl suelo Tenía aspecto de caricatu ra y p a .

saba por el bromista d el pueblo A l ll e gar el día de l os .

Inocentes todo el mundo temblaba ¿ Qué inventará Pal .

marin Su broma p re ferida consistía e n p edi r con cual


?
,

quie r pretexto j us ti ficable c inco pe sos pr e stados y cuan . .


,

d o se lo daban decía : l a i n ocen €%



,
X reía co n

su b oca za d e t al modo qu e po r poco se l e veía h asta el


estómago y se quedaba mu v fresco y con los cinco pe
,

sos P ero sus bromas n o se limitaban al día de Inocentes


. .

Una vez cuand o en la botica inventaron o introdu je ron


,

nunc a se p u do e sto s aber— las galletitas purgantes P a l ,

m arin e l único que estaba en t era do c om p ró cierta can


, ,

tidad y se f ué con ella a la c on fite ría Di j o q u e las h a b í a .

traído de Bue nos A ires s u c uñad o quien había llegado .

esa mañana ; él las llevaba a la c o n fitería p ara re come n


d:í r s e l a s al p atrón Eran m u y ricas e st aban de mo d a
.
,

en Bueno s A ires Todos s e a t r a ca r on d e galletitas Y . .

se dice que esa ta rde con g ran asombro d e sus direc tore s , .

hubo d e agota rse la e dición d e E l C o n s t itu ci o n al Pa ! .

marin era pro fesor de francés en e l colegio Cuand o le .

nombra ron sabía tanto de f r ancés seg ú n las mala s len


, ,
¿ 0 M A N U EL G ÁL VEZ

gua s ,
omo d e sánscrito Los muchachos le hacían p re
c .

g u n t a s c o mpromet e doras ; pero él j amás p erdió el ánimo .

Para todo ten í a respuesta ; r e solvía l a s dudas o rt og á r

ficas p reguntando a toda la c las e y p on i endose de parte


d e la mayoría N o gastaba en c iga r r il l o s ; l o s pedía i n


.

sensi ble a l a s sonr i sas de los ci rcunstant e s d icien do que ,

los o lvidó en su casa en el otro saco ,


.

Ha visto señor Director preguntó c o n s orna Pal


,

marin— lo que dice E l C o n s ti tu ci on al de esta tard e ?


—N o leo papeluchos ni p a squines— contestó el D i rc e

tor con sequ eda d y firme za y a p r e tá n do se e l hígado con


u n a mano pues e s a noche le i nc om o da b an los gases
, .

Palmarin e r a u n o de los más t e mibl e s enemigos del


D irector Le co m b a t ía con s a ñ a co n re finamiento P a !
..
, _
.

m ri n n o tenía motivo pe rsonal para o d i a r l e pero s ii ce


Ҽ
3
,

d i a que entre el cole i o la a e x 1 5 tí a u n a viej a


g
"

riva l idad q ue el D irector había co n t r ib u i do a aumentar


, .

P almari n l e detestaba en nombre del colegio en nombre ,



de la ciencia libre de l a a l ta c ultura pues l a “
se
'

º
,

gún él era l a encarnación de l a ciencia dogma


, pe
d agogi z a d a El Di rector a su vez sentía repugnancia por
.
, ,

un e s table cimiento do nd e los métodos n o s e tenían en


c uenta A demás e l cole io e ra según el Di rector un Oº

uii a pod re
, , ,

“ “

a ntro de inm orali dad L o s muchach os d el


,

c olegio conoc ían to das l a s c orru p ci o n e s Iban a l a con .

'

f i t e r i a j ugaban al billar anda ban siempre detrás d e l a s


, ,

m u ch a ch i t a s y algunos hasta s o l ía n i r a ci e rtos ranchos .

Se estac ionaban insole n temente s i n re speto a l a autori ,

dad del Director en la esqu in a de l a escuela para ver


,

pasar a l a s niñas i aban con ellas y trataban de sedu
.

Pue s l a s aut o ridades de l colegio


º
c i r a l a s más humil s .
,

i n di ferentes ni intervenían para c ortar tales escándalos


,

ni l e dej aban a él intervenir Palmarin s e c omplac ía en .

soltar pullas c o ntra l a escuela E r a el único hombre en


' '

la ciuda d que carecía de el Direct or "


.

E n su presencia contaba e d on Nil a


m ón aplaudía ; relataba las diablu ras d e los a lumnos del
colegio lo q u e e x a s p e r a b a a l Director ; y hasta se permi
,

tía de vez e n cuando h a ce rle víc tima de sus b r o mi t a s


LA M A E STRA N ORM A L 41

U n a de sus bu rlas habituales con s i s t ía en publicar en E l


C o n s ti tu ci on al sueltos anónimos e n l os qu gó gri t icá b a n s e _

a busos 0 escándalo s de l a escue la Des pu é s a l a n o el i é . . ,

s € p res3fif a ba en l í b óti ca y en las naric e s del D ir e ctor


v '

, ,

lo s leía sole mnement e de cl a m a t o r i a m e n t e


,
.

Las palabras del Director le hicieron declararse o fen


d ido El Di rector que e r a d e otro pueblo insultaba a
.
, ,

La Rioj a E l C on s ti tu ci on a l era el p e riódico más serio


.
,

mej or in fo rmado q ue d e sde hacía muchos años hubo en


l a ciu d a d Estaba bien escrit o publicaba tele gramas a u
.
,

t é n t i co s de Buenos A ir e s y aparecía tr e s ve ces por se


"

mana L a i m portancia de E l C o n s ti tu ci o n a l no podía ser


.

n egada sino por mala f é E ra con relación a La Rioj a


_
.

lo que L a N a ci o n o L a P r e ns a con relación a Buenos


A ires .

— Es nuestro gran órgano señores —d amab a P al m ar í n ,

e n la vereda d e pie con el sombrero en l a ma no y a gi


, , ,

t ando c l periódico qu e había sacado del bol sillo .

Y como nadie le seguía en su indi gnaci ón agregó con , ,

tono persuasivo :
— El Director n o s o fend e en el alm a a fi rman do u e
q
n uestro mej or diario el diario de que n o s o rgu l l e ce m o s
, ,

e s un m i se rable pasquí n y que e s te noble pueblo .

S e interrumpió p a ra m 1r a r a todos c omo pi diendo


i
"

aprobación .

este p uebl o ta n noble señore s no merec e , ,

otra cosa .

E l Di rector con v o z flaca pid i o l a palabra


, , .

Sin duda es e j oven as í designaba a Palmarin por n o


n o m b ra r l e y p o r n o hablar con él directamente— n o l e

había oído bien El no dij o nada de e so Recordó sus


. .

palabras textuales y ase gu ró que en ellas n o habia o fen a s

n inguna pa ra el pueblo rioj ano Volvía a r e p eti r que E l .

C o n s t i tu ci on a l e ra un pa e lucho
Palmarin preguntó a p
.

os tert ul ianos s i creían e fe ct i


vamente y según a fi rmaba co n malevolencia el Director
, ,

q u e E l C o n s ti tu c io n a l fue se un pa pe lucho P ére z c on .

f e s ó que a él le dive rtía eno rm emente La vi da social .

era una del icia sobre to do cuan do hab ía acrósticos sil n e


, ,
42 M A N UEL GAL VE Z

ta s , crónicas d e casam ientos La parte p olítica no l e sa .

t i s f a ci a del todo Ponían demasiada pas i ó n


,
. .

ren hacer b l a ras a


de l a s instituciones— excl a mó Pére z indign a do y peg an
do l e con el codo a Sol i s .

Qo n N ia món
,
que se complacía. en contradecir
,
al Di
re ctor mani f estó que a él le gu s taba E l C o ns t i tu ci o na l
,
.

E r a un periódi co sin pretens i on e s meritorio sensato , ,


.

E s c ribía en él A rauj o M iguel A r auj o u n muchac ho in , ,

t e 1 gente s esudo .

p re guntó P é
—Y usted don N u me r al d o —
¿ q u é opina ,

Est e
D o n Nume r e co n cen t r ó todas s u s potencias y se abi s
'

m ó e n l a ho n du ra de s u pensamiento Palmarin quis o


d ec ir algo pe ro d on N — uni e l o evitó levantan d o l a mano


, ,

c om o qui e n a faj a un carro .

Pensó un m inuto m ás y lue go acent uando sílaba por ,

sílaba preguntó :,

Q u é d ice e s a hoj a ?
— M uy bien dicho— a re ó Pérez — V am os a l o inte
g g .

r c s an t e .

P almarin comenzó por pedi r cigarrillo Había de un .

a do l o s su y os e n l a c on fi tería sobre u n a mesa ; S o lís ,

s e l o dió Luego Palma rin d e s dob ló el periód i co sole m


.

n em e n t e El Di recto r se re p an t igó en su silla con s u


.

p remo de s dén y s e puso a m i rar el techo c omo quien re


s 1 e l v e hac erse el sordo Pal m arin no ve i a las l et r as a
º

c a u sa de la osc u ridad pu es l a lu z de la luna era in s u f i


,

c ente pa ra ta l obj eto Pérez encend ió un fó s f o ro y le .

iluminó el pape l operaci ón que re p itió varias vece s l l eno


, ,

d e aspav i e ntos al quemarse los d e dos hasta el f in de la ,

l ec tura Palmarin haci endo val e r to das l a s palabras con


.
, ,

voz l e nta y en tono misteri o so leyó el s ue lt o s iguient e : ,

E d u ca ci o n a l Ci rcu lan a larmantes dí ce re s sobre gravi


“ '
.

s im as i nm o r al i da de s ocu rridas en la e s cuela no rmal S .

a fi rm a que el protagoni s ta en u n o t e l os es candalos m á s


s
onados e s u n pro fesor de la casa ¿ Po r qué no inter .

vi ene cl gobierno pro vi n cial denunciand o al de l a Nación


44 M A N UE L G AL YE Z

—De b o a dverti r a es e j oven que e l D ire ctor de la E s


c uela no rmal de maestras pro f e sor A mbrosi o A lb a re n
,

q u e ,
no necesita las i nd i caci on e s de los periódicos para
c um M i r con su deber .

Palmarin e X p l i có El n o d udaba de l a dilig en cia de l


'

D irector en l o s a s u n t o s de di s ciplina y m orali d a d H a


,
.

bía oído dec i r cosas atroces qu e él n o creía ¡ qué espe , ,

r anza ! Y si deseaba saber la ve rd ad la entera verda d , ,

e r a p a r a re futar a los m a liciosos S e consi deraba amigo


.

d e l Director viví a como él consagrado a los a fane s d e


,

la en senanza y no quería que ci rcul as e n falsas noticias


sobre un establecimiento de e duc ac ión Era cue s tión de .

patriotism o .

— U s be de s saben que l o s di ar i os cambian a v e ce s l a s

cosas .

— ¿ Y qué h a s oído ?— pregu ntó don N il a m ón .

—L e s — d i o tom an do una s i lla y s e nt an


j
dose .

Decian que u n a c el a do r a había patrocinado las rela


ciones ilícitas de un p ro fesor y u n a alumna de cuarto
a ñ o ; que varias alumnas se hallaban e n cinta y asistían

a l a escuela exh ibiendo el fruto pecaminoso ; que má s

de u n a niña acu dí a po r l a s noches a verdaderas orgia s


que se celebraban en los ranchos
El Director pi dió l a palabra .

Tod o cuan to se ac aba d e d e cir es un te j i do un a


re d d e misti ficacion e s y de i n exac titud e s M e exp l icaré . .

Pe ro pro c edamos con mét o do .

Hablab a con pa rs imoni a y firme za Pero estab a ner .

v ios o Las acu saciones se re ferían a he chos ciertos aun


.
,

q u e modi fica d os por los c a l u m n i a d o re s Te n ía l a razó n .

d e su parte y pre viend o su triun fo dej aba as oma r a ve


ces u n a sonrisa S u frase salí a correcta pulcra lenta
.
, ,
.

A c ci on ab a di scretamente c on e l brazo derecho y fo rma


'
º

ba u n c ero c o n el í n dice y el pu l ga r .

—Si s eñores ; vuelvo a repet i r qu e n a da de e llo es


,

La a que sin d ud a se re ferí a el su elto era


c e l a do r a
u na mu j er excelente una persona casi ej emplar M u j er
,
.
L A MA E ST R A N O R M AL 45

ya entrada en años c on largo ti e mpo en l a escuela muy


, ,

celosa en el c um p limiento de s u deber L O que había s u .

cedido e ra l o s iguiente : Hacía seis meses n o tanto sólo , ,

cinc o y medio u n a alumna de fami l ia h u mild e parienta


, ,

de l a ce l a do r a ha b í a comenza do a aceptar l o s vergo u



,

a l an t e o s de un pro fesor L a c e l a d o r a se irri t ó


zos os g .

p o r t a l audacia e i m pudor e impulsada p o r el deseo di


,

r e ctoría ] amone stó a l a incauta niña Pe ro ésta n o

.

cambiaba d e conduc ta y l a direcc ión se vió obligad a a


,

expulsarla En cuanto al p ro fesor había sido ap e r ci


.
,

bi do m e di ante u n a severa n ota En la s vacac iones y n o .


,

siendo ya alumna de l a escuela d icha niña el pro fesor ,

c o ntinuó co rte j á n d ol a S e había d icho po r a hí que entró


.

u n a n oche en l a c asa y en el cuarto de l a muchacha No .

constaba que fuese exacto pero ya s e habían iniciado las


averiguaciones necesarias De todas maneras p o r nota (1 .
,

la fecha se so l icitaba al ministerio l a destitución del


,

pro fesor .

— Esto es lo que ha
y re specto al p r i me r punt o En .

cuanto a las orgías .

Qué orgías ni qué bada j o l— i nte rr ump w do n N ila …

món que no podía más


, .

Y levantá n dose furi o so g o l p e an do e l suelo c on el bas,

t ón increpó al Director
, .

Con qué derecho s e en t r ome t e en la vid a p rivad a


de sus pro f esores ? Si la mu c hacha n o e s ya alumna de
la e s cuela ¿ qué le i m porta a usté lo que el pro f esor ha
,

g a c o n ella ¿ 0 quiere us té que sus pro fesor e s sean


?

castos c o m o l as cam i s a s d e s us c o le gia l a s ? -

_
Y volviéndo s e a la ve reda se s entó re fun fuñand o Lue .

go e s ga r ró y envió la e scupid a c o mo un balazo ha sta el ¡


,

m e d i o d e l a calle
'

— L o s pro fesores — repuso el Director dogm ticamente


a
deben ser ciud ada nos m o delos .

7k Bah ,bah b ah
, músi cas l
, d e cia d o n N i l am ó n aba -
,

n ¡ c a n d os e v i ol entam e nte c o n el som b re ro .

— Sí e llos — c ontinuó el Direct or— s


e c ond uce n i n c o
r r e c t a m e nt e los j óven e s sobre todo en e s tos pu e blos
, ,
,
M A N UE L GALVE Z
d o nde todo se s a be amp ar a rán s us vi ci os en los ej e m ,

p l os que vienen d e arriba .

Y agregó triun fante mirando d e reoj o a Pa l m a r m :


, ,

— P o r e s o si e l colegio nacional parec e una cueva .


,

de corrompidos ¿ a qué se debe sino a l a inmor alida d de


,

aquellos que debi e ran s e r inm acul a dos ?

Palmari n protestó El n o e r a un Sa n Luis Gon za ga .


,

pero t a mpoc o un corrompido Queria de fender a l colegio .


de l a s c alumniosas y antipatrióticas i mput acion e s del

Di r ector demostrar q ue allí se re sp e ta ba el d e coro y l a


,

moral c o nvence r a l Di rector


,

S i lencio moc o so ! — in te rru mp i o ido n N il a món


,
.

¡ Basta de b a r ba r i ar !
P a lmarin habituado a l a s expre s ion es d e d o n N ila
,

món que le había visto na cer lej o s d e da r s e por o fe n


, ,

dido dej ó l a palabra al m édico


, .

D o n N i l a m ón s e d esató Par ecía que cuanto iba di .

c1 endo lo tenía gua r d a do desde hacía mucho tiempo y


que a p rovechaba la oportunida d para desahoga rse H a .

b l a b a a borbo ton e s a t r op e l l á n d o s e da n do manotadas S e


, ,
.

levantaba s e s ent aba s abani caba furiosamente D e


, ,
e
.

cuando en cuando se vol vía para esc u pi r hasta e l medio ,

de la calle A menizaba s u oratoria c o n gran gasto de ter


.

n os q u e in c om o dab an al D irec tor casi t anto c o mo sus


gases .

—L a e s cu la n o d ebe invad i r el hoga r senor Dir ce


.

e ,

to r ; e s el hoga r en todo caso l o que p o dría invadi r l a


, , _

e s cuela A ntes los d ir e ct o r e s de colegios j amás pret e n


.
,

dieron reglar l a cond ucta privada de los m aestros To das .

e stas nov e d a de s l a s ha traí do el n o r m a li s m o ¡ b a da j o l ,


.

Y e mpezó a d e spacharse contra e l or m al i sm o


El Director p asaba m om e nt o s de an gustia ; los gases


l e ahogaban Sentía frío aunque l a noche e r a so fo cante
.
, ,

y tuvo que p on e rse e l sobretodo A cada rato mi raba .

el reloj En cuanto a don N ume ni veía n i oía S u sola


.
,
.

p re o cupación e r a que llegase el momento oportuno para


ej ercer su prudencia d e svian do l a c on ver s aci ón ha ci a un ,

t em a m e n os eno j o s o .
LA MA ESTRA N OR M AL QZ

El n o rma l is m o es la peor p la ga e u e pu e gl e inv a di r º

a l pueblo j oven ! clamaba d orí N il a m ón


E; el o rden de la cultura el n o rrña lis m0 Si gn i ficab zi el
.
,

d e l a en s eñanza primaria so b re l a unive rsi


tar ia la mu erte de los altos estudios l a desaparic ión d
x
, ,

aquella aristocrac ia cultur al que s e llamó el hum anismo


Con la invasión de l os pe dagog o s y los primarios v e rda ,

—deros primar i os a n se quería que el p a í s tuvie s e s a


y o ,

bios escri tores a rtistas f il ó sofos hum a ni st as : sólo que


, , , ,

rí a n t e n e r e s cu e l e ros ¡ Escue l as y más escuelas ! pedían l o s


'

bárbaros en coro y com batían l a creación de nuevas uni


'

ve rs i da de s Lo que i nteresaba a los políticos a los me


.
,

d i o cr e s al periodi smo e ra que t o das l a s gentes d el país


, ,

sup i esen leer : hasta el p obre arriero de l a montaña ha s ,

ta e l i ndio de oj ot a ¡ Ens eñar a leer a gentes q u e no .

han e leer
d e n su vida ! ¿ Para qué les servirá eso En ?

ca mbio les servirá que haya en su provin cia algunos hom


,

bres de gran s aber y talento Estos harán con s trui r ca .

minos puentes contribu irán a mej ora r las co ndiciones


, ,

de la vida La g l oria de los pueblos n o dependí a de qu e


.

el rebaño supiese leer sino d e l valim i ento de algunos d e ,

— su s hij os .

—Estamos en una e r a cientí fi c a— s e n te a el Dire c tor


'
¿

— M edi o cre q errá dec i r— cont e stó el m édico


u .

Y continuó con el n o rm a li s m o que propendía s egún , ,

él a la más p retensiosa forma de cultura Un poqui to de


, .

t odo pe ro e s o s i todo muy bien o r denado y enc aj ado


, , ,

en l a cabeza E n el orden de las ins tituc iones el norma


.
,

l i s m o llevaba a la anarquía E n e m i go de l a famili a p o r


.
,

i d i o s i nc r a c i a y ri validad de pre d o minio prescindí a p o r ,


-

com pleto d e la autor i dad p a terna Todo era e l ma e stro .


,

Había libros d e lectura para l o s n i ñ i to s ,

d ago go s do n de e n las tre s ci e nta s p á ginas


,

n o se nombraba una sola ve z ni al hogar ni a l o s p a dres .

En su ped a ntería ci e n t i f i cis t a los pedagogos e ran ene ,

m igo s d e l a libe rtad de en señanza Si p o r e llos fuese se .


,

llegaría a l m onopolio po r el Estado Ellos quisiera n que .

e l Estado se a po derara de l o s niñ o s en cuanto sal i — n del


vien tre de l a s m a dres para educarlos e n com ú n I i q i
¡ n u .
48 M A N U EL GAL VEZ
d ad m á s grande ! ¡ Priva r a un pa d re d el dere c ho de
e ducar a su hij ito d e plasm a r s u int eligenc ia de for
, ,

m a r s u es píritu d e i n cu l ca r l e l as i deas y cr e e nc ia s que


,

él cr e e mej ores y que co n s i dera l o únic o fundamental


d e la vid a !

Inexact o !— e x dl amó e l Dire ctor amagan do un gesto


orat o ri o — L o s pro fesores n o p r e tend e m o s s em e j ante s co
s as . H a d ich o Com te -
.

Pe rmítame señor— te r mo Solis — S oy maestro y pue


,
.

do a fi rmar que tal e s opiniones s o n comune s entre n u es


tr o s colegas .

— Claro que l o s n qué apoyó don N ila


b d j O ! —
'

o , ¡ a a
món .

En l o moral o curr 1 a al go peor Como el n o r m ali s m o .

e r a laico a n t i cl e r i call y dogmáti c o


, n o admi tía la moral ,

bas a da en pr i ncipios religios o s ¿ C on qué la reemplaza .

b a ? M ás o m enos c o n l a s mism a s reglas m o rales pues ,

no las había mej ores pero bas a das en nada en el cri , ,

terio d e los hombres Edi ficio sin cimie n to s claro e r a .


,

que se de rrumbaba fácilmente L a s muc hachas a quie .


,

nes e n diez años n o se les habi a inculcado los p rin cipios r é


l ígi o s o s se encontraban inde f e nsas L a pe d antería nor
,
.

m a l i s t a ha b lab a d e e ducar l a volu ntad frente al c a t ol i


cismo que según ellos s ólo cultivaba e l s en timiento ¡ Y
, ,

,
.

qué v olunta d ni q ué och o cuar tos badaj o ! Era ignorar ,

a nue stras muj eres n o ver que e n aqu e ll o s pueblos d o n


,

d e hacía tanto calor n o p odía haber voluntad que valiera


.
.

Las p ob re ci ta s much ac has t a n tiernas t a n buenas tan ,


.
, ,

d ébiles creían que p o dí a n con fiar en s i mi sm a s según


'

, ,

l a doctrina d e l a e s cue la Y si alguna vez se hallaban en .

un momento d i fícil no contaban con un Dios a quien ,

temer ni siquiera con un i n fierno que les evitara l a


,
I

caída
La ll a . ve rda d l
.
— e x cl am ó Pére z

Habló .

co am o u n libro
.
,
»
.

El Dir e ctor reconoció que l o s hechos er an exactos .

Pero ¿ en d ó n de es t aba l a culp a ? — E u l a enseñanza anti


c u ad a en l o s p rej uicios
, Si se pra cticara l a C ºeducación
.

de l os s ex os s i se e n se ñ ar a min uc i o s am ente la r e p ro du c
'
,
LA MA E STR A NOR MA L 49

ci on las n iñas n o t e n drían curios i d ad e s m al s a nas que


,
.

— Bah bah bah ! P m l i s !


¡ , ¡ a p
,
n a

¿ Que era la co e du ca c i ón de los sex o s y la enseñanza


"

de l a re produc ción ? l maginacion e s de vulgares n i n fó ma


n os ,
nad a m á s Había m uj eres t a n viciosas que sen tían
.

p lacer sexual escribiendo e n favor de esas t eorí as .

—Y diga— me c o nt i nu ó d o n N i l a m ón : no s o t ro s l o s
hombres conocemos des de muchachos todos l o s m i s t e r o s
'

habi dos y p o r haber ¿ Y qué ¿ Ac aso dej amos d e sen tir


? .

curiosidades como d ice usté ? A l contr a rio h ombre n os


, , ,

gu sta más ¡ qué badaj o !


,

— M uy b ueno muy bueno r epe tí a P almari n ab r ie n


¡
,

d o la b o ca de orej a a o rej a .

— El doctor A rroyo nos tiene c i mpatía a l o s n o r


p o a s
m a li s t a s dij o S olis sonriendo .

; tengo inñ n í dad de ami gos n o r


— In d i ví d u al me n t e n o º '

m a l i s ta s .

L o que le daba en los ne rvi os e ra el si stema A h y



.
,

f a l taba l o m ás divert i do : la l i teratu ra de l o s no rmali stas



'
.

Desde el p u nto de vista est é tico el n o r m al i s m o signifi caba


la orgía d e l m a l g usto l a a p o te o s i s de la p e da n tería el
, .

lugar común c o ri ve rt id o en sist e m a L o s maestros l i te . .

ratos carecían d e c u tura clásica y esc ribí a n en un estilo l

de sorbit ad o p ret e nsioso hue co y cursi En cie n cia el


, , .
,

n o r m al i s m o conducía a l a s p s e u d oc i e n ci a s a las ciencias ,



d e m a ca n e o : c orri o l a s ociología l a ps i cología e x pe r i

,

me ntal .

M e permite d o ctor A rroyo ? , preguntó S ol ís .

— Cómo n o mi amiguito d iga l o que qu i e ra .


, ,

S oli s d e claró que él a u nq ue m aestr o n o rm al estaba ,


l
,

de acuerdo c o n d o n N il a m ó n en cua n to al esp íritu del


n o r m a l i s mo ¿ Pero n o creía el d o cto r A rroyo que se
.

enc ontrarían análogos O peores de fectos analizan do el


e spíritu d e la medicina o d e la abogacía por ej e mplo ?
,

— Es robable c nte tó d n N i lam ó n naturalmente


p o s o .

P ara Solís no había duda alguna La práctic a de una .

pro fesión acaba po r modelar a quienes la ej ercen en un


sen tido casi si emp re opue sto al ver dadero e s pí ritu de l a
p ro fesión Nada más noble que la ciencia del D erecho
. ,
50 M A N U EL G AL VE Z

pues tiene como f i n de f en der l a j ustici a S in embargo .


,

nada más inno b le y util i t ario que el ej e rcicio de la abo


gacia Los abogados eran en su mayoría homb r es s i n
.

i deales s in moral sin s e ntimi entos Un abog a do valía


, ,
.

m á s cu anto más experto e r a en l a s t r íq u iñ u e l a s del ofi cio .

¿ Y los m édicos ? ¿ Y l o s sac erd o s te ?

Por a hí p o r ahí
,
dij o e l Di rector s eñal a n do co n
e l dedo .

— Los pro f e so res norm al es cont i nuo S ol i s


que los m aestr o s son al go p e da n tes,
.

Creían ser sac erdotes de l a cie nc ia pensaban que sólo ,

e llos eran capa ce s de enseñar como si el enseñar no fue ,

se más bien que un don una aptitu d personal Pero don


, , .

N il a m ó n atribuía demasiada importa nci a a l a escue l a en


l a formación de nuestro e spíritu .

Y exclamó c o n acento c asi d e dl a m at o ri o


,

—E s la vida l a vida m últiple y comple j a l o que en


'

, ,

re al ida d forma el ca r á ct e r y el e 5 p í r i tu .

—Inexact o inexacto cl amaba d o n N il amó n .


,

El D i recto r estaba escandaliza do por las palabra s de


Solís En su vi da ha b ía oí do u n a herej ía mayor S e ll e
. .

v a b a l a s manos a l a cabe z a ge sto que reservaba para l a s,

gran des ocasiones Quería re futa r a Solís aniquilar a


.
,

ese m e qu e t e f r e demostrarle que era un ignorante y un


,

b o t a r a t e pe ro todos habla b an a un ti e mpo y e r a i mp 0


— '

s ible hac e rse oi r .

—Escúchenme O i an m e d os palabras imp'


loraba
g , .

Pero nadi e le tomaba en cuenta D on N il am ó n se había .

t renzado con Solís que e staba a poyado por Palmarin y


,

Pérez En cuanto a d o n Nume se ha ll a b a a t u r r u l la d o


.
, ,
_
.

Jamás hubo en su tertulia di s cus i on tan aca lora da Hasta .

se levant ó d e su as i ento tratando d e calmar a los p onten


d ientes .

— N i l a m ón Pérez vamo s rogaba


, a ver , ¡ Esto es .

un b urd e l !
Por f m el Di recto r consig u i o q u e d on Nume le oyera
-
.

¿ De dónd e sacaban e s tos j óv e nes doctrinas t a n e rróne a s ?


L a e scuela e r a todo absolutamente todo A sí pensaban , .

l os má s insign e s pe dagogos Y con razón Lo e s enci al . .


M A NU E L '

GAI.s

Estaban ga s tando saliva a l santo cuete N o se ib an


a conv ence r .

Y g _
a regó diri g iénd
,
o s e a d os p e ns o n a s q u e se hab i an
det e n i do en la puerta :
A buen a h o ra ! N o sabe n lo q u e han p e r did o
¡
- .

T od o s c a l lar on al v e r a l os recién lleg a dos El D i r ec .

tor s e se ntó t oc an do s e el estómago Pérez aprovechó


,
.

para apod e ra rse de otra p a still a d e goma y e n gul lí r s e l a .

Só l o Palmarin quería segu ir disc utiendo A cabó por cal .


c

m a r s e p i die nd o un cigarri ll o a S o lís L o s su y o s l o s o .

v i d ó e n s u casa .

Se l e s s al uda ca b all e r o s dij o uno de l o s r e c 1en


,

llegad os en t r a nd o en l a botica y d an do la ma no al D ir e c
,

tor y a Sol ís .

0 Sá n c he z M a s culi no D o n E ulal io e s .

t a ba
vol ume n pero sólo acudía a la bo t ica h ac ia fi n es de l me s
,
.

L a s d emás n o ches l a s p asaba e l a c on t e ría E r a muy


n fi .

a l to
,
tenía el p elo cas i c olorad o y un rost r o d e foca s i n
gulari simo Su na riz e no rme e s taba enroj e cid a p o r lo s
— .

gr a nos y s e gú n a lgunos p o r el al c ohol Fué e n otro


, ,
.

tie m po el mej or abogado de l a p rovínc ia A hora vivía .

d e a lg u nas r e n ti t a s y d e una c áte dra d e mor al e i n s tr u c


ci ón cívi ca e n l a e s cue la n o rm all Cua nd o ha b aba parecía .
l

ma s ca r l a s p alab ras y a p enas se l e e ntend ía Hombre


,
. .

más d i s tra í do n o se con o ció en toda L a Rioj a Tomaba .

un t ren por otro dej aba el bas tón en cualquier parte se


, ,

iba de l a confi t ería sin p agar y m á s d e u n a ve z s a lió a l a


c alle con l a bragu eta d esp re ndi d a En e l colegio su nom .

bre proporc ion ab a todos los años u n ch i s te clásico A .


ver dec ía e pro fesor d e ca s te l lano a un al u mno : n óm


,
l


brem e u n a cosa d e l ge n ero ma s cul i no
-
Don Eulalio .


Sánc hez c o nt es t aba e l muc hach o mue rto de r i sa D on
,
-
… .

Eulalio vivia d ominado por su mu j e r una s e ño ra muy ,

d e vot a y d e m al genio que l e O lig aba a en t rega rle sus


b
sue l dos y rent a s ; en c ambio le d aba cinco p e so s cada se
man a pa ra s u s ga s tos p e rson
— Y cuánd o te va s a B u e n o s A i res Eu lalio ?
¿ p er ,

g u n t ó don N il am ó n .
L A M A ESTRA N OR M A L 53 .

—V o
y a esperar la S e mana Santa .

L os viaj es d e d o n E ull al i o e ran cél eb re s en La R ioj a .

D on Eulalio tenia a s u disposición un su rtido de en ferme


dade s que j usti ficaban eso s viaje s Su muj er e ntonces le .

d aba d i nero en buena cantid a d y d on Eu lalio al r endirle ,

cuentas cuando n o podía explicar ciertos gasto s decia


, ,

que le ha b ía n robado Y como e r a ta n di straído ta n .


,


sonso d ecía s u muj er és ta lo creía ,
.

—H a n p erdid o u n a di s c us ión de rec hu et e d ij o d


'

p o n

N il amó n be sá n dose con e st ré p ito l a s p u ntas de l o s de


,

d o s en rami ll ete .

— Sí í a los ve o m o d i v é t í d conte stó el otro per


, y r os

s o na j e .

Y agregó como q u i e n está en e l s e cret o :


,

— Por lo visto n o sa b en l o asa


; q u e p .

Qué pasa ? preg untaron todos .

D o n So f a n o r M ol ina a qu ie n no s e le lla ma ba sino


,

don M olina e r a el más politiquero entre l o s politiquero s


,

Veia enred o s y confl ict os p o r t o das pa rtes y p reveía las ,

r evoluciones co n varios me s es d e an tic ipació n N o es que .

fue se alarmi s ta sino que su d esen fre n a do amor a l a po


,

lítica le llevaba a hu s me a rl o t o do y a exage rar l a im po r


ta n cia de l a s n o ti cias Leía l o s e ditori a l e s d e l o s dia rios
.

porteñ os a c on cienc ia dos y t r e s v e c es ; a él no le ba s taba


,

el s ent i do apar e nte d e l as palabr a s A1li tenía que haber


. .
,
'

otras intenc i ones y se inge n iaba par a enc o n trar en cad a


frase al g ún p ropósito oculto Como e ra hombre p º pul a .

r í s im o y ame n o gran contad or de c u ent os v e rdes nadie


'

, ,

p o día supe ra r le como vehíc ul o de notic ias polític a s O cu .

paba d e sde h acía u n a ño el cargo S u ac


c ión,
seg ún el órgano de los c o mstit u c ro n a es e n e m igo d e , ,

cuan to ol i ese a la situación n o se ha cía sentir Pero

, .

era u na ca lumnia Don M olina vivía para l a I ntendencia


. .

¿ Q ue las veredas esta ba n i nt ra n s i ta b le s y l a s ca l le s s i n '

barrer N o era cul pa s uya Los treint a m il p es o s anuales


? .

del pr es upu e sto no d aban p a ra e s o D o n M olina e r a de .

poca estatura v ie j ó n calvo Usaba una p erita muy gra


, ,
.

c iosa . A nd aba sie mp re con el s ai : o cubie rto de caspa y


s a l ía a la calle sin c o rbata ni cuello pero n o p o r distrae ,
M A N U EL G Á L V EZ

mon , como d on Eulalio sino por ab an cl on o Hablaba con ,


.

una pachorra que le había hecho célebre A su lado lo s .

rioj ano s más c achazu dos en el hablar parecían hacerl o


:

como un relámpago .

A la pregunta d e lo s te rtuli a n o s conte s tó mi st er io s a


mente m ir a ndo pr i mero h a cia la plaza y l a ve reda y me
,

tiend o el cuerpo den tr o de l a botica


— Parece que l a cosa se
p one f ea .

D on M olina no daba sus noticias a s i no más S e com .


placía en l a rga rl a s de a poquito Era para hacerla s

desear y para que l as s ab o r e a s e n Su ponía q ue t o dos se .


»

intere saba n tanto como él en l a s n oved a des politicas .

I ste So f a n o r s iemp re e l mismo ! d e cía d on N i


la mó n
E ra p reciso que revela ra cl aram ente l o que sucedía ,

sin r odeos P e ro d on M olina n o quiso d ecir u n a palabra


.

más Y a había hablado de masiado M añana sabrían los


. .

detalles .

A l o s tert ulianos de d on Num e poco les interesaba la


política s al vo a Palm arin q ui en si los constitucio n ales
, , ,


pescaban el gobierno consegui ría otra cátedra , .

— De l o que caiga— decía — S o y capaz de aceptar la .

d e inglés o l a d e trabaj o manual


z
3

A l D i r e ct o r le inte resaba i n di re ct am ent e la polít ica .

Los constitucionales le h a cían u n a guerra a muerte d e s d e


el p e riódico Era p robable que el t riun fo d e éstos le crea
.

ra u n a situación d i fícil R u m ia b a s u s pens ami ento s cuan


— .

d o don Eulalio a uien su muj er le r e taba s i llegaba tarde


q ,

r e cordó que eran ya l as d iez y m e dia


“ '
,

T o dos se levantaron y d e spi dieron El D i rector saludó .

c on l a cabeza ce remoniosam e n te y s e al e j ó .

El boticario bostezand o y d esp erezá n dose s aho a l a


, ,

vereda La luna e st aba blanca y enorme Todas la s puer


. .

t a s se h a ll aban c e rradas y no se veía una sola l u z Corría .

un v i e n t e cit o fresco Don Nume bostezó de nuevo a la


.

l una M iró c o n satis facc ión l a b o tica su ca s a don d e , ,

dormían su muj er y sus tr e s hij as y se sint i o feli z Ba b ,


.
,

n o valía l a pena de tener quebraderos de cabeza discuti ,


r

t a nt o sobre s i e s to o lo otro Ll am ó a Na z areno el em ,


,
LA M AE ST RA N O R MA L 55

l d d farm acia p ara que cerrara t o do Y se f ue


l
'

p e a o e a ,
.

a s u cama donde su consorte le po n dría e l beso de las


,

buenas noches en e l matorral de s u p el u do rostro .

L os p rimeros dias d e Marzo fueron para S olís de u n a


tranq uilidad per fecta El clima el aire el paisaj e de l a
.
, ,

ciudad tenían una suav i d a d y una cal ma que hacian bien


,

al cuerpo y a l esp í ritu Era casi i m posible pensar tener


.
,

preocu p aciones Con el calor q ue se d i r ía tangibl e y l a


.

sensualidad t r º p i ca l que todo lo penetraba la inteligencia ,

se a do rm € cía pesadamente Soli s pasaba las la rgas hora s .

de calor desde l as n ueve d e l a m añana hasta las cinco de


,

la tarde en un adormecimiento agr a dable y bienhechor


, ,

en un estad o como d e volu p t uosa s o mnolencia Era la .

vida vegetal i n dispensable p ara su salud que había m ej o


,

rado nota b lem ente Ya n o tenía aquellos s udor e s abun


.

dantes que le molestaban p o r l a noche ; su fi ebre comen


zaba a desaparecer c omía con un apetito desconoci o ;
,
d

s us sue ñ os eran fac i les y apacibles No su fría tam p oco .

inquietudes de ninguna clase Su s tri stezas del prime .


r

d ia se borraron sin dej arle huella Estaba contento s e .


,

sentía casi feli z Solamente l e desagrad aba un poco su


.

m ediocre condic i on de maestro prima r io En el ministe .

r i o l e p rometieron al n om b r a r l e que cuanto antes l e


, , ¡

cambiarían su puesto p o r una o dos cátedras Pero ha sta .

ahora no llegaba l a noticia q u e le a ñ r m a r a en sus es p e


rauzas M ientras tanto se veía obligado a estudiar y
.
, ,

al g o más q uizá de lo q u e s oportaba su salud Sin em


, ,
.

barg o se trataba de estu dios sencillos asignaturas que e n ,

s e ñ ó en otro tiempo y que para ser recordadas no le , ,

exigían u n gran e s fuerzo mental Tenía a su cargo l .


e

cuarto g rado y l a s clases se inauguraban el quince del


m es .
¡ Hacía tantos años que no e j e rcí a l a pro fes ión !
Estudiaba toda la mañana hasta la hora de almorzar , ,

sentado en u silla de hamaca en el corredor Era una


º
, .

h ora de silencio y de paz L o s canarios alboro zaban la .


M A N U EL G ÁL VE Z

casa y el s ol br illante e i nt e n so exagerab a la lum inosi


, , ,

d a d del ambi e nte .

D oña Cri s pula que p a saba de cua ndo en cuand o cerca


,

d e él no d ej aba j amás de d ecirl e al go


,
.

—A sí me gusta verlo tan ap l i ca dit o ¡ J a j a j a ! .


,
, ,
'
A ntes de al m orzar charlaba c o n sus c onv ecinos sobre ,

todo con Pérez S olí a j ugar u n a breve partida d e truco


.
.

A veces tocaba la guitarra Y ent o nce s por asoci ac ión


'

_
.
,

de ideas recordaba l a s horas perdidas e n Buenos A ir e s


,

en aquel cuartito cerca de l O nce c o n aqu ella m uchacha ,

provocativa y a rdiente que le tuvo t a n d o mi nado .

Dura n te el almuerzo eran siempre la s mis m a s conver


s a ci o n e s P ero no le aburría n P o r el contrari o sentía
. .
,

u n a sa t is fa cción ine x plicable en oírla s Le p ar e cía q u e r


.
,

por su triv i alidad a qu ie t ab a n su espí ritu


,

.

e s p u é s de al morzar d o rmi a l a sie s ta ; una sie sta real

mente de l iciosa en l a frescura de su cuarto A fuera


,
.

m ientras tanto el s ol abrasaba ; se o í a el canta r pere zoso


,

de las chicharras y el rui dito ad o r m e c e dor del agua co


¡
-

r r i e n d o l ent a mente por l a s acequias de l a cal le No se ¡ .

o ía n otros rumores ; cuando ca l laban l a s c hicharra s y el


agua de l a acequia se do rmía pa recía se n ti rse el s ilencio
"

,
.

D i r ía se qu e la ciudad entera s e al e t a rga b a m u e l l e m e n t e , ,

en el blando sopor d e aquell a s horas .

T o da s l a s tard e s Pérez iba a bu sc arle .

¡ Pero amigo a estas hor a s en l a ca ma !


, l e decí a
t a r tam u deando Víst a se para que s al gamos a pasear
. .

Y mientra s Solís se vestía los dos conversaban Se ha , .

b ía n h e cho muy a migos Solí s e nco n t r aba a Pére z suma .

m e n te s impático con su cara a feitada y larga su n ariz


, ,

j ui d á i c a y a lgo torci d a su pelo e cha d o hacia atrás su es


, ,

palda cu a dra da su s m odal e s distingu i d o s su tartamudeo


, ,

gracioso Era un bu en muchacho Pérez Animoso ale


.
, .
,

gre muy camarada
,

Su conversación resultab a espe
.

cialmente interesante para Solís cua n do critic aba a l as .

gentes y las c osas del puebl o Poseía el don d e h allarles .

e l asp ec o ri dículo y e satirizar lo c on grac 1 a


t d '
.

M uchas veces hablaban d e l a c a sa en que vivían S ol is .

le h acía mil pre gun t as s ob re doña Cri s pu la y Rosario .


LA MA E ST RA N O R MA L 57

Doña Cri spul a era extremadamente bo n dad osa L a pp .

bre tenía e s o s i algunas rid ic u leces ; un candor u n a i n


, , ,

g e n u i d a d enterneced o ras Pero u n a santa un p an


. Y , .

sobre tod o ¡ qué genio t an a legre ! Por cualquier cosa que


él d ecía ella se reía u n a hora a carcaj a das con u n a ri a
, , ,
s

cont agiosa que propagaba buen humor A él lo queria .

como a un h i j o Cuando estuvo en fermo de d i fte ria n o se


.
,

apartó de su lado Pasó en vela varias n oches j unto a


.
,

su cama .


¿ Y Rosario
?

— No me es muy simpát ica cont est a ba Pére z .

Era o rgu l o sa reserva d a N o se d aba con n a die A su


l —
,
. .

madre so l ía decirle cosas un poc o chocant es Le mo l es .

taban las excesivas f a mi li a r id ad e s d e d o ñ a Cri s pula y '

por ellas le ponía mala c ara ; eso c uand o no la re p re n c ía


, ,
'

d elante de todo el mu n do Era u n a m a e s t ri ta llena de .


,

p untos y comas Pero no m ala A G


. a l i a n i le o diaba y .
,

c o n razón sobre t o do desde que f e síte ja b a a doña Cri s


,

pula .

A doña Crispula Pe ro ¿ h abl a en s e r io amigo Pé


?
,

— Como oye conte s taba P é rez pas eándose por el


lo
¿ ua rt o c o n las m anos en l o s b ol s i llos .

En real i d ad n o podía afi rma rse que l a festej ara El .

chisme había partido d e las Ganc edo E s tas almas de Dios .

desparramaron po r t o do el pu eblo qu e G a li an i que ia r

casa rse con doña Crispul a y l a buena señora llegó a ,

creerlo .

— Y d i a me Pérez : ese G a li a n i qué ?


g , ¿ t al ,

— U n far f ar sa n te
'

. . .

Qué a s pecto desagra dabl e !


— De rufi án clásico .

La ve r dad ! ¿ Y es hom bre rico ?


P s h va vaya a saber ! . contestó el músico des
co n s o la d a m e n te .

En cuanto Solís estaba v e st id o iban a la plaza A llí ,


'

conversaban largamente Las cosas i n tel e ctuales el a r te .


, ,

la literatura eran los t e mas p re feridos A ve ces se l es


¡
, .

uma al gún cono c i do en tranc e de aburri m iento ; pero e l los


M AN U E L GÁ L V Z E

p r e s c md ían su prese n cia y no c a mbiaba n d e conversa


de
ción Pérez tenía cierta cultura l iteraria y un respeto y
.

un amor inagotab l es por todas las cosas del espi ritu .

l a d e ci a un hambre atrasada de todo esto !


º
le d e
ci a a Solís ,
.

A llí n o habi a con quien hablar Estaba harto de con .

v e r s a c io n e s sobre p olític a N o fal taban homb res e studio .


i

sos i nt eligentes Pero se dedicaban a l a h istoria argenti


,
.
-

na ¡ un opio ! o a la sociología o al derecho consti


t u ci o n al ¡ un horror ! Imp osible hablar con nad ie s o
bre arte m o derno s o bre litera t ura actual Ignoraban po r,
.
_ ,

ej em p o hasta l a existencia de un Strauss d e un Debussy


l
.
, ,

d e un Verl a ine ; no conocían a l o s escritores d e Buenos

Ya en e ste camino se despac haba contra los pu eblo s de '

provincia S olis le reprochaba su inj usticia No habia


. .

dere ch o a exigi r u n a cultura de última hora en pueb os l

lej ano s y pobr e s cuando en Buenos A ires con s u mi l ón ,

y m e dio de h abi t ant es era n e s ca s í s im o s los e s pí ritus sen


,

sibles y cultivados .

¡ A h claro ! cont es taba Pérez


-
.
,

Pa r a enc ontrar un ambie nte h abía que i r a Pari s ¡ P a .

rí s ! El soñaba con P a r i s S u i deal era consegui r una b e ca .

para continuar a l lí sus e studios En Buenos A ires no s e .

o í a m úsica La gente llamaba m úsica a las i n t r agab l e s “


droga s co n diment a das p o r u n Puccini o un M ascagni

.

Eran p astas italian a s música que olía a tallarines , .

Y S olís reía de buena gana .

— Pero d i am e : cóm o cayó u t d a esta tierra ?


g ¿ , s e
Una d es
-
des desgracia . .

E l t enia amores con u n a c hica m u y bonita p ero por , .

desdicha p rovi sta de u n a t anda de hermanos tíos v


, ,

c uanto Dios había c r e ad o f Como e ra de esperarse los ,

p ill a r c n Y prete n dían que se casa ra los sal vaj es ¡ H a s


.
, .

t a lle garon a sacarle el revólver


— U nos bárbaros gente p rimitiva d ec ía Pére z i n di g
,

nado .

— Y u st e d qué resolu mo n tomó ?


¿
-

—L a más di gna .
6o M A N U EL G ÁL s

de l á gora del foru m E r a cátedra de gobierno y cáte dra


, .

de r ebelión Era el únic o l ugar do n de se leían los dia ri os


.

loca e s pues n o se sabe que alguno de ellos tuviera sus


l
,

c rito r e s Por l a t ard e l a s r e un i on es s e decoraban con a i


.
,

gun a s personas bi e n vi st as p ero p o r la n o che no qu e d a ,



b a n sino los pe rdid os l o s que j ugaban a l as cartas y

b e b í a n whis ky .

L a confi tería l lam ada a s í p or a nt o no m a s a pues muy


,

cerca existía otra también en l a p , oeu a sobre l a ,

calle l o s baj os del hotel A r qu it e ct u r áll y c o m e r cial me n


'

, .

te er a l a c on fi t e ría d igna de verse Fo rmaba part e del


,
.

único hotel el que e st aba in s t al a do en u n a de las dos ca


,

s a s de a lto que había en todo el pueblo . .

El e diñ ci o d e l hotel se c omp onía d e u n a seri e de c u a r


tos paralelos sobre un p at io i n te r minable y ang o s to cu ,

bi e r to por un p arr al Hab ía naranj os en el patio y a l .


,

fondo u n a paj arera donde todo el d ía t r i n ab a n los cana


rios y los zorzales L a c on fi tería p r opi a me n te d icha ocu
.

paba sobre l a calle u n a p ie za que se con tinuaba en marti


llo sigu iendo el patio En esta sala había do s mostrado .

res al gunas mesitas y un bill a r mela n c ól ico que se ha s


,

tiaba en espan tosa s o ledad S obre uno de los mos t r a do '


res o st entaba s u ex o tismo un gran v a so c ilí n drico dentro ,

de cuya agua n a d aban de s ga na d am e n t e al gunos p e s ca d i


»

tos ¿de colo res E n l o s altos qu ed aban l a s piezas d e pre


.

f e r e nc i a etern a m e nte desocu p adas S e parada por un a h


, .

c ho zaguán u t ilizad o en l a s hor a s de sol estaba l a sa a l


, .
,

co n denada con l a s terr ib le s mesa s de t apete verde C o


,
'
.

gaban de l a s par e des a ument an d o el carácter pecaminoso ,

de l lugar gran des r e tr at os de bell as mu j eres : artistas


,
-

harto de s cotad a s a medio ve s tir q ue exhibían ant e los


concurrente s r e s ign ados f o rmas r e dondas y te n ta dora s
, , ,

En el e s tío l a ve reda rebo saba de m e sit a s


, .

En cuanto Pérez y S ol ís llegab a n se l es reu n í a n tre s o ,



cuatro indivi duos qu e iban al ol or d el foras tero de “

Solís que en su condición de recién venido e r a a ú n con


, , ,

si derado com o extraño E n l o s p u eblos de p rovi n cia a . .

p res encia de un forastero constituye u n a r a r a novedad a '

vece s u n ac o n te cim iento Por l a m añana el fora s tero va .


LA M A E S T RA N O R M A L or

a laco nfi t ería ; alli h ac e rel a ciones P o r la ta rd e in fali .


,

b l e m e n t e l o sa can e n coche Quién será pregunt “
, ¿ ? a .

to do el mu n do L as ge n tes le m i ran c omo asombradas


.
,

se asoman a l a s puertas para verl e pa sar Y a l d ía s i .

guien te y a n a die ignora quién e s el obj eto de s u viaj e , ,

su s ocupac iones su estado civil Estos d atos sobre todo


,
. ,

el último so n solicitados co n agresivo interés En l o s pue


,
.

b i o s ¡ son t an escasos l o s j óv e ne s casader o s ! P e ro el f n


,

t astero interesa también p o r otra razón : viene de Bueno s

A i res Tod o fo ra s tero viene d e Bueno s A i res y p o r e sto


.

es casi un s ím bolo Represe nt a a aq uel la gran ciu d ad de


.

dichas y de p lacer e s con l a que t o d o s s ue ñan perenne


mente y a la que muy pocos ay ! es d a da l a felic i dad de
visitar E l fo rast e ro : ¡ u n h ombre que vive en Buenos
.

A ires ! Para m u chos a unque no l o dicen es u n a s u p e r i o


, ,

r i dad un privilegio inj u s to que D i os co n cede quién sabe


, ,

por qué razones un usu f ruc to de l o s más cod ic ia do s go


,

ces L o s j óvenes sobre t o do l o s que nunca han ido a


.
,

Buenos A ire s miran al forastero c omo a un ser sagrado


, .

Le supone n viviendo alegre men t e nadando en dinero , ,

lleno de a mi gas fác iles y enca n ta doras .

ué notici as n o s t rae d e B uenos A i res señor ?


.
,

p reguntaban a Solís las personas co n qui enes hablaba por


primera vez .

Y es pera n do la res p u es ta los o j os a p a gados de aquellos ,

hombres brill aba n un mom ento mi ran do a Solís con des


maya da curiosid a d Pero él conte st aba como casi siem
-
.
,

pre y e nco giénd ose de hombros : Ninguna n o ha suce


,

,

dido nada de i mport anc i a L o s oj os volvían a baj arse .

co n desconsuelo Y empe zaba un silencio de varios mi


.

u nt os .

Pa rece que el mi ni stro del In terior va a r enu n ciar


-

susurraba u n a vo z perezosa cant a n te y a do r m ila da , .

—A si
cuentan los d iari os respondía o tra v oz a l cabo
de un rato .

Y todos se volvían hacia el forastero n o pudiendo ,

c onvencerse de que l o ignorase n o e stuviese en el secre ,

t o un h o mbre
, ue venia d e B u e nos A ires .

¡ Có mo no a i s ab er al go s é íí or !
'
-
d e cian mirá n , ,
62 M A N UEL GAL VE Z

d ole s o c a r r o n am e n t e ,
. c o mo enterado s de que tenía al go
qu e reserva r .

— N a da l o que d icen l os d iarios contesta b a S olís


,

con cruel p a rq u e da d .

Y seguía otro silencio d e varios minutos .

La polí t ic a según P érez in f o r mó a S olís e r a el tema


, _ ,

que p r i m a b a en la confitería Cuando había noticias tr a s .

c e n de n t a l e s los p er ió dicos d e Bue n os A ires e ran leído s


,

en alt a voz come n tad o s minu c iosame n te di s cu tidos con


, ,

serenidad En época de eleccione s l a conf itería borm i


.
,

g u e a b a d e gente Claro e ra que l.o s a ses n o iban a la

c on fi te ría sino en raras o casi on e s S e reunía n en la casa .

” ”
d e algún d irige n te Pero l a s cartas men o res no f a l
“ “
.

taban Cuan do la políti ca local se alborotaba s ol ía n ocu


.
,

i ri r feroces discusiones a ltercados hasta incidentes gra , ,

ves M uchos h o mb re s p r n de nt e s se abstenían d e conc n


. …

r r i r en esas ép o cas Cua n do la políti ca local estaba en


.

c alma l o que ocurría raras veces que daba c o mo recu rso


, ,

la politica nacional Cobraba entonces proporciones enor .

m es cl más insigni ficante suceso que aconteciera en B ue


n o s A ires Y e r a que l a imag i n a c i ón explorando entr e t e
.
,

u im i e n t o s b usc aba a todos los hechos un lado t ra s ce n d e n


-
, ,

tal ; y n o dej aban d e ha l la r l o sobr e todo si l o relaciona


'

ban co n los enr e dos locales A nunciaba n los di arios por .


,

ej emplo la posibilida d de que renunc i ara el mini stro de


,

Instrucción Pública ; e inmediat a mente empezaban a con


j e t u r a r sobre los probables cand i datos .

—E l d octor Ram írez decía u n o d e los rum b ea do


res parece el candi dato más seguro y anda en buen a ,

a mi stad con don Ibáñez .

D o n Ibáñe z e r a el j efe del partido constitucional .

Y si l o nombran a él habrá cambios en la escuela y ,

en el colegio insinuaba un eterno aspirante a profesor .

— De caj ón
¡ Y quién sabe si el mismo d i rector n o
.

salta !
— Y a qu i en nombrarían director ?
¿
A l llegar a este punto las imaginaciones golosas se des
en frenaban Veían cátedra s p or todos la dos ; l os más
.

r eputado s co mo intelectuales se s onr e í an de e sp era nz a ,


L A MA E ST RA N O RM L A 632

y los profesores que y a dictaban cátedras se i magi n aban


trasladados a Buenos A ires En camb i o l o s que m il i t a b a n
.

en el partido o f ic i al quedaban derrotados con la notic i a .

Escribían a B uenos A ires celebraban reuniones secretas ,


.

Y el ministro a todo esto ¡ ni pensaba renunc i ar ! ,

A veces las con versaciones o frecían un carácter más


ameno para S olí s que odiaba la política E r a cuan do se
,
.

contaban cuentos N unca faltaba por c ierto algún espe


.
, ,

c ia l s
i t a .P e ro r e q u
'
e r i d o a mostra r su hab i lidad par a

a menizar l a reunión que l a n gu i d e c í a solía hacerse rog a


, r .

Cuando el cuent i sta era d on M olina se formaba una gr a n ,

rueda a su alrededor .

—U n cuento de d on M olina advertían l o s de su


mesa a l o s de las mesas vecinas mientra s d on So f an o r ,

e s ga r ra b a y escupía .

Luego don So f a n o r reía para sí mismo s o ca r r on a men ,

te y después de una espera comenzaba un cuento q u e


, , ,

no duraba menos de media hora Subrayaba sus f r ases .

mal i ciosas c on gestos indicativos y guiñan do l o s oj os con


p i c a r d ía L .o s oyentes festej aban l o s detalles co n grand e s

risotadas y decían a cada rato :


Qué d o n So f a n o r éste !
Pero tales sesiones narrativas no e ran frecuentes pu es ,

n o había un solo cuento que n o fuese harto conoci do p o r

todos lo s tertulianos de l a confite rí a Pérez también ref .


e

ría anécdotas y a pesar de ser tartamudo se despachaba


,
.

c o n más pront i tud que sus colegas .

El re feri r y comentar la vida y obras de al gú n pe r so


naj e pintoresco de la locali da d solía ser tema de muy
amenas c onversaciones Todos conocían las ri dic ulece s
.

de cada cual y en ellas e j e r c it ab an su d on satírico ( i e


, . r

n e r al m e n t e eran l o s forasteros quienes sum inistraba n el

asunto .

Qu i en es aquel señor que se apoya en el most ra


do r ?
Los interpelados se daban vuelta sin ningú n disimu lo .

— A h l Don Emerenciano
¡ .

Y ya empezaba la de s c r ipc1on del personaj e U n o co n .

taba chistes y frases de d on Emerenci ano ; otro refe rí a


64 M A N U EL G Á LV Z E
su s ardides para no pagar la s c u e nt a s un t e rcero narra b a

las p i ca r día s del viej o verde Porqu e don Emerenciano
ºº
'

e r a un tipo realmente extraordinar i o S olía dec i r conta .


,

b a u n o de los presentes que ningún sastre podía alabar



,

se de habe rle hecho pagar u n a cuenta en toda s u vida .

E r a soltero Tenía un emple o p rovincial pero n o i b a


.
,

j amás a l a oficina Se lo pasaba en l a confit e ría j u gando


.
"

a cualquie r cosa o bebiendo A l a noche se l e ve í a en .

los ranchos mezclado entre gente baj a e mb o r r a chá n d o s e


, ,

c on la s chinas en el clásico tomo y obligo L o s mucha
chos le invitaban a todos l o s b a i l e cit o s Les servía de di .

versión porque cuando agarraba l a t ran ca le entraba


,
“ ºº

por bailar y besuquear a todas l as china s Don Emeren


ciano e r a abogado y decían que en sus buenos tie mpos


fué u n a ilustrac ión P e r te n eci a al partid o conservador ,

y en l a s mani festaciones públicas sol ia arengar al pueblo


c on discursos que quedaban célebres Las gentes graves .

huían al encontrarse con don Emerenciano Qué l ast i .

ma de mozo decían compasivamente .

Cuando n o se hablaba de don Emerencian o se hablaba


'

de don Eulalio Sánchez M asculino 0 de P almarin Puen ,

te o de don M olina 0 del cura Cardones que tenía ple


, ,
i

t o s co n todo el mundo y hacía el amor a l a s muchach a s .

En estas conversaciones el personaj e predominant e e s a º

M iguel A rauj o que había hecho u n a buena ami sta d con


,

Pére z y que y a apreciaba mucho a Solis M iguel A au io


pasaba por ser lo ”más i n t e l e c tu a l de La Rioj a 0 %
.

“ ºº
.

de c i erta e l ocu e n cib M º


u y bien

la f rase como ,

d e cían los entendido s del pueblo Hablaba m a l de todo .

el mundo y ponía a sus víctimas epítetos terribles S olí a .

escribi r l o s editoriales de E l C o n s ti tu ci on a l Los del p a r .

ti do c onse rvador lo est imaban a p e sar de todos los s a r


c a s mo s e ironías con que se ce b ab á en ell o s A rauj o e t a .

cabezón y todas sus f acciones especialmente la nariz


,
.

, .

pa recían enormes Hablaba lenta mente como picando s u s


.
,

palabras como acentuando todas l a s sílabas Tenía un


, .

g enio atroz y e r a el ún i co hombre en el pueblo que man


daba padrinos S e había bati do una vez a sable c on d o n
.
, ,

Sº f an o r M olina El duelo fué célebre pues allí j amá s


.
,
LA M A E ST RA N OR MA L 65

ha b ía habido otro Pa ra que n o se e fectuara inter ino


.
v

medio mundo hasta el vicario ; las beatas se co m p r ome


,

t ie r o n co n abundantes promesas Había estado de novio .

varias veces pero siempre dej ó pla n t a d a s a l a s in f e l i


,
“ ºº

ces muchachas D o s quedaron con l a ropa pronta y a o t a


.
,
r

l a dej ó hasta bañada


“ ”
como decía doña Cri spula A ho ,
.

ra n o había ninguna que le h icie ra caso A demás ten ía .

siempre queri das ; se le con o cían h ij o s naturales A rauj o .

era abogado y vivía de algu nas r e n t i t a s que le dej ó s u


padre S u temperamento d e 5 p ó tico su prestigio entre las
.
,

muj eres sus simpatías en el baj o pueblo que le tenía por


,

caudillo sus modales distinguidos su índole aventurera


, ,

y desordenada sus generosid ades fantásticas le daban u n


, ,

cierto aire de gra n señor O diaba al Director y una vez .


, ,

a consecuencia de un altercado en el que p recisamente el


Director llevó la parte de las o fensas le había mandado ,

l o s padrinos El reta do a duelo declaró que sus princi


.

pios n o le permitían batirse M ás vale n o d ij era tal cosa . .

Durante d o s meses E l C on s ti tuci on a l estuvo analizando


l o s princip i os del Director El pedagogo parecía i n d i f e .


rente a tales o fensas que n o le llegaban ; pero su d is p e p
,

sia se agravó y lo s gases le tuvieron medio loco durante


ese tiempo Solís se complacía en pre guntar a A rauj o
.

sobre sus conocidos .

¿ Qué piensa uste d de d on N u m e r a l do ?



— Es un hombre discreto A quí a l o s z on z os les d ice n .

di scretos .

—Y Palmarin Puente
¿ qué tal ? ,

— Es un gracioso de teatro de afi ciona d os .

Una tarde muy calurosa Pérez y Soli s fueron tempr a ,

no a la con fi tería N o habia nadie salvo d o n Eulalio


.
,

Sánchez M asculino que contemp laba l o s retratos de la


,

sala de j uego .

Se prepara para i r a B uenos A ires do n Eulalio ? ,

preguntó Pérez .

Po r qué p or qué l o dice ?


, repuso con su voz inin
t e ligi b l e el aludido .

— Como mira tanto l os r e t rato s


; pa r e c e qu e t o mara un
ap e ritivo
dij o Pér ez .
66 M A N U EL G ÁLV Z E
— Nohombre no sea bárbaro
, , .

En se guida comenzaron a llegar l o s concurr entes Pé .

rez v i ó con cierto asombro que estaban casi todo s los


profes o r es de l a escuela .

¿ Y esto don Eulalio ?


E r a u n a reun i ón del p ersonal docente Con motiv o de la .

próxima apertura de l a s clases habían resuelto poners e ,

de acuerdo para res i stir l a s impos i ciones d e l Directo r


P robablemente const i tu i rían u n a sociedad secreta .

S olís invito a Pérez a d a r una vuelta en carruaj e En .

l a c o n fi tería hacía demasiado calor Después e s a soci e .


,

d a d secreta francamente n o le interesab a El acababa


, , .

de llegar ; no podia quej arse del Director con quien ape ,

n a s habló cuatro palabras .

M ientras pagaban el gasto se ace rcó a l a vereda un co


c h e ci t o u na, ar a ñ i t a Iba en él un hombre de barb a
“ ºº
.

cerrada vestido de b r ín con botas que pasaban de l a r o


, ,

dilla y sombrero panamá Tenía aspecto s oñoliento y .

pesado .

E r a el g obernador .

— B uenas tardes cá ba i e r os dij o perezosamente .


,

Los presentes le s aludaron S olís le conocía pero sólo .


,

u n a vez había hablado con él Una mañana a l o s pocos .


,

días de llegar habia ido a v i s it a r l e vesti do el e ga n t e m e n


, ,

te de chaqué Cuando llegó a l a esquina quedó estupe


,
.

facto El gobe rnador le aguardaba en l a vereda senta d o


.
,

e n una silla de hamaca conversan do con el ten dero fren


, ,

te a l negocio Estaba en zapatillas y llevaba el saco sobre


l a c a miseta L e rec ibió amablemente El no era en reali
.
_
.

d a d n u gobernador le dij o sino el a dministra dor de u n a


, ,

estancia muy grande .

El gobernador continuaba inmóvil en su ca r r u aj e cit o ,

apoyando l a cara sobre l a mano derecha melancólic a ,

mente .

— Que l o pasen bien (11 1 0 al fi n con su habitual ca

chaza y tomando el látigo le pegó al caballo co mo di s


, , ,

t r a íd am e n t e
E l caballo e s cuáli do y , c
on ai r e ,
de r mie nto, echó
abu ri
68 M AN U E L GAL VE Z

a ú n glorioso de vej e z el árbol patriarca que plantó en


, ,

tiempos de la conqu i sta San Francisco S olano E ra un .

naran j o muerto en su mitad como herido por u n a hemi ,

ple gia Luego visitaron la celda donde vivió aquel gran


.

santo que conv e rtía a los indios cal cha qu íe s co n la m ú


sica de su violín En el altar el sitio que ocupara el
.

l echo u n a estatua del santo ostenta ba su lamentabl e


estética A parecía allí Francisco S olano con una mirada
.

tierna y falsa tenien do en u n a mano un violín nuevito


, ,

en l a otra un crucifij o de plata lab rado por l o s indios y , ,

pendientes de l a cintura el arco y el rosario , .

Dej aron el carruaj e f rente a l a casa de doña Crispula .

Rosario se paseaba p o r l a vereda con u n a amiga Solí s .

recordó haber visto en la plaza a la compañera de Ro


sario .

S e han divertido mucho ? — preguntó Rosario cuan …

d o ellos se acercaron .

—Y a l o creo contestó S olís ; es muy inte resante


La Rioj a .

Rosario p resentó a su compañera .

-
L a amiga de que tanto hemos hablado señor Solís ,
.

S olís le dió l a m ano Pero n o se acordaba que am i ga .

pod ría ser Estuvo por decirle a Rosari o que ella habí a
.

hablado con d o ña Crispula de media humani da d Pero .

pensando pensando r e m e m o r ó los nombres que oía con


, ,

m á s frecuencia Y cuando creyó haber acertado dij o con


.
,

modo amable e insinuante :


—E s l a señorita de Gancedo
¿ verdad
?
,

Fué una bomba Rosario lloraba de risa Per o a Ra . .

selda a quien l a con fusión no le h izo gracia entreabría


"

, ,

a pe nas los labios con sonrisa forzada ! Pérez excla m ab a :


¡ qué lindo ! S olis se había sonroj ado levemente
“ ºº
.
,

Que no sepa mamá ! decía Rosario .


'

Y agregaba ahogánd o se de risa :


,

M ire que con fundirla co n l a s gu an aca s !


—A todo es to i ntervino Solís ,
tod avía no sé qu i e n
es la señorita .

—E s Ra s e l da Cl l ] 0 Rosari o .

Ha bían hablado mu chi s im o d e el l a ¿ N o se a co rd aba ?


'

.
LA M AE ST R A N O R M A L 69

Solí s d e claró que no e ra fácil adivinar ¡ Habían hablado .

d e todo el pueblo ! Luego amablemente acusó a Rosario , ,

como culpable del papelón que él había hecho ¿ P o r qué .

presentaba a su amiga de esa manera ? Desde que él es


taba e n La Rioj a había oído hablar de u n a infi ni dad de
niñas El n o conocía ni de vista a la s Gancedo ; se ima
.

g i n ó que serían unas niñas como todas E r a a plicable .

su equivocación .

Y ya se disponía a pedi disculpas a Ra s e l d a cuando r

apareció doña Crispula en la puerta Había o ído las risas . .

¿ Qué pasaba ? Pérez tartamudean do le contó lo succ


, ,

dido mientras a Rosario le volvía el ataque de risa Pero


,
.

a doña Crispula no le hacía gracia l a contestación de


Solís .

— Pero señor don ul i o voci feraba confundir


, j ¡ a
esta a lhaj it a c on las gu a n a c a s que son las b ruj as del ,

pueblo !
Y como siempre que se presentaba u n a ocas i on p r op i
cia comenzó a sacarles el cuero E r a su vicio su placer
,
.
, ,

más positivo Dij o incend ios de l a s Gancedo Y al fin


. .
,

j uzgando que y a las habia puesto en su lugar declaró “

=>

que tenía que hacer y se re ti ró Solís que deseaba h á .


,

b l a r aparte con R a s e l d a le pe día disculpas en voz baj a


, .


No tengo por qué pe r donarle c o ntestó ella mo
de s ta m e n t e mirán dole con si m patía mientras soltaba el

, ,

brazo de Rosario y se d i sponía a hablar con él .

Solis se sentía atraído p o r los oj os de R a s e l d a Sus .

miradas iban hacia ellos casi involuntaria mente T emien .

d o in co m o da r l a miraba hacia otra parte hacia la calle


, ,
.

Pero sus oj os se en co n traban a cada momento co n los de


ella .

Quedaron silenciosos sin saber de qué hablar como, ,

dominados los dos por su timidez Soli s insistía en que


le perdonara Había comet i do un cri men en con fundir
.

a e sta con una de las más horrend a s bruj as del



a lha j i t a
pueblo .

—N o s o n tanto decía Ras e l da encantada de o ír en ,

boca de Sol ís el elogio que de ella hi zo doña Cri spula


—Si l o s on contestaba Solís que j amás ha bía v i sto ,
EL G ÁLVE Z

a las G anc edo Todo el mun do l o dice E n camb iº


'

. .
,

usted Ra s el da
, .

N o se a t r e v ro a conclui r la f rase pero ella le mi ró ,

como in t e r r ogá n dol e como a n im á n do l e


, .

— E u cambio a usted sólo por verla . vale la p ena . .

venir a La Rioj a balbuceó Solís mirándola en los o j os , .

Ra s e l da s intió un s uave placer en o i r aquellas palabras ,

aunque se trataba de u n a vulgar galanter i a .

— E s demasiado amable el señor conte s tó sonriente ,

sonrosada mirándole como con a gradec i m i ent o


,
.

Quedaron silenciosos otra vez Un carruaj e que pasab a .

con forasteros prolongó l a breve pausa .

S olís observó a Ra s e l da T e n ía un tipo muy p r oVin .

ciano De estatura mediana más bien baj a no carecía


.
, ,

de cierta eleganci a natural E r a bien formada y repleta .

de carnes sin llegar a ser gruesa Cuando caminaba , sus .

senos redondos y blan dos ma l suj etados por los amplio s


, ,

c orsés que se usan generalmente en los pueblos se mo ,

vian con movimientos apenas perceptibles S u rostr o era .

en óvalo y de ese color tostado de un moreno ,

cálido t a n común entre l as muj eres provinci a nas


,
w
manos y p ié s pequeños cabellera abrardarife y oscura ,
º
.

oj os negros pr o fund o s H ab ía en su rostro cierta e x p r e


'

, .

sión de bon dad El pausado movi miento de sus párpados


.

tornaba lánguida su mira da Los labios e ran un poc o .

gruesos ; en el labi o superior aparecí a un vello suave H a .

b l a b a co n voz dulce y acariciante y tenía muy pronuncia


da l a t o nada local se com ía l a s eses S u piel parecía ti ,

b i a y húmeda S olís no dudaba que f uese un tem p era


.

a me nto pasivo sentimental quizás soñador


, ,
.

Qué lindo es su nombre ! exclamó Solís natural


mente co rtando e l silenc i o
, .

Le gusta ? p reguntó R a s e l da levantando hacia él


sus grandes oj os confi ados y ha la ga da porque evidente , ,

mente Soli s había estado pensando en ella


, .

—M ucho
; parece nombre de novela .

Y agregó mirando a l cielo :


,

—Ra s e l d a Ra s e l d a
, Es un nombre romántico s ua
.
,

ve sedoso
, .
'

L A MAE ST RA N ORM A L 7 1

E ra indudablemente un nombre ideal para una heroína


de novela romántica L uego aseguró que en los nombres
.

había un destino y le dij o que tal vez ella estaba señala d a


para tener en su vida u n a n o ve la ,
.

—O h n o diga e s o
,
señor contestó R a s el da inun dada
,

de felici da d y mirand o Solís de mo do lento y a grade


ci do.

Le gustan las novelas ? pre gun tó el m aestro des


pués de un corto silencio .

A h muchísimo !
,
repuso R a s e l d a a p a s ion a dam e n
te c on los oj os entornados
,
.

Las novelas de amor ?


Si las n ovelas de amor Pero n o sabia n o sabía H a
,
.
,
.

b i a leido pocas novelas Pensaba que todas serian de


.

amor que en todas por lo menos habría amores


, .

Hablaron entonces de novelas R a s e l d a recordó sus .

años en la soledad de Non ogasta A llá no había libros . .

En los veranos algunas amigas que pasaban en aquel lu


,

gar las vacaciones le prestaban novelas Le entusiasma .

ban las tristes las que hacían llorar


, .

— Y qué novela la hizo llorar más ?


¿
A h ! M a r í a de jor ge Is aacs
' _
.

La a i a ci o cu atro veces
'
a primera vez cuando .

estaba en la escuela Siempre se acordaba de aquella lar


.

ga noche que pasó en vela hasta concluir el l ibro ¡ Cuánto .

habia llorad o ! Y sonreía recordando para s i que al aca ,

bar la última página besó l a s tapas del vol umen y que


,

después se durmió con el libro contra su pecho Tuvo un .

sueño poético donde era l a heroína de unos amores des


,

g ra c i a d í s i m o s hasta que terminó su vi da devorada por


l o s tigres en una selva fantástica .

P o r qué sonríe ? preguntó Solís .

— Po r nada dij o Ra sel d a ; cosas d e cuando u n a


es chica .

H abía oscurecido completamente En l a s casas e n c e n .

d ía n las luces ; algunos transeuntes retardados se diri


í
g a n sin apresurarse a sus viviendas Ya n o hacía ta n to
, , .

calor El aire no era espeso ni ardiente ; se habia s u t il i


.

zado un poco y adquirid o cie rta tenuidad E n el silenc i o .


72 M A N UEL G Á LVE Z

de la calle las voces se p ropagaban sonor a s m el ancólic as ,


, ,

transparentes .

R o s a r io y Pére z se incorporaron al grupo


'

T odos felicitaron a Rosario .

—Pero ¿ por qué ? No ha y motivo decía Rosario


.
.

— H a pasa do más de cincuenta veces le a rgii ia P é


rez .

R osario i r r a d ia b a felicida d Se reía sola ; aca riciab a la


mano de Ra s e l da .

En seguida llegó G ali an i que saludó a todos, uno por ,

uno .R a s e l d a se despi dió S olis l a siguió con los oj os Y .


,

vió que ella al llegar a l a esquina volvía la cabeza disi


, ,
,

m u l a d a m ente .

Entraron en l a casa G a lian i tomó del brazo a Solis v .

le d ij o con m e lo s i da d :
—L o f elicito B uen bocado
; ¿ eh ?
.

—N o compren do dij o S olis hac i endos e el des e n


,

tend i do .

— Pero R a s e l da amig o , . .

S olís declaró que no se habia ñ j a do A demás era u na .


,

mu ch cha decente y no había derecho para mirarla baj o


º

ese punto de vi sta .

— No digo que no contestó G a l ian i e s cé pt icam e n t e ,

Y agreg ó poniéndole un brazo sobre el hombro y ha


,

b lá n d o l e al o í d o en tono co n ñ de n ci a l
i

—Y o qué quiere amigo estoy por l a s f r a n c e s a s No


, , ¡ ,

.

hay vuelta que darle !


Y sonreía como saboreando algú n r e cuer do p i cante
, .

R a s e l da do rmía con un sueño intermitente y ligero ,

cuando sintió que abrían l a puerta interior de su cuarto


y que una voz l a l la m ab a con timidez :
¡ Ra s e l d a l Son más de l a s ocho

'

Ra s e da se levantaba todas l a s mañanas antes de a s


l l

siete ; y mientras la abuela estaba en m i sa ella ayudaba ,

en los quehaceres cu ot id ian os a l a única sirvienta de la


LA M AE ST RA N ORM AL 73

ca s a P ero aquella mañana R as el da aman e ció s in á nimo


.
¿

de levanta rse a la hora de costumbre ¡ S e ha b ía dormido .

t an tarde !
D o s días antes había conocido a Solís ; pasó desvelada
la noche pensando en él No hab ía vuelto a verle Pero . .

su imagen permanecía en su recuerdo y a v e ces c omo , ,

en esa noche le había si do imposible alej arla


,
.

Sint ió de nuevo que la puerta se abría y que la m isma


vo z la ll amaba a m o n e s tá n d ol a cariñosamente
,

Pero mi hij ita ! ¿ N o te v a s a vestir ?


,

Era la abuela R a s e l d a l a vió entrar en el cuarto ab ri r


.
,

l os postigos de p a r en par salir silenciosamen t e , ]


.

M isia Rosa P o m a r á n la abuela de Ra s e l da pertenecia , ,

a una familia col onial Era de los Po m a r á n .

de Catamarca ,don Castulo que fue gob e rn a


d o r i n t e r in o de l a provincia en l a época de la tiranía y
º

murió muchos años después asesinado por unos collas , ,

en cierta rancheria del Valle de A ndalgal a Los Pom a .

r an eran a n t i qu ís i m o s en Catamarca y descendían en línea

recta del capitán don ro P om ará n del cual se con ,

taba que fué muy p endenc i er o M is ia


Rosa M ama Rosa como todos la llamaban se casó a l o s ,

veint i ocho años con R u de ci n do Gómez un salteño atra ,

b il ia r io sombrío y mi s teri o so
, Gómez empleado en el .
,

correo de Salta se hizo trasla dar a L a Rioj a donde vivió


, ,

toda su vida completamente retraído N o hablaba c on . .

nadie sólo salía de su casa para i r a la oficina y s e p a


,

saba la noche sacando solitarios Co n l o s años se volvió


'

más l ú gubre y fatídico Le entraron manías Todas las . .

noches después de comer atestaba de fi rmas muchas ho


, ,

j as d e telegramas realizando su ocupación escrupulosa


,

mente con la gravedad de un ministro durante dos ho


, ,

ras e xactas ¡ Era para n o olvidarse de fi rmar ! En la


.
'

ca sa nadie l e tenía en cuenta ; mucha s veces cuand o l e ,

da ba po r ence rr arse y comer en su cu arto pasaban sin ,

verl e hasta semanas enteras Tenía cincuenta y ocho año s .

cuando una tarde en carnaval mientras su muj er y su , ,

nieta bromeaban co n unas máscaras en el patio se pegó ,

un balazo en la sien derec ha Rosa P o ma rá n h abia teni .


74 M AN U E L G Á LVE Z
do dos h 1] O S : Z enaida y Ju an A ntonio Zenaida nació e n “

el primer a ñ o de matr i monio y Juan A nt onio en el s i


guiente Juan A ntonio era un perd i do V iv ía amanceba
. .

d o en un rancho de los arrabales con u n a muchacha


, ,

tuerta y sucia qu e fué sirvienta en su casa T e n í a u n .

empleo en l a policía S e emborrachaba a menudo y eu . , ,

t o n c e s i n f a l i b l e m e n t e apaleaba a su querid a Por la no


, ,
.

che hacía reunión de amigos en su casa Juan A ntoni o


,
.
,

que había estado un tiemp o en S anta Fe cantaba en l a ,

gu i tarra con voz sentimental y borrosa tristes y milongas


, ,

d e l litoral Después contaban cuentos indecentes ri en d o


.
,

se a carcaj adas m i entras l a tuerta les cebaba mates E n


, .


cuanto a Zenaida también había sal ido m a l , Cu a ndo “
.

Z ena i da fué gr a n d e ci t a su madre pensó que esa much a ,



cha le daría trabaj o

Zenai da tenía un carácter inde .
,

pend i ente y turbulento y d e s de pequeña demo s tró su , , .


,

inclinación a los hombres ligando con los muchach os “

y hablan do con ellos a l a noche por las r ej as de l a ven , ,

tana No había cumpli do diez y seis años cuando hu y ó


.

de la casa con el sacristán de l a M atriz un ind ividu o ,

es cuáli do de ai re sacerdotal y en fermizo que daba se


, ,

renatas y escribía acrósticos a l a s ch i cu e l a s .

l a desaparició n de su hij a fué un lpe


cinco año s ,

su cabeza se pob l ó de cabellos gri s es Gómez , en camb io .


,

no se dió por aludi do y continuó sacan do solitarios como


si nada hubiese pasado Durante dos años n o se tuvo .

noticias de Zenai da U n a mañana R o sa recibió carta d e .

su hij a E r a un pliego lleno de borrones y faltas de o r


.

to gr a fía donde Zenaida con f rases incoh erentes y des


, ,

g a r r a d o r as imploraba perdón
, y se lam e ntaba de sus m i
serias Decía enc ontrarse muy enferma a la muerte en
.
, ,

un hospital de Córdoba S u amante la había aban donad o .

h a cía unos meses ; ella había dado a l u z u n a muj ercita y se


moría de fi ebre puerperal Term inab a rogan d o que f ue .

sen a buscar la criatura que era u n a preciosi dad i dé n , ,



tica a la abuelita Ella se quedaría en Córdoba vi
.
,

viendo como pudiese y n o iría j amás a La Rioj a para ,

n o avergonzar a su familia Rosa lloró a mares y al dia .


,
76 MA… L GÁ LVE Z
l o d ecia ap r e t á n d ol e las pie rn as por sobre l a s cob i j a s y
riendo d es t é mpla da m e n te con su boca de orej a a orej a

¿ Por q u é n o viniste antes a verme ? Hace como un
mes que estamos en L a Rioj a
exclamó desolada l a m
.

— Y qué quiere niña ! u j er


¡ , .

—Estuve muy en ferma


¡ Viera qué m al me hallé ! F IJ C SC .

que
S e sentó al borde l a ca ma y cruzando l a s dos mano s
. .

sobre el vientre dij o con voz acongoj ada


.
,

—Fíj ese que p rimero me vino un dolor . .

Y empezó a contar s us males con toda minuciosida d .

— B ueno Chacha me tengo que levantar in te r r u m


'

x
, ,

p i o R a s e l d a e m p j
u ,á n dp l a blandam ente para que dej ara
libre l a cama .

Cuando l a muj er sal i o Ra s e l d a con d i s pli ce n cia em , , ,

p e z ó a vestirse .

M ientras tanto se ac o rdaba de Chacha en aquell os ,

años de la escuela ya t an lej anos ¡ Qué e nvej ecida esta , .

b a ahora la pobre ! ¡ Y qué horriblemente f e a casi sin ,

dientes con ese color tan tostado y esas manchas oscur a s


,

en la cara ! Plácida a quien ella cuando chiquita la ll a ,

mab a Chacha l a había alzado y cuidado desde qu e l a


,

traj o de Córdoba su tío Juan A ntonio E r a muy buena .

esta Plácida aunque c a cha ci e n t a y ha r a gan a R a s e lda


, .

se acordaba de un modo v a go de cierta vez que Pláci da


sal ió de la casa y n o v olv ió sino dos mes es más tarde ¡
.

Cuando ella le preguntó a M ama Rosa dó nde estaba


Chacha la abuela le contestó de mala gana :
,

—Y a vendrá qué se te importa .


,

Un d ía Plácida volvió A l ver a M ama Rosa s e puso .

a llorar a con goj a da m e n t e pidiéndol e perdón En la e s


'

.
,

cuela una muchachita de quinto grado que vivía por l os


,

ranchos le aseguró que Pláci da había tenido un hij o R a


, .

selda nunca supo nada De todos mod o s en la casa la .


,

querían mucho y si había faltado su culpa le fué muy


, , ,

fácilmente perdonada Pláci da hacía empanadas r iqu ís i .

mas tortas con azúcar De esto estuvo viviendo des .

pués que M ama Rosa s e f ué a Nonogasta Todos los .

a ñ ºs le mandaba a R a s elda el di a de su cu mpleañ os una , ,


LA M AE ST RA N OR M AL 77

fu en te de empanadas o de cabello de án gel A hora ¿ qué .

haria ? En Nonogasta le contaron a ella qu e Plácida tra


baj aba como lavandera del hotel y que haci a de in ter ,

mediaria en ciertos comercios misteriosos .

R a s e l d a acabó de vestirse y salió al patio En el co .

r r e do r sentadas en sillas de hamaca M ama Rosa y P lá


, ,

cida conversaban P lác ida c o nclu ía de ref e r ir su enfer


.

medad .

— Y al ú ltimo qué fué P lácida ? preguntó M ama


¿ , ,

Rosa .

—Y
¡.vaya a saber ! El d o t a r d l ] 0 que era del hí
gado pero Justina la curandera dice que es d el vien
, , ,

tre .

Después hablaron de l o s parientes y c onocidos Plá ci .

da contó las pobrezas que pasaba l a familia de Prado


desde que vino el gobierno que habia ahora y que dej ó
sin empleo al señor don Fabio Prado Las Gancedo siem .

pre lenguas largas y envidiosas A doña Encarnació n .

T i sc o r ni a la ha b ía n operado en B uenos A ires El vicario .

era ahora el padre M a rtos A quel mocito de B uenos A i .

res ¿ no se acordaban
? u n o ñ aco y tri stón que era ,

quién sabe qué de la luz e l é tr íca agarró el chucho y se ,

murió El j e f e de la banda
. .

— Y l o s C alcena
¿ Plácida ? in t e r r u m p 10 M ama Ro
,

sa .
¿ Es verdad que f ueron tan desgraciados ?
Plácida nada ignoraba de cuanto ocu rría en el pueblo .

L o s C alcena ef ectivamente fueron muy desgraciados


, ,
.

¡ Pobre doña M a r ía de C alcena l o que h a b ía sufrido c on ,

sus hij as ! A la menor A melia ¡ pobre niña A melia !


,

l e había sucedido u n a desgracia La mayor murió de un .

mal parto L a segun da se casó co n un teniente que le


.
,

pegaba ¡ Qué hombre p o r Dios era el mil i tar ! S e est a


.
, ,

ba e n la confi tería hasta la madrugada volvía a su casa ,

borrac ho y le daba una paliza a la señora U n a noche le .


vino un ataque —y se quedó en fermo A rrastraba la s



.

pie rnas para caminar hablaba como si estuviese ronca , .

Daba miedo L o s oj os parecían de loco Después se mu


. .

rió de otro ataque .

Ra s el d a ha b i a queda d o pensa t iva A qu e ll a d e s gra ci a .


78 MAN U EL GÁLVE Z
¡
de A meli a l a ap e nab a pro fundamente Hubier a queri do .
'

que Plácida explicara p ero l a muj er se ha b ía e mp e ñ a do ,

en contar l a vida del teniente Ya en Nonogasta le h a .

b l a r on de A melia pero de un m odo vago L a s mucha , .

chas sin duda n o sabían bien l o ocurrido o p o r v e r gií e n ,

za , no se atrev ier o n a contárselo a ella ¿ Cuál e r a l a .

desgracia de su amiga Pensó que t a l vez tuvo un novio


?
,

y que le entregó antes de casarse todo su amor Tal , ,


. …

vez . S e acordó de su madre ¡ Quién sabe si huyó con .

algún hombre u ié n sabe si no tenía un hij o ! Deseaba


,

preguntarle a l acida pero no se atrevía y menos en , ,

presencia ¿ l e M ama Rosa Tenía miedo de saber A me ”


.

.

l i a fué en los primeros años de l a escuela su compañer a


, , ,

su más íntima amiga su novio como decían cuando ,

,

d o s eran inseparables Después se pelearon y des d e en .


, ,

tonces no se hablaron más Pe ro ella se acordaba siempr e


, .

de A melia ; l a quería de veras sentía nostalgia de su ,

amistad ¡ A h verdaderamente n o s e animaba a p r e gu n


.
,

tar !
Plácida mientras tanto continuaba hablan do Refería
, , .

sucesos de toda índole de escaso interés para R a s e l da ,


.

A l fi n se despid i ó R a s e l d a l a acompañó hasta l a puerta . .

—Ese cuento de A melia no ha de ser verdad dij o


R a s e l d a de pronto mira n do hacia el pati o por si venía ,

M ama Rosa .

— Vaya ¿ p o r qué ? exclamó Pláci da con asombro


,
.

—N o sé Chacha
; se me pone que son calumnias
, .

¿ Calumnias ? ¡ Pero si todo el mundo l o sabía ! R a ¿

selda ruborizada contestaba que no podía ser A demás


, , .
,

ella i gnoraba cuál fuese l a desgracia de A melia N o p o .

día adivinar Plácida n o habló claro no dió detalles


.
, .

Pl ácida entonces le co ntó todo


, , .

A melia hacía dos inv i ernos habí a i d o a Córdoba c on


, ,

su ma dre para hacerse opera r de l a garganta según e x .


,

l i n el padre y los hermanos En realidad era con el


p c a
ro .

obj eto de que l a muchacha diese a luz sin que en L a Rio


j a nadie se enterase Pero les resultó m a l el cuento p o r .
,

que las chinas de l a casa propalaron l a noticia del emba


r a z o d e A melia Cuando volvió de Córdoba se corta ba
*

.
,
LA M AE ST RA N OR MAL 79

de puro Haca En cuanto a l padre s e i gn oraba qu i en


. ,

fuese Unos aseguraba n que el d o ta r Ruiz M orales ;


.


otros que B eltrame el hij o del comisario el t il in go ese , ,

.


E n fin ¡ vaya u n a a saber !
,
terminó Plácida como
si tal cosa .

— Y las ami as la ven a A melia ? preguntó R a s el


g ¿ ,

da tristemente .

Las amigas ¡ qué l a iban a ver ! L e disparaban Nin


,
'

g u na se atrevía a visitarla ni por carida d s i quiera Las ,


.

más malas le sacaban el cuero ¡ La s Gancedo contaban .

una cosas de A mel ia ! ¡ A ve M aría Purísima !


Son unas víboras ! dij o Ra s e lda c o n odio .

A d 10 5 Chacha
, .

Desde aquella tarde en que conoc i o a Solís R a s e l da , ,

no había sal i do de su casa Tenía mucho que estudia r ; .

el quince de M arzo es decir diez di as después comen , , ,

zaban las clases en l a escuela Y ella ¡ qué mal prepara .


,

d a estaba ! Pero e r a natural que a s í fuese Desde que .

recibió su títul o hacía o cho años n o había leído sino a l


, ,

gunas novelas Por esto comprendiendo su situación di


.
,

f íc il y temiendo al f racaso tomó l o s libros con a hín c o


, ,
.

A hora se levantaba t e m p r a n ís im 0 casi de madrugada , ,

para estudiar Pero en ocasiones aunque se despertaba


.
,

a aquella hora se quedaba en la cama N o p o d ía levan


, .

tarse le faltaba decisión A veces retiraba el emboz o


, .

hasta la mitad del lecho pero en segui da volvía a cubrir ,

se Una dulce modorra la invadía ¡ S e estaba tan agra


. .

d ab l e m e n t e du r a n t e l a s f rescas horas de la mañanita en


, …
,

la cama tibia y blanda ! En segu i da de levantarse tomab a


'

l o s libros y no l o s soltaba hasta l a noche A la tarde n i .

siquiera se vestía ; era el modo de evitar las t e n ta ci o


nes de sali r de ir a casa de Rosario sobre todo A esa s
, , .

horas se quedaba en el pati o de b a t ón sentada en una , ,

s ill a de hamaca co n l o s libros en las manos A lgunas


, .

tardes venían visitas Entonces se arreglaba y despu é s .


,

de estar co n ellas unos instantes salía al balcón Le a hu , .

r rían las visitas Eran casi s iempre señoras anciana :


.
s

pari en tas amigas de M ama Ros a N o hablaba n sin o de


, .
en fermeda d es mil a gros y terremotos Cuan do s e iban
, .
,
Ra s e l da sentía un verdadero a livio .

Si n embargo ella no estudiaba su fi cientemente B ien


, .

l o sabía C o n harta frecuencia que hacía imposible toda


.
,

C omp rensión perfecta de aquello que estudiaba se s o r ,

prendía con el libro abierto sobre la falda el pensa ,

miento vagabundo la mirada l ej ana M uchas veces des


, .
,

pues de e studia r co n eficacia una o dos horas se d aba



,

p or descanso p o r premi o un buen momento de e n s u eñ º


, , .

Ce rraba el libro y t o maba en la silla de hamaca una p o s


tura cómoda algo de lado con u n a pierna doblada sobre
, ,

el asiento y l a otra encima Y a s í bien recostada a co .


, .

da da en el brazo de la s illa h a m acá n d o s e apena s dej aba , _


,

volar su imaginación Soñar era su vici o . .

Pensaba casi siempre en el amor ¿ Qué sería el amor ? .

Recordando l a s nov elas que había leíd o deducía que el ,

amor era una cosa poética y novelesca cuya posesión da b a ,

la absoluta felici da d ¡ A h ella sentía sab ía lo que era el


.
, ,

amor ! En ocasiones se preguntaba si sería capaz de ena


m o r a r s e ; su respuesta fué siempre a fi rmativa Era capaz .

de enam orarse locamente Pero l a importuna realidad e .


s

empeñaba en mostrarle obstáculos De quién me v oy .

a enamorar se interrogaba pensan do en el ambiente en ,

que v ivía Ella había soñado co n veni r a L a Rioj a Con


. .

s e rv a b a de la ciudad el recuerdo de su niñez cuando ,

abundaban l o s muchachos festej adores Todo había c re .

cido en s u imaginación Creía encontra r l o s j óven es a


.

m ontones espíritus i deales seres superi ores Y sucedía


.
, ,

que en la ciudad apenas había hombres j óvenes que pu


di e ran casarse N o pasaban de tres o cuatro Todos se
. .

iban a B uenos A ires y n o volvían j amás Los que queda .

ban e n el pueblo vivían f estej ando a todas l a s muchachas


una por una L o s conocían de memoria ¿ Cóm o a p a s io
. .

narse de ellos ? P o r esto R a s e l d a soñaba en algún fo ras


tero Ella quería que fuese rubio que tuviese oj os az u

.
,

les manos cuidadas bigotes finos ¡ A doraba l os bigot e s


.
, ,

finos y rubios ! S ería un hombre inteligente un hombr e ,

rico que la llevase a B uenos A ires Pero no era s u (mic o


'

ideal Solía tener otros muy di fer e ntes Cuando pens a


. .
LA M A E ST R A N O RM AL 81

ha que ellos pudieran no llegar se a flig ia ¡ Tendría q u e , .

ca sarse con el primero que qu i siera ll e vá rs e l a !


Desde la primera vez que estuvo Plácida en su cas a ,

pensaba frecuentemente en A melia Habían si do íntimas . .

La veía en clase en los recreos en l a plaza siempre sen


, , ,

t im e n t a l y hablando de novios La imaginaba llorando


'

su falta arrepentida como cuando imploraba perdón a


, ,

l a v ic e d i r e c t o r a una j a m on a horrible y t i e r n ís i m a por


, ,

haberle puest o un sobrenombre Pero por lo que más l e .

preocupaba la desgrac i a de A mel ia n o e r a por el hecho ,

en s i mismo sino p o r su cierta semej anza con la historia


,

de su madre ¿ Por qué caian de ese modo l a s muj eres ?


.

¿ S erían malas ? Pero A melia no era ma l a ; tampoco l o


había sido su madre seguramente Y ella entonces se , .
, ,

ponia a desci frar ta n raro en i gma .

Nada despertaba tanto sus e n s oñ a c ion e s como el ba l


c ón . A costumbraba a sentarse de t r á s de él en la sala , .

Era casi siempre a la caída de la tarde cuando empieza ,

a ser noche Como ningún transeunte pasaba a esa hora


.
,

y el que pasaba n o veia s i no un bulto envuelto en la som


bra nadie interrumpía sus largas me ditac i ones Compla
, .

c í a s e en recordar los hechos menudos de su niñe z p a ,

saba las horas muertas pensando en su po rvenir A esas


_

horas todo favorecía la p lenitud del ensueño : l a melan


c o lí a del atardecer la soledad de la c alle
,
la indulgenc ia ,

suave del ambiente el mi sterio invasor de las ruinas


,
.

Entonces ella prolongaba sobre la noche el com p l ica dº


hilar de sus ca v ila c io n e s Re m em o r ab a i n agot a b le m e n t e
.
,

aquel caserío de Nonogasta donde viv ro los más tristes


años de su j uventud ; h il v a n ab a s u s ilusiones dispersas ;
revivía las inquietudes de su corazón .

R a s e l d a M aría Gómez nació en una noche de verano ,

en el h 0 5 pital de Córdoba donde su madre Zenai da G ó , ,

mez Po ma r á n murió una semana después de fi ebre puer


, ,

peral N o conoció a su padre ni logró saber quién fuese


. .

Su infancia entre el abuelo neurótico y la abuela des


,

tr u id a p o r l o s rencores de un destino implacable fué se ,

ria y tri ste . Las personas que la rodeaban n o se ocupa


ron de ell a par a nada M á ma Rosa aun baj o el d olor
.
,
82 M A N UEL GÁL VE Z
inmenso que le cau sa ron l a s desgrac i as de Z enaida vi vía ,

como aletargada y vencida en un perpetuo desfallecí


miento de l a vol untad de vivi r A n daba por la casa c o mo .

u n a sombra y más de u n a v e z l a nieta y las sirvientas


,

l a vieron sollozar en los rincones De tarde en tarde le .

acometían accesos de ternur a ; enton c es entre lágrimas ,

ab oga d a s besaba a su n i eta con efusión Juan A ntonio


, .
,

que ya comenzara su vida licenciosa se había ido por ,

este tiempo a Santa Fe En cuanto a Gómez el abuelo .


, ,

era para R a s e l d a un ser sobrenatural y terrible Jamá s .

le había hecho un cariño ni l a había hablado Ella cu an .


,

do aprendía a caminar solía a c e r cá r s e l e tambaleando ,


'

mientras él sacaba solitarios Gómez la apartaba con un .

g esto brusco y huraño y Pláci da casi con


,
miedo l a re , ,

ti raba Fué preciso inculcar a l a c r ia t u r a sentimientos de


.

terror hacia su abuelo para evitar que se le aproximase .

Plácida llegó a d e cirle que e r a el cuco y cuando que ría ,



a s ustarla gritaba desaforadamente : te agar ra el viej o “
.

A lgún t iempo de s pués amortiguados sus pesares por el


,

roce de los años Rosa P o m a r á n concretó en su nieta


,

t o do el a f ecto que habían creado en su alma la soledad y


el dolor hon do a fecto que no podía ni quería s entir por

su marido ni p o r su hij o E lla enseñaba a R a s e l da la .

doctrina y todas l a s noches para hac e rla dormir le can


, , ,

taba viej as tona das populares c on v o z monótona y s oñ o _

lienta Cuan do R a s e l d a tuvo ocho años f ué mandada a


.
,

la escuela normal siguió allí los seis grados y los cu atro


cursos del magisterio hasta alcanzar su título de mae s
,

tra N o fué j amás alumna sobresaliente ; si bien su int e


.

lige nc i a parecía despierta y clara su v olunta d para el e s ,

tudio e ra mediocre .

Desde que R a s e l da entró en l a escuela f ué s 1 empre una


señorita No j ugaba en los recreos en lugar de saltar la


.

cuerda con sus compañeras de clase p a s e ab a s e por el p a ,



tio con l a s grandes oyén dolas ha blar de novios De

.

ca rácter suave y tímido nunca s e negaba a un empeño ,

de l a s demás aunque ello fuera contrario a sus conve


'

n i e n ci a s y deseos Cierta v e z u na com p añ e r a de cl a s e


.
,

que había escrit o u n a i n solenc i a con t ra l a maestra en el


84 M A N UEL G AL V E Z
,

tarde en que B en ita y s u s am igas se burlaron de ella "


,

R a s e l d a se puso a observar a meditar Pensó que tal vez ,


.

n o tenía padres conocidos ; sería hij a de gente pobre ,



alguna criatura dada t al vez reco gi da en un portón, ,

media noche muriéndose de f río P ero de todos m e


,
.

dos ¿ cómo se llamó el marido de Zenai da Gómez l a que


, ,

pasaba por su madre ? ¿ Por qué n o hablaban de él ? ¡ A h ! …

Probablemente era un perdi do un borr a cho c ómo su tío ,

Juan A ntonio .

R a s e l d a suf r i o mucho dur ante este tiempo ; pero nadie ,

n i sus únicas amigas que eran entonces Ro s ario Paredes


,

y A melia C alcena conocieron sus preocupaciones que


, ,

ella no se animaba a r e v e l a rl e s A melia y ella an daban .

siempre j untas del br a zo y cuan do estaban solas se co


, ,

mían a besos asegurándose que se adoraban y que nunca


,

habrían de separarse En l a escuela decían que A melia


.

e r a su novio . S e visitaban los domingos Cuando R a s e l .

da ib a a l a casa de A melia se encontr a ba con algunas ,

otras niñ a s y los hermanos de A melia y entre todos j u ,

gaban a l a s escondidas U n a tarde casi a l anochecer .


, ,

R a s e l d a se escondió en el cuarto de l a s si rv ienta s deb a j o ,

de u n a cama con uno de los hermanos de A melia que


,
»

fué el de l a idea Silvano mayor que R a s e l d a cuatro


.
,

años se a r r i n co n ó a l la d o de ella j unto a l a p a re d ; des


, _

pués de un rato se l e f u e acercan do poco a p oco y al fi n


"

acabó por besarla y tocarle l a cara y l a s piernas R a s el da .

no había podi do r e s i s t i rl e A l principio qu i so oponerse . .

pero se sintió sin ánim o .

Cuan do entró en prime r a ñ o e ra ya u n a mu j e r S u .

cuerpo estaba definitivamente f or ma do y s u rostro an es , ,


t

insigni ficante y desabrido había cobrado cierta gracia ,

suave y un tanto melancólica Todas l a s compañeras de .

l a clase tenían sus novios : alumnos del colegio nacional


que se instalaban en l a s esquinas próximas a la escuela
para verlas pasar R a s e l da notó que uno la miraba ; con
.

s u l t ó con l a s amigas s o bre si le haría caso o n o y des , ,

p ués de medita r largamente durante algunas clas e s y r e


c r e o s resolvió corresponderle
, S upo qu e su novio se lla .

maba Palma rin Puent e Era un muchacho fi aco y e ne o


.
LA M A E ST RA N OR M AL 85

gi do ,
con la cara llena de granos Tenía amistad ínti ma .

con u n o de los hermanos de A melia yy de ambos se v a ,



lían Ra s e l da y su novio para enten de r s e Ra s e l d a le es .

c r ib ía a su amiga y p o r medio de l herman o l a s c a r t it a s


,

llegaban hasta Palmarin P o r este sistema se cruzaron .

primero sus tarj etas y luego se enviaron fl ores y p a p e .


litos amorosos donde Se decían único bien
,
tesorito “
,

” ”
adorado y corazón m ío todo con muchas faltas de

,

ortografía A veces utiliz aban a Pláci da A l padre de


. .

Palmarin d e s a gr a dáb an l e estas relacione s de su hij o por


que temía que se eternizaran A menazó al muchacho con .

enviarle a estudiar a Catamarca donde tenía parientes s i , .


persi stía en andar con la hij a del sacristán Pa lm a r ín
tuvo que ceder y no fué más a la esquina Entonces R a .

selda indignada por la frialdad de su novio decidió


, ,

quebrar ”
Y así lo hiz o después de consultar a l a s
.
,

am i gas .

A causa de Pa lmarin fué su disgusto con A melia A l .

gunas compañeras de clase l a s i ntrigaron contándole a


R a s e l d a que A melia se había reído de Palmarin Ra s e l da .

le reprochó esto a su amiga A melia sabía que to do .

e ra cuestión de intr i gas pero orgullosa y huraña espe


, , ,

raba para reconciliarse que R a s e l da fuese hacia ella R a .

selda que temía un desai re y que cada vez estaba más


,

timida desde el descubrimi ento de su historia no tuvo ,

valor para buscar de nuevo l a amistad de A melia U na .

tarde que A melia salía de la escuela con dos am igas ,

Ra s e l d a que i b a sola detrás oyó a una de ellas deci r


, ,

— Has hecho bien en romper con esa Su madre fué .

una loca .

R a s e l d a sintió que l a sa n gre se le subía a la cabe z a y


temió que le diese algo T ra t é de dominarse apresuró el
.
,

paso dej ando atrás a A melia ; y cuando llegó a su cas a


,

se arroj ó de bruces sobre l a cama llorando Despues , .

llamó a Plácida y le pidió por amor de Dios p o r l o que , ,

más quis i era en este mundo que le contara toda l a hist o ,

ria de su madre l a de ella Necesitaba saberla n o podía


, .
,

vivir ya más tiempo en su incertidumbre Plácida r e s i s


t ía pero luego tuvo u e acceder Rogó antes a R l d
, q a s e a .
86 M A N U EL G AL VE Z
'

j amás con nadie hablase u n a palabra del a sunto


'

qu e , ,
.

R a s e l d a a s í lo p rom etió y entonces Plácida r e f i ri ól e lo


ese ncial ocultan do detalles y cambiando al gunas cosas
,

que pudieran impresionar m al a su niña ¡ A ! f in y al c ab o .

se trataba de l a madre ! R a s e l da quedó anonadada pero , ,

preparada para todo se resignó y a l a s pocas seman a s


, ,

y a n o le preocupó el asunto S olamente le i n c o m o d a b a .

qu e l a s niñas supiesen esa historia y que l a comentase n .

E ntonces e x p l i có s e muchas cosas Por eso l as compa .

ñ e r a s de la e scuela no querían ser sus am igas L a historia .

de l a madre caía sobre ella como una gran v ergii e n za .

Pe ro ella le perdonó e l mal que le h abía hecho .

Poco tiempo después tuvo lu ga r el terremoto que des


t r u yó l a ciudad L a casa de R a s e l d a fué u n a de l a s po
.

c as que no se derrumbaron R a s e l d a se acordaba que fué


.

ese d ía cuando por única vez oyó l a voz del abuelo E s .

taban M á m a Rosa ella y Plácida conversando en el co


,

r r e do r
, c uando en esto se l es acercó Gómez que un rato ,

antes paseaba por l a huerta observando cóm o las gallinas


se amontonaban y cacareaban L as muj eres s e asustaron . .

Era l a primera vez que t a l cosa sucedía Gómez parecía .

un loco tenía los o j os vagos el pelo revuelto y con v o z


, , ,

cavernosa lúgubremente d ej ó caer u n a a una estas pala


, ,

bras : v a a temblar

.

Fué el a ñ o siguiente cuando Gómez se suicidó M á m a .

Ro s a quedaba s i n recu rsos pero su hermano A ntonio des , ,

de N onogasta donde vivía le rogó que se viniera a vivir


, ,

co n él . R a s e l d a no interrumpió los estu dios y permaneció


en l a casa de Rosario los dos años que le faltaban par a
terminar Doña Cri spula no quiso recibir din e ro por l a
.

pensión de R a s e l d a que fué e n esos d o s años para ella


,

como u n a segunda hij a R a s el da d urante todo este t i e m p o


.

su frió u n a crisis sent imental Leía novelas v o r a zm e n t e y .

se pasaba l a s horas soñ a ndo N o estud iaba y terminó lo . s

cursos con suma di ficul tad A p e nas recibió su título l .


,
'

llevaron a Nonogasta .

A llí vivió ocho años A nt onio Po ma r á n tenía u n a h i j a


.

solter a S e llamaba Eduvigis y e r a c u a r en t o n a beat a y


. ,

e s crupulosa R a s el d a no h iz o amistad co n el l a Estaba


. .
,
LA M A E STRA N OR M AL 87

pues enteram ente sola y se aburría Desde A bril hasta


, .

Diciembre todos los años ¡ qué existencia desesperada !


, ,

N o s a b ía qué hacer P a s á b a s e largas horas tocando l a gui


.

tarra y cantando A veces s u mía s e en absu rdas imag i na


.

ciones Era reina y se prendaba locamente de un paj e j o


.

v e n c it o que tenía los cab e llos rubios y los oj os ce l estes .

C a s á b a s e con un general j oven y buen mozo que moría , ,

en el campo de la gu erra llamánd ola agonizante : ¡ m i e s


posa mi universo ! Entraba de monj a y se veía con su t o
,

ca bl a n qu í s im a andar por l o s claustros silenciosamente ,

cantar en el coro al son de un órgano solemne y mor i r en


su lecho como u n a santa Santa R as el da de L a Rioj a ,
— .

La mayor parte de las veces eran casamientos e s p lé n d i


dos : con un ma rqués españ ol o un millonario de Bueno s ,

A ires que l a llevaba a pasear por todo el mundo ¡ Soñaba .

co n los viaj es ! Deseaba conocer los países de l a s novelas ,

a bandonarse sobre los coj ines de u n a góndola ven ecian a ,

romantizar junto a los lagos de Escocia i r a Sevil l a v e r , ,

al Papa ¡ A h si ella pud i era ! Y mientra s tanto se con


.
,

tentaba co n pasar unos meses en Buenos A ires con vivi r ,

en La Rioj a La capital de la prov i nc i a representaba pa ra


.

ella el ún i co ensueño realizable A llí pensaba encontrar al .

hombre señalado por Dios para ser su esposo su poétic o ,

esposo a l que ama ría locamente al que amaba ya S e


, , .

creí a de signada por Dios para u n a irreductible vocación


de amar Sólo que su aislamiento en Nonogasta retardó
.

flo recer de su destino A l lí en e fecto no ha b ía


'

e Se

-
.
, ,

ningún j oven nad i e que pudiera amarla co n quien le fue


, ,

ra dado realizar el design io providencial : su matrimoni º

de ensueño de pasiones novelescas d e perenne felicid a d


, , .

Y p o r natu ral asociación de ideas en su s vis i ones de La ,

Rioj a sólo había una calle ella en un balcón y una inter ,

minable proces ión de j óvenes qu e pasaban p o r verla .

En los veranos todo cambiaba Venían al pueblo bastan .

tes fami l ias muchachas j óvenes alegres S e daban t e rt u


, , .

lias paseos ca b a fga t a s Ella cayó en gracia y como ade


, ,
.
, ,

más tocaba la gu itarra y cantaba su presencia se hacía in


, ,

di spensable en las reunion es ¡ Iban ol v i d ando su historia ! .

Pero al llega r A br il n o quedaba ya nad i e en N onogast a y ,


'

88 M A N U EL G AL VEZ

otra vez comenzaba l a vida terrible desolada impla cabl e , , ,

durante ocho largos meses .

To do concluyo por fin u n a tarde en que R a s e l da supo


que tenía un puesto en la escuela normal A unque er a a .

principios de Febrero se vinieron a L a Rioj a inmediata ,

mente L a ciudad estaba casi desierta L a s fami l ias en su


. .
,

mayoría ha bían salido a veranear La c i udad era triste y


, .

pobre Pero R a s e l da s e n t ía un encanto inexpl icab l e u n a


.
,

dulzura penetrante hasta a lgo de poesía e n ver aquell a s , ,

cosas que le evocaban su in fancia Una tarde mientra s .


,

paseaba con R osario vió desde lej os en el fondo de u n , , ,

p l aza un edi ficio baj o con j ardines al frente


, .

Rosario la escuela ! exc lamó en medio de la calle


, ,

ap retando nerviosamente el brazo de su amiga


'

De qué manera había idealizado en Nonogasta a su n u e


va vida ! La re a l i dád era bien in ferior a sus i mag i naciones ,

y al compro bar el e rror de su s ensueños sent í a un poco ,

v e r gii e n z a ¡ A h ! e lla pen só hal l ar otra cosa en la c iudad


.

una existencia a l egre y p l acentera un porvenir de felicidad , .

¿ C ómo creer ahora en que se cumpliría su vocación d e


amar A sí lentamente invol untariamente iba entran do la
?
, , ,

desilusión en su alma i nde fensa : como entra la humedad


devastadora en l a s paredes sin sol .

L leg a da apenas a La Rioj a R a s e l d a observó que un m o ,

zo la festej aba Fué una gran satis facción para ella Ro


. .

s ario le dij o qu e era un porteño cuyo padre comprara ,

muchas leguas en el departamento de Lo s Llanos El mo .

zo h a bí a festej ado a mucha s n iñas y se iba pronto a Bue …

nos A i res R a s e l d a su frió un desengaño Todas l a s


. .

tardes é l pasaba en carr uaj e y p a r e cía quere r comerla con


los oj os R a s e ld a se sintió humi llada de que no l a feste
.

j ase en serio .

Fué en l o s primeros dí as de M arzo cuando co n Oc 1o a


S ol ís ¡ A h qué simpático era ! Ella le había visto en ! a
.
,

plaza en la ca l le v a rias veces Des de un p r in c ip io s u


, , .

pu so que no era de al lí Tení a en los oj os en su andar en .


.
, ,

todo un algo extraño a los hombres que ella conocía y


,

qu e e r a sin duda el lógico resu l tado d e la vid a en u n


, ,

ambie nte su perior .


L A M A E ST RA N OR M AL 89

NO c e s aba de pe n sar en él ¿ Le quería qui zá s ? I ma gin a .

ba que el alma de aquel hombre e r a parecida a la suya .

Tal vez era u n soñador como ella T enia sobre todo en .


,

l o s oj os una expresión de tristeza que ella n o había O b s e r


,

vado e n otros hombres Decían que estaba en fermo qu e .


,

era tísico Sería p o r e so tal vez Ella le compadecía co n


.
, .

toda el alma V e ía le gravísimo cada vez más en fermo en


.
, ,

la cama co n mucha fiebre E l la estaba a su lado cuid an


, .
,
'

dole Una noche después de agradecer a todos las bonda


.
,

des que tuvieron co n él se moría dulcemente Y pensan , .


o

d o estas cosas , Ra s e l da e n t r i s t e ci a s e como si fuesen cier


tas S in conocerle casi le miraba como a un a mi go le
.
, ,

quería un poco .

Cuand o discutía co n Rosario sobre Solís R as e l da alaba ,

b a el corte —de cara los oj os el mo do de mirar A unque


,

,

.

no le consideraba b u e n m o i o le gustaba E r a un tipo v a , .

ro n il un hombre fino inteligente Ella decía que tenia


, , .

aire de poeta Nunca había visto un poeta pero imagina


.
,

ba que l o s poetas aunque que mucho más b u e n o s m o zo s


,

que SO 1 S algo tendrían con él de parecido Desde que le


.
, .

conoc i ó comprendió que si él l a festej aba el l a a u n qu


, , ,

no era su ideal se enamorarí a A demás ya tenía v e in t i


, .
,

cuatro años y se le iba pasando el tiempo de casa rse L a .

tarde en que se conocieron él la miró con interés le ha ,



b ló de un modo muy especial ¿ Pero podría él feste

:
.

j arla él que venía de Buenos A ires que habría conocido


, , ,

allí tantas muchachas linda s que tendría novia tal vez ?


,
"

Pero si n o pensaba festej arl a ¿ po r qué la miró de ese mo ,

d o ? Le consultó a Rosario Pero Rosario la convenció de .


que hasta entonces n o había nada S olis n o le habí a

.

dicho que le gu stara su amiga ¿ y a quién sino a ella h a ,



b ía de dir ig i rse para que le hicieran gancho ? R a s e l d a n o

se desilusionó Y llena de esperanzas se decidió a o b


.
, ,

SCIV a r
'
90 M A N U EL GAL VE Z

El quince d e M arzo era día de e x traordinario movi


miento e n toda la ciuda d S e inauguraban las clases en .

la Escue l a Normal de maestras y en el Coleg io Nac i onal .

Este doble suceso constituía para L a R i oj a el a c onteci


miento más t r ascen dental del a ñ o ; entre múltipl es mo
tivos porque al l í se e ducaban casi íntegras l a s j óvenes
, , ,

generaciones Podía a f i rmarse que cada qu ince de M arzo


.

la ciu dad r e co m e n z ab a a vivir .

En la soledad y l a pobreza de ciertas ciudades provin


c ia n a s ,
—ciudades muerta s sin comercio s in industrias
, ,

el Colegio y la Escue l a son e fectivamente los únicos lu , ,

g ares donde se siente l a vi da Ellos representan quizá. la , ,

exclusiva riqueza de aquellas ciudades El col eg i o y l a .

escuela sost i enen con sus sesenta cátedras en conj unto a


, ,

much a s fam ilias de l a alta clase ; ayudan a l o s pobres con


buen número de becas y reparto de víveres en las fiestas
patrias constituyen para ciertos comercios — l a s librerías , ,

por ej emplo la s ola razón de ser En lo mo ral y 10 in ,

t e l e ct u a l la e scuela y el colegio signi fican u n a t o d a v í a


,

mayor fuente de riqueza S in contar la e ducación g rat u i


.

ta y el ense ñ ar l a sola pro fes ión productiva en aque l las


ciu da des ambos suministran a l pueb l o sus casi úni ca s fies
,

ta s su rten a l o s periódicos locales de adecuada literatur a


,

y h asta mej oran c o n su va s ta in fluencia l a morali dad


, ,

general .

Nada exi ste en lo s pueblos c omparable en importancia


'

, ,

a l a s cátedras L a s cáte dras superan en ganancia y ca


.
,

t e go r í a a las más productiva s t a reas salvo a los pocos


, ,

empleos nacionales El desocupa do o fic i o de rent i sta ape


.

n as se conoce allí El comercio —.algu nas tiendas alma ,

cenes y boticas de triste catadura— v e j e t a en apacible t u


tina provinciana L a s pro fesiones liberales no engañan
.

ni el hambre de un disp eptico L a calma patriarcal de l o s .

pueblos no es suelo para pleitos Tampoco son c l i ma pro .

p i d o para m é dicos l a pobre za y l a sencill ez de l a v ida .


92 M A N U EL G AL VE Z

M anuel Fl o res y recita a Becquer acompañándose en el


piano — romántica anacrónica solterona de encantos pe r
. ,

e u di do s N ing una di ficultad o frec e proveer l a cáted ra


.

música : corresponde por d erecho a Fulana porque canta


l o más bien o al director de l a banda cuando h ay b a n ,

da Las cátedras de francés se dan al único francés de


.

cente que existe en el pueblo salvo que se encu entre un ,

P almarin dispuesto a t odo L a única cátedra que n o se .

sabe a quién dar l a q u e cuando está vacante d esespera al


,

rector del colegio aquella que cosa rara nadie absolut a


, , , ,

mente nadie pretende es l a d e inglés A veces n o ha y otra


.
,

solución que importar de Có rdoba 0 de Tuc umán cual , ,

quier in gl és más o menos auténtico .

N adie dej a las cátedra s sino por haber sido elegido go


b e r n a d o r o diputado haber consegu ido un cargo i n co m
,

pa t ible con ellas haberse j ubilado o haberse muerto En


, .

cuanto un pro fesor se en ferma y a empiezan los conciliá ,



bulos y las maniobras d e los dirigentes Dentro d e cada

.

partido se trata el asunto en cónclave cerrad o Y sur gen .

las candidaturas ¿ A qui é n recomendaremos


. pregunta
un personaj e ; y l o s tres o cuatro presentes indican un

candidato Pe ro si no sabe de la misa la media obj eta
.

,

tímidamente alguno N o ha i saber O h s i ej a b oga o !
.
'

, ,

Y esto basta S i todos lo s intelectuales del part do hay
.

i —

hasta cuatro o cinco en cada partido están y a colocados



,

se piensa en algún pro fesor o maestro normal i n d ep e n


diente Pero antes de r ecomen dar a un ma e stro los p o
.

líticos meditan el punto concienzudamente pues los maes ,

tros no largan las cátedras sino cuando se mueren H a


"

biendo otros intelectuales en el partido infl uyente ya pue ,

den e sperar los ma estros hasta el día del j uic io fi nal .

A quel qu ince de M arzo por la mañana l a a n ima cwn ,

en las calles era m ayor que nunca S e diría que algo i a .

sólito había ocu rri do Hombres en mangas de c amisa se


.
,

ñoras en b atón sirvientas se amontonaban en la s puertas


, ,

de las casas Era que las seiscientas alumnas de la escuela


.

normal d ebian presentarse con uni forme azul y sombre



ro . Tan desatentada disposición directorial había co n

movi do a t odo el pu eblo y puesto a prueba la habilid a d fe


LA M AE ST RA N O R M AL 93
menina en la apresurada f a b r ica cro n de lo s traj e s S i .

pasaba alguna conocida la señalaban con el dedo y se


reían Y cuando el anormal espectáculo de las alumn a s
.

u n i f o r m a d a s hubo terminado un padre de familia e x cl a ,

mó refi riéndose al Director :


,
— Pa ra m i que está ido
; n o se explica de otro modo .

— s de perverso — afi rmó su perspicaz consorte


E ,
.

Los pro fesores mientras t a n t o ib a n llegando a la e s


, , _

cuela desde temp rano Todos se habían traj eado lo mej o r.

que pud i eron c on sus chaqués anacrónicos y sus levit a s


,

extemporáneas L a apertura de lo s cursos en la escuel a


.
, ,

desde que A l b a r e n qu e ocupaba la direcc ión n o podia de ,

j ar de realizarse co n cierta so l emnidad Era un acto gra .

ve pesado con copiosa oratoria peda gógica


, , .

El día caluroso y nublado tenía algo de so ñ oliento


, , ,

de monótono de me l ancó l ico


,
.

L a e scuela ocupaba u n a casa frente a la plaza 9 de


J u lio distante algunas cuadras de la otra plaza de la ,

plaza como se l a l l amaba por antonomasia E ra un edi .

ti e io sin altos ampl io relat ivamente moderno y cómo do


, ,
.

S obre la plaza ocupaban do s vastas piezas : l a secretari a


, ,

a mano derecha del zaguán y la dirección en segui d a ,


-
, .

Separa da de la secretaría por el zaguán quedaba tam , ,

bién a l a calle el aula de cua rto a ñ o Detrás de esta s


, .

tres piezas corría un l argo patio .

L o s pro fesores apenas entraban en l a s e c r e t a ri a que


, ,

era también sal a de pro fesores pasaban a saludar al D i ,

rector En su e scritorio echado para atrás co n el aire


.
, ,

de hombre superior que le daba el ceño grave y el brazo


e x tendido noblemente sobre la mesa el Director hablaba ,

en estilo s ol mn e con la regente y el pro fesor U rt e b e y Sa .

lndaba secamente a sus subordinados Sólo tendió la m a .

n o a d o n N ila m ó n y a don Eulalio s u s compañeros en la ,

te rtulia de la botica L o s que entraban permanecían un


.

instante frente al Director ; luego viendo el papel des a i ,

rado que hacían se retiraban El Directo r inmutable


, .
, ,

continuaba su conversación co n la regente y Urtubey .

En la secreta ría lo s pro fe s ores a rlot e a b a n s i n ce sar


, .

P e r o f altab a l a al egría que e ra hab i tual en l a s inau gur a


94 M A N UE L G AL VE Z

c io ne s de l os cursos Hablaban en voz ba j a misterio s a


.
,

mente U n a atmós fera de malestar de inquietud llenaba


.
, ,

la sala El tema de casi todas las conversaciones e ra la


.

soci edad secreta que los pr o f esores habían f undado para


combati r a l Director .

Los as i st entes a l a reun i on de l a con fitería relataban


a l a s pro f esoras t o dos los detalles L a s cabezas s e a r r a
'

w
.

c iin a b a n para oir Por l a s actitu de s por el misterio con


.
,

q u e hablaban p o r el i,ncesante m i rar hacia las puertas ,

parecían u n coro de consp i ra dores A l men or ru i d it o .


,

cambiaban de cara y de conversación .

Desde hacía dos cursos l a s relaciones entre el Director


y los pro fesore s se halla b a n en un e st a do lamentable .

Los primeros actos del Director recién llega do a La ,

Rioj a agradaron Todo el mundo reconoció sus buena s


, .

intenciones su amor a la pro f es ión sus propósitos pro


, ,

g r e s i sta s Los pro fesores le estimaban Pero a l año si


. .
»

guiente comen za ron las a ntipatías El Director se me .



tía en to do y l o s pro fesores habituados a un régimen
, ,

de entera libertad resistían su intromisión tenaz En lo


,
.

años poster i ores l a res i stencia se acentuó y l os último s ,

meses del cu arto a ñ o fueron borra scosos En el períod o .

escolar que comen zaba estal laría según aseguraba todo e l , ,

pu eblo u n a verdadera guerra


,
.

Los pro fesores o d l aban ahora a l Director Casi no ha


-
.

bía día que no recibieran de él alguna nota El D irector .

j amás se dirigía a sus subordin a dos verbalmente E s o .

sería disminuir su autor idad sería u n a llaneza perj udicial ,

a l a buena marcha de l a es cu e la E r a p reciso alej ar toda .

S ospecha de camara derí a para l o cual enviaba solemnes ,

notas a l o s pro fesor e s l a rgas notas e n l a s que no dej aba”n


-
, ¡

de ser recordados los sagrados deberes del maestro “


,


la s altas enseñanza s de l a pedago gí a y otras fra ses muy
caras a l Director No hubo asunto que no fuera tratado
.

en esas no tas Unas ordenaba n otras aconsej aban no


.
, ,

faltaba alguna e n tono iracundo U n a de l a s más c ele .

bres regl amentaba l a s relaciones entre l o s pr o fesore s del


sexo masc u ino y las alum nas Los pr o fesore s no podían
l
. ,

a s í fu e r a n p a ri e n tes muy cer cano s de l a s a lu mnas h a blar ,


L A M A ESTR A NOR M AL 95

las en recreos ni s o n r e i r s e con ellas a l pasar ni tu


lo s , ,

t e a r l as en clase Pero la nota más combatida que originó


.
,

u n a algarada descomunal f u é u n a en que reglamentando


, ,

las relaciones entre l o s profes ores de uno y otro sexo ,

proh ibía el hablar entre homb res y muj eres en los inter ,

valos de las clases y dispon ía que los profesores n o debí a n


,

f estej ar a las profesoras solteras sin a dv e r t i r l o al Director .

Los diar i os trataron m ucho de esta nota y l os pro fesores ,

delegaron a don N il a m ón para pedir su retiro El Direc .

tor la ret i ró pero desde ento nces casi nadie le hablaba


,
.

De f en sor terr ibl e de l a moralidad que veía atacada por ,

todas partes había establ ec i do disposic i ones que hu m i l l a


,

ban a las alumnas y a los p a dres de fam il ia Las alumnas .

n o podían asistir sin su autor i zación a bailes y reuniones


, ,

donde acudieran j ovencitos A cierta niña de c u a r t o a ñ o


'

. ,

pertenec i ente a una famil i a tradicional l a había amenaza ,

do con expulsarla en caso de que sin que sus pad res l o , _

sup i eran volviera a encontrarse con su f e s t e j a n t e en otra


,

casa que la suya A los muchachos d e l co le g i o l o s o diaba


. .

sabía que alguna a l umna a n daba en relac i ones por in a ,

c e n t e s que fueran con alguno de ellos la apercibía seve


, ,

r am e n t e Había llegado hasta prohibir a l a s alumnas que


.

saludaran a los muchachos que se p lantaban en l a esqui


'

na a la sa l i da del co leg i o para verlas pasar Y preten


, , .

día que el rector del co l egio castigase a los muchachos po r


t a l delito El rector se había neg a do terminantemente l o
.
,

que disgustó al Director y aumentó su antipatía hacia el


colegio Por estas cosas los pad res de famil ia eran sus
.
,

enemigos personales Continuamente q u e j á b an s e al mi


.

n is t e r i o .

_
El Director conocía la sorda hostilidad que existía ha
cia él dentro y fuera de l a escuela A lgunos pro fesores .
,

sobre todo la s muj eres le demostraban su malquerer ,


.

Varias vece s habian recurrido al ministerio y siempre


hallaron satis facción Era l o que al Director más i n co
.

mo d a b a Su ideal sería u na e scuela donde él t od 0po de


.
,

roso pudiera aplicar ampliamente su pedago gía y lo s prin


,

ci p io s del pos i tivismo La r eb e l di a del personal siendo


.
,

el mayor obstáculo a s u s plane s le hací a odiarlo Se ale ,



96 M A N UE L G AL VE Z

g raba de l o s fracasos y desgracias de l o s pro fesores ; Se n


f iase feliz cuando alguno faltaba a clase pues si e x ce d ía e l
º

número de faltas tolerado podía hacerle destituir Sabía .

que s notas disgustaban al personal y se co m p la ci a en


s u —
,

multiplicarlas acumulando las obligaciones y l a s reprimen


das A cechaba co n paciencia feroz el instante de ven
.
, ,

garse .

Había t e nido cuestiones c on todo el perso nal desde l a ,

v i ce d i r e ct o r a hasta el portero Sólo la regente y el p r o .

f e s o r Urtubey se hal l ab an co n él en buenas relaciones ,

demasiado buenas según las malas lenguas p o r lo que t o , ,


-

caba a la regente En el a ñ o anterior el rencor de l o s p o


.
r

fe s o re s ha b ía crecido co n motivo del espionaj e a que se


les sometía El Director n o só l o trataba de averiguar si
.

conspiraban ; l a vigilancia se ej ercía hasta en los asuntos


íntimos A sí l o s pro fesores solteros no podían buscar
.
,

solución a su problema sexual sin que el Director se en


te ra s e Para sus e s p i o n a j e s emp l eaba a una ce l a do ra
.
,

dócil a l a regente L a ce l a do r a ponía en movimiento un .

ej ército de hermanos sobrinos y otros parientes q u e , ,

demostra ron poseer a lgunos por l o menos notables apti , ,

tu des p olicíacas .

Y quién es nuestro presi dente ? preguntó una v oz


femenina co n mucho s igilo en u n o de los grupos de la
, ,

secretaría .

To dos s eñala ron a do n N il am ón allí presente El pro ,


.

testó El Di rector era sino propiamente su am igo s u


.
, ,

c ompañero en l a tertulia de don N ume El p resid ente .

indicado e ra Z oilo Caban illas Todos h ablaron a un tiem .

po .

M uy bien !
Gran candidato !
El aludido indeciso se rascaba l a cabe za y miraba al

, ,

suelo Era un hombre alto gordo verdaderamente enor


.
, ,

me Tenía un v o za r rón que asustaba en clase a las


.

alumnas distraídas Cuando hablaba con rapidez su len .


,

guaj e semej aba el parpar de l o s patos Era p esado y .


,

ca min a ba lent ame nte c on paso d e o s o b al a n ce á n do áe h a


!

, ,
L A M A E STRA NOR M AL 97

ci a lad os Tendría cuarenta años Enseñaba histori a


l os . .

y geogra fía y e r a hermano del rector del co l egio


,
.

— A cepto— exclamó al fi n co n u n a v oz tremenda u e


q
sobresaltó a todos L o s más tímidos miraron aterrori za
.
,

dos la puerta de la dirección


,
.

Luego se creyó obl igado a a gradecer y h asta s e dis p u


'

s o a echar u n a aren ga
'

Pero te has vuelto loco Zoil o ? ¡ N o seas bárbar o ! ,

N o n o s comprometas l e decían de todos la dos


— .

— Desisto
p o r a hora — voceó el presidente de l o s r e
b el de s .

Y ag regó di r igre nd o s e a Pedro M olina que se moría de ,

r i sa :
— Te nombro secretario .

Pedro M olina sobrino de don So f a n o r e ra baj o f l a


, , ,

cucho saltarín y risueño T e n ía l a v o z fi nita u saba un


, .
,

b igot i to rubio enderezado hacia arriba y a t u s a d o y l l e ,

vaha salvo en verano un chaqué muy coludo co n ho m


, ,

b r e r a s y pantalones a n go s t ís i m o s
, Cabanillas y M olina .

andaban s i empre j untos A sí se les veía en carruaj e e n .


,

la confi tería en misa en l a plaza A este p r ºp ós it o corrí a


, , .

un chiste p o r toda la ciudad .

¿ H an visto q e s e ca sa Z oil o Cabanillas ? p regun


— u — »

taba algún gracioso .

C o n quién ?
— Co n Pedro M olina .

Y todos festej aban la salida “

Pedro M olina d e claró q u e aceptaba Y se reía com o s i .

hubiese dicho algo muy chistoso .


¿ Y cómo bautizaremos a nuestra sociedad —pre na
g
tó Zoilo
'

Ca da u n o propus o un nombre P ero ninguno agradab a . .

De pronto Z oilo se dió una sonora cachetada en la fren


,

te Todos se asustaron
. .

— Ya l o encontré — ó el presidente de la sociedad


p p
a r .

— N os llama remos como él n o s dice : l os desa forados


A ceptación unánime Era un hallazgo Pedro M olin a . .

brin ca ba de risa y p in chaba en la barri ga al presid e nte de



L os d e s a forad o s

.
98 M A N U EL G ÁL s

En esto se abri o la puerta de la d i r e ccro n Todo s iban .

a cambiar de fi sonomía cuand o v i eron aparecer el rostr o ,

b o n a chó n y sonrien te de Urtubey .

— Z e ñ or es z e l ez a a l u d a dij o Urtubey que e r a c


, ,

cioso acercán dose a l grupo


, .

— Qué hace ence rrado con e s a muj er tu eximio dir c e


¿
tor p reguntó Caban i llas vie n do que ce rrab a n la puert a

de la dirección .

r t u b ey no contestó Era amigo del D i rector y le a d


.

mi ra % i n c e r a m e n t e Como él cultivaba l a pedago gí a


.
,

Habían sido cond i scípulos e n l a escuela normal d e l Para


ná Urt u bey e n señaba matemát icas y había publ i cad o h á
.
, ,

c í a d o s a ños un texto de g e ometría Pero su sueño e r a


, .

'

la hi stor i a argent i na as igna tu ra q u e creía poseer y so


,

i x r—
bre alguno s de cuyos puntos más n e t icab l e s solía p u
bl ic a r artículos en lo s per i ó d i co s y s i le dej aban hasta , ,

dar con ferencias E r a f e o a in d i a d o y le faltaban var ios


.
.
,
'

d i ente s Te nía un bigote ralo y descolorido


. .

La puerta de la direcc ión se abr i ó y en seguida l a


cerra ron de a dentro dando un f uer te golpe
— Esto ya es un escándalo d ij o en voz alta Zoilo
Cabanillas .

To dos se ri e ron menos Urtubey q u e se hizo el distraí


,

d o A lgunos c o mentaron l a frase con guiñadas y s o n r i s i


.

tas L a s muj eres c uchichearon y r i eron con breves ca r


.

c a j a d a s maliciosas .

La amistad entre e l Direct or y l a Regente suministraba


copioso tema a l a s m u r m u r a ci o n e s L a Regente v ivía en .

casa del Direct o r S e habían conoc i do en Sa n Lu i s hacía


.
,

ocho a ños A lb a r e nq u e r e ge n t e a b a en aquella ciudad la


.

e scuela de varones y l a señor ita R odriguez e r a maestra


del p rimer gr a do L a comunidad de ideale s y a s p i ra cio
.

nes c omo de cía A l b a r e n qu e había hecho nac er aquell a


, ,

am i stad hi stórica Sim p a t i z a b an con los mismos autores


.
,

l a s mismas asign a turas ; tenían i dént icas i deas respecto a


cosas educacionale s y ambos se consagraban con ardor,

a l estudio de la m e todología A l b a r e n qu e e r a casado y .


, ,

como no tenía h ij o s vivía muy solo con su muj er L a ,


.

niña e r a huérfana A lb a r e n qu e le rogó que vivie ra en su


.
M A N U EL L
GA V EZ

tender t al cosa L os minis t ro s se s u cedían con rar a faci


.

li da d y ca da u n o mo di ficaba los plan es a su antoj o .

— El l actual es muy d e fectuoso a rguyó e l Di


'

p a n
º

re ct or .

El c reía que n o e r a posible continuar como hasta en »

tonces L a enseñanza debía ser más racio nal más cie n t í


.
,

fi ca Y si bien ha bía s e adel a ntado m uchisimo en t al se n


.

tido a u n d ominaba u n m e m or i s m o perj ud icial


W
, .

—Eso del m e m o r i Sm o como d i cen u stedes los


t d
“ '

p e a go
,
'
estalló don N 1 1amon es una m li
mgos
9 , p a p n a .

A ntes s e estu diaba todo de memoria y a l p i e de l a letra


a i '

Costaba trabaj o pero pasaban cincuenta años y u n o n o ,

se olv i daba de l o que aprend ió Además t a l p r o ce d im ie n .


,

t o de sa rrollaba l a memoria facultad sin l a cual n o e xi s t e ,

la inteligencia L a s generaciones actuale s estud i aban ra


c i º n a l m e n t e pero el hecho era que salían d e l o s colegios


,

sin saber nada d e nada ¿ Qué le s quedaba ¿ I deas gene ? .

rales ? ¡ Pero s i eso de l a s i deas generales e r a otra p a m pli


n a ! Palabras vacías frases huecas ,
.

— N o tanto no tanto — repetía Sabá M on t ana con su


, .

f i c i e nc i a retorciéndose los bigotes


,
.

Sí hombre s i
-
, contestó d on N ila m ón
, .

Y sino ¿ c ómo se arre glaba e n geogra fía para n o en s e


ñ a r datos y minuciosi dade s que sólo se apren d ían de
memoria ? ¿ Cuáles eran l s i deas generale s en geografía
a ?
—B ueno dij o M ontaña ,
pero es q u e io n o ense ñ o
propiamente geogra fía geogra fía pura se entiende , , .

— Y qué e n s e n a ? pre untó d N i l m ó con


¿ g o n a n

asombro .

— Filoso fía de l a geogra fía .

¡ J a ja

,

M ontaña quedó cortado E l D i re cto r y Urtu bey se p u .

sieron muy ser i os .

—De los coleg i os continuó do n N i l am ón na die


sale sab i endo L a único que se ad quiere es el hábito d e l
.

estudio una disciplina Y nada más


, . .

El Director obj etó qu e también se p o día ensanc ha r e l


horizonte mental aprender a investigar a p ensar , ,
.
LA M A E STRA N OR MAL IO I

Aprender a pensar ! ¿ Usted c re e que eso es moco


de pavo ? ¡ Pensar ! ¡ M e caigo e n l a gran flauta !
— Yo el z e ñ or
e z t oy co n dij o Urtub ey con l o s d i r e to r ,

,

dedos pulgares metidos en los bolsillos horizont a les del


p antalón y tamborileando c o n l o s d emás dedos sobre el
vien tre .
_

Pe ro claro homb re con qu i en ha de estar u sted sino


, ,

con el Director !
— Ba t e don N il a món z i e m r e el m iz mo
p d l ] 0 Urtu , ,

bey sonriendo y meneando la ca beza como res i gnado ante


la fatalidad .

En el patio tres muj er es parloteaban formando un gru


p o. Pasó la Regente que n o contestó al saludo d e u n a de

ellas :

L O que es a m i n o me hace eso — decía M aría Ramo s ,

a la v i ce d i r e cto ra —
¡ Dej arte con el saludo !
.

M aría Ramos la pro fesora de economía d oméstica e r a ,



una u rna gr a n c e S olterona d e anti gua familia rioj a
.
,

na simpática soc iable bastante f e ú cha tenía fama de ma


, , , ,

l ic io s a y graciosa ; sus ch i stes y d e s v e rgii e n z a s era n cé


lebres Detestaba al Directo r y le había cha n t a do más
.
º “ '

de una verdad .


— Y .
¡ qué vo y a hacer yo
. l e contestaba la vice
directora — Ella e s todo e l la l o puede todo
.
, .

M atilde A rana la vi ce d i r e cto ra era salteña solterona


'

, , , ,

horrorosamente fea Pasaba d e l o s cuarenta y tenía ca r .

nes a bundantes y f o f a s Su nariz de pico de loro caía .


, ,

en punta sobre la b oca inmensa y desi gual La piel de la .


ca ra era rugosa y manchada cuero d e yacar e como ,

,

decía M iguel A rauj o A mable y bondadosa para c o n todo .

el mundo gozaba en la escuela de verdaderas simpatías


, .

Los pro fesores s o lían e mb r o mar la p o r su fealdad ; ella


s onreía b o n a cho n a me n t e cuando do n N il a m ón le decia


buena moza Quería a las niñas como a hij as y éstas
.

recu rrían a ella pa ra todas sus reclamaciones Pero la .

vice n o ej ercía l a menor in fluencia Era u n a de la s vic .

timas d e l Director quien poco a poco la había desp o , , ,

j ado d e sus atribuciones M atil d e Ar ana casi n o e x istía .

en la es cuela S e pasaba la s hora s sin tener qu é hacer en


.
,
1 02 M A N U EL G AL V E Z

su o ficina rel ega da a un r i ncón de la ca sa Estaba como


, .

dest errada en su v i ce d ir e cc ión ; no tenía autoridad ni t r a


baj o alguno fuera de su cátedra de pedagogía El Dirc e .
a

to r la había h e cho a un lado sin que se conoc i eran sus r a


zones A lguno s pro fesores a f i rmaban que el Di rector tra
.

taba d e d eshace rse de M at ilde para hacer nombrar a l a


regente M atilde incapaz de concebir tales propósitos
.
, ,

no creía en e llo s Ella sabía sin e mbargo que el Di rect or


.
, ,

l a o d iaba N o obstante habían estado e n excelentes rela


.
,

ciones hacía d o s años T o da ví a se recordaba e n L a R i oj a


.

aq uel episodio qu e l a pu so en r i d ícu l o y en e l qu e tuvo


tanta parte el D i rector Suce dió que un espa ñ ol v i aj ant e
.
,

de c omercio a quie n e l Directo r conociera en casa de don


,

N ume gustaba de ella l o que pareció incr eíble a todo
,

,

el puebl o El D i re cto r in formado de l a s eriedad de l o s


.
,

propósitos del viaj ante h abló a M atilde qu ien aceptó , ,

conocer a su pre tendiente El Dir e ctor los p r e s e h tó e n


'

su casa y aconsej ó a M a t ilde para que no des deñara el


buen partido El español estaba b ien vinculado en Bueno s
.

A ire s y p ensaba e stablecerse en La Rioj a con neg o cio de


tien da E l hombre se declaró y M atilde muy conmovi da
.
, ,

l e dió su s i A l cabo de tres mese s de n ó v i a zgo el viaj an


.
,

te pidió a M atil de los a ho r r ito s que ella tenía en e l Banco


E r a para ir a Buenos A ires a adquirir me rcaderías y co




p recisamente l e falta b an esos cinco m il pesos que
ella tenía había pensado en p e dír s e l o s para redondear s u
,

ca p it a l i t o M atil de le d ij o que todo l o suyo e r a de él ; para


.

e s o serían pronto mu j e r y marido El v i aj ante se f ué a .

Buenos A ires con el dinero y n o v o lvió más a L a Rioj a ,

ni nunca se supo nada de él .


— Y o s oy menos que l a c e l a do r a — d ij o l a vice melan ,

ca m e n t e
cól i—
Bueno pero no se compare con l a
— e x cl a l d
ce a o r a —
,

mó M aría Ramos —usted e s demasiado ambiciosa en que


rer ser tanto co mo e lla
La c el a do r a era un personaj e una p o t e n c 1a Y no sólo ,
.

o r su cargo ho norí f i co de superinten dente de los espías


p ,

sino también por su habil idad para encubrir ciertas cosas


que el D i rector nec esitaba ocultar .
1 04

nos , ba rca que po dría nau fra gar si el timonel n o poseí a


un fuerte brazo
— Zí claro
pa e z e,s , .

El Director tenía en Urtu bey el oye nt e ideal Jamas le .


.

contradecía le e s cuchaba con todos sus senti dos El Di


, .

rector le exponía su s planes solicitaba su aprobación .

U n a vez llegó hasta pedirle consej o .

L a Regente que esperaba que el Di rector terminara de


,

hablar comunicó que los cursos y l a escuela de aplicación


,

de niñas estaban y a colocados en el salón de actos Fal .

taban los varones que n o habían llegado a ú n , .

— S eñorita dij o el Director en tono austero orde


,

ne a las maestras y ce l a do r a s que no permitan a las ni


ñ a s mirar hacia atrás mientras los varones estén en e l
s alón .

— Ya e stá o rdenado se ñ or
; por eso s e colocará en e l
,


fondo a l os varones dij o l a Re gente que tenía el don .

de adivinar los pensamientos del Director .

—E z o e z
; muy bien d i pu e z t o dij o gravemen te U rtu
z —

bey— porque a ín o claro


. . . .

— Los varones —exclamo l a Re ente


¡ g
El Di rector y los pro fesores salieron al zaguán .

Los niños empezaron a entrar El departamento de .

varones ocupaba un vie j o caserón en la plaza Desde allí .

venían los alumnos con ducido cada grado por el maestr o


,

correspondiente L o s niños des filaban con paso torpe


.
.

Había entre ellos muchos de rostro e n n e gre ci do d e tipo ,

indígena S oli s pasó conduciendo su cua rto grado


"

.
.

¿ Ese es el maes tro nue v o


- — pregunto M aría Ramos
a don N il am ón .

Y a su respuesta a firma tiva agregó ,

—V á com o avergonzado …

—E s un mozo que no esta en su lugar— f ar fulló d on

Eulalio que se hallaba detrás de M aría e s un mo zo qu e -

vale mucho u n a ilu stración ,


.

— ¡ Bah ! — exclamó Zo i l o Cabanil la s —E s un mae stro .

de escuela b ar n i z a o de literato .

D espués del des file de l o s niños los p ro fesores se e n ,

ca minaron al salón de ac t os El Direct or ib a adelant e y ; . ,


L A MA E STRA N ORM AL 1 05

a su lado la Regente Los últimos eran don N ila món qu e


,
.
,

no cesaba de renegar y Zoilo Cabanillas que hablaba en,

voz alta como en su casa El Director volvía l a cabeza


,
.
,

furibundo contra Zoilo .

En el salón de actos l os al u mnos d e la escuela a guar


,

daban la llegada del Director A delante l a s niñitas d el .


,

primer grado ; los demás grados seguían inmediatamente .

Luego venían l a s alumnas de primer año ; detrás de todas ,

las de cuarto L o s v a r o n e s separados de l a s niñas p o r


.
,

algunos metros ocupaban el fondo del salón


,
.

R a s e l da se r e co s t a b a en l a pared cerca del escena rio , ,

vigilando a las niñitas de primer grado Desde allí veía .

todo el salón S in saber por qué aquella mañana se sen


.
,

tía triste Recordó su s tiempos de la escuela cuando e r a


.
'

chiquita ¡ Hacia tanto años que n o veía a la escuela ! Le


.

emocionaba ver las paredes de la casa las aulas donde pa ,

só tantas horas ya lej anas el patio donde había j ugado co n ,

sus amigas y donde conoció momentos de inocente fel ici


dad ¡ A h en e sta casa había aprendi do a leer había cre
.
, ,

cido se había hecho muj er ! ¿ Cómo le iría ahora de maes


,

tra ? El Director la Regente parecían muy buenos Las


, , .

maestras sus compañeras eran buenas también Pero el l a


, , .

¿ sabría desempeñarse ?
El Director !— exclamó una maestra .

La Regente dió una palmada y la escuela entera se pu


s o de pie Todos miraban al Director que había subido al
.
,

tablado L o s niños movían la cabeza de un lado al otro y


.

la sacaban curiosamente po r e ncima de las demás Cuan do .

todo quedó en pro fundo silencio e l Director se adelantó , ,

sacó del bolsillo uno s papeles tosió débilmente y leyó , .

— Señores pro fesores y maestros


; j óvenes alumnos
comenzó con v o z amortig uada y enclenque .

Y sin mi rar a su auditorio l evantando la mano derecha ,

acompasadamente haciendo u n a o con el pulgar y el ín di


,

ce continuó :
,

A l inaugu rar el nuevo a ñ o escolar en esta casa que (l
r i j o cúmp le me la obligación primordial de dar la bien
,

venida a l o s pro fesores y maestros que me secundan en las


_

ard u as tareas que n os imponen l os sag rados deberes de !


1 06 M A N U EL GAL VE Z

pro fesorado así c omo a los n i nos y niñas que vienen a


,

aprender de nuestros labios los nobles principios de l a cien


c i a y a recibir l a s altas e nseñanzas de la pedagogía

.

Hizo u n a pausa como esperando aplausos Pero nad i e


, .

se movió su s m i smos adm i radores n o hubieran osado ini


c i a r l o s p o r temor d e caer e n el vaci o Don N il a m ó n apenas .
,

oyó que se recordaban los eternos sagrados deberes co “

m e n zó a tragar sal iva y a menear l a cabeza s i gni ficativa


mente M aría Ramos había dad o un c odazo a J ose fina l a
.
,

cual n o pudo menos que reirse co n lógica ind ignación de ,

la Regente que se hallaba a su l ado To dos los pro fesores .

te n ían en los l abios u n a sonrisa so sp e chos a U rtubey e s .

c u c h a b a r e ligiosamente baj ando la v ista ; mientras t e n ie n


, ,

do los dos de dos pulgares en 105 correspondientes bolsillos


del ch a leco se daba c o n el re sto de la mano p a lm a dit a s en
,

la barriga y decía para s i moviendo l a cabeza de un lado ,


'


a l otro : muy bueno muy bueno

.
,

O s invito señores pro fesores y maestros — continuó el



, ,

or a dor d e spués d e varios párra fos— a que no abandonéi s ni


por un instante el amor de los l i b ros Estudiad estudi a d .
,

sin cesar El ej ercic io del magisterio es u n a de l a s más di


.

f íc i l e s labores intelectuales Porque no basta de ning ún .

modo pos e er la ciencia sino que es preciso conoce r p r o f u n


,

damente l o s secretos de la meto d o logía L a ciencia pura es .

inútil para el maestro e s trabaj o perdido Si n o se la ense


,

ña de acuerd o con los princip i os y l a s leyes de aquellos m é


t o d o s que espec ialmente le conv i enen
E r a lo mismo d e l año anteri o r l o de todos los días El , .

propio Director en su párra fo siguiente que fué saboread o


,

por los pro fesores mani festó qu e tales ve rdades in co n


,


cusas ya las había expresado otras veces p er o que consi ,

d e r a b a el repeti rlas com o un deber de conciencia '


.

L o s pro fesore s se hacían se nas y sonre ían sobre todo ,

M a ría Ramos que n o intentaba disimular Don N i l a m ón


,
.

bu faba : sostenía l a cab eza con u n a u otra man o o con las ,

d o s a un tiempo re soll aba hacía ruid o s con la boca decía


, , ,

en v o z baj a malas pal abras que o ían su s vecinos L a R e .

gente en cambio n o quitaba l os o j os al Dir e ctor suspen sa


, , ,

en su orat oria Urtu b ey plenam ente sa tis fecho son reía


.
, ,
1 08 M A N U EL GAL VEZ

LO que e llºs deseaban e ra cum p lir con su deb e r y p r º ,

metían entre garse al trabaj o con entusiasmº A nhelaban .

que su obra educativa perduras e en los tiempo s querían ,

formar ciudadanos patriotas y útile s A gradecían al Di .

rector s us pal abras y aseguraba que los pro fesores secu m



darían su acción efi cien te Pero ta m bién reclamaban

.

mayor l ibertad en la enseñanz a No e ra posi ble enca denar .

los temperam entos siempre distintos a idénticos procedi


, ,

mientos y a sistemas iguales Sarmiento el maestro de .


,

maestros j amás supº n i estu d i o l a pedagogía


, .

Los pr o fesores aplaudieron estrepitºsamente El Direc .

tor miraba a l suelo y con amargura irónica sonreía ape


, ,
a

n as .La Regente paseaba sus oj os del Director a M igo ya ,

asombrada Zoilo Cabanillas salió de su sitio y fué a feli


.

citar a M igoya dándole un m a n o tón feroz Pe dro M olina .

se retorcia su b igo t ito y su cuerpo daba pequeñ º s saltos al


,

compás de su r i s it a in feliz .

Luego habló en nombre de los alumnos una n m a de


, ,

cuarto a ñ o E ra u n a m u cha dha alta bien f ormada bonita


.
, , ,

a pesar de sus pecas y su n ariz puntiaguda ; se llamaba


C lº du l f a Ramíre z Leyó con a fectación en el clásico tono
.
,

declamatorio y pe dante de las escuelas normale s varias ,

cuartillas atestadas de cu r s il e r ías e hirviendo de lugare s ,


comunes Todos reconocieron en su producción l a plu
.

ma d e l a pro fesora d e lite ratura su parienta quien con , ,

seguri dad corrigió el d i scurso adornándolo c on m e tá f o ,

ras pr ovincianas y r ip io s de fiesta patria La oradora llamó .

a l Director int e l e ctual d e fibra dij o que los alumnos


“ "

esperaban con ansia la apertura de l a s clases ávidos de ,

darse e n cue rpo y al ma a l a adquisición de l a ciencia


aseguró que u n a muj er sin ilustración e r a u n a flor sin ¿

perfume ; predij o qu e había llegado la hora de l a libera


ción d e l a muj er hasta hoy so metid a a p rej uici ºs secula
,

re s ; y concluyó cantando un himno a la escuela hogar de ,

l a c iencia madre cariñosa que a l a s mentes in fantiles daba


,

amparo y sustento .

Los alumnos le hic i eron u n a ov ac10 n L a profesora de .

literatura para estimular a s u pa r 1e n t a aplau dió ner vio


, , ,

s a me n t e
. Y el D ire ctor el prºpio Dire ct or m ani fe stó a
, ,
LA M A E STRA N OR M A L 1 09

su vec ino Urt ubey que esa niña e r a una p rº me sa para



el paí s .

El a ct º había concluido ; las clases nº empezarían sino


a l a tarde M ientras lo s alu mnos se dispersaban l os p r o
.
,

f e s º r e s se di ri gieron a la se cretaría M i g o y a f u é f el i ci .

ta do e n tu s ia s ta m e n t e Nad i e sosp e c h a ba en é l siempre


. ,

co n t e m p o r i z á do r semej a n t e coraj e
,
Pedro M olina le pin .

chó co n el dedo e n l a barriga mientras daba s a l t it o s d e


,
'

r i sa Zo il o Caban i llas le apretó contra su co rp a chón hasta


.

e s tr uj arle y le d ij o :

5 63 un gran d es af or a o y m e r e cé s ser nuestro presi
dente .

— 1 0 nada le digo W
e r f il — habló Sabá M ontaña ten

d i e n d o l e l a mano ;— i a s abe que s o y de l º s que p i ensa n


como usted
Se formaron pequeños grupos L a sala estaba llena .

pro fesores que comentaban an i madamente el discurso de


M igoy a En el zaguán conversaban varias pro fesoras y
.

d º n N il am ón Hacían l a psicología del Directºr


. .

Per o han visto qué hombre tan vulgar — exclamaba


_

Jºse fina M árquez .

— Es un eunuco— soltó d n N i l a m ón escupiendo haci a


o ,

la calle .

— Qué es — preguntó M aría Ramºs co n seriedad


¿ e s o ,

fingida .

— Pe rº
¡ M aria ! l e r eprochó Jose fina mientras d o n
,

,

N i la món contestaba u n a barbaridad .

En este instante pasó el Dir e ctor con la Regente Cru .

zaro u la secreta ría sin mirar a na die y Se encerraron en


la dirección M i n u t º s después el Director salía con el
.

sºmbrero en l a man º L o s pro fesores iban también a mar


.
.

charse cuando la Regente invocando órdenes del D ir ce ,

tº r les hizo quedarse Traía un papel e n l a mano y em '

.
,

p e zó a leerlo en alta voz Eran instrucciones A lguna s


. .

f uerºn recibidas con protestas ; l a última causó indigna


c ión P o r ella l o s pro fesore s debían después de las ho ras
.
,

de la manana y de la tarde redactar en un libro las inc i ,

de n ci a s de cada clase H abía que re ferir cómº fué la co n


.
s

du cta d e las alumnas a quiénes interrogaron y qué elasi


,
"
M AN U E L G AL V E Z

f i c a c 10 n m e r e c10 l a respues ta , l a p reparac i on que l a clas e


reveló en cada as ignatura y otro s detalles minuciosos .

A l term i nar l a s instrucciones los p r º f e s o re s parecí a n ,

amotinados . L a vice estaba a


punto de l l o r iqu e a r ; don -

N l l am ó n ib a dG U n lado a otro
_
bu fando y echando bada ,

J O S a V O Z e n cuell o D o n Eul al io re fun f uñaba solo


.

TO .

dos hablaban en voz a lta y p r o t e staban con ind ignac ión .

Zoilo Cabanillas aturdía queriendo conv e ncer a l a Re gen


te de l a impos ib ili dad de cumpl i r semej ant e d i s p os i c ión ,

Pero l a Regente se encogía de hombros y n o quería ni o ír


'


Es ord e n del s eñor D i re ctor — repetía con autor i da d .

M igo ya alentado por su tr i un f o p i d ió l a palabra Des


, , .

pués de hace r callar a Caban i llas y a don N il a m ón e x pu ,

so s u s obj ec i ones Todos le e s cu c ha r º n con atenc ión


. .

— Lo que pretende el Director — comenzó M i o a — no


g y
podemos cumplirlo s eñorita ,

Había u n a ver dadera im posibilid a d mate rial N o se .

trataba de rebelarse contra l a superioridad pero ¿ de qué “

ma nera y en qué tiem po los pro fesores iban a escribir en


un sºlo l ibro tantas co sas ? Por l a mañana l a s clases ter
minaban a l a s once menos diez minutos Supon iend o que .

en seguida los pro fesores se pusieran en l a t area y que


cada u n o e mplease d i ez m inutos resultaba que co mo l a s , ,

cl ases eran cinco d o s en prime r a ñ o y tres l a s horas d e


, ,

ca da clase los pro fesores tardarían c i ento cincuenta m i


,

u ntos ; dos horas y media El último se r e t i r a r ía a su c a


.
¡
i

s a a la una y cuarto de la tarde Tendría que alm orzar a “


.

la disparada para estar en l a escuela a l a s dos Y a l a



.

tarde sucede ría otro tanto .


E s o rden d e l Director orden terminante contestó l a —
,

Regente abandonando l a e s cu e la .

—Esto es una ignomin i a — badaj o ! grit a ba don N i


¡ ,

Los pro fesores quedaron alborota dos Zoil o Cab a nillas .

proponía declar arse e n huelga o renunciar en masa No .

habí a otra di syunt iva ; pero n ad i e pensaba como él L a .

vice más f e a que nunca estaba congest i onada y como con


, ,

gana s de llºrar Urtubey t rataba de calmar a todo e l


mundo .
I1 2 M A NU E L GAL VE Z

alumn a de seg undo añ º S e con fundía se enredaba A .


, .

v e c e s t e n ía d i stracciones inexplicables y decía cosas d e s

atinadas Esta situaci ón la en t risteció Por que ¡ quién sa


. .

be si n o tendría que abandonar l a escuela ! S e apenaba


pensando en l a v e rgii e n za que e s o sería para ella en el ,

dolor que a su pºbre abuela le causaría Tendrían qu e .

v olver a Nonogasta a vivir de n uevo en l a casa de su


,

tío a enterrar ella en aquel desierto su ilusionada j u v e n


,

tud Pe ro antes r eac cio n a r i a nº se darí a por vencid a


.
,
.

Resolvió estudiar mucho todo el a ñ o n o salir de su cas a ,

sino para i r a la escuela S e contemplaba inclinada sobre .

Su s libro s d ur a nte l a rg as horas de la noche j unto a l a ,

lámp ar a oé rr á n d o s c l e los oj o s m uerta de frío S e levan


, , .

taria con el alb a ; y solamente l os domingos para des e an ,

sar un poco d e t a n tenaces estudios iría un rato a la ,

plaza Empezó a e studiar con entusiasmo y escribió en


.

u n a gran hoj a de papel con letras muy bonitas el horar i o


, ,

que cumpl i ría M ientras tant o e n cada clase d ia r ia m e n


.
, ,

te comprobaba que carecía d e l o esencial : l a práctica p e


,

d agó i c a Esta convicción l a volvió a entristecer porque


g .
,

l a p r á ct i ca ella bien l o sabía n o se apre ndía en los libros


, , .

S u a fán por el estudio disminuyó y f ué en esos días de ,

incertidumbre y desaliento cuan do l a Regente se presen


tó en su clase .

A l verla c allada en u ri a zo r am i e n t o inge nuo l a Re gen


, ,

te miraba a todos lados como quien n o sale de su asom


brº .

— Continúe señori ta— ordenó con fastidio


,

R a s e l d a e n r o j e ció S e mordía los labios miraba a l a


.
,

Regente baj aba los oj os La Regente irri tada golpea b a


, .
, ,

nerviosamente con el pie en el Suelo .

— H e venido a presenciar su clase señorita d uo l a



,

Regente con sequedad autoritari a y cruzando lºs brazos


co m º disponiéndose a espera r .

R a s e l d a colorada hasta l a s o rej as continuó L a clase


, ,
.

versaba sobre elementºs de Geogra fía Normalmente las .

clases de G eogra fía eran l a s mej ores Ell a tenía p r e dil e c .

ción p º r esta as i gnatura e n cambio d e t estaba la A r it mé


,
-

tic a P erº esta ve z se halla b a cº rt a da Sen tía sobre e ll a


. .
L A MA EST R A N OR MAL 1 13

lo s oj os d e la Regente y esto le h a cía perder l a cabeza , .

P reguntaba con v o z tímida poco entonada , sin a n i mación , ,

y l as discípulas le contestaban de modo análogº n o reve ,

l au do interés ni cur i osidad Un ambiente de a b u r r i m i e n .

to de monºtonía había en aquella clase L a s niñas esta


, ,
.

ban mal sentadas en posturas fam iliares ; algunas j uga


,

b a n co n l a s l ap i ce r a s otras reían y casi todas se hallaban


'

distraí das R a s e l da , de pronto , em p ezó a olv i darse ; sus


.

palabras vac laron y creyó que le ib a a dar algo M i ró a


i .

l a Regente casi at errada con l º s oj os m rfy abiertos c o n , ,

ganas d e llorar L a Regente sonreía mordiéndose l o s l a


.
,

b i º s y mir aba c on cruel fij eza a R a s e l d a , que h ab ías e


,

i n t e r r u mp i dº
Pe ro señorita n o veo motivo para a s u starse tan tº ;
, ,

nº s o y e l cuco me parece — dij o p o r fin l a Regente


, , .

Y tºmó la clase p o r su cuenta .

A tención niñitas — comenzó dando u n a enérgica


, ,

palmada .

Las niñas se movieron T o das levantaban l a cabeza y .

mi raban a la Regente A lgunas parecían esperar con in .

t e ré s La Regente luego y eon gran rapidez corrigió las


.
, , _ ,

posturas de las niñas las cuales quedaron derechas V ,

atentas Una nueva palmada y empezó l a lección Se tra


. .

taba de ap render l o que eran los ríos l º s mares las l a , ,

g unas La Regente explicaba con pºcas palabras p e r º


.
,

muy claramente y señalan dº con el puntero en un mapa


, .

N º pasaba de una noción a otra sin que toda la clase h u


biese aprendido la primera Con este ºbj etº interrogaba .

a todas las niñas ; y como para mantener la an i mación ,

daba palmada s de cuando en cuan do Ind icaba a cada .

niña con el dedo y parecía p º r los ligeros m ov im i e n t º s


, ,

de su mano un d irector de coro que en un al l e gr o a d


, , ,

vierte a las distintas vºces su entrada Las preguntas s al .

taban de un banco a otro De u n a niña del pr i mero p á .

saba a una del último d e una sentada a la derecha a otra ,

sentada a la izquierda Las preguntas eran fáciles e la .


,

ras al alcance de las niñitas A penas señalaba a una é s ta


, .
,

se levantaba repenti n amente como ciertºs j uguetes de



re s º r t e La de al lado
. decía la Regente ; la otra ,
II M A N U E L G Á LVEZ

aquella usted l a última Y todas se ponían de pie co n


,

, ,

testaban rápi damente con brío y se sentab an de g olpe , ,


.

Levantán d o se y sentándose u n a tras otra a veces varias ,

a un tiempo parecían l a s burbuj as del ag ua cuando em


pieza a hervir .

R a s e l d a recostada j unto a su mesa miraba tr i stem ente


, ,

a su superiora Estaba avergonzada Ella no llegaría j á


. .

más a d a r u n a clase a s í L a s niñas q u e a l tomar l a clase .


,

l a Regente estaban como adormec i das ahora se habían ,

entusiasma do Parecía que l a Regente les hu biera dado


.

cuerda Tenían otra e xp res i ón en los ºj ºs u n a animación


.
,

que nunca les no t a ra R a s e l d a la cual veía a l a Regente ,

moverse de un lado a o tro recorrer t o da el au l a domin a r , ,

l a c lase No ocurría nada que la Regente no v i era no s e


.
,

movía u n a mano sin a dv e r t i r lo Toda La clase estaba s o .


met ida a su volunta d y v ibraba con ella .

La Regente s i que e r a u n a maestra pensaba R a s e l da , .

Ella en cambio n o f ué j amás u n a buena alumna no ej e r


, , ,

ció nunca la profes i ón y cuanto aprendió en l a escuela l º ,

había olvidado ¿ Qué le esperaba L a Regente le i n f o r


? .

maría a l D i rector t a l vez S e pu s o roj a de v e r gii e n z a y


, .
_

baj ó l a cara como si temiera que l a Regente adivinase


¡
,

sus pensamientos .

E
— s a s í seño r i ta como debe llevar su gr a do — dijo l a
, , ,

Regente con sufi c i encia L e he dado u n a clase modelo .

para estimularla solamente pues n o estoy obl igada a e n ,

s eñ a rle .

Ra s e l da balbuc i o un muchas gracias y m o c o n asom


bro que l a Regente se reti raba s i n enoj º .

L a s d o s horas s igu 1 e n te s transcurrieron para R a s e l d a


como si fueran siglos Deseaba i rse a su casa desaho gar .
,

se llorar ¡ A h ! C omprendía que tenía r azón l a Regente


, . .

S u cla se e r a lenta pesada s i n interés Pero ¿ para qué , ,


.

humillarla de ese modo ? ¿ Por qué no se retiró a l verla


c o h i b i d a ? ¿ Por qué no l a llamó después d e clase y le

hizo toda s l a s i nd i caciones que le parecieran co n v e n i e n


tes ?
xM i e n t r a s tanto l reto rnaban
a s , n 1n a s a la habitual i n
corrección de sus p o sturas Cruzaban . l as . piernas apo ,
1 16 M A N UEL GÁ L V E Z

r ia , se animaba a sonrei r en p resenc i a del Director


no .

L a s alumnas maestras diez o doce compadecían


,
a R a , ,

selda pero algunas no po dían dej ar de sonreir R a s el d a


,
.

daba lásti ma Tartamudeaba se equivocaba se quedaba


. , ,

en S i lencio A lgunas alumnas m aestras que l a conocían


. ,

o que eran sensibles sufrían A u n a de el las le asomó ,


.

u n a lágrima Luego l a maestra quedó callada con el r o s


. ,

tro congestionado a punto de llorar Temblaban sus l a ,


.

b i os y s u barbilla y clavaba los oj os en un gran cartel de


,

l a pared en el que leía y releia mentalmente s in c o m


, , ,

prender s u Senti do la s cuatro f rases imp resas en grandes ,

letras :
l os j
o os de la n en a

el p el o del ne ne

la niña es bu ena
el s ap o se va al p ozo

El Di rector se marchó d i s gu s t a d ís irn o A l sali r R a s e l da .

de clase a n u n c iól e la c e l a d o r a que él l a esperaba en s u


,

ofi c i na .

Fué u n a escena d o lorosa para R a s e l d a El Dir e ctor .


,

m i n u c i osamente hacía constar l a e s ca s a preparación de


,

l a maestra su carencia de condicio nes para el puesto su


'

.
,

olv i d o absoluto de la práctica pedagógica Puntualizaba .

los detalles con u n a f ría crueldad Hablaba lentament e . .

Formaba con el pulgar y el índice derechos un cero v ,


'

_ ,

dej ando los otros dedos en abanico baj aba y subía el bra ,

z o con la regularidad de un pén dulo R a s e l d a sentada en .


,

el extrem o de l a silla c o lora d a hasta lo s oj os caí da la , ,

cabeza sobre el pecho miraba a l suelo No sabía qué cara ,


.

poner Hubiera queri do morirse hundi rse baj o la tie rr a


.
, ,

que le d ie se algo p ara que acabara aque llo Las 121
“ "

grimas se le aso maban a los oj os El Di rector aseguraba .

co mo hablando cons i g o m ismo n o comprender p or que ,

con t a n r e ducida preparación s e acep taban puestos de t a n


t a resp onsab ilidad Pero l a culpa n o e r a en realidad de.

ella sino de qu ienes l a p a tr oc i n a r o n y l a hicieron n o m


,

bra r ¿ Po r qué habí an de m ezclarse en l o s asunto s


.

d e la es cu ela pe rs on as qu e no t enía n n in gú n de r echo p ara


'

L A MA E ST RA N OR M A L 1 1 7

e llo ? La maestra que aceptaba la d i r ecc 1o n de un grado


sin l a preparación sufi ciente hacía un gran daño a l a e s , _

cuela a sus alumnas a ella misma En f m el mal estaba


, ,
.
,
_

hecho Pero e r a preciso remediarlo Debía estud i ar e s


.
. ,

t u dia r con verdadero celo con l a conc i encia de su deber


,
.

La se ñ or i ta Regente iría diariamente a la clase de R a s el


da l a observaria y u n a vez p o r semana le daría u n a
, , , ,

clase modelo .

R a s e l d a n o había pronunciado u n a sola p alabra Escu .

chaba a l Director con atención y pensaba que c uanto de


cía e r a cierto Quedó más tranquila Las frases últimas
.
.

le habían dado confianza Pensó que el Directo r e r a un .

señor in u y bueno y que n o deseaba sino hacerle bien E r a .

por l a escuela por ella misma t a l vez que le daba aque


, , .

l l o s c o n s e j o s y se tomaba tantos t rabaj os


º

— M uchas gracias señor dij o en tono sumiso y l e


vantando hacia él sus oj os humedeci dos .


Las difi cultades de R a s el da en s u clase la escena c on ,

la Regente su entrevista con el Director fueron pronto


, ,

conocidas de todo el puebl o Pero había tantas ve rsiones .

como i ndividuos Doña Crispula refería a pesar de l o s


.
,

in forme s dist i ntos de R a s e l d a que el Di rector había em ,

p l e a d o palabras indignas de un caballero En l a c o n ñ t e r ía .

ha b ía n tom ado a broma el asunto En tono de chanza .


,

ponía n al Di rector y a l a Regente de tal modo que no


_

había por dónde agarrarlos Las opiniones se inclinaban .


,

como en todas partes en favor de R a s e l da ; per o n o p o r


,

ello l a p e r d o n a ba n L o s más lenguas largas llegaron a


. .

asegura r que tod o n o era sino u n a estratagema del Di


rector qu ien cansado y a de la Regente pretendía reem
, , ,

p l a z a r l a con R a s e lda Y hasta referían la conversación


.

del Di rector con R a s e l da A quél o f reció l a paz a l a i n f e


.

liz maestra con la condic i on de ce de r le sus encantos E l .

C o ns ti tu ci o n a l publicó sobre el asunto un suelto in si dioso .

segú n decía el Directo r En este suelto escrito sin duda .


,

p o r Palmarin y titulado El affair e Escuela se decía “
,

que el asunto comentado n o era sino e l p ról ogo de l o s ,

i nauditos escándalos que iban a acontecer muy pronto .

Era preci so alej ar la política de la escuela impedir que el ,


1 1 8 M A N U EL GÁ LV E Z

pro fesorado estuviese a merced de l a s baj as y torpes


co mbinaciones co n que satis f acía su ans i a de mando y

d e acapar amiento de los dineros público s el n e p o t i s m º



oligárquico que gobe rnaba .

A lgunos días desp u és de estos sucesos s alía Ra s e l d a ,

de l a escuela c on c l u i d a s las cla ses de l a tarde c uando v ió


, ,

que en la secretaría conversaban Clemencia Gancedo y la


Regente Quedó asombrada L a s Gancedo eran l as que
.

peores c o s as hablaban de l a s relaciones entre l a Regente


y el D i rector ¿ Cómo podían haberse hecho am gas
.
i ? Se
r ía t a l vez por asunt o s de l a escuela Porque en l a e s
?

cuela precisamente en su clase e stud i aba u n a s ob r in i t a


, ,

de l a s Gancedo Gertrudis Frutos u n a ch i cu e l a v iv a r a


, ,

c ha y traviesa .

R a s e l d a antes de i r a su casa fué a l a de doña Cris


, ,

pula para contar l a novedad .

¡ Qué porquería pero qué porqueria señor ex



'
, ,

clamaba doña Crispula refi riéndose a aquella am i stad que ,

seria famosa .

¡ Cuand o ella decí a que esas muj eres maquinaban algo


contra R a s e l d a ! L a s gu a n a c a s la detestaban porque la
nombraron maestra de p r i mer grado en lugar de nombrar ,

e s a indecente de B enita

a .


Te od i an h i j ita te o d ia n y harán lo imposible por
, , ,

hacerte echar de l a escuela .

Para doña Cr i spula l a s cosa s se expl i caban muy fácil


mente Declarada l a guerra p o r la s G ancedo éstas se
.
,

habían pue sto a observar R a s e l da maestra nueva egre .


, ,

sada de la escuela hacía var i os año s debía f racasar ; y ,

ellas entonces se aprovecharían de su f racas o para reven


tarla Por l o pronto trataban de i ntimar con l a Regente
. .

Clemencia había i do a l a escuela con el pretexto de bus


c a r a l a chica para lleva rla luego a cualquier parte al ,

in fi erno Y había tenido el cui da do de ir antes que se


.

acabaran l a s clases para encontrarse con l a Regente E r a


, .

una v e rgii e n z a un escándal o En fi n l a Regente ¡ qué


, .
, ,

m á s quería que hacerse amiga de l a s Gancedo ! L a i n f eliz


muj e r n o había pod i do entrar en s oc i edad Todo el mun .

do hablaba de sus amores c 1ertos o no co n el Director , , .


M A N UE L GÁ LVE Z
nima no e ra a gresiva sino a mable con las vict ima s ; pero _

detrás d e ellas la lengua se le soltaba co mo por encanto


,

y había que oírla E s a noche Clemencia muy risueña


.
, , ,

sin dej ar de seguir su camino del brazo de l a Regente ,

dialogaba a trocitos con las amigas que ocupaban l o s b an


cos Estos diálogos l a obligaban en o casiones a detenerse
. ,

lo que era su deseo .

—Tengo que decirte una cosa ché l e dec ía algu n a ,

desde un banc o t i r on e á n dol a del vesti do


,
.

E ntonces las tres se detenían .

Pero ustedes n o se conocen ? p reguntaba asom


bra da Clemencia p resentando a l a Regente
,
.

Las amigas de los bancos acogían c on cierta amabili


dad a la Regente encantada Pero en l a plaza todo el
,
.

mundo sospechaba el motivo de l a nueva amis ta d A v e .

ces en los pequeños grupos que s e f o rmaban j unto a los


,

bancos Clemencia traía l a conversa ción a l asunto de Ra


,

selda No era di fíc i l pues n o se hablaba de otra cosa en


.
,

todo el pueblo sin contar con qu e l a presencia de Ra s e l


,
a
da e n l a plaza favorecía la in ciación del tema
i Ce
l m en º .

cia tenia el sistema de l a s insinuaciones de fi ngi r que ,

defendía a su víctima ; j amás atacaba de fi rme y clara


mente como doña Crispula .

—Pero
¿ ha n vist o el pasaj e de esta pobre niña ?
,

Porque e r a realmente un pasaj e haber f racasado de ese


m odo A hora l a gente porque l a gente es tan mala
.
,


,

an daría dicien do que R a s e l d a G ómez era u n a s in v e r gii e n


za que no sabía nada ni tenía siquiera inteligencia Ella
, , .

no creía que fuese u n a s in v e r gii e n z a La pobre niña te .

n ía que sostener a su abuela y sostenerse ella misma y ,

no era posible estar viviendo siempre a costa de l a f a m


lia incomodan do a los parientes Per o sí creía que n o
, .

e ra inteligente B enita había sido su condiscípula y decía


.


que en la escuela fué toda l a vida u n a b ru t it a B enita “
.

ra t ifi ca b a L a s que formaban el grupo n o eran partida


.

rias del Director ni de la Regente M ás bien simpatiza .

b an con R a s e l da Pero ¿ quién discutía con Clemencia ?


.
,

E r a cosa muy seria ec harse e ncima semej ante enemigo .

Y to da s asentían A demás muchas trataban de con gr a


.
,
LA MA EST RA NOR MA L 12 1

ci arse co n ella s igu re n dol e la corriente Era lo qu e más


,
.

le agradaba A sí pues t o das quien más quien m en os


.
, , , , ,

concluían por deci r algo contra la vícti ma .


¡ Qué más se pu ede espe rar de l a hij a de un s a c ri s

tán ! exclamó co n gesto d esabrido u n a señora cuyas ,

n i nas camb i aban de novio cada mes y se dej aban toque


tear y besuquear po r todos ellos .

— Nada sería si fuese hij a de un sacristán contesta


b a otra ,
porque se puede ser sacri stán y honrado ; l o
peor es ser hij a de una perdida de una l oca ,
.

Clemencia gozaba Una vez que veía bien encau zada


.

la conversación ya n o tenía que te mer A l a Regente n o .

l e gustaban tales d i alogos Ella e r a u n a profesora cons .

ciente y seria y no quería que la considerasen como hostil


a R a s e l da .

R a s e l da m i entras tanto paseaba con Rosario A veces


, ,
.

se les reunían algunas amigas y formaban u n a fi la larga .

Paseaban todas con lentitud casi d i s pli ce n t e m e n t e con , ,

ese ritmo suave de su andar provinciano No solían ha .

b l a r mucho Rosario sól o se ocupaba en mirar al novio


.

sentado con un amig o j unto a u n a de las mesitas que


, ,

en el borde de la plaza colocaba el ca fé d e en frente Ro .

sario p r e p a r áb a s e desde antes de llegar y en el prec i so , ,

momento le largaba los oj os como si fuesen p edrada s


, .

Después de pasar volvía l a cabeza sin ningún disimulo


, .

A veces su novi o se situaba detrás de ellas y las segu ía .

R a s e l da s e n t ía u n a dulce trist eza Los asuntos de 1 .

escuela hab ían l a apenado pro fundamente Le disgusta ba .

que l a mirasen con curios i dad qu e l e pre guntasen l o s u ,

cedido Sólo a d on N il a món le había conta do tod o sin


.
,

pena ha s ta c a s i con gusto D on N il a món pariente lej ano


, .
, ,

de la abuelita e ra un gran amigo de la familia A ella la


, .

quería mucho y la llamaba mi sobrina ¡ D o n N ila món “

era tan bueno y tan cariñoso ! Pero a los demás ¡ qué ,

fasti dio tener que r e f e r i r le s algo ! Sin embargo esa n o ,

che nadie la había molestado La veían con otras mu .

chachas i r y volver sin cesa r de u n a punta a la otra de


,

la plaza Sólo le preocupaba esa amistad entre la Re


.
122 M A N U EL GÁ LVEZ
gente y las G ancedo A veces a l pasar cerca de és .
,

t a s o ía con d e s agrado l a voz chirr i ante y gatuna de Cle


,

mencia .

S entado en un banco S olís conversaba con Pérez y ,

M iguel A r a uj o Cuand o l a música tocaba S olís perma


.
,

n e c ía en s i lencio reconc entrado e n s i mismo El bien


,
.

sabía que aquella mús i ca e r a mala cursi Pérez l a des ,


.
.

preciaba Pero él veía en todo aquello algo de poé t ico


.
,

de romántico U n a dulce l a s i t u d le penetraba en el alma


.

sentía un gran sosiego E r a para él u n a co s a riu e v a y de .

l i c i o s a el espec tácul o de aquella plaza donde en presen , ,

cia de l a s montañas baj o un c i elo tran s parente oy en d o, ,

l a m ú 5 1 ca de v i ej as zarzuela s españolas El A n illo de “

” ”
Hierro 0 L a Tempestad “
pa seaban con ritm o lento ,


y cadencioso muchachas en cabeza d e oj os profundos y
, ,

tristes Solís notaba en el amb i ente e fl uvi os de sensuali


.

d a d L a s muchachas tenían mirad as cál i das donde tem


.
,

b l a b a n inconsc i entes deseos A l pasar R a s e l d a él solí a .


,

mirarla P o co a poco i b a creciendo s in que él mism o se


.
,

percatase l a i ntensida d de sus m i ra das ; y ya hacia el fi n


,

de l a noche cuando la banda se ret i raba sus oj os pare


, ,

cían acar i ciar el ro stro los oj os y a u n el cuerp o de R a ,

selda Ella estaba encantada Toda su tri steza ib a des


aparec iendo a medida que crecían d e amor l a s hondas
. .

m i radas de S olís .

— Fi
j e cómo me mira
á le decía a Rosario
'

t .

Pero Solís no s e dej aba v er ni de sus am i gos que nada ,

observaron en toda l a noche n i de Rosari o R a s e l da h u , .

b i era sido f eliz con que Rosar i o sorpre n diera alguna de


aquellas m i radas Rosario creía que eran ilus i ones de .

R a s e l d a S ospechaba a su amiga enteramente enamorada


.

de S olís y no se atrevía a c o ntradec i rla .

—N o me fi j é bien le contestaba .

L a música term i no Los hombres se dirig i eron a l a .

con fi tería A lgunos se disponían a segu i r a l a s mucha


.

chas hasta sus cas a s pero desde lej os pues j amás se les , ,

acercaban aunque f uesen novios A l desbandarse l a con


, .

cu r r e n c i a t o dos se iban como c on es f uerzo


, L a s despedi .

d a s entre l a s muchacha s eran inacabables Pa recía qu e .


12 4 M A NU EL GÁ LV E Z
día con ve rs an do cn el patio de la casa los dos solos l e
,
'

, ,

sorprendió absorto en su cue rpo Ella habia enroj eci do . .

Se ntía l o s oj os d e aquel hombre como si l a tocaran la ,

ac a riciar an la besaran En ocasiones s u s mira das la r e


,
.
,

corrían desde la ca b eza hasta los pi es Ella sin mi rar lo .


, ,

veía todo l o adivinaba m ej or dicho ; le daba u n a v e rgii e n


, ,

z a t r e m e n da que la mirasen así y se ponía colorada h a s ta


'

l a s orej as También había observado que al hablarla l a


.
, ,

voz de él tembló más de una vez Ello ocurría cuan d o l a .

miraba d e e s e modo ¿ Qué signi ficaba todo esto ? S .

gustaba de ella ¿ por qué no l a festej aba ? Jamás había


,

pasado por su casa para verla como h acían allí todos los ,

mozos ; n o habí a p e did o a nadie que le h iciera gancho ; “

nunca le d ij o s e nia m e n t e u n a palabra d e amo r Y hacia


"

, , .

un mes y me dio que la situación n o cambiaba S in em .

bargo ella pensaba que S o lís l a quería Rosario había


, .

tratado de d i s u a d i rl a Habí a hablado co n él le había .


, ,

da do bromas ; pero él negaba enérgicamente que la fes


t e j a ra .

— Sin embargo o he visto que u ste d la mira — había


y ,

dicho Rosari o .

— a miro porque es bonita como se mira un cuadro


L , ,

un paisaj e .

Pero R a s el da n o se había convencido Ella tení a s u s .

razones que guardaba para s i misma S olís n o la feste .


'

j aba por creerse en fermo y también porque sabía la h is , ,

toria de Zenaida Gómez Era segu ro que él una alma .


,

noble y buena una alma t an linda n o quería casarse
,

,

por e l temor de llegar a ser para ella y su abuelita a ,

caus a d e su en fe rmedad una carga A sí evitaba hacer ,


.

desgraciados a otros seres En cuanto a l a h i s t o r ia de


'

.
,

s u madre Zenaida Gó mez e r a impo s ible que ya Solís no


, ,

la hubiera oí do en al guna parte ¡ Ah e r a s u desdicha .


, _

aquella historia ! ¿ Por qué fué tan débil su madre ? ¡ Tal


vez e s o le impediría casarse e r a un obstáculo para su feli ,

ci dad l a muerte de todas su s ilusiones ! Y por primera


,

v ez después de tantos anos que pasaron sintió un po co


; ,

de rencor hacia su madre .

Esa n o che se preguntaba si e sta ría enamora da de Solí s


L A MA ESTRA N OR M AL 12 5

M uch as vece s había cr iti ca r a l a s q u e se enamora


o ído

ban de l os hombres sin que e llos tomaran la inic i ativa .

Era una cosa fea un deshonor u n a especie de tra i ción al


, ,

sexo N o e lla no estaba enamorada ; e r a un disparat e


.
,

pensarlo Y trataba d e convencerse a s i misma analizaba


.
,

sus sentim i entos recordaba l a s palabras qu e había d i cho


,

en sus conversaciones con Solí s el modo cómo l e había ,

mi rado N o n o estaba enamorada Tenía la conciencia


.
, .

tranquila Le gustaba el mozo c ie rto ; le p ar e cí a un buen


.
,

candidato para e l la Pero nada más ; n i si quiera e r a su


.

ideal N o e lla j amás cometería l a imp ru denc i a l a ri di


.
, ,

culez de enamorarse de un hombre que n o l a feste j a b a


se riam ente ¡ Qué te rrible desgraci a sería e s o !
.

Y se durm i o tranqu i la .

Soñó que se casaba co n S olís Que daba l i n dís im a con .

su traj e blanco todas le envi d i aban su novio y el D i r ec


, ,

tor ¡ t a n luego el Director D i os santo ! era el pad rino ,


.

Pocos días después h i zo un d escubrim i ento A dqu i r 10 .

la certidumbre de su s g a y tuvo el olor y un p oco


de r c i a d —
,

el placer también— de pensa r que su vida e ra ya l a n o


,

vela para la que fatalment e la des t inara su nombre ¡ El .

m i smo l o habia d ich o ! Era s i una real desgr ac i a l o que , ,

le s u ce d ía ¡ Estab a apasionada de aquel hombre


. de ,

a quel hombre que n o pensaba se guramente en casar s e , ,

c o n ella !

Fué en M ayo la vís p era de la A scens i on


, .

R a s e l da estaba contenta d esde hacía una semana La “

Regente p disposición d e l D i r e ct o r sin duda ya no i b a


'

o r —
, , ,

a su grado S us clases p o r otra parte habían en su pro


.
, , ,

p io concepto mej orado notablemente


, A sí ella s e asom .
,

b r ó aquella mañana cuando al sali r de cl ase l a v i ce d i , ,

rectora l levándola a su casa la previno contra la apa r en


, ,

te tregua e n l a s hostilidad es Su in fortun i o le habi a .

atr ai d o la am ista d de la vice di re ct ora La buena muj e r .

q u e t ení a s u s ra zo ne s para ha bla r así l e ac ons ej ó de f e u ,


M A N U E L G AL V EZ


d erse . preciso que se buscara alguna buena cuña
E ra ,

cualqu i era de los d iputados por ej em p lo .

Hablaron del m alestar q u e se notaba en la escuela


—A uí v a a suceder algo — dij o l a v i ce a f lig i damente
q .

Eso n o podía cont i nuar L a escu e la se d e s a cr e d it a b a


. .

los pro f esores hab i an y a sop o rtado demas i ad a s humilla


c i ones N o se podía v iv i r de e s a manera : entre con flictos
.

desagradables ; somet i dos todos a un espionaj e ind igno ;


obl igados a c on sp i r a r a descu i dar l a enseñan z a a llenarse
,
'

de rencores inút iles Ella su fría cuando pensaba en lo


.

que había de ven i r L a s ituación no te nía sal i da a meno s


.
,

que el M i n i sterio reconoc i era a l D i rector como el solo


culp a b le Y esto no p a r e cía fác i l Lo más seguro e r a
. .

que cua l qu i er día los echasen a to dos de l a esc u ela o qu e

los dispersaran trasladán dol o s a diversos s i tios .

— N o se a fl i j a M a ti lde i nterrump ió R a s e l d a ; to do

,

se ha de arreglar .

—N o R a s e l d a
, no ; esto no tiene arreglo M uchas no
, .

c hes n o due rmo pensa n do en lo q u e v a a ser de

L a s dos quedaron pensat ivas M at i lde con los oj os lle .


,

nos d e l ágr im as y l a cara congest i onada estaba horrorosa ,


.

— n todas p a rtes h a
E y h i s torias — cont i nuó M at i l de
Y lo peor es que no se sa b e por qué vienen El Dir e ctor .

t i ene l a s mej ores i ntenci o nes pero , . .

Y camb i ando de tono agregó : ,

— Y o he s i do tra sladada tres veces a causa de con flicto s

en l o s que te j uro no tuve l a más mínima culpa Cada


,
.

tra s lad o ha si do un gran dolor para m i p ero éste será e l ,

peor de todos .

Ella n o tenía fam il i a s i no en Salta d onde v ivian d o s ,

primos hermanos su yos Todas sus a f ecc i ones sus am i s


.
,

tade s estaban e n L a R i oj a Llevab a ocho años en l a es


_
.

cuela había arraigado en l a ci u dad pro fundamente ¡ Y


,
.

pensar que t a l vez tendría que i rse a otra parte a su e dad ,


.

estando en ferma y pobre ! ¡ I ener que volver a relac i onar '

se a buscar amistades v erdaderas a fectos h ondos ! E r a


, ,

como para morirse de pena ¡ A h no había vida más .


,

triste que l a del maestro ! Y sin embargo ¿ qué hacían ,

los gobiernos p or los maes t ros ?


128 M A N U E L GALVE Z
t r ap ito s d e cristianar como ella decía fing 10 desma yarse
, ,

contra l a pared Todos rieron Doña Crispula les pe día


. .

p o r favor que se callaran porque sino ib a a reventa r .

Esta radiante gritab a Pérez está regia !


— —

— M e encuentran bien
¿ verdad
— preguntó do ñ a Cris ,

pula cruzando el patio j a ca ra n do s am e n t e .

En el comedor Solí s quedó al lado de R a s e l da D oña


, .

Cri spula ocupó una c abecera y G a l ian i l a otra En el .

mismo lado que Solí s s e n t á r on s e Clorinda y el la ngo s


tero En el opuesto Rosario su novio y Pérez
.
, , .

D oña C rís p u l a miran do sonriente a Clorinda y al l an


,

g o s t e r o le,
s dió bromas La muchach a reía pero el l a n .
,

g o s t e r o se puso muy colorado Rosario l o hizo nota r y .


,

él cada vez más avergonzado repetí a : si me miran es


, ,

,

claro Pérez felicitó al l a n go s t e ro porque si bien n o
.
,


m a taba langostas en cam bio e n v e n e n ab a corazones El .

l a n go s t e r o sin re ponerse del susto sabot eaba l a s bromas


, ,

y sonreía placenteramente con su boca a ca rt úcha da A l


tragar saliva su nuez su enorme nuez p arecía querer s a
, , ,

li r s e d e l p e s cu e z o .

Hablaron de f estej os Cada uno citó y comentó varios .

de l o s más no torios S e or iginaron discu siones sobre si t a l


.

festej o existía o no sobre s i l a n i na rechazaba o aceptaba


,

al f e s t e j a n t e sob re Si l a s rel a ciones eran serias o n o pa


,

saban de simpatía “
.

Saben quié n tiene una s rm p a t ía ? pregu n tó C lo º

rinda .

Nadie sabía .


¿ A que no lo adivinan ?
T odos se pusieron a pensar Pérez (1110 que Clemenci a .

G ancedo M ás bien n o l a h ubiera nombrado


. … .

— Pe ro Pérez para é se acordo — dec i a Rosario


, ¡ q u ,
.

Doña Cri spula se desató contra las Gance do Habló de .

las intrigas que estaban empleando para hacer Saltar


R a s el da de l a e scuela L o s oj os de R a s e l d a se e n t r i s t e
.

cieron Rosario para desviar l a co n v e r s a c1o n tuvo que


.
, ,

inventar var i os noviazgos más Doña Cri spula ol vidando . ,

a l as G ance do a fi r mó qu e La Rioj a estaba esp l éndi da c on


,

tantos novia zgo s .


L A M A E ST RA N OR MA L 1 29

Cómo están las mucha chas —exclamó qué cosa


tan tremenda !
Las tres niñas presentes ruborizada s baj aron l a cabe za ,
.


,

— El que me ar tristón dij o doña Cri spula — e s el


p e c e ,

caballero S olís .

A e l la se le p onía que don Julio pensaba en algo ”


.

No sabía ella s i e r a que l e gustaba al guna rioj an a o si há


bía dej ado en Buenos A i res algún recuerdo Todos le .

m i raron con curiosidad sobre todo Rosar i o R a s e l da t ra


,
.

taba de ocultar su interés A Solí s le h abían incomodado .

un tanto las palabras de doña Crispula y la curiosidad de


todos N o sabía qué contestar
. .

— Y o nunca he tenido novia — d i o


j , .

Y agregó hacié n dose el interesante :


,

Qu ién me v a a hacer caso !


— No hable así don Julio i n t e r ru mpro doña Cri spula

,

— ¡ u n mozo como usted !

Y volvió a ins i stir en que l o creía chi f lado p o r a lguna


r i o j a n it a Y l a m i raba a R a s e ld a Solís se puso serio pero


. .

n o se atrev i ó a negar R a s e l d a quedó bastan te s a tis fech a


.

c o n la act i tud de So l ís S in embargo había h abla do muy


.
,

poco co n él hasta ese momento L a conversación e r a dema .

siado general Per o las atenciones de S olís para con ella


.

la encantaban M ás de u na vez al i r ella a echarse agua e n


.
,

la copa y él al querer s e rv ír s e l a sus dedos s e habían encon ,

trado Como estaban cuatro personas de ese lado y la


'

.
,

mesa e r a corta sus brazos a ca da momento se toca ban


, .

El l a n go s t e ro d eclaró que él conocía un secreto del se


no r Solís Solís se inmutó ¡ S i se re ferirá a la flaca d e
. .

Buenos A ires ! pensó Ra s e l d a esperaba con ansie dad que


.

hablase el l a n go s t e r o quien re fi rió que habiendo i do a


, ,

Chi lecito hacía tre s días por deberes d e l o f icio un co
, ,

n oc i d o l e había contado que Solís e r a poeta Un m u rm u .

ll o de adm i ración siguió a l a s palabras del l a n go s t e ro .

R a s e l d a miró a Solí s c o n ternura y curiosidad al mismo


tiempo Sonreía feliz su pecho se levantaba al resp i ra r
.
, .

¡ Poeta lo que ella más había soñado ! Rosari o repetía


,

¡ qué l indo qué lindo ! , G a li a n i s onreía con sus oj illos ,

m a l i n t e n c ion a d a m e n t c
M A N U EL GALV E Z

¡E poeta sl— exclamaba doña Cri spula con la boca l le
n a — Entonces nos dirá algún verso
, .

Solís protestó Le agradaba sobremanera la po e sía pe


.
,

ro é l n o escribía versos desde hací a m u chos años cuando


'

estu diaba en la escuela normal de Paraná P u blicó algu .

nas comp o s i ciones muy pocas en d i arios de allá


, , .

— Cosas de m uchacho— decía baj an do los oj os


, .

L O que le intrigaba era qu i én podía haber dic ho que él


fuese poeta El l a n go s t e ro l e nombró al s a n t iagu e ñ o A ya
.

l a e x co n di s c íp u l o de So l í s en Paraná Solís recordó e n


, .

tonces que con A yala p recisamen t e con A ya la pasaron


, ,

l a s ga s horas leyendo versos sobre todo en l a s vacaciones , .

Tenían locura p o r la poesía .

— L a poesía ! — exclamó d oña Cri spula trinchando una


¡
gallina rellena Que cosa t an grande es la poesia ! Ro
.

sario sabe l as gol o n dr i n as


Todos querían compromete rla para que después de co
mer las recitara R osario se excusa ba E lla n o sabía r e c r
. .

tar nadie le había enseñado A demás a hí estaba Clorind a


, .
,

que e r a u n a monada como rec i taba u n a art i sta Ella sa , .

b ía algunos versos ap arte de los que enseñaba a l a s alum


,

n a s de l a escuelita que dir igía ; pero n o se los d ecía sino a


'

ella El j oven de los grano s m i ró a Rosario con m e lo s i d a d


.

y le susurró a l oído m e l i f l u a m e n t e :
—A m i también Quiero que me digas :
.

C o mo yo t e h e qu er i d o, d e s e ngá ñ a t e ,
as i n o t e qu er r á n .

L o diré
— para usted solo con testó ella sin a t r e í e r s e ,
r

a t u te a r l e y pon i énd ole oj o s e n l o qu e c e do re s .

Doña Crispula recordó que a ella también en su tiem ,

po l e ded i c aron versos Ruperto su f i nado esposo le hi


, .
, ,

z o versos muy bonitos cuando e r a su novi o T o da v ía se .

acordaba de uno preci oso que le escribió en su abanico a s í ,

de pronto pues tenía mucha fac ili da d E r a l a noche in


, .

o l v i d a b l e en que l e declaró su amor un amor a l a anti ,

gua con frases arrebatadoras


,

¡ Qué verso t an e s p l é n.

did o ! Empezaba de este modo :


M A N U E L G ALV E Z
Todos re 1 an j ov i almente Solís que tenía sus brazos
-

.
,

sobre la mesa sintió cerca de su mano l a de R a s el da


, .

A prox imó l a suya cautelosamente y tocó la de ella R a .

selda l a ret i ró A causa d e estar los fós f oros húmedos l o s


.
,

j óvenes p r e n d ía n l o s con mu cha d i f icultad .

. Vayan a l a sala— les dij o doña Crispula .

L a lluvia había cesado pero s i n que el calor d i s m in u


yera .

L a sala e r a un cuarto pequeño y pobremente a m u e b l a


do A parte del p i ano un p i ano de teclas amar i llentas y
.
,

rotas no había s ino una mesita c o n un ál b um d e retratos


, ,

sustentan do un fl o r e r it o y s i llas en f iladas a lo largo de ,

las parede s Po r todo adorno colgaban de los muros un


.

tanto e n n e gre ci d o s y a gr i e t a do s : tres l itogra f ias r ep r e s e n


tando a Belgrano S armiento y u n a escena de L a s a l e
W

,

gres comadres de indsor ; un d a gu e r r e o t ip o de doña
Cri spula e n traj e de bo das ; un retrato a lápiz d e l f i nado ; ,

dos p l a t o s d e az ufre con cromos i ncrustados que re ,

presentaban páj aros y flores ; y dos p a i s a j it o s hechos con


pelos r e n e g r i do s .

Se n t ó s e Pérez a l piano y tocó un vals Rosario qu e se .


,

quedara un momento en el patio con su novio para to “

mar el f resco pues e staba so focada entró c ol o r a dís i m a


,

,

y arreglándose el pelo c o n la s dos manos .

S oli s se sentó j unto a R a s e ld a en un r i nc o n del cua rto


_
, .

Hablaron d e cosas i nd i ferentes S olís hacia pregun tas .


_ ,

y ella contestaba cas i siempre c o n monosílabos Le in


, , .

t i m i d a b a hablar con los hombres ; a Solís especialmente , ,

apenas se an i maba a contestar l e Se d ij era que había en .

su mutua conversac i ón c i erto desgano ; s i n em b argo los ,

dos sentían e s a noche como u n a presencia l a conversa , ,

c ión sentimental que deseaban E lla l a deseaba no sólo .


,

como un ínt i mo placer sino también en l a esperanza de


que S olís aclarase su s ituación S olís c omo todos se n ti .

mental gustaba d e tales diálogos con las muj eres En este


,
.

caso sentía un doble placer p u es creía que R a s e l d a esta ,

b a enamorada de él S e hallaban los dos m u y cerca u n o .

del otro L a l á m para puesta en u n a m esa ar ri mada a la


.
,

pared en el centro del cuarto apenas p o n íá sobre sus ca


, ,
e
LA MA E S T R A NOR MA L 33

ras un déb il re flej o amar i llento Sus cuerpos quedaban en .

la s ombra La c onversación e r a s i empre di scont i nua H a


. .

b l ab a n algun a s frase s y luego permanecían en silencio .

Como e ra natural a c o r d á r on s e de Rosario La pobre h a


,
.

b ía tenido suerte según R a s e l da E r a muy b ueno el mu


, .

chacho muy aspirante


,

¡ Qué suerte que se hubieran
formaliza do las cosas ! Sólo fal taba saber cuándo se ca

sarian .

— Lo que tamb i en falta — d o S olís e n tono insinuan te


u ,

— e s que usted la 1 mite .

Ra s e l da creyó que ib a a declarars e S u cara se lle n ó .

de felicida d Sonrió y dij o con cierta coquetería :


.
,

Yo ?

Y luego en tono compungido


, ,
ha c1e n d o s e l a intere
sante :
— YO me casaré probablemente
no .

Solí s aunque la sabía muy decidida por el matrim on io


, ,

trataba de convencerla Era un grave e rror n o casarse . .

Hizo la apología del matr i monio y demostró que e r a para


la muj er la única fuente de felicidad Los hombre s ha .

llaban la felic i dad o mej or d i cho las fel i cidades por in


, , ,

numerables caminos ; pero l a muj er no tenía otro sino el


amor A firmó que R a s e l da había nacido para ama r y ser
.

amada El lo veía claramente en sus oj os en su e s p ír it u


.
, , ,

en algo que é l n o sabía de f inir y que l a ro deaba como el


'

cuerpo astral de los espiritistas Existían seres de los que .

podía a f i rm a rse que j amás amarían ni serian amado s De .

otros en cambio se podía a segurar lo contrar io S us o j os


, ,
.

parecían hecho s para m i rar apasionadamente los labios ,

para besar y ser besados Había manos en cuyo gesto se .

adivinaba la aptitu d i nnata de l a caricia ; había brazos que


predecían en su s actitudes una in fusa c i encia pasional
, , .

Y al deci r estas cosas la miraba .

R a s e l d a había enroj ecido y su s oj os vagaban por el


s uelo .Escuchaba a su amigo con emoción y deleite Ella .

no había oído j amás palabras semej antes S abía que s o .

bre el amor podían decirse las más l i ndas cosas ¡ A h las .


,

que ella pensaba ! Re cordaba haber l ei do en las novelas ,

en M arí a fr a ses divinas Pero a l o s hombres nunca les


,
.
1 34 MA N U EL G ALV E Z
o yó na da lin do En Nonogasta conoció a al guno s j óve
.

nes de L a Rioj a que iban co n su s familias a veranear


'

M ás d e uno tuvo c o n ella conversaciones senti mentale s


.

pero no decían esas cosas Sus p alabras eran vulga res y .

s u concepto del amor a pesar d e todo prosaico y utilita , ,


»

r io ¿ Tal vez n o sentían intensam ente ¿ A caso no sa


.
?

bian expresarse ? Solís e r a otra cosa bien aseg ura “

ron que e r a poeta Pero todo aquello que él hablaba se .


,

ria u n a d eclaración ? A ella nun ca se l e h abían declarado ;


n o podía saber Debía ser u n a declaración porque t o do
.
,

cuanto dij o e ra p o r ell a A sus labios se re fería a su s .


,

manos y a sus oj os Había sido un poco arriesgado l o qu e .

dij era La había hecho avergonzar Pero ella n o tenía


. .

derecho para r e p ro chá r s e lo ¿ No e r a u n a maestra es de .


,

cir una m uj er independiente que p o día oirlo todo ?


,

Sí R-
a s e l d a,
— continuaba Solí s u ste d ha na cido

para l a f elicidad ; yo en cambi o he nacido para la des , ,

g racia .

R a s e l da l e miró a sombrada Solís esta ba real mente .

triste .

Pues yo lo creía t an feliz !


No R a s e l da y o soy un desgraciado
-
, ,

No tenía padre n i madre ni hermanos Era solo a h , , .


,

s o lu t a m e n t e solo en el mundo Ignoraba e s o que llama .

b a n cariños amistades S u existencia material e r a difíc i l


,
.
,

condenado a vivir de un sue ld o miserable Estaba en fer .

mo de u n a en fermeda d terrible que exigía cuida dos ai


, , ,

res de mon t ana qu i etu d Enterrarse en vida Había ade


, . .

más l o s su frimientos mor a les que pocos comprenden El .

tenía un i de a l de vida un deseo de perfección Y no p o , .

d í a alcan zarlos T enia que luchar consigo mismo heroica


.
,

mente Le faltaba energía disciplina H abí a u n a contra


.
,
.

dicción entre sus id e as y su vida ¡ A h varias veces había .


,

sido vencido !
Había dicho e stas cosas c om p u n gi da m e n t e El mismo

.
,

que nunca pensó mucho en su desgracia se asombraba de ,

u e c uanto decía fuese verda d ¡ Era más desgraciado


q .
,

mucho más d e lo que creía ! H abí a hablado con sinceri


d a d sie ndo la p rimera vez que h a cía t al e s con fidencias
, ,
.
1 3 6 MA N U E L GALV EZ
Pero t uvieron que interrumpi r l a charla Iba a de cla .

mar Clori nda .

L a much acha recitó con acento vehemente y ademane s


_ ,

a p a s i o n a dí s i m o s una poesía de amor de M anuel Flores


,

L o s versos se al argaban arrast r ándose A Solís que se .


,

distraía pensando en R a s e l da le sobresaltaban los estre ,

m e c i m i e n t o s de aquella voz que tembl aba como si estu


vie se a chu cha da E r a el clásico modo de declamar en l a s
.

e scuelas Doña Crispula s e cá b a s e las lágrimas y luego po


.

nía los oj os en blanco To dos estaban impresionados A l


. .

final hubo aplausos y suspiros L o s concurrentes uno .


,

después de otro murmuraron felicitaciones


, .

En segu ida todos s e volvieron hacia R a s e l da No podía .

n egars e A hora le tocaba a e lla R a s e l d a se excusaba


. . .

N o se atrevía n o tenía l a gu ita rra


, Pero en e se mo .

mento Pérez entraba c o n una guitarra e n la mano S olí s .

la tomó y o f r e cié n do s e l a a R a s el d a :
,

— N O se niegu e— l e dij o en tono casi impe r a tivo


, .

Y luego dulcemente y con acento entristecido le su


, , ,

s u r ró

No
— m e niegue es t a felicidad .

R a s eld a l e m iró apacible y piadosamente , con oj os 5 0


ñ a do r e s y tom an do l a gu itarra , preg u ntó
, ,

— Qué quier en que cante ?


¿
—L os a z a h ar e s L os a z a har es exclamaron a un tiem
,

po varias voces .

M ientras R a s e l da t e m p l a b a S olí s ya se arre p entia d e



,

haberla hecho cantar Porque tal vez fuera u n a desilusión


.

para él ; temía que R a s e l da cantase de u n a manera tan


cursi c omo d e clam a b a Clorinda S ería una lástima U n a . .

muchacha t a n interesante e inteligente cantando así ¿ P a .

ra qué d iablos se empeñó en oírla ? ¿ Para qué le pidió




de ese mo do que cantase ?
Pero ya salían de l a guitarra l a s primeras notas E r a .

u n a mús i ca len ta sensual de r i tmo perezoso ; u n a música


, ,

pene trante de tristeza y de langu i dez Después de los pri .

m e ros compases arrancó suavemente u n a voz llena y ater


c io e l a d a R a s e l d a cantaba Su voz parecía a poyarse
p . . ,
L A MA E ST R A NOR MA L 1 37

ab a ndonarse
sobre las notas de la gu itarra . L os versos
de Joaquín González comenzaban así :
Yo s oy e l b a r d o d e m i s a m or e s
q u e e r r a n t e y s o l o s algo a c a n tar
d e m i s m o n t a ñ a s y d e mi s f l o r e s
y d e mi s hu e r t os d e b l a n c o a z a h a r .

Eran versos incorrectos pero impregnados de poesía y ,

de emoción sobre aquellos azahares que en p rimavera l le


,

nab an l a s c alles las plazas las h uertas de l a viej a ciudad


, ,

de lo s naranj os L o s versos t r i s t ís im o s parecían escritos


.
, ,

con lágrimas A Solís l e evoc aban el d o lor y el misterio


.

q e
u se concentr aban en la ciudad todo aquel des e ncanto , .

aqu e lla nostalgia desconocida que sintiera al llegar L a .

guitarra apenas se o ía ; pero cuando la vo z callaba ella ,

lloraba a su vez L o s versos hablaron de la primavera y


.


llamaron al azahar j oya nupc i al de las ru inas ¡ A zaha

.

r es
, ru inas ! Era la eterna un i ón del amor y de l a muerte ,

las tristes nupcias que todas las pri maveras se real izaban
en la ciudad .

T ú qu e a d or m e c e sl a ti er r a m i a
con tu s p f
e r u m e s ,
d i v i n o a z a ha r .

La guitarra soll o zaba no tas a fl igentes d e u n a dulzura ,

infi nita de u na languidez enervan t e E r a el mismo ador


, .

m ec im i e n to que ca ntaban los versos la misma emb r ia ,

g u e z de los senti dos el mismo deseo de a m ar que tal vez


,

d erramaban los p erfumes del azaha r en e l ambiente rio


j ano Eran exactas las palabras d e l p o e ta L a ciuda d se
.
'
.

diría adormec ida como l a tierra como las gentes que l a


, ,

habitaban Solís reconcentra do en sí mismo sentía u n a


.
, ,

invasora suavidad interio r C o n la cabeza h undida en el .

pecho c o n los oj o s cerrados como si s o ñ a r a ; s e absorbía


,

en aquella música que penetraba todo su ser La s notas .

repercutían en el fondo de su alm a como un e co lej an o .

s u a v í s im o Del mismo modo llega hasta el agua do rmi da


.

de la fuente el e co de la l eve conmoción que produce ,

sob re la super ficie plácida de la ta za la gota que cae del ,


1 38 M A N U EL G ALV EZ
surti dor S olís recordaba l o s tri stes añ o s de s u in fancia

.
,

sus ensueños de otro tiempo su ma d re que tanto le qu e ,

r ía y que mu rió M i rab a a R as e l da cuya voz te mblaba


.
,

de emoción Volvía a cerrar los oj os y v eí a altí simas mon


.

tañas de cumbres neva das el desierto áspero y trágico , ,

las quebradas solitarias donde perduran cantos y leyendas .

La gu itarra cont inu aba llo rando Solí s se representaba .

la tristeza monótona de la vi da provinciana co n su falta ,

de alegrías d e ilu sione s ¡ A h e ra una vida angustiosa !


'

,
.
,

S entía compasión ha c ia R a s e l da hacia s í m i s mo hacia


'

,
'

todo el mundo Una inm ensa ternura le invadia y hubiera


.
,

deseado l lorar llorar como u n a criatura llorar como no


, ,

lloraba desde hacía muchos años Sus oj os se h u m e de c i e .

ro n .

R a s e l da cantaba :
Ri oj a qu eri da n a tiv o s u e lo ,
,

n om a l l o r o s a d e a u s e n t e a m o r .

L º s verso s sintetizaban el alma de la ciudad Era c1 er .

t aní e nt e una novia triste y desolada que lloraba el a ban


dono de su a mor ausente Tal v e z son l a s ruin a s que llo
.

r a n cuando n o e s p rimavera la au sencia del azahar


, , So .

l is recordó el día de su llegada c omo u n a cosa perdida ,

en l a lej anía Pero luego sus recuerdos se fueron aclaran


.

do : aquella siesta a rd i ente cuan do él dormitaba mientr as


Rosario tarareaba en el piano L o s a za har es su paseo por ,

la plaza su tristeza invencible M i ró de n u e v o a R a


'

.
,

selda Estaba esplén dida Sus oj o s humedecidos habían


. .

adqu irido u n a suavidad acariciante sus lab i os y sus m e ,

j i l l a s parecía n llenos de u n a tibi e za voluptuosa y en toda ,

su persona en su pecho que palp i taba ritmicamente c o n


,

l a mús i ca de L o s a z a h ar es en su rostro en sus oj os tem


, , ,

hlaba u n a sensualidad inconsciente y romántica Le hu


biera en ese momento llenado la boca de b esos apasiona
d os .

M i e n tr as tu s m u r os e n n egr e ci d os
ca n ta n y l l or an tu s o l e d a d ,

p u e b l a t u s a i r e s a d o r me ci d os
l a e m br i aga d or a f l or d el azahar .
140 MA N U E L GALV E Z
patio con su novi o el j oven de los granos un momento
, ,

n o más para d esahoga r la emoción
,

-
M e ha hecho usted poner muy triste — dij o Solí s 3
R a s e l da mirándola en los oj os
, _
.

—N o se ría o sería l a música l o s versos


y , .

—Era u sted R a s e lda ; y cr e o q u e hasta he ll orado un


, .

poco ¿ sabe ?
,

u e d a r o n silenciosos
%
.

ocaba el turno al músico Pérez s e n tó s e a l piano y tocó .

un Nocturno de C h0 p in .

Qué lindo y qué t ri ste bostezó doña Crispula



.

¿ Es P i
u r ta i verdad
n ?
,

En este momento entró en l a sala un hermano de C lo


rinda que venía a llevarla E r a u n muchacho cariancho
, .
,

f e o y tenía u n a tonada p r o n u n ci a dí s i m a Llevaba unos

W
.

pantalone s a n go s tís im o s y a cada rato se miraba l o s bo .

tines nuevos Se llamaba . e l in do Pérez volvió a sen .

tarse a l piano y tocó a p edido general un vals Doña , ,


.

Crispula se ausentó para volver en seguida co n Candelaria ,

que traía una ban de j a llena d e copitas L a muchach a no .

se atrevía a caminar y las copitas temblaban con gran te


r ro r de doña C r í s p u l a L a s copitas contenían un l i co r c i
.

to de colo r i n de ñ n ib l e Pére z se empinó dos . .

— Hay que j untar fuerzas — tartamudeaba


, .

Solis todavía c o n el recuerdo de L os a za har es ase


, ,

g u r a b a a R a s e l d a que e s a noche sería para él inolvidable .

E r a un mundo nuevo e l que había sent i do A quella m ú .

s i ca y e s e canto le revelaban u n a poesía Orig i nal y honda ,

u n a inagotable fuente d e sentimiento que sólo había sos


pechado hasta entonces ¡ A h cóm o comprendía ahora e l

-
.
, _

"

alma de L a Rioj a ! Eran adm i rables estos pueblos El m u n .

do exterior n o ahogaba con su estrépito el cantar del rui


senor que ll evamos adentro En estos pueblos habia p a z .
,

reposo L a naturaleza misma parecía sumida en u n a


.

dulce beatitud En estos pueblos era pos ib le vivir tran


.

q u il a m e n te hallar l a v e r d a de r a felicidad
'

.
,

A qui ?— preguntó R a s e l da asombrada No se burl e .

de m i S olí s , .
L A MA E S T R A N OR MA L 1 41

H ablo en serio ,
co n toda co n v icc ro n .

Pero .

R a s e l da no se atrevía a expresar l o que pensaba So .

lis espoleado po r el p udor y l a t im i de z de R a s e ld a co


,

m e n zó a hacerle preg untas Por fi n el la no pu diendo r e .


, ,

s i s t i r más declaró que l a felicidad no e r a pos i ble allí para


,

u n a niña porque los h o m b r e s ”n o sabían querer



, Se puso “
.

encarna d a S o lí s s ilenciosamente bu scaba aquellos oj os


.
, ,

que no dej aban de mirar el suelo Cuando los levantó .


,

Solí s lo s notó humedec i dos R a s e l da acosada por S olí s .


, ,

tuvo que explicarse Y con d i fi cultad casi res i st i éndose


.
, ,

lo que i n co m o d a b a un tanto a Solís repit i o su s o b s e r ,

v a c i o n e s sobre el amb i ente c i rcundante Hacía poco tiem .

po que estaba en l a ciu da d pero y a h abía v i sto cómo se ,

hacían —los noviazgos los casam ientos ¡ A h eso n o e r a


, .
,

amor ! Cada mozo había festej ado a u n a docena de m u


chachas ¿ Era posible que se enamorara de todas Ella
.
?

creía que s ólo se amaba u n a vez en l a v i da Después no .


,

veia entus iasmo en ellos y apenas se casaban parecía q u e,

no tuv i esen muj er Sólo e xistían para e llos l a política la


.
,

confi tería .


Si n e mbargo l e d i j o S oli s
,

e n estos pueblos ha r —

más facil i dad para querer ho n d a m e n—te .

L o s hombres n o tenían el m undo de preocupaciones qu e


en Bueno s A i res Los espiritus más en contacto con l a
.
,

naturaleza eran pro f undos soñadores sens ibles El ha


, , ,
.

bía comprobado esto notando el sent im i ento de l a poesí a


,

en las gentes p rov inc i anas En Buenos A i res aun entre


'

. .

l o s l iteratos que él frecu entara se encon t raban p o qu í s i ,

mos hombres que s i nt i esen l a poesía Si acaso leían ve r .

sos los j uzgaban de acuerdo con sus opinione s retóricas :


j amás de acuerdo con l a s emoc i ones de su corazón Esto .

demostraba la superfi c ial i da d de aquellos espiritus Y .

era indu dable que los hombres super f i ciales materialistas , .

que n o piensan sino en negocios son poco capaces de un ,

amo r ideal i sta y pro fundo En las provincias estaban lo s .

mej ores espíritus que había ten i do el paí s ; la gente s e n tía


la poesía .

; aquí es más fác i l querer como uste d


— C r é a me R a s e l d a
,
M A N U EL GALV EZ
desea que l a qu i eran El ambiente la tranquilida d hast a.
, ,

estas músicas y estos cantos to do a yu da ,


.

Pero Ra s e l d a no se convencía Solís l a miró piad osa .


mente y con voz suave y lenta con familiaridad le d ij o


, , ,

convenc i do
—Y sobre to do u s t e d encontrar a un hombre qu e l a
'

, ,

quiera pro f undamente porque lo merece Usted tiene que , .

ser fel i z y lo será R a s e ld a , .

—Usted me hace m a l c o n su s palabras — dij o ella do


,

m i na da por u n a gran emoc ió n pe n sando en que Solís no ,

la a maba a ún .

Por qué a s l d a
R e ,
?

M e ha hecho usted concebir un id eal superior !


Clor i nda y s u he rmano quisieron despedirse El l a n .

g o s t e r o pidió que R a s e l d a bailase la zamba Había oí do .

dec i r que ba ilaba admirablemente Tod o s rat i ficaron A s í


. .
,

pues n o se podía negar Ella resistía p ero a l ñ n a cce dió


'

.
, .
,

Pérez s e n t ó s e a l piano R a s e l d a y el hermano de Clorinda


.

se colocaron f rente a frente Sacaron l a s p a ñ u el o s L a


'

. .

música e r a despac i osa m elancólica S e d etenía conti


, .
,

n u ab a , vo l vía a detenerse y a se gu i r Los danzantes co n .


,

el brazo i zqu i erdo en l a cintura trazaban con sus p a ñ u e ,

los que levantaban en l a mano dere cha círculos en el aire


, ,
.

L o s mov i mientos eran sosega dos suaves blandos y recor , ,

dab a n l a da n z a á r a b e de las a l m e a s Ba ilaban como ador


mecidos El mozo seguía a l a niña y ambos no cesaba n


.

de mover sus pañuelos en lo alt o A veces se d i ría que el .

mozo caminaba simplemente ; pero no perdía el compás .

L o s danzantes bailaban en un pequ eño espacio como si ,

sus p i es trazaran u n a circun ferencia en el suel o L a m i t


'

sica se arrastraba evocado ra soñolienta Para Solí s e ra


.
, ,

aquell a u n a escena de belle za y de a rte R a s e l da bailaba .

como con desgano de un modo muelle y perezoso Tem


,
.

b l ab a n baj o l a ba t a blanca s us senos que Solís l o s j u z ,

gaba incitantes para l a s caric i as y los besos El bail e .

p aró de pronto El mozo . había caído de rodillas j unto


a l a niña con el pañuelo levantad o
,
.

Luego l a s v i s itas se retiraron Doña Cri spula las ac o m


,
.
1 44 M A N U E L G ALV E Z
R a s e l da , casi con brusquedad se de s a s no l le va n do s e l a s ,
»

mano s a l a cara como aterror i z a da


, .

¿ Qué le pasa R a s e l d a
— ?
,

— N ada n o es nada ; un poco de mareo


, .

¡ E r a que sentía su amor por aqu e l hombre revelándose ,

en toda su plenitud ! N o podía más Hubiera d e s ea do es .


'

c o n de r s e gr itar Veía que ella n o sabria resist i r si é l la


,
.

besa b a o l a abrazaba Hubiera caí do en sus braz os palp i


.
,

tante ¡ Le amaba le a d o r ab a l
.
,

Doña Cri spula y Rosario volvían de l a puerta Pérez


habia dej ado el p iano Ca ndelaria acompañó a a s e l d a
.
R

hasta su casa y todos se fueron a dormir Solí s abrió la


, .

ventana de su cuarto y Se sentó en la silla de ha m aca ,

m i ran do hacia l a calle silenciosa y dormida N o se o ía


, .

s i no el r u id it o d el agua de l a montaña que br i ncaba entre ,

l a s p i e dra s d e l a s acequias L a luna parecía acariciar . la


c i u dad con sus besos de plata Solís n o podia olvida r s e de .

R a s e l da En su i mag inación l a llenaba d e besos y ca i cias


.
r .

M ás tarde ya en la cam a volv i ó a acordarse de L os a za


, ,

ha r es . Su melodía cálida y triste n o le dej ó dor m i r


, ,
.

Toda l a no che estuvo oyen do aquella música que sollozaba


en s u s oí dos c on t e n a c i d a d e s de obsesión Veía a Ra s e l da .

cantando y esta visión de amor y d e m e l a n col ía tr a ía l c


,

al recuerdo insistentemente los versos de Joaquín Gon


, ,

z ál e z :

M i e n tr a s tu s m u r o s e n n e gr e ci d o s

ca n t a n y l l o r a n t u s o l e d a d ,

p u e bl a t us a i r e s a d o r m e ci d o s

l a e m br i ag a d or a f l or d e l azah ar .
SE G U N D A P A R T E

Llegó la primavera .

A Solís que en sus primer o s meses de L a Rioj a vivió


,

ba j o el e n canto sensual y melancólico de l a ciudad ahora


, ,

después de m edio año de estadía ya le descorazonaba ,

cierto tedio i ncipiente Culpaba de ello a su pro fes ión


. .

La vi da monótona y neutra del m aestro primario no se


-

a rmoni zaba con la inquietud de su temperamento El n o .

nació se decía a s i mismo para pasarse las horas en el


, ,

a fán embrutecedor de e n s e n a r a l o s n iños que el Paraná


desemboca en el Plata 0 que los ángulos de un triángulo
equivalen a d os rectos ¡ Y siempre l o mismo to do igual !
.
,

E r a desesperante Pero nada le m o rt i ñ ca b a tanto como


.

corregir las composiciones infantiles Tenía qu e destinar .

noches enteras sus preciosas horas de estudio a esta i n


, ,

s íp i d a labor Y mientras tanto sus libros estaban aban


.
,

donados Era un dolor no poder darse a la lectura no


.
,

p oder escribir ¡ A h cada vez deseaba con m á s a hín co u n a


.
,

cátedr a ! A sí sería l ibre ; su trabaj o n o excede ría de seis


horas semanales y el sueldo y la consideración serían
mayores .

En el ministerio antes de su viaj e a La Rioj a le p ro


, ,

metieron dos cátedras Pero pasaban los meses y nadie se


.

acordaba de él Habia escrito a sus ant iguos compañeros


.

de o ficin a y a algunos amigos que n o carecían de in fluencia .

Nadie le contestaba Una vez sin embargo recibió una


.
, ,

ca rta de A lberto Reina el prosista ex u is it o E r a u n


,
.

pliego de l etra fi na elegante y nerviosa


,
l literato le re .

feria en prosa atormentada p e go te a da de palabras fran


, ,

c es a s y de galicismos sus proyectos litera rios el reciente


, ,

triun fo de su libro E l d ol or i mpl aca ble Hablaba con des .

precio de sus colegas y par ecía enca ntado de su persona


,
I 46 MA N U E L G ALVE Z
y de sus libros El a n o prox i mo decía me editan en P a
.
, ,

r i s m i A lfr e d o C a n o libro doloroso y humano que será

j
'
e n s u i s s ú r el ex i to d e l añ o

A l fi nal en u n a frí a .
,

postdata le anunciaba co n m ot ivo de la cátedra que So


, ,

l i s pedía u n a inm i nente c on f erencia con el subsecretari o


,
.

Solís estimaba a Reina y le admiraba literariamente Por .

ello la carta sólo le h i zo sonreir En el f ond o se sentía .

honrado de que Re i na le h i ci era co n f idencias de su s pro


yectos literarios y mostró l a carta a Pérez y a M ig uel
A rauj o quienes conocían y aprec i aban l a obra d e l j ove n
,
.

escr i tor Y m i entras tanto S olís s e asombraba de haber


.
,

creído que pud i era i nteresarse por él un ser t a n libre s co


y t a n a rtifi c i al como e r a A lberto Reina .

Pero a pesar del resultado nulo de sus trabaj os Solís


, ,

no se desesperanzaba Había c onoc i do a l doctor A pol i


.

nar i o Cabanillas rector del Coleg i o Nac ional A rauj o í n


,
.
,

t i mo d e Ca ban i llas le habló a éste de Solís con mucho


,

elogi o razón sufi c i ente para que el rector que conocía


, ,

las d i f i culta des de A rauj o en conce der ilu strac i on e i n


t e l ige n c ia a quien quiera que fuese quedara prevenido ,

en favor de Solís Y así desde que se conoc i eron h i c i e


.
, ,

ron b uena amistad Cabanillas era un hombre senc illo


. .

c asi campechano con aquella senc i llez natu ral que sólo
,

s e encuentra en l a s prov i nc i as Poseía u n a ser i a cultura .

histórica pero quizá l e f altaran ideas generales Quería


, .

a l colegio como cosa suya y v i vía sólo para él A lej ado .

de l a polít i ca por razón de su cargo y enem igo de l a co n ,

fi t e r í a y de dorm i r l a siesta le sobraba tiempo para es ; ,

t u di a r . Pero e r a en f e r mo ; padecía d e l hígado por lo cual ,

tenía color de aceituna y se ha llaba muy f laco T empera .

mento práctico y re alista apenas coincidía e n nada con , _

Solís cuyo i dealismo le insp i raba c i erta lást ima


, Es .

u n a l i nda ca beza d ecía a menudo de Solís


, pero no t iene ,

brazos ; no es lu chador Solís que ría también a l rector .
,

sobre todo por su bondad Cabanillas le prome t i ó que se .

empeñaría en consegu i rle u na cátedra de Filoso f ía que iba


'

a quedar vacante El deseaba incorporar a l colegio un t a n


.

buen e lemento como Solís Las es pe ran zas de ést e co .

menzaron crecer cuand o se pro duj o l a va cante anu nci a


1 48 M AN U E L G ALVE Z
da d arroj aba de su alma todas las ilusiones Y así s user .
,

tenía l a tristeza de las casas deshabitadas .

Sus relaciones con R a s e lda permanecían en casi i dé n


tico estado que hacía seis meses Desde aquella noche de .

M ayo cuando la o yó cantar L os aza har e s y bailó co n


,

ella en el patio algunos compa ses de tan go pocas vece s ,

h a bían hablado Como M ama Rosa pas ó enferma casi .

tod o el i nvierno R a s e l da n o pudo ir s ino raramente a la


,

casa de doña Cri spula Solís l a vió alguna vez en l a pla .

za y sobre todo en su balcón frente al cual él pas a


, , ,

b a de tiempo en tiempo con hábil disimulo Pero n o .

obstante su deseo de verla aquel amor físico que hacia


ella sintió e n sus primeras semanas de La Rioj a se había “

amortiguado notable m ente El b i en sabía que a este re .

s u l ta do habían co n t r ib u ido no sólo la escasez de las ,

entrevistas y el con s iguiente infl u j o ap a cigu a d o r del tiem '

p o s
,
i no también su poca constancia en todo su tim id ez , ,

aquel decaimiento de án i mo que el hastío le traí a Poco .


,

relativamente había pensado en R a s e ld a d u rante los me


,

ses transcu rr i dos S in embargo no dej aba j amás d e mos


'

.
,

t r a r s e enamorado cuando l a veía La hablaba e n tono .

emoc i ona do mirándola hast a el fondo del alm a y ex a ge


, ,

rando aquella tristeza que tanto gustaba a R a s e l da Per s .

todo e sto e r a sólo para ella ; delante de otras personas


parecía indi feren te Solí s no esta ba enamorado ni quería .

e namorarse y sin embargo continuaba aquel j uego N o


, , , .

procedía hipócrita ni ca l culadamente N o ha cía íca s i nada .

por encontrarla Pero cuando estaba a su lado se dej aba


.
,

llevar po r l a corriente de la s palabras y las mi radas Ra .

selda no l ograba ocultar el interés que sentía p o r Solí s y ,

él sin comprometerse enardecido po r aquella muchacha


, ,

que le amaba desperta dos sus deseos se mani festab a


, ,

apasionado Lo hacía en ese momento s in ce ra m e n t e po r


'

.
, , ,

ex i genc i a sentimental .

M ientras tanto el pueblo entero le sosp echaba en a mo ,

res con R a s e l da En l a con fitería en la escuela e n toda


.
, ,

l a ciudad le p reguntaban por ella y aludí an c on chistes


v ul ga re s y en ocas i ones groseros a sus o cril t as r ela cio
, ,

nes S olí s se p re gun t aba qu e e n dónd e habr ían nac i do


.
LA MA E ST R A NOR MA L 149

s emej antes rumores Pérez le afi rmaba que todo e r a


.

obra de la s Gancedo Entre las gu an a ca s y la familia de


.

M á ma Rosa existía u n a antipatía tradicional En l a es .

cuela Ben i ta se burló siempre d e R a s e l da y hasta l a de


,

s a i r ó en muchas ocasiones D esde aquella vez cuan do


.


Benita delante de otras gra ndes le preguntó m al ic io
,

,

s a m e n t e quién era su padre R a s e l d a la detestaba A ños


,
.

después a l encontrarse las dos disputándose el mismo


,

puesto el triun fo de R a s e l da d ebido a l a s vinculaciones


, ,

de su tío A ntonio el hermano de M ama Rosa que .


,

vivía en Nonogasta había exaspera do a l a s Gancedo .

El f racaso de R a s e l d a como maestra les alegró en e x t r e


m o Pero esto n o era suficiente Ellas necesitaban a lgo
. .

más para consegu i r la expul sión de R a s e l da ; l o hallaro n


en las relaciones entre su enemiga y Solís Comenzaron .

p o r deci r que Solís festej aba a R a s e l d a ; luego se extra


ñ a b a n de que el festej o s i guiese un c a mino oculto ; des
pués a f irmaron que todo había ocurrido ; y terminaron
” “

p o r asegurar que doña C r í s p u l a protegía esos amores .

Las Gancedo conocían al Director y sabían que a él le


ba staban simples r u mores de e s a índole para a dopta r
procedimientos radicales Pero l o que se gún Pérez de .
, ,

most raba principalmente la obra de las gu a n aca s eran


l o s anónimos que recibía Solís y que sólo ellas en todo ,

el pueblo tenían alma para escribirlos


, .

Tales rumore s molestaban a Solís A l pr i nc i p i o ello s .

satisfacían su vanidad de ambicioso de muj eres y de tí


mido como a los ambiciosos de dinero les envanece que
,

los crean ricos El mismo que j amás había conoci do mu


.
,

j eres fuera de las que venden sus caricias favoreció las ,

suposiciones de aquella conquista que l e atribuían con ,

t ra d ic i é n d o l a s de modo ambiguo y vago y con sonrisa de


satis facción Pero más tarde se d ro cuenta d l mal qu e
. e

hacía y qui so enmendarlo Y a n o era tiempo . .

Po r otra parte el enamoramiento de R a s e l d a era vi


,

sible a todo el mundo Las G ancedo acercaban todo s .

l o s hechos : el amo r de Ra s e l d a la ocultación p re m e d i ,

tada por parte de Solís su inte rés eviden te po r l a maes


,

t r a ; y deducían con su lógica aviesa las conclusiones


, ,
1 50 M A N U E L G ALV E Z
que des e aban S i Solís perseguía a R as e l da como e r a
.
,

indudable y l a muchacha e ra i ncapaz de resistir estan


,

d o perdidamente enamorada ¿ no resul taba n atural q u e ,



todo hubiera y a suced i do ? ¿ Qu i en e r a Solís ? Un p o r
t e ñ o ¡ tan luego ! es deci r un hombr e que estaría hab i
, , ,

tuado a se ducir muj er e s ¿ Dónde se veían ? En l a —c asa .


de doña Crispula u n a cualqu ie r a ,
.

A paciguado su i nterés por Ra s e l d a S olís no tenía en ,

s u vida nada que le de f endiese contra el hastío .

El trabaj o absorbente y monótono de l a escuela n o


dej aba tiempo para cult i var sus amistades ¡ Pero si tam .

poco tenía amigos ! El e r a un poco huraño no c o n ge n i ab a ,

a s í n o más c o n to dos En Buenos A i res se había he


.

c h o de mas i ado i ntelectual i sta ; nada le apas i onaba fuera

de la l i teratura Y en L a Rioj a se leía ex cesivamente


.

poco ; n o había l ibrerías ; los j óvenes escritores de B ue


nos A ires los que a él más le interesaban eran allí en
, ,

teramente desconocidos P o r otra parte sus pocos a m i


.
,

gos empezaban a ca u sarle A rauj o cuyo espíritu p a r a dó gic o


.
,

e i rón i co le agradó a l p r i nc i p io había c on cl u i do por in ,

com o da r l e Hablaba m a l de todo el pueblo y sus j uici o s


.
,

sobre otras personas p roducían a S olís c i erto malest a r .

Cabanillas le aburría No hablaba sino de historia argen


.

t i na ; y él s e veía obl i gado a escucharle no sólo por ,

amistad sino por interés de l a cátedra prometida Que .

daba Pérez el más intel igente de sus amigos Pe ro ah ora


, .

estaba casi de novio Vis i taba m uy segu i do a su s im


.


patia y a veces se ponía fastidioso no hablando sin o ,

de ella .

Los demás hombre s q u e conocía y a no le interesaban .

Casi no había j óvenes Todos se iban a B ueno s A ires a


.
,

estudiar derecho 0 medicina apenas salían del colegio ,


.

No quedaban s i no l o s viej os que eran todos iguales H a , .

b l a b an del mismo modo contaban l o s m i smos cuentos y ,

decían l a s mismas grac i as pues todos s e a fanaban e n ,

parecer graciosos Durante c i ncuenta o se s enta años ha


.
,

b ían llevado d í a a d ía i dént i ca vida Habían visto repe


, , .

t irse los mi smos acontec i miento s tr i v i a le s y no salían d e l


u eblo sino ar a i r a l cam o en l o s ve r ano s L a pobrez a
p p p .
1 5 2 M A NU E L GALVE Z
y e ra S olís que había sido incluido en la socieda d s e
.
, ,

aburría A él los asuntos de la escu e la le interesaban


.

poco N o conocía bien l o s antecedentes y n o tenía grave s


.

motivos de resentimiento contra el Di rector El depar .

t a m e n t o de aplicación de varone s donde él tenía su gra d o , ,

apenas depen día de A l b a r e n qu e L a casa distaba c i nco .

c u adras del edi fi cio de l a escuela y el Director a causa de ,



t a n gran distanc i a se i n miscu í a allí mucho El

no ,
.

regente era pues todop oderoso y S olí s se hallaba con él


, ,

en buenas relaciones Los desaforados habían hech o .

varios telegrama s al m inisterio quej ándose co l e ct ivame n


te y pidien do la p resencia de un inspecto r Pero nadie .

les hacía caso .

Cuan do no hablaban de los asuntos de l a escu e la s e ,



ocupaban de política o se daban b rom it a s picaresca s “

—Y a he sabido le decían a alguno que an duvo .

anoche rondando p o r el barrio del mercado .

0 sino al despedirse a l a noche :


, ,

—N o le d ej en solo n o se vaya a perder .


,

El aludi do sonreía hacién dose el interesante


,
.

S olís hubiera deseado f r e cuentar la sociedad hacer ,

amistad con algunas niñas La larga en fe rmedad de do ñ a .

Crispula durante casi todo el i nv i erno había impedid o


, ,

la s famosas loterías t a n alabadas p o r Pérez A demás él . .

quería conocer otra socieda d m á s e l e v a da que aquella a .

que pertenecía doña Crispula Pero en los pueblos l a .

vi da social casi no e x iste No suele habe r reuniones si n o .

excepcionalmente L a s muchachas se resignan pues co


.
,

n o c e n la forzosa modestia d e l o s presupuestos familiares .

Y así cuando piden a sus padres simples empleados 0


, ,

profesores generalmente que den u n a f iesta sus ar gu , ,

mentos de inocente lógica se enredan en l a tela de arañ a


de l a provinciana s o c a r r on e r ía paternal Las únicas re .

uniones s on organizadas por l Os j óvenes quienes se co ,



t izan para pagar los gastos los que dada l a habitual fl a , ,

cura de sus anémicos bolsillos n o suel e n ser muy creci ,



dos Luego pi den p restada la sala a cualquier familia y
.
,

ya está organ i zado el baile S olís quedaba excluido en . ,

p arte voluntariamente de estas reunion es S u con,dició n .


L A M A E S T R A NOR M A L

1 53
5

de maestro le i m p o m a cier t as re s ervas y así n o hubier a , , ,

asistido sino a donde le invitaran directamente H as ta .

entonces había habido en todo el a n o apenas cuatro o


, ,

cinco tertulias de esta especie y nadie se había acordado ,

de él Tal vez le tenían en menos por ser un simple maes


.

tro ¡ O tra cosa sería pensaba si f uese profesor !


.
, ,

Vi sitas allí n o se hacían ; paseos y excursiones tam


, ,

poco La plaza perdí a en invierno todo interés y a u n en


.
,

verano pasada la novedad sólo a los enamorados les in


, ,

t e re s ab a .

Pasatiempos m en os inocentes casi no ex istían El go .

bierno municipal terriblemente casto n o toleraba lo que


, ,

en todo el mundo se tolera En conquistas no podía pen .

sar dada su situación de maestro l a facili dad con que ,

todo se sabía y la imposibil i dad d e llevar a buen término


la más vulgar a v e n t u r i ll a A rauj o le invitó más de una
.

vez para ir a l o s ranchos I r a los ranchos e r a acudir .


,

lo s sábados o domingos a ciertas pocilgas del arrabal ,

donde había b a ile A llí se j untaban cuatro o cinco muj er


.

z u e l a s que vivían en l a s inmed i aciones Eran china s s u .

cias y desharrapadas gent es casi salvaj es Solís no había


, .

aceptado las invitaciones d e A rauj o Podía saberse t a l .


.

vez llegara a oídos del Director A rauj o carecía de toda .

sue rte de temores ; estaba ya de s acr e d it a d ís i m o Los hom .

bres graves y austeros decían de él que no había por "“

donde agarrarlo M ás se interesaba S olís p o r l o s bail es



.

que A rauj o llamaba de medio pel o ; pero tampoco qui so


i r nunca a causa d e que las niñas del baile solían s e r
,

alumnas de la escuela .

En l o s primeros días de Setiembre S olís pasó un a se ,

mana co n el ánimo muy deprimi do Creyó que volvía a .

enfe rmarse y hasta consultó a do n N i la món N o era .

nada : nervios fatiga mental El médico r e ce tóle un tó


, .

n ico . Pero mej oró poco Se se n tía inv a dido p o r una e s


.

pecie de modorra fí sica y espiritual y necesitaba algo que


le sacudiese cualqu ier excitante en suma Pero ¿ qué ha
, , .

¿ Dónde hallar algo que le interesara algo que fuera


ce r ?
,

una novedad en su v ida ?


I 54 M A NU E L G ALV E Z
Una tarde en que paseaba por la plaza co n M iguel
A rauj o le dij o :
,

— Y cuándo me lleva a un b a i l e c i t o de esos


¿ de m e
dio pelo ?
A rauj o le miró asombrado Pero luego riendo y mas .
,

can do siempre palabra p o r p a l a b r a le contestó : , ,

—Cuando quiera
; el dom i ngo por ej emplo , .

Quedaron convenidos .

A rauj o insinuó sonriendo ,


Parece que l a pr i mavera lo ha dec i dido .

— A lgo de e s o habrá .

Pero el caso era que se a b urría Le pid i o a su amigo .

que n o se ofen diera A rauj o había estado en B uenos Ai


.

res y ya se im a gi n a r i a l o que signi ficaba dej ar aquella


gran c i udad por un pueblo de provincia .

— Qué quiere que me ofenda !


¡ exclamó Ar auj o .

A llí todos se aburrían lo mis m o A él le tenían por .

s i n v e r gii e n z a p o r malo Y n o e r a nada de e s o Hablaba


º
. .
,

m al de la gente por pura distracción por no tener de ,

qué ocuparse A demás el crit i car e r a un aprend i zaj e prá c


.

tico de moral Comentándolo y j uzgándolo todo se a p r e n


.
,

d ía a dist i nguir lo malo de lo bueno lo lícit o de lo ilícito ,


.

—Y como nosotros hemos estudiado poca moral


decía tenem o s que ap renderla de e ste m odo .

¿ Entonces para usted preguntaba Solís sonriendo



,

— sacar el cuero a l prój imo es u n a manera de a quirir


d
empíricamente reglas de con ducta ?
—Ni m as ni menos
*

H ablaron de l a f a l t a de novedad en l a v i da provin


ciana de su espan tosa m o n o t ón ía No había ni de qu é
, .

conversar A rauj o in f ormó que todo ello in fluía hasta en


.

l a moral de l a s gentes hac iéndolas cobardes envidiosas


, ,
.

¿ Había observado Solí s l a especie de b r o m i t a s que se d a


b a n e n la conf i tería ? S i uno f ué l a noche anterior p o r
esta calle o l a otra si h abló en l a pl a za con t a l much a
,

chita Había hombres que apenas sabían qu e u n o p a s


.

t o r i ab a a u n a muchacha empezaban a v igil a r l e L o ha


,
.

c ía n d e cur i o s os d e desoc u pados de e nv i d i osos Y lo o r i


o
, .
,
.
1 56 M A NU E L GALV E Z
(

el coch e s e d e tuvo A mb ro sio ba j o del pesc a nte y vol n o


.

acompa ñ ado de dos hombres .

Quiénes son ? p reguntó Solís qu e no los había ,

obse rva do .

—Los músicos .

L º s indi viduos sub i eron a l carruaj e y se sentaron fren


te a S olí s y a A ra u j o Como l a capota estaba leva n

tada los hombres tenían que ir agachados El más v i c io


,
.

llevaba una guitarra Tenía un tipo pintoresco : melena .

e n c a n e ci d a nariz muy encorvad a y barba bl anca de un


, i
,

blanco amar illento y s u cio H ubiera servido para modelo .

de pintor El otro era a in d i a do y ciego Tenía un a cuenca


. .

vacía y en el otro oj o u n a catarata verdosa y repugnante .

Tocaba el m a n dolín x Hablaba con voz pastosa y mucha


tonada S olís les hizo algunas preguntas
. .

Hay muchas melodías por aquí ? ,

¿ M ande ? dij o el ciego



E l señor pregunta si conocen muchas tonadas d is
tintas ,
observó A rauj o .

— Ah vaya a saber ! contestó el viej o


¡ ,
.

A rauj o creía que algunas eran de Los Llanos otr a s ,

de Chilecito ¿ N o era así ? .

¿ hd a n de ?

A rau j o repitió su pregunta .

A sí ha e ser ! contestó el ciego


'
.

El carruaj e entró de nuevo en l a ciudad y pocos m


n u t o s después llegó a l a casa donde se celebraba el baile .

E ra un rancho con techo de tej as y de decente a s ,

pecto L a s paredes de a dobe estaban pintadas d e azu


.
,
l
, .

En cuanto llamaron salió u n a muchacha a recibi rlos L a .

puerta d e tosca madera tenía en el centro a la altura


, , ,

de los hombros de una persona una ventan ita como l a ,

de los conventos A penas atravesaron el umbral se h a


— .
,

ll a r on e n l a sala E r a un largo cuarto de paredes blan


.

q u e a d a s co n c a l y casi desnudas Grandes vigas de m a .

dera entre l a s cuales h a cían nid o l a s arañas sostenían el


, ,

t e c hó a dos a guas El suel o e r a de baldosas y algu n as


.

se movían en su al véolo En l a pared del f ondo colgaba .

un cromo r e pre s e n tan do a S anta T ere s a tarj et a s p o s — ,


e
'
L A MA E S TR A NOR M A L 1 57

tale s expresivas escenas de amor fotogra f í a s al ma


co n , ,

n a qu e s todo a un a altura i n e s ca rp a b l e Sobre un a me


,
.

sita arrinconada una lámpara de k e r o s é n iluminaba i n


,

completamente el cuart o con su luz amarillenta y triste .

L o s músicos se acomodaron en un extremo de l a piez a .

A rauj o y Solís iban saludan do a l a s muj eres A rrin .

c o n a d a s en l a sombra f rente a los músicos s e n t ab a n s e , ,

d o s viej as silenciosas Eran idéntica s Tenían l a piel . .

curt i da y negruzca vestían d e negro sól o hablaban , ,

c o n monosílabos En toda la noche n o se movieron de


.

sus sitios Las muchachas eran tres : Rosalía Petrona


.
,

y Concepción Solís r ecordaba haber vi sto en la escue


.

la a Petrona ; Rosalía había si do alumna y se contaba


de ella que tenía u n hij o Concepción cursaba el segun do
a ñ o Las tres se parecían entre ellas Eran d e l a misma a l
. .

tura regordetas achinadas de p iel moren a n ar i ces a n


, , ,

chas y algo cha t as manos y p i es grandes y 0 10 5 separado s


, ,

y pequeños co n cierto aire de j apon eses Ve s tía n d e per .


cal co n pollera lisa y bata Concepción la más n iña
, .
,

de las tres como d i j o A rauj o llevaba al cuello un pren


, ,

dedor redondo de mosaic o que representaba una escena


, ,

pastor il y tenía p i ed ra s falsas en l o s bordes .

S olís se sentó j unto a Concepción mientras los m ú


s ico s tocaban una o l e Intentó conversar con ella v
p a .

le hizo varias preguntas pero l a muchacha sólo conte s ,

taba con una palabra Pr o nto Solís no tuvo de qué ha .


,

b l a r le Quiso saber si i b a a la escuela La muchacha se


.
.

s on rm o y baj ando los oj os sonr ió casi imperceptible


, , ,

mente Solís le preguntó si tenía novio


.
.

¿ Y o ? ¡ Quién se v a f i j a r en m i !

?
Por qué n o Una muchacha tan bonita tan sim ,

pat i ca .


Es favor que usté me hace .

M ientra s tanto A rauj o hablaba con Petrona L a p a


, .


t o r i ab a desde hacía tres meses Estaba cas i p e gado a .

ella ; y para hablarla le acercaba tanto su boca al rostro


de la much acha que parecía querer besarla Ella hala, .
,

ada i móvi l tiesa baj aba lo s oj os y sonreía co n ciert a


3
, , ,

e at 1 t u
r58 M A NU E L G ALV E Z
S olís y su compañera sal i eron a bailar L o s m ú sicos .

tocaban u n a habanera E r a un a i re a c r io l l a do c on a l go
.
,

de sentimental de dulzón de soñador Hacía pensar en


, ,
.

las tie rras cal i entes y en su romantic i s mo llorón y curs i .

El mandolin ch i llaba y sus notas saltantes y me táli c as


contrastaban con el dulce contrapunto de l a guitarra d e ,
¡

n otas alarga das y suaves de sones cáli dos p roduc i dos por, ,

l a grave b o r d o n a L a muchacha bailaba rígida en acti


.
,

tud casi hierática como a b sorbida en l a importancia de


,

s u función Solís no sabía ba i lar ; tropezaba con las b a l


.

dosas sal i das y llegó a marearse A rauj o bailab a con



.

Petrona a p r e t á n d o l a contra su cuerpo Cuando choc ab a


,
.

con l a otra parej a lo que ocurría a cada i nstante por l a


,

i nhab i lidad de Solí s y l a pequeñez de l a s a la A r a uj o ,

aprovechaba pa ra re fregarse contra su compañ era l a s .

viej as n o veían nada .

En cuanto acabó l a habanera entró un conocido de ,

A rauj o a quien éste había hecho llamar con el cochero .

Era un muchacho de fam i l i a hum i lde de los que A rauj o ,



denominaba de l a clas e med ia

Festej aba seriamente .

a Concepción y parec ía enamora do S olís se acercó a .

Rosalía que e r a algo f e u c ha y tenía más aspect o de


, ,

ch i n i ta Si gu i o el ba i le R a l laron p o l e a s habanera s
.
, ,

valses y s cho t i s Cuando c h o c a b a 1i l a s parej as y l a s


.

p iernas e n r e d áb a n s e l a s m uchachas reían a l parecer s i n


, ,

ganas como a l a f uerza ; dura nte un rato qu e daban r i


,
— '

sueñas ; l uego se pon í an seri as y a l cabo volvían a reírse '

forzadamente como acordándose Junto a l a pue rta in


,
.

t e r i o r algunas muj eres y muchach o s m i raban ba i lar En .


los i ntervalos entraba en l a sala u n a ch i nita en patas
,

,

o una viej a arrugada con copas de cerveza Solís tuvo


,
.

que beberse unas cuantas copas pues no e r a correcto el ,

rehusar .

Ha bía sido u n a gran bailarina dij o Solís a R o



E s favor que usté me hace repuso la muchacha
sonriendo y poniéndose luego s e r ía repentinamente .

Los mús i cos cantaron a l a s muc hachas S u tonada gan .

gosa t en í a al go de l ú-
gubre y de solado D e cía n en honor .
1 60 M A NU E L G ALV E Z
—Están má s allá del bien y del m al concluyó A rau
j o soltan do u n a risotada .

El carruaj e había salido a las a fueras Pasa ron po r .

callej uelas de arbust os En los ranchos la s gentes d o r .


,

mían a l aire de l a n o che L a luna se h a bía entrado y en .


,

l o s d escampado s sin árb o les l a s j arillas negreando en , ,

el suelo a lo largo de los senderos blanquecinos pare


, ,

cían animales acosta dos El terraplén del ferrocarri l se .

m ej a b a u n a muralla y el campo detrás fingía un r ío , , ,

inmenso Las pencas altísimas y extrañas cobraban en


.
, ,

la noche t f á gi c o aspecto .

l carruaj e se detuvo f rente a un cerco de ramas


Pero aquí n o ve o ninguna casa l exclamó Solís
con descon fianza .

A rauj o sin contestarle baj ó del carruaj e y habló con


, ,

A mbrosio en voz baj a m i s t e r i o é a m e n f e , .


Es allí dij o el cochero señalan do en la oscurid a d .

N o se veía nada Solís y A rauj o saltaron el cerco y .


, ,

después de an dar com o veinte metros v i eron luz detrás ,

de unos árboles A delantaro n A l llegar salió una muj er


. .
,

a recibirlos E r a u n a china sucia y repugnante picada


.
,

de viruelas desgreñada con pechos enorm es y descalza


, , .

A pestaba a sudor y a mugre viej a Era la dueña de ” “


. .

l a casa .

A l baile vienen ?

¿ Y a qué más ? dij o A rauj o .

— s que se aca b o hace rato


E pó , .

Y agregó r a s c á n do s e l a cabe za :
,

— S i quieren entrar todavía hay d os muchachas p e ro ,

los músicos se fu er on 19 6 ,
.

— Nosotros te emos músicos


n dij o A rauj o .

Hizo u n a seña a l cochero que 105 seguía a ciert a dis ,

tancia El coch e r o volvió al rato con los dos hombre s


.
-

Entraron en l a casa E r a un solo cuarto construído cOn .

tablas y latas El techo e r a ta mbién de tablas y latas


.
,

que alternaban c o n cartones de caj as con ramas de ar ,

boles con paj a El piso formado p o r l a tierra endurecida


, .
,

y lustrosa estaba lleno de puchos y de escu idas H abía


,
.

u n catre d eshecho y baj o y sobre él e xt en di a u n a man , .


, ,
LA M AE STR A N O R MA L ró i

ta roñosa y destrozada M ugrien ta s lonas de bolsas cu .

brian las paredes Había también una mesa en un á n


.

gulo del cuarto y sobre esta mesa u n a lámpara de k e


ro s é n E l cuarto e r a t a n pequeño que apenas cabían en
.

él se i s personas L o s músicos quedaron fuera del ran


.


c ho
,
baj o la extensa parra en el pat i o como decía la ,

,

dueñ a de la ca sa Las muj eres saludaron a los visitantes


.
,

dándoles las bu e nas noches con voz empañada p o r l a s ,

rec i entes libaci ones Las dos apestaban Una no era f e a


. . .

A rauj o la besó y ba i ló con ella El cochero bailó con l a .

otra Solís se excusó Estaba cansado y además n o sabía


. .

bailar La patrona les sirv i ó cerveza A rauj o habituado


. .
,

a tales i nconvenientes tomó sin escrúpulo su copa Pero ,


.

Solís que sentía repugnancia trató de negarse N o te


, , .

nía ganas había bebido mucho en el otro ba i le Pero l a


, .

patrona empezó a rezongar y Solís n o tuvo más reme


d i o que aceptar l a copa La bebió s i n resp i rar L o s m ú . . .

s ic o s seguían tocando L o s sones del mandolin y l a gui


.

tarra cobraban en el silencio del cam po baj o la noche


, ,

estrellada en el aire sutil de la hora algo de t ra n s p a


, ,

rente de evocador de mister i oso que hacía compensar


, , ,

al maestro la m i seria salvaj e del lugar .

En el coche S olís n o cesó de hacer comentarios ¡ A h


, .
,

qué d i stinto e r a nuestro país visto desde B uenos A i res


y desde las p rovincias ! L o s argentinos n o n o s can sá
bamos de alabar nuestro p rogreso adm i rable la riqueza ,

colosal de la nación Y sin embargo había en el país .


,

muchos ej emplos de atraso lamentable de pobreza d e , ,

m i seria v il L a vida en las provincias cambiaba p o r e n


.

tero el punto de vista y tal vez daba la sensac i ón d e la ,

verdadera reali dad .

Pero n o le parece interesante ? preguntó A rauj o .


Sumamente interesante repuso S olís .

Le había desa gradado era claro aquella mugre aquel , , ,

mal olor Y sobre todo haber tenido que beber en seme


.

j ante cº pa Le había dado ganas de vomita r


.
.


Para que se le pase el desagrado le dij o A rau j o
¡ remos a da r serenatas .

M uy buena idea !
1 62 M A N UEL G ALVE Z

El carruaj e sal i o a la dispa ra da A me d ida que entra .

b a n en l a ciudad parec í a u e el perfume de los azahares


q ,

se acentuase cada vez m á s Ha bía un silencio que se .

diría sonoro A veces veían algún bulto que se deslizaba


.

pegado a los cercos La ciudad pare cía una creación del.

e nsueño con su soledad


,
su mister i o y su melancolía que ,

en l a noche se tornaba más aguda S olís i b a contento C on . .

el sombrero en la mano d e s m e le n ab a su cabeza en el leve ,

aire nocturno S e r e p an t iga b a en s u a siento y tarareaba


.

l a s tonadas tristes de la t i erra sabo reando la inminencia ,

de las serenatas Hubiera deseado ca ntar a t o da voz l l e


.
,

nar la n oche con su alegría .

Dieron serenata s a l a s amigas de A rauj o : a T ráns i to ,

a Rosita a M ercedes y a otras más


,
Por insinuación de
, .

S olís d ieron serenata a R a s e l d a Cuando llegaban a al .

guna d e las casas donde las niñas vivían baj aban todos ,

del carruaj e A rauj o se acercaba a la puerta y golpeaba



'
.

suavemente c on su bastón En seguida daba l a s buena s .

noches y casi a l mism o tiemp o l o s músicos comenzaban


l a serenata Pr i mero tocaban u n a pieza como para d e s
.

per t ar l a atenc i ón Luego el ciego tom aba l a guitarr a —y


.
,

co i su v oz pas t osa quej u mbrosa hecha un llanto can


g
, , ,

ta a

N i n a pr e ci os a,
r os a t e mpr a n a,

y o a t u v e n ta na
ca n t o mi a m or .

Eran canciones con oci das algunas muy p oco loc al e s , ,

pero todas adquirían cantadas p o r aquel hombre y e n ,

aquel momento un fuerte carácter A l f inal el ciego im


, .
,

p r o v i s a b a alabanzas a Tránsito a Rosita a M ercedes , , ,

a R as el da . L a guitarra lloraba en manos del ciego L os .

versos hablaban de celos de desdenes de amores tri s , ,

t e s de muer t e
, U n a vez más en la ciudad de l o s nar an
.
,

j o s ,m i en t ra s l o s azahares blan queaban en l a noch e mi en ,


t ras el amor l o llenaba to do la m uerte aparec i a , .
1 64 M A NU E L G ALVE Z
di sue lt o e n la n oche S ol ís imaginaba que aquel c an to
. ,

después d e poblar la So l e dad había vu elto a la mo nta ña , ,

co n ducido po r sus n ostalg ia s de cumbre s .

A l d ía s iguiente a l comenzar las clases de l a tarde


, ,

el regente comunicó a S olís qu e el Director deseaba


hablarle .

No sabe para qué será ?



N o me ¡h a dicho
— contestó el regente sm levantar
los oj os de un cuaderno donde escribía .

S olís q uedó pensativo mi ran do escribir a l regente ,


.

L a campana ll aman do a clase le sacó de su ens i m i s ma


, ,

miento .

Terminada s u lab o r se di r igro a l a escuela .

En el zaguán encontró a l Director que conversab a co n


l a Regente paseándose S olís s al u dó c o n l a cabe za L a
,
.
_
.

Regente se retiró y el Director seguido por S olís se , ,

encaminó a su despacho Cuando entraron en el cuarto .


,

el Director cerró l a puerta e indicó a l maestro una silla .

Hubo un silencio m o lesto que rompió por f in el Di


rector Habló c on voz tomada y temblorosa
.
'
.

—Quiero saber claramente m i nuciosamente en qué ha


, , ,

empleado anoche su tiempo el señor maestro .

¿ A noche preguntó Solís estupefacto


— ? .

—Sí señor a noche recalcó el Director


,
.
,

S olís sint ió que l a sangre se le agolpaba al rostro H a .

b ía si do pues vig i lado delatado ¿ Quiénes se rían esos


, , , .

misera b les ? M iró a l Director con o d i o pero el Director ,

le hizo baj ar l a vis ta Tuvo ganas d e i n s u l t a r l e de pe


.
,

garle M ientras tanto perm a necía en silencio S e había


.
, .

acodado sobre u n a pierna golpeaba el suelo con el pie , ,

nerviosamente
— Bien dij o el Director ; tendré que hablar yo .

Le habían in f ormado detalladamente de qué modo ha


b ía pasado l a noche el maestro Había asisti do a ciertas .


vitan das orgías que l a decencia impedía nombrar ; se
había encontra do en b a il u c ho s deshonestos con alumnas
de la escuela ; había dado serenatas escandalizand o a la
_ ,

poblac i ón con canc i one s obscenas a media noche en e s , ,


L A M AES TR A N O R M AL 1 65

tado de ebriedad y en compan i a de cierto in divi duo


de malos antecedentes .

Y decia estas cosas con f rialdad A veces un feroz .

movi miento de labios que n o alcanzaba a ser sonri s a , _ ,

se desvanecia entre sus palabras M iraba a Solís de un .

modo oblicuo .

Dar serenatas un maestro ! exclamó sardónica


mente ; ¡ adoptar u n a costumbre ridícula impropia de ,

su cargo dign a de l a gentuza !


,

E hizo el gesto como de quien arroj a u n a moneda a


un m i s e rable e n pago de u n a acc ión vil
,
.

Solís nerv i oso m o r d ía s e l a s uñas ¿ Contestaría a aquel


, ,
.

hombre ? ¿ Cómo evitar o f e n de r l e ? E r a di fícil dominarse ;


v sin embargo no tenía o tra cosa que hacer
_ ,
S i él habla .

b a se desmanda ría le insultaría Y entonces su e x p u l


, .

sión de l a escuela s ería inevitable Pensó en su e x pulsión . .

Ya veía su ex i stencia f racasada ¡ A h si tuviera medios d e .


,

vida cómo contestaria al Directo r ! Per o ¿ qué ? ¡ S i tam


,

poco tenía carácter para afrontar la situación ! E r a un


cobarde un tím i do ¡ Qué rab i a se r así ! M ás de u n a vez
.

había s i do hu millado ; y si en alguna ocasión contestó ,

fué siempre p o r impulsos repentinos violentamente , .

El Director ante el s ilenci o de So l ís creyéndole arre


, ,

p e n t i d o qu
, i so acon sej arle El maestro e r a u n sacerdote
.
,

un apóstol S u misión consistía en formar el espí ritu de


.

, los hombres o s e a e l espír it u mi smo de l a soci edad Pero .

para cumplir esta misión l a más noble que hubiera me , ,

ce s it a b a enseñ a r con el ej emplo S i quería crear una .

sociedad perfecta debía ser perfecto él mismo Que es .

co n d ie r a sus vicios si no podía s e r pe rfecto pe ro que ,

n o los exhibiera dando a la sociedad a los niños per


, , ,

n ic i o s o s ej emplos .

Entonces Solis más sereno se decid i o a habla r


, , .

— Si yo no debí hacer e s o puesto que aquí se mi ra


, ,

mal .

Pero había que comprender el aburrimiento é n qu e vi


vía A demás se trataba de entretenimientos casi inocentes
.
.

En e l fon do ¿ qué mal había en dar serenatas en i r a ,

un ba le c it o ¿ A ca s o n o era soltero ?
i ?
M A N U EL G Á LV E Z

Y empezó poco a poco a exaltarse recor dando las p ri ,

m er as palabras de l Director E r a una calumnia l o d e las .

orgías u n a in famia Hablaba a tropellad amente con emo


, .
,

ción con la voz temblorosa como s i e s t u v i e s e por llo rar


, , .

A cusó a los c al u m n i a do r e s que le llevaban a l D i r e cto r


'

s emej antes cuentos M iseri as cosas de pueblo chico Y


.
, .

sin emba rgo él n o e r a de l o s que combatían a l a s a u


,

t o ri d a d e s de la escuela ¿ Por qué hacían eso c o n él ?


.

¿ Por qué le vigilaban ?


M iró al Director cuyo rostro estaba inconmovible , .

Hubo un breve silen cio que e l Director interrum pió .


L a direcció n tiene contra usted u n a acusac i ó n a u n
más grav e dij o c on teatral austeridad mientras Solí s ,

l e miraba atónito :
Todo el pueblo a fi rmaba que S olis mantenía relaciones
ilícitas con u n a maestra El n o sabía si se trataba de u n a .

seducción L a m aestra no e r a u n a niña y sus anteceden


.

tes tanto hereditarios como p ersonal es no abonaban su


, ,

honestidad Pero como quiera que fuese S olí s cometía


.
,

una gravís ima falta u n a falta que e r a materia de s u ,

mario y causa de destitución .

Solís saliendo de su asombro se puso de pie rep enti


, ,

n ame n t e y con l a palabra corta da por la in dignación


, , ,

increpó a l Director :
— Per o
¿ usted de qu i en habla ? ¿ De R a s e l da acaso ? ,

N o l o sabe ? contestó el Dire ctor sonriendo rr o


n i ca m e n t e

Solis vió l a obra d e las Ga ncedo C o m p a d e c 10 a R a .

selda con to da su alm a ; y su cariño hacia l a maestra ,

d ormido en el fondo de su ser surgió de pronto L a vi ó ,

abandona d a de t od o s víctima de p e q u e ñ a s pa s ion e s Y


,
.

r oj o de l a i ra que se b ahia ido a cumulan do en su alma


'

tartamudean do por l a em o ción que le apretaba l a ga r


ganta con a demanes d escompuestos con los oj os llame a n
, ,

tes gritó
,

—E s o es u na in famia Yo sé de dónde ha partido 1 1 .

yo sé Sé cómo ha llegado hasta


.

Ya veo que es usted el instrumento de cuatro m u j e r z u e


la s m iserables .
168 M A NU E L G Á LV E Z

de l a e scena entre S olís y el D i r e ct or : ¿ C óm o fuero n c o


n o c i d o s el asu n to y el tono de l a entrevista ? La curiosi
dad y l a perspicacia provincianas en temible consorcio ,

lo averiguan todo Bastó saber que el Director llamara


.

a So l í s
,
,
para que se in i ciasen la s p e rqu i s i ci on e s las con ,

j e t u r a
, s los inacabables comentarios .

Los desaforados andaban revueltos y el comité cen ,

tral que funcionaba en casa de Josefina M árquez entró


. ,

en sesión perman e nte L a n oche del suceso la reunión.


,

fué de una violencia inusitada S e d i j eron abundante s .

horrores del Director Zoilo Caban illas p ropu s o una vez


.
,

más q u e l o s pro fesores renuncia ran e n ma s a E r a s egún


,
.
,

él l a única solución d e cente


,
.

—Io no v e i a que eso s e i a una s o l u c 1o n canturreó


Sabá M ontaña in dign ad o ,
.

T odos apr obaron l a s eloc uentes palabras de S abá so ,

bre todo l a Vice a quien la moción de Zoilo había s u


,

m e r gi d o en desconsuelo inagotable Se d i scutió tem p es .

t u o s a m e n te baj o la doble incitación de l a d i gnida d p r o


,

f e s io n a l ofendida y de un l ico r c i t o c o n el qu e convidó


la dueña de casa A l fin se acordó invita r a S olís para
.

asisti r a l a reunión noc turna del d ía siguiente A lgunos .

desaforados se alegraban del suceso p orque l es inco rpo


raba a S oli s un elemento de p rimer orden hasta enton
, ,

ces a dheri do de mala gana ; sin que a estas sinceras ale


grias fuese absolutamente aj eno el l ico r c it o de Jose fina .

Las Ganced o recibieron con j ú bilo diabólico la noticia


del suce s o L a Regente les había in formado pero cam
.

b ia n d o las cosas a favo r d e l D i ne oto r Las Gancedo a


'

.
,

su vez repitieron la noticia a sus conoci dos aunque c o n


, ,

c ie rtas variantes imprescindibles A l a s Gancedo no les .


interesaba directamente l o que ellas llamaban l a caída “

de S olís a quien ni conocían Pero pensaban que t a l


, _
.
,

com o estaban compl ic adas l as co sas dicha caí da qui zá ,

p roduj era l a de R a s el da su e ne m iga


¡ Ad em ás que si
, .
,

S olís era d e s t it u i do d e su ca rgo bien podía ser r e e m pl a ,

zado por B enita Todo esto sin contar el placer


. in
s ustituible ,para aquella familia de habe r encontrado
un tema propicio al feroz tij ereteo que e ra l a casi única
L A M A ES TRA NOR M A L 1 69

razón de su existencia La escena entre el Director y .

Solís pro porcionaba deliciosa golosina a sus estóma gos


e xi g entes .

En la confitería se miraban l a s cosa s desde un punto


de v ista escéptico Los tertulian o s nocturnos especial.
,

mente poseían t a l dosis de indi ferencia filosófica que


,

nada les inqu i etaba Sonreían a todo A penas si les inte . .

r e s a b a la política única conversación considerada co m o


,

seria Hablaban es cla ro del inci dente ; pero le daba n


.
, ,

rumbos oblicuos A llí destrozaban a me dio mund o L a


. .

v id a d e cada actor en la comedia que empezaba


'
el
Director Solís R a s e l d a la Regente
, ,
fué analizada a , ,

sangre fría L a Regente y R a s e l da resultaban segú n


.
,

aquellas conversac i ones un par de heta i ras como hu , ,

biera dicho el Director p u d ib u n d am e n t e El Di rector ve .

nía a ser el monstruo más espantoso que existía sobre


la tierra Y en cuanto a Solís n o salía mej or de aquella s
.
,

bocas A lgunos afirmaban que e r a u m zonzo un t il in o


.
-

,
º .

Pero otros le tenían po r un aventurero sin escrúpulos .

El incidente fué comentado en la conf itería la misma


tarde que ocurrió Junto a una mesita llena de botellas
.
,

y de vasos discutían Palmarin don N i la m ón don M o


, , ,

lina Urtubey Zoilo Cabanillas y Pedro M olina


, , .

— Pero total s e ñ or e s n o s a b e m os lo que ha pas a d o


, ,

decía Urtubey .

No necesitam o s saber hij o de Dios ; n o somos son ,

replicó Zoilo Cabanillas .


Claro ; el Director será siempre el Director apoy ó
Palmarin .

Don M olina no creía en nada Era de una incred u li .

dad desesperante cuando no se trataba de politi ca único ,

caso en que aceptaba todo Para do n M olina el incidente .

en cue st ión era pura política Rechazaba la s co n i e t u ra s .

y comentarios de sus am igos y nadie le sacaba de que



allí había gato encerrado “
.

— Uste ve visiones don M olina a rg i i ía Palmarin


, .

Que t i ene que ver la po l ít i ca con esto ?


— Y a saldra ya saldra el gatito contestaba do n
,

M olina con su fatalismo pacho r r ie n to .


MA N U E L G Á LVE Z

S u sobrino Pe dro Mo lina casi no h ablaba Frent e a .

su plat o lleno de manises que le traj eron con el ver ,


'

mut , moda reciente en el pueblo y q u e s ign i fic ab a _

un c ons ide rable pr ogreso e n la historia del ape ritivo l o


c al
,
entre t e n iá s e en abrirlo s y c o merl o s S altaba de
-
.

ri sa c omo si l e hi cieran cosquill a s ca d a vez q u e habl a


b an Zoilo 0 d on M o l in a A ve ce s p in ehab a con e l de do

.
,

muriéndose de risa al que había dicho una gracia Sa l


, .

vo Urtubey todos eran enemigos del Director pero com o


, , ,

cad a uno tenía s u criterio y todos querían hablar llegó , .

un momento en que subiendo de tono la d i s Cu s ión n o


, ,

se entendieron A lgunos transeuntes se habían acercado


.

al grupo mezclándose como si tal cosa a l a conver s a


, , ,

ción Se habl ab a en ese momento d e R a s e l da Palma in


. .
r

había d i cho que era u n a t al p o r cual l o que in dignó a ,

don N ila món Zoilo apoyaba a Palmarin


. .

Eso es una infamia ¡ ba daj o ! gritaba el m é di


,

A que n o m e citan un hecho concreto ?


—Y o sé por qué lo digo contestó P almarin ; he
sido su novi o v .

¿ Y qué ?
— .

—Y . ya se imaginarán .

S e armó un alboroto descomunal D on N ila m ón i n .

s u l t a b a a P al ma r ín y Urtubey eterno º p t i m i s t a est aba


, , ,

con el médico El p a t rón a cu d ió a la gritería N o era


. .

posible entender nada .

— Pero v o s
¿ qué s a b é s pedazo ,

-
S i y o no he dicho eso .


Permítanme dos palabras señores , .

-!
N o e z: e s a t0 s e ñ m no e s eza t0
, , .

— V á y a n s e a l a m i sma . .

Zoil o Cabanilla s dió u n puñetazo sobre l a mesita v _

caye ron a l suelo de s t r o z á n d o s e varios vasos y p lat i to s


, ,
.

L o s mani ses de Pedro M olina saltaron en diversas di


r e cc i o n e s ; u n o le pegó en un oj o a Palmarin l o que hiz o ,

desternillar de risa a Pedro Cuando los ánimo s re .

cob raron l a calma se dec idió esperar a Solís para o ír s u


relato del s u ceso Pero Solís ha bía queri do escribir l a r
.
M A NU E L G ÁLVEZ
— Chanchos de m
¡ gritó h echo u n a furia el
.

pasaj ero entrándose en su cua rto


,
.

El patrón dij o a S olís que el pasaj ero era un co m i s io


n is ta de B uenos A ires que venía a ver unos ca mp o s ,

próximos a L a Rioj a Era un hombre fl a co moreno lleno .


, ,

de a de m a n e s y a l hablar ge s ti cu l a b a con todo el rostro .

Le acompañaba un gordo con cara de vizcacha que s u ,

daba a mar e s y se reía de la indign ación de su amigo .

S olis se sentó en u n a silla de l a c on f i tería El cuarto .

estaba con l a s puertas entornadas y en una agradable


s e m i p e n u mb r a Pidió un ref resco A l rato aparecieron
. .

los dos pasaj eros y se sentaron en u n a mesa próxima


Hablaban pestes de las p rovincias y s a lp i cab a n la c on º

v e r s a c ió n con referencias a p recios d e campos a valori ,

z a c i o n e s de la propie dad a remates y cosechas El gord o , .

se levantó y entonces el otro se encaró con S olís .

E l señor no parece de aqui le d ij o “

-
.
,

; he venido no hace mucho de B uenos A ires


— No .

-
Lo felicito señor , .

Y agregó después de hacer con la bo ca y la nari z el


,

gesto de quien toma algún mal olor :


Qué pueblo éste ! Y digame ¿ qué valdrá la h ec t á ,

rea por l a estación ?


S oli s n o entendía mucho en esta mat eria pero hab i , ,

tuado a tales p reguntas en B uenos A i res le dió tran , ,

q u i l a m e n t e u n a ci fra
, .

— Y l a tierra
¿ será buena
?
,

- 4
M uy buena ; l o que falta es agua .

F pasaj ero se p uso a hablar de pasto s de t i erras y de ,

precios Era p reciso canalizar construir d iques est a n


.
, ,

ques S oli s contó algunas val o rizaciones import antes


. .

Entonces casi bruscamente el corredor l e pregun tó :


Baj o qué fir ma gira usted ?
, ,

S olí s n o entendió .


Su gracia señor , .

Ah !
En este momento v o l vw el gordo Iban a vi sitar a l .

gobernador El otro ya se l evan taba pero él se empeñó


.
,

en tomar a l gú n re fre sc o Pidie ron granadina con hiel o .


L A M A ESTR A NOR M A L ¡ 73

— Hielo n o hay hasta el verano repuso e l pa trón ,


.

L o s comi sionistas quedaron mirándose uno a otro y


sonriendo co n profunda amargura .

Qué pdfs ex clamó el f laco Hasta toda o ca


'
. .

s ron s eñor
,
.

N o pasó mucho tiempo sin que apareciera d o n Eme


r e n ci a n o En cuan to vió a Solís se le fué encima P r
.
,
.
e

c i s a m e n t e andaba buscan do un buen ami go que le pres

tara d i ez pesos Los devolvería l a semana siguiente tal


.
,

vez antes S olís n o tenía diez pesos y don Emerenciano


.

se conformó c o n ochenta centavos Se sentó j unto a 8 0 .

l i s y pidió un cognac .

— Esta noche si quiere podemos ir a u n b a i le c i t o m u y


, ,

bueno ,
dij o don Emerenciano .

— M uchas gracias contestó Solís secamente , .

S e explicaba l a actitud del Di rector Don Emer e n .

c i ano un s in ve r gii e n z a un borracho no le hubi era hecho


, , ,

antes semej ante propuesta E r a preciso que su nombr e .

se hubiera ya desacred itado Don Emerenciano pidió otro .

cognac Solís pagó todo y se levantó


. .

Fué a la sala de j uego A llí estaban ya prendidos a l a .

malilla d o n Eulalio Sánchez M asculino d o n M olina y do s ,

j ugadores más Solí s se les acercó . .

¿ Qué dice el hombre del d a í le pre guntó con


— ?

su cantito indolente don M olina .

Qué dicen ustedes p regunto yo


? .


Nosotros decimos la ma r contestó d on Eulalio ,
.
,

Paso ! exclamó co n fastidio u n o de los otro s d o s


j ugadores .

— Pasaremos todos para variar dij o don M olina ,

dej ando las carta s .

Y luego m i entras don Eulalio baraj aba :


,

Pero es verdad ché l o que cuenta P a lm a r ín ? , ,

Solís n o sabía de qué se trataba D on M ol ina e x plicó . .

Esa mañana a la hora del a pe r ital estaban en u n a rueda


, ,

F a lm a r ín y otros Se habló asunto Palmari n decía


del . .

d o n M ol i na quería dec i r ch e r che z l a



cherche la fan
_

m
f me busquen la muj er Pero ¡ qué ! nad i e caía En
e , .
, .

tonces Palmarin comenzó a contar u na historia c on má s


M A N UE L c A1 ve z

1 74 .


vuelta s que l as qu e sabía d a r E merenciano La R e .

gente resultaba enamorada de S olís S olís de l a m u j e r ,

d e l Director el Director de l a G om e ci t a
,
d on M olin a
se refería a R a s e ld a Gómez y ésta también de S o ís l .


Total : un mar en mano “
mare m agnum quería decir ,
.

Solís declaró que nada e r a cierto Cosas de Palmarin . .

— T ambién he oíd o
p o r a h i a gregó don M ol i na ,

que usté le alabó l a m am á a l D irector .

— Nada de eso señores ; s on fábulas repetía Solís


,

c o n u n a sonrisa que n o a firmaba nada


L o que había ocurrido e r a sencillo El Director le .

llamó para a p e r ci b i r l e p o r l a s serena tas de la noche a n


tes El tuvo ganas de mandarl e a l diablo pero se con
.
,

tuvo El Director le habló de los sagrados deber es d e l


.

maestro aconsej ándole El n o le hacía cas o no le to


, .
,

maba a lo serio Pero de spués salió con u n a cal umnia


.


i n fame y él le sacó lo de l a Regente El Di rector e n

.
,

f u r e ci do levantó la vo z El se le fué encima dispuesto a


, .
,

romperle el alma p ero el muy cobarde pid i o socorro a,

gr i tos El le llamó canalla tal p o r cu al y se fué


.
, , .

D on M olina había p erd i do y se lamenta ba de su mala


s u erte .

—Como como paloma y hago como buey decía filo


s ó f i ca m e n t e a ludiendo a qu e ganaba poco y perdia mu
,

c ho .

S olís dej o a l o s j ugadores Había visto a M i guel A rau .

j o convers a ndo c o n M i g y
o a .

—L e a E l C on s ti t u ci o n a l d e ma ñana d i j o A rauj o , .

¿ T r emen do p reguntó S olís


? .

—Como para av i var a l prºp i o U rtubey rep uso


A rauj o .

— Cuénten o s l o que pasó ro gó M igoya .

S olís entonces ante u n a r ueda de cur i osos que aumen


, ,

taba p o r momentos contó l o ocurrido El Director le , . .

llamó para ap e rcib ir l e p o r l a cues tión de l a s serenatas F 1 .

le miraba con de sprecio pero d i spuesto a zamarrearle ,

en cuanto se desmand ase El hombre a ma in ó y empezó .

a aconsej arle Pero después l e salio c on una calumnia “


.

y entonces él l e llamó canalla y cómplice de la R egente “

,
1 76 MA N U E L G ÁL VE Í

le saco l o de la Re gente y que se le fué encima h ab re n ,

d e l e dej ado porque se puso a pedir a u x ilio y é l n o que …

ría p romover escándalos .

S us oyentes se in d ign a b a n contra el Director


'

—N o l o imaginaba t a n cobarde decía u n o .

—E s l a última c arta de la baraj a contes taba S ol ís


c on desprec i o .

P o r fin se d espidió para i rse a su casa .

E r a casi de noche L a plaza estaba del i ciosa c o n su bos


.

que de naranj o s cubiertos de azahares En todas l as casas .


,

t ras l a s tapias de la calle asomaban copas de naranj os , ,

emblanqueci das Los azahares ponían también su nota


.

de amor entre las ruinas solitar i as Y los naranj os de .

l a s aceras vistos desde lej os parecían p o r sus azahares


, , , ,

cubiertos de papelitos Con ell o s l a ciudad estaba enga


.

lana da S olís a co r dáb a s e de l o s versos de Joaquín Gon


.

z alez y olvidándose de sus preocupaciones aspiraba con


, , ,

f uerza el a i re pe rfumado .

A l llega r encontró en l a puerta R a s e ld a .

Por qué se v a ? le preguntó .

N o había nadie en la casa f ue r a de Cand e laria Doña ,


.

Crispula y Rosario habían i do a con fesarse C on se gu .

ri dad qu e dá ro n s e conversando en algun a casa después


de l a confesión L a s había esperado un buen rato Y
. .

e r a tarde para esperar más .

—N o se vaya le dij o S olís en tono insinuante .


E s tarde contestó ella vacilando .

—Y o quiero que se quede .

Para qué ?
Es aban en el hueco que formaba la pared del ancho
zaguán y l a hoj a cerrada de l a puerta S olís sintió des .

pertar sus deseos y el corazón de golpe le palpitó con


, , ,

violencia .

—Tengo que hablar co n usted


. .
_

Y agregó en tono ca si autoritario lleván dola de l a


, ,

mano :
— Venga a cá .

L a conduj o al corred o r j unto a u n a de l a s columna s ,

que e s taban frente a su cuart o N o sabía qué decirle .


L A M A ESTRA NOR M A L 1 77

Sus manos le temblaban Pero p o r fi n se acordó de l a s .


, ,

r e co n v e n c i o n e s del Director .

Sabe lo que el D i rector me ha dicho ? le preguntó


c o n l a voz empañada tratando de c ori d u c i r l a hac i a el f o n
,

do del parral baj o los árboles


, .

Ella se dej ó llevar com o arrastrada por l a sugest i ó n


,

masculina por la fuerza inconsciente del deseo


, .

—L o insultó dicen .
,

— M e insultó s i ; ¿ sabe por qué ?


,

E lla permanecía s i lenc i osa como a divinando , .

Porque le dimos aquella serenata !


El recuerdo l a hizo sonroj ar Pensó que Solís al m .
,
e

ter l a cabeza por la ventan ita pudo haberla visto S olís , .

observó el rubor de R a s e l d a y a l mirarla palpitante y ,

dóc i l sintió que la deseaba con ímp etu


,
.


El Director continuó el maestro cree que .

N o se atrevía R a s e l d a miraba a l suelo S olís al verla


. .
,

tan tími da cobró án i mo para todo


,

—Cree que tenemos amores balbuc i o en t o


. .


n o m i sterioso y dando a l a palabra amores el acento
,

c o n que nombraría una cosa prohibida y deliciosa .

R a s e ld a se llevó l a s manos a l a cara .


O iga le d ij o él tomándola del anteb razo y tra
,

tando de de s cu b r ir le el rostr o .

Y viéndola como por llorar de verguenza l e d i j o ca ,

r i ñ o s a m en t e

No se a f l ij a R a s e l da ; nadie cree esas c osas
, .

Ra s e ld a limpió sus lágrimas con el pañuelo .

— A unque
¿ p o r qué no podríamos quere m os ?
.

Ella quiso alej arse .

—O iga una palabra R a s e l d a un m o m e n t i to .


, ,

R a s e l d a inclinó la cabeza Y él acercando sus labio s .


,

al oído como para hablarle en secreto le dió un be s o ,

apasiona do sin esfuerzo como u n a cosa natural Ell a


, ,
.

entornó l o s oj os venci da po r aquella vo l u p t u o s i d a d des


conoci da que la invadía Creía que iba a desfallecer y .

su brazo buscó el árbol más cercano para apoyarse Sol i s .

la besaba en los oj os en el pelo en l a s mej illas en los


, , ,

labios mientras la sostenía contra su cuerpo


, .
1 78 M A NU E L GÁ LVE Z
En es te inst ante o yeron v oc e s E ra n doña Cri sp ul a y
'

.
.

Rosario R a s e l da se desasió rápidamente y en un s e g ndo


.

estuvieron los dos en el corred or .

Ni doña Crispula ni Rosario pusieron buena ca ra a l


verlos j untos A mbas venían observando con el de s a gr a
.
,

do consiguiente que la s relaciones de S olís y R a s e l da l e


, ,

j os de formalizarse tomab a n un carácter oculto y di si ,

m u la d o R a s e ld a m i sma y a no preguntaba a Rosar o


.
i

s i creía que S olís la festej aba ni le pedía como tant a s ,

veces mita d en serio mitad en broma que l e hiciera ga n


, ,


cho Rosario tenía l a seguri dad de que su a m i a e s
ha enam o rada seriamente e namorad a y de que áo l i s no
.

, ,

p ensaba casarse si bien iba haci a R a s e l d


, a en cuanto l a -

v eía y su ac t itud c o n ve rsando c o n e lla e r a c asi la de un


, ,

novio Y a si cuan do vió venir a su amiga colorada con


.
, ,

los oj os com o s i h ub ie ra llorad o y el pel ó un poco en d e s


orden tuvo l a so s pe cha d e l a verd a d E n r oj e c ió a su vez

.
,

y volvió l a c ara para que no l a observase doña Crispula .

R a s e l d a sint i endo el reproche tác i to de s us amiga s


, ,

explicó su presencia Pero insistió tanto en j usti fi cars e .

que aumentó las suposic i ones de Rosario .

S olis se desp i dió de Ra s e l d a casi sin mirarla y entró


en su c u arto Cuando le llamaron para comer enco ntró
.
,
?

a R osario en el corre dor .

Tuvo que acusarse de muchos pecados ? l e pre —


;
a

n t ó por decir algo


g u .

—N o tengo t antos como usted ni son tan raves l


g e t
contestó Rosario con segun da intención .

Cuáles son esos pecados t a n graves Rosario ?


'

— Usted bien l o sabe dij o ella secamente y se meti


en el comedor .

En l a mesa se habló muy poco ; sólo Pérez mantuvo


la conversaci ón Rosari o n o contestó sino con m o n o s íla
.

b o s y doña Crispul a cosa inaudita pasó en silen cio l ar


, , ,

g o rato .


Pero ¿ qué les p asa ? pregu ntó el m ú sic o ob se

v a n d o lo s .

S olis d i j o que l e dolía l a cabeza N o comía .


'

n a da
u n tanto por encon trarse molesto otro p
y ,
M A N U EL G Á LV EZ
s abores de besos con ilusiones de caricias No pod ra m
, .
,

po r un instante olvidar a R a s e lda ; y l a escena de l a ta d r e


'

volvía sin cesar a su memoria ¿ Cómo llegó él hasta a t r é


,

verse a besarla ? Las palabras del Director le habían in


di g nad o since ram ente ; sin embargo bastaron sólo a lg u ,

n a s horas para d a r l a razón a aquel hombre ¡ Pobre .

R a s e l d a ! A hora s entia lástima de ella Su naturaleza .

s entimental y confiada su bondad su poco de in felici dad


, , ,

l a condenaban a ser l a víctima p r o p i c i a t o r i a en la tragi


comedia de la escuela ¿ Llegaría tamb ién a ser su v íc .

t ma
i ?

Y se quedaba perplej o lleno de c o n f u s ro n No sabía , .

qué hacer pues sus deseos sus pensamientos se contra


, , ,

decían unos a otros y se de s a l oj a b a n i ncesantemente A s í .


,

cuando l a compas ión entraba en su alma de sterrando los *

deseos de am or pensaba en que e ra un miserable sedu


,

c i é n d o l a y se i n d i n a b a por habe rla enamorad o solapad a


, g
mente cas i con h ipocresia M a s luego llegaba a excu s ar
'

, .

se El hizo lo posible por evitarla pero ¿ qué culpa tenía


.
,

s i l a encontr a ba sola en su p ropia casa y l a veía enam e ,

rada de él d i spuesta a e n t r e gá r se l e ? ¿ Cómo resistir


,

l a naturaleza s i l a des eab a si sus i nst i ntos que el a m , ,

b i e n t e no le perm i tía apac i guar s e e x a ce r b a b a n j unto a ,


ella ?
Y en seguida el curso de estos pen samientos le llevab a
,

a l otr o e rt r e m o Entonces se abandonaba en el banco de


.

l a plaza entornando los oj os para ver mej or aquellas del a


,

cias que acariciaban sus sent i do s L a contemplaba entr e .

sus brazos palpitante de amor ; l a desvestía l a llena b a


, ,

de besos Inventaba citas en distinto s lugares y distintas


.

horas algunas dramáticas y peligros as Detallaba cada;


, .

entrevista con refinamiento y p rol ij i dad emb riagad ,

aquel vino exquisito que acababa de pregustar .

Pero después la misma violencia del deseo l e


, ,

naba a la reali dad Veí a cuán d i f íciles serían las .


v istas comprendía que a s í no más n o llegaría a “
,

ses i ón Entonces se le p r e sent aban todas l a s di f


.

des to das l a s malas consecu e ncias de su a cció


,

b aj eza que había en seduci r


L A MA E S TR A NOR M A L 1 81

agrega ndo a sus penas un dolor mucho mayor Pero no ; .

él j amás cometería el crimen de seducirla Porque e r a


. .
,

aunque l o s hombres pensaran de otro modo un c rimen , ,

un delito tan grave como un asesinato seduci r a u n a ,

muchacha de familia ¡ A h ! l o s homb res no piens a n en


.

las horribles tragedias fami li ares que ellos crean Satis .

f a c e n sus deseos viven algunos meses de placer agre an


, ,
g

a sus vanaglorias triviales u n a nueva razón de va nidad .

Ellas mientras tanto sobre todo si el amor ha tenido


, ,

consecuencias pasan por las más t ristes situaciones que


,

u n o ha podi do imaginar S on vidas trun ca das para siem


.

pre So n la de sgracia y la v e r gii en z a de l o s hogares y


. ,

en ellas y en sus padres se concret a u n a de las más terri


bles forma s del dolor humano El n o sería de los s e d u c
. .

tores i mpasibles que cometían t a l mal dad N o había nun .

ca engaña do a una muj er ¡ Y qué comunes eran tale .

cas os ! El tenía amigos en el min i sterio buenos m u


'

ch a chos según l a opin i ón de sus conoc i dos


,
que habí a n
seduci d o a var ias m uchachas de f amilia Las enamora .

ban entraban en la casa como novios El amor crecía


,
.
,

comenz aban las car i c ias Háb i lmente hipócritamente lle .


,

gaban a todo enga ñando a sus v íctimas Y cualquier día


,
.
,

en u n cómplice cuarto de u n a c a sa amueblada el pro “
,

ceso de seducción term i naba Luego venía el embara o .


z

casi inevitable El n ovio l a s abandon a ba ; alguna s de


.
,

miedo a sus pad r es huían y se hacian prost itutas No : él .

n o haría e s o j amás Había caído en el vic i o baj o f r e


.
,

cu e n t a d o l o s l u p a n a r e s se había dado a beber . Eran d e s .

g racias debili
, dades Con ellas
. n o hacía mal a nadie Sin .

embargo l a sociedad que reprobaba l a conducta del c ai


, ,

do y le llamaba calavera y vicioso n o tenía u n a palabra ,

de reproche para el otro Los hombres le alababan le e n .


,

v i d ia b a n celebraban su audacia y su suerte En el caso


, .

de R a s el da su delito sería mayo r pues apena s se s u p ie , , '

sen sus relaciones con él l a expulsarían de la escuela La , .

i gnominia sería inmensa eterna como la ignominia de la


, ,

ia madre de R a s e l da que todavia se perpetuaba en


p
r

p aq
,
_

¡ja .
1 82 M A NU E L GAL VE Z

Yo no cometeré j amás e s a m f am ia d ecía en vo z


al ta pase ánd o s e por un sende ro de la pla za
,
.

Era arroj ar en l a miseria a una pobre V i e j a y a u n a


n iña ingenua Porque después de un escándalo seme j an
.
,

te y d ado el espíritu p rovinciano ¿ qui én se a t r ev e r ía a


, ,

socorrerlas
¡ A h si la,
s cosas pudieran ocultarse y evitar l a s con
secuencia s del amor ! pensó nuevamente hostigado por l o s ,

deseos Pero e r a imposible en un pueblo chico Na da hu


. .

b o entre ellos hasta ese d ía y sin e mbar g o todo el pueb l o


l o s c reí a en relac io nes íntimas N o habí a más rem edio .

que contenerse S e tra taba de su seguridad mat erial de


.
,

su salud misma de una pobre muchacha que le q uería,

Pero ¿ podría conten er sus ímpetus él t an impulsivo tan


, , , ,

incapaz de dominar sus nervios ? También ¿ por qué ,

R a s e l da se enamoraba de él ? ¿ Por qué l a vi da era t a n


complicada ?
S e levan tó Era hora de i r a l a casa de j osefin a M á r
.

quez Y mientras se encaminaba hacia allá resolvía do


.
,

minarse con todas sus fuerzas para evitar el mundo de


males que le s i ti a b an .

A l pasar por l a casa de l a s Ganced o si nt i o ruido de


voces en la sala Clemencia hablaba con su v o z chirrían
.

te y gatuna S e acordó de los anónimos que había re


.

c ib i d o L o s p rimeros hacía tres meses le advertían q u e


.
, ,

R a s e l da su simpatía era hij a de un sac ristán Los ú lti


, , .

mos le suponían en relaciones íntimas con l a muchacha ,

o a punto de conseguirlas ; le felicitaban por l a conqui sta



y le envi diaban l o s tiernos ósculos v los dulces abra “

z o s a media noche .

Llegó a l a ca s a de Josefina cuya sala estaba llena de ,

profesores Fué felicitado por to dos ; algunos le abraz a


.

ron con entusiasm o E l l o s dej aba hacer diciendo c on.


,
“ ”
modestia : no es p ara tanto n o es para tanto , .

Se h a po r ta o como un tigre ! excl a maba Z oilo


a
p a l m e á,n d o l e como quien s a c u de u n a al t om
'

1Crabanillas
.

— Y
¿ es verda d que l e pegó ? l e pregu n taba M arí a
R a mo s ,
l 84 M A N U EL G AL V E Z

el f orastero in vitó al maestro para almorza r co n él al


día siguiente .

Tres día s después empezó a d esparramarse p or L a


R i o j a un curioso rumor S e decía que Gabriel Quiroga .

festej aba a R a s e ld a Quiroga e r a un enamorado de l o . ,

criollo Le encantaba todo aquello d o nde perd uraba l a


.
s

a ntigua alma nac i onal : l a s tradiciones los cantos las dan , ,

za s nativa s l a s leyendas C o nvertido recientemente al


,
.

sentim i ento nacionali sta y a l amor de l a patria viaj aba ,

p o r la r e p ú b h c a de spués de algunos
,
añ o s de vida euro

p e a en los que ma l dij e ra de e ste p ai s in m und o
de

,

nue stra barb a rie d e nue s tra ignoranc ia A hora c reía

,
” “
.

en el pa í s y am a b a sus c osas A l ll egar a La Rioj a le h a


'

b l a r o n de u n a eximia cantora de v i d a l i t a s Era R a s e l d a



. .

S e interesó vivame nte en conocerla y don N i l a m ón le p r e


sentó en l a casa Qui roga no hacía s ino al a barla en todas
.

partes a todo el mund o Tanto entus i asmo por el canto


,
.


de u n a muchacha que ni siquiera e ra i nteli gente como “
,

decían l a s G ancedo n o p a r e c ía natural En L a Rioj a h a


"

.
,

bía infin i dad de niñas mej ores que el la .

S olís al princip i o no creyó en tales festej os Era a h


, , .

surdo que un hombre como G b riel Quiroga rico pert e a


, ,

n e c i e n t e a u n a gran f amil i a d i stinguido habiendo via .


,

j ado tanto lleno de saber y hombre de espíritu s e f u e s e


, _

a enamorar de u n a pobre m uchacha de prov i ncia sól o


porque cant aba bien Per o muy pronto comenzó l a des .

con fianza a in qu i e t a r le Exacerbado por los besos q u e .

le diera a R a s e l d a an gustiado pór sus preocupacion s ,


e

múltiples casi rabioso de no avanzar en sus amores ner


, ,

v i o s o por tantos motiv os f u é presa fácil de l o s celos , .

Empezó a mi rar r e n co r o s a m e n t e a Gabriel Quiroga a r

evitar encontrarle Lle g ó a e s p i a r l e y a exigir a los a m i


.

g Os comunes que le dij eran cuánto Quiro ga habla ba d e


R a s e l d a C o mpren día que todo esto e r a disparat ado ri
.
,

d ícu l o hasta baj o y trataba de dominarse


, , Veía en sus .

celos que consi deraba a fricanos el fantasma de a q uella


,
'

o d i s a raza de l a que algo tema por l a familia de su


ma(q re .

Una tarde oyó dec i r a Quirog a que a quella noche v rs


LA M A E ST R A N O R M A T .

t a ria a R a s el da Le si gu i o d es de ¡l e j os y a l ve rle entra r


.
, ,

e n la ca s a d e ella cas i l loró de rabia y de i mp otencia,


.

Queria entrar él también pero no se atrevía Luego con .


,

de ci s ión repentina se precipitó en el cuarto de Urtubey ,

que vivía en f rente T al vez desde alli oyera algo t al vez .


,

se con f irmara en sus sospecha s Urtubey que había de .


,

n u n c i a d o al Director la serenata de S olí s a la maestra ,

no salía de su asombro al ver allí a su vi s itante Solís in .

v e n t ó un pretexto tri vial : quería con sultarle sobre u n



punto de h i storia asignatura que Urtubey dominab a ,

Urtubey le recib i o en su escritori o que daba a l a calle , .

— Hace calor dij o Solís y se levantó para abrir l a


,

ventana .

Quería ve r y oi r lo que pasaba e n casa de R a s e l d a .

qué es s u co n a u l ta ? preguntó U r tubey c o n


ai re de hombre que lo sabe todo '

Pero como Solís absorto en la casa de en frente n o , ,

contestara repitió su pre g unta


, .

— Ah era a propósito sobre aquella cuest i on


'

que
En este instante se oyó la gu itarra y en seguida la voz ,

suave de R a s e lda que cantaba la v i da li t a de Joaq uín Gon


z á le z .

iga cállese
—O
, di j o S olís pegándose a las rej as de
,

la ventana .

C o mo c a n ta el v i d a l i ta ,

a ve,

d on d e es tá s u n id o ,

y o ca n t o t us pe n as , v i d a li ta ,
oh s u el o q u er i d
!
¡ o

En la calle frente a la ventana de R a s e lda algunos


, ,
:

transeuntes y vecinos oían el canto La voz llegaba muy .

clara hasta S olis pues a causa del calor R a s e ld a habia


, , ,

dej ado abie rta la ventan a .

Urtubey i n s i s tí a en c o noce r l a duda histórica q u e ator


mentaba a su visitante Temia que S oli s no la revel a ra por .

t i m”i dez y le alentaba paternalmente Dí game s i n m i e


, .

,

do , re e tí a
p Solís pa r a verse
. l i br e le habló de cier
, t os ,
1 86 M A NU E L GÁ LVE Z

sucesos de l a ñ o 2 0 n o aclarados p or los lii s fdr ia dor e s


t
x
.
,

Urtubey quedó perplej o pero n o tardó en ponerse a ex ,

plicar .

E l a ñ o mil o chos z0n t os die z y nuev e d ecía U rtu


'

bey el general .

C o m o f e i n a vi u d a v i d a li ta , ,

ll o r a s tu a m or m u er to
y a t u n o s r e s po n d e v id al i ta
. , ,

l a v oz d e l d e s i e r t o .

Sol is estaba como en éxta s is j unto a las re j as de la ,

ventan a No perdia u n a p alabra ni una nota Le parecía


. .

q ue a q uella voz te n ía m atices para él desconoci dos sua ,

vi dades insospechadas ¡ A h era evidentemente un acen t o


. .

de m u j er enamorada ! Y tod o aqu e l can to todas aqu e l la s .

dulzuras ¡ eran p ara el otro para el forastero ! ¡ P e ro ,

q u é d erecho tenía él p a r a que j arse ? p ensaba ¡ C u á l


e s , .

er n sus p rest i g i os ? E l ot r o l a h a ría s u va n u i z a s


a Es ¡
.

x
.

más a ud az e s m á s hombre d 1] 0 para s i odián dose


, , .

Y se sentó aturdido m i entras Urtube y revolvía l ibro s v


.

con s ultaba fech as El canto continuab a Urtube y sin


. .
,

com p re n der m iró a S olí s con el rostro entre l a s m anos


. .

Lue g o l e v ro levan t a rse p onerse el sombrero y salir . .

—E z é r e z e homb re fal ta l o m e or
p , j , .

Pero S oli s hu y ó dej and o a Ur tubey asom b rado con


, _ ,

l a palabra en la boca .

S o l i ta r i a y po br e v id a li ta , ,

r e i n a d o l or i d a ,

¡ o h R i oj a d e l a l m a v i da li ta , ,

a m o r d e m i v id a !

El canto había cesad o Solís se alej aba pero d et en ión .


,

dose a cada paso como si a l g o le detuviese Varias veces .

vol vió bruscamente la cabeza creyen do oir la g uita r a


'

r
, .

D e pronto al llega r a l a esquina notó que le lla maban


, , . .
1 88 M A N U E L GAL VE Z
gente comenzaba a hablar de ella A demás si en ese ins .
,

ta nte s alían Rosario o doña Crispula ¿ qué pen sarían ? Y ,

asi . apresuró el paso


.
_
.

S olís l a a compañaba a su pesar No quería c o m p r o m e .

terla ni comprometerse él mismo Pero l a había encon


… .

trado casualmente s e gu ía n los dos el mi smo camino d e


, ,

seaba habla rla y no se atrevía a separarse Iban si l e n .

c i osos Pero a l llegar a l a puerta y a pasado un p o co el


.
,

temor de ser vi stos So lí s en tono de quej a le d i j o :, , ,

—Y
a sé que tuvo u n a visita
= .

Y o A casa v a n siempre visita s


? .

S olis le pid i ó q u e no negara El le v i o e n trar oyó su .


,

voz R a s e l d a declaró q u e no p ensaba n egar ¿ S e referí a


. .


Solí s a ese mozo Quiroga ? Fué cuatro veces a su ca sa

,

e r a cierto A él l e gustaban l a s cancio n es criollas l a s vi


.
,

d a l it a s que ella cantaba No había na da de particular en .

todo e s o .

Pero usté le cantó de un modo especial tenía un


-
,

acento que nunca le oí d ij o S olís en t ó n o irrit a d o


. .

Y s i guió hablan d o Sus palabras p arecían sinceras .

i
Ra s e l d a la convencieron de que estaba enamorado ¡ l e
'
.

n ía celos de Qui roga h a sta hablaba m a l del pobre mozo !


,

Pero ¿ cómo sabía que ella había ca nta do pensó ? .

Nl o sé por qué m e hace e sos reproches



d i j o luego
fi ngién dose o f endida ; no tiene derecho para e s o .

E
— s verdad n o ten g o derecho contestó S olí s n o '

, .

mendose a mi ra r el cielo .


Cállese que a h í vienen , a dv i r t 1 0 R a s e l d a a m edia ,

voz casi son riente


. .

S olís iba a cruza r l a calle pero ya Rosario le había _


,

vi sto .

L a s dos amigas se besaron Rosar io miró a R a s e l da y .

a S olis con cur i o s idad R a s e l d a dij o que se habían en


, .

co n t r a d o a l entrar en l a m i sma puerta , Solís p r e t e x t ó te .

ner que escrib i r var i as cartas y l a s dej ó solas


'

L a s do s amigas conve rsaron a l gunos mi nutos e n la s a


l a Rosario estuvo cariñosa y no habló de lo q u e R a s e l d a
.

temía Pero ¿ por qué no h a b ía i do en tanto tiemp o ? R a


,

s eld a p r e t e x tó u n a pequeña e n fermedad de la abu e lit a .


LA M A ES T R A N O R M A L 1 89

Despues la escu e la Cuanto más adelantaba el a ñ o m á s


, .
,

tenia que estudiar Lu e go ha bl a r o n del novio de Rosario


.
_
.

Rosario estaba con t e n tís i m a Parecía que i ban a ascender .

a l novio empleado del correo envián dole a Catamarca


, , .

Si así pasaba se casarían e n diciemb re dentro de tres


, ,

meses R a s el da ya se consi deraba salvada cuando llegó


.
,

doña Crispula Venía de l a calle de hacer algu nas com


.
,

p ras Estaba so focada Después de p reguntarle por M á


. .

ma Rosa le d ij o mientras se sacaba el sombrero :


, ,

— Ha s venido a tiempo
hij ita porque tengo que h a , ,

bla t te .

L a llevó a su dormitorio inmenso frío y de pis o en , ,

l a dr i l l a d o En el centro contra l a p a r e d d e l fondo u n a


.
, ,

ancha y muy b aj a cama de j acarandá i mponía su ve ,


,

augusta y melancólica De la s paredes colgaban san t os .

y retratos En un rincón sobre u n a mesita una campa


.
, ,

na de v i drio cubría un niño Jesús rodeado de ñ o r e s d ,

papel Venia hasta el do rm i torio el perfume de los j az


.

m i nes del cabo En l a paj arera del patio vecino l o s ca


*

.
,

n a r i o s t r i n a b a n alegremente .

— H i i ta es tu bien que quiero hablarte comen


j p o r ,

z ó doña Crispula sentándose en un so f á


,
.

Y allí l e hizo oi r una d i s e r t a c 1 o n inte rm in a ble sobre


*


los deberes de la s niñas E r a preci s o ser d i scret a de s
i

.
,

confi a da El pueblo entero empezaba a murmurar de sus


.

relaciones con S olís N o e r a nada cl aro todo e s o A ella .


,
.

l e p reguntaban si S olís y R a s e l da estaban de n ovios .

Como se veían en su casa Y fra ncamente n o sab í a .


,

qué contestar La gente aseguraba que R a s e l d a e s ta b a


.
'

enamorada E r a indispensable pues aclara r la situac ion


.
, ,
.

N o fuera después l a gente a deci r que e n su casa _


.

No supo cont inua r R a s e l da avergonzada baj aba la .


, ,

cabeza .

— E n fi n
¿ estás d e,
n ovia ? preguntó doña Crispu l a .
,

mirándola i n d a ga to r ia me n t e .

-
Y o n o sé señora qué quiere que le diga
, , .

Cómo n o sé Ra s e l da ? Te estás hacien do l a sonsa


,
.

Ra se l da lev a ntó lo s hombros y doña Cri spula c r e ve n , ,


A NU E L G Á LV E Z
'

do que n o queri a contestarle se irritó empezó a retar , .

la como la cosa más natural del mundo R a s e l d a baj ab a


, .

los oj os a punto de llorar L a barb illa y l a s manos le


, .

temblaban Doña Crispula siguió per o r a ndo y sólo de


.
º

pués de un buen rato al notarla t a n emoc i onada camb i o , ,

de tono

E s p reciso s aber la verdad hij ita le d i j o entonces ,

con acento insinuante y cariñoso .

Se acercó más a l a m uch acha y tomán d ol e u n a mano , , ,

l e rogó que le contara todo E l la e r a como su segunda .

madre ; bien s abía cuánto l a quería : Pero R a s e l d a n o des ,

pegaba los labios En ci e rto momento estuvo a punto de


.

r e v e l a r l e su estado de ánimo su inquietud su recelo po r , ,

la actitud de S olí s Pensó que tal vez doñ a Cri spul a


.

pudiera salvarla que t a l vez pu d i era i n fluir sobre Solí s


,

para que él se d eci diera Pero le fué imposible hablar . .

¡ Si ella tampoco sabía nada en de f i nitiva ! ¡ Cómo co n


'

tarle cosas t a n vagas t a n i nc i ertas ! A demás ¿ l a com , ,


prendería doña Cri spula ? Un vago i n s t in t o u n i n co n s


'

, ,

ciente deseo d e ocultar l a detuv i eron N o contestó ,


. .

Pero d o ña Cri spul a a rdía de curiosi dad Vo lvió a l a .

carga Quería que le d i j era todo y repetía hasta el ca n


.
,

sancio que era para R a s e l da como una madre .

— Te hizo el amor te h d i cho algo ? le u


¿ a p g
r,
e n

taba insistente mente .

—No contestaba R a s el d a resuelta ya a n o fran …

, ,

u e a rs e
q .

Quedaron en silencio R as el da aprove chó el momento .

para irse T enía que preparar la clase de l a tarde l a


.

,

abuela le esperaba Doña Q r ís p u l a quedó di s gu s t a dí s i m a


. _
.

Para ella s ign i f i caba u n a d e r r o t a n o haber descubierto r

l a verdad ¿ Q u é h a b r i a de cierto ? Y en cuanto vió a


Rosario ha b l ól e de Ra s e l da
,
.

— T a i m a d it a tu amiga le dij o con fastidio .


, ,

A ntes no era as í A l contrario fué siempre franca .


,

c o m unicativa A e lla no le gustaba nad a el nue vo mo


.

do de R a s e l d a N o e ra natural
. A llí había algo ; ¡ quién .

sabe qué secr eto s quería o cultar la ni ñ a !



Yo l e ten go l ástima agregó ,
.
M A N U EL G Á1 N E Z

d e dolores en l as nalga s Y dec i a esto t an t eá n dos e el .


,

trasero .

M ama Rosa no quiso que llamaran al médico . .

Para qué Es l a vej e z no más


?
, .

A med i a noche los dolores v o l v ié r o n l e ; tenaces fuer


"
'

t í s im o s . P arecía que se pa s eaban por las p i ernas y n o


la dej aban moverse Cas i de madrugada su f rió u n a bre .

ve convu l sión temblando como a chu cha da R a s e l da


, .

m andó ll a ma r a l mé d ico U n a hora después cu and o au n


'

.
,

n o había amanec i do llegó d o n N ila m ó n , .

Pobre N i l a m ón i n co m o da rt e p o r esta viej a cho ,

ch a ! dij o M ama Ro sa sonriendo .

—De ese de amolar t í a si está más j oven que yo


1 , , .

contestó el médico p oniéndose a examinarla , .

Le h i zo mil preguntas L a viej ita sonreía y contesta .

ba a t o do c o n clar i dad A R a s e l d a los oj os se le cerra .

b a n de sueño S e sentó en un rincón y empezó a cabe


.

cear Para no dormir se qu i so pensar en Solis ¿ Qué


. .

haría a e sas horas ? Dormiría naturalmente A unque *

, .

qu i én sabe si despie rto tamb i én no pensaba en ella


, , .

¿ Pensaría en ella Solí s ? ¡ A h si pud i era saber ! , ,

D o n N il a m o n rogó que n o se a fl ig i eran R e ce tó un .

purgante suave unas ventosas fomentos húmedos en l o s


, ,

s i tios doloridos Después se quedó largo rato conver


.

san do con l a en ferma R a s e l d a había i d o a su cuarto .


,

muerta d e sueño .

—Y esta muchacha p reguntó el médico ¿ n o tiene ,

novio ?

Yo qu e he de saber N il a m ón ! contestó l a vie j i ta ,

tristemente .

A hí donde l a ve ra t a n mosqu i ta muerta e r a l o más ,

reservada con ella Había oí do hablar de un po rteño d e .


,

un maestro nue vo pero a ella nada l e constaba R a s e l da


'

era co n ella muy cariñosa eso s i pero le callaba su s sen , ,

t im i e n t o s .

Y agregó vie j i ta la
¿ Y qué cla se de mozo es ese qu e dicen ?
-

—P s h a m i n o me entusiasma —
, contestó don , N il amó n .

E s f eo ?
L A M A EST R A N O R M AL 1 93


E so qué tien e qu e ver tía , .

N o le gust a ba p o r su vani dad Como casi todos l o s j


o .

venes de ahora e r a superfi cial n o t e ní a un concepto s e r i o


, ,

de la vida Parecía medio e sp i ri t ista Un a vez d ij o el


. .
,

insolente que Jesucristo f ué un iniciad o


, .

Vál gam e Dio s ! ex clamó l a viej ita im aginando que ,

e ra e s o l a más e span tosa d e l a s bla s f emi as .

Desp ués hablaron de l a s ituación de R a s el da en l a e s


cuela E s o s i l o sabía M ama Rosa Viéndola su n ieta
. .

muy triste le habi a hecho mil preguntas hasta i ogra r que


,

le contara todo E r a un a inj ustic i a l a qu e cometí an co n


.

l a pobre R a s e l d a que estudiaba muchísimo , .

D o n N ii amó n a l salir encontró a R a s e ld a en e l p a tio


, , .

— Esto será lar o h i j ita le d ij o el mé dico


g , , .

Y agregó no tando l a a flicción d e Ra s e l da :


,
— N o es co sa seria ro c vendrí vinie a al gu n a
p e o n a q u e r ,

muj er para cuidarl a .

H a b ía q u e p reparar reme dios ponerl e fomen tos y n o , ,

e r a cos a q u e R a s e l da abandonara s u c l ase .

R a s e l d a pensó en Plácida y a l d ía sig uiente la man dó


llamar Pe r o M áma Rosa empeoró y Ra s e l d a t u vo que
. ,

faltar i a es c u ela J us ti ficó su falta co n un ce rt i ficado d e


.

d on N il am ón A l o t ro día volvió a fal ta r pero n o pr e sen


.
,

tó j us ti ficativo ninguno ; creía que bastaba co n el del d ia


anter ior L a dirección l a apercibió Fué a la escu e la


. . .

Era u n a tarde n ubla da y t riste Las clases n o había n .

t e rminado y Ra s e l da tuvo que esperar en la sala de p ro


t es o r e s al Director qui en dictaba en ese momento s u cate ,

dr a de P e d agogía Cuando R a s el d a entró l a Regente re vi


.
,

s aba c u a d e rno s R a s el d a tímid a mente ca si sin ha cer rui


.
, ,

do se s e ntó a esperar L a Regent e con ti n uab a trabaj an


, .

d o como si n o l a hubiese v i st o ni se n tido Ras e l da a guar .

dó a s i largo rato Llegaban hasta allí mu r m ullo s de la s .

clases lej ana s voces infantiles gritos de un p rof esor qu e


, , ,

gangosamente y como si rema tase decia : n o seno ri
,
“ “
,

ta a ver la otra l a otra la otr a , ,

Po r fin la Re gente levantó l o s oj os Al en contrar se co n


, .

Ras e l da se mani fe s tó a s ombrada d e verla all í


Q u é des ea b a s eñorit a ? l e pre gu ntó co n,se qu e dad .
1 94 M A N U EL G ÁLVE Z
R a s e l da se acercó a l escritorio de l a Rege nte .


Q u e r i á ha b lar c o n el señor D i rector i
Y ante el s i lenc i o y l a m i ra d a e s c r u t a d o r a de l a Regente ,
agregó , pon iéndose colorada :
—Un momento señ or i ta dos palabras , no más
, .

Puede decirme a mi l o que d esea ? d ij o l a Regent


go l pean d o la mesa co n el cabo d e l a l a p i ce r a …

R a s e l d a a l egó l a en fermeda d de s u a b uel i t a para j u s t i f i


'

ca r sus faltas L a ab u el i ta estuvo muy e n fer ma , co n dolo


.

res t u e r t ís i m o s Ell a te n ía que hacerle remed i o s , cuidarla


.
.

S i f altó fué p o r n e cesi da d A d e más , creyó qu e bas t aba


.

con el cert i fica d o del primer d ía D on N il amón se l o d ij o .

a m.

La mira da de l a Regente ha b ía la intim i dado A penas .

podía ha b lar ; ta rtamudeaba Y mientras decía su expl i .

cac i ón s u s dedos j ug aban sobre el escr i tor i o co n un l á p iz


, , ,

1 de l a Regente que l a mir ab a c on sever i da d


a z u1 .

Cree usted que el certi ficado d e un d i a vale para tod o


el a o ñ ?
— E s que m i abuelita estaba en ferma ú t l
p g
r e n e s e o a ,

d o n N il am ó n t o do el mundo l o sabe estuvo en ferma


, ,
.

bal b uceaba l a m aestra .

— Es un pretexto para j ust i ficar todas l a s i n e ci a s


p
dij o la Re ge n t e c o n pedante ría

A demás si el docto r A rroyo e ra t a n complaciente bien


, ,

pudo darle otro ce r t i fi ca do E l doctor A rroyo s i empre se . .

h a ll a ba d i spuesto para d a r c ert i fica d o s a sus am igos .

El doctor A rroyo ' exclamó en tono i rónico .

Quedaron en s i lencio '

— Y ahora viene p ed ir p rmiso ? Tendrá u acu di r


¿ , a e q e

al m i n i ster i o .

A l min i sterio pregu ntó R asel da desolada


'

? .

— A i mi —nis —terio s i s e ñorita Y me pare ce que n o s e .


, ,

lo concederán S us antecedentes n o le son favorables


. .

En este momento el Director pasó R a s e l da quiso se .

guirl e pero l a Regente se i nterpuso ordenan do a l a maes


,

.

t ra que se sentara Ra s e l da p e r m a ne ció tr i ste pensat i va


. ,
.

¿ A qué ant e cedentes s e re feria la señor i ta Rodríguez ? S e

trataba de sus clases con seguri dad A un qu e ¡ qu i é n sab e !


,
.
1 96 M A N UE L GÁL vEZ
Y s entá ndose se pus o ella misma a redactar la s ol icitu d
, .

R a s e l da quiso oponerse .

— Pero si n o cuesta nada

A demás ella conocia mej or que Ra s elda p or razon es de


, ,

su cargo l a literatura administrativa


, .

En el silenc io del cuarto sólo se o ía el ra s guear de la


pluma R a s e l da mirada a l a Regente y la encontraba sim


.

p atica y agradable ¿ Cómo de cian qu e e ra tan mala ? .

vé ? Ya está d ij o l a Re gente poniendo el papel


para abaj o sobre el seca n te y golp ean do con el puño ce


, ,

rrado .

R a s e l d a leía para s i L a R ege ri t e e s p iab a e n l o s oj os de .


-

R as e l da l a impresión que le hacia l a solicitud .

y por estas razones leyó Ra s el da me permit o ,

solicitar licenc ia con g oce de sueldo por el término de , ,



un me s .

Un mes ! e x clamó Ra s e lda llena de placer P or .

to do O ctubre casi ?
— U h mes señori t a
¿ o es t á contenta ?
n , ,

R a s e l da estaba asombrada L a Regente , l a p ropia R e .

gente le hacía pedir un mes d e licencia con goce de suel d o


, , .

Y ella t an zonza que pensaba c o nten tarse con die z días


, , .

¿ P o r qué t o do el mundo hablarí a impr o perios contra e l


Di rector y l a Regente ?
Digan l o que d igan n o s on malos

pensaba al des ,

pedirse .

Cruzaba la plaza cuando oyó q ue l a llamaban E r a M a .

tilde A rana l a v i ce d i r e ct o r a
"

.
,

— R a s e l da
¡ l o que me pasa ! , decía l a Vice c on ge s t i o

nada llevándose l a s manos a l corazón


,
.

Venía de s compuesta por el disgusto E r a u n a i n i qu i dad :


*

Y contó a R a s e l da s u desgraci a Hacía días había muerto .

c a si repentinament e el pobre Solano Ferreyra p ro fesor de


'

aritmética y geometría con u n a so la cátedr a y ocho horas ,

seman a les Hasta ahora nadie le h abía re e mplazado P e ro


. .

e s a mañana recibió ella u n a nota del Director donde le c o

m u n i cab a que a p a rt i r d e l p rimero de O ctubre


, ¡ f a l ,

taban cinco días ! debía d i ctar l a cáte dra d el fina do En .

cuanto a su cátedra de Pedagogía el Directo r determ i naba


,
L A MA ESTR A N OR MA L 19 7

qu e , a f in de n o re c arga d a d e t rab a j o fuese sust itu id a p or ,

la R egen te .

— Esto y o n o lo tolero R a s e l da
g g
a n o s eab a
, la —
Vice , ,

h a ciendo pucheros .

Y caminaba a gi t a dís ima m ascullan do quej a s contra e l ,

Di rect or .

D e pronto se detuvo No podía m á s N e ce sitaba toma r . .

u n p oco de a gu a Estaban frente a la c asa de Jose fina v


.

decidió entrar .

Durante los días qu e si gu ieron R a s e l da ahora que n o , ,

iba a la esc uela vivió dedicada a sus ensueños Pero y a no .

pensaba exclu s i vamente en Sol í s Las visitas d e G abri el .

O u i r o g a h a bí a n renov a do su a mor a lo d sconoci do a l o e


.
s

p a í ses le j a n o s a los plac eres a l luj o E lla veía alrededo r


, , .

de Gabriel Qui rog a al go ext rañ o y suntuo so que com : _ ,

un per fume enervante se desprendía d e su ser A l prin . .


c i p i o se a rrepintió de hab er querido a Sol í s v hasta lle gó ,

a convencerse u n a n oche de qu e j amás le q uiso muy de


, .

vera s Pe n só q u e todo había co n clu i do l o cual era u n a


.
,
“ “


tr an q uilid a d una suerte Ya n o tendría cav il a cio n e s y
, .

podria contestar a l a s pre guntas indiscretas A hora se vol


'

v e í a ser ia d e s con ñ a r ía de todos


r
, .

A que l las largas visitas de G abriel Quiroga continuab a n


i n tri g ándol a No se con vencía de que sól o por oírle can
.

¿ A caso en Buenos A ires


'

t a r v ida l it a s d eseara conocerl a .

n o s e c a nt b a n t a m b i én v i d a li t a s ? El
a q u e via j aba t a n to .
,

¿ n o las o y ó en Córdoba en Catamarca ? Fu é cuatro n oche s


,

de vi i t a ¡ Y q u e elo g ios s eñor q u e entu s i a s m o ! Ella n o


s .
. .

me re cía t a nto E ran e l ogios q u e sólo se explicaban p o r


.

otro interés ¿ Y qu é interés p o día tener sino


.
, .

Y son ri ó al r e cordar q u e después de la primera visita ,

d e Q uir o g a p a s ó e l l a i n te m in a bl e s h or a s con l a
. ui r q

ta rra en la m a n o ens a y a ndo el acento más p ro fundo y


,

m á s triste .Y sin embar go le hab ía ocu rrido u n a c o s a


s in gu lar : siempre cantó p ensando en Solís S e a cordaba .

de a q u ella noche d e M av0 y s uponía que é l la est a ba


oye n do Cantaba p a ra él
. .

M ientra s tanto no dejaba de pensar en Q uiro g a Se


, .

había i d o a Catamarca pero volvería sólo pa ra o i rl a can ,



1 98 M A NU E L G ÁLVE Z
¡

r A sí di j o A hora estaria en C a tamar ca ¿ Qué h a


se lo . .

r í a allí ? Im a g in áb a l e j u n to a al gu na c a t a m a r u e ñ a o en
q y
dola —
,

c a ntar v i d a lit a s Y se ponía tri s te pensando en q u e .


,
"

e o fu era verdad
s
¡ A h si a quel hombre l a q u isiera ! E r a
.
,

ahora su ideal Decían que era tan inteligente tan ric o


.
, .

l len o de a mistades qu e pert en ecía a una fam ilia a r i st oc rá


,
-

tica d e Buenos A i res P s h ¡ qué se iba a fi j ar en ell a . .


,

u n a pobre m a e s t r it a un hombre de su posición ! Razón ,

tuvo Rosario en pre guntarl e cuando le habl ó de eso si , ,

se h abí a vuelto loca S in embargo Y de nue vo la ima


. .

g i n a c i ó n se desataba La había mirado de un modo de u


. n ,

m odo A d e más no era tan absurdo q u e se enamorara


.
,

de el la En l a s novelas de Carlota B ra em é figu raban gran


.

d e s nobles q u e s e casaban con much achas modestas mu cho ,

m á s m o d s t a s q u e e l la Y v a se veía casada con Q u i ro g a


e
.
,

m irándose e n los o j os de él recosta d a en un largo so fá , ,

en u n c u a rto lleno de lu j os y el ega n c ia s mientras su m ar 1 ,

do sentado j u n to a ella le explicaba su amor O sino


.
,
. .

v i a j ab a n hac i a Eu ropa en un inmenso vapor como los qu e


'

veía pi n tados en los libros de lectura ; y a l a noche b a j o ,

u n p o é tic o c i lo d e l u n a y de e s tre ll a s entre el ruido de


e ,

l a s o l as s e decían incl inados sobre el m a r unidos de las


, , ,

manos co s as divi n as y e n l o qu e ce do r a s
,
.

P e o l n e t o n a b a a l a r e a lid a d Su s ensu e ño s s e des


r r .

v a n e cí an c o mo una bel la música q u e ac aba v l a triste ve r ,

d a d de su po b reza de su i n s i gn i f ic a n c i a de s u s de s g a
, ,
r

cias se pre s entaba a su s o j os Y entonces volvía a So l í a


, .
,

a q u ien m iraba como un ide a l a ccesible para ella .

a co rd a ba d e a q u e lla escena b aj o el parral cuando S olís la .

besó co n an sia s ; y p e n só q u e debía q uererl a m u cho Sino .

p o r q u é h i zo eso N o podí a su poner qu e Solí s tuv iese


?

m a l a s i n tenciones ; ella no e r a u n a cu a l q uiera A demá s .

c r e í a a S o l í s u n h omb re b u eno Pe ro si la ama b a ¿ p o .


, ,
r

qu e n o se deci d ía ? E r a el terrib l e prob le ma que la ator


m ent a ba A vece s se co n venc i a d e q u e S olís no l a feste
.

i a ba p o r di f icu l tade s económic a s El te nía su po r venir en .

Bu e n o s A ires y allá la vi da e r a t a n c a r a t an di fícil de


T
, ,

cían Y le ex cusaba encontrándole sobrada razón en n o


.
,

qu e rer casarse por ah ora Pero el l a con fiaba e n que a pc


2 00 M A N UE L G AL VE Z

Ra s el da i nte r ro gaba co n los oj os a M ama Ros a .

— E s do ñ a M aría de C alcena .

L a señora baj ó la cabeza , tristemente , pensando sin d u


d a que R a s e lda se acordaría d e A mel ia R a s e l d a n o dej aba .

de mirar a la madre d e su amiga Pe ro no se atrevía a .

p reguntarle por ella L a s dos señoras h ablar o n de per . »

sonas a migas qu e m urieron , 0 que se fueron a Bueno s


A i r e s para no vol ver
'

— Pero La Rioj a e stá lindo e xclamó M ama Rosa .

—Sí está lindo


, rati ficó doña M aría sin convicción …

D e spués que la visitante se d espi dió R a s el da l a acom ,

p añ ó hasta la puert a .

— Y A melia ? le pre gun tó entonces tími d ament e


¿ .

E l rostro de doña M aría se cubrió de dol o r .

—A melia
'

d ij o después de un silencio y secándose ,

una lág ri ma viene pronto .

Y agregó dándole un beso ,

— A l u na v e z l a v e rás cierto ?
' '

g ¿ n o e s ,

U n a noche se encontraron doñ a Cri spula q u e iba po ,


r

primera vez d esde l a en fermed ad de M ama Rosa y don ,

N i l a m ón Don N i l a m ón d i v e rt í a s e a costa d e doña Cri s


.

pula Era preciso que se casara se veía que n ecesitaba


.
,

un hombre Doña Crispula riendo t o r re n cial m e n te de


.
, ,

c l a r ab a a gritos , que ya se le había pasado la époc a de


,

necesi tar marido .

En se gui da llega ron ot ra s visitas Eran u na h e rmana .

d e Jose fina M árquez D orotea y s u marido Dorotea e ra


'

.
, ,

gangosa gord a y se vestía co n un mal gu sto ente rnece


, ,

dor Tenía l as carnes flácidas la cintura an cha y l o s p e


.
,

chos colgando como de muj er que no u s a corsé N o h i z o .


otra cosa durante su visita que ,
bromas a R a s e ld a
,

c o n S olís R a s el da negaba. .

—N o
y o sé ; a m
, i me h a n d icho g a n go s e ab a D orotea ,

con mucha tonada .

El marido un hombre ba j i to encl e nque y boquiabierto


, ,
.

apoyab a Doro t ea pegaj osa como una mosca a zo n z a d a


.
, ,

vo vía y volvía al m ismo tema .

T o do s e s abe ! e xcl am aba co n so n ri s a e st ú p i da .


LA M AESTR A N O R MA L 20!

— íT od o s e s ab e p etí a e l ma ri do mi r an do u n o por
!
'

re
u n o a los presentes como p i diendo a se ntimien t o , .

Todo s e sabe ! v ol vía a r ep e ti r D orote a .

D o n N ilam ón miraba a R a s e l da y le cerrab a u n oj o R a .

s e l da so n re ía y a p esar d e l a es tu pid ez d e D orot e a y


, ,

s u marido aquella br o ma l a compl acía Do ñ a Cri spula es


, .

taba c a s i m u d a El tema l e d esagra dab a y tenía miedo de


.
'

h ablar Ba j ab a la vista y despu é s miraba el techo s in d i


.
,

simu lar s u descontento T r ató va ri a s veces de desvia r la .

conversació n P er o n o bien se ab rí a una brecha se cola


.
,

b an p or ella las bromas de D orotea



.

Ha n vi s to el n oviazgo de Can delaria Vargas ? pre


g ú n tó do ñ a Cri spu l a .

—D i cen u e don Num e l e h ace oposici ón contes t ó R


q a
se l a .

—No h arí a
m al porq u e el n ov i o es u n ren a cua j o te r
,

ció d o n N ilam ón pero se casan pro n t o parece , .

— 1A ver v o s R a se l da d ij o D oro t ea
'

.
,

—Cuándo te t oca .

E s c i e to hab l ó e l ma rido ; cu á n do le t o ca
"

— r .

Doñ a Cr i s p u l a n o pu do m á s y s e d esp i dió En el p ati o .


habló un r ato con R a s e l da ¿ No sab í a u n a co sa ? Qu e e l .

j oven s e hab i a i do d e la ca sa .

¡ Y por q u é ?
—Yo l e habl é
q u ise a con s e j a rl e , P u e s h i j a se pu s o f u .
, ,

r io s o d i cié n dom e q u e e staba harto de n osotras y que n ada


.

tenía q u e ve r con v o s .

L o h a bí a d icho m i l v ce s y e s taba c a n sad o de q u e º

me tieran e n su s co s as No q uería con se j o s de n ad i e A l


'

. .

día si gu iente f u é a a visarl e que se t r a sl a daba al hotel Y .

se mu d ó n o má s , .

— M e a se u ró continuó do ñ a Cri spu l a


g qu e n o e r a
por e noj o sino p a ra n o tener oca sión de verte A s í se
'
.
.

evitaba q u e las malas len guas te si gu ieran de s p el l e j a n do .

R a s e l d a q u ed ó pen sativa .

-
H e sabido hoy por P é re z si guió doñ a Cri spu la
.

q u e en el min i sterio está a la fi rma su n omb ra miento de


pro f e sor .
2 02 M A NU E L G Á LVE Z
D e v e ra s ? pregun t ó R a s e l da como iluminada .

Toda su e speranza estaba en ese nombramiento Pero .


,

p o r qué Solí s dij o qu e nada tenía que ver con ella ? pensó .

T a l vez s e r ía para d e s p it a r a doña Crispula t a n fastidiosa , ,

capaz de hacer perder la paciencia a un santo .

— A m
i me parece que es por su próximo n om b r a m i e n
t o que se h a i d o Como v a a ser pr o f esor v a n o puede
.
,

vivir en mi casa .

Porque ella nada le d uo que pudie ra chocarlo A I con .

t ra r i o le habló como una amiga como una madre con


, , ,

toda su experiencia del mundo B ien se veía que e ra u n .

o rgulloso como todos los


, Ella siempre lo
di j o : e r a u n preten sioso y un necio .

Se había alej ado al gu nos pasos cua ndo de pronto se


volvió .


N o te he dicho l o prin cipal : B enita te reemplaza des
de hoy .

R a s e ld a quedó a sombrada ¡ A ho ra se explicaba por q u e


.

l e hicieron pedi r licencia por un mes ! Era para que el


'

M inisterio con fi rm ase a B enita Gancedo formalmente A s i .


l

B enita ten dría un poderoso antecedente a su favor S i la .

licenci a fue ra de qu i nce días n o se necesitaba que el mi


n i s t e r i o aprobase l a d e s i gn a c 1 o n de l a reem p lazante .

Q u é g ente tan perversa ! exclamó doña Cri spula


besando a R a s e l da .

S e fué R a s e l d a la aco m pañó unos metros en la vere da


. .

Cuando entró en la casa don N il amón sa lía , .

—So n insopo rtables rugia el médico calándose el ,

sombrero hasta l as orej as .

Y ya en l a puerta después de haberse despe dido s e


, ,

volvió .

y ¿
. qué hay en e s o de Solí s ?
— Nada tío contestó R a s e l da sencillamente .
,

Don N il a m ón l a miró Ella baj ó la vista . .

— No me gusta mi hij a no me gu sta repe tía golpean


, ,

do e l s u elo con su bastón .

Que daron silenc i o s os Luego don N il a m ón dej o cae


.
,
r

lentamente e st as palabras
— Y o me e n t r o m et o porque debo hacerlo .
2 04 M A N U E L GALV E Z .

au dacia E l ha bía in i ci a do a Ras el da e n l a dul zura (1


.

l e hab ía hecho entreve r admirables h orizontes de


y de ensueño Y he aquí que ; de pronto c o mo
.
,

cuan do al abrirse l a ventan a d e un cuarto


desaloj a el pobre a ir e interior otro homb re ,

cia le de s a l o j ab a del corazón de R a s e ld a Y r e p et ía en


'

v oz alta lleno de in di gn ación contra s i mismo y contra ell a


, ,

l a conocida frase b rutal : ¡ He calentado l a pava para qu e


el otro se to me el mate ! ”

Fu é e n s e mej ante es t ado de á nimo cuando doña Cri spula


pretendió a con sej arle En el hotel a donde trasl a dó su .
,

domicilio su s celos se a c recentaron La primera noche la


, .

pa só en vela Sospechaba que Quiro ga i ría a casa d e R a


.

sel da pero n o pudo av e riguarlo porqu e Quiro ga no com ió


,

en el ho t el Y se acostó temprano fastidiado de las gente


.
,
s

de la con fitería deseando estar solo Pero no po día dormir ;


, .

y d uran t e una larga hora medio de svesti d o e speró a que ,

Qui roga entrase en el c uarto de en frente donde do rmía ,


.

Sab ía Solí s l a en fermeda d d e M ama Ros a p e ro pensaba ,

qu e por eso m ismo i ría el o tro pretextando in f orma se de ,


r

la e n f e rm a Cu an do al día si gu ien te supo que Qui ro ga


.
, ,

m ar oháb a 5 e a Ca t ama rc a tu vo una gran a l e g ría Sól o l a , .


mentaba que hubiera prometido volve r .

¡ Cómo d e seab a ve r a R a s el da ! E ra u n de seo agu do ,

an ormal M ás de u n a vez dispuesto a h acerse el encon


.
,

t r a d i z o recorrió las calle s por don de ella d ebía pasar para


,

i r a l a escuela No la vió Y cuando su p o q u e tenía licenci a


. .
,

sinti ó aumentar su ir ritación contra s i mismo : ¿ Cómo po


dri a verl a ? Se pa s aba las horas bu scando solución a este

p r o bl ema Po r q u e ni si q ui e ra t en í a notic i a s de ella Qui


. .

siera s ab er q u é h acía qué hablaba de é l La ú nica persona


,
.

q u e pudiera in form arle era Pérez y éste se había m a rch a ,

do a B uen o s A ires repentinam e nte sin sab e rs e cuándo v o


,
l
,

vería M ie ntras tanto los celo s le e n f e rm ab an 1 m ágin ab a


.
,
.

q u e la gente se reía d e él ; y en la cal le cambiaba el recor ri


do cuan do v e ía de s de lej os a al guno que pudiera bur
,

l a r s e Ya n i se aco rdab a de s u incidente con el Director


. .

Supo qu e había solicita do su d estitu ción y sin emb a rgo , , ,

no se a fligió casi T oda su v i da parecía concentrada e n


.
L A MA E STRA N RM O AL 2 05

y hubiera tal vez seguido de ese modo a n o ,

e un acontecimiento que s i bien e x traño a él ,


'

sobre su vida u na trascen dental in fl uencia .

r o de O ctubre durante l a úl t ima hora de l a ,

D i rector en el cur s o de segundo añ o dictaba , ,

Pedagogía .

E r a el s egundo a ñ o e xp l i ca b l e me n t e el curso más in , ,

quieto de l a e scuela L a s alumnas de primer a ñ o todaví a .


,

muy niñas resultaban f ác il es de manej ar ; l o m i smo l a s


,

de tercero y cuarto que s i ntiendo l a prox i m i da d d e l t í tu i o


, , ,, ,

cuando n o u n a vocación deci d ida eran ser i as y estu ,

diosas E l segundo a ñ o ta n numeroso como el pr i mero


.
, ,

p u es l a s que n o p retendían ser maestras c ur sa b an p o r lo


menos do s años se componía de chi cu e l a s e n l a s que ya se
,

anunciaba la muj e r Eran poco mayores que l a s de pri .


-

mero pero carecían de l a seriedad y el amor al estud i o


,

de las de terce ro y cuarto A l D i rector le e r a a n t ipático .

ese curso temible y todos sus métodos y consej os f ueron


, ,

i nút iles para consegu i r que aquell as ni ñ as n o se soplaran


las lecciones y n o se rieran n i pellizcaran en clase unas
a otras Toda s tenían novios y en su mayoría carecían
.
, , ,

en a b soluto de espíritu pro fesional l o que d es a lentaba a l ,

Director .

Es taban de repaso El Director que entrara preocupa .


,

d o se s entó en su cátedra s i n la prol ij idad de costumbre y


, , ,

mi entras preguntaba a ias n iñas m i raba s in cesar al p á ,

t io y tambor ileaba con l os de d os nerv i osamen te sobre l a , ,

mesa L a clas e v e r s a b a s o b r e preparac i ón de l a s leccio


. ,


nes .

; ¿ en qué cons i ste la i n t ro du ccwn re


— Señorita N úñez

Ca p i tu l a t i va
La aludida se puso de p ié E r a u n a negrita p izp i r e ta .
,

gord ucha de oj os graciosos ,


.

— Conteste señorita .

La chica levantó lo s hombros Luego hizo u n a mueca .

con l a boca y picarescamente guiñó un oj o a su vec i na


, ,
.

Un ruido de voce s que venía del pat i o cor tó la palabra


al D i rector Las n iñ a s se movieron inqu ietas Una j unt a
.
, .
,

a l a ve n tana sacó la ca b e za a l patio El Director al º i r l a s


,
.
,
2 06 M A N U EL G ÁLVE Z

voces quedó perplej o Luego se dispuso a es cuchar pero


, .
, ,

como l a s voces habían cesado continuó , .


E s u n a irrisión p r o f i r 1 0 des p ectivamente que a
esta altu ra del a ñ o ignore u n a futur a maestra lo qu e es l a
i ntroducc ión r e ca p i t u l a t i va .

S rá l a que r e capi tu l e a
— e
contestó l a negrita co n de
s e n f a d o y ri é ndose .

Fué u n a chacota Todas reían hablab an hacían b ulla.


, ,

l a s más curiosas aprovecharon para asomars e a l patio El .

Director fur i oso e chó de l a clase a l a negri t a y amenazó


, ,

con suspen der a todas p o r quince dias Había baj ado de l a .

c átedra y se pas e aba co n gesto dur o .

De pronto se oyó u n a algarada descomunal Primero .

fueron dos voces que d i s cutí a n ; después r u i d o de banco s


'

removidos de voces dive rsas y al f i n un gran s i lenc i o


, , , ,
.

—N ad i e —se mueva ordenó el D irector .

Y se dirig i ó acompasa d amente a l tercer a ñ o donde 5 ,

había producido el escándalo con aire augusto y j ust i c i e ,

ro . Sus discípulas alborotadas l e sigu i eron aunque a


, , ,

c ie rta d i stancia A lumnas de tercer a ñ o pasaban corr i endo


.

A l as p ue nt a s y ventan a s d e l as a ulas a s omaba ns e pr o feso


re s y alumn as .

Cuan do el Director l legó a l tercer a n o l a Regente q u e , ,

le esperaba en l a pue rt a s e a de lan t ó a h a bl arle D íj o l e


, .

algo en voz ba j a d i sponiéndose a seg u i r p e ro el D i rector


,

h i zo el gesto d e contenerla y como i nd i cando que quer i a , ,

verlo todo con s u s prop i os oj os entró en el aula E l es


"

.
,

p e c t á c u l o q u e allí p re s enció e r a inau d i to L a Vice apar e .

cí a d esmaya da rod ea da p o r l as alum nas l a s cuale s l a h a


, ,

b í an sentado e n dn a s il la y l e daban a i re abanicá n dola co n


_

libro s y c uadernos T o das e s taban constern a d as A I e n


. .

trar l a Re gen t e l a mi raron con host il i dad


,
: .

— D esmaya da señor decían en v oz baj a como si a la


, ,

Vice en el es t a do en qu e s e ha ll aba le i nc o m o da r a n l o »
, ,

ruidos .

— Culpa de l a Regente exclamó u n a con fastidio


El D i rector l a f u lm in ó co n u n a m i ra da y ya ib a a a m o ,

n e s t a r la cuand o entró d o n N il a m ó n como un b al az o V enía


_
.

e n ca b e za d e l a u l a d e cuarto a ñ o do nd e di c ta b a s u cl a se
, ,
M A N UE L G ALVEZ
maya r s e con gran alboroto d e d on N i l amón , qu e l
sa i o a l

p a ti ó y e chó d e allí a l a Re gente .

— A quí s o
y e l médic o y mando yo d i j o a la Rege nt
qu e parecía esperar l a s órdene s del Direct o r .

Y a gregó guiñando un oj o a l o s demás pro fesores que


, , .

agrupados en l a puerta del aula sonr e ían ,

A lguna ve z había de ser !


L a d e smayada volvió otr a vez a abri r lo s oj os M iraba .

como asombrada d e verse allí e n tre tan ta gente , .

Cómo se halla ? le preguntaron va n as n i nas .

L a Vice miró a l a s q u e le rodeaban u n a p o r u n a a don , ,

N il a m ón a d on N ume y co n v o z de s f allecida interrogó :


, ,

S e ha i do ?
Luego ante l a con t e s ta cron a firmativa d i o un gran s u s
, ,

piro hizo un puchero y s e largó a llorar enterneci da E s


, .

taba tan espantosa qu e d on N il a món n o pudo me nos qu e


,

e x clamar
Puch a que queda linda !
Cuando l a Vice se t ranquilizó e l médico quiso s aber l o ,

ocurri do P er o ni nguna cont e staba sin duda porque el Di


.
,

rect or que s e acercara al grup o había tocad o el b razo a


, ,

d o n N i l a m ón .

— Déj ese de fruncir l a geta muj er y cuente l o qu e pas ó


, ,

dij o el médico a la V i ce qu e ha ci a s u s últi mas mueca s


, ,

p a l m e á n d ol a car i ñosamente .

—N o sé c ómo e mpezar .

U n a n i ña i ba a ay u d arla en el relato pero el Director , ,

to cando d e nuevo en el brazo a do n N il amón l e d i j o m u y


“ '

severo con autoridad


,

— N O es éste el lugar par


a tomar declar a c i ones ni co
r r e s p o n d e a l médi co e s a f unción

Y ordenó a l a niña qu e callara .


¡ Sí uste d q ui ere que todos s e callen que n o se sep a
, ,

nada ,
exclamó l a Vice a pun t o de llorar después q u
e s a muj er me h a llamado viej a !

L a llamó viej a nada más ? ,


preguntó el médico .

Viej a de porquería ! masculló la Vice desatándose


e n un llant o diluviano .
L A MA E ST R A N OR M AL 2 09

— N o ez para tanto M atilde , decí a Urtu b ey creyendo


con solarla .

El aula estaba llena de pro fesores Desde el patio medi a ,

escuela contemplaba la escena El Dir e ctor ordenó que t o .

dos l o s cursos ocupasen su s aul as respectivas Pero d ebía .

ser inmed i atam ente La alumna que n o obedeciese sería


.

expulsada sin más trám i te Las n iñas cabizbaj as se di .


, ,

r ig i eron a sus aulas .

El Director se encaró luego co n lo s pro fesores .

P o r qué ha abandonado su clase la señora p rofesora ?

preguntó a Jose f ina M árquez que e r a l a perso na má s


próxim a .

— A diviné que se trataba de al gu na des racia y co m o


g ,

m i s servicios podían ser út i les .

Urtubey en cuanto vió que el Dire ctor interrogaba


,

lo s pro fesores se escabulló sin se r sentido M aría Ramo s


, .

le soltó una de sus frescas al D i rector y do n N ila món di , ,

ciendo que las clases habían con cl u i d o se llevó tras s i a ,

todos l o s pro fesore s L a Vice quedó rez agada y el Di


.
,
.

rector pretendió i nterrogarla inmediatamente dej ando ,

constancia escrita de sus palabras Pero Jose f i na contes .

tó que e r a una cr u e l da d p u e s la pobre muj er n o s e halla


,
*

ba e n esta do de responder Necesi taba r e co s ta r s e tomar .


,

a lgún calmante Y s in hacer caso del Dir e ctor a b a n d o


.
,

naron l a escuela .

En la calle el s ol abrasa b a Casi toda s la s pro fesoras .

acompañaban a la Vice y en el c amino detení an a lo s co ,

n o c i d o s para r e f e r i r l e s el escándalo Llen aban de i mp r o .

p e r i o
'

s a la Regente cuya actitud


,
a gr a v á b a s e a medida q u e
avanzaban en su cam ino las pro f esoras A d o n So fa n o r .

le d i j eron que la Regente amenazó a l a Vice co n u n a regla ,

y al Rector del coleg i o a qu i en v i eron casi en el término de


,

su camino que la había herido en la cabeza Frente a l a


,
.

ca sa de la Vice encontraron a Palmarin Venía de dar s u .

clase de francés co n la gramática baj o el brazo caminan


, ,

do co n su cacha za habi tual Le llamaron y é l sonriendo .


, ,

de orej a a orej a cru zó la calle con toda calma Las m d


,
.

j eres s c desesperaban .
MA N U E L c ÁL VE 2

—A
p úPalmarin ; hay novedad e s
r e s e gritó Jose fina ,

—Pe ro ¿ qué pasa ?,


¡ U n a in fam i a u n a canalla da !
, rug i o la Vic e c
pasión .

Josefin a y l a Vice l o contaron todo t u mu ltu os a m


hablando las do s a u n t i empo Palmarin s in p o d .
,

n e r s e en sus ganas de reir exclamaba frases de ,

ción .

De mo do que ha sido una can allada ?


Una chanchada p recisó la V i ce que empezó a m o ,
.

ver la cabeza de arr i ba a abaj o y a suspirar mientras l o s ,

o j os se le llenaban de lágr i mas .

—Pero total : qué le d i jo?


¿
,

— L a maltrató Palmarin la llenó de i nsultos contes


, , ,

tó Jose fina .

— V i ej a
¡ Pa lmarin viej a de porquería !
, ,
e xclam ó la
Vice a punto de soltar el llanto
,
.

Palmarin volvió l a cara con el prete x to de e scupir para , ,

reir d i s i muladamente .

—H ay que hacer algo Palmari n A ve r ust e d qu e e s


, .

hombre .

Palmarin ante esta i n v o ca cron a su masculini dad s e


, ,

p u so gravemente pensat i vo como si sobre él recayera ,


l a

responsab il i dad de l a soluc ión Las muj eres le m i raban im .

p acientes .

— Piense Palmarin rogaba l a Vice .


, ,

— Una idea !
¡ ex c lamó p o r fin el hombre g olp eán dose
la frente .

E r a u n a i dea genial S u rostro iluminado de s a ti s f a c .


,

ción sonr e ía com o ant e l a perspectiva de un placer deli


, ,

cioso L a s muj eres esperaban con ansiedad


. .

Haremos un m i t i n !
¿ Qué es eso ? preguntó l a Vice
— .

—Una m a n i f e s t a c ro n públ i ca en desagrav i o a la s ocie


,

d a d o f endida en protesta ante lo s d esmanes del Torque


,

mada pedagógico .

Ya te n ía su plan S e convocaria al pueblo se roga ría su


.
,

as istencia a l o s padre s de familia Habría bombas d i scu r .


,

sos El se encargaba de to do Y si de sp ué s de tanto e s


. . ,
-
"
2 12 MA N U E L G ÁLV EZ
— La
contribuc i on es de dos pe so s d i j o Jos e fina vie n ,

d o que n o se l o pregunta ban .

Qué contribución ?
— P o r el telegrama señora
, .

Ah !
L a muj er de don Eulalio suspiró S e s e ntó se a rregló .
,

l a f a lda ; miró a l suelo con rostro a fligido y volvió a s us


p i rar .

N osot ro s n o podemos dij o r e s ign a da m e n te


, .

Pero señora do s pesos nada más


'

, , .

Y se trata d e l interés d e to dos a gregó M aría Ra e

—Y a sé pero n o podemo s ¡ Tenemos tantos gastos !


, .

N o se acababa de gasta r pl at a A yer fué u n a m i sa a Sa n .

Francisco S olano p o r una grac i a que le hic i era l a seman a


anterior p agó dos meses de la co fradía de l a s A n i mas ese
d ía e r a el aniversario de l a muerte de su ún i co hij o y m a n
dó velas a l a M atriz En f in que l a s d o s cátedras de do n
.
,

Eulalio no daban abasto .


L o q u e les d igo no se acaba de gastar plata re su

m i o como s u po n iendo que alguna vez se acabaría de g asta r


,

plata y que entonces podrían vivi r de ba l de .

J ose fina fast i d i ada s e levantó M aría estaba tentada d e


, ,
.

reírse .

— Se n t i m o s mucho que tenga tantos gastos


-
señora , ,

d i j o M aría ; s i no ya sabemos que su proverbial gene


,

r o s id a d nos hub i era ayudado .

Jo se fina le tendió l a mano secamente L a s dos salieron .

r a b i a n do .

Ra s e l d a rec ib i o a l atar decer l a visita de l a s r e co l e ct a n te s .

Cuan do Plácida que para cuidar mej or a M á m a Ros a


,

había re emplazado a l a única sirvienta de l a casa vino a ,

a n u n c i a d e que estaban M aría y J o s e f i n a n o supo qué


'

pensar Temió que fuese algu na notic i a desagradable y


.

entró inquieta en l a sala interro gándolas con l o s oj os,


.

Cuando le contaron lo o c urri do sintió cierto alivio y hasta ,

se alegró de e s e e s cándalo pe nsa n do en que l a gent e n o


,

se ocuparía y a de ella .

—Y o n o sé si me convendrá f irmar contes t ó tim i d a


L A MA E ST RA N R O M AL m3
'

mente a Jose fina cuando las r e col e ct a n t e s te rmina ron de


,

e xpl i carle .

Pero no te ha de convenir por D ios exclamó M a , ,

ría si has sido la primera víctima !


Y agregó mirando cómo R a s el da se ponía colorada :
,

— Y te han ca l u m n ia d o además .
,

Salieron La ventana de Urtubey estaba abie rta y el pro


.

f e s o r hoj eando u n libro mi raba h acia la calle


, , .

N o quiere fi rm ar usted también ? le gritó M aría .

Josefina le dió un codazo Pero M aría cruzó la vere da y .

l e explicó Urtubey dij o que esa s cosas eran muy graves


. ,

que había que m e d ita r l a s El no era partida rio de las s p


. …

l u c i o n e s violentas .

— Lo mej or d i j o M aría con sorna será dej ar qu e


resuelva el Director .

—E z dl a r o contestó Urtubey con su bu en a fe hab ,

tu al .

R a s el d a quedó triste La s palabras de M aría Ra mos r e


.

n o v a r o n en un in stante su s penas y a gr av a r o n su m e l a n co

lía ¡ La habí a n ca l u m n i a d o ! Era cierto El Director la s u


. .

ponía en relaciones i n co n f e s ab l e s con Solí s Ell a l o habí a .

ol vidado demasiado pronto y hasta pensó una vez qu e el ,

Di rector era un hombre bueno ¿ Y por qué la cal u m n ía b a n ?


'

¿ Qué mal hacía ella a nadie ? ¿ A caso Solí s estaba segu


ra no se iba a casar con el la en cuanto le n ombraran
pro fesor ¿ Qué mal había en besarse ¿ N o se amaban
? ?

acaso ¿ N o era ella l i bre ?


?

L º s telegramas se llenaron de fi rmas O cupaban varia .


s

hojas y estaban redactados en forma V IH ! y concisa Eran .

obra de don N il a m ón La Vice por su parte aconsej ada


.
, ,

por Jose fina y M aría Ramos había hecho un telegrama a ,



.


ministro p i d i endo garantías como profesora

.

El desmayo de la Vice fué el tema de las conversacione s


.

durante varios di a s Todo e l mundo culpaba a A lb a r e n qu e


.

y clamaba por la venida de un inspector serio e imparcia l


que librase a la ciu dad d el hombre calamitoso L o s desa t o .

rados r e u n ían s e en la confi tería y se pasaban el día y la


noch e comentando los sucesos y trat a ndo de adiv inar l a
im presión que en e l M inisterio iba a cau sar Las clase .
2 14 M A N U EL G ÁLVE Z

quedaron suspen didas La mayor part e de los pro fes or e s


.

lleg aban retr a sados y se retiraban antes de hora N i ello s .

n i l a s a lumnas abrí a n los libros .

S ol í s fi rmó también los telegrama s y por s u cuenta h i zo , ,

uno a Reina y otro a un alto empleado d e l M inisterio de


n un c ia n d o el escándalo y rogándoles q u e p reparasen el
amb i e nte e n contra del Director A S oli s le apas i onaba n .

ahora los a s untos de l a escuel a No sólo había a cab a d o .

por od i ar a l Director sino que al pre o cuparse de tod o s


, ,

aquellos enredos sentía como si algo se aclarase en su i n


,

t e l i ge n c i a Estab a obsesionado por R a s e l d a y le mol e s t a b a


.

aquel pensar continuo que no l e conducía a ni n gún fin .

¡ A h s i pu diera dar por terminada su aventura !


A l d ía s i guiente del suceso a las C i nco de la tarde So i s
'
l
, ,

baj aba de su cuarto cuan do encontró a G abriel Quiroga .

Usted por a c á ?
-
H e llegado ah ora de Catamarca .

O cuparon una mesa en l a vere da de la con fitería .

L a e squina de l a plaza f rente a la con fite ría p resentaba


, ,

un aspecto in es p e r a do G rupos d e ge nte se reunían : mucha



.
!

chos del pueblo ; algunos pobres diablos que perman e cían


clavados como postes mi rando embobados a l a gente de la
,

confi tería ; alumnos del cole g io nacional ; u n a que otra per


sona adulta y bien vestida Reventaban bombas de cuan do
.

en cuando y su estrépito formidable estremecia l a pro vin


ciana quietud Un muchacho vendía E l C o n s ti tu ci on al
.

Palmarin i b a de un lado a otro animando a l a gente , o rde


'

nando cada disparo de bomba rogan do a l o s d e l a con f ite ,

r í a para q u e se incorporasen .

A rauj o s e n t ós e j unto a Quiro ga y S o lís Como Quiro ga .

igno ra ba e l escándalo de la e scu el a A rauj o le enteró L a , .

reun ión que presenciaban e r a el mitin organiz ado por l o s


'

-
,

p adres de familia para ped i r la destitución de l a s a u t o r ida

d e s de l a e s c uela y l a venida de un inspector .

— Pero
, ¿ y dónde están los padres de familia ? i n d a gí
el forastero .

— Son éstos c ontestó A rauj o muy se rio señ a lando a


'

, ,

los muchachos que llenaban l a vereda de l a con fi tería y


l a call e
'
s

.
MA N U EL GÁ LVE Z
,

mae st ro de escu e la provincial co n el somb rero al ai re ex , ,



clam ó : ¡ Viva la e scuela l ibre ! Y j un to a un e spe so n a

ran j o una voz r ugió c o lé r ica me n te : ¡ A baj o el cl e ro ! La


” “

mu rga t o caba l a ma rch a de San Lorenzo El co m e t ín en .

mohe cido el pi stón el bombo y l o s pl a tillos for mab a n una


, ,

m ús ica d e sc oncer tante Salían sonid o s chillone s e in a r mó


. a

n i oos
. Palmarin cad a tre s pasos s e e rguía y c on e l som
, , ,

b re r o e n la mano lan zaba estrepitosos mue ras al Directo r


,

y a l go bierno A l a s dos cuadras los mani f e stantes cans a


.
, ,

d o s de gritar e n mu d ec i e ro n
, .

Llegaron por fin a la plaza d e la escu ela Hubo dos o .

t re s mueras y nada más Pal m arin gritaba como un loco y


¡
.

r e c o r rí a ;l o s grupos pa ra incitarlos al entusi a smo Los m u


º
.
_

chac hos del co l egio se reían y los hombres del pueblo man ,

dados por A rauj o que e r a medio cau dillo miraban con ,

sonri sa estúpida sin comprender , .

Pero n o sean opi lí ngos ! voci feraba Palmari n .

— Necesitan al cohol excla mó A rauj o .

En e ste momento llegaron a l ce ntro d e la pl aza Palma .

r i n subió a un k iosco don de tocaba la ban da de música ,

y pronunció un discurso que hiz o desternillar de risa a


l a concurrencia L o s gr i tos y l o s aplaus o s f ueron a h o
.

gados p o r un v a l s e s i t o de l a murga Luego subió el mac s .

tro de e scuela prima ria Para él todo era cuest i ón de .

clericalismo Ese era e l mal de la sociedad presente H ab í a


. .


que a rria r con esos parásito s que eran los cura s L

s ociedad no progresaría mientras no a bat iese la inmund a “

sotana del o rgulloso f rail e Al gunos mani festantes que



.
,

conocían el l iber a lismo pedagógico d el Di rector miraban ,

absortos al ma estro primario Hubo dos o tres aplausos'

aislados La gente e mpezaba a aburrirse Entonces subió al


. .

k i o s co don Emerenciano Con de n ó los con fl ictos en l a e s .

c uela con frase sobria y enérgi ca No ca r e cí a de ideas y se .


,

e xp resaba con rara faci l idad de palabr a .

— Este hombre demuestra tal ento d i j o Quiroga .

— No señor
,
interrumpió A rauj o ;
,
es que está b o
r r a ch o como de costumbre A hí tiene un ej empl o de lo que .

puede el alcohol en e s tos pu eblos .

La mani festación se desbandó Al gunos l levaban en el .


-
5 . v
LA MA E STR A N O R M AL 2 17

s ombrero las banda s de papel a rrojadas p or Palmari n v


en la s que se p e día la renuncia del Director .

¿ Qué les ha parecido ? p reguntó Palma ri n acer


cá n d o s e a sus amigos .

Quiroga y S olís le felicitaron por el dis cu rso El d1j .

que se dej a ra n de m a ca n e a r Todo no era sino por


““ ºº

matar el tiempo .

— A hí tiene usted ex clamó A rau j o el s u p r e mº


i deal de estos pueblos : matar el tiempo A qui se hace t o .

do hasta l os h i j os por matar el tiempo


, , ,

— Puede ser un
g ran i m puls o r de energías e se ideal
d l ] 0 Qui roga .

— N o p orque todo s eligen el modo más fácil de mata r


,

lo que es j uga r a la baraj a o hablar de política


, .

En la con fitería se comentó in ago t ab le m en t e l a mani


f e s t a ción L o s j uicios e ran más bien optimista s y E l
.
,

C o n s ti tu ci o n a l del día sig uiente a firmó que pocas vece s


habia contempl ado la ciudad de La Rioj a tan valioso ““

c oncurso de o p i n ió n
ºº

Cuatro días más tarde el sei s de O ctubre aparec i o un , ,

inspecto r .

Na die lo esperaba y su llegada cayó como una bomba .

Era un hombre como de cuarenta años muy alto simp a , ,

tico S e llamaba O l a z c oaga Llevaba l argos b igotes y te


. .

nía exp res i ón dulce El Director a l saber su llegada tuvo.


,
.

un dis gu sto Pero m o s t r ó s e con él a m ab i l ís i m o


. .

— Y o me alegro v erdaderamente que haya venido el se

ñ o r insp ecto r dij o A l b ar e n q u e mientras recorrían las


aulas .

En la escuela había dos o t res personas intrigantes qu


pretendían imp o n é r s e l e La cul pa de todo estaba en el .

ministerio en m in isterios anteriores q u e anularon su a u


, ,

t o r id a d muchas veces En cierta oca sión suspende él a .

una pro fesora la señora de M árque z Ella se diri ge al


, .

ministe rio y el ministerio leva n ta l a sus p ensión Cos a s .

análogas sucedían continuamente Por todo ello la aut o .


,

ridad di rectorial est a ba muy debilitada Era preciso ro .

b u s te ce rl a pues de otro modo la escuela llega ría a se r


,
218 M A N U EL GÁLVE Z
un d e s qu icio H abría siempr e camari llas de revoltosos
.

pretendiendo dom i na r a l a dirección .

O l a z co aga son r i e nte le a t en día c o mo quie n o ye llover


, , .

Pero d e s pués de visi tar l a s aul a s al e ntrar en la d i rección , ,

quis o sab er l o ocu rrido c o n l a V ice di r ecto ra A l b a ren q u e .

se man i fe stó as o mbr a do po r t al p re gun t a E ra u n inciden .

te n imio vul gar Pero c om o O l a zco aga insi sti e ra e l D i


, .
-
,

rect or r e pitió s u s que j as contra l a ca ma rilla Er an unos “
.

intrigante s y rebe l des Basta ri a p ara dominarl o s s in e m


.
,

bargo con que el M inisterio l e con cediese a él cie rta s f a


,

c u lta de s .

— Pero en de fi nitiva señor ¿ qué ha sucedido ? pr , ,

gu n tó el inspector .

— Lo siguiente .

Y empezó a explicar co n pelos y señales el fracaso de ,

R a s el d a Era u n a niña sin prep aración no tenía tempe


.
,

r a mento de mae stra La señorita Regente u n a exim ia


.
,

p ro fesora habí a tenido demasiada paciencia con esa mae s


,

t ra . A demás se h ablaba d e e lla ; parecía qu e estaba en


,

r e laciones con un maestro de l a e scu e la de varones So .

lían verse en cierta casa donde él vivía Un a noche . .

— Permítame seño r Director exclamó el inspector


,

impaciente pe ro n o es éste el asunto que me h a traí


do Yo quiero saber l o que ha ocurrido hace pocos días
. .

H a habido u n a escena entre pr o fesores u n a mani fes ta ,

c ión ¡ qué sé yo !
,

— Lo que ha habido no es más que esto Como le de .

ci a, l a señorita R a s e l da Gó m ez está en relaciones con el


señor Sol i s Este u n a noche después de ciertas o rgí a s
.
, ,

vergonzosas salió a da r serenat as


,
.

E l inspector golpeaba el suelo con el talón .

f
— Llamé a dicho señor S olís y l o apercibí A co u se .

cuencia de esto el ta l Solís empezó contra m i una campa


,

ñ a de di famación .

— L e ru ego señor que de e a un lado estos detalles


j
, ,
.

—E s que necesito señor inspector ponerlo en ante


"

, ,

c adentes A qui hay u n a cam arilla indisciplinada qu e pre


.
2 20 MA N U E L G ÁL s
no ad mitiria calumnia s de ninguna espec ie Pero el su .
,

mario era indispe n sab le no sólo para acla rar el inciden


,

te último sino t a mbién para averigu ar lo que había de


,

cierto en el malestar de l a escuela .

M alesta r señor ?
,

—L o dij o u sted mismo


¿ No me ase gu ró qu e aquí se .

conspiraba ?
El Dire ctor hizo un gesto de desa grado .

Luego hablaron de temas indi ferentes O l a z co a ga se .

mostró muy a fabl e para borrar l a impresión de dureza


que podía haber causado al Director .

A la u n a en punto el inspector e staba en la escuela .

E scribió él mi smo l a s p regu ntas d el interrogatorio ins ,

talado en el de s p acho del D i rector Primero llamó a éste . .

Después a l a Vice que lloriqueó ; lo que ella p edía e ra


,

qu e no l a t rasl adaran .

D ice usted que la Regente la insultó ? preguntó


e l i n spector moj an do la l ap ic e r a .

—M e insultó s i señor .
, ,

¿ Y puedo saber qué insulto s eran esos ?


E l insp e ctor e scribió sonriend o L a había llamad o


,
.


viej a de po rqu ería
La declaración de la Regente e ra llena de reticencias .

Ella casi nada sabía y decia todo a medias Luego vinie .

ron v ar ia s maestras y al gunas de las al umnas que presen


c i a r o n la escena Las muchachas al verse solas con el
.
,

inspector se r u b o r i z ab a n 0 1a z co a ga e r a amable con ella


, .
s

y a t u z á n do s e sus largos bigotes descolo r i dos les decí a


, ,

cosas galantes
"

Eran las s eis de l a tarde cuando acabaron los in t erro


g a t o r.i o s Qu edaban aún varios para el d í a sigu iente E .

D i rector inv i tó a O l a z co aga para pasear en carruaj e pe ro ,

O l a z co a ga rehusó Tení a que hacer algunas vis i tas soli


. ,

citar ciertos in forme s En la con fitería Ol a z co a ga se e u


'

.
,

c o n t ró con S olí s a quien había conocido en el m i nisterio


,
.

S olís le presentó a M iguel A rauj o .

— El amigo So l í s — expresó el inspector— parece que se

ha dedica do a la mala vi da .
L A MA E ST R A NOR M AL 22 1

El s eñ or
— di j o Solís señalando a A rauj o
com pañero de i n f ames orgías .

Tod o s se rieron Solís y A rau j o ente raron de l asunto


.

O l a zc oa ga .

estaba mal impresiona do de la escuela y


l a z co a ga no

d e l Director Consideraba a éste como persona seria y


.

bien intencionada y pensaba que si los pro fesores le co m


,

batían e r a sin duda a causa de sus minuc i osas exigencias


en cuanto al incidente parecía u n a s imple pelea de muj e ,

res Pero A rauj o y Solís le dij eron tales cosas del Di


.
.

rector que Ol a z co aga empezó a convence rse de que esta


ba eq ui voca do E s a m i sma tarde conoc i ó a l a mayoria de
.

l os profesores Todos hablaban pestes de A lb a r e n q u e


. .

¿ p o r qué no han dicho todo e s o la s maestra s


— Pero
,

que he interroga do hoy ?


— Temen comprometerse perder el puesto contestó ,

805 5 .

A la noche O l a zc o a ga hizo visitas P r im e ra m e n t do s .

fué a casa de la s Gancedo Clemencia n o de fend ió al D i .

r e ctor sospecha n do que el hom bre s e hallase e n m al te rre


,

no . A tacó a R a s e ld a sin nombrar a Solís y p i dió el gra do


, ,

para su hermana Benita l a cual estaba reemplazan do a ,

Ra s e l da en su l i cencia de u n mes .

M ás tarde v i sitó a Josefina M árquez En su casa es .

taban M aría Ramos Cab a nillas y l o s d esafora dos y de s


, ,

a foradas m á s e minente s .

— Usted es el salv dor de a Rioj a ! decían las m


¡ a L u
j eres al inspector que sonreía satis fecho de verse co n
,

vert i do en personaj e
El sumar i o s igu ió su curso durante seis d ía s O l a zco a .

ga recibía innumerables denuncias contra la escuela alga ,

nas de las cuales n o pudo atender p o r falta de tiempo .

Desde el vicegobernador que le mandó llam ar a su cas a ,

para quej arse de la Regente hasta el portero que re fir i ó ,

in f initas arbitrariedades cometidas c o ntra él p o r el Di


rector toda la población
, e r a el efect o que b aciale a
O l a z coaga
_
l e lle vó s u s acusaciones U n a ma e s t r i ta del .

j ar din de in fantes que se había pintado


, un luna r en l a

mej illa creyó nece s ario acompañar sus que j a s con mira
,
222 M A N U EL GÁLVE Z
d itas y sonrisas Un comisario d e policía hombre lúgu
.
,

bre cuya hij a había si do expulsada p o r faltas contra l a


,
““

moral anunció que él haría j usticia si el M iniste ri o n o


ºº

dest i tu 1 a a l Director L a fal ta de su h ij a consistía se .


,

gún el Director en hablar con su novio a l a noche p or


, , ,

l as rej as de l a ve ntana Pe ro e r a u n a vil calumnia Y en . .

u n a e s qu i na frente a O l a z co a ga que l e escuchaba s o n r i e n


,

d o con el bastón en l o alto la v o z lacr i mosa el hombre


, , ,

invocó a sus antepasados rugió contra l a maldad hu m a ,

n a y llamó a l a con fitería antro de cal um n ia do re s don ““


de se reunía la podre de l a sociedad .

El domingo después de almorzar Solís fati gado s e


, , , ,

preparaba para dorm ir la siesta M e dio desnudo se arro .

j ó s obre l a cama pero el calor le i mpedía cerrar l o s oj os


,
.

E r a u n cal o r seco aplastante A v e ce s c a s i ahoga do


, .
,

p o r l a falta de aire salía a s u balcón que daba


,
s o bre el
patio Desde allí veía los tej a dos de l a s casas vecinas Sen
. .

t ía s e u n a c a lma espesa como presagio de tormenta V e , .

n í a n rá f agas de viento norte lentas y ardientes L a s pare ,


.

des las t ej as los árboles despedían chispas d e luz Los


, , , .

cerros habian cobrado un color acre intenso ; y u n a bru


m a terrosa ap enas azulada s e an t e p o n í a a l a s montañas
, ,

como un telón de gasas viej as L a s nubes forma b an in .

m e n s o s bloques grises .

S olís comenz a ba a dorm irse cuan d o h a cía la s cinco “

, ,

le despertaron l a s voces d e algu ien que andaba por el


cua rto .

¿ Qué dice amigo ? Levántese hombre


— .
, ,

Y c o n el dedo le p i n chab a n por el cuerpo Solís m a l .


,

humorado se re f regaba los oj os


,
.

A h e s usté ? Pero hombre qué modo de despertar


, ,
.

Y ¿ cuán do llegó ?
Era Pérez Había llegado e s a mañana V estía de luto
. .

riguroso en traj e de invierno


,
.

-
¿ Y e so qu é s igni fica ?
—M i her mi her manó . . . .
224
x
M A N U E L G ÁLVE Z
rr ía n rá fagas casi frescas L a naturaleza parecía hallar s e .

en un mo mento de transición en espera de al gún a con t e ,

cimiento .


¿ Y p o r qué de j o l a casa ché Solís ? Se a franco
-
, .

— Estaba harto de tanta curiosidad .

A quella gente le fastidiaba L a quer ra a Ra s e l da ?


¿ N o l a quería ? ¿ Por qué no se decidía ? ¡ A l demonio c o n
l a s muj eres esas ! Le tuvieron loco A l principio co n buen .
,

fin claro está le metían l a mucha cha p o r lo s oj o s le h a


, , ,


ci a n la cama Pero después les entró p o r sospechar n o
.

sabía qué y todo se volvió aver iguaciones .

—U s té sabe Pérez a usté mismo l o ha n enl oqu ec ido a


,

p regunt as .

Son c o losales ! p rofi rió Pérez hu n d 1e n d o s e en el ,

asiento y col ocan do lo s pies a la altura del pescante .

Luego sacó do s enormes cigarros habanos y o freció


uno S oli s .

Ah ! exclamó el músico chupa ndo el cigarro para


encenderlo ¿ N o sabe u n a cosa ?
.

—N o .

— Pu é ante s de irme hombre hace como ve inte días , ,


.

Explicó Doña Cri spula u n a mañana entró en su cuar


.
, ,

t o con mucho mister i o E l leia to davía en l a cama La.


, .

señora d ij o que ella n o podia consentir las cosas que p a


saban ; e r a p reciso tomar alguna resolución evi ta r el es ,


cá n d a l o que se venía encima El Pére z l a miró asom

.
, ,

brado ¿ De qué diablos hablaba doña Cri spula ? ¿ H abría


.

descubierto sus intermitentes relaciones con Candelaria ?

Y como doña Crispula parecía re co n ve n i rl e aceptó l a h i ,

p ó te s i s. El le pidió d isculp a s asegurándol e que nadie s a ,

b i a nada que no tenía el menor interés en Candelaria


,
.

Doña Cri spula s e rió co n ganas ¿ Pero entonces ? le p r e .

g u n t ó él ¿ De
. qué se trataba ?
S e trataba de usté mi amigo ! Doña Crispula quer ra ,

ca s a r l o y me daba conse j os a m i .

¿ Pero q ué le habló de mi doña Cri sp u la ?



—M e rogó que l o aconsej ara
_

Según ella Soli s gustaba de R a s e l da pero sm buena s


,

i n t e nc i ones L o que l a i n t ra n qu il iza b a era que l a much a


.
LA M A ESTRA N O R MA L 225

cha estuviese tan enamorada y que la gente hablara ya de


des lices y de citas nocturnas E lla no cre i a per o te m b la .
,

ba de pensar que las cosas siguiesen t al di recc i ón ¿ Por .

qué él Pérez o aconsej aba a su am go Po día decir !


, n ,
i ?

que R a s e l da era una excelente n i ña que haría un buen ,

ca samiento S i no se casaban ¡ cómo quedaba ella doña


.
,

Crispu l a ante l a gente ! ¿ Y si hubi e ra un escánda l o ? L o


,

menos que dirían las de Gancedo ¡ esas gu a n a ca s len

guas largas ! sería que ella e r a u n a celest i na Y doña .

Crispu l a se so f ocaba pensando en que atribui rl e


tan clásicas inc l inac i ones .

—Y usté
¿ qué le dij o Pérez ?
, ,

— Ps h
y o l e contesté
, que n o me metía e n ese berenj ena !
y que además e r a partidario del amor libre
El co che dob l ó un recodo del cam i no y aparc e l o un ce
r r o tempestuoso y trágico Semej aba u n a j oroba de ca.

mello ; a ambos lados del cerro nacía u n a luz b l a n qu i s i ,

ma y br i llante que recordaba la p l ata liquida M ás arr iba .


,

sobre el cerro la luz adquiría colores extraño s y violen


,

t o s hasta desaparecer baj o la mo l e pesad a de las nube s


i ntensamente gr i ses E r a u n cuadro de inquietud en el
.
,

que la naturaleza parecía atormentada p o r m il enarias an


gu s t i a s .

Baj aron del coche para mirar el paisaj e Las nubes s .

iban poniendo color tinta Hacia otra parte del cie l o re .


,

l a mp a gu e a b a y t r o n a b a La t i erra quemaba l o s pies C a


. .

yerou con pesadez algunas gotas de agua S olis mani festó .

su satis facción .

— N O se alegre mucho (1110 Pérez aquí t ru e n a t o


do un d i a y n o caen sino got i tas .

Y agregó subiendo al coche ,

— El c elo sabe l o que hace qué diablos ! N manda


i ¡ o ,

agua porque n o se precisa ¡ Nadie se baña ! .

Dieron algunas vue l tas po r la s cal les El cochero le s .

llevaba po r donde queria De pronto pasaron frente a .

Ra s e l d a que pensativamente a c o dá b a s e en el balcón ;


, , ,

pero Solis distraído con la charla n o la había visto


, , .

Pérez se lo advirtió co n un cod azo pero en el instante ,


M A NU E L GÁ LVE Z
mismo de en f rentarla S oli s tuvo que volverse para con .

testar a su sal udo .

¿ Sabe que e s t linda


a d i j o Solís
- ? .


¡ Número uno — exclamo Pérez —Y lo sigue m 1 ran .

d o fíj ese
, agregó después d e habers e vuelto
, .

Solis miró de nuevo haci a atrás y v ió a R a s e lda que le


s e gu í a c o n los oj os Hablaron de ella Había ad e lga z a zl o
. .

y tenía un aire m elancólico que la a r i s t o c r at iz a b a Pé .

rez lamentó que Solís n o cont i nuara esa avent u ra Rase i


da e ra una de l a s muchachas más bon itas de L a R i oj a y .

como nadi e l o ignoraba se d e s ha c ía por S olís Pero ,


“ ºº
.

S olís declaró que él no e ra c apaz de aprovecharse .

Pero qué apr ovecharse amigo ! Y ella ¿ no ap rove


,

charla tamb ién ?


H abía que dej arse de prej u i cios E l amor n o e r a un .

m a l para nadie no era un pecado H a b ía qu e imponer a


, .
l

mundo la l icitud del amor e l derecho a am a rs e l i b r e me n ,

El n o comprendía cómo Solí s un v e rdadero l ibera l , ,

pu diese tener esos prej uic i os de sacristía .

—N o son prej uicios Pérez


; más bien diga usté que es
,

miedo .

M iedo a qué a qu i en ? exc l amó Pérez o l vid an


, ,

dose de aque lla ve z que l e amenazaron con un r e vólver si _

n o se casa b a .

— M iedo a la sociedad a l a gente


; ¿ le parece poco
?
,

N o había tiranía peor L a gente n o s obligaba a vivi r .

segú n sus deseos ¿ L a i b e r t a d N o e x i s t ía En el hec ho


.
? .

éramos e scl avos del que di a n de conceptos morales qu e ,

t a l vez la misma so ci edad s i de r a b a m a los o r i dícu l os _


.

A demás el Esta do tamb ién tenía su moral ¿ H a bía algo


,
.

más estúpi do ? Se consideraba absurdo que el Estado tu


V i ese rel igión y se a dm i t ía q u e tuviese moral ¿ Y qué
>
.

di f erenc ia ha b ía en t re ambas co s a s ?

no v e o cl aro es en qué forma ej erc i ta el Esta


— Lo que

do su moral .


¿ E n qué f o rma ? T enga usté a mores con u n a maest r a

y l o dej an s i n su puesto j unto con l a maestra Vaya u s té .

con sus amores a otra parte El Est a do es un puri tano .

insoportab l e .
228 M AN U E L G ALVE Z
desairado calmoso con bigotes cortos y finos inclin ando
, , ,

siemp re l a cabeza co n aire tierno .

El indivi duo l o s saludó como si l o s con ociera desde


toda l a vi da .

No q uiere sentarse senor ? ,

Eh ? no . Este ¿ 0 vema . éste para na , .

da . éste n o vale l a pena


. .

Venía con el f in de invitar al inspector a So lís y a ,

Qui roga para u n a tertul i a que el martes 1 2 de O ctubre


,

daba en su casa en hOn o r de O l a z co a ga Como Quiroga .

y el inspector n o estaban les pedía que se l o di j esen ,


.

Todo esto l o habló apoyando u n a mano sobre el hom


b r o de S olís con quien cambiaba por primera vez al gu
,

nas palabras S olís aceptó l a invitación y se encargó de


.

hablar con Quiroga y co n O l a z c oa ga .

El in divi duo s i n sentarse p i n chó u n a aceituna de l a s


, ,

que pa ra S olís y Pérez que tomaban vermut había pue s


, , ,

t o el mozo sobre la mesita y se l a echó en la boca ,


.

B ueno d ij o mascando la aceituna ,


éste .

voy entonces Hasta más ver señores


.
,

Cuan do el individuo se f ué S olís preguntó a Pérez : ,

Quién es este bicho ?


— s Gamaliel Frutos hombre ; cuñado de las Gan
E ,

cedo .

S olís se extrañó de que l a s Gancedo le invitasen a él .

Porque t a l invitación n o podía se r sino obra de ellas .

Gamaliel e r a apenas un si rviente de sus cuña das Pére z .

certi ficó que en e fecto era raro A lgún fin s e propo


, ,
.

nian .

—Pero irá
¿ no ? agregó ,

— Claro
¡ no faltaba más !
,

Esa noche Pérez se quedó a comer c on S olís S e les .

reunieron O l a z co a ga y Quiroga ; los cuatro ocuparon u n a


mesa en el fon d o del patio L a temperat ura había mej o
, .

rado y allí baj o el parra l casi no se sentía el calor


, , .

A penas come n z aron a comer se oyó u n a música de a r


p a
. En seguida arrancó u n a voz pastosa y doliente qu e , ,

cantaba un triste E ra un ciego que solía animar las

.

m
co idas del hotel con su viej a y arruinada a rpa cri oll a .
LA M AE STR A N OR MA L 2 29

La voz del cie go cantan do aquellas tonadas que evoca ,

ban e l desierto l a soleda d l a tristeza gaucha se d i fun


, , ,

d ía baj o el cielo como en su propio ambiente S us m ú .

s i ca s cobraban en aquel siti o un gran encanto poético .

N o eran evi dentemente para s e r cantadas en una sala


, , ,

en las ciudades populosas y f a briles sino al aire l ibre , ,

aromado voluptuoso de l a s cálidas noches de provincia


, ,
.

Gabriel Quiroga que se extasiara en el canto declar ó , , ,

a l calla r el ciego que sólo por oi r tales c o sas viviría en


L a Rioj a El había viaj ado mucho ; había recorri do Eu


.

ropa conocía algu nas regiones de A f r ica de A sia En


, , .

todas partes le interesaron las músicas populares Habí a .

oí do a lo s nómadas poetas cabilas a los cantores mor i s ,

cos a los v e r s o l a r i s vascongados Conocía los aires p o


, .

pulares noruegos que inspiraron a Grieg las cancione s ,

alemanas las escocesas Y bien nada habia tan bell o


, .
,

com o la música argentina .


¿ Y la española ? p reguntó S olis .

— La música española es alegre d i j o el inspector


muy sonriente como sintiendo el e fecto de aquella m á
,

sica .

—Ese es un e rror muy com ú n obj etó Qui roga , .

L a música española brillante y vulgar te nía color n o , , ,

alegría Era u n a música áspera un poco salvaj e No


.
, .

podía ser comparada en ningún sentido con la músi ca , ,

argentina profunda y doliente A lgunos tristes


,

hua .
,

n it o s
ºº
y ya r av íe s del norte eran de un dolor tan an
““ ºº

gu s t io s o tan atormentado tan religioso como el de ciertas


, ,

páginas de Bach .

Pérez opinaba l o mismo Y G abriel Quiroga senten .


,

ciosamente concluyó : ,


Sólo l a música argentina quizá también la rusa nos , ,

da la sensación del in finito de la soledad del misterio , , .

Quedaron silenciosos El mozo ha b ía traí do un nuevo .

plato y todos arremetieron cOn gran ímpetu .

—E u estos pueblos hay mucho elemento para


hacc r
a rte y literatura di j o Quiroga , .

— E s o n o lo creo repuso Pérez Es t a es un a vi da


chata e stú pi da, .
M A NU E L G AL VE Z

—Pero tie ne carácter argu yó Quiroga .

El carácter e r a lo esencial en la obra de arte El carac .

ter noción concreta había reemplaza do a la bel l eza no


, , ,

ción abstracta e indefi nible cu ando no convencional , .


E s u n a nueva form a de belleza dij o S olís , .

— No porque casi siempre el ca rácter a compaña a la


,

feal da d .

De ahí que lo f eo tuviera un val o r estético tan eno rm e


e n l a literatura moderna .

—Si es por feal dad tartamudeó Pérez aquí no


,
,

nos podemos quej ar .

— A quí h a carácter re it i o Quiroga lo que o


y p , n
es fácil encontrar en el litoral Este es un ambiente id e .
º
.

para una novela .

S olís no estaba de acu erdo En La R i oj a n o había m o .

v im i e n t o d ra m a t i c i d a d E r a u n a vida estática Y la n o
, . .

vela exigía movimiento ; debía ser toda din a mi smo Q u i .

roga contestó que e s a era la novela f o l l e t in e s ca l a que .

p re sentaba a l o s hombres en l a acción Pero había algo .

m á s importante que l a acción : el ensueño La novela qu e .

sólo presentaba a los homb res en el ensueño e r a l a novela


psicológica Pero él pre fería l a n o v é l a que presentas e a
"

los hombres e n su v ida total : en la acción y en el ensue ñ o .

Esta era la novela realista l a verd a dera novela realista , ,

la que reflej a l a r e alidad exteri or y l a reali dad interior


— Por l o demás
agregó Quir o ga
,
aquí como en ,

todas partes baj o el punto de vista literario existe d ra


, ,

(
m a t ic i d a d su f iciente .

En l a historia trivial de u n a pobre muchacha ab a n do


¿
nada por su novio en la,
historia dolor o sa de u n a m u j e r

q u e c a e había siempre u n a novela


, En los pu eblos chicos .

Se veía más exactame n te a l hom b re que en l a s grande s


ciudades E r a imposible en u n pueblo ocultar sus pasio
.

f nes sus envi dias no mo s tr a r el a lma en toda su desnud e z


, , .

En l a s grandes ciudades la s almas s e disfrazan ; los h o m


,

bres se a do cen a n en su p ersonalid a d y a ! dej ar de ser ,

originales adquieren l a psicología del rebaño P o r e s o l a .

verda dera novela de la s ciudade s es l a novela de la mul


t it u d .
2 3 2 M A NU E L G AL VE Z

m ente tomando vi n o y a gua sin cesar O l a z co a ga para


. .
,

c mbiar de t ema d ii o que el gran p oeta a r gen t in o ra


a
, .
_
e

Guido y Spano S olís protestó y Quiro g a sentenció que


Gu i do era un p o eta para a l um na s del Sacr c¿ c o e u r _


-

w
.

Lue g o hablaron de novel i stas y autores de t e atr <T l 1i .

roga no tuvo u n a palabra de benevolenci a para n a die Pé .

rez q ui so co n ocer s u opinión sobre A lberto Reina t an .

a m i g o de Solís Quiroga tuvo frases terribles sobre Reina


. .

So l ís no pudo más y dij o cosas chocantes a Quiro g a .

S e v a n a pelear ? tart m u deó Pérez Sería l a a .

primera vez que eso pasa en La Rioj a por cuestiones li


t e ra ria s .

De s d e q u e son riv a les


— insinuó O l a z co a g a
. .

Q u i ro g a no o v ó v S o l í s sint i o renacer en su alma r e


, ,

su Q iroga O n
'

p e n ti n a m e n t e a n t
,
i p a t í a p o r u l a z c o a g a 1 n .
,

e n u a m e n t e c r e v e n d o desviar l a conversación hacia u n


g ,

tema m e n os p eli g r o so pre g untó a Qui ro g a si no h a bía


.

R i s to a R a s l d a Quiro g a lamentó que l a viej ita estuvie s e


e .

e n f erma E r a u n a l in da muchacha R a s e l d a u n a flor de


.
,

tierra ca l iente A él le p arecía apetitosa v e taba se g u ro


.
s

de h a c e l a su v a s i se q ue d ara un mes en La Rioj a ¡ Pero


r .

e s a m a l dita v i e j a ! ¡ O c u r r í r s e l e en fermarse a hora !


P érez n ot a n do a Solí s excitado propuso que pu es ha
.
,

b ía n c o n c l u i do de comer se levantaran de la mesa , .

S olís no podía más de indignación Sus ma n o s t e m b l a .

ban y sus oj os h a bí a n cobrado un brillo extraordinar i o .

La s palab ras de Qui ro ga fueron la gota que hizo reba a r s

el a gua de l a fuente de sus deseos La conversación c on .

Pérez esa tarde el ver a R a s e l da t a n lin da en su bal cón


, ,

hasta l a certeza de su i n s ign i f ic a n c ia frente a Quiro g a


que con sus paradoj as y sus j uicios b rillantes le obligaba
, ,

a callar todo i n c l i n á b al e hacia l a maestra L o s hombres dé


, .

biles buscan en l a muj er el c onsuelo d e sus dé r f 6 ta s K í ñ€


“ '

lla segurida d expresada por Quiroga de que p odría ha


c e r l a suya le hizo desearla con u n a inte nsi dad tan obs e
, . … z

s i o n an t e como n unca había con oc i d ó


'

Y ya no pe nsó Si no e ñ R a s el d a /
'

Se levantaron de l a mesa Eran l as d iez pasadas . .


L A MA E STRA N O R M A L 2 33

Caramba ! ex clamó Qui roga ¡ Y O que d e b í a .

hacer una visita !


Solís pensó si n o se trataría de R as el da de alguna cita _ , _

tal vez .

— Hemos perdido la noche d u o O l a z c o a ga .

— E s deci r no contestó sonri endo Qui ro g a


. por
,

q u e hemos estableci do las ba s es de nuestra liter a tura y

co n creta do al gu nos j uicios defi n itivos .

Al d í a si gu ie n te p o r la mañana s e efectuó el careo


en tre Solí s y el Director Ninguno d e l os d ias c omp ren
. ,
_

d ía la necesi dad d e tal careo pero O l az coa ga c r e ía l o in ,

di s p e n s a b l é .

Se real izó en el despacho del Di rector Este con as .


,

pecto como de hombre fati gado o desilusionado con t s ,


=

t ba frí a me nte a las pre g unt s del inspector Cuan o


a a d .

O l a c o a g a l e p reguntó si tenía algo que agregar su rostro


z
,

cobró animac i ón .

— Sí se ñ or inspector d i j o con mirada terribl e ;


.

te n o demasiado que a g rega r


g .

Y e m pe z ó su acusación contra S olís Toda la cuest i on .

v e p ía de un a m a e s t r i t a i g n ora n te e i n moral a la que pro


*

t e g í a el se ñ or S olís F l señor Sol i s tenía amores c on esa


.

m u i e r se g ún —e ra p úblico en E 3 T 1 0 13 .

S l i e t ab a l asti m osame te er oso La noche anter i or


'

ó s s n n v i .

no durmió p ensando en R a s e l da en las palabras de Q u i .

ro g a Sentía odi o no sa b ía c o nt r a q uién y s u f r ía un de


.
, …
. _ ,

s e o a g udo de ver a R a s e l d a M ientras el Director habló .


,

estuvo p álido transpirando , .


¡ Qué contesta usted ? le dij o O l a z coa ga .

Entonces el se desató La escue l a padecía como un fl a .

gelo la autorida d de A lb a r e n q u e N o había disciplina ni .

moralidad L o s pro fesores le odiaban En el fondo se tra


. .

ta ba de una vul g ar pasión carnal El Di rector preten


d i a poner toda la autoridad en m anos de la señori ta
R egente L o s maestros del departamento de varones na
.

da tenían que ve r con la Reg ente ; sin emba r go debían _ ,

soportar su autoridad su carácte r mandón . l incidente .

que m otivara la venida de l in spector l o cau Í e lla la , .

señorita Regente .
2 34 M A NU EL G AL vEZ

Pe to ¿ qu 1 en es esta seño rita Regente que se h a un



,

pue s to de t a l modo ? preguntó O la z co aga a l Director .

— Rl señor puede decirlo contestó el interp ela do


señalando a S olís .

¿ Yo
- ? Dígalo u s t e q u e h ace d ie z añ os qu e s e acues
, _ … …
_
_

ta c o n ella .

E l Director quedó anonad ado Ib a a contestar p ero .


,

V i o a O l a z co a a q u e hacía esfuerzos por n o rei r


g y se ,

contuvo ¿ S e burlaban de él B ien ; ya lo pagarían Se


? .

r e c o n c e n t r ó y n o contestó a u n a s ó la p alabra del int e

r r o at o ri o
g El inspec.t or te r m inó el c areo ;

S olís estaba agit a d ís ím o L a pre s e ncia y las palabra s .

del Di rector le e x a ce r b a r o n ac aban do por e x c i t a r l e Sa , ,


. .

lió de l a escuela con l a vista turbada caminando con v a ,

c il a c i ón L a s mano s le temblaban y sentía un sudor frío


.

en las espaldas A presuró el paso imaginan do que le


.
,

daba un a taque de nervios A l llegar a la con f itería se .

encontró con A rauj o y Palmarin L a c on v e r s a c1 o n l e .

tranquilizó un poco Luego subió a su cu a rto y allí l e


.

entregaron un tel egr a ma E r a de A lberto Re in a E l li e .


— t
, …

rato l e anunciaba el nombrami ent o y d e j aba e n t ey er q ue


'

r
.
_

ello debiase a s ui n fl ue nc i
_

o m b r a b a n a So l i s profes o r

de M at emat i cas l a cátedra por l a cu al se p ro d uj o e l


in cid ente .

S olis se arro j o sobre su lecho para calmar su excit a


'

ción y contemplar a gusto el telegram a ¡ E ra ya p r o f e .

sor ! Casi to do lo que deseab a po r a hora Se a cordó de .

R a s e l d a ot m —vez ¡ A h cómo ansiaba verla ! Necesitaba


, _
.

contar a a l guien s u s inquietudes su felici d a d S us am i ,


.

gos el mis m o Pérez no le c o mprend e rían R a s e l da e r a


, , ,
.

l a ún i ca persona capaz de a l e gra r s e d e ver a s p o r su no m º

b r a m e n t o ¿ Por qué no iba a verla


i .
?

A lmorzó con el i nspector .

— E l Director con o cía su nombramiento dij o Ó la z


co a ga .


Desde cuándo ?
¿
— Desde
e l sábado po r l a manana ; hoy me l o d i j o .

— Y por
¿ q u é l o h a brá ocultado ? A l guna p il l e r ía .

El i nspector levantó los homb ros N o sabía pero se .


,
2 36 MA N UE L GALVE Z
L a s veredas quemaban y la resolana obligaba ento a
los oj os Solís casi corría Por l a calle no andaba
. .

alma De cuan do en cuan do oí a s e un piano


. .

L a pu e rta que daba al patio en l a casa de R a s e l da ,

taba abierta S olis pasó de largo mirando de r e


.
,

No vió a nadie Luego en l a e s qu in a s e re .


, ,
º

otra vez : l a calle estaba s olitaria y nadie 1


de nuevo con an dar lento mirando hasta el f
, ,

patio A bsolutamente nadie ; sin duda dormían


.

¿ Qué h a r ía ¿ V o l v e r ía s e al hotel ? En este


?

V IO a Plácida que se asomaba a l a call e El la .

porque ella le p restó más de una vez c e l e s t i n e s c o s se , ,

cios N o le agradó de pr o nto verla en casa de R a s e l d a


.
, , ,

pero en segui da olvi dándose fué hacia ell a


, , , .

Qué milagro p o r acá niño ?


,

¿ Y R a s e l d a Pláci da ?

,

Plácida sin contestar entró en l a casa indica n d o


, , ,

S olís con un gesto para que espera se S olís se a r r in con .

en el hueco de l a pue r ta temiendo que p a s ,

conoci do Pláci da en segui da l e hizo entrar en la s ala


.
, , ,

que quedaba sobre la calle f rente a los dormitorios ,


.

La abuela n o podría oi r nada S ol i s esp e ró un rato Pen . .

saba l a s frases que diría Había oído que l a señ o r a s e


agravó y como nunca preguntó por ella ahora veni a a
, , ,

cumplir Después entrar í a en el tem a sentiment al Ima


. .

g i n ó que R a s e l d a le fac i litaba todo arroj án dole los b r a ,

zos al cuello besándole pidién dole perdón p o r su aud a


, ,

c ia. Ini a gin ó que él l e tomaba l a mano se l a be aba ,


s

y que le dab a beso s locos en l a boca También pensó q u e .

R a s e l d a podría enoj arse y echarle de su casa ¿ Qué haría ? .

R a s e l da se presentó de b at ón blanco Est aba un po c o . ,

más delgada pero también más bonita Ve nía c o n t e n t í ; .

sus oj os llenos de con f ianza habían adquirido mayor e u


, ,

canto S olis se sintió cohibi do B albuceó algunas fra s es


. .

s obre l a en fermeda d de l a señora y quedó callado Luego .

se acordó de su nombramiento .

— S oy p rofesor
¿ sabe ? ,

A h sí ?— exclamó R a s el d a radiante de f el icida d


, ,

¿ D es de cuán d o ?
L A M A E STR A N O R M AL 2 37

Y hablaron del nombramiento de la reemplazante de ,

R a s e l d a de las cosas de la escuela


,
.

Solis mientras tanto no pensaba sino en tomarle una


, ,

m ano Pero él o cupaba un sillón y R a s e l da el centro


.
,

del sofá N o hallaba pretexto para sentarse a su lado


. .

Po r fin se levantó c on obj eto de mirar de cerca un r e


trato que representaba a R a s e l da cuando tenía catorce
a ños .

— Preciosa u n a mona da decía sentándose en el s o


, ,

fá j unto a R a s e l da que se retiró a l otro extremo


, ,
.

Solís observó la actitud de su amiga y perdió el áni m o .

Pensó que hacia un papel ridículo y se levan tó para d s e

pedirse R a s e l d a le m i raba como rogándole que se que


.

dara ; él no estaba para comprender nada y le ten dió l a


m ano Pero al senti r l a piel de R a s e l d a tib i a y del i ciosa
.
, ,

n o pudo más Le tomó con toda su m a no l a de ella y


.
,

q ueriendo hablar tartamudeó palab r as incohere ntes


,
En .

la oscura penumbra de l a sala con l o s postigos e n t o r ,

nados sus oj os l l a m e a n t e s de deseos relucían L a l le


, , ,
.

la m ano unos pasos hacia el interior de l a


— Pueden ver n o decía Ra s el da encarn a da con
, , , ,

cabeza baj a dej ándose llevar , .

Solís la tomó de l a cintura y le llenó la boca de beso s .

— Divina R a s e ld a te a doro le decía , .


¡ Dé j e me l exclamó ella de pronto volviendo a ,

la realidad .

S olís la soltó Quedaron los d o s f rente a f rente sin


.
,

saber qué decirse Pasó un la rgo rato R a s el da e n ro j e . .


,

cida de v e r gii e n z a n o sabia a dónde mirar , .

— M e vo dij o al fin Solís tendiéndole la mano


y , , .

¿ N o e stá enoj ada ?


— No
contestó ella más enroj eci da que nunca de
, ,

j án d o s e dar otro beso de despedida

.

— Volveré el martes a la noche después del baile


, ,

¡ Y va al baile ! exclamó ella tristemente



.


Es un compromiso un clavo Pero ¿ qué v oy a ha , .
,

c e r ? Tengo que i r nec e s a riamente Es en honor de O laz .

c on ga .
2 38 MA NU E L GALVE Z
— Bueno pero , .

R a s e l d a quería decirle algo y n o se a t r ev ía Sus o .

s e habían entristecido Por fin a l despedirse bal b .


, ,

m i d am e n t e :

Por qué no viene de día ? A sí l o conoce


Rosa .

De d ía ? ¡ A h s i de día es cierto ,
contes , , .

S olís p erplej o
, .

Y agregó luego con r e s o l u c 1o n : ,

M ás adelante v e n d r á de día
-
.

A ho r a e r a mej or que na d ie supiese S u si tuación e .

la escuela podria complicarse sería dar l a razón al


"

rector Cuando el Di rector fuese de s t it u i do


. lo
sucedería p ronto según O l a z co a ga p r o m e t ió s e l o
, ,

drian levantar l a cabeza Y e n tonces ven dría de d ía , ,

dos los días ¡ Se l o j uraba por su amor por l a memori


.
,

de su ma dre !

Cuando el doce de O ctubre por la noche S ol is Qui , ,

roga y O l a z co aga llegaron a la casa de Gamaliel Frutos ,

y a el baile h a b ía empezado .

En l a puert a de calle se amontonaba t o do el chin e r ío ºº


del barrio E 1 a n gentes pesadas ; se movían con lentitud


.

y r e co s t a b a n unos contra otros a modo d e fardos u s ,


s

cuerpos perezo s os Esparcían un fuerte olo r a mugre .

viej a y c o s t r o s a A l ver llegar a los invitado s se a p a r


.
,

taban hum i ldeme nte .

Clemenc i a y Gamaliel salieron a recibirlos Clemenci a .


,

atenciosa y ladina lo hablaba todo Gamaliel en actitud


,
.
,

pasiva l im it á b a s e a son reir con l a mayor f inura que sab i a


,
.

Gamaliel era hombre de alguna f o r tu n it a


““
ten ía ºº

¡ más de cincuenta mil —


y habia llegado a ser ,

años atrás diputado nacional A hora e r a Director Gene


, .
,

r a l de Rentas de l a Prov i ncia Estaba casado con A lm n .


e

taria O choa h e r m ana de las Ga ncedo p o r parte de mad re


, ,
M A N UE L GALVE Z
Cuando terminaron los saludos l o s tres se ubicaron ,

la puerta A llí se aglomeraba casi t o da la concurren


.

masculina Saludaron a sus conocido s y se pusieron a o


.

s e r v a r l a sala .

D o s parej as paseaban del brazo despac iosamente s in


decirse u n a palabra M ientras tanto u n a de l a s invita
.
,

das tocaba el piano : lo hacía de un modo neutro y des


colori do como con desgano como si la debilidad le i m
, ,

pidiese apretar las teclas En el zócalo nadie hablaba . .

Las señoras en su mayoría ancianas se parecían todas


, ,

tenían la tez morena y apergaminada la cabellera par t i ,

da en dos bandas y vestían modestamente c o n e s a sen ,

cillez arcaica y patriarcal insensible al tiempo que pa a,


s .

A lgunas permanecían ríg i das en actitudes hieráticas ; otra s ,

se abanicaban sin cesar L a s hij as vestían más p r e t e n s i o


.

s am e n te y de trecho en trecho alguna vestimenta m o


,

d e r n i s t a matizaba l a monot o nía del zócalo Casi todas .

l a s muchachas eran t r igu e ñ a s más bien gruesas y pa e , ,


r

cían indi f erentes o aburridas S e peinab an del m i smo .

modo S us oj os eran oscuros y en general tristes y p ro


.

f un dos N o se veía entre ellas un escote ni un traj e l n


.
,

j oso n i una alhaj a valiosa


, .

Hacía calor P o r las ventanas abiertas se veían arra


.
,

cima das y extáticas las cabezas de l o s muchachos del b a


,

r r i o que habían trepado a las rej as para curiosear .

¿ Qué le parece l a sala ? preguntó Palmarin a C á


briel Quiroga .

M uy interesante ! fing 10 el p orteño .

— A hí tiene usted toda La Rioj a toda l a alt a soci e


,

da d d ij o Palmar in en fáticamente , .


L a mej or crema agregó con noble orgullo Gam a
liel que estaba detrás
, .

Qu i roga observó luego la concurrencia m a s cu l m a Era '

r e duc i da y l a componían algunos m u cha chu e l o s imberbes


del Colegio Nacional tres o cuatro j óvenes casaderos de ,

veinticinco a treinta años ; algunos solterones gente hu ,

t aña e insociable que n o se acercaba a l a s niñas r temor


p o
de largar palabrotas ; y media docena de viej os algunos ,

de buen humor que brom e aban otros grav e s que perma ,


LA M A ESTRA N OR MA L 2 41

n en el escritor i o hablando de política Casi todos .

hombres vestían de saco ; por excepción v e ías e a l


Los traj es eran casi todos v i ej os y gastados .

S brillaban en la espalda y l a s rod i llera s l e ,


.

5 eran tan pronunc i adas que l a s piern a s


para hincarse N o fal t aba algún tr a j e .

r e te n s i o n e s ; su corte seguía u n a moda pero era una ,

at rasada en varios años y conservada como se con


serva todo en aquellos pueblos tan poco propensos a

innova r Casi ninguno de los hombres sacaba a la s n
'

.

ñas ni conversaba con l a s señoras y los únicos que bail a ,

b an eran los alumnos del colegio A lgunos concurren t e s .

rondaban el patio con l o s oj os puestos en las botellas b a


ratas que se al i neaban alli sobre una mesa .

E m pe z ó s e a o i r la P o l e a m i l it a r y Palmarin el
“ ºº
, ,

B rummel rioj ano según Gabriel Quiroga dej ó a l o s , ,

amigos para atender a u n a niña D o n M olina se acercó .

al grupo de l o s forasteros y con mucho m i sterio les i n , ,

v it ó a echar un t r agu i to A unque todav ía n o pensa


ban servir él podía llevarlos , Qu i roga le agradeció . .

— E s acá al l a o n o más pues S i muy de la casa !


¡ , s o y , .

— M ás tarde d o n M o l in a ; estamos mirando bai l ar a


,
"
Palmarin le d i j o So l 1 5
,
.

Palmarin en e fecto bailaba la Pol ca militar De la


, ,

mano de su compañera daba algunos pasos graciosa ,

mente Luego se detenía adelantaba la pierna vecina a


.
,

su p arej a y tocaba el sue l o como Si señalara a l guna


, ,

cosa co n la punta de sus largos zapatos de cha ro l ; al


,

mismo tiempo su brazo y el de su compañera unido s de ,

la mano trazaban un sector y se detenían en l o alto de


:
, ,

golpe como si hubieran hal lado algún obstáculo Des


, .

pués dando media vuelta se tomaban lo s do s de l a ma


, ,

n o y repetían la figura con idént ica gracia Palmarin ; .

co n su chaqué co l udo atrasado en varias modas el enor ,

me cuel l o cerrado y b i en plancha d o que le a ca n u t a ba el


pescu ezo lo s pantalones a b o mb il la d o s el pelo partido
, ,

r el medio el chaleco de colore s que parecía un retazo


p o ,

de al fombra y la s po lainas resultaba d e una e ega n c ia


, , .

deslumbrante La concurrencia miraba a lo s ba ila r i


.

2 42 M A N UEL G ALVE Z
nes con arrobo y no se sino el run run de l o s
,
o ía —

nicos A l final hubo aplau sos


.

Después de u n a pausa varios comp ases de u n a ,

ca aleg re anunciaron lanceros La concurrencia


'

Se conversaba en alta voz y l a s niñas e sperando ,

sacaran m o v ía n s e inquietas en sus sillas El ba ile


, .

ceros e r a el ún i co a l que se atrevían los mozos .

b ía n otro O l a z co aga invitó a Benita Gancedo y


.
,

Quiroga a la muj er de Ugarte che el ge r ente del Ba ,

de la Nación una rubia carnosa bon ita y p in t u r r e


, ,

que le había mirado p ró d igam e n t e .

S e formaban tres cu a dros Clemencia re corría l a s .

l a s animando a l a concu rrencia y buscando nueva s


rej as Los soltero nes temiendo ser arrastrados al
.
,

se re fugiaban en el patio .

S o lís no sabía ba i lar S olo en el umbral de la .


,

miraba con tristeza a sus amigos A demás su tem .


,
-

r i dículo le detenía hago acá ? p e nsó ¿ N o


.
ºº
.

mej or salir del baile y esperar a que lle gase l a hora


cita ? Con centrando s u pensamiento en R a s e l d a ,

s i n ver l a formación d e l o s cuadro s cuando de ,

u n a v o z l e sacó de su e n s rm 1 5 m a m i e n to .

¿ Pero usted o baila le pr eguntó Cleme


— n ?
— Es
q u e no sé . .

— N O se haga el interesante
; venga que le voy a p
se n tar una niña muy mona .

S olí s la sigu ió y Clemencia le pres e ntó a u na c h


como de diecisiete años bonita c oqueta pimpante , , , .

u n a hermana d e Gamal i e l Frutos u n a de l a s b el l e z ,

l a ciu dad Habia estado en B u e nos A i res cuatro


.
,
.

pupi l a en el Sagrado Corazón c u a ndo l a famosa ,

tación de Gamal i el E r a l a n iña má s m o derna .

reunión l a que como d i j o Gabr i e l Q u ir o ga tenía


, , ,

11 0 3 color local Solís declara n do que no s abía
.
,

p i d i ó l e que le en s eñara .

Y s e d i rigieron a fo rmar cuadro Las otras .

eran Palmarin con M aría Ramos y Gabriel


L u ci a l a muj er de Ugarteche F a ltaba u n a
, .

c uadro y no co u s e ]
244 M A N U EL GÁL VE Z

— Por D ios Solís descon fíe de las l án guida s y i as


, ,

poéticas ; son u n a calamidad .

So l is no acababa de excusarse E l j amás pensó en R a .

s elda E r a u n a calumnia que ignoraba de donde p ro


.

venía A él le molestaban tales suposiciones ; podia j u


.

ra r que le molestaban Total él sólo habló con R a s e l da .


,

u n a docena de veces La vió siempre en l a casa en q u e é l


.

viviera n o podia dej ar de saludarla A demás cantaba bien


j

.
,

y a él le entusiasmaban l a s canciones criollas .

— S in contar que le
p a r e cí a muy bonita ¡ J a j a j a ! .
, ,
.

— Bonita propiamente nunca me pareció Es pesad


, a de
,
.
,
"

mas ia do gruesa quizás , .

Y decía e s t a s co s a s como un delincuen t e que se d e f ie n


de Estaba un poco colorado y hablaba sin convicción L o
. .

lita gozaba y se l e reia en l a cara .

— Pero mire Lolita l o que ha es que


, y , .

Y se p e r d ía en un m a r de pal abras .

— N o dé tantas explicaciones S oli s que es peor


¡ Ja , , .
,

ja ,

única e mp 1 ca cro n e lla l a sabia de memoria Solís


.

hecho el amor a Ra s e l da n o p odia negarl o Pero , .

s e hace el amor a u n a si rvienta a u n a cualquiera , .

No d go a verdad Con fiese hij o de Dios


i l ?
,

S o l i s sonrió como a s in t ie n do Pero en segu i da se puso -


.

s e r i o a l sentir l a v e r gii e n z a de l o que acababa de aceptar


, .

Lolita rió sonoramente .

— Vamos a hacer mol i nete le d l ] 0 re firiéndose a u n a ,_

de l a s figuras de l a danza _
.

Terminada l a figura don M olina felicitó a Solís y a L o ,

lita y l e s d ió bromas picarescas So l ís n o s ab ía qué cara .

poner y cuando oyó que Palmarin ha b laba de los celos


,

que tendría otra persona re firiéndose a R a s e l da él se


desconcertó
Esas son co s as pasadas P a lm a r ín ! e x clamó Cle ,

mencia f r u n ci e n do su nariz ga n chu da


'

, .

.
Gabriel Quiroga y su compañera no se interesaban e n »

l a danza A provechaban los interva l os para conversar ani


.

m a d a m e n t e e n v o z baj a recosta dos en 1


,
£
l

se miraban p or el espe ]
LA MA ESTRA N OR M AL 2 45

h i j a de franc eses T enia cierta cultu ra literaria y habia


s eguido a su marido a La Rioj a con el mismo placer co n
que iría a l a isla de los Estados Era llena de carnes Se . .

pintaba ligeramente los oj os y los labios y vestia con cierta ,

e legancia T e n ía l a nariz un tanto resp i ngada los labios


.
,

fi nos los oj os c e lestes el pelo rubio Cantaba co n gust o


, ,
.

y leía y hablaba bien en francés .

Habia encontrado en Qu iroga un con fidente y se que


j aba de aquel amargo destierro .

A h u sted no se imagina l o que es esto !


,

—A m i me encanta .

—No sea tan cruel n o se bur l e de m i desgracia .


,
.

Segú n el la La Rioj a era algo desespe rante N o había


,
.

s ociedad no había fiestas Cada dos años venia alguna


,
.

compañia de teatro : comicastros que representaban za r z u e


las cursis A demás ella no tenía con qu i en hablar Había
.
,
.

oi do decir de tres o cuatro señores que eran inte l igentes y


p reparados Ella no l o notó T a l vez gu a r d a r i a n su ciencia
. .

para la con fitería ¡ En cua .

—A qui ninguna lee rubia con desprecio , .

El francés no hay u n a que lo entien da .

Eran muj eres sedentarias ha r a ga n a s Se pa saban las , .

horas sin hacer nada hundidas en sus sil l as de hamaca s ,


.

Su s oc u paciones c onsistían en cui dar a los hij os y lidia _ _


:

con l a s sirvi entas Í r a n como las turca s como l a s ára be s


.

. .
,

El l a no ; le gustaba sal i r camina r por las calle s ir al tea , ,

t r o a reuniones
, Pero en La Rioj a ¿ cómo hacer to do e s o
.
,
?

Las calles eran un horror : sin veredas llenas de tierra s o , ,

li ta r i a s tristes
, Como para morirse . .

—Y las reuniones susurró ya las ve .


,

Quiroga a firmó que lo propio ocu rría e n todos los pue


b io s chicos del mundo lo s que a falta de aquellas cosas , , ,

innecesa rias según él poseían otras más valiosas : poe


, ,

s ia a z sencil l ez En cuanto a la reunión a él le cí a


,
p , .
p a re ,

tan i nteres a nte que pocas veces habia pasa d o un momento


más agradable Y l a miraba como subrayando sus pala.

bras .

— A cepto esta vi da como un destierro


; debo seguir a
mi m a rido la ley me obli ga , dij o la rubia me la ncóli
246 MA N UE L G Á L V EZ
camente volvien do a u n a conversac i on qu e l a € X hlb 13 cre ra
, ,

ella en l a irre fragable superiori da d de su e s píritu y d e su


,

cultura .

Y baj aba l os oj os comenzando a emoc i onar se


,
.

Pero n o creo que las m uj eres sean aquí ignorantes ,

d l ] 0 Quiroga que había visto a dos pasos el rostro a nti


,

p atico de Ugartech e .

Las niñas l a s seño ras J ovenes tenían todas su título de


, ,

maestras de pro fesoras normales Poseían c onocimiento s


,
.

de historia geogra fía E r a poco probable que sobre t a les


,
.

materias dij eran los d isparates que él o ía constantemente


a porteñas muy distingu i das muy inteli gen tes y hasta muy ,
.

lectoras .

—Sí historia geogra fía


, E l t ext ito que aprendi eron
,
.

en la escuela .

Pero n o leía n otras cosas El arte no les interesaba C o n . .

seguridad n o había una que hubiera leí do a F l aubert q u e ,

conociese a A nato l e France ¡ A h era terrible ! Los únicos .


,

l ibros que e l la había visto en manos de muj eres eran l a s


v u lgaridades de S elgas y de Pérez E s cr ich .

A ver u stedes pues ! les gritó P a l ma rrn


,
-
.

Habían l íe ga do a l a ca dena y t o caba a Quiroga y a


“ ºº

l a rubia iniciar l a s evoluciones pr eliminares D espués de


varia s marcha s y reverencias ameni za das p o r los m ovi ,

mientos j acarandosos de d o n M o l ina quedaron las cuatro ,

parej as en situación de come nz ar la cadena .

—Cadena general ca dena gener a l se o ía p o r t o do s


'

, ,

da do s l
Los tres cuadros s e rehicieron en uno solo Y empezó l a .

música En cada parej a la d ama tomaba u n a d irección y e l


.

caballero l a cont r aria Todos marchaban airosamente Pal


. .

marin se contoneaba y don M olina acompañaba l a música


s i l b a n do y con o scilaci o nes de cabeza L a música saltona .
,

y alegre contagiaba buen humor


, .

La ca de na s e rea l iz ó d os ve ces con resultado b r illa n tís i


— — '

mo pero a l a tercera se produj o u na gran con fusión Na


, .
'

hacién dose el
2 48 M A NU E L GÁ LVE Z
presentó al marido y rogó a Quiroga qu e l os visitase .

tech e se retorcia lo s bigote s incesantemente y mira


Quiroga con oj os escrutadores .

En este momento se acercó Clemencia seguida de ,

m uj er fea y seca de rostro duro pecosa y que u saba , ,

tes Era la pro fesora d e literatura qu e d eseaba con


.
,

a Gabriel Quiroga Había sabido que e r a un intelectual , .

un literato Quiroga se excusó El no era int el ectual ni


. .

l iterato Un amigo había publicado un poco contra su


.
,

voluntad ciertas página s suyas ; p ero d i fícilmente r e i n c


,
i

diria Ugarteche dij o en secreto a l go a su muj er y ambo s


.

salieron Enton ces la pro fesora ocupó l a si lla de Lucía


. .

Hablaron de l iteratu ra Gabri e l Quiro ga se inter e saba .

por la enseñan za de dicha materia S obre todo daba im .

portancia excepcional al estu dio de la literatura argentina


y establecí a el deber de los maestros de conseguir que l o s
alumnos l a conociesen bien y l a amasen S e hacía indis .


pensable i n cu ca r l e s qu e la literatu ra e r a un val or tan
.

real com o el trigo y el ganado De ese mo do s e com b a t ía .

e l materia l ismo qu e estaba a d u e ñ a d o del p a ís A demás con


'

venía en se ñ ar a los niño s cómo en nuestros paisaj es en ,

nuestra historia en nuestra vida había magní ficos e l e ,

mentos literarios u n a materia pr i ma tan rica y virginal


m
,

como no la poesía t al vez ningún p a í s del undo Y al es .

t u d i a r la literatu ra preceptiva los maestros debían citar ,

ej emplos de e scritores argentinos co n pre ferencia cuando , ,

f uese posib l e a los españoles ,


.

A h pero los argentinos n o pueden c ompararse con


-
,

E spronc eda con B e cgu e r c o n


_ _
,
… , …

r o m a n t i c a l a pro fesora .

1 —P i 1 es yo cr eo contestó Quiroga que toda la litera


'



'

tura española no ha produci do un poeta como Hernán dez .

Quién es Hernán dez ?


— Pero señorita e l autor d e M ar ti n F i e r r o
, l ,
.

—A h un poeta gauchesco ! e x clamó con gesto de s


¡ ,

de ñ o so .

Q ui roga habló largamente del M agtín el poema


g enial que si ntetizaba el alma de la raza gaucha A demá s .

ha bía e x cel entes poetas y prosistas contemp orán eos Era


L A M A E S TRA N O R MAL 249

obra de j usticia y de patriotismo tratar de que las genera


ciones e s co ía r e s los homb res de mañana conoc iesen ,

a l os escritores de su país y aprendie sen a a dmirarlos Y .

citó un nombre que hizo sonreír a l a p rofesora ,


.

Por qué sonrí e señorita ? ,

Un decadente !
Quiroga se es forzó e n vano durante un cuarto de hora , .

por hacer comprender a la profesora de literatura la s ig


n i f ica c ó
i n del simbolism o — l
o que ella l lamaba la escuela
decadente y su enorme importancia en l a evolución d e

l a literatura americana Habló del que había citado u n e .


,

de l os mayores talentos del país de sus quince libros nu , ,

t r ido s d e saber d e poesía de i d e a l i da d


, P ero la pro fesora ,
.

n o se convencía y n o se resignaba a aceptar que un d e ca


dente sirviera para otra cosa que para hacer reir Y con .
,

aire peda gógico contestó a l a disertación d e Quiroga :

W
,

— De todos modos no creo que ese cabal le ro pueda se

co n s id e ra d 0 ñ ú € h c tu a h ºº

Quiroga mudo de as omb ro contempló a su in te rl ocu


, ,

tora En seguida se quej ó d e l cal or y pretextando la ne


.
,

c e s i da d de to mar un p o co de aire abandonó a l a literata , .

En el zaguán encontró al inspector que conversaba con


un desconocido Se le acer có y le c ontó lo que acababa de
.

o ir E s t a b a fu rioso Decía que j amás había oí do e stupidez


.
, .

semej ante y echaba la culpa a las e scuelas normales de


, ,

l as que p r e f e r ía abominaciones .

O l a z co aga sonreía con beatitud mirando al t e r n a t ivam e n ,

t e a l a persona que se ha l l aba c o n él y a Quiroga .

— No se enoj e tanto dij o O la zco a ga


— E s que me exasper
a esta pe dantería norm alista _
.

— La señ o r it a L i ma dij o el desc onocí o al inspector


sin mirar a Quiroga es una intelectu a l de fibra .

Te ñ í a una preparac i on nada común y escribía en estilo


'
*

ga lano Las alumnas solían rep resentar en las f iestas de


.

la e s cu e i a comedias y diálogos de la señorita Lima quien


, ,

además había demostrado un t a l eñ to es pecial para org a


,

ni r cu a dros vim s
á
.

iiroga oía es tupe fact o sin q uitar lo s oj o s al d e sco n o


_
,

cido Mir ab a c omo


.
_ _
a 9 1a zc oag a guie n le
_
_ _ _ _
_
M A NU E L GÁ LVE Z
'

a 5o

sacó de dudas p re áe n t án do s el o Era el Directo r E l .

gogo n o dió la mano a Quiroga Le s a l u dó €ón fr ía !


.

” *

en seguida m ientras s e ñ esñedia pro nunció en a ct it



º

, , ,

hi e r o f a n t e y con acento casi ép i co est a frase t r a s ce n d ,

— Y en cuanto a l a s escuelas normales sepa el ,

ue son los únicos lugares de enseñanza en ,

ri e m erecen respeto pues sólo en ellas se ,

métodos rigu rosame n te


Y se fué Qu iroga le vió entrar en l a sala ceremoniosa
.

ment e? sal u da r a todo el mund o c on la cabeza y salir acom


p a ñ a d o de una señora gruesa y n o mal parecida v estida ,

de n egro La Regente les seguía detrás


. .

Gabriel Quiroga se quedó sonrien do amargamente L u c .

go estalló contra el Di rector y l a l iterata ¡ A dmirable s .

mentali dades ! Los dos en su decorativa estup i dez en su , ,

exc elsa pedant erí a concretaban la idiosincrasia de tod a una


,

casta ¡ Eran paralelamente grotescos !


.

Volvieron a la sala El ins pecto r se apartó con Clemen .

cia y Benita que le hab ía n l l amado Quiroga se acerc ó a .

Lucía .

Clemencia habló al in j us ticia gue ,


, .

m ini st eñ o a ú b apa n de &ohi et é i con Benita Designada por


º
i

'

r
.

e l Di r e ct s r 5áf a r eem Gomez s e h abí r



— '
º f
=
,

días e l mi n iste ,

rio en lugar de con firmarla n ombr aba a u n a sobrina d el


, ,

gobernador ¿ Cómo se exp licaba s o El D irector e v i de n


. e ?
,

temente no s e habí a interesado


, .

—Pero l o paga rá lo cr o qu e lo pagará deci a C le


"

y a e ,

mencia con lo s dientes ap re tados .

A y Señor ! suspiró Benita poniendo en b l anco


, ,

los oj os .

De nuevo el p i ano comenzó a sonar P ero ah ora con me .

n o s insistencia Estaban y a rendi das l a s d o s o tres invita


.

das que se habían prestado a t o car Después de varias pie .

zas algunos concurrentes chis t a r on para imponer silencio .

Al guien sin duda ib a a cantar A lgunas señ oras inclin an


, , .
,

dose pedían a un a señorita que las complaciese Una a mi


,
.

l tiraba de l mano Pero l interesa d a h i d ó


'

g a a a a a c a s.e e r
2 5 2 M A N U E L G Á LVE Z
Po r o t r a parte , é l
_ _

tenía proba 1l i da de s de abandonar L a R i a Y e r a rn


.

dable du e su aventura con R a s el da sobre todo a hor ,

era pro fesor le perj udicaría enormemente


,
.

Caramba se ha pasado l a hora !


,
e xclamó

Ha bía hecho un gesto de desagra do viendo que eran


de l a s doce Pero en el fondo de su alma se al egr a b
.

ese pequeño hecho que le libraba de un compromiso


'

seres cobardes hac en cómplice al T iempo d e su s debi


des y hasta llegan a convencerse de que tuvo e n
guna culpa la hora que transcurre '
.

Y exclamaba en voz baj a hablando s ol o y p a s e an d os


,

por el escritorio
Cómo me he descuidado ? ¿ En qué estaba pensando

Se detuvo cesando en sus l amentos un tanto hi


,

t a s El corazón le empezó a l atir con fuerza Y de


. .

t o le vino un extraño impulso de lanzarse a la calle


,

do s sus deseos despertaron repentinamente Pensó que tal .

vez e s a noche R a s el d a podría ser suya que e r a absurdo ,

p er

oj os relucientes sin
ab e za , c o n l os ,

s aber adonde iba En l a puerta de ca l le se acordó que su


.

sombrero debía estar en el escritorio ; y volvía cuando e n ,

contré a Lolita y a Palmarin que se dirigían al p at iº


Pero qué cara tiene uste d ! ¿ Le pasa al go ?
n t ó Lo l ita riendo
g u .

—Seguro que extra ñ a a cierta persona (l l Palmarin ,

S olís estaba turba do como si le hubieran s o rp r ,

cometiendo una m a l a acción Lolita contestó a Pa .

que con tales bromas hacía poco favor a su amigo Y 5 0 1 .

t á n d o s e d e l brazo de su acompañante se prendió del de ,

So l í s .

Voy a entretenerlo un poco



le dij o No es cosa .

que se aburra en mi casa .

Y le llevó al patio Lolita hizo traer dos s illas y col


.

carlas en un lugar p rop icio del largo corredor que e u


ha e l patio .
LA M AESTRA N O R M A L 2 53

Solí s permanecía desconcertado Una e specie de d e s il u .

sión de decaimiento le había vencido S u boca mostraba


, ,
.

un p l iegue doloroso que n o sabia ocultar Lolita compren .


,

diendo que algo le ocurría intentó a n i m a r l e Poco a poco


,
.

Solís se fué olv i dando y llegó de nuevo a complacerse en


ella Pero de tiempo en tiempo sacaba el reloj Las
. .

ces ponía cara desconsolada como quien ha ,

una gran i lu sión de finitivamente Pero después d e .

resignado a la fatal i dad se con formó con s u desti ,

a que había perdido a R a s e l da debia concretarse a ,

S u nueva amiga le mar c aba le divertía con su ,

graciosa y vivaz Le aseguró que no pensaba cá


.

que sería monj a L O dij o en actitu d melancólica y


.

nego se puso a rei r Y agre gó m irando al techo :


.
,

— Sólo me casaría con un hombre .

C o n quién ? pregu ntó S ol i s a l armado .

—C o n usted .

Y so lto l a risa mientras S olís cambiaba de colores .

Fueron a la sala donde muchas fam i l ias se despedían


,
.

Cuando cesaron los inacabables a d io s e s e l p iano rompió ,

en un gato brioso y saltarín ¡ Don M o lina don M ol i


“ ”
.

,

na l dij eron muchas voces Hubo que busca r a don SO
, .

f a n o r M olina Palmarin salió y al rato le traj o como a l a


.
,

fuerza Le ha b ía encontrado prend i do a una botel la de


.

cerveza Don M olina eligió como compañera a M aría Ra


mo s Una gran rueda los c er có L o s pocos señores que
. .

quedaban en el escritorio se agregaron a la concurrenc ia de


la s a l a .

L o s bailarines arrancaron Danzaban a l c o mpás alegre.

y rí tmico de la música El viej o maestro en la clásica dan


.
,

za de la tierra segui a a su compañera co n t o n e á n d o s e y


,

haciendo castañetas co n lo s dedos L a compañe ra baila .

ba alrededor de su puesto y alzaba apenas la p o llera de s ,

cu briendo sus p ies El viej o lleno de quebradas y de apa


.
,

rato acentuaba el carácter de la escena L o s pies trazaban


, .

in finitas figu ras lo s cuerpos cobraban actitudes graciosa s


, .

la s castañetas r e s o n a ba n ¡ B ravo lindo no


.

ex ,

clamaban los hombres La concurrencia rodeando siem


.
,

p e a l o s bailarines entusia s mada tarareaba la música y


r , .
2 54 M AN U EL GALV E Z

castañeteaba decía versos d e l gato a rdí a , ,

lar . B ra“

¡ … v,o l i ndo repetía _ ,

Luego el entusiasmo
y los da nzantes frente a frente , ,

Fué u n d eli rio L a s tres notas de .

cesar brincaban en pimpante s t a c


,

l a s manos a la espalda la niña se alzaba siempre e ,

Los pies saltaban uno detrás de otro parec í an j u ,

ca n za r s e no se rozaban siqu i era


,
T ó do e l p i e go .

sue l o de p l ano o lo tocaba alternativamente con ,

y e l t a lón
'

Tigre ! ¡ Dele no .
j a l e a b a n l
y toda la concurrencia de pie estrechaba , ,

rueda y reía y a plaudí a Luego la música _


.

más c ada vez m á s S e acercaba el final Las not


, .

b a n c omo locas el zapateo se hizo frenéti co el baile , ,

precipitó como e n un e spasmo l a música cesó de golpe , .

viej o había caí do a l os pies de su c ompañera ¡ B ravo .



,

tigre así me gu sta !
,

L a poca c oncu rrenc a que quedaba se d e s p i d10 En i .

puerta Clemenc i a comprometió a S olís para que l a s vi


,

ta ra pront o Lol i ta po r p rimera v ez en toda l a noche


.
, ,

pu so s e ria Pa r e cía que el bai l e era para ella una


.

de carnaval unas horas en l a s que l a vi da n orm al


,

r r u m p ia A l despe dirse de Solís le envió u n a larga m


. ir ,.

Al l l e gar a su cuarto S olís s e arroj o vest i do sobre ,

cama Su imaginación estaba poblada por l o s r ec u e r


.

de e s a n oche Se veía ligado a Lolita s i n saber cómo


.
'

por qué Pero sinti ó nostal gia


.

p u s o a p e n

s a r en e l la ¿ Qué ha r í a a tales horas ? Segu .

ment e le esperó con án s i e da d y estaría lloran do


abandono N o podría w .

ella t am b i e n mo% % 1 a s o ri á
i ]ahorah br£e ! ¿ Quién sabe
ála rm e n sus braz
noche ¡ A h si hub i era acud i do a l a cita ! Ya s e vel a
?
w
,

a ell a en un abrazo intermin a bl e y dulce l o s labi os ,

labios mientras llegaban tenues rumores de l a calle


,

l a r de u n a h o j a los pasos de un transeunte Y ellos


,
.
,

s a lt á n d o s e se apartaban Los cariños cobraban


, .
2 56 MA N U EL G ÁLVE Z
nos A ires a la ciuda d soñada y lej ana donde todo d
, ,

ser poético y suntuoso y la vida u n a cosa encantad ora


La estación quedó so l itaria Y se d ij era que aquel .

habi a dej ado entre l o s rieles de la estación al go co


, ,

una vaga estela de melancolía .

R a s e l da había esperado a So l ís durante a q u el l a n oche

del baile .

M ama Rosa mej orada ya entonces considerab lemente se


, ,

levantaba desde hacía días Esa noche com o de c o s tu m .


,

bre se acostó muy temprano ; pero no teniendo sueño s e


, , ,

hizo acompaña r un rato p o r R a s e ld a y por Plácida L u c —


l

g o pasó rezan do u n a larga hora antes de d e spedir a P l á c i


da y disponerse a dormi r R a s e l da fingi ó acostarse a la s
.

once Luego abrió co n cui da do la puerta de su cuarto que


.
,

daba al patio L a l u z de l a luna inundó l a al coba vi olenta


.

mente .

¿ qu 1 en anda ahí ? pre guntó la vie j i ta al


— Ra s e l d a
,

senti r el ruido de l a puerta .


So y yo M á m a Rosa ; tenía mucho calor
, .

R a s e l d a volvió a la cama se qu i tó l o s zapatos y salió


,

en puntas de pie Ya en el patio se s i tuó baj o un naranj o


.
,

cuya copa salía sobre l a cal le E r a e n el rincón que fo r .

maban la pared de su cuarto y l a tapia del frente A lgu .


.
.

nos pasos más allá j unto a l portón entreabierto Plácida


, , ,

para que So l ís no llamase esperaba a l e rt a m e n t e, .

E r a una noche esplendorosa El cie l o cuaj ado de e s .


,

trellas tenía u n a v ibrante l um inosidad La l una llena de


,
.

j aba caer sobre el patio sol itario u n a blancura fantástica .

El si l encio e r a casi abso l uto .

H G I V IO SH
'

corazón .

O j ala no v m 1 e r a balbuceaba en t ono de plegaria Pero .

al m i smo t i empo q u ería verle sentirs e j unto a él oírl e d e , ,


LA M AE STR A N O R M A L 2 57

c ir aquelas co sas bellas que él sa bía Deseaba que l a hora .

l egase de una vez y para que el tiempo pasara más rá p i


l
, ,

damente pensó en trivialidades : en un vestido que se


;

ha b ía mandado hacer en un frasqu i to de remedio que se ,

r ompió esa mañana en que faltaban cue rdas a la guitarra ,


.

Pero nada le distraía y pronto retornó a sus p r e o cu p a ci o ,

nes Pensaba que podía Solís n o venir y decía co n re fu n


. ,

f u ñ o fingido creyendo alegrarse ,


¡ así s o n
l os homb r e s l

Luego se entristecia e veras y sus pensa
"
.

rnl eñ tb € ca mbiaban Le veía entrar darle la mano de


'

.
, ,

ciri e frases apasiona das y quererla besar aunque ella el a , ,

r o está n o se dej aría ,


Después él s e n tab a s e en el suelo .

j unto a ella y conversando de mil cosas le tomaba la m a , , ,

n o ; y ella n o tenía fuerza s para retirarla ¡ A h si vini e .


,

ra ! Ella también le d ir ía las cosas li n das que pensaba “

.

P ero e s o s i nada de caricias Y se pon dría muy seria en, .


_

c u a n t o é l e nf r a se como r e co n v i n ié n do l e p o r visitarla a t a
' l f
'

le s horas .

U ñ l €n t o taconeo l a sobresaltó Era S olí s sin duda El


. .
,

c orazón le empezó a latir desordenad a mente la s pierna s ,

no podían s o s t e n e r l e y creyendo que le daba al go se re , , .

costó en el naranj o sea D io s rn í q l e x l


gg rn ó .
_ , __ _ _

ca si sin aliento Pero luego al sent ir que lo s pasos se a l e


.
,

j aban tuvo una desilusión


, .

P lácida fué hacia R a s e l da Entonces creyó que tal ve z .

o mal que p robabl ement e S ol is estaba a ll í e n , ,

la puerta esperando , .

N iña vay a a acostarse que es casi l a un a


, d i j o P lá
imaginó que todo s u ser se derrumbaba Y s i .

nte fué a su cuarto Cuando estuvo en la ca .

Pero su cabeza era un caos y n o podia


c i nco m inutos en el mismo tema V e l a el pa .

ando baj o la noche de plata l o s naranj os que ,

n t a s m a s l o s obj etos de s u cuarto negreando e n


,

S intió un miedo terrible no sabia d e qué De , .

cuando cad a media hora ca da hor a quizá se


'

, ,
.

en la cal l e Má s de un a ve z s e ace rcó a la p u er


,
. _ . .

ve n ta n ill a y mi ró L a ca ll e d or mía en so l e da d
.
2 58 M AN U E L G ALVE Z
mister i osa y só l o oía s e e l run run de l a a gii it a -

por la acequia En segu i da se acostaba precipit


.
,

muerta de terror Escuchaba .


,

y volvía a taparse A veces se le cerra b an l o s o


'

cosas extrañas Desvar i aba soñaba despierta y


.
,

se enloquecía Qu i so despertar a la v i ej i ta l evant


.
,

habl ar con Plác i da O yó cantar a l o s gal os v ió entrar


. l
,

s u c u arto l a s luces d e l a manecer N o había dormido .

t o d a la noche .

D o s d ías más tarde r e ci b ro una carta ¿ De qu i en ser .

M iró la letra intentó l eer a l trasluz N o sab i a p o r


, .

tenia miedo P o r f i n romp ió el so b re y halló d entro u


.

corte de d i ario y unas l íneas escritas co


E r a un anón i mo
qu e t e
'

e st ás e nam ora d a
da l o que hayas h a bl á d o y h ec h ó
" ' ' '
º '

dónde h ab ra s llegado pue s ese h omb re


Lolita Frut os a qu i en ador a Y fir maba : u n a
,
_
_ _

.
,

l a e scu e la

R a s e l d a quedó anonadada S enta da en s u lecho .


,

muchas veces e l p apel Pero cuanto más leía más os c .


,

se le to m aban l a s palabras L o dej ó y se d i sponía a .


, ,

e l recor t e cuan do M á m a Rosa arrastran do l o s pies , ,

t ró en su cuarto R a s e l d a ocultó o s papeles pero e s


. l , l

quedó en el suelo .

¿ Qu i én te h a escrito hij ita ?



,

Ra s e l d a i nmutada no supo qué contestar M ama


, , .

l a m i ró c o n tr i stez a y suspiró pro f undamente P .

que qu i s i ese dec i rle algo S u barb i lla comenzó a t .

sus o j os se humedec i eron y l a abrazó Con teniendo .

llanto se fué en segu i da sin decir u n a pa l abra R a s e l d a , .

comprendía Después l e contó Plácida que t a mb i én la v


.

j i ta había rec i b i do un anónimo .

— Son l a s n ña exclamó P acida


gu a n a ca s i ,
l .

Eran unas tales J cuales A hora l e hacían l a cama .


su sobr i na co n e l n iñ o S olís Pero eso n o podía per


“ ºº
.

tirse ; e r a u n a s i n ve rgu e n z a d a
… R a s e l d a declaró
S o l i s le
2 60 M A N U E L G ÁLVEZ

M ire si viniera mañana niñ a ! , e x cl amó la s rrvren

ta sonriendo .

Le ha s dicho que ven ga s eguro ? pregun t ó Ra s el ,

d a asustada
*

N o n o le había dicho t a l cosa Pero a ella se le p o


,
.

n ía

que ib a a veni r Solis le d ij o que estaba loco po r ver
.

a Ra s e l da que neces i taba explicarse


,
.

— Has hecho ma l Plácida , .

¿ Y o ? Si fué cosa de él niña


— , .

A demás e ra mej or que viniera Había que re cib irl e


,
. …

Y tal vez el asunto se decidiese hablando l o s d o s man o a


mano un ratito
, .

R a s e ld a comprend 1 0 la maniobra de Plác i da L a muj er


*

había buscado a Solís Pero ¿ qué le ha b ría dic ho ¡ Esta


.
?
,

P l ácida ! S e puso colorada pensando en qu e So lís pudier a *

creer que ella se m o ría p o r él ¡ Y n o e r a así ! S i venía no .

pen saba re cib irl e .

El primero de N oviembre vencía su licencia y tuvo que


ir a la escuela Estaba ner viosa L a s pala bras de Plác i da
. .

y el miedo d e fracasar en cla s e l a preoc u paban N o se .

equ ivocó en sus temores El mes transcurrido rep r e s e n .

taba e n su trabaj o un hueco que e r a incapaz d e llenar .

La Regente fué a su clase muy temp rano R a s e l d a p ér d ió .

la cabeza en cuanto l a vió entrar Su inquietu d llegó a l .

colmo N o veía ni oía En sus oídos zum baban l a s frase s


. .

” ”
del cartel : el niño es bueno

el sapo se v a a l pozo “
.

A l salir de clase l a Regente l é comun i có que estaba sus


,

e n di d a p o r u n a semana S e echó a llorar . .

Nada se remedia c o n l agr imit a s dij o la Regente .

Y agregó sonriendo de desdén :


,

— N o l e f altará co
n quien consolar se
levantó l a ca beza b ruscamen te y sal i o de l a es
cuela como huyendo .

A las ocho de l a noche empezaba el mes de M aría Ra .

s elda hubiera pre ferido n o tomar parte Pero como eran .


tan poca s la s que tenían v o z n o pudo negarse A de

, .

má s M á ma R o sa s e lo habi a re ga do y d oñ a Cr i spu l a le
,
LA M A ESTR A N O R M AL 26 1

d i j º que cantar en el m es de M aría e ra un modo de ha


cer rabiar al Director .

T ardó m ucho e n vesti rse L O ocurrido en la escuela .

aquella mañana l a seguri dad de ver a Solís en la iglesia


, ,

la sospecha de que irí a a su casa aquella no che había n ,

agravado su inqui etud N o podía contener sus nervios v .

a veces le daban ganas de llorar Plácida la encontró mu y .

linda M á ma Rosa la contem plaba silenciosamente e n j u


.
-

g á n d o s e con disimulo
, las lá grimas que asomaban
, a sus
oj os a r rugados y tristes .

Cu ando R a s e l da y la si r vienta llegaron a la iglesia ya ,

había alli mucha gente Las cantoras estaban a la entrada.


,

sentadas al rededor de un armonio La iglesia e ra fea y .

pobre Constaba de una sola nave y estaba a medio con


.

cl u i r
. Las flores l a embellecían un poco pero la escasez ,

de luces choc a ba El mes de M aría empezó Una v o z


. .

limpia y rutilante inició el ca nto :

Ve n i d y vam os to dos
co n f l or es a M a r ía .

Luego el coro repitió l as mismas palabras R a s e l d a can .

tó con amor y entusiasmo lle gando a olvidarse de sus ,

penas por un instante Cuando callaron un sacerdot e.


,

gordo leyó desde el púlpito en un librito Su voz gangosa .

y monótona contrastaba co n e l canto de las dulces voces o

femeninas Luego toda la concurrencia rezó el rosario ia


.
,

t e r ru mp i d o al terminar cada decena p o r un trozo d e


, ,

ca nto .

Desde su lugar R a s elda di visaba a al g unos hombre s


,

arrima dos a la puerta de entrad a Era seguro que había .

otros a fuera Concurrían sólo p o r ver a las mu chachas


. .

Ra s e l da miró de nuevo ; Solís estaba a llí El quiso fin .

gi r n o habe rla v isto pero su s mira da s se enc ontraron y


,

tuvo que saludarla .

A la s alida R a s e l d a pas ó j unto a Lolita que tamb i e n ,

formaba part e d e l coro N o se conocían Loli t a miró a . .

Ra s e l d a co n curiosidad imp e rtinente hacién dola e n ro j e ,

ce r Luego lev an tó lo s hombros y s o n rió co n desprecio


. .
2 62 M A N U E L GÁ LVEZ
Cuand o ll eg ar on a l a casa y a estab a aco st ada M am a ,

Rosa R a s e l d a fué al cuarto de la viej ita l a b esó y di j o


. ,

que iba a estudiar Eran apenas l as nueve Cruzó el atio


. .

y se encerró en el cuarto que le servía de escritorio j unto ,

a l a sala A l rato apareció Plácida


.
,

— U n a visita niña .
,

R a s e l da se sobresaltó .

— No se asuste es u n a amiga suya .


,

No acabó de decir esto cuando vió en el cu a rto a A me “

l ia C alcena S e abrazaron co n e fusión Plác i da l a s de j ó


. .

s ola s A melia d ij o que la visitaba a e s a hora porque e l l a


.
-

n o salí a sino de n oche Su madre a s í lo había o rdenado


. .

Estaba en L a Rioj a desde hacía dos días No pensó visi .

tarla pues ignoraba si a R a s e l da le gustaria su visita P e


,
.

ro como su mamá le dij o que R a se l da había preguntado


por ella con mu cho cariño se decidió a venir , .

R a s e l d a la m iraba com o queriendo adivinar l a s histo rias


que se contaban de ella L a encontraba e spléndida con su
.
,

cuerpo suelto y audaz ; su s oj os provocativos y aquella ,

cara bonita y armon iosa qu e recordaba las e figie s de la


Libe rtad Y por deci r algo pre guntó :
.
,

Qué ha sido de tu vida ?


— M i vida contestó Am elia h a sido una novela .

R a s e l d a se sonro j ó y A melia contó su historia sin su


p r i m i r detalles Habl
. a ba desigualmente a veces con len ,

t it u d a veces precipitándo s e Despué s de su desgrac i a “
, .

l a man d aron a Buenos A ires a casa de unas parientas de ,

su padre unas viej as solteronas muy antipáticas Las vie


, .

j as l a obligaban a oir misa todos l o s días pero ella n o ,


podía tragar la s cos as de la iglesia Poco a poco fué i a


d e p e n d i z á n do s e has t a que llegó a tener libertad Entonces .

pudo verse con su a nt igu o n o v io de L a Rioj a que estu


'

diaba De recho .

-
¿ Y tenias valor ?

Por qué ?
— Con un hom b re tan
.

T a n qu é ? El me querí a los d o s n o s des eá ba mos no


'

, , ,

po dí am o s casa rnos porque él n o t enía una posición y yo


me le en t regué .
2 64 M A N U EL G ÁL s

Era el amor verdadero natural ; el amor que n o d e


,

p endía de v í n cu l o ninguno el amo ,r en l a libertad N o .

podía haber na da más hermoso ¿ Po r qué se ha bía n de .

meter los frailes y el gobierno en cosas t a n íntimas co mo


el amor ?
Yo creo en el amor libre ché ! y alzaba lo s oj o s
,

entusia smada .

N o hay que decir esas cosa s A m el ia , .

— Por
¿ q é
u no ? Y o he queri do a un hom b re .

A varios
-
, interrumpió R a s e l d a sonrien do , ,
— E s l o mismo He querido a un hombre y me en t r e
.

gué a él ¿ A qu ién he perj udicado ?


.

Pues a s í como lo hizo una vez lo ha ria cien veces má s .

La vida era muy corta y muy triste y habi a que v i vir l a


vida N o v a lía la pena sacri ficar se por el qué dirán
. .

H a y que vivi r la vida ! exclamab a con lirismo .

R a s e l d a habia queda do pensativa .

— Estas ideas te parecerán inmorales S in embargo yo .


,

e stoy convencida de que todas l as muchachas en el fo n ,

do piensan lo mismo que yo


, .

R a s e ld a protestó El l a j amás había pensado ta l e s cos a s


. .

— Po r u é nunca has estado enamorada !


¡ q
¿ A caso todas se enamoraban Si R a s e l da quisier a de
?

vera s a un hombre si lo quis iera con todo el ser con p a


, ,

sión ¿ n o se l e entregaría si él l a s o l icit a b a ?


, .
'

E u un momento de debil i dad puede ser


— contest ó
, ,

R a s e l d a encarnada Pero n o ; yo n o haria e s o j amás


. .

Y si te equivocaras ?
º

A melia l a miró como interro gándola Y viendo que R a .

sel da en roj ecía y baj aba los oj os le rogó que le contara ,

to do R a s e l d a que n o tenía una p ersona a quien hace r


'

.
,

con fide n te de sus amores y sus preocupaciones fué de u n a ,

franqueza a b s o uta A melia la escuchaba en la actitu d d e


.

un j uez que ha de sentenciar A veces le hacía repet ir . ,

c iertos detal l es .

— Pero hij a v o s estás enamorada !


¡ , e x clamó A meli a .

—Dame un consej o .

— Yo en tu ca s o me entre aría ché T e a s e u rº u e vas


g g q
, .

a sa be r l o qu e es l a felici da d va s a vivir l a vi da
, .
L A MA ESTRA N O R M AL 26 5

Ra s e l d a , colora da hasta las orej as obj etó que al gu na , ve z

se casarían .


¿ Y va s a esperar hasta entonces des g raciada ? pre ,

g u n t ó A melia riendo .

Cuando A melia se fué R as e l da s int i o una especie de ali ,

v io. Esas cosas que A mel ia d e cía la habían torturado le ,

hab ía n dej ado la cabeza hecha un caos E ra u n a loca .


,

A melia ¡ y qué cosas hablaba ! Había ca ído y sin embarg o


, ,

n o se arrepentía Recordaba co n placer sus amores y s ól o


.

sentia n o volver a v iv ir lo s R a s e ld a creyó siempre que .

una muj er que caía debía ser una desdichada que pasarí a ,

la vida entre miserias y llantos lamentando su falta eter ,

n a me n t e Y A melia t r a s t o r n ab a su s ideas
. .

Las palabras de A me l ia l a preocupa b an Hay que vi .

” —
vir la vida dij o su amiga Y ella aplicaba esta fras e a s u
, .

m omento espiritual La v o z oculta del instinto se la re .

p e t í a incesa n temente ¡ Hay que v i vi r l


. a vida

hay que _ ,

vivi r la vida
P ensó entonces en Solís N o comprendía su actitu d . .

Fué a visitarla le anunció que iría cierta noche le hab ó


,
l
,

c o n emoción la besó con ansias , Pero ¿ po r qué se qued ó .


,

en el bai l e con la otra ? E l la n o suponía en So lí s malas


,

intenciones S in . Se acordó de las palabras


de doña Crispula de lo s cons e j os de d o n N ila món La
, .

sangre le llenó el rostro Si Soli s intentaba hacerla suya . ,

ella ¿ resistiria tendría f u erzas para tant o ¡ A h cómo


, ,
?
,

le amaba !
Su amiga le había hecho daño con su s palabras : ¿ Vas

a esperar hasta entonces ? ¿ Po r qu é preguntaría e s o ?
A h tal vez e l amor se atenúa co n e l tiempo tal vez el ar
, ,

d o r disminuye cuando la pasión n o se satis face opo rtuna


mente Vas a saber l o que es la felicidad va s a vivir a
.

!
,

vida hab ía dicho A melia ¿ Esta ría la felicidad en la s a
, .

t i s fa cción del amor ? A melia hablaba p o r experiencia n o


ten ía po r qué engañarla


Cerca de las once llego Solis Pláci da que le esperaba .
,

j unto a la puerta le abrió y se retiró al fondo del patio


, .

De pie pues Ra s e l da n o habia tenido el cuidado de traer


,
2 66 M A N U E L G ALVE Z
sill as y , yad os en l a tapia baj o los naranj os y en l a 6 3
a po ,

cu r i da d del sitio comenzaron a h ab l ar , .

S o l ís se e xcu s ó p o r h ab er fa l tado aqu e l la noche del


bai l e Pero le había sido i mposible de s p e di r s e Hubiera
. .
o

producido extrañeza que dej ara l a casa t an temprano H á .

brian m a l ic ia do .

— Y Lolita ?
¿
— Es un cuento R a s e l d a .
,

¡ Qué gusto de intrigar tenía l a gente ! E s a chica e ra una


loquita una atolon drada ¿ Cómo pensaba R a s el da que él
,
.

s e f i j a r a en Lolita ? E r a o fenderlo Le habían sacado u n a


'

si lueta en un diario pero todo era pura política ; cosa s de ,

pueblo chico .

R a s e l d a considerándose sati s fecha con l a s expli cac i ones


,

de S olís cambió de tema Habló de la escuela P i diól e


, . .

que la p rotegiera y le dió a entender que sól o por pedirle


e s e favor le recibía El e r a amigo del inspector tenía r é
.
,

lacio n es en Buenos A ires Le re firió la s palabras de l a .

Re gente Estaba su spendida


. .

Y de pronto pensando en que pudie ran expulsarla pen


, ,

sando en el dol o r de su abuela en s u propia v e rgií e n z a , ,

se llevó l a s manos a la cara .

— No llore Ra s e l da le d 1] 0 Solís c o mp u n gi da me n t e
, ,

d e s cu b r ié n d o l e el rostro .

Ella le ced i ó u n a mano que él acaric i o be s án dola con


in finita suavidad Luego atraj o la cabe za de R a s e lda y l a
.

apoyó contra su pecho A sí estuvieron largo rato So l i s . .

la sentía como a una hermana menor y prometía escribir


a O l a z c o a g a y a sus ami go s del ministerio y hace r levant a r
l a s u s p e n s i ón í Le parecía qu e con esos cariños fraterna
les su amor se pur i ficaba se hacía más e s piritual , .

¡ Qué feliz me siento ! exclamó ingenuamente R a


-

selda dis frutando el placer desconocido de sentirse prote


,

gida en Su existencia d e sent i rse pequeña j un t o al hombre ,

que amaba .

S olís l a acariciaba en el ro stro suavemente le daba b e ,


..

s o s sencillos y a fe (: tuos os Pero poco a poco pasada la .


,

em oción lej os ya de la mem oria l a V isión d e las a f l ic


,

clones cobraron la s caricias un s entido nuevo Soli s l a


, .
2 68 M A N UE L G ÁL VE Z
Se a ce r có a co s a s indi f eren t e s P al
Solís . H ablaron d e .

marin pidió un cigarrillo ; había dej ado los suyos en el otro


traj e S o l í s vió va rias cara s desconoci das e n la sa l a de
.

ju ego E ran h ombres a feitados con ca ras de cocheros y


. ,

l acayos gente d e aspecto burd o


,
.

— Son l o s artis t a s qu e ha n llegado esta tar d e e xpli


có Palmari n .

A h ! ¿ Y dón de v an a tr ab a j ar ?
— Probableme n te e u l o d e I báñe z .

E r a una casa desocu p ada en cuyo espacioso patio t ra ,

baj a ron y a otras com p añia s .

— Serán u n a c a l a midad e stos c ómico s al g unos pobre s ,

diablos (l l ] O S o l íi s so nrien do be n évolamente , .

—No c rea ; e s u n a compa ñ ia ba s tante bu e na una co m ,

pam a q u e ha trabaj ado en T ucumán .


i
L ue g o Pal mari n em p ezó a hablar m al del Director So .

l i s le decía qu e no e x a geras e tan t o y hasta d e fen dió a su


e nemi g o .

— Pero é le asa h o y a ust e d


¿ q u p .

Le not a ba a ire de ale g ria desu sado e n é l habitu a lm en te .

m e l a n cóo j e o F s t ab a opt imista y hasta habló bien de l D i


.

rect o Era a l g o a n o rmal


r . .

— Nada amigo P almarin ; no es t oy d escontento de la


,

vi d a .

P a l m a rí n le mi ró com o asombr a do Pero pe n s ó q u e tal .

vez S olís estaba contento p or q ue no era ya un p ob r e maes


tro de g rado S in duda la cobra n za de su p rimer suel do
.

de p ro fesor ; ese día l e había evidenciado su buena suerte . .

Ib a S olís a despedirse cuan d o v ió venir a Pérez Le dió . .

un g ran ab r a z o q u e dejó a s ombrado al m ú sico . .

—: Y el viaj e ? Para m a ñ a na no más ?


¿ ,

— Pa . para mañana
. . .

—¡ Pero hay
qu e despe dirlo dign amen te homb re ! ,

Y p idió ch a m p a ña .

Pérez aba n donaba La Rioj a para siempre El hermano .

recién falleci do su único hermano como n o tení a muj er


, ,

ni hi j os le habí dej ado al gunos bienes Corres p ondí an ¿


a,
3 .

m ú sico dos cas ita s en las a f u e ras d e B u en o s Ai r es E ra .


LA MA ESTRA N OR M AL 2 69

poca cosa ; p e ro ya t enía con qu é v ivir P ensa b a ir s e a .

París para terminar al l í sus estudiºs


, .

E l patrón sirvió el champaña .

— Ten o u n a sed espantosa decia S ºlí s bebiendo co n


g
avidez .


¿ Y su s im p a t ía rioj ana ? pre gun t ó P almarin que ,

se había agregadº dirig iéndose a P érez


,
.

— L e he dicho que me aguarde tartamudeó el músicº .

—Hace bien Pérez el amor es cºsa div i na


, , .

El músico miró a Solís y luego P al marin que habí a ,




parado la ºr ej a .

Solís se sºltó a hablar D ivagó sºbre el amor El amo r . .

modi ficaba a los hombres los hacía mej ores les ampl i ab a , ,

el horizonte sentimental les in fundía un nuevº concepto


,

de l a vida Hablaba cºn ex altac ión co n lirismº Sus o j º s


.
, .

bri llaban ; parecía transforma do pºr u n a gran felicidad .

Pid ió más champaña Pérez se opuso n o quería más P e


.
, .

rº Sºlís insistió Había que festej ar cºmº l o merecía a l


.
, ,

amigo que se marchaba .

Palmarin le preguntó si esas ºpi ni ºnes sobre el amºr s e


las había inspiradº Lº l ita .

— N O hombre j amás contestó Sºlí s algo mareado


, , ,

po r el vinº .

Y agregó casi en secretº después de em pinars e otra


, ,

copa
Si ustedes supieran ! S ºy un hombre feliz di gnº d e ,

envidia .

Ah ! ex clamó P almarin adivinando ¿ Se reali .

zó pºr f ín aquello ?
— Completamente divinamente exclamó S ºlis b e s á n
,
d ºse la punta de l o s dedºs en ramill ete .

Pérez se levantó y l e agarró de un brazo .

— N o c rea lº que está hablando tartamudeó diri , ,

g i é n d º se a P almarin Como a causa de su en fermeda d


.

nunca prueba el vinº ¿ sabe n o es extraño que se hay a


,

o cº .

su amigº .

n habl ar delante de ese mama rrach o


e n el p a t io .
2 70 M A NU E L G ALVE Z
Era un le ngua la rga Al día siguiente sabr ía .

mundo l o que So n s a cababa de in s i nuar H abía s .

grave imprudenc i a E r a perd er a R as e l da p e r de rse


.
,

mismº .

S oli s l e miraba aterrado .

— m fin el mal está he he hechº


E ,
. . .

Pero era preciso remediarlo ¿ Cómº ? Cºntando a t º .

el mundo que el champaña le había emborr a chado c o m


p l e t a m e n t e y l e había hecho disparatar .

Después de un s ilencio Pérez preguntº ,

— De mºdo que cayó r f i


p o n .

— H a sido algo divino che Pérez Estºy loco L e vº y a .


, .

contar .

Y como la cosa más natural del mundo le deta lló la ,

escena E l músico le abrazó recomendándole


.

mucha p rudencia .

Sºlís se fué a su cuarto Y Pérez a l pasar p º r .


,

u a ri vió a Palmarin sentado j unto a l a mesita y s a


g ,

rean do con largos chasqu i dos de lengua el re stº (1


, ,

ch ampañ a .

A quella noche fué para Ra s e l da N o du


tr i s t í s i m a .

m i º S e p asó l a s horas en u n a suerte de e mb o t a m i


.

de su inteligencia No p o día concretar sus rec


sus imaginac i ones y sen tía co mº si tuviese
.

el cerebrº Quería llorar pero l a s lágrimas


.
,

de sus ºj ºs Sólo a l amanecer su in t e l ige n ci


.
,

entonces t u vo l a sensac i ón de su desgrac i a y lloró amar


g a m e n t e ¡ Estaba
. perdi da ! ¿ Qué sería de ella ? U n a
i dea siniestra pasó ante sus oj os ; pensó que t a l vez su
falta pud i era tener graves c º n s e c u e n cia s y llena de te , , ,

r ro r , escon dió su cabeza entre l a s sában as Pero en se .

guida rechazó aquella i dea que n o la hubi era dej ado v


y d i ó s e a recordar de nuevo las palabra s
Eso el amor ¿ A e sºs sufr i mientos lla
?
¿ e a
r

l i ci d a d ? ¡ A h temía nº p º de r
,
2 72 M A NU E L G AL VEz
sus su frimientºs Pe ro Solís i n t e rru mpre n dºl a l e
'

ne s, .
, ,

a fi rmó co n ta l se guridad l a de s aparición muy próxima de


aquellos incºnvenientes que ella s ugestionada n o p u do
'

, , ,

hablar más S e encontró vencida Y (1 . º e w


e .
,, M

s ó ; llena l
( º

do sus temºres ; y así ll orosa y sen sib l e , ,

e namoraba más a S ºlís sin saberlo A l marcharse él , .


,

quedó contenta No su fría nada absolutamente nada y


.
,

había entrevi sto algº de aquellas para disíacas f e li ci da ,

de s de que hablara A melia Su s ilusiones volvier o n fá .

c i l m e n te porque ella las llevaba en su alma Pºseía e n .

su ser una fuente de ensueños y de deseos que n o se a go


t a r ía j amás L o s seres sensibles son cºmo j ardines Las
. .

desgracias las desilusiones a mºdº de tormenta s pasa


, ,

j eras l º s perturban y l o s afl igen pero dej an la lluvia de


,
*

nuevas ilusiones en las fuentes del alma y del cºrazón .

D os noches después fué el estreno de l a compañía ,


.

Habían arreglado para las representaciones el vastº p a ;

t i o del caserón de Ibáñez En unº de los lados habí a n .

c o n s t r u i d o el escenario ; en el º p u e s t o imperaba un m a g

n í ti c º omb u L o s últimºs palcºs quedaban baj º el º m b ú


. .

En la platea habían sido cºlocadas algunas sillas de l a


confitería otra s alquiladas a diversas f a m ilia s y varios
,

bancos de la plaza cedid o s por el intendente Lºs qu e , .

tomaban palcos debían llevar l a s sillas de su casa


'

El teatro rebosaba de gente cuan dº S olis entró Detrá s .

de él ocupaban plateas doña C r ís p ñl a Rosario y su no ,

vio En un palco próximo separado de su platea por d o s


.
,

a sientos ; estaban Gamal iel F r u t o s su muj er las Gance dº , ,

y Lolita l o que bastó a doña Crispula para echarle a


,

perder la fiesta En el palco vecino se hallaban M iguel


.

A rauj o d on Eulalio Zo i lo Cabanillas Pedro M olina y


, , , ,

Palmarin que se había he chº el invita do Juntº a S ºl i s


'

.
,

s en tá b a s e U r tu b ey
'

— Pero que pr ezi oz o tá el teatro ! repet ía Urt u


¡ es
b e!
cºmpañía d eb u t a b a cº n E l l o co D i os S e levantó
La .

el telón e ntre el murmull o satisfecho de l o s espectadores .

Urtubey alargaba el pescuezº y s e s entaba en la punta de


_
LA MA ESTR A N O R M AL n ;
,

la silla para ve r mej or La e scena debía representa r .

u n a sala elegant e y luj ºsa perº una vil decoración de ,

casa pºbre susti t uía a la mansión señor il del texto En .

medio de v e rgo n za n t e s muebles voci feraban y manote a ,

b an l º s cómicos .

¿ E z e quién e z ? preguntaba Urt ubey que n o eu



,

tendia una palabra .

Y Solís t e n ía qu e explicarle
'

, Era una historia de parientes codiciosos que a s e d i an

u n a muj er de gran fºrtuna : Fuensanta La creen enfer


ma de cuidado y esperando heredarla h s m e a n su muer
, , ..

te como b u itres .

A pa reció pºr fi n el loc o Dios El cómico enlutado


, , .
,

hasta las orej as de levita sombre rº de f elpa c o n l a


, ,

barba negra hablando m i s eriosamente impresi onó al


,
t ,

auditºrio R e p r e s n t a b a a Gabr i el M ed ina hombre d


.
,

rarº talento p ro m e u do de Fuensanta y cuya locura cº n s


, ,

ti t u ye el asuntº d e l dr a ma .

— Jesús ! exclamó al verle doña Crispula


¡ .

Urt ubey p e d ía e x p li ca cio n e s a cada rato y d º ñ a Cris


pula protestaba sin cesar p º r el nºmbre del drama .

N o l e parece que es una irreverencia señor don ,

Juho ?
Sºlís pºco atendía a la escena C o n º cía el drama y l a .
,

interpretación de aquellos in fel ices le interesaba e s ca s a me n


te Sus oj os tropezaron más de una vez co n los de Lolita
. .

Cuandº ella miraba al escenario él la contemplaba E n , .

una ºcasión Lºlita le sorprendió Estaba encantadºra y .

mi raba a Sºlis cºn desen f ado y llena de r i s it as .

A l acabar el actº hubº atronadores aplausos Lºs có .

micos tuvierºn que salir a escena varias veces para agra


d e ce r . S olí s se levantó y de espaldas a la e s e ce n a s e, ,

pusº a mirar a la cº ncu r re n cia Urtubey a co s á ba le a pre .

g u n t a s . Dºña Cri spula le dij º que Rosario se casaba en


Enero Soli s lamentó la mala época elegida y Rosario
.
,

secamente declaró que para casarse tº da s las épºcas eran


,

buena s .

Para el amor n o hay calor qu e valga ! ¡ Ja j a , ,

ex clamó doña Crispula .


2 74 M A N U E L G ÁLVE Z
En el acto segund o Gabriel h a regresado de A méric a : ,

H a ganadº dinero y resu elve ca s arse con Fuensanta L º s ,

parientes que con t a n re fi nada perversidad han hecho


, , ,

su fri r a Fuensanta se desesperan G abriel l º s expulsa : ,


.

Y el cómico con ademanes descompuestos y comº u n


, ,

energúmeno rugia ,

¡ M ira có mo les echo Fuensanta a los que tanto t e



, ,

a t o r m e n t a r o n ! La manada d e sere s ruines yo pastºr d el ,

negro rebaño me la llevo ¡ N º te asustes es que les


, .
,

voy azotando las espaldas ! ¡ L a s espaldas lo s .


,

lomºs a las bestias !


El teatro se vin o abaj º “

¡ M acanudo ! ¡ Bien hechº ! berreaba Z oilo Cab a


n íl l a s aplaudiendo f o r m i d ab l e m e n t e
, .

S olís salió a f umar un c igarr illo A fuera se encont r ó .

con Gamaliel Frutºs que le invitó a pasar a l palco Y él , . .


,

complacid o en pensar que habl a ría otra vez con Lolita ,

acep tó Clemenci a l o recib i ó con grandes muestras de


.

simpatía y le dej ó un l u gar j unto a su sºbrina .

— Y qué se sabe de l a escuela ? le preguntó G a


¿
m a l i cl .

— Na da importante contestó S olís que se hall aba ,



satisfecho y no quería hacerse mala s a ngre .

— Y qué le parece l a comedia ? dij o Gamaliel


¿ .

Buenos artistas ¿ eh ? ,

B enita c reia que era un drama inverosímil N o ha bía


'

gente t an mala .

—Sí
¡ cómo n º ! obj etó So i s s onriendo y ac o r dá n
*

-
,

dºse de l a s persecuciones qu e ha b ía su f ri do R a s el da y _ ,

au n é l m ismo p o r parte de su s nuevas am igas , .

Luego h a b laron de l púb l ico Clemencia criticó a me .

d i o m u ndo De doña Crispula dij o que n o cºmpre n día


.

cómo l a d ej aron entrar E ra u n a celest ina . .

Sºlí s intentó d e fenderla .


Ust e d l o sabe mej or que nadie exclamó Clemen
cia subrayando su intención con u n a r is it a sarcásti ca
, .

S onó u n a campana anuncian do el com i enzº del últ imº


acto S olís se despid ió
. .

—Esperamo s su visita s i e s u e n º l e n t r t i enen


, q o e ,
2 76 MA N U E L GALVEZ
Y Palmarin qu e evitaba ,
cºn Solí e n cº n t r a r s e s, d is »

paró a la call e .

Pues él anda desparram ando p º r t º da s part e s qu e


us ted le contó que . .

— L o que ha i n t e r r u mp 1 0 Sºlís es que Palma


y ,

r ín tomó algunos tragos de más .

Pére z le había visto mano a mano cºn la segunda b º


tella de champaña que quedó casi entera El patrón p º
,
.

dí a at e stigua r .

— E s c i e r tº declaró el patrón que había oído .


, ,

A l señor Palmarin P uente tuvimºs qu e llevarlº a su


casa .

L º s concurrentes estallar o n en risotadas grosera s .

Cuan do d o s noches después S olís volvi ó a l a casa de


, ,

R a s e l da y a su amiga conocía l a visita en el palcº a las


,

Gancedº Ra s e l da estaba profundamente triste Cºmo


. .

un mal pensamiento se le había ven i do a la imaginac i ó n,

l a idea de que S olís pudiera ab andonarla para casars e


c on Lºlita Era sólo una i dea vaga u n a sombra apenas
.
,

perceptible qu e el la rechazó repet i das veces cº n el temºr


,

de que ar ra i gara Solís estuvo esa noche elocuente Le


. .

dij o l a s bellas palabras a las que R a s e l da era t a n sens i


b l e Y R a s e l d a que n o deseaba sino se r convencida le
.
, , ,

c reyó con fe ci é ga y f ué otra vez suya extasiada de feli ,

cidad A quellos celos fugaces l º s unierºn a u n más


. .

Durante todo N º v i em b r e Sºlís la vi sitó noche a n ºch e , .

S e veían en l a sala y allí en plena oscuridad pasaban


'
'

, ,

u n a larga hora d e ternuras .

A quel amor abrió en la vi da de S olís un ho r iz o n t e i l i l

m i t a d o ¡ Y a tenía p o r fin u n a queri da ! Había t a r da d º


.

en llegar la aventura que tanto deseaba pero había l le ,

gadº y el encanto superaba a todas sus i m a gin a c iº ñ e s *

El temperamento sensual de Ra s e l da los peligros el mis , ,

terio de que rºdeaba a su aventura la s c i tas a la ,

todo hacía de su amor el episºdio más interesante


vi da Y a l comprobar diariamente po r las c o nve rsa
.
,

que sus cºnºcidos no tenían un amor cºmo a quel ,

gran orgullo de s i mismo ¡ A h si supieran ! .


,

G u s t º las
L A MA ESTR A N O R M AL 2 77

q u i en le die ra n el manj ar que ha so ñ ado ¡ A mor e n can .

t a d o r sin vul g aridad y en el que tantos peli g ros y a fl ic


, ,

c i on e s eran como el pºcº de sal que se agrega a ciertas


gºlosina s exqui sita s !
¡ Y q u é a tiempo venían est a s ternuras ! Por qu e ellas
miti g aban la angu stiosa exp ect a t iv a en q u e vivía él como .

l º s demás pr o fesores desde la p artida del Director y le


,

,

consolaban de la derrota que había empezado a v i s l u m


brar .

Las noticias de B uenos A i res eran contradictori a s y ,

tan p ronto ase g uraban l a caída d el D irector como su


t riu n fo Con esto hab ía s e a n imado la con fiterí a Los
. . .

pro fesores sus amigos y buen número de c u r io os ib an


.
s

en bu s ca de n oticias El m e i o r enter a do e r a Sol i s Con s


. .

t a n te m e n t e recibía c a rt a s de sus ami g os del mini st e rio


y hasta Rein a se habí a di gn a do e s cribi rl e u n a v e z Pero .

los me j ores d a tos l o envi a ba Pérez O l a z c o a ga se ún


s . .
g

l a p rimera carta del mú sico no se h a bía l im it a d o a in .

f o rm ar sobre e l alterc a do e n tre la Vice v la R e g ente _


.

Había ido al fondo del a su n to ex p o niendo e l m l e s t a r ,


a

q u e a d v e r t í a s e en la escue l a la O po ici ó n formid b.


l e de s a

l o s p ro fesores l a s arb i trarie da des del Di r ector Cul p ba


. .
a

de todo al Di rector cu v o es p í ritu p ed a g ó g co r i di c u li z a


.
i

b a v p edía su de s tit ución E r a en c on c e p to de Pére z


,
_
. . ,

un s o berbio in fo rm e u n a obra m a estra de p sicol o g ía


. .

E l Di rector a p arecía a n liz a do fibra p o r fib ra á tomo a


.

p r á tomo
o
¡ Cómo se había re ído u n a tarde a co ta del
. .
s

D i rector v l a Re g e nte le e do el in f o r m e d e O l a zc o g a !
.
y n a

En el ministeri o la terribl e a cusación había prºduci dº


u n efecto hi “

H a ci a fi n es de Noviemb r e l le g ó la se gund a cart a de


Pé r e E r a m e n º s o p t imi s t a q u e la p i m e r a A lb a e n q u e
z
.
r .
r
,

sostenido por el g obe rn a dor se de fendía pr o di g iosa ,

mente Se instalaba todas las tardes en el ministerio


.
,

dºnde pasab a las hor a s muert as esper an do a q u e el s u b


secretario el inspector g eneral y aun el mi smº ministrº
,

le recibie en Se g ún el Di r e ctor todo n o e r a sino u n


s
,

pl an co b a rde de sus e nemi g o s q uien e s h a bí a n cº m pl i
ca d o O l azcoa ga ; y había te ni do la ha bili d ad de co nv en
2 78 M A N U E L GALVE Z
cer al gobernador que estaba a ún e n Buenos A i res de
, ,

que en el fondo se trataba de u n a cuestión política Y .

lo p robaba afirmando que O l a z c º a ga quien como sus


, , ,

hermanºs pertenecía a l partido const i tucional sólo f r e “ “

, ,

c u e n t ó en L a Rioj a los constitucionales O l a z c o aga pre .

tendía según A lb a r e n qu e in fo rmó a l gobernador e lim i


, ,

n a r l e a él que pasaba por afecto a l gobierno para hacer

, ,

colocar en su puesto a cualquier correl igionario Y a f in .

de ºbliga r más a l gobernador el pedag o go contando con , ,

la expuls ión de R a s e l da inevitable después de l a s r e ,

v e l a c i o n e s de Palmarin l e había p r ºm e t id o s o licitar el


,

nombr amiento de ºtra sobrina del mandatari o .

— Hay que matarlo a ese hombre ex clamó Zoilo C a


b a n i ll a s cuando Solí s leyó l a carta en l a cºn fitería .

—Convendría de l egar una persºna para cº n t r a r r e s t ar

su in f luencia d ij o don Eulalio .

Y agregó tímidamente :
—Y o p odría encargarme de eso .

L º s tertulianos rieron a carcaj adas y don Eulalio tuvo


que desistir de su o frecim ient o Se había olvi d a do que .

no podía i r El primero de Diciembre c o menzaban lº s


.

exámenes y además tenía ºtras ocupaciones que le im


, ,

pedirían el vi a j e .


L o que debemºs hacer d ij o M ig o ya es un te
l e gr a m a .

Era urgente El encabezar 1 a l a s f irmas para q u e no se


.

creyese que se trataba de política A demás escribiría una .

larga cart a a l gobernador Tºd o s aceptaron el plan p ero .


, ,

no obstante reconocer su urgencia en re a lizarlo nadie se ,

mov 1 a
Llegaron los exá menes
.

L º s pro f esores en la secretaría conversaban formando


, ,

gru pos hablan d o m a l del Director y de l a Regente En


, .

cuanto a l con flicto l a s º p in io n e s optimi s t a s predomina


,
=

ban .Todos creían que el i n fºrme de O l a z co a ga sería


decisivo .

De pronto se prºduj o un acºntecim i ento inesperado q u e


consternó a todos En l a p u erta con aire altivo , había

.
,

aparecido el Director Se sacó el sºmbrerº y avan zó po r .


280 M A NUEL G ALVE Z
Rege n te que tamb i en tomaba exámene s y contra el v º tº
, ,

de la Vice a casi todas las alumnas


,
.

A quella misma tarde se marchó a B uenºs A i res .

Desde ese d ía l a s notic ias que lle g aron a los prº fesores
,

fueron c a da vez más pe s imi s tas Un amigo del minis t e .

rio escribió a S olís detalles al armantes D e cía l e qu e todºs .

los pro fesores serí an d e s t i t u ido s y que sól o quedarían el


Director y la Regente Entre l o s desa forados se produj o .

un verdadero pánico y cada cual n o pen só sino en salvar


su p ue s to S oli s cre y ó n ece s ario ent revistarse con las G a n
.

cedo Eran las únicas personas que desde allí p odían


"

.
. ,

e j ercer in flue n c ia en favor de ellos Tenían estrecho pa .

re n t e s co con u n o de los sena dores naciºnales persona d e ,

re a l p re s t i giº pºlítico .

Pero Solís no se animaba a Visitarl as Temía dis gustar


'

a R a s e l d a Su querida t al vez sin p r e te n d e r l o le domi


. , ,

nah a comp l et a mente con e s e poder que tienen l a s muj eres


,

su a ves y tri tes y qu e es más pro fun do y p ers istente qu e


s

el p º der de los espí ritus enér g icos R a s e l da l e obl igab a .

a vi s itar l a todas l a s n oche s El a veces res i stía p ero ella


'

. ,

le ro g aba en t a l forma q u e era im p osible no h a cer su v º


l u n tad N o obstante Soli s notab a la lenta di s minución
. ,
.

del e n ca n to Y a no l a dese a ba comº en los primeros días


.
,

y más de u n a vez quiso falt a r a l a cita S entía ciertº .

a o t a mie n to f í i cº y
g u n a nervi o s i d a d que le a larmaba
s .

P ero no reveló a R a s el da nad a d e estº y continuó ,

so m etié n d ose en ocasiones de mala gana a sus tenaces


, ,

exi g e n cia s .

U n a n º c h e d e cid i o p o r f in visitar a las Gancedo acom ,

p a ñ a d o d e M i g o y a .

L º s recibieron en e l patio en re u n: ón de famil i a Solís . .

s e s e n tó j unto a Lolita M igoya se pu s o a hablar cºn


' “

Cle m e n c ia .

—U ted s a b e
s d l ] 0 M i g o va que el Director n o
p rop u so a B enit a para reemplazar a Sºlís en el grado .

—D emasiado l º sé .

— B u e h o y s abe t a m b 1e n
, q u e para sustitui r a R a s e l da ,

q u e se g u r a m ente s erá e x pul s ada ha p rºpues t o a otra 3 0 ,

brin a del
LA M A E STRA N R O M AL l
i

Qué dice ? interrump ió Clemencia coléri ca ,


.

Ella n o sabia nada de e s º Inmediatamente teleg ra fía .

ría al senador Le diria qué clase de hombre era A lba


.

r e n qu e Después p o r carta le contaría al gobernadºr que


. , ,

A lb a r e n qu e le despreci a ba y le estaba e n ga ñ a n d º .

Ay señor ! ,
ex clamó Benita tiernamente ,
.

Solis mientras t a n tº hablaba con Lolita Habia lle


, ,
.

gado impulsadº sin duda pº r el coraj e que le daba su


, , ,

conqu i sta de R a s e l d a hasta hacer a l a chica un principiº ,

de declaración Se ha b ía ºlvidado de l a maestra y nue


. ,

vamente como en aquella n oche de l baile l a cºmparación


, ,

favoreció Lºlita .

Esa n ºche n º fué a l a casa de Ra s el da .

Lºs últimos d ía s de Diciembre pasaron sin noveda des


para Sºlí s Perº en Enero se produj o cierto incidente
.

que aunque en apariencia trivial dec i diría de su destino


, ,
.

Fué en la nºche del pr i merº el día más solemne de ,

aquella semana cºnsagrada a las fiestas del N iñº A l


ca l de .

Solís desde p º r l a mañana había estado ne rvioso y


, ,

preocupado A penas durmió l a nºche antes Las i n qu ie


. .

tudes que sus visitas a R a s e lda le ocasionaban l º s peli ,

gros de ser descubierto l a alterac ión que su fría su s alud ,

cºn el exceso amoroso y el pensar en Lºlita l e impi , ,

d ieron pegar lº s oj os Pasó las hºr a s c º m o semidormido .


,

s º b r e s a l t an d o s e a cada momentº Una angustia in e x pl i .

cable le a tormentaba a ratos Pensaba estar en fermo te .


,

n ía m íe d º de amanecer muertº Su daba a mares c º n un .


,

sudor f río com o antes de veni r a La R i oj a Se levantó


, .

var ias veces : a cerra r la puerta porque entraba luz a ,

respirar un pºcº de aire pº rque se ahogaba en el cuartº .

Encendió la vela innumerables veces ¿ Qué tenia ? ¿ E s .

taba en fermº otra vez ? Y a sus pensamientos angustio


sos . a sus pesadilla s se mezclaban l o s recuerdºs de Ra ,

selda Para alej a r las inquietudes po n ia s e en o c a s iº n e s


.
,

a pensar en ella Perº el recuerdº de l o s besos a pa s iº


.

n a dº s de la miel de aquel amºr , ya nº le abstraia un


.

s olº instante .

L as d º s últ imas nºches n º ha b ía v isita dº a Ra s el da .


2 82 M A N U E L GALVE Z
Ella no quiso q u e fuera p o rque l a C i uda d e staba l lena de
foraster ºs Habían venido de l a campaña se decía cua
.
, ,

tro mil p ersona s a pre s enc i ar l a s seculares f iestas del »

Niño A lcalde Toda la c iudad estaba revuelta La gente


. .

se acostaba tarde había in finitos bailes por las nºches ;


,

cualquier conoci do podría verle entrar .

A quella mañana del primero de Ener o Solís se quedó ,

en l a cama hasta c erca de la s diez Cuando estuvo vestidº .

fué a la plaza El sol abrasaba ferozmente P e ro é l que


. .
,

rí a ver l a s fiestas aunque l a s suponía i dénticas a l a s del


,

día anterior en que se re al i zó el famosº encuentro de


,

San Nicolás y el N iño A lcal de E s a mañana hervía de .

g ente el ángulo de l a plaza que enf rentaba a l a M atriz .

Era u n a m ultitud sucia y re p u gnante cu y ºs hedores a .

mugre a r cá ica a mugre tradicional llenaban l a plaza


, ,
.

Las g entes andaban cº m o alelad a s e speran do que la m i



s a del santo terminase No habían cabido en l a iglesia . .

T odas e ran gentes del pueblo pa i sanos venidos de las ,

s i err a s y l a s llanuras rio j anas Tenían la mayor parte .

ra s g os indígenas : el color cobrizo la barba rala el pelo , ,

cerdoso los oj os mongólicos Las muj eres vestían de


, .

colores chillones Llevaba una vestido amarillo con un


.
,

trián g ulº azul a un costado bata verde y velo roj o : otra , ,

vestido y manta violeta c o n g ruesa guarda amarilla en , ¡

el ruedo de l a sava y a l a cintu ra un col gante cordón , , ,


'

blanco A lgunas iban con hábitos de beatas de color gr a


.
,

nate º de un morado episcopal Una llevaba un i nmenso .

rosario de cuenta s L o s hombres vestí an traj e de c i udad


.
,

pero muchos calzaban oj otas S e reunían alrededor de .

los árboles A l g unos cºmían suc i as pastas c om p r a d a s a


.

ven dedores ambulantes y que e r a p reciso di sputar a las


moscas U n a muj er vendía sandías y melones y un tur
. ,

co baj o un g ran pa ras ol o f recía tod o a veinte


.

Una ,

.

pobre loca vistiendo un r ot o s o peinador


, donación , ,

sin du da de al g una señora acºmodada


, con un blanco ,

chambergo de hombre l a cara chupada los oj os trág icos , , ,

l a mano p a ralítica paseaba entre el gentí o su horror h u


,

manº Un gra f ó f o n o s o n a b a en l a es quina bullan guer a


,
'

men te .
2 84

d o se e x t e n dro el decreto A llí h abía e vi dentement e un .


!

ob s tácul o s e r iº ; este obstáculº no pºdía p roceder sino


del Directo r .


Y º le aconsej o d l ] 0 Caban i llas que se vaya a ,

B uenos A i res .

S olís quedó pe n sativº ; y ya iba a hacer al gu nas p re


g u n t a s a Cabanillas cuando estallaron
,
bombas anun ,

ciando el fin de la misa L º s a l fé r e ce s y l º s allis s a lían


.

d e la función y trataban de colºcarse en filas .

— S i qui er e verlos bien e s e r é m o s l o s en l a casa de o


p , g
bierno d ij o el rector .

— B ueno
; pero yo n o entro contestó S ºlís Ya ,
.

sabe que en e sa santa casa m e qu eren comº a un dolor


de muel as
—A sí es r ep uso Cab anillas ;
, cr e o que l o har ía n
a ñ a b a si pudieran .

Y a gregó
— N os
q uedaremos en la calle j unto a las ventan a s ,
.

A llá fueron Desde su sitio vieron entrar al gob er


'

nador Era el hombre forn ido de siempre alto con su


.
, ,

esp esa barba n egra y su aire p a ch o r r i e n t o Le a cº mp a .

ñ a b a n el ministro g eneral y al g unos altos empleadºs .

Desde l a calle S olís veía el salón de r ecepciºnes : un


,

cuarto g r an de con sillones panzudos y d or a dos .

A l cabo de un rato e m p e z ó s e a oir un tamborcito d is


tante Lue go el son del tamborcito se fué acercando y
.

una extraña p rocesión se presentó a los ºj os de S olís .

En dos fil as paralel a s a ambos cº s t a d o s de la calle ve , ,

nian como doscientos hombres a p i e Ll evaban en la


mano una lanza forrada de género r o i o o a zu l co n una
'

, , _

cr u cesita en la punt a y a lo lar g o globºs de trapo en


vueltos en tules de colores En el centro de l a proce sión .

vení a n en m ontón in form e los allis A la cabe z a como


, , .

los q u e en l a s p rocesiones católicas llevan el paliº iban .

los alli s tradic i onal es aquellos que ej ercían el cargo hé


,

r e d it a r i am e n te El pr imero de ell o s era el Inca un p º


.
,

bre vie i o arru g ado y andraj oso M archaba baj o un a r


, .

quito forrado de género y con glºbos d e trapo a l º lar


go y cuy as pu ntas d o s all i s so ste nían gr av eme nte
, El
LA M A ESTRA N O R M A L 28 5

Inca tocaba un tambor muy pequeño casi comº d e j u ,

g u ete. Pa recía un sacerdote de algún cultº e x t in gu i d º .

En med iº del día esplendoroso baj o el sol opulent o , ,

aquella procesión resultaba triste L as tonal i da des rosa .

das de las banderas lo s co l º r e s vistosos de las v in c ha s


,

y lº s escapul á rios de l º s allis los traj es de l a s muj eres


,

que seguían la prºcesión aumentaban lo pintorescº de


,

la escena sin sup rimir su melancolia L o s pobres h om .

bres disfrazados que formaban en la procesión parecían


embrutecidos y abatidºs Sus rostros indígenas revela
.

b a n la miseria d e su raza las devastaciones del alcohol


, ,

l a tristeza de l a vida rural .

Perº ya lo s principales de l a p roce s ro n que habían ,

e ntradº en l a casa de gºbiernº se dispºnían a cantar , ,

f rente al gobern adºr y a lºs altos dignatariºs Cabanillas .

y Sºlís se aproximaron a las rej as En la sala de recep .

ciones el gobernador y todos los presentes escuchaban de


pie Lºs indios ca ntaba n al s on monótº n o del tambor
.

cit º

A ñ o n u e vo pa car i ,
N i ñ o J e s ús C a n char í,
T i n ti l l a l li l la l l í n cho,
C or ol la ll i l la l l£n cho

Era un canto dºlorosº evocador bá rb a r º plenº de


, , ,

ca rácter El tamborcito marcaba el ritmo y las voces e n


.

tº maban la melo día El Inca empezaba el cant o cºn su


.

vºz gangosa y rota ; l o s demás coreaban .

Solís se había reconcentrad o A quella m ú sica doliente .

tºda quej umbre y resignación estaba i mpregn ada de u n


,

hondº fatalismº La amarga tri steza de las razas venci


.

das penetraba en su alma La m ú sica ri dícula de aque


.

lla s pobres gentes le evocaba las montañas solitarias las ,

cumbres de seis mil metros la s nieves pe rpetuas del Fa


,

matina y le cantaba en su tºrpe l e nguaj e la canción de


, ,

la M uerte y d e l H e r º is mº .

Qué ex traño qué dºlorosº !


, e x clamab a Sºlí s .

Lº s i n di º s cº n tinua ba n can tan dº Sua vºc e s e ran des .


2 86 M A NU E L G AL vE Z

tem pladas y roncas : El Inca permanecía c a s r i nmóvil ,

b a j o e l arco poseído de la importanc i a de su papel Cuan


'

.
,

d o golpeaba el tamborcito el arco se incl i na b a a mºdº ,

de reverencia y l o s allis doblaban l a rodilla L º s v ersºs .

d e cían :
M dm a y v i r ge n c o p a cá ,
M á ma y v ir g e n copa cá .

Sºlí s s e n t ía s e impresionado ¡ A h e ra indudable que .


,

tºdos l º s a rg e n t i n º s formaban una sola estirpe que p r o ,

cedían de un origen com ú n ! De ºtro mºdo ¿ cómº pu


d i era e rh oc io n a r le a él aquella pobre mus i quita ? H abía
algº en l a tonada de los i n di ºs que v en ía desde el fondo
de lºs siglos pretéritos des de l o más prºfundo de la ,

raza Si ; eran tod o s l º s argentinos hermanºs de estos


.

hºmbres h ij os como ellos de estas mismas tierras i n


, , ,

dianas .

Cuan do terminaron se les d i º cerveza y vino L a con .

cu r r e n c i a se dispersó y l o s hºmbres se dirig i eron a u n a


calle próxima don de se efectuarían las carre ras Sºlís .

y Cabanillas fueron allá .

A l o largo de la s veredas se había colocado l a c on cu


r r en c i a En un extremo de la calle sin empedr a r amon
.

t o n á b an s e l º s a l f é r e c e s De p ronto a r r a n ca r º n dos hom


.

bres a caballo Corrían a l a p a r sin p reocuparse nin


.
,

guno de llegar antes que el otro Daban ala ri dos sal .

v a j e s y se atr o pellaban cºn los caballºs La gente reía .

y aplaudía Detrás salieron otros y otros después H á


. .

bía u n a nube de t i erra un calor horrible Sºlís y Cab a ,


.

nillas dec i dieron irse .


¿ Qué le h a parec do la f esta
i i ?
-
M uy interesante llena de carácter de tradición
, ,
.

— Es un carnaval anticipa do arguyó Cabanillas , ,

u ie n en cal i dad de hº m b r e c u l t º Se c re ía ºbligad o a


' “
'

, ,

la fiesta .

rn a v al m 5 1 st 10 S olís ,
.

emocionante Le había hablado con .

Cr e í a qu e hubi e se
2 88 M A NUE L G ALVEZ
So lís i ba alej arse cuando ºyó dº n N um e le

-
a , q e
u
llamaba .

— am i go ?
¿ Y e s o,

Se re fería al con flicto de l a escuela Desde que el asun .

t o com en zó don Nume vivía desolado M il veces acon


'

, .

s e j ó al D l rector a Solis a don Eulal i o a tºdºs l o s d e s a f º


, , ,

rados para que abandonasen la contienda Era inútil


, . .

S u prudencia y su sesº venerables habían perdidº todº


prestigio ;
—Ustedes están l ocºs gruñó Ya n º escuchan la .

vºz de la razón
¿ Y qué qu i ere que hagamos don Nume ? ¿ Qué s º

,

luc i on propone usted ?


— Qué sºluc ión ? Quedarse tranquilos ser pruden
¿ ,

tes . N º tendrán así n o más un Di rector como A lba


r e n qu e tºdo un pedagogo de campanillas
,
.
un maestrº , .

un maestrº pues , .

Solís se despidió y se fué al hotel .

Las pal abras de Cabanillas le preocupaba n A quel nom .

b ra m i e n t o suyo de pro fesor del coleg i o realizaba sus m o


m e n t á n e a s ambiciones C º n dº s cátedras vivirí a holga
.

damente Pero el Direct or se cruzaba en su camino e


.

impedía la salida del nombramiento Era prec i so pues .


, ,

luchar cºntra el hombre f unestº y a n iqu ila rl e para sie m


p re Pero ¿ cómo ? El otro combatía desde Buenºs A ires
.
, ,

apoyado p o r p o líticos influyentes ¿ Qué pºdía hacer él ? .

I rse a B uenos A ires ¿ n o sería inútil E r a mej or esperar


?
,

algunºs días Esc ribió a Pérez pidiéndole que averigua


.

se lº a firmado por Cabanillas y preguntán dole si creí a


que su presencia en B uenºs A ires conviniera a sus in
tereses .

A l a tarde tuvo lugar l a p r ºce 5 1o n Desde l a plaza .


,

baj o un sol formi dable v 1 ó desfilar a los alf ereces Eran ,


.

l º s abanderados del n ño Dios C r u z á b a l e s el pechº u n a .

gruesa ban da con espej os y f lores Las banderas aque ”


.

,

llºs palos forradºs de género que Sºlís viera por la ma


ñ a n a parecían lanzas extrañas
, .

E ra un fantástico espectáculo de color el que o fre


c ia n a quellos h ºmbres b r o n c ín e º s desf il ando lentamente , ,
LA M AE STRA N O R MA L 2 89

silenciosamente cºmº un escuadrón de caballería c on sus


, ,

banderas miserables y ch illonas pºr l a s pºbres calle s ,

de l a ciudad e n presencia d e l a s m o n t añas grises baj º


, ,

el s o l calc i nante .

M ás tarde una multitud de cinco mil ser es humanos


fºrmó la proces i ón del N iño A lcalde S olís desde e l bal .
,

c ºn del hºtel miraba el espectáculº y l o encon t raba p e


,

n e t r a n t e de poesía y de senc i llez Recordaba sus años i n .

f an t i l e s sus —a nt iguas creenc i as el encantº de l a s f i estas


, ,

cr i stianas Y de prºntº se S int i ó enternec i d o ¡ A h cómº


. .
,

l º s añºs cambiaban a l hºmbre ! Un des eº de ser s i ncerº ,

de ser simple d é corazón le invad ió La proces i ón daba .

la vuelta a l a plaza En l a s esqu i nas se de t enía fren t e


.

a lºs altares im provisadºs cub i er t os de flºres Lºs a có ,


.

litos esparcían i nc i ensº y u n a banda t º caba marc has f ú


n eb re s . Cuandº l a p rºcesión p a s º baj o su b alcón Sºlis ,

sint ió una f uerza desconºcida que le hacia doblar l a s r º


d il l a s
. M iró hacia todºs ladºs s e vió sºlo y se inclinó ,

respetuºsamente
A llá iba la imagen del N i ño A lcalde venerad o p º r un ,

pueblº enterº Hombres ínf i mos venían de todos l o s r i n


.

cones de l a provincia desde l º s con f ines de l o s A ndes , ,

a hºnrar al N iño celest i al U n a larga trad i c i ón de poesía .

y de milagrºs r º deaba a las imágenes de Sa n N i colás


y d e l N i ñº Eran l o s patronº s del pueblo l o s p ro t e c t o
.
,

res de la raza venc i da l o s am igos de aquellos p o b r e c it º s,

ind iºs que conservaban en sus hum i l d es corazones la , ,

fe que les inculcara a sus abuelos el dulce San F r a n c i s cº


S ºlanº Y allá i b a toda aquella grey sumisa y creyente
.
.

Caía la tarde El s o l d o ra b a las cumbres y entre el re


.
, ,

p i car de las campanas y el aroma de lºs naranj os un ,

per f ume de fe sencilla se d ilataba en el amb iente .

Solís pensaba en R a s e ld a S u actitud con ella había .

sido desleal amb igua Sentía un pesº en su concienc i a


, .

y deseaba qu itárselo de enc i ma Deseaba que pasaran .

las horas ráp i damen t e llega r a ella dec i rle la palabra


_
, ,

amiga y buena que habia ta rdadº en prºnunciar ¡ Po b re .

A8 L l a … ha r ia su
A la nºc he y ,
¡ mi en t ras el t i empº pasaba fué cºn A rau ,
2 90 M A N UEL G AL VE Z

jº y d º n M olina a l º s bailes tra dicionales de aquella


n o ch e V isitaron cierta casa donde se celebraba u n a a l o
.

j a

Era .una reun ión c l ási ca con bai l e y borracher a , ,

para sabºrear l a s primeras copas de a quel cast izo bre


vaj e S ºlis nunca lo había proba dº y d e s a gr a d ól e Lue
. .

go fuerºn a vari o s ranchºs Baj o l a s enramadas a la sola .


,

luz de un cand i l hombres y muj eres sentados en ban


, ,

cos y troncos de árboles f or maban rueda En uno de ,


.

aquellos bailes un muchachº t o caba un tango en la gui


tarra y cantaba :

Yo m e l l a m o F or tu n a t o
d e ape l l i d o P e ñ af l or
'

Solís d i straído sólo pensaba en R a s e l d a A las doce


, , .

se dirigió con sus acompañantes a l ce ntro de l a ciuda d .

E r a un curioso espectáculo el que o f recían los arraba


les Hacia l º s cuatro lados del hor i zonte se divisaban
.

luces lej anas y se oían vagas gu i tarras En todos los r a n .

chos se ba ilaba E r a u n a n ºc h e de embr i aguez que ter


minaba en orgías Hora de ardores sensuales l a s l iba


.
,

ciºnes y la s danzas excit aban a l º s hombres L a s gentes .

dormí an en aque l los ranchos a l a i re libre baj o l a s e n ra


"

, ,

madas de l a s parras Y a me dia noche l a sombra y la .


,

inconsc iencia de l a s borracheras favorecían todas l a s pro


m is cu i da de s L º s i nst i nto s b e st i ales salían a flor de p i el
.
,

mientras l a s guitarra s l l o raban zam bas melancólicas y se


e x ten día en los a i res el dol o r de la s v i da l i t as .

L a puerta de Ra s e l d a h a l l á b a s e cerrada Solís golpeó .

su avem ente perº nad i e abr i ó Entonces desesperado con .


, ,

l a angusti a de que pasara su buena resoluc i ón enardecido ,

por aquella noche d ion i síaca trepó a l a tapia Ib a a des , .

cºlgarse sobre el patio de l á casa cuando v i ó pasar p ºr ,

l a vere da de en frente a l in d ivi du o que le segu í a Quedó


,
.

frío mirándolº ¡ Estaba descub i erto ! Lue go pasó — u m


, .

borracho tambaleán dose S e detenía y en l a noche c á .


,

l l a d a s i lenciosa sin ºtra luz qu e l a de l as estrellas j untº


, , ,

a las paredes blancas hacía sona r el acord eón y decí a


,

f ra gme ntºs i n c º h e r e ntes de u n a ton a da de l a t ie rr a .


2 92 M A N UE L G ALVEZ

En el hotel n o ha b ía más pasaj eros f uera d e S olís qu e , ,

un viaj ante de comercio Era un muchacho español s o .


,

lis t a y b o t a r a t e Se p o n ía e l s ombrero a un lado y u saba


.
,

como en la s playas cinturón y zapatos blancos S olís


.
, ,

acometido todas l a s noches p o r el e s p a ñ ol e t e n o tuvo


otro reme d i o que someterse a sus empuj es verbales y


_

a c e p t a r l e como compañero de mesa El i rí d iv i du o e ra .

a ficionado al te a tro y casi n o hablaba de otra cosa Sen . .

t ía sincera y p rofunda lástima p o r Solis que vivía en un ,

pueblo adonde n o iban buenas compañias ; y de 3 preciaba


a L a Rioj a u n a ciudad , ¡ dónde se ha visto hombre ! ,

que n o tenia ni te atr o Los malos cómicos eran su p re .

ocupación dominante Les o diaba por su audac ia p o r e l .


,

poco respeto que demostraban hacia ciertas o bras .

M ire usté le dij o u n a noche a S olis ; en Santo


Tomé una compañía de cómicos de la legua ¿ sabe usté ?
'

, ,

de cómicos de tres al cuarto ¿ comprende usté ? tuvo l a


audacia de rep resentar ¿ a que no sabe usté qué ? ,

S olis pensó en H a m l e t en E d ipo en L a vi d a e s s u eñ o , ,


.

¡ La d e l a h u e r ta !
a l e gr í a


¿ L a a l e g r í a d e l a hu e r t a ? preguntó asombrado
Soli s que recordaba habe r o ído
, u n a z a r z u e l it a de ese
nombre .

Y cambian do de tono conteniendo la s ga nas de reir , ,

exclamó :
L a ve rdad que se necesita audacia !
Las vi sitas a R a s e l da estaban interrumpidas Desde .

aquella noche durante la s fiestas del N iño A lcal de en


, ,

ue el h ij o de l a c e l a d o r a le viera entrar en casa de l a


a espaciar l a s entrevistas Todo .

el pueblo c o n ocía el suceso l o que le molestaba i n de ci ,

b l e m e n t e Desde entonc es n o tab a s e observado L a s gen


. .

tes le miraban con mal iciosa cu riosidad ; algunos s on


'

y g¿ l e
y n d í a
_
l t a m n quie
º

,
n es l
— e í elic ít a ra n y le
m ,
r - »

pidieran detalles E r a preciso pues , ,

n o d a r tema a las m u r m u r a c i 0n e s No visitaria a R a s e l .

d a muy seguido hasta que l a s lenguas callaran y la cu


'

ri o s i d a d di sminuyese Se l o dij o as i a s u ami ga


'

. .
LA MA ESTRA N OR M AL , 3

A demás ca d a día se atenuaba la int e nsidad de sus


,
de
s eo s . mesesD os a diario de su ,

amor y aquellos dos meses po r poco habían a g otado la


,

fuen te antes colmada de sus deseos S u cast i dad for


, ,
.

zosa y su tem p eramento ne r vioso y sensual le habian im


, ,

pul sado a la satisf acción v iolenta de sus ap e t i t o s Le i n .

citaba sobremanera l a pasión insaciable de R a s e l da ; pero


nada le empuj aba tanto al goce del bien que poseía como ”
,

aquella te n denc ia suya mani festada t a n t a s v e c e s en sus,

vicios y sus estudios de darse p o r entero sin reservas


, , .

a sus pasiones del momento Y así pronto empezó a .


,

€ o n el a g otam i ento físico vinieron las d e ce p


"

c an sa r se t
ciones ocultas y subterráneas al principi o A lguna vez .
,

despues de dos meses si ntió au n que n o se l o con fesaba. , ,

cierta va ga r ep ugnan ci a por a quello que tant o había de


seado Comprend ió que su pasión n o seria ete rna e insi
.

n u ó a R a s e l da invocan do sus temores de ser visto la !


, ,
,
necesidad de enrarecer las vi sitas D e otro modo est o .

n o se l o dij o pronto se hartaría


Como era lógico y a n o pe n saba en R a s el d a No de .

s can dola raras veces la ima ginaba N o tenía p u es en


, .
, ,

qué entretener sus horas de vacaciones De d ía el calor .


,

y las moscas n o le dej aban leer A la noche tam p o co leía .


,

pues encender luz era atraer los mosquitos ¿ Cómo lle .

n ar las tediosas las mortales horas de aquellos días ?


,

La tertulia de don Nume había sido sus p endida por el


veraneo del fa rmacé u t i co Las de la con fitería llev aban .

una exist encia lán guida P o r distraerse acudió varias .


,

veces a la imprenta de E l C ons ti tu ci on a l A llí encontraba .

a Re g ún a ga que le in formaba sobre chismes político s .

Re gú n a ga era el ú n ico empleado a sueldo en e l p e r ió


dico y llevaba el título de redactor en j e fe Era chiqu ito .
,

e s m ir ri a d o feo y se decía n ieto de Fa cundo Quiroga


, .

A S olís le ha blaba de l iteratura haciéndol e p re gunt a s ,

pueriles ¿ Qué e r a mej or la octava re al o la oct a v a ita


. . ,

li arl a ¿ Quién v al ía mí s como escritor : Jo aq uín G o n zá


?
"

lez o A lma fuerte ? En la imp re n ta v a r ia g v eces y ió s ol is


_

.
_
_ _

in di v i du os d e m al aspecto que e s co n día n s e cuando él en


.
3 94 M A N U EL G ÁLVE Z
” '

traba Cierto día al atarde cer baj a ron al sótano gran


.
, ,

des bultos R e gú n a ga le con fesó cautelosamente qu e se


.

tramaba una r ev olu c io n cit a .

Un lunes por la mañana hacia fi nes de Enero Solís , ,

recibió noticias de B uenos A ires Como siempre que los .

calores l e arroj aban de la cama se pase a ba en cami són ,

y zapatillas p o r el balcón de s u c ua rto El d í a nubl ad o y .


'

el calor so focante daban a S olís la s ensación de que to


d o estuviese inmóv i l En una ca sa vecina tocaban en el .

pia n o E l car n av a l d e Ve n e ci a L a s montañ as aparecían .

intensa m e nte vi ol áceas


— H o la ami g o ; ref rescando ¿ eh ?
,

Era el viaj ante que subía hacia el cuarto de S olí s con


.
,

el sombrero en l a nuca y za p a tos blancos Tenía m u .

c h í s i m o que hacer y sólo habí a sub i do para s al u d a r l e .

Pero se que dó media hora dando a S olís


meti da .

E u esto entregar on al pro fesor u n a rele

grama .

El tel egrama e r a de A rau j o quien d e cíal e que el asun


to d e l a escuel a tomaba m a l aspecto y qu e su _

en B uenos A i res era urg ente L a carta d . ,

maba con detalles el tele g r a ma El p e da g .

te a p oyado p o r el g obernador atacaba a S o lis con terco ,

e mpu i e El descubrimiento de aquella n o che per j udica


b a a S olí s y y a nadie dudaba de sus amores con Ra s e l d a
, .

L a s cosas iban p ues a cambiar Solís debía ir


, , Bue .

n o s A ires p a ra d e f e n d e r se
" º

Canalla ! exclamó S olís al concluir l a carta .

Q u é p a sa qué pasa ? preguntaba el viaj ante


, ,

azora do .

S o lis entró en el cua rto y em p ezó a vest irs e m al dic i e n


'

do a l Director y echando in t e r i e cci on e s No hacía caso '

del vi a j ante el cual a propósito de enoj os recordaba


, , ,

uno q u e él tuviera en Trenque Lauquen vien d o destro


z a r E l r e y q u e r a b ió Solís m ientras se vestía preparaba
.
, ,

s u maleta .

— P ues mi re usté que E l r e i ó es u n a pieza


y q u e r a b ,

vamos que debe ve rse


, .
2 96 M A NU E L G AL VE Z

Solí s almorzó tarde contra su co s tumbre No q uería . .

e ncontrarse con el viaj ante Pero el viaj ante comió en .

o tr a me s a y m s qu 1 e r a le sa l udó a l pasar .

¿ La extr a ñ ar i a a R a s e l d a ? se p re g u n t a b a sm ce s ar .

U n a preo cu p a ción 7 u m b á b a l e a ca d a inst a nte : q u e p u


dier a a pr o vec h ar s e de l a a u s encia p a r a aba ndo n ar a su
quer i da No no h aría j a más e s a i n f ami a Su deseo ¿ no
.
.
.

era c a arse c o n e a e cu to p ud e Pero al pen sar


s l l n a n i s ? e

esto s intió c i erto des a g r a d o i n e v p l ic a b l e A l go r u n r u


.
'

n eab en su a l ma a c o n s e 1 a n d o l e des isti r de c a s arse E r a


a .

e s t ú p d o de p ués de haber s ati s fech o s u s d eseos t a n a m


i
.
s

p l ia m e n te ¿ Con q u é obj eto . c a sarse ahora ? Su rel a ción


con R a s e l d a n o p a r e c ía q u e ib a a te n er co n s ec u e n cias ;
n o ha b í p u es m al nin guno q u e r e m ed i a r A de m á s ¡ n o
a
, . . , ,

e r a p l g r o s o e l c a sarse c o n m u i e r de tanto t e m p e r a m e n
i
e

to ? E l bie n s abia q u e e l l a l e a d o rab a q u e se h ab í a entr e .


g a do p o r a mor ¡ n u e é l l a h a bía con q uist do ! . Pe r o l a a

v o z d e l m a l co n s e j o com o u n r u i d it o p e rsi s tente y m o ”

le s t 0 l e m o tra b a l a f a c il id a d de a q uella entre ga y l a


.
s

p o i b il da d d e convertirse en mala esposa quien f u e t an


i
s

frá g il d e s o ltera .

q é p e so estas cosas
i se p re g untaba di s
—¡ P or u n ?
,

t a d o de s i m i s mo
g u s .

Tr a t a ba a n n o n e s i n g ran es f u er z o de rech a z a r s u s
. ,

pe n s am i e n to Pero éstos a veces l e vencí n Y el e u s .


. .
a .
'

t o n c s e n u n a s u erte d e d é l e ct a c ro n m orosa p on i a s e a
e . .

de t l l a r i m a in a tiva m en t e l a ru p t u ra l en ta e i n e n s ibl e
a g s .

Era en R u e n os A i r e s E l a l lle g a r le escribía u n a . . ,

c a r ta a p asio n a d a c a r n o s a No p en s a ba si n o e n e l l a . … … .

Pero l u e o s a l í a a l a c l l e visitab a a s u s a m i o s ib a al
g a
.
g
.

t e a tr o E mpez b a o v d a r se de R a s e l d a Veía m u i e r e s
.a a l i .

ad m i r a b l es v erdade r a s bel l eza s R a s e l da ¡ l a pobre ! n o


. .

v a l í a n a d a j u nt o a e ll a s A l g un a s le m irab an y él ah ora .
,

q u e se s e n t i a a u d az l a s co n q ui s ta b a U n a se ñ ora q u e v i , .

v i a e n el hotel s e ena m oraba de é l perdid a m ente M i en .

t r a s él con s e g uía q u edar s e en B ue n o


. A i res ca m bi a n d o s

l a s c á tedr a s por u a n t i g u o em p l eo E s t a ba sa n o : p o d i a s .
.

o n e s h a cerl o. ¡ Pobre R a s e l d a ! ¡ Y a n u n ca l a verí a m á s !


.

Ella se desesperaba d e am or ¡ Le amaba tanto ! P e ro a l .,


LA M AE STRA N OR M A L 2 97

fi n se resign aba a su destino a u nque s in cesar n unca de ,

adorarl e .

S e sor p rendi ó d e estas im a gin a cio n es Pensó que si .

n o f u esen p u e r l i d a des exceso de fantasía lo qu e r e


i
.

v e l a ba su espi ritu literario sería u n miserable Y se .

pasaba l a mano por l a frente com o para borrar sus m alos ,

pen samientos
El m ozo del come d o r le pre g untó si quería café .

— Sí ca f é f u erte bien car ado


. . g .

V se p u s o a fumar un ci g a r r illo m i ra n do el techo , .

Des p u és de a lmorzar escr ibió a R a s e l d a La carta .

e m p ez a ba frí ame n te con la e x p l i ca c 1o n de su via j e P e ro


, ,

l u g o q u iso poner al g una f rase c a r m o s a


e No le s alí a . .

C u l o ó al cal or y a las m oscas ¡ Le mol estaban tanto ! .

D e ió la c a rta para más tarde Se r e c o s t ó y se puso a .


'

p en sar e n u q u eri da a fin d e q u e s u g estionándose p u


s
, , ,


diese sal i rle a l g o

R e co n c e n t r ó en ella su ternura la
. .

recordó con l á s t ima La vió sol a sin madre sin v ncula


.
i
. .

ciones de ni n g una c l ase desacreditada su friendo por , ,

cul p de él ¡ Pobre R a s e l d a ! ¡ Q u é vida tan t r i s t e y mi


a .

s e r a b le la s u v a ! La compadeció profundame n te y se e u
t e m e c ro . Saltó entonces de la ca m a y com o inspirado . .

tomó la p l uma De u n tirón escrib ió toda la ca rta Las


. .

f rases le brot aban llen as de a mor y dul zura Le p edía .

perdón p o r tener qu e irse a Buenos A i res ; p ero sin de .

c i
r lo
. ta l e s palabr a s n a cían d e p en ar en el mal q u e le s

había hecho y e n los dí as desolado s qu e pu dier an venir .

Con a bsoluta convicción con t o da s incerid a d con los , .

o j o s lleno s de l á g rim a s l e escribió q u e l a a doraba A l


. .

concluir d ib u j ó con l a p luma un redondel e n el cual p uso


u n beso R a s e l d a deb i a colocar sus lab ios allí mism o
.
.

¡ Era el beso de des p ed ida !


Cerró la ca rt a pero n o q u iso mandarla hasta momen
.
_

tos a nte s de s ali r el tren No f u era q u e se le ocur r iese .

a Ra s e l da ir a la e s t a ción A u n q u e ella no se atreviera .


,

su c a rta era tan linda q u e ¡ quién s a bía !


Des p u és de h a ber escrito la c a ta ex p erimentó un r
,

gran a livio como quien ha c u m p li d o un deber penoso v


;

se encu ent ra libr e de to da obli gación .


2 98 M A N U E L G AL VE Z

En la e stac i on v i o a M igoya y a otros c onoci dos que


iban a B uenos A i res .

D e viaj e M igo ya ? ,

— Por unos dí a s no más .

Qué suerte hombre ! ,

Y b a i a n d o l a voz :

¿ Sabe lo u
q e pasa ? ¿ No ? Pues A lb a r e n q u e hom ,

bre esta triun fando y la culpa la ti ene el g obernador


, , ,

su a m i g o ilustre qu e l o sigue p rotegiend o ¿ U sted n o l e


,
.

escrib ió ?
S í pero es que por carta no se hace nada Yo lo
-
,
'
.

c on v e n c e r e .

S oli s d u daba Su excelencia el gober n ador e ra de


.
,

los que se perdían de puro fi nos


“ ”
No había hombre .

con más vueltas sutilezas y enredos de toda clase l a ,


.

más se sabía l o que pens aba sobre ninguna cuestión Un .

provinciano tipico .

— B ueno b ueno ,
i n t e r r u m p 1 0 M i go y a mi rando a
, ,

todos lados rápi d amente de miedo a que alguien le s o r ,

pren diese oye n do cr i t i car al gobernador .

Y a g regó despi diéndose : ,

— Luego hablaremos más despacio en el tren .


,

— Pero es preciso que usted amigo íntimo de su ex ,


c e l e n c ia dij o S olís sonriendo
,
de s enmascare a l ,

D irector .

— Lo haré contestó M igoya ha l aga do y dánd o se


, , ,

aires de person a j e in fl uyente .

R a s e l d a recibió la carta de S o l ís m e n t r a s dorm i a la , .

si esta a e s o de l a s cuatro y media desp ués que el tren


, ,

había partido .

— B uena n otic i a n i na dij o Pláci da entrando en el


, ,

cuarto y mostrándole la carta desde lej os .

A brió l a persiana y riendo de ore j a a orej a e x clamó , ,

Q u é me d a por l a a l b r i c i a niña ? ,

-
Dámela Ch a cha dámela ligero , ,
.

Plác i da le entre gó la carta .

R a s el d a al borde de la cama agachada sobre el pa p el


, , ,

se puso a leer S us pies estaban desc alzos y la cam i sa


.
,

muy abierta dej aba ver e l comienzo de sus pechos mo


,
3 00 M A NU E L G AL VEZ

t a n p r o p 1 ma al divagar amo r o s o i A vec e s para gozar


'

"
,

mej or sus ima g inaciones se tendía en su cama A llí con , .


,

los oj os cerrados voluptuosamente y l o s brazos cruzados


sobre l a Cara se daba a l a del icia de sus sueños de amor
,
.

S alió al ba l co n El cielo e staba gr i s cargado de a gua


.
, .

D e cuando en cua n do pasab a n cortas ráfa ga s de viento


que hacían temblar los árboles de las veredas E l a gua .

corría como inquieta por la ace q uia U n a campana de .

iglesia tocaba tri stemente la oración .

S e retiró en seguida de allí Estaba demas i ado ane .

gada en su pensamiento y sentía el pudor de su feli


cidad T emía que alguien al pasar leye ra sus ima gina
.
, ,

c i o n es en su f rente que viese sus oj os con l a s huellas ,

d e l llanto S e sentó en un sofá dentro de l a sala j unto


.
, ,

a l balcón .

¡ Era divino el amor ! Ell a recordaba tod o detalle por ,

detall e A veces en su entusiasmo abría los brazo s y los


.
, .

estrechaba en el aire entregando su busto pu dorosa , ,

m ente como para un abrazo del ama do O tras veces .


,

despues de largos pensamientos quedaba como dormid a , ,

con las piern as separadas el cuerpo laxo los oj os e n to r , ,

nados Y cuando p reveía alguno de e stos instantes em


.
,

puj aba la hoj a de la ventana y se entregaba a su r e


cuerdo .

— stá pensativa l a n i na habló Plácida de s de la


E ,

puerta .

R a s e l da se s ob e s á l t ó como si hub i era sid o so rp rendi


r

da en una escena ínti m a .

—La senora C r ispula l a man da llamar


; qu i ere hablar
con la n iña por co s a s muy urgentes .

Cuan do R a s e l da después de comer fué a ver a doña


, ,

Cris p ula exper mentó al e nt rar en el za guán notand o


, i
, ,

el sil encio de l a casa u n a impresión de tri steza , .

—Estoy enteramente sola hij ita le dij o doña C ri s , ,

pula .

G a li an i había i d o a Chilecito y los cuart os de S olís y


de Pérez n o habian sido ocupados por nuevos p e n s ion i s
tas Después el casamiento de Rosario hab ia sido u na
.
,

catástrofe para ella S e aburría horriblemente se sen tía .


,
r, A M A ES TRA NO R M A L 3 9 1

tri ste ¡ E r a demasia da sole d ad ! ¿ Que cómo l a dej o i r


.

a Rosario a Catamarca ? Per o ¿ qué i b a a hacer ? C i erto


que c on el empleo del much acho y l a escuela de Rosario
hubieran podido vivir como magnates pero él n o quería ,

que Rosario trabaj ara S u suel d o en Catamarca era muy .

bueno Había sid o ascen d i do ; y bien merec i d amente


. ,

porque el much acho e ra hacendoso s e r i e c it o muy as , ,


p i r a n t e sobre todo .

Se sentaron en el cuarto que había si do de S olís y que


a esa hora estaba fresco .

R a s e l d a miraba cada una de l a s cosas del cuarto : la


cama donde habia dormido S olís l a mesa don de habí a ,

estudiado la silla de hamaca donde tanta s veces habría


,

p ensado e n e l l a Todas aquellas cosas


. est a ban pe netra
das de melancolia R a s e l d a se puso triste y recordó al
.
_

pobre Solis que estaba en viaj e ¿ Po r dónde iría a tales .

horas ?
— Estás preocupada hij ita .
,

Yo ?
¿ Para qué negar ? Doña C r í s
p u l a sabía todo l o o c u
r r i do. Ella se l o anunc ió Jamás le gustaron sus r e la c io .

n e s c o n Solís Per o ahora ¿ qué se iba a hacer ? Sólo


.

quedaba remed ia r el mal ocultarlo suprimi r p o r c om , ,

pl e to l o s a mores c o n ese hombre Pero no e r a para ha .

b l a r de e s o que la había llamado .

Y explicó L a s o b r in it a de las Gancedo Gertrudis dis


.
, ,

c íp u l a de R a s e l d a n o había sido promovida al primer


,

grado superior Las gu an a c a s acusaban a Ra s e lda de
.

haber vengado en l a ch i ca un antiguo desaire de B enita .

— Pero si la ch a n o sabe ni leer i


interrump ió R a
c
selda .

— M e ima ino pero ellas han e ncarga d o a Gamaliel


g , ,

que se fué a B uenos A i res que pida el envio de un in s ,

p e c t o r .

Para levantarme un sumario ?


— Sobre este asunto y el de tus amores
.

Ya veía si era grave Y el inspector un tal M artínez .


,
á
C ceres llegaba p ronto según Frutos t e le gr a ñó a la
, , s

G an c e d o Era p re ci s o s e r m uy ci r c un specta tener c u id a


.
,
3 02 M A N U EL G ÁLVEZ
do con — las contestaciones a las preguntas qu e e l in s pec
t o r l e haria .

—A unque agregó suspirando doña Crispula creo


, ,

que todo será inút i l .

Los amores los sabia el pueblo entero L a Regente las .


,

Gancedo el Director habían hecho espiar


,
S olís Y
,
.

e r a u n a c o s a muy grave Los padres de f ami lia n o po


'

d ía n v e r co n gusto que fuese maestra de sus hij os una


muj er que mantenía relaciones proh ibi das co n un hom
bre .

— Entonces señora ¿ me echarán de la escuela ?


, ,

p reguntó R a s e l d a c on la v o z estrangulada de angustia y


m ir an do a doña Crispula co n oj os que rogaban compa
S i on .

Doña Crispula se c on m ov¡ o y t om á n do l e u n a mano le ,


*

d ij o :
— N o sé s i llegarán a tanto hij ita per o .
, ,

E r a bueno estar preven i da L o peor e r a engañarse ha .


,

c e r s e ilusiones Por e s o le había habla do con f ranqueza


. .

Por lo demás ella l a miraba como a una hij a Y si al c o


,
.

m i e n z o de sus relaciones c o n S olís le había puesto cara


de palo era expl i cable : Rosario estab a en su casa y de ,

nov 1 a .

R a s e l d a ante este recuerdo s oltó el llanto


, ,
.

— H i it a
j le dij o doña Crispula lagr i meando
, no ,

he queri do a ñ igi r t e N o te echarán de l a escuela n o lo .


,

harán n o , .

Y si as í sucedía ¡ qué se i b a de hacer ! De to dos modos


,

nunca le faltaria el pan .

¡ Cómo no acordarme que ha s sido t a n ami ga de R o


sario ! e xcla m aba besándola y b ab e á n d o l e l a cara .

R a s e l d a desde e s a tarde pasó varios días como s on á m


, ,
'

bula Creía que se i dio t iz a b a No podía concretar su pen


. .

samiento y l a s i deas se l e iban Dormía muy ma l ; pasa .

b a l a s noches s e m i d e s p i e r ta soñando mucho A penas p r o , .

baba l a com i da .

U n a semana después de l a pa rt i da d e Sol í s el lunes _ ,

antes de ca r n ayal f ué a l a cas a d e Ras el da el portero de


,
3 4
0

— Yo soy tolerante en estas cosas m u y tole rante ,


.

decía como hombre que conoce todas las miserias hum a


,
'

nas y n o t i ene ya nada nuevo que ver .

E ra human o que u n a muj er se entregara a un hom


bre . de cuan do en cua n do E r a humano demasiado .
,

humano .

Y SOH I IO a su f rase n i e t z che a n a espian do el efecto que


'

produc i ría en R a s el d a Pero R a s el da parecía n o haber


compren d i do l a gracia Después acercó má s su silla y
.

en tono cálido c on vo z velada entrecorta da le dij o


, , ,


L o que n o perdono es que esos oj os tan bellos
. .
,

y esos labios sean solamente para e l señor Solís


,
.

Y tomó a R a s e l da u n a mano pero ella se la retiró ,

bruscamente con gesto d e repugnancia como si un reptil


, ,

l a hu biera tocado .

El nombre de Solís evocado por aquel hombre puso


, ,

u n a gota de dulzura en el amargo cál i z que R a s e ld a es

taba bebien do S e olvi dó p or un momento del sitio e n


'

que se hallaba y se imaginó en los brazos del amante go ,

zando sus besos p ro fundos oyendo l a música de sus p a ,

labras Llegó a sonreir de sat i sfacción ; sus o j os s e ani


.

maron Leva ntó l a vista y se encontró c on l a mirada


.

obscena del inspector Hizo un leve gesto de disgusto y


.

volvió a su actitud dolori da .

El inspector comp rendió su inhabili da d a l nombrar a


S olis ; e intentando otro rumbo le dij o en tono a mi s
.
,

toso
—Todo se puede arreglar señorita Y yo le doy mi .
,

palabra de funcionario y cabal lero que su asunto queda


rá en nada
R a s e l d a creyo que el inspector se a rrepentía de su a c _

t i tu d y se atrev i ó a mirarle pon i endo c i erto a gr a d e c i mi en


,

t o e n sus oj os Pero el inspector a l sentirse mirado ima


.
, ,

g i n ó que sus palabras habían p roduc i do efecto ¡ El c o .

n o c i a a l a s muj eres ! N o había duda Y creyendo ha .

berla conquista do le habló con voz susurrante s in e x ce


, ,

sivo calor en l a f rase para n o in t im i darla


'

— Todo qued a rá en nada repitió Pero e s preciso .

q u e y o o bten ga al gú n b en efi cio .


LA MA ESTRA N O R MA L 205

R a s e l da le miró como in t e r r o gá nd ol e . No había co m

prendi do .

— S í que hagamos mutuas concesiones Y o sacri fico mi .


,

deber pro f es i onal y usted .

Y con los oj os reluciente 5 quer i e ndo tomarle u n a m a ,

n o le musitó a l oído
,

— Y usted con cé da m e u n a entrevista para esta n o


.

che .

R a s e l d a separó su mano violentamente y se levantó in


dignada .

— N o s e a mala M e contento con un bes o . decía si


re n d o l a
gu .

— Déj eme señor contestaba R a s el da con l o s oj os


,

l lenos de lágrimas ,
— U n beso n o más
¡ Qué le cuesta ! Y a l e habrá dado
, .

bastantes el otro .

R a s e l d a s i ntió de pronto que l e entraba un coraj e des


'

conocido Tal vez s e r ía porque el recuerdo de Solís le


.

daba f uerzas para de f enderse Y se d i r i ió hac i a la puer .


º

ta Pero el individuo se interpuso


. .

— M i re que todo puede perderlo amenazó el fun


c i o n a r i o teatralmente M e basta cumplir con mi deber
.

para que usted y su querido vayan a l a calle .

R a s e ld a quedó anonadada paralizada en medio del ,

cuarto Las p i ernas le temblaban y le parecía serle impo


.

sible dar un paso A l verla así el mulato co n lo s d ien


.
, ,

tes apretados se fué hac ia ella como para abrazarla


, .

¡ Tan rica y tan ma l a conmigo ,


.

Salga de aquí rug i o R a s e l d a sintiendo que rena ,

cía su valor .

El mulato la iba a abrazar cuando v i o que la maestra ,

para de fenderse agarraba una regla de sobre la mesa


,
.

El ho mbre se achicó al verla en furecida y la dej ó esca


pa r R a s e l d a huyó desesper a da
. .

La Regente entró Parecía que nada hubiera vist o ni .

oí do El funcionario estaba de p i e j un t o a la mesa co


.
, ,

m o si arreglara papeles Le temblaban las manos La . .

Regente le interrogaba con los oj os sobre el resul tado de


306 .
M A N U EL G ALVE Z

la entrev i sta Pero como n o le contestaba se ib a a re


. ,

tirar .

— Señorita Regente d i j o llamándola ; este asun


to está ya term i n a do .

Declaró la verdad señor inspector ? ,


preguntó la
Regente con a d u l on e r ía .

— Si más o menos
,
d i j o M artínez Cáceres r e to r c 1e n
,

dose los bigotes He vi sto en su fisonomía cuanto n e


.

c e s i t a b a ver .

Y agregó con importancia


—Y o tengo mucha experiencia en estas co s as Diez '

años de inspector imagínese M e ha bastado verla par a


, .

comprend e r que es u n a mala maestra u n a muj er s in pu ,

d or .

Y haciendo un ge sto co mpl icado con las man o s los ,

oj os y l a ca b ez a ; co n el que indicaba que todas l a s simu


laciones e ran inútil es contra su penetración psicológica ,

d e cl a mó s o n r ié n do l e a la Regente :
,

M e ha bastado v erla señorita me ha bastad o verla


, ,
.

R a s e ld a q u edó en ferm a d e a flicc i ó n ¡ Estaba p erdi da .

i rr emisiblemente ! Después de aquella entrevi sta ¿ qué p o ,

día e sperar sino l a expulsión ? Pero lo más triste era n o


tener a quien pedi r ayuda S ol amente Solís podia salvarla .


,

él que tenía am ig o s en el minister i o y e ra íntimo d e O laz


c o a ga ¡ él que la quería tanto ! M omentáneamente esta
,

idea la consoló y h a s t a l l e gó a alegrarse de su desgracia


. ,

pensan do que así le daba a s u amante ocasión propicia


para librarla del peligro P ero luego se ahondó más su .

congoj a record a ndo que él tamb ién ¡ a h y a n o había ,

es peranza para ellos ! estaba comprometi do .

Ese mismo lunes antes de carnaval seis días después ,

d e que partiera Solis llegó su primera carta E r a extensa


, .

y abun d aba en f rases de cariño Le contaba que lo s asun .

tos iban m a l le hablab a de M a rtínez Cáceres El ign oró


, .

e l v iaj e de l inspector hasta ú ltima hora Por si habi a .


3 08 M A N UE L GAL VE Z

y se cortaban sin cesa r en lamentable balbuce o Lloró .

sobre su carta con inf inita desolación .

A l atardecer entraba en el cuarto de M am a Rosa con


,
¡

u na copa de agua cuan do le dió un mareo .

— R a s el d a
¿ qué te pasa ? preguntó
,
afligida l a vie

— NO sé M ama Rosa ; debo estar débil segurament e


, ,
.

Tuvo que sentarse Veia que todo daba vueltas y t e .


, ,

m i e n d o decir d i sparates p ermaneció silenciosa , .

M ama Rosa l a miraba con pro fun da tristeza .

— Hace días que no estás bie n R a s e l da Te v e o ap e .


,

nada pensativa
, Hoy tenías l o s oj os llorosos
.

— Sería i r r i t a c 1 0 n M ama Rosa ; leí mucho esta mañana


,
.

N o e r a más que debili dad Ella l o s a b ía A hor a p e n s a b a . . ,

alimentarse mej or tratar de dormir bien ,


.

— Que te examine N i l a m ón pues .


,

—N O M ama Rosa él n o
,
— exclamó de súbito c on
, .
,

acento de alarma .

y
N o había p ensad o e n q u e e l méd i co p o dri a verla

llenó de terror l a sola idea de hallarse en su presencia .

Pensó que él l o adivinaría todo en u n a mirada que se ,

lo conocería en l a cara en el cuerpo no s ab ía en qué , ,


.

N o t ó que l a abuela había quedad o pensativa como ante


un en igma in desci f rable Largo rato permanecieron c a .

ll a d a s Luego l a v i ej it a levantó los oj os y miró a su nieta


.

lentamen te R a s e l d a se estremeció
.

º — Esta mañana d ij o le viej ita melancóli camente


sentí que llorabas .

R a s e l d a no pudo más Y ocultando la car a entre l o s .

brazos se soltó a soll ozar


, .

Pero ¿ qué y h j ita


,
h a i ? preguntó M ama Rosa en
,

un comienzo de lloriqueo .

Y contest ando a l a s preguntas insistentes de la vie j i ta ,

R a s e l d a contestó con palabras entre cortadas :


— E s que usté me dice . n o sé unas . .

Pero qué te he dicho hij a de mi alma ? ¿ Te ha s ,

o fendido ?
Y agregó llorosa ella tamb i en
,

—Venga acá mi hij a queri d a venga co nmi o


, g , .
LA M A ES TR A NOR M AL 3 9
0

Ra s e l d a sentó en la cama y recos t ó su cabeza sobre


se
el pecho de la abuela M ama Rosa con los oj os llenos .
,

'
de lágrimas suspiran do sin descanso l a besaba y acari
, ,

ci aba dulcemente .

Tres días después e l j ueves llegó la segun da carta de


, ,

Solí s Diez lineas escritas al correr Le preguntaba qué


.
,
.

había hecho el i nspector si habló con ella En el mi ,


.

n i s t e r io a s e gm á b a s e que la resolución estaba a la firm a


,

pero nad i e co n ocía su texto No le escribía más lar .


-

m n t e por faltarle tiempo Entre los teatros los paseos


g a e .
,

por Palermo las visit a s a sus amigos no le quedaba n i


. ,

media hora libre A l f inal había un te abraza frío y


.
” “

como de obligación que entristeció a R a s e l da ¿ Se acor


, .

darí a de ella Solís entre t antas diversione s ? ¡ A h ahora


, ,

temía qu e no volv iera a La Rioj a ! Había oído hablar tan


to de los encantos de B uenos A i res de la ciudad prodi ,

giosa q u e atr a ía a los hombres con su cantar de sirena ,

que todo lo j uz gaba posible Y al pensar esto se re ole .

gaba de tal m o do en su pena que se volvía insensible a


la p resencia de la vida exter i or .

Contestó a Solís su carta y la mandó al correo con Plá


cida Cuando la si rvienta regresó R a s e l da acababa de
.
,

r e co s t a r s e Estaba mareada ca si no distinguía las cosas


.
,

de su cuarto .

— In finidad de noticias niña exclamó la muj er , .

El inspector se había i do a B uenos A ires esa tarde .

Había vuelto el gobernado r p o r la mañana se es p eraba ,

revolución y decían que Solís estaba com p rometido El .

Di rector todavía en B uenos A ires q uedaba sin ayuda


, ,

co n la venida del gob i erno Las niñas Gancedo e s cr i

.

bieron a su pariente del Sena do y a don Gamaliel para


que in fluye s en contra el Director .

— Y quién te ha contado tantas co as ? p reguntó


¿ s

Ra s e ld a para cortar el monólogo .

— La encontré a Rita pues . .

¿ Pero no sabia l a niña a qué Rita se re fería ? A la


cocinera de las G ancedo ¿ Qué otra p o día ser ? .

Plácida Sl l l l O habl a ndo N o acababa de re ferir los


º .

chi smes que había oído en la calle Ra se l da con el pen . .


3 to M A N U E L G A LVE Z
X

samiento en su de sd i cha no l a e s cu ch L a in t e r ru m ,

p i ó más de u n a vez con l a esperanza poder con ,fiarse


a la sirv ienta Pero Plácida vo lvía a. histor i as c a lle
j eras empeñánd o se en comentarlas
,

R a s e l d a sentía imperativ amente l a hacer


a a l gu i e n sus con fidencias A qu e l s ent an .

dola agra ndaba s u dolor Toda l a


, u na .

ocasión anduvo detrás de Plácida


, vez ,

insinuó al g o que la denunciaba Pero Pláci da no era c a .

paz d e adivinar R a s e l d a d e s e s p e rá b a se H abía resuelto


. .

no pasar ese d i a sin consultar a la sirvienta y al atarde ,

cer e n la cocina mientra s Plácida p reparaba l a c omi da


, ,

d e l a noche se atrevió a decirle que quería contarle algo


,

grave Y sali ó huyendo de l a cocina en el temor de


.
,

agrega r u n a palabra .

A l a noche después qu e la vie j i ta se acostó sal i eron


, ,

las dos a l a vere da Hacía calor En algunas puerta s


'

. .
,

grupos de personas platicaban r e p o sa da m e n t e baj o el


aire noctu rn o .

Q u é me quería dec i r n i na ? ,

YO ? preguntó R a s e l da asustad a
N

Y a gre go vien do el aso mbro de Pláci da


,

—E s cierto quería hablarte


; pero aquí no
, .

—Vamos adentr o enton ces .


,

—No Chacha adentro tampoco ; otro día


, , ,

— ro g ó con v oz emocionada y precipitadamente


Pláci da la mi ró R a s e l da ocultando el rostro se vol .
,

v ía para entra r en l a casa L a sirvienta siguién dola y .


, ,

agarrándola de un brazo le dij o : ,

—Niña d i g a m e lo que le pasa .


,

Pero R a s e l da huía hacia el fondo d el patio P lácida la .

hizo sentar a su lado en un banquito de la c ocina j unto , ,

a la tapia del fondo .

R a s e l da s ollozando e n t r e co rta da m e n t e se apoyó en


, ,

P lácida L a muj er l a acariciaba pasándole sus manos


.
,

por l o s cabellos besánd ola S e acordaba de cuand o Ra


, .

selda era chiquita L a había alzado desde que l a traj eron .

d e Córdoba la había cuidad o con cariño l a había queri do


, ,

como si f uese un a hij a Y e m pezó a hacerle pregunta s . .


M A NU EL G AL VE z

R a s e l da desde esa noche cayó en un an on a dam ie n to


, ,

a fligente A ndaba de un cu a rto a otro com o asustada


.
,

co m o al elada c on los oj os desmesuradamente abiertos


,
.

A cada instante v e n ía n l e cort o s sollozos que no podía


repr i m i r O tras veces sentía t a n intensos de s eos de llorar
.

con ansias qu e se refugiaba en algún rincón o corría a


su cuarto como loca con cualquier pretext o U n a espec 1 e
, , . .

de inconsc iencia l a penetraba y hubiera querido no e x i s


ti r convertirse en cosa Llegó a pensar en el suici dio
, . .

A l g una vez se sorpren d i o rezan do con los oj os hacia el


cielo Hizo p rome s as y volvió a creer en todo com o
.
,
*

cuando e r a chica L a abuela no comprendía po r qué su


.

nieta estaba así Pero no se animaba a interrogarla te


.
,

m e r o s a sin duda de saber l a verdad


, , .

A l atardecer del día s iguiente en que habló con Pl á


cida R a s e l d a fué a la iglesia Rezó con devoción y se
, .

con f esó La angustia le b rotó de tod o su s e r y l a en


.

volvió como una llama O freció a Dios su dolor y sintió .

un gran con s uelo Una sens ción extraña l a invadió co


.
a
,

m o si u n a dulzura desconoci da hubiese penetrado en su


alma ¡ La V i rgen le devolvía trans figuradas en consola :
. .

c i ón e s las pobres fl o r e c i l la s de su canto durante el M es


,

de M a ria ! Después de haberse con fesado sufrió in finita


mente menos A hora aceptaba su desgracia como u n cas
.

tigo .

A m elia l a visitó e s a m i sma n oche de su con f e 5 1 o n R a .

selda resigna da en algo a l a tr a ged ia de su vi da? hub iera


,

pre f erido o cu l t á r s e l a a A melia Pero el problema espan .

toso de su esta do exi gía u n a solución ¿ y a qu i én con sul ,

t a r sino a su amig a ? Humillada avergonzada hi zo a , ,

A melia su con f idencia Pero A melia no parecía afl igirse .


.

muc h o S onreía y con cierto a cento de satis facción qu e


. . ,

R a s e l d a en su angustia no podía notar exclamó


Ó ,

— Conque v o s t a m b i é n !

R a s e l d a le pi dió un consej o E r a preciso que l a sal .

vara Había que ocu l tar evitar que l a gente se enter a se


.
, .

Pe o ¿ cómo Si A melia le e s crib i era a S l ís t a l vez él


r .
? o
,

viniese para casarse en seguida .


L A M AE STR A N ORM AL 3 3
1
'

Te has vuelto l oca ? preguntó A melia Solís .

no debe saber una palabra de esto .

Si a alguien había que ocultarlo era precisamente a él .

— Pero es su hij o A melia ¿ cómo nos va a abandonar ?


,

A melia la convenc ió Los hombres no se casaban sino .

con muj eres honestas Tenían en e s o una especie de v a .

n i dad .

— Entonces qué puedo hacer ? clamó R l d acon


'

¿ ,
a s e a

adame n te
j
go .

Y A melia co n cinismo l e dij o al oído la única s ol u c mn


, ,
.

R a s e l d a aterrada dió un g rito No ella j amás mata


, ,
.
,

rí a al hij o de sus entrañas Eso era un crimen e s p an t o s º . .

— Pues yo l o hice una vez A hí tienes . . . .

Para A melia no habia tal crimen ¿ Qué tiempo tenía ? .

¿ Dos meses ? Pero eso no era un ser humano S i tuv i era .

siete u ocho sería muy distinto A demás todas l o h a ”


.

cían Hasta había muj eres dedicadas puramente a tales


.

operaciones .

— Pero
y o n o sé A demás aquí nadie sabr
. ia
— Por e s o n o te afl i a s
j ; y o hablaré con Plácida
_
.

— No con Plácida no
, .

¿ Y con q uién entonces ?



,

A melia habló con Plác i da e s a misma noche y con v e n


ció a la sirv i enta de que debía encargarse de la operación .

La mu j er había a ctuad o en casos análogos y prometió el


más absoluto misterio T odo saldría bien Era cuestión . .

de unas horas .

Pero pasaron varios dias y Ra s e l da no acababa de r e


s o lv e r s e El temor de su frir de padecer remordimientos
.
,

más tarde y de que todo se descubriera la h a cían vacila r


, , .

Pero cuand o pen s aba en el desarrollo natural de su esta


d o se desesperaba y quería inmediatamente ve rse libre de
,

semej ante v e rgiíe n z a V eía s e con su cuerpo de formado .


,

ten i endo que abandonar la escuela víctima de las mur ,

m u ra c io n e s V e ía s e c o n aquel pequeño ser que constitui


.

r í a para toda su existencia el documento de su deshonra .

V e ía s e expulsada de la escuela rechazada por la sociedad ,

como u n a lepros a teniendo que mendi gar para vivir , .

¡ A h era ho rrible ! ¿ Po r qué había caído ?


,
314 -M A N U E L G ÁLVEZ
Y entonces sentía odio cont ra A melia contra Plácida , ,

contra su madre contra S olis contra ella misma T o dos


, , .

estos seres eran lo s culpable s de su perdic ión Y recor


d an do algunas f rases que oyera a d ón N i la m ón imaginó ,


aún otro culpable : l a clase de enseñanza que habia reci


bido en l a escuela A quella tarde que se confesó vió el
.
,

poder de l a relig ión A hora pensaba que si ella hubiese .

sido u n a v erd a dera c reyente se habría quizás salvado


-
, , , .

A co r dá b a s e de haber oído en sermone s y en conversa


ciones y también d e haber le i do en l ibros de devoción
, ,

que existía en los sacramentos una fuerza invis ib le y p o


derosa que rechaza el m a l y es l a mej or defensa c ontra
el pec a d o Pero ¡ a h ! a ella no le habí an inculcado la
.
,

enseñanza religiosa H i zo l a primera comunión aprendió


.
,

a reza r ¿ pero luego En l a escuela nunca le hablaron


,
?

de Dios y algunos pro fesores hasta le enseñaron a des


,

preci a r la rel ig ión A hora creia que e s a enseñanza en


.
,

vez de darle f uerzas para vencer los instintos hab ia la ,

p redi spuesto para el m a l al quita e el apoyo de l a s e fi ,

caces defensas que tiene l a religión c o ntra el pec ado Y .


'

en cuanto a su f e de ahora r e n a c id a a causa de su sufrí ,

m i ento c o mprendía que estaba muy lej os de l o que hubie


,

ra sido su f e de l a i n fanc ia fortalecida p o r largos años ,

de disci plina religiosa y moral .

Y se prometía para después que saliese de su a flic c1 o n ,

tratar de acrecenta r su fe M i entras tanto se j uzgaba


— .
,

in digna h a st a de pensar en D ios ¿ N o tramaba en l a s om .

b r a un verdadero crimen ?
Los días pasaban El carnaval t ran s cu r r10 triste y si
.

l e n c i o s o L a s familias v e r a n e a b a n a ú n y l a s que se ha
.

llaban en l a ciudad no s a l ía n a l a c alle S e hablaba de .

r e vo l u c i ó n z El gob i erno redobló l a vig i lancia hizo segui r ,

por la s calles a sus enem i gos p rohib ió los d i s fraces S e , .

decía que M iguel A rauj o hab i a contrata do en B uenos


A ires alguno s hombres decididos y que muchas personas , ,

del gobierno p restarían s u a poy o a l a ,

ceniza llegó u n a carta de S o l í s E ran .

c ua tr o l í nea s . A nunciab a s u p ro n to V i aj e y le decía qu e


3 1 6 M A N UE L G AL VE Z

A melia le di o un p añuelo para que lo metiera en l a bo ca .

Ya está todo pronto ? preguntó A melia


— Ya está contestó la muj er iniciando su labor
,
Sl

n ie s t r a .

Don Nume aquel sábado sentado a la puerta de la


botica y co mo siem p re e s c a rb á n do s e las muelas esperaba
,
,

, ,

a sus tertulianos Una magní f i ca luna llena esculpia s ó


.

bre el fondo de la calle l a s f iguras de los transeuntes .

Uste por acá ? Pero ¿ cuándo ha venido ? ,

E r a don N il a m ón t Había lle g ado esa mañana de San


t a go adonde le llev ara el estado gravísimo de su único
i ,

hermano que padecía del corazón


,
.

—; Y cómo quedó el en fermo ?


— H a mej orado mucho pero a su e dad estas cosas s o n
,

m u v serias .

Ten dría que volver p ronto prob a blemente , .

Don Nume in form ó luego al médico d e las n oved a des


q u e durante su au sencia ocu rrieron e n la ciudad Había .

regresado de Buenos A i res por f in el go b ernador de s , , ,

pués de tres meses de divers iones q u e le costeaba el pue


blo A n daban rumores de revolución y a eso se a t r ib u ía
.

l a vuelta de su e x celencia .

— Pero será como siempre pues arguyó el médico , ,

— Toda l a vid a están t e m a n d o c o n l a revolución par a *


,

que después resulte invento del gob i ern o .

Don Nume quedó profundamente p ensativo m e ditan ,


-
º

do sin duda las palabras de don N il a m ón


, , .

¿ qué n
—Y de nuest ro asunto oticias hay ?,

R e f e r i a s e al pleito entre el Director y los pr ofesores .

L a s últ imas notic i as er a n con fusas Unos ase g uraban .

que el Director seria de s t it u i do otros que los de s t it u i do s ,

e ran Solís y R a s e l da Gómez y que nombraban en lugar


de l a maestra a B enita Gancedo .

— So f a n o r no cree en nada y d ice que todo es pura

p o lí t i c a .


¿ Y p o r dónde vienen las notici a s ?
LA M AE S T RA N OR M AL 3 7
1

— Po rSolís p o r Pérez p o r A rauj o que están en Bue


, , ,

n o s A ires .


¿ Y qué hace el zonzo de Solís en B uenos A ires ?
— L o llamaron peligraba su puesto . gruñ ó d on .

Nume .

Don N il a m ón se alegraba de pensar que podían trasla



d a r a S olís N o le gustaba nada el mocito ese Era “
.
.

un hombre falso sin carácter un h ipócrita , ,


.

A h ! y ahora me acuerdo : ¿ n o sabe que lo p illaron ?


D on N il a m ón le rogó que le contara todo Y enton .

ces don Nume m i s t e r io s a m e n t e r e z on gó :


, ,


L o pillaron trepando a l a tapia u n a noche cuando , ,

las f iestas d e l Niño A lcalde .

¿ Y R a s e l d a sabrá ?


Si ; si parece la muchacha en . .

Don N il a món alarmado preguntó a d on Nume aga


, , ,

r rá n do l e de un brazo
— Pero
¿ cómo se sabe ?
,

Es v o z pública y notoria .

¡ Juna gran perra ! exclamó el médico levant an


dose de su asiento .

Y después de u n a copiosa serie de te m os dij o : ,

M e v oy a hablar con la muchacha ¡ badaj o ! ,

Y ya se d e s pe d ía cuando aparec i ó d o n M o l ina en la


botica El intendent e venía sin cue llo y co n el saco de s
.

prendido ; l o s pantalones se le caían L o s d o s amigos .

se abrazaron y d on N il am ón en se guida declaró que se


, , ,

marchaba ; tení a que hacer .

— N o ha de ser co sa que valga— can turreó ca l mo s a m e n

te don M olina .

Y agregó lleno de misterio :


,

—Hay noticias . .

Do n N i lam ó n le exig i ó que largara el rollo pues


tenía que i rse Pero d o n M ol ina para que sus oyentes
.
,

gozaran más con las n o t cia s las fué soltando poco a .


,

poco .

—A yer empezó el intendente ha recibido M i ,

guel A rauj o una cart a certi fica da y co n muchos lacre e i


t os de B uenos A ir es
, .
3 18 M A N U LL ] G AL VE Z

í
— qué hay c o n e so exclamó don N il a m ón .


Pero déj enm e conta r c a ra cho no me interrumpan , ,
.

M iguel A rauj o ha b ía rec ibido pues e s a carta Debía , , .

ser cosa muy grave porque a l santo b o tón n o más n o s e


'

, , ,

g astaba tanto en lacre B u e no Pero además — ahora venía


. .

l o más im portante habia rec bido por carga un caj ón


cu a d a d o ¿ Qué podia recibir A rauj o en un caj ón c u a
.

d r a do ? Pistolas

E s o digo y o tamb i en : ¡ pistolas ! ¿ N o s has tomado
,

por zonzos So a f n o r ? —
preguntó el mé d ico intentan do
,

ma rcharse .

— U n momento m hi o S on cosas muy graves


j
'
. .

Don M olina refirió varios detalles igualmente t ra s ce n


d e ntales que l o s anteriore s In dudablemente la cosa se .

vení a enc i ma Y si lle gaban a triun far los c o n s t it u ci o


.

nales había que temblar A rauj o decia que e r a preci so .

levantar u n a horca en medio de la plaza para aj usticiar


a los ladrones públicos .

Y el gobierno qué hac e ? i n qu i r i ó impresi onado e l


boticario .

— Rascarse y repuso don M olina .

Y sigu i eron hablan do de la futura revolución D o n .

M olina que atesoraba u n a extraordinaria cantida d de


,

noticias n o acababa de soltarlas Don N il a m ón se reía


, .

del intendente pero n o dej aba d e interesarse en sus r e


v e l a ci o n e s y c a b i l d e o s .

Pasadas l a s diez don N i la m ón Se despidió El viaj e .

le había molido y se quería acostar temprano .

Ib a a sali r cuan do de repente a par e ció Pl ácida La .

muj er j adeaba tenía los oj os asustados y l a cabeza des


, ,

g r e ñ a d a A.penas podía hablar .

— La niña R a s e l d a en ferma creo qu e se muere


. . .

b a lb uc e ó l a muj er como una l o ca sacudiendo del b ra


, ,

z o al médico .

— Qué tiene ?
¿
— NO está sin sentido .

Don N tl a m 0 n sin o ir más echó a correr hacia la c on


, ,

f it e r i a A llí s e detuvo esperando que pasara algún ca


.
,

r r u aj e . Plácid a n o había queri do aguar da r temi en do a .


_ ,
M A N UEL G Á LVE Z

El médico e n con t r ó s e en el cuarto de R a s el da con un


impresionante cuadro L a maestra yacía en su lecho s in .
,

senti do bañada en sangre A melia con aspecto de pá


,
.
,

nico y de enoj o estaba sil enciosa Plácida se arrimaba a


,
.

A m e l i a m i ra b a al médico c on oj os extraviados y s o llo


,

zaba a f l ige n t e m e n t e .

Don N i la m ón d esde la puerta del cuarto comprend 10


, , ,

en una rápida oj eada cuanto allí ha b ía sucedido Quedó ,


.

paralizado de dolor Y permaneció unos segun dos con la .

cabeza baj a mientras las lágrimas as omaban a sus oj os


,
.

N o le afligía precisam ente el hecho de la gravedad de


, ,

R a s e l d a s i no l a tragedia de aquella vida j oven


,
.

Come n zó a examinarla N o tenia fiebre pero l a hemo .


,

r r a gi a
,
aunque muy disminuida cont inuaba todavía D e , .

p ronto sus oj os llamearon de indignac ión Había notado .


,

en el vientre de l a en ferma huellas de golpes , .

¡ Criminales ! exclamó m irando a las do s muj ere s


c on desprecio .

Plácida se puso a llora r a grito s .

— S ilencio !
¡ ¡ Fuera de aquí las dos !
—Perdón señor decía Plácida arrastrán d ose detrás
, ,

del méd ico .

A melia sin una lágrima permanecía a tu f a da


, , .

En ese momento se oy ó llegar un carruaj e y en se guida


entró don N ume con var i o s f rascos El méd i co arro j ó de .

l a casa a las dos muj eres y a los curiosos que habían en


trado en el patio Pláci da llorando sin cesar decía :
.
, ,

— Señor l a vi ej ita .

Qué hay qué tiene ? ,

— Está .alli en su cuarto


'

vaya a verla
. . .

Don N i la m ón cerró l a puerta de call e y corrió al cuar


t o de M ama Rosa Estaba tod o a oscuras Encendió
. .

un fósforo miró l a cama No habia nadie S e d i r igió


, _
. .

entonces a l a puerta que daba a l cuarto de R a s e l da pero ,

antes de lleg a r tropezó con un cuerpo humano Era la .

viej ita S e arrod illó y l e tomó el pulso Estaba muerta


. . .

L a puso s obre la cama y corr i ó a l otro cuarto .

T odo había si do instantáne o D o n N il am ón c on u n a .


,
L A M A ES TR A N OR M AL 3 2 1

rapid ez increíble se quitó el saco y el cuello se lavó las


, ,

manos y se puso a trabaj ar


, .

— Ergotina
¡ pronto ! ,

— Y O n o sabía .

— Vaya a buscarla
¡ badaj o !
E l b oticario se lanzó a l a calle como una e x ha l ac ro n , ,

en busca del he m o s t á t i co reclamado Pero cuando volvió .

de la botica ya l a hemorragia había cesado casi entera


,

m e nte.

L a tarea de atender a l a en ferma que había r e cu p e ,

rado el sentido de higienizar el cuarto de preparar lava


, ,

j es y medicamentos duró u n a larga hora Don N il a m ón


'

parecía o t ro hombre S e dij era a l ver su ag ilidad que


'

.
, ,

t en ia veinte años menos ; ya n o sentía ni sombra de can


sancio Pero él n o podía quedarse solo cuando don N u
.
,

me se marchara a su casa S e le ocurrió llamar a doña .

Cri spula y mando al boticario para que l a traj ese en el


carruaj e .

San Nic olás de mi vi da —exclamó doña Crisp u la ,

con las manos j un tas en actitud de plegaria y l o s oj os


hacia el cielo al enterarse de todo
, .

Y mientras ll amaba a gritos a Can delaria y se disponí a


a salir n o cesaba de parlotear Ella ya lo esperaba ¡ Qué
, . .

cosa tremenda santa Virgen del Valle ! ¡ Pensar que una


,

ni ña decente una amiga de su hij a había dado semej ante


,

escándalo ! Era mej or morirse antes que ve r tales cosas .

N o le parece señor don N umera 1do ? ,

El boticario n o p a r e c ía muy de acuerdo pero contestó


.
,

a fi rmativamente gruñen do algunas sílabas ininteligibles


,
.

C o n las i das y ven i das del carruaj e toda la calle se _

había ala rmado L o s grupos d e vecinos c omentaban l o s


.

sucesos de mil maneras .

Pen sar que esas muj eres s on las educadoras de


nuestros tiernos hij os ! exclamaba ind ignado un padre
de familia en el grupo de la esqu ina
,
.

M añana mismo sacamos a las criaturas de l a escue


agregaba su esposa co n imponente gesto , .

En una puerta próxima donde vi vía el ordenan za d e la ,

legi slatura varias muj ere s re zon gab a n


, .
M A N U EL G AL V EZ
'

A s í s o n es tas copetudas ! dec 1a u n a c hi n o n ga mo


n u m e n ta l h ij a ma yor del ordenanza


,
.

— Y luego nos d e s r e c e a n a l a s pobres ! comentaba


¡ p
una ami ga .

En el coche m i entras iban a l a casa d oña Crispul a


, ,

hablaba sin intermitencia ¡ Parecía mentira l a muerte de .

l a viej ita ! Hacia pocos dias la habi a vi s to en s u casa ,

sana y buena ¡ Pero los designios del S eñor eran impe


.

n e t r a bl e s !
—Cuidado no te vayas a caer ,
le gritaba a Cande
laria que se sentaba en el asiento de adelante f rente a
, ,

ella y a don N ume .

Y agregó volviéndose ha cia el boticario que n o abría


,

l a b o ca :
— Como nunca ha andado e n coche no sa b e lo que le ,

pasa ¡ Ja j a j a !
.
, ,

Don Nume la miró severamente y ella entonces c om , ,

p ren diendo que su risa había si do inoportuna exclamó ,

suspirando :
Pobre Ra s e l da !
¡ Qué desgracia enamorarse as i ! Eran cosa seria muy ,

seria l a s pasione s ¡ A lo que se exponían l a s m uchac has !


¡

Y todo por n o seguir los consej os de l a s p erso n as ex


p e r i m e n t ad a s
Pero cri atura te va s a matar !
,
gritó a Cande
,

lari a qu e al d a r el coche un barquinazo f eroz se habia


, , ,

inclinado hacia a fuera .

El carruaj e se detuv o por f in y doña Cri spula ba j o muy


oronda Era de la s pocas veces que había and ad o en
.

coche y se pavoneaba a l saberse mirada p o r los vecinos .

Y al pon er un p i e en l a ver e da dij o a don Nume que le , ,

o f recía l a mano :
Qué gente t a n curiosa ! Parece que nunca ha n visto
an dar en coche
Entra ron en el cuarto d e l a e n ferma Doña Cri spula .

se p r e c ip it ó p a r a be sarla pero el médico l a contuvo N o , .

quería que l a excitasen en ninguna forma M aña n a se .

rían los cariños .

P o b r e ci ta n o me ha conoci do ! e x clamó l a se ñ ora


, .
32 4 M A N U EL G AL V E Z

tro . la mañana R a s e l da continuaba grave pero la f ie


A _ , ,

bre había disminui d o un poco .

L a viej ita fué llevada e s a ta rde a l cemen terio .

Poco antes d e las cinco empezaron a llegar algunos p a


rientes y relac i ones de l a muerta En l a sala arr e glada .
,

con crespones y paños negros envia dos p o r l a cocheria ,

r e u n ía n s e l a s muj e res L a Vice que fué de las primeras .


,

en llegar estaba hecha un m a r de lágrimas Dorotea


,
.

M árquez y su mari do l a consolaban .

— A todos nos h a de t o car ! a o b Dorotea


¡ g g n s e a a .

Y el mari do r e p e t ía con aire filosófico :


— A todos n o s ha de tocar !
¡
En el patio conversaban algunos hombres vestidos de
le vita .

Pobre s e ñ or a es u n a verdadera d e s gr a cia !


,
ex
clamó Urtubey .

Luego hablaron de R a s e l da Todos lo s presentes con .

d e n a b a n a Solís que era un mi s erable criminal


, .

¡ L a z coa d a que pa s a n en l a z fa mi li a s ! re s um t o
-

Urtubey lleno de pesimismo , .

Y se dirigió a l a sala don de las muj eres comentaban ,

también el caso .

y temor de Dios afirmó Dorotea


—N o h a -
.

— N o ha
y temor de Dios repitió el m a rido d i r i g i e n ,

dose a Urtu b ey que asintió sin d i ficultad


, .

— L a culpa d e todo dij o Josefina M árquez ,


la ,

tiene el Director .

E s a es l a verdad ! exc lamó la Vice haciendo un ,

horroroso puchero
A las cinco sacaron el ca j on L o s concurrentes a b u .
,

r r i d o s de esp erar s i ntieron un alivio Los hombres baj o


, .
,

las levitas sudaban a mares E n l a p uerta se aglomera


, .

b a el vecindario S ubieron l a muer t a a un pobre carruaj e


.

fúnebre y el cortej o compuesto de cuatro coches donde , ,

se distribuyó l a escasa asistenci a masculina echó a a n


'

,,

d a r A l pasar p o r l a s c alles algun os recogían a sus c o


.
,

n o ci d o s siempre dispuestos a pasear d e bal de


, .

Ra s e l da cuando sacaban el caj ón qu i so incorporarse


, , .

Lue go abrió l o s oj os e no r m e m ent e y se dispus o a e s cu


L A M A ES TRA NORM AL 32 5

char P er o en segui da dobló la cabeza V ca vó de nuevo


.

en s u sopor .

La c a sa q uedó des i erta y solitaria Doña Crispul a .

se instaló allí p a ra c ui dar mej or a R a s e l d a .

A l a noche U r t u b e v tra j o a doña Cri spula u n a gran


,

novedad La policia había enca rcelado a P l áci da v a


.

A melia C á l c e n a .

La j usticia de Dios ' exclamó teatralmente doña


Cri s p ula .

Y em p ezó a hacerle p re guntas Q ueria saber dón de .

l a s enc o n traron q u é d i j eron si llor a ban o n o si se h a


, , ,

b ía n de cl ara —
do arre pentidas si s e daban cuenta de hab er ,

cometi do un crimen U r t u b e v n o e s taba m u v in fo rmad 0


. .

lo q u e dese s p er a ba a d oña Cri spula .

— Pero hij o de Dios hubiera preguntado : ¿ para qué


. .

tie n e boca ?
— N O z e me ocurr i o .

—A usté nu n ca se l e ocurre nada parece caído del ,

cielo contestó irritada doña Cri spula ¡ Vaya a a v e .

r ig u a r !
Y mientras Urtubey se diri g ía a l a con f itería ella se .

n u e d ó e 1i la p uerta p ara p re g untar a los tr anseuntes


'

.
,

Pero no p a sab a u n alma Doñ a Cris p ula se en fe rmaba .

de curio s i d a d T enía g anas de s a li r a la calle p ero n o


.
,

era pos ible dej ar a Ra s e l d a en manos de C a n d e l a ia r


.

Ya p ensaba en reti rarse cuando V i o venir a d o n M ol in a .


.
.

El j e fe del g obie r no municip a l nuestro lord mayor “

como le llamaba L a L e v el p eriód ico o fici a l avan zab a . ,

ca c ha z u d a m e n t e s i n corbata ni cuello con l o s p a n t al o


. .

nes a c o r de o n a d 0 5 y con l a s m anos a la espal da Venía .

p ensat ivo mi ran do al suel o


, .

— Que lo p ase usted bien señor Inten dente le


¡ , .

es p etó c o n gr a n cortesía doña Cri s p ul a al pa s a r frente ,

a la puerta .

D o n M olina a un q ue nunca había habla do con e lla n o


.
.

se asombró La saludó muy amablemente v se puso a


.

sus órdenes .

—Deseo sab e r señor I ntendente si es verdad que h n


.
a ,

puesto presas a las muj eres .


3 2 6 M AN U E L GA LV EZ

— qué m uj e res mi sia Crispula


¿A ,
?
—A Pláci d a a A melia C alcena
'

.
,

¡ Ah l ex clamó el lord mayo r r a s cá n dos e la cabeza


-
.

Don M olina no sabia nada ; e ignoránd o l o él no podia


'

ser verda d Pero como era humorista por temperamento


. ,

replicó
— L a s muj eres están presas s i señora .
,


¿ Y qué dij eron ? Llora rían se mostr a rí an muy a f l i ,

i
g da s .

— Ps . ya verá como salen p ron t o en libertá .

Pero es posible ; señor Inte ndent e ¿ N o ha n come


?

tido un delito ?
— V eo
q u e l a señora n o está enterada de p o lítica .

Doña Crispula quedó estupefacta ¿ Pod ía ser cuest i on


'

p o l í t i c a el suceso de R a s e l d a ? El lord sostenía que no se


trataba de otra cosa L as muj eres estaban com pl o ta da s .

con Solí s y éste que e r a u n o de los directores de la r e


,
.

v o l u ci ón las haria pone r en libert a d en cuanto triunfasen


,
.

— Qué m e dice señor Intendente !


¡ ,

— Lo que oye señora . .


,

Y el lord sonrien do de satisfacci on a l ver anona da da


,

a su interlocutora c o n l a noticia que le acababa de largar ,

s e marchó pasito a pasito ca de n ci o s a m e n t e en dirección


'

, ,

desconoci da Nadie hubiese creído que tan insigne fun


.

c io n a r i o se d i rigiese a l a imp renta de E l C o n s ti tu ci on al .

¡ Pasaba p o r alli t odas l a s noches con muchisimo d i s i m u ,

l o para ver quiénes entraban y s a l ía n !


,

M edia hora desp u és ll egó U rtubey Venia desolado y .

j a deante .

Qué averiguó ?
Na die s a b e a z ol u ta m mt e nada !

Salga de a hi ,

T oda u n a sema na pasó Ra s e l da entre l a vi da y l a


muerte Per o a l cabo de esos S i ete d ía s venci da l a in fec
.
,

c ron su estado comenzó a mej orar y tres sema n as des


,
3 28 M A N U EL G AL V E Z

T ení a miedo de saber l a verdad y le hor rori zaba e l pen _

s a r que l a s angustia s idas pudieran otra vez a ñ igi r l a S in .

embargo se pasaba l a s horas tratan do de recordar su vida


, .

Pe ro su inteligencia se perdía en v a gas abstracciones y


'

en detalles inútiles .

U n a mañana e n que amaneciera con poca fi ebre llamó


, ,

a doña Crispula y con voz bastante fi rm e le pre guntó


, ,

la r a zón de su presencia en aquella casa .

— H e ven i do a cuidarte .

— Y abuelita ?
¿
Doña Crispula que cuando R a s el da l a interro gaba s o
,

bre ta 1es temas p o n i a s e a arreglar las cos as del cuarto '


,

fi ngió no oir ocupada en acomodar los frascos d e las


,

medicinas Pe ro R a s e l da re pitió la pregunta y entonces


.

la señora co n algo de raro en el rostro contestó


, ,

Tu abuelita ? No se encuentra L a p obre


está otra vez con l a ciática .

Y volvió l a cara tosiendo , .

R a s e l d a quedó pensativa .

— Dígale a abuelita que me hable d110 al cabo de '

un rato ; quiero oi r su voz ya que no l a veo , .

Hablarte ella E st e
?
, bueno más tarde po r . .
, .

que . verás Pasó muy mala n oche y por e s o duerme


.

ahora
Y como R a s el da c allara doña Crispula sal i o del cuar ,

to disparando antes que le hiciera otra pregunta


, .

R a s e l da se entregó a su pensamiento ¿ Dónde estaria


'

S olís ? Ella l e veía claramente cl a r i s i m a m e n t e E r a su


'

.
,

novio se ha b ía n querido con toda el alma Después él se


,
.

fué ¿ A dónde se hab ría i do ? L O c ierto e ra que le es


.

c rib ro . Ella h ab ía sufri d o había vivido largas horas do ,

l o r o s a s Pero ¿ por qué ? E r a lo que no podia averiguar


.
, .

I maginó que S olís l a habia olvidado


No se acuerda él de m i ? interrogó a doña Cri s

Eh ? Este .

— Nos queríamos mucho se iba a casa r ,

¿ sabe señora ?
,
L A M A ESTRA NORM AL 32 9

Doña Cri spula se sofocaba y a la noche en cuanto , ,

l legó el médico le contó l o ocurrido ,


.

— P ob r e cit a !
¡ Cree que ese s i n v e r
gu e n z a se —i
b a a ca

sar c o n ella .

D o n N il a m ón n o d 1 ] 0 u n a palabra ; fingiendo escuchar


l o s comentari os de d oña Crispula p er m an e cí a cabizbaj o ,

A l cabo la interrumpió e x cla ma n d o z ,

-
Hay que o cu lt a r l e todo lo que se pueda ¡ E s dema .

siado grande su desgracia !


Pero Ra s e l d a n o volvió a preguntar en vario s d ía s .

Ya había mej orado y se acordaba d e todo : de sus terro


res de los consej os de Plác i da y de A melia de su de
, ,

lito ¿ Y era ella qu en o había cometido S e asombraba


. i l ?

de no senti r remordimiento nin guno L a tranquilidad en .

que se hallaba l a hacía t a n feliz que ni t a n siquiera la


mentaba los sufrimientos fisicos y la en fe rmedad que
pasara Le llamaba la atención q u e Pláci da no estuviera
.

en la casa que A melia no la vis tara ¿ Y


,
i M á m a Rosa ? .

Desde hacía días experim e ntaba un dolor secreto un pre ,

sentimi ento de la verdad No veía que nadie entrase en .

el cua rto de l a viej ita n o percibía su voz M á m a Rosa , .

n o e staba a l l í ¿ Pero dón de estaba


.
?

U n a tarde doña Crispula buscaba un medicamento v


revolvía toda la casa sin encontrarlo .

N o te dij e q ue lo pusieras sobre la cómoda a t o ,

10n d ra d a ? le gritó a Candelaria .

—Y o l o dej é en el cuarto donde dormía la señora


Rosa .


R a s e l d a se incorporó bruscamente ¡ Donde dorm i a .

dij o l a si rvienta ! ¡ L a a buelita había muerto ! A hora se


acordaba se aco r daba Una ta rde e lla o yó ruido de mu
'

.
,

chos pasos como de gente qu e salia Era sin d uda que


, .

llevaban a ente rrar a M á ma Rosa .

Doña Crispula ocupada en busca r el frasco n o había


, ,

observado la emoción de R a s e l da que a la noche tuvo ,

más fi ebre .

A ma n e c ¡ o tranquila y cuan d o se halló sola lloró si


'

_
, ,

l e n c io s a m e n t e Eran sus primeras lágrim as despu é s de


.

tantas amargu ras .


M A N U EL G AL V E Z

De qué mur i o abuelita ? preguntó a doña Cris


pula .

La señora la contempló aterrada .

L a bru t a de Candelaria te h a dicho algún dispa


ra t e ?
R a s eld a la calmó Ella lo había adivinado E staba t e
. .

si gnada tranquila y quería saberlo todo


, ,
.

ué te puedo contar ? M urió de c iática pues , .

Plácid a ? ¿ Y A mel ia ?
—A Plácida la e chamos pues h a s estado gravemente
"

enferma p or culpa de ella A melia n o ven drá estando yo


.

en es ta casa N o l a admitiria
. . .

¿ Y Solis ?

—H a escrit o que viene p ronto .

R a s e l d a se puso a llorar .

Hij a de mi alma te v a s a en fermar otra vez !


,

— Déj eme que llore He sido muy mala u n a mise


.
,

rable . una ¡ qué sé yo !


Doña Cri spula empezó a hacer pucheros .

Un momento después llegó el médico Notó que ha .

bian llorado y miró a doña C ri spul a con severidad Lue .

g o examinó a R a s e l d a .

— Estás mucho mej or dij o En pocos dias podrás .

levantarte .

U n a nube de tristeza cubr 10 el rostro de Ra s el d a .

Cuando sanara ¿ a dónde iría ¿ T endría que vivir de


,
?

limosna ?
— E u cuanto estés buena dij o doña Cri spula que
habia a divinado l a pesadumbre de R a s e l da te i rás ,

conmigo a casa .

L a en ferma l a miró c o n o j os humedeci d os .

— E s u n a gran cosa para m i tener u n a compañera


¡ Es .

toy tan sola desde que se f ué Rosario !


U n a m añ ana a fines de M arzo aban d o naron l a casa
, ,
.

R a s e l da l a recorrió cuarto por cuarto miran do las pa ,

redes con melancolía Sólo un a ñ o había vivi do en ella


.
,

pero ¡ cuántas cosas en ese tiempo ! A lli había sabid o l o .

q ue era el amo r allí hab i a cai do alli quedaba el horror


, ,

de su traged i a Le parec i a que sus ensueños flotaba n


.
33 2 M A N UE L G AL V E Z

pula . Hab rá encontrado en Chi l ecito a lgo qu e lo re


¡ ] a ja ja !, ,

— Qué quiere ! Vengo fundido


¡ .

S e sentaron en el pati o .

—Rosario se casó
¿ no ? . .

—E s verdad Y parece muy feliz la pobre m hij a


.
,
'
.

Pero me he quedado triste con su ida a Catamarca .

S uerte que Raseda h ab ía veni do a acompañarla .

—N O podía encontrar m ej or compañera dij o G a


liani torciendo el cuerpo e inclinándose .

¿ Y v ene ahora por much o tiempo preguntó do


— i ?

ñ a Cri spula .

Venía a arreglar sus asuntos par a mar charse a B uenos


A ires defi nitivamente Había sido u n a can didez la suya .

c reer que se podían hacer ne gocios en La Rioj a .

¡ M ire si es m alo !
—Y a sal ió .

No era maldad Vino a La Rio j a c o n buenos miles de


.

pesos y se iba sin un cobre S e había meti do en n e gocios .

de minas Un ti t e o las tal es minas Este era un país



. .

para p oliti q uero s y maestros d e escuela .

— Los d e más los hombres de empresa espec ialmente


, ,

no tenemos nada que hace r a qu í dij o sonrien do con ,

fal s a modestia .

Tenia u n a p iern a sobre l a otra y se acariciaba el pie


con u n a mano .

—Y a q uel mocito S olís


¿ dónde está ? ,

Doña Crispula mi ró a Ra s e l d a que baj aba l a cabeza y


conte stó q u e no s a bian nada Hacía tiempo que se fué de .

su casa Probablemente h a l l áb a s e e n B uenos A i res


.
'

— Usted senti rá su ausencia le dij o a Ra s e l da .

D oña Crispula cambió de conversación pre guntánd ole ,

por Chil e cito H a blaron de este pueblo q u e R a s e l da c o


.
,

n o c i a por haber vivido a dos pasos en Nonogasta m u , ,

chos a ñ os .

G a l ia n i no se acordó más de So lís y no h i zo n i n guna


pre gunta comp rometedora Evidentemente no habia lle .

gado hasta él noticia al guna de los sucesos .

A l a tarde al volver de l a con fi tería parecía ent e rado


.
, .

Encontró a Ra s e l d a sola paseando p o r el corredor Do , .


L A MA ES TRA NOR M AL 3 33

ña Crispula había ido a la cocina A causa de l a llega da .


de G al i an i que era tan criticón se pasó la tarde v igi
,

,

lan do y di rigiendo a l a cocinera .

— L a encuentro más interesante que n unca le d i j o


G al i an i a Ra s e l da después de haberla mi rado e s c ru ta
,

do ram e n t e con sus oj uelos risueños .

Le parece ?
Y empezó a a du la r l a con las triviales galanterías que
en Buen o s A i res prodigaba a las muj eres de la calle A .

veces se arriesgaba y R a s el da roj a de rubor baj aba la , ,



vista Luego habló de s u próximo viaj e para l a semana
.
_

siguiente M aldecía a L a Rioj a que le había arruinado


.
,
.

Suerte que e n Buenos A ir es t e nía créd i to y algunas p r o


pie dad es .

— A m i me gusta vivir bien agregó Pero me fal .

ta un a compañera .

N o p o d ía estar solo Y él sería generoso con l a que se


.

decidiera a s op o rt a r l e A demás tenía buen carácter e ra


.
,

ordenado discreto , .

—Yo creo d i j o R a s e l da que n o faltará al guna


muchacha bue n a que quiera casarse con usté .

— N o es e s o n o me ha enten di do o decía que


, y . .

Doña Crispula les llamó a comer .

Ra s e l d a se fué reponiendo rápidamente V o lvw a e n .

g r o s a r. Doña Crispula estaba c o n t e n t í s i m a y l o a t r ib u í a

todo a sus buenos ofi cios Sin embargo R a s e l d a aunque.


, ,

parecia sosegada sufría diversas inquietudes Sobre t o


, .
_

d o pensaba en Solís ¿ P o r qué n o le escribía ? ¿ Sabría


.

ya todo ? En la casa nadie le nomb raba n o tenía a quién


p regunta r p o r él ¿ Estaría en B uenos A i res ? A h sin
.
,

duda se ha bía enamorado de otra Pero ¿ s i estuviera .


,

en La Rioj a ? En este caso se avergonz aría de ella Ya , .

n o p o d ía pensar en que le diese su nombre ; pero ¿ po r ,

qué la abandonaba ? S i él la quisiese todavia ella n o ,

sabri a resisti r ; de todas maneras estaba perdida para ,

S i e mpre .

Esta é o n vicc 1o n de que su amor vivía latente en su


'

ser la at e r r ó al p rincipio Podía otra v e z embarazarse .


,

y e so s ería e l reto r no de s u s an gustias l a rep e tic ión de s u ,


3 34 M A N UEL G AL V E Z

tragedia Pero luego ya no l e asustó la idea Pen s ó que


. .

p o d í a vivir con él sin existir para l o s extraños y a sí sus ,

embarazos no tenien do a qu i en ren dir cuenta dej aban


, ,

de ser u n a desgracia V iviría con S olís en u n a casita .

simpática un poco en la s a fueras S olís n o sal dria sino


,
.

para d a r sus clases y ella a fi n de no sop ortar las mira


, ,

da s indi scretas se l o pasaría en su casa Tendrían hij i


, .

tos que serían deliciosos naturalmente y un d ía después


, , ,

de diez años de v i da común é l agradec i do a su fide


¡
,

l idad y a su amor ca s áb as e con ella , .

— Pero
¿ en dónde está ? ¿ Por qué n o m e escribe
?
,

se preguntaba ansiosamente .

Deci dió sali r a l a calle Quizás le encontrara quizás .


,

algún con ocido le hablara de él S i veía a A rauj o era .


,

capaz d e preguntarle Y empezó a f recu e ntar la iglesia


. .

para tene r motivos de salir .

L a primera vez que entró en l a iglesia tuv o u n a im


presión de desagra do Pa r ec ía le que a l no re a nudar sus .

devociones cometió un a infi delid a d hacia Dios ¿ No h a .

b i a prometi do practicar l a relig ión apenas sa li era de su


in f ortunio ? Pero su fe no volvía ; y se dij era que p a ,

sados sus terrores y a n o necesitaba su consuel o S i ella


, .

hubiera p racticado celosamente l a religión en alguna ep o 0

c a de su vi da podría quizás ahora rezar y agradecer a


,

Dios su mi ser i cor dia para con ella Pero le faltaba ese .

hábito y sobre todo l a f e que hubiera podid o c rearlo


, ,
.

No ha b ía querido con f esarse Se n t i a s e poco a r re p e n .

tida y pensaba demasiado en S olis El goce del amor l a .

habia pagan i zado y l a confesión l a obligaría a c o rtar


,

p o r completo l a ilusoria esperanza de vivir con su aman t e .

Estas salidas para i r a la iglesia fueron nueva razón


de sufri miento L a s po cas —personas que le dirig i eron l a
.

palabra l o hacían p o r c urios i dad o p o r lástima Con nin .

g una de ellas se hubiera franquea do hasta p reguntar por


S olis A demás toda l a gente l a miraba y ¡ de qué m a
.
, ,

nera Dios santo L a s conocidas daban vuelta l a cara p o r


,

n o salu d arla pero l a s de más la exam i naban de t al modo


,

q u e le hacían baj ar la vist a y avergonzarse espantosa


mente L o s homb res l a d e voraban co n oj o s l ú bricos y
. , ,

Q
3 35 M AN U E L G Á LV E Z

quier cosa pudiera perj u dicarla Decía n que el d ecreto .

resolvien do l o s con flictos de la escuela estaba a l a firm a


del M inistro Ella rezaba u n a novena a Sa n Expedito
.
,

n santo muy milagroso .

—Y o nunca he creíd o lo que cuentan de vos


d 1] 0 .

Pero la perversidad de l a gente llegaba a t al ext remo ,

que más de u n o vié n dola entrar en l a casa de R a s e l d a e ra


, ,

c apaz d e acu sarla como cómplice a n te e l min i sterio ¿ Pues .

no d ecían que R a s e l d a e r a l a amante de S olís que los ,

Q que hab ía pagado a u n a muj er para ayudarla a cometer


m o r e s tuvieron consecuencias y hasta ¡ qué disparate ! ,

un crimen ? Ella le contaba esas cosas porque l a hacía n


reir Pero y a nadie l a s creia
. .

Quién va a hacer caso de calumnias tan torpes !


R a s e l d a tenia ganas de llorar L a s palabras de l a in i e
. .

liz muj er l a traspasaban de dolo r como puñales Hubiera .

queri do n o escucharlas taparse l o s oídos meterse baj o , ,

l a tierra .

D e t u v 1e r o n s é en l a primera esquina
'
.

Qué será e s a gente ? preguntó R a s e l da a s ustada .

Y señalaba hacia diversos sitios de l a plaza a i n d iv i


, ,

du o s de sin i estra catadura emponchados con facón a l , ,

cinto .

—Parece que son hombres tra íd os por el ob i e r n o


g p a r a ,

intimidar a los opositores .

Decían que ib a a haber r e v o l u cwn S olis e r a uno de


l o s más comprometido s .

— Y dón de está ?
¿
Quién ?
—S olis .

— E n B uenos A ires pues ¿ No te ha e scr i to ?


, .

R a s e l d a l a miró asombrada
'

Y a decia yo que n o tenias nada que ver c on S olís


ex cl amó l a Vice -
.

¿ Cómo u n a niña bien que f recuentaba



los templo s ,

i b a a entenderse con un hombre ? E s o n o pod i a m pen


sarse de t a n absurdo que e r a
.

R a s e l da n ó pudo más y se despi dió .

P e ro apen a s había an da do uno s paso s c uando es ta l ló


L A M A ES T RA NOR M AL 337

una bomba Creyó que fuese un tiro y co r n o ala rma da


.

para al canza r a la V ice La gente se encaminaba hacia


.

el lugar don de estallara la bomba E n segui da reven t ó .

o tra .

Qué será Dios m ío ! , e xclamaba la Vice .

Un muchacho que pasaba les in formó Era un boletín .

de E l C o n s ti t u ci o n a l .

— ¿ Y qué dice ? le preguntó Ra s e l da


'


¡ Y O n o sé ! contestó el muchacho disparando .

La Vice rogó a Ra s e l da que la ac o mpañara a su cas a ,

que quedaba detrás de la iglesia A llí conversarían y ella .

mandaría a su s i r v ie n t i to a que comprara un boletín .

A sí l o hicieron y en segu ida regresó el muchacho con


el papel .

E ra una pequeña hoj a impresa llena de títulos El ,


.

” ”
nepotismo desautorizado Triun fo de l a opos i ción
,

F in ,


de l o s escán dalos en la Escuela N ormal decía el m ea ,

b ez a m i e n t o .

—L ee R a s e l da
, ,
rogó l a Vice inquieta ,
.

R a s e l d a saltó elprimer párra fo en que el redactor d l ,


e

boletín convertía en cuest i ón po l ít ica el con f licto de l a


Escuela S e trataba del decreto tan esperado cuyo texto
. .
,

acababan de recibi r telegráficamente .

R a s e l d a leyó el decreto El Director era trasladado a.

Río Cuarto l a Vice a San Luis la Regente a M endoza


, , ,

S oli s a Salta Solamente ella era dest i tuída


. .

La Vice se desmayó R a s e l d a pálida casi des fallecid a


.
, , ,

n o tuvo fuerzas para nada Se n t ó s e en un so fá Pero . .

en seguida se levantó para socorrer a M atilde Le traj o .

agua le desprendió la bata la abanicó A l rato la des


, ,
.
,

m aya d a volvió en s i .

M e quitan mi puesto Ra s e l da ! ¿ Qué he hecho yo ,

para merecer tal castigo ?


Y se puso a llorar .

— N o se l o quitan M atilde pues la trasla dan con cá


, ,

tedras Creo que tendrá más sueldo


. .

— M e desautorizan me ,

P er o lo que a ella más le afligía e ra dej ar La Rioj a .


338 M A N U EL G AL V E Z

Tenia aquí todas sus amista des Y ya e ra V i e j a par a .

cr e arse nuevºs a fectos .

¿ Y qué diré y º M atilde ?



,


¿ Te trasladan también ? ¡ O j alá fuera a San Luis !
,

L a Vice que se desmayara al º i r su sentencia nº se


, ,

había enteradº de los demás de t alles del decretº : Cuando


R a s e l d a casi impasible le m ostró el bºletín soltó de nue
, , ,

vo el llanto

¿ P e r º p º r qué serán t an malos R a s e l da ? decía



,

lloriquean do
R a s e l d a se de s p i d 1 0 .

¡ Exp ulsada de l a escuela ! N º le importaba tantº el


h e cho en s i pues lo es p eraba sinº s u s igni ficado moral
'

.
, ,

Para siempre quedaba constancia de su deshonra ; y en


dºnde quiera que fuese a v ivir ello podría saberse S us ,
.

hij os los hij os que tendria c o n S olís ¿ lleg a rían a ente


, ,

r a r Se d e esta expulsión verg º nzºsa ?


, S int ió en el fºnd o
del alma un rencor profundº n o sabía contra quién y , ,

se encerró en s i mi sma co n asco de la s gentes ,


.

D ºña Crispula comentó hasta lo inaudito el t r a s l a dº


del Director y l a Regente perº no dij º u n a palabra sobre
,

l a destitución de R a s e l d a .

E s a nºche Urtubey que ah º ra v i sitaba muy seguido


, ,

a l a ma e stra fué a ezpr e z ar l e z u s e n ti m i e n t o por l a

,

desti tución .


E z una gran d e s gr a ci a R a z e l d a Per º ¿ qué ze va
'

.
,

a ha z e r ? H a y que cumplir l a s r e s o l u ci o n e s de l a s u pe r i o

r i da d . N os o tr os t e n e mos que o b e d e z er
Y moviendº l º s do s b ra zo s e n un g e sto cºnvincente , .
,

exclamó :
— La a u t º r i d a d quien manda ! N le
.
¡ e z ¿ o p a r e s e

L ºsdesaforados celebrar o n su triun fº con un gran


banquete Fué pocos días desp ués de conocidº el decretº
.
,

en el hotel un dºmingo a l a nºche E l C on s ti tu ci on a l l º


, .

anunció cºn s on or o s títulos S ería u n a fiesta de alta .



3 40 M A N U E L GA LV E Z

con su v º z a r ró n a l alud i do que se hallaba en el extremº


,

de l a mesa .

Urtubey levantó l a cabeza p o r encima de l as e spal das


agachadas s ºb r e lºs platos .

N o es cierto que en el fondo de tu alma f u i ste


siempre un desaf orad o ?
— A zi ez cont estó Urt ubey r u b o r i z á n dos e .

Si rvieron l a sºpa y el pianista ej ecutó el val s Sºbre


las olas ”
. A lguien alabó l o s f iambres .

— N o valen nada obj etó dº n Eulaliº .

Había que ver l o s que servían en las r o tis s eri e s d e

B uenºs A i res .

— E u el Ca fé d e París
¿ eh ? preguntó Palmarin
, ,

que sólº u n a vez hab ía esta dº en Buenos A ires .

— Se cºm e bien en B uenºs A ires a firmó G amaliel


co n entera convicción .

— Sobre to do cuando se está en bue n a cºmpan i a


¿ nº ,

d o n Eulalio ? interrogó Palmarin


Don Eulalio sonrió faunescamente .

M igoya dij o que a él n º le gustaba e x hibirse c º n m u


j eres .

Tanta gente que a u n o lº conºce ! exclamó dán ,

dose importancia .

— Las muj eres para un t ato y nad


a más d i j º Z oilo .

Don Eulaliº movia l a cabeza de un lado a otrº en pleno ,

d is e n t im i e n t o con Zoilo Y decía casi al ºí dº de M igº ya


.
, ,

sºnrien do compasivamente .

— N o conoce .

M igº ya quería hablar y chi s t a b a a sus v ecinos par a

que le atendiesen .


L a muj er . escuchen senores Z oilo don Eula
,
.
,

l iº . l a muj e r .

P o r fin se dispusieron a oírle Y él cº n aire e x qui si tº .


,

y entonación musical e x presó un pensamiento qu e e m


,

b e l e s ó a sus ºyentes .

— L a muj er dij o e s un vasº precioso y delica dº ,

llenº de voluptuoso perfume perº al cual el sºplo má s ,

ligero puede quebrarlo º a gr i e t a r l º .

— L a s muj eres s on tºdas unas bestias ! b r am ó Z ºil a


¡ .
L A M A ES TRA N OR M AL 3 41

L ºs comensales se alborotaron y el dºctor Lima el gr a ,

ve doctor Lima herm a no de la pro f e sºra de literatura


, ,

el cual se hallaba en el ºtro extremo de l a mesa levantó ,

sus lentes hacia Zoilo y l º s volvió a baj a r Y después .

de una pausa fecunda exclamó limpiándose la boca , ,

— E s p recisº respetar a nuestras esposas y a nuestra


s
m adres .

— Ia no hay sentimientos de familia agregó su v e


c i n º Sabá M ontaña canturreando , .

— Y l a familia s e ñ o
g es t º dº afirmó el profesor
, ,

de francés .


B ien expresado la familia es todo d i j º el doctor
,

Lima favoreciendº al prºfesºr de f rancés con una mi


,

rada de aprºbación .

Y mientras estas nºbles y pro fundas palabras eran pro


feri das un canall e sco tango arrabalero t º cadº por el pia
, ,

n is ta, parecía comentarlas i nsolentemente .

En el gr upo presidido p º r d º n N il a m ón se habló luegº


del Director .

Cómº habrá recibidº el decreto ? p reguntó don


N i l a m ón .

— Parece que le d i º un cólico ferºz d i j º P a l m a rí n .

— El ya esperaba su trasladº cºntin uó el médicº .

La prueba era que se marchó al otro día Tenía sus .

b aúles arregladºs .

— Y l a Regente se fué cº n él ? pr eguntó do n Eulali o .


,

— S e fueron t ºd o s a Catamarca cºntestó el médico .

En el centro de la mesa alguien extra ñaba la ausenci a


de M iguel A rauj º Había varias º pin io n e s Unos le creían
. .

en fe rmº otrºs hablaban de un viaj e improvisadº y n º


, ,

faltó quien a firm ase que se trataba de una cita amºrºsa .

— Castiguen el petizo cantó alguien perezosamente .


,

detrás de los comensales .

E ra d º n M olina que se había acercadº a la mesa C ua n


,
.

do le vieron le invitaron de todos lados a sentarse N o


,
.

aceptó .

Venía a curiosea r a ver si sabían al g º . .

D e qué d ºn S ofa ? p reguntó Pa l ma r ín


,
.
3 42 M A N U E L GA LVEZ

Don Sº f a n o r sonreía como quien posee un secreto muy


i m p º rt an t e
— Pero habían si do l e rd az o s ! exclamaba
'

¡ .

N º hubo modo de que se explicara Y a verían dentro .

de unas hºras ; él n º decía más A lgunºs creyer o n adivi .

n a r que don M olina s e refería a l a revolución Pero M i .

goya p rotestó ¡ Qué revºlución ni qué niño muertº ! H a


.

c ía un mes que l a anunciaban y nada Ya nadie creía en


.
,

l a t a l revolución A demás ¿ quiénes l a iban a hacer ? ¿ L º s


.
,

cºn stituci º nales ? ¡ Pero si eran cuatrº gatºs !


Y mientras comían el segun dº plato se di s cu t i º tumu 1
,

t u o sa me n t e de ºlitica Unos a firmab a n que l º s consti


p .

t u c i on a l e s carec í an de elementos ; otros que les sobraban , .

En ese instante llegó A rauj o Tenía aire de haber tra .

baj a do largas hora s y llevaba polv º en l a rºpa La con .

v e rs a c ión pºlítica cesó A rauj o e r a el más mili tante d e


.

l º s presentes y como tenía tan m al genio y mandaba p a


,

d r i n o s por cualquier cos a nadie discutía cºn él Dºn M º , .

lina n º teniendº ya nada que hacer allí se fué Volveria


, , .

a los pºstres .

Urtubey p i d i º a M iguel Ar auj o noticias de Sºi i s .

A rauj o c onte s tó fastid i ad o que n a da sabía d e él A nunció .

su lleg a da para el día anterior y ahºra fal taba ,


.

—Ese mocito i a n º vuelve dij º Sabá M ºntaña c o n ,

gestº d e cºnocedor .

— M ej or para nuestra sºciedad exclamó el doctor


Lima con gesto austerº Su presencia constituía u n
.

ej emplo n e f ast o para los j ovenes y un peligro para lo s


hogares .

Qué peligro ! mi doc tor sonrien do B elisar io


Ramos hermano de M a ria y es t i1 nte de Derecho en
"

B uenº s A ires .

N º habia nece sida d de exagerar l a s co s a s Solís t u vº .

a ma n º u n a muchacha bºn i ta e hizo lo que cualquier ho m

bre hubie ra hecho en su caso .

— M a las i deas teorí as disºlventes j oven expresó l e


, ,

dºctºr Lima reconviniendo paternalmente a l mozalbete


,
.

— l o le h a i o razón a l d o t o r dij º Sabá


p .
3 44 M A N UEL G AL VE Z

des perº el d º ctºr Lima levantó u n a mano hacien dº


, ,

ademán de contenerle .

Por fin sirvieron el ch a mpaña y l º s rostrºs se anima


ron ante la perspectiva de los discursºs Las n otas com .


p a d r o n a s del tango El ch º clº se h a m a c ab a n por to d o

el salón y hubo que golpear las copas con l o s cuchillo s


,

para que el piano e n m u de ci e r a .

— Señores ru gió una voz formi dable .

Cesó el rumor de los tenedores algun º s chi s t a r on im ,

poniendo silencio y las cabezas se inclinarºn para o i r


, .

Zoilo con l a cºpa de champaña en l a mano se disponí a


, ,

a brindar .

— S eñores : M e es durº le tos m e es durº


( d i º ! .
, .

re ferirme a personas (y clavó los m o s


en el mantel ! que han sido ya castigadas p º r el brazo d e
la j ust icia .

S e dió cuenta de que n º era eso precisamente y trató :

de enmen dar la f rase .

de persºnas quiero decir señores que han c a i


, , ,

que cayeron m ej º r d ichº baj o el oprobio de la


'

socieda d .

Y mi ró hacia todos lados buscan d º aprobación Urtu .


'

bey aplaudió .

— M e es durº digo de nuevº parecia que rer tras


( , .

p asar e l mantel ! me es duro , ( algunos comensale s

sonrier o n ! porque señores e sas p e r s º n a s s i señores


, , , , .

(las risas empezaron a crecer ! porque esas personas . .

¡ N º se rían pues ca r a ch o ! (¡ Ja j a
, , , ,

A tronadores aplausºs .

También quién me man da meterm e en esto ! di j o


el orador riéndºse y r a s cá n d o s e l a cabeza .

Las risotadas duraron un buen ratº .

Luegº se levantó M igoya Y ya i b a a comenzar cuan .


,

do p en etraron en el c º m e do r un o ficial de p ºlicia y tre s


vigilantes El p a trón alarmado los acompañaba
.
, , .

— Buscan a d º n M i guel dij o el patrón a Zoilo .


_

P arece q u e l a revolución h a sido descubierta E r a para .

esta n o che .

L o s cºmensales se habia n levantad º .


L A M AE S T RA N ORM AL 345
— El señor don M iguel A rauj o d i j o tími damente e l
o ficial un pobre diablº que se hallaba como avergonza do
,

en prese n cia de tan impºrtantes persºnas .

L º s sol dadºs tres chinos hº r ro s o s y mugrientos no


, ,

se mov 1 an .

— A qui estºy habló A rauj o acentuan do sílaba po ,

s íl a b a y llevándose la manº a la cintura .

Todos le rodearon Zoilo l e agarró del b razo


. .

— Es inútil resisti r M iguel dij eron varios .


,

Déj enme cara .

D o n N il a m o n intervino A conse j o a A rauj º que se


.

entre gara Eran cuatro cºntra él sin cºntar co n que en


.
,

se guida apenas oyesen t irºs vendrían refuerzos de la


, ,

policía .

— Está bien d i j º A rauj º entregandº su arma .

Y con el brazo levantadº l a v º z elocuente en r o s t r ó a , ,

l o s genda rmes :
Perº sepan que no —se ma —tan —las —i de as !
- - - -

L o s vigi lantes permanecierºn impasibles nº atribuyen ,

d o i m p º r t a n c i a a la célebre f rase s a r m ie n t e s ca .

Y mientras se alej aba seguidº de los policianos e l , ,

caudillº exclamaba a gritos gesticulando ,

N o ha de poder el n e —p o —ti s —m o cºntra la razón y la


j usticia !
L o s des a forados se ha b ían reunido en la puerta de
calle A lguien propusº volver para escuchar lºs brindis
.
,

perº lºs án imos estaban demasiado inquietºs L o s oj os .

segu ían a A rauj o que cruzaba la plaza y n o había dado ,

cincuenta pasºs cuan dº se ºyó un ti roteo cercanº .

L º s desa forad o s huyeron y en la con fitería n o quedó


nadie A lgunos se llev arºn baj º el brazº varias botellas
.
, ,

casi llenas .

El patrón se pusº a cerrar las puertas p re c i pit a da m e n


te Pero n o había cºnclui dº cuando se presentarºn lo s
.

rev ºluciona ri ºs Era un grupº de diez hºmbres armados


.
,

c o n Re gú n a ga al f rente que venía n a establecer un c a n


,

t ón . El patrón se des esperaba .

— Po señºres respet n l o megc i o dec í a


g f o vo
g , ; e e c
3 46 M A N U EL G A LV E Z

a fli gido y en su p ro nu n cia c10 n f ranc esa que l e r ea par e ,

cía f r agm en t a r i a m e n te c º n el susto .

A l ratº llegó u n a cºmpañía de gua rdia cárcel e s Un .

breve tirot eº y el piquete se p º s e s iº n ó del hotel Que


º
.

daron se i s her i dºs : cuatrº sºldados y d º s revºluciºna ri º s


Durante toda l a n º ch e s e ºyeron tiros en distintas di º

r e cc i º n e s A la madrugada la re v º l u c ión estab a venci d a


. .

Por l a s calles más tristes que nunca pasaban sºl dadºs y


, ,

vigilantes llevando a l º s prisionero s .

L a policía había ºcupa dº la estación pues s e afirmaba ,

que en el tren llegarían hombres armad º s El primer .

pasaj ero que baj ó fué S ºlí s El º ficial le detuvº y le .

conduj º a la pºlicía .

A l entrar en el cua rtº donde le ence rraban j untº cº n


u n a veintena de revolucionarios vió en u n a pie z a d e l , ,

fºn dº a d ºn N il a món atendiendo a un heri dº En l a


, .

prisión se encºntró cº n A rauj o c º n R e gú n a ga y o t r º s ,

partidar i os quienes le narraron l º s acontecimientos


,
.

Hacia l a s diez le llamarºn a l a ºficina del j efe de p º


licia Le conduj o un s o l da dº que se quedó c u s t º diá n dº l e
. .

Sºlís se paseaba nervi º so por el cuartº cuandº vió en ,

trar a dº n N il a m ón .

Doctºr ¿ cómº le vá ? ,
d i j º S ºli s entre amable y
receloso .

S iéntese ; tenemºs que hablar c º n t e s tó el mé dicº

con semblante reservado .

Don N il a m ón se rascó l a cabeza se mo m º e n su asientº ,

varias veces y escupió .

— B ueno di j º al cabº de unºs m inutos Y a se .

imaginará a qué vengº .

— N o Sé contestó S ºlís m i ran dº asºmbradº a l me ,


»

dico .

Don N il a m ón habló Solís había enamºrado a una po


.

bre muchacha sºla s in padres A hºra e s a niña a causa


, ,
.
,

de aquellos amores era expulsada de l a escuela N º te


,
.

nía de qué vivi r S ºlís habia destrozadº su vida E r a


.
.

u n a niña honesta buena y estaba enamorada Venía a .

p edi rle la reparac i on del ma l que le había causa dº ,


348 M A N U E L GA LV EZ

Perº uste d cree que el gobernador le va a pon e r


en libertad ?
— L e a segu ro que s i Cabanillas Sé por q u é lo di gº !
, ,

Cabanillas incrédulo t 0 1 ci ó la cabeza Perº salió a


, , .

cum p l i r el encargº de Sºlí s .

Habló cº n el j ef e de pºlicía y el gºber n ador quienes ,

consintieron en d a r libertad a S ºl ís S olamente le impo .

n ian la cond i ción de q u e e s a misma tarde tºmara el tren .

Un sºldadº l e ac o mpañaría .

A la tarde supº que estaba l ibre Pero iban a tenerle .

en l a pºlicía hasta el momentº de sali r p ara l a estación .

— L o s compadezco a los que se


q uedan en esta m a z
morra le dij o a A rauj º desp i diéndose , .

A rauj º disgustadº por la libertad de S ºlí s n º contestó


, , .

— M e voy content º ami g o cºntinuó Sºlís .


,

El f racasº de l a revºlución l e había servidº admir able


"

mente Era la mej or sºlución de su aventura c º n R a s el


.

da A quellas hºritas de cárcel le salvaban evitandº encon


.
,

tra r a R a s e l da dándºle pretexto para n o buscarla De


, .

º trº mod º ¿ q uién sabí a cómo hubieran acabadº las co


,

sas ? El e r a débil de vºlunta d Y n º valía la pena e u


. .

r e d a r s e p ara tºda l a vida co n una muj er habiendo t antas , .


¡ Habie n do tantas ! rep itió tendiendo ! a manº ,

A rauj º .

Y vien do que su amigº le m iraba casi hostilmente le ,

preguntó :
— Pero
¿ q u
, é le pasa ché A i au j º?
,

— M i re le dij º A rauj o claván dol e los º j ºs


, Qu .

Dios me casti gue perº j uraría que usted n º s ha t r a ici º


,

nadº denunciandº el d ia y l a hºra de la r e v º lu ción


, .

ra ya n º dudo ; uste d ha s idº : ¡ Só traidor !


Y se abal a nzó sºbre S ºlís d ispuestº a e s t r a n gu l a rle
,
.

P e rº un vigilante l e contuvº .

Se ha vuelto lºc º decía Sºlís m u v pálido Yo ,


.

creº que se h a v u e l t º lºc º


Ras e l d a , casi hasta el ú ltimº instante ignºró l a lle gada ,

de S ºlís Fué Candelari a q u ien se l o dij º


… .

Cómº has sabidº ? le p reguntó con alegría .

—E l señor G a l i a n i le cºntó a dºña Cris u la


p ; yº l º s
escuché cuan do conversaban a la mañana , .

Estaban en el cºrredºr y R a s e l d a llevó a su cuarto a


Candelaria A unque dºña Crispula dormía l a siesta e ra
.
,

más prudente hablar en el cuartº de R a s el d a La niña .

hi zo sentar a su ladº a la sirvienta y le d ij º tº m á n dº l e , ,

la manº
— M e vas a cºntar tºdº lo que oíste Candelaria tºdº
, , .

—S i n º sé más niña R a s e l d a ,
.

Ra s e l d a quedó un mº m entº pensativa y luegº le d i j º :


— L e vas a llevar una ca rta al hºtel
; pero ahºra mi smo .

¿ A l hotel ? S i está preso niña Se metió en l a r iv a



,
.

l u ci ón parece, .

— Entonce s le llevarás la carta a la pºlicía le dij o ,

hacién dºla sali r del cuartº .

A quella venida de S ºlís tan inesperada adulaba sus , ,

ilu siones Su cºrazón cºmprim i do pºr l as angust ias y las


.
,
.

ince rtidumbres se dilataba ahora en la al egría de vivir


,
.

La dicha entró en su ser cº n la rapidez de una invasión y


empezó a asºmarse a sus ºj ºs le ntamente en l ágrimas im , ,

p e rceptibles Le escribió
. Era una ca rta breve pero e fi
.

caz Le recº rdaba las ternu ra s de lo s viej os día s lºs


. ,

proyectºs de felicid ad aquellºs sºlemnes j uramentºs cuya ,

ho ra de cumplir habia llegad o .

Y sºnreía mientra s cerraba la carta


,
.

— Que se la pºngan en sus prºpias manºs le d i j º


a Candelaria e n t r e gá n dº s e l a
, .

La muchacha salió Ra s e l d a la acºmpañó hasta la pue r


.

ta y cºn las manºs sºbre lºs ºj ºs para de fenderse del


, ,

sol, la vió alej arse .


35 0 M A N U E L G ALV E Z

Volvió a su cua rto Perº n º p o d i a qued arse sosegada y


.

a cada mºmentº se asºmaba a l a puerta .

No dudaba del re sultado de su ca rta Imaginaba a .

S ºlís l eyéndola conmoverse c º ntestarle en segui da un


, ,

pliego apasionadº S u amante salí a en libertad y ocos


días después sigilºsamente se marchaban los d º s a S
.
,

, , alt a ,

dºn de vivirían j untitºs inacabables añºs de d i cha ¿ Có


, ,
.

m o sería Salta ? ¿ Le gustaría más que L a Riºj a ?


'

E l señºr S ºlís y a se h a i d º le dij º a C a n d e l a r 1 a
el vigilante que se h a ll a b a e n la pue rta de l a p º licía. .

Quién es esa m uj er ? ¿ Qué quiere ? preguntó u n a


v º z cavernosa detrás de u n a ventana de rej as
, .


U n a carta para el niñº Sºlí s es muy urgente ,
.


A h buenº , habló l a voz cavernosa El n i ñ º e s e
.

se ha i dº y ºj alá n º vuelva ¿ entiende ? ,

— Si seño r cºntestó Candelaria muerta de m iedº .


,

— M ire le dij º el vigilante sºnriendo e s fác li


, ,

que l º halle en el hºtel pºrque me parece que fué a b u s


,

car algunas prendas q ue tenía d ep º s it a d a s allí .

Can delaria sin º i r más corr ió hacia el hotel


, ,
.

— Niño S o lís u n a carta de l a niña R a se l d a dij º a l


,

v ia j e r º ,q u e subía a un carrua j e en ese i nstante .

— Espere un segundo rogó Solís a l sol dadº que le


v igilaba y entró en l a cºn f itería
,

El sol dadº y l a chini ta se pusier º n a habla r .

Soli s leyó l a ca rt a con calma Pi d ió papel y tinta v .


,

comenzó a escribir .


Partº en seguid a para S alta ; l a pol icía me obliga .

Perº mi ausencia no será l arga Espérame m i amºr .


,
.

Vºlveré algú n día p rontº t a l vez y e n t º n ce s reanudar é


, ,

m o s nuestras divinas entrevi s tas ¿ Te acuerdas de aque .

llas noches ? .

— Esto es u n a in famia u n a cruel dad pensó .


,

Para qué dej arle esta ilus i ón a l a pºbre R a s el da ? A d


¿
más cualquier di a pº dría salirle un pretendiente y el
, ,

nº tenía derechº para impedirl e que recon struye ra su


vida Rompió el papel y escribió :
.

R a s e l da : Partº en s e gui da para S alta T e recºrdar é



.

si empr e p e r o no me pi d a s qu e t e ha ga desgraciada M l
,
.
352 MA N U E L G Á LVE Z

a p a r e c ia n s e l e
unos tras otros con aquella melancolía d e
la s cosas que n o retornan con l a sugestión sentimental
,

d e las ternuras que han ensanchado el alma Y poco a .

p oco sin da rse cuenta se fué emocionando


, , .

—So un estúpido pensó


y .

Y a fin de dominarse hizo u n a mueca c o mo para co ,

r r e gi r una cara demasiado reveladora y se puso a hablar ,

c o n su acompañante .

M ientras tanto Can delaria llevaba l a carta L a muc ha



, .

cha aunque pensaba en l a s dulzuras que le p r om e t ía su


, …

reciente amista d con el s oldado caminaba tristemente , ,

con miedo de llegar a l a casa El niño S olis se iba ¿ Qué


'

. .

h a r ía l a pobre niña R a s e l d a ? Y s e acordó que ella tani


bién ha bía suf ri do mucho cuan do se fué el niño Pére z
'

R a s e l da esperaba en l a puerta .

Cómo te has t a rdado !


T omó la carta con ansiedad l a leyó en el zaguán sus , ,

oj os se n u b l a r on y corrió a encerrarse en su cuarto .

Desde ese d i a doña Cri spula empezó a notar l a melan '

colia de R a s e l d a S u carácter h ab ía cambiado de repen


.

te S e había vuelto b urana no hablaba con nadie Dej ó


.
, .

por completo de sali r a l a calle y se pasaba la s hora s e u


cerrada N o qu e r ía comer Hasta malhumorada estaba
. . ,

cosa i naudita en ella y más de u n a vez conte s tó de m a l


,

modo a l a s preguntas y consej os de doña Crispula


G a l i an i buscaba inútilmente ocasión de hablar a solas
con ella Cuan d o se le acercaba d ej áb a l e ella con l a pala
.
,

b r a o hu í a a su cuarto .

Una n oche cuatro días después de que partiera Solis


, ,

d on N il a m ón fué a l a casa Venia a despedirse pues .


,

se marchaba a S antiago S u hermano hab ía vuelto .

agravarse .

Quiso e x aminar a R a s e l da y se quedó solo co n ella


'

— Pero
¿ qué tristezas son éstas hij a le preguntó
?
, ,

l m á n d o l a cariñosamente
p a e .

R a s e l d a sentada j unto a su mesa de escribir a p oyó la


, ,

f rente en su mano .

—Todo ha pasado continuó el médico y p o r co n


siguiente n o ha y razon es para e s tar t ri ste .
LA M A EST RA NO R M AL 3 53

Dios ha b ía sido muy miser i cordioso con ella y era p re


ciso aceptar ciertos sufrimientos en cast igo de nuestra s
culpas ¿ A lgo le quedaba de su amor ? Era natural P e
. .

r o ¿ para qué echarse a muerta ? H a b ía que v ivir


, habia ,

que olvidarse La melancolia e r a un vicio l a madre de


.
,

pecados muy grandes .

R a s e l d a soltó el llanto Después de u n a larga pausa .


,

d on N il a m ó n le p re guntó :
N o estás contenta en esta casa ?
— Si t i o pero

. .
,

Doña Crispula era muy buena y se interesaba po r ell a .

pero a veces la atormentaba c on sus pregunta s y couse


j o s . N o tenia libertad n i para estar sola -
.

— Y o quisiera algún puesto en cualquier escuela de la

provincia balbuceó t ím i da m e n t e acordándose del con ,

sej o de S olís .

L o habia medi tado bien Era la ún ica s o l u c 1o n para .

su vida .

—M uy bien es una buena idea dij o el méd ico .


, ,

Lástima que él se iba a Santiago y quién sabe cuándo


volveria Pero podia ella ir buscando un puesto averiguar
.
,

entre sus relaciones si s a b ía n de alguna vacante .

—A demás continuó el méd i co doña Crispula


,

quiere irse a Catamarca co n Rosario y n o tardará e n


hacerlo .

D o n N ila m ón se despidió Y antes de sali r le exi g e .

la promesa de ser j uiciosa de que ahuyent a ría el mal hu .

m o r de que hari a l o posible p o r olvidarse de todo


, .

R a s e l d a se lo prometió sinceramente .

Ese d ía estuvo amable y conversó co n todos .

A la noche en la vereda se le acercó G a l ia n i El ho m


, , .

bre d e empresa l levaba un pa l i llo entre l o s dientes y mi


raba a Ra s e l d a co n su s oj uelos desa gr ad a bles .

¿ Y cuándo em pie z a a buscar empleo ?


M añana mismo
-
.

—Este .

G a lia n i tosió f r u n c xo lo s oj os hizo diversos ruidos co n


, ,

la s narices y la boca .
3 54 M A N UE L G Á L VE Z

— Este . me parece agre gó que u n a u rna com o


usted n o debe buscar empleo .

Por qué ?
; u n a niña t a n bonita que no precisa
—Sí . .

'

Cómo que no preciso G a l i a n i ? ,

N o ha bía entendi do R a s e l d a El queria decir que ell a .

n o necesitaba recurrir a esos medios tan tr i stes Cóm


"

¿ o .

n o iba a encontrar un h o mbre que l a quisiera ?


— Yo no me ca s a r á nunca G a l i a n i d ij o R a s e l d a m e ,

l a n có l i ca m e n t e Los hombres no existen para m i


. .

G a l ia n i s o n r ro .

— M e parece que usted qu iere ent en derme ¿ N o no .

prefiere que h a blemos con clarida d ?


R a s e l d a quedó en silencio .

— Y o dec i a continuó G a l ia n i a ce rcá n d o s el e que


una muchacha como usted que no es u n a inocente pue d e , ,

encontra r quien la quiera .

¿ P o r qué rechazar la ocas i on si se present aba un hom


bre desinteresado que le prometiera ayudarla durante to
d a su v i da ? N o había que enoj arse p o r t a l proposición .

— Cuan do se ha ll e a d o a ciertas cosas no se tiene “ *

g ,

d erecho d e o f e n d e r s e
_
.

R a s e l d a humillada baj aba l a cabe z a sin atreverse a


, ,

hablar .

Usted cree qu e podrá vivir siempre sola ? T endrá


que recurri r a un hombre hoy o mañana , .

Y agregó queriendo tomarle una mano :


,

No d escon fíe de m i soy su a migo y me parece que


mis i ntenciones son mej ores que l a s del otro Y o n o .

engaño a nadie p o r l o m enos , .

R a s e l da recostada contra l a pared se apret aba los oj os


, ,

c on l o s nudillos de los dedos y mo vía l a cabeza d e se sp e


'

ra damente .

— Pien se bien R a s e l da .
,

A l otro día comenzó ella a busca r empleo .

A ntes que a nad ie quiso ver a l marido de Dorotea que


,

era miembro del Consej o de Ed ucac i ón Fué a su casa . .

Dorotea desde el patio la v ió llama r a l a puerta pero


, , ,

no l a recibió Le mandó decir que su marido estaba muy


.
35 6 M A N U EL G ÁL V E z
—A d e l an t c
,
mi discípula
le dij o cachazu da men t e
¡ N o sabe el gusto que ten go en verla !
Y la hizo sentar a su la do en un envej eci d o sofá de ,

marroquin .

El gobernador le hablaba muy ca r 1n o s am e n te y evo


caba l a Escuela en los tiempos de su pro fesorad º .

—Us ted n o me quería mucho dij o inclinando


¿ no ?
a un la do su cabeza c o n aire tierno y mirán dol a en l o s
, ,

oj os .

—N o señor
, ; s i l o queria .

— Y ahora ?
¿
Habia dej a do caer s u mano sobre la de Ra s el da pero _ ,

ella retiró l a suya bruscamente .

—M e tengo que i r señor d l ] 0 levantán dose .


,

El goberna dor volvió a p r o m e t e rl e un puesto No ha .

b ía p o r ahora vacantes pero la primer a que se presentase ,

l a ocuparía ella .

Ra s e l d a salió c on l a s facciones contraídas e n un gesto


de dol or Jamás se imaginó que lo s hombres fueran t a n
.

egoí stas t a n to rpes tan i n co m p r e n s i vo s Tenía ganas de


, , .

llorar de desilusión de llorar por S olís cuya actitud a h o


, ,

r a l e parecía turbia L a conducta de los demás ponía


.

u n a sombra en el alma de Solís Y llegó a dudar de él . …

de su amo r de todo Pero ella rechazaba estas i deas


, .
,

pues aquel amor co nstituía la sola felicidad de su e x i s


te ncia l a sola felici dad que ella podía aumentar en su
,

pen samien t o como esos viej os de vi da medi ocre que a


, ,

fin de convencers e de que también ellos vivieron m ag ,

n i f i c a n l a s pobres expansiones de su j uventud diciendo : ,

¡ aquellos eran los buenos


A batida pro fundamente decepcionada entró en su casa


, ,
.

D o ña Crispula le pidió detalles de l a visita al gobernador .

Había querido acompañar a R a s e ld a qu e se opusiera ; y


'

ahora se e s p o n j ab a só lo de p ensar que u n a persona de su


,

casa había sido recibida por t an insi gne mandata rio .

—Entonces
¿ te prometió
?
,

— Sí me promet i ó para Cuando hubi era vacante


, .

— Has visto ?
¿ ¡ Qué te decía yo ! S i es persona muy
amable muy generosa el gob e rn ad o r
, , .
LA M AE S T RA NOR M AL 3 57

A S aliani quien tamb i en


,
p reguntara co nt e s t ól c Ra le ,

seld a l o m ismo Pe ro . sonreía para sus adentros


G a l ia n i
y la miraba mal igna y largamente .

— Usted está muy desengañada le dij o cuan do que ,

dó solo con ella .

¿ P o r qué ?
— Yo ?
¿
—P o r culpa de l o s hombres n o es cierto ?
¿ ,

R a s e l da n o contestó .

— Y O sé más todavía l e dij o G a l ian i casi en secre


,

to . S é que usted ha llorado Y con razón porque n o .


,

sabe qué va a ser de su vida .

Quién le ha d i cho e s o ?
— M i experiencia R a s e l d a C r é a m e pues yo conozco
, .
,

el m undo Hágame caso piense en lo que le d ij e lo s otros


.
,

dí a s Hágame caso y n o se a rrepentirá


. .

Doña C r ís p u l a v e n ía notando desde hacia una semana


,

el empeño de G a li a n i en conversar a solas con Ra s e lda .

Ella le había dado b ro m it a s pero viendo que a R as el da ,

l e de sa gradaban decidió hablar seriamente co n él G a .

liani le declaró que en e fecto le gustaba R a s e l da y que


, , .

si ella aceptaba se casaría Le r ogó que n o le dij era una


, .

palabra Ra s e l da t e n ía le an t ip at ía y él necesitaba prime


.

ram e u te en a mo ra rla .

Pic a rón ! le d i j º doña C ri spula co n la cara hecha


una fiesta .
¡ Ja j a j a ! , ,

Desde entonces lo s dej aba hablar solos pero en e l fo n ,

d o tenia cierto vago recelo Y a s i e sa noche mandó a .


, ,

Candela ria que se acercas e a l a ventana del cuarto que


ha b ía oc upado Sol ís y que era ahora el de G a li a n i para
, ,

o i r lo que decian Candelaria n o oyó na da y sólo vió a


.

G a l ia n i que h a blaba al oido de Ra s e l da y a ella que le


escuchaba con la mirada en el suelo La conversación .

duró como una hora y al retirarse Ra s e l da a su cu a rto,

doña Crispul a le notó lo s oj os colorados .

Ra s e l d a cayó de nuevo e n profunda tristeza P ero n o .

era una melancolia huraña como la otra vez A hora n o , .

estaba malhumorada A manecía con oj eras enormes l os .

oj o s hincha dos y parecía muy nerviosa E vitaba e e n .

co n t ra rs e a solas con G a l ian i y a l o mej or en medio de , ,


358 M A N U E L GÁ LVE Z ,

un silencio o de l a cha rla de l o s otros hac 1a con la c a ,

beza u n f u ga z gesto de d esesperación que sólo G al ia n i


»

comprendía .

Una mañana recib i o carta de A melia Deseaba verla y


'

la c itaba en l a iglesia R a s e l da pretextan do ir a misa


.
, ,

acudió a la cita No había en l a iglesia sino algunas vi e


.

j as que rezab an devotamente Las dos muc hachas se co .

l o ca r o n en l o s últim o s lugares delante de u n a columna ,


.

—M e voy a B uenos A ires le dij o A melia Est 0y .

harta de este pueblo .

— Y qué vas a hacer sola en B uenos A ires ?


¿
—M e voy c o n A rauj o le dij o riendo como si se tra ,

ta ra de u n a gracia .

R a s e l d a quedó escandalizada .

— Pe ro él se volverá en segu i da a L a Rioj a a gregó ,

c o mo para disminui r la imp ortancia del hecho .

— Y qué v a s a hacer después ? in qu i r ió Ra s el d a


¿
curiosamente .

De s pués ? N o me faltará don de a rr imar m e .

Y reia levantan do los hombros .

Pero A melia ! ¡ Decir esas cosas y en l a iglesia !


, ,

— No seas pacata oime :


,

¿ P o r qué n o se ib a ella tamb i en a B uenos A ires ? Vi


v i r í an j u ntas si e r a posible
, Lo pasarían a dmirablemente
. .

¿ Qué podían hace r en La Rioj a L a ge nte l a s m iraba


?

como apesta das .

—A melia
¡ deci r e s o !
,

Po r qué no ? Nuestro destinó es segui r el cam i no


que hemos emp ezado .

Y agregó
—V á m o n o s a B uenos A ires no seas zonza
m
.
,

R a s e l d a como si resist i era u n a tentación


, u y fuerte ;
baj ó l a cabeza y se pus o a reza r .

—Vamos a vivir en el Hotel de Roma calle Rivadavia


,

Le daba l a dir e cción p o r si se res o lvía a ir o a escri


birle .

S alieron de l a iglesia A melia l a besó a n im á n do la a


.
,

acom pañarla y le dió de nuevo s u domicilio en B uenos


360 M A N U EL G ÁL VEZ
"

— Ll eve esto a l a niña R a s e l da Pero con mucho di si .

mul o Es preciso que doña Crispula no ve a ab s ol uta


.

mente nada .

Can delar i a s al ió y volv 1o en segu ida .

Se l o dió ?

Si señor , .

— Qué es taba haciendo ?


¿
—M uy apenada parecía , .

— Y qué dij o ?
¿
—Lo rompió y se puso a llorar
¡ Pobre niña Ra .

sel da !
D u rante el almuerzo R a s e l d a no habló una palabra .

Fin g ió dolo r de cabeza ma reo mal estar D e b í a haberse , , .

indi g estado G a lia n i l a miraba disimuladamente y ella


.

baj a ba los oj os . X

U n a hora antes de salir G a l ia n i se despidió , .

—Pero si hay tiempo G a l i an i ¡ Qué apuro p or d e .


,

s !
j a rn o
—Tengo una cuenta en l a con fitería Voy ,

a pa garla .

Doña Cri s pula no ac ab aba de deci r ad i os a su h ués


p ed Le dij o que era un ingrato con L a Rioj a don de
.
,

tanto le apreciaban y le invitó a que volviera pronto , .

— Pueda que vuelva Ps h ¡ tantas cosas se ven en . . .

l a vida ! ¡ Pero no será or n e go c i os téngalo seguro ! , …

Ya sal ió ! ¡ Ja j a j a l ¡ Qué G a l ian i éste , , _

De R a s e l d a se despi dió en su cuart o S uf rí a l a pob re .


, ,
'

tal dolor de cabeza que debió r e co s t a r s e Cuando G a .


_

liani seguido de doña Cri spula llamó a la puerta de su


, ,

cuarto s a lió casi tambaleando dió la mano al viaj ero y


, ,

se entró sin mirarle .

G a l i a n i partió por fin Doña Cr i spula con lá grimas .


,

en los oj o s , v ió alej arse a su huésped En segui da se-


.

acostó a dormi r s u s i e s t a f
.

C a n delar i a en l a pocil ga donde dormía contemplaba


, ,

su billete Pero no era del todo fel iz Sin saber por qué
. .
,

s e n t í a un va go remordimiento Pensó que tal vez ese


— .

p a p e l it o qu e llevó a l a n i ña fuese una cosa mala Y de


'

.
_

b í a serlo porque sin o ¿ a qué le daban tan ta plata ? T uvo


,
L A MA EST R A N O RM AL 36 1

ganas de hablarle a doña Cr i spula de contarle todo P ero , .


,

¿ n o sería mej or conversar antes con l a niña ?

Y fué al cuarto de R a s e ld a Todo estaba revuelto .


,

las ropas por el suelo u n a silla volteada ¿ Dónde estaba , .

l a niña ? La buscó p o r toda la casa no la encontró C O , .

r r ió entonces a despertar a doña Crispula .

S eñora la niña se ha ,
no está en niguna
parte . .

Doña Crispula saltó de la cani a y voló al cuarto de


Ra s e l da Había hui do no ca bía duda Buscaba al guna
.
, .

carta cuando vió un trozo de papel La espero en la .

est . me un ca rruaj e …

Se ha ido co n G a l ia n i ! ¡ Era el m : e do que y o tenia !


.

Y arremetió contra Candelaria llamándola bruta in i e ,

liz es túpida y p e ll i zcá n dol a en los brazos L a muchacha


, .

se echó a llorar .

Doña Crispula sal i o a l a calle como loca Falt aba un .

cuarto de hora para que partiese el tren ; aun p o día llegar


a tiempo Pasó un carruaj e y subió
. .

— A l a casa de don N il a món gritó al cochero .

En la casa del médico llamó con el aldabón furiosa


mente E l médico alarmado salió a abri r Esta ba de
.
, , .

zapatillas y guardapolvos .

¿ Qué pasa ?

— Ra s e l d a huye co n G a l ian i .hay .

Don N il a m ón sin averiguar más sa ltó al coch e


, , .

¡ A la estación !
El coche volaba .

Dios m ío oj alá lle guemos ! ,

— Faltan cinco minutos — d i j o el mé dic o como ha


'

blando solo .

Jesús ! ¡ Perdida para siempre !


—A veces el tren demora en sali r .

L os caballos c ansa dos di sminuyeron su marcha


, , .

M ás ligero badaj o ! gritó el méd ico al coche …


, ,

olvidándose de d oña Cri spula .

Llegaron D o n N ilamón saltó del coche sal i o al an dén


.
, .

b uscó por todas p artes La g ente le mi raba co n asombro .


3 6 2 M A N U EL G Á LV EZ

Preguntó nadie sab ía Tr epó al tren recorr i ó el coche


,
.
,

dormitori o .

¿ Qué busca señor ? le pre guntaba el guarda al



,

verle meterse en l o s camarotes .

— Qué l e importa !
¡
A bria las puertas con estrépito form idable m e tía l a ,

cabeza aunque hubiese gente Llegó a l último de todo s


. .

— Está ocupado dij o el guarda .

Don N il amón empuj ó a l hombre abr i o la puerta , .

¡ T í0 !

— qué es esto ?
Ra s e l da , ¿
Perdón perdón t i o !
,

R a s e l da se arr o j ó a los pies del mé d ico llorando con ,

an sias .

Y mientras G a l i a n i se inclinaba cortésmente y sonreía ,

d o n N il a m ón arrastr aba de un brazo a Ra s e l da fuera ,

del vag ón .
6
3 4 M AN UE L G AL V EZ

rano cuando el cielo se e m p ol v ab a de estrellas ; l a s can


,

ciones de los ciegos ; las serenatas que ah on d ab a n el mi s ,


m

terio de las calles dormi das ; los oj os de l a s muj eres .

S u vo z se había empañad o de em o ción A puró su copa .

y al cabo de un rato exclamó


, ,

M e gustaría volver !
—A mi también hombre repitió Pére z Quisiera
'

,
.
,

ver a doña Cri spula a don N ila m ón a M igu el A rauj o


, , .

qué t i po a dmirable a tantos otros amigos 0 co


n o c ido s . .

Solí s le (1110 que todo h ab ía cambiad oallí Doña Cris .

pula e s taba con Rosario en Catamarc a y e ra abuela de


dos p r o v in ci a n it o s del i cioso s A rauj o vi vía en B uenos

A i res D on N i l a mó n había muerto


. .

D on N il am ón ? preguntó el mú s ico con pro fu m “

d a pena .

Y agregó
—E r a un hombre e x celent e un a gran alma un g r a n , ,

Solí s t o s i o mirando el fondo vacío de su vaso


, .

— Y don M olina el viej o conta do r de cuentos ver


¿ ,

des ¿ Qué se a hecho


? h ?
— Pero amigo dij o Solís en ton o de falsa recon
,

vención ; ind ignadamente que uste d no conoce a


l o s grandes hombres de su p a í s El señor M olina f ué .

g obernador de L a Rioj a y acaba de ser elegi


, do d iputad o
n ac i onal .

— Y qué hará en el Congreso ?


¿
¿ Cree ust e d que l a ma
—Contará sus cuentos verdes .

yoria de sus colegas hace algo mej or ?

Urtubey ? ¿ Y el Director ? _

Urtubey es rect o r del Colegio Nacional .

¡ N o homb re !
,

Le aseguro Pér ez ¿ Pa ra qué lo voy a engañar ?


,
.

¡ Qué paí s admi rable el nuestro ! ,

En cuanto a l Di rector sól o sabia que en Catam arca ,

había vuelto a se r sumariado Como siempre le acom .


,

p a ñ a b a l a señorita Rodríguez y su señora contin uaba ,


LA M AE S T RA N OR MAL 6
3 5
yendo todos lo s inviernos para tomar baños contra el ,

reumatismo a Rosario de l a Frontera


, .


¿ Y Caban illas el rector ? Era su gran amigo
, .

Caba n illas acababa de publicar el tomo octavº de su


H i stºr i a de L a Rioj a E r a un volumen de ochocienta s
.

páginas Ya ha b ía llegado a Facundo Quirºga


.
.

— E x t r a º r din a r io ! exclamó Pérez


¡ .

¡ Qué ha b ía de ser extraordinario ! Cada prºvinc i a te


n ía un historiador Todos publicaban volúmenes c º lo s a
.

les y afirmaban a pesar de e s o que l a histºri a argenti na


, ,

n o habia s i d º escrita .

Quedaron en silencio sonriendo , .


'

Después de u n a larga pausa Pérez en voz baj a mi , ,

rando a Sol ís en l o s oj os le pregunto p o r R a s e l da , .

— Poco después de su traged i a le d i eron un puesto ,

de maestra en una escuelita de Chamical A llá debe a s .

ta r.

N o sabe más ?
— Nada más .

— Pues o le daré noticias


y .

En Chamical fué muy hostilizada Se supº lo oc urrí .

d o en L a Rioj a y una persona que le tenía mal a v o l u n


,

tad preparó contra ella a tºdo el v ec in d a r iº Habia s u .

frido horriblemente pues le r e a b r i an su herida Fué tras


, .

ladada a un pueblito lej ano cerca de l ºs A ndes , .

Qué vida ! e x clamó Sºlís compasivamente .

— Ella n o se quej a Sº p o r ta sus males cºmo un casti


.

g º a sus faltas y está muy entregad a a la religión N o .

acusa a na die .

¿ Y cómº sabe tºdo e s o Pérez ?



,

S e acuerda de A melia C alcena ?

L a había encºntradº hacía pºcºs dias Estaba muy .


bºnita y d ed icada a la vida
,

H a bia caido para no l e .

va n ta r s e más Ra s e lda que nº conoci a sus med i ºs de


.
,

vivi r le habia escrito va ria s veces


,
.

— Pº b r e ci ta Ra s e l da !
¡ e x clamó Sºlis .

Usted la quiso de ve ras eh ?


,

— C r e º que

Q uedaron otra ve z en silenci o Solís s e s e có u n a l a ri


g .
36 6 M A N U E L G Á LVE Z

ma aprovechando un instant e en que Pére z nº le mi ra


,

ba. Luego e x clamó :


— E n fin n o v a le l a pena
.
,

Y sin concl ui r la f rase pi dió otrº whis ky


,

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