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CENTRO ToLUQUEÑO DE EscRITORES PARAANTONIO, LAURA Y FERNANDO

© 2007, Laura Zúñiga Orta, No tiene nombre el paraíso

Primera Edición: 2007

DR © 2007, Centro Toluqueño de Escritores

ISBN 970-9995-11-1
Portada: Rigoberto Martínez

Impreso en México
Printed in Mexico

Todas las situaciones de esta novela son imaginarias, y cualquier

relación con la verdad debe considerarse accidental. Queda
prohibida la reproducción total o parcial de esta obra -
incluyendo las características técnicas, diseño de interiores y
portada- por cualquier. medio o procedimiento, comprendidos
la repografía, el tratamiento informático y la grabación, sin
previa autorización del Centro Toluqueño de Escritores A. C.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte

SoNETO A Crusro CRUCIFICADO,

(atribuido a diversos autores)
UNA PAUSA. EL PASEO DE LA LENGUA ENTRE LOS LA-
bios. Labios gruesos que se humedecen.
-Dime pequeña Afrodita, ¿tú crees en Dios?
Un suspiro.
Silencio.

13
r

PROGRAMA: HABLEMOS DE
EMISIÓN: REPORTE VIAL
GUióN: .ANGELINA DíAZ
DuRACióN: 30"
FECHA: 20 DE JUNIO DE 2001
LOCUTOR: ERICA MUNGUÍA

001 OPERADOR: (RúBRICA DE LA EsTACióN EN PRI-

MER PLANo. FADE OuT)
002 LoCUTOR Este es nuestro reporte vial ...
003 OPERADOR (PUENTE MUSICAL MUY BREVE)
004 LocUTOR Muy buenas tardes, lo saluda
Erica Munguía.Le informo que
en Avenida Circunvalación
Oriente, aún no se restablece la
circulación, luego del accidente
que ocurrió hoy por la mañana.
Los automovilistas avanzan a

15
 r---
vuelta de rueda, así que si nece-
sita salir de la ciudad le recomien-
do tomar el Libramiento Adolfo
López Mateas.
005 ÜPERADOR (PUENTE MUSICAL MUY BREVE)
006 LoCUTOR En las calles del centro de la ciu-
dad tenemos tráfico moderado.
Hay un embotellamiento a la
altura de Miguel Hidalgo, en el
entronque con Benito Juárez: el
flujo vehicular es lento pero
constante. Si tiene prisa le con-
viene utilizar vías alternas, como
Rayón o Morelos.
007 ÜPERADOR (PUENTE MUSICAL MUY BREVE)
008 LocuToR Hasta aquí nuestro reporte,
sintonícenos en una hora.
009 ÜPERADOR (RúBRICA DE LA ESTACIÓN)
I El Cazador concentra su atención en la puerta
NIEBLA: JIRONES DE NUBE QUE SE DESLIZAN POR LA
montaña. De la mano del viento, trizas de blanca
seda avanzan y acarician el bosque de encinos; re-
posan en las hojas tapizadas de lluvia reciente y
cubren el verdor con su suave cortina.
En el frío de la tarde, los grillos inician un con-
cierto mientras la bruma prosigue su camino. Abajo,
16
,,,._.,,111Tilll111f
más abajo, buscando un lugar para detenerse. Para
evaporarse.
En un claro del bosque se levanta una pequeña
vivienda de adobe. Sorprende verla ahí; rompien-
do con la uniformidad del paraje, asentada defini-
tivamente en el suelo de cantera rosa.
Frente a la cabaña, El Cazador contempla
cómo la puerta de tosca madera recibe un baño
de nube. Espera el ocaso y mastica hojas de men-
ta. Cada movimiento de su cuerpo hace crujir la
silla de mimbre en la que está sentado. Ocasional-
mente usa la mano derecha para rascarse el men-
tón recién afeitado. La mano izquierda lleva a su
boca la menta que después saborea. El Cazador
mastica despacio. Aquí la prisa no existe: él es due-
ño del tiempo. Aspira con fuerza, le gusta la sensa-
ción de frescura que invade su garganta y pulmo-
nes. Traga con placer su verde saliva. Las hojas
laceradas adoptan un dejo amargo y son escupidas
al suelo, convertidas en viscosa pasta.
de la cabaña. La mira como si no la conociera,
como si no la hubiera hecho él mismo con sus
anchas y pesadas manos. Sus ojos negros y ham-
brientos repasan una por una las manchas de la
madera. Imagina que son riachuelos y los costea
en una pequeña barca de papel que avanza sin tro-
piezos por las orillas, donde el color es más inten-
so, para después hundirse en el centro.
17
-
Una ráfaga helada lo obliga a frotarse los bra-
zos desnudos. Ya está oscureciendo y con la no-
che llega también el frío, pero no importa; la prisa
no existe. El Cazador mastica y escupe, marcando
el compás de un reloj imaginario y propio. Un
reloj que no le pide recorrer la distancia de un
minuto en sesenta pasos, y que, en realidad, está a
su disposición para convertir un segundo en una
hora y una hora en un día completo.
A lo lejos, El Cazador parece un tierno abuelo
de pueblo que mira pasar la vida sentado frente a
la puerta de su casa. Un hombre maduro que
reprueba con el vaivén de sus canas el nuevo ro-
mance de la muchacha de la papelería, y que ade-
más, no se cansa de repetir que todo tiempo pasa-
do fue mejor.
Quien lo mire de cerca notará los errores de
esta descripción. Las manos recias y callosas del
Cazador no están hechas para las caricias que re-
gala un abuelo. Las venas firmes y abultadas de
sus brazos aún recuerdan el combate sudoroso de
los cuerpos. Lo mismo confirman sus labios car-
nosos; el cabello largo y rizado atado en una cole-
ta. Pero quizá lo más fuerte de su personalidad
resida en la intensidad de su mirada. En los ojos
negros que parecen bailar como una llama, mien-
r laciones de la Universidad hace dos semanas.
tras siguen clavados en la puerta conocida.
1 La llegada de Cerbero interrumpe los pensa-
mientos del Cazador. Cuarenta kilos de carne
18
'
cubiertos por un brillante pelo negro, regresan des-
pués de vagar por los alrededores. Perro sin raza
que se acerca a su amo para recibir una palmada
en la cabeza. Dos cazadores recibiendo a la noche.
De repente un gemido, un grito ahogado den-
tro de la casa hace que Cerbero reaccione levan-
tando las orejas. El animal olfatea y reconoce el
olor del miedo.
El Cazador sonríe, guarda en una bolsa de papel
las hojas que no masticó y a tientas, busca en el
suelo una caja con cerillos. Enciende uno; el fuego
le da a su cara un tinte anaranjado y casi fantasmal.
Dirige la llama a una vela y después, con una tuli-
pa, protege su luz.
Se levanta de la silla, que esta vez cruje más a
causa del impulso del cuerpo. Se despide de los
grillos con un silbido. Camina con Cerbero a la
casa; ya es la hora de entrar.
SIN PISTAS, EL CASO DE LA
ESTUDIANTE DESAPARECIDA
Junio 25, 2001. La Procuraduría de Justicia del Es-
tado de México aún no determina el paradero de
la jovenJimena Aragón, desaparecida en las insta-
El día de su desaparición, la estudiante de die-
cinueve años inició sus actividades escolares de
19
 r
forma normal, pero su padre no la encontró cuan-
do pasó a recogerla a la Universidad, a las seis de
la tarde.
Sus compañeros de la Facultad de Filosofía la
recuerdan como una persona tímida, tranquila y
de pocos amigos. Los primeros interrogados por
la policía coinciden en afirmar que la joven fue
vista por última vez alrededor de las cinco de la
tarde en las áreas verdes contiguas a la cafetería de
la Facultad.
Las autoridades señalaron que a pesar de no
tener ninguna pista contundente, continuarán con
la investigación hasta solucionar el caso que ha
transtornado la tranquilidad de Solar de la Paz.
Cabe recordar que esta es la primera vez que
se registra en la Universidad una situación de esta
naturaleza. Lamentablemente, el caso de Jimena
Aragón viene a engrosar la lista de ciento veinte
desapariciones o secuestros denunciados en lo que
va del año, de los cuales, las autoridades sólo re-
solverán el cinco por ciento.
SED TENGO SED!- MALDITA SEA QUIERO AGUA UN
poco de agua Por lo menos para mojarme la boca
Me duelen los pies Me obligó a caminar durante
mucho tiempo No sé dónde chingados ando
Debo estar perdida en el cerro Porque hay árbo-
20
''' n•••••nmn•---..nlni••Wii•&. . .
les El piso cruje por la hojarasca Me caí varias
veces Seguramente me llené de moretones
No pude escapar Le di una patada y me pegó
otra vez Me arde la cara El sudor saló tanto mis
arañazos que pensé en sangre Tengo miedo
Este hombre Yo sé que lo he visto antes En
algún lugar Pero no recuerdo dónde Pidió ayuda
Me inspiró confianza De cuándo acá tan amable
Sofía Lo seguí De repente un golpe seco y des-
pertar medio tumbada en una camioneta sacudi-
da y con la presión de sus dedos en mis brazos
Me había tapado los ojos También la boca Con
un paliacate que ahora traigo casi metido en lagar-
ganta La boca seca y pastosa por el cansancio La
sed El esfuerzo de la caminata a no sé dónde
No pude gritar Aunque quise hacerlo Gritar
con ese tono que mi mamá detesta cuando discu-
timos Qué diablos Mi mamá seguramente estará
lavando los trastes del día Aguantando el escánda-
lo de mi hermano y suponiendo que otra vez no
voy a llegar a dormir a la casa Otra vez Y yo aquí
tirada Con el pecho a punto de reventar
El tipo me amarró las manos detrás de la es-
palda Me obligó a bajar de la camioneta y me
empujó hasta hacerme caminar Todo sin decir una
palabra
Agua carajo Agua Sólo yo escucho mis queji-
dos de rata atrapada Me cansé de tanto caminar
Hace frío Tengo miedo
21
 Caer para sentir de nuevo la presión de sus
dedos obligándome a levantar Su rostro cerca de
mí Huele a menta podrida A eso huele su aliento
Huele a menta Cuánto tiempo habrá pasado Ten-
go sed Mi playera no es suficiente para calmarme
el frío Dónde estoy Que alguien me ayude
Ruido de llaves y una puerta rechinando Algo
moviéndose muy cerca de mis piernas Un perro
tal vez Un gato muy grande No Debe ser un pe-
rro Mis brazos sintieron unos muros rugosos
Después otra puerta Me soltó y caí como bulto
en el suelo. La tierra en mi cara se hizo lodo con el
sudor Su presencia de menta junto a mí Yo estaba
llorando Me choca llorar
Se alejó y otros pasos lo siguieron Pasos me-
nos rudos Débiles Tal vez un cómplice Qué me
van a hacer Hace diez minutos Hace veinte Carajo
no lo sé Esta sed que no conocía me vuelve loca
La puerta rechina otra vez y escucho los mis-
mo pasos pequeños que lo siguieron a él Se detie-
nen a mi lado Ahora qué sigue Más miedo Me
arrastro hacia atrás Arrastro nalgas codos manos
y media espalda sobre el suelo disparejo Quiero
gritar Me muevo lo más rápido que puedo Cho-
co contra una pared Me golpeo la cabeza y siento
mi pecho retumbar solo y aterrado Tranquila Tran-
quila Me dice pausada una voz de mujer No vqyas a
gritar No te muevas Me vuelve a decir La siento acer-
22
carse despacio Quieta Me quedo quieta Es una mujer
Su cómplice Un dedo en el lodo de mis arañazos
Dedos suaves que tocan las grietas de mi boca
Siguen el camino marcado por la tela y llegan a mi
nuca Encuentran el nudo y retiran la mordaza
Alivio Muevo la mandíbula dolorida Está
como dormida Pero duele Me suelta las manos
Muñecas igualmente lastimadas Brazos ateridos
Más rasguños Grito pidiendo ayuda Mis manos
se mueven a ciegas Ella alcanza al vuelo mi muñe-
ca derecha Forcejeo hasta que toco algo frío Me-
tálico Ella lo guía despacio hasta mis labios mien-
tras pide silencio con un siseo Es agua Gracias Agua
Abro la boca Trago desesperada Me mojo la ropa
Sed Es agua No grito sólo tomo Está fresca Me
recargo saciada contra la pared Tiemblo Se me
cae el traste al suelo También me duelen los dientes
Siento su mano en mi cabeza Una caricia Bus-
ca ahora el nudo del paliacate que cubre mis ojos
Ayudo ladeando un poco el rostro Intenta soltar
el trapo y no lo consigue La siento casi sobre mí
Se ayuda de la boca para deshacer el nudo Muer-
de la tela y muerde también mi cabello sudado
terroso No me importa porque ella también huele a
sudor Por fin me quita la presión Abro los ojos
con dificultad Destellos que atraviesan los huecos
de mis pestañas con grumos de rimel Cuesta tra-
bajo acostumbrarse a la luz Visión fuera de foco
23
Dibujo deformado porque pasaste una mano en-
cima antes de tiempo arruinando el límite de las
formas Parp1deo pero la sensación de presión no
me abandona Aunque voy recuperando el foco
Volteo y la miro Una joven Tal vez de mi edad
Cabello negro Ojos oscuros Moretones en cara y
brazos Sucia Me ofrece una mano y me ayuda a
levantar A d6nde me lleva.r Le pregunto Mi barbilla
tiembla Mi voz no es la misma de siempre El mie-
do caraja El tr..iedo
Me da un abrazo casi maternal Quiero pre-
guntar qué demonios me pasó Dónde estoy Quié-
nes son ustedes Qué quieren Cuándo voy a irme a
mi casa Parece que ella adivina mis preguntas por-
que pone un dedo en mi boca
Me da una cobija que después de un rato cal-
ma el frío y el temblor Estoy cansada Me dejo
hacer como muñeca de trapo Ella acomoda mi
cuerpo en una cama muy rústica Estoy rendida
No entiendo nada Lloro No puedo hacer otra
cosa Y hago precisamente lo que más me molesta
Sáquenme de aquí Bienvenida me susurra
NACISTE EN UN AÑO DEL QUE QUISIERAS NO 1ENER
memoria. Hace mucho tiempo, desde luego. Al menos eso
dicen tus armgas. Creciste en una época difici4 de constan-
tes y abruptos cambios; eso no se te olvida. Evocaciones
24
deprimentes y hasta patéticas. Escupiste, escupes cien veces
en la vida qut tuviste que vivir.
Desde pequeño buscabas el escape, escondido en gmtas
algadas o alacenas olvidadas. Siempre soloy a oscuras, sin
nadie cerca entorpeciendo tu pensamiento cual inmundo
moscardón. Los otros no lo entendieron nunca. ¿Cómo en-
tender al niño que prefierejugar solo? Te imaginaron tara-
do incorregible, estúpido lunático. Cualquier cosa pero nun-
ca normaL Ciegos ellos; burdos estrábicos que no verán más
allá de su nariZ; Pero tú eres superior a ellos.
Crecer a la fuerza con las eternas ganas de salir co-
rriendo, de huir a un sitio sin ruido)' sin gente. No poder
hacerlo y acabar por acoplarte al mol.ie. Al menos en apa-
riencia. Bendito sea Dios hijo, ya eres todo un pro-
fesor; te respetan, tienes trabajo y seguro social,
ganas dinero, ¿no te sientes bien? Eso ha de ser
porque no tienes mujer. Consíguete una novia jo-
ven, centrada, que vaya a misa y sea buena para
tener hijos y hacer de comer. Eso te falta: una mujer,
no me vas a salir rarito ¿o sí? Con tanto greñudo
que anda por ahí yo presumo tu pelo cortado
como hombrecito. Y luego de la esposa, unos
chamacos. Mis nietos. ¿No se te antoja?
Y la demente carrera por alcanzar el éxito, por ser o al
menos parecer más que el vecino, tener una casota y un
carro del año; si no lo consigues eres un pobre imbéciL Qué
asco. Vomitas, mil veces vomitas en todo eso.
Tardaste mucho pero lograste escapar. Cuidaste con
obsesión hasta el mínimo detalle de la creación de tu paraí-
25
 so. Nada puede fallarte. Alqado de todo haces por fin lo
que siempre quisiste: respirar en libertad, sentarte a mirar
la tarde caer, platicar con grillos (cri, cri)y alimañas, leer,
escribir. S obre todo eso: escribiry terminar la novela que
empezaste en la adolescencia. Esa que parece autobiogrqfta
y tuviste que abandonarpor estar entregado a calificar exá-
menes bobos. Ahora sí la vas a terminar; en esta casa que
construiste luego de años de e.ifuerzos y privaciones. Los
viqos murieron en el momento preciso e, involuntariamente,
contribi!Jeron a incrementar tu presupuesto. Sonríe, tienes
motivos de sobra para hacerlo.
Nunca es tarde; aunque esas canasy arrugas se empe-
ñen en decir lo contrario. Eres fuerte, estás en buena forma
físicay mental. No hqy nadie quepueda impedir tus sueños.
Ellas te infundirán nuevos bríos. Dos mi!}eresjóvenesy
sanas que serán tu compañia. Quizá sea este el único punto
que no contemplaste en elplan original. Finalmente aceptas-
te que no puedes estar solo, hablándole a la nada o a Cerbero.
N opuedes olvidar de repente lo que eres: tienes conciencia de
que uno es en función de los demás. Pero no debes ver esta
aceptación como un fracaso sino como una oportunidad
Además, es i'!fusto y egoísta guardar para ti todo el
conocimiento, toda la certeza de este paraíso. No has dqado
de ser un maestroy ahora impartirás una materia preciosa,
un curso diseñado por ti. Ellas valen la pena, no las elegiste
a la ligera. Son fuertes e inteligentes. La enseñanza será
difici4 pero acabarán por entenderte. Deben hacerlo, no les
darás otra opción.
26
Cerbero viene hacia ti; hace bien su trabt!Joy quiere que
le acaricies la cabeza. Este perro ha sido tu compañero, lo
fue desde el momento en que lo encontraste abandonado en
una sucia banqueta. Tu feo y fiel Cerbero es producto de
una mezcla de razasy, de algún modo, su calidad de paria
fue lo que te impulsó a recogerlo, a criarloy a convertirlo en
elfuerte y fiero guardián que ahora es. Tomaste una buena
decisión. Creo que debo felicitarte: tú siempre tomas buenas
decisiones S amue/.
II
EL CAZADOR REGRESA DE UNA JORNADA EXITOSA.
Camina con la misma seguridad con que la niebla
invade la montaña. Conoce el agreste terreno a la
perfección; sabe dónde pisa y hacia dónde se diri-
ge. Con la mano izquierda sostiene a su presa. Una
joven que avanza despacio y a tientas porque no
sabe dónde está el suelo. Porque los delgados ta-
cones de sus zapatillas se hunden en la tierra hú-
meda o la hacen resbalar al pisar la hojarasca. Ella
se lastima rodillas y manos, mientras El Cazador
le permite gatear y se divierte viéndola chocar con-
tra los árboles. Después de un rato la levanta, la
empuja hacia adelante para que avance, clava su
mano fuerte en el blando brazo. Ella arruga la
frente en un gesto desesperado, confuso. Intenta
27
 zafarse pero no lo consigue; un buen cazador ja-
más suelta su presa.
Pero la presa lucha y lanza patadas ciegas. Ca-
sualmente una alcanza la espinilla del hombre, que
le regresa el golpe con el puño cerrado directo en
la barbilla. Ella sigue caminando y agota poco a
poco sus fuerzas.
Una marcha larga seguidos por el sol. Mucho
más tiempo del que es necesario para llegar a la
cabaña. A propósito, él no avanza en línea recta,
de arriba hacia abajo. Por el contrario, camina en
zigzag y hace largos rodeos para desconcertar y
cansar más a la mujer. Ella respira agitada, tiene el
cabello castaño revuelto y el sudor le moja la cara;
,, escurre sobre las pequeñas heridas que le han he-
cho las varas. Él nada dice; no lo ha hecho desde
que iniciaron el descenso.
Ya se adivina el claro donde se levanta la caba-
ña de adobe y tejas rojas. El hombre abre la puer-
ta y, seguido por Cerbero, conduce a la joven al
cuarto de la derecha. La avienta contra una pared;
ella cae y se encoge como bola de estambre.
Él mueve la cabeza y de la oscuridad del cuar-
to sale otra muchacha.
-BIENVENIDA. No TENGAS MIEDO, NO VA A PASAR-
te nada malo. Si te portas bien y obedeces f] no te
hará nada.
28
··-·.............-.-·. · "" *. •'lii• za
Ten, toma esta cobija para que se te pase el
frío, todavía estás temblando. No te preocupes; te
va a calentar. ¿Quieres más agua? Bueno, entonces
voy a limpiar un poco tus heridas Aquí tengo al-
cohol Es necesario limpiarte la cara. Tienes lodo y
se te pueden infectar los arañazos. A ver, levántate
un poco, anda, así, donde te de la luz. Acercaré
una vela para limpiarte mejor. Lo siento, sé que te
arde pero hay que hacerlo para que después no se
ponga peor. Cuando termine puedes dormir toda
la noche. Mañana que estés descansada y más tran-
quila te explicaré tus labores.
Procura no moverte, ya casi termino, traes de-
masiado lodo en tu cara y cabello. A lo mejor deja
que te bañes después. Si quieres orinar o algo, tie-
nes que hacerlo en aquella cubeta. Ahora intenta
descansar, yo me duermo en la otra cama, esta es
la tuya. No saldrás de este cuarto en un rato, en lo
que te acostumbras al cambio.
No, no soy su cómplice. Estoy encerrada con-
tra mi voluntad, como tú. Llevo aquí más o me-
nos tres meses. ¿Rescate? No. Esto no es un se-
cuestro común. No es cuestión de dinero. Él quie-
re algo de mí, de ti, pero todavía no sé qué es.
Traté de escapar varias veces pero no lo con-
seguí. No te lo recomiendo; los fracasos trajeron
como consecuencia castigos que no quiero volver
a sufrir. Llegué arañada y con los ojos vendados.
29
a 1 z:c:wscaa:: :p;:: aw oa o 0
No sé dónde estamos y en todo este tiempo no
he visto a nadie más que a Él. Y a su perro. Mira
mi brazo, ¿ves las cicatrices? Me mordió. Es
Cerbero; el vigilante.
Hacia donde camines, el bosque se cierra poco
a poco. De pronto los árboles son todos iguales y
ya no sabes por dónde seguir. La niebla tampoco
ayuda. Créeme que lo he intentado y por tu pro-
pio bien te sugiero que olvides la posibilidad. Pri-
mero Dios este encierro no va a durar mucho.
Nuestras familias deben estar buscándonos, una
no desaparece de la noche a la mañana sin que
nadie se preocupe. Mis padres deben estar deses-
perados por no saber de mí. Esa es mi esperanza.
Cualquier intento de hacer otra cosa me da mie-
do. Mucho miedo. Aún no lo conoces pero debes
creerme cuando te digo que no es muy grato ver-
lo enojado. La cara se le pone completamente roja,
las venas de su cuello saltan como várices y sus
ojos parecen caminar solos, adivinando incluso lo
que piensas. Se pone como loco y grita incoheren-
cias sobre los griegos, Zeus, el Olimpo y ... sufi-
ciente,. no debería contarte más. Ya tendrás tiem-
po para entender mi terror y quizá para incremen-
tar el tuyo. Duerme, ya terminé con tu cara. ¿La
sientes fresca? Qué bueno. No te atormentes, des-
cansa porque necesitarás toda tu energía. Por cier-
to, me llamo Jimena.
30
m
DESDE NIÑO, SAMUEL EXPERIMENTABA UNA MEZCLA
de sensaciones que iban de la fascinación hasta el
asco, por el pueblo campesino del que era origi-
nario su padre. Siempre le costó trabajo hacer
empatar la pulcra imagen paterna con la pobreza
en la que vivían y siguen viviendo los habitantes de
Santiago Ixmil. Su mente infantil le impedía creer
que el hombre alto, bien vestido y recién bañado
que era su padre, tuviera algo en común con los
campesinos sudorosos y sombrerudos que lo sa-
ludaban con tanto respeto.
El padre de Samuel había sido el menor de
siete hermanos varones, de los cuales, cuatro mu-
rieron de hambre y enfermedades sin haber al-
canzado siquiera los diez años de edad o el metro
de estatura.
Sin acceso a los servicios básicos de educación
y salud, la gente de Santiago Ixmil se aferraba a
Dios y a su pedazo de tierra que, de tanto ser re-
movido, en ocasiones sólo escupía lombrices para
comer. Los hombres trabajaban hasta que se har-
taban. Algunos, como el padre de Samuel, hacían
a pie el viaje a Solar de la Paz, la ciudad más cerca-
na, para emplearse en las fábricas, cargando bul-
31
 tos en la Central de Abastos o en lo que fuera.
Otros hacían de la ciudad la primera escala de un
largo viaje hacia Estados Unidos. IMAGEN Aumo
Santiago Ixmil se fue quedando vacío; habita- FADE IN: FADE IN:
do por ancianos y mujeres abandonadas, acostum-
CLOSE UPS. PLAYA. IMAGE- JINGLE OFICIAL DEL PRO-
bradas a embarazarse en cada visita del marido y
NES VARIAS DE MUJERES EN DUCTO
a veces, a enterrar a un hijo mientras parían otro
1RAJES DE BAÑO PASADOS
que invariablemente llegaba al mundo con los ojos
DE MODA. SE ESCONDEN
hambrientos. DE LA GENTE. RoSTROS
Lo que más enorgullecía al padre. de Samuei TRISTES.
era haber podido cambiar la historia de su vida a
base de sacrificios y coraje. Huyó para no morirse DrsoLVENCIA A: JINGLE ASEGUNDO PLANO
de hambre y lo consiguió. Logró costearse la ca- PLANo AMERICANO DE AC- ACTRiz:
rrera de maestro y, de paso, enamoró a una joven- TRIZ GUAPA Y DELGADA Con el nuevo y original
cita de buena familia, cuyas relaciones le permitie- SOSTENIENDO EL PRODUC- «Be Thim> lograrás en
ron progresar y sentirse parte de un grupo social TO «BE THIN» Y RECO- pocas semanas lo que has
MENDÁNDOLO intentado por años: bajar
superior al que abandonó.
Cada mes, padre e hijo emprendían en carro el de peso
viaje de dos horas a Santiago Ixmil. Para Samuel
DISOLVENCIA A: LoCUTOR 1:
era toda una aventura. Para el padre era una abru-
PLANO SECUENCIA DE LA Es muy sencillo. Toma
madora obligación que consistía en verificar y pro- FORMA DE PREPARAR EL un licuado por la ma-
curar el bienestar de su madre. Cuando ella mu- PRODUCTO PARA SU CON- ñana; otro por la tarde:
rió, terminaron las visitas pero en la mente de SUMO cuatro pastiílas en la
Samuel, permanecieron inalterables los recuerdos comida, mucho ejercicio
de la gente, la montaña, el bosque de Santiago y agua
Ixmil.
DrsoLVENCIA A: ACTRiz:
PLANo AMERICANo DE Ac- Con «Be Thin>> es muy

32 33

lfiiTlll~mnnlnurunTIDiilnmr
 r
i
sencillo bajar de peso.
TRIZ CON LAS MANOS EN
Creeme, yo lo logré rendija. El sonido de la hojarasca al ser pisada con
LA CINTURA
zapatos de goma, con zapatos de suela natural,
CoR1E DIRECTO A: JINGLE SUBE A PRIMER con el pie derecho en un calcetín de algodón, con
PLAYA. CoiLAGE DE IMA- PLANO, ACOMPAÑANDO AL el pie izquierdo desnudo. El espectáculo de la pau-
GENES VARIAS DE MUJE- COLLAGE DE lMAGENES. latina putrefacción de un gato. El crecimiento de
RES EN BIKINI, DMRTIÉN- moho en la taza de café de hace dos semanas. El
DOSE EN LA PLAYA, LU- olor de la tierra por la mañana y a las tres de la
CIENDO CUERPOS ESBEL- tarde. Amaneceres, atardeceres, eclipses. Silencios,
TOS Y ROSTROS FELICES susurros, gritos. Había cazado de todo, excepto
seres humanos.
CoR1E DIRECTO A: LocUTOR 1:
Sintió la necesidad en una de las visitas que ha-
LOGO DEL PRODUCTO Y ¿Qué esperas? Dispo-
cía a la Universidad cada vez que la ansiada sole-
DATOS DEL PUNTO DE nible en autoservicios y
farmacias de prestigio dad se le convertía, paradójicamente, en una as-
VENTA
fixiante carga. Su atención se concentró en una jo-
FADEOUT ven que, sentada en el pasto, leía en voz alta y apro-
FADEOUT
vechaba cada punto y aparte para echarse el cabe-
llo detrás 'de las orejas. Samuel esperaba con ansia
N la pausa entre párrafos para mirar embelesado ese
movimiento; el contraste entre la mano blanca y el
EL AZAR LE ENSEÑÓ A SAMUEL LA POSIBILIDAD DE LA cabello negro.
cacería humana. Hasta ese momento, el maestro Pudo haberse conformado con ese instante,
jubilado se había pasado la vida cazando instantes pero no lo hizo. Por alguna razón que escapaba a
fugaces e irrepetibles, que observaba con pacien- su entendimiento, quería más. Ansiaba poder con-
cia de entomólogo y archivaba en su memoria. templarla cuando le diera la gana. Acariciarla, po-
Arañas tejiendo su trampa exacta. El lento pero seerla, estrujarla, destrozarla. Reconstruirla.
constante crecimiento de una capa de polvo. Ma-
IniCió entonces el acecho de ésta y otras presas
riposas multicolores muriendo sin ceremonia frente
potenciales. Las siguió a distancia para conocer cada
a la puerta de una casa. La luz que se cuela por una
uno de sus movimientos y predecir sus reacciones.
34
35

rrrrrrn~u.~•n•~
 Guiado por sus sentidos, El Cazador eliminó va-
rias candidatas hasta quedarse con tres. El siguien-
te paso fue planear con todo detalle, con infinito
placer, el día de la cacería. Sin olvidar nunca que la
mosca atrapada en la telaraña luchará hasta el lími-
te de sus fuerzas. Todas las presas se rebelan y pe-
lean antes de conocer la resignación.
Es UNA DISTANCIA MUY CORTA REALMENTE MUY BRE-
ve Nueve pasos de ella Cortos Menudos Desde la
puerta del cuarto hasta la cama donde llevo tum-
bada no sé cuántos días Cinco pasos de él Largos
y pesados Desde la puerta del mismo cuarto hasta
la que supongo es la salida
Los conté tirada en la cama mientras Jimena
trae la comida Viene de la cocina Le he pedido
que me describa el resto de la casa pero no quiere
hacerlo Tiene miedo Un miedo que la ha paraliza-
do Me desespera Yo no pienso quedarme aquí
hasta verme como ella
Él viene a mí con frecuencia Me acaricia la
mejilla con su mano de menta sin lograr arrancar-
me una palabra Me agradece que coma bien Des-
pués yo reinicio el conteo de los pasos que se ale-
jan esta vez en dirección a una puerta que quiero
alcanzar Que rechina cuando se abre Cuando se
cierra Cinco pasos
36
1 IIIIITI~IIl~lmnllhllllhl.illll. . .
Catorce pasos en promedio que, corriendo,
deben disminuir considerablemente
Esa idea en la cabeza Esa certeza me dio el
valor necesario Así que sólo esperé el momento
para hacerlo
Ella trajo el desayuno como todos los días Pero
esta vez la esperé levantada y la miré de frente
Creo que adivinó lo que iba a hacer La empujé La
charola voló Su mano estirada trató de alcanzar-
me Pero yo ya avanzaba Uno dos tres Seis zanca-
das y la puerta anhelada Un violento rechinido y la
luz de lleno en mi cara No hubo marcha atrás A
correr Corrí todo lo que pude sin saber para don-
de Derecha o izquierda No importa Hojarasca
Troncos Gusanos Piedras Ramas Yo seguía co-
rriendo Lo hice hasta que me faltó el aire y tuve
que parar Maldito cigarro Mi corazón retumbaba
y no supe hacia dónde seguir Pero quería lograrlo
No te detengas me dije Cinco Diez minutos y ár-
boles Más árboles Ni una vereda y la primera es-
tupidez Comencé a gritar pidiendo ayuda
¿ESCUCHAS ESOS GRITOS? UNA DE LAS DOS LOGRÓ SA-
lir de la casa, seguramente la nueva. La gran estúpzda. No
debe estar mi!J lqos. Con una simple orden Cerbero inicia
la caza. Vamos, ve por ella tú también. Trotando, ve tro-
tando. Allá va Cerbero. Corre, corre tras ella.
37
~~
Otra vez de cacería.
Sonríes al notar movimiento entre los árboles. Esto fue
demasiado fácil.· ni siquiera sudaste. Estaba demasiado cerca.
N o, no es buena idea gritarle, se puede asustary correr
un poco más. Pero mira, ya Cerbero está con ella y el trato
que le da no es mi!J amable. Tonta.
Aún tienes mi!J buena condición física. El dercicio tiene
sus recompensas, de otro modo estas chicas te vencerían con
facilidad. Y eso es algo que no te puedes permitir.
-Cerbero, buen chico. Suelta la pierna de la pequeña.
Anda, no queremos que la lastimes. Eso, mi!J bien.
-¡Déjeme ir! ¡Suélteme! ¡Ayuda!- Sus lindos
r!Jos desesperados.
N unca te han gustado los gritos; lastiman tus timpa-
nos. Debes tranquiliiftrla porque respira mi!J agitadamente.
Mírala, está mi!J asustada. Pobrecita. Sigue gritando pero
tu mano ya viaja rápido hasta su cara. La sangre te salpi-
ca cerca de la boca. Paseas tu lengua y pruebas su sabor
metálico.
-Regla número uno, pequeña Afrodita- le
dices mientras la tomas del cuello. -Aquí nadie, óyelo
bien; nadie habla sin mi permiso. ¿Entendiste?-
Silencirr-. Responde, puedes contestarme. ¿Has
entendido esta sencilla regla?
-Ss ... sí
-Perfecto. Ahora, no llores. Vámonos. Ade-
lante Cerbero.
Ella jorco/ea un poco, pero lanifts una de tus miradasy
se queda quieta.
38
La subes a tu espalda como un muñeco de trapo. La
mordida no es grave pero el dolor no la va a ddar caminar.
No puedes decirle que no te agrada la violencia, que no
deseabas golpearlay lo hicistepor necesidad, para que aprenda.
Ninguna de las dos te puede verflaquear.
Encuentras a la otra limpiando el cuarto. Ddas tu
carga en la cama, y buscas el botiquín para limpiarle la
herida. Cuando terminas, tomas la precaución de amarrar-
la bien. Piesy manos.
Das la orden contundente:
-Si le gusta tirar la comida al suelo entonces
ahí comerá- Y además, la receta que tú mismo prepa-
raste: sedante para mantenerla tranquila.
TE ADVERTÍ QUE NO LO INTENTARAS, PERO COM-
prendo que no me hicieras caso. Mira, debes tra-
tar de tranquilizarte, de otro modo te irá peor.
Llevas tres días adormilada por el suero que te
dio; ahora estás más consciente porque te redujo
la dosis. Dice que va a dejar de darte esa droga,
pero tienes que poner de tu parte. Tu pierna luce
mejor, era una mordida leve. Tus muñecas ya no
soportan el roce de la cuerda, pero ni modo, no
puedo soltarte. Si lo hago es capaz de molerme a
golpes, inyectarme suero, o descuartizarme y dar-
le de cenar mis cachitos al perro.
A pesar de todo, te ha ido mucho mejor que a
mí. El día que llegué nadie intentó tranquilizarme
39
 ni me limpió la cara o me puso una cobija. Él me
vino a dejar a este cuarto sin decir palabra. Quedé
tumbada como tú en la cama y lo ví hasta el otro
día. Imagínate el resto.
Desde luego que busqué la manera de escapar,
pero me pasó casi lo mismo que a tí. Fui muy
tonta la primera vez que lo intenté, porque salí casi
detrás de él. Quise aprovechar su manía; toma una
silla todas las tardes y se planta frente a la puerta.
Fue después de cuatro días encerrada. Ya me ha-
bía soltado y sólo tuve que poner atención al mo-
mento en que abría la puerta. Me acerqué despa-
cio y en cuanto lo vi de espaldas, salí corriendo.
No llegué muy lejos, él soltó lo que llevaba en las
manos y corrió detrás de mí. Afortunadamente el
perro no me mordió, pero desde entonces pasa
todo el tiempo frente a la puerta del cuarto.
No, no es que haya perdido la esperanza. Con-
fío en Dios y estoy completamente segura de que
mis padres me están buscando. Eso me da un poco
de tranquilidad, pero creo que de todos modos
debemos intentar algo. Y es mejor si lo hacemos
juntas.
Al principio pensé que se trataba de un secues-
tro común, que este hombre hablaría a mi casa,
t pediría dinero y me dejaría salir. Eso desde luego
en el mejor de los casos. Pero tu llegada me hace
pensar que tiene otro plan. Es algo distinto. Creo
¡lfj 40
thl$.
);\
que él tiene una visión diferente de las cosas. Me lo
ha comentado. Yo estuve encerrada en este cuarto
dos semanas. Él me venía a ver y me traía la comi-
da como ahora yo hago contigo. Después me dejó
salir de aquí para que pudiera andar por la casa:
tuve que cocinar y hacer cosas que yo no sabía
hacer. Tuve que aprender y mientras él me vigila-
ba, hablaba de este lugar como un espacio alejado
de todo. Su paraíso. aislado del mundo. Mencio-
naba que aquí comenzaría de nuevo, a pesar de
sus años, conmigo, con sus elegidas.
No alcanzo a adivinar sus intenciones. No sé
de qué manera tú y yo formamos parte de ese
comienzo, pero definitivamente nuestros deseos
no le importan. Nos quiere aquí, y hará cualquier
cosa para retenernos. Sí, tal vez está loco.
Te estoy proponiendo intentar algo juntas. Por
eso nos conviene que estés bien. Te pido tranquili-
dad no porque sea una estúpida, sino porque ne-
cesitamos ser más inteligentes que él, pelear por
salir de aquí ¿Entiendes lo que te digo? Ahora come,
antes de que venga a obligarte a comer en el suelo
otra vez.
ÜTRA ESTUDIANTE DESAPARECIDA
Septiembre 22, 2001. Todavía no se determina el
paradero de la estudiante de la Facultad de Filo-
41
 comenzó a frecuentar Santiago Ixmil. En el pue-
so fía desaparecida el 11 de junio y ya se reporta la blo no quedaba nadie vivo que pudiera recordar a
desaparición de otra jovencita. su padre, de modo que, cuando llegaba con su
En esta ocasión se trata de una estudiante del escopeta al hombro diciendo que iba a cazar ve-
segundo semestre de la carrera de Derecho, lla-
nado, los campesinos lo miraban con recelo. Las
mada Sofía Hernández, que tiene un largo histo-
visitas constantes con cerveza de por medio, ven-
rial de mala conducta y rebeldía. Por esta razón, su
cieron la desconfianza del pueblo y, poco después,
madre no se alarmó cuando no llegó a dormir la
El Cazador trabó amistad con un campesino al
noche del 9 de septiembre, pero posteriormente,
que incluso contrató para construir su cabaña. Ba-
inició una búsqueda que no ha dado resultados.
jaron a lomo de mula los materiales y pertrechos
Los hechos ya han sido denunciados y al igual que
necesarios. Talaron árboles y los convirtieron en
con la primera desaparecida, se ha levantado una
tablas; emparejaron juntos los bloques de adobe.
demanda en contra de quien resulte responsable.
Todo para levantar un rectángulo dividido en tres,
La policía supone que los do~ casos están rela-
con sólo una puerta y una ventana hacia el exte-
cionados, ya que según sus primeras pesquisas, esta
rior. El suelo: cantera rosa apisonada.
estudiante también fue vista por última vez en las
Afuera: letrina, lavadero, tablones unidos para
instalaciones de la Universidad. Hasta el momen-
hacer un cuarto de baño, pozo y bosque. Aden-
to, nadie ha llamado para solicitar rescate o algún
tro: tres cuartos; uno para la cocina, otro para
tipo de intercambio por ninguna de las dos seño-
dormir y el último, que originalmente fue utiliza-
ritas. Las autoridades piden a padres de familia y
do como estudio, es ahora ocupado por las dos
estudiantes que se mantengan alertas y que si re-
mujeres. Pocos muebles, todos construidos por
cuerdan algo que signifique una pista, o identifican
las grandes manos del cazador. Ningún adorno.
alguna señal sospechosa, no duden en denunciarla
No hay luz eléctrica. No la hay ni siquiera a
ya que esa ayuda puede resultar decisiva.
cuarenta y cinco minutos de camino, donde se con-
centra la mayor parte de la población. Lo común
es usar luz de sol y velas. Tampoco hay agua pota-
V ble, pero el pozo garantiza el agua fresca.
¡,¡ Cuando supieron que este hombre tenía la in-
HACE AÑOS APARECIÓ EL CAZADOR. PRIMERO ESPO-
tención de vivir en el monte, varios lugareños se
rádicamente y después con mayor regularidad,
é'l
43
42

atrevieron a ofrecerle sus viviendas, pero él recha-
zó las propuestas argumentando que deseaba es-
tar solo ya que así lo exigía su trabajo de escritor.
Agradecía las ofertas bienintencionadas, decía, pero
prefería no causar molestias y llevar una vida inde-
pendiente, subiendo al pueblo por su camioneta
sólo en caso necesario.
Y así lo ha hecho. Desde que terminó la cons-
trucción, los habitantes de Santiago Ixmil sólo ven
al Cazador mensualmente, cuando él sube muy
temprano y toma su camioneta, encargada en la
única tienda de la comunidad, y regresa con la
despensa para un mes. O accidentalmente, cuan-
do ellos buscan a un animal que escapó del corral
y se alejó demasiado.
Exceptuando estas situaciones, mucha gente no
recuerda su presencia ni repara demasiado en sus
actividades o gustos. Habrá algunos que quizá ya
lo olvidaron, y ese olvido es perfecto para él:
Samuel sabe que un buen cazador es experto en el
t
,, arte de pasar inadvertido. En el complicado arte
de no existir.
tlu MUY BIEN SAMUEUTO, REVISEMOS TUS PROGRESOS. YA
ft¡ sabemos que no eres mi!J bueno para poner en orden tus
4 ideas, pero no te preocupes: para eso me tienes a mí. Estás
completamente seguro de que no d~jaste ninguna pista. Na-
';>~~l
44
·;fJ. 1
.....................~
die puede siquiera sospechar que tú secuestraste a estas dos
muchachas. Ahora que las tienes aquí, al9adas de todo lo
que conoceny aman, ¿qué sigue?, ¿qué vas a hacer con ellas?
¿cómo vas a convencerlas de que las has elegido para cons-
truir un paraíso? Has tenido que golpearlas, amarra/as y
hasta sedadas. Nunca te habías tomado tantas molestias
con una presa. El resultado es que tienen miedo, un miedo
que puedes olery hasta saborear como elplatillo más delicio-
so. El miedo es elprimerpaso en el camino hacia la manse-
dumbre. Pero no olvides que todavía no están rendidas. La
recién llegada tiene sin duda ideas que no ha tenido la pri-
mera. Así que más pronto de lo que imaginas podrían in-
tentar escapar. Debes redoblar las precauciones. Sólo cuan-
do logres vencer su voluntadpodrás comenzar la enseñanzp.
Sólo entonces explicarás con detalle el o~jetivo de este aisla-
miento. Mientras tanto, te deleitas observando sus movi-
mientos. Conociéndolas mediante el acecho.
Buscas la cqja que contiene tu mochila de estudiante: un
morral de jipi que huele a humedady guarda varios tesoros
de esa época. El más valioso, el fundamental.· tu libreta
para escribir la vida. Una libreta de forma francesa, Jorra-
da con papelperiódicoy plástico, en donde escribiste algunas
ideas para desarrollar cuentos y el borrador de tu novela.
Mucho de lo escrito a lápiz comienza a borrarse, mancha
toda la hqja de gris; algunas letras han perdido su forma y
te cuesta trabqjo descifrarlas.
No has tomado el cuaderno desde que iniciaste esta
cacería. Estabas mi!J ocupado arreglando esas minucias
45
 cotidianas que, sin embargo, son necesarias para una exis-
tencia medianamente cómoda. Pero ya es tiempo. Hqy que
retomar !a escritura. Te sientas y acaricias tu libreta. La
hrjeas. Lees algunos pámifos a! aiflry tratas de recordar
tu imagen de entonces. Dónde estabas y qué hacías. Un
r:fercicio interesante aunque a veces resulta exhaustivo y de-
primente, ¿no es cierto S amuel?
.~', Sientes deseos de ir a la otra habitación a dar la prime-
ra lección reaL Pero aún no es tiempo. Debes esperar, aún
tienen que convencerse; comprender que es estúpido perder
esta oportunidad No pueden irse, no hqy nada para ellas
fuera de aquí. Recuerdas la filosofía kantiana, en la que las
consecuencias de un acto no son decisivas para calificarlo
como bueno o malo. En realidad lo que importan son las
intenciones, y las t1!)'aS son buenas: es tu obligación rescatar-
las del mundo en el que han vivido. No esjusto que sólo te
salves tú, que sólo tú goces elparaíso. Es algo mi!J dificil de
comprendery eso aumenta tu desesperación porque no sabes
si serás tan buen maestro como para que no sólo aprueben el
curso sino que lo hagan SI!JO.
No olvides que es urgente surtir la despensa: otra boca
que alimentar mermará pronto tus reservas. Leche, cerea4
arro;v frijoles, comida enlatada. Haz la lista para no olvi-
dar nada.
Es hora de las riflexiones nocturnasy elpaseo de Cerbero
siempre vigilante. Hubo una época en que llamaste Zeus a
tu compañero. Era agradable ponerlo al nivel delgran Dios
griego. Zeus el delpoderoso rqyo. Zeus metamotjoseado para
46
_______________________
....,.,,
graf!iearse el amor de mi!Jeres distintas a Juno, su hermana
y esposa. Metamotjosis; la idea te da vueltas en la cabeza.
Es imperativo dqar de llamarlas "ellas'~ ¿no lo crees? Es
bastan'! impersona4 como sifueran qjenas o no existieran.
Y existen: son dos seres humanos con los que vas a compar-
tir tu vida. Metamotjosis. Eso es lo que deben stifrir los
tres; una transformación. Sonríes imaginando un bautizo
para las dos. Para los tres. También tú lo necesitas. Un
renacer.
VI
EL CAZADOR SALE DE LA CABAÑA, DEJANDO A CER-
bero frente al cuarto de las muchachas. Coloca el
candado en la puerta principal y acaricia la madera
rugosa. Hincha el torso con un amplio respiro y
camina hacia su derecha; pasa frente al lavadero y
el cuarto de baño. Metros después, empieza a
toparse con árboles y matorrales que esquiva tran-
quilo, seguro del terreno, hasta encontrarse con una
vereda semioculta por la que inicia el ascenso.
En la vivienda, el rechinido de la puerta y los
movimientos del candado, interrumpen el viaje de
la cuchara que Jimena inició desde el plato hasta la
boca de Sofía. Ambas se quedan detenidas una
fracción de segundo y después se miran a los ojos.
Jimena hace el plato a un lado y carnina hasta pe-
47
 gar su oreja contra la puerta. Ya, ya vámonos ahorita,
dice mirando a Sofía, quien señala sus ataduras.
Jimena le suelta pies y manos; la ayuda a incor-
porarse y van hacia la puerta. Cerrada con llave.
HAY QUE FORZAR ESA MALDITA PUERTA EMPUJA CARA] O
empuja Vamos a golpear juntas a la cuenta de tres
Uno Rápido Ese perro ya está ladrando Dos To-
davía nos falta llegar a la salida Tres Empuja Otra
vez Otra vez Dos Tres No se puede Busca algo
que nos sirva Apúrate todavía no se oye que re-
grese Sí Esa silla Con fuerza Dale Otra vez Ya se
aflojó un poco Hay que aventamos contra ella de
nuevo
VII
, EL RUIDO Y LOS GOLPES CONTRA LA PUERTA CUSTO-
diada alertan a Cerbero, que ladra y muestra los
t filosos dientes a las dos mujeres. Perro entrenado
que no dejará escapar el tesoro de su amo. Ellas
permanecen en el dintel de la puerta, mirando el
estrecho pasillo; saben que no saldrán tan fácil-
mente. Jimena intenta calmar al animal haciendo
gala de sus frases tiernas, pero sólo consigue
enfurecerlo más. Es Sofía la que se mueve; da un
paso intentando iniciar la carrera y Cerbero le atrapa
48
......................~~-~,
~---. as as
una pierna con su ágil y feroz mand1bula. La joven
no puede evadir el ataque del animal y, al intentar
protegerse la cara, recibe mordidas en manos y
brazos.
Jimena se escabulle de la escena y corre hacia la
cocina. Revuelve los cajones desesperada, hasta
encontrar un cuchillo. Los gritos de su compañera
la hacen tomar una decisión que en ningún otro
momento de su vida habría tomado; regresa sos-
teniendo el cuchillo en la mano temblorosa.
Cerbero le da la espalda, ocupado como está en
mezclar su saliva con la sangre de su presa.
Jimena se acerca decidida, agarra el pellejo de
la nuca del animal, jala violentamente y le rebana el
cuello de un tajo. Cierra los ojos mientras siente la
hoja cercenando piel y venas. Cerbero intenta
morderla, pero sólo consigue clavarse más el cu-
chillo. El perro cae, tosiendo, haciendo un esfuer-
zo por no ahogarse con su propia sangre al respi-
rar. Sus ojillos negros alcanzan a ver cómo las dos
mujeres utilizan el mismo cuchillo para forzar la
puerta principal y finalmente logran escapar.
DESPACIO, YA ESTAMOS EN EL BOSQUE. DÉJAME TO-
mar aire. Afortunadamente hay tantos árboles que
bien podemos pasar desapercibidas. Hay que se-
guir caminando. Tal vez encontremos a alguien que
49
, a w u sea 4 40 ; m a 4 i
 pueda ayudarnos. Ojalá que Él no haya regresado.
Dios mío, por favor que no nos encuentre por
aqui, antes de que lleguemos a un punto donde
podamos pedir ayuda. Respira, respira, recupera
el aliento y no mires hacia atrás.
Sí, tienes razón, ya está oscureciendo; eso pue-
de ayudarnos o volverse en nuestra contra. Des-
cansemos un poco si ya no puedes caminar. Creo
que esta vez las mordidas que te hizo ese perro sí
son graves. No has parado de sangrar. ¿Te duele?
Aguanta un poco más.
Los árboles me confunden. Debe haber, como
tú dices, una vereda o un camino de esos que se
hacen a fuerza de tanto pisar, pero sólo veo más
árboles. Vamos a sentarnos un momento en ese
tronco. Toma aire, respira.
Va a llover, ¿ves las nubes? No tarda en caer-
nos un aguacero. Eso te lavará las heridas. Te ves
pálida, ¿tienes ganas de vomitar? Debe ser el can-
sancio y el sedante que todavía no abandona tu
cuerpo.
Pobre animal, nunca pensé que yo sería capaz
de hacer algo así.
Ya está empezando a llover. Debemos seguir
avanzando, levántate. No, no te voy a dejar aqui,
no digas tonterías. Vámonos, está bajando la niebla.
50
. -·
CONOCES LA BIFURCACIÓN QUE HAY EN EL CAMINO
entre los árboles. Sigues el brazo derecho hasta llegar a la
choza más cercana. Ahí vive S iferino con su esposay cuatro
hijos pequeños. Varias veces tomaste cerveifZ con este cam-
pesino, cuando venías a cazar. Después te C!JUdó a construir
tu casa. Recurres a él con frecuencia; es una persona sencilla
y discreta; recibe un pago y no pregunta ni habla más de la
cuenta. Eso te gusta. Tiene dos mulas famélicas acostum-
bradas al trabqjo, que han bqjado el cerro incontables oca-
siones acarreando todo lo que necesitas.
Miras a los dos niñospequeños, descalzosy semidesnudos,
corretear mi!J cerca de su madre, quien tiende ropa mqjada
en un tendedero casi vencido por el peso. S iferino do/a de
afilar su machetey saluda levantándose un poco el sombrero
roto que usualmente viste. Claro que te C!JUda; pasado ma-
ñana, a la hora de siempre, te esperará con las mulas a pie
de carretera para cargar lo que quieras. Cierras el trato
con un apretón de manosy regresas por donde llegaste.
Caminas despacio, tratando de ordenar tus ideas y de
captar uno de esos cri cri tan cotidianos. Aceleras elpaso al
sentir la primera gota de lluvia en tu cabeza. Niebla y sol
descienden casi a la par.
La lluvia arrecia. Debes llegar a cambiarte la ropa, ya
sabes que a tu edad una gripe se sufre como una pulmonía.
La preocupación por un re.ifriado desaparece en cuanto ves
abierta la puerta.
51
 No puede ser, Samue~ se han escapado. Corres y en-
tras desesperado a la cabaña. Cerbero es ahora una masa
fláccida cubierta de sangre. Respira con dijicultar;l pero aún
vive. Resiste amigo, resiste, le dices para calmarlo. Vas ha-
cia el cuarto. Ellas no están. Una silla destrozada, un cu-
chillo doblado y el calor de la ira subiéndote a la cara.
Regresas con Cerbero, lo levantas en brazos, la cabeza le
cuelga. Lo llevas a la camay tienes que tomar una decisión;
quedarte con él operseguirlas. Cerbero lo comprende todo y
lame tus manos indicándote lo que tienes que hacer.
Búscalas, encuéntralasy haifes pagar.
Toma la linterna, tú conoces el terreno; aprovecha esa
ventcya. No podrán escapar. Sientes una mueca involuntaria
en el rostro. Una sonrisa. Será sencillo; se van aperdery tú
las vas a encontrar.
El castigo será terrible. A ti nadie te ve la cara, SamueL
Inicia la caceria.
VID
ESTÁN EMPAPADAS.
La llovizna inicial se ha convertido en tormen-
ta: el cielo cerrado; abismo gris y viento helado.
Como si la oscuridad no fuera suficiente, la niebla
no deja a las mujeres ver dónde ponen los pies.
Sofía cojea y se apoya en Jimena. Desesperadas,
dirigen su mirada en todas direcciones y deciden
no gritar para evitar revelar su posición.
52
-."'··''"··~"'!,;""'¡;· -,-,lfm
• ~ l;¡;;;glll UJfQ 1
nr J ,, ' e • '
El crepitar de la lluvia y sus propias respiracio-
nes agitadas, son los únicos sonidos.
Sofía ya no puede caminar e incluso, llega un
momento en el que palidece y comienza a vomi-
tar. Se agarra el estómago con una mano y aferra
la otra al hombro de su compañera. Tose por los
espasmos y se deja caer en el lodo.
El cabello negro de Jimena se le pega a la cara,
mientras se hinca para revisar las heridas de Sofía.
La llama por su nombre y, al no recibir respuesta,
pierde la calma e inicia un llanto infantil que se
convierte paulatinamente en clamor y deriva en
sofoco.
Armado con la luz de su linterna, El Cazador
camina siguiendo un rastro como lo haría Cerbero.
Hozando en la penumbra. Perseguir mujeres es
más fácil que cazar venados, sobre todo cuando
han dejado la pista de la sangre. Esquiva los ar-
bustos y usa la mano libre a modo de visera para
ver mejor a pesar de la lluvia. No se detiene, es un
gran corredor y la rabia le da fuerza para conti-
nuar. Husmea. Dirige lámpara y ojos agudos a un
punto específico. Aspira profundo para llenarse
de bosque y descubrir el olor del miedo. Hasta
que lo consigue.
La joven desmayada está despertando. Luce
débil pero con una sonrisa tranquila, quizá porque
la otra le acaricia la frente y le susurra palabras
ahogadas con la caída del agua.
53
p W.UI\iM. *f"
 El destello de una luz las alerta. Se mueven un
poco tratando de levantarse. Es la chica de cabe-
llo negro quien, por obvias razones, lo consigue
primero. Pero sólo para deslumbrarse con una lin-
terna sostenida por una mano que después, viaja
directo hacia su cara, haciéndole explotar, entre
sangre, la nariz, la mirada, la conciencia.
FRoM: grupo_debate@hotmail.com
CoMPAÑEROS, lamentables acontecimientos han
ocurrido recientemente en nuestra Universidad.
Dos estudiantes han desaparecido. La primera, de
nombre Jimena Aragón, que asistía a la Facultad
de Filosofía se perdió el 11 de junio. La segunda,
de nombre Sofía Hernández, estudiante de la Fa-
cultad de Derecho y miembro de este grupo de
debate, fue vista por última vez el 9 de septiembre.
La policía no ha logrado localizarlas. N o se ha

1 Date:
To:
Octubre 12 de 2001
e a r o s d o 1p h i n @ h o t m a i 1. e o m ,
rosava@hotmail.eom,
sola2006@yahoo.eom.mx,
pedido rescate por ninguna de las dos y al pare-
cer, ambas desaparecieron en la Universidad, por
lo que se supone que los casos están relacionados.
Sin embargo, ya se cumplieron cuatro meses de
anilegna@yahoo.eom, magy@hotmail.eom, ausencia de la primera estudiante y aún no se sabe
george12@gmail.com, disaze@inguesu.eom,

~
grinehie@yahoo.eom, fanto_ehe@gmail.eom, nada. Ante la falta de noticias, sus familiares están
inthesky@yahoo.eom.mx, realizando una intensa búsqueda, haciendo entre-
javidubi@gmail.eom, pepis@hotmail.eom, vistas por su parte y recolectando toda la infor-
' amarillo@hotmail.eom, pelos 1O@y.ilioo.eom, mación que pueda ser de utilidad.
i'
jordan19@hotmail.eom,
' El Grupo de Debate de la Facultad de Dere-
htqm@prodigy.eom.mx, regi_na@mexieo.eom,
derecho1200@yahoo.eom.mx cho lamenta profundamente los hechos, produc-_
to de la inseguridad creciente en la ciudad y de la
Ce riosbejarano@hotmail.eom,
jlpasita@inguesu.eom, rodri@gmail.eom, fuerte descomposición social que vivimos en es-
yanimtz@gmail.eom, esma@yahoo.eom.mx, tos tiempos. Como miembro del grupo te solici-
meno@hotmail.eom tamos reenvíes este mail a todos tus contactos, ES
Cro: Grupo_debate@hotmail.eom MUY IMPORTANTE, no lo deseches; reenvíalo y quizá
a través de esta cadena logremos poner nuestro
Subject AYÚDANOS A ENCONTRARLAS!!! (IMPoRTANIE No
LO BORRES)
granito de arena para encontrarlas. Se anexan fo-
tografías recientes de ambas compañeras.
54
55

'ih•1f;.,.
¡
t.
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.....11 '1"··1 ,,, 1
,1 '

•
Si sabes o viste algo, por insignificante que te
parezca es necesario denunciarlo ante las autorida-
,-·' des y hacerlo del conocimiento de las familias. Cual-
quier cosa puede resultar decisiva para localizar a
alguna de ellas o a las dos si es que están juntas.
Únete a este esfuerzo. Reenvía el mail a tu lista de
contactos y mantén los ojos abiertos.
GRUPO DE DEBATE DE LA
FACULTAD DE DERECHO
IX
EL CAZADOR REGRESA A CASA. ]ALA A SUS PRESAS DE
los cabellos. Sofía prácticamente es arrastrada; está
vencida, no se puede sostener.
El Cazador avienta en el cuarto a las jóvenes.
Las amarra con nudos fuertes y atranca lo que
quedó de la puerta. Se dirige a buscar a Cerbero,
que ha terminado de desangrarse en la cama de su
amo. N o hay luz en su mirada. Por el hocico
semiabierto asoma su lengua seca. El hombre abra-
za el cuerpo inerte de su perro; lo carga para salir
de la cabaña y lo deja reposar en la tierra mojada.
Aunque ha disminuido su intensidad, la lluvia
no ha cesado. Se escucha su lento crepitar y El
Cazador, armado con pala y pico, cava un hoyo
56
,, ,,
'
¡,
~·
profundo para Cerbero, el fiel y feroz vigilante de
la puerta de los infiernos.
-Zeus, el poderoso Dios que destronó a su
padre. El del potente rayo- El Cazador inicia
una letanía, mientras le quita a su amigo un collar
de cuero, pero la voz se le quiebra y prefiere el
silencio para depositar el cuerpo en lo que será su
tumba.
-¡Númenes! ¡Númenes a mí!- grita, la gar-
ganta trenzada y la tierra cayendo sobre el perro.
Terminada la faena, el hombre recoge la he-
rramienta y, sin lágrimas, se dirige a la cabaña; va al
cuarto de las jóvenes, llevando en el puño el collar
de Cerbero, listo para el castigo.
FUE UNA VERDADERA ESTUPIDEZ DEBISTE SEGUIR
aunque me vieras tirada en el lodo Qué carajos
importaba un desmayo Era más importante pen-
sar en escapar y conseguir ayuda Reconoce que
fuiste muy tonta Ya lo sé Yo estaba muy débil
Bien sabes que además del sedante ese perro casi
me traga Tampoco había comido de forma ade-
cuada Cómo hacerlo con la comida tirada en el
suelo
Siento que voy a reventar Y ahora además de
golpeadas moradas y muertas de hambre también
estamos amarradas Otra vez Como cuando llega-
mos Manos Pies Todo
57
 Matu al perro lo enfureció más
,.,
1
Perdóname pero esa es una babosada Ni si-
·¡ quiera me conoces y resulta que no pudiste dejar-
me así Tienes corazón de pollo Te daría las gracias
:,~:~::;_''
si hubieras corrido hasta encontrar ayuda Eso real-
mente habría sido pensar en mí Pero en fln okey
gracias De todas maneras estamos juntas en esto
como bien mencionas Lo siento Tengo mal ca-
rácter Me deprimo y me cago en lo que puedo
cuando no me salen las cosas Y aquí nos estamos
jugando la vida
Nos está debilitando a las dos Esa es su estra-
tegia Nos raciona la comida Estamos en medio
de la nada Gritamos toda la noche por los golpes
pero nadie apareció ¿Qué no hay nadie más en
este pinche cerro?
Me voy a volver loca No me gusta estar ence-
rrada No puedo A lo mejor nunca vamos a esca-
par Quisiera tener las esperanzas que tú tienes Pen-
sar que mi madre la policía o alguien nos está bus-
cando A lo mejor ni siquiera sospechan que esta-
mos juntas Ya te dije que yo estaba en la Universi-
dad cuando él llegó Me pareció haberlo visto an-
tes y me pidió ayuda para llegar a un ediflcio Le
expliqué pero dijo que no me había entendido
Estúpidamente acepté guiarlo Después el golpe y
todo lo demás No se si alguien nos vio Realmente
espero que sí
58
1
''-- =·-¡# ... ...,.. NAIIMAI 0 '
11 ~ f" t
•¡IA'tJJft, ,, . . i'l
Estoy asquerosa Me quiero bañar Desde que
llegué no lo he hecho No me importa que sea con
agua helada como dices que se hace aquí Tengo
hambre Aguantar Aguantar Eres demasiado es-
toica para mí No me puedo controlar tan fácil-
mente ni resignarme De verdad crees que saldre-
mos Me gustaría tener esa seguridad Esa esperan-
za Sentirla por un momento aunque flnalmente se
desvaneciera
MI CABEZA PARECE UN ROMPECABEZAS, NO SÉ SI A TI
te sucede lo mismo. Tengo recuerdos fragmenta-
dos. Desde que llegué, he repasado todo lo que
hice el día en que me atrapó. El método no diflere
demasiado del que utilizó contigo. Imagino que ya
tenía todo planeado, que por alguna razón nos te-
nía elegidas o algo por el estilo. No sé si es para-
noia, pero creo que él sabía dónde estaría yo aquella
tarde y qué estaría haciendo. Esto no es una casua-
lidad, te lo dije desde que llegaste. Tiene un plan.
Algo quiere de nosotras y me aterra barajar cual-
quier posibilidad. Tampoco creo que esté loco, ni
que sea un asesino, violador o algo por el estilo. Te
seguiré pareciendo estúpida, pero he percibido que
le duele tratarnos mal. Sólo hemos repasado los
maltratos que hemos recibido, pero tú bien sabes
que después de cada golpiza intenta acercarse a
59
-·MM $$1U$1 QE Al $ CM$4 q Mlllii! l!ii!II!Ai 1 ; p 4Willli# ;¡a 4M» u ..JJ
 nosotras, hasta nos acaricia. Fíjate bien en su ma-
nera de mirarnos. Todos los hombres tienen una
debilidad.
No, no .... Si quisiera abusar de nosotras lo
habría lucho desde hace mucho. Y esa manía que
tiene de ver el atardecer me parece hasta románti-
ca, como si fuera un hombre muy melancólico y
tranquilo. Por supuesto que no estoy justificándo-
lo. Ojalá Dios conmueva su corazón para que nos
deje ir.
Entiendo. Estás enojada conmigo. Yo suelo ser
más tranquila y me asusto con facilidad. Cuando
te vi vomitando, pálida y luego desmayada, no tuve
valor para abandonarte. Corazón de pollo me di-
ces, pero yo creo que es simple cuestión de huma-
nidad. Si estamos juntas aquí, lo menos que pode-
mos hacer es apoyarnos. Cuidarnos. Esa es mi
percepción. Por lo menos no tenemos la boca
amarrada y podemos hablar como lo hacemos.
Tal vez resulta una tortura, pero sugiero repasar
los acontecimientos desde el principio, exhausti-
vamente. Atender a todas las señales y estar listas
para aprovechar cualquier oportunidad de esca-
par sin cometer los mismos errores. Y esa espe-
ranza de que nos encuentren pronto debe ayudar-
nos a no perder la cordura, debe ser una fuente
más de fortaleza. Es aferrarse de algo, como creer
en Dios ¿me entiendes? No sé tú, pero voy a re-
60
OOHO•<••••~•"'·-··-·-•ililiiillll'
gresar a la estrategia que estaba siguiendo antes de
tu llegada: portarme bien, obedecer, mostrarme
sumisa. En nuestra condición es lo más inteligente.
Él se tranquilizará y poco a poco bajará la guardia.
Además, los que nos buscan podrán encontrarnos
vivas. Yo no quiero que encuentren mi cadáver.
Obedeceré en todo, de esa manera al menos lo-
gro evitar que entre más terror a mi cabeza.
N o creas que no lo he pensado, incluso ya tomé
una decisión: Si me quiere violar no lloraré.
X
DOS SEMANAS COMIENDO SOBRAS DE COMIDA. FRUTA
pasada, huesos de pollo. Todo lo que él ya no se
come. Hasta las últimas croquetas de Cerbero.
Dos semanas encerradas. Sin que las toque el
sol, sin bañarse. La cubeta de los excrementos re-
bosante de suciedad. A propósito Él no la ha sa-
cado del cuarto; busca envilecerlas mezclándolas
con su propia porquería, dejar que se pudran.
Sudor, lodo, ropa sucia, cabello grasoso, mier-
da humana, sangre menstrual y moscas. El hedor
es ya insoportable la mañana en que Él entra y
empieza a limpiar. Les corta el cabello enmara-
ñado con unas tijeras de podar. El pelo corto es
más fácil de cuidar, argumenta, aunque en el fon-
......_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
61
_j

do le dolió tener que hacerlo. Les ordena quitarse
la ropa y tirarla junto a la porquería de la cubeta.
Los cuerpos desnudos, delgados y sucios no
despiertan el deseo del Cazador, que las amarra
juntas, espalda contra espalda.
Así sujetas las lleva al cuarto de baño, donde ya
tiene preparada una hilera de cubetas con agua fría
que les avienta una por una. El frío las pone aler-
tas. Los pezones erguidos, los vellos erizados, los
huesos contra la piel.
El Cazador las regresa al cuarto a empujones.
Caminan tiritando y escurriendo. Reciben una caja
con ropa limpia. Si se portan bien, después ten-
drán un baño con jabón.
Se quedan solas en el cuarto y tienen tiempo
para vestirse, para extrañar su cabello. Jimena rom-
pe en llanto y murmura una plegaria.
-Por favor Dios, que esto termine ya. No lo
soporto más. Ayúdanos.
Sofía, los ojos inyectados por el coraje y el
miedo, miran con ironía a su compañera, que si-
gue rezando.
-Jimena no seas pendeja, de nada te sirve re-
zar. Dios no existe.
Silencio.
-Él dice lo mismo- contesta Jimena, a quien
la brutalidad de la frase le ha cortado el llanto.
Un silencio incómodo se instala entre las dos,
62
i .,.,..,; 1'
•••••••• fl·"·l'! 1
mientras terminan de vestirse. Cada una se sienta
en su cama; Jimena mira el techo y Sofía se busca
el cabello perdido. Así las encuentra el Cazador
una hora más tarde, cuando entra con la charola
de la comida. Fruta, pan, caldo de pollo, agua. Las
dos jóvenes se atragantan con una concentración
producto del hambre de los últimos días. Él las
observa satisfecho.
Cuando están a punto de terminar de comer,
Él se sienta en la orilla de la cama de Sofía. Intenta
iniciar una conversación. Con su voz profunda
pretende hablar acerca del mundo helenístico y sus
características. Pero no lo consigue porque Sofía,
renovadas las fuerzas, le lanza un escupitajo a la
cara.
Jimena contrae el cuerpo esperando golpes, y
para su sorpresa, el cazador se limpia la saliva y
después, mirando a Jimena a los ojos, se lame la
mano. Recoge con tranquilidad las sobras y los
trastes sucios.
Por la noche, sin embargo, el Cazador regresa
al cuarto y se lleva a Sofía para obligarla a dormir
acurrucada en el suelo, a los pies de su cama, justo
como dormía Cerbero.
-Vas a entender, pequeña Afrodita, quién es
el amo aquí- le dice, mientras le señala el rincón
en el que habrá de dormir y le sugiere no arriesgar
la vida con una tontería.
63

Sofía se acurruca en posición fetal y trata de
conciliar el sueño. Pero no lo consigue. Su mente
viaja al :recuerdo de sus seis años. La noche en que
su padre abandonó la casa. Sus hermanos meno-
r¡
ra, que no les quede memoria de su vida pasaday sean una
hqja en blanco donde puedas escribir otras historias.
Nunca pensaste que las cosas llegarían a este extremo. 111

res dornúan, pero ella escuchó perfectamente la Están sucias, flacas, con cardenales en la piel. Sus qjos se 11

r¡l
discusión. Su madre pidiéndole al marido que no vuelven inmensos en cuanto te ven entrar. No soportan el
los dejara. Él hizo una maleta y encontró a la niña contacto de tus manos. No quieren hablar. Es obvio que 1

en la sala, lista para rogarle que se quedara.
-Mañana regreso- la consoló. Aquella no-
che, la niña Soffa durmió en el suelo, cerca de la
puerta, con la intención de recibir a su padre al
otro dia. Durmió ahí varias noches hasta que su
madre la descubrió y la mandó a dormir a la cama.
Hacía ya quince años de eso. Nunca volvió a ver a
su padre. El recuerdo bañó sus sueños en este suelo
ajeno.
No us GOIJ>EASTE LO SUFICIENTE. No coMo PARA
vengar el asesinato de Cerbero. Tu amigo terminó por po-
tratarán de escapar otra ve-v no les has dicho para qué las
quieres. Pueden estar imaginando mil desenlaces pues no
conocen tus verdaderas intenciones. N opuedes retrasar más
el inicio de una convivencia real entre los tres. Sin embargo,
las condiciones tendrán que cambiar. No pueden verte débil
S amue~ ni ahora ni nunca.
Tu viste que refo'ZfJr las puertasy extremar las precau-
ciones para irpor las provisiones. Las do/aste amordazadas
y sedadas aquí en tu cuarto. Cuando despertaron había
muchos cambios, pero su miedo era el mismo. ¿Qué te pasa?
¿Acasoya no te gusta el olor del miedo?
Mientras dormían ordenaste la casa. La silla que rom-
pieron ya no tenía arreglo. Tuviste que cambiar la puerta 1

nerse rigido, mientras cavabas el hqyo para enterrarlo. Cer-
ca de aquí;para poder visitarlo con frecuencia. Sentiste un
nudo en la garganta, no intentes hacerte elfoerte. Y si ellas
crryeron que las habías tratado mal que se preparen para lo
que viene. Vas a entrenarlas como a los perros; todo funcio-
na bqjo el modelo de estímulo-respuesta. &cibirán el estí-
muloy, dependiendo de su reacción, aplicarás correctivoftsz~
co opremio. Tienes que destruir lo que han sido hasta aho-
64
de su cuarto. Espero que no ht!JaS olvidado ningún detalle
S amuel. Más vale que no lo ht!JaS hecho.
Cambiaste las reglas de la cocina. Ahora todo está bajo
llave. Los cuchillos, por o/emplo. En su cuarto tienen sólo lo
indispensable, ni una silla de más o un mueble de apariencia
inocente quepueda ser utilizado para huir. N opuedes d~ar
cabos sueltos. Ni una oportunidad. En lo sucesivo estarán
siempre amarradas de los pies, hasta que se acostumbren
tanto que sientan grilletes donde no los hf!Y. Paulatinamente
65

"1 ' .. " il ' ¡¡ ;¡ 1' 1 ¡' ¡ 1' ' 1 '" 1 11 '1 !! 11 ' 1' 1 ••

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P*< • 1, ,. : , , ,~ j t 1, , 1
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" ~ ¡ ! 'jl lJl

 puedes variar los tratos, dependiendo de su comportamiento.
Son inteligentes, pero terminarás por dominarlas. Es-
tuvieron muy cerca de escapar. Si Srifía no hubiera caído,
habrían llegado a la carretera. Pero tú eres un buen caza-
dory Cerbero cumplió con su trabqjo.
Sin embargo el pobre Samuel se siente ma4 ¿verdad?
No puedes evitar compararte con tu padre. Tú que tanto
repudias la violencia te has convertido en un monstmo gol-
peador de 1'1/lfieres. Darlas la nota de cualquier programa
amarillista de la televisión. Bravo Samuel. ¿En qué mo-
-~
mento drgaste de usar el cerebro para darle rienda suelta a
la fuerza bmta?
En tu mente estás comenzando a nombrarlas con nú-
meros: Unoy Dos, según el orden de su llegada. Las obser-
vaste mucho tiempo, no sólo a ellas sino a otras candidatas
quefinalmente no fueron elegidas. Pero en realidad no sabes
nada sobre ellas. Número Uno tiene diecinueve años. Está
empezando a estudiarfilosrifía y letras. Hija única. N úme-
ro Dos; veintiún años. Estudia derecho. Dos hermanos y
'~
padre ausente. ¿Qué más Samue4 qué mas? Eso pensé: no
sabes nada Samuelito. Nada.
Seguramente el aislamiento hace que platiquen tanto y
hasta se protqan, como lo hizo Uno al no dqar abandona-
da a Dos. Pero quizá en circunstancias normales ellas no
habrían entablado una relación. ¿O sí? Piensa S amue4
piensa.
Sólo conoces rasgos supeificiales del carácter de cada
una. No sabes, por qemplo, qué es lo que más les gusta
'•n. _ _:_____j__ _
66
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• '"J •• 1 1
\G'''tt"ft ;u,illrínn,
hacer, de qué sabor es su helado favorito o cómo son sus
relaciones con los hombres. Necesitas conocerlas.
Mírate en el espqoy lee en tus arrugas el expediente que
te sabes de memoria. Cincuentay cinco años. Récord de cero
esposas e igual número de h!Jos, para desencanto de tus pa-
dresfallecidos hace dos años. Aún eresfuertey tienes buena
condiciónfísica por el qercicio. N o en vanofuíste campeón de
box en tus años de estudiante. Escritorfmstrado.]ipi rene-
gado. Critico social. Ermitaño por naturale'lfly convicción,
aunque porpresión socia4 profesor universitario.
XI
ESTE SERÁ UN DÍA SIN LLUVIA. PUEDE LEERSE PER-
fectamente en el cielo limpio de nubes. El sol llega
directo e inclemente, sólo apto para pieles curti-
das. Hay movimiento en la cabaña. El Cazador se
levanta temprano y después de preparar un desa-
yuno que ofrece a sus huéspedes, saca agua del
pozo y la llev'l a su baño; un cuartucho de tablo-
nes mal parados y peor unidos, pero suficientes
para cubrir los pudores de quien se duche. Ha to-
mado una buena decisión. El mundo tiene sufi-
cientes fuentes de mal olor en la propia naturaleza,
como para que el ser humano contribuya con más
suciedad. Prometiste un baño verdadero si se por-
taban bien. Y lo han hecho. Sobre todo Sofía, que
67
r
ha disminuido su agresividad desde que la dejaste
dormir en el suelo.
Él prepara todo meticulosamente, como si se
tratara de un ritual. lleva toallas, jabones, shampoo,
algo de ropa y cremas. Carga también tres sillas y un
libro. Después de un rato va por ellas. Las saca des-
pacio y con cuidado. Se divierte un poco soltándolas
y viendo si avanzan con claras intenciones de huir. Si
lo hacen reciben un sorpresivo golpe.
Ya casi desaparecen los moretones en sus cuer-
pos, pero están ojerosas y delgadas. No parece
que la estén pasando muy bien.
-Hqy les toca darse un buen baño, supongo queya lo
desean desde hace rato. Caminen con cuidado. Les trcye
ropa limpia, espero que les quede. Hqy es un día m19 espe-
cial: estqy a punto de darles nombres nuevos. Jimena y
S'!fta no me sirven. Ya sé que cada quién recibió un nombre
al nacer, pero eso no me importa. Escúchenlos hqy por últi-
ma vez.
Dicho lo anterior, manda a Jimena al baño
mientras Él y Sofía se sientan en las sillas, a la som-
bra de los encinos. Cuando se escucha caer el agua
Él le da el libro a la joven, pidiéndole que lea en
voz alta. Es un libro de poesía. Ella pasa las hojas
temblorosa, su vista se detiene en unos versos de
Jorge Manrique y comienza la lectura:
Yo soy quien libre me vi,
yo, quien pudiera olvidaros,
68
yo soy el que por amaros estoy,
desde que os conocí ...
Sin Dios y sin vos y mi
Sin Dios porque en vos adoro
sin vos pues no me queréis
pues sin mí ya está de coro
que vos sos quien me tenéis.
Sí Vos sos QUIEN ME Y Nos 1ENÉIS QUÉ ENVIDIA ME
dio que entrara a bañarse primero Hasta la cara le
cambió Me voy a tardar mucho aunque el agua está
efectivamente helada Me arden un poco las heridas y
tengo costras de mugre que tallo con furia Dice que
ya no soy Sofía Qué estupidez Hasta su perro tenía
nombre
Qué mosca le habrá picado a este tipo Segura-
mente no quiere que nos escapemos y busca quedar
bien Pero no va a ser tan fácil Aprovecharemos cual-
quier oportunidad Por el momento creo que Jimena
tiene razón en lo que se refiere a obedecer Es indis-
pensable sobrevivir y esa resulta la mejor estrategia
Nunca pensé decir esto pero extraño mi casa
Quiero ver a mi mamá y hasta a mis hermanos Creo
que estoy pagando por ser tan mala hija Quién sabe
si me están buscando o suponen que escapé Me
obsesiona saber qué es lo que pasa allá Me molesta
haber perdido la cuenta de los días que llevo aquí
69

¡ Nunca había visto mis pies tan sucios Tan ne-
gros Mi piel enrojeció de tanto tallar
Escucho a Jimena leer en voz alta Pero ya no
distingo las palabras exactas Todo es como una
sola pista de voz sin forma Mi cabello Tanto tiem-
po cuidándolo para que ahora sólo sea un inmun-
do casco Jabón Shampoo Ahora basta le agra-
dezco el baño Después de dormir como su perro
Qué ganas tengo carajo Qué ganas tengo de ma-
tar a este cabrón
MARÍA. AlEjANDRA. ANA. RITA. DANIELA. BERE-
nice. Dolores. Para qué quebrarte la cabeza con tanto nom-
bre. Conoces los verdaderos pero ellas tienen que olvidarlor;
representan un contacto directo con su vto/o mundo. Eso no
te interesa. No te funciona. Mariana. Blanca. Verónica.
Sandra. Rosario. Hasta el nombre revela algo de tu perso-
nalidad. De la época en que te lo pusieron. Olivia. Marga-
rita. Fernanda. Julieta. Regina.
Recuerdas a Cerbero y piensas en tus amados griegos.
Seguramente ellos te darán la clave. Vamos, piensa en algo
simple.
El bañoy la lectura lograron relqjarlas un poco. Escri-
biste con ellas una lista de lo que se debe hacer en la casa.
Una rutina con horasy actividades precisas que cada una
ha de realizar. Si no saben, aprenden. Si no les gusta, la
costumbre hará que lo disfruten. Buscas mantenerlas ocupa-
70
~·
das y en lugares donde puedas verlas, para que no tengan
oportunidad de escapar. Tuviste que soltarles las manos
para que pudieran trabqjar. Pero sólo para eso.
Has ordenado una vida sencilla. Con labores domésti-
cas matutinas, comida y prolongadas sesiones de lectura y
clases por la tarde. El trabqjo intelectual también es impor-
tante. Ocupadas en esos asuntos, tendrán menos tiempo para
planear otra fuga. Sus pláticas se limitarán al momento de
dormir. Pero estarán tan cansadas que el sueño las vencerá
fácilmente, haciendo que amanezca otro día sin que hqyan
logrado salir.
.\
S e acostumbrarán a ver que tienen todo lo necesario
\{, para vivir. Todo lo indispensable. Lo demás, lo que se ve en
el mundo de cifuera no es sino ornato, artilugios engañosos
que ocultan las verdaderas carencias humanas. Perfumes,
maquillqfe, ropa de marca, cremas, azulo/o, regaderay has-
ta excusado. Nada de eso es absolutamente necesario para
. ' la supervivencia. Pero la podrida sociedad es bombardeada
·¡···.:
hasta que lo cree de vida o muerte. Eso es lo que deben
'.' comprender.
El día agoniza. Cenan cereal con leche y fruta. Las
·'
';'
¡~. llevas a su cuarto y les amarras las manos para dormir.
J'l Cierras bien la puerta reforzaday tomas tu silla, como de
costumbre. Tu puñado de hijas de menta. Uegas a tiempo
1 para disfrutar el arribo de la niebla. La jornada ha valido
·t~
.~
~ la pena, S amuel. Ahora es buena idea iniciar una plática
'
·~ de grillos. Cri cri.
71
J
 ·r·
'
.,,

CoRTINILLA DE ENTRADA. F ADE

YO SOY EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO, EL PRINCIPIO Y EL
'!' OUT
fin, la perfección absoluta. En adelante yo seré todo 002 LocuToR Hoy, 1O de diciembre, estas son
para ustedes. El creador, el proveedor, el que les las noticias.
da vida y exige fidelidad. Yo soy Alfa-Omega; el 003 OPERADOR (PUENTE MUSICAL MUY BREVE)
primero y el último. 004 LocuToR La afición futbolera está de fies-
El alfabeto griego, pequeñas, tiene veinticuatro '}: ta. Cobras, el equipo local, lo-
letras. Alfa abre; Omega cierra. Las otras veinti- :~.;
~
gró colarse a la primera división.
dós están contenidas en el espacio cercado por 005 OPERADOR (PUENTE MUSICAL MUY BREVE)
Alfa-Omega. Ustedes me pertenecen y deben su- 006 LocuToR Sale libre por falta de pruebas el
frir una metamorfosis, empezando por sus nom- presunto líder de una banda de
bres. Las letras, como algo de apariencia simple, \
narcotraficantes que desde hace
nos darán identidad, nos darán la piedra para es- ~¡. 1 meses invade la ciudad.
culpir. Escojan, ¿cuál quieren? ¿Beta, Gamma, ·.,. 1
007 OPERADOR (RúBRICA DE LA ESTACióN)
Delta, Épsilon? Todas están encerradas: Alfa abre 006 LocuToR Se incrementa en un cinco por
y Omega cierra. Gamma y Sigma. La primera cerca 1, ciento el número de madres
1
de Alfa; la segunda cercana al Omega. Yo soy el adolescentes y como conse-

lri'
primero y el último, el principio y el fin, la perfec- cuencia, la cantidad de niños
ción absoluta. Y con ese poder, yo las bautizo. abandonados.
:~ 007 OPERADOR (RúBRICA DE LA ESTACIÓN)
1 006 LOCUTOR Encuentran el cadáver de una
PROGRAMA:
EMISIÓN:
HoY PoR HoY
VESPERTINA
¡ jovencita en un terreno baldio.
,,,, 1 Se piensa que puede ser una de
GUióN: BEATRIZ MoRALES
las dos universitarias desapare-
DURACIÓN: 30' .~t. ( cidas hace meses. Quédese con
FECHA: 10 DE DICIEMBRE DE 2001 y 1
nosotros para conocer los de-

~
LoCUTOR: MARIANO CASAS
talles de esta y otra información.
001 OPERADOR: (RúBRICA DE LA ESTACIÓN EN PRI- .·.
007 OPERADOR (PUENTE MUSICAL LARGO)
MER PLANO. CROSS F ADE CON

72 f
!¡ 73
¡'

1 11111 iniiTJIDII-.r,hiWW.iM. . . . . .
Antes de que deserten mis hormigas, Amada,
déjalas caminar camino de tu boca
a que apuren los viáticos del sanguinario fruto
que desde sarracenos oasis me provoca.

Antes de que tus labios mueran, para mi luto,

dámelos en el crítico umbral del cementerio
como perfume y pan y tósigo y cauterio

HoRMIGAS
Ramón López Ve/arde
 ~~
11

1
\¡
1.
~\
.1
•,

EL ALIENTO DE MENTA BAÑANDO SUS ROSTROS.

-¿Lo entienden mis pequeñas Afroditas? Hay
que desatar la pasión, antes de que el cuerpo pe-
rezca.
Una mirada esquiva.
Una tos nerviosa
Silencio.

,
.
1}¡1;

79

,.......,,
 IDENTIFICAN CADÁVER DE JOVENCITA

Enero 30, 2002. Después de realizar las investiga-

ciones periciales pertinentes y los exámenes de
ADN, la policía judicial ha determinado que el
cadáver de la jovencita encontrado hace un mes
en un lote baldío de la capital del Estado, no co-
rresponde a ninguna de las dos universitarias des-
aparecidas, como se manejó en un principio.
Al parecer se trata de trata de una indigente de
23 años, que falleció a causa de una congestión
alcohólica. La mujer llevaba varios meses muerta,
de modo que el cuerpo ya no era reconocible.
Esta situación, aunada a la presión que padres de
familia y comunidad estudiantil han ejercido para
resolver el caso de las desapariciones, provocó que
las investigaciones se aceleraran .
..
81
.l
 El cuerpo permanecerá en el depósito de ca-
dáveres, a la espera de que alguien lo reclame. De
no ser así, irá a parar a la fosa común.
El Procurador de Justicia Estatal no quiso ha-
cer declaraciones respecto al sonado caso de las
estudiantes desaparecidas. Se limitó a decir que las
investigaciones continúan y que los familiares de-
ben tener paciencia porque estos procesos suelen
ser muy largos.
I
ALFA-ÜMEGA, EL CAZADOR, LLEGA A LA PUERTA DE
su cabaña. Lo acompañan Seferino y sus mulas
cargadas de comestibles. Mientras bajan los víve-
res del lomo de las bestias, los hombres conver-
san. El venado está escaseando, la cosecha no será
buena este año, Seferino tala el bosque y vende la
madera para darle de comer a sus hijos, ¿cómo se
siente el maestro en su casa?
Adentro, Jimena y Sofía, amarradas debajo de
las camas, escuchan atentas los murmullos.
-Te lo dije. Alguien le ayuda a traer la comi-
da. Tal vez viva cerca. ¿Sabrá que estamos aquí?-
pregunta Jimena.
-Eso es lo que vamos a averiguar- dice
Sofía, y a continuación grita-: ¡Auxilio! ¡ayuda!
¡ayúdenos por favor!
82
"""""" _ _ _ m, _ _ _ _ _ .
Jimena le pide a su compañera que guarde si-
lencio, pero al no conseguirlo se tapa los oídos y
cierra los ojos asustada.
Los dos hombres escuchan los gritos. Seferino
se alarma y dirige una mirada inquisitiva al Caza-
dor. Éste, los vellos del cuerpo crispados, trata de
restarle importancia a la situación.
-No se asuste Seferino, es mi mujer. ¿No le
dije que me conseguí una? Se portó mal y tuve que
darle unos trancazos. Usted me entiende, segura-
mente le ha pasado con la suya ¿qué no?
Seferino sonríe, baja la mirada y se acomoda el
sombrero. Carraspea y escupe.
-¡Ah, que maestrito! Sí que lo entiendo, a ve-
ces la viejas son peores que una mula retobona.
Ambos dejan escapar una carcajada cómplice.
El campesino recibe su pago y además, una bolsa
con comida que Alfa-Omega trajo expresamente
para él. Se despiden con un apretón de manos y
Seferino camina hacia su casa.
Alfa-Omega abre la puerta. El sonido hace
callar a Sofía. Jimena mantiene los ojos cerrados.
El Cazador deja su carga en la cocina y, tranquila-
mente, se dirige al cuarto de las jóvenes. Entra y
ayuda a Jimena a levantarse; le empieza a soltar los
amarres. La muchacha tiembla tanto que los dien-
tes le castañean. Tiene el pantalón mojado.
-Gamma, querida, te has hecho pipí. No ten-
gas miedo pequeña- dice y le besa la frente de
83
 modo paternal-. Anda, cámbiate la ropa y ve a
la cocina; hay que acomodar las cosas que traje, ya
sabes donde-la dulzura de su voz desentona con
sus ojos feroces.
Jimena asiente, toma ropa limpia y sale del cuar-
to. Alfa-Omega se dirige a Sofía.
-Sigma ¿qué te pasa? ¿acaso no he sido bue-
no contigo?- murmura al levantar a la joven, que
lo mira furiosa. Alfa-Omega no la libera de las
cuerdas; la mantiene de pie, tomándola por los
hombros, encajándole los dedos. -No debes
portarte mal Sigma, o me harás enojar mucho y la
furia del numen que vive en mí, caerá sobre tu
linda cara. Sigma, pídeme perdón y olvidaré esta
afrenta.
-So-fí-a. Me llamo Sofía, imbécil- la voz
termina en falsete.
-Te llamabas. Te llamabas. Que no se te olvi-
de- diciendo esto, impacta el puño en el rostro
de la mujer y la avienta sobre la cama.
-Hoy no hay comida para ti.
QUÉ ME VES TE SIENTES MUY BIEN No TE GOLPEÓ
Claro Tú no gritaste Eres una pusilánime Tu man-
sedumbre me asquea ¿Acaso no quieres salir de
aquí? Dices que extrañas a tus papás Pero no ha-
ces nada para poder irnos Ya ni siquiera hablamos
84
•
de un nuevo intento de escape Además duermes
como un bebé Y a mí la angustia no me abando-
na ni por la noche
Reconoce que me has traicionado Pues no pare-
ce Distintas estrategias Dices Pues la tuya es más hu-
millante Cobarde Sumisa Pusilánime Déjame en paz
JI
SOFÍA CONTINÚA RUMIANDO SU FRUSTRACIÓN. CADA
vez está más cansada, más fastidiada de esperar
que algo pase. Por las noches, rasga con la uña la
cabecera de su cama, marcando un día más. Otro
día encerrada. No puede comprender cómo es
que Jimena obedece todo lo que se le ordena, cómo
es que al final del día duerme perfectamente. Le
molesta tener que pasar la noche en vela, escu-
chando suspiros y hasta plácidas ventosidades. Ella
no duerme. Piensa que su madre ha dejado de
buscarla. Piensa también que sus hermanos la han
olvidado. Después de todo, nunca fue muy ama-
ble con ninguno de los tres. Desde que su padre
los abandonó, Sofía cultivó una actitud rebelde y
poco cariñosa. No le sorprendería que prefirieran
creerla muerta. Cuando este pensamiento aterriza
en su mente, la joven muerde la almohada para no
llorar.
85
r----
Su compañera de habitación piensa en la re-
ciente discusión. También ella tiene sus propios
fantasmas y una cantidad inmensa de miedos. Te-
mores que le fueron inculcados desde la infancia,
con los cuidados y sobreprotección de su familia.
El matrimonio Aragón --<<heredero de una tradi-
ción y abolengo en-vi-dia-bles», como su madre
solía decir- es una pareja aburrida. El padre,
subgerente de la empresa familiar, se pasa la ma-
yor parte del tiempo en el trabajo. Jimena tiene
pocos recuerdos felices con él. La madre es una
mujercita pálida y enfermiza, que después de cua-
tro abortos logró concebir a la única hija: en ella
descargó toda su frustración por el abandono del
marido y su mala salud. En la casa de la familia
Aragón, la obediencia no es una opción sino una
obligación. Jimena ha crecido con la certeza de
que las órdenes son para cumplirse y, aunque algu-
na vez pensó rebelarse, nunca lo hizo. Como no
lo hace ahora. Jimena obedece sin reclamar, pero
en el fondo nunca ha estado conforme con lo que
ha tenido que hacer; con el cumplimiento ciego de
los deseos y expectativas de los demás. Obedece y
su inconsciente maldice al que le dio la orden. En
lo más íntimo de su conciencia ha maldecido a su
padre y a su madre. Justo como ahora le grita
maldito a Alfa-Omega. Jimena no sabe que para
ella, la obediencia no es sino una forma de mos-
trar desprecio.
86
FEMINICIDros EN SoLAR DE LA PAZ,
AL NIVEL DE CIUDAD JuAREz
Mqyo 20, 2002. Los homicidios de mujeres en
Ciudad Juárez han llamado la atención a nivel na-
cional e internacional, sin embargo, hay otras ciu-
dades del país que registran el mismo nivel de muer-
tes. Tal es el caso de Solar de la Paz, con la diferen-
cia de que en la capital del Estado, los asesinatos
son producto de la violencia intrafamiliar, y en el
caso de Ciudad Juárez parece haber otros facto-
res determinantes. En Solar de la Paz, las mujeres
viven la violencia intramuros; en su propia casa.
Los datos anteriores son resultado de los estu-
dios que ha realizado la Secretaría de Desarrollo
Social del gobierno federal, que también hace pa-
tente que Solar de la Paz se ubica en un nivel me-
dio en cuanto a violaciones, situación similar a
Chihuahua, Colima, Guadalajara y Oaxaca.
Esta violencia se debe en gran medida a que
los hombres no tienen la capacidad para entender
y soportar los cambios que ha traído el desarrollo
de las mujeres y la primera respuesta del sexo
masculino es precisamente la violencia.
87
~--
m intensidad.
NoCHE. GRILLOS QUE CANTAN LA MELODÍA DE SIEM-
pre. La cabaña tranquila con su puerta y sus cerro-
jos. El pasillo oscuro aunque no silencioso. Un leve
gemido, susurros ahogados.
Él no está, como de costumbre, solo en su
cuarto. En la mesa, una vela a punto de fallecer
ilumina pálidamente la pequeña y atiborrada habi-
tación. Se distinguen a medias las sombras de dos
cuerpos confundidos, unidos, moviéndose entre
las sábanas.
Alfa-Omega besa el cuerpo desnudo de
Gamma, que cierra los ojos, suspira y se abando-
na a las reacciones de su piel erizada. Ella inicia
tímidamente una serie de caricias que reparte en la
1 carne de su compañero. Recorre con dedos tor-
pes la cara manchada por el tiempo y el sol. El
cuello de venas recias; un torso aún fuerte, sin ci-
catrices. El vientre donde se adivinan los últimos
resabios del ejercicio y comienza la edad a hacer
estragos, acumulando la grasa año tras año. Las
piernas velludas, fuertes, acostumbradas al trote.
Gamma llega hasta los dedos de los pies. Regresa
para detenerse en el sexo erguido, que explora len-
tamente. Con curiosidad.
88
1
•
Él la abraza y besa en la boca; Gamma res-
ponde y se incrementa el ritmo de las caricias. Su
-Cuerpo de ml!}er, blancas colinas, muslos blancos
te pareces al mundo en tu actitud de entrega
Mi cuerpo de labriego salvq;e te socava .... te socava
La joven grita al sentir a Alfa-Omega pene-
trándola. Cierra los ojos y escucha el poema; el
aliento de menta parece bailar en su cuello.
La vela se extingue y queda convertida en una
plasta de cera. Libros, hojas blancas o llenas de
garabatos y minúsculas letras, cubren desordena-
damente la mesa. Detrás de ella, la única ventana
de la habitación, con su cortina corrida, deja en-
trar una mirada lunar.
Él abre su brazo izquierdo para que Gamma
acomode su cabeza en el hueco de la axila. Am-
bos sudan y se reparten besos tiernos y exhaustos,
sobre una sábana en la que quedan estampadas
tres manchas de sangre deformadas por la fric-
ción. El sueño llega mansamente.
En el otro cuarto Sigma no duerme. Sentada
en la cama, abraza sus piernas y se balancea con la
mirada perdida, al ritmo de los gemidos que es-
cucha. Tiene los ojos enrojecidos por la vigilia pro-
longada o quizá por un llanto igualmente largo.
Cuando cesan los ruidos entrecortados, se aco-
moda, busca las cobijas y se cubre hasta la nariz.
89
 Intenta dormir, pero se mueve para todos lados,
apretando los ojos sin conseguir su objetivo. Fas-
tidiada, se coloca boca abajo, mirando la cabece-
ra. Sofía talla con la uña del dedo pulgar una raya
en la madera. Es su contador personal; donde ha
dejado las marcas diarias de su estancia en este
lugar. Se cuentan más de trescientas. Diez u once
meses, aproximadamente. Sigma encaja su uña en
la madera. Sigue tallando hasta que amanece.
Así QUE ESTO ES EL PLACER. QUÉ SENSACIÓN TAN
extraña, tan distinta. Él duerme rodeándome con
su abrazo cálido, tierno. Husmeo su axila de vellos
encanecidos y no sé cómo es que me he perdido
tanto tiempo de esto.
¿Se habrá dado cuenta Sofía? Tiene tiempo sin
dormir bien y en cuanto me vea preguntará qué es
lo que me pasa. Lo peor es que no podré darle
una respuesta convincente porque ni yo misma lo
sé. ¿Por qué? ... ¿Por qué? No hay explicación lógi-
ca, no la encuentro, no la conozco. Pero este hom-
bre no es el monstruo que llegué a imaginar. Es
una persona extraña, sí; pero es tierno, bueno.
Cuando lee poesía y nos platica una visión distinta
del mundo. A su lado he aprendido en pocos meses
lo que jamás habría conocido en mi casa, con mis
papás siempre vigilando y creyéndome una inútil.
~ 90
j
Ser hija única me convirtió en la consentida, en la
niña bonita que no podía mover un dedo. Hasta
ahora lo comprendo. No hagas, no muevas, no corras,
dijame a mí, ven para acá, yo te llevo, a qué hora vas a
salir, paso por ti, siéntate, no te preocupes, no puedes. Y él
me dice todo lo contrario. Me ha costado mucho
trabajo, hice berrinches tremendos pero he logra-
do hacer algo distinto con mis manos.
Ya casi amanece; hay que levantarse y seguir
con la rutina cotidiana que increíblemente no me
aburre, sino que me da tranquilidad, seguridad en
algo.
Alfa-Omega sigue dormido, respira tranquilo,
ni siquiera ronca. Me gusta sentir su aliento de
menta contra mi frente. Y recordar lo vivido ano-
che me hace desearlo otra vez. Esa sensación ...
Fue como un dolor muy intenso, una quemadura,
concentrado en un solo punto. Pero no era dolor
sino placer, un placer tan fuerte que dolía. Y des-
pués .. :
Debo irme antes de que despierte, moverme
despacio para no molestarlo, Mi ropa, ¿dónde está
mi ropa? Rápido. Estoy contenta. O quizá Sofía
tenga razón y lo que estoy haciendo es mentirme a
mí misma. No me importaría que fuera así, con
tal de sentir siempre esta tranquilidad.
91

ÜNCE MESES CASI UN AÑO CARAJO No ESTOY SEGU-
ra Las rayas que he marcado son más de trescien-
tas Desconozco la fecha No sería complicado de-
terminarla si cuento a partir de cuando llegué Pero
es un ejercicio estúpido que sólo conseguirá de-
primirme más
Quiero dormir caraja Y no lo consigo Jimena
duerme perfecto Muy tranquila Eso me molesta
Es como si no le importara estar encerrada Ya le
dije que deje de hacerse pendeja Es cierto que las
condiciones han cambiado Pero yo no puedo
aceptar estar aquí Me desespera no poder salir
Parezco fantasma de monasterio Con unas ojeras
tremendas Los ojos rojos Ando como zombie y
así hago las cosas Ese trabajo supuestamente fe-
menino que nunca me dio la gana hacer y que ahora
hago obligada Aunque por lo menos me entre-
tengo en algo Dejo de pensar por un momento
en el encierro En las ganas que tengo de salir co-
rriendo y regresar a mi casa Es extraño General-
mente quiero irme Regresar a lo que fui Pero a
veces Cuando hago la comida o atiendo las sesio-
nes de lectura vespertinas me siento bien Y me da
rabia y coraje sentirme bien con eso Debe ser el
aislamiento A lo mejor me estoy volviendo loca
Aunque no tanto como Jimena Con la tarugada
92
de acostarse con él Como lo hace ahora Mientras
yo tengo que escuchar sus gemiditos sin poder
dormir
Ella dice que él no es un hombre malo Y tiene
razón No es malo pero francamente está loco de
atar Yo no tengo la culpa de sus sueños estúpidos
Ni de lo que no pudo hacer cuando era joven
Qué derecho tenía para arrancarme de mi vida y
meterme en este cuchitril Quién chingados le dijo
que yo quería dejar eso Cambiarlo todo por una
existencia en el anonimato convertida en su escla-
va En su propiedad Ese coraje no me abandona
Cuando quiero dormir sólo consigo rumiar esa
amargura Me balanceo en la cama como si fuera
retrasada mental Esperando que amanezca De-
seando perderme en las escasas horas de
inconciencia que me regala el cansancio Él sabe
que no duermo Tiene la delicadeza de dejarme
levantar a la hora que quiera Seguramente es para
ganarme como lo ha hecho con Jimena Pero yo
todavía no estoy tan mal de la cabeza A mí ese
cabrón no me va a sorber el seso tan fácilmente
No hemos tenido otra oportunidad real de
escapar Quiero decir Una oportunidad lógica y
con posibilidades de éxito Todos han sido inten-
tos vanos y tontos que poco a poco dejamos de
buscar por esperar un mejor momento Pero ese
momento no llega Y me siento sola Porque Jimena
93
 ,........
parece acostumbrarse Y yo no puedo Ella dice
que no podemos cambiar las circunstancias Que
ya estamos aquí nos guste o no Que la única ma-
nera de sobrevivir es esa Acostumbrarse Pero
cómo le hago para desconectarme del antes Tra-
bajo en todo lo que se me pide Pero la mayor
parte del tiempo estoy ausente No soy yo
Pensando se me va la noche Intento concen-
trarme en otra cosa En algún recuerdo feliz Pero
¿dónde voy a encontrar uno? Si toda mi vida ha
sido una porquería Te lo debo a ti papá Muchas
gracias
Paso la palma de mi mano sobre la cabecera
Siento las marcas que he estado haciendo Puedo
estar un largo rato rascando la raya del día Rasgo
ahora un día más De tanto frotar me ha salido un
callo en el pulgar
Ya me cansé de pelear Ya me cansé de seguir
con mi actitud de rebeldía Con la coraza que tan-
to me había ayudado en mi vida anterior En la
casa de locos donde vivía Con mi madre partién-
••~1 dose el lomo en el hospital para darnos de comer
a mí y a mis hermanos Un par de cavernícolas
Creo que si regreso ya no me reconocerían Siento
la ira aquí en el pecho Como si fuera una bola de
masa Pero ya no me da la energía que antes me
daba Esa energía con la que enfrentaba a personas
y mundo Ahora se concentra como un bulto que
94
l
no me deja respirar Que no me deja dormir Ya
no la quiero estar cargando Aquí no me sirve de
nada
Ha quedado lista la nueva marca A veces me
entran astillas al dedo Después queda muy sensi-
ble para otras tareas Me duele como me duele
estar aquí
Ya no escucho ruidos Jimena está loca y segu-
ramente piensa que le voy a preguntar algo Pero
me tiene sin cuidado lo que haga Quiero pensar
que lo hace para conseguir algún beneficio O
ganarse su confianza Como habíamos quedado
desde el principio Sin olvidar el objetivo de esca-
par Quiero pensar que está actuando inteligente-
mente y con la cabeza fría ¿Cómo no se me ocu-
rrió antes? No sería la primera vez que me acuesto
con alguien sin desearlo realmente No pensé en
esa estrategia Y se le ocurrió precisamente a la santa
virgen Jimena Ojalá sea un plan Porque si sus
motivos son otros está perdida
Quiero pensar que este encierro está por ter-
minar Que no tendré que marcar un mes más Una
semana Un día Un rato Un rato más aquí
'JiliNHS LOS BRAZOS VACÍOS, 5AMUEL DESPIERTAS Y
b1w'as a tientas el calor del cuerpo de Gamma. Pero ya no
11/tÍ aquí; ni en tu hombro ni en la cama. Abres tus qjosy
95
 los tallas para retirar la somnolencia. No, ya no está. No
recuerdas en qué momento salió. No hizo ruido. No te diste
cuenta. Respiras profondamente y expulsas el aire con un
suspiro. ¿Estás contento? Una sonrisa que no te conocía y
las ganas de levantarte para empezar la rutina me dan la
respuesta. Sí que lo estás.
M "!JJ bien, S amue4 ahora vístete. Tienes que ir a la
letrina y asear/e un poco. Abre la puerta con cuidado, no
quieres que rechiney despierte a tus /ijroditas. ¿Hace cuán-
to tiempo que no cierras con llave? S~ el miedo es un buen
carcelero, aunque no se compara con Cerbero.
Las cosas han marchado bien, pero no puedes corifiarte
demasiado, Samuelito. No lo harás. Así que cierra peifec-
tamente, aunque eso signifique una pérdida de tiempo.
A la letrina. ¿Tendrás que batallar hqy con tus perezo-
sos intestinos? Te rascas la barba;ya necesita un corte. Tu
mano, qué delicia, tú mano aún tiene el olor del sexo de
Gamma. Aspiras el aroma. S ería agradable no tener que
lavarse, para poder aspirar ese olor todo el día. Cada que
quisieras recordar lo vivido anoche.
Tu estreñimiento crónico no molesta hqy. Tal vez se ha
solidarizado con tu felicidad S amuel. Vas a la pila y te
lavas la cara con agua helada, que logra quitar de golpe los
últimos rastros de sueño. Recuerdas que Sigma no puede
dormir. S abes que pasa la noche en velay por las mañanas
la d9as despertarse en cuanto siente ganas. Seguramente los
escuchó anoche. Hqy que evitar que tenga una mala reac-
ción. Los tratos continuarán siendo los mismos; no tienes
96
ganas de generar conflictos entre ellas, ni de que existan
favoritismos. Aunque es cierto que Gamma ha reaccionado
mucho m9or, después de todo, lleva tres meses más aquí que
Sigma. De cualquier manera, sigues teniendo fe en tu segun-
da elegida. S u resistencia está a punto de quebrarse y ahí
estarás para cuando eso pase. Claro que sí S amuel.
En cuanto a Gamma ... te sorprendió bastante su ac-
tituri ¿no es así? Tú no la buscaste. Cuando entraste ano-
che a la cabaña, después de tu plática de grillos, ella estaba
ya en tu cuarto, esperándote. Te había llevado una taza de
té que no pediste. Después las cosas se desarrollaron como
guión de película romántica. Lenta y casi humildemente,
ella aceptóy pidió tus caricias. Era virgen y eso hizo que
entendieras elporqué de sus pudores. Qué noche, qué noche,
Samuel.
Eso piensas cuando estás abriendo la puerta. Antes de
entrar a tu cuarto, caminas sigiloso hasta la habitación de
tus Afroditas. Ambas duermen. Hermosas, como siempre.
Tu pequeño rifugio necesita un arreglo. Hqy tienes tan
buen humor, que buscas entre las cC!}as el esp9o que no te
agrada mucho utilizar. Varias canas más, sin duda. Más
prrifundidad en las arrugas alrededor de los qjos. Surcos en
la frente. Pero no estás vif!JO S amuel.· el amor ro/uvenece, la
pasión it!)lecta vida. Nada malo puedes ver en el esp9o.
A la cocina; h'!)' que preparar el desqyuno. Buscas en
la bolsa delpantalón el mano/o de llaves que nunca abando-
nas. Abres el cC!}ón de los cuchillosy eliges el más grande.
Ya decidiste el menú.
97

N
SOFÍA DUERME POR FIN, METAMORFOSEADA EN ALGO
parecido a un ovillo de lana. Su cabeza casi toca
las estrías de la cabecera.
Jimena está acostada pero no duerme: sus ojos
se mueven en distintas direcciones, pendientes del
respirar de su compañera, de los ruidos en la cabaña.
Ya amaneció, pero en esta habitación el sol no
entra ni siquiera como un ladrón por las rendijas.
Jimena finge dormir en cuanto escucha a Alfa-
Omega entrar con la bandeja del desayuno, pero
abandona el teatro cuando le resulta insoportable
su penetrante mirada. Él le ofrece un plato con
fruta picada y ella se sienta a comer en el borde de
la cama, recibiendo además, una caricia en la mejilla.
Alfa-Omega desvía su atención para concen-
trarla en la joven que aún duerme. No la despier-
ta. Sale del cuarto procurando no hacer ruido y
desayuna solo en la cocina.
Jimena devora la comida; cuando lleva medio
plato, Sofía despierta con el entrecejo fruncido y
se levanta a buscar su ración.
Media hora después, ambas jóvenes ya están
tendiendo las camas. Sofía recoge la bandeja con
los trastos sucios y la lleva a la cocina, donde Él ya
tiene listos los demás cacharros para lavar.
98
-----·
,,,,.. _ _ _ _ , _ • • • 1. . .
-¿Cómo dormiste?- pregunta Alfa-Ome-
ga sin recibir respuesta
Segundos después llega Jimena y entonces los
tres salen de la cabaña. Él las escolta hasta la letrina
y le da a cada quien un trozo de papel de baño.
Enseguida van a la pila de agua para lavarse la
cara. Hoy no es día de baño completo.
Ahí afuera, a la sombra de un árbol, está siem-
pre la silla que Él utiliza para vigilar las actividades
que se realizan fuera de la vivienda. Observa los
movimientos de las dos jóvenes ocupadas en la
tarea de tallar, enjuagar y acomodar utensilios
mojados en una cubeta. Sonido de trastes chocan-
do. Agua que corre. Viento ligero.
El sol calienta débilmente. Es invierno pero
ninguno de los tres viste ropas abrigadoras.
Terminado el trabajo, Él toma la cubeta y en-
tran todos a la cabaña. Se dirigen a la cocina para
preparar la comida, actividad que les ocupa toda
la mañana excepto cada tercer día, cuando Él les
concede la gracia de un baño completo. En esos
momentos suele establecerse una conversación que
tiene como eje la lectura realizada la tarde anterior.
Generalmente él lleva la batuta de los comentarios
pero les permite expresar sus puntos de vista. En
varias ocasiones han debatido furiosamente, para
placer de Alga-Omega.
La escena es curiosa porque todo parece pre-
viamente ensayado, cuidadosamente orquestado.
99
Ellas realizan con exactitud sus labores, justo como
lo haría un robot.
Este día estuvo marcado por el silencio. Lo
sucedido anoche marcó una diferencia en la rela-
ción de los tres. Empezando porque Sofía cree
que Jimena la ha traicionado.
Alfa-Omega también tiene una tarea asignada
en la cocina. Cuando hay necesidad de cortar algo,
saca los cuchillos que tiene bajo llave y se ocupa de
las cebollas, la zanahorias y otras verduras que ellos
mismos cultivan en una pequeña huerta detrás de
la cabaña.
También es Alfa-Omega quien da el visto bue-
no a la comida que al principio era una bazofia.
Ninguna de las dos sabía cocinar y él tuvo que
enseñar con paciencia sus rudimentarios conoci-
mientos de hombre solo. Afortunadamente han
progresado y Él se encarga de hacérselos saber:
cada vez que hacen algo bien reciben un cumpli-
do. Hay un obvio castigo por las conductas inade-
cuadas. El eterno sistema de premio y castigo de
la educación tradicional. De la educación animal.
Se sientan a comer, recogen y enseguida van a
la letrina. No hay espacio para tener necesidades
fisiológicas más que en los horarios establecidos:
tres veces al día, hqy que educar también a los e.ifínteres.
A veces, después de ir a la letrina, dan un pe-
queño paseo por los alrededores. Alfa-Omega
100
nunca las lleva demasiado lejos y procura guiarlas
hacia lo más cerrado del bosque, para evitar que
tomen conciencia de su ubicación o que algún cam-
pesino los vea.
Al regreso, Alfa-Omega escoge un libro de su
colección para leerlo y comentarlo durante las tar-
des. Las sesiones de lectura suelen correr a cargo
de Jimena, pues, como buena alumna, pone un
cuidado especial en su entonación y dicción, mien-
tras que Sofía lee de muy mala gana, sin respetar la
puntuación: atropella comas, borra puntos y exas-
pera a Alfa-Omega, instalado como nunca en su
calidad de maestro reverenciado. El análisis del
texto va, evidentemente, por su cuenta, pero no
monopoliza el uso de la palabra sino que procura
y alienta el desarrollo del talento y la inquisitiva
inteligencia de sus compañeras manteniendo el
oído alerta.
El ocaso es la señal para entrar a la cabaña a
preparar la frugal cena. Mientras Alfa-Omega sale
con su silla a masticar menta en compañía de las
alimañas del bosque, ellas cenan solas en la cocina.
La última actividad programada del día es la que a
Sofía le cuesta más trabajo: dormir.
Es ésta una rutina constante, sin grandes cam-
bios, que se repite día tras día y sólo admite varia-
ciones cuando se lava ropa, se atiende la huerta o
toman un baño. Alfa-Omega así lo dispuso y vigi-
101
 la con ojos de fuego el cumplimiento cabal de sus
órdenes. La repetición exacta y abrumadora le ha
permitido conocer los movimientos y el estado
de ánimo de sus compañeras. No hay forma de
salir de esa rutina, cualquier retraso o cambio no
previsto de actividades, implica una falla que exas-
pera al Cazador. Hasta la niebla llega puntual.
YA SÉ QUE NO ME HAS PEDIDO UNA EXPLICACIÓN. NI
siquiera hemos tocado el tema, pero me doy cuenta
de que tu actitud ha cambiado. Ya no platicas con-
migo como antes, ni compartimos nuestras an-
gustias y miedos. No, es que no es traición. No te
he traicionado como dices. Sencillamente es algo
que ni yo puedo entender: es algo que se dio y que
me ha hecho sentir bien.
Desde el principio te lo dije: había que aguan-
tar o nos volveríamos locas, y eso es lo que estoy
haciendo ¿entiendes? Intento adaptarme a las cir-
cunstancias que no podemos cambiar. Al menos
estoy en paz, no como tú, con el coraje que no te
deja dormir.
Sabes perfectamente cuáles han sido los resul-
tados de nuestros intentos de escape.
Yo no puedo acostumbrarme a los malos tra-
tos y a los golpes. N o quiero.
Estoy mejor así, de verdad que no es tan com-
plicado; tú podrías sentirte igual si te lo propusie-
102
'•'
l
1 IIIIIIIIIIIIIIIIII~TIOIITillllhi&iliiiiiWiiii__.
ras. ¿Qué ganas con estar así? No vamos a salir de
aquí, ¿no te das cuenta? Entiéndelo, por tu bien:
intenta adaptarte o la pasarás peor. El miedo, la
angustia o no se qué, no te dejan en paz. Hazme
caso, yo te he tomado mucho afecto, en serio, ¿es-
tamos juntas en esto, no?
Toma, te traje el lápiz que me pediste; lo tomé
de su mesa. Todavía tiene punta, pero puedes qui-
társela y ocuparlo para seguir haciendo líneas en la
madera.
Contéstame, dime algo por favor... Como
quieras. Trata de dormir. Buenas noches.
TAL VEZ SI PUDIERA PERDERME EN EL SUEÑO NO ES-
taría pensando tantas tonterías No me sentiría
como me siento al borde de la locura Eso debe
pasarle a Jimena Duerme y no se detiene a pensar
lo que está haciendo Como sea me ha traicionado
Estábamos juntas en esto Habíamos decidido es-
capar juntas Hubiera preferido que me dejara tira-
da en el lodo aquella vez a tener que soportar su
ausencia e hipocresía
Me duele todo el cuerpo Cada vigilia me deja
dolorida Tanta vuelta que doy en la cama Tal vez
tenga razón De qué me ha servido mi actitud No
he conseguido absolutamente nada
Caray He imaginado nueve mil formas de es-
capar Cada una más idiota que la anterior Hasta
103
 pensé en escarbar un hoyo en la esquina de este Tengo que conseguir un trozo de papel Voy aguar-
cuarto Qué tontería Quién me viera en calidad de dar algo del que nos da para entrar a la letrina Ya
topo que no hay otro O tal vez un pedazo de cartón
Estoy cansada Quizá sería mejor darme por De las cajas donde guardamos la ropa Sólo un
vencida Como lo ha hecho Jimena En realidad ya pedazo Para poder escribir Y dejar en algún lado
me di por vencida Estoy dejándome morir Tal una nota de auxilio Con un poco de suerte Más
vez mi mamá ya me olvidó Con tanto trabajo y la bien con mucha suerte Alguien lo verá Quizá algo
obligación de mantener a mis hermanos No debe pase Voy a dejar varios Cada vez que nos lleve a
tener tiempo de acordarse de mí La peor de sus caminar Es mi último intento
hijos La escuincla rebelde y mal portada que tan- Hora de marcar otra raya en el tablón Un día
tos dolores de cabeza le causó Tal vez sería mejor más
no volver a verla Que hiciera de cuenta que morí
Y dejara de sufrir por culpa mía
Estoy divagando Suele pasarme con tanta vuelta
de cama Con tantos recuerdos repasados Vueltos IMAGEN AuDio
a repasar En los que encuentro una imagen de mí FADE IN FADE IN
misma que no coincide con lo que soy ahora Sigma
ToMA PANORÁMICA. CA- 1RACK OFICIAL DE LA CAM-
Que carajas es eso Ese no es mi nombre No es RRE1ERA SINUOSA ENTRE PAÑA
más que una letra Un delirio de estúpido helenista MONTAÑAS.
Antes Cuando platicábamos La principal ob- DISOLVENCIA A:
sesión de Jimena era esa Su nombre perdido La
PLANO GENERAL. Auro- SE MANTIENE EN PRIMER
nueva y extraña forma de llamarla Ese nombre MÓVIL DEPORTIVO NE- PLANO LA PISTA DE MÚSICA
que usa él Alfa-Omega Que atemoriza igual o más C;RO. AVANZA EN DIREC-
que su presencia 1 :IÓN A LA cAMARA.
El lápiz está mordido O sea que este tipo tam- CoR1E DIRECTO A:
bién anda cargando sus fantasmitas En fin Lo voy CI.OSE UP lLANTA RO- SE MANTIENE EN PRIMER
a utilizar para un proyecto desesperado Es lo últi- DANDO. PIANO LA PISTA DE MÚSICA
mo que haré Ya no puedo seguir viviendo igual (:e >R1E DIRECTO A:

.,1 104 105

~
 CLOSE UP MANO MASCU- SE MANTIENE EN PRIMER FADEOUT. LoCUTOR:
UNA MOVIENDO PALAN- PLANO LA PISTA DE MÚSICA Búscalo con tu concesio-
CA DE VELOCIDADES. nario Ford
CoRTE DIRECTO A: FADEOUT

PLANo GENERAL. CARRo SE MANTIENE EN PRIMER

AVANZANDO, VISTO DE PLANO LA PISTA DE MÚSICA
COSTADO. CAMBIA EL PAI- V
SAJE; SE ACERCA A LA CIU-
DAD.
PARA SALIR A CAMINAR, ALFA-ÜMEGA COLOCA UNA
CoRTE DIRECTO A:
cadena en los tobillos de las mujeres. Ellas avan-
PLANO GENERAL. EL SE MANTIENE EN PRIMER
zan, en consecuencia, torpemente. Él acopla sus
AUTO SE DETIENE. DES- PLANO LA PISTA DE MÚSICA
propios pasos al ritmo lento de sus compañeras,
CIENOE UN HOMBRE ALTO,
mientras las lleva de los brazos. Una joven de cada
DELGADO, VESTIDO DE
lado. Así van los tres; una pequeña peregrinación
TRAJE.
CORTE DIRECTO A:
hacia ninguna parte, con la visión totalmente verde.
No acostumbra alejarse mucho durante las ca-
CLOSE UP LLAVE Y CON- SE MANTIENE EN PRIMER
minatas que realizan después de comer. Sin em-
TROL REMOTO PARA CE- PLANO LA PISTA DE MÚSICA.
RRAR EL AUTO. MANIPU- SoNIDO DEL CONTROL RE-
bargo en esta ocasión, han recorrido un trecho
LADO POR EL HOMBRE. MOTO. más largo. Alfa-Omega se detiene con frecuencia
CoRTE DIRECTO A:. para exponer ante sus pupilas, alguna cualidad es-
pecial de las plantas y árboles del lugar. Hace un
PLANo GENERAL. CARRo MúsiCA A SEGUNDO PLANO.
ESTACIONADO. UNA MU- LoCUTOR: recuento de los colores, las formas, la época del
JER GUAPA SE ACERCA AL Excellence, el auto del año en que florecen. Las hace oler, tocar, desme-
HOMBRE Y SE CUELGA DE hombre nuzar las hojas, las ramas, las flores, los troncos
SU BRAZO. CAMINAN HA- rugosos. Ellas escuchan o por lo menos, parecen
CIA UN EDIFICIO. hacerlo.
DisoLVENCIA A: MúSICA EN SEGUNDO PLA- Antes de emprender el regreso, Sofía busca un
LoGO DE LA COMPAÑÍA. NO. pedazo de cartón en la bolsa de su mandil y lo

106 107

''1'"'"~11~nm1TrRm~
 deja caer rápidamente en el suelo, cerca de un ex-
cremento de animal. Alfa-Omega percibe el mo-
vimiento; una sonrisa irónica se dibuja en su cara,
pero no dice nada ni reprende a la joven. Sabe
perfectamente que nadie pasa tan cerca de su ca-
baña como para notar esa nota de auxilio. Por si
fuera poco, (y al pensar en esto Alfa-Omega tiene
que contener la risa) el noventa por ciento de sus
vecinos son analfabetas. Así que no hay esperanza
de que el mensaje de Sigma llegue a ninguna parte.
SEGÚN TUS ÚLTIMOS cALcULOS, SAMUEL, HAS AVAN-
zado tan sólo una tercera parte de tu novela. El retraso se
debe sin duda al largo proceso de la vida en común, a la
vigilancia pertinaz que ~erces sobre lasjóvenes. Tienes poco
tiempo para trabqjar; sueles hacerlo mientras ellas duer-
men, pero la concentración nunca ha sido suficiente. Tienes
que robarle horas a tu propio sueñoy tu cuarto, atiborrado
de velas prendidas, evidencia los resultados de tu nocturna
creatividad Los papeles garrapateados, corregidos y vuel-
tos a garrapatear, siguen apilándose en la única mesa.
Muerdes los lápices entre cada idea que viene a tu cabeza.
Dibl!fos, esquemas, características principales de tus perso-
nqjes, se han convertido en papel tapiz adherido a las pare-
des de adobe. Terminas con los qjos agotados por el esfuerzo.
S abes que ya no aguantan lo que podían soportar en tu
juventud Necesitas cambiar tus gqfas de lectura. La cqja
~
108
·~
donde has estado guardando los folios del primer borrador,
ni siquiera se ha llenado. Me parece que no avanzasporque
te falta explorar más la construcción de tus personqjes. Con
el protagonista no hqy problema, porque eres tú mismo,
hasta en lo que se rifiere a la descripción física. Pero los
demás personqjes son endeblesy deslucidos. Los esbozaste
en la soledad, cuando empezabas a olvidar cómo funciona el
resto de la gente. La que no se parece a ti. Cómo es que
hablan, piensan, sueñany hasta sudan. Ese fue uno de los
motivos de tu cacería: pero aún no logras aterriijlr en el
papel las características que has robado de las personalida-
des de Sigma y Gamma para la construcción de tus perso-
nqjesfemeninos.
De cualquier modo vas bien, no te preocupes Samuel.
Tienes todo el tiempo del mundo. El esp~jo no refl~a más la
imagen de un hombre cansado y vi~o. Ahora, cuando te
miras, notas un destello diferente. Hasta parece que esas
odiosas patas de gallo han perdido profundidad Estás con-
tento y se te nota. Las cosas no podían estar marchando
m~or. Parece que se están acostumbrando. Hasta Sigma,
que era la más renuente, ha incrementado su participación e
interés en las últimas semanas. El régimen de malos tratos
ha terminado y durante el día, respiras una paz que no
conocías. Así que el retraso en la novela no debe preocuparte
demasiado; has cosechado tus primeros éxitos en la tarea
más complicaday exhaustiva.
Subes alpueblo con regularidad,· surtes la despensa con
lo necesario y te enteras de lo que pasa en el mundo. Leíste
109
 los periódicos ¿verdad S amuel? Tu viste miedo de que al-
guien hubiera visto algo y dieran contigo. Pero eso no pasó.
No va a pasar. No van a dar contigo nunca. Tus temores
han sido enterradosy puedes concentrar toda tu atención en
ellas y en tu proyecto de vida, el que acariciaste durante
lar;gos años.
MIERDA DE VACA CAcA DE VACA Eso ERA UN INDI-
cio de que alguien pasa por ese lugar Si hay una
vaca por ahí eso significa que debe tener un dueño
Y si el animal anda pastando seguramente ese due-
ño la busca Maldición A lo mejor la estúpida vaca
se escapó sólo una vez y ya nadie vuelve a pasar
por ahí Aunque el excremento se veía fresco De
cualquier forma no tengo ninguna seguridad de
que alguien vea mi mensaje Carajo Un simple tro-
zo de cartón Nadie lo tomará muy en serio Ya
deja de darle vueltas al asunto
Fue el último intento Descabellado como nin-
guno Pero fue el último No le dije nada a Jimena
Tal vez ya tiene más comido el seso Podría dela-
tarme He cuidado mucho las conversaciones que
tengo con ella No puedo confiarle las cosas como
antes Como hace algunos meses Cuando ambas
estábamos ansiosas por escapar y los planes ridí-
culos eran barajados en pareja Ahora no es así Ella
se desvive por él Pone atención a todo lo que dice
~ 110
•
y hace Ella a todo dice que sí Nunca desobedece
ni responde mal Dice que esa era la actitud que
tenía en su casa Cuando estaba con sus padres Tal
vez eso no cambie Como tampoco cambia mi
actitud de rebeldía No Esto último sí ha cambia-
do Venciendo mi coraje y a veces el asco que me
provocan ciertas situaciones he tratado de
involucrarme en las actividades con otra actitud
Qué remedio Es eso O padecer sola los malos
tratos por pésima conducta Creo que está dando
resultado Él se ve tan feliz que casi rebota De ver-
dad es esto lo que quería De verdad es este el
objetivo que tenía al secuestramos
Ellos siguen revolcándose por las noches No
siempre Claro Creo que aunque quiera su edad no
le da para tanto Pero siguen haciéndolo y yo ten-
go que escucharlos Si pudiera dormir me perde-
ría por un instante ese espectáculo Y olvidaría mis
propias ganas Porque claro que las tengo Última-
mente sus gemidos me excitan tanto que he teni-
do que masturbarme Lo bueno es que cuando
termino me resulta más fácil conciliar el sueño
A veces me da curiosidad saber qué tan bueno
es como amante Jimena era virgen así que no tiene
punto de comparación Como es la primera vez
piensa que se trata de algo maravilloso Que este
cuate es un protomacho o algo por el estilo Yo no
lo sé por obvias razones Pero a veces me come la
111
inquietud de compararlo con los amantes que he
tenido Porque yo sí he tenido Varios Más de cinco
Desde los dieciséis
Como mi mamá nunca estaba cometí varias
veces la travesura de meterlos a la casa Lo bueno
es que nunca me cachó Pero yo sé por experiencia
propia que cada hombre es distinto Sobre todo
en esas circunstancias A veces parecen muy segu-
ros Y a la hora de la hora no funcionan O todo lo
contrario Cuál será su caso No cabe duda que
estoy perdiendo la cabeza El tiempo que la gente
normal emplea para dormir a mí se me va en
pensar estupideces De plano
Es curioso Me siento tranquila Quizá por mi
nueva actitud De alguna manera contribuye a crear
la ilusión de que hago las cosas porque quiero De
que estoy aquí porque se me da la gana Es como
un autolavado de cerebro Eso se siente mucho
mejor Me siento menos vigilada Mi paranoia dis-
minuye A pesar de que él siempre está mirándo-
nos He logrado encapsular un poco mis sentimien-
tos Alejarlos de su eterna vigilancia Alfa-Omega
tú puedes controlar todos mis movimientos Eres
Dios en esto que llamas paraíso Y todo lo que
ordenas se cumple Lo malo es que nunca podrás
controlar lo que pienso
112
VI
-TIENES QUE LLEVARLA CON UN DOCTOR. ¿QUÉ NO
ves cómo está?
-Cierra la boca, ya te dije que aquí no entra
ningún doctor
Alfa-Omega abandona el cuarto dejando a
Sofía impotente. Jimena comenzó a sentirse mal
anoche. Náuseas, diarrea y fiebre la han tenido
delicada. Sofía se sienta en el borde de la cama de
su amiga, le toma la mano y roca su frente, sólo
para comprobar que la temperatura no ha bajado.
Alfa-Omega no ha querido traer un doctor, pero
ha salido para ir al pueblo con la intención de con-
seguir medicinas en la farmacia. No puede correr
riesgos.
En momentos como este a Sofía le gustaría
creer en Dios. Piensa que de esa manera, al menos
podría entretenerse rezando, en lugar de tener pen-
Hamientos pesimistas. Pero Sofía no cree en Dios.
Dejó de hacerlo cuando su padre abandonó la
casa y nunca volvió. Le dolió mucho ver que Dios
no traía de vuelta a su papá y además, permitía
t.¡ue su madre envejeciera y se amargara. Sofía era
muy pequeña cuando todo eso pasó, pero no le
dAba la gana hablar con un Dios que no escucha-
113
 ba a un niño. Por eso le parecían estúpidos los
rezos de Jimena. ¿Quién habría de escucharlos?
Con el paso de los años Sofía ha decidido que
creer en Dios es una debilidad que no se puede
permitir.
Sofía no es propensa a la ternura, aunque se la
permite en privado. Para ella, ciertas actitudes como
la paciencia y la amabilidad, son defectos terribles
y evidencia de debilidad. Ella no tuvo tiempo para
ser débil. No podía serlo porque es la hermana
mayor y si sus hermanos lloraban ella tenía que
estar lista para tranquilizarlos, haciendo de lado sus
propias ganas de llorar. Así que se volvió tosca y
peleonera. Su madre, una enfermera que trabaja-
ba casi todas las noches, creía que la habilidad de
la hija para meterse en problemas no era más que
una forma de llamar la atención, movida por la
esperanza de que el padre regresara para regañar-
la. Su madre estaba en lo correcto, pero Sofía nunca
lo aceptó. Como no aceptaría que alguien la viera
ahora limpiando el sudor de la cara de Jimena con
sumo cuidado.
Durante los temblores de la fiebre, Jimena lla-
ma a sus padres. Gime como si fuera una niña y
en sus labios se dibuja un puchero. Hacer berrin-
ches era su manera de conseguir las cosas. Pero
luego se dio cuenta de que sus papás no le nega-
rían nunca nada y todo perdió emoción. Le abu-
114
~
•
rría ser la hija consentida. Sobre todo porque su
madre era una mujer enfermiza que buscaba pro-
tegerla de todo. Lástima que no pudo mantenerla
a salvo de esto.
Después de varias horas, Alfa-Omega regresa
con la medicación para la enferma. Al verlo tocar
paternalmente a Jimena, Sofía se sorprende atra-
vesada por una emoción desconocida. O quizá
añorada.
No SE PUEDE MORIR SAMUEL EL ESFUERZO REAUZA-
do no puede ser en vano. Definitivamente no puedes traer un
111fdico. No puede haber testigos de lo que estás haciendo.
1"a opción más ¡;iable es que tú mismo mediques. No es tan
complicado. Lo hiciste hace años, cuando te fuíste a trabajar
i!briendo brechas en los cerros. Estaban construyendo las
carreteras y te anotaste como cualquiera, a pesar de que ya
tenías el título de profesor. Las diarreas y fiebres eran co-
munes. A4;o aprendiste de cómo combatirlas, sólo tienes que
ponerlo en práctica ahora.
SoFÍA SALE DEL CUARTO CON LA INTENCIÓN DE PRE-
parar algo de comer. Nadie ha probado bocado
este día.
Alfa-Omega se disputa la vida de su Afrodita.
Y lo hace bien. Samuel es muy inteligente. Todos
115
 sus compañeros de escuela y trabajo le auguraban
un gran futuro. Pero a él eso no le interesaba. ¿Qué
podía tener de emocionante trabajar como asno
todo el día? ¿Cuál era la gratificación? ¿Un carro
del año? ¿Una gran casa? Lo más probable es que
le diera un infarto antes de conseguir cualquiera de
esas cosas.
Samuel recuerda que su padre le dijo que tenía
mente mediocre. Era un joven que no esperaba
nada, que no quería nada. No tuvo objetivos defi-
nidos hasta que empezó a tener contacto con los
griegos y los convirtió en su lectura de cabecera.
Le gustaba imaginarse como un patricio de la épo-
ca; con todo el tiempo y el dinero necesarios para
dedicarse a la política o a la reflexión. Entonces
tuvo el deseo de escapar de todo para dedicarse a
escribir y a leer. Sin la presión de nadie. Sin tener
que seguir al pie de la letra el "deber ser" que la
sociedad establece. Nunca antes trabajó mejor:
sabía qué era lo que buscaba y no se daría por
vencido hasta conseguirlo. Se convirtió en caza-
dor, un término que también hace referencia a al-
guien que busca ansiosamente. La búsqueda está
llegando a la etapa crítica, pero luchará con su propia
vida para que nadie le arrebate el sueño, para que
nadie le destruya el paraíso.
116
AMANECIÓ MEJOR ALFA-ÜMEGA NO SE LE DESPEGÓ
ni un minuto Aún así tuvo tiempo de ponerme
una cobija encima Ya no me acordaba cómo son
las cosas cuando alguien se preocupa por ti
Le traje de comer a Jimena Caldo de pollo
caliente Caldo de cubo pero le cayó muy bien y
me lo agradeció Parece que todo volverá a la nor-
malidad Y eso increíblemente no me disgusta tan-
to Me dio miedo que Jimena muriera y me dejara
sola Pero aquí está Me ha dicho que no se iría sin
mí Y yo se lo agradezco Algo raro me sucede
SoÑÉ coN CERBERo, EL PERRO DE ALFA-OMEGA. EL
que yo misma acuchillé para que no siguiera mor-
diendo a Sofía. Pero en mi sueño hacía guardia
junto a una cuna azul. Fue muy raro. La cuna esta-
ba frente a la cabaña. Alfa-Omega, Sigma y yo
estábamos cantando. Qué locura. Dentro de la cuna
había un bebé. Mi hijo. Llevo semanas obsesiona-
da con eso. Ya ni en mis sueños lo puedo evitar.
Es que hasta un niño de sexto año de primaria lo
sabe. Sabe que la ausencia de menstruación es una
señal de embarazo. Una persona mayor sabe ade-
más, que en ocasiones una amenorrea tiene otras
causas ... ¿A quién quiero engañar? Tengo casi dos
117
 meses de falta y seguramente es por un embarazo que haber alguien. Hacía tiempo que no pensaba
Cómo quisiera compartir esto con alguien No sé en esto. Mis papás seguramente no se han dado
qué sentir ni qué pensar. Mis padres cuidándome por vencidos. Nunca pensé que diría esto, pero si
durante años para que yo me embarace de buenas estoy embarazada espero que no nos encuentren
a primeras. Y precisamente de mi secuestrador. Al nunca. Mi mamá se muere si me convierto en
que por cierto, no le he dicho nada. No sé cómo madre sin haberme casado virgen y por la iglesia.
pueda reaccionar. Qué tal si no le gusta para nada
la idea. Y yo que no tengo manera de compro-
barlo. Sólo puedo esperar a que mi cuerpo hable FROM: silvia_a@hotmail.com
por sí mismo. Aunque sea en sueños. Date: Junio 18 de 2003
Quisiera compartir con Sofía esta inquietud, To: r o x x i e @ h o t m a i 1. e o m ,
pero me muero de pena. Va a pensar que la fiebre solitude@yahoo.com.mx,
me puso más loca. Aunque si estoy embarazada m o r e h a _ 2 5 8 6 @ y ahoo . e o m ,
julietac@hotmail.com, javi@gmail.com,
de todas formas tendrá que darse cuenta.
timon@inguesu.com, ale_mtz@hotmail.com,
¿Qué hago? Parece que la solución más conve- soliloquio@yahoo.com, gasparin@gmail.com,
niente es esperar. No me queda de otra. Ya vere- lucy44@yahoacom.mx, javidubi@gmail.com,
mos si mi barriga crece por el bebito o después pepis@hotmail.com,
me baja y todo resulta una falsa alarma. J'viientras rojoquemado@hotmail.com,
tanto, debo procurar no mostrarme nerviosa. Un paus_dsb@yahoo.com, denis@hotmail.com,
tgdc@prodigy.com.mx, saliva@mexico.com,
cambio en mi conducta podría alertado; no pen-
derecho 1200@yahoo.com.rnx
sará de inmediato en un embarazo, sino en un in-
tento de escape o algo por el estilo. Y no pienso Ce: praga@hotmail.com, rebka@inguesu.com,
protected1 @gmail.com,
perder todo el terreno ganado, no quiero volver a
protected2@gmail.com,
verlo a la defensiva, así estamos mucho mejor; sin evegil@yahoo.com.mx,
malos tratos ni gritos. morsa 1OO@hotmail.com
Si hemos de salir de aquí no será corriendo
como locas, sino aguantando hasta que alguien nos Asunto: FWD: ¿Las has visto?
encuentre. Porque hay alguien buscándonos. Tiene Datos adjuntos: datos.doc

118 119

- .. ..------------~-- ................ ~----~----.---""----

rnrnmmmWIITTHIII.III111T1111111iliiiWIII. . .
 ÜIGAN, me llegó este mail. Chéquenlo y reenvíenlo,
puede ser importante. Saluditos!
Note: Forwarded Message
Míralas bien, a lo mejor las conoces. Son dos
estudiantes de la Universidad que desaparecieron
el año pasado. La primera estudiaba en la Facul-
tad de Filosofía, se llama Jimena Aragón; la se-
gunda asistía a Derecho, es Sofía Hernández. Se
anexan sus fotografías más recientes. Ambas des-
aparecieron hace ya dos años, Jimena en junio y
Sofía en septiembre. Desde entonces no se cono-
ce su paradero ni se tienen noticias de ellas, pero
los padres de las muchachas las siguen buscando.
Es muy importante que pongas atención y grabes
sus rostros en tu cabeza .... ¿has visto a cualquiera
de las dos?
Según las investigaciones realizadas, es muy pro-
bable que estén juntas y hayan sido secuestradas
por la misma persona. En un archivo adjunto
podrás encontrar una descripción precisa de cada
una y los datos necesarios para contactar a las fa-
milias en caso de que sepas algo. Por favor:
tómatelo en serio, no es para que después anden
haciendo bromitas, es un asunto muy delicado.
Ayúdanos a localizarlas, reenvía este mail a tus
contactos. No lo deseches sin mandarlo, pudo
haberle pasado a una amiga o hermana tuya.
PD: Asiste a la marcha que los familiares están
realizando para exigir que se aclare el caso. Se trata
120
lllrr-mrmrnmnTIIlrnrmmnm ri'ITtnllliMTillliWiil&.
de una reunión pacífica que busca entre otras co-
sas, mayor seguridad para la gente y respuesta a
casos como este. La cita es el 30 de junio a las 1O
de la mañana, en la plaza cívica. No faltes.
VII
VERANO OTRA VEZ. VERANO DE NIEBLA. GRILLOS
rasgando la paz nocturna. La rutina cotidiana si-
gue su curso en la cabaña. Levantarse a desayunar,
lavar los trastes, bañarse cada tercer día, revisar la
huerta, hacer de comer, devorar la comida, repo-
sar o caminar por los alrededores, sentarse a leer,
hacer la cena, él mastica menta, cenar, dormir. Ellas
tienen la piel pálida y cada cuerpo muestra a su
manera las consecuencias del encierro. Visten ro-
pas de señora, sin combinación alguna, con es-
tampados escandalosos. Suéteres viejos con ho-
yos parchados. Mandiles. Zapatos bajos de medio
uso; deformes y sucios de tierra. El cabello les ha
crecido.
Los tres en coordinación casi perfecta, evocan
un ballet de robots. Hay sin embargo, una diferen-
cia notable: Gamma tiene el vientre redondo y
abultado, ya no carga cosas pesadas y duerme
mucho más. Alfa-Omega y Sigma hacen juntos el
trabajo duro, procuran no molestar demasiado a
la embarazada, que ya sólo se encarga de cocinar.
121
~--·!Pilli''>l'''~~........-
 En las últimas lecturas, han dejado a un lado
las grandes novelas para concentrarse en libros de
embarazo. Alfa-Omega ha traido enciclopedias y
manuales para hacer frente al parto que está por
venir. Sigma es la más interesada, quizá porque sabe
que llegado el momento, no habrá más partera
que ella. Gamma mira las fotos y se soba el vientre.
Las caminatas han sido, en su mayoría, sustitui-
das por trabajos manuales para el bebé que está
por llegar. Ellas tejen y bordan torpemente ropita
de todos los colores y tamaños, mientras él las
observa o lee poesía en voz alta. En ocasiones hay
risas, sobre todo cuando miden las prendas recién
terminadas en la panza redonda de Gamma, sin
ver el rostro ni el cuerpo del niño en camino.
Él reparte besos felices a sus compañeras y
participa de las risas. Demuestra su cariño sin re-
servas y las atiende solícito.
Hace tiempo que Sigma aterrizó de golpe en la
realidad. Gracias a la fiebre y al embarazo de
Gamma, cambió definitivamente su actitu.d. Sigma
está convencida de que ya nadie la busca y decidió
cambiar, conciente de que este mundo es una mier-
da que te obliga a andar con la espada desenvaina-
da, preparada para los ataques inesperados, alerta
a las señales. Sigma piensa que ni Dios ni los Reyes
Magos la van a sacar de aquí, así que utilizó con
Alfa-Omega la misma estrategia que le funcionó
122
-----------------·----------------------·-~~
IIITmm~ll-nnmniiTin~
con otros hombres. A nadie le interesa la gente
que se porta mal, pensaba Sigma, la noche en que
esperó a Alfa-Omega desnuda en su cama,
masturbándose, lúbrica y ofrecida sólo para él.
UN HIJO. UN HIJO TUYO SAMUEL SI LOS VIEJOS LO
vieran estarían brincando de la felicidad O quizá no, bien
sabes que las circunstancias son bastante anormales. No lo
esperabas, no lo pensaste, digamos que no era uno de tus
objetivos, pero realmente ese embarazo ha traído grandes
benificiosy cambios. Ahora es más difícil que piensen esca-
par; Gamma tendrá pronto dijicultades para caminary
parece que Sigma no la piensa abandonar; de hecho se ajá-
na en atenciones y arrumacos tiernos a una panza qjena.
S e ven lindas. Ese bebé nos ha dado un nuevo sentido, una
razón. Un ~je. Y falta poco para que nazca. S e han estado
entrenando aunque sea teóricamente, porque aquí no entra
ningún doctor. No puedes correr ese riesgo. Por eso has
descargado en Sigma la responsabilidad delpartoy aunque
pensaste que lo tomaría de mala gana, ha tenido una acti-
tud completamente distinta. La transformó el embarazo de
su amiga. Porque crees queya son amigas. N opodía ser de
otro modo.
Tu escritura también se ha renovado. Llenaste la caja
que tenías dispuesta para el primer borradory sólo te falta
corregir ciertos detalles. Va quedando bien, bueno, va que-
dando como te gusta; has dicho lo que querías deciry eso es
más que suficiente.
123
.. ,.,.,.... ····~·~'"'' t'' ~·"-
 Libro e hiJo. No puedes sentirte más feliZ; Todos los
dioses se han regocijado con la noticia. Démeter sigue rega-
lándote la fecundidad en la tierray ahora en tu ml!fer. En
las tardes de lluvia) Zeus comparte tufelicidad con su poten-
te rayo. Te acuerdas también del otro Cerbero) de tu queri-
do perro.
Nada) sin embargo) te sorprendió tanto como encon-
trar a Sigma en tu cama) dispuesta a todo. Metió a tu boca
los dedos con los que estaba jugueteando. Dedos con su sa-
bot; con su olor. Es una amante aguerrida que a veces te
aventqja con su energía) pero tú procuras dqarla siempre
satisfecha. Las respuestas de su cuerpo son evidencias de su
placer. Después del amor la abra:<:fJs como has hecho con
Gamma. S e han vuelto tan parecidas que si las encuentras
en la oscuridad es probable que no las distingas. Son como
la misma ml!fer pero con el doble de ternuray disposición.
¿Estás enamorado Samuel? No te lo puedo creer. Ya no
tienes arrugas. Hasta parece que tus canas se han desvane-
cido) A!fa-Omega.
PUEDO DORMIR PUEDO DORMIR ME ABRAZA Y CA-
lienta con su aliento de menta Y yo me pierdo por
fin en el sueño Es inevitable comparar Sí Él es
mucho mejor que cualquier otro cuerpo probado
antes Lo que le falta en agilidad le sobra en expe-
riencia En maneras distintas de hacerme gritar
Definitivamente el placer que sentí con otros es
124
una bobada comparada con esto Repasemos Al-
berto por ejemplo Se sentía muy macho y resultó
un torpe eyaculador precoz Todavía recuerdo su
cara de imbécil diciendo que habia estado genial
cuando yo lo único que había sacado en claro era
que el techo necesitaba una capa de pintura
A Ernesto no le gustaba el sexo Tal vez hasta
era gay Durante el tiempo que fuímos novios no
se cansó de decir que no quería faltarme al respe-
to Qué estupidez
Quizá Felipe haya sido el mejor Sí Cogía deli-
ciosamente Su violencia me excitaba pero al final
yo me sentía utilizada Sobre todo cuando se lar-
gaba sin despedirse
Fue muy buena idea No sé cómo no se me
ocurrió antes Cómo fue que se le ocurrió antes a
Jimena Quiero decir Gamma El sexo es una he-
rramienta que siempre había utilizado a mi favor
Acostumbrada como estoy a no andarme con
chiquitas A caminar pegando la espalda a las pare-
des para no recibir golpes a traición Siempre con
la espada desenvainada Como tiene que ser en este
planeta En el planeta que me dejó mi papá cuan-
do se largó Valiéndole madre cuánto lo necesitaba
Cuánto necesita su protección Y ahora las manos
de un desconocido me ofrecen la seguridad que
siempre busqué
A Gamma le dio risa cuando se enteró Pensé
que podía enojarse pero está dispuesta a compar-
125
tir a Alfa-Omega Es para las dos me dijo Sobre
todo ahora que va avanzando su embarazo y duer-
me más de diez horas No tiene ganas de andar
con esas cosas
El niño que viene me hace ilusión Nacerá aleja-
do de banalidades En un ambiente limpio y ro-
deado de afecto No necesitará más Tendrá dos
madres y un padre Niño o niña Qué será Me he
estado preparando para el momento del parto
Además de los libros tengo el recuerdo de mi
mamá pariendo en la casa a Javier Mi hermano
menor En esa ocasión una tía fue la partera N
recuerdo todos los detalles con precisión Pero ten
dré que hacerlo Arriesgarme y confiar en mi ins-
tinto Tengo ahora tres responsabilidades Y no la~.
voy a descuidar
MI BEBÉ. NUESTRO BEBÉ. EL HIJO DE LOS TRES, POR-
que también es hijo de Sigma. ¿Será siempre así?
La modorra me invade, me cuesta caminar, est·
niño pesa mucho. Alfa-Omega está tan feliz qu
no ha vuelto a amarrarnos ni a golpearnos. Ya 1
dije a Sigma que no pienso regresar a mi casa con¡
este niño. Le hice ver que la vida es buena y lo ha
entendido perfectamente.
Ninguna de las dos sabía tejer ni bordar. He-
mos tenido que aprender, como de costumbre,
126
pero pasados los experimentos han salido cosas
lindísimas que me muero por ponerle al bebé. Ella
me pregunta qué prefiero que sea y la verdad es
que no me preocupa. Sólo quiero que nazca bien,
que no haya problemas y que me sobren fuerzas
para cuidarlo. Sólo eso quiero. Tan entretenidas
hemos estado, que ya cumplimos dos años aquí y
Sigma no ha marcado más rayas. Seguramente se
debe a que ya duerme, y bastante bien. Cómo no
hacerlo si está con Alfa-Omega. La envidio por-
que mi cuerpo no está ahorita para eso. Qué bue-
no que cambió su actitud. Yo estoy contenta sa-
biendo que ellos también lo están. Sigma se ha
convertido en la hermana que siempre quise tener
y tal vez yo soy en cierta manera lo mismo, así me
lo dicen sus atenciones y mimos.
Falta poco, sólo hay que esperar y tendré en
mis brazos a este pedacito de carne inocente.
CAPTURAN A UNA BANDA
DE SECUESTRADORES
Septiembre 20, 2003. Elementos de la policía judi-
cial capturaron en un operativo realizado anoche,
a una importante banda de presuntos secue~tra­
dores que operaba en toda la ciudad. Hay cuatro
detenidos: una mujer que al parecer era la cabecilla
127
 y tres hombres, dos de ellos pasaron su adoles-
cencia en un reformatorio.
Esta captura se logró luego de recibir la llama-
da telefónica de una persona que prefirió perma-
necer en el anonimato, afirmando que su vecina,
tenía a alguien secuestrado, pues se escuchaban
gritos y lamentos constantes. Luego de una rápid
investigación, la policía inició el operativo, sorpren-
diendo a los delincuentes cuando se repartían el
botín de su último ilícito. En la casa cateada en-
contraron a un joven empresario que tenía dos
días encerrado.
Organizaciones no gubernamentales y familia-
res de víctimas de secuestro, exigen a las autorida-
des que se aplique todo el peso de la ley para estos
delincuentes.
Observe las fotografías: si usted ha sido vícti-
ma de alguno de estos sujetos, no dude en denun-;;
ciado; esa es la única manera de que pasen un buen
tiempo en prisión.
VIII
MoVIMIENTO. ALFA-OMEGA VA Y VIENE DE LA CASA
al pozo y de la cocina a su cuarto, llevando todo
lo que Sigma le pide como una profesional. Las.
contracciones comenzaron en la madrugada y aun-
,,¡ 128
que ya es más de mediodía, aún no se produce el
alumbramiento.
Vendas, mantas, trastos con agua caliente, tije-
ras esterilizadas, ropa de bebé en toda la habita-
ción. Sin orden aparente.
Cuando no hay nada que llevar, Alfa-Omega
se sienta en el borde de la cama y sostiene la espal-
da cansada de Gamma. Le limpia el sudor, que ya
ha mojado ropa y sábanas. Percibe las oleadas de
dolor en el cuerpo de la muchacha y le da ánimos
para continuar.
Sigma ha tomado una silla para sentarse frente
a las piernas abiertas y desnudas de la parturienta.
Del lado derecho, en el suelo, hay un tomo abierto
de la enciclopedia. Un dibujo que retrata casi con
exactitud la escena que se desarrolla de manera
real en la cabaña. Sigma ejemplifica la forma de
respirar, exagerando los gestos y exigiendo la aten-
ción de su amiga, para evitar que se pierda en el
dolor. La incita a dejar de gritar, argumentando
que pierde energía necesaria para pujar en cada
contracción. La toma de los tobillos y anuncia cada
avance del pequeño cuerpo en su camino de sali-
da. Ya puede verse la cabeza del bebé, que se abre
paso con dolor en la carne de la madre. La ten-
sión aumenta, Gamma encaja las uñas en el brazo
de Alfa-Omega, se come los gritos apretando los
labios y sigue pujando.
129
-------------··
 Al fln, el bebé sale: una masa de carne con to-
das sus partes completas, sangrante y viscoso.
Sigma lo toma en sus manos y corta con las tijeras
el cordón umbilical. Se escucha el primer alarido.
-Una niña- dice emocionado Alfa-Omega
Gamma abraza al bebé y llora; Alfa-Omega la
abraza a ella. Sigma se une a la estampa por un
momento y luego pide permiso para ir a la
por más agua. Sale del cuarto, llega a la cocina
llena con agua caliente una cacerola. De regreso, se
da cuenta de que la puerta de salida está entre-
C UIDADO CON LOS DESEOS
abierta. No hay candados ni cerrojos asegurando
la puerta hacia su libertad. Sigma se detiene, deja
su carga en el suelo y empuja la puerta con la pun-
ta de los dedos. Asoma un poco la cabeza.
que podría salir en ese preciso momento y
sin detenerse. Alfa-Omega está demasiado
pado como para ir a buscarla.
La idea le da vértigo.
Está a punto de dar un paso cuando el
de la bebé la planta en la realidad. Con el dorso
la mano se limpia el sudor y, casi feliz, recoge
cacerola y continúa su camino.

130
 HACE TRES DÍAS SAUÓ ADAN Y NO HA VUELTO.
Ay, yo era feliz, yo era feliz.
He tenido miedo, no he podido dormir.
Estaba sola, ¿por qué no regresa? Salí a
buscarlo pero él no estaba, lo llamé. Me
asusta la noche, ¿qué puedo hacer sin él?
Todo es muy grande, muy largo, sin rumbo.
Estoy perdida, rodeada de cosas extrañas,
¿por qué no vuelve ya?

ADANYEVA
Jaime Sabines

,.1
UN LIBRO APOYADO EN EL REGAZO.
-¿Qué haremos Alfa-Omega, si un día llega-
ras a faltarnos?
Un parpadeo nervioso.
La saliva que se atora en la garganta.
Silencio.

135
 I

NUDILLOS QUE GOLPEAN UNA PUERTA. EL ACOMPA-

sado toe-toe de alguien que llama, es algo común en
cualquier vivienda. No así en la cabaña del Caza-
dor, quien frunce el ceño al escuchar el sonido hasta
entonces desconocido. Quizá sea Seferino, pensó.
Un simple gesto es suficiente para que Gamma
y Sigma salgan de la cocina y se dirijan al cuarto.
Gamma lleva a su hija en brazos. Las jóvenes se
encierran y acurrucan debajo de la cama, mientras
Alfa-Omega abre la puerta.
Un joven que El Cazador barre con su pene-
trante mi:rada. Mochila de excursionista, gorra,
camiseta y pantalones de mezclilla sucios. Detrás
de él hay otros dos con el cabello revuelto y man-
chas de tierra en la ropa. Alfa-Omega piensa que,
a pesar de las botas que traen, el viaje ha sido com-

137
plicado. El Cazador saluda con fingida amabili-
dad y se pone a las órdenes de los paseantes.
Uno de los muchachos, que observa con insis-
tencia el rostro de Alfa-Omega, se atreve a decir:
-¿Maestro Lara? ¿Es usted? Mire dónde me
lo vengo a encontrar. ¿Se acuerda de mí? Tomé su
curso de historia griega hace cinco años más o
menos.
Alfa-Omega siente un balde de agua helada
resbalar desde su cabeza hasta los pies. Duda un
instante. Guarda pocos recuerdos de sus alum-
nos; la mayoría eran demasiado estúpidos como
para ser tomados en serio. Sin duda este mucha-
cho era del grupo de los olvidados, pero Alfa-
Omega hace un esfuerzo para fingir reconocerlo.
Los tres andaban de paseo con un grupo más
grande, pero cometieron la imprudencia de ale-
jarse. Buscaban orientación y un poco de agua para
llenar sus botellas. El Cazador les ofreció el agua
del pozo, sin recordar que había en los tendederos
ropa de las mujeres y la niña. También les explicó
el camino para llegar a la carretera. La visita lo
había puesto de muy mal humor e hizo todo lo
posible por acortarla, evadiendo con monosíla-
bos las preguntas de su ex alumno, empeñado en
entablar una conversación.
El llanto de la niña llamó la atención de los
jóvenes y terminó por exasperar a Alfa-Omega
138
quién despidió al grupo cortés pero fríamente,
pretextando que tenía muchas cosas que hacer.
Los muchachos volvieron a la ciudad contan-
do que habían encontrado al Filósofo, como lo
apodaban en la Facultad, encerrado en una casu-
cha con esposa y bebé.
Tu HERMOSO Y REDUCIDO AUDITORIO TE ESCUCHA CON
atención; dos pares de '!Jos te observan. Sólo a ti. MatiZfZS
la voz en función de tu discurso; affastras algunas frases
mientras elevas otras procurando hacer hincapié.
Cqyendo la niebla en una tarde, casi noche, en las afue-
ras de tu cabaña; fresco el ambiente y un eterno aroma de
h'!Jarasca que retienes en las ventanas de tu narii:
-El mito de la caverna, claro que lo recuer-
dan. Lo comentamos hace algún tiempo y de to-
das maneras debieron haberlo visto en la escuela.
Sobre todo tú, Gamma. Tu alumna más aplicada pien-
sa un momentoy te da la respuesta correcta, lo que siempre
te hace sentir satisfecho.
-Exacto, el de Platón. Ahora que ya saben a
qué me refiero, recordarán también que hicimos
una analogía con nuestra situación. Nosotros tres,
Afroditas, nacimos y crecimos en el interior de
una caverna. Aprendimos de nuestros padres que
la realidad eran aquellas sombras difusas sobre la
pared. No había otra realidad que esa y estaba
139
1"-
bien: generalmente no se cuestionan las enseñan-
zas paternas, mucho menos cuando se es un crío
dependiente. En fin, que ahí vivimos siguiendo las
normas, haciendo y deseando lo que se considera
normal. Quizá seguiríamos así, de no ser porque
nos cuestionábamos al respecto; cada quien a su
manera, desde luego. En mi caso, situaciones como
el no estar de acuerdo con ese modelo o el pensar
que podía haber algo distinto, me trajeron hasta
aquí; a este espacio alejado en el que tanto hemos
compartido. Una vez que logré salir de la caverna
para contemplar el nítido mundo de las ideas, como
diría Platón, comprendí que no era justo quedar-
me yo solo con ese aprendizaje y experiencia. Las
traje conmigo para compartirles todo esto. Sabe-
mos que el método no fue el más adecuado, pero
no había otra manera. Me habrían creído loco o
peor aún, habría muerto igual que el hombre que,
en el mito, logra salir de la caverna y regresa por
sus compañeros. Aunque estando aquí tuvieron
muchas ganas de matarme ... ¿no, Sigma? La del-
gada joven de pelo castaño te mira a los qjos negando con la
cabeza.
-Vamos, no tiene caso negarlo. Mataron a
Cerbero ... Pero eso ya está en el pasado. Además,
ejemplifica claramente el sentimiento de negación
que experimentamos al recibir una verdad radi-
calmente opuesta a la que conocemos. Es una dura
140
experiencia, no cabe duda, pero ambas la han su-
perado a la perfección; no me equivoqué al elegir-
las para poblar este paraíso que no, Gamma que-
rida, no tiene otro nombre más que ese: paraíso.
Casi ha oscurecido por completo, el viento arrecia y sa-
bes que en pocos minutos, la bebé llorará de hambre.
-Entren a la casa. Gamma, ya casi es hora de
alimentar a la niña. En un rato más las alcanzo
para cenar. Ambasjóvenes se levantan, toman su silla por
el respaldo y entran a la cabaña. Sabes que Gamma irá
directamente a ver a su hija: le ifrecerá elpecho con la poca
leche que aún le queda. Alcanzará después a Sigma en la
cocina
Esa bebé, tu hija, ha contribuído a riforzar el éxito de
tu prqyecto. Hiciste bien en no abandonarla en un orfanato,
como llegaste a pensar. Tus Afroditas han desarrollado un
estrecho vínculo gracias a la niña, a la responsabilidad de
atenderla y cuidarla. Nunca se irían sin ella y saben que
tratar de huir con la nena en brazos sería muy complicado.
Has utilizado muy bien esa certeza a tu favor, S amuelito.
Sin embargo, ahora que has conseguido lo que soñaste
durante tanto tiempo, te estás llenando de dudas. De pre-
guntas e incertidumbres. ¿Porqué Samuel? ¿Qué es lo quie-
res siya lo tienes todo? Tu cabaña alo/ada de los hombres,
por completo qjena a los febriles vituperios del mundo con-
temporáneo y su superficialidad Tienes tus libros y puedes
tomarlos en el momento que te plazca, para leerlos en voz
bqja o a gritos. Las tienes a ellas ... No, no te entiendo
141
r
1
S amuel. LAs trcgiste para compartir elparaíso con alguien,
porqueya no pudiste, no supiste estar solo, ¿cuál es entonces
elproblema? Ya, ya lo ví. No has d'!}ado de ser un imbéciL
Te dije que tuvieras cuidado con tus deseos. Pero no me
escuchaste. Como no me escuchas ahora. Como no me has
escuchado nunca en tu miserable vida.
Ay S amue4 qué pena me das. De verdad quépena me
da verte ahí sentado, masticandoy escupiendo menta. S olo,
como supuestamente querias estar.
II
HAY VARIOS DETAlLES QUE ÉL, EN SU INFINITA CON-
fianza, ha descuidado. Es cierto que las dos jóve-
nes se han tranquilizado y parecen ya del todo acos-
tumbradas a su modo de vida, son dóciles y obe-
decen sin protestar. Dedican buena parte del día a
la atención de la niña, sin menoscabar por ello las
atenciones hacia él.
También es cierto que no han intentado esca-
par de nuevo y que Sigma, luego de haber tirado
aquél pedazo de cartón, se incorporó padficamente
a la rutina.
Pero El Cazador empezó a bajar la guardia,
pues desde hace tiempo tiene la cabeza ocupada
en otros pensamientos. Sin notarlo, ha cometido
pequeñas imprudencias en materia de seguridad y
142
discreción, dos aspectos que antes cuidaba
obsesivamente. En uno de sus viajes a la ciudad,
visitó la Universidad para averiguar cómo estaban
las cosas. Estuvo hablando con maestros que en
algún tiempo fueron sus compañeros de trabajo y
con varios alumnos. A muchas personas les resul-
tó extraño verlo ahí, no sólo porque desde que se
jubiló rara vez visita las instalaciones, sino porque
estuvo haciendo preguntas distraídas y aparente-
mente inocentes, sobre un caso que buena parte
de la comunidad estudiantil procuraba olvidar.
Hubo gente que lo vio y no le tomó la menor
importancia; hubo quien comenzó a especular res-
pecto a las razones de su aislamiento y hermetis-
mo. Hubo quien notó su ansiedad.
Pero por primera vez, algo escapó a los ojos
de Alfa-Omega
Hace un buen rato que no amarra a las jóvenes
antes de salir a la ciudad y para Seferino ya no es
secreto que el maestro vive con dos mujeres a las
que casi les triplica la edad. El campesino lleva sus
mulas al camino y espera al hombre a la hora pac-
tada, pero cuando regresan tiene prohibido acer-
carse a la cabaña, así que presencia de lejos el descar-
gue. En varias ocasiones ha visto a un par de mu-
chachas cargando las bolsas para meterlas en la
vivienda. Seferino sigue siendo un hombre silen-
cioso, que no se mete en nada, que no pregunta.
Pero no está ciego y tampoco sabe mentir.
143
~-
También tenemos el detalle del encuentro sor-
presivo con sus ex alumnos. Los jóvenes hicieron
comentarios acerca del profesor y no ha faltado
quien comience a atar cabos.
Alfa-Omega camina con paso seguro y el
pecho lleno de aire. Se mueve tranquilo en su
cuarto; en el resto de las habitaciones; en los alre-
dedores de la cabaña; en el bosque de encinos.
Hasta en la niebla que cubre pies y ojos, él parece
saber de antemano dónde pisa, dónde hay un tron-
co, dónde cruje más la hojarasca. Puede incluso
decir si hará frío mañana y a qué hora saldrá el sol.
Pero a pesar de eso, Alfa-Omega se ha vuelto ig-
norante.
No ME CANSO DE MIRARLA. TIENE DOS OJITOS, DOS
orejas, sus manitas perfectas con cinco dedos cada
una. El cabello negro y ralo, pegado al cráneo
como un casco. Su nariz pequeña, con forma de
bola. No se parece a nadie; siempre he creído que
los bebés son todos iguales cuando nacen. Des-
pués crecen y van definiendo sus rasgos, enton-
ces sí tienen parecido con caras conocidas. Quie-
ro que se parezca a él, a mí, y también a Sigma,
que es como otra mamá. Ella lava sus biberones y
se los prepara. Alternamos mi leche y las mamilas
para que se vaya acostumbrando; intentamos tam-
144
bién con papillas de fruta. Sigma me ayuda mu-
cho y se preocupa por la niña; ya sabía que no era
tan ruda.
Desde que me recuperé de la fiebre, no volvi-
mos a hablar de un intento de escape. Ahora con
la niña sería muy arriesgado. He llegado a pensar
que no hablamos de eso porque ya no nos intere-
sa. Al menos yo me siento feliz. Y yo que pensaba
que para alcanzar la felicidad eran necesarias una
gran cantidad de cosas materiales. Aquí no posee-
mos nada, pero nos tenemos a nosotras mismas,
a él y a mi hija. Ya quién piensa en un escape.
Sólo espero que mis padres no estén sufrien-
do, que crean que estoy muerta o que nunca voy a
regresar. Me duele mucho pensar en ellos, ahora
que soy madre me pongo en su lugar; me moriría
si mi hija desapareciera. Espero de verdad que no
sufran, que hayan dejado de buscarme.
La beba bosteza y me enseña la encías rosadas
y limpias. La voy a desvestir para bañarla con agua
caliente; luego dejaremos que se seque en el sol.
Quiero ponerle unos aretitos, antes de que sea
mayor y se acuerde de la tortura que implica hacer
los agujeros. Le voy a decir a Alfa-Omega.
Mi niña tiene la panza abultada, con la forma
que tienen todos los niños pequeños. Tiene un lu-
nar en el pecho, justo donde está el corazón. Yo
también tengo ese lunar, en eso nos parecemos
145
aún a su corta edad. Yo le debo esa mancha a mi
papá.
ME TOCA LA MAMILA DE LA MADRUGADA No NECE-
sito quedarme sin dormir Ni poner un desperta-
dor Ella llora en cuanto siente hambre Gamma
se revuelca en la cama Tiene el sueño muy pesado
Pero yo me levanto inmediatamente Tomo el pe-
queño bulto y lo arrullo en mi camino a la cocina
Tengo su biberón limpio y sólo caliento el té o la
leche En poco tiempo ya la tengo con la mamila
en la boca Succiona despacio hasta que está sacia-
da y enseguida se vuelve a dormir
Yo regreso a la cama y despierto cuando
Gamma le está dando de mamar Es una bonita
imagen que me da energía para levantarme y ayu-
dar a Alfa-Omega con el desayuno
Yo La rebelde La gritona La contestona La
borracha La puta La marihuana La hija de la
chingada convertida en niñera En madre postiza
Y no me da vergüenza serlo Quizá a mi madre le
gustaría el cambio Y seguramente más de uno de
mis amigos lo consideraría una degradación Es
curioso cómo puedes terminar amando lo que
siempre odiaste
Aunque me reformé un poco cuando retomé
la carrera las malas mañas no se olvidan La repu-
146
tación no se borra de repente Y ese es el "yo" que
afuera me conocen No esta nueva que no sabe en
qué día vive Que ha perdido el nombre que lo ha
olvidado que es llamada y se autonombra Sigma
La segunda La fuerte La que haría todo por su
hermana postiza y por la hija La que también ha-
ría todo Daría todo por él Por Alfa-Omega
m
ABRIL PRIMAVERA. EL VERDE BOSQUE; ÁRBOLES CAR-
gados de hojas jóvenes que amanecen mojadas de
rocío. Los grillos nuevos que sustituyen a sus abue-
los en un eterno cambio generacional. El viento
con la misma edad y fuerza.
Arriba: movimiento. Una camioneta con insig-
nias policíacas, transporta un comando de cinco
hombres armados y vestidos de negro. Se detie-
nen a pie de carretera, llamando la atención de los
pueblerinos congregados en la zona que, después
de un rato, continúan arreando a sus mulas o ten-
diendo la ropa mojada. La vida cotidiana de San-
tiago Ixmil.
Los hombres toman sus armas, revisan las agu-
jetas de sus botas, las cartucheras y radios que por-
tan en el cinturón. Enseguida, un automóvil tam-
bién marcado con insignias, se detiene detrás de la
camioneta.
147
r~
En él viajan dos hombres vestidos de traje, que
se bajan para dar instrucciones. Una orden firme y
seca pone en marcha a los cinco uniformados, que
se internan en el monte a trote lento.
Un escándalo de perros los recibe en la vivien-
da de Seferino. Éste, con su habitual parsimonia,
afianza su machete con la mano derecha y con la
otra, levanta el sombrero por la orilla, a modo de
saludo. Su esposa llama a los niños, que están fas-
cinados mirando las armas de los policías. Una
sucesión de preguntas con respuestas
monosilábicas. Finalmente el brazo izquierdo del
campesino, curtido por el sol, señalando una vere-
da que conduce a la cabaña.
Cinco hombres parapetados tras los árboles
con los sentidos alerta. Miran el desenlace de una
escena cotidiana: las jóvenes terminan de lavar los
trastes y los meten a la cabaña en una cubeta. Van
seguidas por Alfa-Omega, que siente algo en la
espalda. Levanta la nariz para olfatear y un escalo-
frío le recorre la espalda. Sólo atina a ordenar.
-Métanse inmediatamente a la casa. Escón-
danse con la niña donde siempre. No vayan asa-
lir, no importa lo que escuchen.
SoN PoucíAS GAMMA soN PoLicíAs VIENEN A RESCA-
tarnos A sacarnos de aquí Entonces por qué no
148
gritamos para revelar donde estamos No Yo no
voy a hacerlo es sólo que siempre pensé que si este
momento llegaba yo gritaría pidiendo auxilio No
hay que hablar
Abren la puerta Intento controlar mi respira-
ción Pero el propio pecho de Gamma empuja el
mío Botas Dos pares de botas Que no nos en-
cuentren No quiero saber qué es lo que pasará
después Las botas vienen hacia acá N o respires
No respires La niña se despierta y va a pedir de
comer El principio del berrido y un hombre que
me mira a los ojos después de levantar la colcha
-Tranquilas están a salvo
-No vamos a salir de aquí tendrán que sacarnos a
rastras porque no saldremos de otro modo Y así lo hacen
Me toman del brazo Me resisto pero no soy lo
suficientemente fuerte Se me sale un grito Dónde
está él que no viene a ayudarnos La bebé llora a
todo pulmón Gamma grita como yo
Forcejeo A dónde me llevan Yo no me quiero ir
con estos hombres Maldita sea porqué no tengo
más fuerza en los brazos El llanto de la pequeña
me preocupa Estas bestias la pueden lastimar sin
fijarse
Salimos del cuarto Abandonamos la cabaña
Alfa-Omega está esposado Suéltenlo Empujo a un
policía Le escupo Grito Pataleo Ahora me sostie-
nen entre dos Tengo pinta de perro rabioso To-
149
¡-
dos hablan al mismo tiempo Piden que me calme tra programación habitual por-
Dicen que estamos a salvo dicen que todo ha ter- que acabamos de recibir una
minado que somos libres que podremos ir a nues- noticia muy importante. Segu-
tra casa que la pesadilla se acabó ramente recuerda usted el caso
Tomamos una vereda oculta a la derecha de la de las estudiantes de la Univer-
casa N os obligan a caminar hacia arriba Gamma sidad que desaparecieron en ju-
y yo nos turnamos para cargar a la bebé que no nio y septiembre de 2001. Pues
deja de llorar Un hombre habla por radio Le grita parece ser que después de casi
obscenidades a Alfa-Omega Le golpea los riño- tres años las han rescatado. Va-
nes No entiendo nada Absolutamente nada Este mos a enlazarnos vía telefónica
es el rescate que por tanto tiempo desee Estamos con nuestra compañera Fabiola
saliendo de la prisión Entonces por qué no me Reyes, que se encuentra en la
siento feliz Procuraduría de Justicia Estatal.
Adelante Fabiola, ¿qué es lo que
está pasando?
PROGRAMA: HoY POR HoY 003 OPERADOR (ENTRADA ENLACE TELEFÓNICO)
EMISIÓN: CORTE INFORMATIVO 004 REPORTERA Sí, hola. Buenas tardes. Como
GUióN: VIvo
bien mencionabas nos encontra-
DURACIÓN:
mos en la Procuraduría Gene-
FECHA: 19 DE ABRIL DE 2004
ÓscAR ALANís ral de Justicia Estatal, pendien-
LocuToR:
tes de esta noticia. Hoy por la
001 OPERADOR: (RúBRICA DE LA ESTACIÓN EN PRI- mañana, en un operativo reali-
MER PLANO. CROSS DISOLVE CON zado por policías judiciales del
RÚBRICA DE CORTE INFORMATIVO. Estado, se logró el rescate de las
FADE OUT) dos estudiantes y la detención del
002 LoCUTOR Muy buenas tardes a nuestro presunto secuestrador. Según los
querido auditorio, hemos teni- primeros datos, las dos jóvenes,
do que hacer un corte en nues- identificadas como Jimena

150 151

... ·-----··-·-·---
""-="""
Aragón Méndez y Sofía Her-
nández Archundia, fueron en-
contradas en el interior de una
cabaña en la comunidad de San-
tiago Ixrnil, al norte de Solar de
la Paz. Ambas tuvieron que ser
rescatadas casi a la fuerza, debi-
do al estado nervioso en el que
se encontraban. Había también
una bebé que al parecer es hija
de una de ellas. El secuestrador
ha sido identificado como Sa-
muel Alejandro Lara Camarena
y escucha esto, se presume que
es profesor jubilado de la Uni-
versidad.
005 OPERADOR (REGRESO A LA CABINA)
006 LocUTOR Qué terrible esto que mencionas,
Fabiola, tengo varias preguntas,
¿La niña es producto de una vio-
lación? ¿Dónde están ahora las
muchachas? ¿Ya vieron a sus fa-
miliares? ¿Cómo se llevó a cabo
el operativo? Te escuchamos.
007 OPERADOR (REGRESO A ENLACE TELEFÓNI-
co)
008 REPORTERA Sí, mira, la información todavía
es muy confusa y no hay nada
152
bien confirmado. Se sabe que las
jóvenes ya vieron a sus familia-
res pero sólo por un momento.
Ahora se encuentran junto con
la bebé, en una valoración mé-
dica para determinar su estado
de salud. Posteriormente habrán
de rendir su declaración. No sa-
bemos si la niña es hija del se-
cuestrador. Te repito, es infor-
mación no confirmada. Te co-
mento que algunos policías con
los que logramos tener contac-
to, nos dijeron que este operati-
vo fue planeado durante varios
meses, pero esperaremos la con-
ferencia de prensa que darán las
autoridades para conocer los de-
talles del caso. Ese es todo mi
reporte, regresamos a cabina.
009 OPERADOR (REGRESO A CABINA. FIN DE EN-
LACE TELEFÓNICO)
010 LocuTOR Gracias Fabiola. Pues ya lo es-
cuchó usted, esperaremos la ver-
sión de las autoridades y ya le
estaremos informando oportu-
namente en torno al caso. Lo
invitamos a continuar con nues-
153
~~~-~-
'
1
tra programación habitual. Bue-
nas tardes.
011 ÜPERADOR (RúBRICA DE CORTE INFORMATIVO.
CROSS DISOLVE CON RÚBRICA DE
LA ESTACIÓN. FADE OUT)
YA SE ME HABÍA OLVIDADO VIAJAR EN CARRO. SIGMA,
la niña y yo viajamos juntas y sin necesidad de ha-
blar; está claro qué es lo que debemos hacer. Alfa-
Omega va en otro carro, no sé bien. La carretera
está en pésimas condiciones, retumbamos por tanto
bache. La ciudad y sus gritos me han puesto los
pelos de punta. Me están doliendo los oídos por
tanto ruido. La nena lo resiente también y se está
quedando ronca de tanto llorar.
Llegamos a la Procuraduría. En la entrada hay
reporteros con sus cámaras y luces; los hemos evi-
tado entrando por otro lado.
Mis papás, Dios mío, mis papás. Qué avejen-
tados están; mi papá se ha encorvado y mi mamá
tiene nuevas canas. En cuanto me ven corren para
abrazarme. Lloran y eso me hace llorar también.
Les presento a su nieta y mi madre incrementa la
intensidad de su llanto, esta vez en el hombro de
mi padre. Ya sabía que no iba a gustarles.
A Sigma la abraza una mujer vestida de enfer-
mera que seguramente es su mamá. Hay dos mu-
chachos con ellas. Sus hermanos.
154
Me siento como flotando fuera de esta reali-
dad. Como si esto no fuera cierto, ¿qué tal si es un
sueño y mañana despierto? Dicen que nos van a
revisar los médicos, para ver cómo estamos de
salud. No veo necesidad, yo me siento bien y sé
que Sigma está igual, pero nos obligan a pasar a
unos cubículos pequeños con olor a desinfectante.
Un pediatra se lleva a mi hija. El doctor me hace
preguntas tontas que respondo de la misma for-
ma, mientras me da una bata y pide que me la
ponga. Me sube a la báscula, determina mi estatu-
ra, hace anotaciones en una hoja. Me acuesta en
una camilla. Revisión de la garganta, mis dientes;
tengo que seguir con la mirada la luz de una linter-
na. Me toquetea todo el cuerpo. Edad de la niña.
Sus preguntas no tienen entonación. Casi tres meses.
Miro su estetoscopio. Parto normal. (¿Qué entiende
por normal?) Sí. A su bata le falta un botón. Toda-
vía le das pecho. Sus ojos directo en mis senos. Ya casi
se me acabó la leche. Sigue haciendo anotaciones y yo
me pregunto cómo es que pasó esto. Mírame bien,
es importante que contestes con sinceridad lo que te vqy a
preguntar;fuiste violada, el hombre que las mantenía se-
cuestradas te forzó a tener relaciones. Contesta sin miedo.
Lo miro directo a los ojos. No. Frunce el entrece-
jo. Mira, ya estás segura, él ya no te puede hacer nada,
aquí te van a proteger. Te vuelvo apreguntar, ese hombre te
violó. Me mira esperanzado. No. Deja caer los bra-
155
 ) zos, decepcionado. Físicamente estás bien, ya te revisa-
rá el psicólogo para ver cómo andas de la cabeza. Puedes
.li vestirte.
¿CóMO LES EXPUCAS A ESTOS BRUTOS PANZONES ALGO
que sabes que no podrán entender? Has repetido tu declara-
ción tres veces, siempre diciendo lo mismo. Siempre diciendo
la verdad Te asignaron un abogado de oficio que no sirve
para nada. Paciencia, Samue4 paciencia. El rqyo de Zeus
los hará pedazos.
-Mire, ya se lo expliqué y lo vuelvo a repetir.
Yo no secuestré a nadie, yo rescaté a dos mucha-
chas, eso fue lo que hice. Me las llevé conmigo.
Las rescaté de esta sociedad de basura porque ellas
tienen todo el derecho a otro tipo de vida, el tipo
de vida que yo les proporcioné y que han acepta-
do como suyo. Alejados de todo hemos iniciado
una empresa tan elevada que ustedes nunca po-
drían comprender. Están alienados y ni siquiera se
dan cuenta de la porquería en la que sobreviven.
No, nunca las obligué a acostarse conmigo. Con
el tiempo ellas vinieron a mí. En ningún momento
las violé. No me importa si no me cree.
¿Que cuánto tiempo pensaba prolongar el en-
cierro, como usted lo llama? Pues toda la vida,
toda mi vida. Era lo que siempre había deseado,
estábamos tranquilos hasta que ustedes llegaron a
destrozarlo todo.
156
11llr'"llrm1nn,·¡·¡·¡•¡¡nnlliliU-
Unas túas ahogadas te detienen. Manifiestas que no
quieres seguir repitiendo la misma declaración, que se d~en
de estupideces porque no la vas a cambiar. Te itiforman que
en ese caso, puedes leer el documentoy firmarlo. El abogadu-
cho imbécil asiente. No lees los pliegos que conforman tu
declaración, te limitas afirmar en silencio. Diriges una mi-
rada de hielo a los sonrientes policíasy cesan las burlas. El
hombre que te ha interrogado, sentado delante de ti, pre-
gunta si sabes lo que élpiensa. No sabes ni te interesa, pero
no le contestas. Él comprende la señalpero no se queda con
las ganas de decirte su opinión; para é4 eres un pervertido
entrado en años que queria culearse a unasjovencitas. Mu-
cho te duró elgusto, dice, peroya se te acabó. Menciona que
esperarán las declaraciones de tus víctimas, que seguramente
serán todo lo contrario a lo que acabas de firmar. Bla, bla,
bla, bla. Desvías tu mirada hacia el techo asqueroso, hacia
elpiso asqueroso, hacia los rostros asquerosos. Has regresa-
do al mundo S amueL Te llevan a los separos, donde pasa-
rás la noche. Caminas sin oponer resistencia, piensas que
posiblemente ellas declaren en tu contra y termines preso.
Dudas si lo harán o no. La incertidumbre te hace un nudo
en la garganta. Decides al~jar esos pensamientos que te dan
miedo. ¿Miedo tú, Samuel?
157

AlMAGEN AuDio
CAMARA 1. PLANo ME- CoNDUCTOR: Y el caso de
DIO CORTO DEL CON- las estudiantes raptadas
DUCTOR por el profesor sigue dan-
do de qué hablar, tanto
así que ya hasta se piensa
filmar una película, sobre
todo por un dato en par-
ticular. Déjeme contarle:
resulta que a pesar de to-
das las evidencias en su
contra, parece que el pro-
fesor podría salir libre
por falta de cargos. Esto
porque las dos jovencitas
declararon que se fueron
con él por su propia vo-
luntad. O sea, que no las
secuestró, sino que deci-
dieron alejarse de todo
para tener acceso a una
vida más pura en el pa-
raíso, así lo platican. Tam-
bién dicen que nunca fue-
ron violadas; una de ellas
tiene ya una niña y cuan-
do les hicieron los exá-
158
menes médicos descu-
brieron que la otra tenía
dos meses de embarazo.
Las muchachas defienden
tanto a su secuestrador,
que los especialistas bara-
jan la posibilidad de que
sufran el Síndrome
Estocolmo. Precisamente
para hablarnos de ese
tema y aclarar las dudas,
está con nosotros el Doc-
tor en Psiquiatría Miguel
Ortiz. Doctor, buenas
noches, ¿cómo le va?, ex-
plíquenos ¿Qué es el Sín-
drome Estocolmo?
CORTE DIRECTo A: cA- INVITADo: Sí, buenas no-
MARA 2, 1WO SHOT CON- ches, gracias por invitar-
DUCTOR E INVITADO me. Mira, el Síndrome
Estocolmo es una con-
ducta en la que se mani- 1
fiesta un lazo afectivo en- lili
tre los secuestradores y
sus rehenes.
CoRTE DIRECTO A: cA- Psicológicamente es una
MARA 3, PLANo MEDIO de las múltiples respues-
CORTO DEL INVITADO tas emocionales que pue-
de presentar el secuestra-
do, debido a la vulnera-
159
 bilidad que provoca el que ya no estén en cau-
cautiverio. Se presenta tiverio. Esta situación
sólo cuando el plagiado puede prolongarse in-
se identifica inconscien- definidamente y, dada la
temente con su agresor complejidad de este
y justifica de cierta ma- mecanismo de defensa,
nera lo que hizo. Esta el tratamiento es igual-
conducta obedece a una mente largo y compli-
necesidad de supervi- cado.
CoRTE DIRECTO A: cAMA- CoNDUCTOR: Bueno
vencia, básicamente, y
ayuda al secuestrado a RA 2 TWO SHOT CONDUC- Doctor, le agradece-
no sentirse amenazado TOR E INVITADO mos mucho su presen-
cia. Posteriormente se-
ante la situación.
guiremos abundando al
CoRTE DIRECTO A: cAMA- CoNDUCTOR: Oiga Doc-
respecto. Buenas noches
RA 2 TWO SHOT DE coN- tor, en el caso que nos
INVITADO: Por nada,
DUCTOR E INVITADO atañe, ¿usted cree que las
dos jovencitas padezcan buenas noches
CoRTE DIRECTO A: CAMA- CONDUCTOR: Y en más
el Síndrome?
l0JVIT ADO: Mira, para
RA 1 PLANO MEDIO COR- información, fíjese que
determinar eso hay que TO DE CONDUCTOR en Estados Unidos es-
examinarlas. N o quisie- tablecieron un nuevo
Récord Guinness. Un
ra arriesgarme a dar un
diagnóstico sin cono- grupo de cocineros hi-
cerlas, pero te puedo cieron el hot dog más
decir que presentan ras- grande del mundo,
gos claros de este sín- Mariana Fabila nos
platica.
drome.
CoRTE DIRECTO A: Las víctimas suelen se-
CAMARA 3 PLANO MEDIO guir hablando bien de
CORTO DE INVITADO sus secuestradores aun-

160 161

·' .

lllllnrTml--.rnmrnJI....rrtTtt"ltrmllllliliilllli&-

Dos SEMANAS QUIZÁ DOS SEMANAS Y MEDIA PARA
variar no tengo control sobre el tiempo y no sé ni
en qué día vivo Juzgados declaraciones abogados
reporteros No soporto a tanta gente junta ase-
diándome Veo a Gamma todos los días Estamos
seguras de que no hay cargos que le puedan pro-
bar a Alfa-Omega Sobre todo si toman en cuenta
nuestras declaraciones Cuando dije que me había
ido por mi voluntad mi mamá casi se desmaya
Regresando a la casa se puso como loca pregun-
tando qué era lo que me estaba pasando Que ella
había pasado por la peor de las angustias y ahora
resultaba que me había largado por puro gusto
La noticia de mi embarazo tampoco le cayó muy
en gracia En cambio a mí me hizo tremenda ilu-
sión Ya me había tardado Llegué a pensar que
algo estaba mal con mi cuerpo En cierto modo le
tenía envidia a Gamma porque ella le dio una niña
Pero ahora yo también estoy esperando Ojalá que
sea un varón
Sólo hemos visto a Alfa-Omega en un careo
En el que por cierto nunca nos dejaron hablar tran-
quilamente Preguntan las cosas Pero sugieren de
antemano la respuesta que quieren escuchar Y es-
tán a punto de declararnos dementes porque no
contestamos lo que quieren O lo que sería lógico
162
,,r-11¡ ~~-n,1nnr11'1'i11111it111111T~í11ríiNI IIIIIIWII___..
Pobres ilusos Nosotros tres sabemos que no hay
modo de explicárselos No lo entenderían
Gamma y yo estamos visitando a un psicólo-
go Y como es típico en esos doctores se la pasa
diciéndonos qué es lo que debemos pensar Dice
que la simpatía que sentimos por él es un mecanis-
mo de defensa por el miedo que provoca estar
encerrado Puede ser pero yo me pregunto enton-
ces por qué seguimos sintiendo lo mismo Aunque
ya no lo vemos Ni vivimos con él ¿Por qué lo
extrañamos?
Regresé a mi casa y me costó trabajo recono-
cerla Luego de un rato recordé que era la misma
sólo que más vieja Mi cuarto está como lo dejé Mi
ropa en el clóset Mis discos mis fotos mis libros
mi cama Todo está igual pero me siento incómo-
da y he vuelto a tener crisis de insomnio
Mi mamá me llama por mi nombre y yo no le
contesto Dice que no es posible que también eso
se me haya olvidado Que está en mi acta de naci-
miento Que así me han llamado toda la vida A
Gamma le pasa lo mismo Y entre nosostras Él
sigue siendo Alfa-Omega El principio y el fin Todo
lo que tenemos Todo lo que nos importa Su abu-
rrido nombre de profesor no dice nada
Los abogados van a esperar un rato en lo que
el tratamiento psicológico que recibimos surte efec-
to Buscan que declaremos en contra de él Si esto
163
no sucede piensan declararnos idiotas para no to-
mar en cuenta nuestras declaraciones Total a Él ya
lo tienen por loco Cometió el error de decir toda
la verdad sin omitir detalle y obviamente la gente
lo cree chiflado Cómo me gustaría estar con él y
decirle que nosotras no creemos lo mismo Aun-
que ya lo sabe Lo sabe porque conoce nuestras
declaraciones y en los careos nos ponemos a pla-
ticar tranquilamente como antes Cosa que desqui-
cia a las autoridades
Me hubiera gustado mucho decirle yo misma
lo de mi embarazo Pero ya se me habían adelan-
tado No me lo esperaba Ya otras veces había te-
nido retrasos Y no pasaba nada
La cabeza me da vueltas Brinco de un pensa-
miento a otro El acelere de la gente me saca de
quicio Me pone nerviosa No pueden sentarse ni
un momento Siempre han de estar moviéndose
para todos lados Me contagian su ansiedad
El abogado que lleva el caso nos ha dicho que
es mejor que digamos toda la verdad Que no ten-
gamos miedo Y no se cuántas pendejadas más
Dice que sólo nuestro testimonio puede hacer que
Él vaya a la cárcel Aunque amenazan con decla-
rarnos imposibilitadas mentalmente yo sé que eso
no es tan fácil Es simple cuestión de tiempo No
hay cargos No hay entonces delito que perseguir
Gamma y yo estamos planeando algo Habla-
mos muchos y coincidimos en varias cosas Sobre
164
todo en que no queremos que nuestros hijos crez-
can en este mundo Mi madre ya es una neurótica y
yo no quiero terminar igual No quiero que mi 1
bebé me vea así Sólo estamos esperando el mo-
mento propicio para regresar Somos mayores de 1
edad y nadie podrá impedir que lo hagamos
Mañana tenemos otra sesión para rectificar la
declaración Empezarán por preguntar nuestro
nombre Ambas sabemos qué contestar Ella es
Gamma Yo soy Sigma No hay otros nombres
Perdimos los de antes los de toda la vida Los ex-
traviamos y borramos por completo El día será
largo y tedioso Porque con esta afirmación más
de uno pierde la cabeza Dicen que es pura nece-
dad Como quiera que sea Gamma y yo hemos
tomado una decisión
7. lNTERJOR 1 CABAÑA 1 TARDE
(Una mujer de cabello negro se encuentra en
el suelo. Está amordazaday atada de piesy
manos. Duerme. Se despierta al escucharpa-
sos. Abren de golpe el cuartucho en el que se
encuentra. Un hombre maduro, altoy delga-
do conduce a la fuerza a otra mi!Jer; una
joven de cabello castaño. La avienta con sal-
vqjismoy ella cae al suelo, quedando frente a
la otra joven)
165

20. INTERIOR 1 CABAÑA 1 NoCHE
!¡
(Ambas m'!}eres duermen en petates coloca-
'
1 dos en el suelo. Él abre la puerta y las mira
de Idos un instante. Se br¿ja la bragueta del
pantalón y se acerca de modo amenazador.
S e monta sobre la primera de ellas, que de
inmediato despierta y al comprender lo que
está por sucederle opone resistencia. La otra
joven también despierta, pero no interviene
para defender a su compañera; cierra los qjos
con fuerza, no quiere escuchar lo que está pa-
sando a su lado. El hombre se retira satisfe-
cho, con una sonrisa maligna en el rostro y
voltea a ver a la otra joven)
ÉL: No te preocupes mi reina, ma-
ñana te toca a ti
(Se levantay sale de la habitación. Las dos
muchachas sollo'{fln)
30. ExTERIOR 1 FRENTE A LA CABAÑA
1 MEDIODÍA
(El hombre está sentado en una silla de mim-
bre. Detrás de é4 una de las mtgeres le recor-
166
______ _
...._
ta el cabello con unas tijeras de punta redon-
da. Frente a é4 en cuclillas, la otra joven le
corta las uñas de los pies. Ambas tienen
moretones en cara, brazos y piernas. Han
adelgazado dramáticamente. En su regazo,
el hombre sostiene una canasta con uvas, que
come lentamente. De vez en cuando avienta
una al suelo)
ÉL
(Aventando una uva)
Adivinen qué, hoy tampoco van a
comer. Si quieren tener algo en el
estómago, procuren empezar a imi-
tar a las palomas
-¡Corte!
III
REGRESARON. GAMMA CARGA A SU HIJA MIENTRAS
Sigma se afana con algunas bolsas. Inician el des-
censo internándose en el bosque; caminan a paso
seguro, sabiendo perfectamente dónde pisan. No
dicen nada, pero tienen el rostro sereno y avanzan
a ritmo regular hasta que llegan al claro donde se
levanta la cabaña. Recorren con la mirada las ins-
talaciones: el baño detrás del lavadero, en el lado
izquierdo de la vivienda; del lado derecho la letri-
_..,.
167
_...,.,_,,~-·~·-·---
 na y en el centro, el pequeño rectángulo de adobe
con la puerta abierta. En el interior permanece el
tiempo detenido, justo como lo ordenó Alfa-
Omega. Sigma suelta su carga en una mesa de la
cocina, mientras Gamma hace lo propio en el cuar-
to, acomodando a la bebé en la caja que siempre
ha sido su cuna.
De inmediato comienzan a recoger e.1 desor-
den. Acomodan los muebles tirados y barren el
suelo de tierra apisonada. Entran al cuarto de Alfa-
Omega y ordenan sus papeles y libros del mejor
modo posible.
Salen a la huerta que está detrás de la cabaña,
armadas con una pequeña pala de labor y una ca-
nasta. Recogen la verdura que está lista, remueven
el pasto enmarañado. Todo en perfecto silencio y
con tal seguridad que parece una escena ensayada
previamente.
Ya casi es hora de comer y Sigma saca lo que
traen en las bolsas y lo acomoda en la alacena.
Tienen una buena dotación de alimentos en lata y
con las verduras, podrían sobrevivir un rato solas,
sin tener que subir por algo más. La joven de pelo
castaño se ocupa de la elaboración de la comida,
mientras su compañera calienta el contenido de
un biberón y se lo da a la niña. Después pone la
mesa: tres platos, tres vasos, tres cucharas. Tres si-
llas cercanas. La bebé duerme plácidamente en su
168
·,~tllll't1lll!
caja después del biberón; la dejan en la cocina para
tenerla cerca.
Las muchachas se sientan a comer, dejando en
medio el espacio vacío. Los tres platos están lle-
nos, aunque sólo hay dos personas que dan cuenta
de la comida. Levantan la mesa y salen a lavar los
trastes.
Aún hay luz de sol suficiente para poder leer
sin esfuerzo. Sacan tres sillas y las colocan en semi-
círculo frente a la cabaña. Como siempre. Trasla-
dan a la niña al cuarto y eligen en la habitación de
Alfa-Omega un libro al azar.
Salen a sentarse y se turnan para leer. Después
comentan algunas cosas relacionadas con la lectu-
ra. No hablan más que de eso, llenando con la
imaginación el espacio vacío de la silla que tienen
en medio.
Cayendo la niebla ambas aguardan. Esperan
algo que saben que pasará. Irremediablemente. La
certeza las barniza de tranquilidad. Cayendo la nie-
bla escuchan los grillos y Gamma se arriesga a ini-
ciar una conversación. Ríe levemente y después de
un rato invita a Sigma a unirse a la plática que está
tan divertida. Así permanecen un rato.
Después se levantan y reacomodan las sillas de
manera que la cabaña quede a sus espaldas y el
bosque por el que vinieron sea el frente. Esperan
la llegada de la noche. La niebla está definitiva-
169
mente instalada; la cortina gris es tan espesa y ce-
rrada que la tocan con los dedos, como si fuera
una telaraña. Aunque sin llegar a herirla. Sigma se
soba el vientre que ya muestra una ligera curva.
Se frotan los brazos para mitigar el frío y si-
guen esperando. Sus miradas clavadas en el bos-
que, lo poco que pueden ver a través de la niebla.
Esperan. Saben que no pasará mucho tiempo. Lo
esperan a Él, a Alfa-Omega, el principio y el fin, la
perfección absoluta. El creador. Su creador.
Volviste S amue4 no pudieron hacer nada contra tí.
Zeus te protegió con su rqyoy tus Afroditas defendieron este
paraíso sin nombre, justo como soñaste.
Pero ya no eres el mismo. Las dudas que te acecharon
durante los últimos meses, terminaron por apoderarse de ti
mientras estuviste en prisión. Nadie puede hacer nada con-
tra tí, salvo tú mismo. Sólo tú puedes destruirte.
Entendiste porfin que te has pasado la vida buscando.
Siempre buscando. Por eso eres cazador. Tu problema
S amue4 es que equivocaste el oijeto de la búsqueda.
Tu novela es la historia de tu vida. Es, de hecho, tu
vida misma. S abes que no la escribiste movido por un afán
auténticamente literario, sino como el último y desesperado
intento por comprender el sentido de tu existencia, el oijetivo
de tu paso por la tierra. Ahorayo te pregunto si lo lograste.
No me contestes, ya lo sé.
170
Cualquiera que lea tu manuscrito podría morir de la
risa con tanta estupidez. Con tus anhelos itifantiles de esca-
par del mundo al que pertenecesy construir no otro mundo,
sino un paraíso. Samue4 Samue4 quisiste creerte Dios, ¿no
es así? Ambicionaste lo que no puedes tenerporque eres mf!Y
poquita cosa. Siempre lo has sido. Y yo no me cansaré de
repetírtelo.
A esa novela le falta la última parte. El último capítu-
lo que es, precisamente, el que estás viviendo. El momento en
que te cuestionas si todo tu eifuerzo valió la pena. Si te
sirvió de algo renegar de tu pasado, de tu padre y de tu
madre. Si valió la pena destrozary reconstruir a dos mi!}e-
res; enseñarles a desear algo único.
Regresaste a terminar de escribir. A ponerle el punto
final a la historia de tu vida. ¿No es así, Samuelito? Des-
pués de estoya no hqy más. Quemaste las naves, perdiste la
brrfjula. Se acabó la farsa Samuel. Se acabó la eterna
lucha contra tu padre. Porque ese ha sido permanentemente
el oijetivo: no parecerte a él. Pero tengo malas noticias para
tí: no sólo te pareces sino que eres peor. Tú también lasti-
mas, golpeas, ultrqjas, humillas. Tú también tienes a dos
mt!Jeres sometidas; una esposa y una amante. Tú tampoco
te preocupas por tus hijos. La diferencia es que él actuó por
conviccióny tú sólo lo hiciste por llevarle la contraria. ¿Qué
se siente luchar toda una puta vida por conseguir algo que
finalmente no te hace jeliz? Darte un golpe contra la impo-
sibilidad Lo inasible. Lo inalcanzable. El finis terra. El
fondo del mar. El deseo, la esperanza que ya se murió, la
duda lacerante, la maldita certeza de que la cacería terminó.
j
171
-..
i ¿Quién ganó Samuel? ¿Quién ganó, cazador de pacotilla? saber y no tenía ganas de contar. Jimena y Sofía se
La respuesta es mi!J simple: ganéyo S amuelito, ganó tu desvanecieron después de la lectura, prolongada
padre. Justo como tenía que ser. más allá del ocaso.
La bruma inició puntual su descenso y bañó al
trío silencioso. Los ojos inmóviles de Alfa-Ome-
N ga perdieron el fuego: una brizna de niebla se alo-
jó en ellos conteniendo un torrente de lágrimas.
SIGMA Y GAMMA PRONTO EXTRAÑARON LA CADENCIOSA
voz de Alfa-Omega leyendo poesía. Sus grandes
manos y sus ojos de fuego. La mansedumbre de
los amantes después del acto. El aliento de menta
en el cuello, en la boca, en los senos, en el sexo.
Comenzaron a extrañarlo desde que regresó y
se encerró en su cuarto. N o aceptó comida ni be-
bida durante cuatro días. Lo único que le impor-
taba era escribir.
Ellas lo dejaron tranquilo, aunque estuvieron
pendientes de todos sus movimientos. Confundi-
das, no sabían cómo comportarse ante Él. La niña
de brazos y el niño de vientre también resintieron
la actitud de su padre. Ellas vislumbraron con te-
rror la posibilidad de perder a Alfa-Omega para
siempre, después de haberlo defendido aún en
contra de sus familias. ¿Qué debe hacer uno cuan-
do se le está muriendo Dios?
Al amanecer del quinto día, Alfa-Omega salió
cargando su manuscrito. Llamó a Sigma y Gamma
a sentarse junto a él, para leer aquello que debían

172 173

b i 2 U M Ttl &WWIINNiiltiT~.....,._._,_._,~~""'" ...~