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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES

FACULTAD DE MÚSICA
AMBIENTE DE APRENDIZAJE SUCRE
AUDIO PERCEPTIVA Y ANÁLISIS MUSICAL

Docente: Profesor Estelio Padilla.

ANÁLISIS DESCRIPTIVO
DE UNA FULÍA, UN CALIPSO Y UN TANGO

Alumna: Br. Siomara Salmerón,


13 de febrero de 2021.

La fulía es una variedad dentro del género tradicional venezolano, típica del oriente que
tiene presencia en celebraciones como Cruz de Mayo y otras profanas del folklore, y al
igual que la mayoría de la música del oriente es parte de la tradición de la improvisación.
Es de frases largas en las que se articulan, en grupos de tres, versos octosílabos, cuyo
último se repite para iniciar luego de un breve intermedio instrumental un siguiente grupo
de versos. La dinámica que evoca es la de componer una décima espinela, verso a verso,
sabiendo guardar su estricta rima y no necesariamente una consistencia en la
composición.

El ciclo armónico de la fulía está centrado en una tonalidad menor, cuya secuencia
constituye el inicio de cada ciclo o periodo y también su transición hacia el siguiente; una
modulación mayor dentro de la tonalidad constituye el desarrollo, en el que puede recurrir
a los dominantes armónicos correspondientes en cada semiperiodo, mayor o menor.
Rítmicamente es de forma ternaria; podría interpretarse como un seis cuartos, por lo que
da la impresión de ser lento, aunque realmente se ejecuta a tempo de entre 65 y 80 pulsos
por minuto. Según textos de Isabel Aretz y Luis Ramón y Rivera, en otras tradiciones
venezolanas, la fulía es un juego de improvisación que se efectúa de forma grupal; en
Europa, España, Francia, también hay equivalentes homónimas, con alguna semejanza
musicalmente, también de tradición. Se interpreta con la presencia principal del cantador,
el cuatro venezolano, y la mandolina cuya melodía constituye un elemento característico
y reproduce un patrón típico del género.
La fulía cumanesa, como se le llama a la pieza icónica, dedicada a la Santa Cruz de Mayo
por María Rodríguez, abre con un saludo ante la figura de la Cruz y el contenido se
desarrolla aludiendo a la preparación de ella para el velorio. Basada en la versión original
de María Rodríguez, Soledad Bravo interpreta la pieza en grabación de estudio en la
tonalidad de Gm, expresando dramatismo a través de pequeñas modulaciones en el paso
por las correspondientes dominantes de las tonalidad relacionadas tales como Cm, Bb y
el mismo Gm, los cuales son respectivamente G7, F7 y D7, esta última a propósito de la
cual también llega a emplearse el A7 en un corto pasaje de mucha tensión y varias
modulaciones consecutivas, recurso frecuente en la música tradicional.

Por otro lado, el calipso es un género con origen en la tradición afro descendiente, de
Trinidad y Tobago. Forma parte de la tradición venezolana del Carnaval, en cuya
celebración tiene un lugar central. Como tal, su contenido lírico es irónico y/o cargado de
humor, y frecuentemente funciona para amalgamar ambas tradiciones al ser cantado en
patuá, lengua declarada patrimonio cultural inmaterial de Venezuela en la nueva Ley
Orgánica de Cultura. Aunque la temática pueda centrarse en la festividad, también trata
aspectos propios del contexto local o popular, como personajes emblemáticos, mitos y
leyendas, nacionalismo, o en general figuras icónicas de la cultura e historia. Compuesta
en tonalidad mayor más frecuentemente, o centrándose en esta. Se desarrolla entre
fragmentos líricos repetitivos a modo de “estribillo”, con o sin coros, armónicamente
sencillos y aparentemente minimalista. En la ejecución del género destaca la percusión,
y aunque no es imprescindible, puede ostentar la presencia del cuatro. Es binario
prácticamente en todos los aspectos, con ritmo de cuatro cuartos, asincopado. La pieza
Isidora rinde tributo a la cultora del Callao Isidora Agnes, y tiene todas las características
antes descritas; en la versión estudiada, en tonalidad de D mayor.

Finalmente, la tradición musical argentina, aunque diversa, tiene puntos de similitud con
la venezolana, como los elementos de origen ibérico o, en lo contemporáneo, aspectos
característicos de géneros populares; como referencia de ello, el tango guarda una
semejanza a nivel formal con su homónimo español, y también armónica y sutilmente
estética con el género tropical del bolero y el son cubano. El tango es un género cuya
interpretación conlleva cierta complejidad, aunque adentro, sus diferentes aspectos no lo
reflejen. El más complejo, además de los conocidos detalles ornamentales típicos
ejecutados con el piano o el tradicional bandoneón, podría ser quizá la interpretación
vocal, que busca siempre mantener un aire seductor, apasionado.
Amargura, interpretado por el tanguero Carlos Gardel, es una pieza cuya forma es una de
las variedades más básicas dentro del tango, con una introducción en la tonalidad mayor
de E, que cambia a su modo menor para toda la estrofa y regresa nuevamente al mayor
en el coro. De los detalles en la estructura del tema uno de los más prominentes es
precisamente la modulación, casi brusca, con que cambia del modo mayor al menor, sin
minuciosas transiciones ni intermedio; cuando modula al contrario, del modo menor al
mayor, no da una impresión tan tosca, sino que acompaña el cambio hacia la luz que
también realiza la letra en el coro. Ocasionalmente en la armonía es introducido el Adim,
que da al tema, al igual que el elemento anteriormente descrito, rasgos estéticos de tango.

El papel del cuatro venezolano en la interpretación de estos géneros es diverso. No


siendo típico del tango, armónicamente el cuatro deja ligeramente a medias la experiencia
auditiva. Sin embargo, considerando que se requieren varios otros instrumentos para
presentarlo debidamente, el cuatro, como guitarra, llega a acercarse un poco a esa estética.
Otro caso, aparte, el rol que juega en los géneros venezolanos, donde no necesariamente
es principal pero sí propio. En la fulía es un componente que ejecuta en función del
cantante o improvisador, por lo cual no es rígido y no provee una estructura; esta función
la ejerce la lírica, el verso, la décima, junto a la melodía de la mandolina. El calipso es,
de los géneros ya señalados, en el cual la ejecución es más prominente, ya que
rítmicamente es más definido o preciso, y el golpe del cuatro complementa a la percusión.

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