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Este documento presenta el temario y materiales didácticos para el Tema II del curso "Historia Medieval de España I (Siglos VIII-XIII)". Incluye información sobre la conquista islámica de la península ibérica y la creación de Al-Andalus entre los años 711-756 d.C., con secciones sobre la situación previa en la península, los factores de la conquista, la penetración militar y el asentamiento de los conquistadores. También proporciona textos históricos clave para su anális
Este documento presenta el temario y materiales didácticos para el Tema II del curso "Historia Medieval de España I (Siglos VIII-XIII)". Incluye información sobre la conquista islámica de la península ibérica y la creación de Al-Andalus entre los años 711-756 d.C., con secciones sobre la situación previa en la península, los factores de la conquista, la penetración militar y el asentamiento de los conquistadores. También proporciona textos históricos clave para su anális
Este documento presenta el temario y materiales didácticos para el Tema II del curso "Historia Medieval de España I (Siglos VIII-XIII)". Incluye información sobre la conquista islámica de la península ibérica y la creación de Al-Andalus entre los años 711-756 d.C., con secciones sobre la situación previa en la península, los factores de la conquista, la penetración militar y el asentamiento de los conquistadores. También proporciona textos históricos clave para su anális
TEMA II: LA CONQUISTA ISLÁMICA DE LA PENÍNSULA Y LA CREACIÓN DE
AL-ANDALUS (711-756).
1. La situación peninsular al producirse la invasión: el triunfo nobiliario y la
atomización del reino visigodo (680-711). 2. Los factores de la conquista islámica. 3. La penetración y el control militar de la Península: campañas de Tariq, Musa, Abd al-Aziz ben Musa y sus sucesores inmediatos. 4. Los problemas del asentamiento de los conquistadores. 5. La crisis de mediados del siglo VIII. 6. La nueva estructura social de al-Andalus.
MANUAL BÁSICO
Vid. ÁLVAREZ PALENZUELA, Vicente Ángel (coord.). Historia de España de la
Edad Media (en adelante se citará como Manual). Barcelona: Ed. Ariel, 2011, pp. 59- 77. Bibliografía
CHALMETA, P. Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-
Andalus. Jaén: Universidad de Jaén, 2003. CHEJNE, A. G. Historia de la España musulmana. Madrid: Ed. Cátedra, 1980. GUICHARD, P. De la expansión árabe a la Reconquista. Esplendor y fragilidad de al- Andalus. [Granada]: Fundación El Legado Andalusí, 2002. LEVÍ-PROVENCAL, E. España musulmana hasta la caída del Califato de Córdoba (711-1031), Historia de España Menéndez Pidal, t. 4. Madrid: Espasa-Calpe, 1950. MANZANO MORENO, E. Conquistadores, emires y califas: los Omeyas y la formación de al-Andalus. Barcelona: Crítica, [2006].
MATERIAL DIDÁCTICO
Textos para comentario
Texto núm. 1: Fragmento del Ajbar Machmua. Al saber el rey de España la nueva de la correría de Tariq, consideró el asunto como cosa grave. Estaba ausente de la Corte, combatiendo a Pamplona, y desde allí se dirigió hacia el mediodía, cuando ya Tariq había entrado, habiendo reunido contra éste un ejército de cien mil hombres o cosa semejante, según se cuenta. Apenas llegó esta noticia a Tariq, escribió a Musa pidiéndole más tropas y dándole parte de que se había hecho dueño de Algeciras y del Lago, pero que el rey de España venía contra él con un ejército que no podía contrarrestar. Musa, que desde la partida de Tariq había mandado construir barcos y tenía ya muchos, le mandó contra ellos cinco mil hombres, de suerte que el ejército acaudillado por Tariq llegó a doce mil. Había ya cautivado muchos e importantes personajes, y con ellos estaba Julián, acompañado de bastante gente del país, la cual les indicaba los puntos indefensos y servía para el espionaje. Acercóse con la flor de la nobleza española y los hijos de sus reyes, quienes, al ver el número y disposición de los muslimes, tuvieron una conferencia y dijéronse los unos a los otros: "Este hijo de la mala mujer se ha hecho dueño de nuestro reino sin ser de estirpe real, antes bien, uno de nuestros inferiores: aquella gente no pretende establecerse en nuestro país; lo único que desea es ganar botín: conseguido esto se marcharán y nos dejarán. Emprendamos la fuga en el momento de la pelea, y el hijo de la mala mujer será derrotado". En esto quedaron convenidos. Había dado Rodrigo el mando del ala derecha de su ejército a Sisberto, y el de la izquierda a Abba, hijos ambos de su antecesor Gaitixa, y cabezas de la conspiración indicada. Aproximóse, pues, con un ejército de cerca de 100.000 combatientes, y tenía este número (y no otro mayor) porque había habido en España un hambre, que principió en el 88, y continuó todo este año y los del 89 y 90, y una peste durante la cual murieron la mitad o más de los habitantes. Vino después el año 91 [9 noviembre 709 a 28 octubre 710], que fue en España año que por su abundancia recompensó los males pasados, y en el cual se efectuó la invasión de Tariq. Encontráronse Rodrigo y Tariq, que había permanecido en Algeciras, en un lugar llamado el Lago, y pelearon encarnizadamente; mas las alas derecha e izquierda, al mando de Sisberto y Abba, hijos de Gaitixa, dieron a huir, y aunque el centro resistió algún tanto, al cabo Rodrigo fue también derrotado, y los muslimes hicieron una gran matanza en los enemigos. Rodrigo desapareció, sin que se supiese lo que le había acontecido, pues los musulmanes encontraron solamente su caballo blanco, con su silla de oro, guarnecida de rubíes y esmeraldas, y un manto tejido de oro y bordado de perlas y rubíes. El caballo había caído en un lodazal, y el cristiano que había caído con él, al sacar el pie, se había dejado un botín en el lodo. Sólo Dios sabe lo que le pasó, pues no se tuvo noticias de él ni se le encontró vivo ni muerto.
Del Ajbar Machmua, trad. Lafuente Alcántara, en SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C.
La España Musulmana, 2 vols. Madrid: Espasa-Calpe, 1973, vol. I, pp. 48-49. Texto núm. 2: Pacto de Teodomiro y Abd al-Aziz ibn Muza Ibn Nusair. En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de Abd al- Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su Profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades: Orihuela, Baltana, Alicante, Mula, Villena, Lorca y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros enemigos que puede llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo anual, cada persona, de un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los sirvientes, sólo una medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira (713 d.C.). Como testigos, ‘Uzmán ibn Abi ‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abul Qasim al-Mazáli. Ibn Idari, Kitab al-bayan al-mugrib fi ajbar muluk al-Andalus wa-l-Magrib, ed. y trad. F. Maíllo Salgado. La caída del califato de Córdoba y los reyes de taifas. Salamanca: Universidad, Estudios Árabes e Islámicos, 1993.
Texto núm. 3: Comienzan las guerras civiles entre los conquistadores:
bereberes, baladíes y sirios. Aconteció, en tanto, que los berberiscos españoles, al saber el triunfo que los de África habían alcanzado contra los árabes y demás súbditos del califa, se sublevaron en las comarcas de España, y mataron o ahuyentaron a los árabes de Galicia, Astorga y demás ciudades situadas allende las gargantas de la sierra (de Guadarrama), sin que Ben Qatan tuviese la menor sospecha de lo que sucedía hasta que se le presentaron los fugitivos. Todos los árabes de los extremos del norte de la Península fueron impelidos hacia al centro, a excepción de los que habitaban en Zaragoza y sus distritos, porque eran allí más numerosos que los berberiscos, y no podían éstos acometerles. Derrotaron a los cuerpos del ejército que Abd al-Malik mandó contra ellos, y mataron a los árabes en varias comarcas, visto lo cual, temiendo que le sucediese lo que había acontecido a los de Tánger, y con noticia de los aprestos que hacían contra él, no halló el valí medio mejor que solicitar la ayuda de los siriacos. Envióles barcos en que se trasladasen a España por pelotones, les remitió víveres y mantenimientos, y púsoles por condición que le entregasen diez personajes de los más importantes de cada división, para tenerlos como rehenes en una isla, y que, terminada la guerra, los transportaría de nuevo a Ifriqiya. Convinieron en ello y aceptaron el pacto, exigiendo a su vez que se les trasladase después a Ifriqiya todos juntos, y no separadamente, y que se les llevase a punto donde no fuesen inquietados por los berberiscos. Venía con los siriacos Abd al-Rahman ben Habib, cuyo padre había muerto en Nasdora. En el año 123 fue cuando Abd al-Malik los trajo a España, y recibidos los rehenes, los depositó en la isla de Umm Hakim, en el mar. Estaban los siriacos en el último estado de miseria y desnudez, sin más abrigo que sus corazas. Al llegar a Algeciras encontraron pieles adobadas en abundancia, de las cuales se hicieron madraás, y después en Córdoba, Ben Qatan vistió a los caudillos principales, y les repartió dádivas: no siendo esto bastante, los árabes de España, tan opulentos como reyes, los recibieron, vistiendo cada cual a los más principales de su tribu, y haciéndoles tantas larguezas, que quedaron equipados y hartos. Congregados los berberiscos de Galicia, Astorga, Mérida, Coria y Talavera, eligieron por jefe a Ben..., y con un ejército innumerable pasaron el río Tajo, en busca de Abd al-Malik ben Qatan, el cual mandó contra ellos a sus dos hijos, Qatan y Umayya, con los siriacos compañeros de Balch y los baladíes de España. Cuando supieron los berberiscos que este ejército se hallaba próximo, rasuráronse la cabeza, a imitación de Maysara, a fin de no ocultar la causa que defendían y de no confundirse (con los contrarios) en la batalla. Así se acercaron a la ciudad de Toledo. Qatan y Umayya, con sus tropas respectivas, vinieron a su encuentro, y trabóse una recia pelea en tierras de Toledo, sobre el Guazalate. Los siriacos acometieron con furia y batallaron como quien busca la muerte, hasta que Dios les concedió que los berberiscos volviesen la espalda, e hicieron en ellos tan gran matanza, que casi los exterminaron, sin que escapasen (con vida) más que aquéllos a quienes no pudieron dar alcance. Los siriacos cabalgaron en los caballos y vistieron las armas (de los vencidos), dividiéndose después en varios destacamentos, que fueron matando berberiscos por toda España, hasta extinguir completamente el fuego de la rebelión. Concluido esto, volvieron a Córdoba, y Abd al-Malik les dijo: «Salid. –Prontos estamos, contestaron, si nos llevas a Ifriqiya. –No tengo, dijo, barcos suficientes para transportaros juntos, porque ahora poseéis esclavos, caballos y equipajes; salid para Ifriqiya en pelotones separados. –No saldremos, replicaron, sino todos reunidos. –Marchad a Ceuta. –¿Así quieres exponernos, exclamaron, a las iras de los berberiscos de Tánger? Más nos valiera que nos arrojaras a los abismos del mar». Y viendo lo que pretendía hacer con ellos, subleváronse contra Abd al-Malik, le expulsaron del alcázar, aposentaron en él a su jefe Balch, y le proclamaron. Ben Qatan pasó a habitar su casa, que era la llamada de Abu Ayyub, y sus dos hijos huyeron, el uno a Mérida, y a Zaragoza el otro, donde permanecieron algunos días concertando su plan, siguiéndose una gran perturbación en España. Del Ajbar Machmua, trad. Lafuente Alcántara, en SÁNCHEZ- ALBORNOZ, C. La España musulmana, Op.cit., vol. I, pp. 85-89.
Cartografía
Como Introducción, vid. MONSALVO ANTÓN, José María. Atlas Histórico de la
España Medieval. Madrid: Síntesis, 2010 (en los siguientes temas será citado como Atlas), pp. 24-25. Vid. el mapa: “Posibles rutas principales de la entrada y expansión islámica de la Península Ibérica”, Atlas, p. 24. Imágenes
- Soldados musulmanes en el manuscrito de lasºMaqamat al-Hariri, de 1237, de la
Escuela de Bagdad, en la Biblioteca Nacional de París (Conquista de al-Andalus por guerreros árabes). - El moro Muza en una miniatura del manuscrito Semblanza de Reyes de la Biblioteca Nacional de Madrid.
Películas
- DVD. “La invasión islámica”, en Memoria de España de RTVE.