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13/08/2021
Fátima Laborde
Las crisis se pueden dividir en crisis del desarrollo como la adolescencia, el embarazo,
etcétera y crisis originadas por una situación traumática como los abusos, asaltos y
pérdidas etcétera. La atención a situaciones traumáticas va a depender del momento en
el que el sujeto llegue al tratamiento. Si acude al inicio del trauma la conducta del sujeto
tenderá a ser desestructurada y/o desorganizada, por lo que es muy importante la
evaluación mental del paciente si requiere contención para poder organizarse o si puede
contar su historia y hacer catarsis.
Considero que siempre hay que comprender que las cosas más importantes suceden en
los momentos críticos, en esos momentos en los que no se sabe qué hacer, el tiempo se
interrumpe ya no hay causalidad y muchas cosas que no tienen explicación toman sentido,
podría decir, que en la terapia en caso de trauma o de crisis descansará en la capacidad de
permeabilidad del terapeuta, de su porosidad de dejar pasar a través de sus sentidos
aquellas percepciones con las que el paciente irrumpe y rompe límites en la transferencia
con el terapeuta, aquello de lo reprimido que emergerá de la peor forma diría Freud.
Alma Millán
La época actual conforma el marco social de la locura del capitalismo, que confronta
con un goce desregulado, el capitalismo produce nada, ese resto improductivo-plus de
goce- que retorna sobre el sujeto en la figura del consumo. Muchos autores refieren que
estamos en la época del consumo donde el sujeto es a su vez consumido. La
Organización Mundial de la Salud trabaja arduamente en este tema y pide a los gobiernos
resuelvan y puntualicen sus esfuerzos para hacer planes de prevención, tratamiento y
rehabilitación contra “La depresión”. En México por decir “las estadísticas oficiales de la
Secretaría de Salud (SSA), refieren que de 12 a 20 de la población de 18 a 65 años, más de
10 millones de individuos, están deprimidos o sufrirán algún episodio de este tipo en
algún momento de su vida”. En México (2005).
El duelo presenta los mismos rasgos que la melancolía, sólo sin la pérdida del juicio dela
realidad, porque la persona no sabe ni que perdió. En la melancolía sabe a quién perdió,
pero no lo que perdió de él, pierde también el respeto por sí mismo. Freud, S. (1915).
Duelo y melancolía, Obras Completas (1993, vol. XVI, p. 242). Para Freud “el duelo es por
regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o una abstracción que
haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.”. Freud. S. (1915). Op. Cit. p. 241.
En la melancolía Freud observa que hay una voluntad de destruir toda alteridad, hay
una instancia donde el otro no existe. El paciente depresivo quiere morir. En la depresión
lo patognómico es que el objeto primario está ambivalentemente introyectado en el súper
yo. Esta introyección implica pasar un objeto del mundo externo al mundo interno. El
introyecto no es identificación sino que se queda atorado en la psique y que asume como
propio. “…En el pensamiento tradicional asumido por Abraham y por Klein se menciona
que la principal razón para la depresión o la incapacidad de sufrir un duelo e introyectar la
pérdida, se encuentra en la ambivalencia del objeto perdido”. En el caso del depresivo, el
sujeto en el fondo siente que con sus quejas está agrediendo al objeto que lo abandonó
pero como también está identificado con ese objeto siente que se está agrediendo a sí
mismo.” (Luisa, Rossi, 2010).
La autora describe por una parte los rasgos obsesivos de la personalidad que en un
grado extremo configuran la esencia del trastorno anancástico de la personalidad y que
son: Pensamientos palabras o ideas no deseadas que no se van de su mente, repetir las
mismas acciones, como tocar, lavar contar, etc., comprobar una y otra vez todo lo que
hace, preocupación acerca del desaseo, el descuido o la desorganización, tener que hacer
las cosas muy despacio para estar seguro de que las hace bien, encontrar difícil el tomar
decisiones. Retoma de acuerdo al cuestionario de obsesividad de Lyon que fue aplicado
a unos gemelos, que el 44% para rasgos y 47% para síntomas, muestran un origen
etiopatogénico, por lo que el trastorno obsesivo compulsivo se desarrolla sobre una
base de predisposición biológica, en la que interactúan factores ambientales y
psicodinámicos. Estos son considerados importantes por tres aspectos: 1) en la patoplasia
o forma de expresión del cuadro. 2) en las vicisitudes evolutivas y 3) en las dificultades
interpersonales, y gravead de las interferencias que los síntomas generan con los
procesos generales de adaptación.
Posición psicodinámica
Para Freud el psicoanálisis descubre la escisión del cuerpo y la mente, hay una escisión
de la conciencia y tienen que ver con la sexualidad donde muchas afecciones no son de
tipo orgánico, sino que tienen que ver con un trauma, y tenemos que ir al origen de él y la
cura comienza a través de la palabra, como un ensalmo como un consuelo, una cura por
medio de la palabra. El mecanismo que está de por medio es la represión que permite la
división del aparato psíquico en preconsciente, consciente e inconsciente y actúa como
mecanismo de defensa del yo. El yo está haciendo siempre el esfuerzo por estar
reprimiendo todas las imágenes y representaciones que se vienen, todo lo que no se
puede desalojar y especialmente lo sexual e incluso la violencia ya que tiene una
intensidad de afecto y hay una erotización: “Necesito que me perdonen, necesito que me
quieran, que me acaricien después de que me peguen.
Experiencia sexual real o fantaseada lo remite al asco y a la culpa y por su fijación anal
tiene interés por lo sucio: la uña, el pelo, aquí no hay formación reactiva, son ahorrativos
porque hay símil entre el placer de guardar y no dar. Ese erotismo anal queda inaplicable a
la vida sexual, queda como un rasgo aislado como un rasgo perverso, queda como un
rasgo homosexual. Se está activando una pulsión, te lleva a limpiar es una idea que
siempre aparece y te da por limpiar y limpiar, substituyes el sexo por limpiar. El síntoma es
el conflicto entre el yo y una pulsión que no ha podido ser reprimida y en todo momento
busca salir y el yo se angustia y en el obsesivo brota en forma de pensamiento. El obsesivo
siempre está sojuzgado por el “Súper Yo”, es la patología de la venganza. Este es el
síntoma que sirve para obtener placer, en el neurótico obsesivo las pulsiones siempre van
a estar en la recaída entre el “Pecado y expiación”. En el neurótico obsesivo sucede algo
muy particular que se llama desplazamiento, cambia siempre de idea y no acaba. El súper
yo terrible está en esta estructura. La infancia es el periodo donde se trazan las huellas:
tiranía, crueldad, golpes, lenguaje, anulamiento. Los golpes tienen que ver con ese goce
por el castigo.
Lo que el obsesivo no quiere saber es acerca de su deseo. Las obsesiones generan con
frecuencia conductas de evitación, pudiendo hablarse de fobias obsesivas. En las que el temor es
engendrado por un pensamiento o imagen que se presenta de manera repetitiva o involuntaria. La
ansiedad ocasionada por el pensamiento involuntario es a menudo comprensible por la naturaleza
de dicho pensamiento, tirarse de un precipicio, acuchillar a alguien, proferir blasfemias en medio
de una iglesia, son algunas de las fobias más frecuentes y parece justificado que el infortunado
tema el peligroso potencial de sus ideas. En cuanto a la evitación que es el segundo componente
de la fobia son posibles dos pautas generales: 1) la evitación física, como dejar de pasar por ciertos
lugares o de relacionarse con cierta persona. 2) la evitación mental, mediante estrategias de tipo
cognitivo o conductual.”
Bibliografía
Luisa, Rossi. (2010). Entrevista Historia clínica Patología Frecuente. En Sociedad de Psicoanálisis y
Psicoterapia, Entrevista Historia clínica Patología Frecuente (pág. 315). Ciudad de México:
ETM.