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Análisis de Música Concreta y Música Electrónica.

Para hablar de la música concreta y electrónica hay que saber que una da pie a
la otra, habrá que mencionar sus máximos expositores y conocer las
innovaciones tecnológicas que hicieron hincapié a su idea, junto con la
revolución artística que suponía la inclusión de la misma en la música y demás
artes.
El sonido desde finales del siglo XIX ya se entendía en la física como una
onda propagándose a través de un medio, es pues al tener clara esta
concepción que se comienzan a realizar trabajos asociados con las ondas de
otros fenómenos físicos (como la luz) y se relaciona su transducción de
energía de un fenómeno a otro, mejor dicho, ondas electromagnéticas
convertidas en ondas sonoras. Es Elisha Gray con su invento, que demostró
poder transmitir a través del cable del telégrafo tonos musicales y melodías de
aquel entonces; posteriormente al observar que genera sonidos a través de
vibración de un circuito electromagnético, desarrolla un oscilador sobre una
nota, descubre quizá el primer sintetizador de música generado por un timbre
de sonido propio, dicho descubrimiento da pie a su “telégrafo musical”.
La incursión rápida de instrumentos musicales cuyo principio fundamental era
la electricidad genero una revolución al incorporarse junto con los
instrumentos sinfónicos, replanteando o poniendo en cuestionamiento los
conceptos de música académica que se habían desarrollado hasta la fecha; al
ver que instrumentos de este tipo creados como el Theremin iban disponiendo
de sus propias partituras y métodos de ejecución, comenzó a tomar forma la
idea de un nuevo tipo de música desarrollada electrónicamente, “música
electrónica” aun sin haberla denominado como tal para aquel entonces.
Durante la primera mitad del siglo XX en Europa, muchos artistas llamados
vanguardistas abandonan la idea del virtuosismo y centran su creatividad en el
replanteamiento y evaluación de conceptos clásicos del arte que parecían
quedarse atrás, volviéndose anticuados con el paso de nuevas tecnologías (en
el caso de la música), se buscaba innovar en la estética; otras artes también
formaron parte de esta vanguardia, como la pintura, que dio paso a
movimientos como el Futurismo o el Fauvismo, incluso la poesía que rompe
con la métrica y cobran protagonismo aspectos considerados irrelevantes,
como la tipografía. Es la exageración en el uso o desuso de elementos
estéticos que separan las obras de estos movimientos vanguardistas de las que
tienen una estética más clásica y que obliga a trascender el entendimiento de
“¿qué es el arte?”. En la música, esta exageración como por ejemplo la
limitación de notas o incluso no hacer uso de ninguna de ellas en una obra,
delimitaba no solo a su autor sino a todo aquel que lo escucha, el saber si
dicha pieza sigue siendo arte o está en un plano distinto del cual lo artístico
tiene poco que ver. Es pues, en el Futurismo donde el músico Pierre Schaefer
se respalda para hacer uso de elementos que no son denominados instrumentos
musicales y los utiliza para crear nuevas piezas a partir de los sonidos que
genera un objeto ya sea de la naturaleza o una invención del hombre, como lo
son las maquinas, “Esta forma de arte rechaza el pasado y la tradición y
sostiene que las formas expresivas válidas son aquellas que apuntan a la
modernidad y sus valores.”; así, Scheffer comienza a hacer uso del
magnetófono (un aparato que graba y reproduce los sonidos a partir de una
cinta magnética) para tomar sonidos de un objeto que no fuese un
instrumento musical y lo reproduce en tiempo con la obra que se esté
ejecutando, conformada por instrumentos sinfónicos, alcanzando así dicha
idea teórica de principios del siglo XX de crear música con objetos creados
para un fin distinto. Habiendo logrado esto y con la fundación del primer
laboratorio de Música Concreta en Paris en la radio francesa, surgen cada
vez nuevas piezas musicales que carecen de instrumentos meramente
musicales e intérpretes para la misma, la música concreta es meramente una
creación a partir del magnetófono. En su práctica, Scheffer y sus discípulos
se dieron cuenta que el magnetófono además podía tener un uso añadido, y
es que la cinta magnética la cual era contenedora del sonido a reproducir,
podía ser alterada ya fuese moviendo dicha cinta a voluntad de quien la
manipula, avanzando y retrocediendo a distintas velocidades e incluso
cortando la cinta para pegarla en trozos y obtener diferentes sonoridades,
según fuese la manera en que esto se realizaba, allí se dieron cuenta que
además podían reproducir sonidos que en la naturaleza era imposible
encontrar, como lo es un sonido de alta reverberación reproducido hacia
atrás, habían recreado los primeros sonidos sinteticos

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