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Sigue estando la línea de luz corneal, a la izquierda (algo desenfocada ya, porque estamos
enfocados en la cámara anterior). Atrás a la derecha se intuye la línea que marca el
cristalino. Pero lo interesante es lo que hay en medio, una multitud de puntitos que son las
células inflamatorias (y agregados de proteínas, y otros elementos relacionados). Cabe
resaltar que el espacio de cámara anterior que queda por fuera del rayo de luz, aunque se
ve oscuro, también hay células, pero son invisibles porque no los iluminamos con esta luz
estrecha.
Que haya células flotando en el acuoso puede quitar visión. Por aquí pasa la luz que entra
en el ojo, si perdemos transparencia al enturbiarse el líquido, necesariamente vemos peor,
de forma que en las uveítis de cierta intensidad, el paciente pierde visión.
En cuanto a los síntomas de la uveítis anterior a parte de los síntomas comunes que son
fotofobia, dolor, enrojecimiento, disminución de la visión, lagrimeo, inyección, precipitados
corneales; en la espondilitis anquilosante tenemos:
• Hombres jóvenes (3:1)
• Unilateral pero alternante
• Recurrente
• Comienzo agudo, ojo rojo y doloroso
• Precipitados queráticos finos (fibrina)
• Gran reacción inflamatoria en cámara anterior
• Presión baja
• Asociación con enfermedades sistémicas (50%)
• Duración: aproximadamente un mes
Reacción de fibrina en el caso de un HLA-B27 positivo.
A parte de esto, tambien podemos encontrar hipopion. Que la cual se da porque la densidad
de células puede provocar que estas «caigan directamente» formando una sustancia que ya
se ve sin ayuda del microscopio. Esa aglutinación densa ya no puede estar flotando y por
gravedad se aloja en la parte inferior de la cámara anterior. Esto se llama hipopion. Y
realmente, este material que se origina por aglutinación de células defensivas y otros
elementos inflamatorios, en cierta manera es pus.
El diagnostico:
Por otro lado, se ha propuesto que el mejor tratamiento para la Uveitis son los AINES ya
que Durante mucho tiempo, los glucocorticoides tópicos se han considerado el estándar en
el tratamiento de la uveítis. Sin embargo, junto con un poderoso efecto antiinflamatorio,
pueden causar una serie de eventos adversos (EA), expresados en el desarrollo de
cataratas, aumento de la presión intraocular (PIO) y sensibilidad a las infecciones
microbianas debido a una disminución en el nivel de inmunidad.
Los AINE en forma de colirios son una alternativa segura a los glucocorticoides, cuyo uso
ha aumentado drásticamente en las últimas décadas, incluso en el tratamiento a largo plazo
de la inflamación ocular. Los estudios que compararon la eficacia de los AINE y los
glucocorticoides no revelaron diferencias significativas en los resultados del tratamiento. Al
mismo tiempo, se observó una eficacia potencialmente mayor de los AINE en comparación
con los esteroides tópicos para restaurar la barrera hemato-oftálmica. Los resultados de
estudios científicos sobre el estudio del efecto de los AINE sobre la inflamación ocular, así
como su uso en terapias complejas con glucocorticoides, han demostrado que tienen una
propiedad sinérgica.
El proceso inflamatorio en las membranas del ojo conduce a un fuerte debilitamiento de las
funciones de la barrera hemato-oftálmica, aumento de la permeabilidad, como resultado de
lo cual aumenta el contenido de proteínas en el humor acuoso del ojo. Al suprimir el
aumento de la permeabilidad vascular dependiente de las prostaglandinas, los AINE evitan
que los antígenos extraños entren en el iris, provocando una respuesta inmunitaria y el
depósito de complejos inmunitarios. Se encontró que la penetración del fármaco aumenta
con el debilitamiento de las funciones protectoras de la barrera hemato-oftálmica,
dependiendo de la naturaleza y gravedad del proceso patológico (inflamación, edema, etc.),
lo que también justifica el uso de sistémicos.
El grado de penetración de los AINE sistémicos a través de la barrera hemato-oftálmica
debido a la perfusión pasiva está limitado por la unión de estos fármacos a las proteínas del
plasma sanguíneo. Sin embargo, debido a su alta lipofilia, la mayoría de los AINE
sistémicos se distribuyen rápidamente en los tejidos del ojo, lo que aumenta el efecto
terapéutico. En este sentido, los AINE sistémicos pueden considerarse una opción
adecuada en el tratamiento de la uveítis. El efecto antiinflamatorio universal de estos
fármacos se realiza en los tejidos del ojo de la misma forma que en otros focos de
inflamación. Además, los AINE pueden reducir el edema macular que a menudo acompaña
a la uveítis. En primer lugar, los AINE son relevantes para el tratamiento de la uveítis
anterior (UP) asociada a SpA. A pesar del uso activo de fármacos biológicos modificados
genéticamente (GMBD) en el tratamiento de la EsA, los fármacos de primera línea y un
componente necesario en la terapia combinada de este grupo de enfermedades siguen
siendo los AINE, que se prescriben a pacientes con EsA a largo plazo. a menudo el uso
continuo, que contribuye no solo a la disminución de los síntomas, sino que también, en
cierta medida, previene la progresión radiológica de la enfermedad. E
CONCLUSIÓN.
Nuestro paciente había suspendido los inmunosupresores por no disponer de la
medicación. Desarrolló síntomas de COVID-19 un mes después, que pueden no estar
relacionados con la inmunosupresión. El especialista tratante le había aconsejado que no
iniciara ninguna inmunosupresión. Presentó una recurrencia de uveítis anterior / intermedia
unilateral 3 semanas después de ser diagnosticado con COVID-19. Posiblemente la
inflamación posviral fue la causa de recidiva en nuestro paciente o el efecto de los agentes
inmunosupresores no fue evidente.
COVID-19 podría ser solo una asociación en la uveítis, sin embargo se cree firmemente que
el síndrome hiperinflamatorio es una posibilidad clara después de una infección viral.
Definitivamente, la inmunosupresión tiene una función en el tratamiento de los pacientes
post-COVID-19 con estado hiperinflamatorio ocular.
En conclusión, nunca sabríamos en este paciente en particular si hubiera continuado con su
inmunosupresión, si hubiera tenido un efecto protector sobre los efectos inflamatorios del
COVID-19. Tampoco podemos confirmar si la recaída de la uveítis se debió a la interrupción
de los agentes inmunosupresores o si la infección por COVID-19 tuvo un papel que
desempeñar.