Está en la página 1de 5

CULTURAS MEDITERRANEAS

Introducción al estudio de las Culturas Antiguas

PATRICIA CARREÑO FLOREZ


Código U00011067

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BUCARAMANGA


FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y CONTABLES
CULTURAS MEDITERRANEAS
BUCARAMANGA
2013
CULTURAS MEDITERRANEAS

Introducción al estudio de las Culturas Antiguas

PATRICIA CARREÑO FLOREZ


Código U00011067

Resumen Textual

Profesor: Luis Pérez

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BUCARAMANGA


FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y CONTABLES
CULTURAS MEDITERRANEAS
BUCARAMANGA
2013
CULTURAS MEDITERRANEAS

El mar Mediterráneo fue considerado durante muchos siglos como el “ombligo del
mundo”. Tal apelativo se justifica si se considera que hasta la época del
Renacimiento occidental (ss. XIV-XVI) allí tienden a confluir los aportes de una
vasta zona del mundo conocido hasta entonces, para configurar las primeras
culturas provenientes de una gran diversidad de pueblos.
El focos de contacto del mar Mediterráneo favoreció un intercambio fructífero que
además de promovió la integración y logro el desarrollo de las culturas debido a la
apropiación de ideas y aportes tecnológicos o científicos foráneos.
Se considerara una clasificación entre culturas fluviales y marítimas. Las primeras
grandes civilizaciones son las fluviales, de carácter cerrado, que se desarrollan en
el interior de los continentes; después vienen las marítimas o costeras, abiertas al
mar, propensas al nomadismo, animadas por el espíritu de la aventura, dedicadas
al comercio y por ende al intercambio con otros pueblos. Es el caso de los
famosos fenicios, fundadores de puertos que se convertían pronto en ciudades,
cuya patria ya no era un territorio sino el mar.
Durante la primera mitad del primer milenio antes de Jesucristo se desarrollan en
el Mediterráneo las colonizaciones fenicia y griega. Éste es uno de los hechos
culturales y políticos de mayor trasceedad.
La expansión fenicia se realizó a partir de los emporios del litoral y tuvo su núcleo
más importante en África Menor, islas del Mediterráneo central y occidental y sur
de España (Tartesos).
La colonización griega, tuvo efectos más duraderos que la de los fenicios. Los
persas fracasaron en las guerras Médicas en su propósito de subyugar a los
griegos de Europa. El triunfo sobre los persas dio hegemonía a Atenas, que fundó
la Liga de Delos, imperio basado en el mar y opuesto al de Esparta. Esta rivalidad
provocó la guerra del Peloponeso.
La expansión de Cartago fue predominante después de oponerse victoriosamente
a la colonización griega. Cartago domina en África Menor, las islas del
Mediterráneo y sur de España, y los etruscos arrebatan la hegemonía en Italia.
Esta situación cambió más tarde. A comienzos del siglo III antes de Jesucristo, se
enfrentaban en el Mediterráneo occidental dos grandes potencias: Roma y
Cartago. Los intereses de ambas Repúblicas eran contrapuestos, por lo que su
rivalidad desató las guerras Púnicas. A pesar de la resistencia cartaginesa, las
derrotas sufridas, obligaron a Cartago a pedir la paz.
La expansión del Cristianismo produjo un cambio de extraordinaria importancia en
el ambiente cultural, social y religioso en el Mediterráneo y Europa. Aprovechando

1
la crisis del Imperio romano y las invasiones bárbaras, se afirmó como uno de los
pedestales del nuevo ambiente espiritual europeo.
El proceso de las invasiones de los pueblos bárbaros, que desde hacía algunos
siglos venían amenazando las fronteras romanas, adquiere un desarrollo
alarmante en el trascurso del siglo III. Ante la irrupción de los hunos en las estepas
del sur de Rusia, los pueblos germanos se precipitan como una catarata sobre los
dos Imperios, el de Occidente y el de Oriente, desbordan sus fronteras e inundan
los países mediterráneos, sembrando en ellos la confusión y la ruina.
El establecimiento de los pueblos germánicos en el Occidente de Europa en
calidad de “federados” del Imperio, dio lugar a un período de gran inestabilidad
territorial y política.
Las oleadas bárbaras han sumergido por completo el antiguo imperio
mediterráneo de Roma, salvo una porción en Oriente que se mantiene incólume:
el Imperio bizantino. Este Imperio no sólo opuso tenaz resistencia a las invasiones
germánicas y asiáticas, sino que logró rehacerse, y bajo Justiniano incluso intentó
la restauración imperial en Oriente. Los lombardos, quienes invadieron Italia, y el
alud de los pueblos eslavos, redujeron y comprometieron la obra de Justiniano. La
restauración del imperio único mediterráneo se reveló imposible, tanto más cuanto
existían grandes divergencias espirituales y religiosas entre Bizancio y Roma.

Después de una pausa, impuesta por la reorganización del Estado, los árabes
llegan, por Occidente, hasta el corazón de Francia, a través del África Menor y
España, que han conquistado; amenazan Constantinopla y penetran en Asia
Central y la India. Nunca se vio hasta entonces imperio tan extenso como el del
Califato musulmán.

La reconstrucción política del Occidente de Europa después de las invasiones


germánicas del siglo V y de las nuevas acometidas de los árabes, ávaros y
eslavos, fue una tarea mancomunada de los reyes francos y el Papado, que
culmina con el Imperio carolingio. La coronación de Carlomagno como emperador,
pesó de modo indudable en el trascurso de la historia medieval.

Al subir al trono Carlomagno, sus dominios comprendían casi toda la Francia


actual, más Bélgica, parte de Holanda y la Alemania del Sur. Carlomagno amplió
este territorio mediante una serie de conquistas, incorporando a su reino o
Imperio: Frisia y Sajonia, en el norte de Alemania; Carintia, en los Alpes orientales:
Friul, Lombardía y Espoleto, en Italia.

Después de la muerte de este gran monarca, la Historia asiste a la disgregación


de su Imperio, la cual, al cabo de diversas vicisitudes, cristaliza en la formación de
los reinos de Alemania, Francia, Borgoña e Italia, llamados a tan importantes
destinos en la vida de Occidente.
2
BIBLIOGRAFIA

PEREZ, L. R., 2013. INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LAS CULTURAS


ANTIGUAS, BUCARAMANGA: s.n.

También podría gustarte