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Oesarrollo urbano y esplendor

de México-Tenochtitlan

Jorge L Medellín

Introducción

'P Contra la costumbre que existe al hablar del nacimiento de


la ciudad de México y que lo señala a partir de 1521 con la
traza de la ciudad novohispana, pienso que debe situarse
' en el primer tercio del siglo XIV, época en que los mexicas
fundaron su capital, México-Tenochtitlan. Sin embargo,
fue a mediados del siglo XV cuando la ciudad prehispánica
alcanzó su máximo esplendor (especialmente urbanístico)
y aparecieron perfectamente bien definidos los ejes urba­
So . P( .:::. ' e@o nos con sus calzadas y las parcialidades o campan funda­
t c No at / en
mentales con sus calpullis. Es necesario remarcar además
que ese diseño prehispánico fue aprovechado en sus partes
fundamentales por Alonso García Bravo cuando efectuó la
traza que le encomendó Cortés, quien atendía una serie de
razones aparentemente políticas y religiosas — aunque en
', el fondo eran militares —, e impuso su criterio contra la
. opinión de sus capitanes y soldados, que insistían en cons­
Primera página del Cód,ice Mendosa (detalle). En el centro, el truir la nueva capital en Coyoacán. Para bien o para mal,
águila sobre el nopal; abajo, el escudo y las flechas, símbolos de la Hernán Cortés es el responsable del emplazamiento de la
guerra; a la derecha, unQompantli {altar o empalizada de cráneos que fue capital de la Nueva España, y del México moderno.
humanos). Los diez personajes sentados sobre esteras repre­
sentan a los fundadores de Tenochtitlan; cada uno de ellos está
acompañado por el jeroglífico de su nombre. Los cuatro canales,
en cuya intersección se yergue el águila, los que rodean todo el Sobre la fundación de Tenochtitlan
cuadro y las canas que aparecen diseminadas, representan la na­
turaleza del terreno donde se levantó el primer templo de Huitzi­ Tenochtitlan es el nombre de la población fundada por los
lopochtli, mismo que se observa en la parte superior. mexicas en un islote que se encontraba en la parte meri­
dional del lago
g de
e Tex
ex c oco, llamada en ocasiones "la n a ,'rica metrópoli indígena con grandes templos, magníficos
e México". Su etimología significa "donde e alacios y monumentos, y con bien abastecidos mercados
vestre",tenochtlii, eel ccua
u lh
a c e r e ferencia' al mitoi e '
del e tanto asombro causaron a los conquistadores.
posada sobre un nopal. Qt r os atri' bu yy e n el nom om En un principio los mexicas edificaron con tules y bejucos
r eferencia a Tenocc h, un o d e l o s j efes de la r i m i t cuna choza como templo para su dios Huitzilopochtli. En
i dd L obl ció'n ue
f un f da dda a p r inci i osdelsi :general, sus p r i m e ras construcciones fueron r e al i zadas
Al reflexionar sobre la f d ' ' d Tenochtitlan l a s
r e a un aciónde con los materiales inmediatos de la laguna como tules,
ron, se ve que fuer~n funda­ ; :carrizos y zacates, conformando seguramente un paisaje
e is oricas, aunque después p ' los mism
ismosm e x i­ ' dejacales. Se iniciaba así la construcción de lo que llegaría
cas nos hayan tra nsmit i'do u n m otivoreli'gioso' a través de ' a ser la gran Tenochtitlan, que en poco más de un siglo
sus tradiciones. , conquistaría no sólo a los pueblos vecinos, sino que llevaría
ras peregrinar y afrontar múltiples conflictos b1 s u poder h a sta la s costas de a m bos m a res en u n afán
ic os e i c os,
en busca — segú' n sus relatos — de una mítica rofecía ' expansionista, con lo que implantaron lo que fue el imperio
s mexicas cu minaron s mqxica en un vasto territ o rio de Mesoainérica.
La superficie del islote resultaba insuficiente para el de­
cons i uian uenas defensas contra posibles ata­ sarrollo de la población; había que extenderse y de inme­
ques; además, la laguna era una segura
egura fuente
uente de alimen­ diato pusieron en práctica el sistema constructivo de chi­
o nver ia en u n l u a r c o n v nampas, clavando ramas y troncos en el fango y rellenando
o fiina
l d el g ru p o . T a l v e z p o r e sas
m r esos espacios con capas sucesivas de fango y vegetación
sideraron que ssus dioses habían
h b' marcado lacustre. De esta manera crearon superficies nuevas tanto
'1 b 1 opa1no so1o marcó el punto eo para la edificación de viviendas como para el cultivo de hor­
el final de unaa cente
cen enaria peregrinación. talizas, aunque a int erv alos dejaron canales comunican­
L os datos históricos respecto a la fechad e 1a fu n da c i ó n tes. Ése fue el origen no sólo de la ciudad lacustre, sino
s on ambi'güos " o y variados. Don Artemio d eV a11 e- -Ariz e también de su sistema de comunicación a base de calles so­
citando o al los cronistas de la ciuda d , est abel ció una crono­ bre tierra de relleno y de canales o acequias, así como vías
l ogía y propuso
r el 18 de junio de 1325 del calendario 'ulia­ mixtas. A la ciudad inicial se le fueron agregando las par­
celas originadas por la técnica de chinampas, y en cada una
de ellas se construyó una pequeña casa o jacal.

, mientras fray Diego Durán anotó 1318, fra Geró Desarrollo urbano y su expansión
uan e n t ura de Za ata
d T l xca la, afirmó que había sido en 1321. Fr Fue en el periódo de Moctezuma I o llhuicamina (ca. 1440­
o ros muc os pronusieron c l469 d.C.), con los mexicas ya consolidados en el poder y lí­
argumentos convincentes, el año de deres de la Triple Alianza, cuando Tenochtitlan adquirió
v ia e e s e ace y a v a r i o s l u s t r os. E n c su aspecto verdaderamerite urbano, pues durante ese tiem­
su a no a e e s que en un breve tiempoo edecien c' a po se realizó la construcción de las Casas Reales y la Plaza
ciento noventa años Tenochtitl
e noc i t a n s e t r a n sformó en u n a Mayor para el mercado. Existen referencias también respec­

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t oaquelareglamentaciónparalaconstrucc'ionde ha b'i t ac'i o ­ ' dándose sobre la indefensa población. El agua era factor de
nes j a a y a as diferencias socioeconómicas de sus habitan­ vida y muerte al mi smo ti empo. Las copiosas lluvias que
tes. Los ejes de la traza de la ciudad prehispánica estaban engrosaban las avenidas de los ríos — principalmente el de
dados y Tlatelolco, que a partir de 1478 y tras un periodo de Guautitlan que era el más peligroso — hacían crecer el lago
guerra se incorporaría a Tenochtitlan conformando con ella de Zumpango, que vertía sus aguas en el de Xaltocan y éste
u na unidad, se encontraba en su emplazamiento d efi ni tivo. a su vez lo hacía en el de Texcoco, elevando así su nivel ; es­
go, gran parte de la explicación para el engrande­ te proceso amenazó con la destrucción de Tenochtitlan du­
cimiento y embellecimiento de Tenochtitlan se encuentra rante muchos anos. En la época de Moctezuma Ilhuicamina,
en el sistema tributario, impuesto por el poder central a los en 1469, ocurrió la peor inundación sufrida por la metrópo­
"señoríos" que iba sojuzgando y que le brindó recursos para li indígena, en la cual murió aproximadamente el 10 por
mejorar la construcción de sus templ l ' ciento de su población. Moctezuma t uv o que solicitar l a
F ue también en la etapa de Moctezuma I que se amplia­ ' ayuda del s ñor de Texcoco, Nezahualcóyotl, quien movili­
r on las cinco calzadas que comunicaban la ciudad con a zó a cerca de veinte mil hombres secundado por los señores
t ierra firme; destacan tres por su importancia: 1 d I t ­ ,, de Tacuba, Ixtapalapa, Tenayuca y Culhuacan, con el fin de
p p q u e corría hacia el sur, la de Tlacopan (Tacuba) que construir un dique que después recibiría su nombre: el fa­
se dirigía al occidente y la de Tepeyac que iba al t .S moso Albarradón de Nezahualcóyotl.
p di za r o n los canales, se construyeron diques y se lle­ Dicho albarradón se extendía desde Ixtapalapa hasta
vó a cabo una magna obra de desarrollo urbano. En la his­ Atzacoalco, y tenía una longitud de 16 km. Estaba hecho de
t oria de la ciudad y s u dde s arrollo se va expresando la rique­ piedra y rodeado de estacas entrelazadas; cada trecho
za y prosperidad del "imperio". . presentaba aberturas que permitían el paso de canoas y
Conelfi n d e e nt ender l a conformación u r ban a d e T en o chh­­ " control del paso de las aguas. Cuando subía el nivel del lago
titlan
i an es
, es necesario considerar el ámbito oro~ —. f h 'd de Texcoco, durante la estación de lluvias, estas abertur as
grá ico e la zona que la rodeaba. Para llegar a ella, prirne­ o compuertas se cerraban, pero en la t em p orada seca se
r o había que subir las serranías que la c'
i rcun da ba n y l u e g o abrían para dejar entrar agua de los lagos de Chalco y
escen er a v a e " , a l f ondo de la cuenca que carecía de Xochimilco. Ese albarradón protegió decisivamente a la
salida natural para el agua que contenían una serie de la­ capital contra el peligro de violentas inundaciones y al mis­
gos como el de Chalco, Xochimilco, Texcoco, Zum an o mo tiempo facilitó el cultivo de hortalizas en la ciudad, al
ados a traves de procesos tectónicos milena­ evitar la llegada de las aguas salitrosas del lago de Texcoco.
r ios. Entre otras cosas debe resaltarse la impo
im or t ancia
' de la No obstante la gran obra del Albarradón de Nezahual­
navegación por estos cuerpos hidráulicos, así como el papel cóyotl, aún amenazaba el peligro de inundación. En 1498
que tuvieron los canales urbanos para permitir el fiujo de y 1499 aumentaron las aguas de los manantiales que
embarcaciones y mercancías. alimentaban la ciudad y los lagos, y su derrama aumentó
Sin embargo
g, l o q u e m ás p r eo c u p aciones causó a su s en pocos días su nivel un " estado" (aproximadamente la
habitantes tal vez fueron los altibajos de esas masas de estatura de un hombre) con respecto al suelo de la ciudad.
agua. Como ya se mencionó, en un pr i nci i o l o s m Grandes zonas quedaron inundadas y se perfilaba una
n que el islote les brindaría asilo seguro
guro cont ra catástrofe, pues muchas casas quedaron destruidas; ame­
sus nu
n umerosos adversarios, pero la ciuda
'u a d q u ed o a p r i s i o­ nazaba el hambre y los que pudieron se refugiaron en tie­
na a por o s a gos que en época de lluvias crecían, desbor­ rra firme o en sus canoas. Como consecuencia de esta grave

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inundación se decidió elevar el suelo de la ciudad otro Atendiendo a su distribución urbana, la antigua Tenoch­
"estado" más, y se construyó otra albarrada en el costado . titlan estaba formada por un núcleo central que coincidía
oriente de Tenochtitlan para atajar aún más el empuje del — metros más, metros menos — con la traza que mandó ha­
lago de Texcoco. Es la que se conoce como el Albarradón de cer Cortés y cuyos límites actuales serían: al norte la calle
San Lázaro. Esta elevación general de la ciudad obligó a de González Obregón, al oriente la de Correo Mayor, hacia
una reedificación general de la ciudad, incluso del recinto . el sur la de Corregidora, y al poniente la actual calle de
ceremonial, palacios y edificios. Palma. En este centro se hallaban tanto el recinto ceremo­
La tercera inundación importante anterior a la llegada de nial que alojaba los principales templos como los palacios
los espanoles ocurrió durante el reinado de Moctezuma II donde residían el tlatoani y sus principales funcionarios (el
o Xocoyotzin, después de 1502. Las incesantes lluvias hin­ palacio de Axayácatl o Casas Viejas y el de Moctezuma II
charon de tal suerte los ríos, que la ciudad fue convertida en o Casas Nuevas). Debe mencionarse también la plaza que
archipiélago y muchos de los pobladores se vieron obliga­ funcionó como mercado hasta 1473 y el palacio de Cihua­
dos a abandonarla. La quieta configuración de los lagos se ' cóatl. Si nos basamos tan sólo en las descripciones tanto de
transformaba en catástrofes cuando las aguas de ríos y ma­ , Hernán Cortés como de Bernal, este núcleo central era im­
nantiales se sumaban. É saera la causa de las graves inun­ presionante, tanto por la magnitud como por la belleza de
daciones, problema que persistió durante la Colonia e in­ . las construcciones. Sin embargo, ahora contamos también
cluso parte de la era independiente. Por ello, desde el. siglo con numerosos datos arqueológicos que confirman aqu e­
XVII se empezó a trabajar para dar salida artificial al agua llas impresiones.
a través del tajo de Nochistongo y luego el de Tequixquiac. El centro ceremonial, espacio sagrado de Tenochtitlan,
Al mismo tiempo hubo necesidad de construir unos largos era una plaza cuadrada de aproximadamente 400 metros
diques o albarradones que subsistieron por varios siglos. ' por lado. En su interior se hallaban, según fray Bernardino
Paradójicamente, desde hace ya varios anos se han em­ de Sahagún, setenta y ocho edificios, aunque algunos se re­
prendido obras para intentar restituir, al menos en parte, piten en su relación y es posible que el número haya sido
el carácter lacustre de la cuenca, debido a los severos da­ un poco menor. Era el principal centro de reunión para la
ños ecológicos que produjo su desecamiento artificial. población, ya que las fiestas y actividades religiosas regían
Otro gran problema era la obtención de agua potable para la mayor parte de la vida comunitaria. Entre los templos
el consumo urbano. Las referencias históricas indican que el destacaba desde luego el Templo Mayor, donde se rendía
primer intento para llevarla a Tenochtitlan partió de los culto a las deidades de la guerra y el sol y a la del agua,
manantiales de Chapultepec; para esto se construyó en Huitzilopochtli y Tláloc. Tenía en planta 83 x 78 metros y
tiempos de Axayácatl (ca. 1469-1481 d.C.) un caño con esta­ unos 40 o 45 metros de altura. Iinport a ntes también eran
cas, carrizos y varas que llegaba a la ciudad desde el poniente el templo de Ehécatl-Quetzalcóatl con su especial forma se­
y cuyo trazo fue aprovechado durante la época colonial para micircular, el de Tezcatlipoca, el del sol o Tonatiuh y varios
edificar el acueducto del que aún quedan restos en la actual más. También en el recinto se encontraba el Calmécac, ins­
avenida Chapultepec. Sin embargo, a la larga esa obra resul­ titución educativa donde los hijos de los nobles se hacían
tó insuficiente o poco efectiva, por lo que Ahuízotl, que gober­ sacerdotes, dignatarios, administr adores, astrónomos, ar­
nó aproximadamente de 1486 a 1502 d.C., tuvo que ordenar tistas, arquitectos e ingenieros. Pueden mencionarse adicio­
la realización de otro acueducto para aprovechar el manan­ nalmente el juego de pelota o tlachtli, el hueytzompantli, o
tial de Acuecuéxcatl, cercano a Churubusco (Huitzilopochco). . empalizada de cráneos, diversas casas de adoración y ma­

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nufactura de imágenes, un manantial u "ojo de agua" natu­
unifamiliares que multifamiliares. En el gran diseño no
ral y locales para alojar temporalmente a quienes serían escapaban las áreas verdes: además de las chinampas y
sacrificados a los dioses. hortalizas ya mencionadas, se encontraba también la casa
El recinto tenía al menos tres puertas que lo comunica­ de las aves y de fieras que ocupaban una gran superficie
ban con las calzadas principales, las cuales a su vez conec­ dentro del centro de la ciudad.
taban la ciudad con las riberas de los lagos, en las que se Tres géneros de calles había en la ciudad: unas de tierra
encontraban diseminadas poblaciones de diversas dimen­ firme, que por cierto no eran muchas; la mayoría eran
siones y densidad demográfica y que tenían por centro vital tanto canales con una pequeña entrada mixta a las casas,
a Tenochtitlan. Dichas calzadas eran: al norte la del Te­ como las que ejemplifican el tercer género que consistían
peyac, al poniente la de Tlacopan (Tacuba) y hacia el sur la en camellones sólidos adosados a los edificios por los que
de Ixtapalapa, por la cual llegaron los conquistadores en circulaban peatones, mientras la otra mitad era un canal
1519; habría que añadir la que conducía, hacia el oriente, por el que transitaban canoas. El sistema de comunicación
al embarcadero donde arribaban las canoas procedentes de permitía acceso fluvial a todos los puntos por medio de
Texcoco. Dichas calzadas constituyeron los elementos bá­ pequeñas embarcaciones que conectaban canales de dife­
sicos de la traza prehispánica, ya que dividían la ciudad en rentes dimensiones; los principales cruzaban las calzadas
cuadrantes separando las cuatro grandes parcialidades o gracias a un sistema de puentes. Desde el punto de vista de
campan : Cuepopan ("donde las flores abren sus corolas") al control de paso hacia la ciudad existían garitas o fuertes
norponiente, Moyotlan (" lugar de los moscos") al surpo­ dotadas de puntos que impedían el tránsito en tiempos de
niente, Atzacoalco ("donde queda la compuerta del agua") guerra, así como otros que servían para controlar la entra­
al nororiente, y Teopan o Zoquiapan ("en las aguas lodosas" ) da y salida de mercancías.
al suroriente. Este esquema urbano de distribución alrede­ Los límites aproximados que tenía el islote — y en conse­
dor de una plaza central donde estaban los templos prin­ cuencia la ciudad — al momento de la Conquista eran los
cipales se reproducía a su vez en las parcialidades, ya que siguientes: hacia el norte, la actual calle de Manuel Gonzá­
cada una tenía su propio centro ceremonial, de menores lez, hacia el oriente, el ya mencionado Albarradón de San
proporciones que el primero. Lázaro que seguía — por lo menos parcialmente — el trazo
Alrededor del núcleo central se extendía la ciudad, con de lo que hoy se llama avenida Congreso de la Unión. Por
sus numerosos calpullis distribuidos tanto geográfica como el sur, llegaba hasta la calzada Chabacano y terminaba en
socioeconómicamente, pues muchos de ellos aglutinaban a la calzada de Ixtapalapa (hoy de Tlalpan), y por el poniente
los que profesaban un oficio común. El patrón, sin embar­ sus límites eran más irregulares y difíciles de determinar,
go, era el de alternar las hortalizas y campos de cultivo aunque pueden mencionarse las calles de Abraham Gonzá­
(chinampas) con las residencias, lo que contrastaba con el lez y de Bucareli como referencia. La superficie total que
modelo europeo de relegar las áreas agrícolas a las perife­ ocupaba se estima en unos trece kilómetros cuadrados.
rias de las ciudades. Las construcciones de los nobles o sus Respecto a su demografía, debe mencionarse que diversos
familiares estaban construidas con piedra, lo que las dis­ autores hacen oscilar las cifras entre 80 000 y 300 000 ha­
tinguía del resto de las viviendas; hay referencias respecto bitantes en el momento de la Conquista. Hasta el momento
a que las casas de los artesanos y comerciantes eran de cal no se ha llegado a conclusiones definitivas, pero los cálcu­
y canto, mientras que la de los agricultores comunes se ha­
los más creíbles se encuentran entre 150 000 y 200 000 po­
cían de adobe y de carrizo; también había lo mismo casas bladores.

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La lógica inicial del trazo prehispánico, que consistía en
prolongar las calles y acequias internas hacia los pueblos de la región de Tenochti tlan, quisiera exponer aquí los que
ribereños, fue sin duda una de las cosas que más impresio­ considero sus planteamientos y conclusiones principales,
nó a Cortés y sus soldados, cuando tras atravesar en la aunque desde luego remito al lector a su consulta directa
parte baja los volcanes nevados, contemplaron la vista que en el caso de que deseara encontrar más información.
tenía la cuenca y especialmente la ciudad a lo lejos, con su Con toda seguridad, una de las aportaciones más impor­
esquema ur b ano que, par t i endo del r ecinto ceremonial, tantes de este trabajo es la de haber logrado la localización
mostraba un trazo bastante reticular y paralelo, con cal­ de los centros poblados prehispánicos, partiendo de sus
zadas dispuestas conforme a ejes orientados hacia los pun­ ubicaciones contemporáneas. Para ello, se elaboró un cro­
tos cardinales. Las primeras imágenes que describe Cortés quis previo basado en el mosaico aéreo de la ciudad de Mé­
en sus Cartas de Relación responden a esas impresiones. xico con escala de 1:10 000, en el que se marcaron aquellos
Debe agregarse que las grandes calzadas funcionaban sitios prehispánicos cuya localización ha sido definida y
también como diques con compuertas y a veces como acue­ confirmada por diversos autores, como es el recinto ceremo­
ductos, pues tenían un canal a cada lado por donde pasaba nial de Tenochtitlan y los edificios vecinos, que fueron to­
el agua. Estos principios de la planificación mexica tienen mados de los estudios del doctor Ignacio Alcocer, pero sobre
una explicación más razonada en el estudio del arquitecto todo del arquitecto Ignacio Marquina.
González Aparicio que se comenta más adelante. Uno de los puntos más importantes es la ubicación del
Mención aparte merece Tlatelolco, la llamada "ciudad Gran Teocalli y el tianguis de Tlatelolco. Sin embargo, la
gemela" de Tenochtitlan que se encontraba en el extremo pauta general se la dio a González Aparicio el proceso de
norte del islote. Fundada por un grupo de mexicas que planificación novohispana, en el que la edificación de las
aparentemente se separó de aquellos que llegarían a ser primeras iglesias cristianas coincide con la de los centros
los tenochcas, Tlatelolco se desenvolvió como una ciudad ceremoniales de las cuatro parcialidades de la ciudad, re­
aparte y su centro ceremonial rivalizó con el de Tenochtitlan lacionándose con las plataformas de los teocallis prehispáni­
hasta 1473, fecha en la que tras un conflicto bélico quedó cos. De acuerdo con esta teoría, se marcaron en el croquis
bajo el control de su ciudad hermana. Entre otras cosas, los los lugares que ocupan actualmente las iglesias de Santa
tenochcas dispusieron que las actividades comerciales se María la Redonda, San Sebastián y San Pablo, que fueron
concentraran en Tlatelolco, por lo que su plaza de mercado los centros de los barrios prehispánicos de Cuepopan, At­
— que se hallaba en una explanada contigua y hacia el sur zacoalco y Zoquiapan, respectivamente. Respecto al centro
de la actual Plaza de las Tres Culturas — aumentó consi­ del barrio de San Juan, correspondiente al Moyotlan mexica,
derablemente su actividad y siguió creciendo a medida que el autor señala dos posibles ubicaciones: la plaza que lleva
se extendía el i m p e ri o t e nochca. De ah í qu e p r o vocara ese nombre y la del Niño Perdido, en. donde estuvo muchos
tanto asombro entre los conquistadores. años el Tecpan de San Juan Tenochtitlan.
Considero que otra de las más señaladas contribuciones
de González Aparicio es la definición de las principales
Plano reconstructivo de Tenochtitlan calles y acequias, para lo cual se apoyó en el hecho de que
la traza hecha por García Bravo a petición de Cortés siguió
Dada la calidad e import ancia del tr abajo del arqu i t ecto en sus partes fundamentales la traza indígena, lo que
Luis González Aparicio, denominado Plano reconstructi vo demuestra para el autor "la grandiosa concepción urbanís­
tica de la ciudad prehispánica". No hay que olvidar que los

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de Santiago Tlatelolco. Al prolongar el mismo eje hacia el
ejes de apoyo son las ya mencionadas calzadas de Tlacopan, sureste se halló, con sorpresa, que pasaba exactamente por
Tepeyac y la de Ixtapalapa, "cuyos trazos fundamentales el vértice del gran teocalli de Tenochtitlan, y que también
basados [...] en el eje el Peñ6n-Tepetzinco, fueron conser­ pasa por las proximidades de la actual iglesia de San Pablo
vados por García Bravo". Igualmente los módulos que se rematando en su extremo sureste en las faldas del Cerro de
o bservan clar amente en la s d i s t ancias que separan l a s la Estrella, donde se encontraba el antiguo asentamiento
calles de Jesús María, Correo Mayor, Seminario, Brasil, de Culhuacán.
República de Chile, Callej6n de la Condesa y calle del 2 de b) Se localizó una línea — virtual en algunos tramos y
Abril, llevaron a González Aparicio a definir que existía un real en otros — que une el vértice del Penón de los Baños o
entre-eje de 220 metros que separaba cada calle, con un ca­ de Tepetzinco con la iglesia de Los Remedios, ubicada en la
nal intermedio como lo mencionan los cronistas, y como se cima del cerro que Sahagún menciona con el nombre de
desprende de algunos vestigios de la acequia que circulaba Otoncapulco. A lo largo de este eje oriente-poniente se en­
por el Callejón del Espíritu Santo (hoy calle de Motolinia) cuentran lugares relevantes de la ciudad prehispánica y
y que se conservaron hasta mediados del siglo pasado. sus alrededores como los teocallis de Tlacopan (Tacuba),
El trazo de las calles se hizo en línea recta; en el caso de Xochimanca y Nonoalco y el gran teocalli de Tlatelolco,
las acequias se dibujaron de acuerdo con datos gráficos o entre otros. Es posible que este eje Los Remedios- Tepetzinco
escritos, y se comparó con planos más antiguos y éstudios haya servido de base para el trazo de la ciudad, ya que las
de la hidrología de la cuenca de México, además de la dos eminencias que une (el Cerro de Otoncapulco y el Pe­
observaci6n de las huellas evidentes de los viejos canales. ñón de Tepetzinco) determinaron las directrices urbanas de
A partir de ahí, el estudio de González Aparicio descubre Tlatelolco y Tenochtitlan, además de que la calzada de Ix­
la existencia de relaciones axiales entre los grandes cen­ tapalapa está trazada exactamente a 90 grados con dicho eje.
tros ceremoniales y los ejes viales que sobrevivieron a los
grandes centros de los barrios indígenas, enfatizando que
estos encuentros urbanísticos no eran meramente casua­ Sitio y derrota de la ciudad azteca
les. Ejemplifica lo anterior con la gran acequia de La Mer­
ced, que si se prolonga hacia el suroeste de la ciudad pasa­ Después de setenta y cinco días — algunos dicen que fue­
ría sobre la plaza del Salto del Agua, lo que induce a creer ron tres meses — Tenochtitlan, sitiada por tierra y agua,
que esta acequia cruzaba originalmente toda la isla como cayó vencida cuando el 13 de agosto de 1521 fue apresado
una guía diagonal de comunicación entre la parte occiden­ Cuauhtémoc. Su destrucción sistemática se debió a varias
tal de la laguna y el lago de Texcoco. causas, una de ellas fue su situaci6n dentro de la laguna.
A continuación transcribo en forma 'soniera la parte co­ A medida que los conquistadores avanzaban, iban derrum­
rrespondiente alas coincidencias, especialmente las axiales, bando casas y templos para rellenar las zanjas de los cana­
no con objeto de interpretar dichas definiciones, sino de les con sus escombros, y de esta manera poder movilizar su
' transcribirlas para quien desee estudiar con mayor preci­ caballería y artillería en caso de una retirada.
sión el Plano reconstructivo de la región de Tenochti tlan: La escasez de piedra obligó a emplear los materiales con
a) Al trazar la calzada de Tenayuca, llamada hoy calzada que habían construido los templos para las nuevas obras
Vallejo, se observó que si se prolongaban en línea recta sus españolas, con fines fundamentalmente políticos, religio­
dos extremos se llegaba, con uno de ellos, exactamente al sos y militares. La nueva ciudad se construyó sobre las
vértice de la pirámide de Tenayuca, y con el otro a la iglesia

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ruinas de la antigua Tenochtitlan, realizando una destruc­ Caso, Alfonso, "Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco",
ción tan grande de aquellos vestigios como si el objetivo en Memori as de la Academia Mexicana de la Historia, núm. 1,
principal fuera lograr que sus habitantes la olvidaran. t. XV, México, 1956, pp. 7-63.
Sin embargo, aíin con el relleno de tierra y piedra, el González Aparicio, Luis, Plano reconstructivo de la región. de
fondo de la laguna en que se levantaban otras partes de la Tenochtitlan, México, INAH, 1973.
ciudad no dejaban de presentar graves problemas de ci­ Lombardo de Ruiz, Sonia, Desarrollo urbano de México-Tenoch­
mentación. La consolidación result6 a veces muy deficien­ titlan según las fuentes históricas, México, INAH, 1973.
te, puesto que era una cimentaci6n relativa que pronto em­ , Marquina, Ignacio, El Templo Mayor de México, México, INAH,
1960.
pez6 a crear graves problemas constructivos. Desde un
principio se percibieron los hundimientos de los edificios a
causa del fango, lo que quizá hoy se resiente con más graves
consecuencias aíin, lo cual se manifiesta en lo que la técni­
ca actual conoce como "asentamientos diferenciales", en
virtud de que el hundimiento no es parejo y en consecuen­
cia las estructuras se fracturan desde los cimientos. Uno de
los ejemplos más notables es el edificio del antiguo Arzobis­
pado en la calle de Moneda, el cual se construyó sobre una
gran pirámide, probablemente la de Tezcatlipoca.
Tenochtitlan fue arrasada y qued6 sepultada bajo las
edificaciones coloniales. Revivirla es tarea de arqueólogos
y planificadores, así como de historiadores, autoridades y
de todos aquellos que aman la historia de esta ciudad. A
veces surge de su sepulcro y lucha por su supervivencia,
defendiéndose fisicamente (ahí está la pirámide de Tez­
catlipoca luchando contra el otrora Arzobispado de Zumá­
rraga). Sin embargo, en nuestros tiempos — casi en el siglo
XXI — sabemos bien que Tenochtitlan y la Nueva España,
en nuestra historia, no son elementos contra los que debe­
mos luchar: por el contrario, hay que amalgamarlos con el
claro pensamiento de que para defender nuestro patrimo­
nio es mucho mejor sumar que restar.

Sugerencias bibliográficas
Alcocer, Ignacio, Apuntes sobre la antigua México-Tenochtitlan,
México, Instituto Panamericano de Geografia e Historia, Pu­
blicaciones XIV, 1985.

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