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Del alfabeto al algoritmo

Sobre la autoría digital y el diseño paramétrico

Mario Carpo
La principal tesis de mi último libro, tantes de arquitectura (con excepción entre los profesionales del diseño, a me parecía el más prometedor para el
The Alphabet and the Algorithm (véase de las prefabricadas) siempre se han quienes les gusta estar al tanto de todos diseño en el actual entorno paramé-
artículo en Arquitectura Viva 124) era hecho a medida. El nuevo enfoque di- los aspectos de aquello que crean. Mu- trico. Comparé entonces este nuevo
sencilla. En el principio fue lo hecho a gital para idearlas y construirlas está chos diseñadores son notorios maniáti- género de autoría con una especie de
mano. La mayoría de los objetos arte- creando un nuevo tipo de tienda arte- cos del control (control freaks); y con agencia híbrida formada por especia-
sanales, aunque se conformen siguien- sanal, donde en lugar del zapatero y sus sentido, pues controlar es su razón de listas de varias clases, una metáfora
do una secuencia ordenada, son dife- clientes es posible encontrar equipos ser. Tradicionalmente, los diseñadores que debía entenderse dentro del con-
rentes unos de otros: es la propia mano multidisciplinares formados por un concebían el objeto y autorizaban des- junto de comparaciones similares de
la que genera variedad (pensemos en sinfín de agentes. En muchos casos, pués su fabricación, su reproducción los movimientos sociales participati-
las rúbricas). Después llegaron las má- estos grupos pueden llegar incluso a o su eventual modificación. En este vos (open-source movements). Señalé
quinas. Las máquinas usan patrones, diseñar y fabricar los objetos trabajan- contexto, su firma implicaba (y todavía además que muchas obras maestras de
do simultáneamente en varios archivos implica) un valor jurídico y legal que la arquitectura —como, por ejemplo,
moldes, sellos o matrices. Todos los
digitales e interfaces. protegía a la autoría intelectual, pero las catedrales góticas— se construye-
objetos surgidos de una misma matriz
ron antes de que emergiera, durante la
son iguales. Sin embargo, las matrices
modernidad temprana, el paradigma de
son muy costosas, y una vez hecha la la autoría. Arguía que si esta forma di-
inversión debe amortizarse haciendo fusa de autoría había sido tan común en
uso de ellas tantas veces como sea po- la historia de la humanidad, entonces
sible. Así es el mundo de la producción no debería ser ajena a la quintaesencia
en masa y de la estandarización. de la naturaleza humana.
La tecnología digital sigue otro mé- Esto fue hace dos años. Hoy soy
todo. En la mayoría de los casos, la menos optimista. El nuevo taller di-
producción digital no requiere matri- gital al que entonces me refería se
ces mecánicas. Cada objeto fabricado parece cada vez menos a una incuba-
digitalmente es único, y las variaciones dora de nuevas formas surgidas de la
dentro de una serie no suelen suponer creatividad participativa, y cada vez
ningún coste adicional. Obviamen- más a un patio de recreo donde juegan
te, esto es válido para todo lo que se los intereses corporativos, las opaci-
produce digitalmente, tanto objetos dades burocráticas y las megaloma-
virtuales (textos, imágenes o música) nías tecnocráticas. La nueva manera
como objetos físicos (camisetas, sillas, de diseñar, conformada digitalmente
automóviles, etcétera). y gestionada de manera colectiva, está
Muchos objetos manufacturados a la vuelta de la esquina, y va a con-
complejos (incluida la arquitectura) tracorriente de todo aquello que a los
tienen dos vidas: primero como objetos diseñadores les gusta hacer o que, al
virtuales (esbozos o dibujos); después menos, han estado haciendo con frui-
como objetos físicos (una vez construi- ción desde el nacimiento de su estatus
dos). El nuevo paradigma de la variabi- moderno como artistas y autores. La
lidad se aplica ante todo a los procesos profesión de diseñador es un inven-
de diseño, donde en muchos sentidos to cultural del humanismo temprano
las herramientas digitales actualizan pero, igual que fue inventado enton-
Chris Harrison, ClusterBall, diagrama de los artículos de Wikipedia sobre medicina (visualización de la estructura en tres niveles).
el modo ancestral de ingeniar algo al ces, puede ‘desinventarse’ hoy.
mismo tiempo que se hace. Pensemos Las consecuencias de este cambio que también suponía una serie de res- Los diseñadores no pueden eludir
en un zapatero, el típico artesano de la tecnológico y cultural son extraordina- ponsabilidades derivadas de ello. Sin el giro digital, pero tampoco pueden
época preindustrial. El viejo zapatero rias: nuevas familias de formas geomé- embargo, una vez más, la tecnología seguir bajo el optimismo juvenil que
remendón no acopiaba los zapatos, con tricas u orgánicas, que hasta hace poco digital no sigue esta lógica pues, cuan- acompañó a la primera época digital
sus tallas normalizadas, esperando a habrían resultado inconcebibles; la do muchas personas trabajan conjunta- en la arquitectura. Este optimismo se
que llegasen los pies para ajustarse a producción en serie se puede perso- mente: ¿quién está al cargo y es respon- justificaba hacia 1999, pero en 2011
ellos; aguardaba, muy al contrario, a nalizar a un coste adicional mínimo o sable?, ¿quién se lleva lo honores?... resulta evidente que lo digital no tiene
que los clientes entrasen en su tienda y nulo; todos los agentes implicados en Cuando escribí el libro arriba cita- por qué resultar necesariamente nues-
sólo entonces comenzaba a hacer el par el producto pueden ahora, al menos do, en el otoño de 2009, terminé con tro aliado. De hecho, puede llegar a ser
de zapatos, atendiendo a los gustos de en teoría, participar en el diseño y la una conclusión que era bastante opti- el enemigo más formidable que la pro-
aquellos y a las peculiaridades anató- fabricación desde el inicio del proceso. mista o, al menos, resultaba esperanza- fesión de arquitecto haya tenido jamás
micas de sus extremidades inferiores. Esta participación democrática pro- dora. En el último capítulo hablé de un desde sus orígenes modernos, allá en la
Como los zapatos, las obras impor- duce, cada vez más, un cierto malestar nuevo tipo de autoría ‘genérica’, que Florencia del siglo xv.

112 2011 ArquitecturaViva 140

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