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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

ESCUELA DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ADMINISTRATIVOS

INTRODUCCIÓN AL DERECHO

GOBIERNO DE FACTO

PROFESOR: AUTOR:

LAURENCE QUIJADA LUIS A. CALDERA

C.I: 28100130

CARACAS, FEBRERO DE 2019


Los gobiernos de facto, sistemas que tienen una presencia destacable en el orden

jurídico, pues, de un momento a otro cualquier país ha pasado por esta clase de

gobierno en mayor o menor medida, dependiendo del contexto social, jurídico y político

presenten en los mismos. Por ello en el trabajo presente se hará una revisión detallada de

lo que es un gobierno de facto, sus características, su clasificación en cuanto a clase de

gobierno y formas de establecer el mismo. Además de un análisis comparativo respecto

al gobierno de facto y su posible establecimiento en Venezuela.


Un gobierno de facto se concibe como la instauración de un gobierno que, ejerce

sus funciones en la práctica, pero no cuenta con un reconocimiento del marco

constitucional. Este es opuesto a los gobiernos de iure, que significa “de derecho”,

siendo aquel que está sujeto a la normativa legal en el ejercicio de sus funciones. Por

consiguiente, la terminación de facto, que se traduce como “de hecho” es aquel que se

produce por la fuerza de los hechos, sin contar con el respaldo de las normas jurídicas.

Un gobierno de facto, puede establecerse de dos maneras, por su origen, o por su

ejercicio. Cuando se habla de su origen se refiere a la instauración de este por medio de

mecanismos distintos a los comúnmente empleados, por ejemplo: golpe de Estado, que

no es más que la sustitución de las autoridades existentes, generalmente por medios

violentos, y luego está la revolución, supone este la ruptura del orden constitucional

establecido, para instaurar uno nuevo sin contemplar el ordenamiento jurídico

preexistente. En cambio, por su ejercicio, si el gobierno que fue escogido bajo preceptos

legales, viola dichos preceptos que le concedían validez y legitimidad. De igual manera

se presenta una distinción en el tipo de gobierno, el de facto propiamente dicho, y el

usurpador. Entonces cuando se habla del gobernante de facto, se habla de aquel que

llega al poder bajo una apariencia de legitimidad que permite su reconocimiento, por

consiguiente el poder imponer su autoridad bajo esa justificación. En cambio, el

gobernante usurpador se atribuye la capacidad de mandar por la fuerza, sin presentar una

fachada de legalidad que le permita establecer sus preceptos, en consecuencia, sus actos

carecen de valor jurídico.


Los gobiernos de facto poseen una serie de características que es menester destacar, una

de las principales es su carácter antijurídico, en efecto, la aplicación de un gobierno de

facto va más allá de la subordinación a las leyes, a diferencia de sistemas de gobierno,

como la monarquía y la república, que están sujetos a sus respectivas constituciones y

métodos legales en la conducción del ejercicio del poder, los gobiernos de facto se

implanta por la fuerza, asumiendo funciones en contra de lo constitucionalmente

establecido.

Es una constante el debate que surge respecto a la validez de los actos de los gobiernos

de facto, puesto que, desde su concepción, estos se encuentran al margen de las normas

constitucionales. Pero, pueden llegar a tener validez si se mantienen dentro del orden

jurídico, sea mantenido o creado, es decir, si el gobierno ha ratificado el mismo, sus

actos deben encuadrarse en la constitución presente, a excepción de las secciones

violadas de dicha constitución. Así pueden regirse por las leyes existentes, ratificados

por dicho gobierno. Igualmente, cuando se crea una nueva constitución, las acciones del

gobierno de facto tienen que ir a la par con ella, pues, no se viola por completo un orden

constitucional, sino que puede mantener ciertos aspectos de ese orden, como los

derechos o la organización judicial, permitiendo una justificación legal para la

manifestación de la voluntad del mismo.

Considerando todo lo expuesto anteriormente, surge la siguiente interrogante, ¿en la

República Bolivariana de Venezuela, actualmente se presenta un gobierno de facto? Para

poder resolver esta cuestión de carácter complejo, es necesario remitirse al artículo 137

y 138 de la Constitución de la República, los cuales expresan lo siguiente: “esta


Constitución y la ley definen las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder

Publico, a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen”; “toda autoridad

usurpada es ineficaz y sus actos son nulos”. Estos artículos permiten responder a la

interrogante propuesta anteriormente. Sí se presenta un gobierno de facto en la nación

por diversos motivos, uno de ellos es la usurpación de funciones por parte del poder

judicial, dicho poder declara en desacato a la Asamblea Nacional, controlada por la

oposición, asumiendo sus funciones, violando lo previsto en los artículos 137 y 138,

puesto que la Constitución delimita la autoridad de cada órgano del Poder Público y su

alcance frente a los demás. Otro motivo a destacar es la creación de una Asamblea

Nacional Constituyente pero que la misma no cumple con los procedimientos

establecidos en la Constitución, debido a que ella solo tiene como función la creación de

una nueva Carta Magna, sino que ha sido empleada para contrarrestar el poder legítimo

de la Asamblea Nacional en la toma de decisiones, en la creación y aprobación de las

leyes. Igualmente ocurre con la convocatoria a las elecciones presidenciales del 20 de

mayo de 2018, en las que gana el dirigente Nicolás Maduro bajo circunstancias

irregulares, lo que lleva a su desconocimiento tanto del exterior como en el interior del

país, se produce entonces un vacío de poder que según lo que establece la Constitución

en el artículo 233, ante la falta absoluta del Presidente, corresponde al Presidente de la

Asamblea Nacional asumir el cargo, para después convocar a una nueva elección. A

tales efectos, el Presidente de la Asamblea Juan Guaidó, asume formalmente sus

funciones como Presidente Encargado de la nación, produciéndose un conflicto

constitucional entre ambos. En consecuencia, Maduro se abroga por la fuerza la

capacidad de mandar en la misma. En conclusión, en Venezuela se presenta un gobierno


de facto de carácter usurpador por parte de Nicolás Maduro, debido a que, en la práctica

mantiene el control de las instituciones públicas y el respaldo de gran parte de las

Fuerzas Armadas, para ejercer con ímpetu su voluntad, sin tener un respaldo, o

justificación legal para ello.


Podemos concluir en este trabajo que los gobiernos de facto, a pesar de ser todo

lo opuesto los gobiernos de derecho al ser una manifestación antijurídica, estos pueden

llegar a tener cierta validez en cuanto a los actos se refiere, y que pueden ser dirigidos de

formas completamente distintas, dependiendo del gobernante que se imponga,

concluyendo también que Venezuela está pasando por un proceso jurídico y político

complejo, producto de dos fuerzas que buscan establecer su poder, uno por medio de la

fuerza, y el otro a través de las formas constitucionales.


Bibliografía

- Berardo, R. (1954) Gobiernos de facto. . Segunda Época, Vol. 7, No 1 - 2:

Revista de Economía y Estadística 1º y 2º Trimestre, pp. 165-191.

- Borja, Rodrigo (2018). Gobierno de facto. Enciclopedia de la política.

Recuperado de http://www.enciclopediadelapolitica.org/gobierno_de_facto/

- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Gaceta Oficial N° 5908

Extraordinario, 19 de febrero de 2009.

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