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Eies80 1
Eies80 1
1. Presentación .......................................................................................... 3
2. Primera etapa: infancia y juventud [Au 1] ......................................... 4
3. 1521-1522: Un año importante en la vida
de Ignacio [Au 1-12] ............................................................................. 7
4. Otra experiencia fundamental: Montserrat y Manresa
[Au 13-34] .............................................................................................. 10
5. Jerusalén [Au 35-53] .............................................................................16
6. Tiempo de estudios y compañeros: Barcelona, Alcalá,
Salamanca, París [Au 54-86] ................................................................ 18
7. Loyola y Venecia [Au 87-98] ............................................................... 22
8. Roma [Au 99-101] ..................................................................................27
Carles Marcet, sj. Licenciado en teología. Ha sido durante años párroco en el barrio de
Bellvitge (L’Hospitalet del Llobregat) y acompañante y divulgador de los Ejercicios en
comunidades populares. Actualmente forma parte del equipo del Centro Internacional
de Espiritualitad de la Cova de Manresa, donde coordina el «Curso de inmersión igna-
ciana» y el curso «Dos meses de reciclaje en teología». En esta colección también ha
publicado Ignacio de Loyola: un itinerario vital, Eides nº 75.
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1. PRESENTACIÓN
5
2. PRIMERA ETAPA: INFANCIA Y JUVENTUD [AU 1]
8
3. 1521-1522: UN AÑO IMPORTANTE EN LA VIDA
DE IGNACIO [AU 1-12]
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4. OTRA EXPERIENCIA FUNDAMENTAL: MONTSERRAT
Y MANRESA [AU 13-34]
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5. JERUSALÉN [AU 35-53]
5.1. La historia
1. Ignacio no ha desistido en su
Salió de Manresa en febrero de 1523, proyecto de peregrinación a Jerusalén,
para embarcarse en Barcelona hasta pero el bagaje interior adquirido en
Gaeta y de allí a pie hasta Roma, don- Manresa lo colorean de modo nuevo.
de llegó en abril de 1523 y consiguió el No lo concibe ya como un «peregrina-
visado papal para peregrinar. De Roma je penitencial» sino como un «peregri-
se desplazó a Venecia. Tenía dos meses naje de la confianza». Como él mismo
de espera antes de embarcar. En agosto dice, «toda su cosa era tener a Dios por
de 1523 llegó a Chipre y luego a Jafa, refugio» [Au 35]. Por decirlo gráfica-
donde se reunía el grupo de veintiún mente, lo que quiere es vivir «colgado
peregrinos que con, escolta turca, ca- de Dios» dejando que sea Él quien di-
minó hacia Jerusalén. rija la nave. Esto le basta. Ha empeza-
do a comprenderse no ya en su mundo
sino en el mundo que es de Dios. Ha
5.2. La historia interior empezado a comprenderse a sí mismo
como «criatura», como «radicalmente
Tres notas sobre «los interiores» del pobre», felizmente como «regalado de
peregrino en esta etapa. Dios».
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La cara externa de esta nueva con- lo menos, a dudar o desconfiar, de «su
vicción interna será una peregrinación voluntad, su deseo, su…», por piado-
en pobreza y sin seguridades. Viajará sos o virtuosos que puedan aparecer.
solo, sin dinero, aceptando sólo limos- Empezará a descubrir lo que luego tan-
nas, teniendo el camino por único do- to va a predicar: la necesidad de la ab-
micilio, compartiendo estilo de vida negación, de «dejarse podar», de quitar
con pobres, peregrinos y vagabundos, impedimentos para que la voluntad de
durmiendo en pórticos y hospitales. He- Dios brote en uno con más vigor. Esto
mos pasado de un «más selvático» (ha- es, consentir a ser movilizado por un
cer más, imitar más, más penitencias…) proyecto Mayor, que viene de fuera,
a un «más descendente» (compartir la que sobrecoge y que se llama «volun-
suerte de su Señor pobre y humilde). tad de Dios». Una voluntad que, con
2. Uno de los motivos principales todo, le deja un tanto perplejo y con
que alienta su peregrinaje es la cerca- una pregunta a cuestas: «ahora ¿qué
nía de los lugares por donde pisó la debo hacer? Ayudar a las ánimas, sí,
humanidad de Jesús. Recuérdese su pero… ¿cómo?».
interés por la «composición de lugar»
en los Ejercicios. Un intento de apro-
ximación sensible a Cristo. Como si la 5.3. La historia hacia nuestros
historia de Jesús y la suya personal se interiores
iluminaran mutuamente, se tornaran
muy parecidas. Su empeño es dejarse a) Del mismo modo que Ignacio
configurar por Jesucristo [Au 44-45]. empieza a intuir que Jerusalén, más
3. Al final el peregrino experimen- allá de un lugar concreto, es un dina-
tará la necesaria relativización de nues- mismo (el dinamismo de una progre-
tros «absolutos». Ni siquiera Jerusalén siva identificación con el Señor Jesús
se puede absolutizar. No se podrá que- que puede realizarse en todo lugar),
dar allí porque el peregrinaje sólo tiene también tú puedes preguntarte cómo
término en Dios. Así la pobreza y Je- vive en ti ese dinamismo de dejarte
rusalén, dos sacramentos tan queridos confiadamente configurar por el Se-
por Ignacio, dejarán de ser idealizados, ñor Jesús en tu vida. En definitiva ese
para ocupar su justo lugar: medios y «querer de Dios» para cada cual.
sacramentos del camino que conducen b) En ese progresivo «dejarse con-
más allá; necesarios pero no absolutos. figurar por el Señor» aparecen como
Por primera vez se da cuenta de que «experiencias sacramentales» (lugares,
«no era voluntad de Nuestro Señor que personas, situaciones, acontecimien-
él quedase en aquellos santos lugares» tos, relaciones, palabras recibidas…)
[Au 47 y 50]. que no se pueden retener (absolutizar)
Es significativa la aparición, por pero que son alimento para proseguir
primera vez en el relato, de la expre- el camino de una configuración mayor
sión «la voluntad de Dios». Una volun- a Cristo. ¿Cuáles son esas «experien-
tad que viene de fuera y que lleva, por cias sacramentales» en tu vida?
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6. TIEMPO DE ESTUDIOS Y COMPAÑEROS:
BARCELONA, ALCALÁ, SALAMANCA, PARÍS [AU 54-86]
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7. LOYOLA Y VENECIA [AU 87-98]
7.1. La historia
donde pasó solo todo el año de 1536 en
Ignacio dejó París para volver a su tie- espera del reencuentro previsto con los
rra en marzo de 1535, donde permane- compañeros de París.
ció hasta julio. Una estancia breve pero Durante el período de Venecia,
fecunda. Tras ella partió hacia Pamplo- acabó sus estudios de teología, dio
na, Almazán, Sigüenza, Toledo y Va- ejercicios y mantuvo conversaciones
lencia [Au 90]. En estos lugares visitó espirituales [Au 92]. Entró también en
a las familias de algunos de sus compa- conocimiento de algunas iniciativas
ñeros y les explicó la nueva situación eclesiales reformistas. Una de ellas, la
del grupo que se había ido forjando. de Jerónimo Emiliani, fundador de la
Era una «patata caliente», pues signi- Compañía de los siervos de los pobres,
ficaba decirles que su hijo, a quien es- grupo de clérigos reformados. Otra, la
peraban regresar como gran licenciado de los teatinos, fundada por el obispo
y con alguna prebenda de importancia, Carafa. Ignacio, simple laico, puso sus
se había enrolado en un grupo espiri- reparos al obispo Carafa cuando este
tual aventurero, y que no volvería. pretendía que su grupo se uniera al de
Tras este recorrido de visitas se los teatinos. A Ignacio le sorprendía el
embarcó en Valencia rumbo a Génova poco crecimiento que habían tenido los
y luego a pie hacia Bolonia y Venecia teatinos, lo atribuía al estilo de vida del
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fundador, poco pobre, y al estilo con- po para Ignacio de cierto retiro, una
gregacional excesivamente volcado especie de «segunda Manresa» donde,
sobre sí mismo, muy pendiente de su después de la aridez del tiempo de es-
vida interna, poco apostólico y poco tudios, afirma haber sido visitado con
dado a ejercer la caridad o la humildad grandes consolaciones y haber podido
de la mendicidad. Ignacio soñaba con preparar a conciencia su primera misa
un grupo curtido, dispuesto a grandes que soñaba con celebrar en Tierra San-
combates, no en un grupo de monjes ta. Finalmente, transcurrido el tiempo
instalados en una ciudad. que se habían dado de plazo, vista la
Conforme a lo previsto, los compa- imposibilidad de embarcar a Jerusa-
ñeros llegaron a Venecia en enero de lén, Ignacio se dirigió con alguno de
1537. Les quedaban dos meses antes los compañeros a Roma para ponerse
de negociar en Roma el permiso para a disposición del Papa, tal y como ha-
embarcar a Jerusalén. Tras estos dos bían previsto en Montmartre [Au 96].
meses fueron a Roma para formali-
zar el viaje y solicitar de Pablo III ser
ordenados. Iban de tres en tres, cami- 7.2. La historia interior
nando, alojándose en hospitales, en
absoluta pobreza. Llegados a Roma en Hacía veintitrés años que Ignacio ha-
marzo de 1537, Paulo III les concedió bía salido de Loyola sin haber vuelto.
las órdenes a modo de «sacerdotes po- Quién ahora reaparecía ya no es «Iñi-
bres de letras suficientes», es decir, sin go» sino «Ignacio». A veces hay re-
vinculación diocesana que les atase y gresos que son regresiones, pero no es
sin la base de un título patrimonial o este el caso. Ignacio tiene sus raíces,
beneficial. Les concedió también la pe- pero estas no le han encerrado sino que
regrinación e incluso les dio doscien- le han abierto horizontes. Es vasco de
tos sesenta ducados para el viaje. Pero cabo a rabo pero su mirada es ahora
Ignacio se quedó en Venecia y no quiso también universal. Vuelve a sus raíces
acompañarles a Roma por la opinión pero cargado de profundas experien-
desfavorable sobre él que tenían per- cias. Este regreso, que no es una regre-
sonas cercanas al Papa, como Carafa y sión, queda reflejado en su tozuda de-
el Dr. Ortiz. cisión de no instalarse en la casa-torre
En septiembre de 1537, se reu- de Loyola, sino de vivir en el Hospital
nieron de nuevo en Venecia. Los que de la Magdalena de Azpeitia. Vivirá
habían sido ordenados celebraron su de limosnas y se dedicará a predicar, a
primera misa. Pero aquel año no par- conversar con muchos sobre las cosas
tió ninguna nave para Jerusalén, y se de Dios y a enseñar el catecismo a los
dieron un año de prórroga como ha- niños. También decide instar a las au-
bían previsto en Montmartre. Nueva- toridades a favorecer obras de caridad
mente se repartieron en pequeños gru- para acabar con el hambre y la men-
pos por las ciudades vecinas. Ignacio, dicidad (iniciativa que quedará conso-
con Laínez y Fabro, irá a Vizenza, al lidada estructuralmente), a erradicar
monasterio en ruinas de San Pedro de vicios ancestrales (amancebamientos,
Vivarolo [Au 94]. Este será un tiem- juramentos, blasfemias, juego…) y a
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poner paz y reconciliación en familias De camino a Roma, ya con la deci-
desgarradas. La actividad de Ignacio sión de ponerse a disposición del Papa,
en Azpeitia viene a ser como un com- habiendo renunciado a Jerusalén, Ig-
pendio de lo que será luego la actividad nacio vivirá otra experiencia espiritual
apostólica de la Compañía: conversa- de gran intensidad, conocida como
ciones espirituales, enseñar la doctrina «la experiencia de la Storta» [Au 96].
a niños, predicación, trabajo por cam- Si en Manresa vivió una experiencia
biar conductas, fomento de la piedad, de «ilustración», ahora experimenta
atención a los pobres... una «confirmación y concreción». Si
Ya en Venecia, y con el regreso de de Manresa salió con el deseo funda-
los compañeros de París, el grupo em- mental de «ayudar a las ánimas» tan
pieza a vivir, orientado hacia la ayuda amadas y bañadas por la misericordia
de las ánimas, «a la apostólica»: des- de Dios, ahora este deseo se concreta
cienden de las sutiles disputas teoló- en hacerlo dejándose «conformar al
gicas al humilde menester de atender Hijo», dejándose «poner donde el Hijo
enfermos, de predicar, de catequizar a está puesto». Ve claramente que debe
niños, etc. Va cobrando cuerpo el lema ayudar a las ánimas: con Jesús y como
que después les caracterizará: «en todo Jesús; asimilándose a Él.
amar y servir», en los estudios, pero El relato de la Autobiografía es par-
también en lo más humilde y poco bri- co en palabras a la hora de expresar este
llante, sirviendo desde abajo, desde «el acontecimiento. Simplemente dice que
reverso de la historia». En el fondo, los «sintió tal mutación en su alma y vio
compañeros de Ignacio están haciendo tan claramente que Dios Padre lo po-
su noviciado. Después de haber hecho nía con Cristo, su Hijo […]» [Au 96].
los Ejercicios en París, se trata ahora Se relata en pasiva dando a entender
de confrontar esa experiencia interna que se trata de una gracia, no previs-
con la dureza real de la vida para ver si ta ni forzada, sino iniciativa de Dios.
dicha experiencia es consistente. En el El texto señala que P. Laínez, presente
servicio a los hospitales se verán con- en la Storta, narraba el acontecimiento
frontados con realidades de profunda con más detalles; Ignacio confirma que
vulnerabilidad; en sus caminatas, con «todo cuanto contaba Laínez era cier-
la falta de seguridades, la incomodidad to, porque él no recordaba con tanto
y la capacidad de poner la confianza detalle» [Au 97]. Puede ayudarnos co-
sólo en Dios; en la enseñanza del ca- nocer esos detalles que indica Laínez.
tecismo a niños, con la capacidad de
sostener el amor y el servicio en situa- • En primer lugar indica que vio
ciones poco vistosas, etc. cómo el Padre le ponía con el Hijo
Y todo ello vivido desde la centra- «llevando la cruz a cuestas». En la
lidad de la referencia al Señor Jesús. Storta Ignacio se percibe llamado al
Por eso, cuando las gentes empeza- seguimiento de Cristo en cruz; lla-
ron a preguntarles «vosotros ¿quiénes mado a ser «compañero» de Jesús
sois?», encontraron que lo que más les pobre y humilde, cargando con su
definía era responder «somos compa- cruz. Entiende que el Señor, a quien
ñeros de Jesús». quiere seguir y servir, es el Siervo.
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Si en sus años cortesanos quería cendente pero activo en la frágil ambi-
servir a un «rey temporal», y desde güedad de la historia. Es, pues, como
Loyola fue descubriendo la exis- una invitación a «servir a Dios en su
tencia de un señor mucho mayor, dolor en el mundo». Servicio que brota
«el rey eternal», ahora percibe que de una mística, de un fuego interior, que
ese «rey eternal» es concreto: es no lleva a pasar levitando por el mundo,
el Siervo. No es un Señor podero- sino a sumergirse servicialmente en él,
so, sino un Señor que carga con la junto con el Hijo que carga con la cruz.
cruz, que se vacía, que se entrega,
que es crucificado…
• En segundo lugar, indica Laínez 7.3. La historia hacia nuestros
que Ignacio sintió cómo el Padre interiores
le decía: «yo os seré propicio en
Roma». No deja de ser curioso que a) A medida que avanza, Ignacio
la concreción del seguimiento se le va incorporando nuevas experiencias.
ofrezca, no en los márgenes de la Una de ellas es la de la eclesialidad.
cristiandad, sino en su corazón, en En las primeras etapas, la Iglesia no le
Roma. Por otro lado ese «os» in- supuso problema. Formaba parte de su
dica que la experiencia se brinda a vivir, recibió una educación cristiana,
todo el cuerpo de los compañeros. en Montserrat entró en contacto con la
• Por último Laínez afirma que el sabiduría de la tradición, en Manresa
Padre también decía a Ignacio: participaba de los rezos y sacramentos,
«¡quiero que tú nos sirvas!». Ese etc. Los conflictos con la Inquisición en
«nos» hace referencia a la Trinidad su tiempo de estudios serán un primer
(Padre, Hijo y Espíritu) como ám- toque de realismo y de conocimiento
bito relacional dentro del cual se en vivo de la institución eclesial. Ya en
produce la llamada y el seguimien- Venecia le vemos interesado en conec-
to. Si la experiencia del Cardener tar con corrientes reformadoras dentro
fue integradora (percepción de toda de la Iglesia y así, poco a poco, va co-
la realidad y de todo en la realidad brando conciencia de esa necesaria re-
como «medio divino»), también forma… Todo ello nos invita a bucear
lo es esta: el seguimiento de Jesús en nuestra propia experiencia de la
acontece en el seno de esa relación Iglesia que, posiblemente, haya pasado
de flujo amoroso entre las personas también por etapas diversas y estados
divinas, desde donde cabe com- de ánimo distintos. Te podría ayudar
prender y vivir toda otra relación. hacer una relectura de la evolución de
tu propia manera de «sentir la Iglesia»
Aunque Ignacio relata la experiencia en desde que se tiene uso de razón y per-
pasiva para remarcar la iniciativa divi- cibir los jalones más significativos has-
na, ese «ser puesto con el Hijo» es una ta el momento presente. Y preguntarte
pasividad que pone en marcha. Pone a «cómo sientes hoy la Iglesia», ¿cómo
seguir a un Señor que no para quieto, te sitúas en su seno?
que no se deja controlar, que no es pre- b) La experiencia de la Storta es
visible, que es siempre Misterio tras- una concreción que colorea el tipo de
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seguimiento y de peregrinación de Ig- estado y está tu deseo de vivir, con
nacio. La configuración a Cristo pobre, Cristo y como Cristo, la solidaridad y
humilde y sufriente cobra más relieve. cercanía con el mundo de los crucifica-
Cargar con su cruz y con su dolor en el dos. ¿Cómo has ido concretando a lo
mundo va a ser para él algo ineludible. largo de tu historia ese deseo y qué has
En este sentido, recorriendo tu propia ido aprendiendo, confirmando o descu-
biografía puedes preguntarte cómo ha briendo en ello?
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8. ROMA [AU 99-101]
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