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Cap 19 Fracturas
Cap 19 Fracturas
Capítulo 19
FRACTURAS
I. García-Alonso, B. Herrero de la Parte, I. Cearra
FRACTURAS Diagnóstico
Concepto Manifestaciones clínicas
Epidemiología Exploración física
Etiopatogenia Radiología
Fracturas por flexión Diagnóstico de las lesiones asociadas
Fracturas por compresión Proceso de curación del hueso roto
Fracturas por tracción Tratamiento
Fracturas por cizallamiento Tratamiento inicial
Fracturas por torsión Tratamiento de las fracturas cerradas
Clasificación anatomopatológica Reducción
Según el número de fragmentos Inmovilización o fijación
Según el desplazamiento de los fragmentos Rehabilitación
Según la estabilidad Tratamiento de las fracturas abiertas
Lesión de partes blandas Bibliografía
Concepto
Se denomina fractura a la solución de continui-
Etiopatogenia
dad en una pieza ósea. No es necesario que el hueso Atendiendo a la causa que produce la rotura de la
se separe en dos fragmentos para poder hablar de pieza ósea, se pueden distinguir tres grandes varie-
fractura; es suficiente con que haya una quiebra en dades de fracturas:
la continuidad del tejido óseo. • Fracturas habituales. Las más frecuentes.
Así pues, existen muchas variedades de fracturas, Producidas por una fuerza externa de inten-
con una gravedad y pronóstico muy diferentes. sidad claramente superior a la que puede re-
sistir un hueso sano.
Epidemiología • Fracturas patológicas. La causa real de la
fractura es la debilidad del hueso, que no so-
Podemos decir que hay dos picos de incidencia porta una actividad normal o traumatismo
en la aparición de fracturas. El primero, entre la po- mínimo. Se requiere una fuerza que actúe
blación joven, es más frecuente en varones como re- sobre él, pero no hay proporción entre la in-
sultado de la mayor y más violenta actividad física. tensidad de la fuerza y el efecto producido.
El segundo pico, que cada vez representa una pro- Entre las causas más frecuentes de aparición
porción mayor de casos, ocurre en población de de fractura patológica están la osteoporosis
edad avanzada; en este grupo ganan en frecuencia y las fracturas que asientan sobre metástasis
las mujeres, por la mayor tendencia a experimentar óseas.
decalcificación de los huesos (osteoporosis). Por úl- • Fracturas por fatiga o estrés. Asientan so-
timo, las fracturas son relativamente menos frecuen- bre un hueso sano, pero sometido a esfuer-
tes en niños, debido a la mayor flexibilidad de sus zos repetidos, que generan microfracturas
huesos y mayor grosor de su periostio. trabeculares que por la ausencia de reposo
Las localizaciones más frecuentes implican hue- relativo no se reparan, se acumulan, y aca-
sos de las extremidades superiores (muñeca, meta- ban dando lugar a que el hueso completo se
carpianos y falanges, húmero proximal), la cadera y fracture. Son típicas de deportistas.
el tobillo.
Por otra parte, atendiendo al mecanismo de pro-
ducción, podemos distinguir fracturas por meca-
nismo directo o indirecto. En el mecanismo directo
la fractura se produce en el mismo sitio donde se
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aplica la fuerza. En el indirecto, la fractura puede llegar al medio se desdobla en dos oblicuas,
producirse a distancia de la fuerza deformante; este generando un tercer fragmento libre.
mecanismo es el más habitual.
Fracturas por compresión
Fracturas por flexión La fuerza se ejerce en la misma dirección que el
La fuerza responsable de la fractura puede actuar eje principal del hueso, comprimiéndolo o aplastán-
de diversas maneras sobre la pieza ósea. El meca- dolo. En los adultos es típico en vértebras. En los
nismo más habitual es el de flexión; es decir, la niños, un extremo fracturario se encastra en el otro,
pieza ósea se incurva (o endereza, según los casos) dando lugar a una zona con mayor densidad ósea.
más allá de su límite de flexibilidad, produciendo que en la radiografía se ve como un rodete; nombre
una discontinuidad en su tejido: con el que se conoce también a este tipo de fracturas
(fracturas en rodete).
Diagnóstico
Tres son los pilares en que se apoya el diagnós-
tico de una fractura. Las manifestaciones clínicas (lo
que el paciente nos refiere y lo que podemos obser-
var en él), la exploración física y la radiología.
Según la estabilidad
Por último, conviene distinguir entre fracturas Manifestaciones clínicas
estables, que son aquellas que no van a tender a des- Casi siempre existirá un antecedente traumático.
plazarse una vez conseguida una adecuada reduc- El paciente describirá un movimiento, impacto o
ción, y las fracturas inestables, que sí pueden ha- caída que nos permitirá hacernos una idea de la in-
cerlo. tensidad de la fuerza actuante y su mecanismo de
actuación. Además, con mucha frecuencia el
Fracturas 5
Tratamiento
Las maniobras terapéuticas están orientadas a re-
cuperar la funcionalidad de la zona y –en la medida
Diagnóstico de las lesiones asociadas de lo posible- restablecer la normalidad anatómica.
Como en cualquier traumatismo, al atender a al- Y junto a ello, intentar que no surjan complicacio-
guien que ha podido sufrir una fractura lo primero nes.
será asegurar las constantes vitales. Esto es especial-
Tratamiento inicial
mente cierto en fracturas diafisarias de huesos largos
y en politraumatizados, que pueden cursar con una Dos son las principales actuaciones si tenemos
hemorragia relevante. que prestar asistencia “de campo” a una persona con
Además de valorar la existencia de la o las frac- fractura.
turas, habrá que asegurarse de que no hay además un Lo más inmediato es inmovilizar la zona afec-
compromiso de algún órgano o sistema. tada. De esta manera se reduce el dolor y se dismi-
También hay que asegurarse que nos e han da- nuye la posibilidad de complicaciones. El roce de
ñado paquetes vasculonerviosos que discurran en la los bordes fracturados es lo que mayor dolor pro-
vecindad del hueso o huesos afectados. Para ello ha- voca. Por eso la inmovilización lo reduce. La ligera
brá que comprobar los pulsos arteriales distales a la tracción para evitar el roce es también una maniobra
zona de lesión, así como fijarse en que no hay un útil, aunque difícil de mantener.
compromiso del retorno venoso. Hay que explorar El segundo aspecto a tener en cuenta es prevenir
la sensibilidad cutánea distal a la fractura así como el posible shock traumático. Para ello es importante
la capacidad de movilización activa. controlar el dolor. Además de la inmovilización, ad-
ministrar analgésicos es muy útil. También es im-
portante mantener arropado al accidentado para evi-
Proceso de curación del hueso roto tar enfriamiento.
Al igual que ocurre con las heridas, nuestro orga- Tratamiento de las fracturas cerradas
nismo tiene un sistema biológico de curación. Aquí
en lugar de reparar mediante cicatrización (produc- El tratamiento de una fractura consiste en tres
ción ordenada de tejido conectivo con intención re- etapas consecutivas. Recolocar los fragmentos en su
paradora), nuestro organismo intenta regenerar teji- posición anatómica (reducción), fijar o mantener la
dos óseo con el que volver a soldar los extremos reducción para facilitar una consolidación anató-
fracturados. A ese tejido óseo neoformado lo deno- mica de la fractura, y rehabilitación para evitar défi-
minamos callo de fractura. Y de manera similar a cits funcionales tras la inmovilización prolongada.
como ocurre con la cicatrización, cabe distinguir una Los dos primeros pasos, reducir y mantener la re-
callo provisional, que se forma relativamente ducción, podemos lograrlos de forma conservadora
pronto pero carece de la organización necesaria, y mediante manipulación y yesos, o bien de forma
un callo definitivo. quirúrgica, colocando distintos dispositivos metáli-
La reparación de una fractura comienza a partir cos a modo de andamio. En general, las fracturas es-
del periostio (membrana osteoformadora). Células tables pueden ser tratadas coservadoramente, mien-
del periostio se diferencia a osteoblastos y comien- tras que las inestables van a requerir un tratamiento
zan a formar un rodete de tejido óseo inmaduro, a quirúrgico.
modo de rodete periférico. Para su correcta forma- Reducción
ción requiere inmovilidad de la zona. Si en los ex- Esta parte del tratamiento sólo es necesaria en el
tremos de la fractura el periostio queda despegado caso de que haya habido desplazamiento de los frag-
del hueso, ese tejido óseo se reabsorbe (necrosis mentos. La forma menos cruenta es la reducción ce-
ósea fracturaría). Una vez que el callo periférico rrada (sin incisión quirúrgica), que puede realizarse
aporta la necesaria inmovilidad al hueso, en la zona mediante manipulación, y que ocasionalmente re-
central, a partir de las células de la medular, co- quiere una tracción mecánica, aplicando una fuerza
mienza a formarse otro callo óseo (callo central) desde el extremo distal del hueso fracturado que
que culminará por consolidar la unión de los extre- mantiene el fragmento en su sitio y correctamente
mos fracturados. De estas consideraciones se deduce orientado. En otras ocasiones es necesario realizar
que el mejor aporte que el médico puede prestar es una reducción abierta en quirófano. Se aborda el
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Bibliografía
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