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Tras los pasos de Copérnico

Por Paco Bellido, el 7 mayo, 2018. Categoría(s): Destinos astronómicos • General ✎ 22

La ciencia moderna arranca con la revolución copernicana, un proceso iniciado por Copérnico y

finalizado por Newton que cambió la perspectiva que el hombre tenía del mundo. Poco se sabe sobre

la vida de Copérnico, en este artículo nos acercaremos a los lugares que ocuparon un lugar

importante en la vida del autor de De revolutionibus.

Nicolás Copérnico (Niklas Koppernigk) nace el 19 de febrero de 1473 en Toruń, un importante centro

comercial de la Prusia Real situado en los márgenes del río Vístula. Era hijo de otro Niklas Koppernigk, un

mayorista de cobre, el negocio del que derivaba el apellido familiar, y de Bárbara Watzenrode, hija de un rico

comerciante perteneciente a la burguesía local. El matrimonio tenía un hijo mayor, Andreas, que ocupó un

papel importante en la vida del astrónomo y dos hijas.

A los diez años de edad Copérnico quedó huérfano de padre. El hermano de su madre, el canónigo Lucas

Watzenrode se hizo cargo de la familia. Casó a Katharina, la hermana mayor, con un noble de la ciudad y

logró que la hija menor, Bárbara, cogiera los hábitos, con el tiempo llegaría a ser abadesa benedictina en el

convento de Kulm.

En Toruń, una ciudad de doscientos mil habitantes situada al norte de Polonia se puede visitar la casa natal

de Copérnico, hoy convertida en museo. El museo se encuentra en la calle Kopernika, antiguamente llamada

calle de Santa Ana. En él se hace un recorrido por la vida del astrónomo, se puede ver una interesante

colección de instrumentos astronómicos de la época y de las distintas ediciones de las obras de Copérnico y

nos permite conocer cómo era la vida cotidiana en la casa de un próspero comerciante del siglo XV. Es un

edificio de estilo gótico hanseático con hastiales escalonados, típico de la zona.


Casa natal de Nicolás Copérnico en Torun. Foto: © Paco Bellido

En la planta baja hay un amplio hall de entrada y una cocina, además de la oficina comercial. En la parte

superior se encuentra la vivienda y el tercer piso está ocupado por el desván, que se utilizaba como almacén.

En el centro de Toruń, junto al ayuntamiento, encontramos una estatua del escultor berlinés Christian

Friedrich Tieck creada a instancias del biógrafo de Copérnico, Leopold Friedrich Prowe con la

leyenda “Nicolaus Copernicus Thorunensis Terrae Motor Solis Caelique Stator” que se podría traducir por

“Nicolás Copérnico de Toruń, que puso en movimiento la Tierra y detuvo al Sol y los cielos”. Copérnico es

toda una figura nacional de la que los polacos están muy orgullosos, aunque los alemanes también se

disputan su nacionalidad.

No muy lejos de la casa natal del astrónomo se alza la Catedral Basílica de San Juan Bautista y San Juan

Evangelista, una iglesia construida en el siglo XIV y ampliada al siglo siguiente. En el interior se conservan
destacadas obras de arte, epitafios y altares renacentistas y barrocos (entre ellos el epitafio a Copérnico de

1580). También exhiben con orgullo la pila donde el astrónomo recibió las aguas bautismales.

Fue precisamente en la escuela parroquial de San Juan donde Copérnico aprendió las primeras letras.

Posteriormente fue enviado a la cercana ciudad de Włocławek. De 1491 a 1495 Copérnico estudió en la

Universidad de Cracovia, el centro del pensamiento humanista y de los estudios astronómicos de la época.

Allí estudió matemáticas y las disciplinas clásicas, y muy probablemente también astronomía. En realidad del

paso de Copérnico por Cracovia sólo se conserva un documento que notifica que Nicolás Copérnico de

Toruń pagó las tasas.

En cualquier caso, en el Collegium Maius de Cracovia conservan una habitación supuestamente de

Copérnico. Realmente se trata de un engaño para turistas incautos porque el astrónomo nunca vivió en este

lugar. No obstante, la visita merece la pena. Se pueden ver algunas piezas interesantes, como un astrolabio

cordobés de 1054 y varios retratos del astrónomo.

En el corredor exterior se puede ver una réplica del triquetrum un instrumento utilizado en astrometría para

determinar las posiciones de las estrellas y otros objetos celestes. Ya en el siglo II Ptolomeo utilizaba

instrumentos similares.

En 1496, Lucas Watzenrode envía a sus dos sobrinos a la Universidad de Bolonia, el lugar donde él mismo

se había formado años atrás. En Italia estudia leyes y medicina en las universidades de Bolonia y Padua.

Aunque en Bolonia se dedica al derecho civil, también asiste a las conferencias del astrónomo Domenico

Maria Novara da Ferrara, convirtiéndose en su discípulo y ayudante. Las observaciones realizadas por

Copérnico y Novara en 1497 aparecen en De revolutionibus.

Ese mismo año, el tío de Copérnico es ordenado obispo de Warmia y a Copérnico le asignan una canonjía en

la catedral de Frombork. Pero Copérnico permanece en Italia, para asistir al gran jubileo de 1500. También

visita Roma donde observa un eclipse de Luna y ofrece varias conferencias sobre astronomía y matemáticas.

En 1501 Copérnico regresa a Frombork. A su llegada obtiene el permiso necesario para completar sus

estudios en Padua, donde estudia medicina con Guarico y Fracastorius. También viaja a Ferrara donde

recibe el doctorado en leyes, posiblemente porque las tasas de la Universidad de Ferrara eran más

asequibles y a Copérnico nunca le gustó derrochar el dinero, más bien lo contrario.

Una de las asignaturas que debió estudiar en aquella época fue la astrología, que se consideraba un aspecto

importante de la educación médica. Pero a diferencia de otros destacados astrónomos del Renacimiento,

parece que Copérnico nunca demostró ni expresó interés por esta práctica.
En 1503, Copérnico vuelve a la Prusia polaca, a Warmia, donde permanecerá el resto de su vida. De 1503 a

1510 mantiene el puesto de secretario de su tío, Lucas Watzenrode, ya obispo de Warmia y hasta 1510

reside en el castillo episcopal de Heilsberg (Lidzbark Warmiński). Es en este lugar donde inicia sus trabajos

sobre heliocentrismo, no obstante, su principal ocupación durante estos años son las labores administrativas

y políticas.

En 1510 se traslada a Frombork (Frauenburg), una ciudad al norte de Toruń en la Laguna del Vístula. El

obispado de Warmia, a pesar de estar incluido en la Prusia Real y sujeto a la corona polaca, disfrutaba de

una amplia autonomía y de su propia Dieta, ejército, moneda y tesorería.

Siguiendo su habitual actitud prudente y precavida escribe un pequeño opúsculo, De hypothesibus motuum

cœlestium a se constitutis commentariolus, más conocido como el Commentariolus, en el que ofrece por

primera vez una breve introducción a las ideas heliocéntricas. Gracias al apoyo de otros astrónomos, en

especial Rheticus, treinta años después escribirá De revolutionibus orbium cœlestium (Sobre las

revoluciones de las esferas celestes).

Copérnico muere en Frombork el 24 de mayo de 1543.

La leyenda asegura que la primera copia impresa de De revolutionibus llegó a sus manos el mismo día de su

muerte. Según la tradición se despertó del coma producido por un derrame cerebral, miró su libro y después

murió plácidamente.
Copérnico frente a la Academia Polaca de las Ciencias en Varsovia. Foto: © Paco Bellido

En Frombork encontramos otro museo de Copérnico. La llamada Torre de Copérnico, al noroeste, es uno de

los elementos fortificados más antiguos de la muralla. Fue construida en 1400 y los niveles superiores se

restauraron en varias ocasiones en los siglos sucesivos. Se reconstruyó tras la segunda guerra mundial y las

obras finalizaron en 1965. Esta torre fue propiedad de Copérnico de 1504 a 1543, en el interior hay una

exposición sobre el aspecto del estudio de un erudito renacentista. La decoración asemeja el aspecto que

debió tener el estudio del astrónomo a principios del siglo XVI.

La basílica catedral, consagrada a la Ascensión de Nuestra Señora y al apóstol San Andrés, es un imponente

edificio gótico en el que encontramos el epitafio de Copérnico. La exposición principal sobre Copérnico y su

obra se encuentra en el Palacio Episcopal, un edificio de estilo gótico y barroco situado en la esquina sureste

de la colina de la catedral. Ardió en 1945 y se reconstruyó entre 1965 y 1970.

Aparecen los restos

Las crónicas aseguran que Copérnico fue enterrado en la catedral de Frombork. Durante años los

arqueólogos han buscado sus restos en vano. Sin embargo, en agosto de 2005, un equipo dirigido por Jerzy

Gąssowski, director del instituto arqueológico y antropológico de Pułtusk, tras sondear el suelo de la catedral

descubrió lo que parecían ser los restos del astrónomo. El descubrimiento tuvo lugar tras un año de
búsquedas y se anunció el 3 de noviembre de 2008 una vez realizada toda una serie de comprobaciones

adicionales.

Gąssowski aseguró estar completamente seguro de que se trataba de los restos de Copérnico. El Laboratorio

Forense de la policía polaca utilizó el cráneo para reconstruir el aspecto de la cara que se parece

notablemente a los retratos que se conservan. Los expertos pudieron determinar que el cráneo pertenecía un

hombre de unos 70 años, justamente la edad que tenía Copérnico cuando murió. La prueba definitiva vino de

mano del ADN. El ADN de unas muestras procedentes de los huesos encontrados en la tumba coincide con

el del pelo encontrado en un libro propiedad de Copérnico que se conserva en la universidad sueca de

Uppsala.

Heliocentrismo

Copérnico tardó unos veinte años en dar forma a su modelo heliocéntrico del sistema solar. La obra

establece que la Tierra da una vuelta al día en torno a su eje y que gira alrededor del Sol en un año. También

argumenta que los planetas giran alrededor del Sol. Georg Joachim van Lauchen, más conocido

como Rheticus, un joven profesor de matemáticas y astronomía de la Universidad de Wittenberg, visitó a

Copérnico en Frombork en 1539 y lo animó a publicar los resultados de sus estudios. Rheticus publicó un

resumen de las teorías de Copérnico en 1540 en un libro titulado Narratio Prima.

Un año después se publicará en Nüremberg la obra completa, que abarca seis volúmenes. El responsable de

la edición es Andreas Osiander, un teólogo luterano que realiza cambios notables en la obra original, para

convencer al lector del carácter hipotético de la teoría heliocéntrica y no chocar con la cosmovisión

generalmente aceptada en la época.

Sin el permiso de Copérnico, Osiander elimina el prefacio del autor e incluye uno propio, sin firmar, dedicado

al papa Pablo III. Otras ediciones que vieron la luz fueron las de Rheticus en Basilea (1566), Müller de

Göttinga en Amsterdam (1617) y otra en Varsovia (1854). También hay una edición de la Sociedad

Copernicana de Toruń en 1873.

La obra de Copérnico suscitó numerosos debates religiosos e ideológicos, ya que tiraba por tierra las ideas

aceptadas sobre el universo. Su teoría fue muy criticada por las autoridades eclesiásticas, sobre todo las

protestantes. La Iglesia católica condenó y prohibió De Revolutionibus Orbium Cœlestium hasta 1828, fecha

en que sale del índice, aunque no será hasta 1835, en la nueva versión del Index Librorum Prohibitorum, en

que ya no aparezca en el listado de obras prohibidas por la Iglesia. A partir del siglo XVII, la teoría

heliocéntrica gana más y más adeptos. Entre sus defensores se encuentran Giordano Bruno, Johannes

Kepler y Galileo. El movimiento orbital de la Tierra fue confirmado finalmente en 1728 tras el descubrimiento
de la aberración de la luz por parte de James Bradley. El impacto de la teoría heliocéntrica supuso una

auténtica revolución que afectó a todas las áreas de la ciencia y forjó las bases del desarrollo de la

civilización moderna.

A pesar de que la obra desempeñó un papel fundamental en la historia de la Ciencia, no fue un libro muy

leído fuera del mundillo académico. Arthur Koestler se refirió a De Revolutionibus como «el libro que nadie

leyó». La realidad, sin embargo, fue distinta como demostró el historiador de la astronomía Owen Gingerich

que ha dedicado 35 años a analizar en persona todos los ejemplares que se conservan. Prácticamente todos

los matemáticos y astrónomos de la época estuvieron al tanto de la publicación de Copérnico, aunque bien

es cierto que se interesaron más por el modelo matemático que permitía prescindir de los epiciclos que de la

primera parte dedicada a la cosmología del sistema. Aunque la obra no llegó a un gran número de lectores,

su tirada entra dentro de lo habitual en la época. Se conservan 276 copias de la primera edición y 325 de la

segunda (como comparación, merece la pena señalar que se conservan 228 copias del First Folio de

Shakespeare). En España se conservan siete copias de la primera edición (Núremberg, 1543): en la

Biblioteca de El Escorial; en la Biblioteca Nacional; en la biblioteca privada de Plácido Arango; en el Palacio

Real de Madrid; en el Real Observatorio de la Armada de San Fernando (Cádiz); en la Biblioteca de la

Universidad de Sevilla y en la Biblioteca de la Universidad de Valencia. Respecto a la segunda edición

(Basilea, 1566) hay copias en Orense, dos copias en la Biblioteca de El Escorial; dos copias en la Biblioteca

Nacional; otra en el Palacio Real; tres copias en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca; en el Real

Observatorio de la Armada y en la Universidad de Sevilla.

En la Biblioteca Pública “Juan José Arreola” de Guadalajara, en el estado de Jalisco (México), se conserva el

único ejemplar latinoamericano de la primera edición de De revolutionibus orbium cœlestium.

Copérnico sigue suscitando el interés de los aficionados a la historia de la astronomía. El escritor irlandés

John Banville ha escrito una interesante novela histórica en la que se reviven las dudas y angustias del

astrónomo polaco. También el astrónomo y escritor Jean Pierre Luminet lo eligió como protagonista en El

enigma de Copérnico.

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