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B.I.

LA PALABRA DE DIOS SE HIZO LIBRO

Ante este trasfondo bíblico, ¿podemos, pues, excluir que, gracias a II. EL MENSAJE CENTRAL
la revelación de Dios en la creación, innumerables personas de épocas
precedentes y del presente tuvieron y tienen experíencia del misterío La confesión de fe del judaísmo (como he explicado por extenso en el
divino 45 ? ¿podemos excluir que, de este modo, se comunique asimismo libro sobre el judaísmo 1) se puede expresar en una frase: «Yahvé es el
a personas concretas un conocimiento especial, se les encargue una tarea Dios de Israel, e Israel su pueblo». Y lo mismo cabe hacer con la confe·
singular, se les conceda un carisma impar? Y, a la vista de todo lo dicho, sión de fe del cristianismo (como se desarrolla en el libro sobre el cristia-
foo podría ser ése precisamente el caso de Muhammad, el profeta de la nismo2): «Jesús es el Cristo (de Dios)». Pero ni la confesión de fe del
pagana Arabia? «Extra ecclesiam nulla conceditur gratia» [«Fuera de la judaísmo ni la del cristianismo han logrado imponerse de forma tan ro-
Iglesia no ha sido concedida gracia alguna»]: esta opinión fue condenada tunda, exclusiva y universal como la del islam, aunque ésta, como tal
incluso por el magisterio romano de manera explícita46 • Sea como fuere, binomio, no se encuentra en el Corán: «No hay dios sino el Dios, y
si reconocemos a Muharnmad como profeta poscristiano, también debe- Mubammad es su profeta». Quien confiesa esto es musulmán; quien no
rnos conceder en consecuencia aquello que a los musulmanes más le lo confiesa no es musulmán. Todo piadoso musulmán inicia esta profe-
importa: que su mensaje no es sólo palabra de Mubammad, sino palabra sión de fe con las palabras «Confieso que ... ».
de Dios. No hay más que un Dios, y Muhammad es su profeta: indiscutida e
Pero ¿qué quiere decir «palabra de Dios»? ¿Qué significa «revela- indiscutiblemente, esta confesión de fe (sahada =testimonio) constituye
ción»? La revelación de Dios Me verdad tiene que haber sido no sólo el mensaje central del islam; su piedra angular, en la que se apoya; su
inspirada, sino dictada directamente por Dios palabra por palabra? Ahora primer «pilar». A continuación, vamos a examinar con más detalle los
bien, esto no sólo lo creen los musulmanes, sino también algunos cristia- dos artículos de esta profesión de fe: 1) la concepción de Dios, y 2) la
nos ... de la Biblia, por supuesto. Este punto, que sólo recientemente se concepción de profeta.
ha convertido en materia explosiva, será analizado con detalle en un
capítulo posterior dedicado a las controversias teológicas actuales (cap.
D IV,1). 1. No hay dios sino el Dios
Como ya se expuso en el capítulo anterior, las tres religiones proféticas
se hallan referidas al Dios uno, al Creador del universo y Dios de Abra-
hán. Pero aquí lo característico es lo siguiente. El judaísmo recibió su
nombre de un pueblo: «Israel» (o, más exactamente, la tribu de «Judá»);
el cristianismo fue denominado así en alusión a su personaje central:
«Cristo» (Jesús de Nazaret); mas, ya en su nombre, el islam -del verbo
árabe aslama == «rendir, someterse, entregarse»- no confiesa sino a
Dios: «rendición, sumisión, entrega» a Dios. Fe en el Dios uno (taubtd3 ),
del verbo «declarar uno» (walJIJada), que deriva del sustantivo «uno,
único» (waf?id): éste es el dogma fundamental del islam, y su sentido es
por completo práctico.

El teocentrismo práctico del islam

Puesto que en árabe no se distingue entre mayúsculas y minúsculas, la


palabra islam 4 puede tener dos significados*.

A pesar de que, en castellano, la distinción entre minúsculas y mayúsculas no es


tan marcada como en alemán, hemos optado por mantener aquí la imagen que propone
el autor. Como él mismo explica, lo que subyace a esta imagen es la distinción entre
verbos y sustantivos, que en alemán se escriben con mayúscula (en castellano, como no
hace falta decir, sólo los nombres propios).

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

- islam, escrito, por así decir, con minúscula, significa la acción de seres humanos y de sus acciones salvíficas en la historia. Dios da, por
someterse a Dios: «Vuestro Dios es un Dios único. iSedle sumisos!» 5 • último, testimonio de sí mismo en especial a través de sus revelaciones a
- .Islam, escrito, por a~í decir, con mayúscula, significa la religión de los profetas. El ser humano no debe teorizar y especular tanto acerca de
qmen~s po:ien ~n práctica tal sumisión a Dios: «Dios atestigua que no Dios mismo. También en el islam existe ciertamente la teología en cuan-
~ay d10s, smo El... La religión, ante Dios, consiste en la sumisión (al- to reflexión científica sobre Dios, pero, en comparación con lo que ocu-
zslam )»6.
rre en el cristianismo, tiene un significado muy secundario. El ser huma-
- En el Corán siempre se alude a los creyentes en Dios corno «musul- no debe respetar, adorar y obedecer a Dios; en el islam, más importante
~anes» ~~a.se.: muslimun; fem.: muslimat), nunca-ni siquiera se bara- que la teología es el derecho religioso, que en todos los asuntos indica al
¡a la posibilidad- como «mahometanos» (el nombre del Profeta sólo es ser humano el recto camino de la obediencia a Dios.
mencionado cuatro veces en el Corán). Al igual que el judaísmo y el cristianismo, el islam es una religión de
La imagen que incluso hoy podría servir corno símbolo típico de los fe: el ser humano no está llamado a encontrarse con Dios por medio de
judíos es el judío piadoso con el rollo de la T orá; de los cristianos, pro- una argumentación racional distanciada, ni en la búsqueda de la unidad
bablemente la celebración de la eucaristía. Pero lo típico de los musul- mística, sino en la fe fiducial (iman = «fe» es usado con ~recuencia en el
manes es la imagen de la oración ritual que los musulmanes realizan en Corán en el mismo sentido que islam 8 ). La fe en el D10s uno es, por
común, todos ellos postrados ante Dios con la frente apoyada en el sue- consiguiente,
lo. En cualquier caso, aquí se hace patente qué es lo central para el is- • el primer y excelso deber de todo musulmán: base y sentido de la
lam: no un nuevo sistema social, ni una ideología política, ni una antro- existencia islámica;
pología, ni siquiera una teología, sino más bien una entrega a Dios de • el fundamento inconmovible de la comunidad musulmana y su siste-
carácter completamente práctico, tal y como se concreta en la oración ma jurídico: el vínculo espiritual de unidad para todos las tribus y los
en la actitud de fe y en determinados ritos y obligaciones. Así, por ejem~ pueblos islámicos; . .
plo, el «versículo del trono» (Azora 2,255), con frecuencia objeto de • el contenido exclusivo de la oración ritual musulmana: Dios, y nadie
representación caligráfica y muy estimado corno inscripción en los dijes más que Dios, es el destinatario de ésta;
para el cuello, reza: • el presupuesto de toda teología musulmana: Dios es único, tanto ha-
«El Dios, no hay dios, sino Él, el Viviente, el Subsistente. cia el exterior (en el mundo) como hacia el interior (en su esencia).
Ni )a somnolencia ni el sueño se apoderarán de Él. Con ello, queda anotado ya un importante atributo divino. Es cierto
A El pertenece cuanto hay en los cielos y en la tierra. que Dios tiene como oiremos más adelante, cien nombres distintos. Pero,
¿Quién intercederá ante El si no es con su permiso? para el islam, ~ue Dios es el Uno, el Único, resulta absolutamente funda-
Sabe lo que está delante y detrás de los hombres, y éstos no abarcan de mental.
su ciencia si no es lo que Él quiere.
Su trono se extiende por los cielos y la tierra, y no le fatiga la conserva- El monoteísmo como designio nuclear y programa de lucha
ción de esto.
Él es el Altísimo, el Inmenso» 7 • En el judaísmo, el mono-teísmo estricto, la fe en el Dios uno, que no
reconoce la existencia de ningún otro Dios, sólo consiguió imponerse al
, L.o que aquí se trasluce es un teocentrismo de carácter por completo cabo de siglos. Primero tuvo que hacer frente al poli-teísmo, la fe en una
practico, que debe repercutir en todos los aspectos de la vida tanto indi- multitud de dioses y diosas, todos los cuales son venerados; y luego al
vidual como social: desde la educación a la política y el Estado, pasando heno-teísmo, que presupone la existencia de varios dioses, pero sólo
por la economía, el derecho, la ciencia y el arte. Teocentrisrno, concen- reconoce a «un» dios como autoridad suprema y vinculante (cf. cap. A
tración en Dios .. ., pero ¿existe Dios? Para el musulmán medio, incluso 11,1).
en la actualidad, esta pregunta no es tal: ipor supuesto que existe! Ya en el Junto con su suelo radicular judío, al cristianismo le vino dado desde
Corán -igual que en la Biblia hebrea y en el Nuevo Testamento- la un principio el monoteísmo. Pero difícilmente se puede negar que la
exist.encia de Dios no se demuestra en ninguna parte; más bien, se asu~e creciente equiparación helenista de Cristo Jesús con el Dios uno de Abra-
contmuamente como algo evidente. Pues, desde el principio, Dios da hán (este cambio de paradigma de la cristología y la doctrina de la Trini-
testimonio de sí mismo a los seres humanos a través de su creación y dad, del que la mayoría de cristianos, incluidos muchos teólogos, no es
de todos los fenómenos naturales que son «signos» de su bondad. Dios consciente, lo he expuesto con detalle en otro lugar 9 ) hizo que el mono-
da testimonio de sí mismo, sobre todo, a través de su solicitud por los teísmo cristiano se tornara sospechoso al menos para judíos y judeocris-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

- islam, escrito, por así decir, con minúscula, significa la acción de seres humanos y de sus acciones salvíficas en la historia. Dios da, por
someterse a Dios: «Vuestro Dios es un Dios único. iSedle sumisos!» 5 • último, testimonio de sí mismo en especial a través de sus revelaciones a
- .Islam, escrito, por a~í decir, con mayúscula, significa la religión de los profetas. El ser humano no debe teorizar y especular tanto acerca de
qmen~s po:ien ~n práctica tal sumisión a Dios: «Dios atestigua que no Dios mismo. También en el islam existe ciertamente la teología en cuan-
~ay d10s, smo El... La religión, ante Dios, consiste en la sumisión (al- to reflexión científica sobre Dios, pero, en comparación con lo que ocu-
zslam )»6.
rre en el cristianismo, tiene un significado muy secundario. El ser huma-
- En el Corán siempre se alude a los creyentes en Dios corno «musul- no debe respetar, adorar y obedecer a Dios; en el islam, más importante
~anes» ~~a.se.: muslimun; fem.: muslimat), nunca-ni siquiera se bara- que la teología es el derecho religioso, que en todos los asuntos indica al
¡a la posibilidad- como «mahometanos» (el nombre del Profeta sólo es ser humano el recto camino de la obediencia a Dios.
mencionado cuatro veces en el Corán). Al igual que el judaísmo y el cristianismo, el islam es una religión de
La imagen que incluso hoy podría servir corno símbolo típico de los fe: el ser humano no está llamado a encontrarse con Dios por medio de
judíos es el judío piadoso con el rollo de la T orá; de los cristianos, pro- una argumentación racional distanciada, ni en la búsqueda de la unidad
bablemente la celebración de la eucaristía. Pero lo típico de los musul- mística, sino en la fe fiducial (iman = «fe» es usado con ~recuencia en el
manes es la imagen de la oración ritual que los musulmanes realizan en Corán en el mismo sentido que islam 8 ). La fe en el D10s uno es, por
común, todos ellos postrados ante Dios con la frente apoyada en el sue- consiguiente,
lo. En cualquier caso, aquí se hace patente qué es lo central para el is- • el primer y excelso deber de todo musulmán: base y sentido de la
lam: no un nuevo sistema social, ni una ideología política, ni una antro- existencia islámica;
pología, ni siquiera una teología, sino más bien una entrega a Dios de • el fundamento inconmovible de la comunidad musulmana y su siste-
carácter completamente práctico, tal y como se concreta en la oración ma jurídico: el vínculo espiritual de unidad para todos las tribus y los
en la actitud de fe y en determinados ritos y obligaciones. Así, por ejem~ pueblos islámicos; . .
plo, el «versículo del trono» (Azora 2,255), con frecuencia objeto de • el contenido exclusivo de la oración ritual musulmana: Dios, y nadie
representación caligráfica y muy estimado corno inscripción en los dijes más que Dios, es el destinatario de ésta;
para el cuello, reza: • el presupuesto de toda teología musulmana: Dios es único, tanto ha-
«El Dios, no hay dios, sino Él, el Viviente, el Subsistente. cia el exterior (en el mundo) como hacia el interior (en su esencia).
Ni )a somnolencia ni el sueño se apoderarán de Él. Con ello, queda anotado ya un importante atributo divino. Es cierto
A El pertenece cuanto hay en los cielos y en la tierra. que Dios tiene como oiremos más adelante, cien nombres distintos. Pero,
¿Quién intercederá ante El si no es con su permiso? para el islam, ~ue Dios es el Uno, el Único, resulta absolutamente funda-
Sabe lo que está delante y detrás de los hombres, y éstos no abarcan de mental.
su ciencia si no es lo que Él quiere.
Su trono se extiende por los cielos y la tierra, y no le fatiga la conserva- El monoteísmo como designio nuclear y programa de lucha
ción de esto.
Él es el Altísimo, el Inmenso» 7 • En el judaísmo, el mono-teísmo estricto, la fe en el Dios uno, que no
reconoce la existencia de ningún otro Dios, sólo consiguió imponerse al
, L.o que aquí se trasluce es un teocentrismo de carácter por completo cabo de siglos. Primero tuvo que hacer frente al poli-teísmo, la fe en una
practico, que debe repercutir en todos los aspectos de la vida tanto indi- multitud de dioses y diosas, todos los cuales son venerados; y luego al
vidual como social: desde la educación a la política y el Estado, pasando heno-teísmo, que presupone la existencia de varios dioses, pero sólo
por la economía, el derecho, la ciencia y el arte. Teocentrisrno, concen- reconoce a «un» dios como autoridad suprema y vinculante (cf. cap. A
tración en Dios .. ., pero ¿existe Dios? Para el musulmán medio, incluso 11,1).
en la actualidad, esta pregunta no es tal: ipor supuesto que existe! Ya en el Junto con su suelo radicular judío, al cristianismo le vino dado desde
Corán -igual que en la Biblia hebrea y en el Nuevo Testamento- la un principio el monoteísmo. Pero difícilmente se puede negar que la
exist.encia de Dios no se demuestra en ninguna parte; más bien, se asu~e creciente equiparación helenista de Cristo Jesús con el Dios uno de Abra-
contmuamente como algo evidente. Pues, desde el principio, Dios da hán (este cambio de paradigma de la cristología y la doctrina de la Trini-
testimonio de sí mismo a los seres humanos a través de su creación y dad, del que la mayoría de cristianos, incluidos muchos teólogos, no es
de todos los fenómenos naturales que son «signos» de su bondad. Dios consciente, lo he expuesto con detalle en otro lugar 9 ) hizo que el mono-
da testimonio de sí mismo, sobre todo, a través de su solicitud por los teísmo cristiano se tornara sospechoso al menos para judíos y judeocris-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

tianos. Un Dios en dos, incluso tres «personas»: ¿hasta qué punto se «Di: "Él es Dios, es único,
trata todavía de un solo Dios? Dios, el solo.
En el islam, el monoteísmo estricto es verdaderamente designio nu- No ha engendrado ni ha sido engendrado,
clear y programa de lucha: iun único Dios sin par y sin acompañante y no tiene a nadie por igual"».
alguno! Así, se afirma en el Corán: «Ni junto a Él hay Dios alguno. Si así
fuera, cada dios se iría con lo que hubiese creado, y tal vez unos estuvie- El lado negativo de esta positiva confesión de fe es e~ r~c}iazo -:de
sen por encima de otros» 1º. Si existieran varios dioses, rivalizarían entre intención por completo polémica- d~l sirk, d~ l_a «aSO~taClOn» a P.l?S
ellos y se disputarían esferas de influencia. Por ello, la lucha del Profeta de cualquier otro ser. De ahí que en el islam se hiciera mas tarde opm10n
se dirige primero contra el verdadero politeísmo, tal y como se hallaba generalizada que el único :pecado que ev~cluye a un~ p~:sona de la comu-
extendido en especial entre los nómadas árabes, quienes desde tiempos nidad musulmana es precisamente el szrk, la asociaoor_i: la peor f_orma
inmemoriales aceptaban la existencia de toda una serie de dioses con de «incredulidad o infidelidad» (kufr). Pues, caso de afirmar la existen-
más o menos el mismo rango (fuerzas de la naturaleza, príncipes triba- cia de un socio (sarzk) de Dios, el musulmán se convertiría en un _<<asocia-
les). Pero poco a poco se va orientando también contra aquella forma dor» un (musrik) «politeísta»: el «infiel» (kafir) por antonomasia.
especial de henoteísmo dominante sobre todo en la región de La Meca fastá dicho esto contra los cristianos? Lo cierto es que todos estos
según la cual Allah era el dios supremo, pero, subordinados a Él, existía¿ versículos del Corán contra la asociación se dirigen en primer lugar coi:i-
otros seres divinos: intercesores de toda clase ante el dios altísimo, ánge- tra los politeístas y henoteístas árabes, y no contra los ~r~stianos. Y, ~m
les, espíritus o incluso las «hijas de Dios», de las cuales una llevaba el embargo, ya el propio Corán los aplica también a los cri~tianos. El califa
nombre femenino correspondiente a Allah, esto es, Allat. Como luego omeya 'Abd al-Malik hará grabar tales p~labras en las pr~meras monedas
vere1:11os, a estas «hijas de Dios» les correspondía un papel específico en de plata y oro acuñadas con leyenda en arabe y ordenara que sean ,colo-
lo atmgente al centro de peregrinación que era La Meca y, en concreto, cadas a modo de inscripción en la Cúpula de la Roca en Jerusalen. (la
a la Ka'ba. réplica islámica a la cristiana iglesia d~l santo Sepulcro). Pue~ el Cristo
Es contra estas divinidades secundarias, sean del tipo que fueren, de la cristología helenística ¿no es eqmparado to,talmente a D10s (<~de la
contra las que se dirige el primer artículo de la binomial confesión de fe misma naturaleza») y, por tanto, «asociado» a El? No contra Jesus e~
islámica, que, formulado más precisamente, diría: «No hay divinidad cuanto Mesías pero sí contra su equiparación con Dios, protesta enérgi-
(ilah) sino el Dios (Allah)». Allah es una contracción de al- ilah (la divini- '
camente el Corán: «Dicen: "Dios ha ad optad o un H i¡o.. " . 1ºL oad o sea.'
dad): no. es un nombre propio como Zeus, sino un apelativo como theós, iNo! A Él pertenece todo cuanto hay en los cielos y en la tierra. T~~o le
Deus, Dzeu, y, por tanto, debe traducirse como «Dios». La palabraAlla.h adora»B. O bien: «Son infieles quienes dicen: "Dios es el Mesías, hi¡o de
conoce también un plural (como el término hebreo para Dios el, cuyo María" ... Son infieles quienes dicen: "Dios es el tercer? de una ~rí~da" ·
plural es elohzm), pero aliha sólo se emplea para designar a los dioses de No hay dios, sino un Dios único» 14 • Según esto, ~am~ién los cristianos
los paganos, nunca en referencia al Dios uno y verdadero. Por otra par- son tenidos por «asociadores», y habrá que est~d~ar si es verdad que _el
te, los musulmanes -a diferencia de los judíos, quienes sólo tardíamen- Corán sencillamente malinterpreta el dogma cristiano, como suele afir-
te comenzaron a evitar, por respeto, el nombre «Yahvé»- no tienen el marse por parte cristiana (cf. cap. D IV, 2).
más mínimo problema en pronunciar directamente el nombre Allah. Al En cualquier caso, nada tiene de e~traño q~e, aunque_ nunca sea
contrario, todo el uso que se haga de él será poco; de ahí que, incluso en nombrada de forma explícita en el Coran, la umdad (taubzd) se haya
la actualidad, aparezca en todo tipo de nombres como Abd-allah («sier- convertido en una de las palabras programáticas del islam: la fe en el
vo de Alá») o en expresiones como in sa'a llah («si Dios quiere»), de uso Dios uno y único constituye algo así como el articulus stan_tis ve! caden-
frec~e~te en_ el día a. día. Incluso quien no sabe nada de árabe puede tis Islamismi: la fe de la que el islam depende para su existencia. Y no
p_erc1bir ~l v1gor?so t1!1'1bre sonoro de la profesión de fe «No hay dios dejarán de surgir movimientos islámico~ de renov_ación que ha_g~n de la
smo el D10s»: la zlaha zlla llah. Ya en el Corán aparece exactamente así 11 ; palabra «unidad» su bandera. Ahora bien, la umda~ y la umcidad de
en él se encuentran con frecuencia otras formulaciones análogas, tales Dios vienen acompañadas, por supuesto, de otros atributos, sobre todo
como «Vuestro Dios es único» 12 • La unicidad de Dios recibe su enuncia- su eternidad y su inmensidad). Sin embarg?, ~~s importantes para ~l
ción clásica en la breve Azora 112, que los musulmanes recitan a menu- islam podrían ser otros dos atributos, cuyo sigmfic~do p~sa~~s a consi-
do y que lleva por título «La fe sin reservas»": derar con más detenimiento: la omnipotencia y la ¡ustioa divmas.
«El culto», en la traducción castellana de J. Vernet.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

tianos. Un Dios en dos, incluso tres «personas»: ¿hasta qué punto se «Di: "Él es Dios, es único,
trata todavía de un solo Dios? Dios, el solo.
En el islam, el monoteísmo estricto es verdaderamente designio nu- No ha engendrado ni ha sido engendrado,
clear y programa de lucha: iun único Dios sin par y sin acompañante y no tiene a nadie por igual"».
alguno! Así, se afirma en el Corán: «Ni junto a Él hay Dios alguno. Si así
fuera, cada dios se iría con lo que hubiese creado, y tal vez unos estuvie- El lado negativo de esta positiva confesión de fe es e~ r~c}iazo -:de
sen por encima de otros» 1º. Si existieran varios dioses, rivalizarían entre intención por completo polémica- d~l sirk, d~ l_a «aSO~taClOn» a P.l?S
ellos y se disputarían esferas de influencia. Por ello, la lucha del Profeta de cualquier otro ser. De ahí que en el islam se hiciera mas tarde opm10n
se dirige primero contra el verdadero politeísmo, tal y como se hallaba generalizada que el único :pecado que ev~cluye a un~ p~:sona de la comu-
extendido en especial entre los nómadas árabes, quienes desde tiempos nidad musulmana es precisamente el szrk, la asociaoor_i: la peor f_orma
inmemoriales aceptaban la existencia de toda una serie de dioses con de «incredulidad o infidelidad» (kufr). Pues, caso de afirmar la existen-
más o menos el mismo rango (fuerzas de la naturaleza, príncipes triba- cia de un socio (sarzk) de Dios, el musulmán se convertiría en un _<<asocia-
les). Pero poco a poco se va orientando también contra aquella forma dor» un (musrik) «politeísta»: el «infiel» (kafir) por antonomasia.
especial de henoteísmo dominante sobre todo en la región de La Meca fastá dicho esto contra los cristianos? Lo cierto es que todos estos
según la cual Allah era el dios supremo, pero, subordinados a Él, existía¿ versículos del Corán contra la asociación se dirigen en primer lugar coi:i-
otros seres divinos: intercesores de toda clase ante el dios altísimo, ánge- tra los politeístas y henoteístas árabes, y no contra los ~r~stianos. Y, ~m
les, espíritus o incluso las «hijas de Dios», de las cuales una llevaba el embargo, ya el propio Corán los aplica también a los cri~tianos. El califa
nombre femenino correspondiente a Allah, esto es, Allat. Como luego omeya 'Abd al-Malik hará grabar tales p~labras en las pr~meras monedas
vere1:11os, a estas «hijas de Dios» les correspondía un papel específico en de plata y oro acuñadas con leyenda en arabe y ordenara que sean ,colo-
lo atmgente al centro de peregrinación que era La Meca y, en concreto, cadas a modo de inscripción en la Cúpula de la Roca en Jerusalen. (la
a la Ka'ba. réplica islámica a la cristiana iglesia d~l santo Sepulcro). Pue~ el Cristo
Es contra estas divinidades secundarias, sean del tipo que fueren, de la cristología helenística ¿no es eqmparado to,talmente a D10s (<~de la
contra las que se dirige el primer artículo de la binomial confesión de fe misma naturaleza») y, por tanto, «asociado» a El? No contra Jesus e~
islámica, que, formulado más precisamente, diría: «No hay divinidad cuanto Mesías pero sí contra su equiparación con Dios, protesta enérgi-
(ilah) sino el Dios (Allah)». Allah es una contracción de al- ilah (la divini- '
camente el Corán: «Dicen: "Dios ha ad optad o un H i¡o.. " . 1ºL oad o sea.'
dad): no. es un nombre propio como Zeus, sino un apelativo como theós, iNo! A Él pertenece todo cuanto hay en los cielos y en la tierra. T~~o le
Deus, Dzeu, y, por tanto, debe traducirse como «Dios». La palabraAlla.h adora»B. O bien: «Son infieles quienes dicen: "Dios es el Mesías, hi¡o de
conoce también un plural (como el término hebreo para Dios el, cuyo María" ... Son infieles quienes dicen: "Dios es el tercer? de una ~rí~da" ·
plural es elohzm), pero aliha sólo se emplea para designar a los dioses de No hay dios, sino un Dios único» 14 • Según esto, ~am~ién los cristianos
los paganos, nunca en referencia al Dios uno y verdadero. Por otra par- son tenidos por «asociadores», y habrá que est~d~ar si es verdad que _el
te, los musulmanes -a diferencia de los judíos, quienes sólo tardíamen- Corán sencillamente malinterpreta el dogma cristiano, como suele afir-
te comenzaron a evitar, por respeto, el nombre «Yahvé»- no tienen el marse por parte cristiana (cf. cap. D IV, 2).
más mínimo problema en pronunciar directamente el nombre Allah. Al En cualquier caso, nada tiene de e~traño q~e, aunque_ nunca sea
contrario, todo el uso que se haga de él será poco; de ahí que, incluso en nombrada de forma explícita en el Coran, la umdad (taubzd) se haya
la actualidad, aparezca en todo tipo de nombres como Abd-allah («sier- convertido en una de las palabras programáticas del islam: la fe en el
vo de Alá») o en expresiones como in sa'a llah («si Dios quiere»), de uso Dios uno y único constituye algo así como el articulus stan_tis ve! caden-
frec~e~te en_ el día a. día. Incluso quien no sabe nada de árabe puede tis Islamismi: la fe de la que el islam depende para su existencia. Y no
p_erc1bir ~l v1gor?so t1!1'1bre sonoro de la profesión de fe «No hay dios dejarán de surgir movimientos islámico~ de renov_ación que ha_g~n de la
smo el D10s»: la zlaha zlla llah. Ya en el Corán aparece exactamente así 11 ; palabra «unidad» su bandera. Ahora bien, la umda~ y la umcidad de
en él se encuentran con frecuencia otras formulaciones análogas, tales Dios vienen acompañadas, por supuesto, de otros atributos, sobre todo
como «Vuestro Dios es único» 12 • La unicidad de Dios recibe su enuncia- su eternidad y su inmensidad). Sin embarg?, ~~s importantes para ~l
ción clásica en la breve Azora 112, que los musulmanes recitan a menu- islam podrían ser otros dos atributos, cuyo sigmfic~do p~sa~~s a consi-
do y que lleva por título «La fe sin reservas»": derar con más detenimiento: la omnipotencia y la ¡ustioa divmas.
«El culto», en la traducción castellana de J. Vernet.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL

1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

La creación del mundo y del ser humano antigua del Corán y que lleva por título «El embrión», muestra hasta qué
punto se halla interesado el Corán en el poder creador de Dios en el
Si hay una frase árabe que, gracias a los medios de comunicación resulte presente: «iPredica en el nombre de tu Señor, el que te ha creado! Ha
familiar incluso a los no árabes y a los no musulmanes ésa es sÍn duda creado al hombre de un embrión [coágulo]» 24 . Dios crea a todos y cada
l~ exclamación Alta.hu akbar. Se suele traducir como ;Dios ;s grande»'. uno de los seres humanos y suscita cada nuevo estadio de desarrollo
Sm embargo, según lo que esta frase da a entender, Dios no sólo es (esperma - embrión - feto - huesos - carne) 25 . Así pues, el mun~o y el
«~~ande» . Alta.hu akbar es un superlativo absoluto, que literalmente sig- ser humano son continuamente recreados y conservados por D10s. El
mfica «Dios es el más grande» .. ., grande en general, en todos los senti- hombre se ve urgido así a la fe y al agradecimiento, y algún día Dios le
dos, ~ie manera absoluta. Nada se le asemeja, nada puede ser comparado pedirá cuentas. Con la vida, al ser humano le es ofrecida una oportuni-
con EL
dad única y, por eso mismo, irrepetible, que puede aprovechar o mal~as­
~~ grandeza _de Dios cobra expresión en su omnipotencia, y ésta se tar. Como ocurre en toda la cuenca religiosa próximo-oriental-semítica,
mamfiesta en pnmer lugar en su creación. Ni aun aunando sus esfuer- y a diferencia de las religiones de origen indio, en el islam no hay ni
zos podrían crear los supuestos dioses de los paganos siquiera una mos- asomo de la idea de un ciclo de reencarnaciones en la tierra.
ca 15. Pero All~h, el Dios uno, es el Creador del cielo y la tierra, así como Con ello queda ya dicho cuál es el objetivo al que responde la crea-
de cuai:ito ~xiste entre ~n;ibo_s. El mundo entero es obra divina. Al igual ción del ser humano. Es creado para ser siervo de Dios: «No he creado a
que el Judaismo y el c_n_stiamsmo, tampoco el islam reconoce -a pesar los genios y a los humanos más que para que me sirvan» 26 . Servicio a
de_ la_ f~ en seres ~spmtuale~, ~n?eles y demonios- ningún segundo Dios: he ahí, por así decir, el principio fundamental de la antropología
pnncip10 creador Junto al pnncip10 bueno, ningún dualismo de un mal islámica: «Todos aquellos que están en los cielos y en la tierra vienen,
Y un bien originarios. Antes bien, el Dios uno y único es el Creador de como servidores, al Clemente>P. Tanto por lo que atañe al Corán como
todo: «Responde: "Dios es el Creador de toda cosa. Él es el Único, el a la Biblia, es importante no malinterpretar la palabra «servidor» o «sier-
Invencible"» 16.
vo». Pues la voz árabe 'abd, al ser vinculada con altah: 'abd altah, se
De manera análoga a como en la Biblia hebrea se afirma del acto convierte en una caracterización sumamente positiva: servidor, siervo,
creador de Dios: «Dijo Dios: "Que exista la luz". Y la luz existió»17 en el no de un ser humano, lo que priva de libertad, sino de Dios y, por ende,
Corán puede leerse «Él es Quien da la vida y hace morir. Cuando clecide libre y detentador de un puesto de dignidad en la creación. En efecto, es
un asunto, solamente le dice: "Sé", y es» 18 . Pero precisamente este versí- precisamente ahí donde también se apoya la paradójic~ máxima ai:itro-
culo, del que ~xisten numerosos paralelos, muestra que la perspectiva pológica del Corán de que el ser humano, a la vez que siervo, es el ¡altfa
del Corán es diferente. La Biblia siente un interés sumo por el comienzo de Dios, su «sucesor», su «vicario», su «representante en la tierra» 28 . Pero
de la creación; el Corán, más bien por su continuación y su persistencia: ¿qué relación existe entre Dios y el ser humano?
por el poder creador de Dios en la actualidad. Dios no sólo ha creado el
mundo, sino que lo conserva todo el tiempo que desea. Superioridad de Dios ... ¿y responsabilidad del ser humano?
A veces, los musulmanes aseveran que el Corán no dice nada acerca
de u~a obra creadora de seis días y no da, por tanto, pábulo a ningún ¿No hay tanto en la Biblia como en el Corán afirmaciones que en reali-
conflicto con la ciencia moderna. Sin embargo, en el Corán también se dad presentan la omnipotencia divina como superioridad de Dios_, a la
afirma: «Dios es Quien ha creado los cielos, la tierra y lo que entre am- que el ser humano parece hallarse sometido sin más? Según tales afirma-
bos ~ay, en seis_ días. Luego se col~:>c? sobre el Trono (para regir el mun- ciones, foo está el ser humano tan totalmente subordinado a la voluntad
do)» . Pero, mientras que en la Biblia la «obra de los seis días» contada de Dios que ya no puede hacer nada al margen de la voluntad divina? En
c~n profusión de detalles, se coloca de forma programática ju~to al co- efecto, foo tiene uno la impresión de que, en el fondo y en la medida en
mienzo, en el Corán es mencionada en medio de otras disquisiciones que el verdadero sujeto de sus acciones es Dios, el ser humano está pre-
con brevedad y casi de pasada 20 • Sólo en un lugar es descrita con alg~ destinado? Así, por ejemplo, Dios es presentado como el auténtico triun-
21
n:ás de detape . El Corán n? ~iene en mucho aprecio la idea del séptimo fador de la batalla de Badr contra los mequíes, acontecida en el año 624:
dia cori:io dia de des~anso divmo, pues el Creador no conoce «fatiga»22; «iCreyentes! No los habéis matado: Dios los ha matado. (Tú, Mul).am-
antes bien, en su calidad de eterno, siempre está ahí para el mundo. mad,) no tiras cuando tiras: Dios es quien tira» 29 . De una fe tal en la
La creación del primer ser humano a partir de barro o de tierra es superioridad de Dios foo parece derivarse como consecuencia que nada
narrada, por lo general, al margen de la obra de los seis días 23 . Precisa- malo puede ocurrirle al ser humano que no sea querido por Dios30 ? Y, de
mente el famoso comienzo de la Azora 96, que es tenida por la más hecho, Mul).ammad, en sus últimos años, cuando algunos se quejaban de

104 105
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

1. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

La creación del mundo y del ser humano antigua del Corán y que lleva por título «El embrión», muestra hasta qué
punto se halla interesado el Corán en el poder creador de Dios en el
Si hay una frase árabe que, gracias a los medios de comunicación resulte presente: «iPredica en el nombre de tu Señor, el que te ha creado! Ha
familiar incluso a los no árabes y a los no musulmanes ésa es sÍn duda creado al hombre de un embrión [coágulo]» 24 . Dios crea a todos y cada
l~ exclamación Alta.hu akbar. Se suele traducir como ;Dios ;s grande»'. uno de los seres humanos y suscita cada nuevo estadio de desarrollo
Sm embargo, según lo que esta frase da a entender, Dios no sólo es (esperma - embrión - feto - huesos - carne) 25 . Así pues, el mun~o y el
«~~ande» . Alta.hu akbar es un superlativo absoluto, que literalmente sig- ser humano son continuamente recreados y conservados por D10s. El
mfica «Dios es el más grande» .. ., grande en general, en todos los senti- hombre se ve urgido así a la fe y al agradecimiento, y algún día Dios le
dos, ~ie manera absoluta. Nada se le asemeja, nada puede ser comparado pedirá cuentas. Con la vida, al ser humano le es ofrecida una oportuni-
con EL
dad única y, por eso mismo, irrepetible, que puede aprovechar o mal~as­
~~ grandeza _de Dios cobra expresión en su omnipotencia, y ésta se tar. Como ocurre en toda la cuenca religiosa próximo-oriental-semítica,
mamfiesta en pnmer lugar en su creación. Ni aun aunando sus esfuer- y a diferencia de las religiones de origen indio, en el islam no hay ni
zos podrían crear los supuestos dioses de los paganos siquiera una mos- asomo de la idea de un ciclo de reencarnaciones en la tierra.
ca 15. Pero All~h, el Dios uno, es el Creador del cielo y la tierra, así como Con ello queda ya dicho cuál es el objetivo al que responde la crea-
de cuai:ito ~xiste entre ~n;ibo_s. El mundo entero es obra divina. Al igual ción del ser humano. Es creado para ser siervo de Dios: «No he creado a
que el Judaismo y el c_n_stiamsmo, tampoco el islam reconoce -a pesar los genios y a los humanos más que para que me sirvan» 26 . Servicio a
de_ la_ f~ en seres ~spmtuale~, ~n?eles y demonios- ningún segundo Dios: he ahí, por así decir, el principio fundamental de la antropología
pnncip10 creador Junto al pnncip10 bueno, ningún dualismo de un mal islámica: «Todos aquellos que están en los cielos y en la tierra vienen,
Y un bien originarios. Antes bien, el Dios uno y único es el Creador de como servidores, al Clemente>P. Tanto por lo que atañe al Corán como
todo: «Responde: "Dios es el Creador de toda cosa. Él es el Único, el a la Biblia, es importante no malinterpretar la palabra «servidor» o «sier-
Invencible"» 16.
vo». Pues la voz árabe 'abd, al ser vinculada con altah: 'abd altah, se
De manera análoga a como en la Biblia hebrea se afirma del acto convierte en una caracterización sumamente positiva: servidor, siervo,
creador de Dios: «Dijo Dios: "Que exista la luz". Y la luz existió»17 en el no de un ser humano, lo que priva de libertad, sino de Dios y, por ende,
Corán puede leerse «Él es Quien da la vida y hace morir. Cuando clecide libre y detentador de un puesto de dignidad en la creación. En efecto, es
un asunto, solamente le dice: "Sé", y es» 18 . Pero precisamente este versí- precisamente ahí donde también se apoya la paradójic~ máxima ai:itro-
culo, del que ~xisten numerosos paralelos, muestra que la perspectiva pológica del Corán de que el ser humano, a la vez que siervo, es el ¡altfa
del Corán es diferente. La Biblia siente un interés sumo por el comienzo de Dios, su «sucesor», su «vicario», su «representante en la tierra» 28 . Pero
de la creación; el Corán, más bien por su continuación y su persistencia: ¿qué relación existe entre Dios y el ser humano?
por el poder creador de Dios en la actualidad. Dios no sólo ha creado el
mundo, sino que lo conserva todo el tiempo que desea. Superioridad de Dios ... ¿y responsabilidad del ser humano?
A veces, los musulmanes aseveran que el Corán no dice nada acerca
de u~a obra creadora de seis días y no da, por tanto, pábulo a ningún ¿No hay tanto en la Biblia como en el Corán afirmaciones que en reali-
conflicto con la ciencia moderna. Sin embargo, en el Corán también se dad presentan la omnipotencia divina como superioridad de Dios_, a la
afirma: «Dios es Quien ha creado los cielos, la tierra y lo que entre am- que el ser humano parece hallarse sometido sin más? Según tales afirma-
bos ~ay, en seis_ días. Luego se col~:>c? sobre el Trono (para regir el mun- ciones, foo está el ser humano tan totalmente subordinado a la voluntad
do)» . Pero, mientras que en la Biblia la «obra de los seis días» contada de Dios que ya no puede hacer nada al margen de la voluntad divina? En
c~n profusión de detalles, se coloca de forma programática ju~to al co- efecto, foo tiene uno la impresión de que, en el fondo y en la medida en
mienzo, en el Corán es mencionada en medio de otras disquisiciones que el verdadero sujeto de sus acciones es Dios, el ser humano está pre-
con brevedad y casi de pasada 20 • Sólo en un lugar es descrita con alg~ destinado? Así, por ejemplo, Dios es presentado como el auténtico triun-
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n:ás de detape . El Corán n? ~iene en mucho aprecio la idea del séptimo fador de la batalla de Badr contra los mequíes, acontecida en el año 624:
dia cori:io dia de des~anso divmo, pues el Creador no conoce «fatiga»22; «iCreyentes! No los habéis matado: Dios los ha matado. (Tú, Mul).am-
antes bien, en su calidad de eterno, siempre está ahí para el mundo. mad,) no tiras cuando tiras: Dios es quien tira» 29 . De una fe tal en la
La creación del primer ser humano a partir de barro o de tierra es superioridad de Dios foo parece derivarse como consecuencia que nada
narrada, por lo general, al margen de la obra de los seis días 23 . Precisa- malo puede ocurrirle al ser humano que no sea querido por Dios30 ? Y, de
mente el famoso comienzo de la Azora 96, que es tenida por la más hecho, Mul).ammad, en sus últimos años, cuando algunos se quejaban de

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l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

oído, «el Clemente, el Misericordioso»; y la mayoría de .las .azor~s son


su desve1:1tura, urge a los cre!'ent~s a afirmar: «No nos acaecerá mas que
proclamadas «en el nombre de Dios, el Cle~en~e, el. Misenco.rd10so».
lo que D10s nos tenga presento: El es nuestro Dueño. iApóyense en Dios
De hecho, ar-rahman, el «Clemente» º.el «Mis.encord10so», casi se c~n­
los creyentes!,,31 •
virtió en una especie de nombre prop10 de D10s, de suerte que_ llego a
¿Tienen razón, por tanto, quienes afirman que el Corán enseña la
existir el peligro de que gente sin muchas luce~, pensara ~ue allah ~ar­
total predestinación? ¿o quienes afirman que, según la concepción mu-
rahman eran dos divinidades distintas 36 • Tambien se malmt.erpretana .la
sulm~?ª' el ser hu~ano no sólo debe a Dios guía, gracia y ayuda, sino
expresión «infinitamente compasivo» si con ella se pretendiera v~r af~r-
tambien la eventualidad de extraviarse y verse abandonado? Considére- da en el Corán la «Compasión universal» o hasta la «apocatastasis»
se el siguiente versículo del Corán: «Si Dios hubiese querido habría he-
{g:iego: apokatástasis tón pánton), esto es, la salvación de todos los se-
cho de vosotros una comunidad única, pero extravía a quien quiere y 37
conduce a quien quiere» 32 • res humanos sin excepción, como insinú.a _Pablo • . _ ,
Pues, según el Corán, el «día ~e! JuIClo» (ya,u~m ad~dm) es ~l «d~a
. Ahora bie1:, en la Bib!ia P1:1ede leerse asimismo que es Dios quie,n del ajuste de cuentas» (yauum al-btsab). En este ultimo dia d,e la hist?na
cie_rra ~l corazon del faraon e mcluso de su propio pueblo 33 ; que es El de la humanidad se abrirán las tumbas y los muertos volveran a la vida.
qmen, ¡unto.ª la luz y la salvación, crea la tiniebla y la perdición34 • Sin
El Dios que ha creado el mundo y que conti1:1~amente lo con~~rva es
embargo, qmen sólo toma en consideración estos versículos bíblicos o
capaz también de hacer realidad la nue,va creaoon y la ,resurrecoon. Por
coráni~os y deduce de ahí la arbitrariedad divina no ha comprendido el
consiguiente, en el Corán, la protologi~ y la esc.atologia aparecen estre-
mensa¡e fund~menta~ del Co.rán de que no existe contradicción alguna
chamente vinculadas entre sí. Esto qmere decir~ en concreto, que, al
ent~~ la ommpotencia de D10s y la responsabilidad del individuo. La
final, toda la humanidad será c?ng~egada ante ~10s. Aunq~e su llegada
acc10n de Dios no es independiente de la fe o la incredulidad de las
no es descrita en ningún pasa¡e, Este aparecera con sus angeles para
?uenas y malas acciones del ser humano: «Pero no extravía ... si~o a los
llevar a cabo la gran separación entre redimidos y c?n?en~d~s.
impíos»35 • En efecto, a la revelación que recibió el profeta Muhammad De modo análogo a lo que ocurre en la apocahptica ¡udía y en los
pertei;ece también, sin duda alguna, la amenaza de que cada .persona
apocalipsis del Nuevo Testamento, esta con~regación ~e to~os los seres
tendra q~e responder de sí en el Juicio final y será castigada por sus humanos ante Dios, Juez y Consumador umversal, es imagmada como
malas acc10nes. De ello nos ocuparemos enseguida.
un gran juicio final. Viene preludiada por un clamor de trompas ~ trom-
De momento, será suficiente con la siguiente constatación: de ma-
petas y por catástrofes cósmicas: mares que se desb~rdan, montanas que
nera análoga a lo que ocurre en la Biblia, en el Corán las afirmaciones
se desploman, eclipse solar, estrellas que caen del oe~o • Luego, .apare-
38

sobre. la 01_nnipot~?cia divi.na y la responsabilidad humana se yuxtapo- ce el Juez justo, que hace abrir para cada persona el Libr~ de la Vida, en
nen sm i:nas relac10n; en mngún lugar se contrapesan unas a otras. Por el que se hallan registradas todas las buen~s y mala.s acoon,es. Su vere-
ello, los ~ntérpretes ha.blan de ~os verdades complementarias que han de dicto es emitido con imparcialidad y exactitud: nadie tendra que ca~gar
ser conside.r~das con. igual senedad; dos verdades que en ningún lugar con los pecados de otro. Ni en el Corá~ .n.i en los discurso: evangéhc<;>s
son rec~n~ihadas rac10nalmente y que ofrecerán a la posterior teología, sobre el Juicio final se menciona la posibilidad de que, en este, la graoa
t~nto cnsti~na como mi:~ulmana, mat~rial para intensas y prolongadas
prevalezca sobre el derecho. Los buenos (los fieles) son ac<;>gi?os en la
di~p.utas, asi coi:no ?~asi<?n. para soluc10nes bien diferentes a la proble-
bienaventuranza eterna, en el paraíso; pero los malos (los m.fieles). :n-
matica «prede~tmac10n divma - autodeterminación del ser humano» (cf. tran en la condenación eterna, en el infierno. Se trata de una ~ISyunc10n:
cap. C II, 7). Sm embargo, esto sólo se entiende en toda su trascendencia no existe un estado intermedio39 • En el Corán, tanto el paraiso como el
cuando, junto a las afirmaciones coránicas sobre el Creador omnipoten-
te y la responsabilid.ad del ser humano, se toma buena nota de las que infierno son descritos de forma muy concreta.
versan sobre el Juez ¡usto y el destino definitivo del ser humano. Por eso,
ahora, una vez c~nsiderada la protol?gía -la doctrina de las «primeras Imágenes concretas del paraíso y del infierno
cosas»- del Coran, pasamos a exammar su escatología esto es la doc- Mientras que las posteriores paráfrasis cristianas de la bienaventuranza
trina de las «últimas cosas». ' ' eterna pueden parecer demasiado espirituales y sobrenaturale~, las des-
cripciones del Corán son sensuales en grado s~mo ..No faltan oert:men-
El Juicio final y el destino definitivo del ser humano te afirmaciones sobre la visión beatífica de D10s, m sobre el per~on Y la
paz, pero son muy adustas y marginale~40 , .ªl menos en c~mparación con
Dios no sólo es el Todopoderoso, sino también el «infinitamente com- las extraordinariamente gráficas descnpc10nes del para1so, que rebosa
pasivo>>. Ya en la azora inaugural, a Dios se le denomina, como hemos

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l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

oído, «el Clemente, el Misericordioso»; y la mayoría de .las .azor~s son


su desve1:1tura, urge a los cre!'ent~s a afirmar: «No nos acaecerá mas que
proclamadas «en el nombre de Dios, el Cle~en~e, el. Misenco.rd10so».
lo que D10s nos tenga presento: El es nuestro Dueño. iApóyense en Dios
De hecho, ar-rahman, el «Clemente» º.el «Mis.encord10so», casi se c~n­
los creyentes!,,31 •
virtió en una especie de nombre prop10 de D10s, de suerte que_ llego a
¿Tienen razón, por tanto, quienes afirman que el Corán enseña la
existir el peligro de que gente sin muchas luce~, pensara ~ue allah ~ar­
total predestinación? ¿o quienes afirman que, según la concepción mu-
rahman eran dos divinidades distintas 36 • Tambien se malmt.erpretana .la
sulm~?ª' el ser hu~ano no sólo debe a Dios guía, gracia y ayuda, sino
expresión «infinitamente compasivo» si con ella se pretendiera v~r af~r-
tambien la eventualidad de extraviarse y verse abandonado? Considére- da en el Corán la «Compasión universal» o hasta la «apocatastasis»
se el siguiente versículo del Corán: «Si Dios hubiese querido habría he-
{g:iego: apokatástasis tón pánton), esto es, la salvación de todos los se-
cho de vosotros una comunidad única, pero extravía a quien quiere y 37
conduce a quien quiere» 32 • res humanos sin excepción, como insinú.a _Pablo • . _ ,
Pues, según el Corán, el «día ~e! JuIClo» (ya,u~m ad~dm) es ~l «d~a
. Ahora bie1:, en la Bib!ia P1:1ede leerse asimismo que es Dios quie,n del ajuste de cuentas» (yauum al-btsab). En este ultimo dia d,e la hist?na
cie_rra ~l corazon del faraon e mcluso de su propio pueblo 33 ; que es El de la humanidad se abrirán las tumbas y los muertos volveran a la vida.
qmen, ¡unto.ª la luz y la salvación, crea la tiniebla y la perdición34 • Sin
El Dios que ha creado el mundo y que conti1:1~amente lo con~~rva es
embargo, qmen sólo toma en consideración estos versículos bíblicos o
capaz también de hacer realidad la nue,va creaoon y la ,resurrecoon. Por
coráni~os y deduce de ahí la arbitrariedad divina no ha comprendido el
consiguiente, en el Corán, la protologi~ y la esc.atologia aparecen estre-
mensa¡e fund~menta~ del Co.rán de que no existe contradicción alguna
chamente vinculadas entre sí. Esto qmere decir~ en concreto, que, al
ent~~ la ommpotencia de D10s y la responsabilidad del individuo. La
final, toda la humanidad será c?ng~egada ante ~10s. Aunq~e su llegada
acc10n de Dios no es independiente de la fe o la incredulidad de las
no es descrita en ningún pasa¡e, Este aparecera con sus angeles para
?uenas y malas acciones del ser humano: «Pero no extravía ... si~o a los
llevar a cabo la gran separación entre redimidos y c?n?en~d~s.
impíos»35 • En efecto, a la revelación que recibió el profeta Muhammad De modo análogo a lo que ocurre en la apocahptica ¡udía y en los
pertei;ece también, sin duda alguna, la amenaza de que cada .persona
apocalipsis del Nuevo Testamento, esta con~regación ~e to~os los seres
tendra q~e responder de sí en el Juicio final y será castigada por sus humanos ante Dios, Juez y Consumador umversal, es imagmada como
malas acc10nes. De ello nos ocuparemos enseguida.
un gran juicio final. Viene preludiada por un clamor de trompas ~ trom-
De momento, será suficiente con la siguiente constatación: de ma-
petas y por catástrofes cósmicas: mares que se desb~rdan, montanas que
nera análoga a lo que ocurre en la Biblia, en el Corán las afirmaciones
se desploman, eclipse solar, estrellas que caen del oe~o • Luego, .apare-
38

sobre. la 01_nnipot~?cia divi.na y la responsabilidad humana se yuxtapo- ce el Juez justo, que hace abrir para cada persona el Libr~ de la Vida, en
nen sm i:nas relac10n; en mngún lugar se contrapesan unas a otras. Por el que se hallan registradas todas las buen~s y mala.s acoon,es. Su vere-
ello, los ~ntérpretes ha.blan de ~os verdades complementarias que han de dicto es emitido con imparcialidad y exactitud: nadie tendra que ca~gar
ser conside.r~das con. igual senedad; dos verdades que en ningún lugar con los pecados de otro. Ni en el Corá~ .n.i en los discurso: evangéhc<;>s
son rec~n~ihadas rac10nalmente y que ofrecerán a la posterior teología, sobre el Juicio final se menciona la posibilidad de que, en este, la graoa
t~nto cnsti~na como mi:~ulmana, mat~rial para intensas y prolongadas
prevalezca sobre el derecho. Los buenos (los fieles) son ac<;>gi?os en la
di~p.utas, asi coi:no ?~asi<?n. para soluc10nes bien diferentes a la proble-
bienaventuranza eterna, en el paraíso; pero los malos (los m.fieles). :n-
matica «prede~tmac10n divma - autodeterminación del ser humano» (cf. tran en la condenación eterna, en el infierno. Se trata de una ~ISyunc10n:
cap. C II, 7). Sm embargo, esto sólo se entiende en toda su trascendencia no existe un estado intermedio39 • En el Corán, tanto el paraiso como el
cuando, junto a las afirmaciones coránicas sobre el Creador omnipoten-
te y la responsabilid.ad del ser humano, se toma buena nota de las que infierno son descritos de forma muy concreta.
versan sobre el Juez ¡usto y el destino definitivo del ser humano. Por eso,
ahora, una vez c~nsiderada la protol?gía -la doctrina de las «primeras Imágenes concretas del paraíso y del infierno
cosas»- del Coran, pasamos a exammar su escatología esto es la doc- Mientras que las posteriores paráfrasis cristianas de la bienaventuranza
trina de las «últimas cosas». ' ' eterna pueden parecer demasiado espirituales y sobrenaturale~, las des-
cripciones del Corán son sensuales en grado s~mo ..No faltan oert:men-
El Juicio final y el destino definitivo del ser humano te afirmaciones sobre la visión beatífica de D10s, m sobre el per~on Y la
paz, pero son muy adustas y marginale~40 , .ªl menos en c~mparación con
Dios no sólo es el Todopoderoso, sino también el «infinitamente com- las extraordinariamente gráficas descnpc10nes del para1so, que rebosa
pasivo>>. Ya en la azora inaugural, a Dios se le denomina, como hemos

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l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

d~ terrena,bienav~nturanza. Pues, en el «jardín de los deleites» (el «jar- inmutable. No se trata de ningún «Motor inmóvil» (Aristóteles), sino,
dm del Eden» )., ~l ¡usto se le hace, con la complacencia de Dios, partícipe como en la Biblia, de un Dios vivo con el que es posible entrar en diálogo.
de la «gran felicidad»: una vida llena de puro disfrute sensual de divanes
a.domados c~n piedras preciosas, deliciosos manjares, arroyos de aguas Los más hermosos nombres de Dios
siempre límpidas, leche con cristalina miel e incluso vino riquísimo, es-
cancia~o por efebos eternamente jóvenes. Los bienaventurados pueden «Dios tiene los nombres más bellos», se afirma en el Corán 49 . Según la
gozar mcluso de l~ compañía de encantadoras vírgenes del paraíso, que posterior tradición pía, Dios tiene cien nombres, noventa y nueve de los
nunca antes han sido tocadas («los casaremos con mujeres de ojos rasga- cuales son conocidos por los seres humanos. El último, el que hace el
dos»)41.
número cien, les ha sido ocultado. Éste no lo conoce más que el propio
Todas estas afirmaciones -las que atañen a las huríes han desperta- Dios. El ser de Dios desborda la humana capacidad de reflexión y espe-
do, co~o es natural, especial interés entre los estudiosos de ayer y de culación. Aquí -y sólo aquí- radica, según la fe islámica, el gran miste-
hoy- cpueden ser entendidas simbólicamente al modo de las parábolas rio: no en unos «misterios» dogmáticos contrarios a la razón (como pue-
del Nuevo. Testamento, .donde se habla asimismo del alegre festín a cele- da ser la compatibilidad de unidad y trinidad), sino en la transcendencia
brar con vmo nuevo al fmal de los tiempos 42 o del convite de bodas43, del de Dios, la cual, antes que invitar a la especulación, demanda respeto. Se
gran banquete al que todos estamos invitados 44 ? Muchos de los islámi- trata de una transcendencia sin reservas, pues la superioridad de Dios
cos «guerreros de ~ios» de nuestros días se las toman, sin duda, al pie de con respecto al mundo es absoluta.
la letra. En cualqmer caso, las descripciones coránicas del paraíso son De ahí que el Corán, a diferencia de la Biblia, nunca se refiera al ser
ir_nágenes -todayía,no seducidas por la palidez del concepto- para sus- humano como «imagen y semejanza» de Dios50 , ni nunca desarrolle ex-
Citar esperanza, imagenes que expresan los más profundos anhelos del plícitamente el tema de una «alianza» (mítaq) entr~ Dios y el ser huma-
corazón humano y reflejan incluso intensas relaciones humanas. De las no. Allí donde tal idea resuena, ha de ser entendida como un «deber»
discusiones de los teólogos a este respecto informaremos más adelante asumido por el ser humano 51 . Sobre todo, desde la perspectiva del Co-
(cf. cap. C II, 7).
rán no cabe hablar de una «autocomunicación» y, mucho ,menos, de una
No menos concretas son las descripciones del infierno, al que, por lo «encarnación» de Dios, sino «sólo» de la revelación que El nos hace del
gener~l, se alude co;no «fuego» (an-nar), a veces también como «gehe- «Camino adecuado» para nosotros. Los seres humanos pueden adorar a
na» ~yahannam: prestamo del hebreo o el etíope). Existen elocuentes Dios: es algo que les está permitido; más aún, algo que deben hacer.
pa~a¡es sobre los tormentos de los condenados, a quienes «el calor del Pero, en el fondo, nunca llegarán a conocer a Dios tal y como es en sí
mfierno les chamusca la piel» 45 y para quienes hay preparada una comi- mismo. Aun cuando pueden aplicar a Dios los conceptos revelados, los
~a «que (d:l as~o) se atr~ganta» 46 . Sobre todo, tendrán que comer del seres humanos no saben cuál es el significado que éstos, aplicados a Dios,
arbol zaqqum, bien conoCido en Arabia, cuyo fruto es «como metal fun- tienen en verdad. No obstante, tales conceptos expresan la abundancia
dido» y «hervirá en sus vientres como agua caliente» 47 . de los atributos divinos y están omnipresentes en la vida cotidiana de los
En el Corán, la condenación es inequívocamente una condenación musulmanes, tanto en los nombres de las personas como en la caligrafía.
e.terna. De una intercesión de Mubammad en el Juicio a favor de los Asimismo, con muchos de estos nombres se dirigen los creyentes de
fieles, que él podría salvar del fuego del infierno (un importante tema de forma directa a Dios. El Corán -aunque en él es Dios mismo quien
l~ tradición poste:ior),_ n~ se habla todavía en el Corán. Los ruegos no habla- contiene también plegarias directas 52 , esto es, palabras dirigidas
sirven de nada. D10s distnbuye salvación y condena de acuerdo con los a Dios, al «Señor» (rabb 53 ) o, con menor frecuencia, a «Dios» (allahum-
ante~ed~ntes de cada persona. Y, sin embargo, el Corán se aferra a una ma54). Es cierto que en el Corán no existe ninguna oración ejemplar
con;icción. f~i;idamental; de ahí que, también en él, la pregunta por el como el «padrenuestro» del Nuevo Testamento. En principio, la aplica-
destmo defmltlvo de los condenados quede al final en cierto modo abierta: ción del nombre «padre» a Dios se evita rigurosamente, pues podría
Dios es iU:p.r~visible -el mejor de los «Íntrigantes» 48- y siempre se implicar una referencia a supuestos hijos e hijas de Dios. Y, sin embargo,
reserva el ¡mc10.
según el Corán, Dios posee sin duda atributos como la bondad y la mise-
. Esto quiere decir que Dios, a pesar de todas sus revelaciones, sigue ricordia, que, desde la perspectiva de la Biblia, bien podrían ser caracte-
siendo el Impene~~able; y, ~ pe~~r de todos los signos milagrosos y pará- rizados de «paternales». En efecto, la misericordia (ra/:Jma) es un atribi:-
bolas de su c:eac10n, el Emgmatico. En efecto, en su superioridad, Dios to de Dios tan fundamental como la justicia ('adl). Este Dios no se de¡a
permane~e, distante .del mundo, aunque, a diferencia de lo que afirman someter de ninguno modo al marco de interpretación (luterano) «ley»
algunos filosofas gnegos, en modo alguno es solitario, imperturbable, (Dios exigente) y evangelio (Dios agraciante). El Dios del Corán, con su

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

d~ terrena,bienav~nturanza. Pues, en el «jardín de los deleites» (el «jar- inmutable. No se trata de ningún «Motor inmóvil» (Aristóteles), sino,
dm del Eden» )., ~l ¡usto se le hace, con la complacencia de Dios, partícipe como en la Biblia, de un Dios vivo con el que es posible entrar en diálogo.
de la «gran felicidad»: una vida llena de puro disfrute sensual de divanes
a.domados c~n piedras preciosas, deliciosos manjares, arroyos de aguas Los más hermosos nombres de Dios
siempre límpidas, leche con cristalina miel e incluso vino riquísimo, es-
cancia~o por efebos eternamente jóvenes. Los bienaventurados pueden «Dios tiene los nombres más bellos», se afirma en el Corán 49 . Según la
gozar mcluso de l~ compañía de encantadoras vírgenes del paraíso, que posterior tradición pía, Dios tiene cien nombres, noventa y nueve de los
nunca antes han sido tocadas («los casaremos con mujeres de ojos rasga- cuales son conocidos por los seres humanos. El último, el que hace el
dos»)41.
número cien, les ha sido ocultado. Éste no lo conoce más que el propio
Todas estas afirmaciones -las que atañen a las huríes han desperta- Dios. El ser de Dios desborda la humana capacidad de reflexión y espe-
do, co~o es natural, especial interés entre los estudiosos de ayer y de culación. Aquí -y sólo aquí- radica, según la fe islámica, el gran miste-
hoy- cpueden ser entendidas simbólicamente al modo de las parábolas rio: no en unos «misterios» dogmáticos contrarios a la razón (como pue-
del Nuevo. Testamento, .donde se habla asimismo del alegre festín a cele- da ser la compatibilidad de unidad y trinidad), sino en la transcendencia
brar con vmo nuevo al fmal de los tiempos 42 o del convite de bodas43, del de Dios, la cual, antes que invitar a la especulación, demanda respeto. Se
gran banquete al que todos estamos invitados 44 ? Muchos de los islámi- trata de una transcendencia sin reservas, pues la superioridad de Dios
cos «guerreros de ~ios» de nuestros días se las toman, sin duda, al pie de con respecto al mundo es absoluta.
la letra. En cualqmer caso, las descripciones coránicas del paraíso son De ahí que el Corán, a diferencia de la Biblia, nunca se refiera al ser
ir_nágenes -todayía,no seducidas por la palidez del concepto- para sus- humano como «imagen y semejanza» de Dios50 , ni nunca desarrolle ex-
Citar esperanza, imagenes que expresan los más profundos anhelos del plícitamente el tema de una «alianza» (mítaq) entr~ Dios y el ser huma-
corazón humano y reflejan incluso intensas relaciones humanas. De las no. Allí donde tal idea resuena, ha de ser entendida como un «deber»
discusiones de los teólogos a este respecto informaremos más adelante asumido por el ser humano 51 . Sobre todo, desde la perspectiva del Co-
(cf. cap. C II, 7).
rán no cabe hablar de una «autocomunicación» y, mucho ,menos, de una
No menos concretas son las descripciones del infierno, al que, por lo «encarnación» de Dios, sino «sólo» de la revelación que El nos hace del
gener~l, se alude co;no «fuego» (an-nar), a veces también como «gehe- «Camino adecuado» para nosotros. Los seres humanos pueden adorar a
na» ~yahannam: prestamo del hebreo o el etíope). Existen elocuentes Dios: es algo que les está permitido; más aún, algo que deben hacer.
pa~a¡es sobre los tormentos de los condenados, a quienes «el calor del Pero, en el fondo, nunca llegarán a conocer a Dios tal y como es en sí
mfierno les chamusca la piel» 45 y para quienes hay preparada una comi- mismo. Aun cuando pueden aplicar a Dios los conceptos revelados, los
~a «que (d:l as~o) se atr~ganta» 46 . Sobre todo, tendrán que comer del seres humanos no saben cuál es el significado que éstos, aplicados a Dios,
arbol zaqqum, bien conoCido en Arabia, cuyo fruto es «como metal fun- tienen en verdad. No obstante, tales conceptos expresan la abundancia
dido» y «hervirá en sus vientres como agua caliente» 47 . de los atributos divinos y están omnipresentes en la vida cotidiana de los
En el Corán, la condenación es inequívocamente una condenación musulmanes, tanto en los nombres de las personas como en la caligrafía.
e.terna. De una intercesión de Mubammad en el Juicio a favor de los Asimismo, con muchos de estos nombres se dirigen los creyentes de
fieles, que él podría salvar del fuego del infierno (un importante tema de forma directa a Dios. El Corán -aunque en él es Dios mismo quien
l~ tradición poste:ior),_ n~ se habla todavía en el Corán. Los ruegos no habla- contiene también plegarias directas 52 , esto es, palabras dirigidas
sirven de nada. D10s distnbuye salvación y condena de acuerdo con los a Dios, al «Señor» (rabb 53 ) o, con menor frecuencia, a «Dios» (allahum-
ante~ed~ntes de cada persona. Y, sin embargo, el Corán se aferra a una ma54). Es cierto que en el Corán no existe ninguna oración ejemplar
con;icción. f~i;idamental; de ahí que, también en él, la pregunta por el como el «padrenuestro» del Nuevo Testamento. En principio, la aplica-
destmo defmltlvo de los condenados quede al final en cierto modo abierta: ción del nombre «padre» a Dios se evita rigurosamente, pues podría
Dios es iU:p.r~visible -el mejor de los «Íntrigantes» 48- y siempre se implicar una referencia a supuestos hijos e hijas de Dios. Y, sin embargo,
reserva el ¡mc10.
según el Corán, Dios posee sin duda atributos como la bondad y la mise-
. Esto quiere decir que Dios, a pesar de todas sus revelaciones, sigue ricordia, que, desde la perspectiva de la Biblia, bien podrían ser caracte-
siendo el Impene~~able; y, ~ pe~~r de todos los signos milagrosos y pará- rizados de «paternales». En efecto, la misericordia (ra/:Jma) es un atribi:-
bolas de su c:eac10n, el Emgmatico. En efecto, en su superioridad, Dios to de Dios tan fundamental como la justicia ('adl). Este Dios no se de¡a
permane~e, distante .del mundo, aunque, a diferencia de lo que afirman someter de ninguno modo al marco de interpretación (luterano) «ley»
algunos filosofas gnegos, en modo alguno es solitario, imperturbable, (Dios exigente) y evangelio (Dios agraciante). El Dios del Corán, con su

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l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

El Majestuoso y el Noble (55,27.78).


Los más hermosos nombres de Dios El que obra con justicia, el que congrega.
El que no depende de nadie (2,263; 10,68), el que da la riqueza.
DIOS El que conjura (los peligros) (o: el que presta protección).
El Clemente, el Misericordioso. El que causa perjuicio y beneficio.
El Rey, el Santísimo, el Pacificador. La Luz, el Guía.
El Donador de Seguridad, quien tiene todo firmemente en su mano El Creador sin par (2, 117; 6, 1O1 ).
El Inmenso, el Orgulloso. . El Existente, el Heredero ( 15,23).
El Creador, el Innovador, el Formador (Azora 59,22-23). El que indica el camino recto (o: el que guía al cambio adecuado).
El Indulgente (38,66; 39,5; 40,42). El Paciente.
El que posee un poder invencible ( 12,39; 13, 16; 14,48).
El Gen~roso (3,8; 38,9.35), quien regala el sustento (51,58). Según Abü Hurayra (uno de los compañeros del Profeta),
55
El que ¡u~ga con verdad, el que está enterado (34,26). transmitido en la recopilación de l]adites de Tirmidi
El que asigna con medida, el que asigna con largueza (2,245).
El que rebaja, el que eleva (56,3).
El que otorga poder, el que humilla (3,26).
El que todo lo escucha, el que todo lo ve ( 17, 1; 40,20.56; 4 2, 11). misericordia, cuida solícitamente del ser humano, como se afirma en
El Juez, el Justo.
cientos de pasajes.
El Sutil, el Bien Informado (6, 103; 21,63). Todas las oraciones coránicas se dirigen a Dios, quien puede ayudar-
El Paciente (3, 105), el Majestuoso (2,255).
nos y está dispuesto a hacerlo; son, por tanto, en su inmensa mayoría,
El lndu_lgente, el que se muestra para ser reconocido (35,30.34; 42, 11).
El Sublime, el Grande.
oraciones de petición en medio de la necesidad, la tribulación y el peli-
El G.uardián ( 11,57; 34,21 ), quien cuida todas las cosas y las vigila (4,85), el que gro, en las que no sólo se suplica el perdón de los pecados y la exención
a¡usta las cuentas (4,6.68; 33,39). de las penas del infierno, sino el bien así en este mundo como en el56otro:
El Sublime, el Venerable (55,27.78). «iSeñor nuestro! iDanos en esta vida bien y en la última bien!» • Las
El Vigilante, el que está dispuesto a escuchar ( 11,61 ). oraciones de alabanza son raras; y, sobre todo, apenas se encuentran
El que todo lo abarca, el Sabio (4, 130). plegarias de acción de gracias, si bien a veces el agradecimiento está
El Amante ( 11,90; 85, 14), el Loable ( 1 1,73). incluido en la súplica: «iSeñor mío! iPermíteme que te agradezca el be-
El que devuelve a la vida. neficio que me has dispensado y el que dispensaste a mis padres! iHaz
El Testigo, el Veraz, el Procurador. que haga obra pía que te satisfaga!»57 • Numerosas oraciones son formu-
El Fuerte, el Firme.
ladas con motivo de una situación concreta, mas de manera tan general
El Amig~, el que es ~igno de loor, el que (todo) comprende.
El que hizo (1~ ~reac1ón) al principio, el que (la) repite (85, 13; 10,4.34; 39, 19).
que pueden ser rezadas por cualquier persona en cualquier momento.
El q~~ hace vivir y morir (3, 156; 15,23). Muchas son puestas en labios de personajes de la Biblia hebrea (Adán,
El V1v1ente, el Subsistente (3,2). Noé, Abrahán, Lot, Moisés, Salomón, Job ... ) o del Nuevo Testamento
El que llama a la existencia, el Muy Alabado. (Zacarías, Jesús, los discípulos de Jesús ... ), por supuesto también en los
El Uno, el Impenetrable ( 112,2). de correligionarios del Profeta en La Meca y Medina y, finalmente, en
El Poderoso, el Todopoderoso. los del propio Mul:_iammad. A él se le atribuye, en concreto, la siguiente:
58
El qu.e ~n~icipa (los acontecimientos), el que (los) aplaza. «Di: "iüh, Dios mío! iPoseedor de la realeza!"» •
El Pnnc1p10 y el Fin, el Manifiesto y el Oculto (57,3).
El Protector ( 13, 11).
La fe en Dios común a las tres religiones abrahánicas
El Transcendente (13,9).
El Bondadoso.
El Remisorio (2,37.54.128).
El judaísmo, el cristianismo y el islam son religiones de fe. Lo que las une
El que se venga (32,22; 43,41; 44, 16). es la fe viva en el Dios uno y en su acción en el mundo. rnn qué consiste
El Absolvente (4,43.99.149), el Compasivo (2, 143; 24,20). esta «fe viva» que ya demostró Abrahán (cf. cap. A II,3)? rns la fe un
El Poseedor de la Realeza (3,26). asunto del entendimiento? ¿o un acto de la voluntad? ¿Q un movimien-
to de la afectividad? No cabe duda de que, para judíos, cristianos y mu-

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l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

El Majestuoso y el Noble (55,27.78).


Los más hermosos nombres de Dios El que obra con justicia, el que congrega.
El que no depende de nadie (2,263; 10,68), el que da la riqueza.
DIOS El que conjura (los peligros) (o: el que presta protección).
El Clemente, el Misericordioso. El que causa perjuicio y beneficio.
El Rey, el Santísimo, el Pacificador. La Luz, el Guía.
El Donador de Seguridad, quien tiene todo firmemente en su mano El Creador sin par (2, 117; 6, 1O1 ).
El Inmenso, el Orgulloso. . El Existente, el Heredero ( 15,23).
El Creador, el Innovador, el Formador (Azora 59,22-23). El que indica el camino recto (o: el que guía al cambio adecuado).
El Indulgente (38,66; 39,5; 40,42). El Paciente.
El que posee un poder invencible ( 12,39; 13, 16; 14,48).
El Gen~roso (3,8; 38,9.35), quien regala el sustento (51,58). Según Abü Hurayra (uno de los compañeros del Profeta),
55
El que ¡u~ga con verdad, el que está enterado (34,26). transmitido en la recopilación de l]adites de Tirmidi
El que asigna con medida, el que asigna con largueza (2,245).
El que rebaja, el que eleva (56,3).
El que otorga poder, el que humilla (3,26).
El que todo lo escucha, el que todo lo ve ( 17, 1; 40,20.56; 4 2, 11). misericordia, cuida solícitamente del ser humano, como se afirma en
El Juez, el Justo.
cientos de pasajes.
El Sutil, el Bien Informado (6, 103; 21,63). Todas las oraciones coránicas se dirigen a Dios, quien puede ayudar-
El Paciente (3, 105), el Majestuoso (2,255).
nos y está dispuesto a hacerlo; son, por tanto, en su inmensa mayoría,
El lndu_lgente, el que se muestra para ser reconocido (35,30.34; 42, 11).
El Sublime, el Grande.
oraciones de petición en medio de la necesidad, la tribulación y el peli-
El G.uardián ( 11,57; 34,21 ), quien cuida todas las cosas y las vigila (4,85), el que gro, en las que no sólo se suplica el perdón de los pecados y la exención
a¡usta las cuentas (4,6.68; 33,39). de las penas del infierno, sino el bien así en este mundo como en el56otro:
El Sublime, el Venerable (55,27.78). «iSeñor nuestro! iDanos en esta vida bien y en la última bien!» • Las
El Vigilante, el que está dispuesto a escuchar ( 11,61 ). oraciones de alabanza son raras; y, sobre todo, apenas se encuentran
El que todo lo abarca, el Sabio (4, 130). plegarias de acción de gracias, si bien a veces el agradecimiento está
El Amante ( 11,90; 85, 14), el Loable ( 1 1,73). incluido en la súplica: «iSeñor mío! iPermíteme que te agradezca el be-
El que devuelve a la vida. neficio que me has dispensado y el que dispensaste a mis padres! iHaz
El Testigo, el Veraz, el Procurador. que haga obra pía que te satisfaga!»57 • Numerosas oraciones son formu-
El Fuerte, el Firme.
ladas con motivo de una situación concreta, mas de manera tan general
El Amig~, el que es ~igno de loor, el que (todo) comprende.
El que hizo (1~ ~reac1ón) al principio, el que (la) repite (85, 13; 10,4.34; 39, 19).
que pueden ser rezadas por cualquier persona en cualquier momento.
El q~~ hace vivir y morir (3, 156; 15,23). Muchas son puestas en labios de personajes de la Biblia hebrea (Adán,
El V1v1ente, el Subsistente (3,2). Noé, Abrahán, Lot, Moisés, Salomón, Job ... ) o del Nuevo Testamento
El que llama a la existencia, el Muy Alabado. (Zacarías, Jesús, los discípulos de Jesús ... ), por supuesto también en los
El Uno, el Impenetrable ( 112,2). de correligionarios del Profeta en La Meca y Medina y, finalmente, en
El Poderoso, el Todopoderoso. los del propio Mul:_iammad. A él se le atribuye, en concreto, la siguiente:
58
El qu.e ~n~icipa (los acontecimientos), el que (los) aplaza. «Di: "iüh, Dios mío! iPoseedor de la realeza!"» •
El Pnnc1p10 y el Fin, el Manifiesto y el Oculto (57,3).
El Protector ( 13, 11).
La fe en Dios común a las tres religiones abrahánicas
El Transcendente (13,9).
El Bondadoso.
El Remisorio (2,37.54.128).
El judaísmo, el cristianismo y el islam son religiones de fe. Lo que las une
El que se venga (32,22; 43,41; 44, 16). es la fe viva en el Dios uno y en su acción en el mundo. rnn qué consiste
El Absolvente (4,43.99.149), el Compasivo (2, 143; 24,20). esta «fe viva» que ya demostró Abrahán (cf. cap. A II,3)? rns la fe un
El Poseedor de la Realeza (3,26). asunto del entendimiento? ¿o un acto de la voluntad? ¿Q un movimien-
to de la afectividad? No cabe duda de que, para judíos, cristianos y mu-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

sulmanes, la fe no es asunto del mero entendimiento. Para ellos la fe no adueñan de la persona y amenazan con esclavizarla. En efecto, el judaís-
. . '
consist~ m en tener por verdaderos textos bíblicos o coránicos, según el mo y luego también el cristianismo derribaron los viejos dioses del Pan-
caso, m mucho menos en el asentimiento a afirmaciones más o menos teón mucho antes que el islam. . ,
improbables. Entender de tal modo la fe no sería sino una descaminada • Común a judíos, cristianos y musulmanes es la fe ~n el D10s q~e actua
interpretación intelectualista. Por otra parte, para judíos, cristianos y históricamente: en aquel Dios que no sólo es, al estilo de los gnegos? el
musulmanes, la fe tampoco se limita a ser resultado de un esfuerzo de la arché el fundamento de todo, el primer principio de la naturaleza, smo
voluntad,_ un ciego atrevimiento o un salto infundado, y menos aún un que, ~n cuanto Creador del mundo y del ser hum,ano, interviene en la
credo quia absurdum. Con una afirmación como «Creo, precisamente historia: el Dios uno de Abrahán, que habla a traves de los profetas Y se
porgue es absurdo», se interpreta de forma equivocada la fe desde una revela a su pueblo, aun cuando su obrar nun~a deja de ser un misterio
perspectiva voluntarista. Por último, la fe tampoco es un mero movi- insondable. Dios transciende ciertamente la histona; no obstante, tam-
mi~nto de la a~ectividad, un acto de fe (fides qua creditur, faith) sin con- bién es inmanente a ella: «más cerca de él [el ser humano] que su vena
59
~emdo de fe (ftdes quae creditur, belief), un sentimiento en el que es más yugular», como de forma tan gráfica se dice en el Corán • .

~mportante el hecho de creer que aquello que se cree. También así se • Común a judíos, cristianos y musulmanes es la fe en el D10s uno,
mterpreta erróneamente la fe, esta vez por enfatizar en exceso la impor- quien -a pesar de que invisib~emente abarca y :ige el cosmos enter~-:­
tancia de las emociones. representa para todos ellos un mterlocutor accesible, al que pueden dir~­
_An_t~s bien: tanto para judíos y cristianos como para musulmanes, la girse en la oració~ y la meditació~, para alabarlo en .sozo y a~radeci­
fe sigmfICa una entrega y un abandono, incondicionalmente confiados miento o para gueiarse en la necesidad y la desesperac10n: un D10s ante
de la ~otalid~d de la persona (con todas las fuerzas de su espíritu y s~ el que ser humano puede «prosternarse por respeto», «orar ,Y presentar
corazon) a D10s y a su Palabra aquí y ahora. Por consiguiente, esta fe es sacrificios», «tocar música y danzar», por hac~r nuestro agm un famoso
60
a la vez un acto del entendimiento, la voluntad y el sentimiento: con- aforismo del filósofo Martín Heidegger refendo al futuro •
fianza que incluye el tener por verdadero aquello en lo que se cree. Se • Común a judíos, cristianos y musulmanes e~ también,_ por último, la fe
trata de una -simple o sumamente diferenciada- disposición funda- en un Dios misericordioso e indulgente: un D10s que cmda del ser huma-
mental de la persona, que ha de ser vivida desde la confianza: una acti- no. En el Corán, al igual que en la Biblia, el ser _huma~o es 11?111ado
tud vital y un estilo de vida creyentes, que inspiran la vida, el pensamien- «siervo de Dios», expresión que no alude a la esclavitu~ ba10 un despota,
to, la acción y el sufrimiento de quienes los asumen. sino al hecho fundamental de que el ser humano ha sido creado por el
Ni la Biblia hebrea, ni el Nuevo Testamento, ni el Corán, pretenden único Señor. El término árabe ar-rabman, el «Clemente», se halla em-
«demostrar» a Djos, pero sí -continuamente y por doquier- «mostrar- parentado etimológicamente con el hebreo rabamím, el cual, junto con
lo'." «rem~tir» a El. También el islam pone mucho énfasis en que la fe en ben y besed, constituye el campo semántico que _se halla tras la voz i:eo-
D10s no tiene nada de irracional, sino que se trata (por decirlo con mis testamentaria charis y la palabra castellana «gracia». Algunas f~ases aisl~­
conceptos) de una confianza profundamente racional (reasonable trust das de la Biblia o el Corán pueden dar la impresión de que D10s es arbi-
no rational proof). Dicho de otra forma: precisamente porgue se intere~ trario mas si se escucha el testimonio global tanto de uno como de otro
~a de lleno por el ser humano y su camino, el Corán le concede una libro 'no c~be la más mínima duda de que se trata de un Dios lleno de
i~por~ai:cia tan central a Dios: sólo el nombre Allah aparece más de dos graci'a y misericordia.
mil gumientas veces en el Corán. ¿Qué es, en concreto, lo que tienen en
común las tres religiones abrahánicas? ' Así pues, el judaísmo, el cristianismo y el islam, todos juntos, repre-
•. La afinidad fundamental entre judíos, cristianos y musulmanes con- sentan en el mundo la fe en el Dios uno; los tres forman parte del gran
siste en la fe en el Dios uno y único, quien da sentido y vida a todo. Esta movimiento mundial monoteísta. La importancia que esta afinidad en la
fe en el Dios uno es, para el islam, una verdad originaria dada ya con fe en el Dios uno puede tener de cara a la política m1:1ndi~l no debe ser
Adá~: en el Dios uno tiene su fundamento la unidad del género humano minusvalorada· al contrario es necesario tomar conciencia de ella.
Y la igu~ldad de todas las personas ante Dios. Y, con todo lo que haya Ahora ya e;tamos suficie~temente preparados para comJ?:ender m~j?r
que ~ecir de la doctrina cristiana de la Trinidad, tampoco ésta pretende la segunda parte de la confesión_ de fe islá~ica: la ~on~~s10n del oflClo
cuest10nar la fe en el Dios uno y único, sino interpretarla y desarrollarla profético de MuQ.ammad, el Enviado del D10s uno. éQmen fue este pr~­
de manera concreta. Esto quiere decir que, en la confrontación con el feta? ¿Qué significa que recibiera la revelación, cómo ha de ser entendi-
antiguo politeísmo, el judaísmo, el cristianismo y el islam son tan unáni- do este hecho?
mes como en la lucha contra los modernos ídolos de toda índole, que se

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL l. NO HAY DIOS SINO EL DIOS

sulmanes, la fe no es asunto del mero entendimiento. Para ellos la fe no adueñan de la persona y amenazan con esclavizarla. En efecto, el judaís-
. . '
consist~ m en tener por verdaderos textos bíblicos o coránicos, según el mo y luego también el cristianismo derribaron los viejos dioses del Pan-
caso, m mucho menos en el asentimiento a afirmaciones más o menos teón mucho antes que el islam. . ,
improbables. Entender de tal modo la fe no sería sino una descaminada • Común a judíos, cristianos y musulmanes es la fe ~n el D10s q~e actua
interpretación intelectualista. Por otra parte, para judíos, cristianos y históricamente: en aquel Dios que no sólo es, al estilo de los gnegos? el
musulmanes, la fe tampoco se limita a ser resultado de un esfuerzo de la arché el fundamento de todo, el primer principio de la naturaleza, smo
voluntad,_ un ciego atrevimiento o un salto infundado, y menos aún un que, ~n cuanto Creador del mundo y del ser hum,ano, interviene en la
credo quia absurdum. Con una afirmación como «Creo, precisamente historia: el Dios uno de Abrahán, que habla a traves de los profetas Y se
porgue es absurdo», se interpreta de forma equivocada la fe desde una revela a su pueblo, aun cuando su obrar nun~a deja de ser un misterio
perspectiva voluntarista. Por último, la fe tampoco es un mero movi- insondable. Dios transciende ciertamente la histona; no obstante, tam-
mi~nto de la a~ectividad, un acto de fe (fides qua creditur, faith) sin con- bién es inmanente a ella: «más cerca de él [el ser humano] que su vena
59
~emdo de fe (ftdes quae creditur, belief), un sentimiento en el que es más yugular», como de forma tan gráfica se dice en el Corán • .

~mportante el hecho de creer que aquello que se cree. También así se • Común a judíos, cristianos y musulmanes es la fe en el D10s uno,
mterpreta erróneamente la fe, esta vez por enfatizar en exceso la impor- quien -a pesar de que invisib~emente abarca y :ige el cosmos enter~-:­
tancia de las emociones. representa para todos ellos un mterlocutor accesible, al que pueden dir~­
_An_t~s bien: tanto para judíos y cristianos como para musulmanes, la girse en la oració~ y la meditació~, para alabarlo en .sozo y a~radeci­
fe sigmfICa una entrega y un abandono, incondicionalmente confiados miento o para gueiarse en la necesidad y la desesperac10n: un D10s ante
de la ~otalid~d de la persona (con todas las fuerzas de su espíritu y s~ el que ser humano puede «prosternarse por respeto», «orar ,Y presentar
corazon) a D10s y a su Palabra aquí y ahora. Por consiguiente, esta fe es sacrificios», «tocar música y danzar», por hac~r nuestro agm un famoso
60
a la vez un acto del entendimiento, la voluntad y el sentimiento: con- aforismo del filósofo Martín Heidegger refendo al futuro •
fianza que incluye el tener por verdadero aquello en lo que se cree. Se • Común a judíos, cristianos y musulmanes e~ también,_ por último, la fe
trata de una -simple o sumamente diferenciada- disposición funda- en un Dios misericordioso e indulgente: un D10s que cmda del ser huma-
mental de la persona, que ha de ser vivida desde la confianza: una acti- no. En el Corán, al igual que en la Biblia, el ser _huma~o es 11?111ado
tud vital y un estilo de vida creyentes, que inspiran la vida, el pensamien- «siervo de Dios», expresión que no alude a la esclavitu~ ba10 un despota,
to, la acción y el sufrimiento de quienes los asumen. sino al hecho fundamental de que el ser humano ha sido creado por el
Ni la Biblia hebrea, ni el Nuevo Testamento, ni el Corán, pretenden único Señor. El término árabe ar-rabman, el «Clemente», se halla em-
«demostrar» a Djos, pero sí -continuamente y por doquier- «mostrar- parentado etimológicamente con el hebreo rabamím, el cual, junto con
lo'." «rem~tir» a El. También el islam pone mucho énfasis en que la fe en ben y besed, constituye el campo semántico que _se halla tras la voz i:eo-
D10s no tiene nada de irracional, sino que se trata (por decirlo con mis testamentaria charis y la palabra castellana «gracia». Algunas f~ases aisl~­
conceptos) de una confianza profundamente racional (reasonable trust das de la Biblia o el Corán pueden dar la impresión de que D10s es arbi-
no rational proof). Dicho de otra forma: precisamente porgue se intere~ trario mas si se escucha el testimonio global tanto de uno como de otro
~a de lleno por el ser humano y su camino, el Corán le concede una libro 'no c~be la más mínima duda de que se trata de un Dios lleno de
i~por~ai:cia tan central a Dios: sólo el nombre Allah aparece más de dos graci'a y misericordia.
mil gumientas veces en el Corán. ¿Qué es, en concreto, lo que tienen en
común las tres religiones abrahánicas? ' Así pues, el judaísmo, el cristianismo y el islam, todos juntos, repre-
•. La afinidad fundamental entre judíos, cristianos y musulmanes con- sentan en el mundo la fe en el Dios uno; los tres forman parte del gran
siste en la fe en el Dios uno y único, quien da sentido y vida a todo. Esta movimiento mundial monoteísta. La importancia que esta afinidad en la
fe en el Dios uno es, para el islam, una verdad originaria dada ya con fe en el Dios uno puede tener de cara a la política m1:1ndi~l no debe ser
Adá~: en el Dios uno tiene su fundamento la unidad del género humano minusvalorada· al contrario es necesario tomar conciencia de ella.
Y la igu~ldad de todas las personas ante Dios. Y, con todo lo que haya Ahora ya e;tamos suficie~temente preparados para comJ?:ender m~j?r
que ~ecir de la doctrina cristiana de la Trinidad, tampoco ésta pretende la segunda parte de la confesión_ de fe islá~ica: la ~on~~s10n del oflClo
cuest10nar la fe en el Dios uno y único, sino interpretarla y desarrollarla profético de MuQ.ammad, el Enviado del D10s uno. éQmen fue este pr~­
de manera concreta. Esto quiere decir que, en la confrontación con el feta? ¿Qué significa que recibiera la revelación, cómo ha de ser entendi-
antiguo politeísmo, el judaísmo, el cristianismo y el islam son tan unáni- do este hecho?
mes como en la lucha contra los modernos ídolos de toda índole, que se

112 113
B.11. EL MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

2. Mu/:Jammad es su profeta La afinidad con el judaísmo y el cristianismo puede determinarse de


forma aún más precisa:
Las tres religiones abrahánicas son religiones proféticas: en ellas los • También el islam es una religión revelada: para él, la revelación de
personajes proféticos que anuncian la palabra y la voluntad de Dios'des- Dios ha sido dada de una vez para siempre -con carácter normativo-
empeñan un papel central. Pero hay algo que llama la atención: en forma de texto revelado, esto es, en el Corán.
- Para el judaísmo, más fundamental aún que los profetas es la «Torá» • También el islam es una religión que piensa históricamente: no piensa
l~ gran_ «instruc~ión», supuestamente redactada por el propio Moisés e~ con el esquema de los ciclos mitológicos del retorno, sino que defiende
cmco libros. El ¡udaísmo es, en esencia, la religión de la Torá. una visión teleológica de la historia: ésta da comienzo con la creación
- Luego, en el cristianismo, Moisés y los profetas de la Biblia hebrea del mundo por Dios y se dirige hacia su fin, que acontecerá a través de la
son eclipsados por aquel al que, aunque en el Nuevo Testamento tam- consumación del mundo operada por Dios.
bién se le llama «profeta» 61 , en realidad es «mucho más que un profe- • También el islam es una religión de orientación ética: al igual que el
ta»62: Jesús el «Cristo», el Ungido, el Mesías. El cristianismo es, desde judaísmo y el cristianismo, incluye una ética básica de elemental huma-
sus orígenes, una religión mesiánica. nidad que encuentra su fundamento en la palabra y la voluntad de Dios.
- Por último, el islam reconoce como profetas a Moisés y a Jesús aun-
que también ve en el último de los profetas, en Mub.ammad, el «Selio de De cara a la convivencia de musulmanes, judíos y cristianos, sobre
los profetas», pero nada más que un profeta. En este sentido, el islam es todo en la actualidad, tiene una importancia fundamental el hecho de
Y será la religión profética por excelencia. A pesar de estos acentos di- que, también para el islam, Dios mismo es el abogado del género huma-
vergentes, es ii_nportante no olvidar los rasgos comunes, en especial lo no, de la verdadera humanidad. Tampoco en el Corán se trata de leyes
que las tres rehg10nes comparten en el terreno de la ética. impersonales, sino de exigencias del propio Dios: todo se dice «en nom-
bre del Dios clemente y misericordioso». Para una ética de la humanidad
El planteamiento ético fundamental común son irrenunciables aquellos imperativos humanitarios que originariamente
a las tres religiones proféticas fueron formulados para el pueblo de Israel en las «diez palabras» (Decá-
logo). El cristianismo los ha hecho asimismo suyos al pie de la letra (sal-
Ei: c~ai:to típica ~eligión profética, el islam, al igual que el judaísmo y el vo la ley ritual del sábado). Igualmente, el Corán ofrece, al final del
c_nstiamsmo, se diferencia tanto de las religiones indias, de carácter mís- periodo mediní, un compendio de los más importantes deberes éticos en
tICo, _com? de las religiones chinas, de carácter sapiencial, esto es, tanto el que se constata una llamativa abundancia de paralelismos (a excep-
del hmdmsmo y el budismo como del confucianismo y el taoísmo 63 • Pues ción nuevamente del sábado) con los «diez mandamientos» del judaísmo.
también en el islam, la iniciativa crucial en el acontecimiento salvífic~ Así pues, podemos hablar -como ya he constatado en otras ocasio-
c?rresponde a Dios, con el que el ser humano ni es uno por naturaleza, nes en el contexto del judaísmo y el cristianismo- de una ética básica
m puede llegar a serlo por su propio esfuerzo. En las religiones proféti- común a las tres religiones proféticas, capaz de realizar una contribución
sas, el ser humano se encuentra y actúa «ante» Dios, ante su «rostro». A de significado histórico a la incipiente ética mundial. Sin embargo, aho-
El puede confiarse en la fe. También el islam es, como hemos visto una ra resulta necesario analizar con detalle lo específico del islam.
religión de fe. '
La religión profética por excelencia
C~n el fin d? ~ompre?der de forma más precisa, por contraposición,
el caracter_ profetico del islam (así como el del judaísmo y el cristianis-
Aunque también el judaísmo y el cristianismo eran y son religiones pro-
m~),_ conviene subrayar lo siguiente: mientras que lo que marca el tono
féticas, el islam lo es de una manera muy especial. Pues sólo en el islam
rehg10so fundame!1tal en la India es la mística de la unidad y, en China,
forma parte el Profeta de la confesión de fe: «No hay dios sino el Dios,
la armoma del Umverso, lo determinante en el islam es -dicho gráfica-
y Mub.ammad es su profeta». Ahora bien, la afirmación de que Mub.am-
?1ente- q~e Dios y el ser humano se hallan frente a frente. Así pues, el
mad es el profeta de Dios tiene un doble significado:
islam es, al .i~ual que la~ otras dos religiones proféticas, una religión de la
- Ya en el propio Corán, Mub.ammad es presentado como profeta en
confrontac10n entre D10s y el ser humano, entre el Dios santo y el hom- sentido estricto: no se trata sólo de un nabl, de un profeta normal, sino
bre creado. Pero, a través de la palabra que el Dios uno dirige al ser de un rasul, un enviado de Dios, que, al igual que Moisés, David (los
humano y a través de la fe de éste en el Dios uno, el islam se convierte en Salmos) y Jesús, trae un libro a su pueblo.
una religión relacional, una religión del diálogo. - Sin embargo, al mismo tiempo, el Corán también enfatiza que en

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

2. Mu/:Jammad es su profeta La afinidad con el judaísmo y el cristianismo puede determinarse de


forma aún más precisa:
Las tres religiones abrahánicas son religiones proféticas: en ellas los • También el islam es una religión revelada: para él, la revelación de
personajes proféticos que anuncian la palabra y la voluntad de Dios'des- Dios ha sido dada de una vez para siempre -con carácter normativo-
empeñan un papel central. Pero hay algo que llama la atención: en forma de texto revelado, esto es, en el Corán.
- Para el judaísmo, más fundamental aún que los profetas es la «Torá» • También el islam es una religión que piensa históricamente: no piensa
l~ gran_ «instruc~ión», supuestamente redactada por el propio Moisés e~ con el esquema de los ciclos mitológicos del retorno, sino que defiende
cmco libros. El ¡udaísmo es, en esencia, la religión de la Torá. una visión teleológica de la historia: ésta da comienzo con la creación
- Luego, en el cristianismo, Moisés y los profetas de la Biblia hebrea del mundo por Dios y se dirige hacia su fin, que acontecerá a través de la
son eclipsados por aquel al que, aunque en el Nuevo Testamento tam- consumación del mundo operada por Dios.
bién se le llama «profeta» 61 , en realidad es «mucho más que un profe- • También el islam es una religión de orientación ética: al igual que el
ta»62: Jesús el «Cristo», el Ungido, el Mesías. El cristianismo es, desde judaísmo y el cristianismo, incluye una ética básica de elemental huma-
sus orígenes, una religión mesiánica. nidad que encuentra su fundamento en la palabra y la voluntad de Dios.
- Por último, el islam reconoce como profetas a Moisés y a Jesús aun-
que también ve en el último de los profetas, en Mub.ammad, el «Selio de De cara a la convivencia de musulmanes, judíos y cristianos, sobre
los profetas», pero nada más que un profeta. En este sentido, el islam es todo en la actualidad, tiene una importancia fundamental el hecho de
Y será la religión profética por excelencia. A pesar de estos acentos di- que, también para el islam, Dios mismo es el abogado del género huma-
vergentes, es ii_nportante no olvidar los rasgos comunes, en especial lo no, de la verdadera humanidad. Tampoco en el Corán se trata de leyes
que las tres rehg10nes comparten en el terreno de la ética. impersonales, sino de exigencias del propio Dios: todo se dice «en nom-
bre del Dios clemente y misericordioso». Para una ética de la humanidad
El planteamiento ético fundamental común son irrenunciables aquellos imperativos humanitarios que originariamente
a las tres religiones proféticas fueron formulados para el pueblo de Israel en las «diez palabras» (Decá-
logo). El cristianismo los ha hecho asimismo suyos al pie de la letra (sal-
Ei: c~ai:to típica ~eligión profética, el islam, al igual que el judaísmo y el vo la ley ritual del sábado). Igualmente, el Corán ofrece, al final del
c_nstiamsmo, se diferencia tanto de las religiones indias, de carácter mís- periodo mediní, un compendio de los más importantes deberes éticos en
tICo, _com? de las religiones chinas, de carácter sapiencial, esto es, tanto el que se constata una llamativa abundancia de paralelismos (a excep-
del hmdmsmo y el budismo como del confucianismo y el taoísmo 63 • Pues ción nuevamente del sábado) con los «diez mandamientos» del judaísmo.
también en el islam, la iniciativa crucial en el acontecimiento salvífic~ Así pues, podemos hablar -como ya he constatado en otras ocasio-
c?rresponde a Dios, con el que el ser humano ni es uno por naturaleza, nes en el contexto del judaísmo y el cristianismo- de una ética básica
m puede llegar a serlo por su propio esfuerzo. En las religiones proféti- común a las tres religiones proféticas, capaz de realizar una contribución
sas, el ser humano se encuentra y actúa «ante» Dios, ante su «rostro». A de significado histórico a la incipiente ética mundial. Sin embargo, aho-
El puede confiarse en la fe. También el islam es, como hemos visto una ra resulta necesario analizar con detalle lo específico del islam.
religión de fe. '
La religión profética por excelencia
C~n el fin d? ~ompre?der de forma más precisa, por contraposición,
el caracter_ profetico del islam (así como el del judaísmo y el cristianis-
Aunque también el judaísmo y el cristianismo eran y son religiones pro-
m~),_ conviene subrayar lo siguiente: mientras que lo que marca el tono
féticas, el islam lo es de una manera muy especial. Pues sólo en el islam
rehg10so fundame!1tal en la India es la mística de la unidad y, en China,
forma parte el Profeta de la confesión de fe: «No hay dios sino el Dios,
la armoma del Umverso, lo determinante en el islam es -dicho gráfica-
y Mub.ammad es su profeta». Ahora bien, la afirmación de que Mub.am-
?1ente- q~e Dios y el ser humano se hallan frente a frente. Así pues, el
mad es el profeta de Dios tiene un doble significado:
islam es, al .i~ual que la~ otras dos religiones proféticas, una religión de la
- Ya en el propio Corán, Mub.ammad es presentado como profeta en
confrontac10n entre D10s y el ser humano, entre el Dios santo y el hom- sentido estricto: no se trata sólo de un nabl, de un profeta normal, sino
bre creado. Pero, a través de la palabra que el Dios uno dirige al ser de un rasul, un enviado de Dios, que, al igual que Moisés, David (los
humano y a través de la fe de éste en el Dios uno, el islam se convierte en Salmos) y Jesús, trae un libro a su pueblo.
una religión relacional, una religión del diálogo. - Sin embargo, al mismo tiempo, el Corán también enfatiza que en

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2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

El común planteamiento ético de fondo ningún caso es Mubammad más que un profeta. Explícitamente se dice:
«Yo soy un humano semejante a vosotros. Se me ha inspirado que vues-

+
El decálogo judío-cristiano
e
El código de deberes musulmán
tro Dios es un Dios único» 64 •
Ciertamente, algunas personas no musulmanas se quedan sorpren-
didas cuando, en las mezquitas, ven escritos en dos grandes pizarras o
carteles dos nombres de igual tamaño: Allah y Mubammad. ¿No amena-
za tal equiparación la inconmensurabilidad de Dios? ¿y no ha llevado tal
(Ex 20,1-21) (Azora 17,22-38) equiparación a que, en la posterior devoción musulmana, Mubammad
casi parezca divinizado de manera análoga a Cristo? En cualquier caso,
Yo soy el Señor, tu Dios. En el nombre de Dios, el Clemente, el según el propio Corán, siempre hay que tener en cuenta dos perspectivas:
Misericordioso. 1) Dios y el Profeta están inextricablemente unidos: el vínculo que
encontramos en la confesión de fe aparece ya formulado una y otra vez
No tendrás otros dioses rivales míos. No pongas junto a Dios otro dios. en el Corán: «Dios y su Enviado han sido verídicos» 65 • Y por eso: «Cree-
mos en Dios y en el Enviado, y obedecemos» 66 • De ahí que tampoco falte
No te harás una imagen (de dios alguno). Tu Señor ha dispuesto que no adoréis a la amenaza del infierno para aquellos que se resisten a obedecer: «Quien
No pronunciarás el nombre del Señor, nadie fuera de El.
tu Dios, en falso. desobedece a Dios y a su Enviado, tendrá el fuego del Infierno. Eterna-
mente permanecerá en él>P.
Fíjate en el sábado para santificarlo. 2) Sin embargo, la persona del Profeta se halla totalmente subordi-
nada a su oficio profético: en el Corán no existe la más mínima insinua-
Honra a tu padre y a tu madre. Trataréis a vuestros padres con genero- ción de que Mubammad pueda ser objeto de veneración, y mucho me-
sidad. Dad lo que es justo al allegado, al nos de adoración. En uno de los únicos cuatro pasajes en los que el
pobre y al viajero. Corán menciona el nombre de Mubammad, se acentúa explícitamen-
te su mortalidad, como la de todos los profetas que lo han precedido:
No matarás. No matéis a vuestros hijos por temor «Mubammad no es más que un Enviado. Antes de Él han pasado otros
de miseria ... Dios ha declarado sagradas enviados» 68 •
a las personas: no las matéis sin razón. Esto quiere decir que, por mucho que Mubammad, en cuanto el
No cometerás adulterio. No os acerquéis al adulterio. último de ellos, sea el «Sello de los profetas» (jatam an-nablyln), que
confirma y concluye la misión de todos los anteriores, él nunca es sino
No robarás. No os aproximéis a la riqueza del huér- altavoz de Dios, instrumento de Dios. Lo cual, en el caso de Mubam-
fano. mad, resultaría además subrayado por el hecho de que no le eran cono-
cidos intereses literarios: ya sólo por eso, se afirma, es imposible que el
No darás falso testimonio contra tu pró- Sed fieles al contrato. Corán haya sido recopilado a partir de otros libros. Cuando más tarde
jimo. sus enemigos le comparen tendenciosamente con poetas o narradores de
fábulas árabes, los eruditos musulmanes se opondrán vehementemente a
No codiciarás los bienes de tu prójimo. Dad la medida, cuando midáis, y pesad tal comparación y resaltarán, por el contrario, que Mubammad fue un
con la balanza bien equilibrada. No sigas profeta inculto (an-nabl al-umml) para los incultos, un profeta que care-
aquello de lo que no tienes conocimiento.
cía de conocimientos de poética o retórica.
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni No recorras la tierra con insolencia. Pero, para los musulmanes devotos, esto quiere decir que el Corán
su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su no puede proceder del Profeta. Su origen lo tiene en Dios. El Profeta no
asno, ni nada que sea de él. (Traducción de juan Vernet) da ninguna importancia a la originalidad intelectual; sí, en cambio, a la
autoridad divina. No pretende ser ningún genio, sino un portavoz. El
(Traducción de la Biblia del Peregrino) Corán no es la ingeniosa invención «literaria» del Profeta, sino una gra-
tuita revelación divina. Pero ¿cómo hay que imaginarse, se pregunta uno,
el proceso de esta revelación? ¿Qué ocurrió durante la vocación del Pro-
feta? ¿cómo fue posible que se produjera tal revelación?

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2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

El común planteamiento ético de fondo ningún caso es Mubammad más que un profeta. Explícitamente se dice:
«Yo soy un humano semejante a vosotros. Se me ha inspirado que vues-

+
El decálogo judío-cristiano
e
El código de deberes musulmán
tro Dios es un Dios único» 64 •
Ciertamente, algunas personas no musulmanas se quedan sorpren-
didas cuando, en las mezquitas, ven escritos en dos grandes pizarras o
carteles dos nombres de igual tamaño: Allah y Mubammad. ¿No amena-
za tal equiparación la inconmensurabilidad de Dios? ¿y no ha llevado tal
(Ex 20,1-21) (Azora 17,22-38) equiparación a que, en la posterior devoción musulmana, Mubammad
casi parezca divinizado de manera análoga a Cristo? En cualquier caso,
Yo soy el Señor, tu Dios. En el nombre de Dios, el Clemente, el según el propio Corán, siempre hay que tener en cuenta dos perspectivas:
Misericordioso. 1) Dios y el Profeta están inextricablemente unidos: el vínculo que
encontramos en la confesión de fe aparece ya formulado una y otra vez
No tendrás otros dioses rivales míos. No pongas junto a Dios otro dios. en el Corán: «Dios y su Enviado han sido verídicos» 65 • Y por eso: «Cree-
mos en Dios y en el Enviado, y obedecemos» 66 • De ahí que tampoco falte
No te harás una imagen (de dios alguno). Tu Señor ha dispuesto que no adoréis a la amenaza del infierno para aquellos que se resisten a obedecer: «Quien
No pronunciarás el nombre del Señor, nadie fuera de El.
tu Dios, en falso. desobedece a Dios y a su Enviado, tendrá el fuego del Infierno. Eterna-
mente permanecerá en él>P.
Fíjate en el sábado para santificarlo. 2) Sin embargo, la persona del Profeta se halla totalmente subordi-
nada a su oficio profético: en el Corán no existe la más mínima insinua-
Honra a tu padre y a tu madre. Trataréis a vuestros padres con genero- ción de que Mubammad pueda ser objeto de veneración, y mucho me-
sidad. Dad lo que es justo al allegado, al nos de adoración. En uno de los únicos cuatro pasajes en los que el
pobre y al viajero. Corán menciona el nombre de Mubammad, se acentúa explícitamen-
te su mortalidad, como la de todos los profetas que lo han precedido:
No matarás. No matéis a vuestros hijos por temor «Mubammad no es más que un Enviado. Antes de Él han pasado otros
de miseria ... Dios ha declarado sagradas enviados» 68 •
a las personas: no las matéis sin razón. Esto quiere decir que, por mucho que Mubammad, en cuanto el
No cometerás adulterio. No os acerquéis al adulterio. último de ellos, sea el «Sello de los profetas» (jatam an-nablyln), que
confirma y concluye la misión de todos los anteriores, él nunca es sino
No robarás. No os aproximéis a la riqueza del huér- altavoz de Dios, instrumento de Dios. Lo cual, en el caso de Mubam-
fano. mad, resultaría además subrayado por el hecho de que no le eran cono-
cidos intereses literarios: ya sólo por eso, se afirma, es imposible que el
No darás falso testimonio contra tu pró- Sed fieles al contrato. Corán haya sido recopilado a partir de otros libros. Cuando más tarde
jimo. sus enemigos le comparen tendenciosamente con poetas o narradores de
fábulas árabes, los eruditos musulmanes se opondrán vehementemente a
No codiciarás los bienes de tu prójimo. Dad la medida, cuando midáis, y pesad tal comparación y resaltarán, por el contrario, que Mubammad fue un
con la balanza bien equilibrada. No sigas profeta inculto (an-nabl al-umml) para los incultos, un profeta que care-
aquello de lo que no tienes conocimiento.
cía de conocimientos de poética o retórica.
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni No recorras la tierra con insolencia. Pero, para los musulmanes devotos, esto quiere decir que el Corán
su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su no puede proceder del Profeta. Su origen lo tiene en Dios. El Profeta no
asno, ni nada que sea de él. (Traducción de juan Vernet) da ninguna importancia a la originalidad intelectual; sí, en cambio, a la
autoridad divina. No pretende ser ningún genio, sino un portavoz. El
(Traducción de la Biblia del Peregrino) Corán no es la ingeniosa invención «literaria» del Profeta, sino una gra-
tuita revelación divina. Pero ¿cómo hay que imaginarse, se pregunta uno,
el proceso de esta revelación? ¿Qué ocurrió durante la vocación del Pro-
feta? ¿cómo fue posible que se produjera tal revelación?

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

De cómo el Profeta fue llamado: el Enviado de Dios propagó hasta Siria; un judío habría anunciado la irrupción de una estre-
lla bajo cuya égida nacería Al)mad ( = Mub.ammad, Mahoma); dos hom-
¿Qué dice al respecto el Corán, la fuente más importante sobre la vida bres vestidos de blanco habrían arrojado a Mub.ammad de niño contra el
del Profeta, la cual, sin embargo, a causa de la falta de orden cronológi- suelo en el desierto, le habrían arrancado el corazón del cuerpo y, des-
co y de los exiguos datos biográficos que aporta, deja sin respuesta nu- pués de limpiarle con nieve un brumo negro, se lo habrían vuelto a colo-
merosas preguntas? ¿Qué dice al respecto, por otra parte, la clásica bio- car en su sitio; en Siria, el monje cristiano Bab.ira habría descubierto
grafía (sira) de Mub.ammad ibn Isb.aq (ca. 704-768), autor de la primera entre los hombros de Mub.ammad el «sello del oficio profético» ... 73 .
historia exhaustiva del mundo islámico, quien, casi ciento veinte años Para los lectores no musulmanes, algunas biografías breves del pro-
después de la muerte del Profeta, en las partes segunda y tercera de su feta Mub.ammad parecen no contar sino una historia muy sencilla mar-
obra (dividida en cuatro) y sirviéndose de numerosas fuentes antiguas cada por el éxito. Pero si uno lee las más antiguas tradiciones musulma-
narra de manera viva y relativamente sobria la vida de Mub.ammad: una nas interpretándolas con ayuda de métodos histórico-críticos, enseguida
biografía que, compendiada y acompañada de breves explicaciones, fue se echa de ver que también el de Muhammad es un verdadero destino de
editada por Ibn Hisam (m. 833) 69 ? ¿y qué dice al respecto la historia de profeta, o sea, una vida con largos a~os de luchas )'.° derrotas, con~iguien­
las campañas militares (kitab al-magazi), redactada por Wadiqi (m. el temente también de dudas y depres10nes: un destino muy seme1ante en
año 822)7°? A pesar de cuanto históricamente pueda ser controvertido, muchos aspectos al de los profetas de Israel.
el andamiaje básico con las fechas más importantes en la vida del Profe- Así pues, ¿qué puede decirse sobre la primera revelación? Un hom-
ta71 está fuera de toda duda 72 : bre (n. ca. 570) lleva durante décadas una vida completamente privada
en la parte occidental de la península de Arabia (llamada .f;Iiyaz), en la
Fechas en la vida de Muhammad ciudad comercial de La Meca: Mub.ammad, de la tribu de los quraisíes
-una tribu, más de comerciantes que de guerreros 74 , asentada en esta
ca. 570 Nacimiento en La Meca ciudad- y del clan de los hasimíes75 , junto al que existían otros clanes
ca. 595 Matrimonio con J adiya más ricos y poderosos. Hijo de 'Abd Allah, fallecido antes de su naci-
ca. 610 Primera revelación miento, queda por completo huérfano tras la pronta muerte de su madre
ca. 613 Comienzo de la predicación pública Amina y es criado por su abuelo 'Abd al-Muttalib y luego por su tío y
ca. 619 Muerte de su esposa y de su tío Abü. Talib jefe del clan Abü. Talib; trabaja primero como pastor, má~ tarde _c?mo
622 Emigración (hiyra) a Medina: Comienzo de la viajante de comercio, llegando en sus viajes hasta Palestma y Sma, y
cronología islámica (16 de julio de 622 = primer finalmente como gerente de un negocio, hasta que, pasados cinco años,
día del año 1) contrae matrimonio con una rica viuda de nombre Jadiya. De súbito,
septiembre 622 Llegada a Medina este hombre de negocios de cuarenta años afirma haber recibido una
ca. febrero 624 Cambio en la orientación de la oración (qibla), revelación de Dios. 2Cómo se puede «explicar» esto 76 ?
de Jerusalén a La Meca (Ka'ba) Ahora bien, esta revelación no se produjo «de súbito». Pues también
marzo 624 Triunfo en la batalla de Badr se nos ha transmitido una «prehistoria»:
marzo 625 Derrota en la batalla de Ub.ud - Mub.ammad solía retirarse ya antes de cumplir cuarenta años a las
abril 627 Asedio de Medina montañas cercanas, a una cueva o a una colina, para allí, alejado del
marzo 628 Tregua de al-I:{udaibiya en las cercanías ajetreo politeísta del lugar de peregrinación que era La Meca, entregarse
de La Meca a la meditación y la oración (una práctica que a la sazón no era habitual).
enero 630 Conquista pacífica de La Meca, victoria - En La Meca, así como en sus viajes, Mub.ammad no sólo conoce la
sobre Ta'if en I:Iunain religión politeísta de los comerciantes, peregrinos y poetas árabes, sino
oct.-dic. 630 Expedición de guerra a T abü.k que también aprende mucho acerca de judíos y cristianos por boca de
marzo 632 Peregrinación de despedida a La Meca ellos mismos.
8 junio 632 Muerte en Medina - No cabe duda alguna de que Muhammad simpatiza con aquellos «bus-
cadores de Dios» (/:Janif) que ya conocemos y que son mencionados en el
Al igual que ocurre con los «fundadores» de otras religiones, en tor- Corán, quienes, situados al margen de la tan poco satisfactoria religión
no al nacimiento e infancia de Mub.ammad existen numerosas leyendas: politeísta tradicional, anhelaban una fe más pura, la fe en el Dios uno de
su madre habría visto salir de sí durante el embarazo una luz que se Abrahán.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

De cómo el Profeta fue llamado: el Enviado de Dios propagó hasta Siria; un judío habría anunciado la irrupción de una estre-
lla bajo cuya égida nacería Al)mad ( = Mub.ammad, Mahoma); dos hom-
¿Qué dice al respecto el Corán, la fuente más importante sobre la vida bres vestidos de blanco habrían arrojado a Mub.ammad de niño contra el
del Profeta, la cual, sin embargo, a causa de la falta de orden cronológi- suelo en el desierto, le habrían arrancado el corazón del cuerpo y, des-
co y de los exiguos datos biográficos que aporta, deja sin respuesta nu- pués de limpiarle con nieve un brumo negro, se lo habrían vuelto a colo-
merosas preguntas? ¿Qué dice al respecto, por otra parte, la clásica bio- car en su sitio; en Siria, el monje cristiano Bab.ira habría descubierto
grafía (sira) de Mub.ammad ibn Isb.aq (ca. 704-768), autor de la primera entre los hombros de Mub.ammad el «sello del oficio profético» ... 73 .
historia exhaustiva del mundo islámico, quien, casi ciento veinte años Para los lectores no musulmanes, algunas biografías breves del pro-
después de la muerte del Profeta, en las partes segunda y tercera de su feta Mub.ammad parecen no contar sino una historia muy sencilla mar-
obra (dividida en cuatro) y sirviéndose de numerosas fuentes antiguas cada por el éxito. Pero si uno lee las más antiguas tradiciones musulma-
narra de manera viva y relativamente sobria la vida de Mub.ammad: una nas interpretándolas con ayuda de métodos histórico-críticos, enseguida
biografía que, compendiada y acompañada de breves explicaciones, fue se echa de ver que también el de Muhammad es un verdadero destino de
editada por Ibn Hisam (m. 833) 69 ? ¿y qué dice al respecto la historia de profeta, o sea, una vida con largos a~os de luchas )'.° derrotas, con~iguien­
las campañas militares (kitab al-magazi), redactada por Wadiqi (m. el temente también de dudas y depres10nes: un destino muy seme1ante en
año 822)7°? A pesar de cuanto históricamente pueda ser controvertido, muchos aspectos al de los profetas de Israel.
el andamiaje básico con las fechas más importantes en la vida del Profe- Así pues, ¿qué puede decirse sobre la primera revelación? Un hom-
ta71 está fuera de toda duda 72 : bre (n. ca. 570) lleva durante décadas una vida completamente privada
en la parte occidental de la península de Arabia (llamada .f;Iiyaz), en la
Fechas en la vida de Muhammad ciudad comercial de La Meca: Mub.ammad, de la tribu de los quraisíes
-una tribu, más de comerciantes que de guerreros 74 , asentada en esta
ca. 570 Nacimiento en La Meca ciudad- y del clan de los hasimíes75 , junto al que existían otros clanes
ca. 595 Matrimonio con J adiya más ricos y poderosos. Hijo de 'Abd Allah, fallecido antes de su naci-
ca. 610 Primera revelación miento, queda por completo huérfano tras la pronta muerte de su madre
ca. 613 Comienzo de la predicación pública Amina y es criado por su abuelo 'Abd al-Muttalib y luego por su tío y
ca. 619 Muerte de su esposa y de su tío Abü. Talib jefe del clan Abü. Talib; trabaja primero como pastor, má~ tarde _c?mo
622 Emigración (hiyra) a Medina: Comienzo de la viajante de comercio, llegando en sus viajes hasta Palestma y Sma, y
cronología islámica (16 de julio de 622 = primer finalmente como gerente de un negocio, hasta que, pasados cinco años,
día del año 1) contrae matrimonio con una rica viuda de nombre Jadiya. De súbito,
septiembre 622 Llegada a Medina este hombre de negocios de cuarenta años afirma haber recibido una
ca. febrero 624 Cambio en la orientación de la oración (qibla), revelación de Dios. 2Cómo se puede «explicar» esto 76 ?
de Jerusalén a La Meca (Ka'ba) Ahora bien, esta revelación no se produjo «de súbito». Pues también
marzo 624 Triunfo en la batalla de Badr se nos ha transmitido una «prehistoria»:
marzo 625 Derrota en la batalla de Ub.ud - Mub.ammad solía retirarse ya antes de cumplir cuarenta años a las
abril 627 Asedio de Medina montañas cercanas, a una cueva o a una colina, para allí, alejado del
marzo 628 Tregua de al-I:{udaibiya en las cercanías ajetreo politeísta del lugar de peregrinación que era La Meca, entregarse
de La Meca a la meditación y la oración (una práctica que a la sazón no era habitual).
enero 630 Conquista pacífica de La Meca, victoria - En La Meca, así como en sus viajes, Mub.ammad no sólo conoce la
sobre Ta'if en I:Iunain religión politeísta de los comerciantes, peregrinos y poetas árabes, sino
oct.-dic. 630 Expedición de guerra a T abü.k que también aprende mucho acerca de judíos y cristianos por boca de
marzo 632 Peregrinación de despedida a La Meca ellos mismos.
8 junio 632 Muerte en Medina - No cabe duda alguna de que Muhammad simpatiza con aquellos «bus-
cadores de Dios» (/:Janif) que ya conocemos y que son mencionados en el
Al igual que ocurre con los «fundadores» de otras religiones, en tor- Corán, quienes, situados al margen de la tan poco satisfactoria religión
no al nacimiento e infancia de Mub.ammad existen numerosas leyendas: politeísta tradicional, anhelaban una fe más pura, la fe en el Dios uno de
su madre habría visto salir de sí durante el embarazo una luz que se Abrahán.

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B.11. El MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

Por consiguiente, la revelación de Dios no pilla desprevenido a habiéndose colocado a dos arcos o menos.
Mul;iammad. No obstante, ¿cómo aconteció tal revelación? El relato más Inspiró a su siervo, Mul;iammad, lo que inspiró.
antiguo conservado, que se remonta al sobrino de la esposa preferida de El corazón de Mul;iammad no engaña acerca de lo que vio.
Mul;iammad, 'A'ifa, describe una primera visión que tiene lugar con oca- ¿Dudaréis de él por lo que ve? »78 •
sión del regreso al hogar familiar después de varios días y varias noches
de soledad en el desierto y de la que Mul;iammad se asusta tanto que Hoy día, la mayoría de los musulmanes acepta que lo que aquí se
busca la protección de su mujer. Literalmente, se dice: describe es una visión del ángel Gabriel, iy no de Dios! Algunos de los
primeros exegetas musulmane_s op~naban ciertamente que aquello sí que
«Finalmente, La Verdad vino inesperadamente a él y le dijo: Oh, había sido una visión del prop10 D10s, como el tenor mismo del texto (la
Mul;iammad, tú eres el Enviado de Dios. referencia pronominal) daría a entender. Sin embargo, otro pasaje cor~­
El Enviado de Dios dijo: Estaba de pie, pero me hinqué de nico afirma: «Las miradas [de los seres humanos] no le alcanzan, pero El
rodillas; luego, me alejé de allí a rastras, y los hombros me tem- alcanza a las miradas» 79 • «Lo que dices me pone l_?s pelos de punta»,
blaban; después, entré en la habitación de Jadiya y le dije: Arró- habría respondido, según una antigua tradición 80 , 'A'ifa, la que de_spués
pame, arrópame, hasta que el miedo me abandone. Entonces, vino sería viuda del Profeta, a la pregunta de un contemporáneo de si Mu-
a m! y me dijo: Oh, Mul;iammad, tú eres el enviado de Dios. hammad realmente había visto a Dios. En cualquier caso, el Corán co-
El [Mul;iammad] dijo: Pensé en arrojarme desde una peña, pero, ~oce tres modos de revelación: «Dios no ha hablado a ningún mortal si
mientras tal pensaba, se me apareció y dijo: Oh, Mul;iammad, yo no es»:
soy Gabriel, y tú el Enviado de Dios. - «por inspiración» (wa!Jy): no hay vi~ión, y al destinat~rio no _se le
Entonces dijo: Proclama. Yo dije: ¿Qué debo proclamar? Él suele comunicar nada de tipo verbal, smo simplemente mstrucc10nes
[Mul;iammad] dijo: Entonces me agarró y me apretó tres veces para la acción,
con intensidad, hasta que quedé exhausto; luego, dijo: Proclama - «o desde detrás de un velo (IJiyab)»: sin darse tampoco en este caso
en nombre de tu Señor, quien te ha creado. Y yo proclamé. visión, se escucha una voz, .
Y me acerqué a donde estaba Jadiya y dije: Temo inmensa- - «o mandando un mensajero que le inspira, con su permiso, lo que
mente por mí, y le conté mi vivencia. Ella dijo: iAlégrate! Por quiere» 81 •
Dios, nunca permitirá Dios que caigas en el deshonor: haces el De este tercer procedimiento de revelación se habla tam~ién en o_tro
bien que te corresponde, dices la verdad, devuelves lo que se te pasaje. Allí se dice que el ángel Gabriel fue «quien, son permiso ~e D10s,
confía, sobrellevas esfuerzos, atiendes al huésped, ayudas a los depositó en tu corazón, ioh Profeta!», el <:orán 82 • Este fue _c~nsiderado
colaboradores de la Verdad>>77. posteriormente el modo habitual de r~vela~ión, aunque los di_stmtos «pro-
cedimientos de revelación» fueron discutidos por los estud10sos musul-
Hoy resulta imposible contrastar la veracidad histórica de este rela- manes en exhaustivos tratados. En cualquier caso, Mul;iammad estaba
to. Llamativamente, en el propio Corán, al comienzo de la Azora 74, se convencido de que podía discernir sin problemas entre una revel~ción
habla de un arropamiento o encubrimiento, de modo que lo que narra la divina y sus propias ideas. En general, es posible que estas revelac10nes
biografía podría ser una exegesis ulterior de dicho pasaje coránico. El sólo excepcionalmente tuvieran la forma de vi~i~nes (en la~ <J.Ue se da a
relato, en su esencia, encuentra confirmación adicional en el Corán, en «ver» algo) y que más bien se trataran de «audic10nes profetICaS'.>, «que
donde se alude a dos experiencias visionarias al comienzo de las revela- Muhammad creía haber recibido al pie de la letra como revelac10nes Y
ciones. En la Azora 53, «El astro», la primera se describe como sigue: se s~ntía llamado a transmitir bajo la misma forma a sus compatriotas Y
correligionarios» (R. Paret) 83 • Por lo demás, nunca ha existido -y sigue
84
«iVuestro contríbulo [Mul;iammad] no anda descarriado ni desca- sin existir- consenso sobre cuál fue la primera azora en ser revelada -
minado! Y, aparte de su mujer Jadiya, ¿quién fue el primero que -~lentó a
No habla por vicio. Muhammad a tomarse en serio su vivencia personal de revelac10n, por-
Es una inspiración que le inspira, que .se asemejaba a la experiencia revelatoria vivida p~r Moisés? S<:>r-
que le ha enseñado un Ángel forzudo, prendentemente, fue un cristiano de nombre Waraqa, pr_imo de la mu¡er
poderoso e inamovible. de Muhammad. Este anteriormente ya citado «Waraqa ibn Naufal, que
Estaba en el horizonte más elevado: se habí~ convertido al cristianismo, leía las Sagradas Escrituras y había
Luego se acercó y quedó suspendido, aprendido de los seguidores de la Torá y del Evangelio» 85 , era con toda

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B.11. El MENSAJE CENTRAL 2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

Por consiguiente, la revelación de Dios no pilla desprevenido a habiéndose colocado a dos arcos o menos.
Mul;iammad. No obstante, ¿cómo aconteció tal revelación? El relato más Inspiró a su siervo, Mul;iammad, lo que inspiró.
antiguo conservado, que se remonta al sobrino de la esposa preferida de El corazón de Mul;iammad no engaña acerca de lo que vio.
Mul;iammad, 'A'ifa, describe una primera visión que tiene lugar con oca- ¿Dudaréis de él por lo que ve? »78 •
sión del regreso al hogar familiar después de varios días y varias noches
de soledad en el desierto y de la que Mul;iammad se asusta tanto que Hoy día, la mayoría de los musulmanes acepta que lo que aquí se
busca la protección de su mujer. Literalmente, se dice: describe es una visión del ángel Gabriel, iy no de Dios! Algunos de los
primeros exegetas musulmane_s op~naban ciertamente que aquello sí que
«Finalmente, La Verdad vino inesperadamente a él y le dijo: Oh, había sido una visión del prop10 D10s, como el tenor mismo del texto (la
Mul;iammad, tú eres el Enviado de Dios. referencia pronominal) daría a entender. Sin embargo, otro pasaje cor~­
El Enviado de Dios dijo: Estaba de pie, pero me hinqué de nico afirma: «Las miradas [de los seres humanos] no le alcanzan, pero El
rodillas; luego, me alejé de allí a rastras, y los hombros me tem- alcanza a las miradas» 79 • «Lo que dices me pone l_?s pelos de punta»,
blaban; después, entré en la habitación de Jadiya y le dije: Arró- habría respondido, según una antigua tradición 80 , 'A'ifa, la que de_spués
pame, arrópame, hasta que el miedo me abandone. Entonces, vino sería viuda del Profeta, a la pregunta de un contemporáneo de si Mu-
a m! y me dijo: Oh, Mul;iammad, tú eres el enviado de Dios. hammad realmente había visto a Dios. En cualquier caso, el Corán co-
El [Mul;iammad] dijo: Pensé en arrojarme desde una peña, pero, ~oce tres modos de revelación: «Dios no ha hablado a ningún mortal si
mientras tal pensaba, se me apareció y dijo: Oh, Mul;iammad, yo no es»:
soy Gabriel, y tú el Enviado de Dios. - «por inspiración» (wa!Jy): no hay vi~ión, y al destinat~rio no _se le
Entonces dijo: Proclama. Yo dije: ¿Qué debo proclamar? Él suele comunicar nada de tipo verbal, smo simplemente mstrucc10nes
[Mul;iammad] dijo: Entonces me agarró y me apretó tres veces para la acción,
con intensidad, hasta que quedé exhausto; luego, dijo: Proclama - «o desde detrás de un velo (IJiyab)»: sin darse tampoco en este caso
en nombre de tu Señor, quien te ha creado. Y yo proclamé. visión, se escucha una voz, .
Y me acerqué a donde estaba Jadiya y dije: Temo inmensa- - «o mandando un mensajero que le inspira, con su permiso, lo que
mente por mí, y le conté mi vivencia. Ella dijo: iAlégrate! Por quiere» 81 •
Dios, nunca permitirá Dios que caigas en el deshonor: haces el De este tercer procedimiento de revelación se habla tam~ién en o_tro
bien que te corresponde, dices la verdad, devuelves lo que se te pasaje. Allí se dice que el ángel Gabriel fue «quien, son permiso ~e D10s,
confía, sobrellevas esfuerzos, atiendes al huésped, ayudas a los depositó en tu corazón, ioh Profeta!», el <:orán 82 • Este fue _c~nsiderado
colaboradores de la Verdad>>77. posteriormente el modo habitual de r~vela~ión, aunque los di_stmtos «pro-
cedimientos de revelación» fueron discutidos por los estud10sos musul-
Hoy resulta imposible contrastar la veracidad histórica de este rela- manes en exhaustivos tratados. En cualquier caso, Mul;iammad estaba
to. Llamativamente, en el propio Corán, al comienzo de la Azora 74, se convencido de que podía discernir sin problemas entre una revel~ción
habla de un arropamiento o encubrimiento, de modo que lo que narra la divina y sus propias ideas. En general, es posible que estas revelac10nes
biografía podría ser una exegesis ulterior de dicho pasaje coránico. El sólo excepcionalmente tuvieran la forma de vi~i~nes (en la~ <J.Ue se da a
relato, en su esencia, encuentra confirmación adicional en el Corán, en «ver» algo) y que más bien se trataran de «audic10nes profetICaS'.>, «que
donde se alude a dos experiencias visionarias al comienzo de las revela- Muhammad creía haber recibido al pie de la letra como revelac10nes Y
ciones. En la Azora 53, «El astro», la primera se describe como sigue: se s~ntía llamado a transmitir bajo la misma forma a sus compatriotas Y
correligionarios» (R. Paret) 83 • Por lo demás, nunca ha existido -y sigue
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«iVuestro contríbulo [Mul;iammad] no anda descarriado ni desca- sin existir- consenso sobre cuál fue la primera azora en ser revelada -
minado! Y, aparte de su mujer Jadiya, ¿quién fue el primero que -~lentó a
No habla por vicio. Muhammad a tomarse en serio su vivencia personal de revelac10n, por-
Es una inspiración que le inspira, que .se asemejaba a la experiencia revelatoria vivida p~r Moisés? S<:>r-
que le ha enseñado un Ángel forzudo, prendentemente, fue un cristiano de nombre Waraqa, pr_imo de la mu¡er
poderoso e inamovible. de Muhammad. Este anteriormente ya citado «Waraqa ibn Naufal, que
Estaba en el horizonte más elevado: se habí~ convertido al cristianismo, leía las Sagradas Escrituras y había
Luego se acercó y quedó suspendido, aprendido de los seguidores de la Torá y del Evangelio» 85 , era con toda

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2. MUHAMMAD ES SU PROFETA
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

prob~bilidad un judeocristiano, pues consta que no leía la Biblia en grie- Muy pocos le otorgaron fe: miembros de la familia y el clan de Mubam-
go, smo en arameo -a la sazón no existía todavía una traducción árabe mad, así como algunos amigos (más que nada varones jóvenes, también
de la Biblia-. No compara la experiencia de Mubammad con la de de clanes influyentes) y gentes de las capas más bajas (esclavos, extranje-
Jesús, sino con la de Moisés, y habla de un namüs (por referencia al ros). Mubammad los acogió en su comunidad sin hacer distinciones.
griego nómos = «ley» de Moisés), que ha sido entregado a Mubam- Entre ellos no se cuenta -de eso podemos estar seguros- ningún revo-
mad ... lucionario, pero sí personas consecuentemente piadosas que se hallan
descontentas con el cariz que está tomando el clima social y moral de La
La lucha por la justicia: el statu quo amenazado Meca (entre ellos Abü Bakr y 'Ali, quienes luego serían califas). En cual-
quier caso, es entonces cuando se constituye la primera pequeña comu-
La vocación de enviado altera de forma radical la vida de Muhammad nidad musulmana, que no se funda en un determinado estatus social
Lleno de miedo y dudas (lo cual no hace sino subrayar de ~n mod¿ sino en la fe común, la oración ritual, la piedad escatológica, así como e~
conmovedor la humanidad del Profeta), Mubammad anuncia primero una ética de la justicia. También esto viene a subrayar la enorme energía
su mensaje únicamente en el círculo de sus familiares y amigos. Sólo con espiritual que necesitó el Profeta para poder proseguir, como líder de
el tiempo adquiere conciencia de que su encargo profético lo abarca una comunidad sumamente marginal, un camino que era cuestionado
todo. Pues Mubammad recibe sin cesar nuevas revelaciones, que él «pro- por múltiples flancos. Dificultades, resistencias, rechazos desde el exte-
clama», «recita» a sus seguidores (el ya mencionado verbo qara'a, de rior: de todo ello hay, pues, en suficiente medida; tentaciones y dudas
donde deriva el sustantivo qur'an = Corán, es una palabra que, según se interiores son a menudo la consecuencia. ¿Por qué?
supone, se usó desde el principio para designar cada una de las revela- De ningún modo se convierte Mubammad de inmediato, como es-
ciones «descendientes»). Sólo al cabo de tres años comienza Muhammad peraba, en profeta de su pueblo, sino más bien en un peligroso y a la vez
su actividad pública. Y es entonces cuando puede entenderse d~finitiva­ amenazado personaje marginal. Sus enemigos en La Meca son, sobre
mente a sí mismo como «enviado de Dios», urgido a la predicación pú- todo, los grandes comerciantes afectados por su advertencia y los miem-
blica: «ilncorpórate y advierte!» 86 - «Instruye si la Instrucción ha de ser bros dirigentes de clanes poderosos como los majzüm y los umaiya (del
útih>87. que más tarde surgiría la dinastía de los Omeyas). ¿un profeta salido del
¿y sobre qué debe «instruir» el Profeta? Denodadamente proclama apenas influyente clan de los hasimíes? ilnconcebible! Así se explica que
Mubammad a los mequíes el poder y la bondad de Dios y, a la vista del Mubammad sea descalificado al principio como «vidente» (ka.hin), poe-
inminente Juicio, insta a las personas al agradecimiento, la generosidad ta (sa'ir) o mago (sahir), esto es, una persona con especiales capacidades
y la solidaridad social. La unicidad de Dios, por el contrario, no parece sobrenaturales, como era habitual en la primitiva religión árabe. ¿un
(según opinan Th. Noldeke, R. Bell y W. M. Watt) haber estado todavía encargo de Dios a un miembro de la propia tribu? En La Meca, la gente
en primer plano (tal valoración depende en gran medida, sin embargo, se ríe de ideas tan extravagantes como la resurrección y el Juicio final y
de decisiones relativas a la datación de las distintas partes del Corán). En le pide a Mubammad milagros como prueba de su mensaje. Pues los
cualquier caso, lo que el «Enviado de Dios» proclama «a modo de adver- poderosos de La Meca ven en el mensaje del nuevo profeta una peligro-
tencia e instrucción» a los mequíes es todo menos un mensaje cómodo. sa amenaza para el statu quo y, por ello mismo, para su privilegiada
Antes bien, en una época de coyuntura favorable, en la que la rica ciudad situación económica, social y religiosa.
de La Meca controlaba el tránsito de caravanas desde Yemen hasta Gaza • La insistencia de Mubammad en una ética de la justicia con vistas al
y Damasco, el anuncio que Mubammad hace de una forma de vida alter- inminente Juicio y su llamamiento -con ayuda de palabras cortantes,
nativa, su predicación de un «camino empinado», de una «cuesta», re- amenazas de castigo y solemnes juramentos- a la conversión y a la soli-
sulta sumamente indeseado. Pues tal camino consiste en «el rescate del daridad social suponen una amenaza para la actitud egoísta y materialis-
cautivo/ o el dar de comer en los días de escasez/ a un pariente huérfano ta de los ricos comerciantes y negociantes.
/o a un pobre desvalido,/ [en] el estar entre quienes creen, se aconsejan
la constancia y se aconsejan la piedad» 88 • En especial, la continuamente Sin embargo, la cosa no se queda en esta confrontación social. La
repetida amenaza del infierno se pronuncia con toda claridad: «iAy de problemática social está estrechamente entrelazada con la religiosa.
todo calumniador maldiciente / que ha reunido una fortuna y la recuen- La vida económica y la estructura social, por un lado, y la religión y las
ta!/ iCree que su fortuna le hace inmortal!» 89 • concepciones morales, por otro, constituyen un sistema no diferenciable
No es de extrañar, pues, que, entre los quraisíes, el mensaje de de ideas e instituciones. La auténtica respuesta de Mubammad a la de-
Mubammad no sólo suscitara curiosidad, sino ante todo incomprensión. manda de pruebas es el mensaje mismo, el Corán. El cual, por su conte-

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2. MUHAMMAD ES SU PROFETA
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

prob~bilidad un judeocristiano, pues consta que no leía la Biblia en grie- Muy pocos le otorgaron fe: miembros de la familia y el clan de Mubam-
go, smo en arameo -a la sazón no existía todavía una traducción árabe mad, así como algunos amigos (más que nada varones jóvenes, también
de la Biblia-. No compara la experiencia de Mubammad con la de de clanes influyentes) y gentes de las capas más bajas (esclavos, extranje-
Jesús, sino con la de Moisés, y habla de un namüs (por referencia al ros). Mubammad los acogió en su comunidad sin hacer distinciones.
griego nómos = «ley» de Moisés), que ha sido entregado a Mubam- Entre ellos no se cuenta -de eso podemos estar seguros- ningún revo-
mad ... lucionario, pero sí personas consecuentemente piadosas que se hallan
descontentas con el cariz que está tomando el clima social y moral de La
La lucha por la justicia: el statu quo amenazado Meca (entre ellos Abü Bakr y 'Ali, quienes luego serían califas). En cual-
quier caso, es entonces cuando se constituye la primera pequeña comu-
La vocación de enviado altera de forma radical la vida de Muhammad nidad musulmana, que no se funda en un determinado estatus social
Lleno de miedo y dudas (lo cual no hace sino subrayar de ~n mod¿ sino en la fe común, la oración ritual, la piedad escatológica, así como e~
conmovedor la humanidad del Profeta), Mubammad anuncia primero una ética de la justicia. También esto viene a subrayar la enorme energía
su mensaje únicamente en el círculo de sus familiares y amigos. Sólo con espiritual que necesitó el Profeta para poder proseguir, como líder de
el tiempo adquiere conciencia de que su encargo profético lo abarca una comunidad sumamente marginal, un camino que era cuestionado
todo. Pues Mubammad recibe sin cesar nuevas revelaciones, que él «pro- por múltiples flancos. Dificultades, resistencias, rechazos desde el exte-
clama», «recita» a sus seguidores (el ya mencionado verbo qara'a, de rior: de todo ello hay, pues, en suficiente medida; tentaciones y dudas
donde deriva el sustantivo qur'an = Corán, es una palabra que, según se interiores son a menudo la consecuencia. ¿Por qué?
supone, se usó desde el principio para designar cada una de las revela- De ningún modo se convierte Mubammad de inmediato, como es-
ciones «descendientes»). Sólo al cabo de tres años comienza Muhammad peraba, en profeta de su pueblo, sino más bien en un peligroso y a la vez
su actividad pública. Y es entonces cuando puede entenderse d~finitiva­ amenazado personaje marginal. Sus enemigos en La Meca son, sobre
mente a sí mismo como «enviado de Dios», urgido a la predicación pú- todo, los grandes comerciantes afectados por su advertencia y los miem-
blica: «ilncorpórate y advierte!» 86 - «Instruye si la Instrucción ha de ser bros dirigentes de clanes poderosos como los majzüm y los umaiya (del
útih>87. que más tarde surgiría la dinastía de los Omeyas). ¿un profeta salido del
¿y sobre qué debe «instruir» el Profeta? Denodadamente proclama apenas influyente clan de los hasimíes? ilnconcebible! Así se explica que
Mubammad a los mequíes el poder y la bondad de Dios y, a la vista del Mubammad sea descalificado al principio como «vidente» (ka.hin), poe-
inminente Juicio, insta a las personas al agradecimiento, la generosidad ta (sa'ir) o mago (sahir), esto es, una persona con especiales capacidades
y la solidaridad social. La unicidad de Dios, por el contrario, no parece sobrenaturales, como era habitual en la primitiva religión árabe. ¿un
(según opinan Th. Noldeke, R. Bell y W. M. Watt) haber estado todavía encargo de Dios a un miembro de la propia tribu? En La Meca, la gente
en primer plano (tal valoración depende en gran medida, sin embargo, se ríe de ideas tan extravagantes como la resurrección y el Juicio final y
de decisiones relativas a la datación de las distintas partes del Corán). En le pide a Mubammad milagros como prueba de su mensaje. Pues los
cualquier caso, lo que el «Enviado de Dios» proclama «a modo de adver- poderosos de La Meca ven en el mensaje del nuevo profeta una peligro-
tencia e instrucción» a los mequíes es todo menos un mensaje cómodo. sa amenaza para el statu quo y, por ello mismo, para su privilegiada
Antes bien, en una época de coyuntura favorable, en la que la rica ciudad situación económica, social y religiosa.
de La Meca controlaba el tránsito de caravanas desde Yemen hasta Gaza • La insistencia de Mubammad en una ética de la justicia con vistas al
y Damasco, el anuncio que Mubammad hace de una forma de vida alter- inminente Juicio y su llamamiento -con ayuda de palabras cortantes,
nativa, su predicación de un «camino empinado», de una «cuesta», re- amenazas de castigo y solemnes juramentos- a la conversión y a la soli-
sulta sumamente indeseado. Pues tal camino consiste en «el rescate del daridad social suponen una amenaza para la actitud egoísta y materialis-
cautivo/ o el dar de comer en los días de escasez/ a un pariente huérfano ta de los ricos comerciantes y negociantes.
/o a un pobre desvalido,/ [en] el estar entre quienes creen, se aconsejan
la constancia y se aconsejan la piedad» 88 • En especial, la continuamente Sin embargo, la cosa no se queda en esta confrontación social. La
repetida amenaza del infierno se pronuncia con toda claridad: «iAy de problemática social está estrechamente entrelazada con la religiosa.
todo calumniador maldiciente / que ha reunido una fortuna y la recuen- La vida económica y la estructura social, por un lado, y la religión y las
ta!/ iCree que su fortuna le hace inmortal!» 89 • concepciones morales, por otro, constituyen un sistema no diferenciable
No es de extrañar, pues, que, entre los quraisíes, el mensaje de de ideas e instituciones. La auténtica respuesta de Mubammad a la de-
Mubammad no sólo suscitara curiosidad, sino ante todo incomprensión. manda de pruebas es el mensaje mismo, el Corán. El cual, por su conte-

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2. MUHAMMAD ES SU PROFETA
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

nido y por la belleza de su lenguaje, viene a ser un milagro en sí mismo relato de la visión de Mul.iammad!): «fflabéis visto a Lat, Uzza ! y Mana,
el signo por excelencia de la revelación de Dios y de la credibilidad del la otra tercera?» 91 • .
Profeta. Pero, según los Anales de at-Tabarl (m. 922) -qu~en se basa en un
informe de 'Urwa ibn az-Zubair al califa 'Abd al-Mahk (685-7~5)- Y
La lucha por la unicidad de Dios: los «Versículos satánicos» otros comentaristas islámicos, a estos dos versos les habrían segmdo dos
0
tres más. Aunque no figuran en el Corán, de ninguna manera pueden
Pronto se llegó en La Meca a conflictos en torno al Dios uno y a las haber sido inventados: «Estas son las grullas excelsas (garanlq, 2garzas,
múltiples divinidades. Un dato importante es que la tribu de Mul.iam- pájaros d~ vuelo ~~to, seres se~ejantes a l_os ánge~~s?). Uno pue~e co~­
mad, los quraisíes, era la encargada de supervisar (con diversos cargos y fiar en su mterces10n». O la variante: «Su mterces10n agrada (a D10s)» .
puestos) el antiquísimo santuario central de La Meca, la Ka'ba, que su- Estos funestos versos debió de recitarlos Mul.iammad, según los infor-
puestamente había constituido el núcleo de cristalización del asentamiento mes ante los comerciantes (¿en la Ka'ba?), tras lo cual incluso se inclinó
y la vida común de los diferentes clanes quraisíes. La Ka'ba es un edifi- en s~ñal de temor de Dios, algo que los comerciantes imitaron gustosa-
cio con forma de cubo rectangular (de diez a doce metros de lado) que mente ...
alberga la famosa Piedra Negra (de basalto o lava, probablemente restos Pero, algún tiempo después (faquella misma tarde o sólo una vez
de un meteorito) y que hasta la fecha se halla recubierto por un tapiz transcurridos varios días?), Mul.iammad habría caído en la cuenta de que
negro. Según la concepción musulmana, los cimientos de la Ka'ba fue- estos versos no eran sino una sugerencia de Satán, recibiendo como co-
ron colocados por Abrahán y su hijo Ismael (según una leyenda que aún rrección los versos de la Azora 53,21-23: «¿Vais a tener vosotros los
se remonta más en la historia, incluso ya antes por Adán), y también fue seres masculinos y Dios los femeninos [que no habéis querido para voso-
Abrahán quien ya prescribió la peregrinación a este santuario. Sin em- tros]?/ Esto entonces, sería una partición injusta./ Eso no son más que
bargo, en tiempos de Mul.iammad, la Ka 'ba está todavía llena de imáge- nombres qu~, vosotros y vuestros padres, les habéis ,dado. Dios no ha
nes y estatuas de dioses. hecho descender poder ninguno en ellas» 93 • Ahora si que queda_ t?tal-
Las reconstrucciones históricas de cómo se desarrollaron exactamente mente claro: no sólo se niega el poder intercesor de tales seres divmos,
las disputas de La Meca sobre el monoteísmo estricto se mueven en un sino también su existencia. Junto al Dios que Mul.iammad adora como
terreno bastante hipotético. Según la opinión de muchos investigadores, Señor (rabb), Creador, Salvador, Conservador y Juez, no cabe pensar en
el trasfondo de las azoras del primer periodo mequí lo constituye una otros dioses inferiores a modo de instancias intermedias; sólo en ángeles
concepción de Dios monoteísta sólo en su enfoque y todavía dispuesta a servidores de Dios ('abd, pl.: 'ibad), quienes forman la corte divina. Los
tolerar dioses subordinados. Un papel nada insignificante desempeñan «versos satánicos», dirán los intérpretes, quedan «abrogados», revoca-
en este contexto aquellos «versículos satánicos» del Corán (iel escritor dos, por los ulteriores.
Salman Rushdie no se los inventa en su famosa y denostada novela!), A partir de este momento, como muy tarde, la lucha de -'."1-~l.iammad
según los cuales Mul.iammad habría tolerado inicialmente la adoración a favor del Dios uno se convierte también en una lucha decidida contra
de las tres «hijas de Allah» (banat Allah) en la Ka'ba. Las relaciones de todas las divinidades inferiores que supuestamente interceden ante el
estas divinidades con el «Dios supremo» Allah son, en cualquier caso, de «dios supremo» Allah. En las «leyendas sobre profetas y castigos» de las
na~uraleza__abstracta y no .(como en la mitología griega) sexual (aquí no azoras del periodo mequí intermedio, rezuma la polémica cont~a el p~­
existen «hi¡os de Allah»). cNo podría alcanzarse de esta manera un com- liteísmo. El mensaje profético no deja ya lugar para el compromiso: ~<Di:
promiso -el Dios uno y las diosas a Él subordinadas- con los jefes de "iüh incrédulos!/ iNo adoraré lo que adoráis!/ Vosotros no adoráis lo
los clanes y los comerciantes quraisíes? De hecho, éstos se mostraron de que ;doro,/ y yo no_ adoro lo qu~ ~~béis adorado. j V ~s?;r?,s ~o adoráis
inmediato dispuestos a ceder. lo que adoro./ Tenéis vuestra rehg10n. Yo tengo mi rehg10n » . L~ «aso-
Sin embargo, a todo profeta o enviado de Dios le son insinuadas por ciación» se convierte en el gran pecado que no será perdona~o: _«D10s no
Satán, _como si se tratara de una revelación, ideas que luego han de ser perdona que se le asocie [a otros dioses]; perdona, prescmdiendo de
corregidas por Dios. Así, en el Corán se lee: «Antes de ti no hemos man- esto, a quien quiere» 95 • . .
dado a ningún enviado ni Profeta sin que el Demonio echase el pecado Pero tal intransigencia conlleva sus costes. A la vista de lo anterior,
en su deseo cuando lo deseaban, pero Dios borra lo que echa el Demo- ¿no resulta también comprensible la oposición de los quraisíes al mensa-
nio y a continuación corrobora sus aleyas» 9 º. ¿y cuáles son estos «versí- je de Mul.iammad96 ? Aquí no se trata sólo de fe o de incredul~dad, ~i?o
culos satánicos» en el caso de Mul.iammad? Comienza en la Azora 53,19s., de una «cuestión vital», es más, de un asunto de transcendencia pohttca
la que se conoce como «el Astro» (ila misma que al comienzo contiene el para toda la tribu. ¿Por qué? Porque aquí se hallan en juego los santua-

124 125
2. MUHAMMAD ES SU PROFETA
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

nido y por la belleza de su lenguaje, viene a ser un milagro en sí mismo relato de la visión de Mul.iammad!): «fflabéis visto a Lat, Uzza ! y Mana,
el signo por excelencia de la revelación de Dios y de la credibilidad del la otra tercera?» 91 • .
Profeta. Pero, según los Anales de at-Tabarl (m. 922) -qu~en se basa en un
informe de 'Urwa ibn az-Zubair al califa 'Abd al-Mahk (685-7~5)- Y
La lucha por la unicidad de Dios: los «Versículos satánicos» otros comentaristas islámicos, a estos dos versos les habrían segmdo dos
0
tres más. Aunque no figuran en el Corán, de ninguna manera pueden
Pronto se llegó en La Meca a conflictos en torno al Dios uno y a las haber sido inventados: «Estas son las grullas excelsas (garanlq, 2garzas,
múltiples divinidades. Un dato importante es que la tribu de Mul.iam- pájaros d~ vuelo ~~to, seres se~ejantes a l_os ánge~~s?). Uno pue~e co~­
mad, los quraisíes, era la encargada de supervisar (con diversos cargos y fiar en su mterces10n». O la variante: «Su mterces10n agrada (a D10s)» .
puestos) el antiquísimo santuario central de La Meca, la Ka'ba, que su- Estos funestos versos debió de recitarlos Mul.iammad, según los infor-
puestamente había constituido el núcleo de cristalización del asentamiento mes ante los comerciantes (¿en la Ka'ba?), tras lo cual incluso se inclinó
y la vida común de los diferentes clanes quraisíes. La Ka'ba es un edifi- en s~ñal de temor de Dios, algo que los comerciantes imitaron gustosa-
cio con forma de cubo rectangular (de diez a doce metros de lado) que mente ...
alberga la famosa Piedra Negra (de basalto o lava, probablemente restos Pero, algún tiempo después (faquella misma tarde o sólo una vez
de un meteorito) y que hasta la fecha se halla recubierto por un tapiz transcurridos varios días?), Mul.iammad habría caído en la cuenta de que
negro. Según la concepción musulmana, los cimientos de la Ka'ba fue- estos versos no eran sino una sugerencia de Satán, recibiendo como co-
ron colocados por Abrahán y su hijo Ismael (según una leyenda que aún rrección los versos de la Azora 53,21-23: «¿Vais a tener vosotros los
se remonta más en la historia, incluso ya antes por Adán), y también fue seres masculinos y Dios los femeninos [que no habéis querido para voso-
Abrahán quien ya prescribió la peregrinación a este santuario. Sin em- tros]?/ Esto entonces, sería una partición injusta./ Eso no son más que
bargo, en tiempos de Mul.iammad, la Ka 'ba está todavía llena de imáge- nombres qu~, vosotros y vuestros padres, les habéis ,dado. Dios no ha
nes y estatuas de dioses. hecho descender poder ninguno en ellas» 93 • Ahora si que queda_ t?tal-
Las reconstrucciones históricas de cómo se desarrollaron exactamente mente claro: no sólo se niega el poder intercesor de tales seres divmos,
las disputas de La Meca sobre el monoteísmo estricto se mueven en un sino también su existencia. Junto al Dios que Mul.iammad adora como
terreno bastante hipotético. Según la opinión de muchos investigadores, Señor (rabb), Creador, Salvador, Conservador y Juez, no cabe pensar en
el trasfondo de las azoras del primer periodo mequí lo constituye una otros dioses inferiores a modo de instancias intermedias; sólo en ángeles
concepción de Dios monoteísta sólo en su enfoque y todavía dispuesta a servidores de Dios ('abd, pl.: 'ibad), quienes forman la corte divina. Los
tolerar dioses subordinados. Un papel nada insignificante desempeñan «versos satánicos», dirán los intérpretes, quedan «abrogados», revoca-
en este contexto aquellos «versículos satánicos» del Corán (iel escritor dos, por los ulteriores.
Salman Rushdie no se los inventa en su famosa y denostada novela!), A partir de este momento, como muy tarde, la lucha de -'."1-~l.iammad
según los cuales Mul.iammad habría tolerado inicialmente la adoración a favor del Dios uno se convierte también en una lucha decidida contra
de las tres «hijas de Allah» (banat Allah) en la Ka'ba. Las relaciones de todas las divinidades inferiores que supuestamente interceden ante el
estas divinidades con el «Dios supremo» Allah son, en cualquier caso, de «dios supremo» Allah. En las «leyendas sobre profetas y castigos» de las
na~uraleza__abstracta y no .(como en la mitología griega) sexual (aquí no azoras del periodo mequí intermedio, rezuma la polémica cont~a el p~­
existen «hi¡os de Allah»). cNo podría alcanzarse de esta manera un com- liteísmo. El mensaje profético no deja ya lugar para el compromiso: ~<Di:
promiso -el Dios uno y las diosas a Él subordinadas- con los jefes de "iüh incrédulos!/ iNo adoraré lo que adoráis!/ Vosotros no adoráis lo
los clanes y los comerciantes quraisíes? De hecho, éstos se mostraron de que ;doro,/ y yo no_ adoro lo qu~ ~~béis adorado. j V ~s?;r?,s ~o adoráis
inmediato dispuestos a ceder. lo que adoro./ Tenéis vuestra rehg10n. Yo tengo mi rehg10n » . L~ «aso-
Sin embargo, a todo profeta o enviado de Dios le son insinuadas por ciación» se convierte en el gran pecado que no será perdona~o: _«D10s no
Satán, _como si se tratara de una revelación, ideas que luego han de ser perdona que se le asocie [a otros dioses]; perdona, prescmdiendo de
corregidas por Dios. Así, en el Corán se lee: «Antes de ti no hemos man- esto, a quien quiere» 95 • . .
dado a ningún enviado ni Profeta sin que el Demonio echase el pecado Pero tal intransigencia conlleva sus costes. A la vista de lo anterior,
en su deseo cuando lo deseaban, pero Dios borra lo que echa el Demo- ¿no resulta también comprensible la oposición de los quraisíes al mensa-
nio y a continuación corrobora sus aleyas» 9 º. ¿y cuáles son estos «versí- je de Mul.iammad96 ? Aquí no se trata sólo de fe o de incredul~dad, ~i?o
culos satánicos» en el caso de Mul.iammad? Comienza en la Azora 53,19s., de una «cuestión vital», es más, de un asunto de transcendencia pohttca
la que se conoce como «el Astro» (ila misma que al comienzo contiene el para toda la tribu. ¿Por qué? Porque aquí se hallan en juego los santua-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

ríos Y los símbolos de la tribu, su tradición y, con ella, incluso su identi- Aquí se enfrenta un individuo, respaldado por un pequeño grupo,
dad._ Pues al ~antuario de La Meca le corresponde desde tiempos inme- contra toda la tribu. rnn qué podía terminar esto? Se formulan amena-
monal?s un tiempo y un recinto sagrados, protegidos. Y ambos constitu- zas de vejación, se prometen compensaciones económicas: ni unas ni otras
yen -1dentro del «tiempo de peregrinación» («tiempo de paz») anual consiguieron que el Profeta diera su brazo a torcer. El conflicto religio-
durante el que también se acude a los santuarios de las otras divinidade~ so, social y político se prolonga durante años. Al final, se hace imi:iosible
en los alrededores .de La Meca!- la condición sine qua non del gran demorar más la toma de una decisión: o bien toda la tribu se convierte al
merca~o suprarreg10nal en el que todas las tribus y clanes, ya sean se- Profeta y a su mensaje, o bien el Profeta y los suyos deben abandonar la
dentarios, nómadas o seminómadas, pueden congregarse pacíficamente: tribu. Aproximadamente doce años después de la vocación de Mubam-
para dar cul:o a las divinidades y comerciar, para resolver disputas y mad al oficio profético, se llega a una decisión y a una escisión ...
cerrar todo tipo de acuerdos ...
ry ei:tonces surge un quraisí que cuestiona los fundamentos de su La emigración: el comienzo de una nueva época
7_ropia tnb~! ilnaudito! Pues Mubammad, al reclamar la «sumisión» (is-
am) exclusiva a Allah
Toda tribu árabe se entiende a sí misma como una comunidad de sangre
- denigra el ve~erabl~ culto a los dioses de los antepasados; y solidaridad, con frecuencia también como una comunidad de cult~
- rechaza las siempre estimadas tradiciones de la tribu, con todas sus (por ejemplo, en el caso de la ~a'ba). El cl~n, P?r su parte,. e~ ~lgo asi
leyendas y costumbres;
como una tribu dentro de la tnbu (en aleman, viene a ser smommo de
- con su crítica, pone en ridículo a la tribu también de cara al exterior Sippe, que también significa «estirpe»). Cada clan obse~va una estri~ta
en vez de identificarse incondicionalmente con ella a la antigua y sabi~ solidaridad de clan, que obliga a ayudar contra sus enemigos a cualqmer
usanza·
--:- hac~ peligrar así la unidad y cohesión de los clanes y la identidad de la
miembro del clan y que es aún más fuerte que la solidaridad con el con-
tnbu. junto de la tribu. Por ejemplo, una agresió~ que pong~ en J?eligro la
integridad física y la vida de algunos de sus miembros sera castigada con
, ~ esto se añade que cada una de las divinidades (al-Lat = Diosa, al- una venganza de sangre, el recurso legal habitual en la sociedad nómada.
f!zza = la Fuerza, Manat = Donadora o diosa del destino) se halla Mientras que su tío, tutor y jefe del clan de los hasimíes, lo proteja, la
VInculada a un famoso santuario de las inmediaciones de La Meca, en las vida de Mubammad no corre, pues, peligro. Sin embargo, la situación se
fran~es ru~as comerciales hacia Medina y hacia el Iraq. La negación de hace cada vez más peligrosa, hasta el punto de que, en el año 615, el
ª existencia de estas diosas no sólo traerá como consecuencia se teme Profeta, en cuanto líder de su pequeña comunidad, recomienda a algu-
u.n descenso del culto en la Ka'ba, sino también el cierre de est~s santua~ nos miembros la emigración provisional a la cristiana Etiopía: se supone
no~ (que luego, tras el triunfo de los musulmanes, de hecho fueron des- que marcharon ochenta y nueve varones y dieciocho mujeres, que, se-
truidos).
gún todos los indicios, fueron acogidos muy amablemente por el Negus.
Así pues, en conjunto, el mensaje profético de Mubammad constitu- Pero, en La Meca, las ofensas y las vejaciones de los otros clanes al clan
~~ ~n ~sunto polí~ico d~ prir~1er .rango: deponedor de dioses y trasgresor de los hasimíes culminan en un boicot matrimonial y comercial (616-
.abues, reformista e iguahtano. Representa una amenaza radical para 618). No obstante, se trata de una proscripción que terminará siendo
e~ tipo de solidaridad que venía practicándose entre clanes para la auto- levantada, probablemente porque no resultaba muy eficaz. .
ridad d~ los jefes de clan, para el atractivo de la Ka 'ba y p'ara los demás Sin embargo, en el año 619 el conflicto entra en una fase crítica:
~antuano~ de Ar~bi.a occidental. En una palabra, una amenaza para la - Fallece la mujer de Mubammad, Jadiya. La cual no sólo le había traí-
v,egemoma economICa de La Meca y la supremacía política de los qurai- do riqueza y prestigio, sino que, en cuanto primera musulmana, siempre
~ies en toda la región. Por eso, a modo de resumen se puede afirmar que: supuso para él un incomparable fortalecimiento en la fe, especialmente
La lucha de Mubammad a favor del sometimiento al Dios uno y único durante las deprimentes temporadas en las que las revelaciones se inte-
supone una amenaza para todo el culto y el comercio en torno a la Ka 'ba rrumpían.
1:0 sólo para la adoración de otros dioses y diosas que allí tenía lugar' - Poco después, muere el tío de Mubammad, Abü Talib, con lo que el
Slilo p
ara 1as activi
. 'd ades re 1ac10nadas
. con la peregrinación, para el mer-' Profeta pierde a su más influyente protector, quien, a pesar de no haber-
cado y, por ende, para el sistema financiero y económico de La Meca se hecho él mismo musulmán, resistió todas las presiones de los quraisíes
para s:i polít}~a exte~ior y comercial, para todas las instituciones religio~ para que levantara la protección del clan a Mu~ammad: .
~o-s~c10-pohticas exi~t~ntes; es. más, para la venerable tradición, la uni- - Otro tío de Mubammad, Abü Lahab, se convierte en iefe del clan; sm
ad Interna y el prestig10 exterior de la tribu en general. embargo, durante el boicot, se había posicionado del lado de los enemi-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
2. MUHAMMAD ES SU PROFETA

ríos Y los símbolos de la tribu, su tradición y, con ella, incluso su identi- Aquí se enfrenta un individuo, respaldado por un pequeño grupo,
dad._ Pues al ~antuario de La Meca le corresponde desde tiempos inme- contra toda la tribu. rnn qué podía terminar esto? Se formulan amena-
monal?s un tiempo y un recinto sagrados, protegidos. Y ambos constitu- zas de vejación, se prometen compensaciones económicas: ni unas ni otras
yen -1dentro del «tiempo de peregrinación» («tiempo de paz») anual consiguieron que el Profeta diera su brazo a torcer. El conflicto religio-
durante el que también se acude a los santuarios de las otras divinidade~ so, social y político se prolonga durante años. Al final, se hace imi:iosible
en los alrededores .de La Meca!- la condición sine qua non del gran demorar más la toma de una decisión: o bien toda la tribu se convierte al
merca~o suprarreg10nal en el que todas las tribus y clanes, ya sean se- Profeta y a su mensaje, o bien el Profeta y los suyos deben abandonar la
dentarios, nómadas o seminómadas, pueden congregarse pacíficamente: tribu. Aproximadamente doce años después de la vocación de Mubam-
para dar cul:o a las divinidades y comerciar, para resolver disputas y mad al oficio profético, se llega a una decisión y a una escisión ...
cerrar todo tipo de acuerdos ...
ry ei:tonces surge un quraisí que cuestiona los fundamentos de su La emigración: el comienzo de una nueva época
7_ropia tnb~! ilnaudito! Pues Mubammad, al reclamar la «sumisión» (is-
am) exclusiva a Allah
Toda tribu árabe se entiende a sí misma como una comunidad de sangre
- denigra el ve~erabl~ culto a los dioses de los antepasados; y solidaridad, con frecuencia también como una comunidad de cult~
- rechaza las siempre estimadas tradiciones de la tribu, con todas sus (por ejemplo, en el caso de la ~a'ba). El cl~n, P?r su parte,. e~ ~lgo asi
leyendas y costumbres;
como una tribu dentro de la tnbu (en aleman, viene a ser smommo de
- con su crítica, pone en ridículo a la tribu también de cara al exterior Sippe, que también significa «estirpe»). Cada clan obse~va una estri~ta
en vez de identificarse incondicionalmente con ella a la antigua y sabi~ solidaridad de clan, que obliga a ayudar contra sus enemigos a cualqmer
usanza·
--:- hac~ peligrar así la unidad y cohesión de los clanes y la identidad de la
miembro del clan y que es aún más fuerte que la solidaridad con el con-
tnbu. junto de la tribu. Por ejemplo, una agresió~ que pong~ en J?eligro la
integridad física y la vida de algunos de sus miembros sera castigada con
, ~ esto se añade que cada una de las divinidades (al-Lat = Diosa, al- una venganza de sangre, el recurso legal habitual en la sociedad nómada.
f!zza = la Fuerza, Manat = Donadora o diosa del destino) se halla Mientras que su tío, tutor y jefe del clan de los hasimíes, lo proteja, la
VInculada a un famoso santuario de las inmediaciones de La Meca, en las vida de Mubammad no corre, pues, peligro. Sin embargo, la situación se
fran~es ru~as comerciales hacia Medina y hacia el Iraq. La negación de hace cada vez más peligrosa, hasta el punto de que, en el año 615, el
ª existencia de estas diosas no sólo traerá como consecuencia se teme Profeta, en cuanto líder de su pequeña comunidad, recomienda a algu-
u.n descenso del culto en la Ka'ba, sino también el cierre de est~s santua~ nos miembros la emigración provisional a la cristiana Etiopía: se supone
no~ (que luego, tras el triunfo de los musulmanes, de hecho fueron des- que marcharon ochenta y nueve varones y dieciocho mujeres, que, se-
truidos).
gún todos los indicios, fueron acogidos muy amablemente por el Negus.
Así pues, en conjunto, el mensaje profético de Mubammad constitu- Pero, en La Meca, las ofensas y las vejaciones de los otros clanes al clan
~~ ~n ~sunto polí~ico d~ prir~1er .rango: deponedor de dioses y trasgresor de los hasimíes culminan en un boicot matrimonial y comercial (616-
.abues, reformista e iguahtano. Representa una amenaza radical para 618). No obstante, se trata de una proscripción que terminará siendo
e~ tipo de solidaridad que venía practicándose entre clanes para la auto- levantada, probablemente porque no resultaba muy eficaz. .
ridad d~ los jefes de clan, para el atractivo de la Ka 'ba y p'ara los demás Sin embargo, en el año 619 el conflicto entra en una fase crítica:
~antuano~ de Ar~bi.a occidental. En una palabra, una amenaza para la - Fallece la mujer de Mubammad, Jadiya. La cual no sólo le había traí-
v,egemoma economICa de La Meca y la supremacía política de los qurai- do riqueza y prestigio, sino que, en cuanto primera musulmana, siempre
~ies en toda la región. Por eso, a modo de resumen se puede afirmar que: supuso para él un incomparable fortalecimiento en la fe, especialmente
La lucha de Mubammad a favor del sometimiento al Dios uno y único durante las deprimentes temporadas en las que las revelaciones se inte-
supone una amenaza para todo el culto y el comercio en torno a la Ka 'ba rrumpían.
1:0 sólo para la adoración de otros dioses y diosas que allí tenía lugar' - Poco después, muere el tío de Mubammad, Abü Talib, con lo que el
Slilo p
ara 1as activi
. 'd ades re 1ac10nadas
. con la peregrinación, para el mer-' Profeta pierde a su más influyente protector, quien, a pesar de no haber-
cado y, por ende, para el sistema financiero y económico de La Meca se hecho él mismo musulmán, resistió todas las presiones de los quraisíes
para s:i polít}~a exte~ior y comercial, para todas las instituciones religio~ para que levantara la protección del clan a Mu~ammad: .
~o-s~c10-pohticas exi~t~ntes; es. más, para la venerable tradición, la uni- - Otro tío de Mubammad, Abü Lahab, se convierte en iefe del clan; sm
ad Interna y el prestig10 exterior de la tribu en general. embargo, durante el boicot, se había posicionado del lado de los enemi-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

gos de Mubammad y había contraído matrimonio con una mujer del 3. El Profeta como modelo
clan de los Omeyas, hostil al Profeta. Abü. Lahab cede a la presión de los
dirigentes quraisíes y, finalmente, suspende el deber de protección.
«Medina»: la «ciudad del Profeta» (madznat an-nabl), así_ será llam_ada
- La búsqueda de un refugio fuera de su tribu que el Profeta, ahora «al
más tarde Yatrib. Medina: no tanto una ciudad de_comercio, peregrina-
margen de la ley», lleva a cabo en los alrededores de La Meca (en tribus
ción y mercado cuanto un oasis de palmeras datiler~s y cereales: p~r
nómadas o en la ciudad de Ta'if) no tiene éxito; la gente se ríe de él y lo
tanto, un oasis de la agricultura, tal y como aquí es exi_tosamente e¡erci-
expulsa. Quizá hubieran acogido a un fugitivo en busca de protección,
pero no a un «enviado de Dios» que pretende convertirse en líder y da sobre todo por los numerosos judío~. Medina: ~na ci.udad poblada no
desprecia todos sus dioses. Tras su vuelta a La Meca, Mubammad, pró- por una única tribu, como La Meca, smo por v.arias. tri?us Y cla~~s que
fugo y privado de todo derecho, tiene dificultades para volver a obtener rivalizan entre sí (dos tribus paganas y tres tribus ¡udias;, tambien ~os
de algún jefe de clan la necesaria garantía de protección. Carece de toda judíos eran árabes). Por eso: disputas que se prolong~n decadas, anar-
base política y apenas gana nuevos adeptos. La comunidad musulmana quicas guerras entre clanes y baños de sangre -especialmen:e entre las
no llega probablemente ni a los cien miembros. tribus de los awz y los jazray- por el control de las zonas agricolamente
Sin embargo, un cambio se perfila en el horizonte cuando en el año productivas, que pon~n en .peligro la segur~dad ~n los campos y ~n;iena­
620, con motivo de la anual peregrinación y feria comercial en La Meca, zan con destruir Medma. Sm embargo, aqm nadie estaba en condic10nes
un grupo de seis varones de la ciudad de Y atrib, situada a trescientos de hacer las veces de mediador 97 •
kilómetros al norte y probablemente ya conocida por algunos foráneos
como Medina, «la ciudad», «al-Madina», se dejan convencer por las re- De cómo el Profeta se convirtió en un hombre de Estado:
velaciones de Mubammad y su valerosa e inquebrantable personalidad. la fundación de la comunidad
Un año más tarde, de nuevo en el tiempo de peregrinación, un grupo de
doce delegados de Yatrib/Medina incluso se reúne secretamente con ¿será quizá capaz de poner paz esteyrofeta q~e, como es habitual e?tre
los árabes, ha sido llamado a ~e.dma por miembr~s. de la~ ~os tribus
enfrentadas para actuar como arbitro (/:Jakam) y ~acif~cado: 8.. En cual-
Mubammad, a las afueras de La Meca, en Aqaba. Se llega a un acuerdo
provisional, que será definitivamente sellado el año siguiente, en junio
de 622, de nuevo en 'Aqaba, con el juramento de 73 neófitos de vivir el quier caso, la actuación de Mubammad rev~la s~biduria p~htica: puesto
islam, lo que en concreto significa: creer en el Dios uno, no robar, no que en Medina ni rige un der~c~o co~ún m existe un gobierno central,
calumniar, no cometer adulterio, no matar a los hijos, obedecer al Profe- Muhammad obliga a los medimes a ¡urarle ya en La Meca un voto de
ta y ofrecerle garantía de protección. Aquí ya se dan vinculadas en obediencia y cierra con ellos un acuerdo .. Poco despué~. de su lleg.ada a
Mubammad una función religiosa y una función política. Medina, ratifica este pacto con los allí residentes y lo fi¡a p<_>r e~~rito . A
A la vista de su desesperada situación en La Meca, para Mubammad este compromiso a veces se le llama exa.gerad~mente «Constituc10n», i:i-
la oferta de Yatrib/Medina significa literalmente un regalo del cielo. Los cluso «reglamento comunitario de Medma». Sm embargo, lo que el hi~­
musulmanes van emigrando en pequeños grupos: expatriación de la pro- toriógrafo Ibn Isbaq reproduce en la biografía de Mubammad que escri-
pia tribu y ruptura de las relaciones naturales con el clan de nacimiento. be justo después de la hiyra no es, de todos modos, el docum~nto
iTodo por la fe! Finalmente, en absoluto secreto, se marcha el propio originario (como se deduce del solo hecho de que las tres gran?es tribus
Mubammad, junto con su compañero Abü. Bakr, quien luego se conver- judías ya no son mencionadas), sino uno redactado .~ucho mas ta~de Y
tirá en el primer califa. El 24 de septiembre de 622 llegan a Quba', en el compuesto evidentemente (como revelan las repetic10nes) a partir de
sector sur del oasis mediní. Este suceso se conoce como la hiyra ([hégira fragmentos anteriores. .
en castellano]: emigración, éxodo, ien ningún caso huida!) del Profeta. De hecho, aquí se trata de entrada de uno de esos ~ratados ~e alian-
Pero no se trata de un cambio de lugar sin importancia, sino de un críti- za tan habituales entre las tribus árabes, como en él mismo se dice: «un
co punto de inflexión. En efecto, es la dramática transición a otro mun- documento de Mubammad, el profeta de Dios, sobre las relaciones en-
do: ya no el del parentesco tribal, sino el de la comunidad de fe; ya no el tre los creyentes musulmanes quraisíes, los creyentes ~usulmanes de
del politeísmo, sino el del islam. Y, dado que la hiyra no sólo marca el Yatrib (Medina) y aquellos que les siguen, se les ~an umdo Y com?~ten
cambio fundamental en la vida del Profeta, sino del islam en general, la junto a ellos,, 99 • En este pacto se habla de una alianza de protecc10n Y
tradición musulmana hace comenzar en el día de la salida de Mubam- defensa, del pago de rescates y compensac~on~s por ofensas de sa:igre,
mad de La Meca (16 de julio de 622) el año primero de una nueva era: de las relaciones con los judíos, de las obligaciones en las operac10nes
la era islámica. militares y de la prohibición de llegar por separado a acuerdos de paz.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

gos de Mubammad y había contraído matrimonio con una mujer del 3. El Profeta como modelo
clan de los Omeyas, hostil al Profeta. Abü. Lahab cede a la presión de los
dirigentes quraisíes y, finalmente, suspende el deber de protección.
«Medina»: la «ciudad del Profeta» (madznat an-nabl), así_ será llam_ada
- La búsqueda de un refugio fuera de su tribu que el Profeta, ahora «al
más tarde Yatrib. Medina: no tanto una ciudad de_comercio, peregrina-
margen de la ley», lleva a cabo en los alrededores de La Meca (en tribus
ción y mercado cuanto un oasis de palmeras datiler~s y cereales: p~r
nómadas o en la ciudad de Ta'if) no tiene éxito; la gente se ríe de él y lo
tanto, un oasis de la agricultura, tal y como aquí es exi_tosamente e¡erci-
expulsa. Quizá hubieran acogido a un fugitivo en busca de protección,
pero no a un «enviado de Dios» que pretende convertirse en líder y da sobre todo por los numerosos judío~. Medina: ~na ci.udad poblada no
desprecia todos sus dioses. Tras su vuelta a La Meca, Mubammad, pró- por una única tribu, como La Meca, smo por v.arias. tri?us Y cla~~s que
fugo y privado de todo derecho, tiene dificultades para volver a obtener rivalizan entre sí (dos tribus paganas y tres tribus ¡udias;, tambien ~os
de algún jefe de clan la necesaria garantía de protección. Carece de toda judíos eran árabes). Por eso: disputas que se prolong~n decadas, anar-
base política y apenas gana nuevos adeptos. La comunidad musulmana quicas guerras entre clanes y baños de sangre -especialmen:e entre las
no llega probablemente ni a los cien miembros. tribus de los awz y los jazray- por el control de las zonas agricolamente
Sin embargo, un cambio se perfila en el horizonte cuando en el año productivas, que pon~n en .peligro la segur~dad ~n los campos y ~n;iena­
620, con motivo de la anual peregrinación y feria comercial en La Meca, zan con destruir Medma. Sm embargo, aqm nadie estaba en condic10nes
un grupo de seis varones de la ciudad de Y atrib, situada a trescientos de hacer las veces de mediador 97 •
kilómetros al norte y probablemente ya conocida por algunos foráneos
como Medina, «la ciudad», «al-Madina», se dejan convencer por las re- De cómo el Profeta se convirtió en un hombre de Estado:
velaciones de Mubammad y su valerosa e inquebrantable personalidad. la fundación de la comunidad
Un año más tarde, de nuevo en el tiempo de peregrinación, un grupo de
doce delegados de Yatrib/Medina incluso se reúne secretamente con ¿será quizá capaz de poner paz esteyrofeta q~e, como es habitual e?tre
los árabes, ha sido llamado a ~e.dma por miembr~s. de la~ ~os tribus
enfrentadas para actuar como arbitro (/:Jakam) y ~acif~cado: 8.. En cual-
Mubammad, a las afueras de La Meca, en Aqaba. Se llega a un acuerdo
provisional, que será definitivamente sellado el año siguiente, en junio
de 622, de nuevo en 'Aqaba, con el juramento de 73 neófitos de vivir el quier caso, la actuación de Mubammad rev~la s~biduria p~htica: puesto
islam, lo que en concreto significa: creer en el Dios uno, no robar, no que en Medina ni rige un der~c~o co~ún m existe un gobierno central,
calumniar, no cometer adulterio, no matar a los hijos, obedecer al Profe- Muhammad obliga a los medimes a ¡urarle ya en La Meca un voto de
ta y ofrecerle garantía de protección. Aquí ya se dan vinculadas en obediencia y cierra con ellos un acuerdo .. Poco despué~. de su lleg.ada a
Mubammad una función religiosa y una función política. Medina, ratifica este pacto con los allí residentes y lo fi¡a p<_>r e~~rito . A
A la vista de su desesperada situación en La Meca, para Mubammad este compromiso a veces se le llama exa.gerad~mente «Constituc10n», i:i-
la oferta de Yatrib/Medina significa literalmente un regalo del cielo. Los cluso «reglamento comunitario de Medma». Sm embargo, lo que el hi~­
musulmanes van emigrando en pequeños grupos: expatriación de la pro- toriógrafo Ibn Isbaq reproduce en la biografía de Mubammad que escri-
pia tribu y ruptura de las relaciones naturales con el clan de nacimiento. be justo después de la hiyra no es, de todos modos, el docum~nto
iTodo por la fe! Finalmente, en absoluto secreto, se marcha el propio originario (como se deduce del solo hecho de que las tres gran?es tribus
Mubammad, junto con su compañero Abü. Bakr, quien luego se conver- judías ya no son mencionadas), sino uno redactado .~ucho mas ta~de Y
tirá en el primer califa. El 24 de septiembre de 622 llegan a Quba', en el compuesto evidentemente (como revelan las repetic10nes) a partir de
sector sur del oasis mediní. Este suceso se conoce como la hiyra ([hégira fragmentos anteriores. .
en castellano]: emigración, éxodo, ien ningún caso huida!) del Profeta. De hecho, aquí se trata de entrada de uno de esos ~ratados ~e alian-
Pero no se trata de un cambio de lugar sin importancia, sino de un críti- za tan habituales entre las tribus árabes, como en él mismo se dice: «un
co punto de inflexión. En efecto, es la dramática transición a otro mun- documento de Mubammad, el profeta de Dios, sobre las relaciones en-
do: ya no el del parentesco tribal, sino el de la comunidad de fe; ya no el tre los creyentes musulmanes quraisíes, los creyentes ~usulmanes de
del politeísmo, sino el del islam. Y, dado que la hiyra no sólo marca el Yatrib (Medina) y aquellos que les siguen, se les ~an umdo Y com?~ten
cambio fundamental en la vida del Profeta, sino del islam en general, la junto a ellos,, 99 • En este pacto se habla de una alianza de protecc10n Y
tradición musulmana hace comenzar en el día de la salida de Mubam- defensa, del pago de rescates y compensac~on~s por ofensas de sa:igre,
mad de La Meca (16 de julio de 622) el año primero de una nueva era: de las relaciones con los judíos, de las obligaciones en las operac10nes
la era islámica. militares y de la prohibición de llegar por separado a acuerdos de paz.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

Específicamente musulmanas en este convenio son las siguientes estipu- principio, :n cuanto jefe ,d~l clan de los emigrantes, .ha de conta: con la
laciones: aquiescencia de los <lemas 1efes de clan; el orden tribal se mantiene. Y,
- «Ellos (los musulmanes tanto quraisíes como mediníes) constituyen sin embargo, Mul:iammad es al mismo tiempo el único profeta al que le
una comunidad (umma) que se diferencia de las demás personas» 1ºº. son comunicadas revelaciones divinas, por lo que, en los litigios -los
Umma puede ser traducido por comunidad, colectividad o confedera- cuales, como es natural, siguen siendo frecuentes-, puede actuar por
ción. encargo divino como árbitro supremo. El Profeta recibe también nuevas
- A quienes actúen contrariamente al documento se les amenaza con revelaciones, que ahora hacen referencia tanto al establecimiento ~e un
da ira de Dios en el día de la Resurrección» 1º1 • Se trata de un orden orden social justo como a la configuración de un culto religioso digno.
legitimado y sancionado tanto política como religiosamente. Todas pasarán a formar parte del Corán y, con ello, se convertirán en el
- «Cuando haya algún asunto sobre el que no os pongáis de acuerdo, núcleo del sistema religioso que, en lo sucesivo, se impondrá con el is-
acudid a Dios y a Mul:iammad» 1º2 • Mul:iammad no sólo había sido llama- lam en todas partes.
do a Medina como árbitro y mediador, sino también en cuanto «enviado Así Muhammad se hace a una nueva tarea, y el Profeta pasa a ser -y
de Dios». en ello' sí q~e se diferencia ciertamente de los profetas de Israel- un
De hecho, el Profeta tiene éxito en la reconciliación de las dos tribus «hombre de Estado». Y muestra estar por completo a la altura de las
medinesas enemistadas, y éstas se convierten ahora en sus más fieles «de- elevadas exigencias de la nueva confederación. En Mul:iammad, la mi-
fensores» (an$ilr) y dan al principio acogida a los «emigrados» (muhayi- sión profética y las habilidades políticas no se excluyen mutuamente. De
rün = la gente de la hiyra) procedentes de La Meca. Muchos habitantes sus seguidores políticos deben surgir ahora creyentes musulmanes. Las
de Medina se habían adherido ya al islam antes de la llegada del Profeta, tareas con las que se ve confrontado el Profeta son enormes. Tiene que
y los musulmanes no tardan en ser mayoría. Por primera vez, los grupos organizar la nueva comunidad o confederación: .
tribales de Medina, tan diferentes entre sí, disponen de una base de fe - Por lo que a la política interior se refiere, a través del «herman~mien­
común. Mul:iammad, a su vez, tiene ahora, también por primera vez, la to» de la «gente de la hiyra», esto es, los «emigrados», con los orim:dos
oportunidad de organizar una comunidad musulmana que funcione ple- del lugar, así como a través de la asignación de nuevas tareas a los prime-
namente como tal: la comunidad o confederación (umma) de Medina ros, que no pueden seguir siendo por mucho tiempo huéspedes de los
como núcleo de la ulterior gran comunidad musulmana (también umma). «defensores». El propio Muhammad se compra una parcela para cons-
Originariamente, Mul:iammad había dado por supuesto que sus compa- truir una casa que sirva como residencia para él y su fa!11ilia al mism?
triotas mequíes y los árabes en general eran su umma. Pero ahora se trata tiempo que como lugar de reunión para sus seguidores. Esta será la pri-
de poner en pie una nueva umma político-religiosa: «Lo esencial era el mera mezquita.
fundamento religioso sobre el que se levantaba. La umma de los árabes se - En lo que atañe a la política exterior, a través de la protección militar
transformó en la umma de los musulmanes» (R. Paret) 1º3 • de la nueva comunidad islámica: desde el principio, una lucha encarni-
Con ello comienza el segundo periodo de la actividad profética de zada contra los quraisíes y ataques por sorpresa («batidas») a las carava-
Mul:iammad, de carácter muy distinto al primero, tan distinto que, a nas mequíes (ésta es la nueva tarea y la «fuente de ingresos» de los «~mi­
juicio de muchos intérpretes, Mul:iammad parece completamente otro. grados»); fortificación defensiva de la ci~d~d ante la ~i:ien.a,za de posi~l;s
Quien antes, con la vista puesta en el Juicio venidero, predicaba la bon- desquites por parte de los mequíes; por ultimo, plamficac10n y e1ecuc10n
dad, la omnipotencia y la justicia divina, se habría transformado -según de empresas bélicas en sentido propio, con ayuda precisamente de los
tales intérpretes- en un admirado y temido político sediento de poder, «emigrados». .
es más, en un guerrero proclive a la sensualidad. Mas ¿cambió realmente ¿y quiénes son los adversarios de Mul:iammad? También en Medma
la estructura de su personalidad, cambiaron sus principios? los hay, y de cuatro tipos:
Para responder a esta pregunta, no se puede pasar por alto ni la - una oposición politeísta, sobre todo en los clanes pequeños. Aquí es
continuidad de la fe -tan arraigada en la vida de Mul:iammad- en el frecuente burlarse de los mediníes que se han sometido a un extranjero;
Dios omnipotente y misericordioso, ni el cambio experimentado por las - una oposición musulmana, que se dirige contra el poder de Mul:iam-
condiciones de vida y las tareas. El que antes era un inconforme se ve de mad, cada vez mayor gracias a sus éxitos, y contra su provocativa políti-
pronto, en cuanto dirigente de la comunidad, situado en lo más alto; la ca antimequí: «escépticos», «hipócritas» (munafiqün), se~án llam.ados .estos
minoría que en La Meca apenas era tolerada se convierte en Medina en meros consocios, secuaces en los que no se puede confiar en situac10nes
la mayoría que decide y dispone. Es verdad que Mul:iammad no se con- críticas y que además simpatizan con los judíos; .
vierte, ni mucho menos, en señor absoluto de los diversos clanes. Al - una oposición beduina (a'rab) en los alrededores de Medma y La

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

Específicamente musulmanas en este convenio son las siguientes estipu- principio, :n cuanto jefe ,d~l clan de los emigrantes, .ha de conta: con la
laciones: aquiescencia de los <lemas 1efes de clan; el orden tribal se mantiene. Y,
- «Ellos (los musulmanes tanto quraisíes como mediníes) constituyen sin embargo, Mul:iammad es al mismo tiempo el único profeta al que le
una comunidad (umma) que se diferencia de las demás personas» 1ºº. son comunicadas revelaciones divinas, por lo que, en los litigios -los
Umma puede ser traducido por comunidad, colectividad o confedera- cuales, como es natural, siguen siendo frecuentes-, puede actuar por
ción. encargo divino como árbitro supremo. El Profeta recibe también nuevas
- A quienes actúen contrariamente al documento se les amenaza con revelaciones, que ahora hacen referencia tanto al establecimiento ~e un
da ira de Dios en el día de la Resurrección» 1º1 • Se trata de un orden orden social justo como a la configuración de un culto religioso digno.
legitimado y sancionado tanto política como religiosamente. Todas pasarán a formar parte del Corán y, con ello, se convertirán en el
- «Cuando haya algún asunto sobre el que no os pongáis de acuerdo, núcleo del sistema religioso que, en lo sucesivo, se impondrá con el is-
acudid a Dios y a Mul:iammad» 1º2 • Mul:iammad no sólo había sido llama- lam en todas partes.
do a Medina como árbitro y mediador, sino también en cuanto «enviado Así Muhammad se hace a una nueva tarea, y el Profeta pasa a ser -y
de Dios». en ello' sí q~e se diferencia ciertamente de los profetas de Israel- un
De hecho, el Profeta tiene éxito en la reconciliación de las dos tribus «hombre de Estado». Y muestra estar por completo a la altura de las
medinesas enemistadas, y éstas se convierten ahora en sus más fieles «de- elevadas exigencias de la nueva confederación. En Mul:iammad, la mi-
fensores» (an$ilr) y dan al principio acogida a los «emigrados» (muhayi- sión profética y las habilidades políticas no se excluyen mutuamente. De
rün = la gente de la hiyra) procedentes de La Meca. Muchos habitantes sus seguidores políticos deben surgir ahora creyentes musulmanes. Las
de Medina se habían adherido ya al islam antes de la llegada del Profeta, tareas con las que se ve confrontado el Profeta son enormes. Tiene que
y los musulmanes no tardan en ser mayoría. Por primera vez, los grupos organizar la nueva comunidad o confederación: .
tribales de Medina, tan diferentes entre sí, disponen de una base de fe - Por lo que a la política interior se refiere, a través del «herman~mien­
común. Mul:iammad, a su vez, tiene ahora, también por primera vez, la to» de la «gente de la hiyra», esto es, los «emigrados», con los orim:dos
oportunidad de organizar una comunidad musulmana que funcione ple- del lugar, así como a través de la asignación de nuevas tareas a los prime-
namente como tal: la comunidad o confederación (umma) de Medina ros, que no pueden seguir siendo por mucho tiempo huéspedes de los
como núcleo de la ulterior gran comunidad musulmana (también umma). «defensores». El propio Muhammad se compra una parcela para cons-
Originariamente, Mul:iammad había dado por supuesto que sus compa- truir una casa que sirva como residencia para él y su fa!11ilia al mism?
triotas mequíes y los árabes en general eran su umma. Pero ahora se trata tiempo que como lugar de reunión para sus seguidores. Esta será la pri-
de poner en pie una nueva umma político-religiosa: «Lo esencial era el mera mezquita.
fundamento religioso sobre el que se levantaba. La umma de los árabes se - En lo que atañe a la política exterior, a través de la protección militar
transformó en la umma de los musulmanes» (R. Paret) 1º3 • de la nueva comunidad islámica: desde el principio, una lucha encarni-
Con ello comienza el segundo periodo de la actividad profética de zada contra los quraisíes y ataques por sorpresa («batidas») a las carava-
Mul:iammad, de carácter muy distinto al primero, tan distinto que, a nas mequíes (ésta es la nueva tarea y la «fuente de ingresos» de los «~mi­
juicio de muchos intérpretes, Mul:iammad parece completamente otro. grados»); fortificación defensiva de la ci~d~d ante la ~i:ien.a,za de posi~l;s
Quien antes, con la vista puesta en el Juicio venidero, predicaba la bon- desquites por parte de los mequíes; por ultimo, plamficac10n y e1ecuc10n
dad, la omnipotencia y la justicia divina, se habría transformado -según de empresas bélicas en sentido propio, con ayuda precisamente de los
tales intérpretes- en un admirado y temido político sediento de poder, «emigrados». .
es más, en un guerrero proclive a la sensualidad. Mas ¿cambió realmente ¿y quiénes son los adversarios de Mul:iammad? También en Medma
la estructura de su personalidad, cambiaron sus principios? los hay, y de cuatro tipos:
Para responder a esta pregunta, no se puede pasar por alto ni la - una oposición politeísta, sobre todo en los clanes pequeños. Aquí es
continuidad de la fe -tan arraigada en la vida de Mul:iammad- en el frecuente burlarse de los mediníes que se han sometido a un extranjero;
Dios omnipotente y misericordioso, ni el cambio experimentado por las - una oposición musulmana, que se dirige contra el poder de Mul:iam-
condiciones de vida y las tareas. El que antes era un inconforme se ve de mad, cada vez mayor gracias a sus éxitos, y contra su provocativa políti-
pronto, en cuanto dirigente de la comunidad, situado en lo más alto; la ca antimequí: «escépticos», «hipócritas» (munafiqün), se~án llam.ados .estos
minoría que en La Meca apenas era tolerada se convierte en Medina en meros consocios, secuaces en los que no se puede confiar en situac10nes
la mayoría que decide y dispone. Es verdad que Mul:iammad no se con- críticas y que además simpatizan con los judíos; .
vierte, ni mucho menos, en señor absoluto de los diversos clanes. Al - una oposición beduina (a'rab) en los alrededores de Medma y La

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3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

Meca, agitada y heterogénea, aliada con frecuencia con ambas facciones turas sagradas ... iSea como fuere, ya hace tiempo que se extinguió el
y dispuesta también a cambiar de bando. En cualquier caso, son reacios profetismo! Después de un año largo, Mul:.i~n:n;iad no puede nega~ ,la
a toda reglamentación religiosa -por ejemplo, de la oración y la ayuda evidencia: los judíos de Medina rechazan defmttJvamen~e ~u pr~te1?-s~on
a los pobres- y rebeldes. Precisamente por eso, el Profeta intenta ga- profética. iPara ellos, no es un profeta! Lo cual, en la practica, s1gmfrca:
nárselos y, de hecho, conseguirá incorporarlos a numerosas pequeñas ni se plantean la posibilidad de una integración plena en la nueva umma
operaciones bélicas; islámica.
- la poderosa oposición judía. De ella vamos a ocuparnos expresamen- Para el propio Profeta, esto va a traer consigo un c~mbio preñado de
te en el próximo capítulo. consecuencias: su imagen de los judíos se vuelve negativa. Pues, desde su
punto de vista, la culpa sólo la pueden tener los ju_díos, pues él, en cuan-
Ruptura con los judíos to profeta, no hace sino anunciar la ~erdad de D10~. A su_ entender, los
judíos se han. aislado a sí misi:-ios, de¡ando de ser ah~dos fiables J:?~ra las
~os habit~ntes de La Meca parecían verdaderamente predestinados a la empresas bélicas de la comumdad musulmana. Es mas, la decepci_on ~ }ª
«mcreduhdad»: nada había conseguido el Profeta en doce años. Pero en amargura llevan al Profeta a considerar desde muy pronto la aphcac10n
Medina, su experiencia es justo la contraria. ¿A qué pudo deberse es~o?, de medidas de gran alcance, incluida la expulsión de los judíos. -dado,
se pregunta uno. ¿Por qué es mayor en esta ciudad la disposición de la además, que algunos influyentes jefes de clan comp~rten s_u .ªm~adver­
población a aceptar la fe radicalmente monoteísta? Según la opinión de sión contra los judíos-. Si el Profeta había asumido ong~nana~ei:ite
la mayorí~ ?e estudiosos; ello se explica por la fuerte influencia de aquel distintas costumbres religiosas de los judíos (tanto el horario can~~rco
grupo rehg10s? -orgamzado en clanes propios, pero también amplia- de oración como la oración del viernes), ahora introduce dos modifica-
mente extendido en los demás- que ya desde siglos era ejemplo de ciones que aceleran notablemente el proceso de ~oi:isti~ución del islam
monoteísmo estricto y que precisamente en Medina llevaba generacio- como religión autónoma junto al judaísmo y ~l cn~tia;iismo: ..
n~s ~stablecido: los judíos. Mul:.iammad los considera, al igual que a los
• En vez del día de ayuno con ocasión de la fiesta ¡udta de la reconcilia-
cnst~anos -pues u_nos y otros son «poseedores de Escrituras», «gentes
ción, el tiempo de ayuno obligatorio, que se extiende durante todo un
del l~bro:> (ahl al-kitab)-, sus aliados naturales. El pacto de alianza de mes islámico, el de rama<;lan. .,
Medma mcluye, como asociadas, a las tribus judías 1º4 • • En vez de la oración con la vista puesta en Jerusalén (como tambien
Sin embargo, justo a este respecto, Mul:.iammad habrá de vivir un se hace en el cristianismo oriental), la oración orientada hacia La Meca,
terrible desengaño: los judíos que se convierten al islam son más bien la hacia la Ka'ba (quibla = orientación de la oración [en castellano, al-
excepción. Al principio, Mul:.iammad espera. Sus esperanzas de recibir el quibla]).
apoyo de los miembros de esta ancestral religión revelada se alimentan
to_daví~ de i~eas tan obvias como las siguientes: igual que hay un único
Esto no quiere decir, sin embargo, que Mul:.iammad repudi~ por com-
D10s, rno existe en el fondo una única revelación?; con el paso del tiem- pleto a los judíos desde el punto de vista teológico. Antes bien, en l.as
po ¿no terminan coincidiendo entre sí las distintas revelaciones?; la re- azoras de Medina va tomando forma una teología musulmana de la his-
velación por él recibida ¿no viene precisamente a confirmar la anterior toria en la que tanto al judaísmo como al cristianismo se les asigna un
revelación judía?; ¿por qué han de rechazar justo los judíos la revelación lugar especial.
qu~ él ha recibido? En verdad, su religión se asemeja considerablemente
~ jud~í~mo ei: ~uchos ~sp~c~os:. oración ritual, esperanza escatológica La teología musulmana de la historia
(1el Jmc10!) y etICa de la JUStlCla. 1Con cuánta frecuencia se había remiti-
do él a los profetas judíos, desde Adán a David, desde Abrahán a José! Muhammad se ve a sí mismo como el profeta árabe que, siguiendo los
~o se trata tampoco de que todos los judíos se hagan musulmanes, pero
pas¿s de los profetas del Antiguo y el Nuevo Testamento, saca a los
~i de que lo reconozcan a él, Mul:.iammad, como verdadero profeta. Así,
árabes de una época de «ignorancia» (yahiltya) y los conduce i:ior l_a sen-
el podrá ser un profeta árabe para los judíos y cristianos de Arabia. da adecuada. Según la concepción musulmana que ahora cnstahza, 105
la
Sin embargo, igual que en La Meca, también en Medina Muham- historia de la revelación transcurre en los tres estadios siguientes :
mad será ignorado al principio por los judíos, más tarde incluso critica- - Primero, Moisés trae la Torá, la revelación para el judaísmo: «He-
do, a~acado y ridiculizado a sus espaldas: que si Mul:.iammad no está mos hecho descender [a los hijos de Israel en su momento] el Pentateu-
familiarizado con la Biblia hebrea, que si desconoce o sólo sabe a medias co, en él hay guía y luz; con él juzgaban, entre q~ienes eran judíos, los
mucho de lo que los judíos saben con toda exactitud merced a sus Escri- profetas que se habían sometido a Dios, los rabmos y los sacerdotes,

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3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

Meca, agitada y heterogénea, aliada con frecuencia con ambas facciones turas sagradas ... iSea como fuere, ya hace tiempo que se extinguió el
y dispuesta también a cambiar de bando. En cualquier caso, son reacios profetismo! Después de un año largo, Mul:.i~n:n;iad no puede nega~ ,la
a toda reglamentación religiosa -por ejemplo, de la oración y la ayuda evidencia: los judíos de Medina rechazan defmttJvamen~e ~u pr~te1?-s~on
a los pobres- y rebeldes. Precisamente por eso, el Profeta intenta ga- profética. iPara ellos, no es un profeta! Lo cual, en la practica, s1gmfrca:
nárselos y, de hecho, conseguirá incorporarlos a numerosas pequeñas ni se plantean la posibilidad de una integración plena en la nueva umma
operaciones bélicas; islámica.
- la poderosa oposición judía. De ella vamos a ocuparnos expresamen- Para el propio Profeta, esto va a traer consigo un c~mbio preñado de
te en el próximo capítulo. consecuencias: su imagen de los judíos se vuelve negativa. Pues, desde su
punto de vista, la culpa sólo la pueden tener los ju_díos, pues él, en cuan-
Ruptura con los judíos to profeta, no hace sino anunciar la ~erdad de D10~. A su_ entender, los
judíos se han. aislado a sí misi:-ios, de¡ando de ser ah~dos fiables J:?~ra las
~os habit~ntes de La Meca parecían verdaderamente predestinados a la empresas bélicas de la comumdad musulmana. Es mas, la decepci_on ~ }ª
«mcreduhdad»: nada había conseguido el Profeta en doce años. Pero en amargura llevan al Profeta a considerar desde muy pronto la aphcac10n
Medina, su experiencia es justo la contraria. ¿A qué pudo deberse es~o?, de medidas de gran alcance, incluida la expulsión de los judíos. -dado,
se pregunta uno. ¿Por qué es mayor en esta ciudad la disposición de la además, que algunos influyentes jefes de clan comp~rten s_u .ªm~adver­
población a aceptar la fe radicalmente monoteísta? Según la opinión de sión contra los judíos-. Si el Profeta había asumido ong~nana~ei:ite
la mayorí~ ?e estudiosos; ello se explica por la fuerte influencia de aquel distintas costumbres religiosas de los judíos (tanto el horario can~~rco
grupo rehg10s? -orgamzado en clanes propios, pero también amplia- de oración como la oración del viernes), ahora introduce dos modifica-
mente extendido en los demás- que ya desde siglos era ejemplo de ciones que aceleran notablemente el proceso de ~oi:isti~ución del islam
monoteísmo estricto y que precisamente en Medina llevaba generacio- como religión autónoma junto al judaísmo y ~l cn~tia;iismo: ..
n~s ~stablecido: los judíos. Mul:.iammad los considera, al igual que a los
• En vez del día de ayuno con ocasión de la fiesta ¡udta de la reconcilia-
cnst~anos -pues u_nos y otros son «poseedores de Escrituras», «gentes
ción, el tiempo de ayuno obligatorio, que se extiende durante todo un
del l~bro:> (ahl al-kitab)-, sus aliados naturales. El pacto de alianza de mes islámico, el de rama<;lan. .,
Medma mcluye, como asociadas, a las tribus judías 1º4 • • En vez de la oración con la vista puesta en Jerusalén (como tambien
Sin embargo, justo a este respecto, Mul:.iammad habrá de vivir un se hace en el cristianismo oriental), la oración orientada hacia La Meca,
terrible desengaño: los judíos que se convierten al islam son más bien la hacia la Ka'ba (quibla = orientación de la oración [en castellano, al-
excepción. Al principio, Mul:.iammad espera. Sus esperanzas de recibir el quibla]).
apoyo de los miembros de esta ancestral religión revelada se alimentan
to_daví~ de i~eas tan obvias como las siguientes: igual que hay un único
Esto no quiere decir, sin embargo, que Mul:.iammad repudi~ por com-
D10s, rno existe en el fondo una única revelación?; con el paso del tiem- pleto a los judíos desde el punto de vista teológico. Antes bien, en l.as
po ¿no terminan coincidiendo entre sí las distintas revelaciones?; la re- azoras de Medina va tomando forma una teología musulmana de la his-
velación por él recibida ¿no viene precisamente a confirmar la anterior toria en la que tanto al judaísmo como al cristianismo se les asigna un
revelación judía?; ¿por qué han de rechazar justo los judíos la revelación lugar especial.
qu~ él ha recibido? En verdad, su religión se asemeja considerablemente
~ jud~í~mo ei: ~uchos ~sp~c~os:. oración ritual, esperanza escatológica La teología musulmana de la historia
(1el Jmc10!) y etICa de la JUStlCla. 1Con cuánta frecuencia se había remiti-
do él a los profetas judíos, desde Adán a David, desde Abrahán a José! Muhammad se ve a sí mismo como el profeta árabe que, siguiendo los
~o se trata tampoco de que todos los judíos se hagan musulmanes, pero
pas¿s de los profetas del Antiguo y el Nuevo Testamento, saca a los
~i de que lo reconozcan a él, Mul:.iammad, como verdadero profeta. Así,
árabes de una época de «ignorancia» (yahiltya) y los conduce i:ior l_a sen-
el podrá ser un profeta árabe para los judíos y cristianos de Arabia. da adecuada. Según la concepción musulmana que ahora cnstahza, 105
la
Sin embargo, igual que en La Meca, también en Medina Muham- historia de la revelación transcurre en los tres estadios siguientes :
mad será ignorado al principio por los judíos, más tarde incluso critica- - Primero, Moisés trae la Torá, la revelación para el judaísmo: «He-
do, a~acado y ridiculizado a sus espaldas: que si Mul:.iammad no está mos hecho descender [a los hijos de Israel en su momento] el Pentateu-
familiarizado con la Biblia hebrea, que si desconoce o sólo sabe a medias co, en él hay guía y luz; con él juzgaban, entre q~ienes eran judíos, los
mucho de lo que los judíos saben con toda exactitud merced a sus Escri- profetas que se habían sometido a Dios, los rabmos y los sacerdotes,

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

según lo que habían conservado del Libro de Dios, pues eran sus testi- durante el periodo mequí Mubammad presenta a Abrahán ante todo
gos» 106. como luchador en pro de la fe monoteísta y no atribuye n~ngún papel
- .L?ego, Jes~s trae el Evangelio, la revelación para el cristianismo: especial a su hijo Ismael, el patriarca de los árabes,. en Medma el papel
«Hicimos segmr las huellas de sus profetas [de los hombres de Dios en- tanto de Abrahán como de Ismael es real~a?o consi.~e~ablemente. P~~s
tre los hijos de Israel] a Jesús, hijo de María, confirmando así el Penta- Abrahán, según se dice en las azoras medmies, tend10 ¡un.to con su hi¡o
teuco que, ya tenían. Le dimos el Evangelio: en él hay guía y luz. Confir- Ismael los cimientos de la Ka 'ha, purificándola de toda idolatrí~ y ha-
mando asi. el Pentateuco que ya tenían y era su guía, y como exhortación ciendo de ella un lugar de adoración puramente monoteísta de D10s, un
para los, piadosos. ~a gente del Evangelio Ulos escribas cristianos?] juz- lugar de peregrinación. Así pues, según esto, Abrahán e Ismael se.hallan
gue segun lo que D10s ha hecho descender en él» 1º7 • en el origen de la peregrinación musulmana a La Meca y constituyen,
- Por último, Mul;tammad trae el Corán, la revelación para el islam: desde el punto de vista espiritual, las figuras ejemplares de todo el s~ste­
ma de peregrinaciones. Sin embargo, las afirmaciones ~obre ~l origen
«[Finalmente,] te hemos hecho descender el Libro con la verdad abrahánico de La Meca y la Ka 'ba son incontrastables y dieron pie, como
confirmando los Libros que ya tenían y vigilando por su pureza'. también hemos oído más arriba, a una controversia histórica. La cual
Juzga entre ellos [ 2entre judíos y cristianos?] según lo que Dios mostró que no existen pruebas históricas de una estancia de Abrahán
[te] ha revelado y no sigas sus seducciones [sus tendencias perso- (ienterrado en Hebrón!) en Ar~bi~ y que Ab~ahán cie~ta,mente es men-
nales] apartándote de la verdad que te ha venid 0 ,,1°s. cionado en el Corán con anterioridad al periodo medim y a la contro-
versia con los judíos.
A la luz del Corán, que trae la verdad plena y auténtica, la religión Al margen de este anclaje histórico de la teología musulmana ~e ~a
de los restantes poseedores de Escrituras sagradas aparece de antemano historia, que habrá que seguir examinando, un punto está dar~: la Biblia
-:-esto n? puede ser i~norad?-:- como sospechosa. Pues, según esto, ju- y el Corán coinciden al menos en la afirmación teológica b~sica de qu.e
d~os y cri~tianos habrian falsificado sus Escrituras sagradas, algo que no Abrahán personifica, ya antes que Moisés, la fe pura en D10s C.l~ «reli-
solo, se afirma en el Corán, sino que se echa de ver allí donde quiera que gión de Abrahán»). Y, si islam (con ~inúscula) significa «sumisión",º
aquellas no concuerden con éste. Así pues, judíos y cristianos no serían «entrega» (a Dios), entonces puede decirse, naturalmente,, que Abrahan
verdaderos creyentes. Por otra parte, sin embargo, el Corán reconoce fue (como Noé o incluso Adán antes que él) un «musulman»: un repre-
con mayor claridad de lo que es habitual entre cristianos la existencia de sentante de la fe en el Dios uno muy anterior al profeta Mubammad y al
diversos caminos de salvación: «Hemos instituido para cada uno de vo- Islam (con mayúscula) como nueva religión. Como ya hemos visto, este
sotros [que confesáis credos diferentes] un sendero una ley Ucostum- mismo Abrahán es invocado igualmente por judíos y cristianos en cuan-
bres?] y un camino» 109 • Es más, la diversidad de reli~iones en el seno de to prototipo de su fe. Las tres religiones quieren.ser religiones abraháni-
la humanidad es justificada por referencia explícita a la voluntad divina: cas, y ninguna de ellas debería negarle. a cualqmera de l~s .~tras dos ,es.a
~Si. Dios hubiese que:i?~ os hubie~e reunido en una comunidad [umma] condición. Sin embargo, las controversias de la nueva rehg10n abraham-
umca, pero os ha dividido [en diferentes comunidades] con el fin de ca con las otras dos han ido acompañadas desde el principio por el uso
probaros en lo que [a cada grupo] os ha dado [de la revelación]. iCom- de la violencia. De ello vamos a tratar a continuación, si bien sólo a
petid en las buenas obras!» 11 º. grandes trazos.
Pero la nueva teología coránica de la historia se remonta a un esta-
dio to~avía anterior: a ~o~ comienzos de la humanidad. En efecto, según De cómo el Profeta se convirtió en general: depuraciones y guerras
el Coran, a las tres rehg10nes les precedió la «religión de Ibrahim» la
relig.ión de Abrah~n, a quien el .corán, c~1:1.? ya ~e dijo, califica de /:Ja~tf, No cabe silenciarlo: hoy se hablaría probablemente de «limpieza étni-
d: e¡emplo de «busqueda de Dws y sumis10n a El», de prototipo de au- ca», aun cuando la agresión de los primitivos musulmanes no se ?i!"igió
ter,iti~a fe musulmana. De esta manera, se atribuye al islam, claro está, contra los judíos en cuanto pueblo o «raza», sino por razones rehg10so-
prioridad temp?ral (y de contenido) respecto a las otras dos religiones políticas «sólo» contra tres grandes tribus judías (banu =hijos, tribu) .de
reveladas; y el islam, que históricamente es la más reciente de las tres Medina. Al igual que en otros lugares, también aquí los judíos son p10-
ap~rece no sólo como (temporalmente) más antigua, sino también com¿ neros en la agricultura; probablemente todos hablan árabe, compart.en
mas verdadera (en lo atingente al contenido), en tanto en cuanto resta- con suma naturalidad muchas costumbres con los musulmanes y al prin-
blece la religión originaria de la humanidad. cipio son aliados de Mubammad. Pero, tras haber rechazado sus preten-
A esto hay que añadir lo siguiente: mientras que, como hemos oídom, siones religiosas, para él se han vuelto políticamente sospechosos y, por

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

según lo que habían conservado del Libro de Dios, pues eran sus testi- durante el periodo mequí Mubammad presenta a Abrahán ante todo
gos» 106. como luchador en pro de la fe monoteísta y no atribuye n~ngún papel
- .L?ego, Jes~s trae el Evangelio, la revelación para el cristianismo: especial a su hijo Ismael, el patriarca de los árabes,. en Medma el papel
«Hicimos segmr las huellas de sus profetas [de los hombres de Dios en- tanto de Abrahán como de Ismael es real~a?o consi.~e~ablemente. P~~s
tre los hijos de Israel] a Jesús, hijo de María, confirmando así el Penta- Abrahán, según se dice en las azoras medmies, tend10 ¡un.to con su hi¡o
teuco que, ya tenían. Le dimos el Evangelio: en él hay guía y luz. Confir- Ismael los cimientos de la Ka 'ha, purificándola de toda idolatrí~ y ha-
mando asi. el Pentateuco que ya tenían y era su guía, y como exhortación ciendo de ella un lugar de adoración puramente monoteísta de D10s, un
para los, piadosos. ~a gente del Evangelio Ulos escribas cristianos?] juz- lugar de peregrinación. Así pues, según esto, Abrahán e Ismael se.hallan
gue segun lo que D10s ha hecho descender en él» 1º7 • en el origen de la peregrinación musulmana a La Meca y constituyen,
- Por último, Mul;tammad trae el Corán, la revelación para el islam: desde el punto de vista espiritual, las figuras ejemplares de todo el s~ste­
ma de peregrinaciones. Sin embargo, las afirmaciones ~obre ~l origen
«[Finalmente,] te hemos hecho descender el Libro con la verdad abrahánico de La Meca y la Ka 'ba son incontrastables y dieron pie, como
confirmando los Libros que ya tenían y vigilando por su pureza'. también hemos oído más arriba, a una controversia histórica. La cual
Juzga entre ellos [ 2entre judíos y cristianos?] según lo que Dios mostró que no existen pruebas históricas de una estancia de Abrahán
[te] ha revelado y no sigas sus seducciones [sus tendencias perso- (ienterrado en Hebrón!) en Ar~bi~ y que Ab~ahán cie~ta,mente es men-
nales] apartándote de la verdad que te ha venid 0 ,,1°s. cionado en el Corán con anterioridad al periodo medim y a la contro-
versia con los judíos.
A la luz del Corán, que trae la verdad plena y auténtica, la religión Al margen de este anclaje histórico de la teología musulmana ~e ~a
de los restantes poseedores de Escrituras sagradas aparece de antemano historia, que habrá que seguir examinando, un punto está dar~: la Biblia
-:-esto n? puede ser i~norad?-:- como sospechosa. Pues, según esto, ju- y el Corán coinciden al menos en la afirmación teológica b~sica de qu.e
d~os y cri~tianos habrian falsificado sus Escrituras sagradas, algo que no Abrahán personifica, ya antes que Moisés, la fe pura en D10s C.l~ «reli-
solo, se afirma en el Corán, sino que se echa de ver allí donde quiera que gión de Abrahán»). Y, si islam (con ~inúscula) significa «sumisión",º
aquellas no concuerden con éste. Así pues, judíos y cristianos no serían «entrega» (a Dios), entonces puede decirse, naturalmente,, que Abrahan
verdaderos creyentes. Por otra parte, sin embargo, el Corán reconoce fue (como Noé o incluso Adán antes que él) un «musulman»: un repre-
con mayor claridad de lo que es habitual entre cristianos la existencia de sentante de la fe en el Dios uno muy anterior al profeta Mubammad y al
diversos caminos de salvación: «Hemos instituido para cada uno de vo- Islam (con mayúscula) como nueva religión. Como ya hemos visto, este
sotros [que confesáis credos diferentes] un sendero una ley Ucostum- mismo Abrahán es invocado igualmente por judíos y cristianos en cuan-
bres?] y un camino» 109 • Es más, la diversidad de reli~iones en el seno de to prototipo de su fe. Las tres religiones quieren.ser religiones abraháni-
la humanidad es justificada por referencia explícita a la voluntad divina: cas, y ninguna de ellas debería negarle. a cualqmera de l~s .~tras dos ,es.a
~Si. Dios hubiese que:i?~ os hubie~e reunido en una comunidad [umma] condición. Sin embargo, las controversias de la nueva rehg10n abraham-
umca, pero os ha dividido [en diferentes comunidades] con el fin de ca con las otras dos han ido acompañadas desde el principio por el uso
probaros en lo que [a cada grupo] os ha dado [de la revelación]. iCom- de la violencia. De ello vamos a tratar a continuación, si bien sólo a
petid en las buenas obras!» 11 º. grandes trazos.
Pero la nueva teología coránica de la historia se remonta a un esta-
dio to~avía anterior: a ~o~ comienzos de la humanidad. En efecto, según De cómo el Profeta se convirtió en general: depuraciones y guerras
el Coran, a las tres rehg10nes les precedió la «religión de Ibrahim» la
relig.ión de Abrah~n, a quien el .corán, c~1:1.? ya ~e dijo, califica de /:Ja~tf, No cabe silenciarlo: hoy se hablaría probablemente de «limpieza étni-
d: e¡emplo de «busqueda de Dws y sumis10n a El», de prototipo de au- ca», aun cuando la agresión de los primitivos musulmanes no se ?i!"igió
ter,iti~a fe musulmana. De esta manera, se atribuye al islam, claro está, contra los judíos en cuanto pueblo o «raza», sino por razones rehg10so-
prioridad temp?ral (y de contenido) respecto a las otras dos religiones políticas «sólo» contra tres grandes tribus judías (banu =hijos, tribu) .de
reveladas; y el islam, que históricamente es la más reciente de las tres Medina. Al igual que en otros lugares, también aquí los judíos son p10-
ap~rece no sólo como (temporalmente) más antigua, sino también com¿ neros en la agricultura; probablemente todos hablan árabe, compart.en
mas verdadera (en lo atingente al contenido), en tanto en cuanto resta- con suma naturalidad muchas costumbres con los musulmanes y al prin-
blece la religión originaria de la humanidad. cipio son aliados de Mubammad. Pero, tras haber rechazado sus preten-
A esto hay que añadir lo siguiente: mientras que, como hemos oídom, siones religiosas, para él se han vuelto políticamente sospechosos y, por

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

lo que a _las luchas contra los mequíes se refiere, militarmente imprevisi-


colaboración de Mu}:iammad. Quienes se habían visto obligados a emi-
bles; al fm y al cabo, ni pueden ni quieren ser miembros de la confedera-
grar de La Meca toman gustosamente parte _en esto? a_saltos, que les
ción musulmana. Por eso, finalmente, Mul:iammad no vacila a la hora de
desembarazarse una a una de las tribus judías, lo que le resulta tanto más permiten crearse una base para la subs1stenc1a econom1ca. • .Pero estas
batidas, que fundamentalmente responden a razones econo?1tcas, pron-
fácil dada la desunión de éstas. iA cada victoria sobre los enemigos exte-
to se convierten en una guerra de fe que se lleva a cabo -1cont~a estos
riores sigue una victoria sobre los «enemigos» interiores! En sus barrios
infieles de La Meca!- por orden divina, o sea, en un «combattr en el
dentro de Medina, las unidades tribales judías son atacadas, asediadas y
derrotadas. Se producen depuraciones y masacres: camino de Dios». . .
En el Corán, que no quiere ser una cró~ica de los aco?tec1m1~i:-tos,
- en 624 los qainuqa' (en su mayoría, armeros y orfebres), tras capitu-
lar, se ven obligados a emigrar abandonando sus propiedades; se encuentran en el mejor de los casos alus10nes a las acc10nes belicas,
que se suponen conocidas (con todo,_ existen inform~ciones sobre el re-
- en 625 también los nac;lir, cuyas palmeras Mul:iammad -violando
parto de los botines de ~u erra y del fm al que. se destt_n_a la parte corres-
una l_ey no escrita del arte árabe de guerrear- ordena talar, abandonan
Medma con lo puesto; pondiente al Profeta). Sm embargo, estas ~~~10nes belica_s n~ son rr.ien-
cionadas para gloria de los hombres ~tal v1s10n_ ~ntrop?centr_1ca es aiena
- en 627 seiscientos hombres de la tribu judía de los qurai?:a, que se
al Corán-, sino para alabanza de D10s. Tamb1en ~qm ~omma la pers-
habían mantenido neutrales en la recién disputada «batalla de la trinche-
pectiva teocéntrica. De es.ta m_anera, se pret~:ide ev1denc1ar que la. htst_o-
ra», son asesinados en un solo día; y sus mujeres e hijos, repartidos entre
ria temporal es a la vez histona de la salvac10n, qu~ ac~.mtece seg_u_n dis-
los musulmanes. Mul:iammad, quien tiene derecho a una quinta parte
posición divina para salvación del ser humano: «St ?t~~ os aux1li~'. n~
del botín, envía a algunas de las mujeres que le han correspondido al
Nayd (Arabia central) para canjearlas por caballos y armas. tenéis vencedor· si os abandona [como Valedor], cqmen os auxiliara
después de Él? iConfíen [siempre] en Dios los creyentes!» 112 •. .
No hay duda: el Profeta es directamente (en el tercer caso, indirec-
La verdadera guerra contra La Meca dura, con interrupc10nes, sets
tamente) responsable de estas acciones, como testimonian las propias
años (624-630); y, en ella, Mu}:iammad se revel~ no s~l? como un nota-
fuentes musulmanas, y uno se pregunta qué le movió a ello. Gran parte
ble hombre de Estado, sino como un excelente 1efe militar:
de la extremada política maquiavélica de Mul:iammad se explica -igual
_ en 624, los musulmanes, en clara inferioridad _numérica, derrotan
que la que se refleja en la Biblia hebrea- por la época, que no conoce
-después de un frustrado asalto (iantes de conclmr el mes ~a?rado de
todavía los «derechos humanos» y en la que son moneda corriente los
rayab!) a una gran caravana que regresaba a La Meca desde Sma- a l~s
m~todos brutales de «guerrear» sin concesión alguna a la compasión.
tropas de socorro mequíes en la aguada de _Badr. Una enorr:ie ga~ancia
~v1dentemente, Mul:iammad sospechaba que las tribus judías no eran de
de prestigio para Mu}:iammad, porque el tr~unfo sobr~ la tn~u m~s po-
fiar y que, en caso de agravarse todavía más la situación militar, podían
derosa de Arabia (tan celebrado como el milagro del exodo israelita de
atacar por la espalda al «Enviado de Dios». Mas ¿justifica eso las ma-
Egipto) puede interpretarse como una «_liberación» (furqan) y co~o un
sacres de varones y la esclavización de mujeres y niños? Lo que en nin-
gún caso resulta justificable es, según la opinión de los musulmanes con- signo confirmador de la vocación i::oféttca d~ ~ul:ia~mad~,Pero JUSto a
continuación se produce la expuls10n de los 1ud10s qatm~qa ; .
temporáneos de Mul:iammad, la tala de las palmeras, que necesitan
- en 625, en la batalla del monte Uhud, al norte de Medma, vencen, sm
décadas para crecer de nuevo. Pero el Profeta consigue justificar tam-
embargo, los mequíes, quienes vengan así el descalabr~ de Badr, aunque
bién este hecho por medio de una revelación divina, lo cual no puede
no consiguen debilitar la posición de Mu}:iammad (hen~~ en los cc:im~a­
menos de dar que pensar a un observador imparcial. iLa Azora 59,5
tes) en Medina. Poco después tiene lugar aquí la expuls10n de los 1ud10s
reza: «Las palmeras que habéis cortado o las que habéis dejado en pie
sobre sus raíces, están así por permiso de Dios»! naqir; d. ·1
- en 627 la «batalla de la trinchera» (esta vez se presentan tez mt
mequíes a~te las trincheras excavadas por l?s. mediníes) termina en ta-
No son, sin embargo, los judíos quienes representan la verdadera
amenaza contra la seguridad de Medina, sino la ciudad de La Meca a la
blas, pues las tribus beduinas, hábilmente s~ltv1antadas por Mu}:iamrr.ia?,
que deliberadamente se provoca. Pues toda la estrategia del qu'raisí
abandonan el frente mequí. A renglón segmdo se perpetra el extermm10
Mu}:iammad durante estos años tiene como objetivo hacerse con el con-
de los judíos quraiz;a; .
trol de su ~iudad y su tribu natal. Tampoco esto se logra sin violencia,
- en 628 Muhammad (supuestamente inspirado por un sueño) realiza
con:o atestigua el propio Corán. Al principio se trata de «batidas» (una
con mil q~inie~tos seguidores una atrevida romería a L~ _Meca. T r~s
ant~gua costumbre beduino-árabe de asalto que rige como una ley del
detenerse en los confines del territorio sagrado, en I:Iuda1b1ya, negocia
desierto) contra intereses quraisíes que cuentan con el beneplácito y la
con suma flexibilidad y diplomacia una tregua de diez años y consigue

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

lo que a _las luchas contra los mequíes se refiere, militarmente imprevisi-


colaboración de Mu}:iammad. Quienes se habían visto obligados a emi-
bles; al fm y al cabo, ni pueden ni quieren ser miembros de la confedera-
grar de La Meca toman gustosamente parte _en esto? a_saltos, que les
ción musulmana. Por eso, finalmente, Mul:iammad no vacila a la hora de
desembarazarse una a una de las tribus judías, lo que le resulta tanto más permiten crearse una base para la subs1stenc1a econom1ca. • .Pero estas
batidas, que fundamentalmente responden a razones econo?1tcas, pron-
fácil dada la desunión de éstas. iA cada victoria sobre los enemigos exte-
to se convierten en una guerra de fe que se lleva a cabo -1cont~a estos
riores sigue una victoria sobre los «enemigos» interiores! En sus barrios
infieles de La Meca!- por orden divina, o sea, en un «combattr en el
dentro de Medina, las unidades tribales judías son atacadas, asediadas y
derrotadas. Se producen depuraciones y masacres: camino de Dios». . .
En el Corán, que no quiere ser una cró~ica de los aco?tec1m1~i:-tos,
- en 624 los qainuqa' (en su mayoría, armeros y orfebres), tras capitu-
lar, se ven obligados a emigrar abandonando sus propiedades; se encuentran en el mejor de los casos alus10nes a las acc10nes belicas,
que se suponen conocidas (con todo,_ existen inform~ciones sobre el re-
- en 625 también los nac;lir, cuyas palmeras Mul:iammad -violando
parto de los botines de ~u erra y del fm al que. se destt_n_a la parte corres-
una l_ey no escrita del arte árabe de guerrear- ordena talar, abandonan
Medma con lo puesto; pondiente al Profeta). Sm embargo, estas ~~~10nes belica_s n~ son rr.ien-
cionadas para gloria de los hombres ~tal v1s10n_ ~ntrop?centr_1ca es aiena
- en 627 seiscientos hombres de la tribu judía de los qurai?:a, que se
al Corán-, sino para alabanza de D10s. Tamb1en ~qm ~omma la pers-
habían mantenido neutrales en la recién disputada «batalla de la trinche-
pectiva teocéntrica. De es.ta m_anera, se pret~:ide ev1denc1ar que la. htst_o-
ra», son asesinados en un solo día; y sus mujeres e hijos, repartidos entre
ria temporal es a la vez histona de la salvac10n, qu~ ac~.mtece seg_u_n dis-
los musulmanes. Mul:iammad, quien tiene derecho a una quinta parte
posición divina para salvación del ser humano: «St ?t~~ os aux1li~'. n~
del botín, envía a algunas de las mujeres que le han correspondido al
Nayd (Arabia central) para canjearlas por caballos y armas. tenéis vencedor· si os abandona [como Valedor], cqmen os auxiliara
después de Él? iConfíen [siempre] en Dios los creyentes!» 112 •. .
No hay duda: el Profeta es directamente (en el tercer caso, indirec-
La verdadera guerra contra La Meca dura, con interrupc10nes, sets
tamente) responsable de estas acciones, como testimonian las propias
años (624-630); y, en ella, Mu}:iammad se revel~ no s~l? como un nota-
fuentes musulmanas, y uno se pregunta qué le movió a ello. Gran parte
ble hombre de Estado, sino como un excelente 1efe militar:
de la extremada política maquiavélica de Mul:iammad se explica -igual
_ en 624, los musulmanes, en clara inferioridad _numérica, derrotan
que la que se refleja en la Biblia hebrea- por la época, que no conoce
-después de un frustrado asalto (iantes de conclmr el mes ~a?rado de
todavía los «derechos humanos» y en la que son moneda corriente los
rayab!) a una gran caravana que regresaba a La Meca desde Sma- a l~s
m~todos brutales de «guerrear» sin concesión alguna a la compasión.
tropas de socorro mequíes en la aguada de _Badr. Una enorr:ie ga~ancia
~v1dentemente, Mul:iammad sospechaba que las tribus judías no eran de
de prestigio para Mu}:iammad, porque el tr~unfo sobr~ la tn~u m~s po-
fiar y que, en caso de agravarse todavía más la situación militar, podían
derosa de Arabia (tan celebrado como el milagro del exodo israelita de
atacar por la espalda al «Enviado de Dios». Mas ¿justifica eso las ma-
Egipto) puede interpretarse como una «_liberación» (furqan) y co~o un
sacres de varones y la esclavización de mujeres y niños? Lo que en nin-
gún caso resulta justificable es, según la opinión de los musulmanes con- signo confirmador de la vocación i::oféttca d~ ~ul:ia~mad~,Pero JUSto a
continuación se produce la expuls10n de los 1ud10s qatm~qa ; .
temporáneos de Mul:iammad, la tala de las palmeras, que necesitan
- en 625, en la batalla del monte Uhud, al norte de Medma, vencen, sm
décadas para crecer de nuevo. Pero el Profeta consigue justificar tam-
embargo, los mequíes, quienes vengan así el descalabr~ de Badr, aunque
bién este hecho por medio de una revelación divina, lo cual no puede
no consiguen debilitar la posición de Mu}:iammad (hen~~ en los cc:im~a­
menos de dar que pensar a un observador imparcial. iLa Azora 59,5
tes) en Medina. Poco después tiene lugar aquí la expuls10n de los 1ud10s
reza: «Las palmeras que habéis cortado o las que habéis dejado en pie
sobre sus raíces, están así por permiso de Dios»! naqir; d. ·1
- en 627 la «batalla de la trinchera» (esta vez se presentan tez mt
mequíes a~te las trincheras excavadas por l?s. mediníes) termina en ta-
No son, sin embargo, los judíos quienes representan la verdadera
amenaza contra la seguridad de Medina, sino la ciudad de La Meca a la
blas, pues las tribus beduinas, hábilmente s~ltv1antadas por Mu}:iamrr.ia?,
que deliberadamente se provoca. Pues toda la estrategia del qu'raisí
abandonan el frente mequí. A renglón segmdo se perpetra el extermm10
Mu}:iammad durante estos años tiene como objetivo hacerse con el con-
de los judíos quraiz;a; .
trol de su ~iudad y su tribu natal. Tampoco esto se logra sin violencia,
- en 628 Muhammad (supuestamente inspirado por un sueño) realiza
con:o atestigua el propio Corán. Al principio se trata de «batidas» (una
con mil q~inie~tos seguidores una atrevida romería a L~ _Meca. T r~s
ant~gua costumbre beduino-árabe de asalto que rige como una ley del
detenerse en los confines del territorio sagrado, en I:Iuda1b1ya, negocia
desierto) contra intereses quraisíes que cuentan con el beneplácito y la
con suma flexibilidad y diplomacia una tregua de diez años y consigue

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

q~e l?s ?°1equíes concedan a los musulmanes permiso para celebrar al 1) Unificación de los árabes: En esos dos años, Mubammad no esca-
ano sigmente una peregrinación de tres días;
tima esfuerzos para hacerse, hasta donde le resulta posible, con el co~­
-:- en 629, los musulmanes celebran la peregrinación a La Meca (marzo) trol de Arabia. Las tribus derrotadas en I:Iunain -unas nómadas o semi-
e mtentan en vano adentrarse en la zona bizantino-cristiana: derrota en nómadas, otras sedentarias- son tratadas con generosidad. Las dem~s
Mu'ta (al sudoeste del mar Muerto, en la actual Jordania); tribus beduinas, en la medida en que no se integran de forma voluntana
- en 630, rompiendo la tregua, Mubammad marcha contra La Meca en la comunidad islámica, son disciplinadas militarmente. Hasta Bahréin,
con un enorme ejército de diez mil hombres: prominentes mequíes (so- Omán y Yemen llegan noticias del mensaje y el éxito de Mubammad; y
bre todo el que antes fuera su principal adversario Abü Sufyan, coman- hay tribus que, por razones económico-políticas o relig_iosas, buscan por
dante tanto de la ~aravana asal~~da en Badr como del ejército mequí en iniciativa propia la incorporación. «Año de las delegac10nes (wufud)» se
la «batalla de la tnnchera») facilitan a MulJ.ammad una entrada triunfal llamará posteriormente al año 9 de la nueva era (abril 630-abril 631),
sin resistencia alguna en su ciudad natal (11 de enero). Aunque se des- dado el elevado número de embajadas que solicitan la aceptación en la
:~uyen_ ído.los en la Ka'ba, se concede una amnistía general a los qurai- alianza. A la sazón, Mubammad tiene -sin menoscabo de la autonomía
sies (solo tienen lugar algunas ejecuciones aisladas) y Mubammad se hace de las distintas tribus- toda Arabia bajo su control, y la comunidad
cargo de la adminis~ración. Más aún: junto con los quraisíes, Mubam- islámica es aquí la mayor instancia de poder. Así, en muy poco tiempo,
mad derrota_ en el mism.?,_año a un ej~rcito -que dobla al suyo en núme- Arabia había pasado a ser musulmana: la incorporación de las tribus
ro- de la cmdad de Ta if y otras tnbus emparentadas en I:Iunain. Del beduinas se consuma, Arabia es el núcleo geográfico del islam.
enorme botín, cada hombre del ejército vencedor recibe cuatro camellos 2) Consolidación de la comunidad islámica: En este tiempo, se va
º.el equi~alente a su valor, y los jefes de los clanes mequíes cincuenta o perfilando con claridad qué es lo esencial para esta comunidad, para la
cien, segun su rango. De esta manera, se produce una verdadera recon- umma:
cilia~ión entr~ Mubammad y los mequíes, quienes ahora enseguida se - Quien desee participar en la gran peregrinación (IJayy) ha de confesar
convierten al ISlam . Pero Mubammad regresa a Medina. Sin embargo, al Dios uno y único.
sus defensores medmenses salen de vacío del reparto del botín: los me- - Sólo será tolerada una confesión de fe (sahada), la que reconoce al
quíes son ahora más importantes para él.
Dios uno y a Mubammad como su profeta.
¿Qué mejor coronación podía haber para la sorprendente carrera - El Profeta exige con severidad a todos los musulmanes, incluso a los
d~l Profeta. que el dominio sobre la ciudad de sus antepasados, sobre su beduinos, tan renitentes a las reglamentaciones, el cumplimiento de la
tnbu de ongen? Los quraisíes, que primero lo rechazaron habían termi- oración ritual ($alat).
nado ~ceptái;dolo. Ei: efecto, Mubammad no sólo es un¿ de los prínci- - También ordena que el tributo social debido anualmente (zakat [aza-
pes tnbales arabes, smo el autócrata con legitimación divina contra el que en castellano]) sea recaudado por sus agentes (lo que, sin duda, con-
que nadie en Arabia meridional y central sería capaz de reunir veinte mil tribuirá esencialmente al movimiento de defección, ridda, que tras la
hombres. Y lo decisivo es que los musulmanes controlan ahora el más muerte de Mubammad se extenderá entre los beduinos de Arabia cen-
importante santuario religioso de Arabia, a saber, la Ka'ba ¿Las conse- tral).
cuencias? ?altana la vista: la islamización de la Ka'ba y del bayy: - El mes de rama<;lan se impone como tiempo de ayuno ($iyam). Estos
• Para el ISlam, el centro de culto ya no está -ni estará en el futuro- elementos centrales y estructurantes del islam pasarán a ser conocidos
situado en el lejano Jerusalén, sino en el corazón de Arabia: en la Ka'ba, posteriormente como los «cinco pilares». En el próximo capítulo los con-
a la que pronto dejarán de tener acceso judíos y cristianos. sideraremos más detenidamente .
.º La peregrinación a La Meca adquiere una importancia central para el 3) Desafío a los judíos y a los cristianos: Ya desde los primeros años
islam; que asume ~n ,lo esencial el ceremonial preislámico, purificado, de Medina Muhammad mantuvo una actitud hostil frente a los judíos.
eso si, de la fe pohteista; pero el bayy se convierte en una fiesta pura- ¿y frente ~ los ~ristianos? Es cierto que Mubammad, en sus viajes de
mente islámica, de la que judíos y cristianos son excluidos. negocios a Siria, probablemente tuvo contactos con cristianos y, sobre
todo con monjes (por ejemplo, con el famoso monje Babira); y que su
La herencia de Mubammad
prim~ra revelación le fue confirmada antes que nadie por un cristiano
(Waraqa)· así como que sus seguidores fueron acogidos muy amable-
Tras la con9uista,de La .Meca, el profeta Mubammad no disfruta siquie- mente en' la cristiana Etiopía. Todo ello explica la actitud inicialmente
r~ de dos anos mas de vida. Pero se las arregla para aprovecharlos inten- favorable de Muhammad frente a los cristianos (apenas presentes en
sivamente, y además en varios niveles:
Arabia occidental .y central): «En los judíos y en quienes asocian encon-

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL
3. EL PROFETA COMO MODELO

q~e l?s ?°1equíes concedan a los musulmanes permiso para celebrar al 1) Unificación de los árabes: En esos dos años, Mubammad no esca-
ano sigmente una peregrinación de tres días;
tima esfuerzos para hacerse, hasta donde le resulta posible, con el co~­
-:- en 629, los musulmanes celebran la peregrinación a La Meca (marzo) trol de Arabia. Las tribus derrotadas en I:Iunain -unas nómadas o semi-
e mtentan en vano adentrarse en la zona bizantino-cristiana: derrota en nómadas, otras sedentarias- son tratadas con generosidad. Las dem~s
Mu'ta (al sudoeste del mar Muerto, en la actual Jordania); tribus beduinas, en la medida en que no se integran de forma voluntana
- en 630, rompiendo la tregua, Mubammad marcha contra La Meca en la comunidad islámica, son disciplinadas militarmente. Hasta Bahréin,
con un enorme ejército de diez mil hombres: prominentes mequíes (so- Omán y Yemen llegan noticias del mensaje y el éxito de Mubammad; y
bre todo el que antes fuera su principal adversario Abü Sufyan, coman- hay tribus que, por razones económico-políticas o relig_iosas, buscan por
dante tanto de la ~aravana asal~~da en Badr como del ejército mequí en iniciativa propia la incorporación. «Año de las delegac10nes (wufud)» se
la «batalla de la tnnchera») facilitan a MulJ.ammad una entrada triunfal llamará posteriormente al año 9 de la nueva era (abril 630-abril 631),
sin resistencia alguna en su ciudad natal (11 de enero). Aunque se des- dado el elevado número de embajadas que solicitan la aceptación en la
:~uyen_ ído.los en la Ka'ba, se concede una amnistía general a los qurai- alianza. A la sazón, Mubammad tiene -sin menoscabo de la autonomía
sies (solo tienen lugar algunas ejecuciones aisladas) y Mubammad se hace de las distintas tribus- toda Arabia bajo su control, y la comunidad
cargo de la adminis~ración. Más aún: junto con los quraisíes, Mubam- islámica es aquí la mayor instancia de poder. Así, en muy poco tiempo,
mad derrota_ en el mism.?,_año a un ej~rcito -que dobla al suyo en núme- Arabia había pasado a ser musulmana: la incorporación de las tribus
ro- de la cmdad de Ta if y otras tnbus emparentadas en I:Iunain. Del beduinas se consuma, Arabia es el núcleo geográfico del islam.
enorme botín, cada hombre del ejército vencedor recibe cuatro camellos 2) Consolidación de la comunidad islámica: En este tiempo, se va
º.el equi~alente a su valor, y los jefes de los clanes mequíes cincuenta o perfilando con claridad qué es lo esencial para esta comunidad, para la
cien, segun su rango. De esta manera, se produce una verdadera recon- umma:
cilia~ión entr~ Mubammad y los mequíes, quienes ahora enseguida se - Quien desee participar en la gran peregrinación (IJayy) ha de confesar
convierten al ISlam . Pero Mubammad regresa a Medina. Sin embargo, al Dios uno y único.
sus defensores medmenses salen de vacío del reparto del botín: los me- - Sólo será tolerada una confesión de fe (sahada), la que reconoce al
quíes son ahora más importantes para él.
Dios uno y a Mubammad como su profeta.
¿Qué mejor coronación podía haber para la sorprendente carrera - El Profeta exige con severidad a todos los musulmanes, incluso a los
d~l Profeta. que el dominio sobre la ciudad de sus antepasados, sobre su beduinos, tan renitentes a las reglamentaciones, el cumplimiento de la
tnbu de ongen? Los quraisíes, que primero lo rechazaron habían termi- oración ritual ($alat).
nado ~ceptái;dolo. Ei: efecto, Mubammad no sólo es un¿ de los prínci- - También ordena que el tributo social debido anualmente (zakat [aza-
pes tnbales arabes, smo el autócrata con legitimación divina contra el que en castellano]) sea recaudado por sus agentes (lo que, sin duda, con-
que nadie en Arabia meridional y central sería capaz de reunir veinte mil tribuirá esencialmente al movimiento de defección, ridda, que tras la
hombres. Y lo decisivo es que los musulmanes controlan ahora el más muerte de Mubammad se extenderá entre los beduinos de Arabia cen-
importante santuario religioso de Arabia, a saber, la Ka'ba ¿Las conse- tral).
cuencias? ?altana la vista: la islamización de la Ka'ba y del bayy: - El mes de rama<;lan se impone como tiempo de ayuno ($iyam). Estos
• Para el ISlam, el centro de culto ya no está -ni estará en el futuro- elementos centrales y estructurantes del islam pasarán a ser conocidos
situado en el lejano Jerusalén, sino en el corazón de Arabia: en la Ka'ba, posteriormente como los «cinco pilares». En el próximo capítulo los con-
a la que pronto dejarán de tener acceso judíos y cristianos. sideraremos más detenidamente .
.º La peregrinación a La Meca adquiere una importancia central para el 3) Desafío a los judíos y a los cristianos: Ya desde los primeros años
islam; que asume ~n ,lo esencial el ceremonial preislámico, purificado, de Medina Muhammad mantuvo una actitud hostil frente a los judíos.
eso si, de la fe pohteista; pero el bayy se convierte en una fiesta pura- ¿y frente ~ los ~ristianos? Es cierto que Mubammad, en sus viajes de
mente islámica, de la que judíos y cristianos son excluidos. negocios a Siria, probablemente tuvo contactos con cristianos y, sobre
todo con monjes (por ejemplo, con el famoso monje Babira); y que su
La herencia de Mubammad
prim~ra revelación le fue confirmada antes que nadie por un cristiano
(Waraqa)· así como que sus seguidores fueron acogidos muy amable-
Tras la con9uista,de La .Meca, el profeta Mubammad no disfruta siquie- mente en' la cristiana Etiopía. Todo ello explica la actitud inicialmente
r~ de dos anos mas de vida. Pero se las arregla para aprovecharlos inten- favorable de Muhammad frente a los cristianos (apenas presentes en
sivamente, y además en varios niveles:
Arabia occidental .y central): «En los judíos y en quienes asocian encon-

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3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

trarás la más violenta enemistad para quienes creen. En quienes dicen: tante, quedó de facto liquidado y se tendieron los cimientos militares,
"Nosotros somos cristianos [na-?Cira]", encontrarás a los más próximos, económicos y políticos de la hegemonía arabo-islámica.
en ai:nor, para quienes creen, y eso porque entre ellos hay sacerdotes y Puesto que el Corán ni siquiera las menciona, es difícil decir cuántas
mon¡es y no se enorgullecen» 113 • Pero la relación de Mubammad con los campañas, más o menos importantes, se llevaron a cabo precisamente
cristianos empeoró probablemente cuando, combatiendo por una ruta contra tribus beduinas todavía en vida de Mubammad; en su historia de
de expansión hacia Siria, fue derrotado por los bizantinos o sus aliados las expediciones militares, el historiador al-Waqidi (m. 823) recoge se-
ái_:ab~s en el año 629 en los alrededores de Mu'ta. A lo cual hay que tenta y cuatro de tales campañas 116. Mubammad dirigió todavía grandes
anadir que el Corán no muestra la más mínima comprensión hacia los incursiones bélicas en la zona fronteriza con Bizancio. Ya entonces resul-
dogmas cristianos (la Trinidad de Dios y la divinidad de Jesús). taba atrayente la idea de expandir el dominio musulmán hacia territorio
Así,_ t~rmina lanzándose un desafío no sólo a los judíos, sino también siro-palestino, que, si bien bajo control bizantino, estaba habitado ma-
a los cnst1anos: «iCombatid a quienes no creen en Dios ni en el último yoritariamente por árabes. Mubammad aún tuv?,ti~mpo de prei:arar la
Día ni prohíben lo que Dios y su Enviado prohíben, a quienes no practi- operación, en el curso de la cual un arrollador e¡ercito de tres mil hom-
can la religión de la verdad entre aquellos a quienes fue dado el Libro! bres. consiguió alcanzar el golfo de Aqaba.
Combatidlos hasta que paguen la capitación por su propia mano [ ¿?] y Esta política del Profeta, monárquica hacia el interior y expansionis-
ellos estén humillados. Los judíos dicen: "Uzair [Esdras] es hijo de Dios". ta hacia el exterior, tendrá, entre otras, las siguientes consecuencias:
Los cristianos ~i~en: "El Mesías es Hijo de Dios". Ésas son las palabras • La autocracia religioso-política de Mubammad será invocada poste-
de si.:s ~ocas: imitan las palabras de quienes, anteriormente, no creye- riormente para legitimar el centralismo absolutista como forma de go-
ron. 1D10s los mate! iCómo se apartan de la verdad! Han tomado a sus bierno del imperio arabo-islámico.
d?ctores, a si:s monjes y al Mesías, hijo de María, por señores, prescin- • En un imperio arabo-islámico de tales características, los judíos y los
di~ndo de D10s. No se le~ había mandado más que adorar a un Dios cristianos son tolerados, pero sólo en cuanto «minorías protegidas» (cf.im-
úmco. No hay dios sino El, iloado sea!, independiente de lo que aso- mi), con derechos sumamente restringidos.
cian»114.
4) ExJ?ansión de la confederación islámica: Los exegetas del Corán En el año 632, Mubammad quiere tomar parte a toda costa en la
h~n estudiado el texto recién citado desde múltiples perspectivas (unos peregrinación de Medina a La Meca. Aunque no lo sabe, ésta será_ s~
dicen que es una composi_ción a partir de fragmentos anteriores, otros «peregrinación de despedida», en la que una vez más se encarga de dm-
que algunas frases fueron mtroducidas con posterioridad unos terceros gir la ceremonia mayor. De vuelta en Medina, el estado de salud de
que en el judaísmo Esdras nunca es divinizado ... )115 • Pe;o nada de eso Muhammad se revela sumamente insatisfactorio: los dolores de cabeza
cambia ni un ápice la influencia que estas frases han tenido en la historia y la .fiebre le atormentan. Tan debilitado está que incluso cede la direc-
universal~ por cuanto posteriormente los musulmanes, en sus campañas ción de la oración diaria a su fiel compañero Abu Bakr. Ya no pasa,
de conqmsta -así, por ejemplo, ya en la expedición contra Tabuk (630), como tenía por costumbre, las noches por turno en los aposentos de sus
en la que muchas comunidades cristianas y judías se comprometieron al diferentes esposas. La tradición cuenta que pidió a éstas poder permane-
pago de tributos-, siempre se han atenido a esta instrucción profética: cer junto a su esposa favor~ta, 'Á.'ifa, la hija de Abu Bakr. Con la cabeza
i~u~rra cont,r~ los. cristi~n?s y los j~díos hasta que reconozcan la supe-
recostada en el regazo de 'A'isa, el Profeta muere inesperadamente en el
nond~d pohtica (ino rehg10sa!) del islam! Por eso, nunca se obliga a los año décimo de la hiyra, el 8 de junio de 632, a una edad algo superior a
sometidos a convertirse (<den religión no hay apremio!»), pero a todos los sesenta años.
los no musulmanes se les obliga a pagar una capitación (yizya), una fuen-
te fun?ai:nental de ~ngresos para el poder musulmán. Tal sistema se puso Logros y virtudes del Profeta
ei;i practica por primera vez _tras la conquista del oasis de Jaibar (cien
kilometros al norte de Medma), que pertenecía a la desterrada tribu Si uno pasa revista a lo realizado por Mubammad a lo largo de su vida,
judía de los naqir. De esta manera, se posibilitó al menos provisional- resulta comprensible el juicio de los musulmanes. Este Mubammad al-
ment~ Ja coexistencia de musulmanes y judíos, pero bajo la siguiente canzó logros impresionantes, más aún, memorables, como muY: poc~s
condición: a los judíos se les seguía permitiendo el cultivo de la tierra, personas antes o después de él, y así deben reconocerlo hoy, por fm y sm
aunque, en cuanto arrendatarios, tenían que pagar tributo a los musul- reservas de ningún tipo, la teología y las Iglesias cristianas:
manes (en Jaibar, la mitad de la cosecha de dátiles). Con ello el poder • El Profeta unificó la Arabia de las tribus y clanes, que hasta entonces
económico-político del judaísmo en I:Iiyaz, hasta entonces t~n impor- estaba desgarrada por continuas disputas y hostilidades políticas, así como

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3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. EL MENSAJE CENTRAL

trarás la más violenta enemistad para quienes creen. En quienes dicen: tante, quedó de facto liquidado y se tendieron los cimientos militares,
"Nosotros somos cristianos [na-?Cira]", encontrarás a los más próximos, económicos y políticos de la hegemonía arabo-islámica.
en ai:nor, para quienes creen, y eso porque entre ellos hay sacerdotes y Puesto que el Corán ni siquiera las menciona, es difícil decir cuántas
mon¡es y no se enorgullecen» 113 • Pero la relación de Mubammad con los campañas, más o menos importantes, se llevaron a cabo precisamente
cristianos empeoró probablemente cuando, combatiendo por una ruta contra tribus beduinas todavía en vida de Mubammad; en su historia de
de expansión hacia Siria, fue derrotado por los bizantinos o sus aliados las expediciones militares, el historiador al-Waqidi (m. 823) recoge se-
ái_:ab~s en el año 629 en los alrededores de Mu'ta. A lo cual hay que tenta y cuatro de tales campañas 116. Mubammad dirigió todavía grandes
anadir que el Corán no muestra la más mínima comprensión hacia los incursiones bélicas en la zona fronteriza con Bizancio. Ya entonces resul-
dogmas cristianos (la Trinidad de Dios y la divinidad de Jesús). taba atrayente la idea de expandir el dominio musulmán hacia territorio
Así,_ t~rmina lanzándose un desafío no sólo a los judíos, sino también siro-palestino, que, si bien bajo control bizantino, estaba habitado ma-
a los cnst1anos: «iCombatid a quienes no creen en Dios ni en el último yoritariamente por árabes. Mubammad aún tuv?,ti~mpo de prei:arar la
Día ni prohíben lo que Dios y su Enviado prohíben, a quienes no practi- operación, en el curso de la cual un arrollador e¡ercito de tres mil hom-
can la religión de la verdad entre aquellos a quienes fue dado el Libro! bres. consiguió alcanzar el golfo de Aqaba.
Combatidlos hasta que paguen la capitación por su propia mano [ ¿?] y Esta política del Profeta, monárquica hacia el interior y expansionis-
ellos estén humillados. Los judíos dicen: "Uzair [Esdras] es hijo de Dios". ta hacia el exterior, tendrá, entre otras, las siguientes consecuencias:
Los cristianos ~i~en: "El Mesías es Hijo de Dios". Ésas son las palabras • La autocracia religioso-política de Mubammad será invocada poste-
de si.:s ~ocas: imitan las palabras de quienes, anteriormente, no creye- riormente para legitimar el centralismo absolutista como forma de go-
ron. 1D10s los mate! iCómo se apartan de la verdad! Han tomado a sus bierno del imperio arabo-islámico.
d?ctores, a si:s monjes y al Mesías, hijo de María, por señores, prescin- • En un imperio arabo-islámico de tales características, los judíos y los
di~ndo de D10s. No se le~ había mandado más que adorar a un Dios cristianos son tolerados, pero sólo en cuanto «minorías protegidas» (cf.im-
úmco. No hay dios sino El, iloado sea!, independiente de lo que aso- mi), con derechos sumamente restringidos.
cian»114.
4) ExJ?ansión de la confederación islámica: Los exegetas del Corán En el año 632, Mubammad quiere tomar parte a toda costa en la
h~n estudiado el texto recién citado desde múltiples perspectivas (unos peregrinación de Medina a La Meca. Aunque no lo sabe, ésta será_ s~
dicen que es una composi_ción a partir de fragmentos anteriores, otros «peregrinación de despedida», en la que una vez más se encarga de dm-
que algunas frases fueron mtroducidas con posterioridad unos terceros gir la ceremonia mayor. De vuelta en Medina, el estado de salud de
que en el judaísmo Esdras nunca es divinizado ... )115 • Pe;o nada de eso Muhammad se revela sumamente insatisfactorio: los dolores de cabeza
cambia ni un ápice la influencia que estas frases han tenido en la historia y la .fiebre le atormentan. Tan debilitado está que incluso cede la direc-
universal~ por cuanto posteriormente los musulmanes, en sus campañas ción de la oración diaria a su fiel compañero Abu Bakr. Ya no pasa,
de conqmsta -así, por ejemplo, ya en la expedición contra Tabuk (630), como tenía por costumbre, las noches por turno en los aposentos de sus
en la que muchas comunidades cristianas y judías se comprometieron al diferentes esposas. La tradición cuenta que pidió a éstas poder permane-
pago de tributos-, siempre se han atenido a esta instrucción profética: cer junto a su esposa favor~ta, 'Á.'ifa, la hija de Abu Bakr. Con la cabeza
i~u~rra cont,r~ los. cristi~n?s y los j~díos hasta que reconozcan la supe-
recostada en el regazo de 'A'isa, el Profeta muere inesperadamente en el
nond~d pohtica (ino rehg10sa!) del islam! Por eso, nunca se obliga a los año décimo de la hiyra, el 8 de junio de 632, a una edad algo superior a
sometidos a convertirse (<den religión no hay apremio!»), pero a todos los sesenta años.
los no musulmanes se les obliga a pagar una capitación (yizya), una fuen-
te fun?ai:nental de ~ngresos para el poder musulmán. Tal sistema se puso Logros y virtudes del Profeta
ei;i practica por primera vez _tras la conquista del oasis de Jaibar (cien
kilometros al norte de Medma), que pertenecía a la desterrada tribu Si uno pasa revista a lo realizado por Mubammad a lo largo de su vida,
judía de los naqir. De esta manera, se posibilitó al menos provisional- resulta comprensible el juicio de los musulmanes. Este Mubammad al-
ment~ Ja coexistencia de musulmanes y judíos, pero bajo la siguiente canzó logros impresionantes, más aún, memorables, como muY: poc~s
condición: a los judíos se les seguía permitiendo el cultivo de la tierra, personas antes o después de él, y así deben reconocerlo hoy, por fm y sm
aunque, en cuanto arrendatarios, tenían que pagar tributo a los musul- reservas de ningún tipo, la teología y las Iglesias cristianas:
manes (en Jaibar, la mitad de la cosecha de dátiles). Con ello el poder • El Profeta unificó la Arabia de las tribus y clanes, que hasta entonces
económico-político del judaísmo en I:Iiyaz, hasta entonces t~n impor- estaba desgarrada por continuas disputas y hostilidades políticas, así como

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

fragmentada en lo religioso a causa de la existencia de diferentes dioses les circunstancias, su corazón siempre se hallaba embebido por la con-
tribales: la unificación religiosa la logró gracias a su mensaje de la unici- vicción de que la verdad terminaría triunfando» 117 • rnn serio? ¿De ver-
dad de Dios, la política gracias a una nueva manera de ejercer el poder. dad fue todo tan sencillo, tan uniforme?
El islam, que vincula la soberanía religiosa y el poder político, como Quien, como teólogo cristiano, se muestra receptivo a la decisiva
fundamento de la unidad de Arabia. importancia del Profeta, no sólo para los musulmanes, sino para la histo-
• Con ello, si se toma como referencia el muy mundanal politeísmo de ria de todas las religiones, puede hacer también -sin que se le tome a
las religiones tribales de la antigua Arabia, el Profeta elevó a los árabes a mal por parte musulmana- algunas preguntas críticas en relación con
un nivel religioso comparable al de los grandes imperios vecinos. El is- la persona y la obra de Mub.ammad. Plantear tales pr~g1.mtas en el es~í­
lam como una avanzada religión monoteísta y de orientación ética. ritu de la verdad significa contribuir al sincero entend1m1ento entre cris-
• A través del Corán, el Profeta ha transmitido a innumerables personas tianos y musulmanes. Lo que lleva a formularlas no es la falta de respeto
de su siglo y de los siglos posteriores inspiración, valor y fuerza para un por el Profeta y el islam, sino la preocupación por su credibilidad. Pues,
nuevo comienzo religioso: para salir en busca de una verdad mayor y un por mucho que se resalten -y con r~zón- las virtudes ~e. Mub.ammad,
saber más profundo, para iniciar un proceso de vivificación y renova- las preguntas críticas acerca de su calidad moral n? son ~ac1les de acal~~r.
ción de la religión tradicional. El islam como gran ayuda para la vida. Afectan a la veracidad del Profeta, a su uso de la v10lenoa y a su relac10n
con las mujeres.
Así pues, foo tenían motivos los árabes del siglo VII para escuchar la
voz profética de Mub.ammad? ¿No tenían motivos para ver en el Profeta ¿Inmoral? Los reproches tradicionales
un ejemplo moral de cara a su actitud ante la vida y a su camino vital?
Mub.ammad, el gran reformador religioso, el legislador y líder político, Estos reproches son antiguos y siempre han desempeñado un papel en la
el profeta por excelencia: en él ve la tradición islámica la encarnación de polémica entre cristianos y musulmanes. Pero ¿tienen que ser por ello
todas las virtudes que, ante Dios, deben ser importantes para el ser hu- necesariamente falsos? Nos gustaría considerar al menos brevemente estos
118
mano. reproches e intentar ofrecer una respuesta lo más ponderada posible •
Bastará con alegar un testimonio típico: en su biografía de Mub.am-
mad, el musulmán pakistaní Muhammad Ali confecciona una lista de 1) ffalta de veracidad? Mub.ammad estaba poseído, sin duda, de
virtudes de las que el Profeta fue ejemplo: sinceridad, sencillez en el una imperturbable e inconmovible conciencia de envío, que se unía a
estilo de vida y la vestimenta, amor a los amigos, magnanimidad con los una cierta exaltación de ánimo, a una aguda inteligencia y a la sagacidad
enemigos, justicia para con todos, humildad, simpatía por los pobres y política.
los atormentados, hospitalidad, amabilidad, fortaleza de fe, disposición Con todo, durante todos estos siglos, la crítica cristiana (al igual que
a perdonar, modestia, capacidad de cariño, respeto por los demás y va- la de los primeros años en La Meca) ha formulado el reproche de la falta
lentía. El catálogo de virtudes de Ali concluye con una descripción de la de veracidad: Mub.ammad habría obtenido su sabiduría a través de cier-
firmeza de carácter del Profeta (¿y quién puede negar que, en términos tos informadores -sobre todo extranjeros, en concreto judíos y cristia-
generales, se trata de una descripción certera?): «Todas las biografías del nos- limitándose a predicarla en árabe. No habría sido sino un impos-
Profeta, ya estén escritas por amigos o enemigos, comparten la admira- tor, q~e mentía deliberadamente, porque proclamaba como revelación
ción por su inexpugnable valentía y su inquebrantable firmeza ante los de Dios ideas humanas ...
más duros reveses del destino. El Profeta nunca conoció la desespera- De nuestra exposición, sin embargo, se desprende que, según todos
ción o el desaliento. Cercado como estaba por todos lados por sombrías los indicios, Mub.ammad estaba convencido de que no predicaba su pa-
perspectivas de futuro y por múltiples resistencias, su fe en el triunfo labra, sino la palabra de Dios, y de que era capaz de distinguir una de
definitivo de la verdad no se tambaleó ni un solo instante. Las más vio- otra. Por consiguiente, nada justifica poner en duda de antemano la au-
lentas tormentas de necesidades, privaciones y persecuciones no pudie- tenticidad de las experiencias de revelación vividas por Mub.ammad. En
ron alejarlo ni un centímetro de su punto de vista. Sacaba todo el partido vez de ello habría que preguntarse con objetividad:
a los medios puestos a su disposición por Dios, y el resto lo dejaba a la - Un comerciante bien situado como él ¿no habría podido llevar una
gracia divina. Los sorprendentes vaivenes del destino nunca pudieron vida mucho más cómoda que la de un solitario «buscador de Dios», con-
debilitar o atenuar su ánimo para afrontar la vida. Incluso al día siguien- vertido más tarde en el «Enviado de Dios»?
te del terrible desastre de la batalla de Ub.ud ya estaba persiguiendo de - Por un mensaje inventado füabría soportado él durante tantos años
nuevo al enemigo. En una palabra, incluso bajo las más adversas y difíci- una vida tan llena de sacrificios y peligros?

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

fragmentada en lo religioso a causa de la existencia de diferentes dioses les circunstancias, su corazón siempre se hallaba embebido por la con-
tribales: la unificación religiosa la logró gracias a su mensaje de la unici- vicción de que la verdad terminaría triunfando» 117 • rnn serio? ¿De ver-
dad de Dios, la política gracias a una nueva manera de ejercer el poder. dad fue todo tan sencillo, tan uniforme?
El islam, que vincula la soberanía religiosa y el poder político, como Quien, como teólogo cristiano, se muestra receptivo a la decisiva
fundamento de la unidad de Arabia. importancia del Profeta, no sólo para los musulmanes, sino para la histo-
• Con ello, si se toma como referencia el muy mundanal politeísmo de ria de todas las religiones, puede hacer también -sin que se le tome a
las religiones tribales de la antigua Arabia, el Profeta elevó a los árabes a mal por parte musulmana- algunas preguntas críticas en relación con
un nivel religioso comparable al de los grandes imperios vecinos. El is- la persona y la obra de Mub.ammad. Plantear tales pr~g1.mtas en el es~í­
lam como una avanzada religión monoteísta y de orientación ética. ritu de la verdad significa contribuir al sincero entend1m1ento entre cris-
• A través del Corán, el Profeta ha transmitido a innumerables personas tianos y musulmanes. Lo que lleva a formularlas no es la falta de respeto
de su siglo y de los siglos posteriores inspiración, valor y fuerza para un por el Profeta y el islam, sino la preocupación por su credibilidad. Pues,
nuevo comienzo religioso: para salir en busca de una verdad mayor y un por mucho que se resalten -y con r~zón- las virtudes ~e. Mub.ammad,
saber más profundo, para iniciar un proceso de vivificación y renova- las preguntas críticas acerca de su calidad moral n? son ~ac1les de acal~~r.
ción de la religión tradicional. El islam como gran ayuda para la vida. Afectan a la veracidad del Profeta, a su uso de la v10lenoa y a su relac10n
con las mujeres.
Así pues, foo tenían motivos los árabes del siglo VII para escuchar la
voz profética de Mub.ammad? ¿No tenían motivos para ver en el Profeta ¿Inmoral? Los reproches tradicionales
un ejemplo moral de cara a su actitud ante la vida y a su camino vital?
Mub.ammad, el gran reformador religioso, el legislador y líder político, Estos reproches son antiguos y siempre han desempeñado un papel en la
el profeta por excelencia: en él ve la tradición islámica la encarnación de polémica entre cristianos y musulmanes. Pero ¿tienen que ser por ello
todas las virtudes que, ante Dios, deben ser importantes para el ser hu- necesariamente falsos? Nos gustaría considerar al menos brevemente estos
118
mano. reproches e intentar ofrecer una respuesta lo más ponderada posible •
Bastará con alegar un testimonio típico: en su biografía de Mub.am-
mad, el musulmán pakistaní Muhammad Ali confecciona una lista de 1) ffalta de veracidad? Mub.ammad estaba poseído, sin duda, de
virtudes de las que el Profeta fue ejemplo: sinceridad, sencillez en el una imperturbable e inconmovible conciencia de envío, que se unía a
estilo de vida y la vestimenta, amor a los amigos, magnanimidad con los una cierta exaltación de ánimo, a una aguda inteligencia y a la sagacidad
enemigos, justicia para con todos, humildad, simpatía por los pobres y política.
los atormentados, hospitalidad, amabilidad, fortaleza de fe, disposición Con todo, durante todos estos siglos, la crítica cristiana (al igual que
a perdonar, modestia, capacidad de cariño, respeto por los demás y va- la de los primeros años en La Meca) ha formulado el reproche de la falta
lentía. El catálogo de virtudes de Ali concluye con una descripción de la de veracidad: Mub.ammad habría obtenido su sabiduría a través de cier-
firmeza de carácter del Profeta (¿y quién puede negar que, en términos tos informadores -sobre todo extranjeros, en concreto judíos y cristia-
generales, se trata de una descripción certera?): «Todas las biografías del nos- limitándose a predicarla en árabe. No habría sido sino un impos-
Profeta, ya estén escritas por amigos o enemigos, comparten la admira- tor, q~e mentía deliberadamente, porque proclamaba como revelación
ción por su inexpugnable valentía y su inquebrantable firmeza ante los de Dios ideas humanas ...
más duros reveses del destino. El Profeta nunca conoció la desespera- De nuestra exposición, sin embargo, se desprende que, según todos
ción o el desaliento. Cercado como estaba por todos lados por sombrías los indicios, Mub.ammad estaba convencido de que no predicaba su pa-
perspectivas de futuro y por múltiples resistencias, su fe en el triunfo labra, sino la palabra de Dios, y de que era capaz de distinguir una de
definitivo de la verdad no se tambaleó ni un solo instante. Las más vio- otra. Por consiguiente, nada justifica poner en duda de antemano la au-
lentas tormentas de necesidades, privaciones y persecuciones no pudie- tenticidad de las experiencias de revelación vividas por Mub.ammad. En
ron alejarlo ni un centímetro de su punto de vista. Sacaba todo el partido vez de ello habría que preguntarse con objetividad:
a los medios puestos a su disposición por Dios, y el resto lo dejaba a la - Un comerciante bien situado como él ¿no habría podido llevar una
gracia divina. Los sorprendentes vaivenes del destino nunca pudieron vida mucho más cómoda que la de un solitario «buscador de Dios», con-
debilitar o atenuar su ánimo para afrontar la vida. Incluso al día siguien- vertido más tarde en el «Enviado de Dios»?
te del terrible desastre de la batalla de Ub.ud ya estaba persiguiendo de - Por un mensaje inventado füabría soportado él durante tantos años
nuevo al enemigo. En una palabra, incluso bajo las más adversas y difíci- una vida tan llena de sacrificios y peligros?

142 143
3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. El MENSAJE CENTRAL

- Si se impugna la autenticidad de la revelación de Muhammad foo Mubammad sólo se le hace justicia si se tiene en cuenta que su verdade-
debería ponerse igualmente en duda la autenticidad de la~ revelaciones ro móvil era el anuncio de un mensaje religioso, la experiencia de haber
recibidas por los profetas de Israel e incluso buena parte de la pretensión sido tocado por Dios y saberse enviado. Ciertamente, este profeta no
religiosa de Jesús de Nazaret? preconizaba ningún individu~lisn;io introvertido; ~o quería limitarse a
No; la sinceridad subjetiva del Profeta no puede ponerse en duda. ser, como los banifes, un sohtano buscador de D10s, preocupado tan
Ciertamente, cabe decir sí o no por principio al contenido de sus revela- sólo por el bienestar de su alma. Antes bien, lo que pretendía era confi-
ciones. Pero no se debe intentar abaratar el no desautorizando a Mu- gurar a través de motivos religiosos la vida del individuo y la comuni-
bammad como persona. Los musulmanes habrían podido salir probable- dad, para lo cual recurrió, sin embargo, a los medios violentos a la sazón
mente mejor al paso de la crítica moral a la veracidad del Profeta si ellos habituales. Era un político sumamente realista, que, como todas las per-
mismos hubieran puesto mayor énfasis en que Mubammad no viajó por sonas tiene derecho a ser juzgado de acuerdo con la época y el país en
el mundo como si fuera ciego y sordomudo. En cuanto hombre de na- que vivió, aun cu~ndo hoy desap~obem<?s, y con razón,, el uso de la vi~­
tural inclinación religiosa, seguro que, durante sus viajes y en sus en- lencia como med10 para consegmr un fm, y mucho mas cuando detras
cuentros privados con otras personas, no sólo hablaba de mercancías y laten .motivos religiosos. Es cierto que él, a diferencia de aquellos mon-
precios, de relaciones personales y políticas, sino también de opiniones jes cristianos a qu_ienes ~~presamente se alaba en el Corán -q;iienes,
religiosas. ¿Por qué negar entonces que en sus experiencias de revela- retirados en el desierto sino, tan atrayentes resultaban para los nomadas
ción ha sido incorporado lo oído y aprendido por otras vías, por qué cristianos de los alrededores a causa de su humilde piedad-, no quiso
negar que tales experiencias han sido precedidas por reflexiones propias confiar exclusivamente en la fuerza de la fe y renunciar al uso de la
y que sólo la formulación definitiva de las azoras goza de la autoridad de violencia en una sociedad violenta en grado sumo. Pero esto no es razón
palabra de Dios? ¿No reconoció el propio Profeta que en principio son suficiente para negarle de antemano toda credibilidad religiosa en cuan-
posibles los autoengaños (como en el caso de los versículos satánicos) y to «enviado de Dios». Más bien, habría que tomar en consideración lo
que eventualmente podía ser necesaria la corrección y revisión de azoras siguiente:
ya existentes por medio de revelaciones ulteriores? En cualquier caso, - Mubammad tampoco se atribuyó a sí mismo los mayores éxitos polí-
con ello hemos tropezado ya con un primer problema central, que más ticos y militares, sino siempre a Dios; la fe inconmovible siguió siendo la
adelante examinaremos con detenimiento: en el caso de Muhammad actitud fundamental en todas sus empresas.
¿qué relación existe exactamente entre palabra humana y p~labra d~ - Para él, religión y política se implicaban mutuamente, pues la esfera
Dios? secular ha de ser configurada según objetivos fundamentales de carácter
religioso.
2) Hnclinación al uso la violencia? A su conciencia de envío Mu- - Como los árabes en general, Mubammad pensaba más en el colectivo
bammad unía sin duda una inusitada fuerza de voluntad: tanto la c~paci­ que en el individuo y aspiraba a cambiar de raíz la sociedad.
dad de resistencia frente a sus enemigos como la energía para dar forma, - El estatus minoritario de «pequeño rebaño» no era, para él, la situa-
a pesar de todas las hostilidades, a una nueva comunidad. Como líder de ción ideal, sino, en el mejor de los casos, la situación de partida.
extraordinario talento político y diplomático, consiguió imponerse a sus - Su umma era un grupo de poder combativo que, si no deseaba irse a
enemigos no sólo exteriores, sino también interiores, y supo decantarse pique, tenía que luchar con los mismos medios que el resto de tribus y
por soluciones constructivas en lo referente a la organización de la umma grupos por una posición propia.
islámica. - A la sazón, la rapiña se toleraba en gran medida como medio para
Con todo, durante todos estos siglos, la crítica cristiana ha formula- conseguir el necesario sustento; con frecuencia, era la única salida para
do el reproche de la proclividad al uso de la violencia: al menos en el sobrevivir.
segundo periodo mediní, Mubammad se habría comportado como un - Si no hubiera recurrido a la violencia, Mubammad no habría podido
político sin escrúpulos e interesado en el poder por el poder, habría roto desarrollar una política tan exitosa a largo plazo.
promesas dadas con toda solemnidad y actuado con deslealtad y doblez - A pesar de toda la energía y dureza que mostraba en los combates, el
e incluso sería responsable de asesinatos políticos, expediciones de rapi- Profeta también usaba de la habilidad negociadora, la capacidad de al-
ña, depuraciones dirigidas contra tribus enteras e innumerables guerras. canzar compromisos, la astucia y el tacto (precisamente en su política de
De nuestra exposición, sin embargo, también se desprende que es personal).
imposible reducir la vida y la doctrina de Mubammad al «hambre de - Tras su entrada triunfal en La Meca, el temido jefe de la nueva comu-
poder» o la política del poder por el poder sin escrúpulos. En el fondo, a nidad mostró una sorprendente disposición a la reconciliación.

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3. EL PROFETA COMO MODELO
B.11. El MENSAJE CENTRAL

- Si se impugna la autenticidad de la revelación de Muhammad foo Mubammad sólo se le hace justicia si se tiene en cuenta que su verdade-
debería ponerse igualmente en duda la autenticidad de la~ revelaciones ro móvil era el anuncio de un mensaje religioso, la experiencia de haber
recibidas por los profetas de Israel e incluso buena parte de la pretensión sido tocado por Dios y saberse enviado. Ciertamente, este profeta no
religiosa de Jesús de Nazaret? preconizaba ningún individu~lisn;io introvertido; ~o quería limitarse a
No; la sinceridad subjetiva del Profeta no puede ponerse en duda. ser, como los banifes, un sohtano buscador de D10s, preocupado tan
Ciertamente, cabe decir sí o no por principio al contenido de sus revela- sólo por el bienestar de su alma. Antes bien, lo que pretendía era confi-
ciones. Pero no se debe intentar abaratar el no desautorizando a Mu- gurar a través de motivos religiosos la vida del individuo y la comuni-
bammad como persona. Los musulmanes habrían podido salir probable- dad, para lo cual recurrió, sin embargo, a los medios violentos a la sazón
mente mejor al paso de la crítica moral a la veracidad del Profeta si ellos habituales. Era un político sumamente realista, que, como todas las per-
mismos hubieran puesto mayor énfasis en que Mubammad no viajó por sonas tiene derecho a ser juzgado de acuerdo con la época y el país en
el mundo como si fuera ciego y sordomudo. En cuanto hombre de na- que vivió, aun cu~ndo hoy desap~obem<?s, y con razón,, el uso de la vi~­
tural inclinación religiosa, seguro que, durante sus viajes y en sus en- lencia como med10 para consegmr un fm, y mucho mas cuando detras
cuentros privados con otras personas, no sólo hablaba de mercancías y laten .motivos religiosos. Es cierto que él, a diferencia de aquellos mon-
precios, de relaciones personales y políticas, sino también de opiniones jes cristianos a qu_ienes ~~presamente se alaba en el Corán -q;iienes,
religiosas. ¿Por qué negar entonces que en sus experiencias de revela- retirados en el desierto sino, tan atrayentes resultaban para los nomadas
ción ha sido incorporado lo oído y aprendido por otras vías, por qué cristianos de los alrededores a causa de su humilde piedad-, no quiso
negar que tales experiencias han sido precedidas por reflexiones propias confiar exclusivamente en la fuerza de la fe y renunciar al uso de la
y que sólo la formulación definitiva de las azoras goza de la autoridad de violencia en una sociedad violenta en grado sumo. Pero esto no es razón
palabra de Dios? ¿No reconoció el propio Profeta que en principio son suficiente para negarle de antemano toda credibilidad religiosa en cuan-
posibles los autoengaños (como en el caso de los versículos satánicos) y to «enviado de Dios». Más bien, habría que tomar en consideración lo
que eventualmente podía ser necesaria la corrección y revisión de azoras siguiente:
ya existentes por medio de revelaciones ulteriores? En cualquier caso, - Mubammad tampoco se atribuyó a sí mismo los mayores éxitos polí-
con ello hemos tropezado ya con un primer problema central, que más ticos y militares, sino siempre a Dios; la fe inconmovible siguió siendo la
adelante examinaremos con detenimiento: en el caso de Muhammad actitud fundamental en todas sus empresas.
¿qué relación existe exactamente entre palabra humana y p~labra d~ - Para él, religión y política se implicaban mutuamente, pues la esfera
Dios? secular ha de ser configurada según objetivos fundamentales de carácter
religioso.
2) Hnclinación al uso la violencia? A su conciencia de envío Mu- - Como los árabes en general, Mubammad pensaba más en el colectivo
bammad unía sin duda una inusitada fuerza de voluntad: tanto la c~paci­ que en el individuo y aspiraba a cambiar de raíz la sociedad.
dad de resistencia frente a sus enemigos como la energía para dar forma, - El estatus minoritario de «pequeño rebaño» no era, para él, la situa-
a pesar de todas las hostilidades, a una nueva comunidad. Como líder de ción ideal, sino, en el mejor de los casos, la situación de partida.
extraordinario talento político y diplomático, consiguió imponerse a sus - Su umma era un grupo de poder combativo que, si no deseaba irse a
enemigos no sólo exteriores, sino también interiores, y supo decantarse pique, tenía que luchar con los mismos medios que el resto de tribus y
por soluciones constructivas en lo referente a la organización de la umma grupos por una posición propia.
islámica. - A la sazón, la rapiña se toleraba en gran medida como medio para
Con todo, durante todos estos siglos, la crítica cristiana ha formula- conseguir el necesario sustento; con frecuencia, era la única salida para
do el reproche de la proclividad al uso de la violencia: al menos en el sobrevivir.
segundo periodo mediní, Mubammad se habría comportado como un - Si no hubiera recurrido a la violencia, Mubammad no habría podido
político sin escrúpulos e interesado en el poder por el poder, habría roto desarrollar una política tan exitosa a largo plazo.
promesas dadas con toda solemnidad y actuado con deslealtad y doblez - A pesar de toda la energía y dureza que mostraba en los combates, el
e incluso sería responsable de asesinatos políticos, expediciones de rapi- Profeta también usaba de la habilidad negociadora, la capacidad de al-
ña, depuraciones dirigidas contra tribus enteras e innumerables guerras. canzar compromisos, la astucia y el tacto (precisamente en su política de
De nuestra exposición, sin embargo, también se desprende que es personal).
imposible reducir la vida y la doctrina de Mubammad al «hambre de - Tras su entrada triunfal en La Meca, el temido jefe de la nueva comu-
poder» o la política del poder por el poder sin escrúpulos. En el fondo, a nidad mostró una sorprendente disposición a la reconciliación.

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

Pero los musulmanes habrían hecho mejor reconociendo de manera estaba roto; es más, de esta manera habría elevado el bajo estatus de la
aún más inequívoca que ~i siquiera el Profeta era moralmente perfecto; mujer divorciada ... ). Así pues, ya el propio Profeta tuvo un verdadero
que probablemente se su¡etó en exceso a las leyes no escritas de la anti- harén, por lo que no es casualidad que esta costumbre sentara preceden-
gua sociedad árabe; que, a la más mínima sospecha, rompía los tratados te entre los potentados islámicos.
con los judíos o con los mequíes; que, al menos en dos casos, no respetó Pero también estos rasgos de la biografía de Mub.ammad han de ser
las reglas de guerra por todos reconocidas (no lanzar ataques en los tiem- valorados de forma justa. ¿Ha de ser juzgado de antemano en sentido
pos sagrados, n? talar palmeras); es más, que tampoco tuvo escrúpulos negativo el hecho de que Mub.ammad no hiciera suya la ascét~c~ de. raíz
en o~denar a~esmatos políticos (ide judíos!), con lo que hizo que se ex- fundamentalmente pagana que tanto daño ha causado en el cristiamsmo
tendiera el miedo. En la actualidad, muchos musulmanes reconocen que (posterior introducción del celibato obligatorio para la c~ase diri~:nte)?
guerrear por la fe es una funesta aberración. Y aun cuando yihad si se Así, por ejemplo, Mub.ammad se opuso a que Utman ibn ~a~ un, el
a.tiende al sentido del término, de ninguna manera quiere decir ~xclu­ líder de aquel pequeño grupo de emigrantes musulmanes a Et10pia, co_n-
sivame_nte «guerra santa» (una invención cristiana: ien el Corán no apa- firiera al islam (siguiendo probablemente el ejemplo del monacato cris-
rece m una sola vez el concepto de «guerra santa»!), sino en primer tiano) marcados rasgos ascéticos. Y, a la inversa, t~mbién hay que ten~r
lugar «esfuerzo» por Dios, esfuerzo moral por perfeccionarse uno mis- en cuenta que, en La Meca, donde Jadiya, quien disfrutaba de una posi-
mo ante Dios, da que pensar el hecho de que, según muchos pasajes del ción económico-social más elevada, le ofreció matrimonio, Mub.ammad
Corán, Dios no sólo permite, sino que hasta exige el violento «afanarse vivió durante años en estricta monogamia.
en el camino de Dios» (al-yihad fz sabzli !!ah). De ahí puede derivarse Que, tras la muerte de su esposa, se adaptara al sistema poligámico
con facilidad una justificación de acciones violentas en cuanto tales in- de la sociedad árabe de entonces es algo que no se le puede echar en
cluso una teoría islámica de la guerra, sobre todo en la lucha co~tra cara como tampoco cabe reprochárselo a los patriarcas de Israel Abra-
judíos y cristianos. En cualquier caso, aquí se plantea un segundo pro- hán,' Isaac y Jacob, todos los cuales -en aque~la sociedad er_a tambié~
blema central para la discusión que luego seguirá: el problema de la una cuestión de prestigio- tuvieron varias mu¡eres. No; no tiene senti-
relación entre religión y poder, entre religión y violencia. do comparar a quienes entonces vivían en poligamia con nuestra mono-
gamia cristiana actual (ien la medida en que sea vivida!). Mub.ammad
3) ¿vida licenciosa? Mub.ammad, una persona profundamente reli- contrajo algunos de estos matrimonios por razones políticas, otros por
giosa, también era sin duda un hombre muy vital y robusto. Era capaz de razones de manutención (de mujeres cuyos maridos habían caído en las
e::ctraordinarias hazañas físicas, primero durante los viajes, luego tam- batallas de Badr y Uhud). No hay por qué negar que Mub.ammad era
bién en los enfrentamientos bélicos. Hasta que cayó mortalmente enfer- muy receptivo a los encantos femeninos, pues él mismo confesó que las
mo, siempre se mantuvo en perfecto estado de forma. mujeres y las fragancias ~e Arabia e:an los dones terrenos ~ue_má~ a~re­
. Con todo, durante todos estos siglos, ningún reproche ha sido re- ciaba, mientras que el cimero y la riqueza le resulta?an n;as bien_ m.dife-
petido con tanta constancia y reiteración por la crítica cristiana como el ren tes. ¿Pone eso en duda la verdad de su mensa¡e? Solo en limitada
de libertinaje sexual. Los argumentos no eran difíciles de encontrar: en medida recibió el Profeta de sus numerosas mujeres la «bendición de los
Medina, Mub.ammad tuvo al principio cuatro esposas, el número máxi- hijos» propiamente dicha: su único hijo varóll: murió sie~do ~ún un niñ~;
mo -sin contar las esclavas- que el Corán permite al varón 119 • No y, de sus hijas, sólo Fátima -fruto de su primer matrimomo con Jadi-
obstante, en el año 626 Muhammad contrajo matrimonio con una nue- ya- pasó a la historia en cuanto esposa de 'Ali.
va mujer (que murió enseguida, por lo que no se la cuenta); en 627, con También en este punto habría sido mejor que los musulmanes hu-
otras dos, la quinta y la sexta; en 628, con la séptima y la octava; en 629, bieran reconocido sin tanta apología, la falibilidad humana de Mu-
con la novena; y así, en el curso de los años, hasta un total de trece, por b.ammad. Pues ést~ es atestiguada incluso por el Corán, en el pasaje en
no hablar de los múltiples concubinatos con esclavas. A esto se añade el que Dios reprocha a Mub.ammad, tan ocupado en ganarse el favor de
q~e Mub.a?1mad 1:º tuvo reparos en casarse en el acto con la mujer de su los grandes de La Meca, no haber querido dar explicaciones ~obre la fe
hi¡o adoptivo, el liberto Zaid ibn Httrita, quitándosela pues, tras haberla a un pobre ciego 12 º. Por supuesto, en el caso de la bella Zamab -un
visto en paños menores en su casa; suceso que en la literatura musulma- episodio que Ibn Isb.aq no menciona en absoluto e Ibn Hisam sólo de
na suele ser minimizado apologéticamente (esta Zainab se habría casado pasada-, es posible aducir algo en defensa del Pr~feta. Pero al _me~<?s a
con Zaid en contra de su voluntad; Mub.ammad habría rechazado ini- los no musulmanes les escama que este matrimomo luego sea ¡ustiftca-
cialmente la oferta de Zaid de tomar a Zainab como esposa y sólo se do por una revelación divina, sólo para que en el futuro ta:nbién los
habría casado con ella una vez que el matrimonio de Zainab y Zaid creyentes, siguiendo el ejemplo del Profeta, puedan casarse sm reparos

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

Pero los musulmanes habrían hecho mejor reconociendo de manera estaba roto; es más, de esta manera habría elevado el bajo estatus de la
aún más inequívoca que ~i siquiera el Profeta era moralmente perfecto; mujer divorciada ... ). Así pues, ya el propio Profeta tuvo un verdadero
que probablemente se su¡etó en exceso a las leyes no escritas de la anti- harén, por lo que no es casualidad que esta costumbre sentara preceden-
gua sociedad árabe; que, a la más mínima sospecha, rompía los tratados te entre los potentados islámicos.
con los judíos o con los mequíes; que, al menos en dos casos, no respetó Pero también estos rasgos de la biografía de Mub.ammad han de ser
las reglas de guerra por todos reconocidas (no lanzar ataques en los tiem- valorados de forma justa. ¿Ha de ser juzgado de antemano en sentido
pos sagrados, n? talar palmeras); es más, que tampoco tuvo escrúpulos negativo el hecho de que Mub.ammad no hiciera suya la ascét~c~ de. raíz
en o~denar a~esmatos políticos (ide judíos!), con lo que hizo que se ex- fundamentalmente pagana que tanto daño ha causado en el cristiamsmo
tendiera el miedo. En la actualidad, muchos musulmanes reconocen que (posterior introducción del celibato obligatorio para la c~ase diri~:nte)?
guerrear por la fe es una funesta aberración. Y aun cuando yihad si se Así, por ejemplo, Mub.ammad se opuso a que Utman ibn ~a~ un, el
a.tiende al sentido del término, de ninguna manera quiere decir ~xclu­ líder de aquel pequeño grupo de emigrantes musulmanes a Et10pia, co_n-
sivame_nte «guerra santa» (una invención cristiana: ien el Corán no apa- firiera al islam (siguiendo probablemente el ejemplo del monacato cris-
rece m una sola vez el concepto de «guerra santa»!), sino en primer tiano) marcados rasgos ascéticos. Y, a la inversa, t~mbién hay que ten~r
lugar «esfuerzo» por Dios, esfuerzo moral por perfeccionarse uno mis- en cuenta que, en La Meca, donde Jadiya, quien disfrutaba de una posi-
mo ante Dios, da que pensar el hecho de que, según muchos pasajes del ción económico-social más elevada, le ofreció matrimonio, Mub.ammad
Corán, Dios no sólo permite, sino que hasta exige el violento «afanarse vivió durante años en estricta monogamia.
en el camino de Dios» (al-yihad fz sabzli !!ah). De ahí puede derivarse Que, tras la muerte de su esposa, se adaptara al sistema poligámico
con facilidad una justificación de acciones violentas en cuanto tales in- de la sociedad árabe de entonces es algo que no se le puede echar en
cluso una teoría islámica de la guerra, sobre todo en la lucha co~tra cara como tampoco cabe reprochárselo a los patriarcas de Israel Abra-
judíos y cristianos. En cualquier caso, aquí se plantea un segundo pro- hán,' Isaac y Jacob, todos los cuales -en aque~la sociedad er_a tambié~
blema central para la discusión que luego seguirá: el problema de la una cuestión de prestigio- tuvieron varias mu¡eres. No; no tiene senti-
relación entre religión y poder, entre religión y violencia. do comparar a quienes entonces vivían en poligamia con nuestra mono-
gamia cristiana actual (ien la medida en que sea vivida!). Mub.ammad
3) ¿vida licenciosa? Mub.ammad, una persona profundamente reli- contrajo algunos de estos matrimonios por razones políticas, otros por
giosa, también era sin duda un hombre muy vital y robusto. Era capaz de razones de manutención (de mujeres cuyos maridos habían caído en las
e::ctraordinarias hazañas físicas, primero durante los viajes, luego tam- batallas de Badr y Uhud). No hay por qué negar que Mub.ammad era
bién en los enfrentamientos bélicos. Hasta que cayó mortalmente enfer- muy receptivo a los encantos femeninos, pues él mismo confesó que las
mo, siempre se mantuvo en perfecto estado de forma. mujeres y las fragancias ~e Arabia e:an los dones terrenos ~ue_má~ a~re­
. Con todo, durante todos estos siglos, ningún reproche ha sido re- ciaba, mientras que el cimero y la riqueza le resulta?an n;as bien_ m.dife-
petido con tanta constancia y reiteración por la crítica cristiana como el ren tes. ¿Pone eso en duda la verdad de su mensa¡e? Solo en limitada
de libertinaje sexual. Los argumentos no eran difíciles de encontrar: en medida recibió el Profeta de sus numerosas mujeres la «bendición de los
Medina, Mub.ammad tuvo al principio cuatro esposas, el número máxi- hijos» propiamente dicha: su único hijo varóll: murió sie~do ~ún un niñ~;
mo -sin contar las esclavas- que el Corán permite al varón 119 • No y, de sus hijas, sólo Fátima -fruto de su primer matrimomo con Jadi-
obstante, en el año 626 Muhammad contrajo matrimonio con una nue- ya- pasó a la historia en cuanto esposa de 'Ali.
va mujer (que murió enseguida, por lo que no se la cuenta); en 627, con También en este punto habría sido mejor que los musulmanes hu-
otras dos, la quinta y la sexta; en 628, con la séptima y la octava; en 629, bieran reconocido sin tanta apología, la falibilidad humana de Mu-
con la novena; y así, en el curso de los años, hasta un total de trece, por b.ammad. Pues ést~ es atestiguada incluso por el Corán, en el pasaje en
no hablar de los múltiples concubinatos con esclavas. A esto se añade el que Dios reprocha a Mub.ammad, tan ocupado en ganarse el favor de
q~e Mub.a?1mad 1:º tuvo reparos en casarse en el acto con la mujer de su los grandes de La Meca, no haber querido dar explicaciones ~obre la fe
hi¡o adoptivo, el liberto Zaid ibn Httrita, quitándosela pues, tras haberla a un pobre ciego 12 º. Por supuesto, en el caso de la bella Zamab -un
visto en paños menores en su casa; suceso que en la literatura musulma- episodio que Ibn Isb.aq no menciona en absoluto e Ibn Hisam sólo de
na suele ser minimizado apologéticamente (esta Zainab se habría casado pasada-, es posible aducir algo en defensa del Pr~feta. Pero al _me~<?s a
con Zaid en contra de su voluntad; Mub.ammad habría rechazado ini- los no musulmanes les escama que este matrimomo luego sea ¡ustiftca-
cialmente la oferta de Zaid de tomar a Zainab como esposa y sólo se do por una revelación divina, sólo para que en el futuro ta:nbién los
habría casado con ella una vez que el matrimonio de Zainab y Zaid creyentes, siguiendo el ejemplo del Profeta, puedan casarse sm reparos

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

-a diferencia del matrimonio con las auténticas nueras, que está rigu- que tal-, ése no es otro que Mubammad. También el cristiano (o el
~osament~ prohibido 121 - con las mujeres de sus «hijos nominales» (hi- judío) ortodoxo debería tomar buena nota de determinados paralelismos:
¡os adoptivos): «Cuando Zaid hubo decidido el asunto y se divorció, te • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad no ejercía su tarea
casa~.os con ell~, para que los musulmanes, al casarse con las esposas de profética en virtud de un cargo conferido por la comunidad (o sus auto-
s1:1s hi¡os adoptivos, no cometan pecado, si éstos han decidido divor- ridades), sino de una relación personal con Dios.
oarse de ellas. iCúmplase la Orden de Dios!» 122 • El Profeta sin embar- • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad era una persona con
go, había al?ergado ya en secreto el deseo de que Zaid de;idiera sepa- gran fuerza de voluntad que se veía a sí misma inspirada por completo,
rarse de Zamab para poder casarse con ella, pero había reprimido este requerida en su totalidad, comisionada en exclusiva, por la vocación
deseo por temor a la reacción de la gente, como se dice con toda clari- recibida de Dios.
dad en las fras.es que, dentro del mismo versículo, preceden a las que • Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad proclamó su
acabamos de otar: «Recuerda cuando decías a quien Dios ha colmado mensaje en medio de una crisis religioso-social y, a causa de su apasiona-
de bienes y tú le has favorecido: "iRetén a tu esposa y teme a Dios!". da piedad y su subversivo anuncio, se enfrentó a las castas adineradas y
Ocultabas en tu interior lo que Dios iba a mostrar; temías a los hom- dominantes, así como a la tradición por ellas custodiada.
bres, mientras que Dios era más digno de que le temieses» 123 . De todas • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad, quien solía denomi-
las aleyas que le fueron reveladas, ésta es, según opinión del pío Basan narse a sí mismo «amonestador», no desea ser sino el altavoz de Dios: no
a.1-Bai;>ri (m. 728) 124 , la más desfavorable para la persona del Profeta quien proclama su propia palabra, sino la palabra de Dios.
sm embargo no la omitió. ' • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad anuncia incansable-
mente al Dios uno, quien no tolera a ningún otro dios junto a sí y es
Todavía mayor escepticismo despierta en uno el hecho de que, a
través de una nueva revelación, al Profeta le es concedida además auto- Creador bondadoso a la vez que Juez clemente.
• Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad exhorta a la
rización formal para contraer matrimonio con tantas mujeres como de-
obediencia incondicionada, la sumisión y la «entrega» («islam») a este
see: no sólo con aquellas que ya son sus esposas y con las primas emigra-
Dios uno, es decir, a todo aquello que está incluido en el agradecimiento
das con él .Y con todas las esclavas, sino incluso con «[cualquier] mujer
a Dios y en la generosidad para con el prójimo.
creyente, si ella se da al Profeta, si el Profeta se quiere casar con ella. Es • Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad vincula su
un ~rivileg~? para. ti, no para los creyentes» 125 . Difícilmente puede ser monoteísmo con un humanismo, la fe en el Dios uno y en su Juicio final
una mvenoon el dIC~o que, al respecto, se le atribuye a la esposa favori- con la exigencia de justicia social: amenazas a los injustos, que irán al
ta de Mubammad, 'Aisa: «Dios se apresura en hacer tu voluntad» 126. Y infierno, y promesas a los justos, que serán congregados en el paraíso
poco apa~iguará las dudas del no musulmán escéptico el hecho de que al
divino.
Profeta, sm embargo, le termine siendo restringido por una nueva reve-
la~ión e~ gozo n;~trimon.ial: «No te es lícito tomar, de hoy en adelante, Quien pone la Biblia al lado del Corán y lee ambos simultáneamente
mas mu¡eres legitimas, m que las sustituyas por otras esposas, aunque su no puede sino preguntarse: foo tienen las tres religiones reveladas de
hermosura te deslumbre -exceptúase lo que posee tu diestra [en escla- origen semítico -judaísmo, cristianismo e islam-, no tienen sobre todo
vas ]-»127. Aquí se perfila un tercer problema central: la relación entre la Biblia hebrea y el Corán, la misma base? ¿No resulta más que evidente
religión y sex~alidad, entre varón y mujer, un problema que, al igual que que tanto en una como en otra sagrada escritura se habla de uno y el
los dos anteriores, será examinado más adelante en el contexto de una mismo Dios? ¿No existe una cierta correspondencia entre el «así habla
comparación entre las tres religiones abrahánicas. el Señor» de la Biblia hebrea y el «ihabla!» (qui: 332 veces) del Corán,
entre el bíblico «iVe y anuncia!» y el coránico «iincorpórate y advier-
Al igual que los profetas de Israel te!»? Y por último: itampoco los millones de cristianos de lengua árabe
conocen otra palabra para nombrar a «Dios» salvo «Allah» !
Co~o es bi~n sabido, .hªY_ mu~has religiones que no conocen profetas en Así pues, foo es un prejuicio dogmático lo que lleva a los cristianos a
sentido estricto: los hmdues tienen sus gurús y sus sadhus los chinos sus reconocer como profetas a Amós, Oseas, Isaías, Jeremías y al extrema-
sa?ios, los budistas sus maestros; pero, a diferencia de judíos, cristianos damente violento Elías, pero no a Mubammad?
e mcluso musulma~es, ni.nguno de ellos tiene profetas. Sin embargo, no
cabe duda ~e que si algmen, en toda la historia de las religiones, es lla-
mado sencillamente «el Profeta» -porque afirmaba ser tal y nada más

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

-a diferencia del matrimonio con las auténticas nueras, que está rigu- que tal-, ése no es otro que Mubammad. También el cristiano (o el
~osament~ prohibido 121 - con las mujeres de sus «hijos nominales» (hi- judío) ortodoxo debería tomar buena nota de determinados paralelismos:
¡os adoptivos): «Cuando Zaid hubo decidido el asunto y se divorció, te • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad no ejercía su tarea
casa~.os con ell~, para que los musulmanes, al casarse con las esposas de profética en virtud de un cargo conferido por la comunidad (o sus auto-
s1:1s hi¡os adoptivos, no cometan pecado, si éstos han decidido divor- ridades), sino de una relación personal con Dios.
oarse de ellas. iCúmplase la Orden de Dios!» 122 • El Profeta sin embar- • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad era una persona con
go, había al?ergado ya en secreto el deseo de que Zaid de;idiera sepa- gran fuerza de voluntad que se veía a sí misma inspirada por completo,
rarse de Zamab para poder casarse con ella, pero había reprimido este requerida en su totalidad, comisionada en exclusiva, por la vocación
deseo por temor a la reacción de la gente, como se dice con toda clari- recibida de Dios.
dad en las fras.es que, dentro del mismo versículo, preceden a las que • Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad proclamó su
acabamos de otar: «Recuerda cuando decías a quien Dios ha colmado mensaje en medio de una crisis religioso-social y, a causa de su apasiona-
de bienes y tú le has favorecido: "iRetén a tu esposa y teme a Dios!". da piedad y su subversivo anuncio, se enfrentó a las castas adineradas y
Ocultabas en tu interior lo que Dios iba a mostrar; temías a los hom- dominantes, así como a la tradición por ellas custodiada.
bres, mientras que Dios era más digno de que le temieses» 123 . De todas • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad, quien solía denomi-
las aleyas que le fueron reveladas, ésta es, según opinión del pío Basan narse a sí mismo «amonestador», no desea ser sino el altavoz de Dios: no
a.1-Bai;>ri (m. 728) 124 , la más desfavorable para la persona del Profeta quien proclama su propia palabra, sino la palabra de Dios.
sm embargo no la omitió. ' • Al igual que los profetas de Israel, Mubammad anuncia incansable-
mente al Dios uno, quien no tolera a ningún otro dios junto a sí y es
Todavía mayor escepticismo despierta en uno el hecho de que, a
través de una nueva revelación, al Profeta le es concedida además auto- Creador bondadoso a la vez que Juez clemente.
• Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad exhorta a la
rización formal para contraer matrimonio con tantas mujeres como de-
obediencia incondicionada, la sumisión y la «entrega» («islam») a este
see: no sólo con aquellas que ya son sus esposas y con las primas emigra-
Dios uno, es decir, a todo aquello que está incluido en el agradecimiento
das con él .Y con todas las esclavas, sino incluso con «[cualquier] mujer
a Dios y en la generosidad para con el prójimo.
creyente, si ella se da al Profeta, si el Profeta se quiere casar con ella. Es • Al igual que los profetas de Israel, también Mubammad vincula su
un ~rivileg~? para. ti, no para los creyentes» 125 . Difícilmente puede ser monoteísmo con un humanismo, la fe en el Dios uno y en su Juicio final
una mvenoon el dIC~o que, al respecto, se le atribuye a la esposa favori- con la exigencia de justicia social: amenazas a los injustos, que irán al
ta de Mubammad, 'Aisa: «Dios se apresura en hacer tu voluntad» 126. Y infierno, y promesas a los justos, que serán congregados en el paraíso
poco apa~iguará las dudas del no musulmán escéptico el hecho de que al
divino.
Profeta, sm embargo, le termine siendo restringido por una nueva reve-
la~ión e~ gozo n;~trimon.ial: «No te es lícito tomar, de hoy en adelante, Quien pone la Biblia al lado del Corán y lee ambos simultáneamente
mas mu¡eres legitimas, m que las sustituyas por otras esposas, aunque su no puede sino preguntarse: foo tienen las tres religiones reveladas de
hermosura te deslumbre -exceptúase lo que posee tu diestra [en escla- origen semítico -judaísmo, cristianismo e islam-, no tienen sobre todo
vas ]-»127. Aquí se perfila un tercer problema central: la relación entre la Biblia hebrea y el Corán, la misma base? ¿No resulta más que evidente
religión y sex~alidad, entre varón y mujer, un problema que, al igual que que tanto en una como en otra sagrada escritura se habla de uno y el
los dos anteriores, será examinado más adelante en el contexto de una mismo Dios? ¿No existe una cierta correspondencia entre el «así habla
comparación entre las tres religiones abrahánicas. el Señor» de la Biblia hebrea y el «ihabla!» (qui: 332 veces) del Corán,
entre el bíblico «iVe y anuncia!» y el coránico «iincorpórate y advier-
Al igual que los profetas de Israel te!»? Y por último: itampoco los millones de cristianos de lengua árabe
conocen otra palabra para nombrar a «Dios» salvo «Allah» !
Co~o es bi~n sabido, .hªY_ mu~has religiones que no conocen profetas en Así pues, foo es un prejuicio dogmático lo que lleva a los cristianos a
sentido estricto: los hmdues tienen sus gurús y sus sadhus los chinos sus reconocer como profetas a Amós, Oseas, Isaías, Jeremías y al extrema-
sa?ios, los budistas sus maestros; pero, a diferencia de judíos, cristianos damente violento Elías, pero no a Mubammad?
e mcluso musulma~es, ni.nguno de ellos tiene profetas. Sin embargo, no
cabe duda ~e que si algmen, en toda la historia de las religiones, es lla-
mado sencillamente «el Profeta» -porque afirmaba ser tal y nada más

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B.11. EL MENSAJE CENTRAL 3. EL PROFETA COMO MODELO

Pregunta aclaratoria III: Mu/:Jammad, este Dios único, aunque Dios «habló a los hombres» a través de él:
¿profeta también para los cristianos? iMubammad, el Profeta! .
El judío que niegue de antemano que Mub.ammad tuvo cualidades
En nuestra época, se ha discutido mucho sobre si son los individuos de profeta no debe olvidar que, en la Biblia hebrea, hay profetas muy
quienes hacen la historia o si es más bien al revés. La historiografía ac- diferentes entre sí y que quizá no todos fueron grandes mo~elos de ~m­
tual es -en un grado hasta ahora desconocido- historia social (Sozial- manidad. Y el cristiano que niegue de antemano que despues de Cnsto
geschichte ), que no dirige su atención principalmente a las «individuali- puede venir aún algún profeta ha de tener en cuenta que, según el Nue-
dades relevantes desde el punto de vista de la historia universal» (Hegel), vo Testamento también después de Cristo hay auténticos profetas: hom-
sino a las condiciones estructurales y al cambio social. Naturalmente, bres y mujeres'que confirman su persona y su mensaje, interpretán?olo
128
también en el caso de Mubammad y su vertiginoso ascenso al poder y proclamándolo en una época y una situación nuevas • Así, por e¡em-
debieron darse las condiciones estructurales -tanto de política exterior plo, en las comunidades paulinas (como se desprende de la pnme7a c~r­
como interior- que posibilitaron un cambio de semejante trascenden- ta a los Corintios), los «profetas» ocupan el segundo lugar, de_tras solo
cia; en este sentido, en toda consideración histórica global es necesario del apóstol1 29 • Sin embargo, el profetismo -un fenómeno de ongen fun-
tener también en cuenta planteamientos de sociología, antropología so- damentalmente judío- desapareció del perfil de _la may?:í,<i de la~ co-
cial y geografía histórica, como ya hemos hecho en nuestra exposición munidades cristianas poco después de llegar a su fm la mis10i:i paulma Y
de los problemas de los comienzos (A 11). Pero precisamente en el caso consumarse la postergación del judeocristianismo. Tras la cnsis monta-
de Mubammad se pone de manifiesto que la descripción de los poderes nista de los siglos n y m (la doctrina de Montano, de inspirac~ón vetero-
sociales operantes a largo plazo no puede desentenderse de las personas cristiano-apocalíptica, se presentaba como el <<nuevo profetismo»), los
que actúan en el marco establecido por tales poderes. Con otras pala- profetas y, sobre todo, las profetisas cayeron generalizadamente en des-
bras, ila historia concreta se despliega siempre en la dialéctica entre es- crédito. .
tructuras y personas! Y la «historia factual» (Faktengeschichte) de los Pero, desde la perspectiva del Nuevo Testamento, no es n~cesan~
contingentes acontecimientos singulares o de las personas agentes no se impugnar dogmáticamente de antemano que Mubamma~ se viera a si
asienta ni mucho menos en la superficie, sino en el centro del proceso mismo como un profeta verdadero después de Jesús y afirmara repre-
histórico de la «historia de la sociedad» (Gesellschaftsgeschichte). sentar en esencia lo mismo que éste. Es cierto que todavía queda por
De hecho, en el caso de Mubammad podríamos estar ante un ejem- aclarar en detalle la relación entre Jesús el Cristo y Mubammad el Profe-
plo de cómo un individuo realmente hizo historia cuando la historia ta. Pero ya sólo este reconocimiento de Mub.ammad com~ p~ofeta foo
estaba madura para ello. Dicho en la terminología de Arnold Toynbee: tendría consecuencias enormemente positivas para el entendimiento entre
existía un challenge, un gran «desafío» histórico, que encontró response, cristianos y musulmanes y, sobre todo, para el mensaje que él proclamó
esto es, «respuesta» históricamente adecuada, en la persona de Mubam- y luego quedó recogido en el Corán?
mad. Pues ¿en qué se habría convertido Arabia sin Mubammad, sin este
hombre vocacionado, carismático, visionario e intrépido?
Verdaderamente, para las gentes del mundo árabe -y, con el tiem-
po, mucho más allá de sus límites-, Mubammad fue y sigue siendo el
reformador religioso, legislador y líder: el Profeta por excelencia. En
efecto, para sus seguidores, Mubammad, quien nunca quiso ser más que
un hombre, es, en el fondo, más que un profeta en sentido judío o cris-
tiano: es un modelo de la forma de vida que aspira a ser el islam. Y
cuando la Iglesia católica, según la declaración sobre las religiones no
cristianas del concilio Vaticano II (1964) -permítaseme en este contex-
to una cita que no es meramente ritual- «mira con aprecio a los musul-
manes, que adoran al único Dios ... que habló a los hombres» (Nostra
aetate 3), en mi opinión esta misma Iglesia también debería -y lo mis-
mo cabe decir de las demás Iglesias cristianas- «mirar con aprecio» a
aquel cuyo nombre, por turbación, se silencia en el citado documento,
aunque él y sólo él fue quien condujo a los musulmanes a la adoración de

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Pregunta aclaratoria III: Mu/:Jammad, este Dios único, aunque Dios «habló a los hombres» a través de él:
¿profeta también para los cristianos? iMubammad, el Profeta! .
El judío que niegue de antemano que Mub.ammad tuvo cualidades
En nuestra época, se ha discutido mucho sobre si son los individuos de profeta no debe olvidar que, en la Biblia hebrea, hay profetas muy
quienes hacen la historia o si es más bien al revés. La historiografía ac- diferentes entre sí y que quizá no todos fueron grandes mo~elos de ~m­
tual es -en un grado hasta ahora desconocido- historia social (Sozial- manidad. Y el cristiano que niegue de antemano que despues de Cnsto
geschichte ), que no dirige su atención principalmente a las «individuali- puede venir aún algún profeta ha de tener en cuenta que, según el Nue-
dades relevantes desde el punto de vista de la historia universal» (Hegel), vo Testamento también después de Cristo hay auténticos profetas: hom-
sino a las condiciones estructurales y al cambio social. Naturalmente, bres y mujeres'que confirman su persona y su mensaje, interpretán?olo
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también en el caso de Mubammad y su vertiginoso ascenso al poder y proclamándolo en una época y una situación nuevas • Así, por e¡em-
debieron darse las condiciones estructurales -tanto de política exterior plo, en las comunidades paulinas (como se desprende de la pnme7a c~r­
como interior- que posibilitaron un cambio de semejante trascenden- ta a los Corintios), los «profetas» ocupan el segundo lugar, de_tras solo
cia; en este sentido, en toda consideración histórica global es necesario del apóstol1 29 • Sin embargo, el profetismo -un fenómeno de ongen fun-
tener también en cuenta planteamientos de sociología, antropología so- damentalmente judío- desapareció del perfil de _la may?:í,<i de la~ co-
cial y geografía histórica, como ya hemos hecho en nuestra exposición munidades cristianas poco después de llegar a su fm la mis10i:i paulma Y
de los problemas de los comienzos (A 11). Pero precisamente en el caso consumarse la postergación del judeocristianismo. Tras la cnsis monta-
de Mubammad se pone de manifiesto que la descripción de los poderes nista de los siglos n y m (la doctrina de Montano, de inspirac~ón vetero-
sociales operantes a largo plazo no puede desentenderse de las personas cristiano-apocalíptica, se presentaba como el <<nuevo profetismo»), los
que actúan en el marco establecido por tales poderes. Con otras pala- profetas y, sobre todo, las profetisas cayeron generalizadamente en des-
bras, ila historia concreta se despliega siempre en la dialéctica entre es- crédito. .
tructuras y personas! Y la «historia factual» (Faktengeschichte) de los Pero, desde la perspectiva del Nuevo Testamento, no es n~cesan~
contingentes acontecimientos singulares o de las personas agentes no se impugnar dogmáticamente de antemano que Mubamma~ se viera a si
asienta ni mucho menos en la superficie, sino en el centro del proceso mismo como un profeta verdadero después de Jesús y afirmara repre-
histórico de la «historia de la sociedad» (Gesellschaftsgeschichte). sentar en esencia lo mismo que éste. Es cierto que todavía queda por
De hecho, en el caso de Mubammad podríamos estar ante un ejem- aclarar en detalle la relación entre Jesús el Cristo y Mubammad el Profe-
plo de cómo un individuo realmente hizo historia cuando la historia ta. Pero ya sólo este reconocimiento de Mub.ammad com~ p~ofeta foo
estaba madura para ello. Dicho en la terminología de Arnold Toynbee: tendría consecuencias enormemente positivas para el entendimiento entre
existía un challenge, un gran «desafío» histórico, que encontró response, cristianos y musulmanes y, sobre todo, para el mensaje que él proclamó
esto es, «respuesta» históricamente adecuada, en la persona de Mubam- y luego quedó recogido en el Corán?
mad. Pues ¿en qué se habría convertido Arabia sin Mubammad, sin este
hombre vocacionado, carismático, visionario e intrépido?
Verdaderamente, para las gentes del mundo árabe -y, con el tiem-
po, mucho más allá de sus límites-, Mubammad fue y sigue siendo el
reformador religioso, legislador y líder: el Profeta por excelencia. En
efecto, para sus seguidores, Mubammad, quien nunca quiso ser más que
un hombre, es, en el fondo, más que un profeta en sentido judío o cris-
tiano: es un modelo de la forma de vida que aspira a ser el islam. Y
cuando la Iglesia católica, según la declaración sobre las religiones no
cristianas del concilio Vaticano II (1964) -permítaseme en este contex-
to una cita que no es meramente ritual- «mira con aprecio a los musul-
manes, que adoran al único Dios ... que habló a los hombres» (Nostra
aetate 3), en mi opinión esta misma Iglesia también debería -y lo mis-
mo cabe decir de las demás Iglesias cristianas- «mirar con aprecio» a
aquel cuyo nombre, por turbación, se silencia en el citado documento,
aunque él y sólo él fue quien condujo a los musulmanes a la adoración de

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