Está en la página 1de 37

LECTUR A S

Serie Filosofía ARISTÓTELES


ORECTO» FioVDUQUE
Protréptico
UNA EXHORTACIÓN A LA RÜOSOFÍA

edición bilingüe
Reservados lodos los derechos, No se permite reproducir* almacenar
en sistemas de recuperación de la información ni transmitir alguna CARLOS MEGINO RODRIGUEZ
parte de esta publicación» cualquiera que sea el medio empleado
—electrónico, mecánico» fotocopia» grabación» etc.—, sin el permiso
previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual,

O C arlos Megino Rodríguez . 2006


de la introducción, traducción y notar
O Asada E d itores , s . u , 2006
Jt lapratntc edición
Plaza dejestu, 5
28014. Madrid
Tel.1914296882
fac: 914297507
http ¡í'/www.abadaedilorei.com

dueño Estu d io J oaquín G allego

producción GUADALUPE GlSBERT

1SBN- 1 3 978- 84-9625B-85-3


ISBN- 10 84- 96258- 85-8
depó,¡10 legal U-4.3.655-2006

preimpreiión OalubertAllé A B A D A EDITORES


tmpreiión L avel LECTURAS DE FILOSOFÍA
FRAGMENTA FRAGMENTOS

«Tipo? 0€(iíaatt'a> ATemisonte

i* I
’ApiaTOTéXous npoTpeTTTucói', oí/ éypaijje trpós Qepíawm tóv Pmtréptico de Aristóteles, que éste escribió aTemisonte, el rey
KuTTpíaii'' pacnXéa Xéyaii/ oti oúfiei/'t irXeítjj áyaQa írrrápxeL iTpós tó de los chipriotas, diciendo que nadie tenía más cualidades para
4>LXoao<t)fjaai • ttXovtói' Te yáp irXetcrroi/ airrov ex€L,/ (¡ierre Saira- cultivar la filosofía; y es que, en efecto, éste tenía una enorme
vav eis TaüTa, e n fie Sóijai/ ínrápxeii/ aimp. riqueza, de modo que podía gastar en estas cosas, y además
gozaba de estimación'3.

2“ 2
... Te TrpÓTTeu/ twv Seói/Twi/ ti trpoatpoupéwus' KwXúq- 8 ló Set <E1 amor por los bienes externos? les impide hacer alguno
TT|i/ toútüji/ Oeojpoüirra? á-rvxíai/ 4>eúyeiv kol i/opí^en/ Tf|i/ eúfiaipo- de los deberes que se han propuesto. Por eso, se debe evitar la
víav oúk év Ttp ttoXXó KeKrfjoOai yíyi/eo6at páXXoi/ i) £v Tip m is rf|i/ desgracia que vemos en esos hombres y pensar que la felicidad
i|>uXTF SLaKetaSar Kal yáp aú p a oú tó Xapirpg KeicoapTipéi/01/ éo- no depende tanto de poseer muchos bienes como del estado en
GfjTL ((kilti tls ai/ eli/ai parápioi/, áXXá tó ttii/ úyíeiai/ éxoi/ Kal que se encuentra el alma. Pues nadie diría que es dichoso el
oTTOvdaíatg SiaKeípei/oi/, m v pqSéi/ twv npoetpripéwjji' aú™ TTapry cuerpo adornado con un vestido reluciente, sino el que tiene
TÓI/ aUTÓl/ fié TpÓTTOl/ KOL lilUX^ éál/ í TT€trai8eupéinj, TTII/ TOLaÚTT|l/ salud y se halla en buen estado, aun cuando no tenga ninguna
Kal TÓi/ toioOtoi/ ái^pamoi/ eúfiaípoi/a TTpoaayopeuTéoi/ écrríi/, oúk de las cosas que acabamos de mencionar; y del mismo modo, si
ai/ Toi? éicró? f| Xaptrpáts' Kexopiy/ripévos', aÚTÓ? (infiei/ó? á£tos wv. un alma ha sido educada, a tal alma y a tal hombre habría que
t
* Fr. t¡ Slob. 4,32.21.
llamarlo feliz, no al que está espléndidamente provisto de cosas
M Frr. 2*5: POxpnh. 666 ■ Slob 3.3.25. externas, no siendo él mismo de ninguna valía'*. Como tam-
5o ARISTÓTELES FRAGMEKTOS 51

oúSe yáp urrrov, eáv <)jáXia xp^aa «cal ctk6ut|v éxil ffoAtrreAfi <|xzu\o9 poco pensamos que sea de algún valor un caballo tal que. aun
t5v, tov Taoirrov á£ióv nro? vop.í£op.€v eívai, áAA’ éáv StaKetpevo? teniendo bridas de oro y un lujoso arnés, sea vulgar, sino que
fj cnrou8aíü)S, toütov páAAov énaivoupev. alabamos más al que se halla en buenas condiciones.

3 3
Xtapl? 8é twv eipquévwv auppaívet toí? jirjSevó? á£íoi? oucriv, Además de lo dicho, ocurre a quienes no tienen ninguna
oTav Tvxü>ai xoprjyía?, Kai twv Siá Trj? áya&ov irAéovo? valía que, cuando alcanzan a poseer una fortuna, consideran
á£ta airrói? elvat Tá KTqpaTa- <oirep> irávTwv aícJXLOTOv. uxnrep sus posesiones incluso más valiosas que los bienes del alma, y
yáp €L ti? t<2v oíkctwv <t<3v> aírrou x^tpwv eÍT), KaTayéXacrro? áv eso es lo más infame de todo. Pues igual que resultaría ridículo
yevotTo, tov aÚTÓv Tpótrov oí? irAéovo? á£íav ttjv KTfjcnv cívai que alguien fuera inferior a sus sirvientes, se ha de considerar
cruppépriicev rr}? i8ta? 4>úaea)?, áSAíou? toútou? éívai Séí vopíCetv. miserables del mismo modo a quienes les resulta más valiosa su
hacienda que su propia naturaleza’5.

4 4
Kai touto kot’ áXqQetav oütiu? €X€t* tíkt€i yáp, oí? (})T)aiv tj Y esto es verdaderamente así, pues, como dice el proverbio,
Trapotpía, KÓpo? pév ü(3piv, áuaiSeuoía Sé pet é£oucría? ávotav. la saciedad cría insolencia16, y la incultura con poder, insensa­
tóí? yáp StaKeipévoi? Tá irepi tt|v ijiuxnv KaKw? outc itAouto? tez. En efecto, para quienes tienen en mal estado las cosas del
out loxu? outc kóAAo? Túiv áyaGoiv é<mv áXX’ oow uep áv atrrat alma no son bienes ni la riqueza, ni la fortaleza, ni la belleza,
paXXov ai StaSeaei? Ka0’ úireppoXfiv uiráp^axTi, toooúti^ peíCw sino que cuanto mayor es el exceso en que poseen estas condi­
Kai TTXetü) tov K€KTT|pévov pXáTrrouatv, <éáv> aveu <})povqaeto? ciones, tanto más intensa y frecuentemente trastornan a su pro­
irapayévwvTar tó yáp pf| TratSi páyaipav toüt ecrn tó pf) toi? pietario, si no van acompañadas de sabiduría*7. Pues «al niño,
4>aúXot? ttjv é^ouaíav eyxeiptCetv. ningún cuch illo»’*, es decir, no entregar el poder a los viles.

5 5
Trjv Se (fjpóvqcriv anavTe? áv ópoAoynaetav ¿ k tou pavOávetv Y todos coincidirán en que la sabiduría surge de aprender e
yíyveoBai <Kai> Cqrciv wv Tá? Suvápei? <|>iAocro(f)ía TreptetXT^v, indagar aquellas cosas cuya posibilidad <de ser aprendidas e
ükrre irá>? oúk ánpo(f)aaícrT(D? <j>iAoorcx{>Tyr€OVcari Kai .... indagadas> la ha otorgado la filosofía, de modo que hay que
cultivar la filosofía inexcusablemente... *9.
6*
...<<4>iAoao4>eÍv» XéyeTai Kai tó Ciyrelv qútó touto eÍTe xptj 6
4>iXoao4>elv eiTe pq, Kai tó Tqv cfaXóíKxfwv 0ewpíav peTiévai. ... se denomina «cultivar la filosofía» tanto a examinar
esto mismo, si es menester cultivar la filosofía o no, como a
Fr. 6i Ale*. Aphr. m Top. 149.9. dedicarse a la especulación filosófica.
5® M ISTATELES FRAGMENTOS 53

7' 7”
[ ’E tt€ Í 6’ dvOpúiTOL? S L a X e y ó (ie 0a , dXX’ o ü x'i t ó ís rn v 0e í a v [Y puesto que dialogamos con hombres y no con los que
jioT pau r fjff £ a )f¡s TTpóxeipov I x o u a i , 6e i a u p p i y v w a t T a i s T O iaú - tienen en posesión una suerte de vida divina*1, se deben mez­
T a i s T rap atcX iíoeai T a s ir p o s t ó v ttoXl t ik ó v K ai ttpoktlkóv p ío v clar tales exhortaciones con las invitaciones a la vida pública y
TTpoTponás. w8e ow X éytu | i€v] activa. Digamos, pues, lo siguiente.]

8“ 8
H a ínTOKeípeva Tipos tóv píov fip.iv otov <tó> aúpa rai. <tó> [Las cosas que sirven de base para nuestra vida, como el
Tiepi tó aú pa raScarép ópyavá Ttva ÚTTÓKetTai, toutiúv 8’ émKÍv- cuerpo y las cosas relativas al cuerpo, nos sirven a modo de ins­
Suvós eaTiv p xp^aLS, Kai uXéov QáTepov áuepyáCeTai tois pf) trumentos, pero su uso es peligroso, y produce más el efecto
SeóvTdis aírroLS XP^pévoLS. Sel toívuv ópéyeaGat tt)S émaTtÍpiis contrario en los que los usan indebidamente. Se debe, por
KTaaGaí t ’ aúrfiv Kai xppo0ai aíiTfi upoaqKÓi/Tbis, Si fjs návTa tanto, aspirar al conocimiento*2, adquirirlo y usarlo conve­
toOto cu 0riaópe0a, 4>t.Xoao4>qTéoi'' áp’ fjpLv, ci péXXopev óp0¿s nientemente, pues por medio de él tendremos en buen orden
TioXiTeúecr0ai Kai tóv éaim iv flíov 6tá£eiv w^Xípws.] todas esas cosas. Debemos, entonces, cultivar la filosofía, si
vamos a participar con rectitud en los asuntos públicos y llevar
nuestra vida con provecho23.]
9
”Eti toívvv áXXai pév eícnv al uoioOaai eracrrov tójv év Tip pitp 9
TiXeoveicTTipdTwv éiucrrftpai, aXXai 8’ ai xpúpevai toótois, Kai Hay, además, unas ciencias que producen cada uno de los
áXXai pev ai írmipeToOaai, eTepai S' ai émTdTTOuoat, év ais éo- beneficios de la vida y otras que se sirven de las primeras-, hay
tiv (¿s av ijyepovLKiúTÉpaLs vrrapxoúaaLS tó (aipícas ov áya0óu. ei unas subordinadas y otras directivas; y en estas últimas reside,
tolvuv póvr) f| tou Kpívttv exonera TT)V ÓpGÓTTITa Kai T( TU) Xóytp como si tuvieran más capacidad rectora, lo que es realmente
Xpuipévt] Kai r¡ tó oXov dyaGóv Gewpovaa, títls cotí <j)iXoao<j)ía, bueno. Por tanto, si sólo la ciencia que tiene la rectitud de ju i­
Xpfjofkn iráatv kol érnTárreLv raTa <j>úaLv SírvaTai, [<j>iXoao(j)TiTéov cio, que usa la razón y que estudia la totalidad del bien, que es
¿ k navTÓs Tpónou,] (¿s póvTis 4>iXoao(j)ías tt|v óp0ijv Kpícnv Kai la filosofía, puede por naturaleza24 servirse de todas <las demás
Tr|V ávapdpTTiTOv émTaKTLKTiv (jjpóvqaLV év éairrfj n€pi€xoúaT)s. ciencias> y dirigirlas, hay que cultivar la filosofía de cualquier
modo, puesto que sólo la filosofía contiene en sí el recto juicio
IO**
~ y una sabiduría25 directriz infalible26.
[ ”Av(i)0ev 8’ dpxópevoi óttó toOrfjg «jiúaeuis pouXrtpaTos ém
Ttiv aÚTTiv upoTpoirfiv npoxü)poOp€V OÚTüXjí.] 10
[Comenzando desde el principio, desde el propósito de la
* Fr. 7; lamb. fruir. 36.27-37.3 Púlelli. naturaleza, procedamos con la invitación misma <a la filosofía>
** Frr. 8-91 lamb. Prolr 37.3-22 P.
Fr. IOi lamb. Pratr 4.9 .1-3 P, del modo siguiente.]
54 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 55

II* 11
T<úi/ YLyvopéuüJi' tq peu átró tlwjs Stauoías ra i Téxuqs yíyve- De las cosas que se generan, unas nacen de una planificación
Tai, oíou oiKÍa Kal ttXolou (áficjxDTépwu yáp toútwu a ín a Téxuq y de un arte*7, como una casa o una nave (pues un arte y una
tls étm Kai Stáuota), tó 5e Siá \&v oúSepiás, áXXá 8tá planificación es causa de estas dos cosas), mientras que otras no
<j>úaii/‘ Cqbiv yáp Kai c)>ut¿üia aÍTÍa cfiúais, Kai raTá fyvaiv ytyveTat nacen en virtud de ningún arte, sino por naturaleza; en efecto,
iTáuTa Ta ToiauTa. áXXá piju Kai 8iá túxtiu cuta yíyueTai tú u la naturaleza es causa de animales y plantas, y todas las cosas de
irpaypáTwv ooa yáp pf|Te 6tá T é x ^ v piíre Siá <J>úatv pqT’ éi; esta clase nacen conforme a la naturaleza*8. Sin embargo, algu­
áuáyicns yíyveTai, Tá íroXXá toútwu Siá TÚxqu yíyveaGat 4>aii€v. nas también surgen por azar, pues de cuantas no nacen ni por
arte ni por naturaleza ni por necesidad, la mayoría decimos que
surgen por azar*9.

12 12
Tcüu peu oúu ÓTTÓtúxt|9 yiyuoiiévüH' oüSév cuera tou yíyueTat, De hecho, de las cosas que surgen por azar, ninguna se
oú8’ éoTi tl tcXos aÚTOLS" tols 8’ airó Texi'nS' yiyuopéuoLS' genera para algo, ni tiene una finalidad, pero en las que nacen
éuecm Kai tó réXo? Kai tó ou cuera (áei yáp ó tt|u Téxuqu ¿ X ^ del arte sí hay una finalidad y un para qué3° (pues el que posee
áiroSuioei aoi Xóyou 8l‘ ou éypatpe Kai ou cuera), rai toúto [oti] el arte siempre te dará razón de por qué y para qué escribió), y
péXnóu écrriu f] tó Sló toíito yLyuóp.evou. Xéyco 8’ oowu raff aúrrp este para qué es mejor que lo generado por su causa31. Hablo de
t) T€xun tté<|>UKeu aÍTÍa rai pf| raTá aupPe(lT|KÓs' úyteías pév yáp
cuantas cosas el arte es, en su naturaleza, causa por si mismo y
iaTpud)u páXXou ij uócrou Kupíüis áu Beíripeu, otraSopucriu 8’ ot- no por accidente: pues podemos considerar legítimamente a la
KÍas, áXX’ oú toG KaTafíáXXetu. tráu apa euerá tou yíyueTat tó medicina más como <causa> de la salud que de la enfermedad,
raTá Téxiaiu, rai touto TéXo? aÚTqs' tó (léXTurrou, tó péuToi S ló y a la arquitectura como <causa> de la casa, pero no de su
Ti>xr|U oú yíyueTat cuera tou* CTuppaíq péu yáp av rai óitó túxt)S derribo3*. Por tanto, todo lo que es obra del arte, se genera
ti áya0óu, oú pqu áXXá ye raTá Tqu túxtii' Kai raSócrou airó
para algo, y es esta finalidad suya lo mejor, mientras que lo que
TÚxr)5 oúk áyaGóu, áópLOTOU8’ áei tó yLyvópevóv écrri kot’ aúTqu. es obra del azar no se genera para ningún fin. Pues podría
resultar del azar incluso algo bueno, pero por su relación'con
el azar y en tanto que resulta de éste, no es bueno, sino que lo
generado por azar es siempre algo indeterminado33.
13**
’AXXá pfju tó kotó ye <|>úcnueuerá tou yiyueTaL, rai PcXtíouos
13
evexeu áei ouvícrraTai f|raSáitep tó 8iá Tex^S* pipetTai yáp oú Sin embargo, lo que es conforme a la naturaleza se genera
para algo, y está constituido siempre para algo mejor o igual a
* F rr. 11- 12 : la m b . Pmtr. 49 . 3*25 P. lo que es obra del arte; pues la naturaleza no imita al arte., sino
** F rr. 13- 15 , Iam b. Pmtr. 49 . 26- 50.26 P.
éste a la naturaleza, y existe para auxiliar a la naturaleza y suplir
56 ARISTÓTELES
fr ag m en to s 57

tt|i> t\4>úois'
dXX’ aÚTf| tt|u <)>úcnv, ral ecTiií gttl T(¡j jloq- sus deficiencias3*. En efecto, la naturaleza parece ser capaz de
0eLv ko 'l Ta TrapaXenTÓ|i€ra tí\s (jwetüS di/aTrXrjpoDu, tó \ikv yáp completar por sí misma y sin precisar de ayuda algunas cosas,
eoiKeu aúrf) SwanGai 8l’ aÚTfjs r| <|>úcfls émTeXeív Kal poriSeías' pero otras <parece completarlas> con dificultad o ser del todo
oúSei' SeíaSat, Tá 8é fióXis rj TrauTeXéi? dSuvaTeív, oloi' aÚTÍKa incapaz de hacerlo, como por ejemplo, en relación con las ger­
Kal irepi rá? yei/eaeis' cuta péu St^ttou túu arTeppárau els ótroíau minaciones: algunas semillas germinan sin cultivo, cierta­
<áu> éfnrécqi yf\v aueu t^uXaicft? yíwdxsiv, I ulq Sé TTpoaSeÍTaL Tf¡s mente, cualquiera que sea la tierra en que caigan, mientras
yeüjpyucr)? Téxt'GS" TrapairXriaíws Sé Kal tüv ¿cjiaii; Ta pév Si' aírr- otras precisan además del arte agrícola; y de forma semejante
&v amoav áiroXapPdwec tt)u <J>úaiu, áuGpüiiros' Sé ttoXXwu Sel Tai ocurre entre los animales: algunos alcanzan la plenitud de su
Tzyyiav Trpós' aanripíav KaTd Te tt)U irpoíniu yeveatu Kal TrdXiv naturaleza por sí mismos, mientras que el hombre precisa de
KaTa ttju íxrrépav Tpo^TÍt». muchas artes para su supervivencia, tanto en su nacimiento,
primero, como de nuevo en su posterior crianza35.

14 14
Ei toíi' uv rj Téxi'Ti pi peí Tai ttíu <t>úau\ ótío Taúnis T|KoXoú0T|Ke Si el arte, pues, imita a la naturaleza, de ésta proviene para
Kal Tais Téxvais tó ttji/ yéveaii/ ánaoav cuera tou yíyveaGai. tó las artes que toda su producción se genere para algo. En efecto,
yáp ópGcüs' yiyvópei/ou ánav eveKá tou ytyuecQat Geírpeu áu. oú- podemos admitir que todo lo que se genera con éxito, se
kow tó ye raXias1, óp0¿>s‘ Kal tó fiéu yiyuópeuou yíyucTat, yéyoi/e genera para algo. Ahora bien, lo que se genera con belleza, se
Sé tó yeyouós tó ye pfju kotó <j>úaiu airau koXüjs, eíirep tó Trapa genera con éxito; y lo que es generado o se genera, si es gene­
tjjúoiu 4»auXou Kal Tip KaTá <j)úaiu <évavríov f) ow rotó <|>úaiv> rado o ha sido generado todo ello conforme a la naturaleza, lo
yéueais cuera tou yíyucTai. es con belleza, si es que, en efecto, lo que es contrario a la
naturaleza es vil y <opuesto a lo que es conforme a la natura­
leza^ Así pues, la generación <conforme a la naturaleza> se
produce para algo36.

15 15
Kai tovt tSoi t i ? áu rai d<t>’ érácTTou tiüu cu r¡pív pepiLu- Y esto lo puede ver cualquiera también en cada una de las
olov ei KaTauooí? tó pXéijxipou, ÍSois áu ¿ s oú pá-rnu dXXá pory partes que nos constituyen: por ejemplo, si observas el párpado,
0eias x “ Ptv tcju óppdTiuu yéyoueu, ottws duáirauaíu Te TTapéxíl puedes ver que no se ha formado sin razón, sino para auxilio de
Kai KlüXÚr) TÓ TTpOOTTÍTTTOlTTa TTpOS TT)U áj)ll/. OÜKOÜU TOÚTÓU COTLU los ojos, a fin de procurarles descanso y de apartar las cosas que
ou cuera yéyoué tl Kai ou cuera Set yeyouéuai- otou ei ttXolou entorpecen la vista. Por tanto, lo mismo es aquello para lo cual
cuera rrjs koto 0áXarrau KopiSf)? éSei yiyueaGai, Siá touto koI algo se ha generado y aquello para lo cual debe generarse; por
yéyoue. ejemplo, si una nave debía construirse para el transporte por
mar, por esa razón también es por la que ha sido construida37.
58 A r is t ó t e l e s
FRAGMENTOS 59

16 * 16
Kal nf)v Tá ye Cúa tüjv <J>úaei <re Kat KaTá <(juctiv> yeyevq- Además, los animales están entre los seres nacidos por
|i.évu>v éañv tjtoi TTÚVTa tó TTapcLiTau f) Tá péXTiora icai Tipiiá- naturaleza y conform e a ella3®, si no todos39, al menos los
TaTa- Sia(J)épeL yáp oúSév eí tl? aÚTwv Tá troXXá napá 4>úoiv mejores y más perfectos; pues nada importa si alguien piensa
oíeTat yey€vf|ü9ai, 8tá ti va <|>0opáv «ai poxGTipíav. TtpuírraTov que la mayoría de ellos han sido generados contra la natura­
8é ye tíüv évTaúGa ¿(¿kov av0po>TTÓg étmv, tiiore SfjXov otl <J>úaei leza por alguna degeneración y vicio40. Y el hombre es el más
Te Kal kqtó <|jíxjlv yéyove. perfecto de los animales de aquí41, de modo que resulta evi­
dente que ha sido generado por naturaleza y conforme a
ella42.

17" 17
El toívuv iravró? áe't tó té Xos ¿ otl 0éXnov (evesa yáp toü Por tanto, si el fin de cada cosa es siempre m ejor <que la
té Xous TictvTa yíyveTai Tá ytyvópeva, tó 8’ ou évera (JéXTiov Kal cosa misma> (pues todas las cosas que se generan, se generan
péXncrrou ttóvtwv), TéXos 8é KaTá <j>úatv toút' étmv 0 kotó tt|v para un fin, y aquello para lo que <se generan> es mejor e
yéveaiv Tié<})UKev vototov éTTiTeXeia0ai Trepaivopévris tí ¡s yevé- incluso lo mejor de todas las cosas), y el fin conforme a la
aetüS' tnivex^?' oúkouv trpóiTOV pev tó kotó tó aúpa tüjv naturaleza es lo que, en la generación, es por naturaleza lo
ávGpÚTrwv Xappávet TeXoj, ütJTepov 8e tó kotó tt|v l|juxiÍv, Kaí último en realizarse cuando la generación es llevada a cumpli­
ttüjs del tó toú peXTÍovos TéXos úcrrepíCet tí }s yevéaews’ oúkouv miento sin interrupción, entonces, lo relativo al cuerpo
t|)uxñ crtóparos ütJTepov, Kal twv rfis i^ux^s TeXeuTaíov r\ alcanza primero su fin en los hombres, y después lo relativo al
4»póviyjis- toúto yáp üototov ópdipev yLyvópevov cjjúaei tois alma, y el fin de lo que es mejor es siempre, de algún modo,
ávSptúTrois” 810 Kal tó yqpas dvTnroieiTai toútou póvou tüjv posterior en la generación43; luego el alma es posterior al
áyaSaiv 4>póvTyais apa T15 KaTá tj>úaiv f|ptv écm tó TéXo?, Kal tó cuerpo, y la sabiduría, la última de las facultades del alma, pues
<j>povéiv éaxaTov oú xáptv yeyóvapev. oúkouv eí yeyóvapev, Sq- vemos que ella es por naturaleza lo último que se genera en los
Xov otl Kal éapev évera toú tjjpovfjaaí tl Kal paMv. hombres, y, por eso, es el único de los bienes que reivindica la
vejez44; entonces, una cierta sabiduría es nuestro fin conforme
a la naturaleza, y ser sabios lo último para lo cual hemos
18*" nacido. Así pues, si hemos nacido, es evidente que también
Tí 6í) tout’ étrrlv tüv óvtojv oú xdpiv fj tjjúacs qpás éyévvqoe existimos para saber y aprender algo45.
Kal ó 8eós; toúto Tluflayópas épüj™pevos,«Tó 0eáoaa0ai»
18
•« Fr. 16: Iamb. ftolr. 50 .87-51.6 P. ¿Cuál de las realidades, entonces, es ésa para la que la natu­
•4*
Fr- I7-. Iamb. Prolr. 51.16-53.5 P.
Frr- iS -tg s Iamb. ftofr, 51.6-15 P. raleza y la divinidad4®nos criaron? Preguntado esto a Pitágo-
ras, respondió: <nos criaron» «p ara contemplar el cielo », y
6o
ARISTÓTELES
FRASHENTOS 6l

solió decir que él mismo era un contemplador de la naturaleza


y que para eso había venido a la vida47.

19
Y también Anaxágoras, al ser preguntado para qué elegiría
« too s e d o ^ t o w „ tp i, Tóp ^ j r !< x en ,r .i' ú! alguien nacer y vivir, dicen que respondió a la pregunta: «para
contemplar el cielo y las cosas que hay en él, los astros, la luna
z z z z z * rai * - • * - ^ y el s o l» 48, como si todas las demás realidades no fueran de
ningún valor.
30*
30

r r * ^ " * * « < * » * Entonces, y según este argumento al menos, Pitágoras dijo


dXAá toüto tó ™ 6 T° ° teoS con razón que todo hombre ha sido creado por la divinidad49
para conocer y contemplar. Pero que lo conocido sea el mundo
n s 4t<I » + * » s . w !°v t a * f e ™ , , 'r0° - ° ? ^ A
T fr irpün^ ^ t „ . e( í í p ¿<m : ^ ™ “7 v.lrai^ o algún otro ser natural50, habrá quizá que indagarlo más
apio™, d„ r f , rál/nu„ r t ” T£i° s 1 +pwn<ns, tarde; ahora nos es suficiente en principio con esto: si, en
efecto, la sabiduría es ün conforme a la naturaleza, lo mejor de
todo será ser sabio.

31
De modo que es preciso cultivar los demás bienes51 en vista
de los que nacen en uno mismo, y de ellos, los que hay en el
cuerpo en vista de los que hay en el alma, y la virtud en vista de
la sabiduría, pues ésta es lo más elevado53.

[Eis tqúto Sé 4»ép€t TéXos ral r, rotaSe 33


[Al mismo fin53 lleva también la siguiente argumentación.]

33
La naturaleza toda, como si estuviera dotada de razón, n^da
Z o T J Z t :^ : hace al acaso, sino todo en vista de algo, y, desterrando lo
« Frr, 3 0 - 31, J-nib. ^ 5., 6 . , g p
rr. 3 3 - 3 3 : J«mb. Pmtr. 3 4 .5 - 1 6 P, casual, vela más por el para qué que las artes, ya que las artes
son <como sabemos>54 imitaciones de la naturaleza. Y dado
62 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 63

oacra ire^póimKev T^irep al léyya.i, otl Kaí <j>0aett)s al Téxuai que el hombre está compuesto, por naturaleza, de alma y
fjaau pipfjpaTa. toíi 6' ávfipúiTOU auvetrnSTO? <j>Goei ék i^XG? te cuerpo, y dado que el alma es mejor que el cuerpo y está siem­
Ka l awnaTos, peXxíovos 6' oúcrris Tf|s ilnix^S toü aúpaTos Kai del pre lo peor al servicio de lo mejor, también el cuerpo ha de
toO{teXTÍoyos cuera ÚTTT]peToupévoL> toü x^ípovos, ral tó aúpa estar en función del alma. Y dado que una parte del alma está
Tris i[)uxfis éveK elvat. tí\s t|iuxfis 6é to pév i\v exov Xóyov, tó 8' <como sabemos> dotada de razón, y la otra, que es inferior, no
oúk éxow, óirep Kal xeípoy (Sote tó áXoyou cuera toG Xóyou lo está, entonces la parte irracional está en función de la racio­
I xoutos. év 8e T(p Xóyou exoim ó uoGr ¿Soté toG uoG cuera iTávT’ nal- Y como es en esta parte donde se halla el entendimiento,
etuai áuayKÓÍei T) áiróSei^ij. entonces la demostración nos fuerza a la conclusión de que
todo está en función del entendimiento.

24* 24
ToG 8' au voGal uoqcreis éuépyeiai, ópáoei? ouaai vot)T íou, cíis Ahora bien, las intelecciones son actos del entendimiento,
toG ópaTLKoü eyepyeia ópáu tó ópaTá. yo^oeio? oiu Kal voG es decir, son visiones de las cosas inteligibles, del mismo modo
<évera> TTávQ’ alperá tol? áuSpumoLs, eíiTep Tá péu áXXa Tf|s que ver las cosas visibles es acto de la vista55. Por tanto, todas las
ijiuxn? evex’ alperá, uoús 6é tó fléXTiaTou t<5u Kara t|iuxí)y tpó- cosas deseables para el hombre lo son en función de la intelec­
uou], toG8é Pe Xtíotou tó áXXa CTuuécrrqKe x “ PL,/- ción y del entendimiento, si es que, efectivamente, las demás
cosas son deseables en función del alma, el entendimiento es la
mejor de las partes del alma, y están las demás cosas constitui­
das en vista de lo mejor.

25
35 Por otro lado, y entre los pensamientos, son libres <como
TláXtu Se Tojy Siauoiiaeioy éXeGSepai pe y rjoau oaat Sl’ auras
alpETaí, SoúXais 8’ eoiralai al Sl’ áXXa tt)u yvúkxiv í áaepeíSou- sabemos> los que son deseables por ellos mismos56, y semejan­
aaif. KpelTTou Sé nauTaxoG tó Sl aÚTÓ toG Sl áXXo, oti Kal tó tes a esclavos los que hacen descansar57 el conocimiento en
éXeGGepou toG pf] toioútou. otras cosas. En todos los casos, es superior lo que es por causa
de sí mismo que lo que es por causa de otro, ya que también lo
que es libre es superior a lo que no es tal.

26 26
Xpwpéuwu Sr| tw u upafeuiu ttí Siauoíp, kcíu airrós ÚTTOpáXXfl t ó Así, cuando las acciones son instrumento del pensamiento,
cruptfiépoy Kal TaúTr] riyfjTai, áXX’ eireTaí ye Taúrr) kol Seiraí ye aunque el que actúa anteponga su provecho y se conduzca en
consecuencia, sin embargo obedece a aquél, aun cuando58
F rr. 24 - 28 : la m b . ÍW r . 34,17 35.18 P, necesite que el cuerpo le sirva y se halle incluso expuesto al
64 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 65

kq'l toü SiaKoníaouTos awpaTos Kal ávairífnTXaTaL ye Kal Tfj? azar; | por encima de estas cosas, realiza las acciones de las que
túxt]S, t úirép íüv áTTo8í6a)OL Tas upareis c5v ó voOs icupto?, Kal el entendimiento59 es dueño, incluso la mayoría <que se reali-
Stá awpaTOS al troXXaít. zan> por medio del cuerpo60f.

27 27
"Ocrre tüív SLavoiíaeíDu al Si’ aÚTÓ iJnXóv tó Gewpeív al peTal De este modo, los pensamientos que son deseables por la
TipiajTepai Kal KpeÍTTOUs tiüv Tipos áXXa XPnCFílltüir Si’ aírrá? Sé sola y pura contemplación, son superiores y de más valor que
TÍpioi al Getopíai Kal alpeTq év Taúrais toOvoü f| ao<j>ía, Sló Sé los empleados para otras cosas. Las contemplaciones son valio­
TTpá£eis al kotó <j>póvricjiv ¿ierre tó áyaGóv Kal TÍpLov év Tais Kara sas por sí mismas y además es deseable en ellas la sabiduría pro­
acxj>íau Geaipíais, Seaiptais 6’ oú Srjirou ttóXiv Tais Tuxoóaais* [oú pia del entendimiento, mientras que las61 dependientes de la
yáp Tráaa áirXüis KaTdXiylKS tíjjuov, dXX’ f| toOdpxovTos acxfioO sensatez 3 son deseables por las acciones <que de ellas derivan>,
óotos Kal Tfjs év t¿» ttovtI dpxfis. aimi Kal acKjiíiji oúvoikos Kal de modo que lo bueno y valioso se halla en las contemplaciones
OLKeíliJS ai/ ÚTTOKéOlTO.] dependientes de la sabiduría, no ciertamente en unas contem­
placiones cualesquiera. [En efecto, no toda comprensión63 es
valiosa sin más, sino que sólo la comprensión del que es sabio
gobernando y la que tiene por objeto el principio del universo
podría considerarse con propiedad próxima a la sabiduría].

28 28
AlaQiíaeios (tév oüv Kal voü á<j>aipe6els a o6píotros «(jutió yíyve- El hombre, pues, despojado de sensación y de entendi­
Tai TrapaTrXTÍaios, voü Sé póuou á<J>qpr|pévos éic9r|pio&Tai, áXoyías miento, se vuelve semejante a una planta; despojado sólo de
S’ áiJxnpeQels jieviúv 8‘ ev tiíí veo ópoiolrrai 6e¿. entendimiento, se embrutece; mas despojado de irracionalidad,
pero manteniendo el entendimiento, se iguala a la divinidad.

29
29
TQi yáp tüv áXXiov 8ia<(>épop.ev íipaiv, ev póvip 6f) toútco tío pica Pues lo que nos diferencia del resto de los animales, brilla
SiaXápirct, io oúk rjv tl tuxóv Kal oú peyáXqv exov d^íav. Xóyou sólo en esa clase de vida6+, en la que no hay nada casual y que
pév yáp Kal (jipovijcreios piKpd Tiva Kal év ¿ kclvols aiGúypaTa, no tenga gran valor. Hay en ellos, ciertamente, algunas peque­
oo4>ías Sé OeiopriTucris touto pév TravTeXús ápoipa, [póvois 8e ñas chispas de razón y de conocimiento65, pero éstas son del
péTecrn t Geols f ,] aLO0rjaeaí ye Kal óppals ttoXXüv fjSq Q tkúv todo carentes de sabiduría contemplativa, [de la que sólo par­
Tfjs ÓKpifíeías Kal TÍjs layóos XeíireTaL avGpomos. ticipan los dioses]66, del mismo modo que el hombre queda
inmediatamente detrás de muchos animales en lo que toca a
Fi t . 29 - 30 r Ia m b . Protr. 36.7 20 P. precisión y fuerza de sensaciones e impulsos67.
66 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 67

30
[Kai jiót/01/ toOt ’ Óm'üJS’ áyafióy áua<j>aíp€Tov, o Sf| ireptéxett' [Esa <vida> es, realmente, el único bien inalienable que
oiryxüjpoOat tt|u toí) áyaGoü ein/otav, otóatiús (iév tol? n^Tipois —se coincide en ello—el concepto de bien incluye, ya que en
ÚTTOTáTTOUTOS éaUTOU KCITQ TOÜTOU TOV (JÍOU TOÜ CTTTOUSaLOU, áltó esta clase de vida el hombre virtuoso no se supedita de ningún
Sé tüjv úirox^ipíwv Tfl túxt| (láXLCTTa 8f| TTái/Tuii' éairróv éXeuftepú- modo a los vaivenes del azar, sino que se libera en la mayor
aairro?. Si ó ral tó Gappelt' oXr)? Tfjs1yuiópTjs' iv toútqj 81are- medida posible de todo lo sometido a él. Por tanto, se puede
Xowt’ evean T<jj píqi.l tener confianza si se persevera en esta clase de vida con plena
convicción].

31* 3 I69
["E ti tolwju, ÉTTei Ta Suuará ral u>4>éXtpa miuTes aípoúpeGa, [Además, puesto que todos preferimos lo posible y lo útil,
áiroSeiKTéou ús tú 4)iXooo4)eív áp<{>ÓT€pa Taúra írrrápxei, ral ótl hay que demostrar que ambas propiedades se dan en la filoso­
rf)y xaXeirÓTTiTa ttís1«njaeti)? ÚTToSeecrrépav exeL tou peyéGous fía, y que la dificultad de su adquisición es menor que la
Tfjs uKjjeXeías' Tá yáp pqku trá tre s iíStov TiovoOpcu.] importancia de su utilidad, pues todos nos esforzamos con más
gusto por conseguir lo más fácil].
32“
"Oti péu ow Tá? irepl túu SiKaíojv ral túv cruptJiepóuTtüv, en 32
8é TTepl <t>úaeús Te Kal Tfl? aXXt|s áXqSeías ¿m an illas SuuaToi Que somos, pues, capaces de adquirir las ciencias referen­
XafSeiu éapev, pgBiou émSéiíjai. tes a las cosas justas y provechosas, y además, las referentes a la
naturaleza y al resto de la realidad70, es fácil demostrarlo71.

_ *** 33
33
’Aet yáp yUüjpLpÚTepa tó TrpÓTepa túu úorépojL' ral tó Pí Xtloj En efecto, siempre son mejor conocidas las cosas anterio­
tt)u <j>tkuu t ú y xeLPÓ^<i)y. túu yáp úpiapevijjy ral TCTaypeyuiy res que las posteriores y las de naturaleza m ejor que las de
éiTLonÍpri páXXóv éanv n túu euaimwu, ¿ ti Sé túv amaiu rj túu naturaleza peor. Pues la ciencia se ocupa más de las cosas defi­
áfroPaivóyTiüy. Itm 8 ’ úpLapéya Kal TeTaypéva Táya0á túv nidas y ordenadas que de las contrarias, y más de las causas que
KaKÚy páXXoy, úcnrep atipamos émenens1áy0pÚTTou (JmiXotr rf]v de los efectos. Y es que los bienes son más definidos y ordena­
aÜTT)v yáp éxeLl/ áuayKaíou aírrá apos áXXr|Xa 8ta<j>opáu. aína tc dos que los males, al igual que lo es el hombre cabal respecto
páXXoy Tá upÓTepa túu úaTépwy eKeívuu yáp áyaipoupeywy del hombre vil, pues es necesario que la diferencia entre con­
áyaipeÍTai Tá TÍ|y oúaíau éfj éraLuan/ éxouTa, piiicri peu áptQpúy, trarios sea la misma73. Además, son causa las cosas anteriores
en mayor medida que las posteriores, pues si se suprimen
Frr. 31: lamb. /Velr. 37.22-36 P, aquéllas, se suprimen las cosas que deben a ellas su entidad,
•• Fr. 32: lamb. Prolr. 37.26-38.3 P.
••• Fr. 33. lamb. ÍVoIr. 38.3-14 P.. Comm. Motil. 81.7-16 Feiti.
como las líneas <si son suprimidos> los números, las superfi-
68 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 69

éiTLircSa 5é iiqKÚi\ trrepeá Sé émTré&iív, otolx€Íci>v 5’ al óvo(m£ó- cíes si lo son las lineas, los sólidos si las superficies, y las deno­
perat auXXafJaí. minadas «sílabas» si lo son las letras73.

34 34
"tícrr eíuep t|>uxfi jiév auíp.aTOS' ápeivov (dpxLKÚTepov yáp Tqv De modo que, si el alma es mejor que el cuerpo —pues es de
<))úaii^ écrrí), irepi Se aúlla T¿xrai Kai (jjpoiaíaeis eíaiv iaTpucií te naturaleza más imperativa—, y respecto del cuerpo hay artes y
icai yviivaoTiKT\ (Taúrag yáp ripeis ¿m anillas TÍGepey Kai kck- saberes como la medicina y la gimnástica —pues las considera­
TqaGaí Tiras aÚTás 4>apev)t SfjXou o tl kol irepi (JniXTiv ko 'l t S s mos ciencias y afirmamos que algunos las poseen—es evidente
i|n>xf|S ópeTas éari t i s émpéXeia kol téx^ - Kai Swaroi Xapelv que también hay una disciplina y un arte para el alma y sus vir­
a\¡TT\v éapeu, eínep ye Kai tüju peT áyraías irXeíoras Kai ywDrai tudes, y que somos capaces de adquirirlos, si también lo somos
X aX em tíTéfK iji;. respecto de cosas de las que nuestra ignorancia es mayor y que
son más dificiles de conocer74.

35 35
'Opoíais Se Kai túv irepi ({niaeios- ttoXü yáp irpÓTepof árayKaioi> Igualmente ocurre respecto de las cosas relativas a la natura­
túi/ aiTiitiu Kai TÚu oToixeíuu eirai c^pómiaLv i) noy úaTeptiJi'' oü leza, pues es más necesario que haya un conocimiento de las causas
yáp TaüTa t ú u áKpww oüS’ ¿ k to ú to jv rá irpúra tt¿<{)UK€v , áXX’ ¿^ y de los elementos antes que de los seres que les suceden, ya que
¿Keívtüu Kai Si’ ¿ kclviiju raXXa yíyveTaL Kai auvíaTaTOL 4>auepá»s. éstos no están por naturaleza entre los seres supremos ni derivan
de ellos los primeros principios, sino que de éstos y por medio de
36™ éstos se generan y se componen manifiestamente los otros75.
EÍT£ yáp TTup e i f áf)p cít’ ápifipos eÍT aXAai Tu»és 4>úaeis ai-
Tiai Kai tipÚTai túv áXXwv, áSúraToi' tüi> áXXwi' ti yiyvwaKeti' 3 6

¿Keívas áyvooDirras- míis yáp áv tis t) Xóyov yi/iapífoi auXXapás Pues bien, si el fuego, el aire, el número y algunas otras rea­
áyvoáv, i} TaÚTas érríoTaiTo pqSéi' túv OTOtxeúút' eíSús; lidades naturales76 son causas y principios de las demás cosas,
conocer algo de éstas resulta imposible si aquéllos se ignoran,
37 pues ¿cómo podría reconocer alguien una palabra si desconoce
"Oti péi/ ow Tf|s áXT|9e£as Kai Tfjs irepi ilnjxqv ápeiris eanv las silabas, o conocer éstas si no sabe nada de las letras?
émanípri Kai Siótl SuraToi Xapeiv aÚTás ¿apev, TaüG’ qiilv
eiprioGüj irepi armáis.*• 37
Respecto de que hay una ciencia de la verdad y de la virtud
* Fr. 34: Irnnb, ftutr. 38 .14-22 P.
del alma, y de que somos capaces de adquirir estas cosas, quede
•* Fr. 35: Iamb. ftolr. 38 .2 2-39 .4 P.. Comm. Malh. 81.2 0-24 F. dicho esto por nuestra parte.
Fr. 36: Iamb. íYoIr. 39.4-8 P.
*•** Fr. 37: Umb. fruir. 3 9 -g -ll P.
7o ARISTÓTELES FRAGMENTOS 71

38** 38
"On Se <i<ai> ^eyurróv écm tuv áyaGuiu <sc. f|4>póvr|aLS> sal Pero que <la sabiduría> es el mayor de los bienes y más pro­
irávTUiv kKjjeXifiamiTOi' tíÍív áXXwv, ék TtüuSe 8rjXov natre? yáp vechoso que cualquiera de los restantes, queda claro de lo
6p.oXoyo0p.ev on Sel tóv peí/ cnrouSatÓTaTov ápxeiv Kal tóv Tqv siguiente: todos coincidimos en que debe imperar el más vir­
iptknu KpdTLCTTot/, tóv Se vópov ápxovTa Kal icúpiov eívat póvov tuoso y el de naturaleza más capaz, pero que sólo la ley que
outos Se 4>póin}oís t is Kal Xóyos óttó (J)poinTaeús écrnv. impera debe ser soberana, la cual es una forma de sabiduría,
además de expresión de ésta.

39 39
“Etl Sé t ís qplv Kavwv rj tls opos áKpipéírrepos tww áyaGwv Asimismo, ¿qué modelo o ejemplo más exacto tenemos de
irXf|L' ó 4>póuipos; 6a a yáp áv outos eXoiTo kotó tt|V éiuoTTÍpiy/ lo que son los bienes que el sabio? Pues cuantas cosas elige éste,
alpoúpevos, tqut’ éorlv áyaQa Kal kqkq Sé Ta évavTÍa toútois- cuando las elige conforme a su conocimiento77, son bienes y
sus contrarias, males.

40
’Enei Sé ndirres atpouvTai páXicrra Ta KaTá Tas olKeías e^eis Ahora bien, puesto que lo que prefieren todos en mayor
(tó pév yáp SiKaíws Ctf ó Slkoios, tó Sé koto tt|v áv&peíav ó -rr)v medida son las cosas concordantes con sus propios modos de
ávSpeíav exwu, ó Sé cruk|>po}v tó oüxjjpoveiv), ópotuis BfjXov oti Kal ser—esto es, el justo, vivir según la justicia; el que tiene hom­
tó 4>poveiu ó <t>póiapos alpiíocTai náuToju pdXiaTa- toüto yáp bría, <vivir> conforme a su hombría; y el prudente, tener
épyov Taúrr)s Tfjs Suvapetos. ¿ierre <J>avepóv Ótl kotó tt)v tcupiw- prudencia—, del mismo m odo, es evidente también que el
TÓTT}V KptOlV KpáTLOTÓU ¿OTL TÓOVáyaGÜV f| 4>pÓUT]OlS. sabio preferirá, sobre todo, tener sabiduría, pues ésta es la
función <propia> de esa facultad. Por tanto, es patente que la
4-1*"* sabiduría es el más importante de los bienes, según el juicio
"I601 S’ áv tls tó aírró yvwptpiÓTepov ano toútiov. tó (j>pove!v de más autoridad78.
Kal tó yiyvokjKeLV écrriv alpeTÓv küG’ aírró tóls dv'GpwnoLS (oúSé
yáp ¿fjv Suvqtóv ws ávQpíúnoLs áveu toútujv), xpiptpóv t eis tóv 41
ptov úndpxeL1 oúSév yáp t|plv áyadóv napayCyueTai, ó tl pq Xoyi- Se puede observar lo mismo de forma aún. más reconocible
aapévots Kal kqtó ^póvqatv évepyfjaaatv TeXeioOTai. [ral pqv en lo siguiente: tener sabiduría y conocimiento es deseable en
eíre tó £f¡v eüSaipówijs év tcó xaípett' écrrlv eiT ev tú Tqv ápeTqv sí mismo para los hombres —pues no es posible vivir como
hombres sin ambas cosas—, y es útil para la vida, pues nada
* Fr. 381 Iamb. IVotr. 39.11-16 P., Comrn. Motil. 8 l.24.-82.1 F. (aliter) bueno nos ocurre que no se realice tras haberlo razonado y
** Fr. 39 t Utub. fruir. 39.16-20 P., Comm- Math, 8 2 .1-4 F. producido según la sabiduría79. [Y ciertamente, ya consista el
*** Fr. 4O1 Iamb. fruir 39,20*40.1 P., Comm. MdfA. 82.4*11 F.
***■ Fr. 4 ' 1 Proir. 41*6 -'I 5 P-. vivir feliz en tener gozo, en poseer la virtud o en la sabiduría.
n ARISTÓTELES FRAOHEHTDS 73

1 ^ . 6 €lt’ ¿ i/ Tfj 4>poi^oei, rotó TaÜTa iráuTa <J>iXoao(|>qTéoi/- hay que cultivar la filosofía en todos estos supuestos, pues éstos
Taírra yáp paALcrra K ai eiXiKpu/úis 8tá t o ú <j)iXoa(xt)€Íi/ t)(xtu írapa- nos ocurren en mayor medida y de forma clara, a través del
y iy i/ e T a u ] cultivo de la filosofía.]

42* 42
To 8é Ct|Tetv ano irácnis émcnT|pr|s érepói/ t i yevéofiat Kai 8éív Pero pretender que de toda ciencia resulte algo distinto <de
Xpr)oípr|v aÚTT|i/ etvai, namánaaiv áyvoowTÓ? t iv ó ? écmv óaov ella misma> y que ésta deba ser útil es propio del que ignora
Si€(JTT|Kei/ é£ ápxrjs t ó áya0á Kai r á ávayKaia- 8ia<j>épei yáp por completo cuánto separa en origen a las cosas buenas de las
TTXeicrrov. t ó peí/ y á p Si’ íÉTepov á y a m ó p e r a t ü v T rp ay p aT cw , iw necesarias, pues se diferencian en grado sumo80. En efecto, a las
ái/eu £fji/ áSwaToi/, ái/ayKaia Kai awaÍTia Xerreoi/, ocia 8é 8l a í ­ cosas que queremos8' en virtud de otras, y sin las cuales es impo­
ra, kói/ áTTopaít/r) pTi8ei/ érepoi/, áya0á «típicas- oú yáp 8r) TÓ8e peí/ sible vivir, se les debe llamar «necesarias» y «co n cau sas»Ba,
aipeTÓv 8iá TóSe, TÓ8e Sé 8l* áXXo, t o ü t o 8' eís áneipoi/ otxeTat mientras que las que <queremos> por ellas mismas sin que de
TTpoíói/, áXX’ LcrraTaí ttou. yeXoioi/ ow r¡8r| travTeXws t ó ít i t c í v ellas se siga ninguna otra cosa, <las llamamos> con propiedad
ano iraurós á 4>é\eiai> krépav trap' aÜTÓ t ó TTpáypa, Kai « t í o w «b uen as»83. Y es que esto no es deseable por aquello, y aquello
fipiu <x|>eXos;» Kai « t í xpiícripovi» épwrái/. ¿ 5 áXri0¿? yáp, oirep en virtud de otra cosa, y prosiguiendo así hasta llegar al infinito,
Xéyopei/, oú8éi/ koiKev ó t o io u t o s eí8ón tcakbv myaQdv oú8é t í sino que <la serie> se detiene en algún punto84. Es ya, por tanto,
aiTioi/ T(p SiayiywüaKOim Kai awaÍTiov. del todo ridiculo demandar de cada cosa otro provecho más allá
de la cosa misma, y preguntar: «¿qué provecho, entonces, tiene
para n osotros?» y «¿ q u é utilidad tien e?». Pues en verdad,
43 como decimos, quien habla así no parece ser el que conoce lo
" I8ol 8’ áv t is oTt TiauTÓ? pSXXoi/ áXri0fi Taírra Xéyopev, el n s bello y lo bueno ni el que distingue la causa de la concausa85.
f||iás 0101/ eís paKÓpüiv vqaous t^ Siavoíij Kop-íaeiei/. éKel yáp oú-
5ei/ós xpeía oúSé tcw áXXaiv Tinos 6<}>eXos ái> yénoiTO, pónon 8é 43
KaTaXeíireTai tó 8iavo€io0ai Kai Sewpéiu, oiarep Kai vw éXeúOepóv Se podría ver que lo que decimos es ante todo la verdad si
tj>apei/ (3íon eínai. eí Sé rain' éofiv áXr|0fi, tt¿ s oúk av aiaxwoiTO alguien nos condujera con el pensamiento hasta las Islas de los
SiKaíug óotis r]p(w éijouoías yevopénris év paKápcw oÍKfjoai Bienaventurados, pues allí no puede haber necesidad de nada,
i/qaoig áSúuaTos eíri 8l’ kamóv-, oíikow oú pe paros ó pia0ós éori ni provecho de ninguna otra cosa; sólo queda pensar y contem­
tíís éTTicrTTÍp.r|S toís áv0poÍTTOLS, oú8é piKpón tó yiyvópenov air’ plar, lo que incluso ahora86 llamamos precisamente una vida
aÚTÍ)S áyaGón. üiairep yáp Tf¡s SiKaioowris, cüs (J>aaLv oi ao<|>oi twv libre. Y si esto es verdad, ¿cómo no se avergonzaría con justicia
TTOirynw, év "AiSou Kopi£ópe0a r á s Swpeás, oütüús tíís <j>potny- cualquiera de nosotros que, teniendo la facultad de vivir en las
oeius kv paKÓpwy míaois, ús eoLKei». Islas de los Bienaventurados, fuera incapaz de hacerlo por culpa
propia? Por tanto, no es despreciable la recompensa que reci­
Fr. 4 5 : lamb. ProIr. 52.16-53.5 P., Conun. Molli. 82.11-13 F. (alicer)
Fr, 43: Umb. Prolr. 53.2-15 P- ben los hombres de la ciencia, ni es tampoco pequeño el bien
74 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 75

que proviene de ella, pues, según afirman los sabios entre los
poetas87, así como recibimos en el Hades los dones de la justicia,
así también, como es de suponer, recibiremos los de la sabidu­
ría en las Islas de los Bienaventurados.

._ 88
43“ 43a
C íe. Hortensias, fr. IIO Grilli =AUGUST. Trin. 14.9.12; Tullius in Hor- CICERÓN, Hortensia, fr. IIO Grilli « S an A cu STÍN, Sobre ¡a Trinidad,
tensio dialogo disputara, Si nobis, inquit, cum ex hac vita migrassemus, 14.9.12; Disertando Tulio [Cicerón] en su diálogo Horiensio, dice: «Si
in beatorum insulis immortale aevum, ut fabulae ferunt, degere liceret, nos Fuera permiLido, cuando nos marchemos de esta vida, llevar una
quid opus esset eloquentia, cum iudicia nulla fierent, aut ipsis etiam vida inmortal en las Islas de los Bienaventurados tal como nos cuentan
virtutibus? non enim fortitudine egeremus nullo proposito aut labore las leyendas, ¿qué necesidad tendríamos de la elocuencia —si no habría
aut periculo, nec iustitia cum esset nihil quod adpeterelur alieni, nec juicios—o incluso de las virtudes mismas? En efecto, no necesitaríamos
temperantia quae regeret eas quae nullae essent libídines, ne prudentia la fortaleza, al no estar expuestos al trabajo o al peligro; ni la justicia,
quidem egeremus, nullo delectu proposito bonorum et malorum. una pues no habría nada ajeno que pudiera apetecerse; ni templanza que
ígitur essemus beati cognitione naturae et scientia, qua sola etiam deo- dominara deseos que no existirían. Ni siquiera necesitaríamos pruden­
rum est vita laudanda. ex quo intellegi potest cetera necessitatis esse, cia, al no estar expuestos a la elección entre bienes y males. Por tanto,
unum hoc voluntaos, ita ílle lantus orator, cum philosophiam praedica- seríamos bienaventurados con una sola cosat el conocimiento de la
ret recolens ea quae a philosophis acceperat et praeclare ac suaviter naturaleza y la ciencia en virtud de la cual <sabemos que> sólo ha de ser
explicara, in hac tantum vita, quam videmus aerumnis et erroribus ple- alabada la vida de los dioses. De lo cual puede deducirse que las demás
nara, omnes quattuor necessarias dixit esse virtutes. cosas están sujetas a la necesidad, y sólo ésta a la voluntad». Así pues, el
gran orador, cuando propagaba la filosofía—repitiendo la que había
recibido de los filósofos y exponiéndola de forma brillante y atractiva—,
dijo que sólo en esta vida, que vemos llena de miserias y errores, son
necesarias las cuatro virtudes sin excepción.

44 44
OúSev ouu Scluóu, a,v pf| «JxiívriTaL xpiFÍM-TI ouaa p.qS' tütfiéXipos' No es nada extraño, pues, que <la sabiduría> no se revele
oú yáp (iKjjéXLpop dXX’ áya0r)u aürqi/ eívaí 4>apeu, oúSé 81’ eTepot- como útil ni provechosa, pues no pretendemos que sea prove­
áXXá 81’ éauTÍ]L' aípetaOat airrrit' irpocnÍKet. (íicnrep yáp el? ’OXup- chosa, sino buena, ni tampoco conviene que sea preferida por
tríai^ aiiTiis eveica Tf¡? 0éas áiroSTipoOpev, Kal ei pTjSéo péXXot otra causa sino por ella misma. Pues igual que viajamos a Olim­
TiXeíoi' áir’ aÚTfjs' éaeo0aL (aÚTT) yáp r| Sewpía KpeÍTTtoi' itoXXüív pia por el espectáculo mismo, aun cuando nada más vaya a
haber fuera de él —pues su misma contemplación es mejor que
Fr, 44t Iamb. Protr. 5315-54.5 P. numerosas riquezas—, y no contemplamos las Dionisías8fl para
76 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 77

écrn. xpTluáTwv), Kai tú Aiovúcna 6é 0eiopoupev o¿x ws Xiyliópevoí conseguir algo de los actores, sino que incluso los pagamos, y
Ti napa TÚjv ímoKpiTÚ» áXAá ra l TTpoaSéuTes-, ffoXXá? t áXAas 0éa? preferiríamos muchos otros espectáculos en lugar de numerosas
éXoípeB’ <av> áim ttoXXüi/ xpnpáTtov olma Kai tt|V Seuipíav toO riquezas, así también hay que estimar más la contemplación del
TTauTog TrpOTijipTéoy TrávTüJV rwv Sokoúvtíijv eívat xpticrí|iiüv. oú universo que todas las cosas tenidas por útiles. Y es que, desde
yáp 8t|ttou ém pév ávGpÚTTous <tovs pev> pLpoupévous' yúvaia Kai luego, no es correcto viajar con mucho esfuerzo para ver a unos
SoúXou?, toüs Sé paxopévous Kai 0éovra?, Sel tropeúecrGaL peTá hombres imitando a mujeres y esclavos, y a otros luchando y
TToXXfig 0110118% cuera toO 0eáoaa9ai airro%, ttju' 5fe t¿ u óvtüjv corriendo, y luego no creer que se debe contemplar la natura­
4>úcth/ Kai Tf)i/ áXríBeiav oúk oícaGaL 8eiu Qewpéiv á|iio9i. leza y la verdad de las cosas sin compensación.

45’ 4 5 9°
[Outío pév ovv ano tou pouXiípaTos t% cjiúaeiüs émóvres irpoe- [Así pues, avanzando a partir del propósito de la naturaleza,
Tpéijíapev éni tó <})poveIu tój en’ áyaQóv 0’ útrápxov Kai Si’ atrró hemos exhortado a tener sabiduría, puesto que es algo bueno y
Tipiov, Kai* pr|Sév áir’ aúroO xpr¡aLPov yíyueTai % tipos tóv valioso por sí mismo, aun cuando nada útil resulte de ella para
ávQpwmvov flíov.] la vida humana].

4.6** 46
’AXAá pqu oti ye Kai ut4>eXeías tós peyíoras f|pív irpós tov No obstante, que la sabiduría teorética proporciona también
ávBpúmvov píou napéxeTai T|0eüjpTyn.K"n<j>póvr|ais-, eíprpei tis pqSíws a nuestra vida humana los mayores beneficios, se descubrirá
ánó Tüji* Texvwv. ukmep yáp t<5v laTpwv oaoi Kopi|ioi Kai tuv nepi fácilmente atendiendo a las artes. En efecto, igual que todos los
t t )v yupvacrn.KTiv oi TrXeicnoi crxeSov ópoXoyouaiv oti Sel to% pé- médicos competentes y la mayoría de los maestros de gimnasia
XXoiTas áyaGoü? íaTpous éaeoQai Kai yupuacrrás' nepi <f)úaeü)s ép- convienen en que es preciso para los que van a ser buenos médi­
neípous elvaL, o 'ú tü ) k o í t o u ? áyaGoüs i/opo0éTas epueípous eivai cos y maestros de gimnasia que sean expertos en lo tocante a la
Sel t % ijjúaetDS, Kai tioXú ye páXXou ¿ k c iv iijv . oi pév yáp Tris toü naturaleza, así también se precisa que los buenos legisladores
aiópaTOS ápeTÍjs eíai Srjpioupyoi póvov, oi Se trepi Tás Tf|s ipux% sean expertos en naturaleza91, y mucho más que aquéllos. Pues
ápeTás ói^res Kai nepi nóXeuis eúSaipoiáas Kai KaKoSaipovías los primeros sólo son artífices de la excelencia del cuerpo,
SiSdíeiu npoanotoúpewx noXü Si] paXXov npoaSéomai i^Xoaoijjías. mientras los segundos, que lo son de las excelencias del alma y
pretenden enseñar acerca de la felicidad e infelicidad de la ciudad,
47"* tienen además una mucha mayor necesidad de la filosofía93.
KaOánep yáp év Tais óXXais Texvai? Tais SqpioupyLrais ánó t %
<|)úaeiüs eüpiiTai Tá peXTLcrra túív ópyávwv, oíov év TeicToviicf) 47
Pues así como en las otras93 artes, las productivas, se descu­
• Fr. +5. l»mb. /Vutr. 5 4 .5 -9 P.
•• Fr. 46: lamb. fWtr. 5 4 -10-22 P.
bren atendiendo a la naturaleza los mejores instrumentos: por
«* Fr. 47. lamb. Prolr. 5 4 -22 - 55-6 P. ejemplo, en el <arte> de la construcción, la plomada, la regla y
78 ARISTÓTELES
FRAOHEHTDS 79

aTáSjiq rai kow¿ i> Kai. TÓpvos (tú jiév iiSan tú Sé í}>ojtl Kai Tais el compás —pues algunos fueron descubiertos a partir del agua,
aúyaly t&v áicrivciW' Xq<J>0évTa) irpós d Kpívoi/Tes tó KaTá Tqu y otros a partir de la luz y de los rayos del sol—, en función de
aloBriau' ÍKawüs eú0ú rai. Xeíov fiaoavíCopev, ópoíais' Sé raí tóu los cuales comprobamos lo que juzgamos como suficiente­
ttoXitlkóu éxeLV TLvá? opous Sel airó Tf|s' 4>0oeiüg airrfjs' Kai t % mente recto y liso según nuestra percepción, de igual modo, es
áAr|0eías', upó? oü? Kpiuéi tí Bíkoloi/ Kai tí raXóu Kai tí cruji<j>époi'. preciso que el político tenga unas pautas9* procedentes de la
óxTTTep yáp €Kel T(í»i/ ópyáwin' TaÜTa Sia<j>épei návTwi', oütío Kai naturaleza misma y de la realidad, en función de las cuales juz­
tvónost KÓXXicrros ó (iáXiOTa kqtq ij>úoii> Keípevo?. gue algo como justo, como bello o como provechoso. Pues
igual que en este caso aquellos instrumentos95 aventajan a todos
los demás, así también la [ley]96 más bella será la que más se
fundamente en la naturaleza.

48* 48
T oíjto 8’ oúx oíóu Te jj_n 4>tXoao<j>fjaairra [SúuaaBai] iToiely pqfié Y no es posible hacer esto97 si no se cultiva la filosofía ni se
yviDpíoavra tt|U áXrjBeiai'- Kai tüv péu aXXioi' Texwíii' tó t ’ conoce la verdad; y es que, entre los dedicados a las otras artes,
ópya^a kol toíí? Xoyiapoü? toü? áKpipeaTÓTOiiS' oíjk air' aÚTÚju quienes extraen sus instrumentos y sus cálculos más exactos no
w TTpwTüH' XapóuTes' axeSóu taaou', dXX’ árro rüv SeuTépaiu Kai de las primeras entidades mismas9*, sino de las segundas, ter­
TpÍTwv kol ttoXXootwp, Toó? Sé Xóyous e£ éjiiTeipías' XapPdi'oucri ■ ceras y aún de las últimas, poseen un saber aproximado y
tw Sé <j>iXoaó<jxi> pomo Tt¿v óXXüjv áif aírruiv twu áKpi(3tot>r) piptioís- extraen sus razonamientos de la experiencia. Entre los demás,
éoTiv aÚTÚi/ ydp écrri Bea-njs, dXX’ oii jiLjiqjj.áTün'. sólo al filósofo le corresponde la imitación de las propias
entidades exactas, pues es un contemplador de ellas, no de sus
« « » QQ
imitaciones .

±9 " 49
"Qatiep ow oúS’ oiKoSópo? áyaBóg éaTLt/ o u t o ? o c t t ij rauóia Por tanto, así como no es bueno el arquitecto que no usa
pév jj.f) xpíjTaL jXTjSé t w v áXXaiv pTjSevi tíSu t o i o ú t u i ^ ópyáiAirt', la regla ni ninguno de los otros instrumentos de esta clase,
¿Tépoi? S’ oiKoSoprtpaai TTapapdXXtou, ójioíw? iaws rav ei ti? rj sino que compara <sus medidas> con las de otros edificios, del
vópous TÍ0T|TaL TróXeaiT» ij Trpdnyj irpá^eLs dTTopXémüu Kai pijioú- mismo modo, es muy posible que si alguien otorga leyes a las
pew'os TTpos ÉTépa? írpá^ei? rj iroXiTeías ávBpwirívas AaKeSaipo- ciudades o lleva a cabo políticas mirando e imitando otras
víiov rj Kpr|TLüU rj tivídv dXXur t o io ú t w v , o ú k dyaBós' i'opo0éTr|? políticas o constituciones humanas como la de los Lacedemo-
oúSe OTTouSaios” oú ydp éi^SexeTai jxtj KaXoO pípripa raXói/ eívai, nios, la de los Cretenses u otras semejantes, no sea un legisla­
prjSé Beíou K ai Pepaíoo t t |u <j>úcm> dBdvaTov kol (Jéfkuou, áXXá Srj- dor bueno ni competente; pues no es posible que haya una
imitación bella de lo que no es bello, ni inmortal y duradera
* Fr. 48: Iamb. JVoIr. 55-8*14 P, de lo que no es de naturaleza divina y duradera, sino que
*» Fr. 49; Iamb. Pnlr. 55.14 35 P.
8o ARISTÓTELES FRAGHENTOS 8l

Aoi> OTL tlÓVOU TÚV SqpiOUpyÚV TOU (|)lX0OÓ4>0U KOI VÓH.01 péPaiOL resulta evidente que, de los artífices, el filósofo es el único
icai TTpá^eig eiaiv ópQal Kai KaXaí. cuyas leyes son duraderas100 y sus políticas correctas y buenas.

5 o**• 50
Mówos yáp trpos rf|L' (jjútnv pXémou £fj Kai irpós’ tó tetov, Kai Pues es el único que vive con la mirada puesta en la natura­
KaGaTrepavei Kupepvr|TT|s tis óyaDos é£ áLSÍü)i> Kai povípuip áua- leza y en lo divino, y, como un buen piloto, amarra los princi­
4iáji€L,os' toDpíau Tas ápx¿5 óppei Kai koO’ éairrÓL». pios de su vida a las cosas eternas y permanentes, echa ahí el
ancla y vive según su propio criterio.

5i ” 51
“EaTL (Jt€P OW CüpT)TLKT| 7)86 ij émOTTÍpTl, TTOpéXei S’ T||ÍÍVTÓ Esta ciencia101 es, pues, teorética, pero nos permite ser artí­
SripioupyeiL' kot' avrfiv an aín a. áknrep yáp rj «(ii? TrotqTtKT) péi/ fices de todas las cosas de acuerdo con ella. Pues así como la
Kai Sripioupyós otóerós ean (pórou yáp a£nf|s épyop cotí tó Kpíueiv vista no es productora ni artífice de nada —pues su única fun­
Kai 6r|Xoúv eraaTov túv ópaTÚv), f)p.tv 5e irapéxet tó irpárreLv tl ción es la de distinguir y mostrar cada cosa visible—, pero nos
8 l' aÚTTji/ Kai PorjGei Trpos Tas TTpá^eLs rjiiLV Tá péyiora (axeSói» permite obrar gracias a su apoyo y nos presta la mayor ayuda en
yáp óklioitol irauTeXíós av rp a ' arepqBévres ainris), oütw 5fjXop nuestras acciones —pues estaríamos casi del todo inmovilizados
oTi Kai ttís émanífiTis tetüpriTLKfjs oucn^s pvpía irpárropeu kclt' si nos viéramos privados de ella—, del mismo modo, es evidente
airrf|V opus filiéis, Kai Tá péu Xappái/opeL' Ta 8e 4>eúyo|iei' túv que, aunque esta ciencia es teorética, realizamos no obstante
TipaypáTüiv, Kai oXus tráuTa Ta áyaGá 8t’ aúrfiu icrúpeGa. miles de acciones de acuerdo con ella: aceptamos <realizar>
unas, evitamos otras y, en general, obtenemos todo lo bueno
gracias a ella.

5 2 *" 5«
Aei 8í| pri XeXiiteuaL tól» peXXoLTa uepi toútul' ¿íeTa^eiu, otl Es preciso, entonces, que quien va a investigar acerca de
ttojutcl rá áyaGá Kai tó irpós tói/ f3íov ú<f>éXi|ia tols ái^púrroLS éu estas cuestiones no olvide que todas las cosas buenas y prove­
tú xpíjoflciL Kai TTpáTTeiv éotlu, áXX’ oúk év tíI> yiyvúoKeLL' póvow chosas para la vida del hombre dependen del uso y de la acción,
oírre yáp iryiaLvopeu tcíj yi/upíCeiv Tá TTotTyriKá tt|s úyLeías, áXXá y no sólo del conocimiento; pues no estamos sanos por cono­
tú Trpoa^peaOaL tols aúpaau'" oáre ttAoutoupel' tú yLyvúaKeiv cer las cosas que procuran la salud, sino por aplicarlas a nues­
ttAoutov, áXXá tú KCKTrjoten noXXf)y oúoíair oúSe, tó iráin'uv pé- tros cuerpos, ni somos ricos por conocer la riqueza, sino por
poseer una gran hacienda; y lo más importante de todo, tam­
poco vivimos bien por conocer algunas propiedades de los
* Fr. 50r Iamb. PhIr. 5 5.26-56 .3 P. seres, sino por obrar bien, pues en esto consiste verdadera­
*• Fr. 5 í: Iamb. Prvlr 56.2-12 P.
*** Fr. 52r Iamb. Comm. AíolJi. 7 g .i5 " 8 o .l F. mente ser feliz'” . En consecuencia, conviene que también la
82 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 83

•yLOTov, ei Cü)[i€i/ tú) ytyi/üxjKeu' árra tíSv óutüiv, áXXá t ¿í irpáT- filosofía, si es provechosa, consista en una práctica de buenas
tcil» eu- tó yáp eíiSaipoveív áXr)0üi? toOt ’ ¿ cttíl'. ¿ierre TTptxrqKEi acciones o bien en ser útil para tales prácticas.
leal t t )1' 4 >(.Xoa(x}>Lai/, etirep écrñv üKjjeXtpo?, Tyrot Típa^iL' elmi t ü v
áyaOúv fj xp^capov eí? tú? ToiaÚTa? -npá£et?.

52“ 52a'°3
CtC. fin. 2.13.39-4O: Primum (se. a phüosophia semovendas sen- CICERÓN, Sobrelos bienesj males extremos, 2. 13.29-^0: Primero, han de
tentias) Aristippi Cyrenaicorumque omnium, quos non est veritum ín ser excluidas de la filosofía las teorías de Aristipo y de todos los cirenai-
ea voluplate quae máxime duicedine sensum moveret summum bonum cos, quienes no vacilaban en fundar el sumo bien en ese placer que
ponere, contemnentes islam vacuitatem dolorís. hi non viderunt, ut ad excita nuestro sentido con el máximo deleite, menospreciando esta
cursum equum, ad arandum bovem, ad indagandum canem, sic homi- carencia tuya de dolor. Ellos no vieron que así como el caballo ha
nera ad duas res, ut ait Aristóteles, ad íntellegendum et ad agendum esse nacido para correr, el buey para arar y el perro para rastrear, el hombre
natum quasí mortalem deum.
ha nacido, como dice Aristóteles, para dos cosas: para comprender y
para actuar, como si fuera una especie de dios mortal.

53**• 53
Oú Sf] Sel 4>eúyetv 4>LXoao4)íai), etTtep éoTiu q péu cJiiXoacKjjLa, No se debe, pues, rehuir la filosofía, sí es que la filosofía es,
ra0diTep oiópeBa, icríjaí? te icai XPWIS crotjjía?, ti Sé ockJho tuív como pensamos, adquisición y uso de sabiduría, y la sabiduría
peyíaTüji/ áya&Sv oúSé Sel per» évena ttXeiv é^’ 'Hpa- es uno de los mayores bienes; ni tampoco se debe navegar hasta
KXéou? cn-qXa? kol ttoXXókl? KivSweúeiv, Siá Se 4>póur)aii/ pr|Séi> las columnas de Hércules y arrostrar múltiples peligros en
iroveiD ppSé Sairavap. q pf|D dvSpaiToSw&é? ye toO£qi> áXXá (ií| busca de ganancias, y por la sabiduría, ni esforzarse ni gastar.
toü ¿j¡i/ eu yXíxeo6ai, ical Tai? tiüd ttoXAúd airróv ÓKoXouQeíu Só- Ciertamente, es propio de un esclavo codiciar vivir sin el deseo
£ol? áXXá pf) toü? ttoXXoü? áijiouD Tais aÚToü, nal t¿ pév de vivir bien; seguir las opiniones de la mayoría sin apreciar
XPPpaTa fi)T€Ív tüd Se KaXwD pqSepíav émpéXeiaL- iroieLaflai tó que la mayoría siga las de él; y buscar ganancias, pero no poner
Trapdtrav.
ningún cuidado en las cosas buenas104.

54“ 54-
Kal nepl peí/ w^eXeia? leal peyéQou? tov rrpáypaTo? ÍKawú? El provecho y la importancia de la cosa creo que han que­
átroSeSeixGai vopíCw S lóti Sé ttoXXüí pqcrrri tiLu aXXiov dyaBúiv f| dado demostrados suficientemente, pero de que la adquisición
Krrfjai? aÜTfj?, éK TÜvSe TreiaSeíri ti ? av. de aquélla,DS sea mucho más fácil que la de los demás bienes,
hay que convencerse a partir de lo siguiente.
* Fr. 53: iamb. finir. 40.I-II P.
*• Fr. 5 4 . J Iamb. fiolr. 40,12-15 P „ Comm Molh- 82.14-17 F.
84 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 85

55* 55
Tó yáp pT)TE pioBoü napa tiíu áv9ptóiTU)v ytyt'opéi/ou toís El hecho de que para los que cultivan la filosofía no haya
(J)iÁoao4>oOCTL, Si’ op awróvbis oütus av SiaTTOuqoeLaf, ttoXú ye de parte de los hombres ninguna retribución por causa de la
TTpO€p¿uous‘ eí? r a s aXXas T e jía s opw? ¿£; óXiyou xpóvou cual trabajen tan intensamente, y que aunque hayan dedicado
0éoi>Tas TTpoeXTiXuSévai Tai? áicpifSeíais, aqpetói/ poi SoKeí Tíjs mucho esfuerzo a las otras artes, sin embargo, y tras poco
Trepi tt)ií 4nXoao4)Lai' elmt ppartúi/qs. tiempo, progresen hasta llegar lejos en la exactitud <de sus
conocimientos>, me parece un signo de la facilidad de la
filosofía,oí.

56** 56
”Eti Sé tó TráuTas 4>iXoxtüpelv én’ aÚTrj xal 0oúXea0at crxoXd- Además, el hecho de que todo el mundo guste de detenerse
fetv á<j>epéK>us túw aXXuv ándi/Toji', oú pucpov Tetqiqptov otl peQ’ en ella y quiera consagrarle su tiempo abandonando las demás
TjSoidis íí TrpoaeSpeia yíyueTat ■irovelv yáp oúSels é0eXei ttoXüu cosas, no es poca prueba de que su cultivo comporta placer;
Xpófov. Tipos Sé toíítois íí XP^01? írXeÍCTTOv Sca^épei -návTW pues a nadie le gusta trabajar penosamente durante mucho
oúSé yáp SéouTai irpós t^v épyaoíav ópyávüiv oüSé tóttüjv, áXA’ tiempo. A esto hay que añadir que su ejercicio difiere en sumo
OTTT) Tis át' 0fj TT)S OLKOUpéuriS TTjl' fkál'OLaU, ÓpOLCUS TTaLTaXÓOei^ grado de todos los demás, pues no se precisa para su práctica ni
(ücnrep irapoücrqs airreTai Tfjs áAriOeíag, de instrumentos ni de lugares, sino que dondequiera que en el
mundo habitado alguien proponga su pensamiento, podrá
captar la verdad como si ésta estuviera presente por igual en
cualquier lugar.

56a S6a'CJ
P rOCL. in fue/. 28.13-22 Friedleinj S t|XoI 8é TÓ 81’ éairrf|i> elwu TOÍS PROCLO, Comentarios al libro primero de los Elementos de Euclides, 28.13-22
penoDcnv aiperrp (se. tt )v pa&vuiaTiKT)i> émtrrqpTÍv), o ral 'ApujTOTéXns' ttoú Friedlein: Que sea deseable por si misma108 para los que se ocupan de
4>t|ctiv, tó prióevóg pioOoli irpOKELpérou t o is ÍTyroüau' ópws év áXíyqi xpówt> ella, como afirma también Aristóteles en alguna parte, lo muestra el
T o o a vn )v eníSoaiv ttjv toju pa9r¡pdTuji' Sewpíai' XaJBeív, é t i Sé tó ndn-as hecho de que, a pesar de no estar fijada ninguna retribución para los
aúrf) (JjiXoxwpeív Kai fkiúXeaSai oxoXdCEtv twv áXXwv d<(>epéw)iis, óaoi Kai que la tratan de alcanzar, el estudio de las matemáticas alcance en poco
Ktrrá piKpov écpiypm^TO Tijs átr" aÚTT¡s ük(>eXeías, úkrre ai ye KQTaépoi'iYnkü>? tiempo semejante progreso, y, también, el hecho de que todo el mundo
exouai tt(s twv na0T)pdTü>y yi'uiaew?, áyeuaToi Tuyxdvouau' ÓVT69 tuv év guste de detenerse en ella y quiera consagrarle su tiempo abandonándo­
aÚTois qbovúv. las demás cosas, incluso los que se han percatado poco a poco de su uti­
lidad, de ahí que precisamente aquellos que son despreciativos del
conocimiento de las matemáticas sean insensibles a los placeres que hay
Fr. 55; lamb. Pmtr, 40.15 -30 P.. Comm. AfolA. 83.17-32 F.
Fr. 56 j lamb. Pmtr. 40 .20 -4 1.3 P „ Comm. Math 82,22-8 3.2 F. en ellos mismos.
86 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 87

56b 56b '°9


Ia m b . Comm. Afof/i, 26 (8 3 .6 -2 2 Festa): veiíiTaTov oui/ ó^oXoyoufiéi'Ws J Á M B U C O , Sobre la cieñan matemático universal, 26 (8 3 .6 -2 2 Festa): Hay

écrrl túv ÉTTtTqSeupáTwv f| írepi tt)v áXiíOetat' dKptpoXoyía. peTÓ yap tt)ií acuerdo en considerar la exactitud sobre la verdad com o la más reciente
<t>9opdi' ral TÓf KaTQícXixjpóu tó írepi tt)u Tptxf>f)i' sa i tó Cfji' itpwTOv qvayrá- de las ocu paciones. E n efecto, tras la catástrofe y la in u n d a c ió n , <los
Corro (fnXooo<f>elv, eúuopiírTepoi 8é yeropéinx tós irpog f(6ovr)ií éÉeLpyáaatTo hom bres> se v ie ro n o b ligad os a pensar p rim ero en su sustento y en
réx^ag, oíov pouaiKT|ií Kal tó ? Toiaúras', irXeováoai'Te? 8é tiüi/ dvayKaíaip sobrevivir! y cuando consiguieron ten er mayores recursos, p rod u jeron
oírnos énexeíprpai' (tuXoaoJielv. toooOtov fié v w TrpoeXr)Xú0a o iv ék pLKpúo las artes al servicio del placer, com o la música y similares; y una vez que
d<|)opp(ov év éXaxíoTiti xpówp ÍTyroüj/Tes oí te írepi Tf)o yeiopeTpíaií ra l toüs d ispu sieron en a b u n d an cia de las cosas necesarias, e m p re n d ie ro n
Xóyous’ Kai t ó s áXXas iraiSeíag, oaov oi/fiéi» exepov yero s iv oúfiepiá tioo entonces el cultivo de la filo so fía . Y quienes investigan la geom etría,
texwóv. KaÍTOi Kai tos peí' áXXas irávTes crweíoppiLoi npioin-es rauq) ral <la cien cia de> los cá lc u lo s110 y las demás d iscip lin as, han lograd o
toüs piaQoüs toÍ s éxo w l 8lSóoT€S, toüs Sé T ain a irpaypaTeoopéoous oú ahora, partien d o de p eq u eñ o s com ien zos y en brevísim o tiem p o, u n
\ióvov oú upoTpéiropeo dXXá Kai SraKioXoopeo TroXXdias, dXX' opios émSifitooi progreso tan grande com o n in gú n otro pueblo en n in gun a de las artes.
irXeloTOV, Siótl Tf¡ 4>úaei éittí TrpeopúTaTa- tó yáp Tfj yeoéaei ikrrepoo oú- Sin em bargo, todos contribuyen a impulsar las demás <artes>, valorán­
oía Kai TeXeiónyn rrporiyelTai. dolas en p ú b lico y dando rem uneraciones a los que las cultivan, pero
nosotros n o sólo no anim am os a los que se ocupan de aquéllas"1, sino
que inclu so les p o n em o s m uchas veces trabas, p e ro , a pesar de ello,
<esas disciplinas> avanzan sobrem anera, ya que son p o r naturaleza las
más preem inentes; y es que lo que es posterior en nacim iento antecede
en esencia y p erfección .

57* 37
O úkoüv átroSéSeiicraL K ai o r í S uo otóo K ai S ló ti [té y ia T o u tcoo Por tanto, queda demostrado que la filosofía es asequible ,
áyaQQv K ai imiaaaBai páSioo f¡ <J)iXoaoij)ía, ¿joTe ttúutdv évera que es el mayor de los bienes y que es fácil de adquirir, de
upoQúpijJS airríjs áuriXappáoeoBai á^ioo. modo que, por todos estos motivos, merece la pena ocuparse
de ella con buen ánimo.

5 8* 5 8 1,3
[<TÍ 6e t ó épyoo T fj? «JjpouTÍaetos' ¿orí, Kai Sum Stakopet' iTeúrres [Cuál es la función de la sabiduría y por qué todos busca­
TT)ir <t>póurioio, iráXiir áXXi|ir olou ápxqt' TTOtr|odpei'OL Xéyajpeu.>] mos la sabiduría, lo explicaremos adoptando un nuevo punto
departida].

Fr. 57: Iamb. Protr. 41.2-5 P., Camal. Malh. 83,8 -5 F.


Fr. 5&j Hanc formulan: transitui exempli gratia cauta addidil DOring.
88 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 89

59* 59
"Etl toíuw tó jiév €tm ijiuxíl túv év riplu tó 6é otójia, nal tó Ciertamente, una parte de nosotros es alma y la otra,
(i€i/ apxei tó 6’ ápxeTat, sa i tó pév xpÍFai tó S’ tnroKeiTai ú j cuerpo; la una gobierna y la otra es gobernada; y la una hace
opyavov. áel toüajv upó? tó ápxov ical tó xptipevov auuTárreTai uso y la otra sirve como instrumento. Ahora bien, siempre el
f¡ toOápxop.éL'Oü Kal toOópyái'ou xpeía. uso de lo gobernado y del instrumento está dispuesto en fun­
ción de lo que gobierna y hace uso.

6o*** 60
Tfjs Se liiuxqs t ó pev Xóyo? étmv (oirep k q t ó 4>ú o l v apxei Kal Del alma, una parte es razón —la que por naturaleza
KpCveL irepi qpcdv), t ó S’ eireTaí Te Kal iré«j>UKev ápxeaGar váv 8’ gobierna y decide sobre nosotros—, y otra, la que obedece y
eu SiaKetTai r o t ó t t í p oÍKeCav ápeTqv t ó yáp TeTuxqKévai corresponde por naturaleza ser gobernada. Todo se halla bien
Taúrns' áyaOóv éort. dispuesto"* si está conforme a la excelencia que le es propia,
pues haber logrado ésta es un bien"5.

61
Kal p,qi> OTawy’ eyil tó pdAicrra Kal KupujmiTa Kal TtpttáraTa Efectivamente, cuando las partes más importantes, de
tt)l>ápeTrív, tót' eü SiÓKeiTar toO(ieXTÍoPo? apa <))úaeL peXTLan^ mayor autoridad y más valiosas alcanzan su excelencia, enton­
éar'ív f) rotó 4>úcni> ápeTrc péXTioi' Be tó rotó (jiúoiv ápxiKtÓTepoi' ces se hallan bien dispuestas; por tanto, m ejor aún que lo
Kal pSXXou riyepouiKÓu, ús ávBpomos irpóg tó aXAa £t£a' oúkow mejor por naturaleza es su excelencia natural; además, si mejor
4fuxñ aüjpaTos1péXTLOL' (dpxiKtüTepou yáp), i|nJX% Se tó Xó- es lo de naturaleza más dominante y con mayor capacidad rec­
you ixov Kal Siái'oiav- écrri yáp toioCtow o KeXeúei Kal KtüXúei, tora, como lo es el hombre respecto de los demás animales,
Kal Beív tí pq Selv <j>qai irpÓTreiv. entonces, el alma es m ejor que el cuerpo —pues es más dom i­
nante—y, dentro del alma, lo es lo que tiene razón y pensa­
miento, pues eso es lo que ordena y prohíbe, y dice lo que hay
que hacer y lo que no.

6a**** 6a
"Ht i s ttot’ oul1eoTiv
dpeTT| toútou toG pépovs, dvayKatou Cualquiera que sea entonces la excelencia de esta parte <del
elaai Ttámtúv alpeTaiTáTr|L> áirXdig Te Tiáoi Kal ripív Kal yáp áv alma>, tiene por fuerza que ser, en sentido absoluto, la más
deseable de todas para todos los seres y también para nosotros,
* Fr. 59: lamb. ftulr.+I.T5'ao P. pues se podría sostener, pienso yo, que esa parte somos nos­
•* Fr. 6o-, lamb. Prülr- 4-1*20-24 P*
*** fr, 6l- lamb. Protr. 4J-24"42-I P* otros"6, o en exclusiva o en el mayor grado.
•*** Fr. 62= lamb. Protr, 42-I-4 P-
90 ARISTÓTELES FRAGMENTÓS 91

toüt , olpai, 0eÍT| tis , ús qTot póuou tí jiáXurra éa|ieu tó


(lÓptOU TOÜTO.

63* 63
vEtl toívuv otüv o TT€<j>uKev épyov éraaTou (if) icará aup- Pues, en efecto, cuando algo cumple del más bello modo la
peprirag aXXá Ka0’ aÚTÓ Xeyópguou ráXXurr’ diroTeXq, tótc ral denominada función natural de cada cosa no por accidente sino
toOt ’ áyaBóu eíuai Xeicréou, tciútt|1' t ’ ápeTqu SeTéou icupuo- por sí mismo, entonces se debe decir que es también un bien, y
Tcm|v, ra0’ rji^ eraorou airró toDto Trétfiuicei' áirepyáCeaQai. considerar como suprema esa excelencia en virtud de la cual
cada cosa lleva a cabo por naturaleza esa misma función.

64** 64
Tou fLev ow ow&étou ral pepurroD iTXeíou? Kal Siá(()opoí eiatu Pues múltiples y diversas son las actividades” 7 de lo com­
euépyeiai, tou 8é tt)v 4>úcflv óttXoDical pf| irpó? ti tt|Uovaíav puesto y divisible, pero lo que tiene una naturaleza simple y
éxodos píau ávayraloy eíuat tt)v ra 0’ airró laipitos- ápeiriu. una entidad no relativa, es necesario que tenga una sola exce­
lencia que le sea propia.

65
Et péu ouu óttXoüv ti Có) óu éanu ó avOpamo? Kal ra ra Xóyou Por tanto, si el hombre es un animal simple y su entidad está
Kal uoDu TéTarrat airroO q oúaía, oúk áXXo e<rri.v aÚToü epyou tí determinada por la razón y el entendimiento, su función propia
póuq t|dKpipeaTáTT| óXií0ei.a ral tó rrepl t Cív outoiu áXqOeúeiv el no puede ser otra que la pura y más exacta verdad"8, así como
decirla respecto de los seres; pero si es una combinación de múl­
5’ éoTlu €K TrXeLÓuiDUSuudpeLúu crupTre^UKÓS', 8f|Xóu écmu ¿9 átj/
tiples facultades, es evidente que la mejor función de aquel al que
ov TTXetw Tré((>UKeu ÓTroTeXelaBai, del toútüju tó péXnaTOU <tó >
le corresponde por naturaleza llevar a cabo un mayor número de
épyou éoríu, olou laTpiKOÜ úyíeia ral KuftepVT¡Tou oioTqpía. péÁ-
ellas, es siempre su función propia, como, por ejemplo, la salud
tlov 6’ oú8ei> éxopcu XéyeLU épyou Tfjí Siauoíag tí tou Siauooupé-
es la del médico o la seguridad la del piloto. Ahora bien, si no
uou rf\s tjjuxqs f(pwv áXqGeías. dXqBeia apa tó icupiÚTaTOU épyou
podemos nombrar ninguna función mejor del pensamiento o
€OtI TOUpopíou TOÚTOUTÍ}g IpUXTÍS.
de la parte pensante de nuestra alma que la verdad, entonces
la verdad es la función suprema de esta parte del alma.
66" “

Toüto 6é Spg raT’ émonipTiT' árrXdjj, paXXou 6é kotó tt|U pd- 66


XXou émcmípr]u, toútt) 8’ écrri. 0ecopía tó KupuÓTaTou TeXos. otou Esta realiza esa <función>, en general, mediante la ciencia,
* Fr. 63: lamb. Prolr. 42.5-9 P. y en especial, mediante la ciencia m ayor"9, de modo que su
** Fr. 64: lamb. Protr. 42.9-13 P.
Fr. 65: lamb. ftolr. 42.13-23 P. fin supremo es la contemplación110. Pues cuando de dos seres,
Fr, 66: lamb. Prvtr. 42.23-29 P- uno es deseable por causa del otro, es mejor este último y más
92 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 93

yáp Suolv oi/tolv QÓTepoi/ Siá QáTepoi/ alpeTOU rj, (IéXtlói/ éaTt deseable porque por su causa es deseable también el otro; así
TOUTOKOL paXXov aipeTÓL’ Si’ onep aípeTÓu écm icaí 0áTepoi/, óloi/ por ejemplo, el placer lo es más que las cosas placenteras, o la
TjSoi'n peí' tiüp r)Séüjy, úyíeia Sé t £ i/ íiyi€ii/wv TaíiTa yáp TTOiq- salud que las cosas sanas, pues a éstas se les dice productoras de
tlkq XéyeTai Toímoi/.
aquéllas.

67* 67
OiiKoui/ Tfjs <t>poi/i}0€ii)s, tíu (j/apei/ Súwapiv eíi/ai rou KupuoTá- Nada bay, pues, más deseable que la sabiduría, de la que
t o u twv éi/ Tipil/, o ú k écrrii/ aípeTÚTepoi/ oúSév, ú s é^is trpós é^iv afirmamos que es la facultad de lo supremo que hay en nos­
KpiveoOar ró yáp yi^íoariKOv pepos Kai x^pis xai auyKeípei/oi/ otros, al juzgar un modo de ser respecto de otro, pues la parte
péXnói/ écm TíáoTis TTjs i|>ux>Í5. t o ú t o u S’ émonípr) dpeTT). cognoscitiva, tanto por separado como en combinación, es
mejor que el resto del alma1*1, y su excelencia es la ciencia111.

68
O úk apa ¿ o t I v epyoi/ aÚTfjs oúSepía t w i / r o t o pepos Xeyo- Ninguna de las virtudes denominadas «particulares»113 es,
péi/ui/ ápeTtüv iraadiv yáp écm peXTÍüiv, t o Sé TTOLOÚpevou TéXos por tanto, la función de aquélla,zí; pues es m ejor que todas
áei Kpeirrói/ écm tt } s ttoloúotis enicmÍpTis' oúSé pfiv/ anacía Tfjs ellas, y el fin producido es siempre superior a la ciencia que lo
(Jiuxñs' ápeTfi o ü tiü s epyoi/ oúS’ f| eüSaipoi/ía. ei yáp Icmn noui- produce; por consiguiente, ni toda virtud del alma es función
Ttiaí, ¿Tépa érépüiv écrmi, éionep oinoSopucri o l k ío s , íjTis oúk en tal sentido, ni tampoco la felicidad. En efecto, si <la sabidu-
¿ a t i pepos Tfjs o l k ío s . n pévToi (j/poi/Ticns pópioi/ Tfjs ápeTrjs ría> fuera una <ciencia> productiva, lo sería de cosas diferen­
écm nal rfjs eúSaipoi/ías* rj yáp éK Taimas tí Taúrni/ 4>apéi/ eli/ai tes de ella misma, como de la casa lo es la arquitectura, que no
TÍ|i/ eúSaLpoi/íai/. es una parte de la casa. Pero la sabiduría es parte de la excelen­
cia <del alma> y de la felicidad, pues afirmamos que la felicidad
proviene de ella o bien que es ella misma.

69
O úkoúi/ K ai KaTá Xóyoi/ t o Ot o v áSúi/aTov eTi/ai [ t t ji /]
t ó i/ Así pues, y en virtud de este razonamiento, es imposible que
énianípiiv TTOLryiTKTji/' péXTioi/ yáp Sei t ó TéXos eli/ai to ó yiywo» sea una ciencia productiva, pues el fin tiene que ser mejor que
pévou- oúSéi/ Sé péXnoi/ eli/ai ^poi/ríaems, nXf)i/ ei t i tóji/ eipr|- lo que lo produce, y nada puede ser mejor que la sabiduría,
salvo que sea alguna de las cosas mencionadas,zs; sin embargo,
ninguna de ellas es una función distinta de la sabiduría misma.
Fr. 67: lamb. Protr. 4.3.1-5 P. Por tanto, hemos de afirmar que esta ciencia es teorética, puesto
Fr. 68= lamb, JVofr, 43.5-14 P.
•M Fr- 69L lamb- Protr, 43>l4‘ 20i P. que es imposible que su fin sea la producción <de algo>.
ARISTÓTELES
94- FRAGMENTOS
95

péi'uii', toútüju 8’ oúSeu eTepou aÜTfjs éanv Ipyov. 0etüpTiTucT)v


tll'1apa «tiaréor eírat TaÚTT)u tíiu ¿Tucrrqprii', ¿ueÍTrep ctSúvaTov
ttoltictli' eíuai tó tcXo?.

70** 70
Tó cjjpoi'eíu apa Kai t ó Qewpelu epyov Tfjs tJ’UX'ñs ¿ o t i Kai Tener sabiduría y contemplar1*6 son, pues, la función
t o Ot o ttól'T üjl' éaTiu aípeTÚTaToi' t o í ? ávAptiiiTOLS, <Áknr€p óípai
<propia> del alma, y esta función es la cosa más deseable de
tcal t ó t o l ? Óppaat^ opay, o ral é Xo l t ó t i s áv Ixeiv, ei icai p p t l todas para los hombres, al igual que lo es, pienso, para los ojos
péXXoi yíyvea0aL 8t’ aírró nap’ aírrr|t/ Tf|L» aju^ eTepoi^. el ver, de lo cual alguien elegiría ser capaz, aun cuando en vir­
tud de ello no fuera a producirse ningún otro resultado aparte
de la vista misma.

7i " 71
"E ti el t i ? áyaTrp TÓSe ti 8iá tó cnjppe0nKévaL erepot» aiiT<¿ Además, si uno desea una cosa por causa de alguna otra que
t i, 8qXov 0T1 paXXoi' outo? povXiíaeTai tp paXXov wrápxet touto- resulta de ella, está claro que querrá más aquella de la que se sigue
oiou el Tuyxá^ei ti ? aipoúpevo? tó iTepLTTaTeiv otl úyteivóv, eiT) 6e en mayor medida el mismo resultado; por ejemplo, si se da el
páXXou aÜTÚ) úyieiuÓL' tó TpoxáCeiu Kai SuuaTÓu TrapayeueaQaL, caso de que alguien decidiera pasear porque es sano, pero le
páXXou aiptiaeTaL touto kov cXoito yvoó? 05ttoi\ él toíi/uu cotÍ i/ resultara más sano correr y le fuera posible hacerlo, preferiría
qXt)9t)? 8ó£a <j)poirjaei opotor, eÍTiep aipeTÓu tó SofdCau áXriGui? esto último y lo preferiría tan pronto como se diera cuenta de
TaÚTt( Kai kotó tüooGtom KaBóoov ópotou tt¡ <J>pouiíoet 8iá TT]i' ello. Asimismo, si la opinión verdadera se asemeja a la sabiduría
dXtiQeLau, ei páXXov touto Tiíi «jrpoveiw inrdpxet, paXXou aípeTÓv -si es que opinar con verdad es realmente deseable en el sentido y
tó (jipomu écrrat toó So^áCelu dXqfkü?. en la medida en que es semejante a la sabiduría por su contenido
de verdad—, y si esto último pertenece en mayor medida a la sabi­
duría, será preferible tener sabiduría a opinar con verdad1*7.

7a 72
”Etl €i tó ópau dyaiTwpeu 8l’ éairró, ¡.Kauú? papTupel tou0’ óti Además, si deseamos ver por el ver mismo, esto es testimo­
náKre? tó «fipouelu Kai tó yi.yuióaKeit' écrxdTtu? áyaiTükJU'- nio suficiente de que todos los hombres desean en extremo
poseer sabiduría y conocimiento.

* Fr- 70J lamb. Pralr, 43,20-85 P-


** Fr. 71- lamb. fruir. 4 3,2 7-4 4 .9 P.
*** Fr- 72. lamb. fruir. 43.25 27 P.
ARISTÓTELES
FRUMENTOS 97
96
73
73*
Pues deseando vivir, desean poseer sabiduría y adquirir
to yáp Crju dyairúvTe? tó cjipoveli' Kai tó yvtúpíCeiv áyaTrútri-
conocimiento; en efecto, no valoran <la vida> por ninguna
6l' oúSév yáp erepoi' aíiTÓ Tipuiaiv f) Siá tt)L' aíoOriCTiu Kal
otra causa que por la sensación y, sobre todo, por la vista, ya
pdXiaTa Siá tt)wót|íiv TaÚTT)U yáp tt]1' Súi^apiv imepflaXXói'TWS
que se muestran amantes de esta facultad en grado sumo, pues
^aívamaL í()iXoült€?' aimi yáp trpbs ra s aWas alaOríaeis ¿icnrep
ésta es de forma natural, respecto de los demás sentidos, como
¿mcmÍpTi t is áTexwüs éani'.
una especie de ciencia118.

74 74
’AXXá (iqu tó ye £f¡v Ttp alaGávecrGai SiaKpíveTai toü pf] Qf\v, Pero es que, efectivamente, el vivir se distingue del no vivir
Kal Taínr|S Trapouaíg Kal SwápeL tó Cfjv SuápiOTaL, Kal TaÚTT|S
por la sensación, y se define el vivir por la presencia y el poder
é^aipoupénis oúk écmu á^iou C’nL’ ücriTep áL'aipoupéi'ou toDf í p
de ésta119, pues si ésta se pierde, vivir no merece la pena, como
si con la sensación se extinguiera el hecho mismo de vivir’30.
airroO Siá tt)u aíaGrian/.

75 75
Tfjs’ 8’ aiaGrjoecos t| Tfjs Sia^épei Súvapis t(£ oa^ea- La facultad de la vista se diferencia de otra sensación por ser
t ó it i elvai, Kal Siá t o ü t o Kal gáXicrra alpoúpeGa aúrnu* aícrOrioLS la más segura, y por eso la preferimos en el mayor grado; pero
Se Tráaa Sú^apís- éoTi yveípicrrucf) Siá aiiipaTOS1, uJairep f| aKof| toda sensación es una facultad que conoce a través del cuerpo’31,
t o u i Jjóí Jjo u alafláveTai Siá t ü jv iÍí t w .
como la audición, que percibe el sonido a través de los oídos.

76
7 6 "”
Oúkoóv ei tó ¿fjv pév eaTLV alpeTÓu Siá rnv' aíaSiiaii', f| 8’ Por tanto, sí vivir es deseable gracias a la sensación, y la sensa­
aia0r|ais y i/ a ia í? ti ?, K al Siá tó yi'wpíCeiu aÜTfj SúinaSai Tf|ii ción es una especie de conocimiento, y además deseamos vivir
porque el alma es capaz de adquirir conocimiento a través de ella,
(JjuxÓ^ <tó £fii'> aípoúpeQa,

77 77
iráXai S’ eiiTopei' oti [irep] Suoiv del páXXoi/ aipeTÓv u» gáXXoi' y antes decíamos que, de dos cosas, siempre es preferible
úndpxei Tairróir w pev aíaQqaewv tt|u cx|jii>áváyKT| páXiaG' aí- aquella de la que se sigue en mayor medida el mismo resultado,
peTf)i' elrai Kal Tipíau, tqúttis Sé Kal TiSu dXXüJw átraaüii' alpeTw- entonces forzoso es que la vista sea el más deseable y valioso de
los sentidos; pero aún más deseable que ésta y que todos los
• Fr. 73; Iamb. Pntr. 4 4,26-45 .3 P. demás <sentidos> e incluso que la vida misma131 es la sabiduría,
« Fr. 7 +; Iamb. ProIr. 44.9-13 P.
• « Fr. 75; Iamb. Protr- 44.13-17 P.
pues tiene más autoridad sobre la verdad; por consiguiente,
« •* Fr. 76: Iamb. Prolr. 44.17 20 P. todos los hombres aspiran ante todo a poseer sabiduría133.
"« •F r. 7?; Iamb. Prolr. 4 4.20 -2 6 P.
98 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS
99
Tepa Kai <aírroü> toO£fjv ¿crnv r) tjjpóuqaLs, KupicuTépa rfjs áXr|-
0eías <ouaa>- ¿ierre tTáirres avOpojiioi tó (jjpomv (láXicrra SLükouai.

78**
78
"Oti toll'uv tol? éXopéi/oig tóv KaTa raDv (ííoi> ral tó Cfji/
Por lo demás, que a los que eligen la vida conforme al
r|5éios' páXicrTa Orrápxei, SfjXof av yéraiTo évreíiflev. entendimiento les corresponde también vivir de forma suma­
mente placentera, resultará claro de lo siguiente.

79”
79
4>aíveTai S l t t £ i s XéyeaQaL t ó t ó peu k o t q Súrapiu t ó Sé
Es manifiesto que «vivir» se dice en dos sentidos: uno, en
k q t ’ éuépyeiaw ópwuTa yáp el raí <fiapev óaa t ’ lx ei Tul/ (tywv
referencia a la potencia, y otro, en referencia al acto13*. Afir­
o(|tir Kai SuraTá iré(j)UKev iSéiu, Kav púoin-a ruyxáuq, Kai t ó
mamos, en efecto, que son «videntes» tanto los animales que
XP(¿pera t t |Surapet Kai npoaPáXXoma tt¡v afiiu. ópoíüjs1Be Kai t ó
tienen vista y son capaces de ver por naturaleza, aun cuando
eTTLoraaQai k o 'l t ó yiyvükiKeu', év per1t ó xpípOat Kai Setupeli' Xé-
eventualmente tengan los ojos cerrados, como los que hacen
yopev, en Sé t ó KEKTfjaOat Tqn Súraptn Kai Tqn émcmípnL' éx€l,/- uso de esta facultad y dirigen la vista <a algo>. Igualmente ocu­
rre con «sab er» y «co n o cer»; decimos, en un sentido, que es
hacer uso <de la facultad intelectiva‘35> y ejercitar la contem­
plación, y en otro, que es poseer la facultad y tener el saber136.

8 o "*
80
Et toíuui' t u pév aLO0du€o0aL tó Cnn StaKpíropeu kol tó pf|
En consecuencia, si distinguimos entre vivir y no vivir por
Cnv, tó S’ aiaGdveaGai 8lttói\ icupíus péw tó xp>F0aL Tais aía-
el hecho <o no> de sentir, y sí «se n tir» tiene dos sentidos:
0iíaeain áXXu? Sé tó 8úrao0ai (Slóttcp tjjapéi' aío0áueo0at Kai tóu
uno propio, el de «hacer uso de los sen tidos», y otro dife­
Ka0eúSoTra XéyovTes, ú s lotKe), SrjXov oti kol tó ¿jin (koXou0riaei
rente, el de «ser capaz <de usarlos>» —por eso afirmamos que
Slttüís Xeyóperan' tóv pév yáp eypriyopÓTa <j>aTéov ¿jjn áXqGws
siente, según parece, incluso el que decimos que duerme—, es
Kai KUpíiDS, tóv Sé Ka0eúSovra Siá tó 8úvaa0ai peTa(láXXei.v eis
evidente que también a «vivir» le corresponderá ser dicho en
TaÚTT)v tt]V KÍvriatv, Ka0’ qu Xéyopev éypqyopérai tc koí t ú v
dos sentidos: en efecto, del despierto habrá que decir que vive
TTpaypdTuv aLa0dvea0aí tlvos , Siá touto Kai ets touto pXé-
en sentido verdadero y propio, y también del dormido, por ser
ttovtcs <sc. 4>aTéov Cy\v aÚTÓv>.
capaz de volver a esa clase de actividad en virtud de la cual deci­
mos de alguien que está despierto y que siente alguna cosa; por
esta razón y en vista de ello, <se dirá de él que vive>t3í.
• Fr. 78 lamb. Fruir. 56*13-15 P
** Fr. 79 : lamb. Pmlr. 56 .15*22 P.
*** Fr. 80 L lamb. fruir 56.22 57.7 P
IOO ARISTÓTELES FRAGMENTOS IOI

81*•
* 81
"Oral/ ouv Xéyr|Taí tl Tairroi/ éKÓTepoi/ 6 uolv ói/tou/, rj Sé 0ót€- Así pues, cuando se dice lo mismo de dos individuos distin­
poi/ Xeyóiteiw ^ t u TToieiu t\tw irdoxeif, toútlü ^íáAAov áiroStüCTO- tos, pero lo dicho a uno es porque lo ejercita o lo experimenta,
(iei/ ímápxeLV tó XexQéi', 0101/ émcrraaQai pév paXXoi/ tóp xpú|te- concederemos que lo dicho le pertenecerá m ejor a éste; por
1/01/ tov tt\v gTTianífiriL' éxouTos, ópav Sé tóu irpoafláXXovTa rf)v ejemplo, «q u e sab e» <se dirá> del que hace uso del saber
óJili/ Toíi Sui/a|xéi/ou irpoapáXXeu'. mejor que del que lo posee, y «que ve» del que dirige la vista
<a algo> con preferencia del que sólo es capaz de dirigirla138.

82” 82
Oú yáp \lóvov tó paXAoi/ Xéyopev Ka0‘ úirepoxrji/ ¿v áv eíg f¡ Pues, respecto de las cosas a las que atribuimos un único
Xóyos, áXXá Kai rotó tó irpÓTepoú elvai tó 8’ ikjTepoL’, 0101/ tt)v predicado, no decimos « m e jo r» sólo en el sentido de «e n
úyíetav tüv úyieiviíii/ páXXou áyaflóv elwaí cfiapev, xal tó Ka0’ mayor grad o», sino también en el sentido de ser anterior res­
aírró tt)1/ 4>úau/ alpeTÓi/ toú ttoit|TIkoO- koltol tóv ye Xóyoi/ ópw- pecto de lo posterior139; por ejemplo, afirmamos que la salud
pei/ ais oúx fj éaTL Karriyopoúpei/09 áptjmli/, otl áya0óu éKÓTepoi/ es un mejor bien que los individuos sanos, y que lo que es por
eirí Te tcÜi/ üxjjeXípwi/ icai Tfjs áp€Tf¡9. sí mismo de naturaleza deseable <es un mejor bien> que aque­
llo que lo produce. Sin embargo, vemos que el predicado
<bueno> es atribuido a ambos, pero no en sentido estricto, ya
que «b u e n o » <es dicho> tanto a propósito de las cosas prove­
chosas como a propósito de la virtud140.

83
Kai Cr\v apa paXXov 4>aTéoi/ t ó v éypnyopára t o ii Ka0eúSoi>TOs Kai Habrá que afirmar, entonces, que vive mejor el despierto que
tó w éi/epyowra Tfj tliuxfi t o ü pói/ov exovros’ 6tá yáp €Kéii/ov Kai el dormido, y el que ejercita el alma14’ que el que sólo la posee,
t o ü t o v £fjv 4>apev, o t l t o io u t ó s éani/ oto? ¿Keii/ms TtáaxeLi/ f) pues es por el primero que afirmamos que el segundo vive, .ya
TTOieif. que éste es capaz de ser pasivo o activo de la misma manera.

84 84
OÚKOüv tó ye xpnoSai T ta im toüt ¿ otíi/, ótov eí pév éi/09 f| Hacer uso de cualquier cosa es, pues, lo siguiente: cuando,
Svh/apís eoTii/, Toírr’ a ir r ó irpá-nyi t i j , el Sé TrXaóvwu tóu ápi0pói\ habiendo la capacidad <de hacer> una sola cosa, se realiza esta
misma cosa, y cuando, siendo mayor su número, <se realiza> la
mejor de ellas; como sucede, por ejemplo, con las flautas. En
• Fr. 8l . Umb. Pntr. S7 7 12 P
•* Fr. 8 3 : lamb. fruir. 57-12-19 P. efecto, o <se usa> de un único modo, cuando la flauta se toca,
••• Fr. 83= Iamb. Proir. 57.19-23 P.
•••* Fr. 84: lamb. Prolr 57 23-58.3 P, o <se usa> del modo mejor, y esto es así también respecto de las
102 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 103

o ay ToÚTüjy t ó péXnoToy, oloy aüXóis- t)t o i póvoy o t o u aúXfi demás cosas. Por consiguiente, se ha de afirmar que hace un
XpfjTaí Tig fj (idXLOTa' íaui? yáp t o Dt o k o 'l em t ü íu aXXwy. oÚKOÍiy mejor uso el que usa algo correctamente, pues el <uso> de algo
Kai jiaXXoy xpfjctáai t ó u ópQüg xP^P-^oy cjwiTéoy m y áp etj)’ o nal para aquello por lo que está naturalmente constituido es propio
del que hace un uso bello y exacto'47.
wg TTé<J)UKey úrrápxeiu t ¿ xP^P^yu KaXáig Kai ÓKpifiüjg.

85
»5*•
*
"E oti 6q Kai tjtuxfts ÓT01 póyov tí páXicrTa návTwy epyoy to 8ta-
Pensar y razonar es, entonces, o la función única o la mejor
yoetaSaí Te Kai. XoyíCeaflai. áirXoOy a p ’ rjSrj toüto Kai Trama del alma. Es ahora, pues, una <conclusión> simple y fácil de
auXXoyíCeaQat pdSioy oti Ctí páXXoy ó Siauooújievog ópQuig Kai deducir para cualquiera que el que piensa correctamente vive
páXicrra miimoy ó páXLOTa áXrjBeúaiy, ourog 8’ écrriu ó (JjpoyiLy Kai mejor, y que el que mejor <vive> de todos es el que alcanza la ver­
Gewpúiy KaTa TT)y áKpifkcrrcnT|y éTTicnT|pr)U' Kai tó ye TeXéwg £fjy dad en mayor grado, y éste es el que sabe y contempla según la
TÓTe Kai TOÚTOig áiroSoTeoy, Tolg ({ipoyoOai Kai Tolg <j>poyí(j.oig. ciencia más exacta-, y además, en este caso y a estos últimos hay que
atribuir la vida perfecta143, es decir, a los que saben, a los sabios.

86 ”
86
El Sé tó £fjy éüTi tiD £a«ij ye Taúróy TrayTi orrep eíyai, SfjXoy Pero si vivir es para todo viviente lo mismo que ser144, es
oti Kay eÍT) ye pdXiaTa Kai KupuóTaTa vávTtnv ó 4>póutpog, Kai evidente que, de todos los vivientes, el que lo será en el mejor y
TÓTe pdXiaTa toó xpóyou Tramos oTay éyepyfi Kai Tuyxáyq 0ewp¿iw más propio sentido es el sabio, y principalmente, en todos
tó páXicrra tüv óiawy yyúpipoy.
aquellos momentos en que esté activo y alcance a contemplar el
más cognoscible de los seres145.

•** 87
87
’AXXá pqy tí 7e TeXeía éyépyeia Kai óküÍXutos éy éairríí éxei tó Ahora bien, la actividad perfecta y sin trabas conlleva en sí
xaípeiy, ¿krr’ ay etr) f] OempqTiKTi éyépyeia Traaiáu f|8íaTT|. misma tener gozo, de modo que la actividad contemplativa será
la más placentera de todas'46.

88 *
88
"E tl Toíyuy eTepóy éaTiy t ó qSópevoy Tríyeiy K ai t ó qSéwg trí- Además, son cosas distintas complacerse mientras se bebe y
yeiv oúSéy yáp KüiXúei p q BuJjüjuTá Tiya pT)8' oiaj xaípei ir ó p a T i complacerse en el beber'47, pues nada impide que alguien,,
aunque no tenga sed ni tome la clase de bebida que le gusta,
sienta gozo mientras bebe, y no por el hecho de beber, sino
* Fr. 8 g : Iarob. ftüír. 58.3-IO P.
•* Fr. 861 lamb. ftoír. 58.10 14 P- porque resulte que está sentado a la vez que contempla o es
*•* Fr. 87: lamb. Protr. 5S.15-17 P. contemplado. Por tanto, afirmaremos que este hombre se
**** Fr, 88: lamb. Ptvlr. 58,17-27 P.
104 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS 105

TTpoa<t>epóii€voi' nívovTa xaípetu, pf] T¿i mvetu áXXá tú auppaí-


uetv apa (küjpeiv Ü SetupeíaSat Ka&f||ievov. oúkouv toútov rjSeoBai complace y se complace mientras bebe, pero no por el hecho
peu Kai f|8ópeuov muetu tfriíaopeu, áXX’ o v t íí j muetu oú8’ f|Séü)s de beber, ni tampoco que se complace en beber. Y, del mismo
modo, diremos que la marcha, la permanencia sentado, el
mueiu. oúkouv oütoj? Kal (JáStaiu Kai KaGéSpau Kai páOqaiu Kai
Trácrav KÍuqatu époúpeu f|6etau fj XuTrqpáu, oúx óchuu aupfJaíuei aprendizaje y toda clase de actividad es placentera o penosa, no
porque nos suceda sentir pesar o gozo cuando se nos presentan
XirtTeíoGai iTapouoúu Tipas t) xaípetu, dXX’ ¿Su Tfj TTapouaíp Kai
estas cosas, sino porque todos sentimos pesar y gozo debido a
Xwroúpefla m itres Kai xaípopeu.
su presencia.

«9**
Kai ¿cuqu ouu f|8etau ópoitos époúpeu, % T| Trapouaía roig «9
exouaiv rjSela, Kai ¿íju f|8é<iús oú mívTas oaots ¿úai aupfJaíueL Y así, diremos igualmente que es placentera la vida cuya
presencia es placentera para los que la tienen, y que compla­
xaípetu, dXX’ oís aÚTÓ tó ¿qu f|6ú Kai xaípouai tt|u ano ¿wfjs
cerse en vivir no les sucede a todos los que se gozan mientras
f|8oufju.
viven, sino a los que les resulta placentero la vida misma y sien­
ten gozo del placer de vivir148.

90
ÜúkoOu tó ¿fju aTtoSíSopeu tú péu éypriyopciTL páXXou tí tú 90
Ka0eú5ouTt, tú c(>pouoúutl 8’ fi Tiji á<j>poui páXXou, Tqu 8' óttó ¿ cutis Por consiguiente, atribuiremos mejor vida al despierto que al
dormido, y mejor al que sabe que al que no sabe, y afirmaremos
T)8ouqu Tqv ánó ttís xp^ üjs yLyvopévT|v 4>a peu étvai TÍjs 4n>xfiS'
que el placer de vivir es el que procede del ejercicio del alma149,
toOto yáp écm tó ¿fjv áXqOús.
pues vivir consiste verdaderamente en este <ejercicio >.
M*
91
EL toíuuv ko’l noXXai <J>uxñs eiai. xpTP^S1. ¿XXá KupuuTdTTi ye 91
mtaúu r| toú 4>poueIu otl pdXiaTa. 8f|Xov toíuuu otl koí ttíu yiy- Y aun cuando haya numerosos ejercicios del alma, el más
uopéuqu ánó toú 4»pouetu koí Oetopelv qSouqu fi póuriu q pdXiaT* importante de todos será el de saber lo más posible. Resulta
áuayKaiou óttó toó ¿f|u eíuai. tó ¿fju apa qSéüis Kai tó xaípetu ús claro, pues, que es necesario que el placer de vivir sea única o
principalmente el proveniente de saber y de contemplar.
áXqfiús t¡tol póuois pdXtoG' úmípxei tóls <t>iXoaó4>ois. q yáp
túu áXT|0eaTdTii)u uoqaetúu éuépyeta, Kai ánó túu pdXicrr' óutcuu
Luego complacerse en vivir y sentir un gozo verdadero les
trXqpoupéuq Kai aréyouaa dei pouípcus Tqu eu8L8opéuqv corresponde sólo o principalmente a los filósofos, pues la acti­
TeXeiÓTT|Ta, aÜTT| naaúu éoTt Kai npós eútjtpocrúuqv áuuaLptuTáTq. vidad de las intelecciones más verdaderas150, alimentada a par­
tir de los seres más reales y preservadora siempre firme de la
* Fr. 89; Iatnb, Pntr. 58 . 2 7 - 59-3 P-
perfección recibida <de ellos>, es la más eficaz de todas para
** Fr, gO: lamb, ÍVoIr. 5 9 -3-7 P- <producir> contento l5‘.
»« Fr. giL Iamb. frolr 5 9 -7*17 P-
FRAGMENTOS 107
io6 ARISTÓTELES

9 a ’51
9a ’
[Así pues, los que tienen entendimiento deben cultivar la
["□erre Kal 8l’ aírró t ó xaípeii' Tág óAtiM s kol ¿70665 qSovás
filosofía por el gozo mismo de los verdaderos y buenos placeres].
<j)LXoacx|)T|Téov écrrl t o l s v o Dv exouaivl-

93
93”
Si es preciso no sólo deducir esta conclusión a partir de los
El Sé Sel (if) iiótol1átró túv p.epúv toDto auXXoyLaaaQai, áXXá
componentes <de la felicidad»l53, sino también llegar a la
Kal ¿ ttó Tf|5 oXqs eüSaL|iovías avtjúGev tó outó KaraoKeudaai,
misma <conclusión> partiendo <de la consideración» de la
Xéytúpei» SiapprjSriL’ otl 8f] ¿ s éxei Tipos eúSatpoinav tó <J>lXooo-
felicidad como un todo, digamos claramente que así como el
<j>elv\ oütu) Kal upó? tó airouSaíous tipas t| <j>aúXous elvai aiiTÓ
cultivo de la filosofía tiene relación con la felicidad, así tam­
SiaKeia0ai**•TrduTa yáp tó peí/ tipos toüto tó Se Siá toítto tráaLU
bién tiene relación con que estemos dispuestos a ser virtuosos o
alpeTéov eívai, Kal t¿ péi> (¿5 ávayKala túv trpaypdTLjv Ta 5’
viciosos154; pues de todas las cosas que son objeto de elección
riSea 8i‘ (Su eúSaipououpeu.
para todos nosotros, unas lo son en vista de la felicidad y otras
por causa de ella, y en cuanto a las cosas por las que somos feli­
ces, unas son necesarias y otras placenteras155.

94
Consideramos, entonces, que la felicidad es conocimiento
O m o 'w Tt|u eüSaipouíav ti 0épe9a qTOt 4>póvr)aiu eivaL Kaí
y un tipo de sabiduría, o la excelencia, o tener el máximo gozo,
Tiua ao<l>íav r¡ Tf|u ápe-rfu/ t) tó pdXujTa xaípeiu <r¡» trduTa
o todas estas cosas156.
Taírra.

95
Pues, si es sabiduría157, está claro que sólo a los filósofos les
OÚKow eiTe <f>póuTjaís écm, ((jauepou otl póuois au úrrdpxoi tóls
correspondería vivir felizmente; si es excelencia del alma .0
(j)iXoaó4)ois tó frju eúSaipóuws, elt ápeTT) 4>uxí)s ij tó xaípeLV, Kau
tener gozo, también <les correspondería» a ellos, o en exclu­
oütus r) póuois t) páXiaTa TrduTuu" dp€TÍ| ydp éotl tó icupiwTa-
siva o más que a nadie, pues la excelencia es la parte de más
TOU Tüju éu T|pLU, rjSLOTÓU T€ TíduTOJU ¿OTIU Ú? 6U ITpÓS CU T)
autoridad que hay en nosotros, y la sabiduría, la más placentera
4>pói/qaLS. ópoíüjs 6é kóu TaOra trduTa Taina ¿>r| tls eluai Tq eúSai-
de todas, tomando en cuenta la una en comparación con la
pouíp, ópioréou écrrl tú cjípouelu.
otra. E igualmente, aun en el caso de que alguien diga qué
todas estas cosas son las mismas que la felicidad, hay que defi­
nir ésta en función del saber158.
* Fr. 92. lamb. ftolr. 59 -1? ' 1® P
** Fr. 9 3 r lamb* ftufr. 59*J9- 26 P*
*•* Fr. 94: lamb. Pmtr. 5 9 .2 6 -6 0 .1 Pr
**** Fr. 95: lamb* Protr. 60.I ■ 7 P-
io8 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 10 9

9 6 ** 96
"fitrre 4>lX<xto<J)T|T€ov di/ eir| iracn tols Suvapévois- tí yáp toi Así pues, todos aquellos que sean capaces deben cultivar la
tout' €otl tó TeXéüJS' €5 Qf\v, tí páXicrrá ye irán-wu ú>s 'év eiireLi/ filosofía, pues este cultivo es, ciertamente, la perfección del
ai ti ow Tais ifiuxdis' <sc. toü TeXeios eí Cnv>- buen vivir, o al menos, por decir una sola cosa sobre todas, la
causa para las almas <de la perfección del buen vivir>.
97”
Oú xeipoi» 8’ en <8r|XoDi/> [xai ano tüju koii/wu éwoiúju inropi/- 97
fpai] tó trpoKeípei/oi/ ano tiLu éi/apyá)? náai (jiaii/opeviov. No sería mala cosa demostrar, además159, lo propuesto a
partir de lo que se manifiesta con claridad a todos.
98*”
TTavTl 5í| o w toutó ye npó8r|Xoi/, u»? oúSeis av c Xoito Cqi/ 98
ex<*n' Tt|i/ peyíoTTii/ án ávBpwmtjv oúaíav Kai Súvapii/, é^eoTqKiiis Pues bien, para cualquiera resulta evidente al menos esto:
péuToi toú 4»poi/eIv Kai paivópei/os, oú6’ ei péXXoi rás veavuao- que nadie elegiría vivir teniendo la mayor fortuna y poder de
TÓTa? f)5oi/ág SiÚKeiv xflLpwv, álcmep ei/ioi túv napa^poi/oíirruiv parte de los hombres, pero estando falto de sensatez y loco, ni
Siáyouaii/. oúkow á<t>pom3ur|v, wg éoiKC, páXicrra náuTes 4>eúyou- aun cuando se gozara en perseguir los más abundantes place­
o l v . ewnmov Sé «JjpóútiaLS' á<|>pcKJVUT|, t ¿>v S’ ¿i/avTÍwv exáTepou res, como hacen algunos insensatos. Por tanto, lo que más
tó p.éi/ (fieuicTÓi/ étm tó S’ aípeTÓi/. rehuyen todos es, como parece, la insensatez. Pero la sabiduría
es lo opuesto a la insensatez , y de los dos opuestos, el uno es
99 indeseable y el otro, deseable16’.
"Qanep ow t ó Kápveii/ <(>€u k t ó v , oímos aipeTÓa líplv t ó úyiaí-
ve.iv. <Jjpói/r|aLS oíiv, tí>s éoiKe, kül k o t q t o u t o v t o u Xóyou (jxxíveTai 99
t ó T i á v r u v a lp e T iü T a T o i/ oú Sl’ eTepói/ t i t u ji / aup jlaL i/ óim iH / , [¿s En consecuencia, así como estar enfermo es indeseable, del
(lapTupoíxm/ ai Koivai eui/oiai.] eí yáp Kai náirra Tis ¿xoi, 8ie<j>- mismo modo estar sano es deseable para nosotros. La sabiduría
Gappévog 8’ eiT) Kai voaúv t ¿> ^poi/oGim, oúx aípeTÓs ó píos- entonces, tal como parece, se revela según este razonamiento
oüSév yáp óijieXos' oú8é tcLv áXXioi/ áyaOúii/. como la más deseable de todas las cosas, y no porque, algo más
resulte de ella. En efecto, si alguien lo poseyera todo, pero se
IO O alterara y enfermara su entendimiento, su vida no sería desea­
"Qore n á u T e s ' Ka0’ oaov GiyyáiwTat t o ó <)>poveÍi/ Kai yeúeoGat ble, pues ningún provecho sacaría de los demás bienes.
Súi/avTai ToÚTou t o ü npáypaTos, oúSéa o l o u t o i TaXXa eíi/at, Kai
10 0
* Fr. 961 Iamb- fVntr. 6o.7"IO P- Así es que todos los hombres, en la medida en que alcanzan
** Fr. 97; Iamb- JVofr. 45 ■4 ',6 P-
Fr. 98: Iamb. Protr. 45*6*13 P* a tener sabiduría y pueden experimentar esta circunstancia,
■*** Fr. 99r Iamb. Protr. 45.14 4 0 Ph
“ Fr IOO: Iamb. Protr. 45.21-25 P.
piensan que las demás cosas no tienen ningún valor, y es por
IIO ARISTÓTELES
FRAGMENTOS III

8iá TaÚTTjv xf|V airíav oúr’ áv )i€0útoy otrre TTaiSíoy oúS’ au eíg esa causa que ninguno de nosotros aguantaría estar borracho ni
rpúiy írtTo^eírneu eíyat 8iá TéXous <raTa> TÓy píoy. ser un niño hasta el fin de su vida.

101* 101
Aló 5f> to&to ral tó raSeúSetv t}8icn-oy péy, o¿x aípeTÓy 8é, rau Precisamente por eso, dormir es muy placentero, pero no
ÚTto9íó(ie0a wáoas tú raOcúSoim napoúaas Tas f|8oyás, 8ióti Ta es deseable, aunque le supongamos al durmiente la posesión de
\ikv Ka0’ mvQv (jiauTÓa^aTa ijieuSfi, Ta 8’ éypryyopóatu áXr)9f|. Sta-
todos los placeres, pues mientras las imágenes de los sueños
4>épei yáp oúSeiA TÚy áXXüjy tó ra0eú8ety kol tó éypqyopéyai TrXf|y son falsas, las de los despiertos son verdaderas. Y es que en
tü) Trjy <|>uxr|P tote péu iroXXcÍKis áXqBeúeiy, ra0eúSoyTO? S’ áel
ninguna otra cosa se diferencia el dorm ir del estar despierto
8Le4>eüa0ar tó yáp T¿y éuuwíwy elSwXóu écm Kal i|ieüSos átrau. más que en el hecho de que el alma reconozca a menudo la ver­
dad en el último caso, mientras que cuando uno duerme se
engaña siempre, pues lo que pertenece a los sueños sólo es ilu­
sión y una completa ficción16*.

IO S
102
Kal tó ({jeúyeLy Se tói' 0áyaToy tous ttoXXoíjs SeÍKVum, Tijy <})lXo- Y que la mayoría rechace la muerte muestra el deseo de
pá0€Lav Tf|s i|)uxf|s. <f>eviyei. yáp á pfi yiyyukjKei, tó OKOTÚSes Kal aprendizaje del alma, pues rechaza las cosas que no conoce, lo
tó pr) 8qXoy, cjjúaeL 8é 8uÓKeL tó <|>auepóu Kal tó yyucrróv. 8ló Kal
oscuro y lo que no se muestra, mientras que por naturaleza
páXLcrra tous oltíous f||XLi' toDtóv f|Xiou LSeiy Kal tó 4xSs , airroús
busca lo manifiesto y cognoscible. Y es por eso sobre todo por
4>a(ieu Seiy Ttpáu úireppaXXóuTüJs, Kal oépea9ai naTépa ral prjTépa lo que afirmamos que se debe honrar extraordinariamente a los
¿ S peyÍCTTujy áyaGúy aÍTÍous- aÍTioi 8’ eiaíy, ¿ s éoLKe, toD<J>poufj-
causantes de que veamos el sol y la luz163, y venerar al padre y a la
aaí tl ral iSeív. 8tá tó aírró Sé toDto ral xaípopey tols auur|0eaL madre, ya que son causa de nuestros mayores bienes; pues son
ral Trpáypaai Kal ái'GpaiTrois, ral <j)íXous toútous raXoíipeu tous
causa, como parece, de que podamos ver y comprender algo. Y
yvujpípous. SqXol ouu Taina oatjxjús on tó yvuxrnv raí <tó> tjxiyepóu por esa misma razón, gozamos de aquello a lo que estamos acos­
ral tó SíjXou áyatTTyróy é a n y el Se tó yumaroy ral tó oa«j>és, Srj-
tumbrados, tanto objetos como personas, y llamamos amigos a
Xou otl Kal tó yLyuaioKeLu áyayraLou ral tó <f>poveTy ópoíus.
cuantos nos son conocidos. Esto, pues, muestra claramente que
*** lo cognoscible, lo manifiesto y lo claro es amado; y si lo cognos­
103
cible y evidente lo es, queda claro que es necesario que también
Tipos 8 é to üto is , úiaTTep ém Tfjs oúaías oúx TÍ aÚTf| K ríjois lo sea conocer e, igualmente, tener sabiduría.
eyera tou Qx\v ral toü £r¡u eüSaipóyws Tols áyflfxÓTTois, oütio ra l
103
Fr. IOI: Iamb* Protr. 45 -2 5 " 46*7
*• FrT 103 . Iamb. JWr. 46-8 31 Pn Además, así como a propósito de la fortuna, no es igual
••• Fr, 103= Iamb. Freír. 4 6 .2 2 - 47-4 P- para el hombre la posesión que se tiene <sólo> con el fin de
112 ARISTÓTELES FRAQMEHTOS 113

ir€pi tfjpoLTÍaecos' olí Tfjs aírríjs, oipai, 5eópe0a irpóg T€ tó £f¡y |ió- vivir que con el fin de vivir feliz, así es también en relación con
VOV Kal TTpÓS TÓ £fjU KaXáis. TOLS (lév ouu TroXXotg TTOXXfl la sabiduría: no precisamos, pienso, de la misma <sabiduría>
anyyixjíiiTi toüto TrpdTxeiy eóxovTai péy yáp eiiSaipoyelv, sólo para vivir que para vivir bien16*. En efecto, la mayoría
áyairúCTL 8e xáy póuov SúuLJUTaL £qy ó a n s 8’ oíeTai pf| udvTa tiene muchas excusas para llevar el prim er tipo de vida, pues
Tpóiroy ínropéveiy avxó Sely, KaTayéXacrroy rj8r| tó |if) TTáyra ttóuov pretende ser feliz, pero se contenta si sólo es capaz de vivir. En
TToyetu Kal ttáaau ottou8t|V cnrouSáfeiy ó17(05 KnícniTaL TaÚTT|y cambio, quien piensa que no hay que pasar esta vida de cual­
Tqy <|>póuqaiv iyns yvcúaexaL TT]y áXqGeLay. quier modo, es ciertamente ridículo que no arrostre todo
esfuerzo y ponga todo su empeño para adquirir esa clase de
sabiduría que le llevará a conocer la verdad.

104.* 104.165
Pyoíri 8’ ay T15 tó a litó Kal diró TOÚTOjy, ei Oecopiíaeiey útt’ Uno puede conocer también lo mismo a partir de las
aíryáí TÓy áv0piÓ7T€ioy píoy. eúpqaeL yáp xa SoroDut' elyai peyáXa siguientes consideraciones, si contempla la vida humana bajo
Totg áy0p(Ó7TOLs TráuT* outo aiaaypa<{>íay, oQev Kal XeyeTai KaXtój una clarificadora luz. Descubrirá, en efecto, que todas aquellas
tó pr)8év eiuai TÓy dvOpumou Kal tó pqSey eiyai flépaiou Tíoy cosas que les parecen grandes a los hombres son mera aparien­
áyGpwmuüjy. tcrxús T€ yáp Kal péyeGos- Kal kóXXos yéXcog écrrl Kal cia; de ahí que se diga con justicia que el hombre no es nada y
oúSeuós á£ia, póvíos yáp Trapa tó pr|Séy ópay áKpi|&5 8ok6l eluaL que ninguna de las cosas humanas es permanente. Y es que,
TOLOUTOy. ciertamente, la fuerza, la envergadura y la belleza son ridiculas
y de ningún valor, pues parece que son tales sólo porque no
vemos nada con exactitud.

105 105
El yáp ti? éSúyaTo pxérreiy ó£ii KaGáirep TÓy AuyKéa (Jraaíy, 05 Pues si alguien pudiera ver de forma tan aguda como le
8ló Tííiy TOLxroy étópa Kal twu SeuSpoju, ttót’ áy e8o£ey eivaí Tiya atribuyen a Linceo'66, que veía a través de los muros y los árbo­
TT)y ói|Jiy áyeicróy, ópaiy el; dítoy auyéaTqKe kokíSu; irpal Se Kal 8ó- les, ¿podría parecerle soportable entonces la visión de una
£ai, Tá ¿j|Xoúpeya páXXoy T¿¡y XoLTrájy áSiriyrÍTOLi yépei ^Xuapta?* persona'67, si viera de qué vicios está compuesto? Honores y
T(Ji yáp KaOopáiUTi Twy áiSlcoy ti qXÍGioy nepl TaÚTa cmouSdCeLy. fama, cosas que envidiamos más que las demás, rebosan de una
tí 8’ €otl paKpóy t) tí TroXuxpóyLoy Tiíjy áyGptoTríy(oy; áXXá 8ló Tqy futilidad indescriptible, pues para el que observa algo de las
ripexepay áaGéyeiay, oípai, Kal <TT|y to0> píou ppaxÚTqTa Kal cosas eternas resulta necio interesarse por aquellas cosas. ¿Y
toOto (JiaíyeTaL ttdXú. qué es perdurable y duradero entre las cosas humanas? Es a
causa de nuestra debilidad, pienso, y de la brevedad de la vida,
por lo que incluso ésta parezca importante.
• Fr. 104.: Iamb- protr. 4 7 -5 -I2 P.
** Fr. 105: Iamb. Pmtr. 47.1a a i P-
114 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 115

IOSa 105a íes


B O E C IO , Consolación de la filosofía, 3.8: Y a decir verdad, aquellos
BOETH. Consol. 3.8: Iam vero qui bona prae se corporis ferunt,
que muestran con ostentación las bondades de su cuerpo, jen qué
quam exigua, quam fragili possessione nituntur. Num enim elephan-
exigua, en qué frágil posesión se apoyan! ¿Acaso podrías superar a
tos mole, tauros robore superare poteritis? Num tigris velocitate
los elefantes en tamaño o a los toros en fortaleza? ¿ O podrías ade­
praeibitis? Respicite caeli spatium, firmitudinem, celeritatem, el ali-
lantar a los tigres en velocidad? Fíjate en la extensión del cielo, en
quando desinile vilia mirari. Quod quidem caelum non his potius esl
su estabilidad y rapidez, y de una vez, deja de adm irar cosas sin
quam sua qua regitur ratione mirandum. Formae vero nitor ut rapidus
valor. Pues, sin duda, el cielo no es tan digno de ser admirado por
est, ut velox, et vernalium florum mutabilitate fugacior. Quod si, ut
estas cualidades como por la inteligencia que lo gobierna. En
Aristóteles ait, Lyncei oculis homines uterentur, ut eorum visus obs-
cuanto al esplendor de la figura, ¡qué pasajero es, qué breve, aún
tantia penetrare!, nonne introspeclis visceribus illud Alcibiadis super­
más fugaz que la mutabilidad de las flores primaverales! Ya que si,
ficie pulcherrimum corpus turpissimum viderelur? Igitur te pulchrum
como dice Aristóteles, los hombres tuvieran los ojos de Linceo, de
videri non tua natura sed oculorum spectantium reddit infirmitas. Sed
modo que su vista pudiera penetrar los objetos, ¿acaso no parecería
aestimate quam vultis nimio corporis bona; dum sciatis hoc quodcum-
feísimo aquel cuerpo de bellísima apariencia de Alcibíades, una vez
que miramini triduanae febris igniculo posse dissolvi.
observadas por dentro sus entrañas? Así pues, no te hace parecer
bello tu naturaleza, sino la debilidad de los ojos que te miran. Pero
considera con qué exceso deseas los bienes del cuerpo, cuando sabes
que todo aquello que vosotros admiráis puede ser deshecho con el
pequeño ardor de una fiebre de tres días.

106*
T í? av ouv e ís TaÚTa flXenun' oloito eiiSaípcui/ eivat icai 106
paKápLOS, o’i TTpüjrou eú0ü? <t>úaei auvéaTapev, KaGátrep cjiaaiv oí Por tanto, ¿quién, considerando estas cosas, pensaría que es
Tas TeXtTÓs XéyouTeg, ¿knrep av ém TL|iüjpí.g TrávTes'; toüto yáp feliz y bienaventurado, si todos estamos constituidos por natu­
Geíws oí ápxaLÓTepOL Xéyouat tó «|>ávai StSóvat tt|v iJjuxt)v ri(i- raleza desde muy al principio, según dicen los que pronuncian
tupíav icai Cw Tipa? ¿ ttí koXúoel peyáXwv Tivtüv ápapTT)páTtov. las iniciaciones169, como para un castigo? Pues los más antiguos
dicen que esto es divino, afirmar que el alma paga un castigo y
que nosotros vivimos como expiación de ciertas grandes faltas.
107
TTávu yáp rj aúCevfá? T010ÚT4) t iv í I olkc irpós tó aúpa rn? 107
(JiuXTÍ?- (íiaTrep yáp tou? év tt¡ Tuppqvíq <J>aoi paaaví£eiv En efecto, la unión del alma con el cuerpo parece algo
similar. Pues igual que afirman que los etruscos torturan
muchas veces a los condenados atando de frente, cara a cara,
• Fr. 106: lamb. /Voír 47 21-48 l2 P. cadáveres a los vivos, quedando así ajustado miembro con
** Fr. 107: lamb. fruir 48-2-9 P.
ii6 ARISTÓTELES FRAGMENTOS 117

TTOXXdKL? T0U9 áALOKO¡l€UOUS TTpoaS€GJi€lJOUTaS KOIT áVTLKpÜTOlS miembro, así también el alma parece estar extendida y adherida
C<üot veKpous áuTiTipoawTTous eKacrrov Tipos eicacrfov pepos npo- a todos los miembros sensibles del cuerpo.
aappóTTovTas, oütws élotKeu f) iJiuxt) SiaT€Táo0ai Kal iTpoaKe-
KoXAf|a9ai ttS oi toi? aloGriTticdis tou ouipaTos péXeaiv. 107a
C ic e r ó n , Hortensia, fr. 112 G rilli = S a n A G U STÍN , ContraJuliano,
107a 4.15.78: ¡Hasta qué punto opinaron mejor que tú, y de un modo más
C íe. Hortensius, fr. 112 Grilli =AUGUST. C. luí. Pd. 4..15.781 Quanto ergo ajustado a la verdad sobre el origen de los hombres, aquellos que
te melius veritatique vicinius de hotninum generatione senserunt quos Cicerón, como si fuera llevado e impulsado por la evidencia misma de
Cicero in eztremis partíbus Hortensii dialogi velut ipsa rerum evidenlia los hechos, evoca en los últimos párrafos del diálogo Hortensioi En
ductus compulsusque commemorat. nam cuín multa quae videmus et efecto, tras mencionar muchas cosas que vemos y deploramos acerca
gemimus de hominum vanitate atque infelicitate dixisset- «Ex quibus de la vanidad e infelicidad de los hombres, afirma; «Esas faltas y
humanae», inquit, «vitae erroribus et aerumnis fit ut interdum veteres miserias de la vida humana hacen que, a veces, aquellos antiguos adi­
illi sive vates sive in sacris initiisque tradendis divinae mentís interpretes, vinos o intérpretes de la mente divina que transmiten los ritos sagra­
qui nos ob aliqua scelera suscepta in vita superiore poenarum luendarum dos y las iniciaciones'70, que dijeron que nosotros hemos nacido para
causa natos esse dixerunt, aliquid vidisse videantur verumque sit illud quod expiar con castigos ciertos crímenes cometidos en una vida anterior,
est apud Aristotelem, simili nos affectos esse supplicio atque eos qui parezcan haber visto algo, y que sea verdad lo que está en Aristóteles,
quondam, cura in praedonum Etruscorum manus incidissent, crudelitale que sufrimos un suplicio semejante al de aquellos que en otro tiempo,
excogítala necabantur, quorum corpora viva cuín mortuis, adversa cuando caían a manos de piratas etruscos, eran asesinados con inge­
adversis accommodata quam artissime colligabantur: sic nostros ánimos niosa crueldad: sus cuerpos, los vivos con los muertos, eran atados
cum corporíbus copúlalos ut vivos cum mortuis esse coniunctos». dispuestos frente a frente lo más estrechamente posible; así nuestras
almas, ligadas a sus cuerpos, son como vivos unidos a los muertos»171.

107b IO7V71
C lem . A l . Protr. 1.7.4-5: Tó yüp TTouqpot' «al ÉpTTqcmKÓv Oqpíof yoq- C lemente DE A lejandría , Protríptico, 1.7.4-5: Pues el malvado y
TeOot> KaTaSouXoÜTai icai aÍKÍCeTat eioÉTi vw toüs át'úptáiTOus, époi. Bokélil reptil animal, al embaucarlos, todavía hoy somete y atormenta a los
PappapuaSs Tiptüpoúpefou, di vEKpois toüj aixpaXtóTous aw8eiv XéyouTai hombres, castigándolos, a mi parecer, de un modo bárbaro, como
aúpami', £<rr' ar aüróis ical uvoaanüaw. aquellos que, según dicen, atan juntos a sus cautivos con cuerpos
muertos hasta que se descomponen junto a éstos.

108
OüSet/ ow 0eíoi/ q paKdptov ÚTrdpxet toÍ s di/0püiiTois TrXf|v 108
¿Ketvó ye \iovóv afiou cnrouSfjs', oaou éoriv év qpíu uoD Kal Nada de divino o bienaventurado, pues, les pertenece a los
* Fr. Io S t Iamb. Proír 48.9-13 P.. hombres, excepto lo único que es digno de esfuerzo, lo que hay
n8 ARISTÓTELES
FRAGMENTOS ng

^poi/iíaeo)?- toOto yáp pói'oi' eotKev elvai tcSu qpeTépajt' áfláL>a-


en nosotros de entendimiento y sabiduría; pues esto es lo
tou kq'l póuou 0elot'.
único de nosotros que parece ser inmortal y divino173.
10 9
109
Kal irapa tó Tfjs1toioúttis 8in/dpew? Súi'aaGai KOtiwáv, koí-
Y por poder participar de una facultad semejante, la vida,
irep <3i> ó pío? a0Xios <j>úaei kq'l xaXeTrós', op.ws oímos1iikoL'ópri-
aun siendo por naturaleza miserable y difícil, sin embargo es
Tai x^pieimos (liare SoKeív Tipos tó aXXa 0eóv eívaL tóv
gobernada tan agradablemente, que el hombre parece ser un
át'Opunrov'.
dios en relación con los demás seres.

IIO
« * 0 K)D? yáp fipuju ó 0eós», [et0* ' Eppónpos eiT ’Ara^ayo-
Pues «e l entendimiento es el dios nuestro»174, [o Hermó-
'pas £LTT€ TOÜTO,] KOI OTl «Ó 0l/T|TÓS aLCüf (lépOS éxeL ^OÚ TLL-OS-».
timo o Anaxágoras dijo esto]I75, y también «la vida mortal con­
fj c()LXoao(l)r|Téoi/ oui' fj xaípeu/ eínoüaL Tai áruTéou éi/T€í)0ev,
tiene una parte de algún d ios». En conclusión, o hay que cul­
ti? tó áXXa ye Ttái'Ta (JjXuapía tls eoiKeu etvai ttoXXti Kal Xfjpos.
tivar la filosofía o hay que partir de aquí diciendo adiós a la
vida176, ya que todo lo demás parece ser de una gran futilidad e
insignificancia.

* Fr. 109’- Umb. Proír. 48.13-16 P.


** Fr. I I O : Iamb. Proír 48.16*21 P.

También podría gustarte