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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

¿Qué es la familia?
Por Marcelo Della Mora

La familia es, ante todo, un sistema vivo de vínculos afectivos entre los integrantes que
viven juntos. Sus lazos tempranos siempre dejan marcas en la subjetividad. Es considerada uno
de los grupos primarios de socialización porque brinda –a sus integrantes en general y a los más
pequeños en particular– los primeros contactos con el mundo, sus normas y valores –los
valores no se pueden enseñar, sí se pueden transmitir– para el ingreso a la cultura. En ese
sentido, la familia es un escenario privilegiado para la transmisión cultural de creencias y
códigos, en cada sociedad y en cada época. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define
la familia como “miembros del hogar emparentados entre sí, hasta un grado determinado por
sangre, adopción y matrimonio. El grado de parentesco utilizado para determinar los límites de
la familia dependerá de los usos a los que se destinen los datos y, por lo tanto, no puede
definirse con precisión en escala mundial."

La palabra familia deriva del latín famulus que significara siervo, esclavo. Tendría
también, cierta relación con el término fames que significaría hambre. Por lo tanto, podría
referir a las personas que se alimentan bajo un mismo techo. Según el Diccionario de la Real
Academia Española (RAE) tiene varias acepciones: a) Grupo de personas, emparentadas entre
sí, que viven juntas; b) Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un
linaje; c) Hijos o descendencia; d) Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o
tendencia común; e) Conjunto de objetos que presentan características comunes; f) Número de
criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa; g) Grupo numeroso de personas; etc.

¿De qué manera fue cambiando el concepto de familia en las últimas décadas?

La familia fue cambiando al compás de los seres humanos que forma(ro)n esas familias.
Fuimos educados y formados en otros modelos de familias con otros valores y otras
estructuras. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman, catedrático emérito de las universidades de
Leeds y Varsovia, habla de la modernidad sólida o el modelo disciplinario para referirse a las
estructuras sociales que se mantuvieron estables; los límites y estándares instaurados por las
mismas eran inalterables y hasta cierto punto también incuestionables. Precisamente la
sociedad occidental estaba compuesta por este tipo de instituciones rígidas donde se valoraba
lo perdurable, la unión, la tradición y la capacidad de comprometerse a largo plazo. Todas las
instituciones sociales como el matrimonio y la familia estaban creadas a partir de moldes que
no dejaban lugar para la improvisación. En la actualidad lo característico es precisamente lo
contrario: lo efímero, lo mutable y lo impredecible; desde la óptica de Bauman, asistimos a la
modernidad líquida.

El modelo patriarcal –y el patriarcado, instalado durante años como un paradigma–


deviene del pater familia romano que a su vez derivan de la estructura política griega
denominada la gens, de ahí los enormes poderes de un pater familia en Roma que hasta en la
antigüedad podía decidir sobre los designios de todos sus integrantes. Era el modus vivendi de
esa época. Cuando el imperio romano se agrandó y Roma se convirtió en una de las ciudades
más grandes, ese modelo de familia comienzo a cambiar radicalmente; el Emperador Augusto
hizo una ley para fomentar los matrimonios para que se casasen. Claramente allí había un
interés político para consolidar el modelo romano de familia y para poblar territorios
conquistados.

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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

De esa familia romana derivaron nuestras familias, aunque curiosamente los cambios
más significativos se han producido en los últimos cuarenta años, aproximadamente. Por
ejemplo, la Ley 23.515 de divorcio vincular es hace casi treinta años, de 1987. Las normas
escritas del Derecho positivo fueron reflejando una realidad social imperante, e intentaron (e
intentan) dar respuesta a demandas sociales. El (nuevo) Código Civil y Comercial de la Nación
es un fiel reflejo de ello.

En los grandes conglomerados urbanos modernos el modelo familiar paternalista hizo


crisis, de acuerdo con el sociólogo Manuel Castells, entonces fueron surgiendo otras
estructuras familiares: monoparentales, homoparentales, ensambladas con parejas, unidas en
segundas o terceras nupcias que conviven, no emparentadas, sino que su parentesco se basa
solo en la afinidad, y tantas otras formas de compartir ciertas aspiraciones y proyectos de un
futuro juntos.

¿En qué medida el lugar que ocupa un integrante dentro de una familia
determina su manera de pensar, sentir y actuar?

A la familia se le atribuye la influencia más temprana y persistente en la vida del ser


humano. El término que introduje al principio “grupo primario de socialización”, fue definido
por el sociólogo Charles Cooley (1964). Según el autor, la función de este grupo incide en la
construcción de la persona: “…me refiero a los caracterizados por la asociación y la cooperación
cara a cara (…) son primarios porque son fundamentales para la formación de la naturaleza
social y los ideales del ser humano”. Para ser considerado un grupo primario, deben darse 3
requisitos: 1) La proximidad entre sus miembros, el contacto continuo; 2) La cantidad mínima
de miembros integrantes; y 3) La continuidad y la estabilidad en la relación entre sus
miembros. Los sociólogos Peter Berger y Thomas Luckmann, por su parte, propusieron hablar
de socialización primaria y secundaria, siendo la primaria la más importante por la gran carga
emocional de los primeros años de vida y por la transmisión de roles, actitudes y valores de los
que los niños van apropiándose. La socialización primaria es la primera por la que el individuo
atraviesa y por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad, y la socialización
secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos
sectores del mundo objetivo de su sociedad. Los autores sostienen que "la internalización en
sentido general constituye la base para la comprensión de los propios semejantes y para la
aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social."

¿Familia o Familias?

En la actualidad, las prácticas y costumbres sociales sumadas a los avances de la ciencia


y las legislaciones vigentes, nos interrogan a la vez que nos brindan la oportunidad de ampliar
nuestras miradas hacia múltiples formas de ser familia, de realidades cotidianas en torno a
distintas modalidades de concepción, crianza y acompañamiento: familias monoparentales,
homoparentales, reproducción asistida, clonación, embriones congelados [“la protección del
embrión no implantado será objeto de una ley especial” dice al artículo 19 del Código Civil y
Comercial de la Nación], donación de esperma y óvulos, cirugías por reasignación de sexo,
maternidad subrogada, familias sustitutas que albergan temporariamente a muchos chicos
separados de sus padres por motivos de violencia, maltrato, abuso sexual o por el
cumplimiento de una condena, etc. Por eso preferimos hablar de las “familias”.

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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

En la asignatura Psicología del Desarrollo I y II nos interesa transmitir a los estudiantes


de la Licenciatura en Psicología que las familias siempre promueven vincularidades y
subjetividades, que son absolutamente singulares. Vínculo, del latín vínculum, viene de vincire y
significa: atar; representa el lazo, ligadura o atadura de una cosa con otra, y se aplica tanto a
cosas inmateriales como a “vínculos espirituales”. El vínculo debemos entenderlo como una
construcción teórica para representar la relación intersubjetiva (entre sujetos) cuya
permanencia, función y efectos son observables tanto por los sujetos partícipes como por un
tercero. Todo vínculo es una organización estable que representa tanto al sujeto, a la relación
que los une como a los efectos bidireccionales entre los sujetos vinculados; implica una
oportunidad para construir la experiencia de sí mismo y del otro a través de la incorporación, la
fusión y la separación. La noción de vínculo, es solidaria con el concepto de otro, por lo tanto,
es producto de toda interacción que se mantiene unida establemente en el tiempo. Vincularse
supone una interpenetración de mundos psíquicos, e implica alojar al otro con “su mundo” en
“mi mundo”. Interesa destacar una “distancia óptima” en los vínculos: ni demasiada separación
ni demasiada fusión; la angustia de vincularidad supone dos tipos de ansiedades: de
engolfamiento, cuando hay temor a la pérdida de autonomía; y de inexistencia, cuando hay
temor a inexistir para el otro.

Familia, entonces, supone vincularidad, pero no supone familiaridad. Aclaro: familia


supone amor y límites, protección, ternura, abrigo, cuidado, juego, educación; mientras que
familiaridad supone confianza, franqueza, intimidad y transmisión de modelos. Familia y
familiaridad debieran formar un todo, ¡aunque no siempre sucede! Cuando la familiaridad no
se da en las familias, hay que aceptar que sus hijos son “huérfanos funcionales”. En esos casos,
la familia no es la solución, sino el problema.

Emblemas, mitos y ritos: ¿qué son las transmisiones intergeneracionales


y transgeneracionales? ¿cómo se transmiten?

Las transmisiones intergeneracionales son pensadas y habladas entre abuelos, padres e


hijos; mientras que las transmisiones transgeneracionales se refieren a secretos, cosas
silenciadas, ocultas, prohibidas, lo no-dicho que atraviesan a los descendientes sin ser pensadas
ni “digeridas” ni procesadas o, para utilizar el término correcto: elaboradas, y por ello,
descargan –generalmente– en el cuerpo manifestándose como enfermedades, adicciones,
violencia, abuso…etc. El término generación proviene del latín generatĭo, que tiene diversos
significados, entre ellos engendrar (ingenerāre), y también: sucesión de descendientes en línea
recta, significado que se aproxima a la definición antropológica de familia: ‘unidad fundamental
de convivencia entre un grupo de adultos y niños’. Todos los vínculos se establecen a partir de
contratos mediante acuerdos y pactos inconscientes. Cada familia posee una historia mítica
que la constituye y una forma particular de transmitir contenidos psíquicos tanto hacia el
continuum generacional como hacia el linaje transgeneracional. Esto se ve influido por
generaciones anteriores, antepasados, ancestros. Lo que parece arcaico en la historia familiar,
retorna y se repite de manera traumática en cada generación, en forma de secretos: cual restos
fósiles inmodificables se transmiten a lo largo de la historia generacional como si fuesen
fantasmas que habitan criptas. Por lo tanto, se transmiten tanto los ideales, valores,
costumbres y tradiciones de la familia como así también el quantum de afecto de todo aquello
que no pudo ser elaborado en generaciones anteriores.

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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

¿Cómo se relaciona el microsistema familiar con el macrosistema social?

El microsistema familiar se retroalimenta permanentemente del macrosistema social:


decisiones políticas, económicas, sanitarias, sociales, etc., impactan directamente en la
cotidianeidad familiar, por esta razón en el entorno familiar se producen verdaderas
metamorfosis, tanto en cuanto los roles cambiantes de niños, adolescentes [en el Código Civil y
Comercial de la Nación se incorpora (art. 25) al adolescente entendiendo por tal al menor de
edad que cumplió 13 años] y adultos como los del adulto mayor. Yo siempre digo que cada uno
va construyendo su propia vejez, en cuanto a la pertenencia social, productividad,
independencia, autonomía y dignidad, las vicisitudes de la soledad, la jubilación, la eventual
viudez y la coherencia en el sentimiento de mismidad.

Hago mención a la jubilación, término que proviene de jubileo y significa alegría,


porque al principio quienes se jubilan suelen sentirse bien, alegres y contentos, sin embargo,
posteriormente puede comenzar un período depresivo como consecuencia de sentimientos de
vacío e inutilidad que suelen experimentarse.

La burocracia de la red social y asistencial muchas veces se presenta como un obstáculo


tanto para el entorno familiar como para el adulto mayor que se encuentra en un entramado
de gestiones, no siempre comprensibles, como es el arreglo de los papeles para cobrar sus
haberes jubilatorios o hacer trámites para cambiar el domicilio.

La diferencia fundamental entre ser un viejo y ser una persona que envejece es que el
primero actualiza todos los prejuicios sobre la senectud desde la actitud personal y egoísta; en
tanto que la segunda genera proyectos, da espacio y lugar a los deseos, vive en plenitud hasta
que termina su existencia. El deseo, me enseñaron los analistas con los que me formé, no
envejece… pero lo cierto es que los años se hacen sentir. Mientras haya deseos y proyectos hay
envejecimiento, una etapa más en el ciclo del devenir vital, cuando no los hay estaríamos
frente a la vejez.

El envejecimiento se relaciona con una concepción dinámica del tiempo vivencial:


Kairos. La vejez se vincula estrechamente con una concepción estática del tiempo cronológico:
Cronos. La experiencia de todo el curso de la vida es, como podrá apreciarse, individual. Cada
uno le va poniendo su propia impronta con las marcas que sólo pueden comprenderse en el
contexto sociohistórico, psicoafectivo y espiritual en el que se realiza.

En la asignatura Psicología Jurídica y Política, además de todos los conceptos


considerados, nos interesa poner sobre relieve en los estudiantes próximos a graduarse, la
importancia y la responsabilidad de la intervención temprana y oportuna del psicólogo en las
complejidades de las familias -con las singularidades territoriales- para que no encuentren en la
potencial judicialización la solución mágica de lo que no puede resolverse en y con las familias.

Ampliar estos puntos de vista resulta oportuno para pensar algunos vínculos cuyos
lazos se deterioran y de los cuales emergen algunos conflictos familiares. El contexto epocal
actual fue favoreciendo formas diferentes de ser familia cuyas construcciones no son
independientes de lo que van recibiendo del medio social, efecto –por ejemplo– de la mutación
de la economía y el mercado laboral, la inclusión de la mujer en el mercado remunerado de
trabajo fuera de su casa.

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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

Las nuevas tecnologías reproductivas permitieron a la mujer postergar la edad del


primer embarazo; la instalación social gradual de nuevos modelos, creencias, ideologías y
experiencias en torno de la pareja, el amor y la sexualidad, sobre todo la sexualidad de las
mujeres que ya no depende del matrimonio; la tecnología anticonceptiva moderna altamente
eficaz, sobre todo de manipulación femenina como son la píldora y el DIU, permite por primera
vez en la historia de la humanidad que las mujeres sean dueñas de su vientre, ello quiere decir
que tienen los hijos que quieren en el momento que quieren, y depende de ella, no de su
pareja.

Todo ello fue erosionando el patriarcado como modelo paradigmático de


ordenamiento, social en general y familiar en particular, con una consecuencia flagrante: una
crisis en los vínculos verticales, el desdibujamiento de la figura paterna fue invirtiendo una
tendencia histórica como la única cabeza de familia o jefe de la casa, ese impacto fue
desplazándose hacia otras formas vinculares más predominantemente horizontales.

El filósofo Guy Debord dijo, acerca de la condición contemporánea, “los hombres se


parecen más a su época que a sus padres”; en ese sentido los vínculos entre iguales parecen ser
el nombre de nuestra época. Por otra parte, la crisis de la familia nuclear burguesa –modelo
dominante durante mucho tiempo– conllevó la consolidación de un achicamiento de la
estructura familiar y como resultado una familia post-patriarcal con una superposición
compleja de roles, funciones y tareas sobre un círculo extremadamente limitado y
sobrecargado; en ese contexto no resulta difícil imaginar que esta situación produce nuevos
conflictos.

Afortunadamente, en el (nuevo) Código Civil y Comercial de la Nación ya no hablamos


de patria potestad sino de co-responsabilidad parental compartida. Se introducen los principios
que rigen la responsabilidad parental (interés superior del niño; la autonomía progresiva de los
hijos conforme a sus características psicofísicas, aptitudes y desarrollo; el derecho del niño a
ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta de acuerdo a su edad y grado de madurez)
(arts. 638, 639 y 640). Ser y/o hacerse responsable remite al conjunto de operaciones que
inventan al sujeto capaz de habitar un emprendimiento, sea este amoroso, vocacional, político
o financiero y/o terapéutico. Ser responsable es vivir una experiencia, habitarla en un espacio
con otro, inventarla; se trata de operaciones del pensamiento que suponen tomar la decisión
de configurarse dentro de una situación; consecuentemente, implica dar sentido a lo que es
hacer-junto-con-otro, construir-lo-común por oposición a lo propio Es una gran oportunidad,
por lo tanto, podernos plantear la responsabilidad en el encuentro con el Otro, como sujetos y
como ciudadanos somos responsables para el Otro y con el otro.

Entre otros cambios, también se incorporan las uniones convivenciales al derecho


positivo (norma escrita), las cuales se definen como la unión basada en relaciones afectivas de
carácter singular, pública, notoria, estable y permanente entre dos personas que conviven y
comparten un proyecto de vida en común, sean del mismo de distinto sexo (art. 509). Las
normas sobre matrimonio se corresponden al régimen de la Ley 26.618 de matrimonio
igualitario. El divorcio puede ser solicitado tanto en forma individual o en forma conjunta (art.
437). Se elimina la necesidad de invocar una causal impuesta de manera imperativa por el
Código (art. 438). Se regula el parentesco por naturaleza, por “métodos de reproducción
humana asistida”, por adopción y por afinidad (art. 529 y arts. 535, 536 y siguientes). Se
garantiza el derecho de comunicación de personas menores de edad, con capacidad
restringida, enfermas o imposibilitadas, cuyo cuidado se encuentre a cargo de otro, con sus
ascendientes, descendientes, hermanos y parientes por afinidad en primer grado (art. 555).

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En cuanto a la adopción, se rige por los principios de: interés superior del niño, respeto
por el derecho a la identidad, agotamiento de las posibilidades de permanecer en la familia de
origen o ampliada, preservación de los vínculos fraternos, derecho a conocer los orígenes,
derecho a que su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez, siendo
obligatorio requerir su consentimiento a partir de los diez años (art. 595). Se introduce un
nuevo tipo de adopción: la denominada de integración en la que se mantiene el vínculo
filiatorio y sus efectos entre el adoptado y su progenitor de origen (art. 619, inc. c, art. 630 y
siguientes).

Se incorpora el “progenitor afín” y se entiende por tal al cónyuge o conviviente que vive
con quien tiene a su cargo el cuidado personal del niño, niña o adolescente (art. 672). También
se incorpora un nuevo título referente a procesos de familia, en el cual se incluyen: principios
de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad,
reserva e interés superior del niño (arts. 705 y 706). Inclusive se contempla la participación de
niños, niñas y adolescentes y personas con capacidad restringida y su derecho a ser oídos en
todos los procesos que los afectan directamente. Su opinión debe ser tenida en cuenta y
valorada según su grado de discernimiento y la cuestión debatida en el proceso (art. 707).

Por otra parte, los menores de edad tienen derecho a ser oídos en todo proceso judicial
que les concierne, así como a participar en las decisiones sobre su persona (art. 26). En
situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales, pueden intervenir con
asistencia letrada. Asimismo, se consideran justos motivos, y no requieren intervención judicial,
el cambio de prenombre por razón de identidad de género y el cambio de prenombre y apellido
por haber sido víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión del
estado civil o de la identidad (art. 69).

Marcelo Della Mora


Psicólogo Clínico y Forense, Epidemiólogo (UBA).
Profesor Asociado de las asignaturas Psicología de Desarrollo I y II, y Psicología Jurídica y Política de la
carrera de Psicología (UK).
Coordinador del ciclo sobre Salud Sexual y Reproductiva en el Hospital Infanto Juvenil Tobar García.
Directivo de SASIA Sociedad Argentina de Salud Integral del Adolescente.
Se desempeña como Investigador científico, becario concursado, como director de proyectos vinculados
con: salud sexual y reproductiva (SSR) infantojuvenil; problemáticas asociadas con maltrato, violencia y
abuso sexual; criminología, derecho penal y derecho sanitario.

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Neoparentalidades: ¿“familia” o “familias”?

Investigación científica de campo:

Actualmente dirijo un estudio meta-analítico cuyo principal objetivo es analizar las


representaciones sociales de las neoparentalidades en adolescentes y jóvenes de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. La denominación exacta es “Representación social de la familia en
relación con las neoparentalidades. Estudio exploratorio en adolescentes, escolarizados, de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)”.

En la primera etapa de la investigación se incorporan herramientas de la vertiente


cualitativa de la metodología de las ciencias sociales para contar con información prima fascie
desde el punto de vista de los protagonistas de la temática a investigar, ya que el entorno
familiar tiene importantes repercusiones en la subjetividad.

Para poder evaluar la calidad del concepto operativo de familia, trabajo desde el inicio
con dicho concepto con el mismo tratamiento de una hipótesis de trabajo, ya que su carácter
simplificador es tanto una virtud cuanto un defecto. Intensas discusiones en el marco de la
identidad de género autopercibida -entre otras- ponen de relieve la urgente necesidad de
analizar, explorar y describir supuestos asignados en el imaginario colectivo a conceptos
rígidos.

Las denominadas “neoparentalidades” son, en la realidad, prácticas sociales que han


existido siempre; lo “neo” es la legalidad jurídica que da marco y protege esos usos y
costumbres, y fundamentalmente las “cabezas” desde las que son pensadas todas las formas
de ser familia.

CV resumido: http://bit.ly/1TOooAy

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