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ISSN:2254-917X
ACOMPAÑANDO EL DUELO.
Lourdes Martínez Pérez 1,2.
Correspondencia. loumape@gmail.com
RESUMEN
Frankl, da testimonio de la fuerza opositora del espíritu, aquella que se resiste en el campo a la
destrucción y se orienta en la libertad a la realización del sentido de la vida 1.
PALABRAS CLAVE:
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INTRODUCCIÓN.
El duelo es un proceso natural de la vida y todas las personas pasamos por el dolor de una
pérdida en alguna ocasión, dada nuestra característica humana de vulnerabilidad y de finitud.
El duelo es un camino que empieza a hacerse con dolor, aflicción y sufrimiento por la pérdida
significativa y valiosa. Es un proceso activo que invita a mirar la herida que nos ha dejado la pérdida y
hacer que poco a poco pueda ir sanando. “El doliente madura desde el duelo hacia una forma nueva y
más “clarividente” de su ser.” 3. El camino se recorre con diferentes emociones, rebeldía, miedo,
angustia…que se van transformando en aceptación y crecimiento, desde la conciencia de que el amor
nunca se pierde, de que el amor sobrevive.
El amor sobrevive y cada persona en su unicidad, tiene que dar su respuesta personal ante ese
suceso inevitable que le ha puesto el destino delante, en un momento puntual de su vida.
Acompañar en el proceso de duelo es estar en el dolor del otro, respetar sus tiempos, ser
testigo de su llanto, de su silencio, sin consejos, sin frases tópicas, sin juicios ni prejuicios. Acompañar,
es mirar juntos hacia ese espacio libre y ver las capacidades que nos son propias a las personas, es
revisar la mochila existencial y echar la vista atrás siendo agradecidos.
“El artista, antes de dar por finalizada su obra, tiene que separarse de ella para, desde la
distancia, poder observarla, juzgarla y perfeccionarla” 5.
El acompañamiento debe tener un carácter empático ante la necesidad de una persona de ser
escuchada de forma cercana, paciente y respetuosa.
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Lourdes Martinez Pérez.
El acompañamiento está inmerso en una sociedad que en muchas ocasiones sólo ofrece ruido,
activismo, consumismo y diversión y que no tiene ganas de pensar en el sufrimiento del otro, que,
ante esto, solo siente vacío y soledad.
La calma, el silencio y la atención plena son necesarias para desplegar las alas del espíritu. Son
momentos de encuentro con la fe, entendida ésta en términos generales, para responder ante estas
experiencias límite. Hay personas predispuestas a los pensamientos negativos que pueden poner en
marcha emociones disfuncionales, por lo que hay que reorientar para que miren hacia el mundo de la
posibilidad, de la confianza en sí mismos y en la vida. Es un encuentro con las tareas llenas de sentido,
que el doliente debe ir descubriendo a pesar de su dolor, sin quedar atrapado ante los porqués y ante
tantas preguntas erróneas.
Podemos orientar en los conflictos que van surgiendo en el proceso y ayudar a construir
imágenes positivas en medio de esa realidad existencial. Se trata de ir aprendiendo a discernir lo
espiritual y trascendente que existe en el corazón humano.
Siempre existe un camino para encontrar lo significativo y valioso de la vida. Se debe iniciar el
acompañamiento siendo conscientes de que es un camino que no libera del dolor de la pérdida, pero
sí que ayuda a dar respuesta personal ante el destino, ante un momento determinado de la vida.
Tiene su tiempo…
(Eclesiastés)
Desplegar las dimensiones del ser humano de la mano de Viktor E. Frankl es darnos cuenta de
que por encima de la satisfacción de una necesidad está el deseo de satisfacer el sentido. Es reconocer
que el hombre es su propio determinante sin dejar de concebir los mecanismos biológicos,
psicológicos y sociales. Viktor E. Frankl enfatiza una tercera dimensión que es la que nos caracteriza
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Acompañando el duelo.
como seres humanos, la dimensión espiritual, desde donde el hombre es libre de hacer algo ante
aquello que le está condicionando.
Por tanto, es importante conocernos bien, para saber que nuestras acciones no son reacciones
automáticas, sino que son decisiones personales que pueden desafiar al destino y situarnos en un
horizonte de sentido y descubrir que somos libertad y responsabilidad, voluntad de sentido y
conciencia. La libertad humana es la decisión hacia un acto responsable, decisión que va a ir
configurando una personalidad con la que va tomar postura en el mundo.
“Lo que la vida nos ofrece es irrelevante: alegría o dolor, afecto o rechazo, elogio o crítica. Lo
relevante siempre es nuestra forma de reaccionar a todo esto y lo que sale de nosotros. Lo esencial es
la respuesta que damos a un suceso, ya sea este edificante o decepcionante, una respuesta que
nosotros mismos debemos determinar y de la que debemos responsabilizarnos” 6.
La logoterapia es una de las mejores compañías en este camino existencial del sufrimiento, al
abrirnos ventanas de sentido y proporcionarnos una red de confianza y de posibilidades, donde
descubrir valores que nos puedan conducir hacia una vida más plena. Se trata de ir iluminando el
camino en el que el mismo sufrimiento nos conecta con el sentido.
El espíritu toma postura, para contrarrestar los desórdenes emocionales que se puedan
desarrollar. Son las alas de lo espiritual las que nos permiten tomar distancia de los síntomas
psicofísicos propios del ciclo neurótico.
Nuestra libertad no es “de algo”, sino “para algo”, siendo entonces conscientes de nuestra
responsabilidad, sintiéndonos co-creadores de nuestra vida. Debemos salir de nosotros mismos y
dejar de ser el centro de nuestro pensamiento.
“La libertad o la libre elección se alojan en el interior de los límites y no fuera de ellos. La libertad
consiste en emprender algo con o sin ganas, esperanza, ánimo o ayuda a los demás. La libertad
significa decir sí a algo, por o a pesar de la calidad de ese algo” 7.
Es importante promover propósitos y tareas para ayudar a caminar por esa difícil senda, siendo
conscientes de los momentos sencillos y bellos que hay fuera y dentro de nosotros mismos,
conociendo bien los recursos internos con los que contamos.
Es muy importante en el duelo, no quedar atrapados en una emoción, sino poder llegar a la
serenidad del amor y de la paz. De esta manera el sufrimiento irá transformándose poco a poco en el
plano de la conciencia.
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“Su fe en el sentido incondicional de la vida y en la necesidad de que exista una causa o el amor
más allá de uno mismo abandonaban las esferas teóricas para alcanzar los lejanos territorios de la
convicción personal. No entendía por qué se le había permitido sobrevivir a todo aquello, pero se dijo
que aprovecharía al máximo la vida que le quedaba, tanto le daba que fuera corta o larga” 8.
El duelo se hace, es un deber en la vida de las personas afrontar las dificultades, con confianza,
fortaleza, serenidad, esperanza o paciencia. No se trata de ahogar las penas, ni hurgar en las heridas,
sino que se trata de enfrentarse al sufrimiento con valentía, de buscar alternativas al sentimiento de
víctima, de asumir responsabilidades, de no huir. Los sentimientos son adaptativos y nos permiten
percibir y entender lo que es la compasión, la solidaridad, el afecto, la tristeza, la alegría…
La respuesta que debemos dar a la vida ha de ser creada por nosotros mismos y por tanto
debemos hacer un camino de sensibilización y conexión con los sentimientos, con el corazón,
recordando que la vida tiene sentido siempre, bajo cualquier circunstancia Y que somos dueños de
una voluntad de sentido. Nuestra conciencia es intuitiva y creativa y te lleva a “hacer” algo…
Existe siempre una oportunidad para liberar los sentimientos y descubrir un sentido en el
sufrimiento al ser capaz de trascenderlo.
“La logoterapia es la sanación a través del sentido o sentirse completo a través del sentido” 9.
Hay que vivir las crisis desde la posibilidad de sentido y crecimiento, eligiendo actitudes de
apertura, de aprendizaje, de confianza y valentía, haciendo un trabajo personal profundo.
Existe una nueva identidad en la persona que está atravesando un duelo, un antes y un después
de liberar esos estados emocionales y de crear espacios de reflexión, de autoconocimiento y
autocuidado, facilitando la creación de un dialogo interior constructivo.
Es importante contemplarnos existencialmente, mirar lo que somos y para lo que somos y crear
un nuevo vínculo del amor que creíamos perdido, porque el amor nunca muere.
El ser humano puede auto distanciarse y autoevaluarse y puede evitar ser determinado por los
sentimientos, identificando las pérdidas, pero también siendo consciente de las ganancias, siendo
agradecido por los días bellos, sin perder la alegría y el sentido del humor en ninguna circunstancia.
“Las pérdidas hacen aumentar la tensión física y mental. Los músculos y emociones entran en
tensión, los vasos sanguíneos y los horizontes se estrechan, los mecanismos de control se apagan y los
ataques de pánico hacen su aparición…La risa relaja de golpe los músculos y emociones y ensancha los
vasos sanguíneos y horizontes, ahuyenta los fantasmas del pánico y nos devuelve el mínimo de
soberanía que necesitamos para seguir con los pies en el suelo pase lo que pase. La risa es una
verdadera medicina” 10.
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Acompañando el duelo.
Debemos ser conscientes de que nadie puede proporcionar sentido al otro. Que hay que buscar
el sentido en los valores de actitud cuando ya no se pueden vivir otros valores.
Cualquier pérdida significativa nos saca del automatismo para conducirnos hacia la autonomía y
la autotrascendencia, dejando a un lado nuestra individualidad para ir al encuentro del otro, de lo otro
y del mundo, porque vivir es entregarse a algo lleno de sentido…
Acompañar es sostener mientras el dolor no permite, a veces, ni respirar con normalidad, es dar
un mínimo de luz ante tanta oscuridad.
“En ningún caso se trata de lo que todavía tenemos que esperar de la vida, sino de lo que la vida
está esperando de nosotros” – Frankl 11.
REFERENCIAS.
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Lourdes Martinez Pérez.
11.Lukas E. Paz vital, plenitud y placer de vivir. : Paidós. Barcelona. 2001: p. 118.
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