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Presentan temas, contenidos y mensajes diferentes pero complementarios. Llegan a nosotros como un
solo libro, en el que Dios se nos presenta como un Dios amor, amigo y salvador nuestro.
1.2. LAS DOS GRANDES PARTES DE LA BIBLIA Y LOS GRUPOS DE LOS LIBROS BÍBLICOS
El Pentateuco o la Ley.
Los Evangelios
Las Cartas Apostólicas: las de San Pablo, la de hebreos y las llamadas Cartas Católicas.
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¿Por qué le llamamos Antiguo y Nuevo Testamento? Cuando hablamos de “testamento”, no
estamos pensando en el inventario que alguien hace de sus bienes para heredárselos a sus familiares al
morir. La palabra “Testamento” en la Biblia hace referencia a “alianza” o “trato”, el que Dios ha hecho
con nosotros, que es un pacto de amor.
El Antiguo Testamento nos habla de la alianza de Dios con su pueblo Israel, mientras el Nuevo
Testamento se refiere a pacto o alianza entre Jesucristo y su Iglesia. El Nuevo Testamento completa el
Antiguo y lo supera, porque Cristo mismo es su centro y su cumplimiento.
Los cristianos veneramos la Biblia completa, Antiguo y Nuevo Testamento, como Palabra de Dios
inspirada. La Biblia tiene a Dios como su Autor principal, pero son seres humanos quienes han puesto
por escrito esta Palabra de Dios, el autor principal, guía al escritor sagrado para consignar sólo lo que Él
quiere que se escriba. La misma Biblia, en 2 Ped 1, 20-21, afirma que: Los hombres de Dios hablaron
movidos por el Espíritu Santo.
Pero si los autores literarios son personas tan humanas como nosotros,
¿Cómo sabemos que no se equivocaron al escribir?
Por consiguiente, la INERRANCIA se refiere a las verdades de la fe, no a las ciencias ni a las formas
como los autores sagrados vieron el mundo.
La Biblia no fue escrita de una sola vez. Sus diversos autores la fueron escribiendo poco a poco. Pasaron
años y siglos entre un libro y otro. El libro de Isaías no fue redactado por un solo autor, sino por varios, ya
que los capítulos 40 al 55 fueron escritos por un profeta anónimo, que llamamos SEGUNDO ISAIAS. Los
capítulos 56 al 66, por otro autor, al que llamamos TERCER ISAIAS. No todas las cartas de San Pablo
fueron escritas por él, sino por autores diversos.
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Al respecto, el Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Divina Revelación (11) enseña que:
En la composición de los libros, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus
facultades y talentos. De ese modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores
pusieron por escrito todo y tan solo lo que Dios quería.
El Autor principal es Dios, y los autores literarios vendrían a ser autores secundarios, pero no por eso
menos importantes, por cuanto Dios intervino de una forma especial en estas personas. por eso
afirmamos que LA BIBLIA ES INSPIRADA. Se trata de un influjo divino especifico, positivo en la mente
de los autores, de tal profundidad y eficacia, que la obra escrita tiene al ESPIRITU SANTO COMO
AUTOR PRINCIPAL. Sin embargo, los autores humanos no son “secretarios” o “escribientes”, a quienes
Dios dictó y ordenó escribir determinada cosa, ya que no lo hicieron mecánicamente, sino que pusieron
su libertad, su inteligencia y su capacidad para redactar. Ocurrió, de esta manera, una interacción entre
Dios y el ser humano. De esa interacción brota el Libro Santo que es la Palabra de Dios.
Hemos de acudir al texto sagrado con reverencia y veneración, estimando la Palabra de Dios como
alimento de nuestra vida espiritual, como luz en nuestro camino (Salmo 119, 105).