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COLEGIO PÍO XII PAZ Y VERDAD

TRUJILLO

FUENTES DE LA REVELACIÓN: BIBLIA Y TRADICIÓN


La Sagradas Escrituras (Biblia) y la Sagrada Tradición son las dos fuentes de la revelación, para
nosotros, cristianos católicos, y es lo que nos distingue de nuestros hermanos protestantes. Más aún,
ambas constituyen el Único Depósito de la Fe, confiada a la Jerarquía Eclesiástica, auténtico
interprete de lo que ellas nos ofrecen.
La palabra revelación significa literalmente “quitar el velo a algo, manifestarse, dar o darse a
conocer”. Así, pues, cuando hablamos de revelación estamos refiriéndonos al hecho de que Dios se
manifiesta, se da a conocer a través de hechos y palabras en la historia. Esta es la historia de la
salvación. Con razón Eduardo Arens la define: “…el conjunto de manifestaciones de la presencia de
Dios en la historia del hombre, mediante las cuales él se da a conocer y el hombre puede conocerle
a él y sus designios. La revelación más clara y explícita se dio mediante la venida histórica de
Jesucristo. Él es plenitud de la revelación.”

Nos resulta difícil conocer a Dios porque no lo vemos. Pero, Él, en esta revelación habla a los
hombres como amigos, movido por su gran amor, y mora con ellos para invitarlos y recibirlos en su
compañía. Esta revelación, para nosotros los católicos, tiene dos fuentes: las Sagradas Escrituras
(Biblia) y la Sagrada Tradición; ambas constituyen un único Depósito de la fe.

1. LA BIBLIA: Definimos a la Biblia como al conjunto de libros inspirados por Dios, en los cuales Él
se revela al hombre para salvarlo. Desde el punto de vista temático, la Biblia no es tanto una
colección de verdades eternas como un conjunto de testimonios multiformes de la relación de
diálogo entre Dios y el hombre, relación histórica y humanamente vivida. Así, no es un conjunto de
datos informativos, sino testimonios de vidas vividas. Como define Eduardo Arens: “La Biblia es
un conjunto de escritos que son el producto y el testimonio de la vida de un pueblo (Israel / AT)
y de una comunidad (cristianismo / NT) en diálogo con Dios. Son testimonios de la fe de esos
hombres, fe vivida en un mundo real, el de su época, en el oriente medio.”

La Biblia más que un libro es un conjunto de libros. Pues, si miramos su etimología que viene
del griego “Ta Biblia”, significa “Los Libros”. Así, pues, es una colección de libros, reunidos en una
sola encuadernación. Primero, cada libro existió como entidad autónoma, luego, con la aparición de la
imprenta se recopilan en un solo libro. Concluimos: la Biblia más que un libro es una verdadera
biblioteca.

Debemos dejar en claro que no todos los libros fueron escritos al mismo tiempo. Entre los
libros más antiguos y los más recientes, pasaron más de mil años. Cada libro responde a una
situación diferente. Con todo lo que supone de cultura, mentalidad, formas de expresión literaria,
lenguaje. No todos tienen el mismo nivel de cultura y profundidad. Los libros más antiguos, en
contraste con los más recientes tendrán ideas más antiguas o primitivas que las recientes.

En cuanto al orden en el que se encuentran dispuestos los escritos en la Biblia, no es el orden


en que se compusieron. El orden, en que se pusieron más tarde, en la colección, ha sido por afinidad
o semejanza de temas, por ejemplo, todos los profetas juntos, los libros históricos unos tras otros, etc.

Además, debemos conocer que no todos los escritos son del mismo género literario. Usted
observará que hay libros de historia, hay profetas, hay salmos, hay proverbios, hay cartas (cada uno
es un género diferente) por mencionar los más obvios. Si usted es más atento y se pasea por los
mismos libros encontrará muchos más: poemas, genealogías, parábolas, refranes, discursos, himnos,
etc. Un género literario es una manera de expresarse con un propósito: informar, entretener, ordenar,
invitar, etc. Por eso, no todos se deben leer y entender literalmente. Así, antes de aventurarse a
interpretar es recomendable informarse del género literario del libro o incluso del pasaje.
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Una cuestión fundamental es que, como los libros se escribieron hace tanto tiempo (entre dos
mil y tres mil años) y en otra cultura (en el Oriente Medio) es lógico que encontremos términos, frases,
conceptos que son extraños para nosotros. Ellos no pensaban ni hablaban como nosotros. Un
diccionario de Biblia puede ayudar a aclarar algunos de estos.

Una observación final (que puede perturbar a muchos) es que el escritor redactó su obra
teniendo en mente aquellos que la leerían, sus contemporáneos y quizá algunas generaciones más.
No escribieron pensando en nosotros. Por eso no hablan de nuestros problemas sino de otros, que no
son los nuestros. Sin embargo, en medio de todas las limitaciones humanas Dios inspiró al autor
bíblico para que comunicase sin error su mensaje de fe. Tengamos en cuenta que al hablar de autor
estamos entendiendo a todos los que intervinieron en la confección del texto, desde la tradición oral
hasta quedar fijado por escrito.

Cuando decimos que la Biblia es un “libro inspirado” estamos diciendo que es: (1) La
comunicación (2) por iniciativa divina (3) al hombre (4) de algo vital, vivencial. Como se observa se
trata básicamente de una comunicación de Dios a los hombres, y no a un libro. Toda explicación de
inspiración debe cubrir el proceso comunicación, con sus implicaciones, especialmente la pregunta
por la garantía de que lo transmitido ha sido correctamente interpretado a lo largo del tiempo hasta su
puesta por escrito.

La Biblia es, pues, comunicación divina en lenguaje humano. Es literatura –literatura sagrada,
si- pero literatura. Podríamos definir a la Biblia como un conjunto de expresiones de vida, testimonios
históricos de vivencias de fe. La inspiración bíblica es un carisma o don de Dios a los “Autores” (desde
la tradición oral hasta la fijación por escrito), que les guiaba de tal modo que reconociesen,
comprendiesen, e interpretasen determinados acontecimientos y vivencias en su dimensión
reveladora (acerca de Dios y de su voluntad) y los comunicasen correcta y adecuadamente a su
auditorio para su edificación y orientación en la fe a lo largo del tiempo, por el camino que conduce a
la salvación, y atrajese a otros a la comunidad de creyentes.

La Biblia es “Palabra de Dios” expresada en palabra de hombres. Decir que la Biblia es


Palabra de Dios significa que esos viejos libros todavía nos pueden decir algo de parte de Dios.
Significa que contienen mensajes de Dios válidos para nosotros (pero no todas las palabras al pie de
la letra, ni todas las Leyes). Por eso los cristianos meditamos la Biblia tratando de entender el
mensaje, la idea de parte de Dios que todavía valga para hoy en los textos que leemos. Ese mensaje
es el que hay que descubrir: es la Palabra de Dios para nosotros hoy.

REVELACIÓN ORAL Y TRADICIÓN ECLESIAL

Para entender la relación que hay entre revelación oral y tradición eclesial es necesario
conocer el proceso que siguió la revelación: la revelación histórica o acontecida se trasmitió y pasó a
ser revelación testimoniada o trasmitida, es decir se convirtió en Tradición, primero, en su forma oral,
antes que se escribiese un solo renglón. Posteriormente, se puso por escrito, para uso en las
comunidades.

Ahora bien, cuando hablamos de Tradición eclesial se está hablando de aquella que se
desarrolló después del acontecimiento Jesucristo y, más concretamente, se habla de la Tradición que
se desarrolló a partir de los escritos del Nuevo Testamento.

Por Tradición se entiende, pues, a un conjunto de prácticas y costumbres (p. ej. ritos,
vestimentas), de conceptos religiosos tradicionales (p. ej. el limbo, las indulgencias y también
pronunciamientos oficiales del magisterio), todos los cuales son producto de una institución o
desarrollos teológicos que no siempre tienen un fundamento bíblico y a los que se les ha dado un
peso normativo.
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La Tradición es entendida
como un conjunto de cosas o contenidos que van más allá de lo
expresado en la Biblia y que en cierto modo vendrían a complementarla, a darle un desarrollo
posterior.

La Tradición como comunicación continuada nos lleva hasta los evangelios y a través de ellos
a la tradición que le precedió que nos lleva hasta Jesucristo mismo. Veamos en un esquema el
proceso que siguió:

Revelación Revelación 1º Trad. oral


Histórica Testimoniada
2º Trad. escrita

Posteriormente, se puso por escrito, para uso en las comunidades. Y ulteriormente su interpretación y
actualización para los nuevos creyentes. Es decir, la Tradición precede a la Biblia y luego continuó,
cuando esta se cerró con la muerte del último apóstol, Juan.
REVELACIÓN TRADICIÓN ORAL BIBLIA

T R A D I C I Ó N
Comunica la Revelación
Por la Tradición se va conociendo más a fondo la Biblia y se hace siempre Palabra que da vida
y es eficaz. Tradición y Biblia están íntimamente unidas no se pueden separar. Constituyen un único
depósito de la fe. Ambas tienen el mismo origen: Cristo, los Apóstoles y la Comunidad Cristiana.
Ambas tienden al mismo fin: la salvación. Lo que no puede hacer la Biblia, lo hace la Tradición, esto
es: conserva, explica y difunde la Palabra de Dios.

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