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ISAE UNIVERSIDAD

SEDE METETI

LICENCIATURA EN DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

TITULO

EL DERECHO EN EL PERIODO IMPERIAL

DERECHO ROMANO

ELABORADO POR:

YAMISELIS GUAINORA 5-715-17

GRUPO: MEDER#2-21

PROFESOR:

LUIS MITRE

FECHA DE ENTREGA: 26/6/2021

ÍNDICE

1
Introducción……………………………………………………………………3
Contenido……………………………………………………………………..4 -12
Conclusión………………………………………………………………........14
Anexos………………………………………………………………………..15
Referencias Bibliográficas…………………………………………………..16

INTRODUCCIÓN

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El Proyecto trata principalmente del Derecho en el Imperio Imperial.
Su características, formas en que

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EL DERECHO EN EL PERIODO IMPERIAL
La reorganización del Imperio, comenzada por Diocleciano, continuó durante el
reinado de Constantino y acabó en tiempo de sus sucesores.
El Imperio romano tenía aproximadamente la misma extensión que a la muerte de
Augusto.
El Bajo Imperio Romano es el período histórico que se extiende desde el ascenso
de Diocleciano al poder en 284 hasta el fin del Imperio romano de Occidente en
476. Tras los siglos dorados del Imperio romano, comenzó un deterioro en las
instituciones del Imperio, particularmente la del propio emperador.
Había perdido el territorio de la orilla derecha del Rhin, adquirido en el siglo I la
Dacia, conquistada por Trajano, las provincias quitadas al reino de los partos.
De las conquistas de los emperadores no le quedaba más que la Bretaña, es
decir, aproximadamente la Inglaterra actual.
Excepto la Bretaña, los límites del mundo romano eran como en la época de
Augusto: al este, el Océano; al norte, el Rhin y el Danubio; al este, el mar Negro,
la Armenia, el Eufrates y el desierto de Siria; al sur, el desierto de África.
A fines del siglo IV, todos los habitantes del Imperio se llamaban romanos.
El Imperio estaba dividido en 117 provincias, cada una con un gobernador llamado
praeses, excepto en Italia, donde se llamaba corrector.
Varias provincias estaban reunidas en una diócesis, cada una con un vicario
vicarius. Eran grandes regiones, como la Galia, España, Bretaña, Iliria.
Ya no había un prefecto del pretorio único, se habían creado cuatro que se
repartían el Imperio.
Cada uno tenía su territorio que llevaba un nombre único. Por ejemplo, el prefecto
del pretorio de las Galias tenía las tres diócesis de la Galia, España y Bretaña.
Estos funcionarios ya no ejercían poder alguno sobre los soldados. Los ejércitos
eran mandados por duques y condes, establecidos en las provincias fronterizas.
Los dos jefes superiores eran el maestre de la caballería magister equitum y el
maestre de la infantería magister peditum.
Toda esta organización nos es conocida por una especie de almanaque oficial
hecho por el año 419, la Notitia dignitatun et potestatum tam civilium quam
militarium in partibus Orientis et Occidentis.
Cada dignatario, cada gobernador, tiene en él su artículo espacial, precedido de
un dibujo que representa sus insignias o las plazas fuertes de su provincia.

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CONSTITUCIONES IMPERIALES

Las Constituciones Imperiales o leges eran las normas jurídicas emanadas de los


emperadores, las que adquirieron gran primacía, sobre todos los edictos, durante
el Bajo Imperio o Dominado, período iniciado con el reinado del emperador
Diocleciano en el año 284 hasta el año 565, donde el emperador estaba investido
de poderes divinos. Es un dominus, que significa dueño, amo o señor. En el Bajo
Imperio, el emperador se halla investido de potestad legislativa, y las
Constituciones Imperiales fueron la única fuente de derecho.

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CLASES DE CONSTITUCIONES IMPERIALES

1. Los edictos: Estaban destinados al principio a una provincia o municipio, y


luego adquirieron la calidad de ordenanzas permanentes, principalmente
sobre temas de Derecho Público (administrativo, procesal o penal)
generales o en algunos casos, particulares, encabezados con el nombre
del emperador, dirigidas al público en general, pero a través de algún
funcionario. Subsistieron con gran poder en el Dominado, como única
fuente de Derecho.

2. Los mandatos: Eran instrucciones destinadas a los funcionarios del


Imperio, sobre todo a los Gobernadores de provincia. Por ejemplo, a éstos,
por medio de un mandato se les prohibió contraer matrimonio con mujeres
domiciliadas en su jurisdicción. En el Dominado se transforman en meras
instrucciones para el mejor desempeño de sus servicios a través de
resoluciones generales.

3. Los rescriptos: Los emitían los emperadores en respuesta a consultas


jurídicas de las partes involucradas en el litigio o de los magistrados
encargados de la solución del conflicto. Si las consultas provenían de los
particulares, el emperador respondía al pie de las solicitudes, por eso se
llamaban suscripciones, que significa lo escrito debajo. Si la solicitud era de un
Juez, era respondida a través de un pliego o carta, y por eso eran llamados
epístolas. Atenuaron su importancia en el Dominado.

4. Los decretos eran sentencias judiciales que dictaban los emperadores


para resolver cuestiones jurídicas a ellos sometidas. Los emperadores
entendían en causas muy complicadas a pedido de cualquiera de las
partes, cuando aún estaba el caso pendiente de resolución por parte del
juez. Si el emperador consideraba atendible el pedido; a través de un
rescripto indicaba al juez con carácter de obligatorio, cómo debía resolver el
caso. Esto se llamaba perrescriptum y desapareció con el emperador
Constantino. También resolvían los emperadores cuestiones en grado de
apelación, ante recursos interpuestos ya sea por los magistrados o por los
litigantes. A través de los decretos muchas veces los emperadores se
convertían en creadores de normas, ya que asesorados por su consilium,
solucionaban los litigios, creando nuevas disposiciones ante la ausencia u
oscuridad de las normas existentes. Perdieron importancia en el Bajo
imperio.

5. Pragmáticas: Aparecen luego de Diocleciano, o sea en el Bajo Imperio.


Se dictaban, a petición de alguna autoridad o entidad pública, para regir en
alguna provincia o ante un grupo de personas, careciendo de la generalidad

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de los edictos, y dadas frecuentemente con carácter temporal, por temas
urgentes.

EL CORPUS IURIS CIVILIS

ANTECEDENTES

Con el imperio, la labor jurisprudencial llegó a ser fuente de Derecho, bajo el


exclusivo control del Príncipe. Por conducto del emperador Augusto, quien asumió
el 27 a. C, determinados jurisconsultos fueron investidos del derecho de emitir
públicamente respuestas con fuerza de ley, de modo que las mismas eran
obligatorias para los jueces.

Primero, la aplicación de las respuestas de los juristas se limitaba al caso


particular sometido a su examen, pero luego, se extendió a una aplicación general
jurisprudencia.

Los jurisconsultos que carecieron de esta potestad, que se llamó Ius publice
respondendi, también eran valorados por los jueces, en las respuestas que daban
en ocasión de los procesos, dependiendo de la autoridad y reconocimiento de su
emisor. Tal fue el caso de Gayo.

Se configuró así una etapa donde fue constante la labor jurisprudencial, a través
de dos escuelas, la de los proculeyanos, fundada por Labeón, en general más

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progresista, y la de los sabinianos, fundada por Capitón y Masurio Sabino, más
conservadora.

Otra fuente importante del Derecho del período imperial, la constituyeron las
constituciones imperiales, producto de la voluntad del soberano.

Al principio del imperio, no tenía el emperador potestad legislativa, lo que sí


adquirió a partir del emperador Diocleciano, quien gobernó entre los años 284 al
305, abundando la legislación surgida de su poder absoluto.

Así, estas dos fuentes del Derecho, los iura, o derecho emanado de los
jurisconsultos, y las leges, surgidas de los emperadores, originaron una gran
cantidad de normas, a veces contradictorias entre sí.

Para ordenar este caos que creaba dificultades en la interpretación y aplicación


del derecho vigente, hubo varios intentos de ordenamientos. Así lo intentaron
Paulo, Papirio Justo y Ulpiano, entre otros, pero no pudieron solucionar la
confusión reinante.

El Emperador Diocleciano, ordenó la redacción de dos Códigos: el Gregoriano y el


Hermogeniano.

A principios del siglo V, el emperador Teodosio II ordenó la redacción del Código


Teodosiano. Todos estos códigos trataron de poner orden a las leges o
constituciones imperiales.

Para ordenar el ius, o sea la respuesta de los jurisconsultos, el emperador


Adriano, que gobernó entre los años, 117 al 138, resolvió que deberían tenerse en
cuenta las opiniones de aquellos que gozaban del ius publice respondendi.
El emperador Constantino, en ejercicio del poder entre los años, 306 al 337,
resolvió negar autoridad a las notas de Paulo, Ulpiano y Marciano, sobre
Papiniano, exceptuando de dicha prohibición a las sentencias de Paulo.
Con respecto a estos intentos de poner orden en los iura, merece destacarse la
Ley de Citas, en el año 426, época de los emperadores Teodosio II y Valentiniano
III. La famosa ley estaba contenida en el Código teodosiano.

La ley de Citas, asignaba valor legislativo a las obras de cinco de los más grandes
prudentes romanos: Papiniano, Paulo, Ulpiano, Gayo y Modestino, así como a
juristas anteriores que estuvieran citados por ellos. En caso de divergencia, el
Juez debía atenerse a la opinión de la mayoría. A igualdad de pareceres, el Juez
debía tener en cuenta la opinión del grupo en que figurara Papiniano, y si éste no
hubiera emitido opinión, recién el Juez, podía decidir según su criterio. Esta Ley
fue muy criticada ya que se le objetó haber establecido un Tribunal de Muertos, ya
que esos juristas ya habían perecido a ese momento.

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EL CORPUS IURIS DE JUSTINIANO

En el año 527, Justiniano asume como emperador, del Imperio romano de Oriente,
desarrollando una imponente obra política, religiosa y jurídica. En este último
aspecto, la redacción de un cuerpo legal que unificaba el derecho vigente, lo
inmortalizó, sirviendo de fundamento a los demás países civilizados para la
codificación de su derecho.
Contó con el aporte de los más grandes juristas de su tiempo: Triboniano (500-
547) un exitoso abogado de Constantinopla, Teófilo, maestro de Constantinopla y
Doroteo, profesor de jurisprudencia de la escuela de Berito.

La redacción del Corpus, se llevó a cabo entre los años 528 y 535, siendo
designado por primera vez con el nombre de Corpus Iuris Civilis, por Dionisio
Godofredo, en su edición ginebrina de 1583, por oposición a la legislación
canónica, que había tomado el nombre de Corpus Iuris Canonici.

La magnífica obra justinianea, está dividida en cuatro partes:

EL CÓDIGO
El Código, que fue una compilación de leges, sancionado primero en el año 529,
denominado Codex Vetus, o viejo código, al ser reemplazado por el nuevo Código
en el año 534, por razones de inaplicabilidad. Este nuevo código reunió, además,
las decisiones dictadas a través de constituciones imperiales, para decidir
cuestiones litigiosas, sin tomar en cuenta la Ley de Citas. Estas resoluciones, que
alcanzaron el número de cincuenta, fueron denominadas, quinquaginta decisiones.
También reunió otras normas que habían quedado fuera del Códex Vetus.

Para evitar reformas parciales, que rompieran la unidad legislativa, dispuso en el


Cordi Novis Código Nuevo que si éste debía reformarse, se hiciera por medio de
leges que debían ser reunidas en una colección independiente. Esto daría origen a
las Novelas.

Este Código está dividido en doce libros, cada uno de los cuales se subdivide en
títulos, con sus respectivas rúbricas, y estos, a su vez, están ordenados en
fragmentos o leyes. Las Constituciones imperiales, están colocadas por orden
cronológico, correspondiendo la primera al emperador Adriano, quien gobernó
desde entre los años 117 y 138.

Las Constituciones están redactadas a veces en griego y otras veces, en latín,


figurando muchas modificadas por las interpolaciones de quienes confeccionaron
el Código.

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El Libro I, contiene disposiciones relativas a las fuentes del derecho y a
funcionarios públicos. Los Libros II al VIII, tratan temas de Derecho Privado, con
normas sobre Derechos Reales, Personales, y Derecho Sucesorio. El Libro IX se
refiere al Derecho Criminal y los libros X al XII, tratan del Derecho Administrativo y
Financiero.

No ha llegado a nuestros días ningún manuscrito completo del Codex.

EL DIGESTO O PANDECTAS
Contenía la recopilación del ius y comenzó a regir el 30 de diciembre del año 534.

El 15 de diciembre del año 530, Justiniano dictó la Constitución De Conceptione


Digestorum, dirigida a Triboniano, que era cuestor del Palacio.

El emperador dispuso que el trabajo debía ser realizado por una comisión de
juristas que actuaría presidida por Triboniano.

Los miembros de la comisión debían realizar la obra, extrayendo las partes de las
respuestas de los jurisconsultos que habían gozado a partir de Augusto, del ius
publice respondendi, y que a la fecha estuvieran vigentes, estando facultados para
modificar los textos clásicos, haciéndoles agregados o supresiones o enlazando
sus contenidos, para evitar redundancias o contradicciones.

Justiniano se apartó del criterio establecido por la Ley de Citas, estableciendo que
entre las opiniones de los juristas, ya no debería existir ningún orden de prelación.

También dispuso que la obra debería denominarse Digesto o Pandectas, términos


que provienen del latín y griego respectivamente y significan “Colocar en orden” o
“Colección completa que lo contiene todo”.

Ordenaba también que el Digesto debía dividirse en cincuenta libros, agrupados a


su vez, en títulos, salvo los libros treinta al treinta y dos.

Precediendo la obra debía colocarse un índice de los autores y de las obras


consultadas.

Prohibía el uso de abreviaturas o siglas y los números de los títulos debían


escribirse con letras. También debían abstenerse de realizar comentarios, que
oscurecieran la claridad de lo copiado.

La obra se concluyó el 16 de diciembre del año 533, comenzando a regir como se


dijo al comienzo, en diciembre del año 534.

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En sus cincuenta libros, constan las ideas vertidas en 2.000 obras de treinta y
nueve juristas, que contenían aproximadamente 3.000.000 de líneas, que los
compiladores, con un maravilloso poder de síntesis, redujeron a 150.000.

Del Digesto se han descubierto diversos manuscritos, y muchos han llegado a


nuestro tiempo.

LAS INSTITUTAS
Estaba aún en preparación el Digesto, cuando Justiniano, en el año 533, encargó
a Triboniano, Teófilo y Doroteo la redacción de un trabajo elemental, destinado a
los estudiantes, dándosele carácter normativo y siguiendo para su redacción el
modelo de las Institutas que ya habían redactado los juristas clásicos, como Gayo,
Ulpiano, Paulo, Marciano y Florentino.

La obra se dividió en cuatro libros, redactados en primera persona, para


establecer que era el propio emperador el que establecía las normas. El primero
se refiere a las Personas, el segundo a las Cosas, a la Propiedad, a otros
Derechos Reales, y al Testamento. El terceto alude a la Sucesión legal, a las
obligaciones nacidas de los Contratos y a la doctrina general de las Obligaciones.
El cuarto posee normas sobre las obligaciones nacidas de los delitos y el proceso
privado. Concluye con un título sobre juicios públicos.

LAS NOVELAS
En el año 535, concluido el Corpus, se hizo necesario dictar nuevas normas, que
se conocen como Novelas, la mayoría escritas en griego, y fueron recopiladas en
forma privada.

De las Novelas, o constituciones imperiales posteriores al código, han llegado a


nosotros tres colecciones de carácter privado:
a) Epitome Iuliani: Colección de 124 novelas, ordenadas cronológicamente y
escritas en latín, atribuidas a Juliano, un profesor de Constantinopla.
b) Authenticum: Son 134 novelas ordenadas temporalmente. Se denomina
Authenticum, por haber cobrado autenticidad, a través de los juristas de Bolonia,
pues mucho tiempo fue tenida como falsa.
c) Tiberio II, ordenó esta compilación que reunió 168 novelas, en lengua griega.

IMPORTANCIA DEL CORPUS IURIS CIVILIS

Es considerada la obra jurídica más importante de la historia.

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Gracias a la existencia de la compilación o colección es que se han podido
conocer las bases, fundamentos y contenidos del derecho romano antiguo.

CONCLUSIÓN

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Anexos

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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