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El objetivo principal del Análisis de la Estrategia Empresarial es identificar cómo genera dinero la
empresa y los riesgos del negocio para evaluar la capacidad de la empresa para generar ingresos
de una manera cualitativa.
Este paso es fundamental por nos ayuda a enmarcar los siguientes análisis de contabilidad y de
finanzas. Por ejemplo, el análisis financiero y de la contabilidad no será el mismo para una
empresa de investigación como puede ser Zeltia que para una eléctrica como Unión Fenosa. Esto
se debe a que las características de sus negocios, como pueden ser sus requerimientos de capital,
apalancamiento, política de dividendos o márgenes sean completamente distintas.
Si no nos queda clara la forma en la que la empresa gana dinero, es decir, su modelo de negocio,
es aconsejable descartarla como inversión. Esto se debe a que no podremos sacar conclusiones
claras sobre la viabilidad de su negocio ni analizar con precisión sus necesidades futuras ni la
conveniencia de las políticas financieras de la empresa, entre otros aspectos importantes. En otras
palabras, el análisis de la empresa sería completamente inservible.
Un análisis contable adecuado ayudará a mejorar la credibilidad de las conclusiones sacadas del
Análisis Financiero de la compañía (el siguiente paso en el proceso de valoración). Este tipo de
análisis nos puede ayudar a alertarnos ante compañías con contabilidad sospechosa, como fue el
caso de la empresa Enron, que ocultó pérdidas por valor de miles de millones de dólares mediante
diferentes clases de trucos contables.
Otro ejemplo de contabilidad poco clara, la podemos ver en el análisis del compañero José María
Díaz Vallejo del blog Toros, Osos y Borricos sobre los estados financieros de la empresa Fersa. La
empresa comente errores que no se pueden para por alto como no explicar con claridad la manera
de generar dinero de la empresa (requisito fundamental del paso anterior) o la falta de claridad en
su contabilidad (con contradicciones y errores incluidos).
El objetivo del Análisis Financiero es usar los datos financieros de la empresa para valorar el
rendimiento pasado y presente de la compañía para evaluar su sostenibilidad futura. El Análisis
Financiero debe reunir dos requisitos: (1) debe realizarse de manera sistemática y eficiente y (2)
debe permitirnos explorar las características clave de la empresa.
Las herramientas financieras más usadas para el Análisis Financiero son el Análisis de Ratios y el
Análisis de Flujos de Caja. El Análisis de Ratios se usa para evaluar el rendimiento de la compañía,
así como su política financiera. El Análisis de Flujos de Caja se usa principalmente para evaluar la
liquidez y la flexibilidad financiera de la compañía.
Este paso se centra en pronosticar el futuro de la empresa. Para ello, debemos tener en cuenta
todas las conclusiones sacadas de los tres análisis previos para hacer predicciones sobre la
actuación futura de la empresa en base a ellos.
El Análisis de Escenarios Futuros dependerá en buena parte del futuro entorno empresarial que
pronostiquemos. Tenemos que tener en cuenta la posibilidad de hechos como fusiones y
adquisiciones, crisis en el sector o la posible bancarrota de la empresa. No debemos pasar por alto
ninguno de estos factores y debemos aplicar nuestra visión periférica en la medida de lo posible.
Un inductor de valor es un indicador que muestra los componentes de la operación del negocio
que por tener relación causa-efecto unos con otros, muestran en su resultado el por qué de su
aumento o disminución en las cifras que son producto de las decisiones tomadas
La gerencia del valor en sí es una herramienta útil para diagnosticar la situación financiera de la
empresa y utiliza unos indicadores que son obtenidos de los estados financieros de la entidad y
que permiten determinar cuantitativamente si la entidad produce o destruye valor en la
implementación de su estrategia. Para que el gerente público logre crear valor debe maximizar la
inversión de los accionistas (los ciudadanos) y para lograrlo debe diseñar estrategias que estén
alineadas con los objetivos. La gerencia desempeña un papel fundamental en la creación de valor y
los líderes señalan y guían el rumbo que deben seguir todos los colaboradores
Los Inductores de Valor son aquellos aspectos de la operación de la empresa que está atado en
relación causa – efecto a su valor y por lo tanto permite explicar el por qué de su aumento o
disminución como consecuencia de las decisiones tomadas. Los inductores de valor se clasifican en
cuatro categorías:
1. Macroinductores.
4. Microinductores.
Los dos grandes inductores de toda empresa son la Rentabilidad del Activo y el Flujo de Caja Libre,
que se denominan Macroinductores de Valor debido a que el incremento del EVA y el MVA están
directamente asociados, por un lado, con el comportamiento favorable de la rentabilidad del
activo y por el otro, con que los FCL futuros esté implícita una rentabilidad superior al costo de
capital. Los factores que afectan la rentabilidad del activo son los mismos que afectan el FCL. Estos
son los denominados Inductores Operativos y que para cualquier empresa son tres:
1. Margen EBITDA.
El Margen EBITDA se obtiene dividiendo esta utilidad entre los ingresos y muestra lo que cada
peso de ingreso se convierte en caja bruta que se destina para cubrir los impuestos, atender el
servicio a la deuda y el reparto de utilidades y apoyar la inversión para la reposición de activos y el
crecimiento de la empresa.
Mientras mayor sea este margen mayores serán las posibilidades de crecimiento de la empresa y
por ende mayores las posibilidades de generación de valor si esas inversiones en crecimiento
rinden por encima del costo de capital. La Productividad del Capital de Trabajo, PKT, refleja la
eficiencia con la que son aprovechados los recursos corrientes de la empresa. Se calcula dividiendo
el Capital de Trabajo Neto Operativo (KTNO) de la empresa entre sus ingresos y se interpreta como
los centavos que deben mantenerse en capital de trabajo por cada peso vendido.
Puedes hacerlo tú mismo, pero si la empresa tiene cierto tamaño lo ideal es coordinar un equipo
capaz de recopilar información de cada departamento.
Si la empresa tiene varios departamentos (compras, marketing, finanzas…), cada uno de ellos
deberá contar con su propio coordinador para llevar a cabo el autoanálisis con éxito.
Cada coordinador debe recibir instrucciones simples y precisas sobre los procesos que se deben
medir en su departamento.
¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles del departamento? ¿Qué sugerencias y mejoras proponen
los trabajadores?
El análisis de la información es clave. Con todos los datos sobre la mesa podrás hacerte algunas
preguntas fundamentales para autoevaluar la empresa en su conjunto:
¿Cuáles son los procesos que más (y menos) valor aportan a la empresa?
En definitiva, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades de cada uno de los departamentos?
Detectar las debilidades es esencial. No olvides que la fortaleza de una cadena depende de la
fuerza de su eslabón más débil.
Benchmarking competitivo
¿Cuáles son las empresas líderes del sector? ¿Qué se puede aprender de ellas?
No se trata de plagiar, el objetivo es aprender y mejorar procesos para continuar con el progreso
de la empresa.
Benchmarking interno
¿Cuáles son los departamentos más eficientes y rentables? ¿Qué medidas se pueden exportar al
resto?
Una vez anotadas las mejoras a realizar y el plan de ruta, es necesario comunicarlo a las distintas
partes para que las acciones puedan implementarse con éxito.