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TÉCNICAS DE LIBERACIÓN EMOCIONAL.

Aunque existen muchas técnicas para liberar las emociones igualmente efectivas, elegimos explicar éstas porque
nos parecen de las más sencillas de utilizar y aprender. Se pueden utilizar para soltar las emociones que estés
sintiendo en el momento o para eliminar cualquier dolor y malestar físico o mental que experimentes .
Pruébalas sobre lo que se te ocurra en combinación con alguno de estos procesos para una sanación completa y
permanente: Autosesión, Técnica rápida para fobias, gustos y creencias.

Línea de vida
Una de las técnicas más extendidas en terapia en la Línea de vida. Nos sirve para tener sobre el papel una
concepción clara y precisa de todos aquellos eventos significativos de la vida de una persona, con el fin de
determinar si han podido tener una influencia sobre el estado actual. Además, nos habla sobre el conjunto de
todas las experiencias de esa persona.

Generalmente se utiliza desde un enfoque informativo, pero se puede adaptar para ayudarnos en la descarga
emocional. Para ello, debe trazarse una línea en un folio en la que se representarán todos los eventos de carácter
positivo que hayan ocurrido en una etapa determinada. Puede hacerse en el período de toda la vida, el último año
o el último mes. La Línea de vida positiva nos sirve para poder cambiar el foco a las emociones positivas en
períodos donde existe una mayor tendencia a la depresión. Esto nos libera de ese nudo y nos permite también ver
las cosas buenas que han pasado.

Caja vacía
La tensión emocional se acompaña de pensamientos automáticos de carácter negativo, más o menos relacionados
con lo que estamos sintiendo. Aparece la queja, la victimización, la culpa y la autoexigencia. Estos pensamientos
alimentan el estado negativo y nublan la capacidad de reacción.

Para poder contrarrestarlo, escoge un sitio tranquilo donde puedas sentarte y realizar varias respiraciones
diafragmáticas. Una vez que notes el estado de calma a nivel físico, visualiza tu mente como si fuera una caja
llena de objetos descolocados y revueltos. Esto representa tu estado emocional. Ve cogiendo cada objeto y
etiquetándolo: la culpa por no ir al gimnasio, la victimización por las discusiones con tu pareja, la autoexigencia
laboral… Y una a una, con compasión, ve sacándolo fuera de ti. Acepta que es parte de ti, pero que en este
momento no está teniendo una utilidad. 

El tapping
La técnica es una simplificación de la empleada en EFT (Emocional Freedom Techniques) manteniendo su
efectividad y consta de los siguientes pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te
molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Comienza a dar toques con tus dedos índice y pulgar, como en la imagen, mientras te dices: “aunque
tengo este malestar, permito que se vaya”.
4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Las preguntas
Esta técnica es original del Método Sedona y se compone de los siguientes pasos:
1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te
molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Intento contestar “sí o no” a las siguientes preguntas lo más rápido posible. Da igual si mi respuesta
es un “sí” o un “no”. Lo que pretendo con esto es distraer a la mente para que no bloquee la liberación:
1. ¿Puedo dejar que se vaya esta molestia?
2. ¿Quiero que se vaya esta molestia?
3. ¿Ahora?
4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Si tienes la impresión de que la molestia no disminuye, antes de hacer las preguntas aprieta firmemente la
mano en un puño y al expirar mira tu mano mientras la abres. De este modo reforzarás el efecto de distracción de
tu mente.
La visualización
En PNL definen como “submodalidad” cada una de las cualidades que diferenciamos en lo detectado por los
diferentes canales de percepción, que referidas al canal visual tendríamos: el color, el brillo, el tamaño, el
movimiento, ángulo de visión, forma, etc.; para el canal auditivo: tempo, tono, volumen, ritmo, timbre, origen,
etc. y para el kinestésico (tacto, olfato, gusto): la presión, localización, extensión, temperatura, movimiento,
etc. Al modificar estas submodalidades estamos forzando que el subconsciente genere un cambio interno
en lo que percibimos, acorde a lo que imaginamos. Por ejemplo: si libero “la aguja que me causa el pinchazo”
el dolor debe desaparecer. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te
molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Imagina el objeto, o ser, que te causa el síntoma físico o la emoción. Puede ser cualquier cosa, desde
un nudo hasta un camión de bomberos, deja libre tu imaginación. Cuando lo tengas claro cógelo con las manos y
te dices: "me permito quitar esto de mi cuerpo"; y  lánzalo lejos.
4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Para que funcione esta técnica tienes que sentir que el “objeto” o “ser” es real y que responde a tus
movimientos. Si no te lo “crees” es que no estás contactando bien con la emoción o tienes resistencias a liberar.
En ese caso intenta centrarte más o probar con otra técnica.
La respiración completa
El cuerpo posee un sistema innato de liberación de la tensión que no es otro que la respiración. El problema
estriba en que hemos aprendido a controlar la respiración, de modo que la bloqueamos para no sentir con toda
intensidad las emociones. Esto lo podemos observar en los niños que endurecen la "barriga" y contienen la
respiración para no tener miedo. Por tanto, para saltar esa "programación" no deseable hay que realizar
conscientemente el proceso de respirar para logra que se active la respuesta natural de relajación. Pasos:
1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Inspira empezando por el abdomen y acabando por el pecho de modo que llegues a un punto en el
que sientas la necesidad de espirar. De este modo provocas la primera respuesta automática de relajación del
cuerpo.
4. Vacía totalmente los pulmones encogiendo el abdomen y el pecho, hasta que llegue la necesidad de
inspirar, disparando la segunda respuesta de relajación.
5. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces y puntúa.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Tensar y soltar
Otra forma de soltar el malestar físico-emocional es emplear la musculatura de tu cuerpo, de modo similar
al ejercicio físico o la relajación Jacobson. En nuestro caso la técnica se basa en tensar todo lo que se pueda los
músculos de la zona en la que encuentras las sensaciones desagradables para cansarlos y que finalmente, al
no tener más energía, se relajen. Es importante ir soltando el aire de los pulmones mientras mantienes la tensión
con el objetivo de agotarlos antes. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Tensa los músculos de la zona en la que encuentras las sensaciones desagradables y, desde ese punto,
continúa aumentando la tensión de todo el cuerpo, mientras sueltas el aire, hasta que no puedas más
(empleando el sentido común).
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

 
El teatro como liberación
El teatro para Aristóteles era un medio de provocar una catarsis en los espectadores a través de su
identificación con los personajes, que expresaban emociones intensas para lograr ese objetivo.
Nuestras vidas son parecidas a un teatro en el que desempeñamos el papel que nuestras familias y la sociedad
nos han encomendado, generalmente dramatizando nuestras vivencias arrastrados por las indicaciones de un
director de escena invisible. Aprovechando esta metáfora, introducimos cuatro métodos de liberación extraídos
de la técnica teatral: el movimiento, la risa, el grito y el llanto. Esperamos que os sean útiles.
Temblar
Otra forma de soltar el malestar físico-emocional es permitir los movimientos que quiere realizar la
musculatura de tu cuerpo. El temblor es el método que tiene el cuerpo de liberar la tensión muscular profunda,
pero no se lo permitimos por la educación que nos han dado. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Capta la sensación de movimiento y exagérala si hace falta en un primer momento. Luego, déjate
llevar hasta que tu cuerpo pare. Si los movimientos de las piernas son fuertes prueba a hacerlo tumbado.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Reir
Reír es un acto psicofísico que involucra gran cantidad de músculos y una respiración profunda . En el
fondo es el mismo sistema de relajación que la técnica de tensar y soltar, pero con la ventaja de tener asociada
una emoción positiva a la risa, lo que facilita el dejarse llevar. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Comienza a reír a carcajadas forzndolo al principio. Luego, déjate llevar hasta que tu cuerpo
pare.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Gritar
Gritar es la expresión humana asociada a la rabia y no está muy bien vista. La necesidad de gritar indica una
carga emocional fuerte que si no es liberada explotará sin avisar. Para hacerlo controladamente no necesitas
más que un cojín o trapo para mitigar el sonido, hinchar bien los pulmones, buscar una buena posición de la
garganta para no forzarla y dejarse llevar hasta quedar sin aliento. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Relaja la garganta. Toma aire y grita vaciando completamente los pulmones.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Llorar
La emoción de la pena o tristeza se exterioriza con el llanto. Las lágrimas son el primer paso pero el lloro
permite una liberación mucho más profunda. Podemos emplear este sistema natural del cuerpo para vaciar las
emociones de pesar que nos embargan. Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión
puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta.
10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Llena bien los pulmones y exagera el llanto hasta quedar sin aliento.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

El escenario mágico
El objetivo de la técnica es desbloquear los procesos de pensamiento negativo del cerebro. Estos procesos
suele darse después de experimentar vivencias con fuerte carga emocional, que mantienen al cerebro buscando
soluciones al problema dentro de unos límites de pensamiento que se lo impiden.
Imaginar cómo solucionar el problema como si dispusiésemos de poderes mágicos facilita que el cerebro
subconsciente explore nuevas "soluciones" y relaje poco a poco su estado de estrés gracias a los breves
estados de ilusión que se dan cada vez que "la magia funciona". Pasos:

1. Imagina que eres un/a mago/a o dios/a.


2. Visualiza o recuerda la situación de conflicto como si la estuvieses contemplando en una pantalla de
cine.
3. Para la película y entra en ella con los personajes congelados en el tiempo.
4. Arregla mágicamente todos los detalles del problema (sí todo tiene solución, eres un/a mago/a o dios/a).
No te preocupes por lo que se te ocurra, porque repetiras el proceso varias veces y las soluciones irán
cambiando.
5. Respira profundamente, sal de la película y observa como fluye la película con los cambios.
6. Repite los pasos 2 al 6, exagerando la situación un poco más cada vez, hasta que sientas que no es un
problema.

Hablar con tu problema


Si te es difícil el método anterior para analizar tu problema también es posible “personificarlo” para acceder a las
emociones escondidas. El truco es darle voz, oido y expresión de modo que pueda hablar contigo, escucharte y
reaccionar ante el diálogo. Es posible personificar cualquier problema o dolencia física. Los pasos a seguir son
sencillos:

Imaginas a tu problema delante con un rostro y le preguntas:

 ¿Quieres decirme algo?


 ¿Cómo te siente?
 ¿Cuál es tu función?
 ¿De qué me proteges?
 ¿Qué les dirías a las personas con las que me relaciono?
 ¿Qué te responderían esas personas?

Ahora hazte las siguientes preguntas a ti mismo mirando el rostro de tu problema.

 ¿Qué haría si no te tuviese?


 ¿Qué te diría?
 ¿Qué te tendría miedo a decir?
 ¿Por qué quiero que sigas ahí?
 ¿Qué sería lo malo de sanar?
 ¿Qué podrías hacer yo por ti?

El objetivo de todo el diálogo es identificar y apuntar las respuestas emocionales tanto tuyas como de la
personificación de tu problema. No te pierdas en un diálogo con tu problema o en una búsqueda de
razonamientos. En cuanto tengas las emociones intenta recordar cuándo las sentiste antes en tu vida.

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