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HI'HI"l ¡;,lla w ly n ació en Marsel la en


1 ~ ' I .'i . 111¡': IT St'l e n el comité central del
1'.11 [idu Comunista fr ancés en 1945, y
( ' 11 I!Jr,ti, en su com it é e jecu tivo. D ipu-
I
I

Litio )' sen ado r, se le deben , cu tre


HIl OS tiru los, D' ún reaiisme sans riua-
K" ,\ (196 1). De ranath éme au d ia fo-
n'U" (1965) )' J\farx isme du X X ~ síé-
d t: (1966).
El pc nsamíenta de H egel (1966) es
una amplia y documentada in tr od uc-
ción a la figura d el filósofo de la dia-
l écrica. Tras u n ca pítulo h istór ico q ue
sitú a al p ensador en la encrucijada
política ' y social de su ti empo, Ga-
ra udy estudia sucesivamente el méto-
do hegeliano , la Fcno me no íogia del
f'spír i tll, la L ógica y. en un apartado
ded icado a l h uman ismo , las ideas de
H egel sobre estética, rel igión y filoso-
fía. Obra d e uno de los mas d estaca-
do s teó ri cos marx istas occidentales. el
p resente volu men const ituye a la vez
uu.r síntesis de la aportació n hegclia-
ua )' una muestra de la evoluc ió n de
10" po\w lado " ideológ icos de C araudy.
RO GE R GA RA UD'i
E L P E N SAMIE NT O
DE H EG E L

21
ROGER GARAUDY

El pensamiento
de Hegel

SEIX BARRAL
BARCELONA
T ítulo original:
La pensée de llegel
Í l\' DI C E
T raducción de:
FRAI'íCl SCOMo xou
Nota del traductor 9
Cubierta : Alberto Corazón 10
Abreviaturas

CAI' ÍTU LO 1. LA VIDA Y LA PROBLEMÁTICA DE


HEG EL II
CAI' ÍTULO u. EL MÉTODO DE HEG EL 27
CAI' ÍTULO UI. LA DI ALÉ CTICA DEL CO NOCI MI ENT O;
F El'í OMEl\" OLOGÍA DEL ESPÍRITU 61
El espíritu subjet ivo, fi3; El espíri-
tu objetivo, 106; El espíritu abso-
luto, 137.
CAP ÍTU l. O rv. LA IHALí; CTI CA ma, S E R: LA LÓGI CA 153
La teoría del Ser, 171 ; La teoría de
Primera edic ión : julio de 1974 la esencia, 189; La teoría del con-
cepto, 203 .
© 1966 : Ilditions Bordas, Pa rís
c .\ P ÍTUI.O Y. EL H UMA:\"ISMO DE H EGEL 229
Derechos exclusivos de edición La estét ica, 246; La rel igión, 264 ;
reservados I./ara todos los países de habla espa ñola La filosofía, 282.
y pro piedad de la trad ucción castellana :
© 1974 : Editorial Seix Barral, S. A.,
Provenza, 219· Barcelo na B iografía 301
Bibliografía 302
ISBN , 84322 3821 X
Depósito legal : B. 17.347 .1 974 in dia analiíico 309
Printed in Spai n
N OTA D E L TRAD U C T O R

En la presente ed ición, las citas de los sigu ien tes


libros de H egel : Feno menología del espíritu, Cien cia
de la lógica, Enciclopedia de las ciencias filosóficas y
Filosofía del derecho, han sido tomadas de las ed icio-
nes castellanas tra ducidas di rectamen te de l alemán , y.
a su vez, las páginas r eseñadas se refieren a di cha"
ediciones. Esto debi do a un doble y evide nte m oti vo :
por una par te. para aj ustarse más fielmente al texto
origina l y. por otra, para que el lector castella no te nga
más fácil acceso, en caso d e necesidad, al contexto
referi do por las citas.
Asim ismo, la refere ncia bi bliográ fica final ha sido
ampliada con los dos sigu ientes apartados: «Obras
completas de H egel » y «Pri ncipales obras traducid as al
castellano», Además. se ha amp liado la rese ña de
«Pr in cipales obras traducidas al fran cés. y la de Cl PTÍn-
cipales obras criticas y de estudio de la obra de Hegel»,
esta últi ma de bido principalmente a q ue, en la edición
fra ncesa, la r eseña se limitaba a las obras en esta len-
gua y. por otra par te. porqu e se ha pretend ido dar
una mínima re fere ncia bibliográfica total para la in-
troducción al pensamiento hegeliano.

FRA."CISCO MO:';C F.
A llREV ¡ATU RAS CAP iTU LO 1

E L A VIDA Y L A PR O ll LE MÁT ICA


E.íthétique
DE H E G E L
Ene Enciclopedia de las ciencias filosóficas
F Fenomenología del espíritu En 1789, Hegel te nía d iecin ueve años . Alca nza, pues,
FD Filoscfia del derecho la mayoría de edad en un moment o en que la historia
H Plt Hisicire de la phi íosophic su fre una ruptura. La Revo lución Francesa enardece
L Ciencia de la lógica el animo y el pensam ien to de los jóvenes de su gene-
PJ¡ H Lecons sur la philosophíe de l' histo íre ración. En el seminario de Tü bingen, Hegel, al igual
Ph R que sus condis cípulos, lec con avidez los periódicos
I'hi losophie de la religion franceses; con H olderlin y Schell ing, planta un ár bol
Re R ealphiloscrphie: 1, Filosofía de la natura- de la li bertad. La Revolución Fr ancesa significa la rea-
leza ; JI, Filosofía del espíritu. lización de lo que para él era el modelo de la libertad
humana: la ciud ad gr iega y su democracia, la llegada
de la «filosofía de las lu ces) , la cua l habí a pro clamado
el reinado del hombre sobre las cosas.
Cuarenta años después, al final de su vida, H egel
evocará con nostalgia aquella gran esperanza de su
juventu d : «El p ensamiento y el concepto del derecho
hicieron valer de pronto sns derechos, y el viejo edifi-
cio de la iniq uidad no pudo res ist írse les .. . Desde que
el sol está en el firmame nto ... no se había visto jam ás
al hombre .. . basarse en una idea par a construir, a
partir de ella, la realidad ... Era éste un soberbio ama-
necer. Todos los pensadores han celebrado esta época.
Una sublime emoción re inaba en aquellos momen tos,
el entusiasmo del espíritu agitaba el mundo , como si
tan sólo en aquel momento se hubiese llegado a la ver -
dadera. reconciliación de lo divino con el mundo»
(l'h H , p. 401).
El sol que se elevaba sobre Francia alumbraba con
una despiadada luz la miseria alem ana: un m undo
aún feudal, políticamente fragmentado, en el que has-
11
12 El pensa miento de Hegel l. Vicia y problemática de H egel 13

ta la re ligión estaba p erverti da. con una r eligiosidad cond uce en su movi miento, ésta es la primera exigen-
que correspondía a u na sit uación de indi viduos a is- cia y la pro ble mática de H egel.
lados, sin n ingún vínculo con la socied ad, y que b us- Hegel vivió el desmoronam iento de un m undo y
caban en el ciel o la j usti ficaci ón }' la san tificac ión d e el nacim ien to d e otro.
esta soleda d mi serable e inhumana . El método q ue ela boró para inten tar supera r las
La R evolución Francesa es la antítesis de esta sór- perturbaciones y las contr adiccione s de su época-la
di da r ealidad : «El hombre- escribe H egel- debe vi· di aléctica ideali sta-no puede ser comprendido más
vrr en d os mundos q ue 6C contra dicen o• •El espír itu que part iendo de la experie ncia vivien te y del dram a
a firma sus dere chos y su dignida d fre nt e a la a narq uía vivido, q ue han suscitado en él la exi gencia filosófica .
y la bru tal ida d de la naturaleza, a la q ue devu elve El debate histórico entre el pasado y el fu turo e s su
la miser ia y la viole ncia q ue ésta le ha hecho padecer. propi o debate. El drama del m undo es su propio d ra -
Pe ro esta d ivisión de la vida y de la co nciencia crea, mOl. H egel sabe q ue el movim iento q ue e ngen dr a las
para la cult ura mode rna y su com prensión, la exige n- contradicciones más desgarradoras y q ue exi ge su pro-
cia de r esolver d icha contradicci ón » (E. 1, p. 17). p ia solu ción es una realidad q ue se impone desde fuera
H e aq uí centrada la problem ñtica hegeliana. La gran a la conci encia del filósofo. A esta sum isión ob jetiva,
r enovación que sign ifica la R evoluc i ón Francesa le ha fuente de todos los torm entos subje tivos. el pensam ien-
hecho sentir con mayor intensi dad todo 10 q ue el to filosófico no puede su bstraerse, pues de 10 con trar io
viejo mundo ten ía de inacep tabl e y d e agob iante . caería en la abdicación y en la de cadencia.
H egel tiene la sensación de q ue se está creando u n Pero si H egel ti en e d iecinueve años cuando se pro-
mundo realmen te huma no, obr a de la razó n y. por d uce la toma de la Bastilla, tiene vei nticuatro en
ello, frente a esta grandiosa epo pe ya del esp íritu, la Termí do r y veintinueve el Dieciocho d e Br umar io.
r ealidad e n la q ue vive le par ece inhumana y m ezo Est á acab ando la Fenomenología del espiritu, cuando
q u ina . N i las instituciones ni las cosas q ue le ro dean en 1807 las tropas fran cesas vivaquean en J ena, delan te
satisfacen su s aspiraciones . (le su casa, y cu ando la paz de T'ilsitt consagra el
En esta r ealida d inhu man a, hostil, ex tra ña (má s adc- d esmoronam ien to de su pat ri a, Prusia.
lame la llamar á «alienada »), en la que H egel no llega Escr ibe la Ciencia de la lógica de 1812 a 1816, es
a sentirse e n su lugar, el problema más urgen te y vital de cir, entre el p r in cipio d el levanta mi ento nacion al
consiste e n establ ecer una n ue va armonía ent re el de su pa ís, en 1813, contra el I mper io napol cón i~ y
hombre y el m undo al q uc ha sido ar rojado : el Es ta - el hundi mi en to de w a tcrl oo. El año en q ue publ ica
do , la natural eza, la histori a. la Filoso fía del derec ho, 182 1, es el del Congreso de la
R ed escu br ir e n las institucion es y en las cosas la San ta Alianza, en Laybnch.
huella del hombre, la obra del espíritu; de scifrar las Da sus cu rsos de Fiíosoiía de la historia entre 1822
sign ificaciones humana s de la tot alida d d e lo rea l; y 1831, en el seno de las ma yores conmociones de la
aprehe nder, más a llá de sus re aliza ciones apa re nte· hi storia. Los emp ieza cua ndo Grecia . en 1822, pr ocla-
men te m uertas, el alma q ue vivifica las cosas y las ma en Epida uro su indep en den cia ; y m ientras los
14 El pen samiento de H egel l. Vida y problemática de H egel 15

profesa, el tro no de España se ve sacudi do, Amér ica vuel ve más compleja. El p robl ema de la libertad se
Latina rom pe el yugo colon ial de España, y en 1825 cs. pl an tea, en lo su cesivo, e n términos nuevos: ¿cómo re-
talla en San Pctcrsb urgo la insurrección d e los d ecem- encontrar la inmanencia v iviente de la totalidad so-
br istas. Esta Fiiosojia de la his toria la escribe d uran te cial en el hom bre integran do el momento de la sepa-
el intervalo que va de la mue r te de Byron en Mi sso- ración, el momen to de la sub jetividad? La libertad se
longhi al p eríodo en qu e Dclacroix pinta L a barricada de fine siem pre por la part icipación en el todo, pero a
de la ~c vo l ución de J~lio, cuando Saínt-Simon y Owen tr avés de la consciencia de sí.
an uncia n una n ueva epoca. Con el cri stianismo, la con sciencia conoció una do-
. La, ~olos a l obra de H egel sólo result a plenamente bl e convulsión : la oposición de dos mundos, el d e aquí
tn teh glble, e~trc los res plan dores de este apocalipsis. y el del más all á, y la mi sma oposición transpuesta a l
Éste es e~ lI111 CO c~ntexto en el que se hace inteligible in ter ior del hombre. El universo cristiano es el de la
la ~ en ~a~lva hegeliana de síntesis entre lo universal y conscien cia desventurada.
el indivi duo, entre el «legos» d e los g ri egos y el m o- H egel no ve en ello un accidente de la historia,
men to cristiano d e la sub jetividad . sino una ley nece saria del desarrollo: en lo sucesivo,
. Cu and o H egel, a los vei nt e años, vio en la R evolu - pa r a alcanzar la felicidad hay que pasar por la des-
ción Francesa la r esp uesta a los problema s planteados dicha. Éste es un tema central en la ob ra de Holder-
por la situación alem ana, creyó d escubrir el modelo Jin y de Ooc th c. Ésta es también la idea maestra d e la
de libertad más p erfecta , el d e la armonía en tre el filosofía de la historia de Hegel. La historia es la
individuo y la sociedad y, por tanto, de la armonía llegad a de la libertad. Pero el progreso no es lineal.
interior del individuo entre su razón y sus pasiones, En la «Introducció n » a sus Lecciones sobre la filosofía
en la polis y la r eligión de los griegos. de la his toria, en las cuales su sistema idealista llega
Pero el desarrollo mismo de la R evolución France sa a su pl eno desarrollo, Hegel dará la más clara fórmula
y las di ficultades con las que chocó en Francia, v aú n del carácter con tr adictorio, dia léctico, de este pro-
más en Ale mania, el antagonismo, cada vez mis evi- gres o; carácter con tra dic torio que había ya descu-
gente, en tre el ideal de la (voluntad gen eral» y los bierto en Rousseau y en su concepto de la civi lización.
in ter eses privados, sus coaliciones y sus r eb eliones, son Compar ando la evolución natural con el progreso
la experiencia que cond uce a H egel a buscar las fuen- de la hi stori a y del espír itu, H egel escr ibirá : «El in-
tes históricas de esta afir mación del individuo de la d ividuo org ánico se produce a sí mi smo, se convi er te
particularidad , contra el todo. El estu dio de la disgre- en lo que ya es en sí ... Esta evolución se produce de
ga ció n de la ciudad ant igua . del nacimiento d el cris- manera inmedi ata, sin oposiciones ni obst áculos. Nada
t~~nismo y ~e su evolución , l~ conduce a una concep- puede inm iscuirse entre el concepto y su r eal ización,
cien de la libertad mucho mas compleja v rica. A la entre la na turaleza del origen d eterminado en sí y la
participación activa del hombre en su ciueÍad terr estre ex istencia q ue le corresponde . En el espír itu esto es
se añade una n ueva exigen cia : la irreduct ible sub . diferente. El paso de su determinación a su r ealiza-
jetividad del hombre. La problemá ti ca de Hegel se ción se produce gracia s a la conscie ncia y a la voluntad,
16 El pensamiento de H egel l. Vida y problemática de H egel 17

las cuale.s está ? en principio. sume rg idas en su vida en el individuo , d e la parti culari dad en lo absoluto. La
na.tmal inmediata; como objeto y como fin , tienen inmanencia de lo infinito en lo finito es uno de los
pr rmero la determinación na tural como tal, la cua l temas fundamentales del sistema hegel iano, y que en
?ado.que es el espíritu el que la anima , es en sI m isma su form a pr imitiva tiene una r esonancia mística .
infinita e~ cuanto. ~ su pretensió n, su poder y su r i- H egel lo expresa, en el S)'stem fragment de 1880,
q ueza. ASI, el esp íritu le opone a si mismo en sí' es de una forma que ya preanuncia su filosofía total-
para si mismo el verdadero obstácu lo q ue de be ven- mente elaborada : «El concepto de ind ividualidad im-
cer; !a evolución, serena producción en la natu raleza, plica oposición y unión con la diversidad in finita. Un
consn ruye para el esp ír itu una lucha du ra in fini ta hom bre sólo es vida individual en tanto que es otro
con tra s~ m ismo. Lo que el espíritu quiere e; alcall7a; respecto a todos los elementos y en tanto que lo in fi-
su prop IO .con c~~ to ; pero él mismo se lo esconde y nito de la vida in dividual está fu era de él. Sólo es
en esta aliena ci ón de si mismo se siente arrogan te vida ind ividu al en tanto que es uno con todos los
y. ll eno de alegri a. De esta forma , la evolución no es elementos, con todo lo infinito de la vida fuera de él.
sl,mple ecl~sión, . sin trabajo y sin lucha, como la de la Sólo es en tant o q U t el todo d e la vida está di vid ido.
\:lda org ánica, su~ o es el trabajo duro y enérgico rca- Él es un a par te, el r esto la otra. Solamente es en tan to
Hzado sobr." .sí ~1.s m O)) (Ph H , p. 58). que no es ningun a par te y en tanto qu e no hay nada
~sta anucrpacíon del desarrollo d el pe nsami ento h e. separado de él» (Nohl, 346).
ge!lano, al mostrar el. fina l de s.u trayect or ia, nos pero Así, cada reali dad par ticular , cada ex per iencia in-
mue comprend er mejor el sent ido de los pasos in icia- d ividual es revelación de lo absoluto de la vida irra-
les: H egel se ,:sfuerza por superar el pesimi smo de d iada en la multiplicidad de sus expresiones concre -
Rousseau. substituyendo la idea demasiado simple de tas. C uando en el hombre la tota lidad toma cons-
~rogreso, tal romo habla sido ela borada por la «filoso- ciencia de sí m isma, se esboza un movimie nt o in verso
h a de las 1~~esJ) (por Condorcet, por ejemplo), por de re tomo a la un idad. El desar rollo del todo en la
una concepcron de progreso que integre el mom ento di versidad y en lo particular es el movimi ento de la
de la separación, de la destrucción de la u n idad de vid a. El movimiento de re tomo mediante el cual el
la consciencia de sí, que es una consciencia des ven- indi vid uo r ecoge en sí el todo es el Espíritu: «En opo·
turada. sici én a la multiplicidad abstracta de lo que ha m uer-
He~el . in.ten tó realiza r la síntes is del helenismo y to, se p uede llamar a la vida in finita Espíritu, puesto
d el crlStlanlS~o. D~l .helen ismo, e n el que el hom- qu e el Espír it u es la uni dad viviente de lo d istinto"
bre, ~n I~ uni dad vivie n te de la polis, no ha toma do (Nohl. 347).
conscrencra de su desdic ha. y del cri stianismo, en el H egel, en lo sucesivo, se dedicará a estud iar en las
qu e el hombre, llegad o a la más aguda consciencia cosas la man ifestación d e lo absoluto, y, para él, la
de sí, al desgarrami en to y a la desesper anza, no ha to- tarea de la filosofía será descubrir su verdad , es decir,
ma do conscien cia de su dicha. su r elación con el todo.
El destino es la forma de existen cia de la tota lida d Lo finito no tiene sent ido n i realidad si no es a
18 El pen samient o de Hegel l. Vida y prob lemdtica de H egel 19

tra vés de lo infin ito, del cua l es la expresión limitada, «virt ud» a bstracta. Esta experi enci a condujo a H egel
es decir, pro vision al. Pu es por el hecho de su li mi- a un cambio ra di cal en su actitud r especto a la rea-
tación, lo finito no está unido al todo m év que por el lidad burguesa. La R evolu ción Fra ncesa y el cam bi o
movim iento m ismo de su propia superación, de su qu e en ella se produjo ejerciero n su influencia tan to
prop ia m uer te, que es a su vez la superación d el in - en el plano ideol ógico como en el polí tico. En el
dividuo por el todo. Lo infinito sólo se realiza y se plano ideológico se tr ata d el juicio de 1Ie~el ~obr e
despliega a través de la sup eración , la su bsti tu ción de la evolución d e las luchas internas de Francia. En el
un ser fini to por otro. El movimient o medi ante el cual plan o políti co se trata de las consecu encias prácticas
lo finito lleva en si, d ada su natu raleza, el princip io q ue en Alemania tuvieron las guerras de la República
de su propia destrucción es el movimiento mismo de fran cesa contra la intervención fcu dal y ab solutista dc
la vida como totalidad. los príncipes europeos. Estas dos ser ies ~e ~n.fluenci as
tendieron a apartar a Hegel de sus prmuu vas con-
cepciones. .
H acia 1800, la perspecti va h istóri ca se vuelve, para Anali zando el primer aspecto, el de la evolución de
H egel, obscura. Despu és del T error, el gran sueño he- la situación en Fra ncia , ten emos qu e la r eacción ter-
lénico se ha d esvanecido como un espejismo : ya no le midor iana )' el Director io fue ron la r evancha de la
par ece posible que la totalidad social se halle d irec- «socieda d civil», del hervidero de egoísmos en los
tamen te presente y actuante en cada in di viduo como qu e el «liberalismo» , anarquía de las volu ntades par·
lo estuvo para el ciu dadano libr e de la Polis. O la riculares er igidas a la altura de un principio, sólo ex-
totalidad liq uida la pa rt icular idad, como fu e el caso, pr esa la p erdida d el sent ido del Estado.
según el parecer de H egel, de la ép oca del Terror, o Entonces, dice Hegel, se manifestó «la nec esidad ab-
la red de intereses pri vados se interp on e en tre el solu ta de un pod er gubernamental. Napoleón lo in s-
individuo y el Estado, concediendo a la «socieda d ci- tituyó bajo la for ma de un pod er m ili tar y se colocó,
vil», a tra vés de la urdimbre d e los apetitos y las a continuación, a la cabeza de este n ue vo Estado como
codicias económicas enfrentadas, la dom inación r eal volu n tad Individual» Wh H , p. 40·1).
sobre los individuos y el Estado, como at estiguan las Contra el T error, triunfo abstra cto del Estado, y
corr upciones de los hombr es de negocios del Direc- contra el li beral ismo, tri un fo abstracto de los indi vi-
tor io. duos , H egel ve en la organización napoleón ica del Es-
El Consulado y el r égi men napoleónico constituyen. tado el modelo de 10 un iversal concreto. es decir, un a
para H egel, la solución de este problema : el Estado mon arqu ía que integra la pa r ticu lar idad de los inte-
tomando p or su cuenta los grandes in tereses econ ómi- r eses in dividuales con una un iversali dad concreta del
cos e impon iendo un orden al caos de las compe- Estado.
tencias. La «socied ad civil», es decir, la red de intereses pri-
De esta form a, el T err or y su fracaso fu eron la vados en el régi men capitalista, está así integra da en
experienci a histórica y metafísica de la derrota de la el Estado como u no de sus momentos nec esarios. Los
20 El pensam iento de H egel J. Vida y problemática de Hegel 21

intereses privados, egoístas. de sgarran la sociedad, per o 1I0s mome ntos, con amargura : «Los d irigen tes de la
H egel, en lo sucesivo, ren unciará a afrontar de form a gran nac ión han ab an donado los más sagrados dere-
revolucionaria este desga rram ien to. ches de la h uman idad al desprecio y a la.s burl as de
El sc~u n do aspecto de la influe ncia ejerci da en el n uestros enem igos. No conozco venganza comparable
pen samiento de H egel por el desarrollo de la R evolu - a la magni tud dc su cr imen ».
C ~ÓIl Francesa esut un ido a un pro ble ma político inme- He gel va p erdiendo confianza en el ideal revolu -
(hato plante ado al pu eblo alemán por la transforma - cionari o. ¿Cómo resolver el conf licto entr e sus aspira -
ción del cará cter de las guerras de la R evol ución Fran- cion es y el mu ndo rea l de su época? ¿Cómo puede el
cesa. Defensivas en un pri nci pio, se con vierten luego hombre, en cuanto in di vid uo, realizar su exigen cia
en agresivas. Pr imero r evolu cionarias y ten dentes a li- humana d e desar rollo de la persona lid ad en u na so-
q uidar las superviven cias feu dales de los paises veci- ciedad cuya ley fundamental de expa nsión exige y
nos, bases de agresión con tra la joven R epública fran - exalta. por una parte. esta ex igencia y. por otra, aplasta
cesa, van con virtiénd ose en guerr as de conq uista v y degra da con toda su fuerza a la persona hu mana?
de rapiña. ' Esta gra n contradicción domina. en lo sucesivo, la
En Alemania, las consec uencias de las victorias de evolución del pensamiento hegeliano. H egel tiene u na
los ejérci tos fra nceses son contradictor ias : los espíri tu.. conscien cia demasiad o lúcida y profun da de la r eali-
más progresistas de Alemani a espera n un cambio en la dad h istór ica y del movi mien to r eal q ue la anima
" ida pol ítica y social. H egel, al igual q ue Goeth e, para predi car la evasión y la rebel ión abstractas del
Sch ill~r y Fichte, comparte esta espera nza . Pe ro la romanticismo, y menos a ún para exalt ar el pasado o
conquista fra ncesa agrava la di visión nacional en Ale- para exigir un «debe r» sin r elación con el ser.
man ia, pu es otorga a las fue rzas feudales absolutistas, Desdeñando toda il usión, se vuelve hacia el saber y la
en Austria y Pru sia, una impor tancia cada vez mayor . historia para de scubr ir en ellos el secreto d e la libertad
La creac ión de un Estado u ni tar io se convier te en una y del desarro llo del hombr e. El saber qu e le perm iti d
perspectiva con grand es posibil idades r eaccionarias. parti cipa r en la compr ensión de la significación total
En Fra ncia, la causa de la nación y de la libertad de l m un do. y la h istor ia qu e le asegurará el desarrollo
son u na misma cosa. En Alema nia, la victor ia d e la y las conclusiones necesar ias.
libertad sign ifica ba la destru cción de la nación , la vic- Evocando la situación d e su país y la'> r ebelion es
toria de la unidad. nacional conducía a la d estrucción de su juvent ud, H egel escribi ó : «Las sigu ientes pági-
de la libertad. nas son la voz de un alma q ue. con con trar iedad. se
La decepción de H egel es sumament e violen ta d es- despide de aquella esperanza d e ver surgi r el Estado
p ués del Congreso de Rasrad t (diciembre de 1797. alemá n de su Insigni f icancia )' q ue, antes de abandonar
abr il de 1799), el cual acaba con la p rimera gu erra de por completo esas esper anzas, que rr ía un a vez más
coalición cont ra Francia. El Congreso de Rasradt le recor dar in tensament e sus deseos cada vez más débi-
pareció un mezqu in o mercadeo por el cual el territo- les y gozar a ún, por última vez, en la débil fe de su
rio alemán resultó amputado. H egel escr ibió, en aqu e- r ea l izaci ón» ( Ver íassung des deutsc hen R eiche.f).
22 El pensamiento de H egel l. Vida y problemática ele H egel 23

H egel decide así, «sigu iendo la corr ien te» (ca rta lu ción f rancesa. q ue en la prá ctica se transforma en
del 9 de feb rero de 1797. Bríe íwechsel, l . p. 49), re- una justi ficación de la monarquía prusian a.
conciliarse con el mundo r eal. Las contrad icciones histór icas se encuentran tr ans-
Su a fir mación de la sobera nía del hom bre le hab ía puestas a u n plano moral, r elig ioso y final mente filo-
cond ucido, hasta en tonces, a d isti ngu ir en la histo ria sófico; la tarea de la filosofía de H egel es, pues, la de
tres et apas fundamentales : ele var hasta el concepto el sentim iento de desgarro,
esta expe riencia vivida de la conrradiccíónv el dolor.
(a) la de la ciudad an tigua , de esas r epúbl icas li - Éste es un tema d efinitivo en el pen scrmento hege-
bres en las que el ciudad ano se rea liza totalm en te ; liano : en la D íterencia en tre los sistemas filosóficos
(b) la del cristiani smo, período d e ser vid umbre en de Ficht e y Schelli ng (p. 139), Hegel proclama ya que
el q ue el individuo, re plegá ndose sobre sí mi smo, con- «la supresión de la escisión está planteada como la
cibc la naturaleza y la sociedad como poder es ex tra- tarea for mal d e la filosofía»: en sus Lecciones sobre
ños (alie nados): la filosofía de la religi ó,¡ plant ea el problema en . l.as
(e) la de la R evolución Fra ncesa, que permi te una mi smos términos: se tra ta de alcanzar la «reconcil ia-
r econquista de la libertad concreta de l ciudadano an o ci ón» , y esto sólo es posible «sl la escisión está r eeuel-
tiguo al asegurar la pa rt icularidad de cada individuo. ta» (1" pa r te, p . 27).
Ahora H egel, tras la experie ncia de Tcr midor , el H egel toma de la teologí a cristian~ ~us temas [un-
Directorio, las guerras de conq u ista del Consulado. el da me ntales ; Encarnación, Ca lda . Tnmdad.
estableci miento de l statu qu o socia l en Alem ania, su - El Dios-hombre del cristian ismo es, para él, el pro-
fre do lorosamente las contrad icciones de su época. totipo concreto de toda r ealidad viviente, es de~ir, de
Puesto que ya no se tr ata de una transformación toda realidad que rechaza encerrarse. en si m isma r
revolucionaria de este mun do, hay q ue re plantearlo q u e consiente en morir para d.evem r 10 otro de 51,
desde dentro y, sin cambiar el orden o los desórde nes, p ara realizar de esta [ar ma m~d l a nte ~u m ~ erte y su
encontrar en él las significacion es vivas q ue p er mitirá n r esur r ección el paso de 10 fini to a lo infi n ito .
al hombre indi vid ual supe rar en el pensamiento la El espíri tu fin ito es el espíritu infinito r econciliado:
prosa mortifican te de esta re alida d, y vivir sin embargo el hom bre tomando consciencia de su divinida d y lo
en ella una vida humana. El problema políti co y social divino tomando en el hombre consciencia de sí mi smo,
se convier te en problema filosófico y moral. éste es el con te nido que Hegel tra ta de conce p tualizar.
E~ H egel se manifie sta toda la grandeza y todas las Co nsidera q ue la ta rea de la filosofía cons iste en res-
de bilidades de su época , que es la d e la Revol ución t aurar la unidad y la totalidad origi nales del univer-
Francesa, pero vista a través del prisma de la r ealidad so, desgarrado por el pecado y la caíd a.
alem ana de esta m isma época, en la q u e la b urg uesía La totalidad concr et a, vivien te, no p ued e alcanzarse
alemana era incapaz de r ealizar este sueño. más que a tr avés d el desgarramiento, la separación, el
De aquí se desprende la contrad icción principal de dolor. Aceptar el desgarramien to, la separación , el do-
la obra de H egel: una exaltación teór ica de la R evo- lar, comprendiendo su n ecesidad e integrándolos en
24 El pensam iento de H egel l. Vida y problemá tica de H egel 25
la feli cidad como uno de sus momen tos, ésta es la pro- La R evolución Fra ncesa vuelve a con sidera r, por
blemática d e H egel. El cristianismo dará a esta acti - vez primera desde los siglos de la cr istia ndad, el lugar
tud su j ust ificación. de l hom bre como individ uo en la natura leza y en la
La posib ilidad de una en tera placidez desp ués d e sociedad.
un desga rro tota l es, para H egel, lo esencial d e la La negación, en el pensamiento p rerrevolucionario
r eligión y lo esen cial tambi én de la filosofía, de la del siglo XVIII francés, del orden tr ad icional en todos
vida d el espír it u. sus espectos-c-pol tt icos, re ligiosos, económ icos, socia-
La d ialéct ica de la vida nos arroja. media nte el mo- les, estéticos, morales-e-ha da do al hombre la sensación
vimiento de cada ser finito , en el in finito que lo su- de una vertiginosa libertad. .
pera . Este movimi ento, media nte el cua l se descubre La Revolu ción Fran cesa es p..ara H egel la expen -
la presen cia viva del tod o en cad a part e y más alhl d e m en taci ón práctica de esta libertad. Espera de ella una
el la, es el espírit u. 1.0 dado, lo pasivo, el ser lim itado, respuesta a la pr egunta que se planteaba d esde su es-
se conv ier te en un momen to de l todo, deviene, tancia e n el seminari o de T übi nge n, a la pregunta
Este mundo Ia usti ano, como l o conceb ía Co cthe, es que no han cesado de plan tearse los h o,?~ res d~s~c
esfuerzo ~ nces a n tc e in cesante cr eación. D ios csnl p re- la conmoción del mundo feu dal y de la visi ón r eli gio-
sente y VI VO en la mu erte de cada ser finito Mediante sa del mundo q ue le correspondía : la libertad apare ce
esta mis ma mue rte se re vela en un m undo en el cu al en lo sucesivo al hombr e baj o un doble aspecto : com o
el d esgarramiento es la ley, pu esto q ue lo absoluto no el poder individual que pued e rechazad o tO (~O y
puede man ifestarse como tal y no p uede ser en trevisto com o la r esponsabilida d social q ue de be constr uir el
más que a través de la muerte y la superación, a tra- futuro de todos.
vés del deveni r de cada cosa. El movimi ento y el «ter- El prob lema de H egel estri ba en reconci liar estos
mento» de las cosas son la imagen visible de lo invi- dos momentos de la libertad : la libertad que sólo
sible y consta nt e génesis de Dios. p uede real iza rse totalmente en la sociedad (H egel d irá :
La tar ea de la filosoffa es en tonces parecida a la de en el Esta do), cuyo pri mer mode lo se lo hab ía propor-
la religión : supcrar el d esgarramiento y la separación . cionado la C iudad ant igua, y la liber tad basa da en la
Lo q~e la r el igión ex presa bajo las especies de la r e- singularidad personal, de la cual el cr istian ismo for -
vela ció n y de la tra scendenci a, la filosofía lo traduce a muló una total exigencia .
pensam iento especula tivo de una for ma inm an en te: El n uevo orden surgido de la R evol ución Fr ancesa,
todo está en Dios, Dios está en todo. el orde n de la burguesía y del cap ital ven cedor del sis-
te ma feu dal, m an ifestó, desde S1I victoria, las contra -
dicciones fundam entales q ue const itu irí an en 10 suces i-
En este insta nte podemo s repla nt earnos en su un ida d \ '0 el motor de su de sarrollo; las q ue lo conducirfan
los gra ndes mom entos de la toma d e con sciencia, por a su apogeo ), a su d ecad encia.
part e de H egel, del probl ema fundam en tal d e su El problema de H egel nace en la experiencia vivida
tiemp o, de estas contrad iccione s, de la necesida d de superarlas :
26 El pensam ien to de H egel

¿cómo encontrar una «r econciliaci ón» inmanent e de


estas contrad icciones? C A P iT UL O 11
Con un gra n sent ido de la realidad y de la h istoria.
EL ~I I':TOD O D E H EG EL
H egel no q uiere n i modera r estas contrad icciones. ni
someter a examen el régi men que las engen dra . y q ue
era en aquel entonces el único posible. No espera del Cua nd o H egel presenta su método como la conclusión
ext erior ni ngu na «salvació n», pues no conoce má s d e la empresa d e sus predecesores, no deja nu nca de
realidad que la que nace d e los esfuerzos de la huma- rec ordar la fu en te primera d e esta «inter ior idad ab-
nidad realizados a lo largo de su historia. solu ta», d e esta «autonomía del esp íritu» con respecto
Para qu e el hom br e conqu iste a la vez la mayor li- al mundo natu ral y social, }' que constituye el pu nto
bert ad y la felici dad, para qu e se encuentre totalmen te ele par tirla d e su pensamien to : la Reforma lut erana.
en su casa en el mundo qu e acaba de nacer, es preciso Esta conqu ista d e la verdadera subjeti vidad, de la in-
sup erar todas las contradiccion es, pero no medi ant e el ter ior idad del espír itu, está en el origen de la li be-
comb ate, puesto que el principio del n uevo orden no r ación del homb re r especto a toda esclavitu d y a toda
ha sido puesto en duda, sino por una racional ización «alienación». De esta manera se colocaba el Iundamen-
total de lo real, por la toma de consciencia d e la nece- to de u n mon ismo d el espíritu que H egel busca a
sidad de la contradicción}' de su racionalida d. ti entas durante toda su juventud y que orga ni za en
Sólo en tonces el homb re superará la experiencia sistema tan pronto como consigue la total elaboración
v ~vi d a del d esgar ramient o. de la an gustia . de la pér- d e su método.
dida ~ e lo que él creía q ue era su centro y su esencia. Descar tes es, para él, el «hé roe» de la filosof ía mo-
su DlOS. y sólo entonces alcanzará la sabi duría, el d erna que convier te el p ensamien to puro en el pri n-
sab er a bsolu to de la natu raleza y de la h istor ia, el cipio de todas las cosas y en el que está contenida toda
cual se id ent ifica con el mismo acto d e su cr eación re ali dad obj etiva. P ero este pensam iento es aú n abs-
y lo coloca en el lugar d e Di os. t racto y no pu ede adquirir, sin recurrir a la experie n-
cia, un conteni do concreto.
Spinoza ha ca ptado el pensamiento y el ser en su
unidad. Su obra constituye «u n pun to cr ucia l en la
filosofía moder na». Pero concibe la substancia de un a
for ma muy pobre, ignora la negación de la negación ,
y, en consecu encia, la subjetividad y la personalida d.
Su m étodo, tomado de las mat emáticas, per manece ex-
terior al Ser concre to y no pu ede expresar lo real en su
totali dad vivien te.
La mónada pen sant e de Leibni z devue lve sus de-
r echos a la ind ividualidad y al dinamismo de la sub s-
27
El pensamient o de H egel /l . M étodo de H egd 29
la nda. P ero no llega a u nir el mome nt o dc la mu lti- m ien te es activo, prod uct ivo, y {Iue no puede com-
pl icidad }' de la pasividad de las mónadas, unas en re- prender más q uc lo q ue ha hecho, F i ch~ e tuvo el mé-
lación con las otras, Con el momento de su interiori - r ito, reconocid o por H egel, de ser el pn mero en con-
dad }' de su act ividad. Entonces se ve obligado a recu - ceb ir el verdade ro método filosófico : el de la consrruc-
rrir a Dios para superar esta contradicción y esta blecer ción especulativa, q ue par te del espí r itu y progr ese d e
la armon ía ; «D ios se convier te en una especie de negación en negación al oponerse su contrarro y sup e-
arroyo por el que desap arecen todas las contrad lccío - ra rlo.
ne s» (H PIl , J1f, 2, e, 1). Este m étodo fu e extend ido por Schellin g a toda la
El verdad ero pr incipio espec ula tivo sólo sería des- natura leza, al a plicar un esq uema ex ter ior a las cosas,
cu bic:(o.P?T Kant y form ulado totalment e por Ficht e. e n virt ud de analogía s ar bitr arias. Hegel dijo enca re -
El pn nclplO de la sobe ra nía del pensamiento hu mano cidamen te {Ille Schell ing ha «sustituido el concep to
en la nat uraleza y cn la sociedad fu e planteado en la por el antí-método del presen tim ient o y el ent usiasmo"
práctica po r la R evolución Fr ancesa y en la teo rí a (F, p. 33). . ,
por Kant. Contra la an tig ua m etafísica y contra el em- H egel piensa que no se p uede partir de la maten a
pi rismo q ue tienen la com ún característica de su d ogo para obtener de ella la consci en cia, n i de la pura
rnati smo, de par tir de «datos» (de la razón o de los consciencia de sí pa ra obtener la mat er ia. M..is .allá d el
sent idos), Kant tu vo el méri to esencia l d e desperta r Ia materialismo mecan icista y d el ideal ismo sub jetivo, H e-
conscie ncia de la in teri ori dad absolu ta v d e re cha zar gel busca en las p er specti vas del id ealismo ob jetivo
absolutamente «el dejar actu ar y prevalecer en ella un un método que ca pte la totalidad de 10 real.
ele me nto cual q u iera que tenga un cará cter de ex tc- La ide ntida d del sujeto y del obje to debe ser esta-
rioridadlJ (Ene, § 60). De esta forma, el espíri tu ha blecida de tal forma q ue cada uno pueda llega r a
tomado consciencia de sí mismo, y es por ello por lo ell a : hay q ue demostrar q ue está cn la n aturaleza de
q ue H egel cons idera la filosofía de Kant como (da lo subjetivo cl tra nsfor marse en obje tivo y q ue lo ob -
base )' el pum a d e part ida d e la filosof ía moderna ale. jetivo de be transf ormarse en subje tivo.
mana ) (L , 1, p. 80). Pero por el mismo hecho de ha. Lo absoluto debe ser entend ido concreta me nte :
ber planteado este pr in cip io fundam en tal de la sobe- l . Como sujeto, es deci r, como poder espontáneo
ran ía absoluta del pen sami ent o. hace más escan da losa de d iferenc iación y de r ealización .
la incongruenci a ~e no ver en las categorías más q ue 2. Como resultado, es dec ir , como un ser vivi ente
una «forma extenor» q ue no nos per mitirí a pe netrar q ue sólo se realiza al final por el conj u nto de su desa-
en el corazón de las cosas. ITa lia.
Fich te no logró li berarse de este subje tivismo pri ma- No puede, pues, man ifestarse «Inm ed ia ta mente» en
r io que n iega al hom bre el conocimiento dc la natu - una int uició n in telectual q ue exija una inspi ración
ra leza y d e Dios, Co nti nuando la obr a de Kan t, q ue privilegiada o excepcional. La identidad del sujeto y
s~n taba las bases dc un mé todo d e constru cción a prio- del objeto no está en el inicio, sino en el fin. Exige
n , y partiendo de la idea kantiana de q ue el pcn sa- una demostr ación rigurosa : la Feno me no íogia del es-
30 El r emamiento de H egel JI. M étodo de H egel 31

p írit u nos inici ará a las etapas que la conscienci a debe Las mismas ma temáticas y la física han tom ado
atravesar pa ra alcanzar el saber absoluto. otr o ru mbo: las matemáticas deben levan tarse al ni -
vel de las nuevas exige ncias de la física. que revela
cómo la na tura leza es mucho má s compleja d e lo que
Esta. supera~ión de la trad ición filosófica fu e posible podía creerse m ed io siglo atrás. El estud io d e las per-
~Cl as al ni vel de desarrollo alcanzado por las cien- turbaciones en la mecánica celeste. de la pro pagación
eras en la época de H egel. Esta es precisamente la de los movimi ent os (cuerdas vibratorias, tubos sono-
segu nd a fu en te de su método . ros, propagación del Calor) condujo al empleo d e nue-
Los materialistas fra nceses del siglo XVIII basaba n sus " OS instrument os matemáticos (ecuaciones de derivadas
a nálisis filosóficos en un a ciencia p uramente mecani - parciales. fun ciones discontinuas, etc.) en los q ue las
elata, debi do a que solamente la mecánica habla lle- opera ciones tradicionales del cálculo infin itesimal no
gado a un al to grado de desarrollo. Los fen ómenos de podí an ap licarse mecán icamen te. En su L ógica, H egel
la vida, tan to en el animal como en el hombre, era n se re fiere explí ci tamente, en var ias ocasion es, a los
explicados a par tir de modelos m ecán icos. N i la mi s- tra bajos de mat emáticos contem poráneos, princip al-
ma filo.s~fía ~uperó apc~as este nivel de explicación : mente a las Reflexiones sobre la m cta íísica del cálcul o
las anticipaciones d e Diderot r especto a la evolución infin itesimal de Lazare Carnot, aparecidas en 1797,
de las especies, la concepción de la natural eza como y a la Te ovia de las funciones analíticas de Lagrange,
~otal.i~ad orgán ica en Rob inet no son aú n más q ue apare cida tamb ién en 1797.
in tUiCIOnes conf usas sobre una re ali dad todavía no ex. En cuanto a las ciencias humanas, la R evolución
p lorada. Francesa r enovó profundament e la concepción mi sma
Sin embargo, H egel dispone )'a de nuevos elemen- de la histor ia y d io sentido al deven ir de las socieda -
tos: Kant y Laplace han form ulado sus h ipó tesis so- des, a sus con tra d icciones y a sus crisis.
bre la for mación del sistema solar , Lama rck-c-d espu és Se mani fiesta cla ramente q ue la ra cionalidad de la
de B uffon y Geoffroy S.lin t-H ilaire_ ha elabora do la na tura leza, y menos aún la de la hi stori a, no puede re-
idea centra l del transform ismo, Lavoisier ha extirpa- ducirse a un modelo único e in mutable. La n atura leza
do de la, 9.uí mica las teorí as de la flogística, Goe th e cam b ia. El m undo ti ene una histori a. Van creándose
--cuya VISIón del mun do ejerció una pro funda iníluen- coru in uamente n uevas form as. La creación es un mito,
d a en e l pensam ient o d e H egel- ha dado form a l lr.ira No hay civili za ci ón et erna o ideología definitiva.
a la idea de la unidad orgá nica d e la naturaleza, ha La teor ía del desarrollo, la di aléctica concreta d e la
bu scado con el método del «fenó meno or igi nari o» las nat uraleza , d e la h istoria y d el pensamien to, no pued e
formas fundamen tales capaces de producir. por meta - ser tod avía elabora da en su tot alid ad ; el desarrollo
morfosis: todas las d emás formas, dando así cuerpo de la ter mod iná mica y el fun da mento científico de la
a la noci ón de un pensamiento org án ico, de un con- teor la de la evolució n le apor tarán elementos dec i-
cepto que no serí a un a abstracción , sino un germen SIVOS.
vivo en el corazón mismo del con cep to, P ero H egel puede superar ya las concepciones me -
32 El pemamielllo de Hegel JI . M étodo de H egel

can icistns y met afísicas de Sll S predecesores )' formular. H egel r ealizó esta tar ea con una clara consci encia
a unq ue bajo unas formas especulati vas, algunas de las de sus objeti vos y de su método. . .
grandes leyes del deven ir. En p ri mer lugar re chaza la utopla , Combate la Idea
Dos ele mentos nuevos. dos características gen era les, de que tila prueba de u n pen sami en to libr e ra diq ue
que con diciona n el desa rrollo de toda s las cie ncias de en el no-conformismo». Conde na los desordenados en -
la época, han con tr ibuido poderosamente a la elab o- tusiasmos que ti enden Ha disolver e n la ex altación
ración del pensa mient o d ia léctico, Éstas son la idea del ánimo .. . esta r ica articu lación íntima d el Estado,
de q ue la natura leza no puede ser concebida sin mo- su arq u itectura ra cional, que. por !a d ist inció n m.uy
vimien to. la de q ue el movim iento es inseparable de clara de las esfer as de la vida p ública y de su legt ri-
la mat er ia, y la idea de totalidad orgá nica y d e vida . mida d r espectiva, por el r igor d e la medida q ue mano
La idea centra l de G oethe de que el universo es tiene cada pilar . cada arco , cada contrafu erte, ~ace
UIl organ ismo, es un a de las p r incipales conq u istas del nacer la fu erza del todo de la armonía de sus rmem-
estu dio científico del deven ir concreto, El concepto bro s». Estigmatiza «la liber tad d el vado . .. tanto po-
de totalida d domi na en lo sucesivo en las ciencias lítico como religioso, el fan at ismo de la destrucción
natu rales y socia les. Si Lessing proclam a q ue nada en de todo orden social ex istente» (FD, prefacio. p . 2 5).
el mu ndo está aislado. H er der por su pan e aborda Con tra lo ar bitrario d e las prefer en cias subj etiva).
la historia con un espír itu similar. H egel estima q ue la filosofía. p uesto q ue es «el Iun -
Cuando H egel, en su juven tu d, resum ía su progra · damen to de lo racional, es la in teligencia del presente
ma con esta fórmula: {( pensar la vidu», de fin ía a la y de 10 r eal y no es la con str ucción de un más allá que
vez la intuición cen tral de su obra . La idea del de- sabe Dios dó nde se encontra r ía ... Se tra ta de recono-
venir concreto y del de sarrollo. la de la totalidad cer en la apar iencia de lo temporal y de lo pasajero la
orgán ica. la d e la contrad icción, la del cambio cuali - substa ncia q u e está inman ente y lo eterno q ue está
ta tivo. son ex presiones del fenó men o de la vida. H e- presente ... descubrir la pulsación in terior y sent irl a
gel se inspira rá en estos temas para conceb ir la natu - la tir ha sta ba jo su ap ari en cia ex teri or .. . Así, ~ue stro
raleza, la h istori a y el pensam iento como u n orga nismo tra tado, al ofrecer la ci encia del Estado. no q UIere ser
q ue r ealiza progresivamen te sus diversos aspectos, sus más q ue un intento de concebir el Estado como algo
diversos momentos. racional en sí . o. Concebir lo q ue es es la tarea de la
Con ceb ir la vida de la sociedad como la de u n a l" filosofía, pues lo q ue es es la r azón o • •R econocer la r a-
ga nismo tiene. por otra parte, una determ inada sig ui- zón como la rosa en la cr uz del sufr imiento presente
ficación históri ca y política. Aquí d escu brimos la te r- y r egocijarse con ella es la visión ra ciona l y m:diador.a
ceTa fuen te del método hegeli an o: las condiciones his- que reco ncilia con la r ealidad» (FD , prefacio, pági-
tór icas y pollticas de su épo ca ha n determi nado en nas SS·35).
gran medida. d ebido a la na tu ra leza de los proble- H enos aqu í ante el ob jetive persegu ido, ante la na-
mas planteados. la naturaleza del método adecuado turaleza d el pr oblema que hay que r esolver y, por
para r esolverlo s. ta n to, ant e 10 q ue determin ará el método que corres-
34 El pensamiento de Hegel 11. M étodo de H egel 35

ponda. Se trata de una j usti ficación del orden estable- las circunstancias no son ya las mi smas, la insti tu ción
cido. de una d ialéct ica de j ustificaci ón, y no, como en ha perdido su sentido y su derecho» (FD , p. 41).
el caso de Marx , de una d ial éct ica de superación . Para H egel es pl enament e conscien te de qu e las [ustifi-
uno el pr esent e es un r esultado, un punto de llegada. rac iones de los mé todos válidos en el período prerrevo-
Para el otro el presem e es un pun to de partida . luc iona t io para suprimir las institu cion es feu dales se
Hegel se asignó como ta rea en contrar un método vue lven pel igrosas en el período de instalación )' esta-
capaz de j ustificar lo real en su totalidad (y. por tanto, hilización del nuevo r égim en. Solam ente u n método
en sus contradicciones mismas) y en su conclusión . La espe culativo, ide alista, dará las j ustificacion es necesa-
dialéctica especulat iva de H egel ti en e como final idad ri as. En las últimas pag inas de su Lógica. He gel dice
«pensar la vida », es decir, probar q ue el mundo es (I" t el méto do d ialécti co es (da asp iradón ma'y0r J d el
enteramente la obra del espíritu, hasta en lo que apa- (espíritu ] d e re encon trarse )' r econocerse a .s\ . nusmo
ren temente contra dice las ex igencia s mi smas del es- y por sí mismo en todo» . Es, pues. la ap ropia ci ón del
píritu. mundo por la razón.
Cu ando la burgu esía triunfante ha instaurado. con Éste es el secre to de la gran inversión idealista rea-
Napoleón , su orden sólidamen te no puede ya darle lizada por H egel y de la cual su Filosot ía llel derecho.
justificaciones basada s ún icam en te en la h istoria, pues ro mo ha seña lado Mar x, nos da a la vez las r azones
tales ju stificaciones serían peligro sas: establecerí an al profundas y el mecanismo.
mismo ti empo la neces ida d del orden actual y la ne- Al comentar el párra fo 262 d e esta Filoso/la del
cesidad de su superación . -terecho . Marx recuerda que si, en la r ealidad , (da fa-
Hegel es perfecta mente consciente de este peligro milia y la sociedad ci vil son los presupuestos del Es-
y por ello. aunque reconoce los méritos de este mé- tado, son. propia mente ha bla ndo, activos ; en la es-
todo. r echaza final me n te su prin cipio. [ut cu laci ón es todo lo cont rario .. . , actú an a cama de
Mon tesq ui eu concib ió la idea de la neces ida d h is- la idea r eal, no es su propia vida 10 que las une )'
tórica no con siderando las leyes abstractamente. sino hace de ello un Estado, es, al con tra rio, la vida de la
como el em entos de una totalidad. Pero se contentó idea lo q ue las ha he cho ... La condició n se erige corno
con esta blecer una necesidad histórica y no una neo si fue se lo co nd icionado. lo determ ina nt e como lo de -
cesidad r acional. Ahora bi en , como subraya Hegel, termi nado, el prod uctor como el producto de su pro-
«llega a esta legiti maci ón por la histori a cuando co n- d ueto ... El hecho que sirve de p rinci pio no es concc-
funde la gén esis temporal con la génes is conceptual de hido como tal. sin o como re sultado mí stico. 1..0 real se
hacer inconscien tem ent e lo contrario de lo que ella convie ne en fen óm eno, pero la idea no ti ene más
pre te nd e. Cu ando una institu ción nace, en unas cir - cont en ido q ue este fenómeno . .. En este pá rr afo se en -
cunstancias det erm inadas. totalment e necesaria y adap- cuent ra dep ositado tod o el mi steri o de la filosofía del
tada , y llen ando así el luga r q ue el pu nto de vista derecho y de la filosofía hegeliana en genera l» (Marx,
hi stórico exi ge, entonces, si se generaliza este tipo de Crit ica de la filosofía del Estado de H egel).
justi íicación, se produce lo contrario, pues, puesto que A consecuencia de esta in vasión ideali sta. la ex is-
El jJctlsum ie llto de H egel l/. M étodo de H egel 37

ten cia parti cul ar, em p írica, del Estado (y d e cu alq uie r la toma de conscienci a hegeliana de este orden. a su
cosa) se encuentra «ded uci d a» de la idea, colocada po r realización final : 10 re al es r acional y 10 racional es
ella. real. Co n este ax ioma no se glor ifica todo, pero en lo
La con strucción especu lat iva del Estado no es mas sucesivo cualq uier cambio fu ndamental no es posibl e
q ue U I~ capítulo de la Lóg ica, la rea lización más a lta y. por tanto. tampoco es legítimo. . .
d.e la .h ber tad . .. en no mbre de la cual H egel «ded u- La total j ustificació n de la r eali dad ex ige que la
c!rá )) Im p.e rtt~ rba.bl ement e el tít ulo heredi ta ri o y m ulo contradicción sea integrada por la Ta7Dn como uno de
titud de m stuucíoncs de este tipo. sus momentos. La contradicción se conv ier te en el pro-
La correcta comprensión de esto ex ige pr imero el ble ma cent ral del mét odo.
rec hazo de las concepci on cs prerrevolucionar ía, d e Los mayores escritores de esta época ha n dado tes-
~ousscal.l, del «de recho naural » }' de l Cont rato 50' I iruon io de esta contradicción . Balzac, en la Comedie
clal,. segun las cua les el Estado emanar ía de un pacto tnunaine )' principalmen te en las l llus íons perdues,
re ali za do entre los in dividuos que lo componen. El present ó las consecue ncias hum anas del d esarrollo del
error d e Rousseau }' de Fich te, según H egel. est..i en maq u inismo. Ccet h e, en su Wí lhe m M eiste r }" en su
habe r concebido la voluntad com o volun tad indi vi. Fausto, expresó con incomparable fu erza el cará cter
d ua l y lila voluntad general. no como lo racional en trág ico de estas contradicciones en la conciencia de los
si ~' para sí de la vol untad , sino como la volu n tad co- hombres.
m uo : esUI l.:ldo de las volun tade, ind ividuales q ue son H egel, que es pl enamente .consciente de esta s .con-
comClen tes (FD , § 258, R)_ tradiccloues y de esta traged ia. se esfuerza por m te-
De ello se d espr enden las consecue nc ias destr ucto- grarlas en su sistema total: 1'\0 se ext iende. como ~l gu ­
ra s del carñcrer «d ivino» del Estado. de su a utoridad n os románticos. en jeremi adas acerca de la desd icha .
y de su «majestad absol uta». 1'\0 ma ld ice el progreso técn ico. No opone a las form as
A este desorden opone su concepció n especu la tiva capitalistas, burguesas, de.l desarr oll? h is.tór ico, la n o~ ­
del Es~ado: (( Es ~l espíritu in ma nent e y la hi storia ralg¡a de una Edad Medi a feu dal idealizada y poen-
- la histor ia no SIendo m ás q ue su histori a- los q ue zada . 1'\0 cae ta mpoco en la utopía, en u n sueño en el
ha n hecho y hacen las constituciones» (EIlC, § 540 R). llue lo bue no del progreso seria opuesto abst racta-
Lo qu e coloca un a cons tit ución fuera del alca nce mente )' de una form a me ra me nte moral a las ce nse-
~e las accio nes in di" id ua les o colecti vas. con una re. cuencias q ue ne cesar iamente se despren den de las
S1S t~nc ia similar al antiguo «derecho divino», }' señala leves funda mentales del rég ime n . H egel n o busca nin-
~s t ~' l c t a m e n t e a cad a u no sus debe res es la moral ob- g una evasión . ni en un pasado lírico n i en un futur o
jenva, (( q ue, situándose por enc ima de la op in ión y ut ópico. H egel no acepta una oposición ab stracta ent re
la buena ~olu.nta~ subj etivas, es el sosté n de las leyes 10 ideal }' lo real. Trata de ex te nder lo presen te, lo
}' de las msntucíon es que existen en sí y pa ra sl» real, en su totalidad y en su neces idad , Per cib e cla-
(FD, § 144). ram ente cómo el de sarrollo inel uctable del cap italis-
La histor ia ha llegado, con el orden na pol eón ico }' mo crea a la vez las con diciones de un desarrollo sin
38 El pcnsa mienta de H egel 11. M étodo de H egel 39

preceden tes d el hombre y las condi cion es del ap lasta- su bje tividad rea lizarse hasta el extremo de la p art~cu­
miento de m illones de homb res. laridad personal autónoma y a la vez ?e condu~lrla
C~mo no supera, ni puede superar. al principio a la unidad substancial y m anten er ast esta Uni dad
~el siglo XIX. este hori zont e sin caer en la utopía, con- en este pr incipio m ismo» (FD. § 260).
sidera que esta contrad icción es eterna y e tern a su De esta forma r esu elve definiti vamente H egel el pro-
superación. blema que se ha bía plan teado en su juven tu d a p ro·
J .o trágico forma parte. para él , de la condición pósito de la «Polis» anti~ua ; el problema de la ar mo-
l~ ull1 ana. Pero no es més que u n «momen to» de la rea - nía del individuo y la socleda~, el de la part: y el to~o,
li dad, un mom ent o no en el sentido histórico, sino en pro blem a qu e se hab ía complicado cuando mte.ntó m -
el sent id o on tológico. Este «momento» no pu ede ser tegrar en esta totali dad, como uno d e sus té~m.m~s. la
abandonado detnis d e nosotros, puesto qu e forma pa r- su bjetividad del indi viduo. que con el cnsna rusmo
te. de nosotro s. Es el «rei no a nimal del espír it u» des- había tomado un valor absoluto. El desarrollo an ár-
en t? p?r. Heg~l en la Fe'lOmenología del espíritu. con quico de la «sociedad civihl, .es deci~. de la esfera
su. indi vidualismo rad ical, es la selva de los enfr ent a. económica de los intereses pri vados r ivales y de las
mle nto~ de todos contra todos, el mundo balzaqu iano am biciones personales en competencia, había hecho
de la riqueza y la ambición . aún más di fícil la solución del problema. El Estado
~egel integra este momento en su conce pción de napoleón ico sum in istró. si." ~mbargo. el modelo de esta
conJunt? ~ e la socieda d y en su sistema. Todas las supera ción de las contradicciones, del cu~l el. sabe; ab-
contradicciones son superadas en la síntesis final es soluto de H egel const it u iría a la vez la justificación y
decir, en la realidad , mediante el Imper io napoleón ico la tr ansposición especulativa.
y. en el pensamiento mediante el sab er ab soluto h ege-
Jiano.
«He visto al Emper ador a caballo-he visto la R a- El concepto clave del método hegeliano es el de tota-
zón a caba llo», escribía H egel a raíz de la batalla de lidad.
j en a. Desde la pr ime ra página del «Prólogo» de su Peno-
Para .H egel. el I'!1pe.rio uni versal 'y homogén eo de me nologio del espíritu. al evocar H egel el cará cter n e-
Napole ón es la reali zaci ón de la Razón sobre la tierra. cesariamente sistemático de la filosofía. toma com?
Incluso cua ndo Napoleón caiga, H egel considerará analogía el orga nism o vivo : «(La an~tom {a-<onocl­
qu e el orden q ue ha instaurad o, conclusión de la obra miento de las partes del cuerpo consldera~as aparte
de la Revolución Fran cesa. tr iunfará inevitablemente de sus re laciones vi tales) (p . 7) n o n os p errm te poseer
en todo ~stado moderno. Es este orden el que cree en. la cosa misma. «Es únicame~te como cienci a. o ,co:o o
con ~rar incluso en la monarquía prusiana y del cu al sistema, que el saber es efectiva mente re al, y es umca-
clara la fórmula id ealizada en su Filoso/la del dere- mente así q ue puede ser pres~n tad? ll (p; 18). .
cho: «El princip io de los Estados modern os tiene el Pero la totalidad , en el sent ido d ialéctico o hegelia -
poder y la p rofundidad de dejar al princip io de la no del térm ino, no es una armo nía simple, sino la sín-
-!O El pensamient o de H egel ll. Método de Hegel 41

tesis de la unidad y d e la negat ividad. En ella el Ser es expresar ta n to la impo si~ ilida? d e la in tuición sen-
se r eafirma en su identidad después de haberse nega - sible directa como la del a islam iento absolu to de un
do a sí mi smo. El mé todo ex presa esta estructura de concepto.
la totalidad orgán ica del ser : «El método no es sino Este doble r echazo se basa en la cons ideración de la
la estructu ra del tod o presentada en su esencialida d natura leza misma del ser por conocer. Si el mundo
pura » (p. 32). constituye una tot alidad org,ín i~a y si GH.llbia como un
Esta totalidad orgánica no puede concebirse de uua ser viviente. cu alqui er conce pción estáti ca y.con~l~sa
form a estática, puesto que está en movim ient o en de- de su conocimiento. cualquier cor te de l~ m~l.lICIÓn
veni r ; vive. ' sensible o del entendimiento abstr acto son ileg trimos;
• ~l IlTodo)) de la re alidad no viene, pues, ex pr esado no pueden darnos un con ocimiento real d el ser. de ~a
urucament e por su resu ltado final, ni por las etapa s misma manera que un cubo de ag ua sacad o del n o
?el desar;o~l? por las que ha llegad o a él, ni por el no nos p ermite estudiar la corri ente. .
Impulso inicial que lo ha cond ucido hasta a llí, sino Sin emba rgo. esta úl ti ma metáfor a es inadecuada,
por el conj u nto de estos «moment os» de una totalidad puesto que uno de los rasg~ n~ás. import?ntes de l~
orgá nica viviente. ((En efecto, la cosa no se re duce concepción hegel iana de la di al écti ca co~ s l ste en ex ~ ­
a su fin. sino que se halla en su desarrotlo. n i el re. gir o para que un sab er absolu to sea posible, la finalt -
sultad? es el todo real. sino q ue lo es en unión con su zacié n del movimi ento med iant e el cua l el Ser se
devenir : el fin para sí es 10 u niversal car ente de vid a constituye.
del mjst~o m odo qu e la te ndencia es el simple im- En efe cto, si u na intu ición sens ible o un concepto
pulso pr~vado todav ía de su rea lidad. y el resul tad o no p ueden tomar todo su ,scntido y con tener u na ver:
escu eto Simpleme n te el cadáver q ue la tendencia deja dad si no es en sus relaciones con el todo. no podrá
tras ei» (F. p. 8). ha be r n inguna verdad absoluta si el. Todo no , ~s.tá
T odo cono cim ien to real de be pa~ar por tres mo - concl uido. El fin de la histori a es la pnmera condi ci ón
men tos : por el de Jo inm ed iato o de lo universal p ara la posibilidad de una verd ad absoluta.
abs~r,acto, de~p~és por el d e su negación , q ue es r e. De esta for ma , sólo a tra vés de la cir cu laridad puede
Flex i ón, med iaci ón, y por el d e la totalidad concreta, H egel dar u n fu ndamento a su cr iter io supremo de la
de lo u niversal, concreto: es d ecir. de l r esul tado q ue verdad . «Lo verdadero es el d even ir de sí m ismo . el
conserva y contiene en SI el momento de la n egación . círculo q u e presupone y t iene por com ienzo. su tér -
de la re flexión . de la mediación . m ino como su fin y q u e sólo es real por medi e de su
Decir que el método del conocimiento es dial éctico desarrollo y de su fin» (F. ,P' 16).· , . . .
es decir q ueno ~az ~ono cimi ento in mediato. Es ne gar Esta noción de circulandad C~ in dispensabl e para
no tao" só!o.la pO~lb.lhdad de poseer la ver dad mediante justificar el método del desarrollo del sistema hegel ia-
u~~ intuici ón sens ible y directa. sino también la posi- no . que es a su ve z para sí mismo su pr opia prueba.
bilidad d e poder alcanzar la verdad mediante u n con. En efecto . si existe una tot ali dad completa. acabada. de
cep to a islado. Lo caracte rístico del mé-todo d ialéct ico los conceptos y de las cosas, se pued e pa rtir de cual-
42 El pensam ien to de H egel 1I . M étodo de H egel 43

qu ie~ lugar. pues «este punt o de vista q ue parece in- venir es la pr imera rea lidad concreta, en cuyo in te-
mediato deb e. en el in ter ior de la ciencia [es de cir, rior el ser y la nad a aparecen como abstr acciones en
del sistema. R .G .]. convertirse en el resu ltado y hasta SIl insuficiencia y en su con tradic ción .

en el último resultado ; en éste alcan za de nuevo su «Al ir al fondo de las cosas, se enc uentra todo el
principio y vuel ve a sI misma. De esta manera la filo- desarrollo incluso en su or igen » (L, 1, p. 54-). Y se le
sofía aparece como un circulo que vu elve sobre sí encuentr a porque en re alidad la totali dad concreta,
mi sm o» (Ene. § 17). en vez de ser construida a partir de términos abstrac-
A través de las últimas pág ina s de la L ógica, dedi- to!'>, insuficientes y contradictorios, y q ue están en mo-
cadas a la «Idea absolu ta », muestra cómo esta noción vimient o a causa d e su prop ia contrad icción, de su
de circu laridad es la clave d e bóveda de su método. insufici en cia y dc su abstracción, es, al con tra ri o, el
de su dia léctica especula ti va: ( El método de la verdad fin q ue llama para si a todo el devenir y que por su
s~be q ue el principio no es perfecto porq ue es prin ci- presencia , ya en acción des?e el p ri n.cipio, pone ? e
plO, pero sabe tamb ién q u e esta im perfección es u na man ifies to la abstra cción , la in su ficien cia, la con rr adic-
necesidad. puesto qu e la ver dad no es más qu e el r e- ción de cada térm ino.
torno a sí a través de la n egación d e lo inm ed iato . .. En r esumen, esta concepción de la tota lida d, obra
E:,n ~zón de l mé todo que acabamos de describ ir, la maestra del método di aléctico hegeliano, implica :
crencra se pr esen ta como un círculo cerr ado sobr e sí (a) un mundo conclu ido, un a hi stor ia acabad a o de
m ismo.. . » (L , p. 58 1). la que se percib a el fin ;
Esta con cepción concede un carácter finali sta a la (b) qu e conozcamos este . fin, sin lo cu al la circ ula-
dialéctica hegelian a. Su motor es la finalidad, y la con- ridad n ecesar ia para la existencia de un a verdad ab-
tradicción sólo toma su sen tido en función de esta soluta n o se r ealiza.
finali dad. Sólo se puede comprender la h istor ia del Con esta doble condición, la reali dad puede ser vi-
desarr ollo al conocer su fin . Todo el desarrollo está ya sible a la ra zón , p uesto que en su fondo ambas son
c? n tenido en el ori gen, pues el comienzo es ya tota- idén ticas.
lIdad concre ta, y lo que aparece en él como contrad ic- Esta es la segu nda car acterística fundam ent al del
tor io, como contrad icción motriz, no es en rea lidad método hegeliano ; es decir, el método no es exter ior
más que la imposibilida d de este principio u origen , al objeto. .
o de esta realidad inmed iata, de bastarse a sí mismos. El método no es únicam ente un medio para llegar
Pero esta in suficiencia sólo existe y se man ifiesta en al conocimiento, un in strumento exterior. El método
re ferencia a la total idad . En efecto, en re lación con el es la razón q ue se ree ncuentra y se reconoce a sí
todo, cada momento es abst racción , y como tal es insu - m isma a través de cualqu ier cosa. El método es el
ficient e. concepto que toma conscienc ia de l ~ ide n t i ~a ~ dc su
Desde el principi o ello es así en la Lógica de He gel. sign ificación subjetiva y d e su rea li dad ob jetiva.
El ser y la na da no existen como tales para constit u ir Aquello a 10 q ue H egel llama la «seriedad» de la
por sínt esis el devenir, sino que, al contrario, el de- vida es la penetración en la experiencia de la cosa
J1 El pensamiento de H egel 11. M I lodo (le H egcí 45

m isma . La dia léct ica no es s610 la vida del pensa- quiera de nuestro s conocin~ ien ~os. d isringuir lo q ue en
m ien to. sino tambi én la vida de la naturale za v de la él es subjeti vo y lo que existe mdependlen!c~en te de
mate r ia en rodos sus gra dos de com ple j idad. todo conocimiento (y de lo cual. por defin ici ón, nad a
El método tan sólo alcanza totalmente su objetivo podemos dec ir ). La noción de «cosa en st» es absolu-
cua ndo no hay nada extra ño a la razón m isma ; n i ta mente vacía y fantásti ca : pret ende exp resar la r ea-
tra nscendencia d e Di os, ni exterioridad de las cosas. lidad cu ando se la vacía de todo lo que sabe mos d e
H egel opone su método tan to a la metafísica como ella.
a las ma temát icas. Esta pretendida separación c.n tre el conten~do d e la
En la metafísica tra dicional cada cosa te ní a sen tido conscie ncia)' su form a conduje y.a a los l ógico s dog-
por su dep enden cia respecto a un D-ios transcende n te: ma ticos a usu poner q ue la ma teria del conOCimiento
«El sen tido de cuanto es rad icaba en el hil o de luz que existe como un mundo acabado. en sí y par.t sí. fuera
lo unía al cielo» (F. p . 11). del pensamiento, q ue éste por sí es vacío y q ue .se
«En el conocimient o ma tem ático la r eflexió n es una añade como una for ma extrí nseca a aquella mat cna ,
operación exter ior a la cesa» (F, p . 29). Esto se debe se llena de ella. y solame n te en tonces ad quiere un con-
en primer lugar a la naturaleza de su o bjeto q ue es ten ido y se convie r te así en conocimien to real» (L ,
la magnitud. lo espacial. de una man era genera l la l. p. 59). .
cant idad. a 10 cual no pued e re d ucirse el Ser. Este El con tenid o no es nun ca un «dato» ai slado ; el con -
saber es, pues. abstracto y form al ; es un conoc im ient o <:epto y su ma ter ia. lo subje tivo y . 10 ~hje ti\'o est án
de entend im iento qu e sólo se refiere a un aspecto, a íntimam ente unidos en n uestra consciencia: no pueden
un moment o abstra cto del Ser. Esto se trad uce, de s- ser despegados el u no del otro y separados si no es por
de el punto d e vista d el sujeto q ue conoce. en la abstracción . En lugar de conce bir un mundo acabado
a usencia de finalidad en la de mostra ción ma temática. sin él, el pen samiento no puede pa rt ir mas q ue de
Este método ma temático ex terior a la cosa no con - una totalidad in mediata todavía confusa, y ab arse por
viene, pues. más que a objetos ab stractos. mien tr as encima de esta in med iatez al descu bri r poco a poco
q ue en filosofía «el método es la consciencia rel a tiva las relacion es que unen los diversos mome nto!'> de e~ta
a la forma del a utomovimi en to interi or de 5U con te- experienc ia. Entonces es cuando r econo.cemo s la obj e-
nido» (L. 1. p. íO). rividad de la exper iencia misma. la unidad pro fu nda
H e?"el reprocha con iron ía a Kan t el hab er quer ido del su jeto y de l obj eto , el movimi ento de las cosas en
examin ar el valor de nuestro poder de conoc er antes el movim iento de los conceptos.
de conocer : es, d ice. q uerer a pre nder a nadar sin El paso del conocim iento inmed iato .a la Idea se des-
echarse al agua. Empresa con tradictoria , pues la cr íti - crí birá con todos sus momentos sucesn"os en la Peno-
~ , ~ el conocim ient o del conocimiento, ya es un cono - menologio del esp íritu, Al término d: e!'>t~ iniciación
Cim iento. y por ello esta mos encerra dos en u n círcu lo metódica al saber ab solu to. la conscien cia será ((SU -
vic ioso. mergida en la materia. procediendo se~ú~ el ffi? \"i-
Es, en efecto, arb itrario pret en der. partien do de cual- mi ento pr opi o de esta mater ia .. . El conocnmcn to eren -
46 El pensam íentc de H egel 11. Mitodo de H egel 47
tí fico, exige entregarse a la vida de l obje to o. lo que es Esta fórmula re sume toda la filosofía de H egeL Lo
lo m ismo, tener ante sí y expresar la n ecesida d int er - prop io del id ealismo objetivo, en ge nera l, consiste en
na de él» (F, p. 36). creer que las ideas ti en en una existencia objet iva. Pero
H egel considera que el objetivo pri ncipal de su ob ra Hegel no sólo presta a las ideas la ex iste ncia , sino el
filosófica es realiz.:-r la tarea que Ari stót eles asign ab a a deven ir y la vida. , . ' . .
la filosofia : «dejar act uar en si a la Cosa» (Enc~ El «sujeto» no es el «Ycu del idealismo subjet ivo
§ 577). En las últimas lineas de su Enciclopedia lo de Fichte. por ejem plo ; más bien es Dios. El pensa-
recordará solemnemente. mi en to no es un fen ómeno subjetivo, es una r eali dad
. ~a liber tad en cu en tra ahí su expresión más alta r obje tiva. . .
di vin a. El saber absolu to no form a sino uno con el El «sujeto» así defini do es el pun to ~e pa rtida '!
act o d e la creación. también el tér mi no de la filosofía hegeliana , la pn -
El m ovim ien to de la ciencia es dialéctico porque re- mera y última palabra.
produce la dial éctica de la realidad. Lo verd adero es En pri me r lugar es li be r tad. . .,
a la "el concep to realizado y rea lidad concebida . El Podemo s d efinir esa libertad por OpOS1ClOn a lo que
concep to es Ind ivisiblem ente movimi en to d e la cosa H egel llamaba en su juventud la «posirivid ad».
y acto de comprenderla. El concepto «es el objeto, el La liber tad es lo contrario del «dat o», ya se trate
producto y el contenido del pensa miento, es la cosa en de ese «d ato» que consti tuye la ex ter ioridad de las
si y para si, el L agos, la razó n de lo que es, la verd ad cosas como de ese «dato» que cons tituirí a la tra ns-
de lo ~ue ll ~va el nom br e de las cosas» (L , 1, p . 5 1). cen dencia de D ios. La liber tad es la inmanencia pura,
La dial éctira no es, pues, solame nt e la re producción el surgimiento puro d el Ser. Se identifica co~ .l ~ infi-
en el p ensami en to del r itmo de d esen volvimiento de nito, puesto q ue lo finito es el «dato» (la p.oSltlvldad).
la totalidad orgá ni ca ; es ese desa rrollo mismo . N o es Esta liber tad implica tres momentos esenciales :
la reproducción del mismo ; es la producción. l . El mom ent o de la separació n r especto de todo
El m undo es la obra d el espír itu . o más bi en es es- dato, de todo fin ito. Es el momento de la abstr acción .
píri tu . H egel no vacilará en defini r el conten ido d e Mom ento indispensable. pues el pensamien to «ga na
su L ógica como (C una representación de Dios, tal como en inde pendencia y autono m ía» (L , 1, p . 45).
está en su ser e terno, an tes de la crea ción d e la natu- 2. El m ome nto d e la d eterminación , por el cua l
raleza y ele un espír it u fini to) (L , 1, p. ( 6). el pensam ien to, de spués de hab erse abstraído. de tod o
Esta ascens ión a la vida de Dios es u n rasgo funda. conten ido, se fija u n cier to obj eti vo o u n cierto fin ,
men tal del método hegelian o. es deci r. se dicta una ley. Este segu ndo momento es
. «La ~ida ~e D ios» y «el conocer divino» son expre. la ne gación del primero , pues, al darse las detenni-
~lO n e~ I magll~ a ~a s p ara tra ducir la idea pri ncipal d el nacion es del ser, la consciencia «se re fiere a él como
idealismo objetivo d e H egel. «Aprehender y expresar a algo exterior » (Ene, § 114).
Jo Verdadero, no como substancia, sino como sujeta n 3. El momen to de la especulación, q ue es sínte-
(F, p, 16), sis de los d os primeros. Los dos pr imeros no son mas
48 El pensamiento de Hegel LI, Método de Hege l 49

q ue abstracciones, el uno com o lo universa l ab str ac- Decir q ue esta lógica (que al mismo ti empo es una
to, el otro com o lo par ticular aislado. Este tercer mo- ontología) está basada en la contradicción sign ifica,
me nt o es el el,e la negació n de la negación , es el re - en la p erspecti va hegeliana, q ue es una lógica de la
torn o a lo universal, pero a lo universal concreto el relación , una lógica del conflicto, una lógica del mo-
q ue lleva en sí la n ega ti vidad y las detcrlllinacio~cs. vimiento, una lógica de la finali da d.
H egel, en el texto en que se refie re a estos tr es Estos son los principales aspec tos de una lógica q ue
m~Illcnto~ de .la lib ertad- la infinitud abstrac ta, lo estud ia las relaciones reales que se desarrollan en una
finito, lo Infin ito rea l-c-, consider a que con ello llega- totalidad orgánica.
~o~ al «coraz ón de la espe cu lación, de esta fu en te L a dialéct ica es una lógica de la relación . En su
u.ltlIl: a de toda act ividad, de toda vida y de toda cons - forma más simple, lo negativo es lo otro ; la con tra-
cienc ia» (FD, § 7). dicción es la r elación .
E,n ello, cnef~to, se afirm a el princip io de la dia - Pa ra H egel, el mundo const it uye un todo y la ver-
l éctica especulativa : «El esp íritu es la causa del uní - dad es la reconstrucción de ese todo. Lu ego, tod a re-
verso» (Ene, § 8, R) . lación real es contradicción, cada parte no puede de -
. ~s~e espíritu 'es actuante. El saber absoluto es in - Iinirsc más q ue por su relació n con el todo, cada cosa
divis iblemenre con ocimiento y acción. Su acto crea- es todo 10 q ue no cs. La fór mula de Spinoza: «Orunis
dor e~ conocimiento, su conocimi en to es prod uctor de dcterminat io cst ncgatio», ad quiere un sentido mucho
su objeto. más rico en la conce pci ón de Hegel, que concibe el
«La acción traslada el sujeto al objeto». Es ésta la mundo como una totalidad orgánica.
que . ~ x p rcs a lo infin ito .bajo la forma de lo finito, y «U na cosa existe en sí y al mi smo tiempo es su
da vida a los seres finitos cmpujéndolo, con stante- propia carencia o negativo» (L, n , p . 710). Lo finito
mente a fra nquear su limite. Este m ovimi en to, por el y lo infinito son pa rtes, mome ntos de u n mismo uni-
q~c lo fini to supera su límite, lleva la volición a sí verso, y por ello exis te entre cada una de las partes,
misma, a su infinit ud. ent re cada cosa finita y las demás u n vínculo d e
El motor de esta d ialéctica ta nto en el sen o del ser deter minación r ecípr oca en el interior del todo. Si
como en el pensami ent o e~ la contradicción, al ma se pregunta q ué son las cosas «en sí», señala Hegel,
del método. ' no hay res puesta posib le a esta pregunta, porque toda
cosa es a la vez «en sí» y «para los otros», en una re-
lación con algu na cosa y en prin cip io con toda s las
~l ~~píritu q ue .cncue.ntra en sí m ismo su p ropi a ne- cosas: es la r elaci ón con todas las condicio nes de las
gacron, su prcpto límite, que lo en uncia y lo Sllpera, q ue depende. H ay r eciprocidad entre lo positivo y
es la . tercera característica fundame ntal del mé todo lo negativo : «Al ser cada uno por sí, y no ser lo otro,
hegeliano. cada uno aparece en lo otro y sólo es en ta nto q ue
La con tradicción es el con cepto central del méto- lo otro» (Ene, § 119).
do, de la lógica hegeli anos. Este con dicionamiento recíproco de las cosas da
50 El pensam iento de H egel ll, M étoda de H egel 51

nacimiento a sus «propiedades) : el peso y el calor tiene , en tanto que tal , ni nguna otra ese~cia q ue esta
ilustra esta idea. «La cua lidad no se convierte en pro- inq u ietud de no ser lo que es». Lo repetl~á en su En-
pi ed ad más que cuando se revela, en una relación ciclopedia: «Lo fin ito no existe, es d ecir , no es la
ext erio r, como dete rminación inmanen te» (1., 1, verd ad, sino solam ente un traspa so al más all á, una
p . 148). Esta idea pr imordi al de la dial éctica hege- .m peración de sin (ElIC, § 386, R).
liana será r etomada por Marx en El cap ital : uLas Ello es totalmente verdadero con r especto a l~ n a-
propi eda des reales de una cosa no hacen m ñs que tur alcza y a la h istoria, y más aún en el pe nsanllent?
confirmarse en sus r elaciones ex ter iores en l uga r de q ue es enterament e r elació n con otra cosa. La .re ali-
despr en derse de ellas». bajo todas sus formas y en tod os sus ni veles,
( Ia d , d . . 1
No sólo es impos ib le concebir una cosa absolu ta- desde el guijarro al espíritu , es un T o o um co en e
mente aislada , desprendida de toda r elaci ón con cua l- cual los fenóm eno s se enc uen tran vinculados los u nos
qu ier cosa, ya se trate de n uestro espír itu o de 10 que a los otros. . . .'
sea, sino que nada parecido a ello p uede existir . Lo La filosoffa t iene como ta rea ad qUltlr con~Cl: n Cl a
fini to y su con tingencia sólo tiene n sentido y r ealidad de los víncu los nec esar ios, aprehender el n~c.1011ento
en rel ación con lo infinito }' lo necesario, a los cuales inmanente en las d iferencias, de las oposrctones, y
re tor na n. Toda cosa, ta nto en la naturaleza como en abarcar así todo el uni verso. .
el pensamien to, exig e la existencia de su contrar io, Cada cosa ti en e u n vínculo y una rel aci ón con to-
de lo que e lla no es, de lo otro respecto a ella , q ue es das las demás, y lo mismo sucede con el ~oncepto .
su corre lat ivo necesari o. La d ialéct ica consci en te ret oma esos vlIl;cu los en su
«Ent re lo Fi ni to y lo Infinito ha y determi naci ón obje tividad, en el conjunto d e las r e.laclOnes r eales
r ecíp roca ; lo Finito es fini to sólo en rela ción con el ent re las cosas, en su oposición y su Interdepen den -
deb er ser, o sea, con el I nfin ito, y el Infin ito es infi - cia en su unidad .
ni to sólo en relación con lo Finito. Son insepara bl es Ésas contradicciones, en el interi or del todo, en t re
y al m ismo tiempo son absolutame nte "otros" u no lo particular y lo universal. 10 con ti ngen te y lo, ne-
frente al " otro"; cada uno tiene su otro en el mi s- cesarlo, lo finito y lo infinito, no tien en un caract~r
mo; y así, cada uno es la u nidad de sí r su " otro ", y estático, sino d iná m ico. De ahí la segu nd a caractens-
es una existencia en su determinación d e no ser lo tica de la dialéctica. .
q ue es clla misma ni lo q ue es su "otro". Esta deter- La d íoí éct ica es lUla lógica del con/b c.to. Las cosas,
minación recíproca que se ni ega a sí misma y a su al li mita rse mutuame nte pon iéndo l ~m 1tes a su r es-
negación constit uye lo q ue se pr esen ta como el pro- pectiva expansión, se hall an en r elaciones de enfren-
greso a l infinito .. . Este progreso, por lo tanto, es la ta m ien to o de antagon ismo. El ((de~er ser» de cada
con tradicción q ue no ha sido r esuelta, sino que sie m- esencia (y H egel r ecu erd a q ue una pled.r ~ o una plan -
pre se expresa sólo como p resemell (L , 1, p . 181). ta, como un espíritu, «superan)) tamll1~n s,: «ba rr e-
Ésta es una id ea consta nte en H egel. Desde la L ó- ra »), se ext ien de. en pri ncipio, ha sta lo m fim to: Ca da
gica de J ena, conside raba ya q ue «lo d eterminado no realidad finita se halla así conten ida, o más bien re -
52 El pensamiento de H egel ll , M étodo de H egel 53

chazada den tro de sus lfm ites por otra re alidad, por ble no pod rí a ten er esa flu idez y esta vi.da qu e sólo
el con junto de las otras realidades que le impiden ..er puede ser elevada al concepto com o conflicto d e fuer-
el Todo. " zas. .. . 1
La for ma más simple de este con flicto, de esta con- H egel señala q ue la noción de. a traccron u n ~versa
trad icción , es la polarid ad. «La representación d e po- tie ne la ventaja de d isipar la Ilusión de la c0',ltm gen-
lar ida d q ue desem peña tan importa nt e papel en fío cia y de la indep en de ncia de la represe~tactón sen -
sica, encierra la determinación más exacta d e la opo- sible y de devolve r el movim ien to y la VIda a la rea-
sici én» (Ene, § 119, R ). El pa pel pri mor dial a tr ibui- lidad. . . El
do por Newton y por Kant a la atracción y a la rc pul- La dialéctica es u na lógica del movl1n1en to. ver-
sión en sus teorí as cosmogón icas, el uso (y el ab uso) dadero comienzo de la Lógica de H egel no es el ~on­
q ue hada Schelli ng, en su filosofía de la na tu ral eza, cepto del ser, sino el del deven ir, pr imera totalidad
de los descubrimientos realizados en el do min io de concreta, r eal, de la q u e el Ser y la Nada son dos mo-
la elect ricidad y de l mag netismo y su exte nsión ana- mentos ab stract os y con trad ictor~os. .
lógica, colocaron en un prime r plan o esta noción de El movimiento es un corolano de la ínterd epen -
pola ridad. de ncia un iversal. Si tod o perm anece. todo .se mueve.
L eibniz había elaborado ya una r epr esent ación di- La larga refutació n de las aporí as de Zenon _d e Elea
námica d el mundo basada en la acción ar món ica de condujo a la idea fundamental ~e ~ue es posibl e d:fi.
las cosas. La món ada reúne en sí todo el uni verso y n ir el reposo par tiendo del movirmcn to, y no a la m -
se ext iende hasta sus con fines; la individualidad con - versa . Porque sólo el movim ien to es rc~~. en ta nto
tiene en sí m isma, de alg una m anera, lo infinito en que el r eposo no es más q ue una abstr acción . T odo el
germ en. desarrollo de las cien cias, desde H egel, confi~ó est e
A partir de ese momento, el universo no es ya COIl - punto de vista, Para un ojo q ue re s~ma en un insta n -
cebible como un conglomerado de átomos in ertes, silla te cent en as de milen ios, las mon tanas se elevarían y
como un cam po de fuerzas enfre ntadas. desmoronarían como las olas . Sólo la to~qued~~ d e
En la Fenomenología del espíritu, H egel mostró mi visión me impide ver , más allá de la inmovilidad
cómo la pr eocupación de pen sar la relación viva y de ilusor ia d e mi mesa, el h er videro de átom os que la
romper las lim itacion es espacia les de la percepción , componen . . 1
condujo al entendimiento a pasar de la cosa a la fuer- El movimien to, hasta el más elemental, el snnp e
za. Así solamen te puede pensarse el tr ánsito, el vínc u- movimiento mecán ico, el de splazamiento en el espa-
lo móvil y viviente q ue une los moment os de lo real , cio es una -contradicción viva, puesto que supone que
de la mi sma ma nera que los opone. El ser-ah í sensl- en 'u n mismo instante un cuerpo esté y no esté en un
lugar. Pretender q ue está en él sucesivamen~e .sed a
" Es de no tar que la fisica cuánt ica, en su etapa actu al, falso, pu es sería descr ibir el r esultado del movlI~1t ~l1to
aporta una sorprenden te ilustraci ón, al nivel mismo de la pero no el movimiento mi smo. hacer del movumen-
materia, a este aspecto de la dialéctica h egeliana . te una suma de re posos, es de cir. excluir finalmente
54 JI. M étodo de H egeí 55
El pens amien to de H egel

la posibilida d del movimiento mi smo. Los eleáticos Aula y misma relación una cosa existe en sí .y es, al
tuviera? razón al d enun c ~ar esta con tra d icción, pero mismo ti empo. su pr opia car en cia o n egaClón , !.a
se equivocaron al concluir nega ndo el movi mien to Ident idad abstract a en sí no represen~a. toda vía m~­
por no ha ber qu eri do r econocer la contradicción en gene vitalidad . sino que. como lo posrnvc en s~ mIS·
el corazó n de la realidad mi sma . 1110 es negati vida d, sobresale de s,l .y se empella en
. H egel, en las últi mas pág inas de su L ógica, enun- llIodificarse, Por 10 tan to, algo es VIViente s610 cuando
era esta ley en toda su gene ralidad : «La negativa . .. ronriene en sí la con tr adicció n y posee la fue rza para
es la fuente más íntima de toda actividad, de todo rnntener'la y sostenerla .. . La negatividad es la yu!-
automovimi en to viviente y espiritual» (L , Il , p . 563). Ilación inmanente del au tomovim iento y de la vital i-
No es u na fu erza exter ior lo que transforma lo Ii- dad» (L . JI , pp . 73-74 Y 76).
n ito en in finito. sino su propia na tura leza. En la na- És ta es el alma de la dialéctica . .
turaleza misma de lo fini to está el superarse, el negar La dialéctica es una lógica de la vida. Es el conj\l~ ­
su negación , y volverse infin ito. I() an imado de las relaciones int ernas de una totali-

La id ea de total idad orgán ica y la de infinito de s- dad orgá nica en devenir. (I La ...idea in_mediat~ es la
empeñan aq ui un papel capital. T oda realidad fini ta , vida» (Ene, § 2 16 ; L , 11, p . 4 /). «La Ide~ T?lsma es
del tiP? q ue sea- Hegel da sucesivamente el ejemplo la dialéctica q ue etername nte separa Y d isti ngue lo
de la p iedra, de la plan ta y d el pen sam icnt o-c-, no tie- Idént ico en sí de lo diferen te .. ' y sólo con, ~sta con-
ne existenc ia y sign ificación sino en r elación con el «lició n es creación eterna, vida eterna y espm tn eter-
todo. Las cosas finitas se transfor man , pasa n . se des. no . .. la intu ición eterna d e si en lo O tro ; ~s .la. no -
van ecen, desde la pi edra q ue se desintegra, se disper- ci ón q ue se ha reali zado a sí misma en su objeu\'ldad
sa, la planta o el an ima l q ue se alime n tan d e em- esencial» (Ene, § 214, R). .
bri ón se con viert en en ad ultos , y luego mu ere n y se La fina lidad de las cosas es, p reCisam ente, este m ~­
descom ponen, ~ asta el espíritu q ue experime nta . con vimiento q ue ellas lle van en sí, esta te ndencia".nacr-
dolor, la negación que todo ser lleva en sí, q ue lo des- lb de la con trad icción en tre su natu~leza fil1l~. Y
garra y le obliga a superarse. que las cond uce más allá. de el1~s m ismas, . hacia lo
En su Lógica, H egel multip lica las formulaciones infinito. P ues la constr ucCiÓn racional hegeliana pr o-
de esta idea centra l de la d ialéct ica : cede de negación en negación, y nos eleva de 10 a~s­
«La con tra ~ icció~ es l ~ raíz de todo movimiento y trac to a lo concreto, de 10 continge nte a lo nece~arto.
de toda m ani festaci ón vi tal : sólo en la medida en de lo finito a lo in fini to, por med io d e un movi mie nto
(' 1) el curso del cual cada té rm ino contiene . todos los
q ue .en~ierra una co~t.rad i cción. una cosa es capaz d e
movmnen to, de act ividad, de manifestar ten de ncias mome ntos anterior es hasta que se logra un nstema to-
o impulsos .. . El automov imiento interno pr opia men- tal d e con cep tos que se identifi~an co n 1,0 r eal en su
t:: dich? la tendencia o impulso en ge neral (ape ten- totali dad o, si se quier e, con DIOS. En cierta manera
CIa o rusus d e la mónada , [a e nteleq u ia del ser ab so- esta construcción jerarq u iza los seres por grados d e
lu ta mente simple) sign ifica únicam en te que bajo una perfección. de r acionali dad o de reali dad .
56 El pensamien to de Hegel ll, M étodo de H egel 57

~l conj u~ to del sistema está así impreg nado de fi. dial éctico, del que la obra ult eri or de H egel . será la
nalidad, amOlado. por. u na finali dad interna, q ue es ap lica ción sistemát ica, y q ue había ya conceb ido d es-
la de la su bsta ncia-suje to y a la vez es conoc imí cnro de 1801. . . _.
y voluntad. El método la dialéct ica. es, p ues, lI1d l\'l Sl bl e me~.
Ahora bi en , la act ividad misma. productora de l te, ley de de;a rrollo del ser y movimiento del conocí-
Ser así como del conoci mient o del Ser, es con trad ic- mien to. . .
toria . ~rans~ormar es siempr e de stru ir prim ero. H egel opone su dialéet.ic~ a la lógica tra~ Lc~onal
y dc~tr~l~ pnmero lo q ue es un ilateral, a bstracto, en como la ra zón al entendll1llento. El entend im ien to
la ob}etl vld~d ?e~n llda o la subjet ivida d pura. sólo es un momen to de un con ocimien to más proíun -
ASI , la dial éctica es el movim ient o q ue procede, do que el de la razón . _ . ..
tant o. en el ser como en el pen sami en to. por desdo- El en tendimi ento desempeña un papel posrn vo al
blamien to de lo uno y superac ión de la contradicción tomar distancia respecto a todo co nt~n i.d o conc reto.
naci da de esta escisión . Esta primera nega ción , este d esr l'e nd H~l1e nto r espec-
H ege.l ~e~ol vi~ así .el problem a, planteado por Kan t, to al «da to» , es la más tosca forma de libert ad .
de los JUICIOS ain t éricos a priori. El método es crea .
do:. o m:u bi en es. creación, del conocim iento y de su
o.bJeto. No reconsti tuye el todo de la realidad, lo cons- Si no s atenemo s al solo entendim iento, el pensam icn -
tit uye. Lo permanece ún icamente crítico y ~~estructiv o, o S~ :l
El esp ír it u produce sus p ropias deter m ina ciones, escéptico. El momento d.e la .negaclOn p erman e c~:L ,t
las po~e y: al mismo tiempo. su pera su finit ud y vue l- entonces aislado. Este a islamiento, esta abstracción ,
ve ~ .SI mismo. Por esta nega ción d e la negació n, el es lo propio d el entendim ie nto. Es un ~n s trum ~n.lo
esp! n tu .reencuentra la identidad consigo m ismo, no de análisis q ue se ha expre sado en, ~a lógica rra dicio-
la identida d abstra cta, sino la ident idad conc reta, la nal y en su reorla del concepto estan co elaborada por
q ue es la s~nt e si s de la identidad y de su ne gación. Sócra tes Platón, Aristóteles.
El esp íri tu se reconoce en las cosas, puesto q u c él Obra 'emin en temente út il q ue permit ió por 'pri~:e.
la~ ha creado. El espír itu renuncia a su soledad, se ha ra vez poner en ord e~ el p~~samie~ to : . la con st.ltuc wn
a lIena.do en el ob jeto. y el objeto ha perdido su uni- de con ceptos, la clasifi cac ión , el silogismo y la coh e-
versali dad ab str acta e inerte. La escisión se supera re ncia del discu rso. .
así. por esta doble muer te, la del p uro ser -para-sí del El silogismo es «el princip al medio de q ue se sirve
sujeto, la del Sí-mismo sin vida d el sujeto. El saber el en tendim iento», y t iene «un gran papel que d es-
absoluto p uede así ya nacer. empeñan > (L. 1, p. 50). siempre que pueda hace:se
«La cosa es yo», la consciencia «desc ubre el mu n- abstracción del movimiento de las cosas y de ~u m-
do como su propied ad», el mundo en su tota lidad es terpretac ión . siempre. que se las 'pue da considerar
de cir, naturaleza e histori a. ' - como r elati vamente aisladas )' relativamen te estables.
Es to.. son los momentos esenciales de este mé todo Las matemá ticas dep enden tamb ién ún icamente
58 El pen somientc de H egel JI. Método de H~gel 59

del solo en tendimiento. Como la lógica tien en «un creado. Es la negación de la negación : el ente ndí -
método adecuado a sus objetos abslracl¿s y a la de. miento, al romper la intuición sens ible inm ed iata,
tenninación cuantita tiva bajo la cual estud ia estos n a la prime ra n egac ión ; la razó n. al superar el en -
obje tos» (L. 1, p. 70). te ndim iento su bjet ivo y fin ito, es la segu nda negaci ón .
Sin :~bargo. lógica y I~latemát icas siguen siendo Su pr ime la exter ior idad del suje to )' del obj~t o .
proced imientos de pcnsanu enrc ex teriores al obje to Super a las op osiciones. pues esta segunda n egaci ón,
subjet ivos. ' esta supresión de la contradicción «constituye el mo-
El p aso de la concepción kantiana a la con cepción mento más profundo, más íntimo y más ob jet ivo de
hegeliana de la Ra zón señ ala el pa so del idealismo la vida y del espíritu ; gr acias a ello un sujeto se con-
~ u ~j ct ivo al idealismo objet ivo. Para el idealismo sub. vierte en persona, y en persona libre» (L, 11, p. 573).
j euvc de K.allt. el pensamien to es leg islador del mun- En la En ciclopedia , H egel da un n uevo paso d eclaran-
do cognosci ble . Para el ideal ismo objetivo de H egel, do q ue (Ces sólo por la r azón que el hombre su bsiste
el pensa m ien to es creador de todo el mundo real. )' q ue ésta es el con ocimi ent~ ~le D íos» (~n e - .§ 63).
Con la Razón, qu e salva los lími tes de las determ i- Su pera , en efecto . la OpOSICión de lo m tenor y de
nac ion es del entendimiento, se alcanza el momento lo ex teri or . de lo fini to y de lo infin ito. Lo fini to se-
de lo concr eto, no en el sentido en que lo entienden parado de lo infinito era una ilusión d el en tendi-
los emp íricos, es decir . en el sentido de in med iatez miento. mientras q ue 10 fini to, tal como es paTa la
sino en el sen tido de totalidad . ' ra zón q ue lo conserva como momen to de lo infini to.
Todas las contrad iccion es queda n entonces supera. ( 'S «solame nte u n paso pa ra ir má s all á» (Ene, § 386,
da s, pcr o sólo lo son especulativamente. H.). Lo h istór ico y lo conting ente adq u ieren su ve r -
El acto d el conocimi ento se iden tifica con el mo- dadero sen tido en la p erspect iva de l desarrollo total
vimi en to de su obj eto. El desenvolvimiento de los y necesari o. , .
con ceptos no forma mds q u e u no con el d esenvolv í. En fin , «Ia Idea Ab soluta repr esenta la id entidad
m iento de las cosas. 1 le la id ea práctica y de la idea teór ica, cada una de
Ya el c:lt end i:n ien to ha bía separado el pen sam ien- las cuales, todavía unilateral de po r sí, tien e en sí
t~ de lo inmed iam y. de l da to. pero su ges tión e ra la idea misma , sólo con un más a llá que se busca y
a ~m pu ramente negativa. Despren derse de un conre- m illo un fin qu e no se logra n (L . 11, p. 559). La Idea
nid o y pasar a otro, y esto in defini damente. no libera t '~ acción. En su r ealización total, se id entifica con
a la voluntad de su carácter fin ito. Sería concebir lo r-l Bien ,
infin ito sólo como negativo. Es tendencia a rea lizar se hasta el momento en q u e
La libertad no es sólo negación , rechazo. Comien- se identifica con lo r eal mismo, tota lmente racion al.
U:, con la negación , pero se r ealiza sólo por la crea. En el «silog ismo d e la acci ón» (L , 11. p. 554 ). es la
Clan . R:l1.(Sn la que procura el fin com o pr imera pr em isa.
La R azón reali za la plena libertad del hombre por- p ucs la «razón es la operació n confor me a un f in »
que en ella el ser dad o se ha tra nsform ado en ser (1', p . 17).
so El pensamien to de H egel

. Al térm.ino del d esen volvimiento de la razón se rea -


h~ lo u".lversal concreto, es decir, la totalidad orga- C A P iTU L O 111
mea y ra ciona l ? cI mundo, que se prod uce a sí misma
con sus dctermmaClOnes y su s con tradiccion es LA D I A L f. C TI C A
1Un ~étodo así respon de exactamente al pr~blema D E L C O NO CnI I E NTO :
p an.te~ 0 , pues comp ren de el m undo, con SUs con L A F E N OM E NOLO GIA D EL E S P I R I T U
tra d iccion es, e n su un idad y su n ecesidad EsI ,-
todo conduce a colocar al hombre en el J ~~r de eD~c­ «En mi Fenomeno íogia del espíritu, llamada por esta
a.óhac er d el . universo natu ral y social su propia
el n, es ecrr, su obra.
c::;: razón, luego de su pu blicación , primera parle del sis-
lema de la ciencia, par tí de la pri mera y más simple
. Este métod o d esemboca en la con stitución de un apa ri ció n del espír itu, la consciencia inmed iata, para
~~~:";. conservador que ju stifica el régim en estable- desarrolla r su d ialéctica hasta llegar al pun to de vis-
pues' lIlé1cmbargo, es profundamente r evolu ciona ri o l a del conocimiento filosófico, cuya necesidad es pues-
en se exp resa el d inamismo d e una é oca ' la de ma nifie sto por este mismo desarrollo» (En e,
la¡ 9-ue se pu so en evidencia el carácter rov1so: ioen ~ 25, R).
~~vlsabI~ ~c las institucion es al igual q ue fte las id ea; Siend o el esp ír it u a bsoluto, in divisibleme nte, des -
no :~v~~en to que lleva en sí este método, aunqu'~ envolvimie n to de l Ser y del conocimien to del Ser , con -
h < S q.ue el. de los concep tos, difíci lmen te lo d ucir el in divid uo al sab er absol ut o es, en primer
a ogan las eXIgenCias del sistema que q ui ere ser ro lugar , hacer asimilar al individ uo la ex pe ri en cia too
servador En J • n-
.' . o sucesivo, toda cosa entra en el ciclo tal de la especie , elevar el yo individual al yo huma no.
del nac mu en to, del desarrollo de la dec d . El sabe r más completo es pri mero aq uel q ue al-
la muer te. ' a eca encra y d e
ca nz é la hu mani dad haciendo siempr e más tra nspa-
rente a su razón , en el curso de su historia, la vida
de la natura leza y de la socied ad.
«El individ uo _. . tiene que recorrer las fases de for -
mación d el espíritu universal , pero como figu ras ya
dom inadas por el espíritu, com o eta pas de un cami -
no ya trillado y all anado . .. y en las eta pa~ progresi-
vas ped agógicas reconoce remos la histor ia de la cultu-
ra p royectad a como en contornos de sombras» (F, pá-
g ina 2 1).
En cada etapa d el desarrollo dialéctico del conoci -
m ien to-y ésta es una d e las razones funda mentales
d e la complejidad de la Fenome no íogia y de su difi-
cultad- se tiene la im pr esi ón de una int erfer encia
61
62 El pensamiento de Hegel IIl . D íalect íca del conocimien to 63

~n:re tres líneas de d esarrollo : la de la estructura ob-


jenva del m~ndo en sus momentos dialéct icos, la de EL l'.S rÜU T U S UB J ETI V O
la cu ltura uUl~ersal en su génesis histórica y la de la
t?ma .de cons~lencia individ ual a través de sus expe- El punto de partida de la Fenomenología del esp íritu.
:l e ~c~as sucesivas. Cada experiencia de la consciencia ('S radicalmente d istinto del de la Critica de la razón
mdlvldl;lal reprod uce una experiencia histórica del IlIIm. Hegel, desde la «In tro d ucción» de su obra, sepa-
pensamien
b to humano,y < se ha podid ' raz ó n, es-
1 0, no SIn 1a el postulado imp lícito de Kant que implicaba, des-
ta leccr un paralelo entre los mo men tos del desar ro- de el comienzo, el idealismo subjetivo; este postu lado
llo de la cons~ieJl:ia en la Fenomenología y los cap l- consiste en trazar «entre el conocimiento y lo abso-
hilos de la H istoria de la filosofía corr espon d ien tes a luto un a barrera q ue los separe sin m ás» (p. 51), Y en
~ta to;na de consciencia en la historia de la cultura. consid erar el conocimiento como un «instrumento».
el rrusmo modo, se puede establecer entre los mo- una especie de an teojo o prisma a través del cual re-
n~entos del desarrollo del Ser en la Ciencia de la lá- cibirlamos. más o menos elaborados o defo rmados,
gica y los momentos del desarrollo de la consciencia los mensajes de una rea lidad absolutamente exterior
en la Fenomenología un paralelismo evidente. ; 11 conocimiento. «Estas representaciones de un cono-
En la Fenom enolog ía, este ciclo se recorre tres ve- cim iento separado de lo absoluto y de un absolu to
~~s, a tres ,: iv~les d iferentes . L a numeración de los vcparadc del conocim iento» (p. 53) son completamen-
tapítulos,. ~na(hda por los editores de Hegel, oculta le ilegítimas : si es verdad q ue lo absoluto existe en
el andamiaj e general de la obra, que sin embargo es :ol í sin relación con el conocim iento, no podemos, por
bastan te fácil de di bujar : ' " definición, d ecir nada de él, es un fantasma, una re -
presentación absolutamente vacía. Si es verdad que
I. l?el
capí.tul o 1 al capítulo V incluido: El espl-
r rtu sub jetivo.
para conocer una realidad cualquiera hay q ue cono-
cer primero el instrumento de conocimiento, ¿qué
2, Capítulo VI: El espíritu objetivo. 11IICVO instr umen to de conocim iento nos permitid
3, Capítulos VII y VII I: El espíritu absoluto conocer este instr umen to? Estamos an te una regre-
(Ar te, Relig ión, Fi losofía).* sión al infini to o un círculo vicioso.
¿Es entonces necesario, a la manera de Schelling,
."
1 .stc "esque~a, que es el de la Filosofía del espíritu en
: Enclc!oped:a, n.o se prcsent~ba con tanta claridad, diez
volcar nos de golpe en la ciencia ? Ello sería rechazar
arbitrariamente. como una visión vulgar de las cosas,
anos a tr ás, en la Fenomenologw y no puede pOI' tanto se
comparado palabra por palabra en las dos obras puesto' qu: misma subd ivisión), aunque el punto de vista desde el que
s?lo se trata, en una, del aspecto fenomenológi~o del espí- lOS abordado sea di ferente.
rit u, y en. la otra, .del aspecto ontológico. Sin embargo, Conviene tener en cuenta que Marx, en sus Manuscritos
~uede ~ervlrnos de. Julo conductor, pues el objeto estudiado d e 1844, fue el primero en sugerir esta división (luego reto-
sigue SIendo el rrusmo (y legítima, por consiguiente, una tunda por Lukács en su Jove n Hegel).
64 El jJensamien to de Hegel
lIJ. Dialéctica del conocimiento 65
todo conocimí em ¿ común y toda la ciencia anterior
q~e, sin e~l ba:go,. han. manifestado sus .capacidades: negación o la primera duda empieza la primera me-
y afirma r sm j ustificaci ón la existenci a de un saber diació n: lo verdadero ya. no es lo inmediato. La dia-
de otro ord en. léctica interna de la cer teza sensible comienza con
. ~l punto de partida de H egel no será, pues ni sub. este despliegue de 10 inmediato por medio del cual
jcuvo como el {le la crit ica kan tiana, ni tran scen den. la conscienci a d istinguirá su sab er del obj eto de su
t.~ co~o el de la in tnición de Schelling. La expencn- saber. Al principio todo es ser, y he aquí q ue ahora
~l ,a pn~era es la de, un suj eto inm erso en la natura- apar ece una diferencia entr e lo que es en sí y lo que
cza. La «cosa en sr» y el conocimiento no so d es para m i.
mundos sepa rados. El in div iduo forma parte d~ es~; La dialéctica d e la consciencia empezó por una n c-
natu~'aleza, como «el niño en el seno mat erno» (En gación. Su camino «puede ser visto como el cami no
§ 4~;J, R), En su existe ncia inmediata, el individu~ de la duda o, más propiamente, como el camino de
s~nsl ble ent ra en conta cto con la naturaleza sumer. la d esespera ci ón» (p. 54), pues si la coincidencia to-
gido en ella, ' tal con el Ser es la felicidad, esta primera ruptura es
l ~~egel pon~a fin, as í a todas las «robinsonadas)) fi- la primera «desventura de la consciencia», la prime-
.?S rcas d el idealismo subjetivo y d e todas sus va. ra desesperación.
llant<;s q~e toman por p un to de part ida una ilusoria Pero esta duda no es la duda sistemá tica del escep-
~.onsClenCl a pura, arbitrariament e separ ada de la rea- ticismo que aísla el momento de la negatividad y la
.lda,d,. y qu e es ade? l;ís una consciencia estrictamen te vacía de todo contenido. Tampoco es la duda met ó-
i ndivi rlna], H~~el n ene el mérito de r enunciar a esta dica d e Descartes, que es una duda gen eral y qu e, po-
d?ble abstr~c~l?n, la cons~iencia está siempre sumer- n iend o entre paréntesis el universo entero, nos en -
gida en la realidad y es siempre social, portadora de cierra, al menos por un tiempo, en la subjetividad. Es
una una duda que es negación de un contenido determi-
- !«cultura»baiy de una histor ia que es 1ra dc e !ta csp e- nado. De negación en negación, la consciencia pro -
ere, { e su tr:,- aJ~ Y de sus conquistas.
Es en el m tenor de la consciencia, por tosca ue gresa, d e esta manera, de contenido en con tenido.
sea,! dO bt;de poco a poco han de diferenciarse el su~to Aquí, desde el principio, aparece el finalism c la-
y e o Jeto. tente de la dialéctica hegeliana y su carácter idea-
¿Cuál será «el camino de la consciencia natural qu e lista. Para que la negación de una realidad finita ten -
pugna .p0~ l!eg~: al verdadero saben )? (p. 54). l{a un contenido es pr eciso concebir ya esta rea li dad
La indistinción p rimi tiva de la r calid ! b i - finita como una negación de 10 infinito, o del todo, lo
de Iaa ¡ . ar o j cuva que le da su re alidad y su sentido. Es el todo el que
y . e as l!uslOnes su bje ti vas con duce al fracaso y el
Husmo animal aprende a distinguir lo real de 10 no- fundamenta la negación en lugar de ser la negación
rea!. L? que }~ consciencia creía verdad se r evela ilu- un momento d e la construcción d el todo . La negación
sano. Esta 'pnmera con tradicción vivida en el fraca - no es entonces más que una resta uración de la tota-
so conmOCIOna la cert eza sensibl e. Con la primera lidad . Esta concepción idealista d e la totalidad inma-
uen tc a cada mom en to del desarrollo caracteriza el
66 El pe nsamient o de H egel 111. Dialéctica del conocimien to 67

pen sam iento hegeliano. Es la presencia de esta tora- Este d ualismo ingenuo--que el sensualis mo ha vu~l­
lidad lo q u e da vida a la consciencia, la anima con lO a poner al orden del d ía-de Locke a l?s m~tena ­
la in q ui etud de una incesan te sup er ación. H egel no listas fra nceses del siglo XVllI , es contradlctor~o. La
ocu lta este id ealismo : «La consciencia es para sí m is- con trad icción q ue lleva en sí nace de la afir maCl?n ~e
roa su con cepto y, con ello, de un modo inmedi ato, que ex iste n datos inmediatos y de q ue la conscren cra
el ir más allá de lo limitado y, consiguientemente, eS pas iva. . .
más allá de sí mi sma. puesto que lo li mi tado le pe r- Hegel comba tirá ese pre j uicio filosófico Sin sa~1f
ten ece» (p. 55). del m ismo conocim iento comú n quc va a denu nciar
Tampoco oculta el finalismo de su d ia léctica: «Pero esta con tradicción y per mitir así su. s~peración.
la me ta se ha lla ta n necesaria men te implícita en el Decir q ue la consci encia no se disti ngue de s.u ob-
saber como la serie q ue forma el proceso» (lbid.). jeto, q ue refle ja todo el universo y .que .este umv er~
A par tir d e ahí, el método d el desarrollo se define le cs dado de manera inmediata, llnpltc~ co~ltra~lc­
por un movimi ento en d irección al objeto y a la vez ción , puesto q ue entonces no seri.a consc renc ra, ~mo
de retorno d el sujeto a sí mismo . shn plemente un fragm en to del un n·er~o . La con,sclcl,l-
La «met a» de l conocim ien to, es deci r, el motor de cia ex ige oposición, sin la cual no ex iste consci encia
la progresión , es la correspondencia del concepto con de la natural eza, sino sim plemen te natural~za . .La
el objeto y del objeto con el concepto. Este movimien- consciencia, aun en su form a más sim~le, Implica,
to nos conducirá, sin al terar la cont inuidad , hasta el pues, escisión, d esdobl am ien to d e la u~udad. El co-
saber a bsoluto. naci mient o del objeto no es igu al al ob jeto del cono-
Esta odi sea d e la consciencia empieza con la certe- cim ien to,
za sensible. La certeza no puede ser inmediata. . ' .
«He seguido. en la Fenomenología del espíritu, la Primero porque el mi smo da!o. es una I1uSLón e Im-
evolución de la consci encia, su marcha progresiva. plica contrad icción . C uando d iVISO u n punto del es-
de sde la primera oposición inmed ia ta e ntr e ella y el pado declarando q ue ese objeto es, consid.er~ con ello
obj eto hasta el saber absoluto. El ca mino que sigu ió q ue ex iste independie ntemente del conocmuen to que
pasa por todas las for mas de las relaciones d e la cons- tenga de él. ,
ciencia con el objeto y tiene como resultado el con - Si me desplazo. en efecto. m i visión no al~anza:a
cepto de cienc ia» (L, 1, p. 64). ese obj eto, sino otro. No dejo de a firmar la existencia
La simple consciencia sens ible es la cer teza inme- de l primero; considero q ue pe rmanece ,aunqu,: no es
diata de la presencia d e un obj eto exterior; un ob- un obj eto sab ido, per o el sab er no es SI el ob]e.to no
jeto está allí, ex istiendo fuera de la consci enci a y la es, Así, la certeza más simple supe ra ya 10 se~slble y
conscie ncia no es otra cosa q ue la re cepción pasiva de lo inmed iato : im plica que ,conser:vamos. el objeto au n
ese objeto. «La consci encia es por de pronto inme- cuando ya no está ahí. fís~ca e I~medl.at amen t ~ ~re"
diata, su re lació n con el objeto es, p ues, la certeza sente. La certeza ya no es inmediata, ,smo .m edla~lza"
sensible no med iat izada » (Enc, § 4 18). da; el objeto entra ya en u na categana un iversal: la
68 El pensamiento de H egel Il/. Dialéctica del conocím íento 69
de las cosas q ue son aunque no sean sent idas inme- segu nda posición histórica sobre el ser, la de los so-
di tamente. «Lo universal es, pues, lo verdadero de la fis tas gri egos, la de Protágoras, que proc lama.: «El
certeza sensible" (p. 65). hom bre es la medida de todas las cosas, de las q ue
,N i siq uiera podemos expresar el ser sensible q ue son , en cuanto que son, d e las que no son, en cua nto
!llIramos, puesto ~ lIC es r igurosamen te singular . Es qu e no son» (Platón, T eelelo).
in efable. Como di r á Fcucrbach: «Para la conscien- H egel opone igualm en te aq uí dos acti tudes qu e
cia sens ible, toda s las pal abras son n ombres propio s». siempr e consideró como dos erro res simétric os: el dog-
La palabra, qu e es siempre un iversal, se opone a la matismo del ser de los materi alistas franceses d el si-
cosa, siempre singular. glo xv rrr y el subjetivismo en qu e terminó el id ealis-
Así, esta certeza sens ible del ser m irado que creí a. mo subje tivo de Kant o de Ficht e.
mos era el conocim iento más r ico y más concr eto, es El idealismo subjetivo conduce inevitablemente al
en rea lidad el más pobre y el más abstracto : la única solipsismo, del cua l mu estra H egel la imp osibilidad .
verdad q ue contiene se red uce a la afirmación de qu e El ve no puede ser, pu es, el yo singular del idea lis-
algo es. Y esto es todo. Esta afirmación de la ex isten- mo ' subjet ivo, sino el yo un iversal de l idealismo ob-
cia desnuda es totalment e vacua. jetivo qu e es, para H egel, la superación del materia.
Pero ella sólo es llevada, puesta, por mI, por el su- lismo dogmático y de l idealismo subjet ivo. .
jeto, qu e mant iene existent e lo qu e ha dejado de ser fiLa certeza sensible exper imen ta, pues, que su
sensible e inmediatamente presen te. La d ialéctica in- esencia no está n i en el objeto ni en el yo y q ue la
t~rna de la consciencia nos lleva a una primera inver- inmed iatez no es la inmedi atez del un o ni de la del
sión: al no poder resid ir la cer teza en el objeto ¿re - otro» (p. 67).' .
sidirá en el yo? ' En n uestra «búsqu eda» de la certeza no hemos po-
Esta dialéctica de la conscien cia reproduce una d ¡a- dido descam ar n i en el obj eto ni en el yo, y nos ve-
l éctica hi stórica. El prim er momento, el de la afirma- mos r eenviados a la totali dad que in cluy e al uno y
ción d el Ser por oposición a las apar iencias, es el de al otro, y qu e no es inmediatez del uno o d el 'otro,
!a filosofía de Parmén ides, q ue proclam a el carácter sino relación del uno con el otro. La -in mediatez. de
Ilusorio del Saber sensib le y la ind epend encia del cualquier manera como sea conce bida, del lado del
Ser respecto de todo saber. objeto o del lado del yo, es un prejuicio y una ilu sión.
H emos llegado así a una p ri mera negación : el Estamos en presencia de un «movimien to que lleva
Ser no es algo dado, no es una noción inmediata. en sI mom entos d istin tos» (p . 68). Una dial éctica con
Lleva en sí su propia n egación : es porque otra cosa sus mediacion es reemplaza la pretendida in tuición in-
no es. Pero ent onces es llevado. de alg una manera , mediata: . .
por el yo que vincul a el ser y el no-ser, mide el ser Luego de la primera experi encia dialéctica , henos
en relación con su otro, con todo 10 q ue él no es. aq uí, pu es, en el corazón de esta «substancia » conside -
La real.idad ~mnediata, ¿sería entonces la del suje- rada como «suj eto». y adoptan do el r it mo de su desa-
to? Esta inversi ón de perspectiva n os conduce a una rro llo, de su despliegue. Pu esto qu e el estud io d e la
70 El pensamiento de H egel IIJ. Dialéctica del conocimien to 71

cer teza sens ible es el más pobre. yendo de d etermi- Pero esta un idad de lo un iversal aislad o es una
naci ón en det erminación , y por un vaivén continuo abstra cció n q ue no se basta a sí mism~. Pasamos así
del obj eto al sujeto y del suje to al obje to. encont rare- de las con tradicciones de la cer teza sensible a las con -
mos la verdadera tota lidad con creta . Parti endo de la t rad icciones d e la p ercepción.
exper iencia más tosca de la conscie ncia individual La cosa es una, pero ti en e propi ed ades múltipl es.
llegaremos a la estructur a objetiva del mundo en su Si reduzco la cosa a sus propied ades, entonces re gres?
pl ena rac iona lida d. ;I la certeza sensible. Si no r eten go mas q ue su um-

Al comienzo , la cons cienci a individ ual cre e encono dad , esta unidad es abstracta y vacía. Para super ar
trar ante sí un mundo exterior dado, te rminado, y q ue esta contradicción entre la unidad de la cosa y 511
l~ es ~x.traño. ~ I?rimera exper ienc!a nos ha permi - multiplicida d, puedo suponer, primero, q ue «toda la
rido disipar la ilusi ón de una rece pció n pasiva de ese diversidad de estos lados no la sacamos de la cosa
pr etendido «dato» inm edi ato. y descubrir la act ividad misma sino de no sotros» (p . 76). La diversidad d e los
propia de la consci encia. En el curso de una dial éc- órgano s d e los sentidos cr earla esta diversidad ?e cua-
ti ca q ue r eproduce, por med io d e la consciencia in- lida des de la cosa. Pero si la fu ente d e esas propiedades
div id ual. las largas luch as h istóri cas de la humanidad ele la cosa estuviera en mí )' no en la cosa misma, ¿có~o
para pe netra r en el int eri or de la nat uraleza y de la explicar las determi naciones en el in teri or de u na mIS-
SOCIeda d, para asim ilar sus r elaciones in ternas, las co- ma cual idad? No tengo más q ue un órgano d e l~
n exiones y las leyes del desarro llo, la consciencia ad - vista, lu ego lo bla nco, lo negro, lo azul está n de tcrrni -
q ui rirá plena consciencia de si mi sma, se convertirá nad as por las prop iedades de la cosa: . . '
en conscie ncia d e sí y ra zón , y asim ilará todo el con. Puedo entonces plantear otra hí pótesis ; SI la di-
ten ido de la «substa ncia », de la r eal ida d natura l y versidad de las propiedades está en las cosas. y no. de-
socia l par a hacerla suya y reconocerse como r azón en °
pende de sus re lacion es con o.tra cosa conm,lg? SI no
ese u ni verso transparente a la razón, puesto qu e es es la diversidad lo que p roviene de mí, q Uil a sea la
su obra. unidad. Ésta es la act it ud de Kant . Entonces chocamos
Al ~érmi.~o de l viaje, la conscienci a habrá supe rado ron todas las di ficultades q ue él conoció: si la un ifica.
la «alienación» q uc la had a apar ecer como una r eal i- ción de lo múlt iple es obra del su jet o, nuestro sabe r de
dad dada, acabada, y ex tr aña a ella, esa naturaleza y las cosas se vuel ve una ilusión .
esa sociedad q ue son producidas por ella, que son su Pre guntarnos qué, en la cosa, pr O\'i~ n e. de la cosa y
obra y su creación. qué provien e de nosotros, es, por cons l g~l.ente , en ? ~l'
La certeza sensible tenía por objeto 10 sensible en hos casos, pla ntear mal el problema. N I el empms-
tant o q ue inm ed iato. Sus cont r adicciones in ternas nos 111 0 . n i el criticismo kan tiano pueden resolver este
han llevado a buscar el ser fu era d e lo inmediato en pr oblema d e lo uno y de lo. múltiple.
una det erminación del pen samien to : Io q ue es, es lo En reali da d es la concepcIón mi sma de la «cosa» lo
universal. que es contradictorio, lo q ue lleva en sf e.sta contra-
Lo uni versal es lo sens ible superado. d icció n ta n pronto como se pretende considerar una
72 El !Jen jamien to de H egel Il/. Dialéctica del conocimien to 73

I(COsa)) a isladamen te. abstractam erue , fuera de sus re- presa en la noción de f u erz~ , q ue pcrmi~e i n t egra~ la
laciones vivientes con lo que la cosa no es. «La cosa es oposición dentro de la un idad, conce b ir lo sens ible
para sí, pero es tam bi én para otro, en ella ha y dos se- ro mo manifestación de un «inter ior» de Las cosas.
res diferen tes» (p. 78). Así la f uerza da una for ma obj etiva a ese movim ient o
Asistimos, así, a una nueva escisión de lo uno a l .lel p ensam iento que pa sa de. lo nn,o a lo m ~I1 t iple, de
desdoblam i~nto de la «cosa» en ser para sí y ser para la un idad inter ior a su ma ni festac i ón extenor, al de-
ot ro. Lo m.lSt~lD q u.c. en el n ivel. de lo sensi ble puro. scnvolvimicnto sensible de u na realidad que escapa
las contrad iccion es Internas de lo mmedi ato nos ha bí an a lo sensible,
C?oducido a reem plazar u na intu ición por un a dial éc- La noción de fu erza permite superar las con tradic-
t~ca, .3 ver desdob larse el ser sensible q ue se negaba a d ones de la noció n de cosa, es decir, comprende la re-
SI ffi l Sffi? para OJ>?nerse al ser uni\"crsal abstracto, y lación , o nuls b ien el tr ánsito de la un idad de la sus-
nos. ?abla conducido a .supe rar esta oposició n en la tancia a la multi plicidad de los accidentes.
nocron de la « COS3)), de Igual manera las contrad iccio- La noción de fuerza nos perm ite aprehender el mo-
nes de la p ercep ción, el desdo blamiento de la unidad mento dialéctico capital del desdoblamien,to de. ,10
de la cosa en ser-para -s¡ y ser-para-otro, nos conducen uno, Pri mero porque de la fu erza a su manifestación,
a superar la noción de la cosa. a pasar de la cosa a la de su u nida d inter na a su desenvolvimiento extern o,
relación. ' del todo imp l ícito a la exterioridad de l ~ s parte~ , se
H asta aquí podíamos pensar qu e lo esencial era la efectúa un paso semejante al del pensamIento m ism o
cosa y 10 in esen cial su relación con las otras cosas. m ando el concep to se desarr oll~ en la r~alid~d concre-
Cuando esta ilusión se disipa, cuando la relación se ta; ese movim iento del pensami ent o es id én tico al m o-
convierte en Jo .esencia l, la verdad no puede ya bu s- vimien to de las cosas.
carse en 10 sensible. (IY es aqu í donde la conscie ncia Luego porque la noción m isma de fu ~ rza se de sdo-
ent ra verdaderamente en el re ino del ent end im ien- hla necesari ament e. .No se puede conc eb ir una fuerza
to» (p. 80). sin la r esistencia qu e se opone a ella ; un a fuer za no
puede pensars e sola. Lo u n o ~ es plegánd~se s~n obstécu -
10 r sin fin en el vac ío, aban ico de la diversidad, no es
La per cepción no llega a apre hender el objeto porqu e una fu erza, Pensar una fu erza es pensar su otro, su
no puede apreh ender Ia un idad de sus dos mom ent os a ntagonista median te el cual sólo ella se m anifi~s t a
cont ra dictorios, la iden tid ad de la cosa y la d iver sidad como fuerza. Kant señalaba ya que a toda a tracción
de sus propiedades. At ribuía sucesivam ente a la cons- corresponde una repulsión, si.n la cual habría o di.s-
ciencia y a l objeto tan pron to la un idad como la mul- persión ilim itada o coagulaci ón de toda la maten a
ti~lic.idad , mi ent ra s q ue lo que hay que p ensar es el del universo en un punto. Al desdoblarse, la fuer za
transito de Jo uno a lo otro. permanece una. «E l conc ep to d e la. fu erza se vuelve
. Este tr ánsito d e la nnicl~d a lo mú lt iple, del ser .par a- (~fe et iv(l mell l e real por el de sdoblami ento en dos fuer-
SI al ser-rara -otro, de lo interior a lo exterio r, se ex- zas, y la forma de ese devenir tam b ién r esulta de elin».
74 El pe nsamiento de H egel I IJ , D ialécti ca del conocimiento 75

Ca da fue rza no tiene reali dad más que por su otro Esta reducción ti ene una gra n import ancia, pu es
P? T su an tagonista. Polari dad, acción r ecíproca y d eve: rornbate las tendencias empíricas. u na concepción del
ru r caracte nzan a la "el la dialéctica d e la na tural eza mundo que sólo "e por todas partes lo sensible y 10
y la di aléctica del pensami ento. t ontingente .
Llegado a ese pun to, el entendimiento ha d escubier - Pero sólo nos d escubre el esqueleto cuantitativo de
to «el In ter ior » de las cosas por oposición a su manl- la naturaleza. sólo es una abstracción . La ley así esta-
Iestaci ón sensible. En cierta ma nera el mundo se ha hlecida es u na r elación exterior a las cosas q ue une ;
desdoblado. por una par te el «fen ómeno», es decir, lo 110 expl ica la nec esid ad d~ su vinc.ulo . Una fo~a tal
q ue apa rece .para nacer, d even ir y morir, y, por otra , d e explicación es tautológica : consiste en red uCI; toda
10 «supra scnsiblc », que es lo con trario de la ap ari encia n-nlida d a elementos idénticos, a tra tar de ex pl icar el
fenomenal, y qu e el enten dimi ento le opone, sea como o bjeto por el obj eto. . . .
«cosa en st», distint a del fenómeno, sea como Dios La verdadera exp licaci ón es de otr a na~uralela . Esta-
transcendente. hlece entre los fenómenos un vinculo mtem o, nccc-
El fenómeno ser ia, pues, un tabique ent re un erue n- seria y vivie nte. . . ,
d im j~nt.o exterior a las cosas y un «den tro» de las co- La explicación es, en el se~tl~o etim ol ógico de ~a
sas, distinto a la vez d el fenómeno y del en ten dim iento palabra, despliegue, desenvolVi mIento de la c?s.a. rrus-
q ue las percibe y las pi ensa. ma. No sería. pues. posible atenerse a l~ oposlclOn ?C
Hegel no p uede con tent arse con ese dualismo que 110 fenómeno somet ido a la ley del d evenir y del monr.
condu ce al agnost icismo ka ntiano. y de una ley que sería de ello la exp re sión in ter ior pero
Para él, entre la «cosa en sí" y la cosa-par a-nosotros inerte y abstracta. .
(el . fenóm eno~, no e~iste bar rera inf ranq ueabl e, ni si. Una a bstr acción mu ert a no puede explicar una r ea-
quiera u.na d l f~rc n Cla de natura leza, sino simplemen- lidad viviente. .
te un a diferen cia d e grado. El conocim iento de la cosa Ahora bien . cua ndo la conscienc;ia tiene por Ob)elO
en sí es el conocimien to total del fenómeno. lo in terno, lo q ue escapa a 10 sensible , entonces ,ti ene
Ah ora bien , este conocimien to. esta «explica ci ón» por ob jeto el pensamiento . (8 se ve que detr ás del
del fenó meno, puede concebir se de dos maneras d ife- llamado telón, qu e debe cubri r el inter ior , no h~y
r~ntes . Se p uede pasar pri mero del fenómeno cam- liada qu e ver , a menos q ue pen etre mos nosotro s m l~ '
hiante y mudable a la ley «imagen constante del feno- mes tras él. tanto para ver como para q ue haya detr as
m~no siempre in estable» (p. 92). En este «tra nqu ilo algo q ue pueda ser visto» (p. 104). . .
remo de leyes» (p. 92). podemos intent ar , de abstrac- La r ealid ad es una : fu era de 10 sensible no existe
ción ~n abstracción, por empobrecim ientos sucesivos, una realid ad cualquiera fantasmag órica qu e seri a el
reducir todas las leyes a una sola, a la manera de Ne w- «den tro» d e ese sensible. La ley que es ese «dent r o» es
ton, q ue «co ncib i ó como forman do /lil a sola ley , la ley un pen samien to.
segt'l~ I~ cual la p iedra cae y las esferas celestes tiene~ C uando se habla d e la explica ción de las cosas, 10
m ovur uen ro» (p. 93). clllc se despli ega . 10 qu e se desenv uelve en ella para dar
76 El /Jcllsam iento de H egel
JI J. Dialéctica del conocimien to 77
cuen ta de ello, para darl es "id . .
concep to. Éste es el in 'e " d al y eXISte ncia, es el 1 »n scie nc ia se ha convert ido en nutoconscienc ia. «El
El fl or e as cosas Yo. j uzgando y dividien do, posee un objeto q u e no es
concep to no es una a bstrae . • :
constituye una unidad con ICI~n ex terl Or .3 la cosa; diferente de él-él mismo-e, la autoconscien cia».
necesar io de las cosas Es su e es~n:ollo In terno )' En la noc ión d e la vida , p or primera vez, el sujeto
que const itu>'c una ~nidad :0 1
:;\ VIVIente , un alm a /l O se distingue del obje to. «E sta in fini da d simple, o
q ue es un nombre dado a su ~ ~uerpo. un a lma r l concep to absoluto, debe ser de nomina da la esencia
miento, a su florecimi ento m OVimiento, a su crecí- dmple de la vida, el alma del m undo, la sangre uni-
Al re chazar toda transc~nden ' H . versal que, omnipresente, no ve su curso n i tur bado
ronces la relaci ón del fe ó era, egel conc ibe en- .. i interrumpido por n inguna diferencia, que más bi en
.• n meno con el concepto étmisrno es todas las diferen cias, lo mismo que su ser
un a re1acron de lo finito COn lo ' fi . como
infin ito, pa ra él. es inh erente In 1flI ~O • .A hora bi en , lo supr imido: tiene pulsacion es en sí mismo sin mover-
que el movim iento or el cual a o uu to, no es más U:, tiembla en sus profundidades sin estar inqui eto».
infi ni to no ex iste rnl: q ue en lol~ ~nlto s~ supera. Lo 1Iem os pasado, así, no sólo de la cosa a la fue rza, d e
finito no existe n i tiene sen tid n~o. al Igu al que lo la explicación del obj eto por el objet o a la explicación
nito que lo anima y lo contien~ m. s q ue en 10 infi- del o bjeto por el pensamiento, sino de la consci encia
R ecordemo s que 10 infinito . ;1 la autocon sciencía . «La verdad de la consciencia es
trario de 10 que llamaba ' p.ara H egel, es lo con- 1;, nuroco nsc ic ncíav y ésta es el fundamento de aq uélla ,
d.ad ~, . Lo infinito es lo co~~;r~oJ ~:~n~u,d la «Plos it ivi- lle manera q ue en la exi stenci a toda consciencia de
r toridad . a o. d e a exte- otro objeto es au toconscicncia».
Este movimiento de lo su . Al n ivel de la cer teza sensi ble, la conscie ncia te nía
mi en to del concepta-tant ~rasensl bJe, este moví- Imr objeto el «esto» sens ib le; al n ivel de la percepci ón ,
sam iento no forman más o en a Cosa Com o en el pen- l.r cosa; al nivel del ent endimiento, la fuerza. Ahora ,
en el sentido de ue no s que uno--es, p ues, in finito a l n ivel de la au roconsciencia, su objeto es la vida.
la diversida d qu~ lo an '"m separa d,e lo qu e se mueve :
e
Pero el mov im iento del saber no sólo ha pe rmitido
. a no está fu era d "1 una profund ización de su objeto. La fuerza era una
ex tenor no está dada Lo ' ti . e e , no es
O tro, la: difer enci as . ~u r~n i~I~~ pr~uce él mismo su imagen aún tosca del con cepto. La vida es la imagen
part es d el todo ci; P P ga cron : e nge nd ra las acabarla : la consciencia, e n sí. se rcen cuentra y se des-
ex plicación no f:~~a~~eo sU " nPropi?damdovim ient o. La cubre, H asta ahora creía dialogar con una na tu raleza
va lui
VHmen . to de las cosas. a un¡ con el dese". n con un objeto ex te r ior y extraño. Ahora sabe que
Lo a bsoluto lleva en sí el mor r d 110 se r efiere a otra cosa que no sea ella misma. El
la n egatividad, la escisi ón la m : t e su progre~i~n ; saber y su objeto se id ent ifican : "El objeto corres pon-
de la vida, > er e como con dici ón tic al conce pto .... el ser en sí y el ser para otro es lo
~a~~s;rlk~aa~l~~;~it:ncia
mismo ... El Yo es el con tenido de la re lación y la r ela -
de bus caba su obj eto fuera rión m isma» (p . 107),
. . se reconoce en ese obje to. La Todos los m omentos anteri ores del saber y de su
78 El pema m;ellto de Hegel 1I1. Dialéctica del conocimiento 79

o~jet? subs isten, pero como momentos d e la autocons. lo infinito. «La au toco nscie ncia es, así , el ejemp lo más
cren cra, mo~entos. superad os. Co n la au toconsci encia, próximo a la pr esen cia d e la infinitud» (I bid.). Esta
es la superación m isma lo qu e se con vierte en esencial. pres encia no puede ser yuxtap uesta u .opu esta a la d;
. Es en esto en lo q ue su movimiento semeja al de la In finito. Sólo se transpor ta en lo fini to, en el m OVI '
vid a, .don~e lo finito pasa constantemente a 10 infinito miento mi smo por el cu al lo finito se supera de jando
y lo Infi n i ro a Jo finito. La au roconsci en cia está an i- d e ser lo que es. Lo finito no es más q ue la in q uietud
mada por e se movim iento que l e impri me la infin itu d tic lo finito.
de su tar ea. Es consciencia p rác tica, es anticipación in. Segú n la expresión de H yppol íte, no es tra nscend cn-
cesan te de ~u obra, q ue es la absorción o la apr opiación da, sino acto de tra nscender.
de la totah~ad de ,la natu raleza inorgánica. Pues el Por tan to, la vida en su unidad y en su totalidad eS ~(l
m undo seJ.1~Ible exist e com o lo O tro de ella misma, mas allá del indi viduo. y éste no expresa la presen CIa
pero ta'I~blen como de biendo ser asimi lado por ella , de la m isma más que superándose, negándose a sí mi s-
como objeto de su deseo. 11I0. La vida es la muerte. L '-1 nega tividad de la muert e
. Ese mundo sensible es un todo, una totalidad vi. solam en te da vida a la v ida.
\'.ICI~te, ~ue en gendra ella misma sus par tes y se mulo H emos llegado al corazón del pensamiento hege lia no
tIph~ SIO perder su unidad. Esta r elación vivien te de dominado por este te ma de la unidad intima de la vida
l~ finito y d e lo infin ito es en sí en el devenir d e la )' de la muerte. Lo Absoluto m ismo. por cu~ nto . es
v~da ; no es para sí más que en el hombre, cua ndo esa vida, vida en su forma más completa, es decir , Vida
VIda se .vuelve la vida del espír it u. de l espír itu , lleva en si la muerte, su propia muer te.
La VIda só~o p~Jede rea lizarse plenamen te regresan . m tema luterano del Dios q ue ha muerto es, pa ra ne-
do a ~a c~nsClenCla d e su p rop ia totalidad, a esa auto. gel , la exp r esión teológica d e la verdad m ás profunda
c~~scl en cla par a la q ue ella será totalidad viviente. «La de la filosofía ; la de la n egativid ad inhere nt e a lo Ab-
VI da es sol~ment~ esta unidad misma, de tal mo do que soluto m ismo, la de lo In fin ito realizándose únícamcn -
n o es al mIsmo. tiempo para sí m isma» : por ello (l este te en el movimiento de d estrucció n incesa nte de lo
concepto ~e escin de en la cont raposició n en tr e la a uto . finito, la del Dios que n o puede ser Di os sino haci én -
consc l en cl~ )' .Ia vi da » (1', p. 109). dose hombre y conoc iendo como él la muerte. Dios no
. ~l .m ultlpllcarse, a l d ividirse en una m ultitud de puede ser separado del mundo, n i siq u iera diferen cia-
md lvld uos, la unidad de la vida en su totalidad, que do de su vida.
parece estar fu era de cada individ uo particular n o La vida no puede reflejarse a si mis ma en su totali-
p uede .e x~n:sarse más q ue en la au tocon sciencia. ' dad más que en la autoconscíen cia . Por pri mer a vez
" uEI mdl\?~u? solame n te es en cuan to el todo de la la substancia aparece aq u í como sujeto.
vida está dividido, él es una p ar te }' todo el resto la De esta manera, esta au toco nscien cia se halla con -
o tra ; sola mente es en cu ant o él no es una parte V en sagra da a la posesión de la vida en su t.0la;lidad. Es el
cuanto nad a es0 separado de é!» (Noh l, System frag. deseo insatisfecho. El deseo es este movmuen to por el
men t, p . 346). Sin lo cual Io finito estaría separado de cual la conscie ncia se apod era d el objeto negán dolo
80 El jJClISIllll iellt o de H egel lIJ. Dialécti ca del con ocim iento 81

como tal, negando su exter ior idad pa ra hacer de ella puede ser un a fuerza, sólo es tal en fren tada a ~tTa
sólo un medio. fuerza. Esta reciprocidad vue lve a encon trarse al nivel
T~ nto qu e lo qu e la consciencia desea en el objeto de la autoconsclencia: una consciencia no pu ede ser
sensible no es tan sólo el obj eto sensible, sino también nutoconsclencia sino en re lación con otra consciencia.
a ella misma, la un idad con ella misma. «La conscicn- Solamen te en ella pu ede afirmarse y hallar confirma-
~ i a ti en e ahora. como autoconsciencia, u n do ble c b- dón de sí.
Jeto : lino, el obj eto inmedi a to de la ce rteza sensible An tes de exa minar cómo va a op erar H egel el rr án -
y de la percepción, p ero que se halla señalado p:lra sito en tre la consciencia ind ividual y la consciencia uni -
e~¡ a con el car;íct~r de lo negativo. y el segundo, pre- versal resu mamos lo que ya se ha logrado.
cisamen te ella misma, q ue es la verdader a esencia y Al ~omenzar el estudio de la a utoconsciencia por el
q.ue de mo~n en to sólo está presen te en la contraposi- deseo, H egel destaca que la toma d e consci.encia de si
ción del pru~er.o. La au toconscienc¡a se presenta aq uí por par te del hombre es esenci al ~e nt e acnva .
como el movmucn to en qu e esta contraposición se ha Desear una cosa, aun en el niv el m ás elemental,
sup erad o y en que d evi en e la ig ual dad de sí mi sm a por ejemplo en el del hambre. es ya de~ar tra~sf~r'
consigo m isma» (p. lOS). marla por una acción ; no contemplarla, 5100 suprrrrur -
Una conciencia tal pu ede, pues, recorrer uno a uno la en tanto q ue cosa «enunciada», in dependi ente. sin
todos los moment os de la vid a sin apagar su sed. rela ci ón con el yo, y hacerl a m ía absorbtén dola en m í,
. El deseo no p uede saciarse por medio de ningún ob- asimilándola. El homb r e no puede llegar a la consc ien-
JelO P? rq ue otro objeto siempre lo hará re nace r en la d a de si mismo por la contemplación. sin~ sólo por la
r uta sm fin de la mala infin itu d. acción . El d eseo es el comienzo de ese yo acnvo, n egado r
Puesto q ue la aur oconsciencia se persigue a sí misma del ser dado, un yo que tra nsforma y crea. .
en esta «búsqueda u, no podrá satisfacerse antes de en - De ello se desprende una segunda consecu en C1~: la
cont rar un objeto en el qu e no sólo se r econozca a sí relación entre el homb re y la naturaleza. su u nidad,
misma, sino que la reconozca, q ue le bri nde la con fir- 110 es un «da to», es un a acción . Esta u ni dad que tan
m a~ión de sí m~sl11a. Sólo entonc es el obj eto perd erá súlo es aqu í deseada sólo se rea lizar á al término d~ un
su independencia negán dose a sí mismo. El deseo sólo arduo trabajo medi ante el cua l el hombre humani zara
puede finalmente desearse a sí m ismo, es decir, d esea la natu raleza.
o~ ro ?ese~ y hacerse r econocer por él. «La autocons- El tercer descubrimie nt o capi tal de H egel es que
ctencra solo alcanza su satisfacción en otra auto- las r elacion es entre el homb re y la nat ura leza pasan a
consciencia » (p. 112). trav és de las relaciones entre los hombres. El hombre
«En este movim iento vemos repet irse el proceso q ue 110 p uede satisfacer sus necesidades sino 5.oc;ialmen te.
se pr esentaba como j uego de fu erzas, pero a hora lo en- En tér minos idealistas, H egel lo ex presa dici endo que
contramos e~ la consciencia» (p . 114). la au toco nscíc ncia sólo puede satisfacerse siendo r eco-
H emos VIStO, en efecto, escind ír se el concepto de nocida por otra autoconsciencia. . ._
fuerza, desdoblarse ; una Fuerza aislada, en el vado, no Sin embargo, H egel presenta estos descubrimientos
82 El pensamient o de H egel lll , Dialéctica del conocimien to 83

decisivos únicamente bajo su aspecto ideal. Emp ieza, Será la exter iori zación d e la a utoco nsciencia la que
por ejemplo, el estudio del deseo no al nivel element al enunciará la materialidad.
de )~ acción r~cip roca del organismo an ima l y de su Igu al inversión se produce en lo que r especta al
a~blente. al n.lvel en q~e ese organismo, por la nutr í- desarrollo y al enriquecim iento incesante del d e~eo :
c.lón, se ap,ra pla del objeto exter ior y lo asimila a él, pre cisamente porque el hombr e, c~mo ser sOClal. y
sm o tan solo en un a et apa ulterior , la del deseo hu- por su trabajo social, tra nsfor mó pr~ m ero S ~I pro p iO
~ a no , q ue se presen ta. entonces como 10 que or igina- medio y creó obj etos nuevos, se creo poste: lOrlllentc
r ramen te es : como un mom en to del desarrollo d e un necesidades n uevas y se transform é a sí m ismo, a~e­
p roceso obj etivo, p ero separad o de su cond iciona mient o ja udo sin cesar el hori zonte de sus dese?s. f.lcgel 111-
natu ral (es decir, ¿c .las expe rien cias an ter iore s), como vierte aqu í la h istori a r eal, consta ta esa ~nf¡ ll1 tud r eal
un fenóm eno subjetivo. En realidad, el individuo de- del deseo para ded ucir d e ello la necesidad del de~­
~ea p rim erame nte .porq ue el ciclo objeti vo de los can . . joblami cn to de la au toconsclcncia y del r econocí-
Jes entre su organismo y su med io am biente se ha in- miento, es deci r, por último, de la realidad social del
r.
t~rru m p i do, el deseo no ti en e su sentido primi tivo
sm o en funci ón de ese ciclo. Es en una etapa mucho
hombre y de su con sciencia. O tra vez, aq uí, toma el
resultado como or igen .
~ás tardía, .al adquir ir ~por el tra bajo social y la téc- A pesar de esta inv~rs ió? ~e la ~istoria r eal de la
n ica) una .m de pendencla, au nq ue re lativa, r especto g énesis de la au roconscrencra, inversi ón q.ue conduce a
d~ su med io, cuando su deseo aparece como su bjeti- la m ixtificación idealista, H egel descu br ió algunos de
vidad y ~l mundo ex ter ior con sus objetos como medio los momentos esencia les de esta génesis.
para sat isfacer su deseo subjet ivo. La e tapa sigu iente es un ejemplo sorpren~ente de
He~el consider a así esta subje tividad del deseo como ello. Después d e haber establecid? la. neceSidad del
un or igen rea l, como un punto de partida siendo en «desdoblam iento» de la aut oconsciencia y del «rcco-
r ea!idad un :esult~do, un momen to de u n~ larga evo. nocimic nt o», H egel b usca la ley d e d esar rollo ele esta
luc.lón. E.sta 1.nver~16n se halla en el principio d e toda consciencia, es deci r , la form a como sup erad . la opo-
la inversi ón Idealista : colocar en el com ienzo lo que sición nueva q ue acaba de aparec er con ese desdobla-
se halla a l final. mien to.
Est~ ~rimera inversión trae consigo todas las demás : En los ti tubeos de su juventud había pensado por
la actividad, el trabajo, medi ant e el cual el homb re IIn mom en to q ue esa superación , mediante la cual la
asimilará la nat ural eza entera y le dará una form a vida r ecobra su unidad, pod ía realizarse por el amor.
hum~~a , al estar .desde el comienzo separado de sus Pero la exper iencia hi stóri ca de mostró a H egel que
condiciones materiales, no es más qu e un tra bajo abs- la conqu ista de la unidad de la v i d.~ pasaba por u n
tract o, un m ~~ent o aislado d el trabajo real. el único camino más d ificil : el d e la scpara cron, del desgarra-
mom en to .esplrl tual d e ese tr abajo. La r estaurac ión del miento, del conflicto. No se llega a la vida unit iva del
todo partien do de ese momento ai slado, abstra cto, se amor más que por med io de la lucha.
presentará como una operación netamen te esp ir it ual. Las dos au toconsciencias, como las dos fu er zas en la
81
El pe nsamien to de H egel II!. Dialéctica del conocim ien to 85
etapn anterior, se implica .
.
una l i m 'l ¡ !1 !. se op onen a la vez:
1 a a a otra reslStlcndola E t .
cada
.
I lcncia, el otro en sier vo, qu e reconoció en el Señor su

Implica una lucha a mUer te ' 1 . 5 a reciprocidad .un oconsciencia, p ero que permaneció apegado a la
pureza. cxig~ l.a supresión d~ ~:; ~iS;;rr:~ sI, en su
vida como tal ; dep ende a la vez del Señor y de la vida,
n de las cosas. Est á encadenado a esa naturaleza de l a
o qu e d istingue al hombr del a n¡ . qlle no pu ede substraerse en el combate.
está movido por el solo d e de anrmal es qu e no
~ir:~i~~~~~~~dea~~e~-::-s~r~~~~:~ ets;;~~:a~eS~u ~j~~~
¿Cómo se desarrollan esos dos moment os de la con s-
, icnci a ?
su sen tido y d~ su rea lidadarE~ la \"l d~ la pl eni tud de El Señor se serv irá del siervo como si fuera su pro-
na ~la y un a tra nsposición fi iosófi:~ dialéc~l~ hegella- pio cuerpo. para trans for mar la naturaleza. para tra-
gél ica : aquel q ue q uie Iv e. a m xrma evan. bajar. Por tanto, sólo hay r elación con la naturaleza a
sólo aceptand o el riesg:: ::: var ~u ~Jda la p erd erá, y través de l esclavo. El Señor ha. perdid o toda relación
llSolamc lHe arriesgando la vidr er a podr á salvarla. propiamente h umana con la nat ur aleza : no le impone
tad, se prueba ue la . a se mantiene la li bero ;1 ella. por el trabajo, un a form a propi a de satisfacer
es el ser ....". qes 51 hesend~la. de la autoconscienda no sus n ecesidades , no tiene más que gozarla sin transfor-
." . <j I un irm e 1 marla. como hace el animal. El desarrollo d e esta cons-
la vida ••• El 111 I diI VIid uo que nto h en .a expansión de
puede sin duda ser reconoci d~o a arnesgado la vida delicia del Señor se encuentra así detenida.
ha alcan7.ado la verdad d como p erson a. pero no El gran cam ino del desarrollo del hombre y d e su
a utoco . " e este reconoCimIento como conoc imie nto pasa por la consciencia del siervo.
1 nscten cia índepen dien t-» (p. 116). El siervo escogió vivir. Pero cuan do experimen tó el
.a lucha per mite a cada u d I '
maree, tanto por encim d Iav¡ e os ad\'ersanos a fir- miedo an te la posibilidad de la m uer te. entrevió la
de la an ima lidad de a e. a \'I~a como por encima posible desapar ición, la frag ilidad y la insuficiencia
al poner su vida ~n pe'l? cxistencra nat ura l emp írica, del m undo natural , y, deb ido a ello. tomó consciencia
E igro. tic sí mi smo. Éste es un pr incipio de liberación.
n esta prueba cr ucial va a od .
desdob lam ient o de lo . l p r ucrrse un n uevo El tra bajo es la segu nda etapa de esta li beración . Al
. uno , os dos mom ent d I en fren tarse con el objeto, el siervo explora su estr uct u-
euroccnscienc ra van a . di os e a
gonistas cond uce el cor::::a1t: ¿rse. Un~ de los dos a n ta. ra. y su tra bajo se halla en el or igen d e toda ciencia.
le afirm ánd í asta el nesgo de la mu er. Este paciente y doloroso d escubrimien to de la na tura -
, , ose as como pura '.
t iene miedo de la m . . autoco?Scl:nCla . El otro lela y de la complejidad de sus leyes permit irá a la
tido an gu stiada po r ~l~rte, e~ta conSCienCIa ((se ha sen- conscienc ia descubrirse a sí misma y reconocerse plena-
el m iedo de la esencia ent era, pues ha sen tido men te. Transformar la n aturaleza, modelándola para
d isuelto i nterior:~~l~~' J~el S~ño~ absoluto. Ello la ha imponerle el sello hu mano, es ex teriorizar al hombre.
ma y h h h , la ce o temblar en si m is- hacer pasar el sujeto al obj eto med iant e el trabajo. El
fijo» (p.all~)~ o estremecerse cuanto habia en ella de tra bajo «for m a» la na turaleza y ext erioriza al hom bre.
El p ri mero s " «La gra ndeza de la Fenomenología de H egel y de su
e convJr tló en Señor , p ura au tocons- result ado final-e- la dia léct ica, la negat ividad en tauro
86 El pensamient o de Hegel lIl. Dialéctica del conocimiento 87
q ue principio determinante y cre ador íd mento del na cimi ento de la serv idumbr e, progreso d e-
H egel considera la prod ucción propia ¿- ¡rhe" be en que rlsivo en la h istoria de la humanidad y en el desarro llo
un p roceso ' e om r e como
y ve en el h~~~e q~~ c~ncibe la esencia del tra bajo del espírit u h um ano , bajo la forma de una «robínso-
liada», de un enfre ntamiento de individuos. Ello com-
pu esto q ue real el ;es~~~~:' ~n el hom~re vcrd.adero porta grav es consecuencias mor ales y sociales; la glo-
relación real, a~ti va, del ho~b e su p~plO l.ra baJo. La 1 ifi caci ón de la guerra y su eterna n ecesidad para exal-
ser genérico -es deci re cons igo nu smo como lar la grandeza humana, y la j ustificaci ón d e la serv i-
osible o h ' " . ecrr, como ser humano-sólo es
P . SI ace surgir rca lm t od dumbr e (y con ella la de tod as las formas de opres ión
n éricas.c.Io que a su vez sól en e t ,as sus fuerzas ge- social), puesto qu e la situación del señor y la del sier-
conju nta de los homb . o es posib le por la acción
r-iac--, si se r elacion a res, c~mo r esultado de la h isto- vo dep enden de la virtud del u no y d e la indigni dad
del ot ro. Las relaciones reales de clase son r eemplaza-
qu e igual ment e sólo e~on o~;~~s cOIl;a con obj etos, lo
das por r elaciones puramen te espir ituales.
aliAcnación u (Marx, Matll~S cTito~ ~;J~8~~)forma de la Gracias al tra bajo sur ge y progresa el pensa-
1 mostrar que tod o .:
hombre pasa por la cons~r:!;t:d:~ ~a h bcración del
mien to.
El pensamien to es, en efecto, la un idad de los dos
ra~a q ue la formación de l hombre S1e;o, Hegel sub- momentos de la autocon sciencia: el de la p ur a auto-
bajo y que, finalm en te. no es el sc_ ace por el tra- consc ie ncia y el de la forma q ue la autoconsciencia im -
guerra y goza de ella sino q ¡senar . que hace la
, ue es e q ue tra ba ' . prime a las cosas por el trabajo.
es verdadero creador de I histor¡ P q ur en Este pensamiento, por el cual el ser-en-sí está un ido
sólo trans forma el mun a rstona', Pu es el trabajo no
o más bien forma al l~o nabtura.l,.smo q ue transforma, ;,1 ser-para -si, es al m ismo tiempo voluntad . Se pre-
, "10m r e nusm o E I F senta, por consiguien te, como lib er tad.
;~~~~f~~~~e~~~~to }' el suj eto sedesarr¿lla~ s~m~~~n~~: En la decadenci a de la ciudad antigua, cuando se
rompe la ar moní a de la na turaleza y del espíri tu , d el
b rcH yegel
la viot asimismo
o] qu e 1as r e]neron es en tre el h om.
o indi vid uo y de la sociedad, el h ombre b usca escapar
homb res. . na lil a eza pasan p or las r e]ac sones en tr e los
o al caos r efugiándose en ese pensami ento li berador, ele-
ván dose gr acias a él por encima de lo r eal. ÉSta es la
Cier tam en te H e 1 d
les en tre los h ~e re u ce t~das las relaciones socia- actit ud del estoicismo, «cuya acción consiste en ser li-
bre tan to sobre el trono como ba jo las cadenas, en toda
ello presenta su~~es~~ba. r~laclOnes espirituales; por
. ., nrmentos en forma d d dep endenci a de su ser alli singu lar ; en conservar la
d a: SI tuviéramos qu e creerle 1 . . esor ena - car encia de vida que constantemente se r etrotrae a la
que tiene mentalid d d . ' e siervo es siervo por·
:1
r itu d e servid umbr: es s~:~~, ~i~ntras 'J ue ebl espi-
esenciali dad simple del p ensamiento retirándose del
movim ien to del ser all í, tan to del obrar como del pa-
orden h istórico ha sido in vertido un~ s:rvl u.~ re. El decer» (p. 123).
sultado es q ue el esp fr it d id ez mas , el re- H egel señala qu e una doctr ina semejan te «sólo pod ía
cl or igen, lo qu e condl\lceease: t u1mb r e se to.ma como surgir en una época de temor y servidumbre universa-
ege a concebir el mo -
88 El pensamiento de H egel lIl. Dialéctica del conocimi ento 89
le~)) (lbid .), como una ten tativa de evasión del pema. ni tam poco por el escepticis~ o al negar en el pensa-
nuen to. mie nto la realidad de la serv ldumbre.
El siervo busca conciliar el ide al de la liber tad con Tamb ién el cr isti anismo es una ideología de sier vo,
su servi dumbre. Se hace la ilusión de escapar a sus pero de un siervo que no ha in ten.tado ~scon?er la. ~on'
cade nas elaborando una id ea ab stracta de la libertad: tradicción fun damental de su ex rste nc ra, n~ refugián-
iden tifica la liber ta d con el pensami ento. dose en el pensamiento, ni nega nd o la reali dad . Con-
El pen sami en to estoico, al ig ual que el de Kan t, per- sid era que esta contradicción es ~ ~el udi ble , que se
manece exterior a las cosas. Se cierne sobre ellas. Esta halla implícita cn .la etcrna . cond~clón humana.
libertad a bstracta no es más que la il usión de la li- No obstante , ex iste un mas all á, otro mundo que
ber tad. no es el de la na tu raleza, sino el de la so brena t ura ~ ela .
Cuando este pensamien to, simp le negación del mun- La lib ertad es posible, pero fue ra del l1l un~o. sens ible .
do de las r elaciones determ inadas, en lugar de rep le- El cr ist ian ismo triunfó, en la d escomposícl ón de la
garse sobre sí, como el pen samien to estoico, se enfren ta dudad a nt igua, porq ue con él el de spren dimiento del
con el de.t~lI e de las c~sas, se convierte en escepticismo. individ uo de todos sus vínculos naturales con la $O '
~amblen el esc éptico vive en la ilusión ; cre e des- cie da d (la «alienación».d e la sociedad) ~. aún más ra -
tru.lr el mundo exterior d iciendo no a todo pero J;'¡ dical qu e con el es toic~s m o y e: escepticismo : ,
J~lJ TSf: • del pensamiento. El escepticismo aísla, en la Cua ndo la consciencia del senor y la del srervo. no
d.laléctlca, el mo men to negativo. forman más que un a sola consc iencia , (cesta con scien-
Actu ar es negar el dato. El escéptico em plea en ello cia desven turada , desdoblada en sí misma» (p. 12B)
todo su p ensam iento. opone, en sí mi sma, al amo y al esclavo. . .
Sin .e?"lbargo, tal actit ud es con trad ictor ia, pues el Es una consciencia fu nd amentalm en te r eligiosa en
cscepn crsm o proclama la libert ad y la grandeza del la q ue Dios es el Señor y. el hombre el sier vo. .
p ensam lent o pe ro permanece ad he rido a una realidad Esta oposición es partI cularmente brutal e~ el ~ u­
q.ue no deja d~ ~egar. Es una vana tenta tiva el q uerer da ísmo, en el q ue el Dios tra~ scen~ente es 1;' in fini to
a lSl~r la negatividad de la totalida d, el procla mar la al que el hombre no p uede un rrse SIllO separá ndose ra-
vanidad del mundo y decirle no al m ismo tiempo que rlicalmc nte de 10 finito.
nos. adherimos a él a tra vés de cada una de nu estras Ex iste una separación de la O?'nsciencia en sí nus-
acciones. m a. Es lo qu e H egel llama el re~n~ ,del Padr~.
N ? se puede estar a 13. vez alej ado y sumergido en Con el cr ist ianismo, por mediación el e Cri sto, «lo
la vid a.. Est~ autoconscicncia es, por ta nto, dob le r inm utable ha tomado una figura sensible» (p. 130). La
contradictoria. La toma de conscie ncia de esta con- en carnació n reali za la u ni dad de lo Universal y de
tradicción y la explicación o la justi ficación de cst-r lo Singular. l.a subje tiv ida d . ad quiere un val?r .abs? -
co ntradicc~ón entr e la idea de la libertad y la realida d luto El Yo fini to no es conslderado ya como rm scn o
de ~a . servidumbre no ha podido ser superada por el junto a U1H. transcendencia abrupta . Comienza en tono
estomsmo pensan do solam en ro la idea efe la liber tad . I'(:s el reino de! H ijo.
90 El pensamien to de H egel ¡JI. Dialéctica del conocim ien to 91

La u n ión con Di os p uede ser entonces vi vida tratan - T a n sólo u n cam ino sumiste : el d e la reconcilia-
do de llegar a D ios sólo a través de Cri sto, huyen do del ción con la tierra.
mundo. «P ara la conscienc ia desventu rada. el ser en sí es el
No obstante, la tentativa de alcanzar a D ios huyen- más allá d e sí m isma» (p. 143). La consci encia no puede
do del mu ndo para unirse con Cristo está condenada librarse d e la desdicha más que eliminando esa trans-
al fracaso. Desde el momento q ue se bus ca ab razar a re ndencia.
Cristo, sólo se encuen tra su particulari dad prop ia. su El ad ven im iento de la razón es el momento en q ue
tumba vacía. «La espe ranza de devenir uno con él el hombre renuncia a buscar un en si transcendente a
tiene necesariamen te que seguir siendo esperanza, es la autoconscienci a, en q ue d eja h u ir del mundo,
decir, q uedar sin r eali zarse y sin conv ert irse en algo E ntonces es en el mundo do nde se reencuentra la
presente)) (p. 130). Lo absolut o no puede ser aprehen- au toconsc ienc ia. H istóri cam ente, dice Hegel, fue en el
d ido en una presencia sensible. R enacimien to cuando apareció, frente a la Edad Me-
La aceptación de un mundo, de un mundo q ue ha d ia cristiana, la id ea de que la r azón huma na es co-
sid o santi ficado por la En carnació n y en el q u e todo extensiva a la realidad en tera. «ese anhelo fu era d el
es u na «figuraci ón » o u n sign o d e Dios. no permite espír itu. ese deseo apa sionado del ~o mbr~ por conocer
tampo co la reconciliación de la consciencia cons igo mis- su tierra» (PIi H . p. 372). Esta Idea tr -iu nfó con la
ma. Al actuar sobre el m undo, el cristiano atr ib uye a Revo lución Fr an cesa,
Dios el pri ncipio d e su acción. U na vez más, la m05· Con ella se afirma la exigencia de u na síntesis del
ciencia no coincide con su esencia, su acción perm a- ser y del pensamiento, del e~ sí y del para ,sí. d.e la
nece singular y su comu nión insufici ente. consciencia y de la autoconsctencra. y esta síntesis es
Sólo queda, por cons iguiente, un camino. el d el aban- la Razón .
do no de la voluntad singular. el del ascetism o. mc-
di an te el cual el cr istiano trata d e lib rars e d e la sin -
gu laridad. «La R azón es la certeza de la consci en cia de ser toda
T entativa contradictoria y condenada al fracaso, real id ad» (l', p. 144). P ero la R azón , unidad de l p en -
p uesto q ue la superació n d e la fini tud sólo se efectúa sam iento y de su objeto, de l~ consci,encia y de la ,a u-
a tr avés de la muerte. La par ticulari da d subs iste . pues, toconscie ncia, sólo pu ede re alizarse Si este pensarrnen-
hasta en la volu n tad d e r en unciar a ella, y esta volun - lo y esta au tocon sciencia no son ind ivid uales, sino
tad misma sólo puede h acer más doloroso el senr i- universa les.
mi en to de la separación de Dios. la imposibili dad de El idealismo de la R azón no pued e ser , p ues, el
un irse a El, ideali smo subjetivo de Kant o de Eich te, sino un idea-
Esta triple fru stración prueba la vanidad d e los es- lismo obj eti vo. .
fuerzos hecho s par a buscar la salvación en u na tra ns- Para el cri stianismo, el Espír itu es el creador de
cendencia que agrava el duali smo del en sí y de l toda s las cosas, pero es un espíritu un iver~a1. En la
para si . Iglesia, el crj.;tiano de alguna ma nera re aliza la ex-
El pen samie n to de H egel 111 . Di aléctica del conocimien to 93

periencia de este Esp ír itu universal. El idea lismo, ta l El ideali smo subjeti vo, que no ha in tegrado el mo-
como lo conci be Hegel, conserva esa concepción del me nto de la n egación , de la det;er minabilidad, de. la
Esp íritu y esa concepción de la uni ver salidad , pero m - d iferencia, es decir, toda la r eali dad n atural )' social,
pera ndo el punto de vista de la tr anscendencia, es de- es un «idealismo vaclo», q ue proclama de form a ab so-
cir, superando la «alienación » religiosa. El m oment o lutamen te gratuita q ue todo es suyo.
de esta «reconcili nci én de la au toconsciencío y de la ¡.:S el re verso de l escepticismo, y es tan pob re y con -
presencia» corresponde histór icamente al del Renaci- t radictorio como él, del q ue sólo se d istingue porque
mien to por oposición a la Edad Media. aísla, en la dialécti ca, no el momento de la n egaci ón
El id ealismo subjetivo no t iene posibilidad de r eali- desnuda, sino el de la afirmación igualmente desnu da.
zar este paso del yo singular al yo universal. en primer Es una consciencia desven turada qu e ignora su dcs \·e ~ .
lugar porq ue no alcanza a conceb ir el yo de otro modo rura y se conten ta con u na felicidad d~masia~o fáCL1.
q ue como yo indivi dual, es decir, como yo in medi ato, Para introducir el mom ento de la d iíerencía y de
el cual no es el producto de un lar go camino cult u ra l, la negació n en esta unidad, para llenar el yo vacío y
no ha sido forma do por la asimilación de las con qu is- alcanzar la Razón en su universalidad con creta, es de-
tas de la historia an ter ior de la hum an idad. cir, una Razón enriquecida por todo el contenido de
El err or fu ndamen tal del idealismo es tomar por la naturaleza y de la h istoria y consciente de su car ác-
pun to de partida lo que en r ealidad es un resultado. ter no in dividual, sino substancial (social), deb e supe-
La Razón no es la pura identidad consigo misma : ra r, como ra zón teórica, la exter iori dad d e la natura -
para ser coextensiva a 10 real, o m ejor, para cont en er leza, como razón prá ctica.fa exterior idad de la sociedad.
en ella todo lo real, debe pri mero hab er int egrado to- únicamen te entonces el ideali smo sub jetivo, for mal.
nos los conocimient os an ter iores de la human idad, la de Kant y de Ftch te, será supe rado por un idealismo
larga experiencia de su penetración del un iverso. So- concreto, por u n id ealismo ob jetivo.
lament e entonces tiene un conten ido. El movimien to El movimi en to gene ral de este capítulo de «La R a-
d ialéctico qu e nos ha hecho pasar sucesivamen te de la z én», en la Fenom enología del esp íritu, es s u m am~ ~te
aspiraci ón a esto, a la percepción, luego al entend í- significativo. No implica, como en Kan t, una cr mca
miento, es decir, a la conscien cia del m un do ex ter ior. de la r azón pu ra y una crí tica de la razón práctica con
no ha sido hor rado o anulado por el segu ndo m ov í- la sín tesis hipotét ica d e la crít ica del jui cio qu e de-
m iento d ialéctico. el q ue reveló la ind epend encia de fine finalmente u na act itud estét ica an te el mu ndo,
la a ut ocon scienc ia por la experienc ia del d eseo. de la ..ino una di alécti ca de la razón teór ica, luego una d ia-
lu cha por el re conocim iento, y de los fracasos doloro- léctica de la r azón práctica, al térm ino de las cu ales el
sos d el estoicismo, del escep ticismo y de la conscien- hombre, que se ha apoderado de la natu r aleza y n o for-
ci a de sven turada . lila m ás que uno con el espír it u de su pueblo, es con-
Esta larga serie de negaciones. de con t radi cciones ducido a una acción efecti va en el mundo real de la
superadas, forman pa rte del espír itu que se est á rea- n aturaleza y de la hi storia.
Iizan do. El espíri tu es la histor ia del espír itu.
91 El pensamien to de Hegel lIJ. Dialéctica del conocimiento 95
Esta razón se busca primero en el espejo de sí m isma )' por el carácter efímero y mudable de lo q ue d esigna
en el seno de la na tura leza ente ra . Ignora aún que la )' pretende inmovilizar . no tiene en sí n inguna verdad.
naturaleza no es más q ue la «alienaci ón» d e sí mi s. La clasificación, con sus jerarq uías inmóviles, au n
ma , su «O tro», que loma la ap arienci a d e lo sensible. ruando los signos característicos que escoge correspon-
S:rla inútil reprochar aqu í a H egel el carácter hoy den en el pensami ento a lo que, efectivamente. ~epa ­
ant icuado de muchos aspec tos de su critica del saber ra y distingue en la r ealidad a los seres , es extrana al
cien tífico, q ue d ep ende, en gran medida, del estado deven ir real.
de d esar~ollo alcan zado por las cienc ias de su tie mpo La ley establece r elaciones mat emáticas exteriores a
y qu e eviden teme nte se ha lla m uy distan te del estado las cosas. No ex presa «la r el ación esencial», es dec ir, la
ac~ ua l. Q ue H egel cr itiqu e una física todavía en na ci- necesidad in terna. H egel condena aquí lo q ue llama-
m iento y permanezca pr ision ero de un cie rto forma- riam os hoy la concepción positi vista de la ley, simple
lismo m at emá tico, q ue rec hac e el transfor mismo. q ue relació n matemát ica en tr e dos fenómenos.
conceda una ate nció n desmedida a la fis iognomonia )' Sin embargo, en ca da una de estas te n ta tivas, el pen -
a la fren ología. todo ello es cont inge nte y está su pe- samien to se busca en las cosas; al formul ar h ipótesis,
r:' do, .como lo está hoy la etapa de la histor ia d e las ,.1plan tear preguntas a la naturaleza. ( afir ma de he-
cren ctas a la que se dir igen dicha s críticas. rho que las cosas sólo po seen verdad com o con cept os»
Lo q ue impor ta es la conce pción de la r elación en- (p. 150).
tre el con ocimien to científico y el saber filosófico. sub- Descri pción , clasificación, ley, no son más que mo-
yacente a esta crítica. ment os abstractos del conce pto, y sólo con el conoc i-
. Cu ando H egel se esfue rza en establ ecer q ue las cien- mien to de la un idad orgáni ca, de la vida, la consc ien-
eras d e la naturaleza, como las cienci as humanas, no da vu elve a encontrar , en cl corazó n de las cosas, una
p er mit en ~cscubrir la unidad de la au toconsci cn cía y imagen r ealizada de ese concepto ; ya se trate de la
de la r eal ida d, estab lece con vigor q ue la ci enci a, en vida observ ad a en el d esarrollo de un in div iduo vivie n-
su ép oca. ?O tenía u n carácter dialéctico. Lo q ue pero te en el q u e el todo engen dra y pro duce él mismo las
mancce VIVO no es, p ues, la pretensión especulati va partes. o de la vida observad a en la unidad o la mul-
d.e constit uir ~~a «filosofía de la na tural eza », preten- tipli cida d de las especies en las que cada individuo no
sión hoy defini tivamen te superada. sino la notab le r e- es más q ue un momento de l q ue la m ue rte seña la la
flexión sobre el conocim iento científico q ue se ha lla finitud al m ismo tiem po q ue manifiesta la infin itud del
contenida en di cho capítulo. movimient o que, superando al individ uo, realiza la
En las tre s etapas recorridas por ella hasta ah ora : unida d de la especie, todos los momentos del concepto
descripción. clasificación. ley (que corresponden a los }' la necesidad de su enca denam ien to tienen aq uí su
tres mome n tos de la consc iencia. es d ecir. el «esto sen- expresión ma terial.
sible», la percepci6n de la cosa y el entendim ien to de Para $uperar los mom en tos anteriores de la conscien-
sus le yes), la ciencia man ifiesta su ins uficie ncia. d a, su abstracció n, para alcan zar la necesida d profun-
J .a descripción , por el solo h echo de su contingencia da , es preciso concebir el uni verso como un organismo
El j}(~ JlJa lll i e n to de H egel lIJ. Dialéctica del conocim iento 97

viviente. La noción de finalidad, tal com o la conce bía vínculo orgánico de lo un iversal y de lo sing ular, «la
Kant, pero como j uicio simplemente refle xivo, es la razón observadora» no puede ate nerse al estudio de la
promesa de la n ecesidad real; ella da 'una imagen de na turaleza vivi ente q u e, al limitarse al en-sí, nos re-
SI que, en Kant, estaba separada de la necesidad de la mi te al para-sí, es d ecir, a la observación d e la au to-
na turaleza, como u n ideal ex terior a la re alidad . conscienci a, a las ciencias humanas, don de el concep to
La id ea.de finalidad intern a, al expresar únicam en- alcanza el para-sí.
te la necesidad pro funda q ue une el fin con el comien zo En esta nueva etapa se manifestará la u nidad de lo
en, e~ desarrollo orgánico, es la im agen na tu ral más interior y de lo ex teri or. La ley es «la abstracción va-
proxr ma al concepto. cía sin ll evar en ella la escisión qu e no serí a sino el
Sin embargo, la observación no p uede apr eh ender el cont enido» (p. 180).
traspaso como tal (así como, en una etapa anterior, la C on el estudio del individ uo humano, a la vez tota-
p ercepción de la cosa, al no llega r a aprehender el tras. lid ad orgánica y autoconsciencia, «brota en él mismo,
paso de una cosa a otra, la rel ación entre las cosas pues, la oposición , el doble carácter de ser movimi en to
se supe ra ba en el en tendimi en to que pensab a ese tra s- de la consciencia y el ser fijo de u na r eal idad que s::
~as~ con el c?n~cp to de fue rza). Va, por tanto, a su bs- manifiesta, realid ad tal q ue es en el d e un modo in me-
ttturr el movmuento único del vínculo di námico entr e diato la suya» (p. 185).
e~ ~n ol'gáni~o y !a reali dad efect iva, la oposición es- En este nuevo campo de observación , el de la cons-
ta tl : a ~ e lo m tcnor y de lo exterior y va a formular ciencia act uante, el proble ma consiste en descubri r la
~a sl&"Ulente ley : «Lo ex terior es la ex presión de lo ley q ue expresa la re laci ón en tre la autoconsciencia y
mtcnor». la realidad exterior q ue cons ide ramos como su exp re-
El concep lo se reconoce, p ues, a sí mismo en la sión.
n aturaleza orgánica, si no p ara sí, al me nos en sí. En ello se han empeñado d os falsas ciencias : la fi-
. L a vida n o es aú n la R azón : no hay vínculo n ecesa- síog n om on ía de Lavater y la freno logía de Oall. m uy a
n o :nlre los caractere~ de una esp ecie animal y el la moda en tiempos de H egel.
~e~l~ q ue ~e. r odea, p iensa Hegel, q u e cons idera al La primera pr et ende descubr ir al individuo par -
Illd~VIduo vi vien te como un sistema cerrado y r epro. tiendo de su expr esión sensi ble, de su fisonomía, del
d ucié ndose constanteme nte sin cambios no en un mo - tono de su voz, de su m ano, etc. Hegel señala prime-
vimien to as~enden te, crea n do formas qu e se ad aptan ramente que ello es abs tra cción pura: el lengua je, el
c~d~ vez m eJ?r Y más complejam en te, sino en un rno- tra bajo, etc., son otras formas de expres ión ,
v,1mIento ~{d ICO que re pro d uce siempre el mis mo tipo, Incluso la mano, que no e s sin embargo tan aje -
810 evol ución y sin transfor mación. «La natur aleza or- na al destino del hombr e, la mano , de la qu e «puede
gánica no ti en e histor ia», proclama perent ori amente decirse que es lo q ue el hombre hacen (p. 188), no es,
H egel, admi rador sin em bargo de Did ero t y contem- como el conjunto del cuerpo, más q ue un a de las ex-
poraneo de Lamarck. pres iones del in dividuo. Resulta ar bitrario separar
Para comprender en su plenitud el concep to, el ese aspecto de otro que es la señal impr esa por el indi-
98 El pensamien to (le H egel 111 . Dialéctica del conocimien to 99
vid uo en el m undo, es deci r, el conj un to de sus o bras. lo mon str uoso. «La razón . q ue esencia lme nte es el
Por otra pa rte, aú n si esta expres ió n corpora l Iuc- concepto, se escinde de un . n~od o in m edi ~to en sí mis-
ra una expresión completa del in terior del indivi- 1110 y en su contrario, OpOSICión q ue preclS~men t ~ por
duo, sólo expresaría, como m ucho, el balan ce de su di o se supera de un modo igu al mente inmed iato »
pasado. d e un pasado que cada nueva acción puede {p. 207).
d esmentir o por lo m en os transformar. Cada nueva El fracaso de la razón teórica nos remite a la prue -
d ecis ión. volver á, p ues, a pon er en tel a de ju icio la ha de la ra zó n práctica.
preten di da expresión de lo inter ior por lo exter ior.
Chocamos aq uí COIl una de las consecue ncias de la
opo sición abstracta d e lo inter ior y de lo ex ter ior, de L "l Razón no puede enco nt ra rse a si mi sma en el c?-
la in ten ción y de la ob ra. Hacimi ento : la ob servación, incluso cient ífica , la dej a
A dem ás, al lim itarse a resumí r el pasado , esta «ex- e n p resen cia de un u d~to ) . No es posib!e e ncontrar el
presión » deja escapar lo q ue es propi o de la a u tncon s- sí-mismo en la ex ter ion dad de la cosa, SIll O en la obr a,
ci en cia, q ue es p recisamente la superació n , la anti- en lo que es el producto d e su prop ia act ividad.
cipación ; sólo tiene en c ue nta las h u ella s d el hom- La a utc conscic ncia no puede, pues, r econocerse en
bre y no sus proyectos. un obj eto ind ep endiente de ella. La autoconsci cncia
Aquí se inicia el pa so d e la dia lécti ca d e la razón se afi rma en lo q ue realiza.
teóri ca a la d ia léctica de la ra zón pr áctica, pues «el Pero lo qu e ella r ealiza no lo hace sola. T odo en el
verdad ero ser del hombre es su obrar » (p . 192). No es m und o es o bra , pero no es mi obra.
la razón observad ora , sino la razón prá ctica, la acc ión. «E n la vida de un pueb lo es do nde, de hecho, en-
lo q ue nos cond ucirá a la toma de con scien cia com- cuentra su rea lidad consum ada el concepto de la rca-
pleta de la Razón . lización d e la razó n consciente de sí ... Lo que el in -
Esta dem ostraci ón es vale dera a iortiori pa ra la d ivid uo hace es la opacidad y el hábi to ético univer-
fren ología , la cua l tien e la preten sión de descu brir la sales de todos» (p p. 209-2 10).
individualidad en la con formaci ón d el cráneo cosa
inerte }' m ue rta, más abstracta aún que el r ostro o la • 'Cómo adquirirá cons ciencia de ello el in d ivid uo ?
La fel icidad consiste en «ser en la su bstancia •
», es
mano. decir. en te ner consciencia de que el para-sí no form a
Esta a berración , esta forma ex trema de «aliena- más q ue uno con la naturaleza y la soci e'~a~, en i?cn-
ción» del espíri tu en una cosa m uert a, lleva en sr a su rificar n uestra propia obra con la del esp lTl tu umver -
contrar io, esto es, la razón, que renu ncia a recono- sal q ue las crea. . . .
cerse en u na cosa muerta y que busca descu brirse en El indi viduo sólo alcanzará esta feli cidad d esp u és
la acción. del fracaso de tod as sus tentativas de realizar ínm edia-
Esta su pr em a al iena ció n impl ica u na in versi ón del tam en te esa un idad ; deseo manifiesto del gozo, pro-
por al con tra. Un estallido de esa un idad de la razón testa d el cor azón que q u iere im poner al m undo su
y del ser conceb ida bajo la forma de ese acopla mí cn- ley, virt ud sublevada contra el c ur so de l mundo.
lOO JI/. Dialéct ica del cOllOcim ien to 101
El IH:llwllll ielllo de H egel

El p ri mer ep isod io de esta «b úsq ueda» (le la fel ici- (p. 222) r echaza el in dividualismo a su ~ropia i~divi ­
dad que empr ende el in dividualism o es la bú squeda dualidad y 10 aísla . T iene como tér mino l ógico la
del placer . El Fausto de C oc rhc es su palad ín , pues locura, con la hostil idad de todos.
trata d e en contrar en el placer sensible la unidad in. Como Sócrates al escuchar la p rosopopeya de .Ias
med iata con el ser, a la cual aspi ra. Leyes, «el corazón exper ime nta su sí·mismo más b ien
Ese «espír itu d e la tierra» lo cond uce al fracaso. romo lo no r eal» (p. 223). . .
P ues la sing ularid ad del in d ivid uo . que sólo vu elve Cuando se hace consciente de esta con trad icción ,
sus de seos hacia r ealida des sens ibles cu va naturaleza ve ve cond ucido al extre mo opuesto. «L a ley es lo esen -
es deveni r y morir, se enfrenta con .esta le" de l rial y la ind ividualidad lo q ue hay que supera rll (p á-
deveni r y del mori r como con un destino' ine- gina 224 ).
xora ble. Una vir tud abstracta se opone al cu rso del IU?-ndo.
Lo q~e quiere y cree ab ra zar se le escapa sin cesar . Es ta n to la experiencia del cab~llero de .la VIrtud ,
Se conv ierte en el esclavo )' la vícti ma de esa n ecesi- non Qu ijote, como la del Iormali smo kan tiano.
dad exter ior . Esa n ecesidad de la que ha hecho. a SlIS Sin em bargo . en su lucha cont ra el curso del mun -
expensas, la experiencia , le cond uce, para segu ir su do ese caballero de la virtu d ab stracta es un caballe-
marcha hacia la felicidad. a hacerla suya sin sali r. sin ro ' de la triste figu ra. de antemano desti nad o a la
embargo. de lo sens ible. P er o b uscará d en tro de sí derrota puesto que se ha lla enredad,o en una contra-
m ismo esa sens ibili dad y esa ley nec esar ia. q ue sed dicción fundamen tal. «este combatiente q u e en ~ ll
la «ley del corazón». lucha sólo se preocupa por ma nte n er su espada sm
Este nuevo idea l es siempre individ ualista : el h é- man ch a» (p. 228 ). _ ,
roe romá nt ico no concibe la felicidad mds q ue como En su crítica d e Kan t, Péguy d irá mas ta rde q ue
desarrollo de su yo individ ual. el idealista tendr ía man os limpias si tuviera m ano s.
Pe ro ~a amb ici ón ~s contradictoria : la singulari- Luchar contra el curso del mundo es, en efecto. para
dad sensible del corazo n no puede ser le y universal. esa vir tud formal, asegurarse la prop ia derrota, pues-
El bandido gen eroso y desha cedor de entuer tos, como to que sólo es exi gencia de purel~., y en e~ combate
el Ka.. Moer de la obra de Sch iller Los bend ídos en está segura de p erde rla . U na rebeli ón semepn ~: con -
el ~ual . sueñ a H egel. ch oca con todos aq uellos cu ya s Ira el cur!i.O del m undo es Yana, e... la abstracci ón de
asprrac rones no son las suyas: la ley del coraz ón n o la reb elión .
tiene de la universalidad més q ue la forma. N uestro Los fracasos sucesivos de l indi vidualismo llevan a
héroe va a chocar al mi smo ti empo con u n orden so- la concl usión de q ue es únicam ente en la socieda d
cia l que él juzga artificial y con todos aq uellos q ue donde el jnd ívid uo puede r eali zarse y alca nzar la fe-
no ven r ealízada en su ley la ley d e su pr op io co- licidad .
razón. Asistimos en H egel a una re concil iación del indi -
Est a contradicción de «la singularidad de la con s- vid uo y la sociedad. «La consciencia ha hecho en su
lucha la expe r iencia de q ue el curso del mundo no

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1 ciencia q ue pretende ser inmed iatam ent e uni versal »
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102 El pen sam íenu, de H egel IlI . D íaíec ííca del conoci miento 103

es tan malo como Se veía, pu es Sll realidad es la r ea- conociera el origen económico de las r eflexiones filo-
lidad de lo un iversal» (p. 230). séf icas de Hegel. Éste eleva al concepto filosófico el
Al .suP:Tar el ind ivid ual ismo, el hom bre ad q uiere an álisis de la mercancía de los economistas in gleses :
conscrcnc ra de qu e en la acción se realiza la unidad la oposición del valor de uso, de la objetividad n atu-
de la ~u bj cl ividad }' de la objeti vidad, y q ue en ella ral de la mercancía, vuelta hacia el indi viduo. y d el
se conju ga n la universalidad del en-sí y la indi vid ua. valor de cam b io, ob jetividad social de esta m isma
lidad del para -sí. mercancía, q ue hace de ella una r ealidad ext raña al
L~ ne~tividad en d ser , q ue es de term inació n }' individ uo.
p:m l cu l aTl~ad . no forma más que uno con la negati - La fuen te d e esta al ienación está en el tra bajo m is-
vidad prop ia a la acción , qu e es universal. mo, )' H egel lo presin tió al darle el nombre de «astu-
En esta com pen etración de la individualidad y del cia de la razón ». Primeramente tr anspon e una de las
s~r ,. c l hombre actúa en tanto que «ser gen érico», como pr incipales ideas de Adam S m it~ : «El trabajo del
dir ñ Ma rx en sus M an u.scritos de 1844. Cada acción ind ivid uo para satisfacer sus necesid ades es tanto una
verdadera , ca.da obra , es «obrar de todos y de cada sat isfacción de las n ecesidades de los o tro s como d e
uno, la esenc ia q ue es la esencia d e todas las esencias , las suyas propias. y sólo alcanza l ~ satisfacción de sus
la esencia espiritu al» (p. 245). propi as necesidades por el tra bajo de los o t r~s. ~sf
Hegel, como Cocthe. d irá complacido: Al com ien- corno el individuo lleva ya a cabo en su trabajo rtn-
l?,era la acción. Pero no la acción en gen eral- la ac- guiar, inconsciente mente, un trabajo un ive rsal, ll.eva
Clo~ final,:"ente ab stracta, ineficaz, q ue por su ge ne. a cabo, a su vez, el tr abaj o un iversal como un objeto
rah da~ m isma ya no es acción, sino pen sam ien to d e consciente : el todo se con vier te en obra suya como
la acci ón , tan to en el héroe romántico como en el ut ó- totali dad , obra a la que se sacrifica y pr ecisam ente
pico-, sino la acción limitada y precisa medi ante la se recob ra a sí mismo desde esta totali dad» (p. 2 10).
cu al el individuo pa rticipa, por su obra, en el desa- Este texto es la clave de la última parte , y quizá , de
rrollo de lo universa l. roda la Fenome nología del espíritu , puesto que d es-
Sin embargo, esta inserción de la particul aridad cribe concretament e la relación que H egel concibe
en la universalidad como u no d e sus momentos no en tre el individ uo y el todo, y la realización de su
se rea liza fáci lment e. un idad q ue es a su vez el obj eti vo final de la Fenome-
. La totalida.d socia l está desga rr ada por cont radic- nología. .
Clones, y, bajo el nombr e d e «reino animal del es- H egel, en la tradición de H obbes, H el.vetlUs. de los
píritu », ~egel nos ofrece en su lenguaje ab stracto economis tas clásicos de Inglaterra. consid era q ue el
una . bell ísima d~scripción de la selva de las com pe. com portam iento de l hombre ~s tá di rigi ~o ~o: la sao
teneres en la SOCiedad y de las contradiccion es en las tisfacción de los intereses estri ctamente individuales.
que vive. Esta forma de defini r las relaciones de la La sociedad capitalista está , en efecto. basada en la
consciencia ind ividual con el todo, con la sociedad en propi edad pr ivad~ y la activida d l?riv~da , egoísta, de l
su conj un to, serta difícilme nt e inteligible si no se hombre. H egel tiene plena consciencia de ello, pero
101 El pensamiento de liegel IJI. Dialcctico del conocimien to 105

co~sidera. sin em~argo. que esa act ividad ego ísta te r. t"lrs---de escamotear las con trad icciones r eales. fue lle -
mma en fines universales. Es lo que llama la «astucia vado a j usti ficarlas y a eter n izar las como momentos
de la razón ", es decir, la necesidad pro funda de lo q ue necesar ios.
c~da uno hace en form a egoísta se halla ocul ta y ac- Sobre la base económica r eal de esas con tradiccio-
tua de algu na manera a espald as del indi viduo. el nes y sin conceb ir en las relacio nes h u man ~ s. ~:í s <Ju~
cua l no ti en e conscienc ia de ello. «La individ ualidad su aspecto espiritual, H egel elabora una vrsion tragt-
del curso del m~ndo puede muy bien suponer q ue e-a de la histor ia y su prog reso, que ha ce del d ~sgarra ­
sólo ob ra pa ra SI o de nn modo egoísta; es mejor miento un moment o siempr e superado pero siempre
de lo que ella supon e. su obrar es al mismo tiempo renacien te del desarrollo h umano.
un ob rar q ue es, en sí, un obrar universal. Cua ndo Llegados al término de la d ialéctica del esp íritu
o bra egoístamente. sim plemente no sab e lo que hace ; subjetivo, hemos pasado
y cu a ndo asegu ra que todos los hombres obran de (a) de la cosa a la obra ; )'
mod? egoísta, ~i mp.lemente afirma que los hombres (b) del yo al nosotr os.
no tie nen con screncra de lo q ue es el obran ) (p . 230). Lo que primero se presen taba como dato es en su
~n ello hay 3: la .vez una descripción pro fu ndam en- verdad producto. . " .
te Justa y una il usi ón. Es innegable que las cosas su- Ésta es la obra del esp ír itu , no del esp íri tu .wbJetl-
ceden así en una socieda d en la que el interés pr iva - no, sin o del espír itu objetivo. "
d o .es el motor de la vida social y econ ómica. La h is- T odas las form as de subjetivismo teórico y de m .
tona es el prod uc to de la actividad de los hombre" dividualismo práctico han sido supera das, y, una vez
per? de ho~bre q ue, ~l actuar en form a a islada y más, H egel vu elve a la cr ítica de Kant, cuya filosofía
ego ísta , no tien en consc ienc ia del r esultado de sus ac- considera q ue es la expresión espir it ual suprema del
ciones. no t ienen consciencia d e estar hacie nd o esta subjet ivismo y del individ ual ismo, par~ m ostra r q ue
hi stori a común. Es cierto también q ue si el todo es es im posible desvincular la ley mo~al ~n tcmp or ~l el.e
el resu ltado de la act i"i ~ad de todos, ese todo preci sa - la moral individual, y que la conscrencra moral indi -
m ent~ se . e~eva por en ema de la actividad egoísta de vidual sólo puede darse un con ten ido considerá ndose
cada ind ivid uo como un poder ajeno a cada uno de ru mo un momento de la vida de un pueblo.
ellos, es d ecir . como poder «alienado». El Yo se ha convertido en un Nosotros, y el Noso-
Pero cua.ndo H egel concluye de ello que ese todo tro s en un Yo.
es el e~pín tu , mues!ra un opt imismo ilu sorio, pu es En la relación . en- la o br a de este yo, se re aliza la
no es c ierto que la Jungla de los apet itos con curren- unidad del ser y -de la au toconsciencia.
tes asegu.re el de senvolvimiento sere no- del espíri tu , Al final de la dial écti ca del espíri tu subjetivo. H e-
"T am b i én H egel. profu ndamente realista . y sin tr a- gel ha establecido la' idea fun dam en tal de su sistema
tar- al cont rario de las triviali dades liberales de los diciendo que la substa ncia -es sujeto. -
econom istas que, como por ejemplo Bastiat . se ate. Pero {alta abord ar otra dialéctica , la del desarrollo
ní an al optim ismo bea to de las A rmon ías cconomi- d e ese esp ír itu q ue se ha vuelto ob jet ivo.
106 El pensamien to de Hegel IIJ. Dialéctica del conocim iento 107

La verdad alcanzada por el espír itu objetivo d ebe Este desarrollo objetivo de la historia transcurrida
ser seguida en su desarrollo a trav és de toda la h is- era hast a aquí el fondo histór ico y social a partir del
tor ia. cual p odía or ganizarse la inici ación d el in dividuo. La
d ialéc tica de su educación personal abrazaba los co n-
lom os y r epro ducía los moment os de una d ialéctica
EL Esp í R I T U OB J E T IVO más profu nda , la de la h istori a universal. .
De esta di aléctica más fund amental, de la cxpen en-
La od isea del espíritu subjet ivo termina cuando éste cia de la especie, debe el espíritu ad quirir conscie n-
l?ma consciencia d e su un idad con el espíritu obje- cia para convertirse en espíritu obje ti vo. .
uv e. Este desar rollo obje tivo que ya actuaba en la P"!'
1...'1 consciencia in d ividual ha ap rend ido que no for- mera part e de la Fenomrnologia del espíritu, que ac -
maba sino uno con la conscie ncia u niversa l. Este paso ruab a sin q ue la consciencia in divid ual lo sup iera.
se enu ncia ya en la pri mera pa rt e de la Fen om enolo- <l a sus espaldas», como dice Hegel, es ahora llevada a
gía del csp írit u : «Más la rde vend r é para la conscicn- la IUl del dí a.
cia la experiencia de lo que el espíritu es, esta subs- Volveremos, pues, a encon trar aquí , en una forma
~ncia absoluta que, en la perfecta indepen den cia y social y objetiv a. todas las u fi~r~s del esp íri tu» <.lue
lib ertad de su cont raposición, es d ecir , de distintas se manifestaron en forma subj etiva d en tro del CIclo
consciencias de sí q ue son para sí, es la unidad de las ),a r ecorrido. _ .
mismas: el yo es el nosot ros y el nosotros el yO )) (pá- A la progr esión de las figuras de la conscrcnc ra ha
gina 113). de suceder la progr esión dc las figuras del mundo,
Co mienza una nueva d ialéctica ascen dente. El es- que es, a su vez, el fun da mento de la primera .
pí ri tu va a. recorrer un n uevo ciclo de exper iencias, Volver emos, pues, a encontrar los mi smos estad ios
las ex perie ncias d e la especie despu és de las d el in. a ese nivel ; a los momentos de la consciencia, de la
div idu o. El tema de ese mo vimien to ya no es el indi- autoconscicncia y de la razón , corresp onden los mo-
viduo, sino la hu manid ad. «El espír itu es la vida mentos de la h istori a hu mana que for man su base.
ética de un pueblo en tanto que es la verdad in me- Esta segu nda parte de la Ft:ll o m ellolo~ía ~t:l espí-
dia ta ; el ind ividuo que es un mund o» (p. 261). rit u no consti tuye una filosofía de la histori a. pero
~I víncu lo entre los dos ciclos es estrecho y el para- imp lica esta filosofía de la cual sólo expre~a el. aspec-
lelismo de las etapas no es en n ingún mod o formal. lO fenom enológico. el de la toma de conscrenc ra.
La pedagogía del espíritu individual descubre su H egel no pre tende abarcar la totalidad. d~ la hi s-
motor secre to ; el derrotero de la conscien cia a la toria. sino tan sólo separar los grandes virajes y las
au toconscicn cia y a la Tazón estaba preparado y. de cri sis, los puntos cruciales de la experiencia del hom -
a lg~na man era, or denado en el in dividuo por la his- bre como especie, las gra nd es mutaciones de la hu-
tafi a entera de la humanidad . la cual ya hab ía reco- manidad.
rrido estas etapas. Los jalon es elegidos por H egel correspond en a los
lOS F.l pensamiento de H egel IlI . D ialéctica del conocimicsuo Ion
q ue volved a tomar en su Filosofía de la historia y (e) Esta tercera etapa, por la cual el espí ri tu te rm i-
cuyas caracter ísticas fu ero n elaborarlas en sus ob ras na el ciclo de su desa rrollo, es aquel la en qu e el des-
juveniles : garra mien to es superado y conservado a título de 010·
(a) En pri mer lugar, el momento de ciudad. uni- mento. Es aqul donde es ma yor la di fe rencia entre la
da d inm ed iat a del en -sí. de l individuo y de la socie- Fenomenología }' las L ecciones sobre la fil osofía de la
dad, de la particularidad y del todo. Esta bella ar mo- historia. Vu elven a encontrarse e n am bos trabaj os,
nía moral de la ciudad antigu a, que era en su j uven - ba]o nombres d istint os. los mi smos tres mo me ntos
tud una especie de pa ra íso perdido, de edad de oro (¡ue se lla ma n en uno el esp írit u inmedi ato, el esp í-
de la humanida d feli z, ahora se ha convertid o en un ritu alienado )" el espír itu segu ro de si mismo, y en el
mo mento de la histor ia. el de la unidad inmediata otro el m undo griego. el mundo roma no }' el mundo
q ue correspo nde al d e la consciencia en el ciclo del germán ico. Sin embargo, la per iodi zaci ón en am bos
espíri tu subjet ivo. es muy d iferen te; en la Feno me notogia, la segunda
(b) El segundo momento es el del mundo romano. época va desde el comi enzo del Imperi o romano h asta
que resulta de la de scomposición y de la di solució n la R evolución Francesa, y la última, «el espír itu se-
de la polis; el individ uo se afirma ahí por sí mismo, guro d e sí mismo», está sólo representada por la filo-
y. a l separarse la pa rt icularidad de l todo, el todo . el ~o fía alemana. En la Filosoíía de la historia, el «m un-
Estado, se le vu elve ex tra ño, transcende nte, hostil, do german ice» com ienza con las invasiones del siglo I V
«a lienado» . Es el mome nto del de sgarramien to. y se ex ti en de ha sta la restauració n de la monarquía.
En s ~ j uvent ud H egel no veía en ello má s que de. Las razo nes de esta di ferencia de presentación nos
cade ncia, y por el cristian ismo tan sólo sentía des. parecen bastan te evide ntes si uno no se con tenta con
precio, .dado q ue era su expresión espir itual. por la la comparación de tex tos y si ad e más se los lec en el
exalta ción b urg uesa del int erés pr ivad o que se des. contexto de su tiempo, Esbozaremos una interpreta.
prendía de e llo. En la Fenomenología, este va lor a b- ci ón al a borda r el tercer momento.
sol uto de la pa rticularidad es un momento que ha y Por de pronto, sin analizar la dialéctica del espí-
qu e salvar e in tegra r en un a con cepción de la total i. ritu obj etivo en todos sus giros, di bujarem os el movi-
dad r nds r ica q ue la de la ciuda d griega, la cual ig- miento ge neral.
nora ba ese valor ab solut o de la per sona. Ka se p ued e. El p unto de pa rt ida , al igu al que para el espírit u
pues, reg resar a la Ciudad antigua : el Estado mo- subjet ivo, es la inmediatez, que aquí es inmed iatez de
~em~ debe integrar el momento de la subjetividad la relación obje ti va d el ci udadano con la ciu dad
in finit a del cri stiani smo . Así como la Razón era la de la antigüedad gri ega.
síntesis de la consciencia y de la uutccou scienc ía, el Ni siq ui era podría existir, en esta tot alidad armó-
Esp íritu no estará «seguro de sí mi smo» más que cuan. n ica, particularismo de la ne cesida d, pu esto q ue tod a
do ha ya consti tu ido una nueva tot alidad, no inme- la vida económica ha sido ech ada fue ra de esta tota-
dia ta, sino q u e lleve en sí el momento de 10 pa r ticu- lidad de los «ciudadanos» y su ciudad . «La esfera de
lar y de la negación . la libertad no ad mite la pa rticularidad de las nccesl-
11 0 El pensamien to de H egel l/J. Dialéctica del conocimiento 111

darles. ya que ésta ha sido relegada a un a casta de es- Fam ilia. Esta otra re lació n del indivi du o con el todo
clavos» (FD. § 356). es la ley d ivina.
Pero la sociedad h um a na no puede ser de l mismo En A n lígona se desarrolla el con Hicto ele estas dos
orde n que la naturaleza o lo in media to. El espíri tu. leyes. n inguna d e las cuales, tomada a isladam ente, es
su bst an cia de los i n d ivid uos, no es u n dato, es u n a e n sí y para sí.
obra, una acción, L. unidad del sucio y de la subs- En la acción , lo singula r, q ue en la ci udad antigu a
ta ncia n o p uede ser i n medi ata . El pri m er movim iento, 110 tiene existencia propia m ás q ue en la fami lia. se
el d el espír itu su bjet ivo. lo ha establecido. El esp lr itu opone a lo univers al, cuya realizació n es el Esta do.
actuan te, la acción, hace aparecer , pu es, la d ua lidad t\ntígona se enfrenta a Creon te.
de la su bst ancia y de la conscien cia. T od avía a este ni - Esta traged ia correspo nde a l mom ento histór ico en
vel la progresión dialéctica comienza po r u n de sdo- q ue ap arece un primer germen de corrupción en la
blam ien to de la unidad : lila substa ncia se escind e, dudad an tigua. H egel pi ensa q ue las leyes morales
pues, en una su bstancia ética d iferenciada, en una ley han cesado de iden tificarse con las leyes p ol íticas de
h um ana y o tra d ivina» (F. p. 262). la ciu dad. la s leyes de la razó n absol ut a con las d e
Ley h u man a y ley d ivin a son dos momentos de la una época y de un pueblo, expresándose así el cho-
relación en tre el ind ivid uo y el todo. que en tr e el der echo pa tr iarcal y el derecho n uev o de
La polis es una comunida d consciente, es obra del la s ciudades mercan ti les. Al derecho patriarcal , q ue
hom bre. «Es el hom bre el que ha dado leyes a las se ex presa en la tradició n fam il iar. lo lla ma ley d i-
ci uda de s". d ice Sófocles en su A ntigona. Ésa es la ley vina. porq ue para él es una idea const ante el hecho
huma na . de que la rel igión establece un vínculo directo , in -
Pero existe otro vínc ulo en tre el individuo v el medi ato, entre D ios )' cad a indi viduo tomado a isla-
todo . un vín cu lo en primer lugar na tural : la fi mi - dam ente. sin pasar po r la med iación d e 10 social y
lia. Esta r elació n de na turaleza. an ter ior a la cons- de lo polít ico. Esta r elación d irecta de la su bje rivi-
cien cia. «su bterr ánea», como d ice Sófocles o como lo dad con lo infin ito, q ue será, segun él , la apor tación
rep ite H egel, es otra forma de pa rticipación en el ser. esencial del cr istianism o, se encuentra ya prefigurada
La famil ia es una totalidad vivien te cu yos ind ivi- e n «la ley divina» . la ley sub terránea q ue , por medi e
duos, en la suc esión de las generaciones, no son mus de la fam ilia, garan tiza la pa r ticularidad y establece
q ue mom en tos efímeros. La muer te de cad a uno de el víncu lo inmed ia to en tre la consciencia ind ivid ual
e llos constituye la vida del todo . v da a esta vida. he- y Dios.
cha de tod os los muer tos. una re~l idad no solamente No es una pasión q ue se enfrenta con u n deber ni
na tu ral, sino esp ir itual. Porq ue el mom en to de la un d eb er con un deber . Se enfrentan do s dere chos
~uerte, e l mom ento d e la nega tividad y d e la supera. q ue son a la vez dos «caract eres». «La consciencia éti-
ción , es el com ien zo del espíritu . El culto de los m uer . ra sab e 10 q ue tiene q ue hacer, y está decidida a pcr-
tos. caracterís tico de la fam ilia antigu a , es la expre· tcn ccer ya a la ley d ivina , ya a la ley huma na» (p á-
sión sim ból ica de esta real idad esp ir itu al de la g in a 274).
11 2 El pensam iento de Hegel IJI . D ialéctica del conocimien to 113

El derecho absolut o de la autoco nscíencia ética en- ti S11l0S , y en lo ex terno, reducir y absorber las otras
tr a en conflicto con el dere cho divino de la esencia» totali dades indi viduales.
(p. 274). En este dob le movimiento, que seña la el tránsito
La primera fórmula caracteriza el enfrentamiento de las ciu dades a los imperios , la bella armonía pri-
de los «carae.teres)) : ca da uno sabe lo que ti ene qu e mit iva ha d esapare cido. Las dos totali dades vivientes
hacer, es d ecir, no se trata ni ele una pasión n i de un anterior mente con jugadas de for ma feli z, es decir, la
(}eber abst racto ; el p ersonaje se un ifica en la ley que familia y el Estado, han sido d isu eltas. La re pr esión
el encarna. ele los particularismos sólo deja lugar a un polvo de
La segunda carac teri za la colisión de los dos «dere- átom os individ uales ; la absorción de las ciudades en
chos) , lino {l e los cuales toma su fuente en la esencia un imp erio hace d el Estado una total idad muerta, una
y el otro en la auio consciencia, que son dos ruomcn- universalidad abs trac ta con la cual los individuos ya
tos del ser. La consciencia mor al, por el solo hecho no tienen re lacione s viva s.
de .actuar , desciende de su universali dad a la particu- Este momento corresponde hi stóri cam ente al del
Iar idad . «El obrar es él mismo este desdob lamiento Im perio ro mano.
qu e consist e en ponerse para sí y en pon er fren te ,;
esto una r ealidad ex ter ior extraña . . . por el con teni-
do, la acción ética lleva en ella el momento del deli- Este mund o es el del desgarram ien to.
t Ol). (p'. ,276). Puesto que la acción implica la partícu- L o que se pr esenta a la autoconscíen cia en su form a
lanza~lO.n: la scparació~ d: los dos aspectos del todo, suprema, la consciencia desventurada, como lo trá -
la posrl~lh d;~ ? , por consrguren te, de su antagonismo y g'i co de la vida, descubre aquí sus raíces sociales hi s-
de la violaci ón de una de las dos leyes en nombre de tóricas : la alienación . La consciencia desventurada
la ?~ra , L a tr agedia es la exper iencia vivida de esta es la aur oconsciencia de un mundo alienado.
eSCISIón o desdoblamiento. En el Imperio r omano Hegel p ercibe la primera
L~ bella u nidad de la naturaleza y del espíritu, del forma histórica de la alienació n . El poder del Estado
e~ -s l y del para-sí, d e la esencia y de la autoconscien- se halla conc en tr ado en m anos de uno solo, y los ciu-
era, d~ la familia y del Esta do, de lo parti cular y de dada nos no son más que una ma sa anónim a de áto-
lo uni versal, queda así desgarrada. mos. El individuo replegado sobr e sí m ismo, sobre
La l~y hu~ana, lo . ~niversal, destruye y consume sus propios interes es, considera el Estado y la tot ali -
el p~rtIcul~nsmo . fanl1lt~r en el que se expresaba la dad de lo r eal como un destino transcen de nte que le
relaci ón di rect a inm ediata en tre el individ uo sin- es extraño y hos til, aliena do.
W11ar y el todo, entre el hombre y Dio s, la ley di. El tema fundamental de las relaciones de lo uni-
vm a. versal y de lo singular, de la sub stancia y de la au to-
Históricamente, este movimiento corresponde al de conscie ncia, de lo finito y de lo infi nito, se pres enta
las guerras ,de las ciu~ades gr iegas, guerra s que rie- aquí en una figura h istóric a conc reta.
n en por objeto, en lo int erno, r eprimir los par tícula- El individuo aislado se enfrenta con un dest in o
]Ji El pens amiento de H egel 111. D íoí éctica del conocimien to 115

in exorable q ue tiene todos los cara cteres de la ex te- uta cosa, puesto que la definició n de las r elacio nes en-
ri.orida~ y que es, sin embargo, el producto de su pro. tre las personas no puede r ealizarse má s q u e m ed i~n­
pIa act ividad. En lo sucesivo, el hombre vivirá en un le el estableci miento de relaciones entre las propte-
mundo doble. dudes q ue son la r ealidad objetiva de las personas.
El espír it u subjetivo ha conoci do en el estoicismo La persona j ur ídica ti ene la m isma a.bstracción q ue
esta d ualidad del pensami ento aislado . y por tanto 1:1 cosa, la prop ieda d es la que la ma nifiesta para los
abstracto, y del mundo real. otros.
El espí ri tu nos da la clave de esta doctrina a l pre- El espíritu se ha vue lto ext raño a sí mi smo . .
sentar la,5 relaciones sociales y las inst ituciones 00- La noción de persona j urí d ica está d esp ersonaliza-
rrespon~len~es : l0. que históricamente correspo nde a da, vad a de toda realidad humana : como en la doc-
la conscrencra estoica, segú n H egel, es el derecho r o- trina estoica es independ iente de las condicion es con -
mano. netas, está en todas pa rt es y es siem pre idén tica a sí
En el curso de la deca dencia de la Ciuda d, el ciu- misma en su a bstracción .
dadano desaparece con sus relaciones vivas COIl la ciu- La persona j uríd ica del ?crecho ro mano es ~l c~n ­
dad. El que lo sucede , en la nueva comunidad sin repto sim ple de la ali enaci ón de la autoconsc rencra.
alm a, es el homb re privado. Los hombres son así transforma dos en sujetos abs trae-
El derecho r oma no es la codificación de este n uevo llls del de recho. e n «burgu eses» únicam ente pr eocu-
estatu to d.el hom bre ; en tre el ind ividuo y el I mperi o pados por sus int ereses pri vados, po r su propiedad.
ya no existen vínculos vivos. Lo s ind ividuos se han l'] Estado es ex terior a ellos, está separado de ellos.
repl egado exclusi~amente sobre sus in tere ses priva. Esta oposición no cesará de ahondarse y de desarro-
dos: sobre su prop ieda d, qu e es la material izaci ón ex- llarse ; el poder del Estado, q ue es lo un iversal, y la
ten or de su ser, «la esfera ex te rior para su libertad» r iq ueza de los part icu lares formará n dos mundos se-
(FD , § 41). El yo no se vuel ve ob jeti vo más que a parad os como el cielo y la tierra.
t~a\'és de la propiedad, «Ia prop iedad como existen. El in dividuo aislad o no re conocerá ya su ob ra en
era de !a personalidad» (FD , § 51). esas fue rzas exterior es y temi bles del poder y la r ique-
El. c1Ud~dano ant iguo era li bre porque no opo nía la. Esta totalidad alienada de fuerzas q ue. sin em-
su Vida privad a a la vida pública. Se sent ía cómodo ba rgo, él ha engendra do. y de la q ue se apa r ta , ser á
en la tota lidad viviente de la Ci uda d. En el I mperi o proyectada por él, com o una realidad espiritual, fuera
romano,. que es asunt o de u no solo, del emperador, del mundo real ; se creará un mundo esp iritual en
los pa rticul ares se des interesan del Estado q ue con- el q ue la consciencia se hallará en con form idad con su
~er~i~o en u n mu ndo aparte, se presen ta 'extra'ño al prop ia esencia, pero en «otro mundo», en un más
m~lv~duo y lo domina, y no tienen otra exi stencia allá que no tendrá otra existencia que la q ue le otor-
obr t1va q ue la de sus propiedades. El derecho no es ga la fe. Esta alienación rel igiosa es el complem ento
mas que el cata.stro de estas propied ades; derecho y de su alienación j ur ídica y de su ali enación social en
derec ho de propiedad son, para H egel, una sola y mis- gener al.
lI G E l !)eIlJa m iell to de H egel
111. Dialéctica del conocimien to 11 7
El Yo sólo tien e substancias en su alienación «El
todo es, por ~onsiguien:e, como cada momento singu- dad por la cual el individ uo se eleva a lo universal
la:. una realidad ex trañada de sí ; se quiebra en un por la negación de sí. todo aquello medi ante lo cual
rem o en e.l q ue la au toconsciencía es real. lo mismo el suje to se da una r ealidad substa ncial.
q.ue ~u objeto. yen. otro, e! reino de la pura cons- Es por ello por lo que la alien ación extrema cond u -
clencl ~, que más alla del pnmero no ti en e presencia ( irá a su con tra r io. la liberación , cu ando el esp ír it u
real, smo q ue es en la fe El m undo de este espío reconozca. en este mundo alien ado. que es el de la
r u u se esci nde en ~n mundo do ble : el primero es «cultura», su propia ob ra , «El ex traña miento se ex -
el ?1undo de la reali dad o del extr añam iento del es- trn ñar á a su vez y. por m edi o de él, el todo se reco-
píritu : el segundo, empe ro, aq uel que el espí ritu ele. bra rá a sí m ismo en su concepto» (p. 292).
véndese por sobre el pr imero. se construye en el' éter Esta substa ncia alienada cs. por otra par te. con tra-
de la p u.ra c~nscienci;m (pp. 288.289). dictor ia, pues «este todo se desdobla en la substan-
La alienación es doble, en las relaciones sociales cia como per ma nente y en la substa ncia com o la q u e
y en. la conscie ncia. Por un lado . la esenci a sin exis- se sacr ifica a sí misma ) (p. 292). Así como se opon ían
tencia ; por el otro. la existencia sin esencia en la totalidad inmediata pr im itiva la C iudad y la
. Este divorcio d ura, según H egel. has ta la R evolu- fam ilia, en la totalidad ali ena da se oponen el poder
ción Francesa : «Entonces el re ino de la fe. al igual dd Estado, en el q ue se expresa conscie nteme n te la
q ue el m ~ ndo real, se desmoronan. y esta revolución un idad de los in divid uos, y la ri queza (es d ecir. el
hace surgir la .L ibertad a bsoluta» (p. 289). con junto de la vida económ ica) en la cual esta un i-
Só!o a .pa r tlr de .esta revolución pued e superarse da d se rea liza inconscientemente. sin saberlo los par·
I~ alienaci ón. y el Cielo y la tierra, según una expre- ricipantcs. Para el estu dio de esta segunda for ma de
sión a men ~do repet ida por H egel a propósito de un idad, H egel se r efiere u na vez más al a nálisis de
esta revoluci ón, se recon cilia rá n. Adam Smith . «Cada singu lar supone ind udablem en -
La histori a. hasta ese momento. no es más que un te, en este moment o. que obra de un modo ego ísta ...•
esfu e:zo doloroso para supera r la escisión , el d esdo. pero visto este momento solamen te por el lado extcr -
blamlen to del mundo. no, se muestra q ue ... en su tra bajo trabaja ta nto pa ra
I...:1 ag udización de la alienación con duce a su con. todos como para si mi smo . al igu al q ue todos trabajan
tran o. P ues_la a lien ació n es el espírit u que se ha para él» (pp. 293-294). Entr e el fin conscien tement e
vu elt~ ex tra ll~ a si. y lila atU~consci encia sólo es a lgo. bu scado y el r esu lta do efectivam ente logrado se inter-
sólo ~ Iene realidad e n la m edida en q ue se extra ña de ca la esta «astucia . invocada por H egel para explicar
sí ~Ism? )) (p . 290). T anto es así q ue esta ali en ación el trá nsito de la singular ida d a la un iversalidad , esta
es s,mónlmo de cult ura en el más amplio sen tido. es «astucia» de Dios o d e la R azón p<Jr la cu al la n eceo
dcclr , todo lo q ue el hombr e prod uce. de sde la t éc- slda d, oculta en el curs o de la operación, sólo se ma-
mea .a la poesía. de la economía a la re ligión, d e la nifiesta al final.
poll tlca a la filosofía , en una palabra, toda la activi- Esta oposición del poder del Estado y de la ríque-
la . q ue son las dos for mas fund am en tales de la ali e-
11 8 El pensamien to de Hcgd J1T. Dialéctica del conocimiento 11 9
nación (obras d el hom bre q ue se le p resent an como Iitante para la q u e nada ha y sagrado y q ue arremete
fuerzas extra ñas y hostil es), se ha lla amplia mente de co n tra todo :
sa~rollada en la Filosofía de l derecho (2," sección): 1 (a) Cen tra el orde n econó mico : «D iablos de eco-
((r~ q ucza)J se conviert e en la «socieda d civil», don d nomía ; hombres a quienes todo les sobra. m ientras
rema Ja anarq uía de los intereses compe ti tivos I(Ue ot ros, q ue ti enen como ellos un estóm ago impor -
I .,a. con~entración grad ual del pod er cond uce '3 su tu no, un hambre re novada como ellos, no t ienen na da
d~b¡1 ~tanllen to: H egel trasp one al plano de las como (¡ue llevar se a la boca» (Diderot, L e N eveu de Ra·
crcncras la evolución h istór ica en el curso d e la cua JIlea1/. . Ed. Ass ézat, V, p. 48 1).
lo feu dal se tr ansfo rma en cortesano. Al térm ino d (b) Contr a el orden polí tico : «Van idad , no existe
este desar rollo, e.on la mona r quía ab solu ta, el Esta ya pa tria, de un polo a otro no veo más qu e tira-
do, se ha vuelto Impotent e fren te a la r iqueza, cuy nos y esclavos» ou«, p. 423).
re mado come nzará desde ese momento. (c) Cont ra la r el igió n: «El d ios extranj ero se co-
En lugar ~e lo q ue H egel , retoma ndo el lengua] loca hu mil demente en el alt ar al lado del ídolo riel
de Mon~esqU1eu. llam a la «consciencís nobl e», liga. país; poco a poco se va afirmando en él ; u n buen
da al tn u~fo de lo uni versal como tal, es decir, del día da u n coda zo a su camarada y, pata tras, el ídolo
Est~do, se ~mpone (d a conscie ncia v ü », q ue es la neo al suelo. Así es como se d ice q ue los jesuita s implan-
gaci én de este. taron el cr istia nismo en China y la India » (/b i d.•
. Es~a conscien~ia es la co nscienc ia r ebelde. siempre 1'. 462).
Ifis3tlsfecha y siempre negativa, cuya temib le iro nía Este le nguaje del d esgarram ient o, este «j uicio q ue
pone al des nudo la mentira de la alienac ión del hace añ icos con todo», caracter iza las luchas ideoló-
I de Ia r ¡ . po-
(~ r, .e a r iq u eza. El hom br e adquier e entonces cons- gicas prerre vol ucíonar ias d e los filósofos franceses del
ciencia d: 9,ue el ~undo de la r iqueza, del pod er y siglo XVIII , d el siglo de las «luces».
de la r eli gi ón e;~ dlf: rcnte de lo que par ece. Es el Su principal en emigo es la fe, y, por una par adoja
n~u ~do de la alienaci ón sometido a la au toconsclen. q ue subraya H egel, estos dos enem igos, «la fe» y «las
era. H egel ha lló en Le Ne veu de R ameau, de Dide. IUCeSI) que la combat en, se unen : la crí t ica dc str uc-
rot, ql;'e Go:th~ ~ca baba de trad ucir al a lem án, la uva de las (c1UCeSI) tiende a mostrar la va nidad de
exp resión mas np rca de esta dialéctica satír ica y mi. este mundo, así como la evasión. a la que la fe nos
empu ja. se halla justificada por la van ida d d e este
mun do.
• Hyp~lite . señala: «No se puede negar aqul el carác ter
~oluC1,;mano. percibido por Marx, de la dialéctica h e. En el conflicto de las «l uces» con tr a la «Ie», H egel
::na. SI las cons~u~n~ias del sistema son conselVado~5, destaca en primer lugar esta convergencia. Ese recha-
marcha de la dlalectlca es revolucionaria sea cualí
10 del mundo se cxpresa en forma n egati va e n la filo-

po~ otra ~rte la prop ia intención de Heg~1:t (jea n ;~~ sofía de las luces ; en la fe en forma pos iti va, como
pO~lte, Génese el structu re de la ePhénoménolo <>; d
prlb , H , p. 386). gte e
P
s-
1'1 a fir mación de un «más all á» de este mundo . «De he-
che, la fe ha devenido aq uí lo m ismo q ue la Il ustr a-
120 El pensam iento de Hegel IIJ . Dialéctica del conocim iento 12 !

ci ón, a saber, la conscien cia de la relació n entre lo ces» el no ha be r integrado el con tenido de la r eli-
fini to que es en sí y lo absoluto carente de predica. gi ón : la conscie ncia q ue tiene el hombr e de la infi-
dos. desconocido e incognoscible ; sólo q ue la segunda nitud de su ser.
es la Il ustración satisfecha y la pri mera, la fe, la Ilus- La «(pura in tel ección u (es decir . el li bre p e n ~a.
tración In satisfecha» (p. 337 ). miento) ha mu erto enterrando la fe, puesto que solo
H egel aprueba la lucha de las «lu ces» contra esta vivía de su crñ ica. La ( pura in telección» y la fe eran
transcendencia : «La Il ustración, acer tad amente enun- lo negat ivo y lo positivo de un mismo error.
cia la fe precisamente como una conscienc ia as! cu an - El balan ce de esta lucha de la Ilustración cont ra
do dice que 10 q ue es para ella esen cia absol u ta es un la fe es, según H egel, bastante pobre; la Il ustración
ser de su propia conscie ncia, su propio pensamiento, triun fa, pero para te rm inar por u na par te. e~ el ma -
un produ cto de la conscie ncia. La declara, pues, como teri alismo. q ue él define como el rcconocmuen to .d~
un error y una ficción poé tica de lo mismo q ue ella la sola rea lida d de 10 finito, y por la otra en el u tili-
es» (p. 323). rurlsmo, q u e sólo concibe r elaci ones d e exte r ior idad
Pero H egel, en su crk ica de la religión, se aparta cu tre los seres, que son cada uno un med io pa ra el
de las «luc es», p ues considera q ue el hecho de denun- otro. H egel condena sin res ervas e~ta triv~alidad de
ciar el origen human o de la religión no deb e cond u- 1111a humanida d encerrada en la finitud e incapaz de
cirnos a re ducirl a a la nada ; par a los a teos franceses l ranscc ndcrla.
d el siglo xvnr la religión era una il usión fab ricada Este j uicio de H egel sobre la filosofía de la~ luces
en todos sus aspectos por «u n clero engañador», para perm ite medir a la vez la ~~ndela. y los líml~es de
beneficio de un «t irano opre sor», a expensas de la la cr ítica hegeli ana de la religi ón. Tuvo el rn érito dc
(( masa engañada» . ~ll perar la estrechez d el a te ísmo del siglo ~Vl1l f~~­
. H egel , por el, contra r io, cons ide ra q ue la rel igión rés. que no veía en la r eligión más q ue una m ve nc ron
nene un conten ido rea l, pero alienado . No se trata, de los sacerdotes y de los tiranos, y mostrar, al contra -
pues, de negar ese contenido, sino de elevarlo al con - I in, que la rel igión ti ene un conten ido. ~ ~ e es un mo-

cepto. La r eligión no es para él más que una forma men to nece sario del desarrollo del espm tu y que su
",let~fórica de la toma de consci encia del hombre por nacim ien to. evolución y desaparición están ligadas a
5 1 rrnsmo. condicione s h istóricas y sociales determinadas.
La filosofía de las «luces » dese mpe ñó, en su crüi- Hay en ello una ri ca contri bu ción a la crit ica de
~ de la fe. uI? pap el positivo. Destr uyó las su persti- la re ligión cuya herencia re cogieron Fe uerbach y
crones y las Idolatr ías q ue pretend ían asimilar lo luego Marx . .' . ,.
absoluto a objetos finitos. Purificó ta mbién las rep re- Sin embargo. seda abUSIVO a..imilar la critica de
sentaciones que el hombre se hace de lo absol uto, y I legel a la de Feu erbach o a la de Marx . «Los 6 Ióso-
a l destruir la tr anscen dencia, hizo q u e todo q uedara ros franceses-e-d ice H egel -llevaron un ataque con-
sometido a la consciencia . t ra la rel igi ón , el Estado y las costum bres . 1P ~ro con tra
En cam b io. H egel re procha a la filosofía de las «l u- qué religión ! Un a r eligión q ue no hab ía SIdo depu -
122 El pensamiento de H egel JIJ . Dialéctica del conocim iento 123

rada por Lu tero. y que era una despr ecia ble supers- La crítica h egeli ana de la rel igión ti en e un cará::-
tición . obscura ntismo cler ical». ter fu ndamentalmente id eali sta: no sólo la definí-
H egel considera q ue los filósofos fra nceses triun- c í ón que da del ma terialismo (no reco.no.ce otra rea-
faron con tra el catolicismo, mien tras q ue los ale ma- lidad q ue la de lo fin ito) es m uy restn~t r va (aunq ue
nes h icieron su revol ució n con L utero. no pue de im puulrscle esto, pu: s. no ex ist ía e llt~n_ces
H egel comprend ió, sin emba rgo, el papel de la Ilus- otro ma ter ialismo q ue el mecau icura, y esta definición
tración en la pr eparación de la R evolución Fr ancesa. le es aprop iad a), sino q ue no ve en .l~ lucha d e l?s
R ed uciendo todo al esp íri tu y a su liber tad r ad ical, mater ialistas más que su aspec to espiri tual, es d ecir,
la filosofía de las luces 'COn dujo a poner en cu estión la lucha contra la r eligión , lo que le ll eva a una apa-
y posterior me nte a destru ir las instalaciones y las rente asim ilación inicial entre la crü ica del siglo XVIll
doc tri nas her edad as del pasado. y la fe, que tenderían, la ~ na y la otr a,. a d~ n un ciar
La Revo lución Francesa fue. para H egel, la ex pc- la van idad del mundo. m ien tras que h ist óricam ente
r iencia met afís ica de esta li bertad ab soluta. sus sign ificacion es son ra dicalm ente op uestas : una
Pero esta liberación con respecto a todo lo dado era r evolu cion ari a y la otra conserva dora ,
es puram ente n egat iva ; no permit e inst itui r un or- Ll egad o a este punto extrem o. el espíritu, trasto: "
den n ue vo. nado por el temor al Seño r absoluto. la muert e, r eali-
La li be rtad q u e se pretende p ur a de toda aliena- l a una inversión del pro al contra.
ción está con denada a permanecer negat iva. «Por ta n. La R evoluci ón Fr ancesa. neces idad hi stór ica, se
to, ni ngu na ob ra ni acto positivos puede pro duci r la salda, pues, para H egel. con un f~caso q ue c?nd uce
liber tad u niversal ; a dicha libertad sólo le r esta el a la restauración d e un orden SOCIal que h ar é de la
obrar negati vo; es solamente la fu ria del desaparc- alienación un momento d e la li bertad . Así como para
cer» (p . 346). Esta interpr eta ción me tafísica del Te- el espír itu sub jetivo la Razól~ er~ la s íntcs i~ de la
rror, como fus ión de lo singular y de lo un iversal consciencia y de la au toconsciencia, en el ni vel del
abs tra cto, condujo a H egel a no ver en él más q ue espír itu objetivo «el csp!ri tu ~i erto de sí m.i s mo)~, es
la m uert e, p orq ue la li bertad absol uta es la negación la síntesis d e la li bertad inmed iata y de la alien ación.
de la muerte.
H e aquí lo que li mita el alcance de la 'critica hege-
lian a : sólo se trata de de stru ir u na for ma supersti- Hegel, e n su exposició n, an uncia u na síntesis. H a~ta
ciosa de la religión. Sin duda alguna, H egel inter- aquí el desarroll o del espíri tu objet ivo ha estad o Ja-
pre ta el luteranismo de un manera muy extensiva. lonado por «figuras. const it uidas por d iferent es tipos
pero sin llegar nu nca ta n lejos como Feuerbach: ad - de Estado : la ciu dad antigu a. el Imper io romano, la
mite, con él. que el hombre, creyendo hablar de sociedad feudal, y luego la sociedad prerrcvolucio-
Dios, habla en r eal idad de sí mi smo, pero no r ed uce nar ia q ue con d uce a la R evolución Fra ncesa. Pode-
la re ligión a una ant ro pología, como Fc ue rb ach , sino mos. pues, aborda r el capitulo del espír itu cierto de
a una me tafísica espec ulativa. sí mis mo , preguntarnos qué tipo d e Estallo nos va a
IJI. Dialéctica del conocim iento 125
124 El pensam iento (le H egel
Ahora bien, en la Fenom enología, e.u. l~?i , podía
propon er H egel como reali zación últ ima del espíritu entreven e el problem a de la ((~econ Cll l ac lOn Jl , pero
objetivo. todavía no podía tener u na sol~clón a men os que fu e-
Ahora bie n. este capí tulo nos pre sen ta una crítica ra u tópica. y Hegel es con rra no a tod a u topía.
de la moral kantiana. En esto hay algo in sólito y que Después de las victorias d e N apoleó n sobr e r:n~­
precisa una explicación. sia, especialmen te d esp ués d e J ena, el f~~uro pro:-:I -
Mientras que todo el movimi ento dia léctico que lila d e Alemania será el d e la Cou íed eracíón d el Rlll;
hemos seguido hasta aqu í no s con duce a espera r u n Aun an tes de que ésta sea constituida, Hegelyreve
análisis de la realidad histórica del Estado corr espon- los efectos beneficiosos de la victoria napaleó.lllca, la
dien te a 10 que es la R azón pa ra el espíri tu objetivo, cua l llevará a Al em ania algunas d e las conq u ista s po-
sín tesis del Ser y del pensamien to, H egel nos da, al líti cas y sociales de la R evolu ción Fra~cesa . Inclus;:-
contrario, u n contenido posi tivo a esta su pe ración d ia- despu és de la caíd a de Na pol eón , no deJ~rá de consi-
léctica, se lim ita a una cr ítica de Kant y de los post- dera r que esa etapa histórica era ne~esaTla y benéfic:
kan tianos para mostra r que el n uevo contenido sera para Alemania : «Un m omen to ca pital se ha consti-
la superación d ialéctica de las contradiccio nes in ter- tuido en Aleman ia por las leyes d el de recho , cuya oca-
nas de esas doc trinas. sión fu e, es verd ad, la opresión fra ncesa, porq ue. f.ue
Así, en l uga r de instituciones se nos da n doctrinas. ella, sobre todo. la q ue puso d e man.ifiesto los vrcros
y en lu gar d e u n término po sitivo se nos inci ta a b us- de las an tiguas insti tu ciones. La m entira d e. ~n. Im pe-
car un contrat érmi no. ¿Por qué dejó Hegel simple- rio ha d esaparecido por com plet o. Se ha d ivid ido .en
me nte en punteado-e-si no en blanco- la presenta- Estados sobe ranos. Las obligaciones feudales han Sido
ción d el orden racion al del m u ndo ? su pr im idas, d e los principios d e la p ropiedad y d e
El problema lo planteó con p recisión : la totalidad la per sona se ha n hecho princi pios fu n da men tal es .. .
inmed iata d e la C iudad griega ya no es posible ; un La consciencia ha alcanzado este pun to, y éstos son
Esta do mo derno d ebe integra r, como un momento los principal es momentos de .la forma en q ue .se ~a
necesari o, la particular idad del indi vid uo, la su bje- rea lizado el principio d e la li ber tad, pues la h iston a
tividad a la q ue el cr istian ismo oto rga u n valor ab so- universa l no es o tra cosa q ue el d esarrollo de l con-
lu to. «El pr incipio d e los Esta d os modernos tiene esa cepto de liber ta d» (Ph H , p. 408). .
h ien a y esa profundidad extremas d e d eja r que el Es posible, p u es, hallar, en la s LecclOn ~s sobre la
pr i ncipio de la su bjetivi da d se realice hasta el ex tre- ¡i1oJO/la de la his tor ia, y sob re todo en la Fil oso/la del
mo de la par ticularidad per sonal autónoma y al mi s- derecho . los elementos ne cesario par a, ~mpr.en~er
mo tiempo r ed ucir lo a la un ida d substa ncial y así ma n- pl enam ente este tercer momento del espm tu obJetlvo.
ten er esta u nidad en ese mi smo pri ncipio» (FD , No basta p ar a ello reemplazar pura y. sim~lemen te la
§ 260). «visión moral d el mundo» por la Fii osoíía del dere-
De esta manera, en la Filosofía del derecho, en 182 1, cho pues la Filosofía del derecho es u n capitulo. d e
H egel planteó el problema y, al mismo tiempo, apor- la Í..ógica y no oc 13 Ft'n om t'' J1 01o.'!;a: se sitúa al n ivel
tó lo q ue él creyó era la soluci ón.
126 El pensam iento de H egel lIJ. Dioí éctica del conocimien to 127

de las esencias y no de la conscienc ia que el hombr e obligado a la monarq uí a prusiana , .no porquc fu era
adqui ere d e ellas; sin embargo, nos ofrece el esq ue· libera l, sino por quc nec esitaba r~al1zar. refor~as pro-
ma objet ivo, la base a par ti r de la cua l se puede ela- fu ndas para aumen tar su pot~ncl~1 ~éhco. a Illtrod,u ,
borar un a fenomen ología. cir en el pa ís algunas de las m sutuciones de la revo-
La crit ica de Kant se encuen tra entonces situada lución burgu esa. . .
en su j usto lugar, como un mome nto, el d e la «mor a- Desde entonce s la Prusia de la Res taurac i ón pocha
lidad subjetivas-e-donde, en efecto, se vuelve a to- IMrecer más avanzada, en 1820, q ue la Fran cia del
ma r esta crítica en la Filosofía del derecho-:-, al q ue .l'crror bl anco y de los «ultr as» q ue ha bían regresado
debe n suceder otros «momentos», como los de la fa- de la emigra ción-que la Inglaterra de los gra ndes
milia,. de la sociedad civil, del Estado, integrando la u-rra ren ientcs q ue tenían en jaq u e con sus «burgos
expe riencia de la h istoria un iversal. pod rid os», sobre todo hasta la reforma de 1.832, la as-
En la Fenomenología, las pr incipales «figuras» del ccnsi én de la b ur guesía-e-, y q ue la Austria de Met-
espíri tu obj etivo, para los tiempos modernos, han sido tcrn ich. .
tomadas de la h istori a fra n cesa : Montcsquieu y Rous- La obra del ba rón von Steín contribuyó am plia-
s~a u: la d ia l écti ca (~ e Le Neve u de R ameau y la po. mente, a pesar de la oposición de los terra teni;nte.s,
I ém íca de la filosofía de las luces, la R evoluci ón , el .1 hace r r et roceder el feudali smo y a dotar a I ru sta
T error y el Imper io napo leó n ico. el e las ins titucion es de un Estado burgu és má s mo-
T odo ello, en la Filasata de la historia y en la Fi- dc m o q ue el de sus vecinos. La Filosofía del derecho
losofía del derecho, figurará ta n sólo como capitulas d e Hegel, a me nudo parece hab erse insp.ira~o en los
de la histor ia d el «mundo germánico». proyectos de r eforma de .Stein •. cuya realizac ión Met-
Ello es debido a q u e, pa ra H egel, el sign ificado de rcrn ich se empe ñaba en Imp ed ir.
cada momento no está det erm inado más que por el Ste in, que por el Ed icto de octubre (9 ?e octubre
r esultad o final, que es (da verdad» de los q u c le pre· de 1807) aboli6 la servidumbre, establec~ó, en no-
ceden . Esta actitud constante, a la vez finalista y rea- viembre de 1808, insti tuciones local es eleg idas y pre·
lista. expli ca su conce pción del «m undo germá n ico». vió Parlamentos provincial es, y luego u n Pa: lamento
~n 182 1, cuando escribe la Filoso/la del derecho, con- nacional. Federi co Guillermo ni se negó siem pre a
sidera el Esta do prusiano como el tipo de Estado mas crear ese Parlamen to, que es una de las 0.bras .maes-
conform e al espíri tu de su época, la forma más ele- Iras de la Constit ució n hege liana en la Filosotia del
vada de la r ealización d e la libert ad . derecho . . V il
Más ade la nte examinaremos en q ué medida el Es- Es conve niente. pues, tal com~ ha hecho Er~c , e~
tado .de la Fi losoí ía €k l derecho se asemeja al Estado rn su li bro H egel et l'!;tat, ma,tt za.r la ex pan?l.da Op l-
pr usiano de 1821 ; sin em bargo, es últ il situar pri- ui ón según la cu al H egel habr ía Sido un fa~atlco par·
m ero el j ui cio gen eral de H egel de ntro de su pers· I idar io d el pr usianismo más estrecho. En pnmer lUf'lr
pectlva histórica : la exper ien cia dolorosa de las gue- porque la Constitución prusiana a la q ue esenc ial-
rras de la R evolución Francesa )" del Im peri o habían mente se r efiere, era, en una Europa bajo la r eacción
128 El [iensoniiento de H egel 111. D íalectico del conoci m ient o 129

Ieudal, re lativamente progresista ; lu ego, porque la aprehensión total de l hombre y del m~ndo,. recon ci-
Constitu ción q ue él de fine corresponde mucho má, liando el idea l de la b ur guesía revoluc lOna na co~ .el
a un desarrollo de los proyectos liberales de Stein que conte n ido de la reali dad burguesa. Esta r econ clh.a-
a una aceptación pura y simple del Est ado de Fcdc- rióu con la real idad im plica el rechazo del for mali s-
rico G uiller mo 111 : la institución de u n Pa r lamento, lII O kantiano de l deb er y la utopía moral. .
la publicidad d e los debates parlamentarios y la crea- Después de haber emprendido. a 10 largo de la Fe-
ción de j ura dos, med idas todas q ue figuran en la cons- lIf11l1c nologla dct ej /,lr-i t ll . la ta rea de superar la con -
ti tución hegelia na, era n su ficientes, en esta época de n-adicción ent re el ser y el saber y de apr~hende~ e~l
r esta uración feudal, pan , colocar un Estad o a la van. !'O H unidad la totalidad concreta de la realidad h istó-
g uardia de la burgu esía. rica , no puede ya admitir la exigen.cia vac ía ~el de be:
Este recuerdo h istóri co nos permite comprender que no hab la aceptado. el idea l sm conten ido d e la
mejor el decepcionan te capítulo con que acaba el ci- ra zó n pura. . .
clo del espíritu obje tivo en la Fenome nolog ía. El pri ncipio kantiano de la ulll versahdad no pue-
En primer lugar. H egel destaca que Kan t y el de br inda r ninguna de ter minación a .la ley .moral.
id ealismo alem án for mularon la exigencia de un «sa- Il egel pretende pasar de la. moral del .lmp.erauvo ca-
ber . .. d even ido perfectamen te ig ual a su verdad. tegór ico a una moral que Vive e~ l~ histori a. _
(p. 351). Pone en evide ncia las con tradICCiones del fo~mahs­
Ah í se encontraba el punto final de una larga evo- 1110 mor al de Kant : «La armonía de la mor~hdad y
lución. En la ali en ación universal d el mundo, el hom- la dicha es pensada como algo que es ne~esanamente
bre fue expulsado del lugar centra l q ue ocupa ba en ti en otros térm inos, es postulada» (p . 3:J3).
la concepció n teológica. La r evolución copem icana • Aho ra bien. esta armonía entre la moralidad y la
de Kant lo restituye a ese luga r al considerar el muu- felicida d en tr e la libertad y la naturale za, q ue es el
do real como producido por el hombre. El problema ob jetivo 'final del mundo, implica, en Kant, contra-
consistía en u ni r al hombre con ese mu ndo del que d icción. Esta moral postula la un ida d . del sabe~ y de
cada vez se hallaba más apartado a causa de la ali ena- la felicidad, pero si esa unidad se ;ealtza no existe ya
ción. Pero Kant no logró re solver el problema ni ta mo deber ni , por consiguien te, moraltdad . .
poco demostrar q ue el mundo es enteramente r acio- Esta con tradicción no es más q ue una consecue ncia
nal, obra del hombre y de su li ber tad. El m undo ele la contrad icción fundamen tal del siste ma kant i.a-
caótico y contradictorio del capitalismo es rebelde a 11 0 . que. parti en do de la id ea de q~le no p~lede exu-
una j ustifi cación ra cion al. Kant r econoce esta ímpo- tir u na realidad radicalmente exter ior al sujeto, ~ns­
sibi lidad al declar ar q ue la R azón no puede d ar mas neuemcn te es conducido a post ular esta reah dad,
que la forma de un saber total o el ideal de una ac- corno cosa en sí. como «noúmen o», o como postulad o
ción a la vez libre y eficaz. de la ra zón práctica. . . '
H egel, en una época en q ue la R evol ución burgu e- Ese vaivén, ese ((desplazamien to)) Incesante del su -
sa ya ha finalizado, exige m ás que esto. ex ige un a jeto al exterior del sujet o. por el cu al se pon e en otra
130 El pCIHa mie" lo de H egel JI/ , Dialéctica del conocimien to
consciencia todo aquello que no es posible poner en pro mesa, al negarse H egel a antici par u na real i d~d
la n uestra, ex presa la imp otenci a de «cerrar» el sis- que la victori a napoleón ica hará n acer en Alem an ia,
tema y cond uce a un dualismo irremediable, el de la pero q ue aún no existe. . . ..
transcendenci a del en-sí respecto del yo. Catorce años más tarde , el ud de la r econ ciliaci ón»
,La a.utonomía del yo tenía por función superar la d io sus fr ut os. H egel pod rá elabor ar la idea especu-
al ienaci ón, y henos aqu í, con la transcend encia, lleva- la tiva del nuevo mundo : será la Filosoíía del dere-
d? s a una nueva a lienación . El proble ma de las rel a- cho.
ctones de lo finito y de lo in fini to no ha sido resuelto. Nos contentare mos con mostrar aqu l cómo han sido
Las variantes esté ticas o re ligiosas de Novalis o de integradas , en el Estado hegeliano,. como. "!omentos
Sch lei e,rmacher tampoco resolverán ese problem a. No todas las eta pas anter iores del ~sp f n t ~l Ob]e t lv~ .
van mas allá del «alma bella», impotente porq ue «le «El sistema del der echo es el imperio de la libertad
falta la Iuerza de la enajenac ión. la fu erza de convcr- r ealizada. el mundo del espíritu producido como se-
tirse en cosa y de soporta r el ser. La consciencia vive gwn da na tu raleza partiend? de .sí m is m Q)~ (FD, § 4).
en la an gustia de ma nchar la glori a de su in terior Se tra ta, pues, d e la enajen ación anu nciada al final
con la acción y la existencia ; y, para conservar la pu- del capít ulo del esp ír it u obje tivo.
reza de su corazón, re huye todo contacto con Ia cfec- La voluntad libre no pued e perman ecer en cerrada
tividad y permanece en la o bst inada Impotencia» (pa. en si m isma. Serí a en tonces «lib ertad del vacío», pu-
gina 384). ramente negadora ydestruct íva : el T error sería un a
. ~a solución re al no ha sido exp uesta . H egel ind ica ilustración d e esta idea.
uur came nre, e n algunas líneas, a l final del capitu lo, Ella debe partir , pues, de si misma pa ra darse un
en q ué dirección pued e ser hallada. objeto. La voluntad libre y para sí, baj o la forma ~s
En lugar de per manecer en la ident idad ab stracta universal y más abstracta, sin ni ng una determina-
del Yo =Yo, el espír itu deb e enajenarse a si m ismo ció n, es la persona, en el senti do ju ríd ico de la pala-
para reunirse con la tierra de los vivientes : " Por me- bra. • La persona debe darse u n~ esfera ex teri?r par a
d io de esta en ajenación, este saber de sdobla do en su su libertad ) (§ 41). Va a con qUIstar una exterioridad
ser allí r etorna a la unida d d el sí m ismo; es el Yo }' una obj etividad mediante la posesión de las CO!i3S :
real, el un iversa l saberse a si mismo e n su absoluto «Yo, como voluntad libre. estoy objetivame n te en po-
contrario ' " El Sí de la r econci liaci ón, en el que los sesión de m í mismo» (§ 45). Esta posesión social men -
dos yo hacen dejación de J ll ser contrapuesto, es el te reconoci da es la propiedad . La pro pi edad pr ivada.
ser allí del yo exte ndido hasta la d ualidad . que en funda mento del régimen burgués. se encuent r a así
ella p erma n ece igu al a si m ismo y tiene la cer teza de basada en la razón : " Lo que hay de ra cional es qu~
si mis~o en su perfecta ena jenaci ó n y en su p erfecto yo poseo una propiedad .. . La na tu ra leza y la. can.tl-
con trarto : es el Dios qu e se manifi esta en medio de dad de lo que poseo son , desde el pun to de vista ]u·
ellos, q ue se saben como el puro saben) (p. 392). r tdico, cont inge ntes» (§ 49).
El cap ítulo termina con esta indicación , con esta A par tir de ahí, las r elaciones entre los hombres
132 El pensamiento (le H egel l lí. Dialéctica del conocimiento 133

estará n orden ad as por esas relaciones de prop ieda d : rid o ver a veces la fuente de la concepción totalita ri a,
«Los hom bres entran en relaciones contractuales (do- fascista, del Estado, salude una vez más la An ügona
n.an . perm utan, comercian ) por una necesida d tan ra- de Sófocles. a la que de nom in ará ~ás tarde lila m ás
cion al como la que los h izo prop ietarios» (§ 7 1). a lta figu ra que ja más ex istió en la. ~ Ierral) (H Ph). .
El «derecho abstracto » q uc rige estas re laciones es El desme mbram iento de la fami lia en pe rsonas Pri -
el d c~echo romano, q ue encu entra así su lugar en la vada s ind ependi ent es nos cond.uce a un n uevo mo-
sín tesis final. Es un momento de la r eali zación de la Ii- mento de la realización de la Iíbcr tad , el qu e H egel
ber tad . llama «la socieda d civil», es decir, el conjunt o de in-
El segundo momento de la realización de la libero dividuos q ue par ti cipan en la "i{~a económic<~ en el
tad es la «moralidad subjetiva» : «El derecho de la régime n cap itali sta de compet en cia. «Corno ClUd~da.
par tic ularidad d el suje to a encontra rse satisfecho o, 1I0 S de ese Estado, los individuos son pe rsonas prt va·
lo que es. lo mi smo, el derecho de la liber tad subjer í- das qu e t iene n por finalidad su pr?pio in terés. .. , la
va. constituye el p unto crít ico y cen tral en la difc- finalidad egoísta fu ndada en un slSte_ma de dcpen -
ren cia entre la A ntig üedad )' la Edad Modema. Este dc ncia reciproca » (§ 187). H e~el. con sidera C? ffiO un
derecho, en su infinitud, se ex presa en el cr ístian is- momen to de la morali dad ob ]et lva la n ecesidad de
mo y se conv ierte en el principio un iversal real de asegu rar el func~onam ient? de .ese ré gimen. capitalis-
u na nueva interpret ación del mundo» (§ 124)" la de compe tencia anánpuca. "", ocultar. sm emb~r­
En esta ocasi ón, H egel ri nde nuevam en te homena- hro, su carácte r de egorsmo bestial y sus contradic-
je a Kant por hab er reconoc ido la voluntad pura, y ciones.
v~ elve a reprocharle el haberse at eni do al pumo de Pero «en la jurisdicción, la .soc ie~ ad civil , don de la
vasta abstractamcme moral sin alcan zar al concepto idea se ha perdido en la particularidad y h a d esar ro-
de la moralidad objetiva (§ 135). liado sus momen tos en la sepa ración de lo ex ter ior y
Esta mor alidad objetiva es el ((com ep to de libero de lo interi or vuelve a su concepto, a la unidad uni-
tad q ue ha devenido» (§ 142). El conten ido objetivo versal exi stente en sí, con "la pa rticularidad sub jeti-
de esta moralidad concreta es (1C1 maut en imie nro de va» (§ 229). .
las leyes e instituciones que ex isten en sí y pa ra sí» Esta un ida d se realiza en el Esta do : «El Estado,
(§ 144). como r ealidad en acto de la voluntad substa ncial,
H egel vuelve a tomar aquí todos los elementos ex- realidad q ue "recibe en la consciencia. parti cu~a r de
puestos sucesivam ente por la di al éctica del espíritu si universalizada . es en sr y pa ra Si lo rac ional»
obj eti vo. " (§ 258). .
~n. pr~mer l.ugar , la fam ili a : ((El espír it u moral Part iendo "del concepto de Estado como expresión
objetive inmediato o natural: la fam ili a » (§ 157). La suprema de la libertad, H egel de duce los ele mentos
fam ilia es garantía de la salvaguarda de la pa rt icula- de una Constitu ción que insta ur a una mona rq uía
ridad subjet iva y de sus derechos. R esulta sign ificati- const ituciona l. Para ello proced e según las regl as de la
vo q ue H egel, en este trabajo, en el que se ha q ue- dialéctica espec ulativa : «Es partiendo de la l ógica (no
¡ J.j El pen samiento de H egel ¡ 35
lIJ. Dialéctica del conocimiento
de la lógica. cor r iente. evid entemente) que se puede en el axioma: «todo lo que es r eal es racional. todo
r econocer como el concep to, y luego. más concreta. lo q ue es ra cional es r eal» (FD, p".33), es un .corola.
ment e, la idea, se dete r minan en sí }' plantean asl rio de la primera tesis: lo que ha Sido produ cido por
~ lIS .m?m c~ to s de uni versalid ad , de part icularidad y de el hombre es eviden temente pene trable a Sil razón.
ind ívídu altdad » (§ 272). De estos tres momen tos del El m undo del hom bre es obra del homb re.
c? l1cep to. H eg~1 ext raerá el pod er legislativo (definí- Nada hay en este mundo del homb re q ue no sea
ci ón de I? uni versal). el poder ejecut ivo (red u cción inaccesible a la razón del hom bre.
de lo particular a lo gen era l) y el pod er del prí ncipe Estas son las dos primeras tesis pri ncipales de la
(voluntad singular). Fenomenología.
Al li m i tarn~ así a evocar lo q ue H egel considera La tercera es la idea de aliena ción . ESJS inst itucio -
como el térm l,no del ,desarrollo del espíritu obje tivo, nes creadas por el hombre. esas r iquezas, ese Estado.
I1:~ es n ccesa r rc segun los deta lles de esta especula. se le pr esen ta n como cosas. No como u n producto.
eren , en la cual las ins tituciones más contingentes son sino como un dato.
presenta das como momentos necesa rios de la razón . La cuarta idea de la Feno menología es que la li-
H egel estim a hab er dado en su Filosofía del derecho bertad del hombre consiste en supera r esa ali ena-
la mayor expresión del desarrollo del espíritu del mun. ción . El hombre es libre cuando se encu ent ra a gusto
do. En las últimas p áginas de esta obra ca ra cteriz-r en el mundo. es dec ir, cuando reconoce en el m un do
así el mom ento del «imper io germánico», tér mino ac- del hombre la obra del hom bre.
tual de la histori a : «El espíritu replegado en si mis. Esta libertad no puede ser solitar ia. La libertad
Ola en el ex tremo de su nega tividad absoluta . apre. del individuo como tal es vacía . La liber tad a uté ntica
hen.d~ .en u? a i~versión. que es en si y para si. la sólo puede conq u istarse en la sociedad y no fuera
pOS J tl vld~ d in fin ita de su vida interi or. el principio de ella. Es. d irá Marx. la realizac i ón del «ser ge n é-
de la !!~Id~d de las na turalezas divina y huma na. la rico» del homb re.
reconciliaci ón como ve~dad o bj etiva y libertad q ue apa. Finalment e. el sex to tema : la hi stori a no es otra
re~e n. e.n la a u.toconsclencia y la subjetivida d, E<¡ el cosa que la histor ia de esta libera ción d el hombre
pn nclp lo nórdico de los pueblos germ ánicos el que q ue se separa de la inmedi atez de la natu raleza, que
tiene por misión realizarlos» (§ 358). lucha con tra la alienación y la supera cuando la Idea
Esta concepción hegelia na del der echo y del Estado se un ific a con la real idad.
descansaba, en pr imer luga r. en la idea fun dam ental Éste es el «núcleo racional» que Marx supo des-
establecida por la. Feno"!enologia del espíri tu , de q ue r ubrir det rá s de la construcción esp eculativa, }' salvar
nada hay, en la Vida social. que no sea obra del hom- dán dote un sentido concreto.
bre', producto de su trabajo, de sus luchas, de su pen o Al considerar la propi edad privada como una ne -
sarme n tó. cesidad eterna de la razón , H egel confundió bajo el
Nada hay, por consiguiente que no sea trans parente nombre de alienación dos cosas totalm ente difcren -
a la r azón . Esta transparen cia racional que se expresa tes: la objctiT1ación necesaria del hom br e en su ac-
136 El !,e,uamierllo de H egel f Il . Dial éctica del conocimiento 137

ción, por la cual imprime una for ma humana a las


(Osas, y la alienación propi amente dicha, que no es E L E S P Í RITU AB SO L UTO
un fenóme no nec esari o, sino un fenómeno hi stórico
naci~o con la propi edad pr ivada de los med ios de pro: ¿C uál es la significación de este tercer ciclo dialéctico
duccién )' que desapar ece COIl ella, }' q ue provien e del (le la Fenomenología del eSflÍ r it u, que compre nde los
he~o de que lo qu e el hombre ha puesto de sí en el cap ít ulos VII y VIII , sobre «La religi ón» y sobre (IEI
objeto. cuan do este objeto se conv ierte en merca nc ía. sahe r ab soluto», y que corresponde a 10 qu e H egel
se le escapa, se I.e vuelve extraño, e in cluso, por efectos lla mará, en su Enciclopedia, el Espírit u absoluto, y
de la acu m u lacló ~ . se le vuelve hostil }" le aplasta. flue di vid ir á entonces, no en dos, sino en tres mo-
D e .esta con fl~s l ón se despren den mú lt iples cense- men tos: el ar te. la religi ón y la filosofía ?
CUCIlCJas : en pnm er lugar, al con fund ir H egel la nlie- El primer ciclo, el del espír it u subjet ivo, era el de
na: ión con la objetivación . la prim era resu lta nece- la consciencia individual. Su objeto era la toma de
san a y eter na como la segunda y. por consiguien te. in. consciencia de las relacion es del espír itu con la natu-
supera ble . La vida es tr ágica }' desgarrada. . raleza. Al térm ino de su mar cha esta consciencia per -
. En H egel, esta alienación pu ede ser superada. pero cibe que tiene un carácter social: «El yo es el nosotros,
siempre renace. Sólo es superada en el pensami ento. )' el nosotros el YOl ) (p . 11 3), Se ha pasado de la cons-
H egel. al pon er en evidencia las contrad icciones en- ciencia individual a la consciencia un iversal.
tre la usocieda,d civi l» y el Estado, constató la oposición El segundo ciclo, el del espír it u ob jetiv o, es el de
real, ~n la SOCiedad bur guesa, entre el hombre pri vado esta conscien cia un iversal.
)' el ciudadano. Pero al inver tir el orden re al entre el La consciencia que actúa en esta etapa es la del
u,no y el otro, no pu do ver q ue la existencia id eal del homb re como especie, del hombre «genérico», como
CIUdadano era la proyección celeste , la alienac ión. y, d irá Marx. Su objeto es la toma de consciencia d e las
por tan to, ta mbién la compensación de la vida sórd ida rela ciones del espírit u con la sociedad (pero de la so-
del hombr e privado. egoísta. ciedad en su desarrollo, en tanto que h istoria humana).
H.ege~ esti ma ha ber su pera do la ali enación re ligiosa A} tér mino de su marcha, esta conscien cia del hom bre
al terrmno del desarrollo del espír it u ob jetivo. Reco- romo especie. esta conscienc ia un i ve~sa l, pe~ci be ~u e
noce en los temas fundamen tales de1 cri stiani smo : caí- no existe nada lu cr a de ella. La realidad se Iden tifica
da, encarn ación, muerte de Di os, re surrección , ima- ;lsí con el su jeto qu e conoce y tiene u n carác ter diná-
genes simb ólicas del desarro llo di aléctico del esp ír itu mi co; la r azón se iden ti fi ca con el acto por el cual
a bsoluto. la r ealidad se engendr a yse desarrolla : «El mun do es
mi voluntad». Lo qu e sign ifica q ue m i voluntad , como
m i consciencia. no forma más que uno con la cons-
cie ncia un iversal : «La substancia es sujeto».
Al llegar al final de este segundo ciclo dialéctico.
r-l esp ír itu obj etivo ha recupera do en sí mismo todas
138 El pensamiento de Hegel IIJ, Dialéctica del conocim iento 139

las alie naciones ; todo es espír itu . Ent onces es cuando. d e esta toma de consciencia del espír itu por sí mismo
al ser la histor ia en tera, en esta perspectiva del idea. están vinculadas a los grandes mome ntos del desarrollo
lismo objetivo, la h istor ia del espír itu mismo, q ueda del esplritu subjetivo. y a los grandes. mo~entos del
un tercer ciclo por recorrer : el del espír itu ab soluto. Su desarrollo del espíri tu obj etivo, de la 1~ lstona h uman a.
obje to es la toma de consciencia de las re laciones del «Que todos estos mome n~os de. la re al.lda d de un pue-
espíri tu consigo m ismo. No se tra ta del desarrollo blo constituyen una toralidad SIStemá tICa. y q ue u n ~lo
a.lJsoluto del espír itu, q ue será el objeto de la Lógica, espír itu los crea y los infor ma, es una Idea que sirve
sano de las gra ndes etapas de la toma de conscie ncia de base a aq uella dc q u e la histor ia de las religiones
del espír itu por sí mismo. Nos mantenemos, p ues, se confu nde con la histor ia universal» (Ene. § 562. R).
todavía aq u í, al n ivel de la fen omen ología. Por ejemplo. en una soci~da~ . const itu ida. como
En el curso de los dos ciclos preced entes, el espíritu, IJ. ci ud ad griega , en la q ue el In dividuo y la .soCledad .
rec haza ndo ~a s ta la posibi lidad de un conocimien to }' lo singu lar y lo universal, form~n ~na to~lt~ad con-
de una realidad que él no ha producido, y sin reco- creta . el espírit u adquiere con scren cta de SI nlls lll.o en
nocer otra ver dad q ue la q ue él en gendra por su C!Io1. farol a de (( esp ir itualidad co ncreta » q ue con stitu ye
pro pio movimie nto, se ha r econocido a si mismo en darte,
la natur aleza y en la hi storia. En una socied ad desgar rada. en la q ue esta b~lla
No q ueda, p ues, nada por asimilar de lo qu e an o totali dad se ha q ueb rad o, el espíritu tomará conscicn-
tcriormente parecía lo ex terior, y especialmente de cia de si m ismo en el cristian ismo.
la historia. La con cepción orgán ica de la histori a, en Cuando la «recon ciliaci ón n se ha ya realizado. cuando
Hegel, es la del idealismo objetivo : todos los mc men- se haya resta blecid o la armonía en un.a totalidad má s
tos (sociales. económicos, polí ticos, ideológicos, etc.) r ica que la pr im era , q ue con tenga en. 51. como mom~n ­
son .interd.ependientes. puesto que no son más q ue tos, la su bjetivida d y el desga rram ie nto, el esplritu
man ifestaciones de una sola realidad fundam en tal, el lomará con sciencia de sí en el saber absoluto ,
espír itu . La correspondencia se establece asi m~s~o con los
Cad a momen to de la histor ia, cad a gran ci vil izaci ón. momentos del espír it u subjetivo; la rel igión na tural
es tan sólo . para H egel. una ma n ifestación fini ta del corres ponde a la conscie ncia. la r eligi ón del .art e a la
espír itu infinito. Desde ese punt o de vista supe rior. autoconsciencia, la relig ión r evelada a la ralO~ 'Ó ,
en un panora ma retrospectivo, queda por hacer un Pero esta dialéctica no es ún icamen te his t ór ica :
resu men a la V CI histór ico y sistem át ico de las for mas ra da una de las for mas de esta toma de conscien cia
en quc el hom bre experimentó y exp resó esta presen· conser va un valor independiente de la ép oca que le
cia de lo infini to en lo fin ito, ¿Cómo se r epresen tó a dio origen, sobrevive a las condiciones que la engen-
sí mismo el espíri tu antes de llegar al saber abso- dr aro n .
lu to? Desde este p lin to de vista, H egel, de finiendo la «re-
Esta dial éctica fen om enológica del espíri tu ab soluto ligi ón» de una ma ner a muy gen eral como «la auto-
conserva un carácter histórico, puesto q ue las et ap as con sciencia del esp ír itu», tr ata con stan tem en te en con -
140 El pensamienta de H egel l/l. Dialéctica del conocimiento 141

j unt o la re ligión y el arte. En el capítulo VII de la d ueto, se ve a si mismo como una rea lidad extraña.
Fenomenologia del espíritu? el arte es un momento co mo una «repr esent ación ».
de la ,r eligión ; cuando se ocu pa de la «relig ión » de La forma más simple de esta r epr esentación es la
los gr iegos, H egel trata. sobre todo del arte antiguo inmed iatez natural: el hombre busca la im agen de su
como dando u na expr esión figurada del espíri tu para esp ír itu, por ej emplo, en la luz, corno Zcroa stro (ni -
ese p~e ?lo y esa época. A la inversa, en la Estética, vel de la certeza sensible), en animales o plantas, corno
la re ligión se presenta a menudo COlIJ O id éntica al fu e el caso de las primeras religio nes de la Indi a (n ivel
arte o como un capít ulo de éste. de la percepció n), o e n objetos construidos por la mano
Hasta cuando se ocupa de ello en form a sepa ra da oc l hom bre y converti dos en obj etos de culto. en los
P?f razo ~es p edagógi ~a s . como por ejemplo en la E' l- (Iue el esp ír itu se man ifiesta como artesano (elevándose
c¡clop~~la} el con tenido es e~ mismo para el arte y así a la forma abstracta del pensamient o). Las tumbas
la religión ; son «representaciones» concre tas q ue el de Egipto, las pi r ámides, son testimon io de ello.
~om~r~ se ha. dado d e su propio espíritu , expresiones La religión , a este n ivel, alcanza una primera for -
sim bólicas de la autoconsciencía del espír it u abo ma de interioridad . El objet o de cu lto ya no es un
solu to. objeto na tural dado, sino una ob ra del hombre.
Ca da r el igión no es más q ue un moment o de la Mediante esta primera humanizaci ón de la nat u-
toma de consciencia del espíritu por sí m ismo. La ra leza , el Espír itu se pe rcibe ya como r esultado y se
filosofía, el saber a bsolut o, ta n sólo será el momento opone a sí m ismo de nt ro de sí mismo. Pasamos así
último, Cl.~ando el espír itu, perfectamen te transparen- rle la consciencia a la autoconsciencia, de la rel igión
te a sí mi smo , no tenga ya necesid ad de «representa- natural a la r eligión estéti ca,
ci?n esJ), de ex presiones figuradas, para pensarse a si Esta d ual idad del esp ír itu y de su obra , del hombre
mismo, puesto q ue hab rá elim inado toda transcend en- y de sus dioses. se expresa en la religión estét ico, J;t
cia, tanto «a bajo», en el ámbito de las cosas. como cual conoce su apogeo en el mundo gri ego.
«arr iba», en el á mbito de D ios. ' «El pue blo q ue en el culto de la r eligión estét ica
En la Feno mcnologia del, esp íritu, H egel d istingue se acerca a su Dios es el pueb lo ét ico que sabe q ~ e
tres forn~ a s .de «representació n» qu e el espíritu se h a su Estado y las acciones de este Estado son su pr op Ia
dado a,s l. ~lsmo antes de al,ca.ozar el, ~spíri tu absoluto. voluntad y como la r ealización de si mi smo » (En e,
La religi ón natural, la re ligión cstc n ca v la re ligión ~ 562, R).
revelada . ' . El ar te griego es la toma de consciencia de ese mun -
La religi ón na tu ral corresponde al momento de la do ético.
«consciencia» (es d ecir, de la consciencia del mundo El pri mer momento de la r eligión esté t ica es el de
exterior) qu e hemos cono cido en el espíri tu subjet ivo. la «obra de arte ab stracta ». Es abstracta en el sent ido
En efecto, en ta nto q ue el espír itu no alcan ce la ple - dc que el espír itu se ha esfumad o ant e su ob ra. La
na consciencia de si mi smo, en tant o q ue todo 10 rea l «b ra de arte deja fuera de ella la inquietud del esp í-
no se le presente como su propia ob ra . como su pro. ri tu creador y sepa ra el mom en to de la obra. La obra
J.12 El pensami en to de H egel 111. Dialécti ca del conocimien to 143

es así abstracta respect o de su deve ni r, de la conscien- El hom bre adqui ere consciencia de que no dialoga
cia y de las man os q ue la en gendr aron. En la estatua con los d ioses, ni en el escenario del teatro, n i en la
de los di oses ya no aparecen las con tin gencias mi sera- vida real del mundo. Expresión de esta soledad del
blemente human as de qu ien la creó. La subje tivida d hombre es la com edia antigua.
no forma parte de la verdad, ni en un orácul o de Del- Este hombre r educido a sí mismo, por la toma de
fas, n i en el Zeus de márm ol de Fidias, ni en un him - conscie ncia de esta soledad, y de la impotencia de su -
no de Pfndaro, n i en la Idea de Platón . pcrarse q ue enge nd ra esta soledad, pasa de la sufi-
La sing ular idad del hom bre ha desaparecido junto a cie ncia extrema de la comedia al sent imien to de su
su autoconsc iencia en esta un ida d inmediata de lo ins uficiencia y de su desd icha .
divino y lo humano. En la exterioridad plástica de la Esta Inversi ón total , que recuerda el paso del es-
estatua, al igu al q ue en la interioridad líri ca del hi m- rcp ticismo a la consciencia desven turada, cond uce a
no, lila autoconscien cia religiosa es lengua je de una " la rel igión r evelada».
autoconscienc ia extra ña» (F, p. 413 ).
El culto. con sus «sacr ificios», supera esta exteri orí-
dad de l Dios. Una relación práctica se establece con (':11 una página de una sombría y magnífi ca poesía, H e-
Dios. Este tránsito de «Ia obra de arte ab stra cta» a la gel describe «el dolor q ue se expresa en las d uras pa·
«ob ra de ar te vivan, med iante el momento de l «cul- labras de que Dios ha mu erto».
to», corresponde , en el espíri tu subjetivo , al tránsito «Ast, pues, en el estado de derecho el mundo ét ico
del simp le d eseo a la lu cha por el reconocim iento y :1 y su r eligión se han hundi do en la consciencia de la
la dialéctica del señor y del siervo. comed ia, y la conscie ncia desventurada es el saber de
De esta n ueva tensión va a nacer la «obra de arte rsta pérdi da total. Para ella, se han perdi do tanto el
espir it ual», que es un la rgo esfuerzo por trasladar lo valor intrínseco de su personalidad in mediata como
divino :I lo h um ano. d de su personalidad med iata , el de la personali dad
. En la epopeya, el edo de los poemas homéri cos. por pensada. Ha en mudecido la confianza en las leyes éter-
ejemplo, no es más q ue la exp resión h uman a del mun- nas de los d ioses, lo mismo que la confianza en los
do divino. La singularida d human a se esfuma para orác ul os que pa saban por conocer lo par ticular. Las
dejar lugar ún icamente a la presencia de Dios; el esta tuas son ahora cadáveres cuya al ma vivi fi cadora se
Desti no ent onces reina sólo. lIa esfumado, así como los himnos son pal ab ras de las
En la tragedi a el hom bre se enfrenta a él. «La subs- lIl1e ha huido la fe ; las mesas d e los dioses se han
ta ncia de lo divino se desd obla en sus figur as ... , es el q uedado sin comida y sin bebida espir ituale s, y sus
héroe m ismo quien hab la » (p , 425). En las tra gedias [uegos y sus fiestas no infunden de n uevo a la cons-
de Esquilo o de Sófocles el hombre se enfrenta a los I lcu cia la gozosa unid ad d e ellas con la esencia. A las
dioses. Esta duali dad del hombre y de los dioses vuelo uhras de las musas les falta la fu erza d el espíritu q ue
ve al hombre cada vez má s audaz, su negación arrogan. , 'tofo¡ brotar del apl astamiento de los dioses y los horn-
te le da un sent imiento de indep endencia, Ilres la certeza de sí mismo, Aho ra , ya sólo son 10 q ue
1-14 El pensomíentc de H egel 111. D íel éctica del conocimiento 145

son para no so~ros-b ellos fr utos caídos del árbol, qu e rnnscien cia de sventurada q ue pen et ra en todas estas
un gozoso destino nos alarga, cuando una doncella pre- figuras ~0 1l su punto centr al y el dolor común de su 11
se n ~ cso~ frutos; ya no ha y ni la vid a r eal de su cxi s- parto haci a la lu z» (p. 437).
teucra, m el árbol que los sostuvo, ni la tierra r 101 La R evelación , la Encarnación de Cristo, es el sím-
elem entos que constituían su substancia, ni el cli- hola de la ide nt idad , bus cada desd e el princi pio, de la
ma o • •o el cam bio de las estaciones del año q ue domi- na tu raleza hu ma na y de la na tu ra leza divina, de lo
naban el p roceso de. su deve nir .. . Pero, lo mismo que fini to y de lo infini to. Así se realiza el pa so de la au to-
la do ncella que brinda los fru tos del árbol es m ás conscie ncia a la substa ncia y de la substancia a la
que la natura leza qu e los presentaba de in med iato, la .uuoconscicncia .
natura leza desp legada en sus con diciones y en sus Llegamos aqu í Illuy cerca de la cima del pen sa·
elemen tos, el árt>:ol. el ai re. la luz, etc., al reunir bajo mie n to hegeliano : la substa nc ia concebida como su-
una forma supermr todas estas condiciones en el res- jeto. La cn carnación de D ios en la historia y la muerte
plandor del prop io ojo autoconsciente y en el gesto de Cristo son la re presen tac i ón sim bólica de lo q uc
~u e ofrece Jos ~lIt os, así tambi én el espíritu del des. d Saber absolu to expresará en su p ureza especula-
t:.no q~e nos bn nd? estas obras de arte es más que 1:1 I j va.
\ld? ~tlca y la r eal idad de este pue blo, pn es es el re. La id ea fu nda mental del h egel ian ismo, la de q ue lo
cogumen to )~ la. in teriorizoc í án del espí ritu an tes d is- infini to no puede manifestarse más q ue en lo finito,
p ers? y l:xtenor,l7..ado en ellas ; es el espíritu del destin o q ue lo infinito no se halla separado de lo finito, sino
trágICO que reun e todos aquellos dioses in div iduales sólo el movim iento por el cua l lo finito se supera , se
y ~odos aq uellos a tr ibutos de la substancia en el niega a sí m ismo y muere, tiene en el «m ito» cris-
ÚO I.CO Panteón , en el esp ír it u a ut oconscie nte como es. 1iano de la encarnación d e Dios, de su m uerte y de
p tri tu » (pp. 43 5-43G). Sil resurrección su expresión simbólica.
R eplegad o en sí mismo, en un movimiento q ue ano . Cristo, el Dios hecho hombre, verdad ero Dios y ver-
nadó . en el hombre la adoración de las imágen es de dadero hombre, de be morir como toda rea lida d sen-
Jos d ioses, el espíritu ex teriorizado, alienado, por el sihle singular deb e desaparecer en el ti empo.
~olo hec~lO de esta interiori da d reencon trada en la que Ning ún ser finit o pued e con ceb irse como en pose-
e~ ,expen me nta lo qu e los místicos llamarán su «de re lic- , jc'm de una realida d en sí, sino únicamen te e n tanto
C1OI)I), el hombre b usca a su D ios en sí mismo. que es enunciado, como momen to de lo infi nito.
. El a:te n o con stit uía m ás que un mome nto de la «E l hombr e d ivino muerto o el dios humano es en
liberaci ón del hombr e. Éste tie ne su futuro en la ver sI la autoconsciencin univer sal» (p. 152).
dad era religión . Llegad os al final de la Feno menolog ía. pod emos pero
El es~íritu supera esta alienació n para int egrarl a en ribir todo el sentido que da H egel a esta extraña pala-
su p:OplO d es:tIToll.o'. Todas las formas de la «religi ón Lrn de un cántico de Lut ero: Di os ha m ue rto.
°
man ifiesta » «religión revelada" esta rán dominada «Dios ha muerto» signifi ca en primer lugar «la
por esta exigencia. uEI dolor y la nostalgia de la auto. mu erte de la abstracción de la esencia divina que no
\

f.l{j ¡,:l pensamiento de H egel fIl . D ialéctica del conocimiento 1-17

se pone COIllO Sí-misma " (p . -155). Esto sign ifica. desde ex presar plen am en te el espí rit u q ue está más all á de
el pun to de vista del espír itu su bj etivo, q ue D ios no la r epresen tación . . '
puede ser transcendente a la consci encia humana , sólo Fracasa, por ej emplo, en la tentativa de integrar el
ex iste y vive en ella y por ella . No pue de tener la mal al movimiento del espíritu, com o uno de sus
tra nscendencia in feri or de la ex isten cia sensible , de 11 mom en tos. Incluso viendo, como Jacob g oehme, la
presencia física de la reliqu ia : todas las tumbas está n cólera de Di os, al no pod er «repr esen tar» el ~al en
vactas y el San to Sepulcro ni siqu ier a cont ien e los des- Dios, la relación del mal y d e Di os se expresa siempre
pojos de un Di os. en la religió n en términos de exter ior idad -
T am poco p ued e tener Dios la transcendencia su- La repr esentación r eligiosa no ha podido su perar
per ior de un Esp ír itu universal que sería d ifere nte la expresió n estéti ca de ese du ali smo que O oet he dab a
de los individ uos q ue lo pi ensan . «SU conocimiento en su Fausto :
de sí es la con sciencia que tiene de sí mismo en e l
ho mb re y el conocimie nto q ue los hom bres ti en en de F"1..' STO: ¿Q uién eres? . '
Dios, conocimien to que progr esa hasta el conocim ient o fo.hU'ISTÓFELES: Una parte de esa f u e rza que siempre qu re re
q ue el hombre ti ene de sí mi smo en D ios» (Ene, el mal y siempre hace el bien.
§ 5().1, R). FAUST O : ¿Qué significa ese enigma ? ,
D esde el p unto d e vista del espírit u absolu to, el Soy el espiritu que siempre mega ; y ello.con
M IlFl s roFELE S :
«D ios ha m u er to» sign ifica que lo infin ito y 10 finito justicia, pues todo lo que existe me~e ser destruid?;
se recon cilian en la histor ia, y q tle D ios no es nada sería mejor, por tanto, que nada h ubler~ , llegado a exts-
tir. T odo lo que llamas pecad o, destr~lCC 10n, en resumen,
más que el hombre tomado en la total idad de su h is-
lo que se entiende por ma l, ese es mi elemc?to.
toria. Lo espi ritual no es ot ra CO'l.."1 que la perpetua FAUSTO : T e dices la parte y he ahí que eres 1Ul. elemento.
n egación del ser natural y del ser hi stóri co, es decir. },l litI'tSroFELE S : T e d igo la humilde v~rdad. SI. el ~ombre,
del mov im ien to mi smo q ue los lle va más allá de ellos ese pequeño mundo de locura, se cDlmdera nrdlnariamente
mis mos en una estri cta inm anencia, como lo sirnboli- como formando un todo, yo soy una parte de .la parte
za n la muer te y la resurrección del Mediador . que antes era el Todo, una parte de esa obscurulad. que
El espíritu no es má s q ue el acto por el cu al el dio nacimiento a la luz, la luz orgullosa, que ahora dlS p~ '
hombre hace su historia. la creació n contin uada del la a su madre la Noche su antiguo rango y el espacio
hombre por el hombre. Hegel no adm ite na da qu e esté que ella a ntes ocupaba.
fuera de esta histor ia huma na , realidad últ ima , o más
bien realidad úni ca que excl uye tod o ti po de trans- Sol:tme nte el Sabe r ab solu to ven cerá ese d uali smo, s~ '
cen dencia. petará esa ex ter iori dad. Permiti rá cOl1lprende~ lo ~L'
El esp írit u es a la vez suje to de ese acto, su conte- verso, 10 dado, el mal, como mo mento d el esp íritu mIS-
nido y el movi miento de su operación . mo puestos po r él y q ue no tiene n sino de él su rea-
Pero la reli gión , po r el mi smo hecho de q ue exp re- lid~d y su sentido. ( El espí r itu , en efecto: es el saber
sa el esp ír itu al n ivel de la «repr esentaci ón», no puede (le si m ismo en su al iena ción , es la esencia que es el
\

148 El j>enJam iento de H egel 1/1. Dialéctica del conocimien to 149

~O\'im ~en to de retener en su ser-otro la igu aldad con. como en sí se ha con vert ido al final en tot alidad para
sigo m ismo ». sí. El espír itu «es en sí el movimi ento que es el cono-
Hegel no op?n.e el Saber absoluto <la ci encia ver- cer- la tr ansformación de aq uel en -si en el para sí,
dadera) a la religi ón. En oposició n a los ma terialistas <te la substancia en sujeto, del objeto de la conscien-
eran,ceses del siglo XVIII, él lo subraya : «No oponemos cia en objeto de la outoconsc íencia .. . Este movimiento
aqm, en forma genera l. la creencia al saber ' por el es el ciclo que r etoma a sí. q ue presupone su comienzo
c~mtraTio, ].1 cre en cia es u n saber, sólo una fo~ma par. y sólo lo alcanza al final» (p. 469).
n cular de este úl ti mo» (Ene, § 554). Para pasar de 3. La naturaleza y la hi storia no son más que la
la re ligión al sab er absolut o «no queda más q ue su. alie nación de l espíri tu. la una en el espacio. la otra
p~ rar esta forma» (F, p. 46 1). p uesto que «el conte- en el tiempo. Que el Yo se alien e en la negación act iva
n ido de la f ilosofta y de la religión es el m ismo» (Etl c, de todo da to, es lo que per mite a H egel superar el
§ 573, R). idea lismo subje tivo ab stracto de Fichte. Que la subs-
H egel defin e los caracteres de ese conten ido, bajo ta nc ia lleve en sí la n eg aci ón d e sí m isma, es lo q ue
una forma espec ula tiva, en el último cap itulo d e la permite a H egcl supc rar el Ideali smo obJetivo abstrae-
Fenomenología. lo dc Sch elling, para el cua l la substancia per man ecía
1. El se,T, en su total idad es una acción que se cons- transcendente al sujeto. A Fi ch te le faltaba el sab er
truye opo n i én d ose una naturaleza y una histor ia. ÉS te del ser q u e puede da r al Yo toda su r iq ueza. A Schelli ng
es el devenir de la subst a ncia conceb ida como su- le faltaba la presencia subjetiva del Yo en el corazón
jeto. de la subst an cia. quedando ésta. así. ab stra cta, tra ns-
2. La ciencia, el s:l ~e~ ab solu to, no form a mas que ccndc nte, muer ta.
un o con ese desenvolvimi ento del ser . En las d iversas El id ealismo absolu to de H egel q ueda así, al final d e
etapas d.e la Fenome1lología, la cer teza subj etiva nunca la Fenome nolog ía del espíritu, sólidament e instalado
1I~ a Igua larse con la verda d objetiva. Esta con tra- ('11 el Ser . La Fenomenología en tera pu ede ser consi-
dicci ón era el motor de la dialéctica fenomenológica. derada como una sola expe r iencia dia léctica del argu-
A hora, con el saber a bsoluto, «la verdad es en sí com- me nto ontológico. La cu esti ón de saber si el ser exi s-
pletame~te i~ual a ~a certeza" (p . 467). le no po dría plantearse si no existiera n ya a la vez el ser
Esta cren cra constituye un sistema total, un siste- mismo y la consciencia q ue se graba en él. .
ma en cerra do .en sí mismo: h emos par ti do del todo Par ti en do de esta identi dad primera e irrecusab le.
d.e la substancI~. ~el en-sí a ún mudo, y, de contradic- la con sciencia ha llegado a tomar posesión de todo lo
C!Ó? en con trad icci ón , el esp ír it u, subjetivo en el p rin- real. y lo r eal ha llegad o. en la conscie ncia del hom-
CIpiO, q ue cree ap r ehen der la substancia como su rea- hre, a adqu ir ir consci encia de sí mismo.
lidad bajo la forma de la inmed ia tez sens ible, ha Ile-
gad o a ad q uirir conscie.nci a de q ue era idéntico a esa
su bstancia rmsma. ~ Circulari dad del sistema aparece La Fcnonwnoíogia del cspirit u r ealiza el programa de
aho ra con toda clar idad: el todo, presente al com ienzo lodo gran human ismo vinculan do indisolublem en te el
¡50 El pensam iento de Hegel lIJ. Dialéctica del conocimiento 151

problem a de la uni dad del ser y del pensamien to al esp ír itu es ne gar el da to. aniq u il~rl?, ya se tratc. del
de la realilación del hombre tot al. mu ndo o de sí mi smo, a fin de asim ila rlo, y en cierta
El sa ber absolu to es, en efecto. solida r io con la rea- ma ne ra absorberlo en sí, por el trabajo del pcnsa-
Hza cl ón del mundo, con una estructura social. con lIIiento.' Al tér mino de este trab aj o del qu c la Feno-
un Esta d?_ como dice H ege l. El conocim iento, al igual menologia fiel espú-it ll nos ha. hecho seguir la .m ar~~la
qu e la libe rtad, no puede ser ob ra de un soli tar io. dialéctica la totalidad del objeto se ha vu el to IIlICl lOr
El hombre sólo desarrolla plenam ente su con ocimiento al sujeto- o. 10 q ue es lo mismo, el suj eto se ha d ilatado
Y. su libertad como ciudadano de un Estado. Su cspt- hasta contener la totalidad del obj eto"
r u u no puede superar el desgarramiento e int egrar el Es, p ues. enunciar u na fra se ab surda, un a fra se qne
momento de la al ienación sino cuando el mundo en para Hegel no tiene sen t i ~o (por ot;a, parte, tampoco
el q ue vive. el Estado. haya sup era do el desgarrauucn. lo tiene para nad ie). el dec ir : el espmtu crea el m.un .
to y realizado esta integración. do. P ues el espír it u , p:11"J. H ~~I: es a I~ vez .pcnsa m ~cl~ ­
El pensamiento puede hallarse en su medio en la In y Inundo. Ésta es la defin ici ón de l I d eal~ s m? objct i-
«substanc ia» sólo cuando el individuo se encuen tra vo. El pensami ento no t ien e qu e Ilcr.earH l~ tn K' m muu -
en su medio en el Esta do. do, puesto qu e él es mundo. La e~ lSt cl1C1a dcl pc~sa ­
Esta plenitud ~atisfecha del hombre to1..11 excluye mi ento y la del mundo son ~lc. la ~lIsma naturale/a : el
toda transcend encia q ue lo llevaría al duali smo en el pensamiento no podría eXl,tll: SIR ese mu nd o sobre
co nocim i~n to , a la desd icha de la conscienci a, y haría r-l cual y a part ir del cual se CJcrce su pod er de ncga-
de él el siervo de un Señor. ¡ iún , es dec ir , su acción . y red procam en tc, el mundo
La transcendencia , sea cu al fuere su forma, despoja ( 'S, en sl, transparente al pcn ~a!n i e n to: . .,
a l hombre y lo desgarra, impidi éndole que se cncue nt :e La FenomeuQlogía del esp lfltll te ma. por nus ron h~:
en el mundo como en su medio. cerne s tomar conscie ncia de que la realidad entera esta
Ya se tra te de cosas que escapan a su saber y a su urdida de razón .
poder o se tr:tte de un Dios tra nscendent e que le priva La Lógica va a desplegar esta tra.ma inteligible, no
por su propia acción de la inicia tiva y la fu en te así e n rategorfas vac ías que serian cop ia del ser . smo .e n
como de la eficacia y la finali dad, la acción del hom bre rn tcgorfas repletas de su I» ta ncra, " I( ¡en ncas .,1 Ja vida.
,,
no sería más q ue un a sombra y una ilusión. misma del ser .
El hombre tota l es Dios en devenir q ue se reali za
en su solo desarrollo históri co.
El saber absoluto es el saber del ser y de la hi stori a
en su tota lidad , el sujeto q ue conoc e y q ue forma sólo
uno con el o bjeto cono cido y con el acto por el cual
ese ob jeto se engendra,
El ser no se iden tifica, pues, con el da to : no existe
ni dato sensible ni dato racional. El pri mer acto del
CAP Í TUL O ' V

L A DI A L ÉC TI C A D E L SER: LA LóG ICA

El punt o Iinal d e la Fenomen ología del espíritu, la


iden tidad del ser y del pensamiento, sirve de pu n to de
par tida de la Lógica, aunque en Sll com ienzo no se
tra te más q ue del puro ser,
El prim er contrasen tido (o más b ien sinseu tido) q ue
hay qu e evitar, pa ra comprend er la L ógica de H egel.
(' S el consistente en in terp retar en su sen ti do lite ral la
de fi ni ci ón metafór ica que Hege l da de su Lógica : «La
l ..ógica ti ene qu e ser concebida como el sistema d e
la razón p ura, como el r eino del pensamiento puro.
Este r eino es el de la verdad, tal como está en sí y
para sí, sin en voltu ra, Por eso pu ede afirm arse que
d icho contenido es la r epresentación de D ios, tal como
¡'stá en su ser eterno, antes de la creación d e la natu-
raleza y de un espíritu finito» (L , 1, p. (6).
Si d e este texto se llega a la conclusión que la Lógica
"1: iden tifica con el pensam iento de u n Dios que exis-
l ía an tes que la naturaleza y q ue luego croo la natu -
raleza a par tir de ese pensam ien to pu ro, no sólo sigo
n ifica imaginar una operación mágica más incompre n-
dble qu e los milagros más puer iles, sino que al ad-
jnd icar a H egel este ab surdo, se hace imposible com-
prender su «Lóg ica » y todo su sistema que descan sa
e-n el «saber ab soluto», qu e es identi dad del ser y
(Id pensamiento, El mismo Di os no es otra cosa que
e-l saber ab soluto.
No sólo exclu ye Hegel la transcend encia de Dios,
vino que se preocupa, en ese mismo pasaje, de adver-
lim os que habla con metáforas. H yppoli te señala acero
r.nkunen tc : (l EI carácter exotérico de este lenguaje se
153
154 El pe1l$(lm;e1l1o de Hegel IV . Dialéctica del Ser 15:)

1~lanificsta ta nto e~ c~ puede aiirmorse como en el cquí- cada vez q ue H egel ha bla de la id entidad del ser ,Y
lOCO de esa an tertondad del Lagos sobre la na turale- del pensamien to, afir maba c~n fu ndam ento: « H ab ~Ia
za y el esplr it ll .fin ito.."1\'.0 ex iste, en efecto, para H e- q u e volver a H egel para analllar paso a pa so cualq Ul.cr
ge l, un, l~ensam.lento divi no, y luego una na tu ralez.a y lóg ica corrien te .. . Marx aplicó la d ialéctica hegeli a-
un espm tu 11111 10 crea do. La pal abra cr eaci ón es u na na en su forma r acional a la economía pol íti ca " . La
pala bra de la represe ntación» (Logiqllc el existence, for mación de conce ptos (abstr actos) y el hecho de ope -
p. 78). rar con ellos im plica ya la. representación . la con vlc-
1•.1. Lóg ica, la N aturaleza y el Espíritu tlO sen mas ri ón la consciencia de la necesidad de las leyes en
q u e uno, son mo mentos d e uua m isma totali d ad di a- la con ex ión ob jetiva . .. Es imposibl e negar la obj ct i-
léctica. como lo p'0 ncn el.e relieve los tres ül rimos p ñ- vidad de los con ceptos. la objetividad de lo gene ral en
rrafos de la Enc iclope dia (§ 575, 576, 577). de los lo particu lar y lo singular. Hegel es, pues, mucho más
q ue ,"oh-cre mos a ocupa r nos. Esos «mo me ntos» cuya pro fundo <¡ue Kant cuando estudia el reflej o del m o-
u nidad se presenta a la Razón , no p ueden ser sepa- vim ien to del mundo objetivo e n el movim iento de
rados más que por el Ent endim ien to div isor y la «re- los conceptos. Así como la forma simple del valor. el
present aci ón» q ue tr ad uce, en térm inos d e transcen- act o aislado de intercamb io de una mercan c ía por
de ncia. y de creación , esta unidad profunda . otra, encierra ya e n una forma no evolucionada tod as
La Idea fun da mcn tal de H egel no es nad a miste. las contradiccion es funda mentales del capitalismo, a sí
riosa : ~ identidad de l ser y de l pen sami ento es la lu generalizaci ón más simple, la primera y más sim-
afirma ci ón de la ,racion.al idad de lo real, de la pero plc for mación de conce ptos (juicios, silogismos, etc.).
Iecta transpare nc ia racional de la rea lidad para el de nota ya el conoc im ien to cada vez más profundo del
pensamiento. hombre en cuan to a la conexión objet iv a del mundo.
DCs.cll ~rir en nuestra razón la razón de las cosas, I':s aq u í donde h ay qu e buscar el verdadero sent ido,
r~p,rod uCl r y .reconstr~Ii r en form a ideal, para pero la significación y el p apel de la L óg~ca .d e H egel )! . ,
c,lb lr la necesida d lógica, lo que la percepció n sen. Rl capital de Ma rx pone en practi ca una lógica
sible nos hace aparecer como un conju nt o mal un ido c¡ue deb e m uch o a la de H egel, pero le supr ime su
de hec hos emp íricos y cont ingent es, es la a mbición cará cter especulat ivo.
c?nstante d e toda ciencia q ue no se lim ita al posiri - Esta comparación permi te precisar la naturaleza ~ c
\",ISmO" de torta filosoffa q ue 110 "se pier de en el ir ra- la Lógica hegel iana al señalar el pu nto en qu e em p lc'
ci onalismo. /,:1 en ella la m ixtificación especulativa.
, UI~a amh ición de este tipo DO se confun de co n el En pri mer lugar, ¿cuál es la sign i fi~aci ó n del ~ as{~ d e
Idealismo. P? r otra parte. es significati vo qu e Marx , lo abstracto a lo concre to que constituye el p r inc ipal
y luego L enln , hayan aproba do y seg u ido el camino movi mien to de la L ógica de H egel ?
de H egel sobr e este p unto. En su I n troducción a la crit ica de la economía /JO-
,L~n i n, q u; a lo largo de todo su come nta rio de la l ítica. Marx se pl an tea con gran exac tit ud este proble-
1.0 gl GI hegelia na, en '111'1 Cllad ~ nlO"~ fi fm óficoJ, a plaude lila. Para el estudi o de una «total ida d org áni ca ». de un
156 El pensamienlo de H egel l J' . D íalé ctica del Ser 157

régi men económico, por ejemplo, ¿por dónde hay q ue Nad ie, antes q ue él, 'había elevado tan alto la
emp ezar ? ¿Por lo concreto o por lo abst racto? ex igencia de la razón de identificarse con el ser en
«Parece que lo correcto sea em pezar por lo rea l y su gé nesis.
concreto, q ue constit uye n la cond ición pre via y efec- Pero H egel, segú n la tradición d el idealismo, con -
ti va», escribe Marx . Pero las «totalidades concretas u sid eró el problema como r esuelt o; procedi ó como si
son caó ticas y contradictori as. Es pr eciso, pues, r emen- la cien cia estuviera terminada, como si ese vaivén dia-
ter se a los t érminos má s abstra ctos para rehacer d ia- léctico de la expe r iencia a las h ipótesis q u e ex plica n
l écrica m en re la totalidad. aq ué lla. y de la hipótesis a la experiencia q ue la anula
Esta asim ilación cr ít ica )' esta supe rac ión de la con- o la veri f ica, hub iera llegado a un ú lt imo térm ino. El
cepción hegeliana señ ala n el trá nsito. en lógica, del legítimo método h ipot ético-deductivo se transform a
punto especulati vo de la lógica hegeli ana a l mét odo en tonces Ilegftimam entc en idealismo especulativo.
hipo tético -deducti vo de las ciencias cont em poráneas. Este paso al l üu ite, o más bien esta extr apolación
La idea abstracta presupone siempre u na totalidad ar b itrar ia por la cu al Ia filosofía preten de colocarse al
concreta h istóri ca, d e la cual ha sido extraída . H egel final de la h istor ia y tener q u e construir ese jui cio
recue r da a men udo, por otra parte , q ue 10 q ue apa · final a partir de todas las etapas anterio res, consti tu ye
rece como res ulta do de la construcción por conceptos la gran inversión idealista del espír itu especu lativo.
es en r ealida d el pri ncip io. Después de haber descar tado el cont rasentido in icial
Subraya el pap el {le las ciencias expe ri me n tales que q ue har ía ininteligibl e la Lógica, con viene ~ r ecisa r
proporcionan sus ma te r iales a la construcción f ilos ófi- la significació n de esta identidad del pcnsanu en to y
ca. Ya en el prefacio de su Lógi ca> reprocha a la Ló· lid Ser. clave del sistema, y que constit uye, en H egel,
gica tradi cional el no ten er en cu en ta pa ra nada las la defin ición de su ideali smo obj eti vo.
adq uisiciones d e la cien cia . Ant es de abordar la exposición prop iamente d icha
«La lógica no es lo ge ne ral abst racto, sino lo gene ral de su lógica, H egel esta bleció, por tres vías diferen-
q ue comprende toda la r iq ueza de 10 panicu lar . .. Así. I l 'S , esta identid ad del pensami en to y del ser.
lo lógico no p uede ser apreciado en su valor sino cua n Bajo una for ma gen ética, en la Fenomenología del
do se ha convertido en el res ultado de la experiencia r. 1/JÍritU.
ci ent ífica» (J, p. ·15). Bajo una forma polémica, en la «In trod u cción » a la
La idea fu ndamental de H egel sigue siendo. pues, «peq u eñ a l ógtca» d e la En ciclopedia.
que la razón cont iene en sí todo lo necesa rio para Bajo una forma dialéc tica. en los «P re facios» y en la
compr ender la tota lidad de lo r eal. Es necesario sub- ti huroducci ón» de la Ciencia de la lógica.

rayarl o con fuerza cu a ndo se asiste. sobre todo desde En la Fenomenología del esp íritu, que puede ser
hace una trei nten a de a ños, a m últiples ten tativas •onsiderada, así, como una prep aración p edagógica a
de «ar rastrar » a H egel hacia el ir racioualismo. L. comprensión del ideali smo ab soluto q ue estará al
La empresa de H egel consiste esencialmen te en ha- «nuicnzo de la Lógica, H egel par te d el senti do co-
cernos vivir el ser en su r acionalidad . 1111'm , del punto de vista de la con scien cia senci lla y
El pensamiento de H eg~ l I V. Dialéctica del Se r 159

mu estra qu e es posible a ten erse a ello sin con tra- dualismo qu e les es comú n : el de la sub jetividad y
d icción; nos eleva entonces a for mas de conocimien to de la objetividad. Record emos el argumento ql1e es
cada ' ·CZ m ñs complejas. hasta el momento en q ue too el fu nd amento de la crltica hegeliana a Kan t : la acri -
lll a l~ l O~ consciencia de qu e el verd adero obj eto del ce- vidad del pensami ento, inc lu so bajo la forma de ti
n O~llm ent o no es ext erior al sujeto m ismo }' q ue este imag inación transcendental, se interp one, en Kan t,
~ lIJe.t o lleva en sí las condicio nes quc engen dra n la en tre un yo abstracto y una (lCOSa en sí" fan tástica.
II1IsIún ele la exterior idad de l obje to; esta alienación Trata de u nir así inút ilme nte lo q ue al comienzo ha
es una ex igen cia de la razón misma. El homb re no sido planteado como in dependi ente. Ahora bien, la
ticne n ecesidad de salir de sí mismo para conocer la «cosa en sí» es una abs tracción vacía de la qu e, pOl"
naturaleza y a Dios. definición. no puedo decir nada , pu esto qu e escapa a
El cam ino de la Fenomenología del esptritu ha pa- lodo pensamiento. La «cosa en sí» no puede ser más
sado por la sucesión de las experiencias del indi vidu o (¡ lIe un hor izonte del pensam iento al que se mira sin
(on tog éncsis), y despu és por la historia de las expe- cesar. pe ro q ue sigue si éndolo in man ent e porqu e. si
riencias de la especi e (filogéncsis), siendo la primera le fuera irremed iabl emen te inaccesible e incogn oscible,
en cierta manera el cam ino ruris corto, y finalmente 110 tendría existencia algun a, «La cosa en sí lI O pu ede
por las fases de la toma de consciencia del espí ritu por ser para nosotros na da mas que el concep to que de
sí mismo (lo q ue pod ríamos llamar u na «n oog éncs is»). ella tenernos» (L , 1, p. 47). La cosa e n sí puede CO II -
L.'1: «In troducción» a la pequeña lógica de la Encielo- wrtirse en una CO!i..1. para nosotros: el probl ema e st á
ped ía rehace la misma demostra ción según la cual no t~1I enriquecer el conocim iento q ue tenemos de ello.
hay real idad que no sea producida por el pensamien- K;lIIt subst itu yó así «la marcha viva, el movimi en to de
to, rechaza ndo sucesivam ente tres «posiciones del peno de n uestro conocim ient o cada vez uuis p rofundo de
samlen tc en rel ación con la ob jetividad» : la de la me- b~ cosas, por la a bstracci ón vacía de la cosa en s¡». . .
tafísica tra di ciona l, la del empir ismo y del cr it icismo l .a cosa en sI de Kan t es un a abstr acción vacía, y H egel
ka nt iano y la de la in tuición inmed iata, exige q ue las a bstracciones correspond an a la esencia .
La me tafísica tradicional era una concepción dogo Kant tuvo el mérito, sin embargo, de en unciar el
má tica que par tía de reali dades int eligi bles considera principio de esta inter ior idad absoluta de la conscien-
das como datos y qu e no podían , a par ti r de ello, ex. l ia, aunque no supo perma necer fiel a ese princi pio.

pli.car el sujeto (Iue las conoce, puesto que el mundo Con ello Kant proporcionó el pr incipie esencial de
existe ya hecho. acabado, al nurgen de su intervención. LI critica del pret endi do «saber inmediato», que ser ía
El empirismo tiene en comú n con la met afísica el 11 11 saber sin mediaci ón y, por consigui ente, sin ninguna
hecho de postular la existencia de un mundo termt - pru eba o fun damento. Es una a fir maci ón gratuita .
nado, dado, p ero difiere en que considera ese mundo vin n ingú n cará cter cient ífico o filosófico.
como de n aturale za sensible y no inteligible. Con tra estas diver sas concepci ones de la reali dad
La filosof ía crtrica de Ka n t rompe con estos dos «h jcriva, H egel establece la unidad di alécti ca del ser
dogma tismos opu estos y simétr icos, pero no supera el y del pensami ento.
160 El pensamiemc de H egel I V. Dioí éct íca del Ser 161

En la «In troducción » de su Ciencia de la lógica, lo H egel subraya el carácter dialéctico del concep to
establec e dial éct icam ente. de estas r elaciones.
«H asta ahora el concepto de la lógica se basaba en El concepto es en p ri mer lugar la ab stracción, la
la sepa ración dada de u na vez para siempre, en la clase, q ue permite orde na r u n cier to núm ero de in-
consciencia ordin aria, del contenido del cono cimien to divid uos bajo un a denominación común. El concepto
y de la forma de éste, es decir , en la separación de la es entonces abstra cto y ex ter ior a la realidad sensibl e
verdad y de la certeza. Se presupone a nte todo q ue que le da un cont en ido.
la ma ter ia del conocim iento existe como un m undo Ello es una primera negación de lo inmedi ato. por
acabado en sí y por sí, fu era del pensam ient o ; q ue el la cual el en tendim ien to op era u n ordenam ie nto del
p ensamiento por sí es vado y q ue se a ñade como una mun do, una clasificación por géneros y especies .
for ma extríns eca a aquella materia, se llena de ella, )' La razón prop iamen te d icha será la negación de
solame nte entonces adq u iere u n conteni do y se con- est a neg ación : al r establecer los vincu las en tre esos
vierte así en conocimie nto real» (L . 1, p. 59). m nce p tos, primero aislado s, operará el paso de la d a.
La verdad serí a entonces la conformida d entre el sificación a la rcl:l ción.~I e dian te ello no sólo r esta-
pensamien to y el ob jeto así concebido. blecerá la unidad de los conceptos entre sí, sino la
Esta opo sición es la ilu si ón de la consciencia in. un ida d de esos con cep tos con lo sensi ble: n o serán ya
media ta qu e cree hab érselas con «cosas» ya hechas. abst raccio nes exterio res a lo sens ible, sino su ar ma-
independ ientem en te de la acció n y del pensa- 11m inteligible, la ley inmanent e de su de veni r y de
miento del hombre. e in depen di entes las unas de Sil desarrollo. La mediación , la rela ción , es a la vez
las o tra s. ley d e desarrollo de la cosa mis ma y función de l pen-
A hora bien , 10 propi o del con ocim iento es r establc- samie nto.
cer esta doble relación de 1::1.5 rosas entre si y de las :\fien tras q ue Ar istóteles consideraba irred uct ibles
cosas con el hombr e. los gé ne ros del ser. H egel ve en ellos momentos de la
Cad a cosa no existe más que en sus r elaciones con tota lidad del ser.
las otras cosas ; su peso, su forma, ctc., depen den de sus La forma lógica se halla de este modo ín tima mente
rela ciones con otras cosas. No hay, por tanto. cosas ligada al con ten ido, a la verd ad viviente y an imad a.
qu e existan en sí, aislad am ente. y luego, cxteriormen- Le jos de oponer 10 aparente a lo ob jetivo. H egel r e-
te. relaciones q ue las unan. Es im posible concebi r la roncee (d a objetividad de la apar iencia» (J, p . 72).
cosa a islada de esas r elacion es que la urden . q u e la sie ndo la apariencia misma un aspecto. un momento
cons tit uyen . de lo objetivo, momen to q ue hay q ue ex plicar colccán -
Esta m edi ación . esta acción r ec íproca u niversal. que linio en su lugar en el desarrollo total de la r ealidad
en el pensami ento es razonamien to. es en el ob jeto concr eta.
su movimien to dialéctico y su devenir . T a mbién las categorí as son momentos de la totali-
Las relaciones del objeto con el suje to sólo son IIn dad concreta (mica )' r eal.
caso pa r ti cular de esta interac ción uni versal. Pa rtiendo de u na realidad fragmentada hasta el in-
I J'. D ío íec ú ca del Ser 1 6~
162 El pensamien to de H egel

finito por la pe rcepción com ún y el en ten di mie nto. decir, q ue tal negación no es cualq~ier negación, sino
las cate gorías son momen tos crít icos, cen tros neu ralgl- la n egación de aq uella cosa dcte rrn inadavy por eso es
coso en la cap tación racional de lo real. Cada una de una negación de ter minada. Por consiguiente, en el
ella s da al hom bre un nueve control sobr e las caóri- r esultado está con tenido esen cialmente aq uello de lo
cas confusiones de la real idad. cual r esulta : lo q ue en r ealidad es una ta uto logía,
A med ida que asim ila y conoce la naturaleza, q ue porq ue de otro modo seri a un inmedia to, no un ~esu~­
ela bora categorías q ue le permi ten eleva rse por encima rudo. Al mismo ti empo q ue la res ultante, es decir, la
de la na tu ra leza inmediata en la cual p ri mero se su- negación, es una negación determ inada , tien e un con -
mergió. el ho mbre se evade y se libera. ten ido. Es un nuevo concepto, pero un concept o su p ~'
Esos momen tos de la ra cional ización d e la natura leza rior, más rico q ue el preced ente : porque se ha enn -
son así momentos de la libera ción del hombre. quecido con la nega ción de dicho concepto preceden te.
La diver sidad sensibl e, q ue ap ar ecía pr im ero como o sea, con su contr ar io ; en con secuencia lo. contiene:
un date contingente, es r econstru ida d esde el interior, pero con tiene algo más q ue él, y es la u~ ld:lCl de SI
L.1. razón , por un acto libre, se da en tonc es su ( 011 mismo y de su con trario. 1'01" este pr()(:edlll1lCnto h a
ten ido. Las categorí as cons tituyen los mom entos nece de for marse . en gene ral, el sistema de los con~ep.tos. y
serías de ese libre desarrollo de la razón . com pletarse por un curso incesan te, puro, sm mtro-
La explicaci ón vu elve a encontrar aq uí su sent ido ducir nada del ex ter ior. ¿Cómo p odr ía yo suponer q ue
etimológico y de algú n modo mater ial: es el desplie el método qu e sigo en este sistema d e la lb~ica--o, m e-
gue o el d esen volvim iento de la realidad mis ma. En jnr dicho, q ue este sist em a s igl~e en :í mismo-e-no es
ella la liber tad de la razón y la necesidad de las cosa sllsceptible de un mayor perfe cClonamle.nto, de un e al
no forman sino uno. ver afmam iento en sus pormenores? S1I1 embargo, a
«Ese movi m iento, que representa el desarrollo inma ;nismo tie mpo yo sé q ue este méto do es el ún ico verd a-
nent e del concepto, constituye el método del conoci de ro. Esto ya es evid en te por sí m i ~m o , por q ue ~ste
mient o absolut o, el alma inmanen te del contenido mis mé todo no es n ada d istin to de su ob jeto y conten ido,
m o» (1, p. 39). plles es el conten ido en sí, la c1ialéct ic:l que el CO~I '
El concep to es indivisibl emente acto del pensam icn te n ido e ncierra en sí m ismo. q ue lo Imp ulsa hacía
to y realidad objeti va que se desar rolla como un ser ••de lan te. Claro e st á q ue n inguna exposición podrí a
viviente, y como el p ensam iento mi smo. conside rarse cientifica si no siguiera el CUT50 de este
lCuá les son los caracte res del desarro llo de ese con método, )' si no se adap tara a su r itmo sencillo. pues
cepto, com o ser y como pensami en to ? ¡"-sIc es el curs o de la cosa misma» (1, p. 7 1).
«El progreso cientí fico ... consiste en r econocer la Este pasaje. q u e es en alg ún mo do el r esumen de
proposición lógica según la cu al lo nega tivo es al mis . la lógica de H egel, ~o sólo :educ~ a. la nada toda ten-
01 0 ti empo positivo. o que 10 q ue es contradictorio, tutiva de inter pretac ión «exíu encíaü sra» de H egel, se-
lejos de re solverse en una na da abstrac ta, termina úni- gú n la cual el hombre serí~ 10 «negativo», n? sólo
cament e en la negación de su con ten ido par ticula r; es muestra la d ialécti ca en acción en las CO'M.S mi smas.
16 1 El pcnsaniiento de H egel I V. Dialéctica del Ser 165

sino q ue nos da la cla ve del movimi en to dialéctico. fue ra de ella. No tiene sen tido y r ealidad sino por lo
Lo q ue cara cter iza ese movim iento es, por una par. que ella no es, lo qu e la ~ce incomp leta y a lo cual
te, la conex ión in terna y necesar ia de S I L~ mo mentos está fundamentalmen te vmculada. .,.
y, por la otra, el nacimi ento inman ente de la dife. Nada aislado tiene en sí su propi a sufiCienCia; Esta
ren cia y de la negaci ón. con dición de ser incomp leto es la fuer/a mctnz ~cl
«Lo q ue determina la .progresión del concepto es deve nir de las cosas y del concep to. Esta n ~e~'a d.la-
I? I1c1:.'O\ t1\"O que éste contiene .. . Esto es lo qu e cons- l écrica ascend ente está basada en la con trad icción in -
u tu ye su verdadera di aléct ica» (1, p. 73). En la in- ter na de toda cosa: lo abstracto es incompleto. 1...'1
terdep,enden da de los conceptos, la nega tividad es Lógica es esta laboriosa ascensión de lo abstracto a
parte integran te de cada uno de ellos: es todo lo que lo concreto. . .
le falta , es, para cada parte. lo qu e le impide ser el Todo se mu eve para superar su pt;Jp ia insur~C1enc.la.
todo. «Vam os-e-dice J. Wahl-del s~r ~·a~lO. qu e es Idénti co
Para compre nder correctamente la fu erza motril de a Ia nada. al ser pleno que sena id éntico a lo absoluto
esta di ál e c li~l en. la Lógica, es conven iente compararl a e idéntico al espíritu».
a la de ~ a dial éctica en la Fenome nología del esp íritu. T anto al nivel de la ontología como al de la feno-
El mismo H egel subrayó la correspon dencia de los me nología, la dialéctica heg eliana está dO~lil~ada por
mome~l tos d~ la F~ no me n o logía con los de la L ógica, la finalidad : el ser, al igual q ue el conoc umento, se
y la diferen cia ra d ical que separa, en los do s tr abajos. eleva a la totalidad concreta de lo Te.3;1 porq ue . esta
el paso de un momento a otro . total idad está presen te ya desde el com ienzo. .. Sin lo
La fuerza motriz de la dialéctica ascendente de la cual el ser aislado o la abstracción no comprendería
Fcno mcnologia era , pu es, la contradicción, la ín ade- ninguna con tra dicció n: la contradicción nace del he-
cuación de la certeza subj etiva con la verdad objetiva. ch o de que el todo ya preexisten te los envue~ve, l?s
Pero desde q ue, e n el sab er a bsolu to, los término s se rodea, los con tiene . Solamente entonces la ex rsten cra
con fu nd ieron, no p uede haber progr esión más q ue si aislada a par ece como una secesión, como u na r uptura
el ser se opone a si mismo, si lleva en si la con tradic. de los víncul os de la acción r ecip roca. ~~ abstracto
ción, su prop ia negación. es sim ilar a una mu tilación del cuerpo VIViente de lo
~a di aléctica no es ya el diá logo en tre el sujeto y el concreto.
objeto como en la Fenomen ología, sino desd oblamiento Esta inmanenci a del todo en cada parte o en cada
de lo un o y nacimiento inmane nt e de las diferen cias momen to del conocimiento o del ser es la base de la
en el ser m ismo. cir cularidad del saber absolu to. La identi dad del ser
La uni versal acción r ecíproca en las COsas com o en y riel pensami en to t iet.le este carácte r ~1ialécti~o, pu es
l?s pensam ient os excluye la posibil idad de atenerse, en el pensami ento mas ab s.tracto y mas pob i e el s~r
Sin caer en la contradicción, a una ca tegoría aislad a: tota l está pre sen te ya y es este qUIen , de alguna ma -
deb ido a su vinculación con todo lo qu e no es, ella llera, lo «asp ira» hasta lo concreto, y, ~cd pr~camente.
con tiene su propia neg ación , es decir, su verdad está e n la detC1"m in ación m ás pob re y mas limi tarla riel
ser, el sab er ab soluto est á ya present e.
155 El pensamiento de H egel IV. Dialéctica del Ser 167

Esta circ ular ida d es finalme nte la fuente del movi- cia l», contiene algu nas de las características más pro-
miento. ta nto del ser como del pensamiento. funda s de la d ialéctica del pensamien to. de la na tura-
Esta circularidad es otr o no mbr e de la inmanencia leza y de la histor ia,
radical, de la ex clus ión de tod..l transcenden cia, pero Es una lógica en el sentido lI s u~ 1 de la palabra , ~s
tambi én de la int rod ucción de u na finalidad intern a. decir, un inven tario de las caregcnas y d e los proced i-
La tcolog ta en tanto q ue basada en la transcendencia mi entos metódicos del pensa miento.
de Dios ha muert o en favor de una teleo logía que r es- Es una teoría del pensamiento. no en el sentido kan -
ta ura, en la inmanencia, lodos los temas de la teo- tia no del conocimiento que preced e a la act ividad con-
log fa. creta del conocimiento. sino en el sen tido de q ue d e-
La Lógica se convien e, en virtud de esta ci rcula - termina las relaciones de las forma s del pensam ien to
~idad . de esta im plicación recíproca, de esta finalidad con su objeto.
Interna, en una larga prueba de la ex iste nc ia de Es una dialécti ca en el sent ido más com pleto : estu-
Dios. Sien do lo abstracto, a causa de su insuficie nch, dio de las leyes más general es del desarrollo de l p ensa-
(I Uam,adQ)) h~da l~ concre to tota l, si una rosa cualqule. m iento de la naturaleza y de la histori a.
r~ ~ X1Stc. DIOS existe : el desar roll o de la Lógica con. Es, Por ta nto, el mejor antí~oto .contra ~I pr ej uicio
sistirá en estab lecer q ue si existe ser, existe deven ir. positi vista según el cual las crencras part icul are s ~a.
cu alidad . cant idad . medida. esencia. fenó meno, re al i- d an res puesta a todas las preguntas a las que es rm-
dad, concepto, mecanismo, finalidad , vida, con ocimien- posible hallar re spuesta.
to y, fanalmen te, idea absolu ta , es decir . Dios. Desde este puntO de vista , la con cepci ón hegel ia na
El pen samiento humano, al convertirse , al final de d e la C ienc ia, cu ya total idad coincide con la totalidad
la Lógica. en pen samiento de lo rea l en su totalidad. ele lo r eal y de la vida. aun cuando ese gran. ideal .en-
se ide nt ifica con el pensa mi ento d ivino. trevisto por H egel no fue alcanzado por él: sigue sl~n'
'fed i~n te el. movi ~ien ~o ascendente de esta Lógica. 110 un «modelo» indispensable a q Ulenqmera que m-
el esp íritu finuo se iden tifica con el espír itu infin ito. ren te mant ener la dign idad de la filosofía en su más
Por esta superación. el pen samiento de l hombr e se a Ito sentido.
une a l pe nsamie nto de Dios. Pero. debido a la cs. Con este espíritu . por otra parte, Hegel emp re ~d i ó
n-ieta inmanencia a la que se atien e H egel. esa supe. su ta r ea. Desde el comienzo de Sll pn mer prefacio a
ración no es una huida mística fu era de lo re al. De la Lógica, reco rdaba q ue el ka ntismo sir vió de just ifi-
la más hu mil de y de la más vacía de las nocion es. H e. raci ón o de pre texto a u na abdicac ión de la filosofía.
gel se ele~a a la más alta y la más plena , la que resu- H egel se burla tan to del pos i t i v ~s~o ~ urgi do del ag-
me y conti ene todas las otras pa ra constit ui r la razón, nost icismo kan ti ano como del u til itar ismo beato.
pero r ecogiendo en el cam in o toda la r iq ueza de lo Re ivindicaba orgullosame nte el papel de la filosofía
real, de su movimiento y de SUs leyes. H e ahí por q ué corno elab ora ción científica dc u na concepción del
puede decir de la Lógica lo q ue Marx decía de la mu nd o de la q ue n o pu eden hacer abstracción ni las
Fcn ome no íogto : a pesar (le su «ta ra especu lat iva ini - ci en cias n i la moral.
168 El pensam iento de H egel JI'. Dialéctica del Ser 169

. Tal es el sentido y la ambición de la empresa hege- li mo t érmino será finalmente el pr im ero , pu esto que
lia na. con tendrá todos los demás como sus momentos. El t e-
Q ue~a por definir Sil p unto de parti da, su modo de su lrado se reconocerá como el pri ncipio: .
progresión y su plan general. No es tampoco un an álisi,s q'!e sup usiera .la nllSm,~
El punto de partid a de la L ógica y de todo sistema inter ior idad del segu ndo termm~ ,en el ~ru~ero. N.I
no p ued e ser tomado n i. del sent ido com ún ni de la u na sín tesis que supusiera la r elaci ón de tcrrmnos p n -
his,toria. n i de una ciencia cua lqui era , pu es~o que s~ mirívamcntc extrañ os el .uno al otro". , . ..
objeto ,es el pensami en to mismo, del que todo el resto La dialécti ca n o es III esa separación y OpOS1ClOII
no es SInO un producto más o menos ela borado. del análisis, n i esa re un ión y combinación ? e la stn te-
Ese pun to de partida no p uede ser el Yo como en sls: es el desdoblam iento de lo uno. el obj eto ncgdn-
Des.cart es, o sobre to~o como en F ich te, el Yo puro dose a sí mi smo a causa de su propia insuficiencia, es
vacro de todo conten ido, porque es a dm it ir el pos. decir, en el plano del pensam iento , en viándonos a lo
rulado de la d ualidad del Yo y de lo que no es él. que él no es pa ra exp~~C1r1o. y. en el ~la~o .dcl ~er:
lo cual el Yo no podrá jamás encontrar si pri mero se t ransfor mándose y movi éndose en un deveni r m ccsan
aísla de él. le baj o la acción de lo q ue él no es, de lo qt.1e le da
No puede existir,. pues. otro p unto de partida que existencia y vida. pero que le cond ena tam b ién a la
el ser. El ser entendido no como la «cosa en si» in ac- metam orfosis y a la muert e.
c~~ible. e incognoscible d e Kan t, q ue es pura abstrae. ; C uáles será n. fina lmente, las grandes eta.pas de ese
cron. SI!10 el ser tal como Jo aprehendemos pri mero desarrollo, los grandes mom entos de la L ógtca?
necesan amen te, es deci r, d~ntr~ de nuestro pensa. El lector de la Fenome nología no se encuentra de -
mi ento, en .el concepto más In digen te : pr ecisament e sori entado por el planteam ien to de la L?giea . .
el d el ser sin otr a determi nació n. T ampoco lo está el lector de 1;Is LeCCIOnes $O /H e la
Partiendo de este tér m ino, pr ecisamente porque es historia de la filosofía.
el ~l¡ís elemental y el más ab stracto, nos ele\'are mos El orden en que aparecen y se cngeI!dra n las cate-
hacia lo concreto, r econstit uyendo a par tir de él el gorí as en la Lógica corresponde en conjunto al. ord~n
todo' ,de. la m is~a forma que Cu vier se proponí a re. de apar ición de los sistemas filosóficos en la h lst?f1a.
consu n ur ~ n animal en tero partiendo del vestigio mé Cada gran filosofía ha ap rehend ido el ser a un cierto
fragmentarl o. n ivel que se expresa en un a categoría, y es por ello
El modo de progresi ón no es una d educci ón, puesto q ue la hi stor ia de la filosofía puede consi dera rse como
qu e cada categoría más ele vada no ha sido «extra ída» la génes is de una filosofía ún i~ (la de ~egel , que las
de la. anter ior. n o ha sido tomada de ella como si ya resume todas). no siend o cada sistema mas q ue u n mo-
e~tu\'lera en ella con ten ida. puesto que, por el COntra. mento del LOdo r efuta do por el sistema que le sucede
n o, cuando lleguemos a la sfntes is del término inicial y que descubre en él su verd ad . . , .
Y,de ~ 1I c? n.tI:u io descubri remos re trospectivam en te el Del Ser de Parméni des al de ven ir de H eráclito, del
ter mm o In icial como conten ido en esa síntes is. El íd. mecan ismo cartesian o al yit.alismo de Leibn iz. se P'"
1",0 El pensamiento de Hegel I V. Dialéctica del Se r 171

día encontrar el pun to de florecimien to hi stórico de Éstos será n los tr es momen tos esenciales de la Ló-
las categorías de la Lóg ica hegeliana: el Ser. el dev e- gica :
nir, el mec an ismo, la vida. etc. La dialéct ica de la
l . La Lógica del Ser .
cie ncia aca bada en el sistema hegeliano es la h istor ia
<J La Lógica de la Esencia.
-:eal menos sus contingencias}' sus zigzags. La génesis
3. La Lógica del concepto.
l~?al de . J? verd ad ero en la L ógica es la r ep roduc-
C10n esti lizada de su génesis efectiva eu la hi s-
tor ia.
«Sostengo que la sucesió n de los sistema s de la filo. L A T E O R í A DI~ L SE R
seña es en hi storia lo mismo q ue la sucesión de las
determ inaciones de la noción de la Idea en su der i- 1..1 teoría del Ser , q ue const ituye la primera part e de
" ación lógica. Sostengo q ue si se despoja a los ro ncep' la L ógica de H egel, tiene por objeto separar las ca te-
t~ f~n damentales ~c los sistemas aparecidos en la gortas implicadas en la percepci ón inmed iata de un
histor ia de la filosofl:J. de lo q ue conc ierne verdadera. mundo q ue se nos presen ta prim era mente como u n
mente a s ~ forma exter ior, su ap licación a lo par ticu- con j unto de cosas aisladas, independie ntes las unas
lar, se ob tie ne n los grados de la determinación de la de las otras )' provi stas de sus cual ida des propias.
Idea en su noción l ógi ca» (H Ph, I, p. 40). Cuand o se h aya agotado este estudio, par ecerá qu e
La experien.cia individ ual ~e la Fenomenología nos u n es posib le atenerse a u na tal r epresentaci ó n sin con -
ha hecho seg u n- ya, en el espejo de la con sciencia, esas u-adicción. y q ue no se p u ed e comprender el mu ndo
et apas de la exper ienci a de la especie. luma un con jun to sensible de cosas a isladas. Nos ve-
.~h Ol"3 .volvemos a cncOl~ trarlas en la L ógica. re mos conducidos a considerar com o lo principa l, no
En prnner lugar consider amos las cosas tal como i:l s cosas en Sil inmedia tez sensible, sin o las relaciones
son en sí, con las det er mi naciones inh er en tes a su ser 'I uc n o las unen exterior me nte, la u na a la otr a, como
sus p ropi edades. Es el punto d e vista de la pe rcep ción hilos que atan obje tos en tre sí, pe ro que constit uye n
q ue se une a l Ser inmedia to. ~ II r ealidad profun da , su esencia.
Posteriormen te estudiamos las cosas en SllS relocio- Pasaremos entonces de la teorl a del ser a la teoría
n.es c?n las otras, y, como hemos visto, tomam os cons- de la esencia, q ue const ituye la seg unda parte de la
crencra de q ue no son o tra cosa sino esas relaciones J .(igi ca, )' q ue 110 tra ta )'a del ser sensible Inm ed iato,
esas mediaciones mi smas. Esas rel aciones const ituven vino d e la med iación, de las relacion es in tern as que
su t':encia. Es el pun to d e vista d e la r eflexión . ' co nst ituyen la rea lida d.
Finalmen te, ~endo a ún m~s. lejos, al integra r estos F.I d esarrollo de esta segunda eta pa del estu di o de
dos puntos de VISta en u na VISión más completa , ap re. J.¡ estructura y del movim ien to de la r ealidad nos con -
h en~emos lo rea! a la vez en sí y para si, como su bs- ducirá a supera r este pun to de vista de la esencia se-
ta ncta y como sujeto, en el conce pto m ismo q ue tenía. gúu el cu al no podemos a ten ernos a la idea de q ue el
mas de ello. mundo es una red de r elaciones. Sólo puede ser com-
'
,-
-o
El pensamiento de H egel JI ' . D ialéctica del Ser 173

prendido como un suje to. Volveremos a encontrar, con creto }' de la totalida d en la búsqu eda de las deter-
en tonces, el tema central de la filosofía hegeliana: lo minaciones y de las leyes de lo real.
Abs~l llto. no p ued e ser comprendido sólo como subs- El método no es más que un procedi mient o ext erior
ta nela, SII~O como su jeto. Esta serñ la tercera pa rt e a la reali dad misma ; no constituye más que uno con
d e la LÓffl,ca: la teo ría del concepto. la ley del movimiento d el crecim iento orgán ico me-
E! movum cnro gen eral de la Lóg ica hegeliana es, (liante el cual se const ituye.
pues, el. d~ una g6lC~is: seguimos en ella las etapas Despejado así el cam ino por el conocim ien to del PUll -
del crcc muento org ánico de lo rea l)' de l pensam iento lO de llegada y de la ley de progresión. podemos ab or-
de lo r eal. desde la abstr acción más pobre hasta lo da r los diver sos momentos d e la Lógica, no para
concre to. resum irl a. sino pa ra tra tar de apreh ender el mov í-
La totalida d co~creta a la q ue llegaremos. es de cir, miento, la vida intern a que lo a nima, su alma viviente.
lo real en su plenitud y su vida , está de a lg una ma-
n era pr esen te y actúa de sde el comienzo: en cada c ta.
pa es lodo lo que le falta a ún a la estru ctura abstracta I)os caracteres son sorp rende n t es ya e n la p ri mera par -
para ser compl eta . le, la lógi ca del ser : en primer lugar , la impor tan cia
. H egel no ocul ta de ning una ma ne ra esta finalidad ronsiderable del mat erial q ue H egel tomó de la s c ien -
m rcrna del movim ient o del ser como de l conocimie nto, d as de su época pa ra elaborar las categorías. Este ge -
el de un todo creá ndose a sí mismo, desarrolUndosc uio enciclopédico estu dia min uciosam ente el desa rr o-
como un embrión vivo y I1orecicndo h asta la pero llo de las matemá ticas desde el R enacimi ento, hace una
fecta plen itu d. crtrica precisa de la física de N ewton , que era, en esa
H egel. n?S revela, al fina l de su Lógica , el secre to época, exa ltada hasta la exag eració n. hace un inven-
del mov rrme n to q ue la a nima desde un pri ncipio. ruric crítico de los descu bri mie nt os y de los mé todos
La negati vida d int ern a, q ue es el motor de este de de la q uími ca, par tici pa en las discu siones en curso
sarrcll o, (da fuente interna de toda act ivid ad de todo vohre la naturaleza de la electr icidad. Así, bajo la cons-
~utoll1ovim iel1to vivien te y espiri tual, el aln;a dinléc rrucci ón siste mática qu e da a vece s la impr esión de
u ca» (1I. p. . 573), es en. cada etapa. si puede em- la abstracción e incluso de la especulación arbitra ria,
p learse una Imagen semeja nte , la totalidad concre ta ronviene no olvid ar la ci enc ia ·concreta. que es. au n-
fina l que reprocha a u na estr uctura racional aún abs que el mismo H egel lo n iegu e. su fuente.
rracta e incom ple ta su insu ficien cia, y q ue la lla ma, El segundo rasgo sorp re ndente de esta lógica de l ser
la fu erza a comp le tars e, a volver a si m isma en St't 1 ousis te en q u e es esencialmente cl estu dio del mo vi -
term inación siste má tica . ' miento y de sus leyes .
Esta ~~etárora _subraya el vitalismo mlsrico de la 1':1 orde n ap arente de los capí tulos, su form a ex tc-
concepci ón hegeliana de la dialéctica , su final ismo pro. rior , impiden q uc sc mu estre claramente este conte -
fu ndo, p~ro no deb e hacer olvidar la fecundidad de nido. H egel d ivide su Lógica del Ser en tr es mo-
esta Lógica q ue lleva en sí una tal ex igenc ia de lo 11 \('lItoS : cualid ad , cantidad, medi da ; esta nomencla-
174 El pensamiento de H egel I V. Dialé ctica del Ser 175

r ura da una impres ión está tica. Per o cua ndo se exa- mero , necesariam ente habrá que recurrir al «impulso
mi na su conteni do se percibe que se tr ata constan- origina l» pa ra poner el universo en mo vimiento.
temente del estudio del mo vimiento del ser v de sus H egel demostró-lo que toda la ciencia ulterior,
leyes. ' de la física nuclear a la astrofísica, ha confirm ad o-e-
, Por ejemplo, la id ea fund amental del primer ca. q u e el reposo es una abs tracc ión, que en n ingu na pa rt e
püulo sobre la «cualidad», qu e se subdi vide en ser, ex iste Teposo absol uto, sino únicamente movi miento s
ser-ah í (existenci a), ser-para-sí, es que el movimiento más o men os lentos y equilibri os más o m enos esta-
es la forma de existenci a del ser. Solam ente por medio bles , y q ue, po r consiguiente, es un falso problema
de la abstracción se pu eden sepa rar el m ovimien to y preguntarse C6IllO fueron puestos en movim iento se-
el ser . res primi ti vamente inm óviles. El verdad ero problema
El ser puro de Parménides y de los eleáticos, como consiste en exp licar, partiendo de la realid ad d el mo-
la nada pura de los sistemas orien tales, no S0 11 más vimiento, la apariencia del reposo.
que ab stracciones. (El profundo Heráclito op uso a ¿Có mo llega H egel a apreh ender el de ven ir ?
e~ta abstracción simple y un ilatera l el concepto sup e- N i en el p ensamiento, ni fu era de él, existe un ob -
rto r y total del devenir, al decir : el ser ya no es iNO dado, total mente hecho. No se podría, pues, em-
m (L~ que la nada, o bi en: tod o fluye, lo q u e qu iere pczar ni in stalándose dc golpe en el ser . como Schel-
dc cir : todo está en vía de deven ir, todo devie ne» lin g o los mate ri ali stas franceses del siglo XV IIf , n i
(l . p. 109). parti en do del Yo vado, como lo hizo De scartes y lu ego
En sus Lecciones sobre la historia de la ii íosoíia, Fichtc .
H egel desarrolla, a p rop ósito de H erá clito, esta indio Cuando H egel empieza po r el «ser», entiende por
cación de la Lógica: «Es un gra n resultado el haber ello u n concepto q ue es el ger men de la r ealidad y del
reco~ oci d o ~ u e el ser y el n o-ser no son más que ab s- pe nsamien to a la vez. El ser n o puede con cebirse ais-
trac: lOnes sm verdad, que la prim era verdad es el D e- ladamen te : en ese punto de indeterminación se halla
venir. El entend imiento aísla a los dos como ver da de- cm vacío q u e no tiene má s contenido qu e la nada.
ros y vale deros ; por el con trario, la R azón r econoce El ser y la nada son la misma cosa. Sin embargo, no
al uno en el otro, re conoce que en el U no está con. es lo mis mo pensar en algo que en na da . Pero cad a
teni do su Otro, y así el Todo A bsoluto debe ser de. tér mino sólo t iene sentido en fu nción del otro: en
terminado como devenir » (lJ Ph, 1, cap. 1, D). ese punto de in dete rminación el ser no es más que lo
La import ancia de este punto de pa r tida es con. que se despren de sob re un fondo de nada, y la nada
siderablc, pues elimina a la vez el m ecanis mo, para una car encia, una ausencia del ser. Ser y nada son dos
el cua l el movimiento era ext erior a las cosas, con. contrarios que const ituyen una par eja indisoluble. Lo
sideradas como in dependientes las unas d e las otras lino n o p ue de existir ni ser pen sado sin lo otro. D e
y, por c?ns ecuencia, inmóviles, y el deísmo que es con . [o uno o de lo otro no surge nada, sino de su contras te.
secu encia de ello, pues si el mo vimien to no es intc - 1<:1 ser sólo se recor ta sobre una na da que lo limita,
r ior él las cosas, idéntico a ella s, si el reposo está pr i- y la nada sólo se define a partir del ser, como una fall a
17(; E l pe nsamient o de H egel IV . Dialéctica del Ser 177

en él, un aguj ero, un hor izont e q ue lo limi ta y qu e el no -ser, pa ra un ser de fin ido, es otro ser que lo limi -
lo cerca . la, lo en cierra de alguna manera en sus fr on teras. lo
Es sign ificat ivo q ue la pr im era polém ica crnpr endi- determina. Ese ser así deter minado es lo qu.e H egel
da desde las prim eras p ágin as de la teoría del ser esté llama el ser-ahí. No es ya el ser en gene ra l, silla al go.
di rigid ~ cont ra la refutación kantia na del a rgu men to Ese algo, por el hecho mi smo de q ue no es todo,. est?
ontol ógico. Hegel considera la argu men tación de Kant en relación con otra cosa respec to de la cual se indi-
como no valida, p ues procede por an alogía al ironi - vidualiza, se d istingue y se define. .
~r sobre la ~ iferen ci a ent re cien escudos rea les }' Asr, «la superaci ón», en el devenir, no es ;1l~ula Cló.n.
cien escudos Si mpleme nte im posibles. Ah ora bien , la sin o meta mor fosis. Lo que es anulado es la in rn cdia-
a nalogía es inadm isibl e cuan do se trata, no de un ser tez primera. En el pase;' a otr a cosa o a otro c~tado,
pa rticu lar (como lo es una suma de dinero). sino del en el deveni r más senc illo, se expresa ya la prnner;l
ser en su totali dad. La experiencia más burda nos re. for ma de la medi ación, del vinculo en tre los ser-ahí.
vela sin d iscusión posible q ue ex iste el ser y no ex iste La superación es ese paso de la presen cia ,inm.c~iaL'l
la nada. El probl ema consiste entonces cn elevar se de a la mediación q ue pu ede tomar las . mas d iversas
~ta pri mera certeza indigente que el ser es, a la to ta- formas. Si empleáramos i~lágen e s espaClale.s o tempo-
Iida d cona: eta del ser. Es el problema de la Lógica. ralea, d ir íamos que un objeto puede, por. ejemplo, de -
Ahora bi en , este ser es también nada, lleva en sí Iiuirse por la med iación de los otros ob Jetos .con los
esa ".ada . su contrario. El ser es a la vez ser y nad a, c uales está en relación o in cluso, en la du ra ci ón, por
t~áns t to del ser al no-ser, que es desa parición, y trñn- los estados pasados q ue explican su estado actual. En
Sito del no-ser al ser, q ue es aparición. «No hay nad a ambos casos, el paso del ser a su otro, o del pasado
en el ci clo r sobre la t ierra que no cont en ga a la vez 01 1 present e, no es supr esión _~ ura .y sim pl ~, sino supe·
el ser y la nada" (1, p. 110). Nada hay, por cons igu ien- rac i ón quc es a la vez negación e in tegración. .
te, q ue 110 sea devenir. Este ser determinado, este ser-ah í, no podr ía tam o
El deven ir CS, a este n ivel, la forma más elem ental pnco existir sin el no-ser que dibuja sus contorn os y
del movim iento, el simp le cambio, tránsito del ser q ue no es la nad a pura, sin o el otro ser .
a la nad a y de la nad a al ser. Esta precisión q ue aporta e~ no-ser al. ser es la cua-
Pero si el ser no es más que deven ir, si el ser no lidad. Ca da ser tien e esta cu ali dad propi a sólo porque
puede exist ir sin la na da que lo asedia, no se detcr mi- 110 es el todo, porq ue todo el r esto. todo lo q ue !'O es
na más q ue por su lím ite, por esa arista más a llá de (·1 le presiona, le contiene, le re chaza cn su part ícula-
la cual cae en el no-ser. En otras pala bras, no se de. 1 idad pro pia , . ,
termina m?s q ue por lo q ue lo limita y que no es él, HEI ind ividuo se referencia a sí r msmo en razón de
y que .10 mega. ~s l? q ue ya había afirm ad o Spinoza : jJo1\ er lím ites a todo lo ~emás ; pero estos límites son,
«Omn is dcrerm lnar jo est negat io». T oda determina. .l la vea, límites de él rrusmo: por ello, esta~lec~ ! cla-
ción es n egación. dones entr e él y los demás, de modo q u e el indiv iduo
En este paso del ser al no -ser, el ser no se vola tiliza; 110 t ien e su existencia en sí mi smo» (1, p . 147), A ~ 1.
178 El pen samient o de H egel I V. D íoi écüca lUI Ser 179

cada cosa sólo se afirm a a sí m isma oponi éndose a lo aino q ue pcrece ; y no es simpl emC:I1te p~si?le .q ue pe·
qu e no es ella )' q ue la n iega. rezca, de modo qne pudiese también exrsu r sm t~n er
Hay. pues, en esto un desdoblam iento del ser de q ue p erecer , sino que el ser (ex isti r) de las co~as fini tas,
cada cosa ; debido a que no ex iste un algo si no exis te como tal. consiste en te ner el germen del perecer como
un otr o, con viene distinguir en ello lo que es en si su ser dentro de si : la hora de su nacimiento es la
y lo qu e es para el otro, su ser-en -sí y su ser-para-otro. hora de su muer te» (1, p. 116).
El en -si de la cosa no implica en forma alguna una Lo finito es, pucs, esencia lme nte perecedero , pero
interioridad inaccesibl e y misteriosa. e llo no tie ne signi ficación mi en tr as se res uel va en
La crítica de la cosa-en-sí de Kan t alcanza aquí su na da. La na da por la qu e pasa también es p erecedera
culminación, pu es el ser-en-sí y el scr-para -otro son y a su vez desaparece. La vida de lo fin ito es. p ues.
dos contrarios opuestos que const ituyen un todo. no un cido sin fin de nacimiento, de desarrollo, de muer-
teniendo n inguno de los dos, sin el otro, ni realidad te y de resurrección.
ni sentido. El en -sí no se refleja en sí mismo sino a Lo finito supera su l ímit e como si un «deber» lo
parti r del ser para otro. llamara más allá, porque la negaci ón q ue lleva en sí
Pero si el «algo: no es tal más q u e por el hecho de implica a la ve z el limi te y la supr esión de éste, la
su límite, d e la front era que no es más que la línea nega ción y la negación de la negación.
de frent e en la cual resist e la presión del otro y lo H egel mult ipli ca los ejemplos para dem ostrar que
aparta para segu ir sien do sr-mismo, su de ter minación ese «deber sen) no sólo ti en e una significación moral.
«consiste en la inq uietu d de l "algo" en el lími te en el lino en ci erta manera física : «Pero aun la misma p ie-
que está encerrado, inquietud que p roviene de la tira, en tanto es algo. es dist inta de su dest inación. o
cont radicción q ue le impulsa a supera r este Jím ite» u-n, en su ser-en -si y en su ex istencia ; y en este re s-
(1, 1'. 154). pecto 'pro~ede ella ta~bié~ más alH de ~u ~ím ite .. : e~l
Las cosas finitas, en efecto , de bido a q ue tienen un la oxidación, neutralización, et c., se elimina su Iün i-
lím ite y a q ue su ser en sí no se de termi na más que le. q ue es el de ex istir sólo com~ base: ~na Ileg~ ".l;h
en relació n con las demás cosas, q ue está n allende de ;.IH de este li mite. tal como el ácido ellm ína su l ími te.
este límit e, tienen su verdad y, de alguna ma nera, su _lil e es el de ex ist ir romo ácido, y en él tal como en
cen tro de gravedad, fuera de ellas. Es lo que Hegel l.• base caústica, se presenta el deber ser La plan ta
expresa en su len guaje dici endo que «es más bien el . opera el lí mi te de ex isti r como ger men El ser sen-
no ser lo que constituye su na turale za y su ser. Las . ¡hle en los lí mites del hambr e, de la sed, ctc., es el
cosas finitas son , p ero su relación haci a sí m ismas con Impulso (instin to) de superar este Hm~tc:' y ; umple esta
sistc en que se r efieren a si m ismas como neg at ivas. supe ración . Siente u n dolor , y el privilegio de la na -
)' precisamente en esa referen cia a si mismas se en- tu raleza sensible es éste, sen tir el dolo r ; esto es una
vían fuera, allende de si, allende de su ser . Ex isten nega ci ón dentro de su si mism~. y está. determinada
(son), pe ro la verdad de su ex istir (ser) es su fin. Lo r-n su senti m ien to como un límite, precisam ente por-
fin ito no sólo se cambia, tal como algo en general, q ue el ser sens ible ti en e el sentim iento de sí mismo.
180 El pensamiento de H egel I V. Dialéctica del Ser 181

q u e es la totalidad q ue está más allá de aquella d e- tud 10 q ue hace que se el imine a sl.mis~ol" (1, p . 1.86).
term inac i ón» (1, pp. 172- 173). El du ali smo de 10 finito y de 10 infin ito, sea baje la
El de ber ser y el limite se impl ican mutua mente. [arma del materialismo mecanicista q ue pretende con-
Por ello lo finito está afectado de una con tra dic ción tenta rse con 10 Fin ito, sea bajo la forma del m isti cis-
int ern a ; se supr ime, desaparece, muere }' dev iene. mo q ue hace de lo Infinito .la (m ica re~ lidad verda d.era
Pero este momento no es el de u n eterno retorno. situándola fuera d e un finito despreciado , es una ilu-
Al superarse lo fi ni to no se elimina, no se an ula. «Está sión del en te ndimiento, qu e siempre separa , d ivide y
en la naturaleza de lo fini to el sup erarse, el n egar su nunca aprehende la u nidad de los con tra r.ios.
p rop ia n egaci ón)' volverse in finito» (1, p . 176). El en tendi mi en to nos pr esent a una cancatur a de
Lo finito no tiene as í re ali dad}' sen tido más q ue lo infinito : es 10 q ue H egel llama la «mala i nfi n i t ~td )) .
por su relación con lo in fin ito. Este nuevo par de La mala infin itud es la r epe tic ión etern a de la rm sma
con trarios constituye una unidad indi visible. cosa, cuyo ejemplo m ás simple es el de la ser ie dwe l~s
Esta conce pción hegelian a de las r elaciones entre lo nú meros. en la q ue indefinidamente se puede añadi r
fini to y lo infini to tiene profu ndas consecu enc ias. tina unidad a no importa qué número . Esta acumu -
En pri mer lugar, im pl ica una inma nencia radical. lacién monótona nos hace pasar de un finito a otro
Lo infinito no es el «m ñs allá». No está separado de finito, pero no nos saca de lo fini to. El trá nsito no es
lo f in ito, fu era de él. Le es inman en te. Lo finito}' lo slntesis, no aporta ningú n enriq uecimie nto. Se trata
infinito son parte de un m ismo y ú nico universo. «U n de u na simple negación de lo finito. .
ser det erminado, fin ito. es un ser q ue se refiere a otro ; Lo mismo sucede cuando se hace de lo Infinito u n
es u n conten ido q ue esta en una relación de necesida d «mds allá»: es que se lo han plantead o como simple
con otro con te nido, con el mundo en tero» (1, p. 11 2). negación de lo finito. «Se pu ede dar el n omb re de
H egel mani fiesta su rechazo d e la transc endencia mala (o falsa) infini tud ... a esta infinitu d que se de-
con gran vigor : «Lo Fin ito no hace m.is que ap are- fine como el m ás allá de lo Fini to» (1, p . 294).
cer en 10 Infini to lo mismo que lo In fini to en lo Fi ni. Ahora bien. ya al n ivel del devenir m as elemen tal,
to» (1, p. 180). Esta determi nación recíproca y esta 1.1 supe ración no es s610 negación . sino integra ción ;
un idad de lo fini to y de lo in finito constituye n el tema lo que ha sido supr imido es al mi smo tiempo ma nteo
princi pal de esta parte de la Lógica, y sin d uda de nid o, ta nto q ue ob tenemos no una repet ición sempi-
toda la Lógica }' de todo el sistem a hegeliano. tern a de la negación de lo fin ito, sino un movimiento
111..a unidad de lo Fin ito y de 10 Infin ito no es r esul ascendente ha cia una total idad siem pre más concreta
tado de la simple yuxtaposición exter ior del uno y del y más r ica. Lo in finito se hall a presente en el acto
otro . .. • la Fin itud no es sino superación de sí m ito por el cual lo finito se supera.
mo : cont iene la In fin itu d como su otro ; del mis mo Así como el ser verdad ero era la síntesis del ser y
modo, la Infi nitu d no es sino supe ración de la Fini 1\" la nada, el verd adero infin ito es la síntesis de lo
tud ... Lo Fin ito no es el im inado por lo In fi nito como Infin ito y de lo finito.
por una fu erza exter ior , sino que es su prop ia I nfi ni. Solamen te lo infinito es r eal, pero si con tiene todo
182 El pensamie nto de H egel IV . Dialéctica del Ser 183

lo finito. (I Lo in finito y lo finito no forman má s que autoconservación, por la med iación de su repulsión
u,no . .. ; la verdadera in finitud se determina y se enu n- reciproca, dond e se eliminan mutuamente y ponen a
era como un idad de lo infin ito y de lo fini to» (En e. los otr os como un puro ser para otro» (1, p . 218).
§ 95, R). Hallamos así, al nivel aún abstra cto de la oposición
H egel, en el mismo párra fo de la Encicloped ia, llama de lo uno y de lo mú ltiple, las relaciones de la atrac-
al verdadero in finito «la noción esencial de la filoso- ción y de la r epu lsión, de su enfre ntamiento y de su
Ha». En efecto, ese infinito, síntesis de todas las sínte- eq uilibr io.
sis, es la total idad concreta final, la más acabada, la Estos dos térm inos opu estos se implican mu tuamen -
substancia converti da en suje to, la Id ea absoluta que te . En efecto, si la atracción ex istiera sola, este atom is-
na cerá de la génesis lógica y qu e, r ica de todos los mo que fragment aba lo Uno d e Parm énides y descu-
momentos superados, alcanzará la plenitud del objeto bría así, con el vado y lo n egativo, la fu en te in terna
y la vida del sujeto. del movimiento, se destruirla a sí mismo ; la m ult i-
Lo in fini to es el ser q ue se afirma en su propia ne- plicidad de los átomos. soldados P?r la sola a~racció~.
gación y por ella. Pone lo finito como uno de sus mo- reconsti tu irl a la esfera de Par m én ides, una e inm óvil .
mentos, y así lo absorbe y lo supera. Atracción y re pu lsión sólo existen y tien en sentido
Cada ser finito encuentra as! su límite en otro, pero I>or su con diciona miento r ecíproco.
ese otro es un «algo», un ser finito. Cada u no de ellos La un idad de los contrarios, de lo uno y d e los
es lo u no, siend o todos los demás para él lo m úl- m uchos, de la atracción y de la re pulsión, comp leta
tiple. Es el ni vel del ser-para-sí. el desa rro llo del ser para si.
El mun do está compuesto así de estas unidades en Hegel reconoce a Kant el mér ito de hab er sido el
oposición con lo múltiple pero defini en do cada una iniciador de una n ueva concepción de la natur aleza
su «en-sí» por medio de sus r elacion es con ese múl- q ue no trata de r econstru irla a partir de datos sensi-
tiple. Este es, según H egel, el punto de vista del ato- bles, como los empir istas y los materiali stas rnecani-
mismo de Dem écrito y de la M onadologic de Leibniz. clstas, y el m érito de habe r basado su filosofía de la
El atom ismo griego, según el cual la esencia de las naturaleza en la at racción y en la repulsión . H egel,
cosas esta ba const itu ida por los á tomos y el vacío, sien- tille ya combad a el mecan icismo ponien do el acen to
do el vacío la r azón del movimiento, esconde, según «rbre la «cualidad », en este com ienzo de la Lógica
H egel, la profund a verdad de qu e lo negativo es la rons idera que el di namismo kantiano da un nu evo
fuen te del devenir. «Ast-e-dirá H egel en su H istoria golpe al mecan icismo. «De acuerdo con esta concep-
de la ít íosot ta-:-, el a tomi smo se opone, en resumen. ,¡,'m [mecanicista]. la ma ter ia como tal sería incapaz
a la idea de u na creación y de una conser vación del d e moverse sola : estaría afectada de in ercia. el mo-
mundo por un ser extraño al mundo». vim iento n o serta algo intern o, sino q ue existirfa fuera
Para este atomismo, como para Leibni z, qu e dio a eh- ella y se comu n icad a desde fuera » (1, pp . 23 1-232).
estas u nidade s un cará cter din ámico, «el ser para sI Pero Ka nt no alcanzó a despren der se compl etamen -
de los mu chos Un os se muestr a, por end e, como Sil 1( ' de una r epresentación de la materia pr oporci onada
18 1 El pensam iento de H egel I V. Dialéctica del Su 185

por la sola percepción, en la que los sentido s no nos La cant idad ap areció para explicar el desplaza mien -
permiten conocer más qu e la imp en etrabili dad de la to d e los límites entre r ep ulsión y atracción . La pro,
ma ter ia, la «re p ulsi ón» por la cual se nos op one como gr esión de lo q ue impu lsa o de lo q ue es rechazado
obstác ulo. p ue de ser continua o d iscont in ua. ~ ...a cantida d lleva
Un pensamiento totalmen te especulativo restabl ece e n ~í estos dos momen tos : «La can tida d re presen ta la
a tracción y repulsión e n su eq uil ibrio y cor relación . u ni dad de la cont in uidad y de la discon tinuidad»
Llegado a esta alt ura del est udio de la cualidad (1, p. 242).
(ser, ser determinado o ser-ah í, ser-p ara-sí ), el m un do Hegel precisa su pensa mi ento haciendo la crítica de
es el tea tro (le un enfre n tam ien to uni versal de la atr ac- la antinom ia kanti ana d e lo contin uo y de lo d iscon-
ción y de la repu lsión. el cam po de acción de cada ti n uo. El error de Ka nt, según H egel. consi ste en h a-
ser se halla limitado, com primido por el empuj e de ber ex tr a íd o la tesis (q ue postula la d iscon ti n u idad del
tod os los otros. y todo r eposo apare nte no es más que mundo, compue sto de eleme ntos sim ples) del en tend í-
un eq uili brio en tre Fuerza s centrípetas y fuerzas ceno m ien to, y la an tí tesis (q ue postula la d ivisibil idad Infi-
trtfu gas, en tre atracción y repulsión. n ita de la materi a, su conten ido) de la intuición ; de
La e~pl i cac ión del mo vim iento exige, pnes, la in- este modo todas las con tradiccion es se vu elven in te-
trod u cció n de una n ueva categorí a : los eq u ilibri o, d ore s al espír itu del ho mbre . El mundo está li m pio
solame n te se destr uyen v se tr ansfor man en función (le toda contradicción . El problema esta ba bien plan -
~e ~a magnitud de estos «emp uj es», q ue desplazan los teado por Kant . pe ro la solución q ue le da es irri-
lími tes de cada ser. El segundo mo mento de la lógica sori a puesto q ue veda a la razón del conocim iento d e
del ser será , por tanto, de spué s del de la cualidad, este infin ito que es, sin embargo, su dom in io.
el de la can tidad. «E l espaci o, como la m isma in tuición, deb e ser
concebido, si se q uiere comprende r de una maner a gc-
ueral» (J, p. 209).
La cantidad, al ig ual q ue la cualida d, no es para H e Se percibe entonces que la antino mia ha aislado aro
gel un carácter del m undo r eal, sino un mo me nto del h itrar iamen te dos mo mentos de la cantidad, El mo-
desarrollo de lo abso luto. Por ell o em plea , como para mento de la d iscon ti n uidad de los átomos im pli ca u na
la cualidad, u n gra n ingen io )' a menudo m ucho arí i cont in u idad primera q ue da la posibili dad de divid ir
ficio para ded ucirla. o más bien para constru irla espc en elemen tos h omogéneos y que no cons tituyen u n
cu lat ívamen te. conjun to más que sobr e un fondo de con t in u idad. R e-
La traye ctoria gen eral de este capí tul o sobre la can r tprocamcn te, lo conti n uo no es ta l más q u e en r ela-
tidad . q ue nos conduci rá a la noción de «me d ida», c~ d lm con la posibilidad de ser di vid ido q ue lleva en
decir , de armonía o de proporciones intern as. esd d . puesto q ue con tiene u na d iscontin u idad implícita.
ori en tada por la inq uietud de H egel por mostrar qu Los el e áticos-e-y en parti cular Zenón , al que H egel
la cantidad no es ex tra ña a la cualidad, q ue aq uélla llamará en su H istoria de la filosofía «el padre de la
est é cad a vez más imhuida de caracteres cuali tativos .Iíal éctica n-c-pla ntearon el problem a con una gra n pro ,
186 El pensamien to de H egel IV. Dialéctica del Ser 187

fu ndidad en sus célebres aporías. a las q ue Ari stóteles Esta correspondencia es u na nu eva ilustración de la
aportó una j usta solución a l mostrar que la contra dic- un ida d del pensam iento y del ser.
ción nada del h echo de q ue se desconoc ía la n aturaleza Sin embargo, a la cantidad pura. suavizando ínclu-
del movimiento al representa rlo como una serie o un a so el instrumen to matemático, se le escapará n todavía
suma de estado s de reposo. y que se confundía así el los aspectos cua litativos de 10 real. El verd~ dero se.r
movimiento mi smo con el resultado del movimient o, no es n i cualid ad pura ni cuantidad pura, silla cuali -
con su hu ella o su trayectoria. dad cuan tificada y can tidad cuali ficada, es decir, «me -
Cuan do la can tidad está deter mi nada. cua ndo se dida».
convierte en talo cual ta maño de fin ido, es deci r, u n La «medida », un idad de la cua lidad y de la can tid ad,
quarltu m, lleva en sí nos momentos: el de la ca nt i. es esencialmente proporción , armon ía, rela ción entre
dad extensiva, es decir, el nú mero, y el de la ca ntidad dos magnitudes y norm a que define un ser. Una ~on ­
intensiva, es decir, el grado. No son dos form as o dos gitud o un peso pueden crecer o d e crc c~r: a ese ~ Iv~l
tipos de cant idad, sino dos momen tos qu e se tramo de abstracción sólo se tr atará d e camb ios cuantttau -
forman el uno en el otro , como la interi ori dad o la vos, pero en un ser determin,a do. u n a n im~l , por eje~l.
exteri or idad. plo, el tamaño () la proporCIón, dc sus nll cmbro,s solo
El momento de la can tidad es, h ist óricament e, el pueden variar en cier ta «medid a». La desmedida es
de Pitágoras cuando Intenta exp resar med iante nú - la mo nstruosidad, y a partir de cierto pu nto la des-
meros las rela ciones racionales. tr ucción,
Es desde este punto de vista desde el q ue H egel H egel destaca otra vez la insuficienc ia de ~a s con-
estu d ia el mom ento ma tern ñtiro del desarrollo de su cepc iones mecanicistas que p: etend en r~du~tr todas
Lógico. Expone y critica con detalle las teor -ías ma- las re lacion es r acionales a r elaciones cua nntauvas. At e-
tem á ticas des de el Renacimiento, y, entre los mode r- ncrse al p unto de vista m ec~ nic ~sta es co.nde narse ~
nos, desde Newton y Le ib ni z ha sta Lagran ge y Carna l. aguardar siempre una determinación ex ter ior, empir i-
Señalando los límites de la ra cionalización de lo r eal ra, meramente contingente, de las leyes de la natu-
por las mat emáticas, H egel separa la sign ificación de la ral eza,
introducción del concep to infini to en las mat emáticas. El punto de vista mecaniclsta no permite c~ m ~)fen.
«Lo infini to de la can tidad es el momen to cualita- dcr el camb io al no ver en él más q ue vanacion es
rivo de ésta» (1, p. 40 4), en pr im er lugar porq ue cuan titativas.
el in finito matemático per mite matematiza r el con- Las leyes de la caída de un cu erpo, el peso específico
cep to de lím ite, y, medi ante ello, da a las ma temát icas d e un cuerpo, las afinidades químicas o los acordes
la posibilidad de ex presar «no tan sólo estados, sino mu sicales, son otras tan tas relac iones num éri cas que
IJasajes, es deci r, el devenir». de finen cual idades propias de las cosas. •
Así se am plian los lím ites de las ma temát icas, q ue No ex iste paso de lo uno a lo otro. H egel da mu i-
se vuelven cad a vez más adecuadas para expres ar riplce ejemplos, tomados de las ci~nci ~s de la ~at~ra­
cier tos aspec tos cualitativos de lo re al. 1c'/a y especialmente de las comb inaciones qUlm¡CaS,
188 El pe nsamien to de H egel /1'. Dialéctica del Ser 189

de esos saltos bruscos de una cua lidad a otra . Deduce la indiferencia, sin lo cua l «la substancia no que da
esta ley: «U n cambio meramen te cuantita tivo p uede defin ida como un su jeto que se determ ina a sí m is-
tra nsformarse en. cualita tivo» (1, p . 430). A esta ley 11101) (1, p. 489).
Engels la lla mara: «La ley de H egel» {Dia íectíca de E l p unto de vista de Spinoza quedó ya superado ~n
la natu raleza). la Lógica del Ser , que puso al desnudo las cont radi c-
~e~cl daba a esta ley un a amplia ext ensión : «Todo don es inherent es al Ser. Spinoza ignoraba el pod er
naClffilcn to .y toda mu c rt~ , lej os de ser una graduali- de lo nega tivo.
dad progresiva, son más bi en una interr u pción de ella, C ada determ inación del ser sólo se define en sí
y un salto. D esde la variación cuantitativa hacia la por sus relaci on es con las dem ás, y p ierde así su apa-
cu~li tativa)) (1, J.)' 474). En la naturaleza y en la his- rent e in dependencia. Pasamos, entonces. de las cosas
ton a hay cvoluc íoncs y revoluciones. Sería in útil pre- a las re lacion es. El Ser se convier te en Esencia .
tender q ue (110 q ue aparece existía ya realmente antes
de su ~pairción, pero sin ser perceptib le debi do a su
peq ueuez» (1, p. 474). Ese su bterfug io mecan icista, L .'\. T EORÍA D E LA E S EN CIA
q ue lo r educe todo a cambios cu antitativos, hace inex-
pli cabl e la apa r ición de lo nu evo, es d ecir, de cuali- El pri mer momento de esta d ialéctica nos con dujo
dades n uevas : «El traspaso rep resent a un salto brus. a buscar lo absoluto en lo in med iato ; era la teorl a
co » (1, p. 472). del ser.
T ?da .la experiencia posterior de las ciencias y de El fracaso de esta tentat iva nos condujo a buscarlo
la hi stori a, de la tabla Mendeleiev a la teorí a de 10'1 l ll;í'l allá de lo inmediato, en las relaciones que unen
quan ta, y del análisis econ ómico de las cri sis a 1:1 e-l ser inm ediato y constituyen su fu ndamento ; es la
hi stori a de las r evolu ciones, ha verificado esta gran írcr ia de la esencia.
ley. Dado qu e estas relaciones nos remiten siemp r e a
Así, las cat egorí as de cualidad, de ca nt idad v de nt ras relaciones, habrá que concebir lo ab solut o como
medida, se in terpenetra n, se pro longa n la u na en la III j( 'to q ue lleva y q ue engendra estas relaciones y se
otra, y el ser q ue expr esan es la un idad subyacent e de man ifiesta en lo inmed iato; será la teorí a del con-
esas mú lt iples categorías . En cierta man era es el por alllo. . . , .
ta dor, el «substrato». El mom en to de la esencia no es S1110 una transici ón
H egel llama al ser así concebido «la illdiferencÍ:l hacia el con cep to ; esa n egación de lo inmediato es
a?soluta lJ . Lo compara a la «substancia» de Spinoza una eta pa necesaria para la negación de esa n egación ,
S~n embargo, agr ega H egel. esta substancia indiferen 1·1 concepto, que será la unidad del ser y de la esen -
ciada no es el ser, no es mñs que un mo mento de él 1 i.. )' de su sup eraci ón en la substa.ncia como suje to.
Se tra ta, para H egel, de supera r el dualismo que una ¿ Cómo se pasa del Ser a la Esencia ?
vez más. es ~bra del en tendimie nto y demostrar !:l El pensam iento se despr end e de lo inmedi ato, rea-
produ cci ón mm anent e de la diferencia a partir <1~ li/.1 un cierto r et roceso r especto de él, es el rod eo de
190 El pensamiento de Hegel I V. Dialéctica del Ser 191

la reilexion que nos permite aprehender no tan sólo ríficado por lo q ue le fun damen ta a tí tu lo de fen ó-
las cosas sino las relaciones. m en o, consisti endo entonces el problema en determi-
Este movimiento, añade Hegel, aparece como una nar las relaciones entre la esencia y el fenómeno;
actividad del conocimiento, exterior al Ser. Pero, en (e) el de la realidad, en el que se toma consciencia
realldad, «esta marcha es igualmente la del Ser m is- de la unidad del fundame nto y del fenómeno, de la
mo que se intcrioriza por su n aturaleza y se conv ier- esencia y de la apariencia.
te así en esencia mediante este ir en sí mismo. Si,
por ende, en el primer momento lo Absoluto fue de-
terminado como Ser, ahora está determ inado como En oposición a la inmed iatez del ser, la esencia es, en
Esencia» (II, p. 9). pr im er lugar, reflexión, reflejo de sí misma sobre sí
La Esencia es, en prime r luga r, la simple negación misma, puesto q u e, como ya hemos visto. la palabra
de lo inmediato, lo que no esté inmediatamen te pre- reflexión no debe evocar una operación del pensa-
sente. mien to ejerciéndose sobre un objeto dado, sino una
El ciclo de los pasos de la sensibilidad en busca de rel ación interior al ser, como Jo expresa mejor la pa -
la ver dad d el ser recomienza al n ivel del entendi- lab ra «reflejo».
m iento, que persigue la esencia, la re ali dad de la apa· Desde que la esencia se busca detrás de él, el ser
r iencía y del fen ómeno. in med iato se ha lla rebaj ado al rango de apariencia,
La primera pa rte de la Lógica, al b uscar las deter- El ser inmediato es entonces inesencial, opuesto a la
minaciones de la cosa en la cualidad, la cantidad y esen cia, (pero es más que inc scncíal ; es el Ser vaclo
la unidad de la u na y la otra, alcanzaba su punto ol e esen cia, es apariencia» (11, p. 16).
culminante en la ley del paso de la cua lidad a la can- ¿C uül es, pues, la esencia qu e fun dament e esta apa ·
tidad. rien cia j
La segunda parte, al buscar las relaciones entre la En prime r lugar , es conceb ida en forma muy su-
apariencia y la esencia, estará dominada por la con- maria como la abstracción, por simple eli m inación
tradicción y la acción recíproca. de todo lo que no es lo esencial en la apariencia. ( Por
Ésta com prended tres grandes momentos: lo tanto, la reflexión constit uye aquí también el sao
(a) el de la reilexion, de la esencia q ue se r efleja Iir fu era de un inmed iato hacia lo universal» (I1, p á-
sobre sí misma, es deci r, de ese primer retroceso r es- uina 28).
pecto al Ser, mediante el cual, al estar considerado el La apariencia ha lla, pues, su ser verdadero, su esen-
ser en lo sucesivo como apariencia, se busca determi- 1 in, en algo que no es ella misma, H egel no descarta
nar la esen cia como razón de ser o como fundame nto «damcntc el dualismo d e Kan t, que opone radical-
de esta aparienc ia; mente el fenómeno y la «cosa en sí) -la apariencia
(b) el del fenómeno , en el que, al ser descubier to r-s t.i así sin relación con el Ser y la «cosa en sí» sin
ese fundamento y al ha llarse el ser así negado como u-lución con el conocimiento-e, sino todas las doc-
tal y al no ser más que apariencia ex ter ior, está ju s- uinas, de! escepticismo al idealismo, que no p ueden
192 El peNsamiento de H egel IV . Díaíectica del Ser 193

v~ ncu lar el ser con la. aparienc ia, hacer de la aparien- ide ntid ad )' de la inmovilidad el momento úni co y
era un momento de l ser. excl usivo de la r ealidad . Se indigna por esta man era
Por primera vez, H egel establece una adecuada re- de trata r la naturaleza como un conglomera do de co-
lación ent re la apa riencia y el ser ; más allá de todos sas inertes, muertas. Ll evado por su en tus iasmo, llega
los emp ir ismos y los raciona lismos dogmé tlcos, busca ;1 conf undir en una m isma r eprobaci ón la~ leyes de
Ia~ relaci~llcs dialécticas entre lo sens ible y el pensa- la l ógica formal y la in terpretación ontol~glca y legí-
1I~ l e n to, sm oponer el uno al otro, sin excluir al UIlO 1ima que daban los wolfianos. En su Láglc.a no hace
lll. al .~tro, sino mostrando, por el contrario, su im- justicia a estas leyes que son las de todo d iscurso co -
p l icaci ón necesaria. hcrc nre, que exi gen. por ejemplo, modestamente q ue
La.rap ariencia .no ~e b~ta a sí m isma . Es r eflejo, las palabras tengan un mis mo senti.do a lo. larg~ de
rene~ lón , es decir, solo tien e r ealidad y sentido en todo el ra zonami en to, pues~o que s~n esta ldentl(~ad
rel~clón c~n otra cosa: es «opuesta», dice Hegel, el con sigo m ismas el razonamren to rmsmo se h~ce. Im-
decir , no ti en e en si mi sma ni su ra zón de ser ni Sil posible . Sin embargo, H egel se. pr eocu pa prmclpa~­
funda men to. mente por no imponer a la r ealidad entera. estas eXI-
La p~i mera tentativa de fijar lo que permanece. gcn cias qu e son únicamente las del pe nsami ento y d el
en relaci ón con el devenir de lo inmediat o es la abs discurso.
tracción , una a bstracción empobrecedo ra , que tiende Se nos presenta como leyes gene: ales .del p en ~ ­
,1 ret~n er en .Ias cosas la iden tida d y a apartar, como mien to, ba jo el nombre de ley de la. Identi dad, de la
esencial. la diferencia. no -contrad icción r del tercero excluido. 10 q ue no es
H egel denuncia lo dañ ino de la lógica formal cuan nds que (da ley del entendim iento a bstracto», nos
do p ret ende ser a l mismo t iempo una metafísica. dice H egel en la Enciclopedia (§ 115. R).
H egel no rechaza el enten dim ie nto q ue divide, L, realidad vivie nte no corresponde a esta repre·
que a ísla, que a bstrae y que sólo descansa en la iden scn tación momificada, Fosi lizada . uV más aún si ~c
ti~ad. Ve en él un momen to del verdadero pens;l cons ide ra q ue todo lo que ex iste ~ llest ra en ~l mis- 11
nu en to, que corr esponde a u n momento de l ser , qu mo que en su igualdad consigo ml s"1:0 es d~slgual y
deb erá ser conservado por la razón cuan do ésta lo 511 con trad ictorio, y qu e a pesar de su diferenci a y C~)ll ­
pere. H egel se ve necesariamen te conducido a reo trad ición es idént ico consigo mismo, como ta mb ién
nocer el valor, po.r lo men os rela tivo (a un ciert o ni II IlC en él m ismo representa este movim ien to .del tras-
vel del ser, pl"ec ls~men t~ .11 n ivel de la aparien cl.i paso de estas de terminacione s a la otra ; pl· eCl ~am e n t ~
donde se consta ta m monhdad . r ep oso en las cosas), llorq ue cada u na en sí mi sma es lo con tr ar ie de SI
de las leyes de la lógica formal. rulsma» (11, p , 37). Es eviden te, e n e~ ecto , <,llle la
. Esto lo admi te en la Enciclope dia. Pero en la l .rl i(lcu rldad consigo mi sma implica ~a ~ tferencta. con
gica combate violen tamente la preten sión de la IÓAi lodo lo que es otro y que, por consigui ent e, la ldct~­
ca for mal. en los rac ionalistas de la escuda de 'Voll, tldad no puede exis tir y de finirse m ás qu e por Op OS1-
el e regir todo lo real. de ha cer de ese mo mento de 1.1 1 lóu a la difer en cia, y r ecíprocamente, «Lo que, por
19:í
191 Id pensamiento áe lIt'gel I V. Dialéctica drl Ser

en de. resulta ele esta considerac i ón consiste en q ue con la con tra dicción , « La con tradicción es la r aíz de
en pri mer lugar, el principio de iden tidad o de con - to d o nlOVlnncn . ' t o Y ehalida . .d,: pues sólo al conten . er
tradicción, al ten er q ue expresar como ver dad sólo u na contrad icción en sí, una cosa .se . ~ll ueve, tl Cl~C
la iden t idad abstracta, en opo.s ición a la diferencia, imp ulso y vitalidad .. . ; la con trad lcc1on ." " se p~ e­
no es de ni nguna mane ra una ley de l pen sami ent o, sen t a sólo en una rellexión ext rl ns:ca .. s,m o en dOS
, . es el pnnCl\)I0 de 10 o
sino mas b ien lo con trar io de ésta» (11. P: .,1 3), urd en am1entos Il11Sm m ... , .
. . » nsiste en otra cosa sino
El primer pri ncipio, el punt o de part ida de un 'lu t omOVl1111en to , q uc no e " - . '¡ 1'1
pensam ient o concreto, no es, pues, la iden tidad ahs- ~n una ma nifestación de la mi~ma . con lrath cCl m . '.
tracta, sino el recon ocimi ento de q ue toda s las cosas mism o movim ien to extrí nseco sellS1ble. re'presen~a su
. . ' medi ata . el automovlllll cn to mt cr-
son diferentes y que no existen dos tille sean rl gu ro- exi sten cra In , a '" .. ' , • "
sauieu te idén ticas, uo u e es el automovimiento ver dadero y I:JroplO, es
La ide n tidad no ex iste en las cosas, sino única rnen- de~i;, el imp ulso en gen era l (apetic~óll 1I1l'llS ~en~~ °
te en el pensamient o q ue las confronta con la di le- , l, l. ent eleq u ia de la esencia absolutan e ,
monee a, .1 h d 1 o eXIS
r cncia y la diversidad : es un mom en to abstrac to de simple) n o es ot ra cosa sino el hec o. e q uc a g. . d '
-1(' en SI.nusr ' no. ). es l'a Ial a m' . es. d ecir • lo negall\ . ¡O .e
la refl exión que la med ia tiza por medio de su con -
!>i m ísmo, en un H IlI CO e I nnco r
. ' Ó'Ó ,Ó, 'dé t ico aspecto " "".1C cn ua-
1 a
trario : la d iferencia. Cada uno de los d os tér minos
sólo ex iste por su con trario y no separadament e. ..d abstr acta en sí no representa rodavla nmgun
(\.. ." . ' ' 1151no es
La difere ncia es p con tr adicción puesto que une vital idad sino que, como lo pOSltl\'O en SI n _
dos térm inos q ue no existe n m ás q ue separad os, o p u e~ '
. . '
neg atividad por eso so rcsa b ale de sí
. y se cmpe na en
tos, pero en relación ind isoluble. Cada términ o se Iif .Por 10 tanto es viviente sólo cu and o con-
11H K I car se. . , . 1 fu er
refleja en el otro, lo exclu ye y a la vez lo implic a. «La , í h contrad icción " justamente es es a -
nc ue en s • ' . ¡ rrad icción »
verd ad de esta s dete rminaciones consiste únicam ente l a de con ten er )' sostene r en Si a con .

en S Il S relaci ones r ecíprocas y. por consiguient e, en (11 , pp. 72·74). . 11' h os


el h echo de q ue cad a una de ellas con tiene en Sil Con la d ialé ctica de lo fmito y d e lo 1Il .mto :~e'l
concepto la otra ; sin este conocimi ento es imposible abordado ya este problema de l~ fu en te m tcro d d
avan zar un solo paso en la filosof ía » (11, p . í O). ,. . ro y ello en todos los n iveles de la fear1 a, .
tuov rm ten • , . él m l'";-
A la identidad ab stracta q ue pr eten de atenerse ;1 ,¡,...,de el simple movimiento m ecamco, q uc es .
1 Z ' d Ele a ya
la pura identidad. H egel oponc la identidad concrc 1110 una contr adicci6n (lo cua .cnon e ' 11
tn q uc es un idad de la ide nti dad y de la diferencia, hahia obSCf\'ado, pero sacando de ,ello la falsa cO~~r~~
A la metafísica de la iden tidad y d e la inmovili dad, ' 1.)1\ d e q ue el movimiento no ex isu a, P? rq ue q 1 :
,1 ' ustar lo r eal a una concepci ón .dema~lado estrec 1.\
Hegel opone este seg undo pr incip io : «T odas las co
sas están en con tradicción en sí m ismas» (11, P. 72). d1d ensa mie nto. la rIel entenr1tml~nto Y "? la de la
Cont raria mente al prejui cio de la l óg ica trad icional l",on
y ) hasta, la vida orgán ica y la " Ida cspm tllal. «
d 1 tomovr-
L:
y de su extra polación metafísica, la identidad . deter IIq~ali\'¡dad es la pulsación illlna~cn te e au
mi nación del ser muer to, es subaltern a comparada mi ento y de la vitalida d» (lI . p . 16).
196 El pensam ie nto de H egel I V. D ialéctica del Ser 197

«Las cosas fini tas .. . tienen por característica ser El fu ndam en to. o el fondo. no pu eden estar sep~­
contrad ictorias en sí mi smas, ser fragm entadas y re. radas del conjunto de las condiciones que determ í-
gresa r a ~ u fun d~ men ~OJ' (11, p. 77). Lo finit o, como nan una cosa: «C uando toda s las condic ion es de una
tal, no nene ex rstencta propia : sólo existe y ti ene cosa se hallan presentes, ésta eme rg e a la existencia»
sentido en relación con el fondo de l que ha emergi do (L , n. p. 121).
y que constituye su esencia verdadera. Así la cosa em erge del fundamen to, no en el sen-
. Cada cosa finita sólo tiene su ra zón de ser en Iun - tido d e que ese fundamento subsistirá detrá s de .ell a ,
ci ón de todo el r esto, de todo lo que no es ella y sin sin o en el sen tido de que el fundamento se realiza a
lo cu~! no existid a. El fundam en to de cada cosa es su sí m ismo en la cosa y desaparece en ella , para no ser
re laci ón con las ~tra.s cosas. Esta es la relación qu e más que el mom ento de la med iación . la relación de
H egel llama mcdiacíon : «La mediación pu ra no es esta cosa con todas las otras.
más q ue relaci ón p um» (11. p. 80). Este «mundo de dependencia recíproca y de un
enca denamiento in finito de razones de ser y de cos~s
basadas en esas razones» es el fenómeno . La esencl,a
El tercer princip io de esta lógica concreta se en uncia, no se hall a, pu es, detrás del fenó meno, oculta de~ras
pu es, de esta man era : «Te cle tiene su ra zón su fícic n- (le él y separa da de él ; en otr as palab ras, no ex íste
re» (II, p . SI). H egel llama a esta razón su ficient e por una par te «una cosa» y, al lado, (das pr opi edades»
el .fo~d? o el fundament o. Lo que Leib n iz llamaba que serían su manifestación: la cosa no se descu bre
l~rt nClp l o de ra z~n suficient e era el prin cip io de fina. más qu e en sus pr opiedades; . .
lidad. Pero. al niv el alcanza do actualmente por n ues- Las p ropi edades de u na cosa son, en pnmer lugar.
tra .re ftexi ó~ sobr e la esencia, esta noción no p uede xus r elaciones con lo q ue ella no. es. . '. '. . - - .
ser introducida a ún en la definición del ser La pretendida «cosa en st» incognoscible .no es mas
Decir q ue toda realida d tiene su razón ' suficiente que ese f antasma de una cosa .cuyas propiedades -le
~s de~ir q ue .«tiene su ser en otra cosa, la cual. como hu b iesen sido extra ídas . Es entonces un a perogrulla-
id éntica cons~go mi sma, es su esencia» (En e, § 121, R). da decir que nada se puede conocer . . ,
~ta esencia no es u na form a separada de 5U con. P ero esta con cepci ón de la «cosa» lleva en SI una
tenido. Entre el fon do y la forma exi ste r ecip rocl- con tr adicción : si la cosa fu era el substrato o el por·
dad : la esencia es la un idad del funda mento y de lo rador de sus prop iedades. ¿cómo explicar la diversi-
que ha sido fundado. dad de esas propiedades? Si la CO~ no es ~ás que
No podría haber form a sin ma teri a ni ma teri a sin Hna colección d e p ropiedades, . <.como . explicar - su
forma . unidad? . ,.
El fundamen to de cada cosa no puede buscarse de. Esta con tradicción ha sido elevada por la ~ey del
trá s de las cosas, en un más a llá oculto. El ser de be fen ómeno como vínculo constante entre pro piedades
estar. fun damen tado , pero solamente en algo qu e sea diversas. La ley no es exter ior al fenóm eno . I~ ley
él mismo. ( ' S inman ent e al fenómeno. M ás allá d el devenir de
198 El pensamiento de H egel I V. Dialéctica del Ser 199

los eleme nt os, 10 q ue perman ece estable es la ley q ue nocida, I ~orqu e no ti ene otro con te nido que el Ien ó-
de fine sus relaciones. La ley es la esenci a del fenóme- me no n usmo » (11, p. 98 ). Invocar así h[ue I7,,1.S11
no y lo d istingue de la sim ple ap ariencia, pero la le)' pam ex pl icar la naturaleza pr esenta un do ble !ncon -
no tie ne n ingun a realidad fu era del fen ómeno. ven ieute : en pr imer luga r , esto no cond uce lilas que
Sola mente existe este mundo fenomén ico q ue cons- a una ta utología, porq ue sólo se puede deci r de la
tituye la tota lidad de la existe ncia. Pero se escinde fu erza lo que expresan sus mani efstacion es : luego,
en un mundo de las esencias (q ue , en esta eta pa son ello sugiere la posibilidad de una distinción entre la
leyes) y en un mun do del ser-otro o de los fenómenos. fu erza y sus manifestacion es : «M ejor es decir q ue el
Éstos no son más que el derecho y el revés de u n m is- imán tielle un alma (para expresarse como T ales) <lue
mo mundo. decir que t ien e fue rza de atracción; la fu erza es un
¿Cóm o precisar la naturaleza de esta relación en- gé ne ro de propiedad q ue un o se represent a como se-
tre la esencia y el fenómen o? /J(w tb le (le la materia, como u n predicado ; ~1 alma ,
¿Es la re lación de l todo con sus panes? ¿ Puede por el cont rar io, es ese movimiento de si ml.SIlIO, es
asimilarse el mundo en sí al Todo. del cu al lo. íe- 11/ misma cosn q ue In naturolczu de la fII aterim) (H Pk,
nóme nos sería n las pa r tes? Estos dos r énui nos son l. cap. 1, A ).
cor relat ivos: las partes no exi sten más que en Iun- « La fuerza es, pues, bajo su verd adero aspec to, la
ci ón de un T odo, y el T odo no es nada separado de relación cuyos dos lados no d ifieren má s que como
las pa rtes q ue lo constituyen. (( El Todo y las pa n e~ interior y exte rior» (Ene, § 13i ). ¿Puede concebirse
se cond icionan reclprocarnente» (IL p. 169). la relac ión entre la esencia y el fenó me no bajo esta
No se puede concebir esta relación del todo ron las tercera fonna : la de la relació n entre lo interior )" lo
partes de una forma mecá n ica : el todo no es la sim- r xterior r Todavía aquí estos dos tér minos no form an
pie su ma de sus pa rtes. L a má s perfecta imagen de m ds q ue u na sola y misma cosa. De fi n ir la esencia
esta relació n es la de la vida : el todo en ge ndra su' 1 run o interior ). el ser como exter ior es decir que la
part es y" se e nge ndr a a sí mismo. Es preciso expresar t' .. encí a y el ser no forman m ás q ue uno. El hom bre
esta relación con una for ma diná mica : la re lación del l '~ lo q ue hace. Su esen cia no es u na especie de n ú-
mundo en sí con los fenóm enos, ¿no sería la relación • leo inter ior mi sterioso q ue con tiene el secreto de la
en tre una fuerza v sus man ifestaci ones exterio res? \ ida , sino todo lo más u n ge rmen cuyo desarrollo
Pero, ¿cómo de"fl nir la fu erza sino por sus m anifcs ' ¡·¡-oí el ser ad ulto, realizado. La esencia r el se r per ·
racio nes exte r iores? H egel recu erda q ue «Lei bn iz re u-necea al mismo mu ndo , no son m.i s q ue un solo
p roch ab a a la fu erza de atracción de Ne wt on el ser unmclo.
una de esas cua lida des ocultas como las q u e los esco L1. esencia no es nad a fuera de su mani festación.
l ést icos emplea ban con el fin de explicar las cosas». «La realidad es la unidad de la esencia y de la exi..-
pero añade, esta «fue rza» no es en n ingú n modo una u-ncia» (11, p. I Ri ) de 10 int er ior y de lo exter ior.
cualidad ocu lt a, «mds bi en hab ría que re procharle lo 1 ,;1 esen cia, al desarrollarse, al desplegarse" se con -
contra rio , es deci r, el ser ti n a cualidad demasiado en \ íl'rte en la realida d.
200 El IJe1lSamielllo de H egel IV. Dialécti ca del Ser 20 1

¿Esta r ealidad es lo Ab soluto? se halla en cierta manera en el punto de in ters ecci?l1


El concep to de substancia de Sp inoza cor respon de de dos necesidades, na ce de su encuentro y. contin-
a esta concepción de lo ab sol uto a la q ue hemos lle- ge nte respect o a cada una de ellas, de n ingu na mane-
gado ahora. La substancia de Spinoza con tiene. en r a lo es re specto al tod o. .
efecto. a la vez el ser y el pensami en to, pero el ser En consecue nc ia, lo real en su tot ali da d es la m ~·
n o figura para n osotros más qu e como ex ten sión. y níf estación de u na nec esidad absolut a q ue es la um-
el pensami.e.nto se halla in sep arablement e unido a dad de la necesida d y de la contingencia. .
~.s t~ extensión. «Le .falta así a la substa ncia el pri n- ¿Cómo defin ir esa r elación en tre la n ecesidad y la
UPH? ;le la persOl:ahdad» (l!. p. 197). El sp inozismc contingencia? .
SUSCH O. po r reacción. la doctr ina de Leibn iz, que no ¿ Mediant e la re lación d.e la s ub~tanc~a con los ~c.
v.e .en la Illón~d~. 'por el con trari o, nada más q ue ac- cíd eu tes? Pero la subst auc ía no existe silla en los ac-
tIvIdad, y su bjetividad . Pero es una tota lidad cer rada cide nt es y por ellos. Ella les es inmau: nte.
sobre SI 1l1lS111 a . tanto que las re laciones ent r e las m ó- ¿ Habrá que dar , pues. a esta .r elación una Ic rma
nada s ~Io le pueden ser impuesta s desde fu era y pre. dinámica y concebirla como r elac i ón de causa a efec-
establecidas por otro ser al qu e nos r em ite el sistema to? Pero «el efecto no contie ne. en form a general ,
por un post ula do. nada que la cau sa no con tenga ya. A la inversa, la
La síntes~s d~ la ~ubstancia de Sp inoza y de la rn é- causa no contiene , en forma general, nada que no s.e
nada ~e Leibniz exrge la superación de ambas doc tri- encu en t re en su efec to» {l l , p . 228). Esta de termi-
nas. Una }' ot ra son filosofías dogmáti ca s q ue se ubi o nación recí proca mues tra q u e la causalidad conce-
car on de golpe una en la su bsta ncia defi nida como bida arb itrar iamente ti en e un carácter for mal.
ca usa de sí r la otra en ~a mó nada. pero sin sob re. Una causa de finid a no actúa. concretam en te. más
pasar la. noció n especulativa de una reflexi ón i n ma- que por un concurso de condi ciones tales que el e~~c.
nente al objeto. l o es en cierta man era , el (ruto de la cola boraci ón
1--.: rea lida d, unid~d de 10 ex ter ior y de lo inte~ior, de 'es~a causa y' del conjunto de las condi ciones que ~o
con tie ne por ello m ismo el ser en sí o la posibilid ad. hicieron posible. Por ejemplo, «serta a bsurdo decir
«Lo q ue es real es posible» (JI. p. 205). La reali - que la comida es la causa de la sangre , o q ue tales
~ ad concre ta se escinde. p ues. al opon erse la poslb i nlirn cn tos o el frí o o la humedad sean cau sa de la
lida d q u~. para re~onstit~lir la realida d. precisa de liebre ; no me nos absu rdo sería de cir q \lc el clima
su contr an o, la con tmgencla. Lo contingente es lo qu r jl'm ico fue la causa de las obras de H ornero o que la
no St; desprende necesariamente de una esencia de' ambición de César fu e la cau sa. del ocaso de la cou s-
term.mada; 10 que 'no implica absolu tam ente que In titución re publicana de Roma . En la hi sto:-ia. las
cO~ltm g~n te se oponga a lo necesar io. Pues si rarl.r masas y los in d ivid uos espir ituales entran en Juego y
cx rs tcncra . tomarla por separado es contingent e. todo 1' 11 de te rm inación re cíproca entre ellos» (11, p. 23 1).
l? q ue eXiste. es necesari o. Lo cont inge nt e no es lal 1 1l'~d ir on iza sobre la vulgari dad del ad agio «De P' "
SIll O en rela ción con u na ese ncia dctcrm ínadn. p elo 1J1It'i'i,IS camas, grandes efectos» q ue lleva a «coloc . - _',

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202 El pctUamien to de H egel I V. Dialéctica cid Se r 203

en el ori gen d e vastos }' profundos acontecimien tos sí m isma, lo un iversal que se d ifer en cia )' se pone
una anécdo ta. Lo que en los ca sos en cuestión se de- a sí mismo el momento de la par ticularida d.
nomina ~(lIua n o es 1I!;is que u na simp le oportun i- Esta unidad del ser total }' de su esenci a. e n la cual
da d. u n Im pulso cxtcnor. del q ue el aconteci miento la necesidad se desarrolla en libertad, no e:'> sólo su bs-
c,n ~ l.'cs l i.l~ll . ~ n i ra do desde d p u n to de vista d e su ta ncia , sino sujeto.
sign ificaclón m tcrua, no precisaba pa ra mani festar-
se » (11, p. ~ j2 ).
. Cada ca usa ~sJ así, cond iciona da, depe nd ien te, y
cada efecto <~c~ua sobre la causa que Jo produjo, so.
bl:C las COUd rCl?I1CS qu e lo hicie ron posi ble, creand o La Lógica obj eti va no p u do explicar pl enam en te el
;¡S I n uevos posibles. Sólo una visión mecanicis ta de objeto. .
las COS.1 ,> pued e conducirnos a conside rar ün icameu te El objeto es, en primer l ugar , 10 que se lI~l¡X>ll C al
series causales indep end ien tes, a bst racta s p or com- p en sami en to : lo inmed ia to. Pero n? es posibl e a le-
plc(u, .o causas sola me nte acti vas y efect os pu ram en- n ene a ello. Lo inme d iato nos rem ite a otra cosa y
te pasl \"O~ '. L~ c?usa lidad se en cu en tra . así. sup erada ca da cosa se vincu la a ot ras cosas por med io ele las
en la occion reciproco, qu e le da un sentido concreto cua les se expl ica.
y real. No existe, pues. «date » ir.redu.cti ble : I? q ue apa -
Esta acción recíproca su pera lo que había ele un i- rece pri mero com o «dato» solo ti ene reali dad y s~n .
lat eral y a bstr acto en la causalidad, restau rando la t ido por sus rela ciones con otra cosa, por h "med ia-
unida d r la totali dad de la subs tancia. cíón».
La acción rec íproca sup rime la oposició n nr tüic ia l Pero de r elación en r elación esta mediación II OS
d~ la C~a,llS¡¡ y del efecto. (~e la activida d y de la pa si- a rrastra a un m ovimie nto sin fin. el «falso in fin ito " ,
vidad. I odo es a la H' Z acuvo r pasivo. K a existe nada El en tendi mien to intenta in útilmente ex plicar el ob-
q ue no esté en l~lO ~"im¡ ent o . Co mo - E ngel~ escribirá je to, fundarl o, por ref e; cn cia .al con junto ~Il ~l ~a ae l:
mas tarde. el movumento es la for ma de exi stencia de b ada de lo q ue no es el, o bien esta m e d la Cl~n , p OI
la ma teria . :-\0 puede ser separado de la materia. esa m isma incapacidad de (( ce~ra r l) , de ~ernlln ~ r Sil
Ca da u.ca.usa~' , sing ular. a bst rac~a~lente a is.la da. podi a ta rea , nos r em ite a su con trar ro. es decir, lo m mc-
crear la l.h ~ :'>l o n de q ue la acti vida d pod ía separarse d ie to.
d~ l~ pa sividad, pero en la acció n recíproca de l lila - T al es la con tradicción de la lógi ca obje tiva : es
n nll e n ~o to~l de l u n i\'e ~:'>O aparece clara mente qu e im posible permanecer en 10 inm ediato )' es im pcsi-
es ta n imposible crear el movimiento como la mat e- h le sa lir de él.
r ia misma : son su prop ia causa final. en el un iverso Las contrad iccione s del ser nos han elevado a la
conceb ido como un todo y movi éndose como H I! solo esencia ; las con trad icciones de la esenci a nos han
orga n ismo vivi en te. cond ucido a l ser.
Es una espo n tane idad vivien te q lle se determ ina a La acción recíproca es la sín tes is últ ima de todas
204 El pensamie nto de H egel [J' . Dialéctica dd Ser 205

estas contrad iccio nes : todo es a la vez activida d y La Lógica obj eti va, en las dos pr imeras panes, era
pa sividad , autonom ía y dep endenci a. La substancia la génesis de l concepto. . '
encuen tra en ella 511 u n idad a la vez que su d in am is- Esta génes is nos condu jo a descubrir la unidad de
mo, su espontaneidad , su li bertad. todo 10 que se nos pr esenta primero como inmedi ato
En la acción reciproca ya no existe «dato» insupe- ). dad o en un sujeto vivient e. Kant entre vió esta gra n
ra bie; esta substancia es acci ón, necesari a y libre a verdad, subraya Hegel, al definir el objeto co~n o
la vez. El movim iento no es ya el paso incesan te de «aquello en el conce pto d.e lo cu al se hal~a r eu nido
un térmi no a otro, indefin idament e. ni paso fu era de todo lo q ue ha y de m ulti form e y de vana do en. la
sí y retorno a sí en un ciclo cerrado y m uert o ; es pr e- in tu ició n dada». Graci as a la uni dad de la conscien -
sencia de todos los términos en cad a uno de ellos, su cia, las repr esentacione s constituyen objetos.
uni da d viva . Esta un idad viva no es el ser n i la csen- La obje tiv idad que el o bjeto posee en el concepto
cia, sino el sujeto. no forma més q ue uno con la subjeti vidad del su-
La un idad y la vida de la substancia son la u nidad jeto que conoce forma ndo el concepto.
y la vida de un sujeto, a la vez universal y concreto. Sin em bargo, Kant, debido a su pri~ler pos t ul~do ,
La su bsta ncia ha deveni do sujeto, acto de moverse y el del idealismo subjetivo, opone el su je to y el objeto
de crearse a sí mi sma, liber tad . y hace del concep to una form a vacía. extraña a. la
El objeto no ha sido eli minado : es lo que el suje - in tuición, y q ue sólo por e lla en cuentra su con teni do.
to se opo ne a sí mi smo, en lo cual se m ira y de lo En esta perspect iva du alista, el concepto es exte-
cual es el prin cipio interno de de sarrollo. ri or al ser , en IUg"J.r de ser su alm~ vivien te y l~ ver-
Este sujeto es unidad de l sujeto y del obje to. dad. H ay ahí en Kant, una especie de nostalgia del
Esta lógica "subjetiva es un idad de la lógica subje - em pi ri smo. «En el fon do- escribía Lcn ln a este res-
ti va y de la lógica objetiva. IlcCto-, H egel tien e toda la razón contra Kant . El
-. El concepto del que tra ta es a la vez su bjet ivo y pensam ien to, al elevar se de lo concret o a lo abst~c­
obje tivo. Su movim iento es, 'In divi dualmen te, el del lo, no se aleja-s i es verdader o-e-de la ve.rdad, ~m o
pensami ento y el de l ser . Es pensami en to y ser. q u e se acerca a ella .. . ; tod as las abs tra cciones cien-
Cu ando, en esta últ ima par te de la Lógica, Hegel ttficas . .. r eflejan la naturaleza en fon~a más 'profu~­
trat a del concepto, no se puede enten der por ello una da , ver az y comp leta)) (Len in, Cati ícrs !J/¡l lrHop lll-
simple forma de pensamiento. un produ cto de la abs- '/ ucs, p . 142) . .
tr acción del entend imiento. sin o «el espíritu viviente La adecuada eliminación de las secuelas del em pi-
de la rea lidad » (Ene, § 162. R ). q ue une y supera r ismo que subsisten en Kan t va acompañ ada en H e-
el ser )' la esencia, lo inmedi a to }' la re flexión. gel de una con cep ción especulativa y míst ica del co-
Es pr ecisam ente lo propio de la «esp eculaci ón » en nocim iento, pu esto que en defini ti va, para él, tod?
H egel trans formar el pensa miento, n acido de l movi- conoci miento es conocimiento de Dios, y tod a reali-
m iento de lo real , en principio creador de lo real da d q ue corresponde a este con ocimien to es u n mo-
mismo. mento de Dios en v ías de for mación .
20 ¡¡ El 1,cll.Ifllllielllo de H egel I V. Dioi cctico drl Ser 207

Pero en esta g én esis única de l pen sam iento y del cosa, y pierd e así la relación de la subjet ividad r ex-
ser, do nde el ideali smo objetivo se halla a veces mu y te riorida d con respecto a ésta» (1I, p . 27·1).
cerca del ma ter ialismo, el valor obje tivo del con cep· 1_'1 unidad de estos dos mome n tos es la Idea de la
to se reco noce plen amente. R a z ón q ue supera las divisiones del en ten d imie nto.
El concepto cs. para H egel, la unidad del concep El pla n de esta tercera part e ele la lógica con ti en e.
te }' de lo real. Tien e un gran parecido con «la in - p ues, tres momentos:
tu ición in telect u al» con q ue soñaba Kan t : «La rea- (tI) 1,01 subje tividad .
lidad que el concept o se da no debe ser tomada como (/,) 1-'1 objeti vidad .
algo extrínseco, sino ser dedu cida, seg ún la " ex igen- (e) La Idea.
d as cient íficas, d e él m ismo» (11, p . 262).
A tra vés de la inv ersión idealista funda mental qu e
h ~c~ del concepto el dem iur go de la realida d, H egel El cap ítulo sobre la subjetividad ab arca el campo de
di scierne un momento esencial del desarrollo de la la lógica form al. con sus tres partes trad icion ales, a
rea lidad : el paso d e la vida orgánica, en su (a rma sabe r, el conce pto, el ju icio y el razonam iento (el si-
más el evada , a l pen sami ento que nac e más allá de logi smo).
ella. Es, en su lenguaje y su perspect iva. el momento Pe ro, en lugar de yuxta poner em pí ri came nte estas
de la L ógica subjetiva. partes y de cat alogar las form as del pensamient o. He-
I ( L 'l esencia es la pri mera negación del Ser, q ue se
gel muestra su encadenamien to necesar io y el paSH
ha com'c:tido así en apari encia ; el concep to la segu n- de la una a la otra; es ta bl ece entre e llas una jerar-
da n egaci ón, o sea la negación de la negaci ón, el Ser quía y la dialéctica inmanente que escala SlIS grados.
re stab lecido , Pues- pero en ta nt o que med iaci ón inti- La s formas lógicas son momen tos de la Idea.
n i ta )' su prop ia negatividad e n sí m ismo» (11 , p. 272 ). El conc ep to, e n el que se expres a la ident ida d ab o
La lógica d el con cepto vuelve a toma r , a u n nivel solu ta del ser y del pensa mi en to, es una act ividad
superior, las determinaciones del ser y de la esencia . sintét ica, crea dora. que pasa de lo un iversal a lo pa r·
II Es la configur ació n del concep to inmediato q ue ti cular y a lo indi vid ua!' Estos tres moment os no
da lugar al pu nt o de vista según el cual el concep to están yuxtapuestos. recalcan en cierta ma ne ra el desa-
es un pensar subjetivo, o una reflexión ex trínseca a rrollo del yo : 10 u niversal no «su bsu me» lo particu-
la casa l) (1I, pp. 272-274). Es el momen to subje tivo la r. lo enge nd ra. No es lo u niversal a bstrac to. sino lo
del concepto. un iversal concreto. Aprehen der u na cosa en Sil fono
Pero esta subjet ividad del conce pt o, esta universa- re p to es, como en lila intu ición intel ectual» de Kant,
lidad abstracta, esta identidad, por su misma iusufi- coin cid ir con el acto divino, creado r de los obje tos.
ci en cia, no es m ás que provision al: de bido al movi- verlos nacer en su propia. final ida d interi or. El dcsa -
mi ento d ial éctico q ue lo empu ja a salir de su a isla- rro llo del concepto es semejante al de un ser vivien te
mien to, a completarse pa ra alcanza r la total idad con- (~ II el que el todo engen dra las partes. El conce pto es
cret a, «el conce pto form al se convierte él mi smo en inma nc nciu de lo infinito a lo fini to. el e la r azón a la
208 El pensamiento (le H egel lí' , Dialéctica del Ser 209

sensibilidad, de lo universal a lo pa rticular. Lo indi - in te ri or- o son un iversales individualizados ; la uni-


vid ual q ue se encuent ra aquí no es lo individ ual in - versalidad y la individualidad se d istinguen en sí, p ero
med ia to de lo sensible. son también id énti cas» tEnc, § 167).
El concep to es " poder creador, en ta nto que n ega- Es éste un corolario de la lucha consec ue nte de
tivi dad absoluta » (11 , p. 2 8~), q ue en gendra a pa r tir H egel contra el empiris mo : no con funde lo real o lo
de sí mismo sus difere ncias y se par ticulari za. «La concre to con lo sensible. El concepto tien e una rea l i-
de fi nición del concepto contiene igu al men te la de la dad objetiva, es un iversal y concreto ; es lo uni versa l
especie y de la d iferen cia específica» (IJ, p. 295), no con creto.
como términos simpleme nte u nidos, sin o im plican- De sde este punto de vista H egel hará la cr itica d e
dese m ut uamente. Esta contradicción interna del con- las form as de j u icio al mostrar su jerarqu ía, su cone-
cepto, que es a la vez ident idad y d iferencia, co nsti- xión y el paso n ecesar io de la una a la otra .
tuye la vida del concepto. Porq ue sale de su identi - Vol veremos a en con trar, pues. como momen tos de
dad y de su abstracció n, el conccpto «se conv ierte en esta dialéctica, los grandes momentos de la lógica ob-
fu era de sí y penetra en la r ealidad» (lI, p. 303). jeti va : el ser . la esenc ia y el concep to.
Median te esta ap r eciación qu e le permite al canzar H egel volvió a tomar la clasificació n de Ar ist óteles
lo real convir tiéndose en totalidad concreta, el con- y le dio el movimien to y la vida al demo stra r q ue
cepto se conviert e en ju icio. ca d a uno de sus té rminos es un momento del desa-
Con el jui cio, el con cep to comienza a emerger a la rrollo del conocimiento.
realidad concreta y de finida . Este movim iento se r ealiza en el silog ismo . «El sl-
El juicio es una relación establecida entre dos con- logismo es la unidad del concepto y del j uicio : es el
cep tos, de los cual es uno, el sujet o, puede ser consi- ro ncepto como la simple identi dad en la cual las di s-
de rado como el indi vidu o, y el otro, el pr edi cado, tinciones de for ma del juicio han sido r etrotraída s;
como más general, pucs al part ir de la separación y es el juicio, en cuanto a la vez es puest o en reali-
en tre la cosa in divid ual )' su conce pto u niversal, de- dad: esto es, en la d ifere ncia de sus deter minaciones.
cidimos sobre la conformidad o no confor midad ent re El silogismo es lo racional y todo lo que es racional »
la una y la otra . Este es el «j u icio». (E"e. § 181).
Sin embargo, todavía aq u í, lo q ue, en la lógica tra - Al igual que el concep to y el j uicio, el ra zonam ien -
dicion al se cons idera como un acto del espír itu . H e- to no es únicamente un acto del pensam ien to, sino
gel lo traslada al interi or de las cosas : «El j ui cio es q u e se halla encarnado en las cosas. uEI silogi smo se
tomad o or dinar iamen te en sentido subje tivo, como sue le exponer or dinariam ent e como la f orma de lo
una ope ración y for ma que se encuent ra sólo en el que es racional ; pero como forma su bjetiva }' sin q ue
pe nsami ento con scient e de si mi smo ... ; hay que en tre ella y cu alquier otro conte n ido ra cional- por
comp render el juicio de una form a por completo ge- ejemplo, un prin cipi o raciona l, una acción racional,
nera l : todas las cosas son ju icio--esto es, son in di vi- una idea, etc-e-se m uestre conex ión algu na . .. El si-
duos qu e ti en en en s í till a univer salidad o na turaleza logismo es la 1"az61l de ser (le todo lo que es ve rdad e-
2 10 E l pensamiento de H egel JI'. Dialéctica del Ser 21 1

ro ; y la definición de lo a1»01u10 es en lo sucesivo el pue sto que im plica un c írculo vicioso: «La pr emisa
silogismo _. . T odo es W I silogismo» (Ene, § 18 1, R ). maj'or es correcta sólo porque la conclusión es co-
Las for mas del silog ismo son las relaciones inter- rrecta y en la me d ida en que lo es ; si, por casuali-
nas de las cosas. da d , Cayo no fuera mo r tal , la premisa ma yor no se,r ía
H egel orde na las figuras del silogismo, como lo hi zo cor recta» (11, p . 389), Por ta nto. no he aprend ido
r especto de l?s forma s del j uicio, en u n ord en j crar- nada con este razon am ien to.
qmco de creciente profun di dad del conocim iento. D is- 1•.1. jactancia de esta lóg ica csut en su car ácter Ior-
tingu e el silogismo de exist encia, el silogismo de re- ma l. Es solam en te en el mo virnl cnto del m undo obje-
flexión y el silogismo de necesid ad . tivo don de puede estu d iarse el movimiento rea l de
El s,ilogismo de existencia es el que concluye de una los conceptos. El inmenso mér ito d e H egel cons iste
c? sa singular a una generalidad por med io de lo par- en haberlo dem ostrad o. Es lo que hizo decir a Len in :
ticular, pero lo que para el entend im iento se descom - «H a br ía q ue volver a H egel para a nalizar paso a paso
pone en tres mo mentos : mayor , menor y concl us ión, cua lq uier lóg ica actual o teorí a del conoc imiento»
no con stituye más q ue uno para la razó n qu e vive y (Lcn¡n, Cahie rs jJJ¡il05oph iq flcs. p. 148).
se desarrolla en la s CO!iaS mi smas. «T odas las cosas se La debilidad formal del silogismo de reflexión no
:ed~c.en a un silogismo. a un general que se u ne a lo es menor q ue la del silogi smo de ex iste ncia .
indi vid ual a tra vés y po r interm ed io de IIn par ti cu- Se tr ata aquí de Inferir la realidad de una relación
lar » (Il. p. 364). o d e u na ley, pero, po r ejemplo, en la forma más u-
Ahora bi en, la lógica form al, q ue se atie ne a esta pica. de este silogi smo. el silog ismo de ind ucción , que
concepción del silogismo, está con denada a un for- es el de la ex periencia, si digo, por eje mplo: «Todos
mali smo vado y esté r il. <i La sabid urfa silog ística se los me tales son conductores de la electricidad, lu ego
ac:: arreó el desprecio q ue merece porque cst ñ despro- el cobre es con ductor» , al no ser nunca completa la ex-
VIsta de val or, Su vici o cons iste en q ue se at iene sim- periencia, la conclus ión no es nunca rigurosa. Si lo
plemente a la forma del silogismo ta l como ID conci- lucra, la enumeración de la prim era pre m isa estaría
be el entend imiento, para el cual las det erm inaciones concluida . El silogismo no temida entonces objeto,
del concepto son determ inaciones for males y abstrae- Si conside ro valedera la in d ucción , aun siendo la
ras» (n . p. 38 1). ex periencia incomp leta, sign ifica q ue me baso e n la
En efecto, c uando se toma el silogismo : ana logía. Pero e n ta l caso, observ a H egel, ello es lo
mi smo que decir q ue /(10 que es semejante a un objc-
T odos los hombres son mortales; lo en algunas caractertst ícas, le es seme jan te también
Cayo es un hombre, eu o tras» (11, p. 393). R azonar de esta manera : «La
l uego Cayo es mortal, Tierra ti ene habita ntes. La Luna es una ti erra. Lue-
~o la Luna t iene habi tan tes) , es introduci r en el
«( ~ o es p~sibl.e evitar el fastid io cua ndo se oye cnun- silogismo un contenido empíri co.
Ciar un Silogismo parecido». Es por comple to ocioso, Lo que p ermanece es el silogism o de in d ucción }'
2 12 f J [é nsamie nto de H egel 1V. Dialéctica del Ser 2 13

el silogismo de analogía. que formalm en te son o fal- uno s de los otros; pero en ta nto .q ue .s~n par a el ~en­
sos o inúti les, exp resan el movim iento q ue exige una sam ien to cen tros de relaciones in teligibles, consutu-
llamada al conten ido . )'en las pa rtes de un. todo. . . .
Este movimiento que conduce a lo formal a darse El retorno a la Unidad de la Idea pasa poi tres mo-
un conten ido se ex presa en el silogismo de nece sidad mentos : el del mecani smo, el del quimlsmo ~ el de
cuyo modelo es propo rcionado por el argum en to on- la finalidad, qLle definen las forma~ de re lac ión (~e
tol ógico, med iant e el cua l se opera el paso de la su b- los obj etos entre sí y de los ob jetos r especto al
jet ividad a la obj et ividad. sujeto. . . . .
Para una cosa fini ta no es posibl e in ferir de su El pri mer grado de l~ obj etiVidad es el del m: ca.
esen cia a su ex iste ncia, de la idea que se tiene de uis mo. La unión de lo diverso es mera mente ex ~enor.
ella a su realida d, Pero, dice H egel. no es lo mi smo H egel da esta profunda definición del m ec~l1I sm o :
para lo infin ito, pues no puede ser pen sad o sin ser. «E sto que consti tuye el carácter del me.caUlsmo, es
«(S~n Anselmo . ...declaró con justa razón q ue el ser decir, q ue cualqu ier relación que se \'en~que entre
cxrste no sólo subje tivamente. sino ta mb ién objetiva - los elementos vinculados les q ueda extm ,¡a , !al. q ue
men te» (Ene, § 193, R ). no conc ierne a su natura leza y. aun cuando esta vmcu-
I;a forma dada al ar gumento ontológico, la del si- la da con la apar iencia de un todo único, 110 queda
Jogismo forma l, se presta a tod as las cr ít icas. pero «la más q ue una composición, una mezcla, .n n am o~t.o­
idea más su blime de Descar tes ... , el concepto de na mie nto, etc . Como el m ecani smo mater~al ".ta mbi én
Dios, incl uye en sí su existe ncia) (11. p. 409 ). resiso el mecanismo esp ir itual cons iste en los ter rmnos que
te toda s las crí ticas y se convier te en evide ncia cua n- en el esp íritu están r elacionados. entre ellos. qt.t ~da
do. se renuncia a la abs tra cci ón de las ideas y a la ex trí nseco re cíp r ocamente Y ex tr ínseco el esp rr n u
finitud de las cosas : «el paso del con cep to de Dio s mismo) (JI , p . 4 17). . .
a su existencia no es más que una aj)licació n de la La forma más elem ental de la con tr adicción entre
mar cha lógica de la obj eti vación del conce pto» (11, la independencia y la d ependel1ci~ de los ohj e~os es
p ági na 4 2 1). el choque. La un idad de los obej tos que no, t ~ e n en
Lo q ue aq uí H egel llam a Di os es el ser en su to- otra relación entre sí q u e la del choque mccam co es
talidad con creta, la presencia de lo in fin ito en 10 fi- precar ia. ..... . ..l
nito, de la Idea en 10 rea l, la dialéctica. por la cual el Ca da cuerpo tr ansm ite el impulso que ha recrmo o
ser abstra cto se vuelve a la realidad total. única y de l exterior.
concreta d e la Idea. U na form a de unidad algo más rica surg e cuan do
un ob jeto arrastra a Íos demás en su moy.im ien to, pro-
porcionándolcs así u n centro. Las r elac iones de pre-
I:a obj etividad , por conten er en sí la su bjetividad. sión , de ch oq ue, de atracción, et c., lo mismo que las
nen e un carácter con trad ictorio: en ta nto qu e «da. de agregació n y de mezcla, concl uye n en tonces en
tos», los objetos son m últ iples e independient es los una unid ad más comple ta, en U I1 ord en , en una ley.
2 14 El pensamie nto de H egel IV. Dialéctica del Ser 2 15

El ejemp lo más característico es el del sistema solar, Esta antinomia es u na obra ficti cia del ent endimien-
cm~ .su cent ro, su orde n y su ley. to, que siempre opone y divide lo que en sí no hace
Sin embargo, en esLe estadio, ca da ele men to del más que uno. La acción recíproca ya proporcionó el
conjunto tie.ne su cent ro fu era de él y sigue siendo, medio p;lfa superar este falso ant agon ismo. ( El meca-
den~ro del slste~na al q ue pert enece, lo (Iue era fuera nismo manifi esta su tenden cia a la totalidad por el
de el. Las relacione s que le un en a los demá s son too hecho mismo de que b usca conce b ir la naturaleza
davía rela ciones mecln icas. com o un todo q ue, por su conce pto, no precisa de
La etapa siguiente es la de la «central idad concrc- nada más, como un a totalidad que no ti ene nada en
ta l), C I~ la (I" e cada element o ya no es independicn. co mú n con el fin y el entend imien to ex rra mundano
te ; e~lst c en él (:una ten dencia que lo arras tra hacia que ésta suponen (11, p. 1·17). De modo que la fina -
el obj eto determinad¿ qu e le es opuesto» (II pági. lidad, lejos de opon erse al mecan ismo, es la vcr?ad
nas 435-43G). ' del m ecanismo, la totalida d concreta a la que tr en-
La unión, en lo sucesivo, sera el fru to, no dc un de. «Ya en H egel--observaba E n gels-c-, la oposición
contacto aleator io, sino de una afinidad interior . Es en tr e causa ei íiciens y causa íinalis ha sido supr imi-
el mom ent o del quim ismo. da en la acción r ecíproca» (Engels, Diciectique de
.La ex terior idad re ci proca, con el q uimismo, co- la. natuTe, p. 259).
~llIenza a desaparecer, pero no es aún la verd adera oh. Es lo que H egel expresa al deci r q ue «la determi -
jc ti' -id?d qu: im ~l ica un? l~nidad más pr ofunda y ri ca nación exter ior se halla transformada en autodeter-
del ob jeto. El ob jeto quuru co no es aú n más quc un mínaci ón» (lI , p. 452).
11.lOmento abstracto de una totalidad qu e t iende a rea - Hasta Kant, en efecto, se opon ían sistemáticamente
Iizarse. La \'erd~de ra «razón d~ sen ) del obj eto no pue- una concepción ideali sta de la finali dad conc eb ida
de expre.sa~se smo por la finalidad o el objet ivo. como puramente exterior .' en la form a ingenua como
El q mrmsrnc nos conduce asl, por su propia cua- la concebían Bernardi n d e Saint-Pi erre o la metafísi-
lidad de incompleto, a la teleologí a. ca de ' VaH, y u na conce pción mecaníc ista q ue hada
El mecanismo y el q ui mismo no era n sino mam en. d e la finalidad una pura il usión subjetiva. Spinoza. y
tos de la finalidad, sub ordinados a ella . d espués de él los mater iali stas franceses del siglo ~V IlI.
Hegel pon e fin a la oposición metafísica en tre can- t uvi er on el mérito de b uscar en la naturaleza m isma
sali dad y finali dad. y no fu era de ella la explicación de la n atu raleza.
«La oposición en tr e causas eficientes }" causas fina- «La naturaleza no ti ene ningun a final idad p rcscri-
les descansa en un a d iferencia que, encarada en for o tao y todas las cau sas finales no son más q ue ficcion es
ma con creta, pl an tea el pro blema de saber si el mu n- de los hom bres», escribía Spinoza (~tica, J, «Apén-
do en su esencia absoluta debe ser considerado como dice»). Y, a propósito d e Dios, añ adía eso precisión :
un mecan ismo de I ~ ~atura leza cie.ga o como el pro. «Al no existir para ningun a finalidad, tampoco actú a.
dueto de un en te nd imiento determin ándose de acucr- p ues, para n ing una ; y, como su ex istencia. su acción
do a fines» (JI. p. 1·1 5). tam poco ti ene ni pr inci pio ni fin ; 10 q ue llamamos
21G El pe,uamienlo de Hegel I V. Dialéctica del Ser 2 17
cau sa final no es, por otra part e, nada m ás que el ape- H egel prof undizó la noción de finali~a d interna a l
tito humano en tanto que se lo considera como el me ditar sobre el significado del tra baje y la herra-
p ri nci p io o la causa primitiva de u na cosa» (Ética, m ien ta . «La herrami ent a ... es el me dio del deseo . ".
IV, «Prefacio»). En la herram ienta o en el campo cu ltivad o )" fer ti-
Cu alesqu iera que sean los méritos hi stó ri cos de esta lizado , poseo la posibil idad, el conten ido , en ta nto que
negación de la finali dad extern a, no es menus ci er to uni versal. Por ello la herramient a. el medio, es supe-
q ue una tal concepción om ite un esla bón esencia l : rior al objetivo d el deseo, que es m ás singular (Re,
en tre «el apetito human o u, el deseo y su re ali zación , se I, p. 198). En la Lógica, H egel vuelve a tomar esta
intercala el mom ento del trabajo q ue es el tipo de la misma idea de que el fin, puesto por el deseo, perma -
act ividad finalizada. ne ce indi vid ual, finito. mi entras que la herramienta,
Hegel reconoce a Kant el mér ito de habe r concebido debido a la un iversalida d quc le con fiere su carácter
una forma de finalidad q ue 110 es exte r ior , transccnd en - soci al y a las posibilidades ilim itadas que abre a la
te, )' q ue supera el dualismo del mecanismo )' de la sat isfacción e incl uso a la creación de nuevos deseos,
finalidad ex terna , de la necesidad)' de la libertad. la herrami en ta, como medio, es superior al fin, pues-
Mien tras que, en la Crit ica de la razón pura, no to q ue lleva en sí m isma esta posibilidad in finita de
dejó lugar alg uno a la fi na lidad y q ue, en la Critica suscitar nuevos fines.
ele la razón práctica, con su concepción d el hombre De esta ma nera hay r eciprocidad entre fines y me-
como fin, cavó una fosa infranqueable en tre el hom - di os: el fin enge ndr a los medios y los medi os suscitan
bre y la na turaleza-la na tu ral eza no era más q ue un nu evos fines.
med io inerte-c-, ab rió, en su Critica del juicio , una No se podría, pues, oponer ? i los fines a 105, "! c-
nueva vía. En primer lugar , cuando basa el j uicio dios, ni la final idad a la casua lidad . Lo cara ctensnco
esté tico en «la finalid ad sin fin », dan do así un ejem. de la finalidad es que la r epresentació n de lo obj etivo
plo concreto de la final idad interna ; luego. cu ando es anterior a la in iciación de l trab ajo y de los medios
define la ' vida orgánica como finalid ad int ern a. En para reali zar el fin . Esto no \'3 , en n ingún modo,
verdad, Kan t no da a este j ui cio teleológico un pun to contra la casualidad y el deter minismo, q ue son, por
de aplicación real : sigue siendo un ju icio «reg ul a- el contrario, momen tos subord inados; la actividad
do r » y cons idera como pertenecient e sólo a Dios un fina lizada del hombre no rom pe n i int errumpe la ca-
«entend imien to arq uetipo» para el cual lo un iversal dena de los determi nismos n i de las ser ies causales.
engendraría en sí mismo lo part icu lar y lo in d ivl- sino que los hace convergir hacia el fin persegui do.
d ua l, cesando lo in di vid ual de ser cont inge nt e res. La finalida d ex presa así la uni ón del hombre y la:
pecto de 10 un iversal. natural eza, unión a la cual la técnica y la in dustr ia
Kant daba ya una clara definición de la final idad fla n u na realidad concreta.
int ern a, al deci r q ue en el ser orgánico «todo C~ fi n La finali dad , dice Hegel en su le nguaje, es el paso
y re cíprocame n te todo es también medio lo u no para del su jeto al obj et o.
lo otro», Este paso nos cond uce al grado superior de la lógica
2 18 El pe nsamiento de Hegel I V. D ialéctica del Ser 2 19

del concepto, q ue es preci sam ente la unidad de la "creación eterna, vida eterna y cspritu eterno» (Ene,
sub jet ivida d y de la obje tividad : la Idea. ~ 214, R). Enci erra así y arrastr:) en las olas de S~ I
"do bril lante» todas las cosas finitas. ,,1_' 5 cosas fint-
tus son fin itas porque n o tienen to~ahnell te en ~í
Llegam os aq uí al fin q ue se ha bía prop uesto H egel: mismas la r ealidad de su concept o, Si no qn e n ecesr-
establecer la uni dad de la su bstancia y del suje to. La ta n para esto de otras» (Il , p. 47·"). . .
Idea no es un a especie de objetivo fina l, de más allá, Esta Id ea se desarrolla a tres niv eles di ferentes: ~l
al qu e siempre nos acercaríamos sin n u nca alcanzar. de la vida, el del conocim iento (que es a la vez tco-
lo ; la Idea es la realización del ser enriquecido con rico y práctico) y el de la Idea .absoluta. . .
todas las determinaciones que la d ialéctica del ser. de La vida, en el sentido orgá nico (y no esp iri tua l)
la esencia)' del conce pto le han aporta do. del tér mino es la expresión inm ediata de la Idea. La
La lógica de H egel nos enseñó a conce bir tod a COS a vida es la finali dad deven ida inter ior al obj eto. .
en ~ eve n ir. en "fas de form ación, a no ver en el peno El in dividuo viviente constit uye un todo r elativa-
sanu emo, la naturaleza o la hi storia. nada ya dado. m en te independiente de su med~o. Si ~sta indepen? en.-
sino ú nicamen te prod uctos, resultados. cia fuera ab soluta . sería la negaci ón nnsma de la vida :
La Idea es en cierta ma nera el balance de toda esta el ind ividuo viviente se halla en relación y e ~ con-
búsqueda qu e desemboca en la tota lidad concreta. «La flicto perm anent e con su med io, y esta cont racci ón es
Idea misma es la dial éctica» (Ene, § 2 14). el motor de su desarrollo.
Volvemos a encont rar en ella , supe rad os e integra . H egel define la vida por tres caracteres fundamen-
dos en una tota lidad vivient e, tod os los moment os ano tal es: totalidad. de veni r y autonomía.
teriores de la d ialéctica hegeliana : la nega t ividad, la E l proceso de la " ida está constitu.ido po~ estas Te-
acción recfproca , el movimi ento infin ito, la totalidad lac iones ent re el individu o y el med io amb ient e q ue
orgánica. progresi"amente asim ~la y s~ in corpora, e.dificann o
«La Idea pu ede conceb irse como razón .. . , como el así, a partir del me~l? amb~e~ re, sn prop.ra forma.
sujeto-obje to, como la un idad de lo ideal y lo real. de La totali dad del individ uo vrvrente no esta cerrada.
lo infinito y de lo finito, del al ma y del cu erp o; como está abierta a esa exterior idad con la cual lucha. «El I
la posibili dad q ue tiene en sí m isma su reali dad : vivien te es así por sí mismo este d.es ~ ~bl ami ento y
como aq uella cuya na turaleza sólo puede ser conce- ti ene el sent imien to de esta contradicci ón , qu e. cs. el I
bida como existencia, etc.. puesto que en ella todas las d olor ,.. Es un error pr etender qu e la contra dicci ón
~e1ac~ones del inte~ecto están con teni das; pero en su es inconcebi ble, puesto q~e es preci~me~te en el do- I
in fin ito retorno e Identidad consigo» (Ene. ~ 211), lor de lo vivien te que ll ene su exi stenc ia r eal» (11,
La verdad es el conjunt o de los aspectos del objeto
y. de sus relacio nes re cíprocas, Cada concepto esta
p. 49 1). . . . . 1','
Lo especi fi co es la verdad del in dividuo. el IIH 1\ t -
I
\'.m cul ado a tod os Jos demás, y su con junto no cons- :1
duo vivien te per tenece a la especie, Es .a ella la ~\l e I
nt uyc más qu e un solo concep to: la Id ea, qu e es d ebe su concepto. Sin embargo, la espen e no tiene l ea-
I
~20 El pensamien to de H egel 1V. Dialéctica del Ser 221
lidad sino como total idad de individuos en la totali- ladon es d e dep end enc ia reciproca entr e los elem en -
dad de su histor ia; se halla, pues, más all á de cada tos del ob jeto. y una constru cción del obj et o m ismo.
uno de ellos. Implica su muert e como u no de sus mo- Pero tan p ronto como el espír it u ha r econocido su
men tos. «I.•a inmed iatez de lo individ ual muere en la propio poder , aspi ra no tan sólo a some ters e al ob-
formació n .es~eci fica, y la muert e de esta vida equi - jeto, sino a q ue éste se le someta .
vale al nac~ m~c nto del esp íritu» (11, p. 496 ). Pasamos así del conocimiento a la voluntad, de la
El cono cmnen to, segun do gra do (después de la vida) idea de ln verd ad a la idea del Bien .
del de sarrollo de la Idea parece ser pri meramente La act itud prñcrica in vierte la actitud teórica : el
simple r ecep tivida d, pasividad , frente a un mundo que sujet o se impone ahora al o bj eto q ue somete para sus
le ha bría sido da (10. pro pios fines.
En u n prim er momento es cono cimien to analítico Hegel iro niza sobre la oposición q u ijotesca ent re el
q ue ~ e c.jcr ce sohre el objeto pa ra extraer de él de. mundo puro de la sub jet ividad y el de la ob jetividad,
ternn nacíon o, abstra ctas . Cada con cept o ela borado así «r ein o cerrado de las tinieblas» (I1, p. 554). Y señala
tomado a isladamente, permanece abst racto }' subje ti : que el conocimien to y la a cción se encuen tra n en
\ '0 . Solame nte cuando los con cep tos se vinculan los pr esencia d e una rea lidad objetiva, in dependi ente
un~s a los otros y for man un todo recompon iendo el de la s fa ntasías subj etivas de cada uno. No ha y ac-
objeto, se cont rola n m utuam ent e y toman un carácter ción sin conocimien to ; n i conocimiento sin acción .
obje tivo y concreto. ( La Id ea absol uta r epr esenta . .. la identida d de la
Esta recomposici?n es el conoci mien to sint ético qu e Idea prá ctica y de la idea te órica, de la cual es toda-
restab lece las rel acion es reales, vivientes, e ntre los ob. vía u n ilateral» (I1, p. 555).
jetos. La ident idad concreta q ue es un idad de la iden- Al final de la Lógica. H egel q uiere conduci rn os a
tidad y de la d iferencia se expresa primero en la de - no h acer sino uno con el act o creador de un mundo
finición que im pl ic~ la " diferencia especifica», pero en vías de form ación.
q ue perman ece con u ngenre en tanto q ue ell a 110 de s- «La Idea ah scluta es el único ob jeto y el ún ico
cubra los car act ere s d íst ln t ívcs y fun dame ntales de lo con te n ido de la Iilosoña» (ll, p. 5(9), porqu e es la
que de fine. totalidad de lo real conceb ido como el producto de
Cuando lo logra, p uede con stitu ir una verdad era una libertad que se da a sí misma u n cont en ido de-
clasificación basada en la jerarq uí a rea l de los rarac- te rm inado.
te rcs específicos. Pa ra compren der esta conc epción filosófica del mun-
C lasificaciones semeja ntes n o son or denacion es có- do, podem os re currir a analogías: las del ar te y de la
modas, sino que están obj et ivam ente basada s en la na - religión . H egel nos invita a ello r ecordando q ue «la
t ~l ra leza de las cosas)' pe rmiten la constitu ció n de u n filosofía tien e el mi smo objeto y persi gu e el m ismo
sistema, fin q ue el arte y la r eligi ón» (lI , p . 560). Este acto
El último grado de este conoc im ien to sistemá tico es cre a dor, inmanente a todos los seres, y que vivimos en
el teorema q ue implica de mostración , al esta blecer re- la I dea absoluta, es semeja nte a la génes is de una
222 n pensamiento de H egel I V. Dialéctica del Ser 223

obra de arte ; en la creación esté tica la libert ad tam - rcgorfa de la tota lidad, fin al y viviente, por la ide a
bi én se da a sí misma su materi a }' su conten ido y de organismo. La contradicción sólo tiene sentido m-
esta li bertad creadora se ident ifica con la n ecesidad bre esta base de u nidad, de u nidad orgánica ; ella es
int erna de la obra creada . lo q ue se op on e a sí : limitaci ón . de ter minación, csci-
La religión p roporciona igu almente, en el pla no de sión, 10 finito en r elación a lo in finit o q ue lo contien e
la re presentación y del m ito, una imagen de la géne- y le da la vida , incl uso cuan do se n iegu en m u tua men te
sis d ialéctica del m und o en sus momen tos más pl enos e incluso a causa de esta negación .
de significaci ón: el suj eto li bre y cr ead or d e la filo- Pe nsar la contr ad icción en el interior de la totali -
sofía hegeli an a no es el sujeto indi vidual del ind ivi- dad vivien te, infini ta, es el últim o té rm ino de la Ló-
d ualismo su bjetivo ; es, en la perspectiva del ideali s- gica, la unión prof un da de lo inmedi ato y de la med ia-
mo obj eti vo o del ideal ismo ab sol uto, u n sujeto u ni - ci ón en la Idea. e n el conocimien to propiamente d ia-
versal, semejante al Di os creador de los ciclos y de léctico. el q ue ba sa en un todo el en tendimi en to in-
la tierra de la rel igión . Su creación es u na ali enació n tui tivo q ue Kant atri buía ú nicamente a D ios }' el
a part ir de sí mismo, una caída en lo múlti ple. 10 entend imien to d iscursivo q ue cons ideraba ú n icamente
sensible in media to )' lo material. El deveni r de esta accesi ble al hombre.
creación. el ciclo del nacimi ento, de la muerte y de D entro de esta totali dad del conce pto, de lo u n íver-
la resurrecc ión que la constit uye encu entra su expre~ sal concreto. la di versidad ex teri or se convier te en opo-
sión simból ica en el d ram a de la R edenci ón, q ue es sición intern a; desde el pu nto de vista de lo absolu to,
el del nacimiento y la m uerte de Di os : el ret orno al lllle no puede pla ntear lo finito más que oponiéndose
todo ú nicamen te se realiza a través de la m uer te de ól si mi smo, la alt er idad (ex terna) )' la contrad icción
Cr isto, la m uerte de Di os, 'l ile es nacim iento del es- (inter na) no form an más que uuo. No es m.ia que
píritu . El Lagos de la Lógica es la trad ucción conc ep- un a sola y m isma ex presión de lo fin ito q u e se supri-
tu al de este drama divino. me a sí mi smo para de venir ot ro y testimon iar , me -
Pero esta do ble analogía. esté tica y reli giosa, no nos d ian te su propia supresión y su m uer te, la presencia
ayuda a com pren der má s q ue la for ma especu la tiva rea l, en él, de lo infin ito.
del sistema hegel iano. El paso, q ue alg unos com entaristas han consider ado
Si nos atu viéramos a ello dej ar íamos escapa r el alma pa radójico, entre la idea de lo otro y la idea de
viva del mét od o hegeliano. negación , es sólo concebi ble dentro de la unida d 0 1'-
En vano se han b usca do, sobre todo desde el prin- g;ínica, viviente, de lo absolu to. Es un asp ecto de la
cip io de este siglo, fallos en la concepci ón hegeliana un idad di aléctica de lo finito y lo infini to.
de la contrad icción. Siemp re q ue se plantea este pro- Una cosa a islada , por el hecho m ismo de su fin itud ,
blema al nivel en q ue realment e se pl antea , es decir, es incom plet a y con trad ictor ia , puesto q ue no lleva
en el del concepto, la cont ra d icción hegeli a na no con - en sí n i su realidad n i su senti do. T oda realidad con -
tiene ni am big üedad ni inconsecuenci a. ti ngen te no es más q ue un testigo, u na figuración de
T oda la lógi ca del con cep to está ordenada por la ca- tn absoluto del q ue es la negación }' del que im pli ca ,
221 El pe1l5amieuto tic H egel I J'. D ialéctica (Iel Ser 225

por ello m ismo, la realidad r la presen cia. El mé todo mue r ta, pues clla se engendra y se desarrolla como un
di aléctico consiste en abarcar el movimiento de cada organ ism o vivien te .
cosa.finita que. por su mismo carácter incomp leto, no} La ley riel desarrollo de esta tota lidad concr~ ta . es
r~m lte 3 . ot~a cosa y a su con tra r io : el todo q ue sig la contrad icción. «El pensami ento de la co ntrad.1C~I ón
n ifica e In di ca. Todo ser fin ito «se ñala más all á de ,1 ('~ el mom ento esen cial del conce pto . .. La negatlndad
ll~ismm) (Ene, § 205, R ), La con tradicción es el ca. ronslderada con stituye ahora el punto de T.e pliegue del
racte r q lI C torna toda r elaci ón en la unidad armó nica mo vim ien to del concepto. Es el pun to stm plc d~ la
del todo. vcíerencía negativa a .1/ mismo, la ~ue~te m~s .ínuma
Bajo la apa r ienc ia mí stica que voluntariamente dio d e toda actividad . de todo automOVl'm lento vi vient e y
a su ob ra e incluso a su Lógica (por ra zones que se esp ir itual, el alma dialéctica qu e ti~ne todo lo ver-
deben a la na~uralez;l ? el pro blema q ue p lanteaba), dadero en sí mis mo, y por cuyo medi e ella solament e
H egel descubri ó un m étodo cuyo valor y fecundidad ( ' S la ún ica verdad » {l I, p. 573). ., .
qued aron demostrados po r un siglo y medio dc cien. El desdoblam icnto de lo uno opon i éndose a sí 1l1lS'
cia y d e p rácti ca. 111 0 al enge ndrar su contrario, «ese concep to a la vez
. La L ógica de H egel expre sa la más alta exigen. sin té tico y analítico del jui cio, ~n virtud del. cual 10
c~a de ~a razón, es decir, hacer transparente a la ra- ge nera l inicial se de fine a sí IIllsm.o como ~Ie~d~ el
zon. e íncluso consubstancial a ella m isma, la reali- otra de sí mismo, pued e denom marse d t al~c tlCa ll
dad entera de la na tu ra leza y de la his toria, N unca (lI , p. 567). El camino es analít.ico en e.l sent ido de
el ra cionalis mo fu e más a udaz ni más conqu istador. (Iue en n ingún mom ento ha~e I~ t ervem r a lg~ exte-
N unca, tampoco, concibió la razón de forma tan rior a él para progr esa r ; es sin t ético en el sent ido de
cO:llpleja , ta n ne,xi,ble, tan viva. Éste es cl segundo gran que en cada e tapa existe la a par i ~ió n de algo 7l tl e~o .
n~er ~to de la Lógica de H egel. Hizo p en etrar el mo- «Conser var lo positivo en su negativo, en el conten ido
vrrmen to y. la vida en el concepto que las lógicas y de la pr esuposición. en el r esul tado, e~to es la tarea
las m eta flsicas habían esclcrotlzado, fosilizado, vacia- de más impor tan cia en el conocer racion al» (11, pá-
do de sus substan::ias, hasta volverlo incapaz de com- gina 57 1). ' .. ,
p: endcr e l develll~ ~cl mundo. el crec imi ento orgá- En la perspecti va idealista de H egel, esta pOSlb lh.da d,
!lICO dc los seres vrvrentes, la d ialéct ica intern a de la para el su jeto, de en uncia r otro ~ iferen te a .sí muro?
hi stor ia. En su grandiosa tentativa de reconstruir con- en su desarrollo dia léct ico, pcr nnte concebir cl uru-
cep tualmente el mundo en una {mica Lógica, H egel verso como obra de una subjetividad, conceb ir Jo ab-
expreso en el concept o los ra sgos fundamcn tales de soluto no sólo como substancia. sino como su jeto. Ahi
la natu ral eza y la h istori a cn su desarrollo; el vín culo comie nza el misticismo : La Idea se conv ierte en «el
de ,todo co~ todo, vf~~ lo an imado no de pasividad conocimie nto d ivino de la natural eza» (11, p. 58j).
r~cl proca , s ~ no de aCCIOn recíproca, en el cual se r ea- Sin embargo. ninguna form a de pen sami en to más
liza la totalidad concreta del un iverso. q ue la dialéctica excl uye tan radical me~t: toda t.rans-
Esta tota lidad misma no es una to ral izaci ón final y cendencia d ivina ; todo en ella está mediatizado, VIllC U·
LV. Dialécti ca del Ser 227
226 El pensami ento de H egel

lado por tra nsiciones. Implica la in man encia más como h istori a y del espír itu , como un todo único, completa-
pleta, u n monismo ra dical. El movimiento que la lleva mente imbu ido por la razón y desarrollándose como
de lo más abstracto a lo más concreto no pod ría irn- un organismo vivo y ú n ico. •
plicar r up tu ra ni ent re el mundo y Dios, ni en tre Todo el sistema de H egel. tanto su: fil~sof~a de
el esp íritu y la naturaleza. N ingú n dualismo es dia- la natu rale za, como su filosofía de la hls~ona . ru ten-
l écti cam en re conceb ible. Los térm inos an tagónicos rar á coloca r al h ombre en el lu gar de DIOS.
sólo pueden ser pensado s el UI10 en r elación con el
otro : destrucció n y creació n, muer te y vida, esp íritu
y natur a leza, hombre y Dios, desd icha y alegría. se
hallan indisolublement e unidos y no constituyen más
q ue un solo m undo.
Por ello incluso la inversión especulativa e idea-
lista del ord en verdadero de la explicación ci en tífi ca
de la lógica de H egel no puede ocultar la impor tancia
decisiva de esta obra en la hi storia del pe nsa miento
moderno. Leni n r end ía a esta ob ra el mis br ill ante
homenaje al situarla como el pri mero de los tres gra n-
des mom entos de la génes is del pensami ento cien tífico
modern o, que se a nt icipa ba en la aplicació n d el mé-
todo a la histori a, con el ma rxismo, y a la n atu raleza ,
con el tra nsfor mismo. «La idea del movimiento y de l
cambio universal (1813) f ue presentida antes de su
ap licación a la vida y a la socie dad . Fue proclamada
para la socied ad (1847) antes de ser demo strada e n su
aplicación al hombre ( 1859))) (Lcni n, Cahlers ph ilo-
soph iqu es, p. 117).
Lenin ordena de esta manera la h istor ia cientí fica
de l siglo XIX :

]8 13, La L ógica de Hegel.


1847, El M an íííesto de Marx y Engels.
1859, El origen de las especies de Darwi n .

H egel fonnuló, en efecto. el gigantesco programa de


presentar el universo entero de la naturaleza, de la
C A P ÍT U L O v
EL II U MA ;\I ISMO ll E H EG E L

Para H egel, la natural eza no se desarrolla en el t icm-


po. «La naturaleza es como ella es, sus ca m bios no son,
por consigu ien te, mis q ue repet iciones y Sil movimien-
to es circula r» (H 1'J¡ , p . 14).
El espíritu pued e definirse, por oposición, corno lu
q ue tiene una hi stor ia. «La historia un iversal es ,.. la
cxterioriz..aci ón del espíritu en el liemfJo. como la Idea,
e n tanto que na tural eza, se ex terioriza en el espacio
(PI. /1 , p. 7 1).
El espír itu es esencialmen te el acto de crearse a sí
m ismo )' d e man ifestarse. ((S U ser es su ac to » (H !'J¡ ,
p .4 1).
De ello se despren de. en H egel, una con cepción ori-
g inal de la hi stori a como resultado de la acción y del
trabajo.
La h istor ia es, para él, el resu lt ado del trabajo de
los hom bres, de los hom bres q ue se crean a si mismos
median te su trabajo, La historia no e s la ob ra de al-
gunos individ uos, héroes. grandes hom bres o gen ios
soli tarios, sino del tr abajo de los pueblos.
Ésta es una idea a la que H egel acude con stante-
mente : la de esta lenta cre ación de l hombre por la
labor acumulada de los pueblos. Con tra todo indivi-
d ualismo vanidoso, H egel recu erd a incansablemente
que todas las mani festaciones del esp íritu . incl uso las
más elevadas, la mi sma razón, no son má s qne la flo-
ración actual de un a obra varias veces milenaria . «El
tesoro de razón consciente de si misma qu e nos per-
tenece, que pe rtenece a la época con temporánea, no se
produjo dc form a Inmedi ata, no surgió del su elo del
229
230 El pensam íent a de H egel v. H umanismo de H egel 231

ticmpoyrcscnte, sino q ue es para él esencialmente un a Icras de la vida social (el de recho, el Estado , la rel i-
herencia, más exactamen te el resultado del trabajo y, gión. etc.) se prese ntan al individuo como r ealidades o
en verd ad. del tra bajo de todas las generaciones a nte- fuerzas exteriores, ex trañas, alienadas.
r iores del gé nero h um an o» (H Ph, p. 20). El análisis económico de H egel era a ún demasiado
De ~a estética a la histor ia de la filosofía, H egel se tosco para pod er seguir todas las mediaciones que per-
halla siempre muy aten to a este arra igam ien to de todas mi ten pasar de los fines individ uales a la res ulta n te
las creaciones del espíritu en u n pueblo, en un cierto social a lienada, pero e ntrev ió este paso. si bi en le d io
grado de civili zaci ón: y este princip io m etodológico un nombre m ixt ificador. el de «astuc ia de la razó n »,
conserva hoy toda su actualidad cuando tal o cual q ue corr esponde por otra parte a la interpretación q ue
h istor iador del arte o de la filosofía presenta una obra él daba de ese fenómeno desde el punto de vista de
fuer~ d.e su condi cionamiento hi stóri co y social. como su idealismo objetivo : «el ar tesano intern o de la his-
surgmuen to de un «espíritu» intempo ral. 10 cual no tor ia un iversal, la Idea eterna y a bsoluta q ue se r ea-
es u m camen te un método (o más b ien una ausencia li za en la humanidad » (E , 111. 11, p. 117), se sirve
de método) premarx ista, sino incluso prehcgeliano. sin qu e ellos lo sepan (Jo que constituye la «astu -
.El método hegeliano, en h istoria de la filosofía. per- ci a») de los in dividuos y de los pueblos para alcanzar
mue separa r a !a vez las concepciones mecan icista, qu e sus fines.
reducen cada siste ma a una r esul tante de las condicio- El prob lema del papel de los in divid uos, de los
nes en qu e nació, y las concepc iones antihistóricas q ue «grandes homb res» en el curso de la historia es plan-
hace n del filósofo una especie de d ios o ge n io arbitrari o teado por Hegel de forma notable. No son ellos los
que crea ex nihilo su sistema. q ue ( hacen» la h istor ia o qui enes ti enen el poder de
H egel 'pe rci~ i ó que este trabajo de los pueb los era camb iar arb itrar iament e su curso; sólo son «grandes»
un t~baJo «alienado» , pues cada individuo cree per- en la medi da en que responden a las necesidades de
segu ir sus prop ios obje tivos, y el res ultado final del su tiem po. en el que se identifican con la necesidad
C?ojunto de sus acciones es un a obra q ue ni ng.. .m ind i- h istóri ca. «Los individuos son gra ndes y eminen tes
viduo había n i deseado n i previsto. cua ndo su individualidad se muestra a 13 alt ura del
H egel no nos reveló la fuen te de esta al ien ación no o bj etivo genera l. implicado en el concepto intern o de
vio q ue provenía del hecho de q ue en un rég imen' ba- la situación ex istente ; se r evelan malos y p erjudiciales
sado .e n la 'pr~p!edad privada de los medi os de pro. cuando. e n Jugar de lucha r para real izar las asp ira cio-
d ucci én el individuo no part icipa en el trabajo socia l n es y sat isfacer las necesidades de Sil t iempo, se apar-
~ ,h que por interme dio del mercado, en el cua l se ta n de ellas para no hace r valer más q ue su ind ividua-
Int ercamb ian los prod uctos del tra bajo, ya ali enado , lidad» (E, 111, 11, p. 117).
de cada uno. Pero consta tó el hec ho fundamen tal : en Au n cuando la obra de estos «grandes hombres» se
todo régime n dond e r~ il1a esa propiedad privada (H e- ha lla en oposición con las inst it uciones y las opiniones
gel estima que este remo se ha hecho uni versal desde {te su época, exp resan u na necesi dad profunda : la de
el Im peri o r omano hasta n uest ros días) tod as las es- la superación r evoluciona ri a de un or den caduco.
232 El pensamiento de H egel V. H u ma nism o de H egel 233

El proble ma está bi en planteado, pero la solución l'or ejemplo, «la Reform a sur gió de la corrupción
es, ~odav ía. la del i?calismo subjet ivo, que da por expli. de la Iglesia. La corrupción de la Iglesia no t iene
cación Jo q ue precisamen te debe explicarse ; el sen tirlo n ada de contingente. no es sola me n te abuso d e vio -
de la h istori a esut hiposta siado en «Idea absolu ta». Ien cla y de autoridad» (Ph H , p. 371). Si no se ve
Es una forma de expresar la idea pro funda d e que en ello m ás q u e un abuso accid ental , dic e Hegel,
el hom br e, por g rande que sea, de scub re su vocaci ón se cstá buscan do ocultar el fondo de las cosas : bas -
personal y sus fines en las ex igencias p ropi as de su tará supr im ir el abuso y se man tendrá en lo esencial
p ueb lo y de su t iem po y q ue estas exigencias pued en el orden an tiguo. Ahora bien , no se salva u n orden
co mpr ender la lucha contra el orden esta blecido la su- corrompido y q ue necesariamente en gen dra la ~orru~ ·
peración de sus contradicciones intern as y la in ; ta ura. ci ón corrigiendo algunos ab usos. Es u n cam b io rnd i-
ció n de un orden nuevo, que no es el fruto de una callo que es necesario r ealizar. y no al gunas reforma s
crca~ión arbitraria o ut ópica del espír it u . sino la ex- ex teriores.
presión de una superación necesaria. ex igida por las La dial éctica ti ene aq uí una significación proíu n-
contra diccio nes objetivas propias de cu alqu ier ma men. d am entc revolu cionaria. Y es notable qu e H egel . in-
to de la h istoria. cluso cua ndo se volverá conservador r buen ser vid or
d el o rden pr usiano. sostend rá hasta el fin la legi ti-
m idad hist órica de la R evolución Francesa. En el tri-
Esta idea de la cont rad icción, de la lucha in heren te al bunal de la dialécti ca, todo, por durable que pueda
desarrollo , es el segu ndo gran te ma de la filosofía de pa recer, está cond enado a desapar ecer . .
la histor ia d e H egel. A diferencia de sus an tecesore s. La negación y el mal son momentos neccsanos del
y en esp ecial de los enci clop ed istas franceses del si- p rogrcso. H egel d i s ti n gu ~ la roo luoótl bioló.f{ica. en
glo XVIII, que concebían a menudo el progreso como la que «u na simple esencia pr oduce por ~f n~ lSln a sus
una evo.l u ció~ lineal. H egel con sidera el progreso e n di fere ncia s» y en la q ue «nada puede mnuscurrse en tre
for ma di al éctica, con sus contradiccio nes, SIlS cr isis, sus el concepto y Sil r ealización », y la historia huma na .
lu chas, sus r evolu cion es. en la q ue «el espír itu se opone a sí mismo en sí; e,
Ya en su Lógica, H egel h abía destacado el a bsurdo, para sí m ismo el verdadero obstáculo hostil que debe
el carácter tau tológico de u na pret endida exp licació n vencer ; . .. la evoluci ón n o es simple nacim iento, sin
m:ram en tc ct~a~lt ita t iva y mecánica ; no se podía ex- pena y sin lu cha, como el de la ,:ida o rg:í.~ica. ~i n o el
plicar la apa r ici ón de lo nueve red ucie ndo toda la r i- tra bajo duro y al q ue uno m ismo esta obligado »
qu e7.a de l deven ir a un mosaico de elem en tos id én tl- (Ph H , p. 58).
cos y procediendo a una simpl e acum ulación de esos H egel par ece haber medi tad o profundam ent e la te-
el eme ntos H egel mostró q ue la con tinuidad del cam- sis desarrollada por j ean -j acques R ousseau sobre el
bio conducía n ecesari ament e a saltos cuali tat ivos. que pa'iO del estado prim itivo a la desigualdad enge,?d rada
la contradicció n era el alm a del movimiento ; y lo de- por los prime ros progresos hu manos. En su !>lSc fl rso
mo st r ó en su f il osofía de la histor ia. sob re el origen j' los [undam en tcs de rl1 de.ugllaldad
231 El pensamiento de H egel V. H uman ismo de H egel 235

de los ho"! bres, R ousscau escri be: «T odos los progre- 11egel no considera únicamen te la hi storia como el
sos posteriores fueron en aparien cia otros tantos pasos res ultado del tra bajo de los hombres y como un progre.
ha c~a el perfecciona mien to del ind ivid uo y. en efecto. so di aléctico. contradictori o; dedu ce un tercer ca-
llan a la decr epitud de la especie o •• Para el poeta . es rácter fun da mental de la histor ia ; producto del tra-
el oro y la plata , pero para el filósofo, son el hierro ba jo y de la lucha. es necesa r ia mente una, como la ac-
y el trigo los q ue civilizaron a los hombres y perdi ero n tividad que la engendra. . .
al género humano». Cu an do estudia Ias diversas formas d e la con scrcn cra
El probl ema estaba así muy b ien planteado. La or- social : arte. rel igión. filosofía , H egel destaca const an-
gan ización social}' la división del trabajo ti enen desde tc me utc su acción r ecíproca.
el principio consecue ncias con tradictorias : acrecientan «H ay que atenerse firmem ente a la idea de que no
el. poder del hombre sobre la naturaleza pero tam o existe más que un solo espíritu, un solo princip io, que
b i én el pod.er d.el hombre sobre el hombre ; por ejem- se ex presa en el estado político. así como se manifiesta
plo, la insti tuci ón de la esclavit ud permitió un gran en la rel igión , el arte, la moralidad. las costumbres
progreso en el au men to de la pro ductividad del tr ab a. sociales. el com ercio y la in dustri a, de man era que
J ~, y. con ello. en, el desarrollo esp ir itual de la huma- esas forma s diversas no son más que las ramas de un
~l~ad. H egel lo n o per~ectamente, por lo me nos en su solo tr onco. Ésta es la idea principa l» (El Ph, p. 13 l).
ulti mo aspec to, en su dialéctica del señor v del slervo ÉSte es un método de análisis que aplica al ar te, a
en la q ue muestra cómo el na cimiento de l~s relacion es la re lig ión y a la filosofía . Da a este métod? una bas.e
de l señor pa ra con el siervo constitu ye un punto crítico, idealista : en principio se n iega a jerarqui za r los d i-
un m.omento decis ivo y a la vez un progreso en el versos «momentos» de una h istori a ú nica , q ue es la
manejo de las cosas y en la a utoconscicncía, del espír it u : « No hay q ue imaginar q ue la política ,
El progreso, a causa de este carácter contradictorio las constituciones , las religiones. etc., sean la raíz
no excluye de ningún modo la posibilidad «de aparen: o la causa de la filosofía o que, a la inversa, ésta sea
les retroces.os, de épocas de ba r-har-ien (H PIl . p. 64). la razón de las otras» (H Ph , p. 13·1). H ay una sola
La conclusi ón de est.e progreso. la liber tad. sólo p ve- idea así como en el individ uo vivien te hay una sola
de alcanzarse a través del desgarra mi ento. el dolor y vida: «u n solo pulso lat e en todos los miembros»
el combate. uu«.. p. 38).
A pesar de esta afir mació n ge nera l q ue se dc~~rende
Si, me ent rego por completo a este pens am iento de su concepción fun damental. en cada an álisis p ar·
que es la decisi ón suprema de la sabidur ía: t icular H egel no se con tent a con esta blecer correspon ·
sólo m erece la libertad y la vida d enc ias, correlaciones esrr íctamente recíprocas entre
qu ien cada día debe conquistarlas. los d iferentes mome ntos de una formación social.
Por ejem plo, cuan d o explica por qué las pr ime ras
(Ooethe, Fausto, n .) grandes civiliza cione s y los gr andes imp eri os se for -
maron en las llanuras al uviales, alrededor de los gran·
¡I
El ircnsamiento de H egel 237
de s ríos como el I ndo )' el Ganges. el Tig ris )' el Éufra .
I ". H Ulllalli,,, llo de H egel

ello más que una simple r eciprocidad ; ¿no es acaso


I
tes, el Nilo, establece muy bien las rela ciones de de. la pregu n ta lo q ue or igina la res puesta)' q ue, por
pen dencia en tre las ex igenci as econó micas r técnicas cons igu iente. le es anter ior ta nto h istór ica COIll O lógi-
y !a s estructuras pol íticas : «La ag ricul tur a, q ue do" camente?
nu na aquí como pri ncipio primero de la subsistenc ia H egel ex trae de su an á lisis una notable cou sccucn -
de los ind ivid uos. debe consid era r la reg ular idad de cia : «Pue de n com pren derse las filosofías de Pla tón .
las estaci ones, de las ocupaciones reg uladas según ésta ; Ar istóteles. pero no bri nda n respu estas a las preguntas
es el com ienzo de la prop iedad territor ial), d e las con - que 710 S0tl"OS les hacemos; sus necesidad es eran otras»
d iciones jur íd ica s q ue se relacionan con ella. e .. decir. (1-1 Pb, p. J 30). Y se burla de los que «invi ta n a la
las bases y fund amentos del Estado q ue se ha ce posi- época más mod erna a regresar a la posición d ~ una
ble s610 bajo estas condi cion es» W h H . p. 85). filosofía antigua --en espec ial cu ando se re com ienda
~J edi a llt e logra das infideli da des a su for ma funda- la filosofía plat ónica como me d io de salvació n para
mental de p ensami en to, el ideali smo objet ivo, H egel resolver toda s las complicaci ones del período alguien-
jerarqu iza así constantemente, en sus análisis de h isto- te» (l bid., p. 72), •
ria del arte, d e la r eligión o de la filosofía. lo q ue ~f alX La concepción de la histor ia de H egel no es solo
llamará más ta rde la «estr uc tura u y la «superes uuc- muy superior a las doctrinas b asad as en el id ealismo
tu ra ». su b jet ivo que con ceden u n lugar de smesurad o a los
. :\fás adela n te verem os, a propó sito de la est ética , individuos. sino q ue ta m bién es superio r a las con cep-
como H egel, en cad a etapa del desarrollo de la historia ciones de los material istas fr anceses del siglo XVIH
del art e, plantea esta cuest ión: ¿C uál debe ser el es. que, mater ialistas en su co ncepción de la natu raleza.
la do ge nera l del mundo para que se haga posibl e ta l era n ide alistas en su conce pción de la histori a , }" ad e-
o cual forma de arte? m ás m ecani cistas. ponien do en UIl m ismo pla no con -
H egel plantea el mismo problema para las formas tin gencia y necesidad .
de la conscien cia r eli giosa. Ateni éndon os a la religión
cr istia na , su braya, a pa rtir de las con d iciones de la
decaden cia romana, la nec esidad de su aparición : «Co- El pro fundo sentido histór ico. q ue es uno de los ras-
mi en za por la escisión absolu ta, )' esa necesidad sólo gos más sor prenden tes del gen io de H egel, no le con-
aparece cna nc lo la consciencia está dividi da» (ph R , dujo en n ingún modo al relativismo. .
1, 27), Las r el igiones a nt er iores no pod ían r espond er D esde la «In trod ucción» a sus L eCCIOnes sobre la
a es ta nueva necesidad . iilosoiía de la H istoria, H egel proclama solemnemen te
Cada filosofía grandiosa)' verdadera con st itu ye, dice que «la h istor ia universal es raci onal ». Siempre que
H egel, una respuesta a las necesidades de una época. d ictab a Sil curso de h istor ia de la filosofía , recordaba
T oma constantement e esta imagen de la s preguntas q ue esta h istoria «no es una colección de opin ion~s
plan teadas por una epoca y de las resp uestas ap ort adas cu ale sq u iera ». sino «una suma que progresa or gánl-
por las diversas filosofías , y pa rece d if ícil no ver en cnmentc, un en cade namie nto r aciona l; sólo por ello
238 El pensamien to de H egel V. H umanismo de H egel 239

la hi stor ia adq uiere la dign idad de una ciencia» de proyectar en la na turaleza o en la hi storia un es-
(li P h,.pp, .16.1 9, 82 y 115). quema a priori de la d ialéctica y de encuadrar los
La. h l s~ona obedece a leyes. Sigue un desarrollo ne. IU'd IOS, por las buenas o por las malas, en ese lecho
~esa n~. 1 1 ~ll e 1l~1 sen tido. Estas tesis, principi o de tod. tle Procusto, sino q ue, por el contrario, se trata ~e
~ll~'cStlgaClón histórica. seria, se hall an , en H egel, ello dedu cir las leyes de la dialéctica de la experiencia
J?sam cllt c comprometidas por la int erp re tación idea 1 icnu fíca y de la exper ienci a hi stóri ca. En esto con-
lista }' dogmá tica que da de ella. . i~ te la «inversión » de la di alécti ca hegeli ana hecha
El i~ea! isn~o hegelian o se expresa en la hi storia poi pur M arx : la dialéctica no sirve para demostrar sino
u.na asimilaci ón completa de lo histórico v de lo Ió pa ra descubrir. . .
grco". Se h~ Ini ciado sobre este punto. sin embargo. Pero ello no es así en H egel. para el qu e la l ógica
lI n ~ 1Jl \'Csllga clón muy fecunda : admitir que la his. )' la hi stor ia no son más que el desarrollo de la Idea
lona es una ciencia, que obed ece a leyes, qu e expresa Absolu ta.
en ella, a tra vés de la continge ncia de los acon tecim ien. Sus maravillosos d escubrimientos sobre las r elacio-
t~. u~a l1:cesidad profunda, conduce a descu bri r su nes de la l ógi ca y de la hi storia, en la perspectiva de
dial éctica intern a, su lógi ca. m idealismo objetivo, adqu ieren así un carácter es-
S ~ ha comparado a menudo el primer li bro de El pcculat ivo. «Sostengo qu e la sucesión d e los sistemas.de
capital de Marx a la L ógica de H egel. cuya estruc- la filosof ía es en hi storia lo mismo que la sucesión
tura . en efecto. reproduce. Lenin des tacó muy adecua. de las det erminaciones de la Idea en su derivación
damente q ue era difícil penetrar tota lm ente en esta l ógica. Sostengo que si se despoja los conceptos fun da-
obra de ~rarx ~in estar familiarizado con la Lógica me nt ales de los sistemas apar ecidos en la hi stori a de
de H.egel: precrsamenre porque Marx supo vincular la fi losofía de lo que concierne verda deramente a su
«la h istoria del cap italismo y el análisis de los con . forma exterior , a su aplicación a lo pa rticular, se ob-
ccp ros 9ue r esumen esta hi stor ial) (Len in, Cah íers phi. tie nen los diversos grados de la de terminación misma
losoplilques~ p; 20 1). Por otra parte. es lo q ue el mis- de la Idea en su noción lógica. Inversamente, la su-
mo Marx explica en su I ntroducción a la crítica de la cesión lógica en sí. m isma dará en sus momentos prin-
econom ía po/ltica : «La marcha d el pensamiento abs. cip ales la sucesión de los fenó menos histór icos» (H Ph,
tra:to, q ue se eleva de lo más simple a lo más com- 1" 10).
p lejo, corres pond ía al proceso históri co real» (pp 166- Este principio, empleado en forma heurística, es
I M~ . profund amente fecun do. pero su apli cación dogmá tica
. Per~ au n en esto, el idealismo con du jo a H egel a condujo a H egel, en la historia de la f ilosofía . por
mv er trr el orden. real, a empezar por el fin, es decir , ejemplo, a hacer algunas alteraciones en la cronología.
en este c~ so particular, a ob tener a priori la histor ia Así, por ejemplo, e n la L ógica, el devenir viene nece-
de la l ógi ca en lugar de deducir la lógica de un cstu - sar iame nte después d el ser y de la nada, de los que
dio min ucioso d e la h istor ia. Par a Marx, como recor- consti tuye la síntesis. Para calcar el orden hi stórico
daba Engcls en su polémica con Dühring, no se trata sobre el orde n lógico, H egel no vacila en colocar a
210 El pcnsamíento de H egel V. H umanismo ele H egel 24 1

Herácli to despu és de j en ófa nes, Parméni des ). Zen ón . z én» y las asp iraciones de los caballe ros and antes. P re-
Pero no reside cn esto el incon ven ie nte m ás grave cisa la naturaleza de este mundo ord enado por la
de este dogma tismo, el cu al cond ujo a H egel a po stu· razón : «La vida ex te rior, sometida en tonc es a los ca-
lar la conclusión de la hi stori a: al defin ir el desarrollo. prichos y a las vicis itude s del azar, se ha transformado
lógico e hi stóri co, com o el paso de lo abs tract o a lo en un orden seguro y establ e, el de la sociedad bur -
concreto, y sien do así quc lo abstracto no se eleva a gu esa y del Estado, de manera q ue ahora es la poli-
lo con creto sino empujado por la contradic ción en tre da , los tr ibuna les, el ejérci to, el gob iern o, q uienes
lo q ue es y lo q ue aú n le fa lta, resu lta ser el térm ino ha n ocupado el lugar de los fines q u iméri cos perse-
final lo q ue de alguna manera a trae hacia sí lodos los g u idos por los caballeros» (E. 11, p. 324).
términos anteriores. Cada momento abstracto aspira Hegel considera soberanamen te ra cional)' libre el
a completa rse para acced er a la totali dad . orden identificad o a los intereses de clase de la bur -
Ahora bien, esta totalidad. para H egel, no es «abier- guesía.
ta» : se halla ya rea lizada en su ex istencia soberana : el Lo que, por otra pa rte, de ni ngún modo le imp ed ía
mu ndo en el tie mpo de H egel , y la filosofía de H egel, ve r e ind uso señ alar algunas de las con trad iccione s
q ue es la consciencia dcl uiis tuo, constitu yen esa tour- y algunos vicios de este régim en. Pero precisam en te su
Hdad acabada hacia la cua l convergen todas las ins- filosofía de la h istor ia con sid era el «mal», es decir ,
rimcioncs y todos los pensamien tos ant eri ores. el dolor q ue nace de las cris is, de las guerras, de las
«El fin de la h istor ia es q ue el mundo sea razona- re voluciones, como un momento necesar io de la tota -
ble». El fin en su dob le sen tido : su objet ivo y su con- lidad. «Nuestra mediació n es, en esta medida , una
cl usió n. teodicea , una j ustificación de D ios q ue Lei bn iz ha-
El orden in stau rado por la burguesía. a través de bía inten tado en forma metafísica .. . ; el mal en el
la Revolu ción Fran cesa. y su insta uració n nap oleóni ca, u ni verso debía ser comprendido y el espír itu q u e
incluso en su pobre varia nte prusia na, enmenda da en p iensa deb ía ser reconcil iad o con el mal. En realida d,
el esp ír itu de las refor mas de Stcin, es el orden pe ro n ada empu ja mejor a un tal conocimie nto conci liado r
Icctamcnr e «razona ble» d efini do en su Filosoiia del q ue la h istoria un iversal» (l'h H , p . 27), Aquí el
derecho, y es la libertad suprema a la q ue ll ega al esp ír itu conser va dor de H egel se afirma con toda su
final de su Fíloso íia de la historia. fuerza : asigna a su filosofía el pap el de una ideolo-
Hegel concib ió un fin de los tiempos semeja nt e a l g la de j ustificación . Debe establecer la n ecesidad ra-
de Fa usto : cio nal del r égimen establecido.
Después de hab erse esforzado en establecer que «el
Podría entonces decir ot M omesuo: Estad o es la idea divina tal como existe en la ti c-
Permanece, )'a q ue eres tan bello . r ra . .. . q ue todo el valor que tiene el hombre, toda
realidad espiritual. sólo lo t ienc gracias al Esta do»
~ propós i t~ de Don Q uijote, H egel in siste en su «opa· (Ph H , p. 46), H egel estima haber «reconciliado» la
sicion c óm ica en tre un m un do ordenado según la m - li ber tad subje tiv a y la lib ert ad objet iva, el individuo
242 El pensamien to de H egel V. H uman ismo de Hegel 243

y la sociedad. dándole la certeza de haber al canzado que el espíritu ti ene de su liber tad y, por con siguiente,
el fin de los t iempos. la reali dad de esa libertad» (Ph Il , p . 30).
Éste es el límit e de l human ismo hegeliano. Esta exigencia de libertad constituye el tema p: in.
Su concepción hi stóri camente grandiosa del «hom- c ipal de la filosofía hegeliana . La li ber tad consi ste
bre total » se ve bruscamen te limitada por las fronte- en q ue el espí ritu vuelva a encontrarse a gusto en el
ra s ~e d~e de ese hu mani smo q ue pretende frenar mundo, que no choque nunca con nada ~ue ~e sea
la hi stor ia en el momento de la dom inació n bur- ex terior ni transcendente, q ue su acto se Identifique
gu esa. con la totalidad del ser.
. Cerrado al fut uro, este humanismo es, sin embargo , En las bellas pág inas de la Est ética, H egel defin ió
n eo de toda la herencia del pasado del hombre. e n todos sus aspectos su concepción de la libertad :
Este «ho mbre total» se forma históricame nt e. y H e. ( El sujeto no ve en 10 que le rodea nada que le
gel es el mejor iniciador a esta «cultura total» con sea extra ño, ni ngún límite ni barr era ; se r eencuentra
l~ que in tent~ integrar toda s las adq uisi cione s ilistó- a sí mi smo .. . ; la libertad sign ifica la desapar ición
ricas en las d iversas formas de la consciencia social de toda m iseria y de toda desdicha, la conciliación
y en espe cial en el arte, la religión y la filosofía, los del sujeto con el mun do, convertido en una f~l :n te de
~r e~ grandes momentos del desarrollo del «espíritu ob- satisfacciones, y la desapa ri ción de toda OpOSICión , de
jcn vo». toda contradicción . ..
Sólo es pl enam ente huma no, p lenam en te hombr e »La búsqueda del saber, la asp iración ~l conoci-
segú n H egel, q u ien in clu ye en sí todas las r evelacio. miento, desde el grado infer ior hasta el m v:l supe-
nes sucesivas del ser humano en la totalidad de la r ior, no tienen por fue nte más q ue esa nece~ldad de
h istoria humana. El hom bre total sólo se r ealiza en salir de ese estado de no-l ibertad, para apropiarse del
la humanidad total , en la d iversidad de sus individuos m undo por med io de la represe nt ación y el.pensam i_en-
de sus p uebl os, de sus épocas. Pero la ley de ca da too Por otra parte, la libertad de la acci ón consi ste
hombre es la de la finit ud. en conformarse a la razó n que exi ge que la voluntad
Se halla aquí de nu evo la experienci a de Fausto' se vuelva r ealidad. Esta reali zación de la voluntad, con -
«Lo siento, en vano ha bré acumulado sobre m i tod~s form e a las ex igencias de la razó n, se efectúa en el Es-
10.5 tesoros del espíri tu humano . . . ; no puedo crecer tado. En un Estado organi zado según las ex ige n~ias
ni el espesor de un cabello, ni acercar me por poco de la Tazón, toda s las leyes e inst itu ciones no son Slll?
que sea a lo infini to». r eal iza cion es de la voluntad, conforme a sus determ í-
El fin de la histori a, la realización d el hombre too naciones más esenciales. Cuando así sucede, la ra zón
tal, obra. del _conjunt? de la huma nida d en el conjunto individual no halla en esas instituciones má s que la
de su hi stori a, es, dice H egel, la liber tad : real izaci ón de su propi a esencia , y cua ndo obedece a
«La hi storia un iversal es el progreso en la conscie n- esas leyes, obed ece en definitiva sólo a ella mis ma ...
cia de la liber tad , progreso cuya nec esidad debemos »Sélo la verda d más elevada, la ver dad como tal,
reco noc er ... ; el fin del mundo (es] la consciencia está hech a para conciliar la oposición y la cont radic-
Z-H El pensamiento ele H egel 1'. H umanismo de H egel 245

cl ón por excelencia, que es la de la li bertad }' de la cion es y de las leyes, en no ver en ella~ más q u<: la
necesidad, del esp íri tu y de la nat uraleza, del conoci- obra y la creación de la voluntad del suje to. El su jeto
miento y del obje to . .. que vence todas las formas de ~a alienación , así l ~ s de
llLa verda d, la ~ibertad y la satisfacción constituyen la natural eza como las de la SOCiedad, no es el del Idea-
la verd adera reali dad de esa unidad suprema. Vivir lismo subjetivo, sino qu e es el suje to total qu e tiende
en una esfera d O~l(t e reina esta un idad es vivi r segú n a identificarse con Di os, superan do asf la últ ima forma
la verdad, experi menta da como la felicidad desde el de exterioridad y de aliena ción : la t ranscenden cia r e-
p un to de vista del sentim iento, como el conocim iento ligiosa. La liber tad es «el comportam ient o fren te a
t.Je~ punt o de. vista del pensam ient o, r esta vida no es u n ser obje tivo como no siend o e x tra ño» (PIl R, IlI ,
1~las que la Vi da en la rel igión . Pu es la re ligión como p. 44 ). ..
tl.tu ye la esfera gen eral en qu e el hombre toma cono- La conquista de esta unidad, de esta «umon de lo
ci m ie n to ,de la sola totalid ad concreta en la que se su b jet ivo y d e lo ob jetivo», se realiza en tr es ctapas:
ha llan un idas su propi a esencia y la de la na turaleza la del arte, de la r eligión , y de la filosofía . Son mo-
y esta sola reali dad verd adera se le presenta. como I~ m entos de la fusión cada vez más intima del objeto
fll eT7.~ sup rema. q ue domina tod o lo que es par ticular y del sujeto, de la profund ización del .conocimient? de
y. finito, y gracias a la cual todo lo q ue se halla d ivi- lo absoluto conceb ido como substancia y como sujeto.
d ido, separado y opuesto se encuentra int egrado en El ar te es u na pr ime ra aproximación. Es la pri mera
un a unidad superior r a bsoluta) (E, 1. pp . 130-134). rea lización de la unidad del sujeto y del obje to : 10
Esta concepció n de la lib ertad es la clave de la b ello es «la manifestación sensible de la ideal). El su-
filr:sofía del espír itu de Hegel y el e toda Sil filosofía. je to se objetiva en la obra de arte «de manera tal
Señ ala con stan temente el fin persegu ido a tra vés de que este ele mento sensible sea pene trado de par te a
toda su o~ra , d~sde la crítica de la «positivldad» en parte ), completa,mente po~ el eleme~ to :sp ir it,;,al. qu e
s u~ obra s j uveniles, la tcc rfa de la aliena ción que do- el elemento sensible no exi sta par a SI mismo, smo que
m ina su Fenomenología del a ptritu, la d ialéctica de sólo tenga una sign ificación en y para el espíritu y
las co.ntrad iccione~ superadas en su Lógica, hasta sus q ue lo cer ti fiq ue en sin (Ph R. 1, p. 118). .
estudios fi n~I~~ sobre I.os «tres re inos» del esp ír it u: el La religión const itu ye el segun do momen to, mas
ar te, la religi ón, la fi losofía, q ue son las etapas de elevado, de esta fusión del obje to y del suj eto: «El
ese derrotero hacia la lib ertad. m añana del arte consiste en que al espír itu le C ~ in-
. La li~e.rtad consiste para H egel. desde el p lint o de he re nte la necesidad de no re cono cer como verdad
VISt."1 tro n co, en superar la ex terioridad de las cosas: más q ue lo descubre den tro de sí mi.sl11o .. . ; el do-
el su,ieto reconoce en el obj eto su propia obra , su m inio. más cercano que supera el re m o del ar te es
creaci ón. Por ello, a los ojos de H egel, la definición el de la r eligión. L."1 conscien cia de la religión adopta
de la filosofia se ident ifica con la defini ción del idea. la form a de la r epresentación. lo absolut o se desplaza
lÍ'lm? Desde el punto de vista práctico, la libertad d e la obj etivid ad del ar te a la interi or idad del sujeto"
consiste en snperar la exter iorización de las institn- ( F.. 1, p p . 136-137).
246 El pensam iento de H egel V. H umanismo de H egel 247
~.a .filosofía es la. superación de la religión : la in- La ob ra de arte presenta tres característica! fu nda-
ten on,dad .de la piedad no es la. form a más elevad ",
de la tnt~~lOri da~l, pu esto q ue se apoya aun en la
presen tación, la Imagen, el mito Solamente el
1';. m ent ales:
I. N o es un producto de la naturaleza, sino una
m' t • l ' . pen sa-
~en o racIOna. y Iibre reali za la perfecta unidad del obra humana. Incluso cuando reproduce la natura-
,"¡Jeto y d¡ el o bje to en la tra nsparencia ra cional y abo leza. la reconstruye segú n un plan hum ano. Es obra
so tita de saber p uro. del hombre en sus fines y en sus medios; en sus fines,
1 ~Ie es:~ ma nera, según H egel, «el a rte, la religión porque para su concep ción m isma hay un a experi en-
.a laso la "? difieren más que en la fon na ; su ob~ cia humana por ha cer; en sus medi os, porque para
JetoJ es el nn
• smo» (E • 1• P . 127). Su o ,)Jct
. IVO
. co mú n su realización existe un ma terial q ue hay que dominar
es a elevaci ón del espír itu finito a la li bert ad y a la técnicamen te.
ve~dad a bsoluta, a la consciencia de la un id d d 1 Pu esto qu e la obra d e arte es para el hombre un
fin n o y de lo infini to. a e o m edi o de exteriorizar lo que él es, ~cóm o nació la
n ecesidad del arte? «El hombre se halla comprome-
ti do en r elacion es pr ácticas con el mu ndo ex terior, y
L A ES TÉT r C A de estas r elacion es nace la necesidad de transfor mar
el mun do, lo m ismo que a él mismo. en la medida
El arte es la primera forma de la toma d . en q ue forma par te de él, impri mi éndole su sello
. d ¡ b e conscren -
era e o a soluto, el pe nsamient o tot al de lo . fi . personal. Y lo hace para reconocerse a sí mismo en la
en 10 finito. In nito
for ma de las cosas, par a gozar de sí mi smo como de
l\'o es un «ornamen to» de la vida; crea formas en una r eali dad exter ior .. . Por la obra de arte el hombre
i", ,cu.ales los pueblos ex presan el sent ido profu ndo busca expresar la conscienc ia que t iene de sí mismo»
d e a Idea. (E , I, p. 56).
No es un a ((imita ción de la n at ura leza» : el arte 11. L a obra de arte se dirige a los sentidos del hom-
toma de la na tu raleza su con tenido sens ible p ero P bre y debe, por consiguiente, tener una materia sen-
mostra r ~I hombre lo que el huma no. Evod..ndo to~~~ sible. Ésta es su manera de expresar la r elación de lo
los sentl ml~ntos posibles, desp iert a en nosotros los infin ito con lo fin ito . de lo d ivino con lo humano.
deseos dor midos. sttscrta n uevas necesidades' al h: _ D e ello se despr en de el pr in cipio de clasificación de
nos experimentar y vivir todos lo~ dolor~s' • t~~e:~ las ar tes: «Es la precisión de esos sen tidos y de la ma-
las alegrías. todas las angnstias y todas Ias e }
di l t • • speranzas ter ialidad que les correspond e y en la cual la obra de
I a a .nuestra exp errenc ía personal hasta hacernos co~
arte se objet iviza, lo que debe tomarse como base para
extens ivos a la h umani dad , presen tes en todo s los la clasificación de las ar tes» (E, 111, p . 15).
fracasos y en todas las victorias de los ho mbres. Pero. a diferencia de la actit ud práctica. que con-
sidera el obj eto como un medio para la sat isfacción
de un deseo, la actitu d estética r espeta en ciert o modo
V. H umanismo de H egel 249
218 El pensamien to de H egel
o a una ley preexi stente a su r ealizació n ; no es¡tá s~~
el objeto que cons tituye un fin en sí. No pueden da r, jeta a un fin externo, p ues no denota cat egor as
pues, nacimiento a las artes propiamente d ichas los
sentidos que «consum en» el objeto, como el tact o, el
gusto, el olfato, sino ta n sólo los sent idos «te óricos»,
la ~l~ ~:~~'dc arte lleva e n sí misma su pr?pio fin : tl
a
1 .\ ' 1 r cprescntactou sen src e
la vista y el oído, por los cu ales se agrega su r ecuerdo adec uación en tre a H ; a ) ~1 lo bello tiene
en la rep resentación . «De este triple modo de concep- ob jetiva. Kan t ya h ah ía sena la?~ q\~efiniú la bell eza
un a finali dad q ue no le es ex ter ior, y . . , lo
ción se desprende para el arte la d ivisión, corriente- o corres ondcnc ia íntinm entre lo mtenor ,).
me n te conocid a, en artes plásticas, q ue elaboran su coro . P .d d de la na turalcla Y del csp.lr~H.l.
conteni do dándole una forma y un color obje tivos, en exteri or, como uru a . . 11 la C rítica del,ll1 clO
1 esté tica de H egel se msptra e . . 1
el arte de los sonidos, la música, la poesía, la cual, e n .a en dos puntos eseucta es.
tant o que a rte basado en las palab ras, no se sirve d el
son ido más que como de un signo que le pe rm ite al-
de(~a~~~\~e~: el!>~é~r~c:~ Kal1~ d~sdc Pll?~O ~eq~~s~~
el
.. 1 n to de vista obJel l\·o. La um M
canzar la interiori dad, la intu ición, el sentimiento y mb1.ellVo a P" , 1 libertad v la necesid ad, en -
la representación espiri tuales» (lbid. , p . 16).
r ealiza en el arte entre a l , . I v lo
tr e 10 universal y lo parti c~lar, CI~t1:s~7r ~~I~~aqJ¡en
111. La obra de arle tiene eu j i mism a jU propio sensible, no se encu endtra p. en ,: con templa , sino en
fin . «El deseo devora los objetos», no los dej a subsistir crea la obra de arte o e quien . .
en su libertad, pu esto q ue hace de ellos medios para la realida d obj etiva ll1~sma, e~ l:~I~ I~~O~~~ la estéti ca
su satisfacció n: los desarticul a y los de str uye p:tra (b) Es en el segu n o pun o . H e el da
consum irlos. Esto es' 10 q ue car acteriza la actitud prác- hegel iana ? eja m~IY por ,det~t~l~~ls(~~nKa~t. de l~ 1IiJ.
tica hacia el objeto. La actitud teórica no es me nos a la estética una nuev a '
nociva para el objeto como tal, pu es no se interesa íoria- e I 5 sobre la rduwÓO fl
por su ex istencia in dividual, pero trata de a nal izarlo Sehill
1 er,
que con SIlS ar " ad .profunda. 111
. ·
en elem en tos uni ver sal es. de re com ponerlo en con - esté tica del hombrc] hahí\:;e~:~le~ 11~1:~declacl y ~n el
cep to. ñuencia sobre H egel, pero l. . br e Id 1 11 por la
la fu en te con creta del «horn re 1 ea id
La actitud estét ica no subordina el. objeto al des eo E.st ado 1 eov y S Il S BeCC:"1 a-
co mo la práctica y no lo despoj a de su realida d in. relación dcl individ uo .con S\lSn(~:le'1a i;llini dacl abs -
mediat a como la tcor la: acepta su individualidad sen- des . en lugar de 0pone l a 1n se ~
sible como sign ificación esp ir it ual. El fin no está si- n-acta del pensanll ento. '1 dice la
, b leceré la fusión o como e ,
tuado fuera de l o bje to, ni en una neces idad q ue éste H egel esta ecer a qll e . ' rd ·1 d e la idea
' l· . , n. dentr o de una lib re ta ta 1 ac.
de bería satisfacer , n i en una "a bstracción q ue 10 .su- concr laclo , . . . . . ' Ible q ue es la tarea propia
bordinarí a a 10 un iversal. La obra de arte, corno teta- de su exteriort zactcu senu ' . .
lid ad orgán ica, es una imagen de la liber tad , p ues no
~ el arte , sólo puede real~ 7.arse hlStónCamell tf~ de fu.
tiene el car ácter de un dato, pro ducto de una acti vida d Al depender la per]f cc~dlón de\:r~~r~~; g~:s( grande s
libr e del espíritu; no está subord inada a un concep to sión existe nte entre a 1 ea y ,
250 El pensam ien to de Hegel v_ H uman ismo de H egel 251

eta pas del desarrollo del arte se infieren de las re la- p n-itu al », en el que en el ar~e se esta blece u~a corres-
ciones que existe n entre los dos términos. p ondencia perf ecta en tre la Idea y su expresIón: ~n:re
la for ma y el con tenido ; ese momento de equ~l~bno,
q ue const ituye el apogeo del arte, es el arte Clti.sI~U:
H egel distingue, en esta h um anizaci ón de la natura - 3. Este equilibrio es inesta ble , por~ue el espmtn
leza por el arte, tres momentos hi stóricos; ti ende a liberarse totalm ente de lo sensible, a re en.con-
1. El hombre no posee aú n de la infi ni tu d a la rra rse a sí mi smo. no en la obj etivida d de lo senslb~e.
cual aspira, más q ue una idea abstracta que, a causa sino en la in terioridad de la representaci6n . Se a~hle.
de esta abstracci ón, no puede ha llar una expresión re más a la sign ificación que al signo ext er ior y seusibt e.
sensib le adecua da en lo finit o. L as gra ndes fu erzas de Lo sens ible como tal se conv ierte en un modo de ex-
la na turaleza. todavía opacas e impe netrables para el presi ón inadecu ado de esta conce pci6 n su per ior de la
~om b re q ue no las ha dominado, constit uyen la ptirni- espir itualidad y de lo absoluto. El espíritu co~o tal
uva y obscura concepció n de lo infi nito y de lo abs o- n o puede ya re alizarse com pletame~;c por med ios ex -
luto. Esta et apa corresponde a lo que Hege l llam a la t er ior es. De ah í una nu eva scparac lOn en tre .el fondo
religión de la nat ura leza. H ay en ello una especie de y la for ma, al igual q ue en el a:rte simb ólico, p~ro
pr ehi stori a del arte: la sign ificación abstracta y su p or r azones inversas : esta separación , en el. arte sun-
figuración exterior está n yuxtap uestas, y no armonio- bóli co era de bida al cad,cter todavía dem asiad o tosco
same nte unidas en una totalidad orgán ica. Es el arte d e la 'concepción del espír it u ; en .cam bio, e? el .arte
sim bólico. romántico, q ue sucede al arte cláSICO, el eqUlII~no se
2. Cuan do, en un grado su pe rior del desarrollo h ls- r ompe. porque la materi a sensible es un mate.nal de-
tórico, las r elaci one s en tre el hom bre y la naturaleza masiado importante pa ra expresar una concepci ón más
pasan a través de las relaciones sociales; cuan do. segú n profunda del esp ír itu . El arte simbólico inte ntaba re a-
el an álisis de la Fenomenología dd espíri tu, el hom- ll zar la unión en tre la significación interna y la forma
bre convertido en el señor del siervo y, con ello, señor exteri or ; el arte cl ásico halló este equ ilibri o ; , el arte
de la naturaleza, concibe su re lació n con el todo, lo ro má ntico, esencialmente espiritual, lo supero. .
a bsolu to, no ya como una re lación de ex teri oridad en- Este mome nto corresponde a lo que H egel l!a~a .la
tr e la naturaleza y él, sino como una re lación ar món ica l"eligión absoluta o la religi ón r evelada , el (nst"la.~1S­
en tre el ci udad ano y la ciudad ; cu ando las fu erzas su- mo, y a la supe ración d el arte mi smo por la r eligi ón.
premas son las de la sociedad y no las de la na turaleza ;
cuando los dioses ya no son fuerzas naturales, sino que,
al contrario, tienen un carácter cívico, social, fundado- El simbolismo constituye más bi en una prehi storia
res de instituciones o de Estados, el hombre se en cu en - del arte que u na etapa de la ~i stori~ del arte. "
tra en ar monía con el mundo, el sujeto se siente Ha El art e y la r eligión se hallan m extncab lcmente mez-
gu stan en el obj eto. Éste es el momento de lo q ue cl ados. . l' .
H egel llam a las «r eligiones de la in dividualidad es- Segú n la clasificación a la vez l ógica y crono oglc,¡
El pensamiento de H egel V. H inne nissno de H egel 253

que ya esta bleció en su Filoso/la de la his toria, este siblc desborda lo espiri tua l. «Sentido es una cur iosa
momento del ar te y de la relig ión corresponde a las palab ra qu e se emplea en dos acepciones dife~en t es :
civil iza ciones de O riente : Ch ina, Indi a, Persia, Egipto. por una parte , designa los órganos qu e pr~s lde~l I~
Lo absoluto o 10 di vino se halla li mitado, en pr imer a prehensión inmediata ; por otra, l~amall1os senl~do
lugar. por una r ealidad natural ; por ejemplo, la luz a la sign ificación de una cosa, a su Idea. a lo qu e ti ene
en la r eligión de Zor oasu-o. Ello signi fica. desde el d e general. Es así como el "sen tido" se l:di ere por Ul~a
pu nto de vista re ligioso, la oposición de dos re inos. lu r te al aspecto ill m cdi a t am~n tc :xtef1Ol~ de la CX IS-
el de la luz y el de las tin ieblas. el de Ormuz y el de re n cia , )' por otra a su escueta í.ntt~lal) ~E , 1, p. 1 6~).
Ari mán, y ade más un cuila basado en la exigencia de En el ar te simbólico , estas dos uglllficaclOlles no (0111-
un a constan te purificación pa ra arr ojar de si las ti- ci den ."
n ieblas. Esta desmesura, esta desproporc ión a plastan te entre
Desde el punto de vista artístico, qxtra en carna r» lo finito y lo infini to, ent re lo sagra do y ,lo hl~lll allo,
lo universal en figuras parti culares y sensibles, se llevo p uede exp resarse tamb ién en forma 117gatlva, En e,Uo
estas figuras hasta «lo colosal» . En efecto. la forma el progreso consiste en haber con~e~ l do 1~ nega tIVo
más simple y más sencilla para expresar lo infin ito en como un absoluto. La negación mas inmediata y más
10 finito es 10 desmesurado. n atural es la mu erte. De ahí la glori ficación del dolor
Las figuras r eligiosas, prim eros esbozos de obra de y d e la nada, «la muerte de todo lo q ue partic ipa de
arte, tendrán, pues. dimens iones colosales o atri butos la naturaleza por ser considerada como u na fase ncce-
fan tásticos, se trate de las arqu itec turas gigan tes de M e- saria en la vida de lo absoluto" . La mu ert e, en efec-
sopotarnia o de las estatuas de cien brazos de la Ind ia. to, tiene un doble sign ificado: por un a part e sign ifica
La arq u itec t u ra es la prime ra de las ar tes y la m e- la desaparición directa de lo q ue es natu ral, y, por
jor ad apt ada a este nivel de la concepción de 10 sagr a- otra. la mu erte es la mu erte del sujeto natura l solo,
do. De la T orr e de Babel a las Pi rám ides de Egi pto. y. en con secuencia. sign ifica el nacim iento de algo
los hombres todavía se conte ntan con ordenar las fO T- má s elevado, espir itua l, despojado del elemento natu -
maciones de la. natur aleza exter ior segú n las r eglas de r al, pero en forma tal qu e ese t~lOm:n to de la mu~rte
la simetría , es parte integrante de la esencia misma d el espin tu lI
En esta etapa, el simbolismo d el arte es el signo (E. 11, p. 60). .
de 5 11 imperfección . Com o en lo,", dibujos infantiles Algunas r eligiones de la India corresponden a esta
no se en cue ntra n más que alusiones al objeto. un a ima- etapa de la concepci ón de lo d ivino que se expresa
gen muy tosca que tiene por misi ón desper tar un a idea en el arte por m edio {le analogías tomadas de todos
muy general del obje to, el ar te pr imit ivo es jeroglí-
fico. L, ap rehensión de lo bello consiste siempre en • Claudel expresa esta idea en su Arle f oética: egentido :
percibir el sen tido de la obra, Ahora bi en , en el n ivel como se habla del sentido de una comente de agua, del
del ar te simbólico. la sign ificación no correspon de más sentido de u na frase, del sentido de u na tela, del sentido
qu e en form a mur grosera al signo accesible. Lo sen- del olfato. (Oeuvre poétique, Éd. de la Pléiade, p. 135).
254 El pensa miento de H egel JI. H umanismo de H egel 255

los dominios de la vida de la na turaleza con el ciclo lo d ivino, la oposición entre lo infin~to, impere~~d.e ro
de na cimiento, crecim ien to, muerte y r esurrección , y uno, y todo el mundo fin ito sometido a las VICISttu-
qu e es el de las estaciones y del desarrollo de las d es del nacim iento y de la mu erte.
plantas y d e los ani males. El m ito del Fénix, el de Esta transcendencia ra dical, al separar netamente
Adonis, o el de Cástor y P ól ux , el culto de Osiris, de el espíri tu de la naturaleza, permite el paso a . ~n a
Dion isos, de Ci beles. de Ceres y de Proser pina. dan forma superior de la espiritualidad d<;nde lo di vin o
testimonio de esta concepción de lo divino. no está ya asimilado a las tu erza s p ropi amente huma-
Ya lo sagrado se In terforiza opo nién dose a la in me- na s, sociales. «En la re alidad h istóric a, este paso pue·
d iatez exte rior. Para los egipcios, la in mortalidad del d e ser consid erado como el de un estado en qu e el
alm a es el corolar io de la libertad del esp ír itu , lib e- h ombre se halla sometido ún icamente a las n ecesicla-
rado por la muerte de las contingencias y las servidu m- des y a la presión de la naturaleza, hacia un Estado
br es natural es. L 1 S pi rá mides, dice H egel, «son in. basado en la ju stici a, la propi edad, las leyes, la orga -
mensos cri stales, formas ext eriores creadas por el ar te, ni zación de la vida pol ítica» (E, Il, p . 186).
q ue alberga n algo interior, pero en forma tal qu e se
n ene realmente la impresión de que sólo están allí
para servir de r ecin to a ese in ter ior despojado de lo E n sus obras ju ven iles, H egel había idealizado ya la
qu e tiene simplemente de na tura l» (E, ]J , p. 67). ci udad gr iega como arm onía perf ecta entre los fin es
S¿lo protegen a un Dios ausente. Las estat uas cglp - d el indi viduo y los d el Estado. La Feno menologla del
eras, con sus rostros, no expresan ningún sentim ien- espirite y la Filoso/la de la historia desarrollaro ~ a~­
to ; sus brazos pegados al cuerpo, su rigidcz hierática, pliamente este tema que reencont:amos en .la ~teh .
son testimoni o d e la desun ión respcc to a lo exterior, ca: «En la vida moral de los gnegos, el in dividu o
a toda situaci ón humana, a toda dependenc ia nat ural. er a libre e in depen dien te en si, p ero sin de sprend~r'
La tercera eta pa de este arte simbólico, en su es- se de los inter eses gen erales d el Estado re al y de la 10-
fuerzo por expresar lo infini to por lo finito, es lo su- ma nenc ia afirmativa de la lib er tad espiritual en el
blime : la inadecuación de la sign ificación y del sig- tiempo p resente .. . , la substancia de la vida política
no, del fondo y de la forma, per manece ; lo sensible, formaba parte intima con la vid a individual, de ma-
lo exte r ior , (dejos de con tener y dejar que apare zca n era que los individuos no b uscaban en la perse·
lo in ter ior, sólo lo represen ta como superándolo y des- cuci ón de los fines gen erales d el T odo más qu e la
bor d ándolo» (E, 1I, p. 85). afir mación de su prop ia liber tad» (E, lI, p . 154).
Desde el pu n to de vista r eligioso, sign ifica la cons- T ales son las con diciones hi stóricas, sociales y P?'
ciencia que tiene el hombre de La vida infranq ueable lft icas del flor ecimi en to d e un arte clásico.
que lo separa de Di os. Esta trans cend encia brutal ha El hombre individual se halla en perfecta ar mo-
sido exp resada, por ejemplo, con vigor en los Salmos n ía con el homb re social.
de David. Cada irrupción de Dios en la vida de los Dur ante el corto perlodo histórico que separa las
hombres seña la con mayor fu erza , por la presencia de guerras méd icas de la guerra del Peloponeso, segú n
256 El pensamiento de H egel V. H umanismo de Hegel 25 7

H egel, el hombre «n o se sabía m sá q ue en una un i- su pueb lo ha al canzado el más elevado grado de desa-
dad .esencialmente moral con su am b ien te. no cono- rrolla n uu«, p . 119).
d a silla S."S deb eres hacia el Estado» (H Ph, p. 130). Esta nueva concepción del hombre, basada en la
~ p rOpósito de l as epopeyas, qu e expresan la concep- u nida d armón ica del indi vid uo y de la sociedad en
no n del mun do y ele la vida de una nación y de u na qu e vive, no pu ede exp resarse más que a través de la
ép oca, la co nscieu c¡a d e un pueb lo a través de sus mi sma forma h um ana, y no por símbolos naturales.
héroes, Hegel (Jire : «U n p ueb lo se pone a cr ear un Los gr iegos dejan de iden t ificar lo divino c~n seres
mundo q ue desea prop io y en el cua l se sien ta a gus- n aturales. Los antiguos d ioses, que p ersonificaban
~ o , y todo lo q ue más ta rde se vuelve dogma religioso fu erzas de la naturale za, desaparecían ante los nuev~s
lIl!nutable o !ey moral representa formas de pen sa- d ioses fundadores de ciudades : la derrota de los T' i-
nucn to q ue ti enen su vida prop ia, indep endi en te y tancs es la expresión mítica ele esta transform ación
sepa rada del individ uo, y do nde la vol untad y el espir itu al. .
s~ nt i ll1ie nt o form an a ún . por Sil par te. un todo indi- El ar te má s a propiado para ex presar esos ~ I~ses en
\ -UO l) (E, II I, P 97).· for ma h uma na es la escultura, ar te ra ractcrtstt cc del
Al pregun tarse cuál d ebe ser el estado general del clas icismo griego. «En lu gar de tra ns fonn ~T lo inor-
tllu ndo. para hacer posib le el nacim iento de un poe- gá n íco, encarado como " lo o.t ro" del es p í ~' l t u en un
ma ¿'PICO, H egel señala que «las condiciones de la re cin to q ue no tien e su finalidad en sí m ismo .. ' , l~
vida moral. los vínculos familiares. la solidaridad del escultura enca rn a la esp ir itua lidad mi sma, la finali -
p ueblo, en ta nto q ue nació n, en la gu erra y en la dad e indep endencia en si y para si, e~l una forma
paz, deben ya existir .. . sin haber a ún revestido la cor poral con for me al concep to d el esp íri tu y adecua-
for ma de preceptos, de de ber es y de leyes de un ca- da a su individ uali dad. O frece a n uestra con templa-
ráct~r ~e?eral .: . teniendo la fue rza de imponerse a c ión el cu erpo y el espíritu fun didos en un todo in-
lo~ .lneh \'ld uos Incluso cont ra su volu ntad» (E, IIJ, divisible » (E, IlI. p. 102). . '
paglll a 102). Al expresar 10 esp ir itu al por medie de !a figura hu-
Lo propi o del héroe, en una epopeya así, es encar- m ana, la esta tua r ia gri ega ha creado u n ideal de be-
n ar las virtudes más elevadas d e su pueblo en la in- ll eza específicame n te hum an? H.egel, en he: mosas
d i vi ~ua li d a d de un car ácter vivo. «R ep resent an u na p áginas, muestra que el ((~e rhl. griego)) .es el ttp o de
totalidad de rasgos, son hombres en teros en quien es r ostro más alejado de la a nimal idad : nucntras q ue ~1
la man era de sent ir, de pensar y de act uar propia de cu erpo animal no existe sino I)ara fines natur ales (ah -
m en taci ón, defen sa. etc.), el cue r po y el rostro huma -
.. Ara gon, en La S em aine S ainte, novela que participa del no, en la escult ura gr iega, expresan la perf ecta arm o-
género de la epopeya, ha escogido justamente este momento n ía del hombre.
de la vida de un pueblo y de sus héroes antes de que los Este hombre completo, q ue se basta a si mismo, q ue
grandes idea les hayan <dejado de ser íos tanteos de un tien e la ciu da d en sí m ismo, con sus instit uciones y
hombre para enca rnarse en masas humanase. sus leyes, con u na ser enid ad di vina que es el ideal
258 El pensam ient o de H egel V. H nmo nismo de Hegel 259

realizado en el arte clásico, lleva sin embargo en él El hombre se encontró desgarrado en si mi smo y
el germen de su decadencia : «Lo que le falta es la separado d e la ciudad. Entre el Estad o uni versal, cuya
in di vid ual idad humana, con sus debilidades, su s pa r- fuerza soberana esta ba enca rnada en la persona del
ticula rida des, sus cont ingencias, sus impulsos volun- emperado r, y el indi viduo, con sus fines p~rtic~lares
tarios, su natura leza in medi ata, sus pas iones .. . ; en sin relación con los del Estado , hubo un d ívorcio ra-
resume n, todo lo que debe in tegr arse en lo universal d ical.
pa ra poder hallarse en presencia de la individualidad La ley tomó un carácter ab stracto, im personal, y
completa del sujeto total, evolucionan do en la esfer a se codificó en el derecho ro man o. para el cual la per-
infini ta de su r ealidad» (l bid., p . 192). so na jurídica, átomo abstracto que si mbol i~.aba una
A esos di oses y a estos hom bres les falt a la subje- cierta propiedad. no tenía ya nada en com ~Jn con la
tividad in fini ta. Descon ocen los desgarr a mientos, los «be lla individ ualidad » concre ta de los gr iegos q ue
dra mas. todo lo q ue engend ra la miseria, la fealdad, conte n ía en sí misma su propi a ley.
los combates. La paz de estos dioses demasiado felices El ind ivid uo se replegó sobre sí m ismo y sobre su
cuya armonía ninguna inq uietud altera, curo apetito propiedad : la sub jetivida d se opuso ra dicalm ente a
de vencer para ir más a llá de si m ismo no se ve d es- la objetividad mor tífera de l mundo .
pertado por ninguna cont rad icción, esa sufici encia Esta escisión y esta negación se .ex pr,:san en l.a co-
muerta yesos oj os de m ármol bla nco que no mi ran media y en la sátira: «La com ed ia. st;nala la disolu-
nada, ni siq uiera el futuro en su eternidad, inspira ció n d el arte en general ... El objetivo del arte es
cierta lasitud y cierta tristeza. hacer accesible a nuestra r epresentación la identidad,
Ese con ten to q ue procura la armonía entre la sub- realizada por el esp ír itu, de lo et erno, de lo divino: de
jet ivid ad individ ual y el mundo en q ue ésta se m ue- 10 verdadero en sí y pa r a sí, a tra vés de sus ma n,lfes-
ve, sólo pu ede ser la felicidad y la libertad verdade ra taciones real es y de sus form as conc retas. Esta unidad
si aspir a, m ás all á de sí mismo, a un eq uilibrio más se encuentra ro ta y d estruida en la com~d ia. ~~~ ~b,
comp lejo, a una armonía más rica. solut a q ue busca r eali zarse se encue ntr a irnposib ilita-
((E l. monstru o del desdoblamien to no hacía más q ue d o de poder hacerlo. De ello resulta una separación
do rmitar». Esta multi plicidad de d ioses in divid uales e ntre lo absoluto y la ex iste ncia r eal, con sus
cada vez más arbitraria, conduela a concebir tina fue r- caracteres y sus fines. Lo absolu to_ no pu ede en ton-
za ú ni ca y un iversal que superaba las pa r ticu larida- ces r evelarse sino en forma negativa : todo lo que
des de los dioses individ uales. La formación de los no le corresponde está desti nado a la destr ucción .
grandes imper ios, )' por últ imo la del Imperio roma- Sólo la subje tividad cons erva su firme za» (E. 11 1,
no, dab a una imagen políti ca de esta un idad de un p .289). . '
poder transcende nte. Esta un idad super ior q ue domi- Es medi ante la ri sa, que todo lo d isuelve y lo dilu-
naba a los hombres y a los d ioses perd ió el caráct er ye, como el ind ividuo asegura I ~ victo r ia de la sub-
de individualidad de los d ioses y tomó la forma de jetivida d . T odos los valores SOCiales son puestos en
una abstracción : la necesidad, el Destino. t ela de juicio.
260 El pensamiento de H egel JI. H umanismo de H egel 261

La decadenci a del arte clásico, ese de sgarramiento de su desarrollo, no puede expresarse ya en la ex te-
del mundo y del hombre, prepara ba una n ueva for- r ior idad corpora l.
ma de arte, una religión más r ica, que iba a crear l legcl lla maré «artes rom ñu ucas» a la pin tura, la
nuevas di mensiones del hombre. música y la poesía. L a pintur a, porq uc a di fere ncia
d e la escultura , nos intr oduce en el m un do donde
nuestra vida cotidiana evolucion a, atrayendo nues tr a
El. a r te TOmáTi tj~o es la expresión de este desgarra- atenció n hacia lo q ue no percibimos y se nos escapa
miento. Es esencialm en te el arte crist iano . e n la r eal ida d corriente.
Una vez ro ta la armon ía entre el individuo y el La música. q ue, por el mismo mater ial que emplea ,
~lIndo, el hombre perdió su feli z repos o, su suf iclen - escapa a la exterioridad y a la existencia permanente,
CI~ ; no puede \'i~ ir ya en ese mundo desga rrado sin es por excelenc ia el arte d e la inter iori dad.
aventurarse él mi smo en las contradicciones. los tor- En cua nto a la poesía, síntesis de la pintura y de
mentos y las lu chas del mundo finito. la músi ca, la más completa de todas las ar tes, nos
(<1;,,'1 grandeza y la fu erza del hom bre tien en por conduce, más allá de l arte, al umbral de la r eligión .
m edid a ,la grand eza y la fu erza de la oposición qu e Este ar te es esencialmente cristia no : la vi da, la
el ,cspll'ltu es capaz de superar pa ra reencon trar su muerte, y la res urrección de Cris to desempeñan en
l~n!dad: y la i~tensi dad y profundidad de la sub]e - él un papel fund amental. .
tivld ad s.e m anifiestan tanto más cua nto q ue las ci r- En esta et apa de la h istori a u niver sal, etapa ~el des-
cu nstancraa q ue tu vo q ue ven cer fu eron más con tra- garramiento, en q ue el ind ividuo, al no ten er ya en
d ictarías y .las opos~ciones que tuvo que arrostrar Iu c- el mundo en q ue vive valores objetivos a los q u e po-
ron m~ ~Jantes, sru hab er d eja do, en medio de esas de r ent r egar su vida, sitúa en la inter iori dad de la
con tradiccíon e, y oposicio nes, de ser él mismo . .. , con sciencia los : valores más elevados. «lo . divino no
p uesto que Ia fuerza consiste en seguir sie nd o lo mis- p uede expresarse, ex teriorizarse, sino bajo la . forma
mo en lo n egativo» (E. r, p . 2 16). de una ind ivid ualidad afligida por todas .Ias insufl -.
Nu nca el dcsgarramiento fue ta n profundo como ci encias na tural es y por toda la fini tu d de las ma nifes-
c?, ,la Roma imp er ial. Fue entonce s cuando la subje- taciones in di vid uales» (E, 1I, p . 263). Las con secuc n -
t lV~ d~d se afirmó con la mayor fuerza : en el plano cias estét icas de esta conc ep ción del mund o son muy
religioso con el naci mient o del cristianismo , y en el impor tantes; el Cr isto ultra jado, llevando la cr.uz y
plano artís~ico con lo q ue H egel llam a el arte rom án- muriendo no .pued e ser re presentado seg ún el ideal
n eo, es decir, el arte crist iano. de la b elleza griega. El desprecio- de "la . belleza ; la
«El verdadero contenido del ar te rom.tnríco está fealda d y la deformidad se convierten en un mo-
C?nstituido por la interioridad a bsolu ta» (E, 11, p á- m ento necesari o de la expresión estéti ca de la ' n ueva
gl?~ 2·J5). Nos encont~mos aq uí muy lejos del arte verdad.
cl ásico q ue se carac tenza por la un ión armón ica de Volverem os. al estudiar la fi losofía de la religión
lo in teri or y lo exterior . El esp ír itu, en esta et apa de H egel, sobre lo q ue el cr istian ismo aportó de nu co
262 El pensamiento de H egel V. H umanismo de H egel 26 ~

va a la form a humana al afirmar que Dios es hombre Lo mi smo sucede con el honor caba lle resco, que no
y que todo hombre es Dios. toma su contenido de la realidad social : no es fideli-
En el aspecto esté tico, el ar te rom ém ico expresó los da d a una ta rea com ún , a un pa ís, sino fidelidad a
valores de la caballer ía. sí mismo, in dep endi entem ente de tod o co n ten i~o . ~l
, Lo que los caracter iza, según Hegel , es que el indio h ombre de honor piensa siempre primero en SI m1S'
viduo, an imado por el sentimiento del valor infinito de mo y se pregun ta, no si esto y aquello es o no justo,
la subjet ividad, se desin teresa de los fines. las acciones sino si corresponde al honor hac er esto o lo otro o
o los in tereses ob j et ivos. Las virtudes card ina les de la abste nerse de hacerlo.
caballería, amor , honor. lealt ad . son su testim oni o. La lealtad tien e el m ismo car ácter de apego pe rsa·
El amor cr istiano y su transposición profana a las nul, extra ño a tod os los fines sociales gen era les".
novelas de caballería no guardan una medida común Estas vi r tud es caballe re scas, m u y bella s en SI, no
con las relaciones sociales q ue vinculan a los hom bres tienen de esta forma ningún pu nto de inserción en la
los unos con los otros. Este amo r tien e todo su sen. vida social. El ún ico fin que se le ha asign ado a ese
ríd o únicarnem ¿ en la comu nidad de la fe. «Esta es m un do ro mántico, cri stiano, dice H egel, es «la pro·
la fuente clara que r efleja sus imágen es sin que el pagaci ón del cr istianismo, el despertar r, la puesta en
h? mbre tenga n ecesidad de mi rar cara a cara y a los movimiento de l espír itu de la comunidad» (E, Il .
ojo s a otro ho mbr e, establecer con o tros relaciones p. 3 18), pe ro esto baj~ la . más abs ur da .y po~i ble
direc tas, y sentir. bajo su form a concre ta y viviente "arma, y la más con tra dictor ia con el espí ritu mismo
la un idad que tiene su fuente en el alma, en la con: del cr istian ismo : la conquista de un sepulcro vad o,
fianza, ~n la comu~idad de los objetivos. en la con . las cruzadas. «El fin perseguido por las cruzadas fu e
ver gen cra de las acciones» (E, JI, p . 281). un fm exter ior , vacío de todo conten ido .. . ; la sal-
Es notable que, por ejemplo, para mostrar la in de- vaci ón está en el espír itu r no en un sepulcro .. . ;
pen dencia de estas virtudes o de estos sent imientos se b uscaba n ben eficios tem porales j ust ificando los fi-
respecto a las relaciones sociales, en las novelas de ca. n es prof anos median te r azones religiosas. Esto es . 10
ba llería el amo r no se halla nunca en el pri ncipio de q ue hace incoheren tes y absurdas las CrU7ac];W) (Ibld"
las r elaciones de ma tr imon io, El amor rom á ntico es p. 319). . . .
un sen tim iento social. El amor, esta reli gión pro fana Este arte románt ico sucu mbe en condiciones ana -
del corazón. como dice H egel. se sit úa estricta mente legas a las del ar te clásico. La b ur la cóm.i.ca m ost ~ará
en tre dos individuos, más allá de todas las relaciones la vanidad de estas empresas: Don Q Ui jote sera el
sociales: «Paso con toda mi subjetividad )' todo lo po rtavoz de esta concepció n del mundo y de esta foro
q ue ésta contiene a la consci en cia de otra para im. m a de arte.
pregnar su voluntad y su saber, sus tendencias y sus Con esta visión penetran te del futuro, que define
aspiraciones .. . Encon trar en otro las ra zones de su con ta nta inciden cia la evolución del arte hasta el
ex istencia es lo qu e co nfiere al amor su carñcte r de siglo XIX, H egel concluye este giga ntesco fresco.
in fini tud » (E, 11, p. 292). Lo q ue a sus ojos caracteriza el gra n art e es la re vc-
2() 1 El [ensamienm de H egel V. H uman ismo de H egel 265

lación de alguna dimensión n ueva de l hombre, la la sociedad ex istente y de él m ismo. En r esumen, es


participación e n la creación continuada del hombre la presencia vivien te de lo in fini to en 10 fini to.
por el hombre. ( Dios se de termina aqu í ú nicamente como el m ás
Exige del artista q ue te nga una idea clara de la a llá de 10 finito» (PII R , l . p . 109). Su presel?cia , con:
m~rcha del mund o «de la hase interna r genera l so- rlnüa H egel, es mi aspiración haci a esa lejan ía, nu
rn e .Ia cua l descansan los fines, los con flictos y los esfue rzo. mi trabajo y m i lucha por ~ espren de r m e
desti nos del hombre .. . ; ser capaz de discern ir las d e los fines finitos, por franqu ear el llm ite de lo que
fuerza s que deciden la suerte del hombre (E 1 es )' de lo que soy. Esta n egación del lim it e y esta
p. 193). • • creació n sin fin.
La tarea asignada al arte no p uede ser realizada ple- Si ésta es la nat ura leza verdadera del hombre, si el
namen te por él. No corres ponde al arte expresar to- h ombre no es un ser finito y definido de una vez pa ra
talm ent.e lo absurdo q ue no es suscep tible de una sie mpre. enca rcelado en su defini.ción y en s~s H~ ites
tra~u:C1ón netamen te sensible. pero que ex ige la in. como una especie animal con inmutables ms tmtos.
tC~lOndad de la r epresen tación y. más allá, del pensa- si él es el acto de franq u ear todo limite. si él es, en
mtentü puro . ci erta man era lo in finito en acto . todo lo q ue en él es
. El .arte debe supe rarse así. en virtud de su d ialéc- finito es decir, definido y definitivo. dado, exterior.
tica In tern a, en religión y en filosofía. com o' u n cu erpo o un instinto, o ,u n prejuicio, o u~a
pas ión experimentada, no . es mas .q ue l~ contr ano
de lo que es, no-ser, y no ti en e sent ido mas q u e como
l. .... REl. IG IÓ~ ma terial para lo que él es verdad era mente y debe
dev enir.
«En las re ligiones, los pueblos de positaron lo q ue pen- En cuanto a 10 in finito. éste no es ún icame nte lo
saba n d:1 mundo, de lo .Absolu to. de lo q ue es en sí q ue está más allá de 10 fin ito, es decir ,. su otro.
y para SI, I~ que conceb ían como la causa , la esen cia, El falso in finito se conten ta con decir no y con pa·
lo substan cial .de la na turaleza y del esp írit u. en fin , sar a otra cosa. sin conser var na da de lo que ha nega-
su p unto de vista en lo concern iente a la actitud del do. Es la negación abstra cta de lo finito. Por ejemplo.
esp ír itu hu ~ano o de la natural eza humana re spec - la búsq ued a indefinida de las ca u~as : se p ~l~de se-
to a estos obje tos. a la divinidad , a la verdad» (l/ Ph, g uir sin tregua esa cad ena . ~sta ~ edlf)sa repeti ción ele
p. 150). lo finito no es el ver dadero in finit o.
La reli gión tiene así el m ismo obje to q ue el ar te El ver dadero infinito con tiene en sí todo lo fini to,
y la filosofía ; en el hombr e es la consciencia de su es el acto mi smo q ue enuncia lo fini to y l ~ da. u ns~n ­
verda dera natu raleza. que com iste en no contentarse ti do la totalidad viviente que se crea a si mrsma rn-
con lo ~uc .ex iste y con lo qu e él es, en exp erim entar ter~inablemente al r econocer lo fini to como tal, al
la ~ufi C1encl:l ele todos los objetivos fin itos y en ir más negar su suficiencia, integrándolo. com o un n:omc nto
<l ila, en bu scar y cre ar m.is allá de la na tural eza, de necesario pero subalterno, }' ello sm r eposo y sur final.
266 El /J(:1lJamietlto de H egel f/. H uman ismo de H egel 267

Este verdadero in finito es el movimien to mismo el Iog tas mñs o men os sim ples, en las q ue el significante
n~ovi m.i en to más com ple jo y má s ri co, el movim idn to era d ist into d e la sign ificación. En la n uev a eta p ~ se
d ialécti co, el acto de la creación. prod uce la ad ecu ación en tre lo qu e el ho mbre qUIer e
«La religión es el espíri tu consciente de su esen- y lo que realiza. . .
cia . .. , la elevación d e lo fin ito a lo Infin ito» o en La s reli gion es de la na turaleza. ~( son s m~bóllcas, Sil
térm ino s má s vulgares, «la representación d e la u ni- sen ti do d ifiere de la represen tacron exterior . Por el
da d de las natura lezas d ivina y hum a na l) (/ bi d., p. 45). contrario, los d ioses griegos no son sím bo los. no tien en
«El hom b re se eleva de lo finito a lo in fin ito. Va m ás sentido que el q ue muestra n » (Ph R , 11, p . 1..12).
más allá d e lo Individual y se eleva a lo universal. La H egel considera el m ito d e Edi po como el resumo-
religión es lo qu e le hace sentir en su consciencia la nio d e ese pa so d e las religiones d e la natura leza, a
na~a de lo fini to ), su dependencia , él busca la causa las que Egipto d io la últim.a y má s .a~ta forma, a las
y solo encuentra su seren idad colocánd ose en presen - r eligion es. d e la indh'i~ualtdad esplf~tual que . flore-
cia de Jo infini to » (/b id.• 11, pp. 40-41). cie ron pnmero en Grecia. 1.0 que esta en cu esti ón es
la naturaleza del hombre . «El enigma est..i resuello;
un m i to significativo y a~mirable nos . m ue stra la es-
~s cierto que el arte podría, en cierta medida )' hasta finge asesinada por u n gr iego, y el emgma, s~ res~c l .
Ciert o punto, ex presar esta relación d e lo finito con ve así : el conten ido es el hombre. el espm tu libr e
lo infinito. q u e se cono ce» (l bi d., n , p. 187).
La histor ia d el arte y la hi storia d e la re lig ió n son. A esta segund a etapa de~ de~rroll o en 71 hombre
en H egel, no tan sólo paralelas, sino q ue se hallan es- d e las relaciones entre lo infinito y lo fin ito corres-
trec~~men te. me zcladas. El arte sim bó lico tenía por po nde . en la estética, el arte clásico, y. en la ~ i s.toria
fu~clon: al Igual q.ue la «religi ón na tural" . «pe rci bir d e las reli g ion es, lo que H egel llama «las re lig iones
lo infinito en lo finito». La d esme sura. la exageraci ón, d e la individ ualid ad espiritual».
era la té cn ica a ú n primit iva q ue perm it ía exp resarlo. La imagi nación griega n o pobló d e d ioses la nat u-
La ley del d esarrollo d e las rel igion es d e la na tu - raleza . El esp íritu a firrna su tr iu nfo sobre la natura-
ral eza es la mi sma que la de l arte sim ból ico: la in - leza. La fuerza ver dad era no es natura l. sin o po1í!ica.
fin it.ud d~ lo d ivi no se expresa cada V Cl meno s por Zcus, dios de las leyes y del pod er, O?tU\·o una victo-
el si mbolismo d e las fuerzas de la natu ra leza y cad a r ia sobre los Titan es, fu erzas de la uerra , d el mar y
vez má s por la in teri ori dad sub jetiva, p ropiamente d el cielo. C ie rtamente. en las ar te s estos d ioses esta-
hum~na, d e d ioses cívicos, cu p for taleza no es ya rá n re presentados baj o u n a forma sens ible, pe ro esa
semeja n te a la d e las fu erzas nat urales, sino a la de ob ra d e arte es el prod ucto de la mano de los hombres ,
las fuerzas social es, a la d el hombre y sus insti tucio- y estos d ioses espirituales tienen el rost ro y el cuer po
nes. El sím bolo retroc ede , exis te una sep aración en tre ele ho mbr es.
el pod er de los homb res y el pod er de los elem entos. Esta reli gió n expresa la relación en el hombre d c
y entre ambos pod er es sólo se podr ían esta ble cer arta- lo fm ito y lo infinito bajo la forma de la belleza.
268 El pensamietlto de Hegel V. H umanismo de H egel 269

«En la re ligión de la belleza, la significación se re- tir ex istir en su armonía con la ciuda d que le r odea,
concilia con la materia, con el elemento sensib le, el enIa fa miliar idad de los dioses que expresan esta ar-
ser para otro ; lo esp ir it ual se ma ni fiesta en tera me nte mo nta, ¿en q ué se conve r tir á su rel igión c u a n~o se
en esta exteriori dad; ésta signifi ca 10 interi or que se r ompa el frá gil cqu ilib~io en ~re ~a ciu dad y el ciuda-
con oce enter amente bajo su forma exteri or» (1'11 R , d ano cuando el Impe rio urutano de los César es ro-
Il, p. 6J). manos se haya vuel to tan lejano , tan c:'tra~o, tan te-
El mundo es aq u ! la man ifestación del sujet o : el m ible que tomara la forma de un destino imp ersonal
ser n atu ral se halla transfig urado por el esp íri tu has - y am enazador ? .
ta no ser más que el testigo o el signo. Ped irá entonces a sus di oses q ue no expresen, S I ~O
En este estadio, el espíri tu se ma nifiesta en la obra q ue garanticen. Los di?ses romanos cu~p lcn Iuncio-
de arte, vive en el elemento sens ible, vive com pleta- n es utilitarias para sat isfacer las ncceSH!ad es d cm és-
men te en él. Esos d ioses no tienen imp ene tra bilidad ri cas, particulares. para mant en er tambi én la c?he-
en el hombre, nada que no descubra en sI mismo o si ón del Estado. Es una r el igión poHtica q ue tl.en.e
en el or den de su ciudad . Dioses maravillosamen te com o fin el Esta do. Sin embargo , qu é poder ta n un-
humanos, dio ses de masiado hu manos, d emasiado mi - ser io es el de los pequeños di oses .de antaño al lado
serablem ente hum anos, cu yos fines están todavía tan del pod er del em perador. P? r ell clm~ de esta pleb e
li:nitados como los .de los hombres. Aten ea es el ge- innum era ble de dioses an tiguos esta el em pe ra dor,
ruo del pueblo a teniense. su expresió n total y Sil vida q ue puede, en su sobe ranía ar bi t r~r ia y todopode:o-
satisfecha. sa , suscitar en la vida de las particulares desgracias
. Esta .concepción ?e~ hombre a pesar de su belleza mayores que todas esas divinidades su bal ~ernas .
sigue Sien do muy l imitad a, con horizontes prefijados.. Er a paTa todos y par a cada U~lO el dest ino. pero u n
«La r epública romana era la cualida d fundamen tal destino arbitrario. ((Es muy lógico q ue el em pera?or.
de Ca tón ; cuando dejó de serlo . éste murió ; esta cua - pode r supremo. haya . sido. ven erado .como UIl. dt?~:
l!da d es~ba 'tan u nid~ a él q ue no p udo vivir sin ella . pu es él es este poder ir racion al q ue nge a los ind ivi-
Esa cuali dad determinada es finita, es esencia lme nt e duos y su con di ci ón» (Ph R , JI, p. 188). .
u.n lí mite, t.m~ negación. El rep ublicano ro ma no cons - La ali enación del hombre, de sus fu erzas propi a-
utu ye el lImite .de Catón ; su espírit u . su idea, no m ente humanas, alcanza aq u í un grado s~l pr ~ ~o . .
t l ~n e n p ext en sión . Esta cualidad forma. pues, el Ji- En el em perado r se ha concent ra do e I ~ dl vlduah ­
mue de a lgo q~l e llamamos finito» (Ph R , JI, p. 12). zado todo el poder alienado de la ~urna~lIdad, ~odo
A esta humani dad le faltan aún muchas di mensi o- lo divi no se ha un ido en este ser fini to. \ , al m ismo
nes : no tiene .consciencia ' d e la subjetivida d propia y' t iem po, es la desdicha y el poder absoluto del indi-
de las superaciones que ella permite, a lo infinito, de viduo, despoj ado de todo su ser, de todo su poder y
t?d,o orden ya .esta~Iecido. La a usencia de esta sub]e- d e todo su futu ro.
tividad y esta infini tud es el lí mite. De esta con tradicción, q ue es la más profun da , y de
Pero si para ese hombre no existe otro fin q ue exis - este dolor, q ue es el m ás un iversal, nacería una nueva
270 El pe nsamiento de Hegel V. H umanismo de H egel 271
forma de religión, una concepción nueva d e la rela- a un moralismo vulgar y al dejar de lado lo esen cial:
ción, en. el hombre, de lo finito y lo infinito. «La de- la re velación de la verda dera naturaleza en la 'Tri-
scspcración que predo minaba en el esp íritu del mun- nidad.
do de no hallar en esta vida y en la finitud la forma La relación de lo finito con lo infin ito, del sujeto
de satisfacerse. todo ello pre paraba el terreno para fin ito con su obje to infinito, del hombre con Dios ,
la verdadera r eligión del espn-itu» (Ph R, I1, p. 194). cu ando se superan las r eligion es de la naturaleza y las
Es ésta la religión que H egel llama la «religión ab o religion es de la indi vidualidad espiritual, aparece, con
soluta», en la cual el espíritu, consciente de su ver- la r eligión absolut a, en su verdadera ri queza.
dadera naturaleza, no puede ya expresarse en la exte- Lo infinito, Dios, p uede en primer lugar ser pen-
rioridad sensible. Al tomar concie ncia de su interio- sado tan sólo «antes de la cre ación del mundo», dice
ridad bajo el peso de toda la antigua angustia del H egel en una frase q ue rec uerda literal mente la que
mundo ya no puede expresar se plenamente en el arte. empleó para definir su Lógica. Es lo q ue llama aho ra
Lo que r evelará el cristiano de las nuevas dimen- el «R eino d el Padr e».
siones del hombre, no pu ede, segú n Hegel, exp resar. «En segundo lugar: Dios crea el mundo y pone la
se pl enamente en el arte y es lo que a sus ojos hace escisión ; de una pa rt e crea la naturaleza y por otra
a la vez la grandeza y la debilidad del ar te románti- el espí ritu finito». Es «el r ein o del Hijo» .
co: la significación que b usca {lar a sus obras des- Finalm ente, esta r evelación de Dios en el mundo
horda siem pre la exp resió n ar tística . fin ito, esta re conciliación de lo finito y de lo infinito,
p ermitió al esp íritu vivi r en la comun idad de los q ue
p oseen esa revela ción . Es el «rein o del Espí ri tu» .
¿Cmtl es, pues, el contenido específico de esta reli- H egel señala que no se trata de una Ienomenolo -
gión absoluta que ocupa el lugar del ar te en la tarea g ía de la religión en la cual se descompondría, según
de manifestar al hombre su propia na turaleza? las exigen ci as de nuestr o espír itu, lo que en r eali dad
Este mens aje único, que el arte no puede expresar es uno.
totalmente, es el de la T rinidad y el de la mue r te de No se trata tampoco de tres épocas q ue se suceden
Dios. e n el ti empo: Dios antes de la creación, Dios cre an -
~l.volumen de las Lecciones sobre la iiíosoíia de la do el mundo y en viando a él a su hijo, Dios viviendo
re {¡g~ón, dedicado a la religión absolu ta (pa rte IlI), en su Iglesia. En esto ha y q ue desconfiar del lenguaje .
contien e, después d e la definición d e la r eligión ab - La religión, según H egel, trad uce una verdad abso-
soluta, tr es subdivisiones fundam entales: el Re ino l uta, ete rna, en el lenguaje figurativo ele la represe n-
del Pa?re, el R eino del Hijo, el R eino del Espíritu. tacion, bajo la forma de un mi to. Corresponderá a la
Es d~CIr, q ue el dogma d e la T rinidad constituye la filosofía superar ese estadio para con cebir esta verd ad
esencia de esta religión ab soluta. en su ver da d, que es la del pensamiento puro, qu e
Hegel reprocha al pietismo de sus contemporáneos aprehende esa T rinidad en su unida d profunda.
el haber vu elto insípido el cris tianismo al reducirlo ¿Cuál es, pues, el contenido de la Trinidad tal
272 I~l pensomíe nt c de Hegel V. H umanismo de Hegel 273

~omo se. expres a en la rcpreselH,ación religiosa? ¿Qué Para que el hombre adqu ier a la cer teza de su na-
c?nCepClón del mundo y de la vida, qué nueva dime n- t uraleza d ivina , Dios deb ería m an ifestarse en la ti e-
sión del hombre reve l ó ella d uran te el curso de la rra de forma car nal. La encarnación, en Cr isto, recon-
historia ? cilia lo infinito y lo fini to, cuya forma y cuyas obliga-
Dios (el Padre) sólo puede definirse, en prim er lu- ciones totales asume lo infini to.
gar, como «el Crea dor eterno, la man ifestación ete r- J esús es el signo de esta reco nci liación . Es el signe
na; es esto, este ac l u.s; esa es su noción su determ i- d e qu e Dios no es únicam ente creación , sino amor.
nac.iónll (ph R , 111, p . oH ). ' En efecto, al asu mir la con dición d el hombre, al
El acto de crear no pu ede separarse de la creación aceptar la ley de na cer, que es también la de sufr ir
por la qu e se man ifiesta. El espíri tu, como acto, como y morir, y al morir en la cru z, la más vil de las mu er-
acto creador, no pu ede separarse de lo q ue lo ma ni- tes, la de los ma lhechores, da testimon io de que la
fiesta y de lo qu e lo crea . La naturaleza misma del cosa más in noble es a la vez la más noble : «Es preci-
espír it u es objetivarsc. so ver en ello la expresión inmedi ata de la Revolu-
Dios, como espír it u, es, IHl l'S, act ividad absoluta, ción conclu ida contra todo lo q ue ex iste » (ph R , pa-
eternamen te creadora. Es el p rincipio fundam ental gina 155).
de toda existenci a. Esta vida y esta m uer te indigna son la vida y la
..Es a la vez él mismo )' su O uo, su necesari a crea- muer te de Dios. Mas allá de la escisión m ás br utal
cron: la nat uraleza, }' también el hombre en su fini- en tre lo infin ito y lo finito, tenemos la recon ciliación
tud, el Hijo. más perfecta. «No se ti ene la intu ición de la existen -
El hombr e ha sido creado a imagen de Dios ' ha cia temporal perfecta de la Idea d ivina en el presen-
sido crea do creador. La naturaleza del hombre :s di- te más que en la muer te de Cristo. La ali enación su-
vi?a; el homb re es el acto de crea rse, como el m ismo prema de la Idea d ivina : Di os ha muerto, el mismo
DlOS. El sujeto tiene un valor absoluto. El hombre Dios ha muer to, es una re presentación prod igiosa,
no podría ser bueno ((por naturaleza) , en un a ino- terr ible, que presen ta a la r epresen tación el ab ismo
cencia an imal. Si es bueno, sólo p uede llegar a serlo más profundo de la escisión. Sin embargo, esta mu er-
por \'? I ~nta d, por esa m isma voluntad y ese m ismo te es tamb ién el amor más grande. El amor, en efecto.
co ~~cl m le ~ to q ue son fu ente del mal. La represen - es id ent idad de lo d ivino y de lo humano ... T enemos
tacr ón m ü ica de la caída tiene esta signi ficación : el aquí, pues, la intui ción de la unida d en su grado ab-
h O~llbre ha r oto con la na turaleza y con su inocencia soluto, la intuición suprema d el amo r. El amor con-
primera: conoce la escisión , puede oponerse a Dios, siste, en efecto, en renun ciar a la propia pers on alidad .
lo ctl?l es el ma l; puede opon erse al mundo, lo cua l a los pro pios bienes; es u na act ividad conscien te, la
const ituye la desdicha . re nu ncia suprema de sl para el otro, y se manifiesta
Para escapar a la desdicha, debe transfo rmar cl en esta ali enación extrema de la muert e, que repre-
mundo por el tra bajo. Eso es lo que le hace superior senta el limite de la vida. La mu erte de Cr isto es la
al an imal. in tu ición misma de ese amor absoluto» (Ibjd ., p . 152).
274 El !Jetlsami e,¡to de H egel V. H umanismo de H egel 275

Esta muert e de Dios expresa el momento de la ne- Es necesar io reconocer que, e n la concepción ~lege­
gación como momento necesario d el desp liegue del liana, el culto. es decir, el con junto de las relaCH~n es
esp íritu . Dios ha muerto, y esa mue rte es un mom en- pr áct icas con D ios, tien e esencialm en te por obJc:o
to de la naturaleza d ivina, un moment o n ecesario de l conduci r al hom bre a asim ilar plenament e, a asunur
de spliegue de la natu ra leza human a q ue no con sti - la nat ur aleza humana, d ivina en su esencia. Es la re-
t uye sino uno con la na turaleza d ivina. Ell o sign ifica conciliación de lo infinito y de lo finito.
q ue todos los fines que la voluntad del hombre pueda Desde el p unto de vista teórico, la más elevad a for-
persegu ir , tarde o te mprano pueden y deb en abolirse ma del r ecogim ien to con d uce a la filosofía; desde el
en la tumba del espír itu, y q ue ésta es la con dición punto de vista prác tico, el sacramento nuls eleva do
misma de la vida del espír itu como tal. Esta muerte es la moralida d.
no es sino la muerte de la m uerte, es decir , la con di- Dios es la forma más elevada de la auroconsclen cla .
ción primera de la resurrección . El fin úl timo del cu lto es la existencia de Dios en el
«Se dice en un cánt ico de Lu tero : El mi smo Dios hombre. Y H egel añ ade : ( ( L o (Iue pare ce sc:r mi .ac-
ha muerto. Se ha expresado así la consci encia de que ci ón es la a cción d e Dios, e inversamen te, D IOS exi ste
lo human o. la finitud. la in fini tud, la deb ilidad, la sólo por el hecho de mi actividad. Los dos seres eu
J
negació n, son un momento de lo divino, ( IUC todo ello UIl O solo eS la reconciliación a bsolut a» (I lI R , l ." par-
está en Dios. que la finitud, la negativid ad , la alter i- t e , p. 195). •
da d no están Cuera de Dios, y q ue la al teri dad no es La am bigü edad dc tales fórm ul as y, mas allá de las
un obstáculo pa ra la u nidad con Di os. La alter idad , fó rmulas de la dialéct ica misma del desarrollo del
la n egación, se conocen como un momen to mismo d e pensamiento he geliano condujo a los com entar istas a
la naturaleza divina . En esto se desarroll a la más su- pregun tarse si H egel no sería at eo,
blime idea del Esp ü-i t u» (l b iá., p . 164). Es verda d q ue la posición rel igiosa de He~e.l es amo
Por la muerte de Dios, el hombre adquiere la cer- bi gua )' q ue en una ép oca en que el .catolIClsmo co-
teza de su unidad con Dios. Esta certeza se halla en menzaba a rcimplantarse en Al emania, acusad? de
el principio de la comuni dad del espíritu. at eísmo cua ndo d icta ba sus L ecciones sobre la tiloso-
L a Ce no cons iste en creer en Dios, sino en cre er fía de la religión, a menudo se vio obliga do a ponerse
que ese hombre es el H ijo de Dios. En este re ino del a la defensiva para apartar de él esa sospec ha q ue, al-
espíritu. «este amor no es humano , no es el am or de gu nos a fias antes , costÓ a Fichte su c ltedra de filosofía .
los hombres, ni el amor sexual, ni la ami stad» (Ib i d., Pero eso no es lo esencial. El pr oblema consis te en
p. 172), es el amor in fini to engendrado por el dolo r de ter minar cóm o conci be H egel la naturaleza d e las
infinit o. es la comu nión de los san tos. rel aciones en tre Dios y la n at u ra leza , la razón. la hi s-
A pesar del acen to mí stico de esta med itación h e- tor ia, la a utocon sciencia.
gel iana, podem os preguntarnos q ué es lo que qued a, Las r elacion es de Dios y de la naturaleza ya hab ían
en esta filosofía de la re ligión, de la or todoxia cris- sido de finida s en la Lógica : «En ta nto que inmedia-
t iana . to, Dios es sólo n aturaleza. O la naturaleza no es más
276 El pensamiento de H egel 1'. H uman ismo de Hegel 277

que un Dios escondido q ue n o se man ifiesta todav ía mo » (Ibid., p. 167). Es un alegato p:o domo: p l~C S
como esp ír itu y, por consig uie nte, no es el Dios ver- si introd ujo en el spi nozismo el devel1;Lr y la hi stor ia,
da d~ro . O a ~'1ll en el ~ensam i cn to, en el pr imer pen - no modificó en lo esencial la concepción de las rela-
sa nu ento, Di os no es smo el p ur o ser o también esen- cio nes en tre Dios y el mundo : lo fin ito no tiene en
cia , el absolu to abstracto, pero no Dios como Espíritu sí su r azón dc ser, sólo lo infini to ex iste, pero , e n esta
absolu to, tal como es únicamente la verdadera na ru- totalidad vivien te del u n iverso, lo infinito no cs .m¡\.s
ra l e ~a de Dios» (L, 11, p. 185). q ue la to talidad concreta de lo fini to cn la totalidad
. D.tos, por ta mo, parece no ser más que el descnvol- de su desarrollo.
vmuento total del Inund o rea l. T oda cosa no es sino Esta doctrina no excl uye ú nicamen te toda tra ns-
n.~ m~mento ~Ie Dios, no tiene existe ncia y significa- cendencia, sino qu e excluye hasta la posib ilidad :n i~­
cron smo en el. El hombre se ident if ica con el acto ma de un acto ú nico de creación , puesto q ue «cx rst rr
creador dc Dios cuando deja q ue la cosa se desarrolle es poner la d iferencia l) (I bid.• JI , p. 32).
~ n él hasta la tot?lidad con creta. Dios y el mundo son Las rela ciones entre Dios y la razó n h umana exc1 ~I­
Insep arab les : «Sin el mu ndo, Dios no es Ij ios», Esto ycn tan ra dicalmente el d uali smo y la rranscen rlen cia
se desprend e de la na tur aleza m isma de lo infinito, como las r elacion es de D ios y la naturaleza. «No h ay
que 1I 0 puede pasarse sin lo finito, no se ma nifiesta más q ue una razón, no hay una seg da , sobrehu-
ol1n

más q ue en él, y tambi én de la naturaleza del espíri- mana ; es lo divino en el hom bre » (1I Pli, p. l l S).
tu, q ue no puede existi r sin manifesta rse. «Dios se Esta idea ti ene. por otra pa r te. una exte nsión m u-
manifiesta en el presen te sens ible ; no tien e otra for- cho más vasta en H egel : «Lo d ivino vuelve a encono
ma que el modo sens ible del espíritu, el del hom bre trarse principal ment e en l ~ prod ucción human ?)}
i ~d.i\·id u al . . . Así se ha esta blecido que la nat uraleza (I bid., p. 15:)). Pero cs particularment e en la ra1011
d ivina y la na tu raleza humana no son diferen tes: Dios donde Dios se man ifiesta al hombre.
se ma n.ifiesta en for ma humana . La verdad es que no Este Dios, que no ti en e ex istencia tra nscendente
hay mas q ue una sola razón , nuts q ue un solo cspír i- a la na turaleza y a la ra zón, tie ne una h istori a : «El
t u » (p h R , III , p. 13<1). m undo in telectual, divino, la vida d ivina en sí se
El lI:undo y I?ios no son mus q ue dos asp ectos de de sarrolla, pero esos cír cul os d e vi da son los m ismos
una mi sma r ealidad . Lo q ue excluye la no ción de que los de la vida dclmu ndOl) (ph R , p. . 11 9~o
creación : «El esp íri tu es para si, es decir, se hace su La rel igión no es m ás que la a lltocOll scl cn c l ~ de la
prop io objeto y, conservánd ose a si mismo en la bús- Idea conver tida en totali dad con creta al t ér mino de
q ueda de la noción, cs lo que llamamos mundo, na- su desarrollo. Di os es la rea lida d tomando au tocons-
turaleza. De igual modo el ob jeto regresa a su fu en- ci encia. y este absoluto ad quiere autoconscicn~ ia . so-
te ; este do ble movim iento es la vida divina» (I bid., lament e en el h omb re. «La r eligión es el con octmren-
J. p. 151). Se comprend e f ácilmente por q ué Hee el ro q uc tien e de sí el espír itu di vino por med ie del
se vio lleva do a libr ar a Sp in oza de la sospech a ~Ie espír itu fini to» (l b id .. p. 133).
ate ísmo ; (IEl spin czismo es más bi en un acosm is- La natur aleza d ivina es idé n tica a la na tu raleza h u-
279
V. H umanismo de H egel
278 El pensamie nto de H egel
m ún en los t iempos modernos. de la n egación del
mana . El cult o de una reli i ón
pues, separado de la vida : s 1 ~dl no puede ser, cristia nismo al cristianismo nrisrno» (Feuerbach, L a
acto creador. es a VI a misma en su ph ilosopllie de I'avenir, p. 159) .
1...1. amb igüedad subsiste consta ntemente en la filo-
. Es el acto median te el cual s fi .
veza, en las accion es h uma ' e a 1 1~,a y se obje ri- sol ía de H egel : ¿es una teología o un h umani smo ?
riel todo. el amor del tod ",1;, la pa~lOn domi nante Sin la menor duda, H egel tr ató de conciliar las dos.
ponsabilidad personal o. e scnnmren to ele la res - La r eligión Y la mosofla son a la vez la conc epción
jo, el arte, la creaciónco~;l r:~~~cto al todo. El traba- que el h ombr e, espír itu fin ito. puede ha cerse de D ios.
más pe rf ectas ofr endas 1 s sus formas, son las y la consciencia q ue Dios adq u iere de sí. mismo en el
sencia de lo di vino nPor¡ has que se expresa la rre- h ombre. H egel lo dice e.xplícitamen te en la Encielo-
h b e e
om re pa ra crear en sf lo divino
no a utént ico : «La ete hi
e :5
om bre y 1 f
uerzo del
: es dec ir . lo huma-
!lCd ia, en la que trata con estos térmi no"> el conocí-
m ien to de Dios: liDios no es Dios sino en tanto que
hum . 1 .t rna rstorra de Dios dc J se conoce ; su con ocimiento de sr es ade más la cons-
ame an , del movimien to d D ' . Y e a ci encia que tiene de si mi smo en el ho mbre y el co-
bre y del hombre haci D ' e lOS hacia el hom -
ciencia la con sid era coa ¡.lOS. se p resen ta, y la cons- nocim iento que los hombres t ienen de Dios, conoci-
. on ,1 conscíenc i d i · m iento que progresa hasta el conocimiento que el
en 1a historia» (l bid .• p..931). . la e s m isma
hom bre tien e de si en D ías» (§ 564) .
A s1 p ues, no hay en H e 1 .
n ingú n d ualismo y or ge ~tn.guna transcen dencia , La r eligión no es, pues. para H egel un diálogo d el
ción posible q ue p;ofen co~slgtIlCn ~e, n inguna salva- hombr e con una inteligenc ia o un poder tr anscen den·
la experiencia vivida dega ¡ d el ext en.or: pa rt iendo de te, sino una participación personal act iva en u n acto
. esgarrarruent I ¡ q ue se ejerce Y sólo pu ede ejercerse e n el hombr e. un
gu sna. sólo espera su 5., 1 •• d o y { e a an -
única realida d es la de vaCl.on el conocimien to. La acto mediante el cual el T odo de la vida se const ru-
su desarrollo. Nad~ ex' Ita h¡ lstori a en la tot alidad de ye a sl mi smo.
Iesta cl é IS e ucr a ele ella' I . Como vemos. no hay aquí la menor traza de trans-
estac ión total del espíritu u . . es a mam-
No es el es Iritu ni q e le es inmanen te. cen den cia .
h istori a ; ese desarroll en nace del desarrollo de la El pen sami ento hegelia no se desarrolla íntegramen-
. o no es al con trar i á te en una estricta inman en cia. P ara él n o se trata
l a Eman ifestac i ón cxterr itor. d e "a Idea ano, m. s que
más que del hombre Y de su relación total. Su Dios
ssta Idea, substa nc ia-suj eto ríe , . es el Dios-programa de los humanistas, Y no el Dios-
tos tr adicional es de D' , Ien c todos los atribu-
. lO S. persona de los teólogos. H emos r ecordado ya este tex-
¡ . a [ mutn
Ees Jll5to, pues, (e(lr . . to d e su juven tud q ue con tiene en germen La esen-
bach : «Si no se ab do naIafi' ti empo, con Feucr-
se abandona la teoIOa;a)~n(;'h~s:;opsOfía. d~ H egel, no
cia del crislianism o de Feu erbach : «Fue un mér ito re -
y: «La filosoffn de H e el • .rovlSon es, p. 120), servado a n uestr o ti empo el r eivindi car como propie.
de resta blecer el cristfani~~ la ~ltll~a gran ten ta ti va
dad del hom bre, al menos en teorí a. los tesoro s q ue
por la f ilosoña, apoy ándose en o 1aest~d o na~o y .m uerto
I enrificación, co-
ha n sido desp ilfarrados en los cielos, pero. ¿cuál será
280 El pensam íenm de Hegel V. H umanismo de llegel 281

el siglo que tenga la fu erza de re alizar este derecho finito, ese finito en el cual lo in finito aflora sin cesar
y de asegurar esta propiedad S (Nohl, p. 225). y se transpar en ta a través del deseo y la m uerte.
Del hecho de q ue H egel elimine toda transcende n- H egel torna aquí una posición opuesta a la de los
cia de Dios no sería exacto concl uir qu e r educe Dios materiali stas franceses del siglo XV III , que enfren ta-
al hombre, pu es lo prop io d el hombre es precisamen- ban la filosofía a la r elig ión . «La Il ustración . .. 10
te, para él, conver tirse en Dios. to ma mal cuando la filosofía dem uestra 10 que hay
A? ora bi en : para H egel el hombre sólo pu ede con. de ra zón en la reli gión cr ist iana .. . 11 W h R , 111, pá-
~ er l trSe en Dios-e-como lo enseña el cristianismo por gin a 212), y sin embargo las re ligiones «son la obra
Imágenes y símbolos- porq ue Dios se hi zo hombre. su pre ma de la razón, y es absurdo creer que_los sacer-
f..:o absolu to no pu ede nacer a partir de lo qu e no cs. dotes inventaron las religiones para enga nar a los
SI lo a bsoluto p uede, al final, real izarse, es porqu e p ue blos» (H Ph , p. 151). .
estaba present e ya desde el or igen. Si la religión no es la et apa sup enor del desarrollo
El cristianismo .es, pu es, para H egel la re ligión por del espíritu y si la filosofía está m ás allá, no 75.a cau-
la que es ne cesario pasar para llegar a la rel igión ab o sa d e su rontenido, sino d e su for ma: la religión no
soluta. La consciencia desventura da es una etapa del es aún más qu e u na representación fi gurativa d e. .la
Sab er absoluto. verdad asoluta que no p uede encon trar su expreslOll
No se p uede, por tan to, id entificar el Saber abso- ad ecuad a mris que e n el pensami ento puro.
luto con un hu manismo rigurosam ente ateo, pu esto H egel ad mite de buen grado que. la fe puede ser
q ue H egel aplica al hombre la idea cristiana de Dios. un camino pa ra llegar a la verdad . Sin embargo, pero
Lo que desapar ece tota lment e d el cri stiani smo, en m anece dep endien te de una autor ida~, de u"?" dogma,
H~gel , e~ la Revelación . Sin duda alguna, para H egel m ien tras qu e la filosofía es el pensam iento h.bre, que
DIOS está en el hom bre y el homb re está en Dio s, crea todo a partir de si m ismo. y ~o a partir. de ~n
pero lo que di vini za al hombre no es la Revelación " da tan exterior. Así, en su H istoria de la [dosoi ía,
ni la Fe, es el Saber a bsolu to. H egel separa las doctrinas de .los Pad res d~ la Iglesia
T an sólo como una metáfora pued e asim ilars e este y la ense ñanza de los escol ásticos por considerar que
Saber absoluto hegeliano, un ión del suj eto que co- n o son autén ticas filosofías.
~oce y del objeto cono cido, con una experiencia m ís- Este elemento de «poairividad » de la religión debe
nca. ser eliminado. H ay en esto una contingencia que debe
La concepción hegeliana de la «muerte de Dios» ser r eabsorbida por la necesidad r acional. U.na con-
es la expresi ón de la intu ición cen tra l del pensami en - cepción de este tipo conduce finalm ente ~ depr poco
to específicamen te hegeliano. lugar a la R evelación y a no ver en la h ~s tona safP"a -
Expresa la idea central de H egel: lo absolu to sólo da y en sus rel atos más qu e una alegon.a, un m ito,
se P?n e oponi éndose, se limita a sí mismo y por ello q ue tra du ce en imá gen es u na verd ad racional .
se m ega, y no es lo ab soluto más qu e por la acción de Es en este sen tido que H egel habla ,?n stantem e~te
esa n egación. Lo infin ito es lo infinito sólo por 10 de la ({ mitología cri stiana». Cuando decirnos que D IO~
282 El pens amien to de H egel V. H umanismo de H egel 283

ha engendrado al H ijo. es «una Imagen». La creación relación de ca us a a efecto, sino descubri en do en ellos
del mu ndo es una «re presentación». La caída es un la misma fuente : el desgarra mien to de la sociedad y
mito. como el del Fénix. el de sdob lam ien to del hombre.
Por esto, sobre lodo. el pensamiento hegeli ano ha Defin e al hombre moderno como «u na esp ecie de
sido particularmente mortífero para la re ligión r eve- anfibio (IUC vive en dos mundos contradictor ios en-
lada. tre los cu ales la consciencia duda sin cesar, incapaz
Si es falso de cir q ue H egel era ateo, es indiscutible de fijarse y d e tomar una deci sión que la satisfaga .
q ue la izq ui erda hegeliana, y después Feuer bach y Pero al mismo tiempo que se encuentra en el extre-
Marx, hallaron en él los pri ncipios metodológicos de mo de este desdoblam iento. la cultura modern a y la
una crí tica religiosa q ue cond ucía necesariamente a l in teligen cia moderna han plan tead o la necesidad de
ateísmo. su reabsorci ón ... En n uestros d ías. esta oposición se
expe rimenta de forma par ticularmente viva y pre·
ocupa a los hombr es de múltip les ma neras. El pensa·
L A FI LO SOFíA mi ento no deja de avi varla, y es el en ten dimiento con
su " tu debes" que erige como una r eali dad, lo q ue
La concep ción h egeliana de la filosofía como supe. la mantien e. Vuelve al hombre inqui eto y como aco-
ración d el arte y la re ligión en la expresión d e la sado por todos lados . .. ; al hombre le interesa q ue
verdad absoluta, r espond e a la pregu nta plant eada esta oposición desapa r ezca. q ue deje lugar a la conci -
en las p rim eras líneas de este libro . H egel planteó li ación ... Esta es la fun ción de la filosofla, y su fun-
un problem a q ue nuestr o siglo está r esolvien do. ción pr incipal es supr imir las oposiciones ... ; la fi-
Para H egel, la filosofía, al igu al q ue la r eligión , losofia ti ene como ta r ea demostrar q ue si la con tra -
nace del desga rrami ento del mu ndo y, como ella, su dicción ex iste. se hall a ya, tal com o es, r eabsor bida
misión es supera r ese desgarramien to. de toda etern ida d, en sí y para si" (E , l . pp. 484 9).
H egel ro mpara de buen grado su época ron aq ueo La filosofía hegel iana es la filosofía de la épo ca del
lla en que nació el cr ist ian ismo y le asigna una tarea mundo desgarrado y de los hombres desdoblados, de
semejant e a la q ue cump lió la religión cristiana. una época en que los fines p ersonales y los fines so-
Lo q ue caracteriza una época semejante es a la vez ci ales no están en con cordancia. sino en op osición .
una «r up rura ron el mundo real " )' 10 que es canse. Vivimos la agon ía de este mundo como H egel vivió
cuencia de ello, el desdoblamient o del hombre, «la las primeras eta pas. Por ello, los prob lema s q ue él
ruptura entre la existen cia in teri or y la ex istencia ex. plan teó son los n uestros y nos corresponde responder
te n or», el espíri tu no sin tiéndose ya satisfecho con el a ellos y resolverlos,
presente inmediato . En un mundo semejante, el individuo no puede
H egel con cib e una «concordan cia de las r evoluc io- actu ar con toda su individ uali dad, como totalidad hu-
nes políticas con la ap ar ición de la f ilosof ía» (H Ph, ma na, como hombre tot al. Su acción, en la inmensa
p. 318), no estableci endo en tre los dos fen ómenos una mayoría de los casos, no es li bre creaci ón, sino tra -
284 El pensamien to de H egel V, H umanismo de H egel 285
bajo obligado por la necesidad , tra bajo parci al, q ue holandesa, qu e ilustra esta concepción de la lib ertad,
desmenuza al hom~re. lo divide y lo mutil a. Este es decir, sentirse a g usto en las cosas, «Los holan deses
hombre y su trab~Jo no son fines en sí, sino medios cr earo n ellos mismos la ma yor part e del suelo en q ue
par a fines ex trañ os. ob.~curos, por otra parl e. y q u e viven. Esta prosperi dad vigilante y honesta, esta au to-
flotan muy al!o por enc ima de él y lo dominan , como co nsciencia desbordan te y feli z, todo ello. no lo de-
fuerzas extrañas, com o fuerzas de la naturaleza. Son, ben más q ue a sí mi smos, y ello es lo q ue constitu ye
por tanto, obras ali enadas del hombre : las institu- el contenido general de sus cuad ros» (E, 1, p. 206~.
ciones. las leyes, las creencias. Es el reino de la Cuando aborda el d rama modern o, que «cons iste
no-libertad. del que H egel hace esta descripción sor- en pensar q ne es im posible crear , gracias a acciones
pren dente: ((~I I:o~l bre: en tanto que indi vid uo, para hu ma nas, una rea lida d armónica a pes.'It de los des-
preservar su Individual idad , debe convertirse en un ac uerdos y los conflic tos de intereses. de pasiones y
medio a l ser vicio de los otros y de sus fines lim itad os de caracteres» (E, III, p. 257), den un cia como q ~li ­
y, a su vez, ser virse de los otros como medios ... Todo m éri cas las tentati vas de estos «jó ven es q ue evolucio-
indi vid uo viviente se encue nt ra en esa situación con. nan en un mundo considera do como in comp atible
tradlctor¡a, q ue consiste en considerarse como un todo con sus ideales, que ven una desgracia en la existe n-
a.cabado y cerrado, como una u nidad, y, a l m ismo ci a de la familia , de la pro p iedad, de l Estado, de las
tiempo, en, encontrarse bajo la dependencia de lo leyes, de las ocupaciones profesionales, que son, se-
qu~ no es el, y la lucha q u e tiene por objet ivo la 50- gún ellos, una amen aza constante a todos los dere-
luci ón de esta contrad icció n se reduce a tenta tivas chos etern os del corazón . . , Abrir una brecha, cam-
q ue no hac en más que prolongar la duración de la b iar el mundo, mejorarlo , o al menos fab r icarse un
guerra» (E, 1, pp. 184-1 86). r- incón de cie lo en la tier ra» (E, p. 2M). he ahí la
H egel busca la solución de esta con tra dicción en quimera, he ah í el pel igro. Es lo que H egel I.lama,
la «concillaclén», por med io del arte, de la religión, tom ando el título de la pr imera pa rte del fVllhem
de la filosofía".q ue son otros ta ntos g rados de la li be r- M eiste r de Co ethe, «los años de aprendizaje». En
ta~, o más bie n de la lib eraci ón de este desga rra- n ombre de esta «cord ura» condena el «Karl Moer»
m ient o. d e Schill cr, q ue «se subleva con tr a el orden burgués
~l . obj etivo perseg u ido es la libertad. es decir. el e n su conj un te» (I bi d., 111, p. 277). T odo esto debe
cspm ru encontrándose «a gu sto» en el m undo sin conclu ir en la vuelta a la pruden cia del héroe, que
chocar con ningún dato exter ior, con nada q ue I ~ sea «compren de q ue lo me jor es a.d? pta r sus ~ormas de
ex trañ o. p ensar y sus d eseos a las condiciones de Vida real».
«El ar te es capaz de crear un mundo sin disonan- No se tr ata de cambia r el mundo, sino de compren·
cias ni con trad icciones. un mundo, por así decirlo derlo y adaptarse a él.
redon<l ;;~d o y r eco?,ido C:1 sí mi smo » (E, 1, p. 307): E n niveles más el evado s, la religión y la filosofía
~u Es~ehca nos I~rmda ejemplos significativos: repe- tienen la m isma misión conciliadora .
t idas veces. por ejemplo, da la muestra de la pin tura E5 notab le q ue, por otra par te, la evolución r eli-
286 El j)cllmmiento de H egel V. H umanismo de H egel 287
g~osa de H egel este estrechament e unida a su evolu- La teología de la T r in idad, de la que H egel dice:
cl.ó n política. En su j uventud, es hostil a l cris tia. «Es te dogma es la de termina ción fundam en tal d e la
I1lSm~. al cual op on e el ideal de una re ligión c ívica religión cristiana n, explica ese co nflict~ y reali za. la
pa~ecld? a l~ de las ciudades griegas y q ue los cultos reconc iliación a l mostrar q ue lo negativo, lo finito,
revolu cionario ; en Francia tra tan de instaurar para la na turaleza, el hombre individ ual, el mal, son un
ed ucar a l pl~eblo en ~I .espír it u de la libertad políti ca mo mento necesario de lo in fin ito, de lo absolu to, de
y de las VIr tudes CI\ 'lG1S ; cua ndo ab an dona, muy Di os, «T oda negación es una a utode terminación , y
pronto, por otra parte, sus con vicciones re p ublicanas no una limitaci ón im puesta desde fu era » (R, 1, P . .1 4 2 ~,
fr ente a lo que él cons idera el fracaso de l j acob ini s- 1..."1 filosofía no tiene más q ue tras pasar, en term r-
mo, a~epla. el cristian ismo como moral basada en el nos de pen samiento puro, lo que la religión en seña
valor m fim t? ~c la subjetividad. R en uncia al sueñ o bajo la form a simbólica d e la representación y del
de un r,en.acm lJcmo de la ciu da d griega y con sidera mito. «Con toda segu ridad, es una conciliación lo que
q ue la umca vía de desarrollo de Al emania es la de aporta, pero en el mundo d el pensamiento, no e n el
una lenta instauración de un reino burgués q ue con . mundo terrestr e» (H Ph, p. 187). Esta «conciliaci ón-
serve;, en forma de comp romi so, cier tas instituciones cons iste en mostrar cómo lo negativo y el mal r esul -
su rgidas ~el feudalismo. El cristi an ismo, en Alema- ta n , junto a una necesidad raciona l absoluta, del d es-
~Ia, «p uriñcado» .p~r la R eforma lu terana, propor- envolvimie nto d el T odo. La liber tad consiste en co-
clOn~rá la base .e~plt1 tual necesaria pata esta transfor . nocer esta neces idad y en identificarse con ella , Sin
macl én y permiti r á p rescindir de una revolución cam b iar nada de este mundo, sino simple me nte in -
~~ esta persp ect iva, el cris tian ismo es, para H egel, te r pret ándola de una cierta manera , el hombre par-
religi ón de la re concil iación . «En la re ligión crisna- ticipa de la vida misma de Di os, del de.sarrollo n ec~ ­
na se ha~e sen tir, más a ún q ue en otras re ligiones sario de l ser)' gOl.a de la más perfecta li bertad «esp r-
esa n~~esl dad de r econciliación; p ues comienza po; ri tual».
la escisi ón absol~ta, .y esta n ecesidad no aparece sino L., filosofía no es, entonces, nada más q ue «el ser-
cua ndo la c.onsclenc la se halla escindida. L"1 religión .... íc io de D ios»: «La fu nción propia de la filosoffa
pa?a~a .en cierra ~n. sr la concil iaci ón gozosa desde el cons iste en elevar ese con tenido absolu to, q ue se en-
pr~nclplo. La r eligión crist iana no ofrece esta ale- cu entra en la representación r eligiosa, a la form a del
gna ; ella m ism~ provoca la necesidad , se inicia por pensam iento».
el dolo r, lo desp ierta, desgarra la unidad natural del L a filosofía pue de muy bien , como la religión, ag u-
esprn tu, la unidad d e hom bre y de la na tu raleza, dizar las contrad icciones reales, pero para me jor rca-
destruye la paz natural. A continuación en contr am os lizar a continuación su reconci liación : «Cuando una
en el!a ;l.pecado original ; el hombre es malo d esde for ma del esp írit u n o es ),a satisfactor ia, la filosofía
el Pnncrpio y posee en su ser intimo un elemento agu diza la vista, para poder p erci bir, lo q ue ya ~o
nega.tI,vo : ., y sale del conflicto por medio de la re- satisface .. , ; por otra parte, la filosofía es un m edie
conc ü íacíén» (Ph n, r . pp. 27-28). par a apaciguar, para consolar en el seno de esta r ea-
288 l~ l pensamiento de H egel V. Hu man ismo de H egel 289

lid ad, en esta. desdicha del mundo : es la fuga a la tema de H egel como ideología de j ustificación de 10
libre idealidad, al libre imperi o del pensamien to, pre- qu e cs. Entre ellos, se pued e di sti ngu ir a los q ue con-
cisamente porq ue el espíritu , que no ha lla su sat is. servan de H egel su justi ficación d el orde n real del
facción en la ex istencia. vuelve sobre sí mi smo» mundo, en pa r ticular su doctrina ~el .E~tado como
(Ji PI< , p. 318). tota lidad por la cual únicam en te el md lv ld~o pued e
Aq uí estalla con la máxima fuerza la contrad icción ad qu ir ir su realida d y su valor ; esta ~lecctón es la
fu ndamental de la filosofía de H egel : la contradic - de los conservadores de la derecha hegel iana, del pan·
ción ent re su método y su sistema. germani smo y. finalmen te, del fascismo. total itario.
Su método d ialéctico le con duce a demostr ar, con O tros conservan j ust ificaciones del Sistema, no de
la necesidad d e lo que es, la necesidad ta mbién de lo q ue concierne dir ecta ment e a la sociedad y al Es-
SIl desap arición y de su muerte ; le lleva a !ocparar tado, sino a la concepción de Dios.
las contradicciones In ternas que constituyen la vida Es la tenden cia de algunos teólogos protestantes e
de cualqu ier cosa, en la nat ural eza, en la hi storia, en incl uso católicos.
el p ensamiento, y la fuente de su movim iento; le Al margen de estas dos interpretacion es, .otr os han
conduce a mostrar q ue cada una de estas desap ari - dad o más importan cia al mét odo q ue al mtem:-. Es
d ones y d e estas muert es es un momen to del naci- decir, que se adhiri eron a este aspe.cto del pensalllle n.to
mi en to y del desa rrollo de una r ealidad más ri ca, hegeliano que se refiere al estu dio de las con rrad lc-
pu esto que en cada nueva etapa lo viejo es a la vez cienes en la esen cia misma del mundo, y q ue recha-
suprimido como tal , conservado y supe rado; le con- zan (da conciliaci ón» sustentad a por H egel.
d uce a mostrar qu e ese mo vim iento de la tot alida d Ent re éstos, ha y los q ue se contentaron con recha-
vivien te del mundo y del hom br e no tiene n i lim ite za r la r econ ciliación y el sistema, y que no .han. con-
ni fin. ser vado de H egel más q ue la toma de conscrencr a de
Su sistema , al contrari o, ideali sta y especula tivo, se la contradicción, la concepción trágica del mu ndo y
presenta como u na totalida d acabada, es decir, muer- del hom bre, q ue es un momen to del pensam iento
tao La pretensión de hab er alca nzado la verdad abso- hegeliano . Al rechaza r la conciliació n hegelian a neo
lu ta y defini tiva cond uce a H egel a colocar-se en el ga ron también cualq u ier ten ta tiva d~ superar !a con-
fin de los tiem pos y a reconstit u ir indefin ida men te tra dicción, y considera n esta traged ia como msupe-
un desarr ollo flue se ha fijado en la etern ida d mue rta ra bie. Se puede colocar en esta categoría las d iversas
de un sistema cerrado, de una verda d dogm ática q ue interpret aciones cx iste ncialistas . .
dice 10 q ue es y lo q ue no p uede ser de otro modo en Una última forma de abordar el pen samiento he-
la natu raleza, en la historia y en el pensamien to. gelia no consiste en r echa zar , al igu al q ue los anter i~.
Esta contrad icción fu ndamen tal explica la div ersi- r es, el sistem a, en ad her irse al método de d escu br í-
da d de las in terp ret acion es de H egel, q u e se pu eden mi ento de las con tradicciones, pe ro saliendo de la
dividir en cuatro grupos principales. «jaula de la idea h egeliana», en buscar ! a ra íz de ~s­
En primer lu gar están los que se adh ieren al siso tas contradicciones no ta n sólo en las ideas a nt ena-
290 El pr1l.fa mielllo (le H egel V. H rnncn ismo (le H egel 29 1

r es, sino en el m undo real, do nde n acen , se desarro- una pr imera inversión del orden rea l. Por esa nega-
llan y m ueren las ideas. A partir de ahí se hace ci ón de la negación, la dialéctica se en cu entra up'!es-
posible conceb ir la «superac i ón» de estas con tr adi c- ta de n uevo sobre sus pi es», y de instr umento d e JUs-
ciones, n o por la «conciliaci ón» hegel ian a, sino por ti ficación especulativa del orden esta blecido 9-u ~ era
el cambio de las condiciones materiales, h istóri cas, e n Hegel, pasa a ser instr umen to de descu br imi ento
sociales, q ue engendr aron estas con tradicciones en el d e las con trad icciones intern as del mundo y de supe-
mundo y en el pensamiento. Este camino es el del raci ón r eal de estas con trad iccione s, no por vía de
marxismo. conciliación espiritual, sino de tra nsforma ción revo-
Los otros tres tip os de interpretación tienen una lu cionar ia del mundo r eal.
característica común , se apoderan de un aspecto o de Éste es el cami no segu ido por Marx.
un momento de la filosoffa hegeliana y se mantienen Constituye la (m ica su pe ración verdadera de H e-
en él. Per manecen, pues, más acd que el mismo H e- gel, y conforme al método d ial éctico por él ela bora do.
gel. Uno de los pri meros come ntaristas sistemáticos H egel hizo fran q uear al conocimiento una etapa de-
de Hegel en Francia p udo decir con alg una razón: cisiva: de la in tu ición sensible al concepto. Marx, al
«T odas las críticas de H egel permanecen en uno u recoger la ri ca herencia de esta di al éctica, mostr é q ue
otro de los grados inferi ores de la conscien cia, tal el conce pto no era el grado más elevado del conocí -
como los define la Fenomeno íog íaw (Ro ques, H egel, m iento, p ues más allá esut la práctica. La pnlcrica tal
p . 172). como la con cebía Mar x, no es únicam en te lo con tra-
La única manera posible de «su pe rar)) a Hegel r io del con cepto, sino q ue lo int egra a ella con todo
consiste en colocar se, en primer lugar, en el movi- el conocimie nto sensible y todo el cono cim iento ra -
mi ento ascenden te de su pen samiento, segu ir la dia- cional, como uno de sus momentos.
léctica intern a, r echazar la o bedienc ia al manda to Conten ta rse ro n volver al materialismo sin inte-
arbitrario de det en er el desarrollo en el momen to en grar la r ica apo rtación hegeliana hubiera sido un re-
qu c H egel, habiendo ent revisto el orden social que troceso. Después de ha ber elogiado a Fcuer bach por
correspondía a sus exigencias de clase, pre tendió fr eo su crítica materiali sta a H egel, Marx señala: «Si se
nar la h istor ia. le com para a H egel, Feuerbach es muy pobre» (Karl
Ll egados a este punto, la obligación q ue se nos im - Marx, Carta a Sc1lweitzer, 24 de e nero de 1865).
pone de descubrir en el pen sam iento de H egel las El mérito in compar abl e de Hegel comiste en ha -
razones hi stóri cas de la «inversión . q ue realizó, con- b er conceb ido al hombre total como llevando en sí
duce a descubr ir un n uevo método de investigació n todo 10 q ue las generaciones de los ho mbr es crearon,
de las contradicciones y de su fu ente, a adquirir con s- experimen taron y concibieron por su traba jo, sus com-
ciencia de q ue el mundo engend ra las ideas, }' no la b ates, su pensamiento.
Idea al mundo. Para en contrar el mundo r eal y el La evolución h umana es el paso a una realidad y
orden r eal del desarrollo, hay q ue «in ver tlr » ese oro a una verdad siempre más con creta . Pues, para H e-
den de l idealismo y de la especulació n, q ue era ya gel , la verdad es siempre concre ta : «La Idea es esen -
292 El pensamien to de H egel V. H um ani s mo de H egel 293
cíalmcn tc concre ta, p ues lo verdadero no es abstr acto; Cada filosofía par ticular expr esa el gra do de toma
lo abstracto es lo que no es verda de ro» (1/ PIl , p . 105). de consciencia del espíritu por sí mismo, incluso, P?'
Ca da acción y cada pensam ien to del hombre. en el d emos decir , en la perspecti va de H egel, puesto qu e
pasado, no es, p ues, más q ue un grado necesario de a mbos no forman m ás que uno, que eXpres.l la toma
su. desarrollo, de su total toma de consciencia por si de consciencia de la re ali dad por sí misma .
mismo. El problema esencial de la críti ca filosófica, pr eocu-
Esta evolución es necesar ia como el movimiento p ada por integrar cada momento del desa r rollo de la
mismo de la vida. La marc ha de lo abstracto a lo con- ver dad total, no consiste, pues, en re chazar o en re -
Ix ct? es una ley tan to de la na turaleza como del Peu- fu tar una filosofía anterior o una filosofía an tag óni ca,
sa nu ento. H egel emplea frecuen temente la analogía sino en separar en ella lo que era la toma de conscien -
del germen VI\"O q ue se desarrolla y se despliega en cia, aún incompl eta, insuficien te, deformada, de nn
la mu ltip licidad concreta de sus determinacion es, a aspecto de la r eal idad. «Es más fácil r efu tar que j us-
través de múltip les cont radicciones. tificar, es decir. ver que su braya r lo qu e hay de afir-
«La natu ral eza del espí rit u, de la I dea, es aliena rse mativo en alguna cosa. La histor ia de la filosofía
pa.ra encontrarse ». Esta compara ción sirve para des. mu estra, por u na parte, el lími te, el lado n egativo
cri b¡r el métod o dialéctico en filosofía . el e los pr incipios, pero ta mb ién, por otr a parte, el
La imagen de este crecimient o orgán ico perm ite él lado afirmati vo. No hay nada más fácil q ue mostrar
H egel mostra.r el ver dadero carácter de la crítica )' el lado n egativo. Sati sfacemos nu estra consciencia al
de la refutación filosófica : «Esta r efutación se pre- consta tar q ue estam os por encima de lo qu e juzga-
senta en todo desarrollo al igu al q ue cua nd o el ár- mos cuan do descubrimos el lado negativo. La van idad
bol sale de la semilla. La lla r, por ejemplo .. . . es está halagada ; superamos, en efecto, lo que r efu ta-
refu tada por el fr uto. El fr ut o que viene en úl timo mos; per o si superamos, no penetram os; ahora bien ,
término, encierra todo lo que 10 ha precedido. todas para descubrir el lado afir mativo se pr ecisa haber
las cor tezas qu e se desarrollaron anteriormen te. No penet rado el obj eto, haberlo justi ficado ; ello es m u-
puede llegar a realizarse sin estar pr ecedido por los cho más difíci l qu e refutarlo. En la medirla en qu e
gr ados a nteriores» (El Ph, p. 116). las filosof ías sean refu tadas, será necesar io igualm ente
La idea pr in cipal de la H istoria de la filosofía y de q ue sean conser vadas» (H P/¡. p . 11 7).
su concepción de la crí t ica filosófica se despre nd e ele Si resu lta fácil ver en qué es insuficien te tin a f il o-
las con clusiones d e sus L ecciones cuan do, al hacer el sofía, difer en te de la r ealid ad total que t iene por
balance de sus estu dios h ist óri cos. H egel los resume mis ión expr esar, más d ifícil es compr en der p or qué
en esta constatación: no ha hab ido n unca más qu e e xpresa un momen to necesario de la toma de con s-
una sola filosofía, que se identifica con el nacim ient o, ciencia. La refutación consiste entonces en r echazar
el desarro llo y la expansión del espír itu ; cada siste- IJ. pretensión de esta filcsoña. en cxpr esar la verdad
ma filosófico es de ello un momen to y un aspecto ne- to tal. y situarla en su lugar como un a.~pc c to o u n
cesario, momento del acceso a esa ver dad : uLa refutación no
29 l El pensamiento de H egel v. H umanismo de H egel 295

hace smo colocar en un p uesto in fer ior una detcr- de vista idealista }' especulativo, lo que le conduce a
minación, sub ord in ándola» (Ib id., p. 110). Descubr ir obligar a la h istor ia a entrar por la fu erza en sus es-
lo qu e en cada sistema es un ilat eral, exclu sivo, es q uemas dogmáticos y no duda en rec ha zar todo lo
decir, finalmen te, abstracto. es la función de la filo- q u e se resiste a su síntes is.
sofía q ue qu iere exp resar la realidad con creta , tota l. Su peri odización de la histor ia de la filosofía es en
Esta preocu pación por no de jar que nada se pierda este aspec to carac terística : deja de lado en primer lu -
de lo q ue cada verdadera filosofía pu eda revelar de gar las filosofías or ientales, a las que sólo consagra
la reali dad no p uede confu ndirse con el rel ativismo algun as páginas. Según él, n o form an parte de la filo -
y el eclect icismo q ue colocan a todas las filosofías sofía propiamen te d icha .
en un mismo plano y toman en cada una algo par a Por consiguien te, en la histor ia de la filosofía no
fabricar así u n traje de Arlequ ín . H egel nos pone h ay m ás que d os par tes: la filosofía gr iega y la filo-
en gua rd ia contra esta car icatura de su pensam ien- sofía «germán ica».
to: «No hay que confun dir este concr eto con el cclcc- Sólo con la filosofía gri ega, que empieza con Tales,
ticismo, es decir. la simple un ión de d iferentes an o el pensamien to, q ue ya no se refugia en la inmóvil
dra jos para hacer con ellos un vestido» (H PII. p. 119). eternidad de lo Un o, se determina. Pero en esta etapa
El crit er io y el juez son aquí lo r eal m ismo. d el pensamiento aú n no d istingue clarament~ lo .sub-
La Idea no forma sino uno con lo r eal : sin 10 cual j etivo y 10 objetivo ; pu es al pensar cree aun mge-
no es más q ue abstra cción sin verdad. n uamente qu e posee ya de en trada la cosa.
La Id ea es, en definitiva. 10 rea l en su totalidad La segunda parte es la filosofía «germánica », es
concreta. es decir, la re alidad q ue ha llegad o a la d ecir, «la filosofía en el cristian ismo», en la que <da
plena consciencia de si misma. subjetividad exist e pa ra s!». «Comienza con Desear-
Esta concepción de la h istoria de la filosofía y de tes», con el cog íto ergo .sum..
la cr ít ica filosófica q ue con sidera cada filosofía como' Así como no existía filosofía ori ental. tampoco exis-
un momento o un aspect o de la rea lidad total. q ue t ía filosofía ro mana , simple prolongación de la filo-
debemos despojar de 10 que tiene de unilat eral r rle sofía griega. o prepara ción de la filosofía cr istiana.
exclus ivo para integrarlo en un a verdad más com - N ada de filosofía propiamente dicha duran te la Edad -
pleta y más concreta , esta concepción q ue aparta y Med ia. Nunca filosofía en tre los pueblos eslavos. En
excluye el eclecticismo al tomar por juez de la im- los tiempos mod ernos, ningu na otra filosofía qu e la
portancia de cada filosofía a la h istoria general de la filosofía «gerrudnica», es decir, en suma, la corrien te
época de la que es una expresión espir itual, )' que r e- filosófica qu e va de Kant a H egel. y de la cual Des-
conoce como criterio supremo la realidad total, con- cartes y Bacon junto a j acob Boehm e, no son más
cre ta. es u na de las aportaciones más valiosas de q ue la preh istoria.
H egel . Por fortuna. como siempre sucede en H egel, la
Ciertamen te. en la h istoria de la filosofía. como en r ealización práctica, gra cias .1 su sentido profundo de
ot ras cosas. H egel aplica la d ialéct ica desrl(' Sil pu nto la h istor ia, desbo rda y supera en mucho las exigen -
296 El pensamiento de H egel V. H umanismo de Hegel 297

cias dog mát icas del sistema, )' sus análisis de las gra n. d isuelve en la transparencia racional del pen samiento
des filosofías son suma me nte substanciosos. filosófico. Esta filosofía constitu ye u n todo, e int egra
La filosofía, para H egel, es la coronación. la con - todos los momentos anteri or es del arte, de la r eligión
clusión de todo el desarrollo del espíritu . La filosofía y de la filosofía y se los subordina . Es verd ad era men t e.
«es la unidad del arte y de la re ligión en el sent ido y esta vez en un sentido diferente del cán tico de Lu -
de q ue la int uición, exterior según la forma, del tero, (11a muerte d e Dios», o, por 10 menos, el crep ú s-
ar te, cuya producción subjetiva. di spersando el con . c ulo de todos los dioses, porque la di alécti ca hegel iana
l ~nido substan cial en nu m e~osa s figu raciones indepen - d e la h istor ia y del espír itu hace de cada dios sólo .nn
d ientes , se ha lla comprendido en la totalidad de la m omen to de la r ealización del hombre total. No existe
religión . cuya di visión q ue se desarrolla y la media- n ada fu era del hombre )' de su h istoria.
ción de los momentos desarrollados en la r epr esenta. C ierta me nt e, no es posible cons idera r al mi smo H e-
ci ón se retin en en un todo, pe ro incl uso u nidas en la gel como un a teo: es en el lenguaje y en las catego-
simple intuición espir it ua l y elevadas a continuación r ías d e la teología donde él concibe la realidad del
al [ensom iento conscien te de si mismo. Esta ciencia h omb re, y el ideali smo ob jetivo de su siste ma el q u e
CS, por tan to, la noci ón del arte y de la r eligión re - lo cond uce, a pesar de las exigencias profundas de su
conoci da por el pensa mi en to, en cu yo concep to, aq ue- método, a colocar siempre el espíritu n o sólo al fin al ,
llo q u e hay en el de diverso conten ido es conocido sino al princi pio del desarrollo de la totalidad, es la
como neces ari o y esta necesidad reconocida como libre» t ransposición de los tem as fun dam entales del pensa-
(Ene, § .572). ' mi en to religioso.
La hi stori a de la filosof ía es el desarrollo d ialéc- Pero su filosofía excluye tan radicalm en te la ex isten -
tico necesario de los descubri mientos del hombre qu e cia de todo lo q ue sea, Dios o naturaleza. exter ior al
se r efieren a lo absoluto. La última filosofía (es deci r. pensamiento y a la hi storia, que su posterida d filo-
natur alme nte, la suya), di ce H egel, «cont iene todo 10 sófica deb ía necesar iamente acabar en el ateísmo.
que ha pro duci do el tra baj o de mil es de años ; es el La inversión atea del hegelian ismo hecha por Feu er-
r esultad o de todo 10 que la. ha preced id o» (11 PlI , b ach , )' la inve rsión ma te rialis ta del hegelian ismo he-
p. 109). cha po r Marx. iban pro nto a rom per la e strech ~z es-
Pero no es ú nicamen te la superació n de todas las pecul ativa del ideal ismo hegeliano bajo el em puj e de
demás filosofías, pues, como toma de consciencia ade- la hi stori a m isma, q ue no podía ma nt enerse en " la
cuada de la totalidad de lo real, cont ien e )' supera to- jaula de la idea h egeliana» y q ue ro mpió sus lí mi tes;
das las revelaciones simplemente «figura tivas» del art e después de ha ber r~conocido q ue no existía nad~ fue.ra
y de la r eligión . En este desenvolvim iento verdad era- de la creación con tin uada del hombre y de su his toria.
mente racional, es de cir. li bre . del pensamien to, no r esultaba imposible frena r la h istori a en cua lq ui era
hay ni ngún «da to», n i siq u iera ese «dato» qu e cons- de sus re alizaci on es. Apen as h ab ía muer to H egel. el
rit uye la «revelaci ón» de la r eligión «positiva». Esto empuje de las fuerzas nuevas en la hi stor ia, en ~ a
no es aú n más q u e una imagen o u n mi to qu e se m isma Alemania , avanzó má s alt'! del conservaduris-
298 El pe nsamient o de H egel JI. H uman ismo de Hegel 299

me hegeliano que le inspirab a la pretens ión de ence- naturaleza como en la histor ia, r enu nci ar a las preten-
rrar todo lo r eal en la et ern idad muer ta de un sis- siones de un sistema cerrado para abr ir la dialéctica
tema.
a la r ealidad en formaci ón. No se tratará ya desde este
La filoS?fía sólo puede ser concl ui da si el espí ri tu mom en to, pa ra la filosoña, de senti rse a gu sto en el
se .ha realizado plcn ament e. La r ealización de la idea mu ndo con ten tándose con racional izarlo y can on izarlo
eXIge la ,r eaIi7.ación del ser, Algunos textos de H egel, tal como es, sino de conv ertirse en un mom ento no
y todav ía mas la idea principal de su filosofía, la s610 de su toma de conscien cia, sino de su transforma-
Idea. de una totalidad fina l, pueden llevar a esa con - ción . Marx ded ucirá esta conclusión en un a for ismo
dWilón . célebre : «Los filósofos no han hecho más q uc in ter-
. ,Esta i~ea de un fin de la histori a está en con tradi c- pretar el m un do ; de lo que se trata ahora es de tram -
cl~n radical. con la ~oncepci~n hegeliana de l espíri- formarlo ( Karl M arx, T esis sobre Feuerbach, 11 ).
tu . el esp íritu ha sido definido, por oposi ción a la El gallo francés acababa de cantar por segunda vez,
naturaleza, como act?, como creación espi r itual, en d urant e las jorn adas de 1830 , y la prop ia burguesía
u ~la P? lab:a. como ten ien do una h istoria. Si ya no tiene alemana entr eveía ya, cn plen a ascensión económica.
historia, SI su historia ha t~~minado, si ) 'a no es pro- otros hor izontes hi stóricos y políti cos que los de la
ductor de lo nue vo, el esp rrrru se convier te en na tu - F ílosotta del derecho d e H egel ; en la asam blea de
~l~~a. esa natu raleza q ue para H egel es simple repe- Hamzach exigía, el 27 de ma yo de 1832, la un idad ale-
ucion de ella misma. mana y la república. En 1844 el levantami en to de
La h istoria rea l ha quebrado esta contrad icción , un i- los teje dores de Silesia fu e el anuncio de Fue rzas hls-
da en .He~cl a su si t ll~ci?n históri ca ; H egel q ui ere a r óri ca s qu e abr ían una perspectiva de cam bios histó-
la vez j ustificar el movrrm enm r evol uciona r io como un r icos aún más pr ofundos.
momento ~ecesario, pero fr enarlo lu ego del éxito de El gran poeta Heinrich H ei ne. q lle tan clara cons-
las revolucion es bu rgu esas. Ahora bien , después de ciencia t uvo de la sign ificación de e5t05 primeros in-
Hegel. los hombres co nt inuaron inven tan do y hacien- dicios de un mundo nuevo que estaba naciendo, rin-
do su pr opia h istor¡» . dió a Hegel el más br illa nt e homenaj e al situar SIl
Marx llegó a la co nclusión de esta imposibilid ad obra en la pe rspect iva de esta larga histori a. En una
del gra ndioso sueño de H egel de ahogar la totalidad página a la vez ir ónica y lúcida. en la 9ue deducía el
de l0 .rcal en una red sistemá tica }' cerrada de concep . vinc ulo interno entre la f ilosoll a hegeliana )' el mo-
tos. 1\0 pued e haber filosofía concl uida en u n mun- vimie n to polí tico diri gido contra las supe rv ivencias del
do que no lo esté. Las revol uciones del siglo XIX dieron rég im en feudal y del absolu tismo, en la q ue su bra-
la pr ueba de la in fi nitu d de la prax is humana el vaba las te ndencias r evoluci onarias profundas de l pen o
tra nsformismo dio la prueba de la infinit ud del deve- ~a m ien lo hegeli ano. y en la q ue tení a el prcseru i.
I1Ir crea dor de la ma teri a en todos sus ni veles desde mi ento de las próxim as te mpestades del siglo, escri-
la fís~ca hasta I~ biología. La filosofía deb ía rc .; un ciar hia : «La filosoffa alemana es una gran cosa. algo q nc
a la Idea hegeliana de la totalidad fina l, tan to en la con cier ne a toda la especie hu mana y únicam en te nnes-
300 El pensamien to de H egel

tres más lejanos descendien tes estarán en condicione s


de juzgar si merecemos el elogio o la censura por ha-
ber conce bido nu estra filosofía an tes de habe r hecho B IO(; RAF I A
nuestra r evoluci ón. Me par ece qu e un puebl o tan
metód ico como el n uestro debía comenzar por la Re- 1770 Hegel nace en Suutgar t (27 de agn ~t o) .
forma, y sólo después podía ocuparse de la filosofía : 1788 Estud ia en Tiibingen hasta 1793.
y sólo después el e hab erl a terminado por comp leto nos 1790 Se doctora en filosofía.
era posible pasar a la r evoluci ón polí ti ca. El pe nsa- 1793 Acaba los estu dios de teología en ' tühi ngcu .
m iento precede a la acción como el ray o preced e al 1793 Preceptor en Berna hasta 179li.
tr ueno. Pero el trueno alem án, finalmen te, es alem án 1796 Preceptor en Frankfurt hasta I HOI.
también él ; no es parti cular mente rápi do y se apro- 1799 M uert e de su padr e.
xima con cierta lentitud ; pero termi na por estallar, 1801 Profesor cn j ena hasta 1808.
y en tonces, al oír un bra mido tal como no se ha sen- 1801 C urso de lógica y de metafísica.
tido nunca en la historia u niversal. sépa nlo bien : el 1803 Schelli ng abandona la Universidad de j ena.
tru eno alemá n final mente alcanzará su obj etivo». 1806 Napole ón en tra (' 11 j ena (H de octu bre).
H egel. al manifestar al hombre que él es su propi o 1808 Director del Gpnn;¡simn de N ürcm bcrg has-
creador y al descubrir la ley dialéctica del desarrollo ta ]816.
de toda cosa, fu e, a pesar de sus propias tendencias 1811 Cont rae matrimon io con María VOI1 Turh cr.
conservadoras. el portavoz de la tempestad . Y Goethe . 1813 Nacimiento de Sil hijo Carl os (futuro histo-
el otro gigant e, su contemporáneo, dio la clave de la ri ador : 18 13-1901).
sup eración necesari a de la obra h egelia na, del p a ~o d e 1811 Na cimient o de su hi jo g mma uu cl (futuro
un a filosofía q uc interpreta el mun do a un a lucha qu e teólogo : 18 14-1891 ).
lo transforma : 1816 Profesor en H eidelberg.
181 8 Profesor en Berlí n .
En el príncipío cm la acción. 1830 Rector de la Un iversidad de Berlí n .
1831 Mu cre el 14 de noviembre.

sm
B ibl íograiia 303

1817 Enc iclope dia de las ciencias filosóficas.


1821 Filosoí ía del derecho.
BI B L lO GRAFfA 1831 R eseña del libro de O hlert : Der I deal-
realismus.
I i XDl CE <:lw :\ou í G I{ ;O D E L A S O BR ..\ S D E HEGEL Art icu lo sobre el Refor m Bill inglés.
1792·) 793Scrmonrs (I¡Sobre Ja j usticia de Di os»,
«Sobre el reino de Oj OS,) «Sobre la Ie» 11 CUR S OS UF. H E G E l.
«Sobre d espí rit u de rcc¿nci liadón ))). . P UBL ICAD O S D ~ S P U t S DE SU MU E RTE
J 79·1 R eligión nacional )' cristíanísmo.
1795 Vida de Jesús. Estética.
1795·179G La posit ividad de la reíígion cristi ana.
179<i Lecciones sobre la filo.w fia de /a historia (Cursos de
Eí eusis (poema).
1798 1822 a 1831).
Sob re el estado act ual ele los asu n tos de L ecciones sobre la historia de la fil osofía (Cursos de
JVurte nhe rg. 1823 a 1826).
Crítica de la metafísic a de las cost u m bres L ecciones sobre fi lo.m flo ele la I'l'ligiáll (Cursos de
de Ka nt. 182 1 a 1831).
El espfri~u ~el cristianismo y su destino.
1798· 1799 L a const ítuc í án del Esta do alennín
1799 Comentario sobre el tratado de' eco~ o mia III O B R A S CO M I' I. E TA S n u HEG EL
pol ítica de James Steward (obra extra.
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f N D IC E A N A L f T I G O

Absolu to 29 Escept icismo 88


Abstra cción 191 Esencia 189..199
Acción recip roca 202 Espíritu 15-16, 23, 92, 144
Alienación 12, 98. 103, 108, Estado 133-136
lOO, 113-1J8, 135, 230, Estoici smo 87-88
269
Amo r 17, 262 Fenómeno 197..199
Arte 140- 142, 222, 246-264, Filosofía 244.2 45, 282-300
284 F ina lidad 42, 55, 65, 96,
Ateísmo 184.282, 297 165, 172, 196, 215-217
Atom ismo 182 F in ito e infinito 17, 51,
Atracción y repuls ión 73, 58-59, 76, 78, 178-182,
1B3· IB> 195-19G, 264-267
Fuerza 73.. 74, 198-199
Ca mbios cuant ita tivos
y cualitativos 187-189 Helenismo 18, 108-110, 255
Circu laridad 4 1, 166 H istoria 15, 135, 138,
Clasicismo 251, 255·260 229· 244
Concepto 76-77, 96, 162, Hombre tota l 11, ISO, 242,
203· 209 256, 283
Co nsciencia 76..81) Huma nismo 242, 27+, 279
Conscienc ia desven tu ra d a
89, 9 1, 113 Idea 59, 218. 221, 29 1
Contrad icción 3 7, SO, 53-56, Idea lismo 35, 66, 157,
165, 194-195, 222-223 249-251
Cosa en sí 46, 49, 74, 159, Idealismo subjetivo e
178 idealismo objet ivo 58,
C ristian ismo 14. 16, 23..24, 69, 15 1
89.90, 136, 270.273, 286 In ma nencia 226, 277-278

De seo 78-83 J uicio 207-2 10


Deve nir 42-43, 175
Dia léctica 15, 39, 44, 48-60, Ley 75, 95
164, 169, 222- 22 7, 296 Lib er ta d 11, 14-15, 25,
Ente ndimiento y razón 57_ 47.48, 58, B7 , 135,
60, 160-162, 192 241-246
309
310 El ju:n l (l lll iell to de H egel

Lógica 164-167, 192-193 Revolución Francesa


11-26, 122
Mediación 159· 161 Romanticismo 251, 260·264 Impreso en el mes de julio de 1974
Método 39, 43· 45 en los ta lleres de Ariel, S. A.,
Método y sistema 288-290 Saber a bsoluto 41, 45, 48, Avda. J. An tonio, 134- 138,
M uerte (de Dios) 143. 146, 61, 140, 147-]5] , 1.'i3 Esplugues de Llobrega t
273-274, 280-281 Sensible 67-72 (Barcelona )
Señor y siervo 84-87, 234
Necesidad 200-203 Ser y nada 171, 174-178
Neg ación de la negación Silogismo 209-212
48,56 Simbolismo 250, 25] ·255
Negativida d 58-59, 233 Sociedad civil 18-19, 133
Subjetividad 14, 207,
Objetividad 212-213 258-262
Objetivismo 132 Substancia 200-201 •
O ntológico, argument o Sujeto 46-47, 205
165, 212
T otalidad 39-43, 198, 221
Progreso 15-16, 232· 284
T rabajo 85.87, 229·23 0
Propiedad 131-136 Tragedia 109-112
T rans cendencia 153, 227-280
Razón 91·9 4
Reflejo (reflexión) 190
Re lación 190 Uto pía 33, 37
Religión 119-123, 139-140,
145, 222, 244-245, Vida 17, 32, 78-79,
264. 282, 285· 286 2]9-220

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