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Segunda parte

Hacia
un nuevo
paradigma
en psicología
V n hombre no cdnoce ni siquiera su
-a ciencia, si sólo esa ciencia sabe".

WHETEHEAD:TheAimsofEducatíon
Una concepción
humanista
del
hombre

Muchos siglas anta de que comenzara la m actual, un sahkta se


Wí preguntado: ~ q u der el hombre? Aún hoy día estamo5 tratando
de bmcm una respuesta adecuada a esta urgente interrogante.
La fil&a griega cre6 una imagen del hombre centrada cn la ziir-
tud y la rrazbn: el hombre alcanzaba la virtud a trads del uso de la
& y siguiendo sus demandas. El pensamiento cristiano le aííadi6
los concepto$ amor y pecado. E1 Renacimiento introdujo los aspectm
de poder y votuntad, plasmando la imagen política del hombre. Los si-
glos x m y xm racionalizaron el interés de los hombm por la propiedad,
las cosas y d dinmo. Ia imagen freudiana de la primera mitad del.
siglo xx cnfatizó el aspecto i r n p t ~ h i irrclctonal
~~, e incomcimk de1 'ser
humano, y la psicologia conductista puso eI acento en la presión que
tjcrccn los factores am b k t a k s .
El estudio del hombre puede ser realizado desde muy diferentes
hgulos y perspectivas cornplanqtarios entre d. Su riqueza resdta
siempre inagotable y desafiante. Nuetm enfoque es uno, psicoI6gico.
La psicología del siglo xx ha seguido, básicamentete,tres orientacio-
nB: la psicoanalitica, la conduccistn y, más recientemente, la humanista
Señalaremos Ia génesis de las dos pLimeras y tratarema de p-tar
una caracte&acii>n m& detallada de la tercera, con el fin de d a r e
cer la natumleza del ob+to que estudia la psicología y sefltar, con do,
la base para poder examinar, m& adeIante, el nivel de adecuacih de la
, procedimientos y las tCcnicas utilizadas por ello.
m e t o d o l ~ los

GONCEPCION NEWTONIANA DEL HOMBRE


Ai hablar de la concepdlbn newtoniana, como más adelante, de
la darwiniana, es necesario aclarar que Newton y Da& se convide-
*
66 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicología

ron, a través de la historia, en sitnpks epónirncis; pues asi como Marx,


al oír hablar a los marxistas, dijo que él no era marxista, y muchos han
dicho, con razbn, que Cristo no era cristiano ni Gotama budista, igual-
mente resuita cierta que Ncwton no tenía una concepciáa " n a r r t o n i d
del hombre.
"-Ensu concepci6n del hombre, Newton era, muy pmbablememte, un
escolhtico. En sus escritos sobre teología Newton acepta dos mundos,
el natural y el sobrenatural; el natural estA regldo por leyes fíicas y el
sobrenatural, al cuai pertenece el hombre, está gobernado por un ser-
po diferente de leyn. Pero los discípulos de Newton redujeron ambos
mundos a uno. Quizá, el esfueno más clásico haya sido la admirable
obra de La Mettrie, L'/iomrric machine (1748), que intenta rcducir
1% fen6menos piquicos a los fen6menos concomitantes de las leyes fisico-
guhicas que rigen en el organismo.
Sin embargo, quien tendió el puentc entre el mundo fisico newto-
~ianoy las cfencias humanas fue John Locke, que fue m gran admi-
rador de Newton. Efectivamente, Newton public6 su obra más famosa,
Principia Malkmntica, en 1687. En elIa reduce Ia naturaleza fisica
a cinco categorías fundamentales: particular materiales, existentes en
un espacio y tiempo absolutos, puestas en movimiento por una fuerza
determinada. En 1690 -tres años más tade-, Locke publica su Essay
Concernitlg Human Und~standing,en el cual trata de hacer con Ia
mente humana lo que Newton ha& hecho con el mundo físico: Locke
concibe la mente humana como una realidad compuesta de partículas
(las ideas) que exista en un espacio y tiempo determinados y que se
funden, amalgaman o cambian par la acci6i de fuerzas exteriores a
ellas mismas.
D e acuerdo con las ideas de Locke, podemos tener una ciencia de
la mente humana m51oga a la ciencia de la naturaleza Síca. Esta
implica el prempesesto de que los elementos mentales son anAloges a
las partículas físicas y el presupuesto de que explicar toda realidad
compleja consiste en descomponerla en sus elementos simples.
La concepción "newtoniana" de la mente fue elaborada en el si-
glo m por Condillac, quien ambicionaba ser "el Newton de la pico-
Iogía", y en el siglo xrx, por 10s asociacionistag i n g l k Janm Miu y
Johu S. Mili, Aiexander Bain y otros, en Alemania por Wundt y H h -
holtz, en Rusia por los pavlovianos y, m& tarde, en Norteam&ricapor
Wamn y m seguidores. Aunque pmtrriormente se cornenz6 a hablar
más de mnducta que de mente, la concepcibn básica, .positivista, del
hombre y de la amcia pmaneci6 inaltcrada. La ciencia explica redu-
ciendo todo a dementos y a las Ieya de la interacción de &tos, y eI
hombre ha de explicarse p r medio d t fa reduccidn a sus elementos
i1
Cap. 4. Concepcibn humanista del hombre 67

d e s o conductuales y a las leyes de su asociación. El representante


~ u n p o r á n c omás conocido de la doctnna "newtoniana" mhe el
h n b r e y de las 4cf0xmas lockianas de psicologla", corno las lama AU-
-rt, es B. F. Skinner, quien no habla de ideas sino en sus conversa-
%es privadas, pero cuyo &tema tdrico de base pertenece decidida-
=te al siglo pasado.
Creemos de gran importancia hacer notar el hecho de que tanto
h p o después de que las ciencias Yícas -aguijoneadas por Einsteh,
Ymck y Heknberg-, dcjaron de lado la explicaci6n elmentalista de
5 naturaleza fisica y rechazaron los "absolutos" newtonianos, haya
@íGlogos que insisten tn que una explicación psicológica admada del
I m b r e consiste en reducir lo complejo a lo simple; y que 10 que ya no
sválido para explicar Im cuerpos estiticos t inermes de la física, lo sea
y dar raz6n plena de. la vida y conciencia de los seres humanos. Tam-
Yén es muy sugerente el hecho de que Wertheimer y Kohler, f undadmes
de la escuela de la GestaIt, diametmhente opuesta a esta concepción,
hyan sido, el primero, gran amigo de Einstein y el segundo, diacipulo
de Max PJmck.

CONCEPCION DARWINIANA DEL HOMBRE


La concepción ntiwtoniotea de1 hambre es escncinhente &ca y,
en su fenna extrema, es una doctrina arnbientaliata. Concibe al hmn-
h e en esencia como nada., inichhmte como una tabula rasa in qtsa
mh2 scdpturn #S#, plasmada, posteriormente, .por fuerzas externas a sí
misma. L a darwinianos, en cambio, 'ldescubinuon" que la conducta
humana p d r h estar movida desde adentro.
También en este caso debemos afirmar que Damin no fue "dar-
winiano"; m cambio sí fue pIenamente "newtoniano", pues dedic6 su
esfueno de por vida a introducir la biología, y eventualmente la psico-
logía, en el reino de Ia ley natural. La obra básica de Darwin, Oí-igin
of Species ( 1859), está presentada en. t6rminos estrictamente newtnia-
nos; no hay aílí lugar alguno para la teleologia ni para eventos m cau-
sados. Fueron los "dwinianos" -y quizá en contra de la vo1unt.d
del mismo D m i n - quicncs reintrodujeron cierta teleología.
D m i n argumentaba, en lenguaje aristotéiico, quc las causas fina-
les, es decir, Ia aparente direccionalidad de los procesos vitales, pueden
ser aplicadm plenamente cm términos de Ias simples causas mateid
y eficiente.
lh&n propuso Ia uariacibn al mar y la sdección natural como
eIementm explicativos suficientes. Lógicamente, &a era una d o d z m
68 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psfcología

estrictamente newtomiana, no tdeológica. Sugería que el mundo de Ia


uida, como el de la materiaI podía seguir - adelante s h asistencia de divi-
nidad alguna.
Sin emba~go,la misma terminología usada p r Darwin facilitó la
entmda de la tdeología. Efectivamente, él hablaba de selección aatu-
r d ; pero era dificil pensar en una naturaleza que selecciona sin Terivir
la concepción de Ia Naturaleza (con N mayiíscula) del siglo xym, que
era una especie de sustitnto de Dirw.
ksi pues, la concepción darwiniana del hombre, aunque esencial-
mente rnecaniclsta, contmEa una velada ttleologia. El hombre darwi-
niana no es una masa inerte, manipulado por fumas externas a 61
mismo; es un wganisrno autopropulsado, c m sus propias metas, impií-
ú t a o explícitamente establecidas, que se ajusta a un ambiente que
también ha geleccionado de alguna manera éI mismo (cfr. MacLed,
1970).
La psicología i n s t i n t i d de McDaugd sigue particularmente esta
l í í de pensamiento y habla de instintos humanos derivadas de sus
antepasados animales. Pero quien ha llegado a ser el m& &toso de
los darwmjanos d t este siglo es, sin duda alguna, P r a d con su doctrina
psicoanal'dca basada en los instintos primitivos como fuenta primarias
de la rnotivaci0n humana. Sin embargo, hay freudianos más o menos
ortodmm que han propuesto diferentes mitutos para 10s instintos: re-
flejos prepotentes, impulsos, necesidades básicas, dese- propensiones,
&c., y que nos piden que miremos hacia atrás, si no a la historia racial,
al menos a la primera historia individual, para poder encontrar una
explicacidn de la conducta d d hombre.
También aquí hay m un~educca'onimo,aunque más mitigado que e1
de los newtonimos, Mientras que ésts reducen 10s altos niveles de
Ea vida humana a1 comportamient:, de las partícula^ elementales, los
danvinianos lo reducen a los orígenes individuales o raciales.
Con todo esto no se quiere afirmar que todos los seguidora, con+
cientes o no, de la concepción "newtoniana", por m Iado, o de Ia
"darwjniana", por el otro, deban canfundirse automáticamente con
Ia orimtaQón fiIdca que subyace en cada una.
Sin anbarga, es necesario señalar muy c I a r m m t e que existen ciertos
lindtros o puntos diucdta'cor, cuya aceptaWÓn o rechazo ubican a un
pensador en una corriente psicológica determinada. Así, por ejtmplo,
AlIport, al comentar la posici6n sostenida por los psicólogos 'hdrcu-
dianmYsdel yo, que reconocen claramente una "autonomía del yo",
señaIa que "esto eqaivale a volver del revés la psicología freudiana
tradicional" ( 1966, p5g. 26 I ) . Evidentemente, reconocer que &ten,
como dicen di- "frm&pcs dd yo libres de conflicto" es aceptar que
Cap. 4. Concepción humanista del hambre 69

*os nugtra vida, por lo menos en parte, de acuerda con n u m


h t e r a e s , vaiora, plan= o intenciones cmmientes, y que nueshs ma-
M o n a son aut6111)mas (por 10 men& relativamente) respecto de las
pmiones, irnpuh, instintos y situaciones ambientales.
Igualmente, Koch -quien ha sido considerado el organizador del es-
tudio m& comprehensivo de Ia psicologia del sigla xx (1959, 1963)-,
d describir las tres fases por las que ha pasado el condudsmo (conduc-
&o clhico, neomnductismo, neoneoconductismo), habla de este iiI-
timo como de quicn ha perdido su carácter distintivo, Efedvamen-
te, cita a Guthrie que dice: "nosotros nos descubrimos y sorprendemos
a nosotros mismos describiendo inevifablemente [los estímulos] en t6r-
minos perceptuales"', es m&, "es. .. necesario que tengan s i p i c a d a
para el organismo respondiente" ( 1974, p5g. 17).
Por la tanto, Guthrit reconoce que esthuIos muy diderenta pueden
dar origen a las mismas percepciones y, viceversa, el mismo estimulo
puede producir percepcionts muy diferentes: con la rniama imagen a
la retina, un sujeto ve un conejo y otro ve un pato. Ahora bien, dos
pp cuyos m i t m h ticncn percepciones sisternátimmcnte diiintas
al recibir el mismo tsthulo, viven, en cierto sentido, en mundos dife-
rentes. Y, d t una manera mucho más abierta, recientemente, Baadura
( 1974, 1978 ) habla d t "discernimiento", "conciencia", crpsamientd',
'%lección", "autcidirección", "libertad", "responsabilidad" y otros con-
ceptos que de ningún modo pueden entendexse dentro del marco de
referencia en que se ubica el paradigma conductisLa.
Cremos que en ambos casos Ios n o m h neofreudiano y neo-neocon-
ductista señalan un punto de partida, rnh que una dkgnación de la
posición actual- que taIa corrientes sostienen, pues el punto diacrítico
determinante que diferencia el freudianjsmo y el conductismo de la
posiciún que mantiene la psicologEa humanista es la aceptaci6n del
determinismo y el rcchazo clc la libertad humana. Pero cn los dos casos
señalados -psicólogos del yo y neo - ncsconductisras- hay una
ateptaci6n implícita y, a veta, explícita de un nivel más o menos amplio
de Ia autodeterminaaón en la conducta humana. Por lo tanto, en la
medida en que acepten la libertad humana ( c m las. inherentes e h e
parables secudas que ella trae) deberán ser considendos como psic61ogos
de otimtación humanista más que bajo cualquier otra denominaci6n.

CARACTERIZACION DE LA CONCEPCI6N
HUMANISTA DEL HOMBRE
Berelsun y Steiner publirarnn en 1964 un estudio sobre 1 045 in-
vmtigacimies ciaitificas re1acionadzcs con la conducta humana, y m i b
70 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicologia

yeron que la imagen del hombre que m e r g e .de ellas es 'rin~ompZeta".


He aquí sus palabras:

A medida que uno vive Ia vida o Ia observa a su,&dcdor ( o dentro de


al mismo) o Ia encumm en una obra de arte, ve una riqueza que de alguna
manera cayb a t r w i s del -te tamiz de las ciencias de la conducta. Este
I i h , por ejemplo, tiene muy p o que decir sobre los siguienta aspectos
humanos centrales: nobleza, eorajc moral, tormentos fiticos, delicada rela-
ción de padre e hijo o del estado rnatkmnial, estilo de vida que corrompe
la Inocencia, rectitud o no rectitud de los actos, maligaidad humana, alería,
amor y odio, muerte y el mismo sexo (Misid, 1973, ~ á g 110).
.

La picolagía humanista es una reaceibn contra este d o de: cosas


y la orientación psicolágica responsable de Ias mismas; es un movimien-
to contra la psicología que ha dominado la primera mitad de este
siglo, y .que se ha caracterizado por mecanicista, elmentalista y reduc-
cionista.
Ciertamente, todos los aspectos arriba señalados son, como dicen los
autores, aspectos centrales de la vida humana y, como tales, exigen
una metodobgh de estudio que no los deje escapar por su tamiz.
El objetivo bIsico de este capítulo, al senilar la gran riqueza de la
naturaleza del hombre, es enfatizar daramente que ei estudio de ia mis-
m a &ge metodos más sensibles y adecuados que los comúnmente uti-
lizados, los &, hasta ahora, han sido extrapolados de las ciencias .
naturales.
Aunque en el ambimte de la psicoIogía americana la orientación
humanista es muy reciente, en Europa tuvo sus orígenes con Leibniz,
y m raíces se remontan hasta Ias doctrinas del intelecto activo de Aris-
túteles y S a t o Tornh. Leibniz, contemporáneo de Locke, se enfreflt6
a la a o r i a de fa iabula rma de &te. La tesis bisisica de Locke sostenía
que nihil est in inteIl6ctu mest pra'us fukt in (nada puede haber
en el intelecto que no haya atado antes en los sentidos). A esto Leibniz
agrega un complemento desafiante: excipe, nisz' ipse i~rtellecttss (saIvo
el mismo intelecto), Para Leihiz el intelecto esd p-petuammte 2c-
tivo por derecho propio y e autoimpulsado. Franz Brentano, la Escuela
de Wuizbug, Ehrenfels, el movimiento de la Gestalt, D i l t h ~ ,la filo-
wf5a fenomaiológíca y existencia1 y la ''sqmda generaci6nS'de teóñcos
psicoanalistas enriquecieran ampliamente ias ideas de Leibniz.
Los aspectos caract&cas dc la concepcih humanista del hom-
bre, que se a contliuacicin, son algunos de, las puntos que
d t a q de a c u d a con una visi611y experiencia pemnal. Cimamtn-
te, hay y, qirlzá, de mayor imporimcia para otras p m m m ~Estas
características son aquellas que hemos encontrado y vivido más fre-
Y
Cap. 4. Conespcibn humanista del hombre 71

cuentemente y m forma más intensa, a lo largo de muchos afios de


actividad pedagógica, d e a i t o psicorreligioso y relaci6n psico-
.
teraphtica Muchas de cllas han sido descritas y enfatizadas dé dife-
rente?, maneras por autores representativos de Ia orientaci61-1humanista:
-"Ulport, Rogcrs, Maslow, Bubcr, Kclly, Bühlcr, Jourard, Goldstcin,
Ilurray, ,Murphy, Horney, Fromm, Moustakas, Cantril y otros,
E1 hecho de que estas características se presenten separadamente se
debe &lo a que es impasibIe hablar de todas al mismo tiempo; ptro,
por su natumlaa, se sobreponen, se entrelazan y poseen una fuerte in-
teracción, de tal manera que al pensar en una hay que tener siempre
presente la realidad de las demh.

E1 hombre vive subjetivamente


Charles Dickens, al habIamos de los miembros del Club Pickwick,
señala que se habían rescniado d derecho de dar significados; especiales
a las palabras comunes. Quizá &a fue una anticipación de la tesis
fundamental de la psicología fenomenol6gica.
Quiérase o no, consciente o inconscicntmmte, los sentimientos, erno-
ciones y percepciones de toda persona e s t h llenos de elementos y rna-
tices que los hacen muy pe~sondesy, cuando trata de describirlos Con
palabras, sentir5 que nunca le puede hacer plena justicia,
El hambre c o m i m su labor cognoscitiva tomando conciencia de
-
su mundo intenio arperiencial, de sus vivencias, de su E~kbnis. Tm-
. biCn percibe el mundo externo de acuerdo con su realidad personal y
subjetiva (sus necesidades, deseas, aspiracion~,valeres, sentunientcs,
etc.), es decir, con un enfoque "de-adentro-hacia-afuera".
Esta es una realidad de Ia que el hombre no puede =capar. Y a
Dcscartcs y San Agustin fueron conscientes de ello. El ~ogito,el sentio,
el dabito, son una afirtnaci6n de la tesis que sostiene que anta de pder
alanzar cualquier conocimiento *guro tenemos que m t a r nucstra
experiencia del conocer, y que el mundo externo forma parte de csta cx-
snencia interna. La psicologfa humanista rechaza el punta dc partida
de la ciencia tradicional quc comienza m el presup~stode la txts-
tencia de un mundo objetiva externo, de1 cud d hombre es una parte.
Esta podrá ser un punto de Ilegada, pero jamás de partida.

La persona está constituida por un nhcieo


central estructurado . .

Sin un n6cleo c e n d estructurado q u e puede ser el concepto de


persona, ek yo o d si m i m o - resulta imposible explicar la i n t d
72 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicologia

de Ios procesos psicológicos. "La memoria -dice Mport- infiuye en


la percepcihn y el deseo en la intencibn, la intencibn detemina la 'ac-
cibn, la a c c i h forma la memoria y asf indefinidamente" (1966, pági-
na 642).
E1 eshidio de este nficleo central resulta muy esquivo a toda obser-
vacibn, pues implica un acto refIejo en sentido total: d yo trata dt
Conocer su propia naturaleza, aun en ese mismo acto de autoconaci-
miento.
Este,piocesada lugar a un fenómeno psíquico anilogo al defecto que
se produce en una sala con espejas paralelos, donde las imhgenes de las
imágents se multiplican, te6iicamente, en nfimero Minito y, prkctica-
mente, en un ndmero hdcamable para nuestra obstrva~ón. William
Jamm decía que querer aprehender plenamenk el ya en la conciencia
es wmo intentar pisar la sombra del propio cuerpo.
Este nGcleo central parece ser el origen, portador y regulador de 10s
atados y procescis de la pana, Efectivamente, no puede haber adap-
tacián sin algo que se adapte, ni oganizaci6n sin organizador, ni per-
cepción sin perceptor, ni memona sin continuidad de sí mismo, ni
aprendizaje sin cambie m Ia persona, ni evaluación sin algo que posea
el deseo y la capacidad de evaluar.
Aliport escogi6 el vocablo latino profirium para denominar este
ndcleo central y trata de ilustrar con un ejemplo coma coexisten y se
fusionan m nuestra experi&cia cotidiana los siete aspectos que, según
19,lo constituyen:

Suponga el lector que se halla sometido a m examen d i f M y de gran


importancia para 41, Se dar4 cuenta, indudabImenkc, de c u h &pidamente
te late el cmxh y le parecer5 que se le revuelve el estbmago (si mismo
corporal); t a m b i h se dará cuenta dt la significad6n del examen en relación
con d pasado y el futuro (identidad de si misma), de cuánto afecta el amor
propio (&a de sí mismo), de IO que el Cxito o el fracarro pueden significar
para la familia (extensión de si mismo), d e sus esperanzas y aspiraUmes
(imagen de sí mismo), de su papel en cuanto solucionadm de problemas en
el mamen (agente m c i o d ) y de la relación de la situación gkobal can 10s
objetiws a largo plmo (esfueno orientado). En 1i vida real, en la práctica,
es de regla la W6n de lm estados del proprium. Y iras estos estados expe-
rimentados del sl m k o tendrá algunas atisbos indirectck del propio sujeto -
como conocedor (1966, pág. 172).

Ei hombre cstá impulsado por una tendencia


hacia h antorrealizacibn
La tendencia hacia el pleno desarrollo fhrsco en ei ser humano es
sumamate patente; 6 natural, constante y eficaz, mienti.as nd4se opon-
*
Cap. 4. Concepción humanista del hombre- 73

obstAculas externos. Esa tendencia tiene una nimcci6n clara y la


@gue sistern&ticamente: llevar a cada uno de los Órgana físicos y
d organismo en su totalidad ha& una plena madurez .estructural y fun-
aonat Este proceso requiere de ciertas condiciones ambientales indii
q a b l e s de nutrición, asi como de la ausencia de posibles abstAculos
pam que sea armónico y Iltgue a feliz drmino.
E1 enfoque humanista considera que la naturaleza humana no puede
ser una maravilla en su desan-0110 fisico y un caos en d dmamllo
pdquico. Por d contrario, sostiene y prueba la tesis de que hay un pleno
paralelismo entre ambra aspectos,
El hom'bre muestra capacidad, y también de~to,de desarrollar sus
potencialidades. Parecerfa que esto se debiera a una motivación supre-
ma: una necesidad o motivo fundamental que orienta, da energia e
integra cI organismo humano. Este impulso natural lo guía hacia su
plena automalizacih, lo lleva a organizar su experiencia y, si lo puede
hacer m ausencia de factom perturbadores grava, esta oganizaciói
~e orientará en el sentido de la madurez y de1 funcionamiento adecua-
do, a decir, en d sentida de la conducta raciona1 y social subjetiva-
mente satisfactoria y objetivamente eficaz.
Quizá el &readonde más claramente se puede observar esta tenda-
da básica hacia la aartorreahci6n es en Ia eKperimcia taapdutica.
Cuando el terapeuta trata de ayudar y facilitar a una persona la
remoción de o W u I o s negativos que están deteniendo &e proceso
-ofreci&ndole un clima vivencia1 plcnamcnte auténtico y genuino, una
comprensión empática profunda y una aceptacibn y aprecio incaindicio-
d e s , como st hace en la ofientaci6n rogeriana-, inmediatamente se
desencadena un proceso rmrgamhador y rcestnrcturadw, que pareda
oprimido, y la p c m a comi- a sentirse diferente: Libre, ágil, feliz
segura de sí misma.
Si s t e clima benéfico perdura, el proceso señalado continúa y, des-
pu& de cierto tiempo, la persona dará toda Ios signos de una vida
humana normal.

El hombre es m k sabio que su intelecto


Aunque ésta es una cxprcsión de Rogers, es cumpartida por todo
psic6Iogo humanista, Es frecuente definir al hombrt como im "animd
racional". Se considera su inteligencia, su m á n y su Idgica como la
nata distintiva. Cuando no sigue este camino o, mejor, cuando va en
wntra de el, se'dice que el hombrc procede en forma irracional. Pero
d ser humano p e d e también seguir un tercer procedimiento, que m
cs racional ni irracional, sino simplemerrte arracional, y constitq-e m
Y
74 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicología

dirnensi6n d t la vida humana. Se putdc observar frecuentemente este


proceder en el m p r o m i s o tatal con una fe, religi6n, filosofia, voca-
461-1,etc., y, en general, casi siempre que hay juicios de vdor.
Ahora bien, eri h orkntaci6n humanista se afirma que este camino
puede ser más sabio que la misma vía racional. Cuando un individuo
estd libre de mecanismos defensivos, actiia espontáneamente, observa
y ausculta todas las reacciones de su propio organismo, dispone de w i
d m d o inmensa de datas que e1 organismo procesa, a veces, inconscien-
temente y genera conclusiones que se le presentan como infuicion.a.
Estos juicios puedcn ser más sabios que e1 pmsamicnto consciente, to-
mado en sí mimo, ya que e1 carácter racional del hombre le h a , a
veces, a negarse a si mismo y a desconocer aquetla parte que se pmen-
ta con una aparente incoherencia.
Parece que esta confianza en la reacciim total de1 propio organismo,
y no &lo en la propia mente, tiene mucha relación con la creatividad.
Einscein, por ejemplo, al tratar dt aplicar cómo se fue a~ercandohacia
la formulación de la teoría de la relatividad, sin ningtn conocimiento
claro de su meta, expresa que confiaba en la reacción de mi organis-
mo total:
...durante toáos aquellos dias existla un sentimiento de direccibn, de ir dere-
cho hacia algo concreto. Es muy diíícii expresar a q d sentimiento con p-
labras; pero Ese era decididamente el. caso, y debe di~finguitseclaramente de
las consideraciones posteriores sobre la f m a mciowl de la soIuciWi (cfr.
Rogers, 1965b, phg. 23.).
El enfoque de @te tipo de funcionamiento rximd, total, intuitivo
y organhnico va muy de acuerdo con Ia f i i f í a odcntal: es un as
pecto central del pensamiento Taoísta, romo tambih es parte de la
orientación h. Ellos señalan'que'"la mente verdadera no es ninguna
mente'" dgo ciertamente desconcertante para la mentaKdad occidental.

El hombre posee capacidad de conciencia y simblÉzaci6n


Al contemplar la natudeza, el paso de la s e m inorghicos a 1-
organices, a Ias plantas, a los animales, a1 &bre, se obsewa una g r 5
dano'n en Ia cual el ser primigaio se va inclinando, d a vez más, sobre
sí mismo c m grados más altos y diensioncs siempre nuevas, hasta com-
prendere y v e r s e integramente en el hombre. En cada uno de esoei
paros aparece ma diferencia radical, tpcnciai o, como decían lm autores
clásicas, una difacncia que implica una %netabu& eaF &Lo ghnor"
(transición a otro génm).
Como ya señalamos al hablar del núcleo cmtraE del sei. hurnano,%l
hombre pmee Ia c a e d a d de autwreprescntarse. F,sta posibilidad de
Cap. 4. Cmwpci6n humanista del hombre 75

mntmpIarse a sí mismo desde afuera, de autoproyectarse, de autoau-


plicarse, de auterrcproduclse, esta capacidad de t m conciencia plena .
de si mismo ts una caracterktica distintiva del hombre y es la fuente de
-ss cualidades m& elevadas.
Esta capacidad le permite distliphe a sí mismo d.el mundo exte-
rior, le posibilita vivir en un tiempo pasado o futuro, le permite hacer
planes para el porvenir, utiIizar símbola y usar abstracciones, verse a
sí mismo como lo ven los demás y tener empatía con ellos, comenzar
a amar a sus semejantes, tener senslbiiidad ética, ver la verdad, crear la
Mleza, dedicarse a un i d 4 y, quizá, morir por 61. Realizar estas po-
siilidades es ser pemna.
Como el proceso de toma de conciencia y su simbolizaci6t-t es tan
importante en el hombre, la distorsibn dd mismo trae graves consecuen-
cias: pude conducir a una n e u r e o psicosis, a reacciones paranoi-
cas de sospecha y odio, asi como a extremos de crueldad y aberraciones
sexrrales. Pero si el ambiente g o d en que se desenvuelve una persona
cr agradable, no amenazante, pacifico y acogedor, se desarroflara en la
mima un movimiento que deja dc usar todo tipo de defensas percepti-
vas, no distorsionará la realidad y tendr4 una gran apertura hacia sw
authticas vivencias. Esto le IIevará a ser m& hhbil en escucharse a
sí mismo, a captar y simbolizar mejor sus sentimientos de miedo y pena,
de ternura y valor y la amplia gama de vivencias profundas con sus
.infiitos matices. Esta conciencia no b r s i o n a d a de lo que vive y
Gente, esta apertura plena a las propias vivmcias y su correcta sim-
bolización, conducir& inM~b1ernent.ta una vicia más sensible cm un
radio de acci6n m& amplio, de mayor variedad y riqueza persond.

Capacidad de libertad y elección ,?


El problema de In libertad siempre ha tenido un mayor enredo y
confusión de conceptos y de t&nos, y es natural que sea así debido
a la autorreferencia que implica.
Ida conciencia es el al fa y omega de la libertad: el conocimiento
y reconocimiento de la necesidad constituye un verdadero proceso de
liberación que el-ser humano puede nevar a cabo respecto a la "natu-
raleza".
Cuauto m& se estudia detenidamente el problema de la libertad en
el hombre, m& fácilmente es posible percatarse de la paradoja y con-
tradicción qistemológica que impIica fa refutación de la misma. La
t& básica del deterrninismo afirma que todo lo que el hombre piensa,
cree o hace 6 d e t e h a d o por fuerzas que están mis alla de su
control. Si piensa algo es porque tiene que pensarlo; si cree algo es pg-
I
76 Segunda parte. Un nuwo paradigma en psicología.

que tiene que creerlo, y si hace algo es pbrque time que hacerlo, Si
esto fuera cierto, se seguida que niaglrn conocimiento o compraisi6n
de h maiidad objetiva d a posible para el hombre. Efectivanrente, las
acciones y el contenido de la mente estarían determinados por factores
que no tendtlan nada que ver con la razón ni con 1a 16gica y, por lo
tanto, nunca conocería si sus concIusiones son verdaderas o f h . Esta
aiEirinación negaria la posibilidad de que el hombre pueda conocer, lo
mal es una autocontradicción.
Si t d m los pasos que da un cientifico et6n plenamente determi-
nados por factores que no puede controlar, {cbmo podría IIwar a cabo
un experimento significativo? En efecto, necesita conocer no solamente
las medidas que tiene que tomar, sino ser libre d e hacer las observa-
ciones m e n t e s y dizar10 todo de a c u d o con el plan mblecido,
sin interferencia &mas. Hebb, por ejemplo, un conductista contem-
p h e o , dice sin ambages, que "la Única esperanza dt que la psicologh
siga siendo cientifica es suponer que d hombre es básicamente un me-
canismo" (1966, p á g ~7-8). Habría que oír a este autor explicando
&mo un m e c a n h o , un robot o un autómata estudia "citntificamcnte"
y ''comprende" a otro similar.
El dderminismo es una teoria cuyo clamor por la verdad es incom-
patible con su mismo contenido. Lejos ¿e ser necmario para la
tencia de la ciencia, m h bien, la haria impasible. El argumento ad
homimna as m& que suficiente para apoyar Ia refutaci61-1del determi-
nismo absoluto.
. Por otro lado3 eI determinisms haría totalniente inexplicable toda
una serie de realidada humanas como la qonsabiIidad, la imputa-
ción, la culpa, tl arrepentimiento y, en general, toda la &a, el dere-
cho y la jurisprudencia. Ante el atropelIamiento de un peatbn, por
ejempIo, por parte de un conductor descuidado, la autoridad policid
debiera detener tanto a éste como a su autombvil: ambos d a n igual-
mente "respomabk", Tampoco t d a n ningún m i d o la educacibn,
la terapia u otras actividades culturaIes o sociales, ya que los acontcci-
mientas s q d d a n siempre y necesariamente d propio cum,
Algunos autores, ante este f a t d h o lógico e inevitable que se sigue
rigmmmente dc la negación de Ja liertad, hablan de un "'defen~i-
nlmro pmc¡PI entendiendo con este concepto los "actos no enteramen-
te d e d o s por eventos anteriores" (cfr. Berlin, 1968, pág. 680).
Evídmtanmte, eito es m contrasentido: si hay actas que no están
totalmede dctmmkdas por los eventm antwiwcs, no estfin d e t d -
nados en abdtdo. S o hay un d&o medio.
Cdmo a qne d hrsnhre es librc en un mundo físico sometido, en
gran parte, a 1 . s & q p b k ~ t a s , eri ciertamente un misterio rnehfki-
Cap. 4. Concepción humanista del hombre, 77

a,pera no m& misterioso de lo que podria'ser su iImi6n dc libertad


9 su conducta fuera plenamente determinada.
Sin embargo, la libertad de que goza el hombre no e9 absoluta; hay
-
mdos de libertad. S i d o poseo dos opcione o conozco dos soluciones,
hicamente tendr6 un grado de libertad. Pero si tengo muchos conoci-
mientos relacionados con la situaci6n en que me encuentro, si p e o
una amplia educación y a l t u r a y una extensa experiencia, tendré más
prados de Itbertad y mi acci6n posibIe será máJ libre.
Cuando una persona Ilega a la terapia, generalmente presenta un
cmdro de falta de libertad y sc describe a s í misma como "manejada",
"condu&h", incapaz de Conocer o elegir Io que quim, y experimenta
diferentes @m de insatSacci6n, tristeza, conflicto 0 dezeperación.
Pero, a medida que la terapia avanza, se advierte un procesa que va
dtl condicionamiento, control, rigidez y estaticidad bada la fluidez y
flexibilidad, hacia la espontaneidad y la libertad,
E1 nivel y Ioa grados de libertad aumentan a medida que la pemona
se abre y acepta sus vivencias; a medi* que Ia persona ts eila misma
y da entrada y hace aaafbles a su zonciencia todos Ias datos disponi-
bles y relacionados con la situacibn: las demandas sociales, sus com-
plejas necesidades y conflictos psbles, sus memorias de situaciones
simidares, su percepción de la singuZaridad de la situación prcscnte, etc.

El hombre es capaz de una relación profunda


Spinoza afirmó: "el hombre es un animal social". L a pensadores
existencialistas han puesto Mais particular en los dilemas que vive el
hombre contemporáneo en una sociedad de masas y estandarizada, en
la C U se~ siente enjaulado, alienado y dahumanizado.
En esa situacibn, aunque rodeado de gente por todas partes, el indi-
viduo se siente solo ante su propia existenu% que Ic obliga a Encarar
sus dudas, miedos y ansiedades, y busca la compañía de los demás d a -
mente m o un medio para superar su soledad. M, esta tendencia,
natural en el hombre, se ve aumentada en l a úitimos tiempos, Esa ten-
dencia se presenta como positiva y constructiva en sí; pero tambih
puede llegar a ser negativa y d m c t i v a cuando es una consecuencia
reactiva de la frustración de necesidades b.&icas. Donde mejor puede
observarse la verdadera naturaleza de esta caracterlstica a m d pro-
ceso de crecimimtu humano (educaci6n) o en el proceso dc remns-
tmcción humana (p&eterapia).
En este cacontexta cs f&i¡ observar que d ser humano está sediento
de relaciones autlénticas y profundas, de relaciones humanas donde
pueda ser él qjsno en todas sus dimensiona y aceptado pIenammtc
78 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicoiogb

como es, sin que sc Ie utilice para cualquier tipo de dkgnbstico, evaturr-
ción o an(t1isis y sin que se le pongan barreras cognoscitivas o emo-
cionalw.
Mar& Buber dmcribe esta rdacibn profunda, de persona a perso-
na, como una relación "ya-tú'", es decir, una mutua experiencia de
hablar sinceramente uno a otro corno personas, como samos, como sen-
timos, sin ficcibn, sin hacer un papel o desempeñar un rol sino con
plena scncilIez, ~pontaneidad y autentíddad. Este autor considera
que ésta es una experiencia que hace al hombre verdaderamente hu-
mano, que no puede mantenerse en forma continua, pera que si no se
da de vez en cuando, el individuo queda afectado seria y negadva-
mente en su desarrollo.
Este tipo de relación a la que constituye la mejor fornia educativa
y, cuando ésta ha fallado, la mejor prhctica terapéutica. En su más
feliz rdimción, esto da la sensación a sus participantes de haber vivido
un momento fuera del tiempo y del espacio, algo similar a un senti-
miento de trance del cual se sale como de un túnel y se ~tgresaa una
vida cotidiana completamente distinta.

El hombre es capaz de crear


Si es cierto que en algunos animales se pueden observar procesos
ínfimos de pensamiento o rudimentas del ftníimeno de la conciencia, de
ninguna m e r a se Im pude atribuir la caractdstim típicamente hu-
mana de la creatividad. En efecto, e1 pensamiento y Ia conciencia se
hallan, en condiciones normales, en todo representante de la especie
humana; tn cambio, la creatividad es una dotación que. aparece es-
peciaImmte en sus miembros más selectos y destacados en una m otra
irea de la actividad: artes, ciencias, filosofia, etc.
Tomncc puntualiza que el pensamiento creatiyo consiste en el p
CEO de percibir elmentos que no encajan a que faltan, de formular
ideas o hipótesis sobre esto, de probax estas hipbtesis, y de comunicar 10s
resultados, la1 vez modificando y volviendo a prribar la hipótesis. Ue
esta manera, la realización creativa tendría un carácter novedoso y
original, podría ser más o menos extraordinaria y, de alguna'-manera,
enriqueceda con su aporte a la sociedad y a la cultura.,
También hay formas menores de creatividad, qujzi cualitativamente
difaentes de las realizadona exaaordinarias;dgo que se da en cada
pe~onahumana m diferentes formas: un escaparatista, un técnico en
publicidad, un dkGador de autom6viles, un creador de modas o un
estudiante m d pueden ser frecuentemente creativos en ese nivel.
Siempre que el pductg logrado sea algo nuevo y desconocido para
Cap. 4. Cancepci6n hurnanish del hombre 79

+en lo paliza (psea una actividad de imaginación, una &tesis


mental, Ia formación de un sistema nuevo o una nueva combinacibn
de informaciones o realidades ya conoddas), podría considerarse como
h t o de un proceso creador. La gran dificultad que ha existida siempre
ai dar una wplicación satisfactoria del procm creador, da r a z h de
las interpretaciones de tipo rnbtico y parametafísico a que se acudió
£recuentemente: inspiraci611, iruminaciiin, estado de trance, mego a las
mmas, etc.
Parece ser que, en gran parte, las procesos creativas se dan ai mar-
gen de la d k c ~ c t á ndel yo y que, incluso, requierm de una renuncia
bicial al orden. Cuando las personas creadoras tratan de dacrfbir cómo
lograron determinada realizacibn, frecuentemente dicen que la idea se
les ocurri6 "de golpe", "sin hacer nada", "corno pos inspiraci6nyy,
"míentms no pensaban en el problema", "como una gran intuiCiOn'',
'komo un rayo de claridad ddumbrqtt", etc.
Sin embargo, a veces d pmcso creativo se presenta apremiante y
la pttsona se sicnte literalmente acaaada por sus irle= y sime que aten-
derlas. El poeta "tiene que escribir", el pintor "tiene que pintar" y
d mtisico "tiene que" proyectar sus ideas en notas. Si b que tstá ,en .
juego es la soluci6m de un probIema, cntonces puede ir acompañado
de un sentimiento dt ten4611y desasmiego.
En todo caso, una vez obtenido el resultado, sc produce un estado y
sentimiento de alivio y, con ~mumcia,p n o f u n d ~vivencias emcciona-
Its de felicidad,

El hombre busca un sistema de valora y meen-


Al analEzar unas dmcientas biopafias, Charlotte Eühler observó que
cada vida estaba ordenada y orientada hacia uno o varios objcti-
vas, Cada individuo tiene alga especial por Io que vive y trabaja, un
propósito principal que puede vadar mucho de un individuo a otra.
En cada persona existe un proceso evaluador &temo que va etmctu-
ratrdo m sistema de valores, el cual, a su vez, se convierte en el núcleo
integrador de la pamnalidad y forma una fiI(~ofiiunificadora de la
vida, Para Allport, "el valor es una creencia can la que el hombre
trabaja de preferencia. E3 una dispasicih cagnitiva, motora y, sobre
todo, profunda del proprium" (1966, pAg. 530).
La atmctura de los valores que se buscan, la fiosofla unificadora
de la vida, la claridad de las metas y de los objetivos que se desean,
van creciendo paraidamente con el nivel de madurez de cada perci3lca
y puede, m o los d d asptaos de k p n a l l d a d , sufrir det-
dos retrasos. Los jbv- frecuentemente "no saben io que quhmzp
80 Segunda parte. Un nuevo paradigma en psicologla

pero Ia Persona adulta y madura debe saberlo, Lo que en un joven


puede ser normd, no lo sería en pemnas mayores.
La búsqueda de valores en una persona no consiste m un exa-
men de conceptos vagos e irrelevantes para su vivir cotidiano, sino en
un esfuerzo continuo por encontrar JipjIicados pofundos que vati-
den su autoidentidad y que establezcan y apoyen 1- campromjsos y las
rtsponsabilidades que toma.
En medio del cúmulo de incertidwnbm, dudas y probabilidades
que rodean al ser humano, es lógico que &te busque algunos puntas dc
anclaje, algunas certezas, alguna be que le sirvan como guia que ilumina
su camino o como bálsamo benaico que mitigue las Xnwitables frus-
traciones y ansiedades que la vida engendra.
lhgicarntnte, en la medida en que determinada creencia brinda
m l t a d o s y efectos satisfactorira se va dianzando cn un individuo y,
par el c o n m o , ser5 separada de1 nGdm de vaIora o escépticamente
rechazada, cuando del hecho de seguirla se derivan eonsecuendas de- "
sastmsas o, riimpIernente, sin valor ni sipificaci6n para 61 mismo.

Cada p o n a es un sbtema de unicidad configurada


Escritores m t e m p a h e o s como Canning 11970), Fmmm ( 19683,
May (1967), Moustakas (1967) y Koyce (1964) han dcscñto con p n
detalle d dilema que encara el hombre moderno en lucha por auto-
nomía e individualidad, en medio del asolamiento de deshumanizacicin,
, conformismo y encapsulamiento que p d u c e la sociedad tecnológica.
El hecho de la individualidad, singularidad y unicidad dt cada
pemna es aigo sobradamente firme. Cada hombre ta una creación
Unica de las fuerzas de la naturaleza. Nunca hubo una persona igual2
a ni volved a haberla. Lo que sucede en Ias hueiias digitales es w-
temible a muchos otros aspectos del ser humano y, sobre todo, a la uni-,
cidad de la persona que resulta de su conjunto configurado, Ya Aristá-
t e l a distinguió claramente entre los pn'ncifiios generales (koirzai ddrchi],
que rigen la naturalcm de todw los seres, y Im prificipios especiales
proptos (idiai d r c h i ) de cada ser en partidar, en 10s cuales se debe
basar, y a los cuales vuelve, toda demostración rdacionada con él.
FJ prooeso seguido por Ia naturaleza en la formaci6n de un nuevo
ser humano, da una base biológica segura a su singuIaridad: cada uno
de la 46 crrmiasomas lleva unos 30 000 gents, que son 1 s porta-
dwes de im mmcterts hereditarios. Ahora bien, el total de combinacio-
nes que estos PIS pueden formar (msus posibk mutaciones), según
calcula Dobzha~~b, "-cede ampliamente el número total d t Ú f o m o ~
del univmm entero. Es midate que iinicamtnte una múiima parte de
Cap. 4. Concepción humoniña del hombre 81

d a s las combinaciones posibles de gen= ha siso realizada o serfi xea-


h d a en el mundo. . . Cada ser humano es portador de un genotipo
imito" (Allport, 1966, pág. 21J.
Es lógico que esta inconmensurabIe variabiiidad genetica, -aumen-
%da todavía por la variabilidad estructural y bioquimica- determine
una amplísima gama de diferencias en el temperamento, la motivación,
ha intefigmcia, las emociones, Ia imaginación, la memoria y todas las fun-
ciones psicol6gica;g. Las implicaciones que esto trae para el ejercicio de
la m~dicina,la educación y la terapia son enormes, pua nadie es nor-
md, es decir, nadie se W a en ei témino medio, m& que en un rcduci-
do niimero de cualidades.
1s
Cada m o n a -señala Allport- se aparta en míllares de aspectos
del hombre medio hipotdtica. Pero su individualidad no es la suma del
totaI de desviaciones de los promedios" ( 1966, p5g. 247. Cada iudivi-
duo e un sistema de unicidad configurada. %r consiguiente, la cien&
r, en este caso, la psicología no puede contentarse con 81 estudio de las
dimensiones comunes, como si la persona fuera un mero '"unto de
knterstcción de cierto número de variables cuantitativa" -como piensa
Eyscnck-, sin estructum interna ni coherencia ni sentido; la psicologia
debe enfrentar Iu verddera naturdeza da la cstructur~personal, Ea mu-
tua interdependencia e intemcción de los sistemas parciales dentro del
Ntemrs entero de La pm~ondidad.
Esta peculiar naturaleza del hombre como &tema de individualidad
configurada, a1 lado de las demh características señaladas anterior-
mente, hacen ver que paxa una plena comprensión del hombre se re-
quiere mas de Eo que cualquier ~~u empiricai puede ofrecer. Y la
inadecuacih de esta ciencia implica, a su vez, que tambi6n w n inapm-
piados los métodos y técnicas comúnmente utilizadas, trasladad- de
Ias ciencias naturales y fundadm en sus mismos presupuestos: una c m -
cepción newtoniana o darwiniana dei hombre. Todo esto serh objeto
de un anális'is riguroso y sistemático en Ios capítulos siguientes.
Leyendo a Shakqeare, Dostoievsky o San Agustín, frecuentemente
se tiene la impresión de que estos hombres tuvieron una comprensibn
más profunda del ser humano que la que sc encuentra en nuestros me-
jores Iibms de psimlogia. Quizá esto se dcba precisamente a que estos es-
critorcs no atomiznmn al hombre ni lo desintegraron en elementos para
etudiarlo, sino que lo describieron vivo, en acción. en su totalidad y
en los cantextos concretos de lugar y tiempo.

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