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Meyer y Rowan - Organizaciones Institucionalizadas
Meyer y Rowan - Organizaciones Institucionalizadas
Debe hacerse una distinción clara entre la estructura formal de una organización y
sus actividades de trabajo diarias. La estructura formal es un plan para las actividades
que incluye, ante todo, el cuadro de la organización: una lista de las oficinas,
departamentos, posiciones y programas. Estos elementos se vinculan mediante nietas y
políticas explícitas que conforman una teoría racional del modo, y el propósito, al que
se deberán ajustar las actividades. La esencia de una organización burocrática moderna
se encuentra en el carácter racionalizado e impersonal de estos elementos estructurales
y de las metas que los vinculan.
Uno de los problemas centrales en la teoría de la organización es describir las
condiciones que hacen surgir la estructura formal racionalizada. En las teorías
convencionales se supone que la estructura formal racional es el instrumento más
efectivo ce coordinar y controlar las complejas redes de relaciones implícitas en las
actividades técnicas o de trabajo modernas (véase Scolt, 1975, para un resumen). Este
supuesto se deriva de las discusiones de Weber (1946, 1947, 1952) sobre el
surgimiento histórico de las
Burocracias como consecuencia de los mercados económicos y de los Estados
centralizados. Los mercados económicos recompensan la racionalidad y la
coordinación. A medida que se expanden los mercados, las redes de relaciones en un
determinado campo se hacen más complejas y se distinguen mejor, y las
organizaciones en ese campo deben manejar más interdependencias internas y
externas. Factores como el tamaño (Blau, 1970) y la tecnología (Woodward, 1965)
aumentan la complejidad de las relaciones internas, y la división del, trabajo entre las
organizaciones incrementa los problemas que superan sus fronteras (Aiken y Hage,
1968; Freeman, 1973); Thompson, 1967). Debido a que la necesidad de coordinación
aumenta bajo estas condiciones, y a que el trabajo coordinado formalmente tiene
ventajas competitivas, surge una tendencia al desarrollo de organizaciones con
estructuras formales racionalizadas.
La formación de Estados centralizados y la penetración de los centros políticos en las
sociedades también contribuyen al surgimiento y difusión de la organización formal.
Cuando las redes de relaciones implícitas en el intercambio económico y en la
administración política se hacen muy complejas, se piensa que las estructuras
burocráticas son los medios más efectivos y racionales para uniformar y controlar las
subunidades. El control burocrático es muy útil para los centros políticos en expansión
y frecuentemente se requiere uniformidad tanto en las unidades centrales como en las
periféricas (Bendix, 1964, 1968). Los centros políticos organizan cargos que logran
ampliar la conformidad y desplazan actividades tradicionales en todas las sociedades.
El problema: las teorías prevalecientes suponen que la coordinación y el control de
la actividad son las dimensiones críticas en las que las organizaciones formales han
tenido éxito en el mundo moderno. Tal supuesto se basa en la opinión de que las
organizaciones funcionan según sus planes formales: la coordinación es rutinaria, se
siguen reglas y procedimientos y las actividades reales se sujetan a las prescripciones
de la estructura formal. Pero mucha de la investigación empírica sobre las
organizaciones pone en tela de juicio este supuesto. Una generación anterior de
investigadores concluyó que había una gran brecha entre la organización formal y la
informal (por ejemplo, Dallen, 1959; Downs, 1967; Homans, 1950). Una observación
afín es que las organizaciones formales suelen estar integradas débilmente (March y
Olsen, 1976; Weick, 1976): los elementos estructurales sólo están vinculados
débilmente entre sí y con las actividades, a menudo se violan las reglas,
frecuentemente no se ejecutan las decisiones o si se ejecutan tienen consecuencias
inciertas, las tecnologías son de eficiencia problemática y los sistemas de evaluación e
inspección son subvertidos o son tan vagos que suscitan escasa coordinación.
Las organizaciones formales son endémicas en las sociedades modernas. Hay
necesidad de encontrar una explicación de su surgimiento libre del supuesto de que, en
la práctica, las estructuras formales en realidad coordinan y controlan el trabajo. Tal
explicación debe tener en cuenta la elaboración de los propósitos, las posiciones, las
políticas y las reglas de procedimiento que caracterizan a las organizaciones formales,
pero le debe hacer sin suponer que estas características estructurales se cumplen en la
actividad diaria del trabajo.
Al diseñar una estructura formal que se adhiere a las prescripciones de los mitos en el
ambiente institucional, una organización demuestra que actúa con base en propósitos
valorados colectivamente de manera adecuada (Dowling y Pfeffer, 1975; Meyer y
Rowan, 1978). La incorporación de elementos institucionalizados proporciona una
explicación (Scott y Lyman, 1968) de las actividades que protege a la organización de
que se dude de su conducta. Es decir, la organización .;e hace legítima y usa tal
legitimidad para fortalecer su apoyo y asegurar su supervivencia.
Por tanto, desde una perspectiva institucional, uno de los aspectos más importantes
del isomorfismo con las instituciones ambientales es la evolución de un lenguaje
organizacional. Los nombres en la carta de organización, y el lenguaje utilizado para
delinear los objetivos, los procedimientos y las políticas organizacionales son análogos
a los vocabularios de motivos usados para explicar las actividades de los individuos
(Blum y McHugh, 1971; Mills, 1940). Así como los celos, la ira, el altruismo y el amor
son mitos que interpretan y explican las acciones de los individuos, los mitos de los
doctores, de los contadores o de una línea de ensamble explican las actividades
organizacionales. Así, algunos pueden decir que los ingenieros resolverán un problema
específico o que ¡as secretarias realizarán ciertas tareas, sin saber quiénes serán estos
ingenieros o secretarias ni exactamente qué harán. Ambos, el que habla y el que.
Escucha, entienden que esas afirmaciones describen cómo se realizarán ciertas
responsabilidades.
Los vocabularios de estructura que son isomorfos con las reglas institucionales
proporcionan explicaciones prudentes, racionales y legítimas. Se supone que las
organizaciones descritas en los vocabularios legitimados están orientadas hacia
propósitos definidos y a menudo ordenados colectivamente. Por ejemplo, los mitos de
'os servicios de personal no sólo explican la racionalidad de las prácticas de empleo;
también indican que los servicios de personal son valiosos para una organización. Los
empleados, los solicitantes de empleo, los gerentes, los miembros de las juntas
directivas de las empresas y las empresas gubernamentales están predispuestos a con-
fiar en las prácticas de contratación de organizaciones que siguen procedimientos
legítimos —como programas de oportunidad igual o de pruebas de , personalidad—y
están más dispuestos a participar en esas organizaciones o a financiarlas. Por otra parte,
las organizaciones que omiten elementos de estructura legitimados ambientalmente o
que crean estructuras únicas carecen i de explicaciones legitimadas aceptables de sus
actividades. Esas organizaciones son más vulnerables a las acusaciones de que son
negligentes, irracionales o innecesarias. Acusaciones de esta clase, sean de
participantes internes, de componentes externos o del gobierno, pueden hacer que las
organizaciones incurran en costos reales. Por ejemplo, con el surgimiento de las
instituciones médicas modernas, las grandes organizaciones que no toman medidas
para dar servicios médicos a sus trabajadores son consideradas negligentes —por los
trabajadores, por algunas facciones gerenciales, por los aseguradores, por los tribunales
que definen legalmente la negligencia y frecuentemente por las leyes—. Los costos de
la ilegitimidad en términos de primas del aseguramiento y de las obligaciones legales
son muy reales. De manera similar, la instituciones de conservación de) ambiente
hacen que sea importante que las organizaciones procuren reglas formales,
departamentos y programas de seguridad. Las reglas y letreros que prohíben fumar,
independientemente de su cumplimiento, son necesarios para evitar acusaciones de
negligencia y el caso extremo de ilegitimidad: la clausura que decida el Estado. El
desarrollo de la economía profesional hace que para las organizaciones sea útil
incorporar grupos de economistas y análisis econométricos. Aunque quizás nadie los
lea, los entienda o los crea, los análisis econométricos ayudan a legitimar los planes de
la organización a los ojos de los inversionistas, clientes (como en el caso de los
contratistas del Departamento de la Defensa) y participantes internes. A la vez, esos
análisis pueden proporcionar explicaciones racionales después de que ocurren los
fracasos: los gerentes cuyos planes han fracasado pueden demostrar a los
inversionistas, accionistas y superiores que los procedimientos eran prudentes y que las
decisiones se tomaron con medios racionales.
Por tanto, las instituciones racionalizadas crean mitos de estructura formal que
determinan a las organizaciones. Dejar de incorporar los elementos adecuados de
estructura es negligente e irracional; el apoyo continuo se ve amenazado y la disidencia
interna se fortalece. Al mismo tiempo, estos mitos ofrecen a las organizaciones grandes
oportunidades de expansión. Asignar los nombres correctos a las actividades puede
transformarlas en servicios valiosos y despertar los compromisos de los participantes
internos y de los componentes externos.
Estabilización
Tipos de organización
La resolución de inconsistencia
La separación
Todas las organizaciones, incluso las que mantienen altos niveles de confianza y de
buena fe, están en ambientes que han institucionalizado los rituales racionalizados de la
inspección y la evaluación, las cuales pueden descubrir sucesos y divergencias que
debilitan la legitimidad. Por tanto, las organizaciones institucionalizadas minimizan la
inspección y la evaluación y las hacen ceremoniales.
De hecho, en las organiza dones institucionalizadas la evaluación acompaña y
produce ilegitimidad. El interés del gobierno de los Estados Unidos en la investigación
sobre la evaluación, por ejemplo, tiene en parte la intención de debilitar a ¡as
autoridades estatales, locales y privadas que han administrado los servicios sociales en
ese país. Desde luego, las autoridades federales por lo común no han evaluado los
problemas que están totalmente bajo la jurisdicción federal; sólo han evaluado aquellos
en que los controles federales son incompletos. De manera similar, los gobiernos de los
Estados han insistido en evaluar los fondos especiales que crean para Beneficencia y
educación, pero casi nunca evalúan los programas que financian habitualmente.
La evaluación y la inspección son afirmaciones públicas del control social que violan
el supuesto de que todos actúan competentemente y de buena fe. Tal violación
disminuye la moral y ¡a confianza. Así, la evaluación y la inspección socavan los
aspectos ceremoniales de las organizaciones.
Proposición 6) Las organizaciones institucionalizadas procuran reducir al mínimo la
inspección y la evaluación tanto por parte de sus gerentes internos como de los
componentes externos.
La separación y el evitar la inspección y la evaluación no son meras estratagemas que
usa la organización. También los componentes externos evitan inspeccionar y controlar
las organizaciones institucionalizadas (Meyer y Rowan, 1978). Las agencias que
otorgan registros, las juntas
Reconocimientos
Tomado de :
Powell, W., & Dimaggio, P. (1999). El nuevo institucionalismo en el análisis
organizacional. D.F., México: Fondo de Cultura Económica.