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legal, ya que las personas ponen su confianza en nuestras manos, incluso sus patrimonios o
su propia libertad. Por tal razón, cada abogado debe procurar tener el mayor cuidado
posible en cada caso, a tal punto que un error o una falta mínima de diligencia podría
Cada abogado tiene deberes que debe cumplir a cabalidad para evitar una
rectitud e idónea. Pero cuando los abogados actuamos sin observar estos deberes, o incluso
profesional y como consecuencia puede generar una sanción a esta conducta desmedida.
Pero que sucede cuando por motivos ajenos a nuestra voluntad o que incluso
voluntariamente pero sin tener la posibilidad de actuar de otra forma hace que
Consejo Superior de la Judicatura también debemos responder por estas faltas a la debida
diligencia profesional, incluso cuando se nos es imposible actuar de otra manera teniendo la
mayor diligencia posible para el caso. Verbigracia de esto se puede ver en la sentencia del
Magistrado Ponente el Dr. Angelino Lizcano Rivera donde se sanciona a la togada Nebis
Petrona Acosta por no interponer el recurso de apelación en el tiempo debido, aun cuando
el contrato por el cual ella inició el proceso ya se había terminado, en otras palabras, la Sala
disciplinaria la condenó por no actuar cuando el contrato por el cual inicia sus actuaciones
gestión; cobrando vigencia a partir de ese momento el deber de atender con celosa
bastante desagradable, pues indica que aun así cuando se nos haya desvinculado del cliente
o poderdante, aun se debe estar diligente con el proceso que se había estado llevando, pues
Donde se sancionaba a la Dr. Sharon Jaramillo por no haber interpuesto las acciones que se
le habían conferido en el tiempo debido, se determinó que no tenía los elementos necesarios
para llevar el proceso pero la sala disciplinaria determinó que en este caso el abogado debió
haber devuelto los papeles que se le entregaron para llevar al caso e informar que no iba a
“Esta Colegiatura no encuentra justificación en la demora para llamar las personas con
inicialmente pactado, pues, con esta conducta omisiva resulta incursa la disciplinada en
Aca es mas claro como la imposibilidad de llevar el asunto propuesto generá una supuesta
negligencia por parte del abogado, pues desde un punto de vista mas objetivo, quien tubo la
negligencia fue la misma persona a quien se le va a llevar el caso, pues no se le dieron los
como abogado, esto puede verse en la sentencia del Consejo Superior de la Judicatura de
Lizcano Rivera donde se sanción a la abogada Ligia Amparo Contreras, pues se le pidió la
ayuda para solicitar una pensión ante la aseguradora Seguros Bolívar, pero jamás realizó
dicha solicitud como ella afirmaba e incluso después de un tiempo de insistirle sobre los
tramites que ella supuestamente había llevado, la abogada dejo de responder y fue
a lo siguiente:
gestión; cobrando vigencia a partir de ese momento el deber de atender con celosa
positivamente con prontitud y celeridad frente al encargo, haciendo uso de todos los
aparta de la obligación de atender con rigor este deber frente a una representación
abstuvo de realizar las acciones pertinentes para garantizar una actuación idónea de su
parte, incluso no dio respuestas a sus requerimientos para que diera constancia de su
conducta. Resulta, entonces sencillo para quien juzga este comportamiento decidir sobre si
hubo o no una negligencia que configure una transgresión a los deberes que todo abogado
debe cumplir en el ejercicio de su profesión, muy diferente a los anteriores casos en donde
los abogados no podían actuar de otra manera o incluso lo hicieron de manera diligente,
Judicatura, no puede tener ningún tipo de negligencia por mas pequeña que sea o incluso si
extremista esta posición pues como dice el viejo adagio nadie esta obligado a lo imposible,
Acosta Walteros, donde se sancionó a la abogada Martha Yaneth Gutiérrez por las
negligencias que tubo al momento de adelantar una acción de reparación, a tal punto de que
dejó caducar la acción e incluso la presento meses después de que esta hubiera caducado,
conducta que resulta gravísima pues le generó muchos perjuicios a quien había puesto toda
“es evidente que la abogada perdió de vista el término legal con el que contaba para
instaurar en término la demanda y con ello haber agilizado los trámites concernientes al
diligenciamiento oportuno de los poderes, así como la prueba pericial, pues recordemos
premura de la caducidad, es más pareciera que la abogada no tuvo claro dicho factor
demanda el 1 de octubre de 2012, cuando ya había caducado la acción que lo fue desde el
ejercer el mecanismo de control administrativo previsto en el artículo 164 del CPACA, con
económico de los perjudicados por tan grave hecho originario de la acción pretendida”
Al igual que en el caso anteriormente expuesto a este, es claro como los abogados
actúan con total negligencia, de manera injustificada para actuar con la transgresión de los
deberes de todo abogado, casos como estos es muy sencillo para el magistrado decidir
sobre imponer una sanción disciplinaria para el togado, pues es muy clara la falta de
José Ovidio Claros Polanco en donde se sanciona al abogado Orlando Antonio Olaya por
“Conviene recordar que cuando el abogado asume una representación judicial mediante
a favorecer el asunto confiado a su gestión, pues cobra vigencia a partir de ese momento
el deber de atender con celosa diligencia los asuntos confiados, cargo que envuelve la
encomendado, haciendo uso de todos los mecanismos legales para el efecto” (Consejo
aquellas diligencias para velar siempre por los intereses de él, en palabras de la corporación
se debe tener una celosa diligencia en la gestión confiada, resulta entonces claro la falta de
En casos como estos y los dos anteriores es sencillo para el juzgador determinar si
imponer una sanción disciplinaria, pues las conductas que realizan son claras y generan
perjuicios para aquellas personas que han puesto la confianza en dichos abogados, por tal
razón lo justo es su sanción. Pero en casos como os dos primeros expuestos anteriormente,
momento de sancionarlo, pues aunque su conducta es diligente esta causa perjuicios a los
Para concluir, la profesión de abogado exige un deber de diligencia mayor que otras
todas las actuaciones y gestiones que debemos hacer como abogados, so pena de ser
los deberes o de determinadas conductas que puedan generarle perjuicios a aquellos que
confían su gestión a nosotros, aunque puedan resultar muy tajantes e injustas las sanciones
impuestas, en la mayoría de los casos se justifican y ayudan a que todos los abogados