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Caso Claudia

Claudia tiene 38 años y es oriunda de Colombia. Vino a vivir a la Argentina hace 5 años junto a
su pareja de aquel momento. Es abogada y contadora. Hace 2 años se separó de su pareja y
desde entonces vive sola en una habitación que alquila. Consulta por iniciativa propia, “ya no
sé qué hacer, no aguanto más estar así”. Cuenta que desde hace aproximadamente dos meses
comenzó a sentirse muy triste, a llorar con frecuencia y a sentir que “no tiene fuerzas para
hacer nada”. Actualmente trabaja como empleada en una rotisería y, según comenta, esta es
la única actividad que realiza durante el día, “a veces no tengo fuerza ni para bañarme”. Al
relatar esta situación comienza a llorar: “mi vida es un fracaso, tengo 38 años, estoy sola, vivo
en una habitación y tengo un trabajo que odio”. Refiere que hace 8 meses la despidieron de la
empresa en la que trabajaba y desde entonces no volvió a conseguir un trabajo acorde a sus
expectativas: “a esta altura creo que nunca más voy a conseguir otro trabajo”.

Claudia es hija única, sus padres son mayores y aún viven en Colombia. Sobre ellos comenta
que, desde que era muy chica, siempre le manifestaron que ella iba a ser “el orgullo de la
familia”. Relata que su madre le decía: “Vos sí vas a ser alguien en la vida, una profesional”,
situación que, según comenta, la empujó a destacarse en sus estudios desde chica. Recuerda
que cuando se sacaba una nota regular en el colegio temía comunicárselo a su padre ya que
este solía decirle “vos estás para más, tenés que destacarte”.

A esta altura del relato comienza a llorar nuevamente: “No puedo creer cómo llegué a esta
situación, mis padres deben estar destrozados, finalmente los decepcioné”. Claudia refiere que
durante el día se siente muy nerviosa y nota que está fumando más de lo habitual, “en el
trabajo camino de un lado al otro, salgo a fumar, no me puedo quedar quieta”. Prácticamente
no tiene apetito y cree que ha bajado al menos 3 kilos en los últimos meses dado que nota que
la ropa le queda grande.

Asimismo, refiere problemas para dormir, no logra conciliar el sueño, llegando a pasar más de
2 horas en la cama sin lograr dormir. “No puedo parar de pensar, le doy vuelta a las mismas
preocupaciones todo el tiempo”. Refiere que todo esto está afectando su trabajo ya que nota
que tiene dificultades para concentrase y teme que la puedan echar, dado que muchas veces
olvida realizar tareas que le solicitan o las inicia y las deja sin finalizar, motivo por el cual su
jefe le ha llamado la atención. A su vez, cuenta que ya no tiene contacto con sus seres
queridos, “¿para qué me voy a encontrar con amigas?, ¿para ver que todos tienen trabajos
exitosos menos yo?”, y aclara que, si bien ellos insisten en encontrarse y la llaman, ella no
tiene ganas ni de atender el teléfono, “los voy a cansar con mis problemas”. Relata que la
última vez que habló con una amiga se sintió peor, ya que mientras esta le contaba cosas de su
vida Claudia solo podía pensar “todos tienen una vida interesante menos yo”, “no logro hacer
nada bien, soy una inútil”. También ha dejado de asistir al gimnasio, “me encantaba ir a las
clases, era mi cable a tierra, pero las últimas veces que fui ya no lo disfruté y dejé de pagar la
cuota”.

Durante la entrevista Claudia se muerde las uñas, hace sonar los nudillos de su mano y llora en
varias oportunidades. Refiere que es la primera vez que consulta con un psicólogo. Cuenta que
hace dos años estuvo triste durante un tiempo, luego de separarse de su novio, pero que
nunca se sintió como ahora. Niega consumo de alcohol, psicofármacos y otras sustancias.

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