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INTEGRANTES:
Garcés, Armelis C.I.: 18.606.105
PROFESOR: Jorge L. Naranjo
Graterol, Indira C.I.: 15.307.138
Pirona, Mariamnys C.I.: 16.943.288
SECCIÓN: 07
Aun así, el artículo anterior, también deja margen para la adopción de otras
monedas, a través de una unión monetaria al expresar que “en caso de que se
instituya una moneda común en el marco de la integración Latinoamericana y
Caribeña, podrá adoptarse la moneda que sea objeto de un tratado que suscriba
la República”.
creación de un Banco Central para que controle las operaciones y dicte las
políticas monetarias que serán aplicadas en la región.
En el caso de la dolarización por vía unilateral, el país adopta al dólar como
su moneda de curso legal sin necesidad de llegar a un acuerdo con la Reserva
Federal de los Estados Unidos en cuanto a la distribución de los ingresos por el
señoreaje, teniendo como ventaja que la dolarización puede ser adoptada de
forma inmediata al no haber necesidad de establecer acuerdos, por lo tanto la
dolarización se hace con la cantidad de moneda que se encuentre circulante.
Mientras que en la dolarización bilateral, se realiza un acuerdo con el país
emisor de la moneda para el establecimiento de las condiciones y la definición del
alcance de la dolarización, lo que implica que dicha gestión llevaría cierto tiempo
mientras se establecen las condiciones necesarias, pero a la vez permitiría dar
más credibilidad al proceso.
La segunda forma de dolarización es el sistema bimonetario, a través del
cual se produce la circulación de dos monedas de forma simultánea en la
economía de un país, en el cual cada moneda realiza una función, mas no todas.
En tal sentido, Cruz (2005) expresa que el sistema bimonetario “se presenta
cuando la moneda extranjera es de curso legal y puede dominar los depósitos
bancarios, pero juega un papel secundario con respecto a la moneda doméstica
cuando se trata de pagar salarios, impuestos, obligaciones domesticas del
gobierno y transacciones del día a día, como el pago de servicios.”
Mientras que Levy-Carciente (2003) define al sistema bimonetario como
aquel “que no exige la eliminación de la moneda nacional de curso legal, sino que
por el contrario permite su coexistencia con la divisa, siendo la divisa la que
asumirá la función de reserva de valor y la moneda nacional las funciones de
medio de cambio y unidad de cuenta”.
La tercera forma de dolarización que puede darse en un país, es la
dolarización no oficial, siendo este un proceso de dolarización espontanea
establecida por la misma sociedad, la cual va renunciando de forma progresiva al
uso de su moneda de curso legal por otra extranjera. Sin embargo, la moneda de
Dolarizació n en Venezuela ¿solució n o mera ilusió n?
curso legal continua vigente, solo que las personas preferirán al dólar para llevar a
cabo las operaciones financieras.
Sin embargo, este tipo de dolarización no garantiza que todas las personas
tengan acceso a la moneda extranjera. Tal es el caso de Venezuela, en donde el
20,8% de la población trabaja en el sector público, por lo que los salarios que
reciben están expresados en bolívares, al igual que los servicios básicos que se
encuentran controlados por el Estado, por lo que parte de la estructura de precios
y salarios se encuentran expresados en bolívares.
Este tipo de dolarización se produce en sistemas inflacionarios, donde la
devaluación y la pérdida del poder adquisitivo lleva a los agentes económicos a
intentar preservar sus ahorros en moneda extranjera, y a la vez a indexar los
precios de los productos en base al mercado no oficial de divisas, por lo que se
mantiene la moneda de curso legal como unidad de cuenta, mas no como unidad
de valor.
Por su parte, Sierra (2010) expresa al respecto que “bajo este tipo de
dolarización no oficial, típicamente la moneda doméstica domina pequeñas
transacciones; por el contrario las grandes transacciones se realizan en moneda
extranjera; adicionalmente el dólar es utilizado como medida de valor o
instrumento de ahorro. Sin embargo, este tipo de ahorro no aparece en las
estadísticas de los países, ya que recae fuera del sistema financiero y en algunos
casos viola leyes nacionales sobre la tenencia de cuentas extranjeras.”
En América Latina, son varios los países que en algún momento han sufrido
crisis inflacionarias como consecuencia de la emisión excesiva de moneda por
parte de sus respectivos bancos centrales, como por ejemplo Chile a principio de
los años 70, Bolivia en el año 1985, Nicaragua durante el Gobierno Sandinista,
Perú en el periodo comprendido entre 1985-1990 y Argentina entre los años 1988-
1989. La mayoría de estos países no consideraron a la dolarización como una
forma para solucionar sus problemas, sino que por el contrario, hicieron una serie
de restructuraciones a sus políticas económicas para lograr salir de la crisis, a
través de la implantación de una serie de medidas como la privatización de las
empresas públicas, un buen control del gasto público, apertura comercial y
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liberación económica, entre otras. Solo Argentina opto por un sistema de caja de
conversión en la que la emisión de moneda por parte del banco central estaba
respaldada en dólares.
Por otra parte, actualmente se pueden observar países con una gran
vinculación al dólar, como es el caso Costa Rica, Nicaragua, Ecuador, El Salvador
y Cuba.
En Costa Rica la economía se encuentra dolarizada en un 50%, en donde el
dólar se utiliza como instrumento de valor para realizar grandes transacciones y
operaciones a largo plazo debido a la estabilidad de precios y pocas fluctuaciones
que este ofrece.
Por su parte, Nicaragua cuenta con un sistema de libre convertibilidad entre
el cordova y el dólar.
Perú tuvo una época de gran vinculación al dólar a finales de los 80, pero a
través de reformas económicas logro darle estabilidad y confianza al sol, debido
en gran parte a la libre convertibilidad.
Cuba cuenta con un sistema dual que ha generado distorsiones en su
economía, ya que por un lado, tiene al peso cubano, siendo esta la moneda con la
cual cancelan los sueldos de la mayoría de la población; y por otro, al peso
convertible equivalente al dólar, a través del cual se cotizan las mayoría de los
productos disponibles para los turistas y que no están incluidos en las cartillas de
racionamiento.
En el caso de Ecuador, se adoptó la dolarización de manera oficial en el año
2000, después de una gran crisis económica originada tanto por factores externos
como internos, entre los que se encuentran la devaluación del peso mexicano, las
devaluaciones de Indonesia y Tailandia, el fenómeno del niño del año 1998, la
guerra limítrofe con Perú, así como las malas prácticas bancarias y la sustitución
del régimen de bandas cambiarias por el de flotación libre, lo que produjo que el
tipo de cambio nominal se disparara, y la moneda se devaluara en tal magnitud
que causó que poco a poco se fuera produciendo una dolarización espontanea en
el país, de tal forma que a finales de la década de los noventa el 80% de las
transacciones realizadas eran en dólares.
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productos como materias primas con sus propios dólares, ofreciendo además
incentivos como la exoneración de impuestos y aranceles para las compras
realizadas en el exterior, trayendo como resultado que el 80% de las
importaciones que anteriormente realizaba el Estado, ahora estén en manos del
sector privado.
Ante esta realidad, el economista Asdrúbal Oliveros, director de la Consultora
Ecoanalitica ha expresado que “ante una caída brutal de sus ingresos y, por lo
tanto, de sus gastos, el Estado tiene una incapacidad manifiesta de proveer bienes
y servicios públicos, y ese vacío lo termina entregando al sector privado en un
proceso muy caótico y desordenado”.
Con la apertura de las compras en el exterior por parte del sector privado, así
como los continuos apagones ocurridos durante el año 2019 que afectaron a la
banca digital y obligaron a las personas a recurrir a los dólares para el pago de los
bienes de consumo, y con la aprobación del gobierno del uso del dólar como una
especie de válvula de escape que brinde un respiro a la economía, aunado a la
constante pérdida de valor del bolívar, la cual fue mayor del 95% de su valor en el
2020 y en lo que va del 2021 se ha depreciado en un 38%, ha hecho que el mismo
deje de tener uso como medio de intercambio, unidad de cuenta y reserva de
valor, por lo que los venezolanos se han visto en la necesidad de refugiarse en el
dólar para llevar a cabo las distintas transacciones y así proteger su inversión,
generando una dolarización de facto o meramente transaccional, ya que el
gobierno solo ha dado el visto bueno a la circulación del dólar, mas no lo ha
establecido legalmente, además, el Presidente ha expresado su interés por
incentivar el uso del bolívar digital, incluso para el pago del transporte público.
Tal parece ser que el gobierno no ha considerado que para poder implantar
los medios digitales de pago, como lo han hecho otros países, es necesario contar
con sistemas y plataformas tecnológicas optimas, garantizar el flujo eléctrico y los
servicios de conexión de datos, cuyos servicios son de pésima calidad en el país,
además, la población debe de contar con recursos tecnológicos, como son los
celulares inteligentes para llevar a cabo dichas operaciones. Además, la realidad
económica hace inviable esas propuestas, por lo que la prevalencia del dólar
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sobre el bolívar continuara mientras siga existiendo una debilidad financiera por
parte del gobierno, la inactividad de la producción petrolera, y mientras el país siga
excluido de la actividad internacional, sumado a la constante pérdida de confianza
en el bolívar.
Según un estudio realizado por Ecoanalitica en noviembre del 2020, el 65,9%
de las transacciones realizadas en Venezuela durante ese año se hicieron en una
moneda distinta al bolívar, prevaleciendo el dólar como forma de pago en casi
toda Venezuela y el peso en la región andina. Por lo que es común observar que
las tiendas, incluso en las zonas más populares exhiban los precios de las
mercancías en dólares, ya que el bolívar es una moneda prácticamente residual,
cuyo predominio se observa más que todo en las unidades de transporte, debido a
que los bancos permiten retiros por montos muy bajos a sus clientes y a que el
cono monetario actual es bastante escaso a pesar de que el BCV recientemente lo
amplio, sin embargo, las tres nuevas denominaciones juntas no suman ni siquiera
el valor de un dólar, ya que la emisión y actualización de nuevos conos monetarios
por parte del Banco Central es bastante rezagada en relación a la devaluación,
aparte de que el precio de dichas emisiones es elevado para la nación, razón por
la cual no resulta un proceso rentable.
En tal sentido, el economista Henkel Garcia, director de la Consultora
Econométrica en Caracas señala que “ la dolarización es un mecanismo de
defensa que estableció la sociedad de manera espontanea”.
A tal efecto, es un hecho que la dolarización de facto ha ofrecido cierta
sensación de dinamismo y recuperación en la economía; en donde anteriormente
imperaba la escasez, hoy en día se consigue una gran variedad de productos
importados en los diferentes bodegones establecidos a lo largo y ancho del país,
por lo que es bastante probable que el gobierno, lejos de rechazar el dólar como lo
hacía anteriormente, continúe alentando su uso, pero no porque pretenda dolarizar
al país y adoptar a la divisa como la moneda de curso legal, o reconozca que las
medidas económicas adoptadas hasta el momento han sido erráticas, sino porque
esta sensación de mejoría le ha permitido ganar tiempo en el poder, a pesar de la
crisis existente.
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ha impuesto como medida para sortear la inflación, sin embargo, primero deben
cesar las sanciones establecidas sobre el Banco Central de Venezuela.
Sin embargo, Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de Economía de la
universidad de San Francisco de Quito (USFQ) expresa que la dolarización “no
puede resolver todos los problemas, sino que da una base de estabilidad para
poder enfrentarlos”. Es un proceso que “necesitan países que manejan de
manera indisciplinada el campo monetario y fiscal…donde se ha perdido la
confianza en la moneda local”.
Mientras que Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins e
involucrado en los procesos de transformación monetaria de Ecuador y
Montenegro, explica que si es posible una dolarización en Venezuela a pesar de
las sanciones impuestas por los Estados Unidos, mediante el establecimiento de
una dolarización unilateral, por lo que no es necesario solicitar autorización a los
Estados Unidos para su implantación, pudiéndose obtener los dólares necesarios
del amplio cumulo que circula fuera de los Estados Unidos, los cuales ascienden
aproximadamente a 1,4 billones de dólares, además el especialista considera que
debido a la alta cantidad de dólares que circulan actualmente en Venezuela, la
tarea sería mucho más fácil. De hecho el mismo Hanke había propuesto la
dolarización en nuestro país en el año 1995 cuando fue asesor del expresidente
Rafael Caldera.
Aun así, como se ha observado en otros países latinoamericanos, la
dolarización no es la única salida, ya que con ella, no necesariamente se van a
corregir todas las distorsiones económicas y financieras existentes en Venezuela.
Para que una economía pueda funcionar, en primera instancia se debe reactivar el
aparato productivo incentivando a la inversión, respetando la propiedad privada y
ofreciendo garantías a los inversionistas, se debe reactivar el aparato crediticio
para favorecer la producción, y establecer políticas tanto macro como
microeconómicas que favorezcan el desarrollo y permita aprovechar todos los
recursos y riquezas con los que cuenta el país.
Por otra parte, también de debe implantar un sistema de control estricto
sobre el gasto público, que favorezca la rendición de cuentas, a fin de limitar los
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gastos y de determinar los recursos con los que cuenta la nación, en que serán
utilizados y de qué forma serán comprometidos, ya que la pobreza existe con dólar
o sin él.
A tal efecto, el economista Ronald Balza, profesor de la universidad Central
de Venezuela (UCV) expresa que “se le está atribuyendo al dólar la propiedad de
corregir problemas institucionales que son los que causan la inestabilidad
cambiaria y monetaria que vivimos. ... poner a discusión en que dolarizar nos
ayudaría a resolver los problemas es dejar todos los problemas vivos, es atribuir al
dólar un poder mágico que no tiene, mientras que el gobierno sigue haciendo lo
que quiere con los recursos públicos”.
Por tal motivo, antes de pensar en una dolarización, primero se deben
abordar los problemas estructurales de la economía, ya que dolarizar no los
solventaría, solo los taparía, debido a que es la destrucción del sistema de
precios, del sistema productivo y la ausencia de competencia, lo que ha provocado
que los costos aumenten incluso estando expresados en dólares, razón por la cual
Asdrúbal oliveros ha expresado que las monedas “funcionan atadas a una
institucionalidad y no tienen poder sobre sí mismas”.
Por lo que utilizar la dolarización como una forma para controlar el gasto
público, no es la solución, ya que los gobiernos pueden financiar sus gastos en
cualquier moneda a través del endeudamiento, siendo mejor establecer un
sistema de fiscalización eficiente mas allá de la moneda empleada.
Por otra parte la dolarización tampoco sería una garantía para el sueldo de
los trabajadores, ya que si una empresa no tiene producción, ni genera ganancias,
sencillamente no va a poder costear la nómina, sin importar en que moneda la
pague.
El uso del dólar tampoco ofrece una solución para la hiperinflación que existe
en Venezuela, a pesar de que es cierto que con la dolarización se eliminarían los
tipos de cambios y los precios de los bienes se cotizarían en una moneda más
sólida y de amplio uso a nivel internacional, contribuyendo con la estabilización de
los precios. Sin embargo, también es cierto que la reactivación tanto de la
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