Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
202109musicayeducacionemocional
202109musicayeducacionemocional
Música y educación
emocional
Rafael Bisquerra
Universidad de Barcelona
E
n una ocasión le pregunté a un buen estu- Un buen estudiante de
diante de secundaria: «Dime algo que se
te ocurra sobre Beethoven». Me impactó
secundaria puede sacar
su respuesta, que fue más o menos así: sobresaliente en música sin
«Beethoven nació en Bonn en 1770, compuso haber escuchado nada
nueve sinfonías, cinco conciertos para piano y
orquesta, un concierto para violín y orquesta, la
■
ópera Fidelio, la Misa Solemnis, muchas sonatas
y música de cámara…». En su respuesta dejó nuo: «¿Es que no te gusta la ópera o es que no has
claro que se conocía la vida y obras al dedillo. tenido la suerte de que nadie te haya enseñado a
Se lo había estudiado bien y sacaba muy buenas disfrutar con la ópera?». Normalmente se acepta
notas. Yo le interrumpí para preguntarle: «Yo que esto último refleja la realidad. La afición por
quería saber qué es lo que más te ha emocionado la ópera es bastante reducida, en gran medida
de Beethoven». La respuesta aún me impactó por la falta de oportunidades para conocerla y
más: «Nunca he escuchado nada de Beethoven». gozarla. A muy pocos europeos les gusta la ópera
Es decir, un buen estudiante de secundaria puede china, porque forma parte de otra cultura que hay
sacar sobresaliente en música sin haber escuchado que aprender.
nada. Es una clara manifestación de la educación
eminentemente cognitiva que tenemos, donde no La tesis que estamos presentando es que hay que
hay tiempo para la dimensión emocional. aprender a disfrutar y amar la música. Las emo-
ciones estéticas se tienen que aprender. Cuanto
En una experiencia con niños de educación infan- más compleja sea la obra de arte, más aprendizaje
til, de 4 y 5 años, les pusimos los primeros compa- requiere para poder gozar de ella. En esto hay
ses del Concierto para piano y orquesta número una diferencia importante entre la música clásica
5 de Beethoven. Me emocionó verlos atentos, y la música moderna. Algunas personas renun-
mirando con atención a la pantalla observando al cian al goce por no tener que esforzarse. Pero
pianista, el director y toda la orquesta. Pensé: son las personas que han aprendido a saborear los
momentos para repetir. manjares musicales selectos saben que se pueden
experimentar emociones indescriptibles. Hay que
En una investigación internacional sobre las pre- aprender a disfrutar con la música, y uno de los
ferencias musicales se observó que los alemanes retos de la educación es potenciar el gozo profun-
prefieren la música alemana; los franceses, la do que pueden proporcionar las grandes obras de
música francesa; los ingleses, la música inglesa,
■
etc. La conclusión es clara: gusta la música que se
conoce. Se aprende a disfrutar con la música;
se aprende a amar la música. Cuanto más compleja
sea la obra de arte,
Muchas veces he preguntado en clase a estudian-
tes universitarios: «¿A quién le gusta la ópera?». más aprendizaje requiere
Muy pocos brazos se levantan. Si después conti- para poder gozar de ella
música clásica. El lector que haya tenido la suerte Hay una relación continua entre
de que alguien le haya enseñado a gozar con la
emoción, pensamiento y acción
música es posible que se emocione solamente
recodando pasajes como «Wir setzen uns» de ■
la Pasión según San Mateo de Johann Sebastián
Bach, el Réquiem de Mozart, el «Himno a la ale- las emociones, en su estudio y en las aplicaciones
gría» de la Novena sinfonía de Beethoven, el ada- a la educación.
gietto de la Quinta sinfonía de Gustav Mahler, el
«Amami Alfredo» de La Traviata de Verdi, «Che Por una parte, las aportaciones de la neurociencia en
gelida manina» de La Bohème de Puccini, «Visi los últimos veinte años han sido espectaculares. Con
d’arte», de Tosca, y tantos y tantos pasajes de gran técnicas como la tomografía de emisión de positro-
potencia para activar emociones que nos acercan nes y el escáner de resonancia magnética funcional
al amor y al bienestar, a veces a través de procesos se ha podido observar qué ocurre en el cerebro
catárticos. Simplemente recordar algunos de estos cuando se está escuchando música; como la música
pasajes ya produce piloerección (piel de gallina). afecta a la estructura neuronal del cerebro, lo cual
La música puede significar un «chute» que hace influye en lo que pensamos, sentimos y hacemos.
innecesarias las drogas o el botellón. Puede ser
una potente estrategia de prevención. Existe una relación continua entre emoción, pen-
samiento y acción. Las conclusiones se pueden
resumir afirmando que merece la pena entrenarse
EDUCACIÓN EMOCIONAL: ORÍGENES en competencias emocionales por las repercusio-
Y EVOLUCIÓN nes que tiene en el bienestar personal y social.
Las emociones siempre han estado presentes en
la educación y de alguna forma se ha hecho algún
tipo de educación emocional. Pero esto no sig-
nifica que haya sido una educación intencional,
planificada, sistemática y fundamentada. Por eso
se puede decir que la educación emocional, como
tal, surge en la segunda mitad de la década de los
años noventa gracias a la confluencia de una serie
de factores entre los que están las aportaciones
de la neurociencia, la inteligencia emocional y la
teoría de las inteligencias múltiples.
• Tomar conciencia de las emociones para regu- El arte tiene por objetivo
larlas de forma apropiada.
expresar las emociones,
• Desarrollar un vocabulario apropiado para
compartirlas o provocarlas
■
comunicarse emocionalmente con otras per-
sonas, lo cual significa relaciones más profun-
das desde el punto de vista personal.
• Desarrollar autoconocimiento, autoestima, de arte y la belleza en general (Bisquerra, 2009).
autoconfianza, percepción de autoeficacia y Podemos experimentar emociones estéticas cuan-
autonomía emocional. do leemos un poema o cualquier obra literaria.
• Ganar en competencia social para establecer Cuando ante un cuadro, una escultura o una
relaciones positivas con otras personas desde obra arquitectónica experimentamos algo que
el respeto, cordialidad, empatía, asertividad, nos conmueve. El arte tiene por objetivo las emo-
compasión y amor. ciones: expresarlas, comunicarlas, experimentar-
• Desarrollar control de la impulsividad. las, compartirlas, provocarlas. También podemos
• Mostrar tolerancia a la frustración. experimentar emociones estéticas ante un paisaje,
• Estimular la capacidad para gozar del bienes- una salida o una puesta de sol, la belleza humana,
tar consciente, etc. la recepción de un premio y otras situaciones que
reúnen unas condiciones de belleza. Las emocio-
La educación emocional tiene un espacio idóneo nes estéticas nos acercan al amor y a la felicidad.
en la tutoría. Pero esto es solamente un aspecto. Las artes audiovisuales, principalmente el cine,
La educación emocional puede y debe estar pre- la música, la danza y el baile tienen un poder
sente en todas las materias académicas, como un extraordinario para generar emociones estéticas.
eje transversal. Es especialmente importante la
presencia de la dimensión emocional en las asigna- Las emociones estéticas tienen muchas aplica-
turas de lenguaje, ciencias sociales, historia del arte, ciones psicopedagógicas, principalmente en las
expresión artística, educación física, música, etc. asignaturas de historia del arte, expresión artística,
música, literatura, etc. Un objetivo de la educación
La técnicas y estrategias para la puesta en práctica debería ser aprender a «saborear» las emociones
incluyen la introspección, autoanálisis, relajación,
respiración, meditación, mindfulness, simulación,
anticipación, role playing, dramatización, juegos,
dinámicas diversas, discusión de grupo, arte,
música, danza, etc. Un aspecto importante de la
educación emocional es el conocimiento y expe-
rimentación de las emociones estéticas.
Hay que educar sobre la música, lación emocional. La fiesta, la alegría y el bienestar
se acompañan de música de tal forma que una
para la música y con música
■ fiesta sin música es como una piscina sin agua.
Dirección de contacto
Rafael Bisquerra Alzina
Universidad de Barcelona
rbisquerra@UB.edu