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REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA


PFG-ESTUDIOS JURÌDICOS SECCIÒN 4-02 01N
UC.: PROTECCIÒN JURÌDICA DEL AMBIENTE
PROFA: CIARELYS DE ARMAS
ACTIVIDAD N° 6

ANALISIS DE LA DECLARACION DE JOHANNESBURGO Y SU VINCULACION


CON CRBV Y LA LOA

Integrante:
SHIRLEY HERNANDEZ
C.I. N° 22.016.864

CARACAS, MAYO 2021


En la Declaración de Johannesburgo, se enfatiza sobre los grandes problemas que debemos resolver y para
ello se enuncian postulados en un tono bastante preocupante por su alto nivel de generalidad y por el
sentido con el cual pueden ser interpretados. A manera de ejemplo, se enuncia la profunda fisura que divide
a la sociedad humana entre ricos y pobres, así como el abismo cada vez mayor que separa al mundo
desarrollado del mundo en desarrollo no en términos de dignidad y planteos éticos entre el mundo de la
opulencia y el de la miseria sino en términos de mantener la estabilidad, prosperidad y seguridad mundiales.
Se asume que el medio ambiente mundial sigue deteriorándose, que continúa la pérdida de biodiversidad;
que avanza la desertificación; que se hacen evidentes los efectos del cambio del clima; que la contaminación
del aire, el agua y los mares sigue privando a millones de seres humanos de una vida digna: la objeción está
en que nada dice sobre “quien” provoca esta crisis, pareciendo que es un procesos de deterioro natural. Del
mismo modo, al considerar el tema de la globalización dejan ver que son los países en desarrollo los que no
pueden responder a ese reto, por su propia condición y no por el lugar que juegan en el contexto
internacional. Finalmente, pero sin agotar el tema Johannesburgo, declaran que los pobres del mundo
pueden perder la fe en sus representantes y en los sistemas democráticos que nos hemos comprometido a
defender, y empezar a pensar que sus representantes no hacen más que promesas vanas; vemos en este
párrafo la preocupación de los mandatarios en que los pobres no pierdan la Fe en sus representantes y no lo
que entendemos debiera preocuparles: la situación crítica que atraviesan sus vidas y el que no se está
cumpliendo con el derecho humano mas fundamental, el derecho a la vida. Finalmente, solo menciona la
palabra educación, en el sentido de que ésta contribuya a erradicar para siempre el subdesarrollo.

Venezuela ha ratificado más de 30 tratados y convenciones tanto internacionales como regionales relativos
a temas ambientales. De acuerdo al art 23 de la CRBV, dichos tratados una vez ratificados son leyes dentro
del paìs. El cumplimiento de las obligaciones contenidas en estos tratados es imperativo para la efectiva
protección de la biodiversidad, los recursos ecológicos y, por ende, de los derechos ambientales de las
personas. Estos convenios y tratados, salvo contadas excepciones, son implementados a través de las
oficinas del Ministerio del Ambiente destacadas para tal fin, por lo que la situación en la que se encuentran
actualmente es desconocida.

A través de los reportes e informes presentados por las secretarías de cada convención, se conoce que
existe un gran retraso en la ejecución de las obligaciones estatales y las implementaciones respectivas
dentro de los planes de políticas públicas. Por ejemplo: La Convención de Ramsar sobre la Protección de
Humedales de Importancia Internacional dejó de cumplirse. En el marco del Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), el Estado no ha finalizado el inventario sobre los primeros 12
contaminantes solicitados desde el 2005, incluso se recibió un dinero de UNIDO para montar una oficina que
llevara adelante este inventario. El trabajo se comenzó a realizar y hoy la oficina está desmantelada; aún no
adelanta la inclusión de los otros 9 COP incorporados en la plenaria de la Convención en 2009, y tampoco
termina por definir formalmente la situación del plaguicida Endosulfan solicitada desde 2011. A pesar de
estar en mora con los Informe País – un solo informe del 2005- ante el Convenio Marco Sobre Cambio
Climático, los esfuerzos gubernamentales se han centrado en llevar las discusiones a Capitalismo Vs
socialismo, sin implementar ningún artículo de la Convención en el país. No hay dinero para elaborar los
informes pero si lo hay para la utilización del Convenio como propaganda gubernamental.

Adicionalmente, el artículo 128 de la CRBV, plasmado en el Capítulo IX del Título III sobre los derechos
ambientales, establece que el Estado “desarrollará una política de ordenación del territorio atendiendo a las
realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales, económicas, políticas, de acuerdo con
las premisas del desarrollo sustentable, que incluya la información, consulta y participación ciudadana”. El
21 de febrero de 2007, la Asamblea Nacional sancionó la Ley Orgánica derogatoria de la Ley Orgánica para la
Planificación y la Gestión de la Ordenación del Territorio, aprobada en 2005 sin haber entrado en vigencia, lo
cual generó la necesidad imperiosa de sancionar una nueva ley de ordenación del territorio. En noviembre
del 2013, la Comisión de Ambiente, Recursos Naturales y Ordenación Territorial de la Asamblea Nacional
aprobó en segunda discusión el Proyecto de Ley Orgánica de Ordenación y Gestión del Territorio, en cuya
Exposición de Motivos se establece que el proyecto “no se trata solamente de normar desde el punto de
vista técnico y administrativo un orden territorial conforme a las realidades ecológicas, socioculturales,
económicas y geopolíticas, sino también de gestionarlo de conformidad con el modelo de desarrollo
asumido por el Estado venezolano. Más adelante, se afirma que dicha ley introduce una manera diferente
de distribuir espacialmente el poder político, económico, social y militar, es decir, la nueva geopolítica
nacional, tal como se establece en las siete líneas estratégicas del Plan Nacional Simón Bolívar 2007 – 2013.
De esta forma, se reconoce la pertinencia del concepto de área o espacio funcional, según el cual el criterio
de clasificación de territorios no es ya su homogeneidad físico-natural y especialización económica, sino su
coherencia funcional”. Esta Ley aún no ha sido aprobada por lo que sigue vigente la de 1983, aunque de
facto las acciones se rigen por el Plan Nacional Simón Bolívar y su ampliación el Plan de la Patria 2013-
201920 11. En el marco del III Congreso Venezolano de Diversidad Biológica, llevado a cabo en mayo del
2012 de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), se realiza una
Declaratoria de los asistentes en la cual denuncian los conceptos de “economía verde” y “desarrollo
sustentable” como una fachada, detrás de la cual se esconde la mercantilización del ambiente y la
explotación descontrolada de los recursos naturales por el capitalismo, rechazando completamente que se
utilicen dichos términos, ya que la verdadera solución sería el cambio del sistema económico, político y
social. En base a lo que el gobierno venezolano ha calificado como “nueva geopolítica nacional”, concepto
introducido en el Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación o Plan Nacional Simón
Bolívar 2007 – 2013; se está impulsando un modelo de ordenación territorial que no cumple con las
premisas del desarrollo sustentable. en Venezuela ha tenido siempre rasgos de avanzada y se ocupa tanto
de la conservación como del uso racional de los recursos y la contaminación. En 1976, se promulgó la Ley
Orgánica del Ambiente (LOA), hoy vigente y sometida a un proceso de revisión aún inconsulto. Esta ley
marco no define la política nacional ambiental pero la orienta dentro de la política de desarrollo del país y,
en concordancia con el principio de jerarquía de la norma, da lugar a una serie de instrumentos jurídicos
para la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente como señala el enunciado de su artículo 1°. Aún
cuando persiste el concepto de "explotación", en lugar de aprovechamiento, la visión holística del ambiente
alcanza su máxima expresión jurídica en 1983, al regularse los recursos naturales como un todo con la
promulgación de la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio (LOPOT), vigente hasta la fecha y la cual
en su artículo 2 establece "... la regulación y promoción de la localización de los asentamientos humanos, las
actividades económicas y sociales de la población, así como el desarrollo físico espacial, con el fin de lograr
una armonía entre el mayor bienestar de la población, la optimización de la explotación y el uso de los
recursos naturales y la protección y valorización del ambiente, como objetivos fundamentales del desarrollo
integral." Objeto de análisis son los instrumentos jurídicos que se generaron en el marco de la LOA y la
LOPOT, dado que refieren a otras sectoriales y reglamentarias que en su mayoría han sido sancionadas,
aunque no siempre el resultado de su implementación sea el más feliz y las necesidades de adecuación han
sido poco satisfechas. El interés del Estado es darle eficacia y eficiencia al ordenamiento jurídico.
Finalmente, en 1992 en cumplimiento del mandato de la LOA (artículo 36), se promulgó la Ley Penal del
Ambiente (LPA) que cierra con oro el ciclo de Estocolmo iniciado en 1972, para asumir el reto de Río. Esta ley
se percibió para entonces como un logro significativo en el desarrollo de esta disciplina en el país, dándole
carácter de especial a la materia en cuanto al carácter supletorio que se le confiere a las normas de derecho
civil y penal vigentes. La CNUMAD influye en forma positiva en el desarrollo del derecho ambiental y su
aplicación en Venezuela, enfatizando su tendencia con las iniciativas de carácter jurídico que promovió al
reafirmar la Declaración de Estocolmo con la Declaración de Río, que al proclamar 27 principios y su plan de
acción por áreas temáticas se constituye en la Agenda 21. Con referencia a la aplicación del Principio 11 de la
Declaración de Río sobre el deber del Estado de promulgar leyes eficaces sobre el ambiente, expresado en el
capítulo 8 de la Agenda 21, Venezuela ha experimentado un crecimiento normativo pertinente en los
últimos 10 años, lo que evidencia el interés del Estado en avanzar sobre el tema de la instrumentación
jurídica de los cambios ambientales propuestos en la CNUMAD.

En Latinoamérica prevalece la tendencia a estructurarse en torno al derecho de la persona a disfrutar de un


medio ambiente adecuado. Casi todas las constituciones latinoamericanas lo han reconocido de manera
expresa. En Venezuela, su reconocimiento derivó de la interpretación de algunos preceptos de la
Constitución Nacional de 1961. Mientras que la Constitución de 1999 lo define, expresamente, como un
derecho individual y colectivo. En este contexto, el Derecho Ambiental eleva su rango jurídico y amplía su
ámbito temático. El Derecho Ambiental venezolano, siguiendo a Kelsen, es una pirámide cuya cúspide es el
artículo 127 (CRBV), el cual establece que toda persona, individual o colectivamente, tiene derecho a
disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado, cuya tutela efectiva está
prevista en el artículo 26 de (CRBV). En consecuencial, el Derecho Ambiental venezolano ingresa con
honores al “siglo del medio ambiente”.

La formulación de políticas para el desarrollo sostenible y el establecimiento de lineamientos ampliamente


consensuados en materia de educación ambiental y participación ciudadana a favor del desarrollo surgen
como tareas fundamentales tanto a corto como a mediano plazo en Venezuela. El incentivo al uso de
tecnologías ambientalmente responsables, la gestión ecológicamente racional de la biotecnología, el
fomento de las capacidades públicas y privadas para la sustentabilidad, la lucha contra la deforestación y la
planificación y manejo de la biodiversidad y la protección de ecosistemas estratégicos, requieren de
esfuerzos importantes en materia de financiamiento, capacitación y monitoreo. La ética y la globalización, y
los contaminantes orgánicos persistentes, también son reconocidos como temas emergentes de alta
prioridad. En torno al tema del manejo de los residuos, sean estos peligrosos, domésticos, de salud u otros,
ya considerados de interés nacional, destaca la ausencia de un plan estratégico nacional, único y
consolidado que permita integrar en forma coherente y sistemática las acciones de todos los actores
involucrados, y que además cuente con los recursos humanos, técnicos y financieros para acometer los retos
que impone la crítica situación de esta problemática. Esta evaluación, que de ninguna manera pretende ser
un análisis exhaustivo, nos lleva a reflexionar sobre los efectos de las distorsiones entre los factores que
deben converger para lograr hablar de un país con una clara visión de su futuro, en el cual tengamos
indicadores de progreso que nos permitan construir una sólida plataforma para el cumplimiento de los
objetivos esperados en el programa de acción amplio acordado por la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992. La última década venezolana, y particularmente los
últimos tres años de nuevas políticas, enfrenta el reto fundamental de lograr consenso nacional e
internacional, en una sola dirección: consolidar el desarrollo humano con la satisfacción integral de las
necesidades de su gente, sin exclusión alguna. A partir del presente diagnóstico se formulan las siguientes
recomendaciones: 1. Informar periódicamente sobre los alcances de la Agenda 21 y lo que la comunidad
internacional espera del país, así como la situación en que se encuentra su implementación en Venezuela. 2.
Diseñar de un Plan Nacional para el Desarrollo Sostenible que articule los esfuerzos que se desarrollan en el
país, integrando todos los sectores y asegurando la continuidad de los procesos con independencia político-
partidista. Este debe obedecer a un proceso participativo que garantice la legitimidad de la sociedad civil en
la toma de decisiones. 3. Crear el Comité Nacional de Desarrollo Sostenible, para coordinar efectivamente
todas las acciones derivadas de la adopción de los programas de la Agenda 21, así como de aquellos que se
deriven de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.

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