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FRANCISCO TERNERA BARRIOS

Magistrado ponente

STC744-2021
Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-01662-01
(Aprobado en sesión virtual de tres de febrero de dos mil veintiuno)

Bogotá, D.C., cuatro (04) de febrero de dos mil veintiuno


(2021).

Se decide la impugnación interpuesta contra la


sentencia proferida el 11 de noviembre de 2020 por la Sala
Civil del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá, que
negó la acción de tutela promovida por Martha Yanneth
Fajardo Matiz frente al Juzgado Treinta y Tres Civil del
Circuito de Bogotá. Al trámite se vincularon los Juzgados 27
y 72 Civiles Municipales de Bogotá y las partes intervinientes
en el proceso ejecutivo de radicado
11001400307220180068900.

I. ANTECEDENTES

1.- La promotora, a través de apoderada, reclamó la


protección de sus derechos fundamentales al debido proceso,
al acceso a la administración de justicia, a la igualdad y a la
defensa, presuntamente trasgredidos por la autoridad
accionada, en el proceso ejecutivo de menor cuantía referido.

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2.- Del escrito introductor y de la revisión de las


pruebas allegadas en el proceso, se observan los siguientes
hechos relevantes:

2.1.- El 28 de junio del 2018, Martha Yanneth Fajardo


Matiz, a través de apoderada judicial, presentó demanda
ejecutiva en contra de Olga Lucía Romero Perdomo, en la cual
solicitó «librar mandamiento de pago (…) por las siguientes sumas;
PRIMERO: OCHENTA MILLONES DE PESOS ($80.000.000) M/cte, por el
valor del capital referido título. SEGUNDO: El interés corriente y
moratorio a la tasa máxima bancaría, desde que se hizo exigible la
obligación hasta satisfacer las pretensiones. (…)» (2018-00689-00-
cuaderno 1- fl. 10-11 exp. pdf).

2.2.- El conocimiento del asunto le correspondió, por


reparto, al Juzgado Setenta y Dos Civil Municipal de Bogotá
que, en proveído del 26 de julio de 2018, libró mandamiento
ejecutivo a favor de la actora y ordenó notificar a la
demandada (2018-00689-00- cuaderno 1- fl. 15 exp. pdf).

2.3.- Por acuerdo del Consejo Superior de la Judicatura


N° PCSJA18-11127 del 12 de octubre del 2018, el proceso
fue remitido al Juzgado Veintisiete Civil Municipal de Bogotá.

2.4.- El 15 de febrero del 2019 se llevó a cabo la


diligencia de notificación personal del apoderado de la parte
pasiva, quien presentó recurso de reposición contra el auto
que libró mandamiento de pago (2018-00689-00- cuaderno 1- fl.
31 exp. pdf).

2.5.- El 1 de marzo del 2019, la accionada contestó la


demanda ejecutiva, proponiendo excepciones de mérito, y el
8 de marzo siguiente le fue resuelto el recurso de reposición

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interpuesto en forma desfavorable (2018-00689-00- cuaderno 1-


fl. 41 al 46 exp. pdf).

2.6.- El 20 de agosto del 2019 se llevó a cabo la


audiencia del artículo 372 del Código General del Proceso
(2018-00689-00- cuaderno 1- fl. 102 exp. pdf).

2.7.- En providencia del 18 de noviembre del 2019, el


Juzgado 27 Civil Municipal de Bogotá profirió sentencia de
mérito anticipada en la que resolvió «(…) i. DECLARAR NO
PROBADA las excepciones formuladas por la parte demandada (…), ii.
PROSEGUIR la ejecución de acuerdo con lo indicado en el mandamiento
de pago; iii. ORDENAR el REMATE Y AVALÚO de los bienes embargados
y de los que posteriormente se embarguen de propiedad del extremo
ejecutado, iv. PRACTICAR la liquidación del crédito en la forma y
términos del art. 446 CGP., V. CONDENAR en costas a la parte
demandada (…)» (2018-00689-00- cuaderno 1- fl. 119 exp. pdf).

2.8.- El 28 de noviembre del 2019, la ejecutada


interpuso recurso de apelación frente al fallo de primera
instancia, que fue concedido por el juzgado de conocimiento
el 3 de diciembre del mismo año, en el efecto devolutivo (2018-
00689-00- cuaderno 1- fl. 126 – 136 exp. pdf).

2.9.- El 22 enero del 2020 se recibe por el Juzgado 33


Civil del Circuito de Bogotá el recurso, que es admitido el 12
de febrero siguiente (2018-00689-00- cuaderno 2- fls. 1, 5 exp. pdf).

2.10.- En audiencia pública de 21 de octubre de 2020,


el despacho accionado resolvió «i. REVOCAR la sentencia proferida
por el Juzgado 27 Civil Municipal de Bogotá (…), ii. DECLARAR probada la
excepción de mérito denominada EXCEPCION DE TITULO VALOR EN BLANCO
(…); iii. NEGAR las pretensiones de la demanda (…), iv. DECLARAR la
terminación del proceso ejecutivo (…), v. SIN CONDENAR en cosas (…)» (2018-
00689-00- cuaderno 2- fl. 13 exp. pdf).

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2.11.- Conforme a lo relatado, la tutelante sostuvo que


«se evidencia el Defecto factico por omitir el decreto de una nueva prueba
al encontrar dudas sobre las practicadas y la contradicción en valoración
de la prueba con el ad-quo en aplicación de la sana critica, pues el
funcionario judicial a pesar de encontrar dentro del proceso judicial los
elementos suficientes y las pruebas necesarias como los testimonios e
interrogatorios de parte, difiere de los hechos probados en su fallo de
segunda instancia, pues es claro que no existió un documento en blanco
firmado por la demandada que obligara a instrucciones para su
diligenciamiento, si no que por el contrario la deudora firmó un
documento diligenciado y acordado y así se infiere de los testimonios del
compañero permanente de la demandada, del beneficiario de la letra de
cambio y de los interrogatorios de parte practicados tanto a la parte
activa como a la pasiva intervinientes en la litis. En cuanto a la validez
o no del título valor, esta duda fue suficientemente despejada por el ad-
quo al resolver el recurso de reposición interpuesto por la demandada al
mandamiento de pago (fls 47-49), como en la sentencia de primera
instancia del 18 de noviembre de 2019, donde entre otros se recuerda la
aplicación de los artículos 619, 621 y 671 del C.Co».

3.- Solicitó, por tanto, i) «Que se tutele el derecho al debido


proceso, al acceso a la administración de justicia, a la igualdad y a la
defensa, (…)»; y ii) «Que se revoque el fallo de segunda instancia

proferido por el Juzgado 33 Civil de Circuito de la ciudad de Bogotá».

II. LA RESPUESTA DEL ACCIONADO


Y VINCULADOS

1.- El Juzgado 27 Civil Municipal de Bogotá pidió «no ser


cobijado con el fallo de la acción de tutela de la referencia, ya que
insistimos no existe acción u omisión que resulte imputable a este
Despacho Judicial en el Rad. 2018-00689 EJECUTIVO SINGULAR
MARTHA YANNETH FAJARDO MATIZ Vs OLGA LUCIA ROMERO
PERDOMO que haya vulnerado o amenazado derechos fundamentales
de la señora Martha Yaneth Fajardo Matiz».

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2.- El Juzgado 33 Civil del Circuito de Bogotá manifestó


que «no se advierte que por circunstancias atribuibles al suscrito se
haya vulnerado derecho fundamental alguno de la accionante, por lo que
respetuosamente solicito a la Honorable Magistrada, se Nieguen las
pretensiones de la acción de tutela formulada en contra de este Juzgado».

3.- El Juzgado 72 Civil Municipal de Bogotá, convertido


transitoriamente en el Juzgado 54 de Pequeñas Causas de
Bogotá, adujo que «(…) esta sede judicial no ha tenido conocimiento
de las actuaciones que indica el quejoso vulneran sus derechos
fundamentales, razón por la cual sin entrar a mayor pronunciamiento se
acojo a las disposiciones de su H Tribunal en decisión constitucional de
ser de nuestro resorte».

III. LA SENTENCIA IMPUGNADA

El a quo no accedió a lo solicitado en la tutela, al


advertir que «la actuación del funcionario querellado no deviene
antojadiza, arbitraria o caprichosa, toda vez que se soportó en el análisis
de las pruebas, inclusive los interrogatorios y testimonios, sin que el
desacuerdo con la interpretación efectuada descalifique tal decisión,
porque además de estar motivada se encuentra amparada con la
presunción de legalidad que contiene y, sin que el hecho que se hayan
agotado los medios de defensa, represente un argumento valedero para
facultar a la parte vencida acudir al presente mecanismo constitucional,
preferente y sumario, con el propósito de abrir nuevamente un debate
que ya se surtió al interior de la actuación o de utilizarla como una
instancia adicional».

Con base en lo anterior, concluyó que «pretender atacar la


determinación del juez accionado a través de esta especialísima vía
contradice abiertamente los postulados del artículo 86 de la Carta
Política, pues tales razonamientos se derivan del ejercicio de su facultad
autónoma e independiente, situación que sin reparo alguno descarta la
existencia de la vía de hecho. Finalmente, tampoco el argumento de la

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accionante relativo a que se dejó de resolver sobre la adición del auto


que prorrogó el término dispuesto en el artículo 121 del CGP, representa
uno valedero para pretender dejar sin efecto la sentencia en la que
resultó desfavorecida, toda vez que además que nada dijo en la
audiencia de fallo a la que asistió, lo cierto es que la sentencia se profirió
antes que venciera la prórroga, 22 de enero de 2021».

IV. LA IMPUGNACIÓN

La formuló la apoderada de la parte accionante, quien


reiteró los argumentos esbozados en el escrito inicial de la
queja constitucional.

Además, señaló que la parte tutelante «no manifestó su


inconformismo por la falta de motivación de la decisión judicial, sino que
por el contrario considero que tanto la motivación como la decisión
presentaban un error inducido y defecto factico suficiente para constituir
causales validas de la tutela contra providencias judiciales por vía de
hecho, pues considera que le fueron vulnerados sus derechos
fundamentales y que no se examinó el contexto del interrogatorio, pues
los dos afirmaron haber seguido la instrucciones que previamente les
habían impartido tanto el acreedor como la deudora (…) - La
incongruencia a la que hace mención el fallo tutelado, no se encuentra
en el material probatorio, sino en los relatos descoordinados que realiza
el recurrente». Argumentó que «estamos frente a un defecto fáctico de
dimensión positiva, por dar como probados hechos, sin que exista prueba
alguna y defecto factico con dimensión negativa por valoración
defectuosa del material probatorio».

V. CONSIDERACIONES

1.- En el sub examine, la gestora pretende se revoque el


fallo de segunda instancia de 21 de octubre de 2020,
proferido por el Juzgado 33 Civil del Circuito, pues estima
que dicha decisión lesiona su garantía superior al debido

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proceso por incurrir en una vía de hecho por defectos


procedimental y fáctico, por indebida valoración probatoria y
omisión o negación del decreto y la práctica de pruebas
determinantes.

2.- Del examen de las pruebas allegadas que reposan en


el expediente, advierte la Sala que la acción constitucional
carece de vocación de prosperidad. En efecto, se considera
que la determinación rebatida no alberga anomalía que
imponga la perentoria salvaguardia deprecada,
independientemente de que sea o no compartida.

3.- Sobre el particular, al resolver el recurso de


apelación interpuesto, el estrado accionado expresó,
razonadamente, los motivos por los cuales se imponía
revocar la providencia de primera instancia proferida por el
Juzgado 27 Civil Municipal de Bogotá el 18 de noviembre de
2020 y, en consecuencia, declaró «probada la excepción de mérito
de título valor en blanco» y «negó las pretensiones de la demanda».

Puntualizó, en primer lugar, que, «en cuanto a la carga de


la prueba, se torna obligatorio recordar lo establecido por el artículo 167
del Código General del Proceso que estable que «Incumbe a las partes
probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto
jurídico que ellas persiguen”» (Minuto 1:21:22- 1:22:15. Video de
Audiencia). Agregó que, «la carga de la prueba impulsa la actividad de
las partes para que aporten elementos de pruebas al proceso y deben
actuar con diligencia en tal sentido, en cumplir la carga de demostrar lo
que alegan, porque tal actividad garantiza una decisión que resuelve el
conflicto, motivo por el cual se puede decir por este Despacho era
obligatorio para la parte ejecutada probar sus afirmaciones (1:26:18), y
acreditar en debida forma que no recibió la suma de $80.000.000 pesos
de los cuales se pretende su reembolso, como quiera de la declaración
rendida por el señor José Gregorio Matiz (1:26:33), de manera clara logró

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determinar la suma total debida por la ejecutada a pesar de que esta no


fue entregada en un solo momento como se dijera si no en diferente
fechas y por valores distintos» (Min. 1:25:56- 1:27:00).

No obstante, especificó, «en cuanto a la entrega del título valor,


en blanco y la falta de instrucciones (…) que ésta es un complemento
fundamental -la carta de instrucciones de los títulos en blanco-, pues en
ella se incorpora la voluntad y condiciones en las cuales debe el tenedor,
de buena fe, complementar los espacios que figuren en blanco.
Recuérdese que la carta de instrucciones bien puede constar en
documento escrito o bien puede darse de manera verbal al no existir una
norma que exija alguna formalidad; sin embargo, de las pruebas
obrantes en el proceso, tanto las documentales como las declaraciones,
no advierte este Despacho que se haya impartido tales a la demandante
para haber efectuado su diligenciamiento por la suma de $80.000.000»
(min 1:27:00)

Advirtió que «llama la atención al Despacho que el


diligenciamiento de la letra de cambio se llevó a cabo no solo por la parte
ejecutante sino también por el compañero sentimental de la ejecutada,
pues así lo reconocieron en la diligencia del artículo 372, cuando, por una
parte, el compañero sentimental de la ejecutada señaló, a minuto 41:20,
que él había diligenciando la letra base de la ejecución por el valor de
$80.000.000 de pesos y a minuto 42:28, este mismo manifestó haberla
diligenciado sin la presencia de la demandada y, por la otra, la
ejecutante afirmó, a minuto 15:27, que ella había diligenciado la letra
con fecha, el nombre de la señora Olga, el nombre de su abuelo y el valor,
es decir se presenta una incongruencia entre ambas declaraciones, lo
que lleva al Despacho a concluir que no existieron instrucciones previas,
ni escritas, ni verbales para diligenciar la letra de cambio objeto de este
proceso, pues para ello intervinieron 2 personas distintas sin que
ninguna de ellas estuviera facultada para llenar los espacios en blanco»
(1:29:58).

Resaltó que, «además de lo anterior, nuevamente, llama la


atención del Despacho que luego que se haya admitido por parte de la
ejecutante haber efectuado modificaciones al contenido de la letra
posterior a la firma por parte de la ejecutada, se modificó la calidad en

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la que actuó en el título valor, insertando la palabra ACEPTADA en el


espacio donde se encuentra la firma de la ejecutada, presuntamente por
haber firmado aquella en lugar equivocado», incongruencias frente a

las cuales cuestionó si ¿se podría decir entonces que estaban dadas
todas estas instrucciones para que el documento fuera corregido y
enmendado en cualquier forma?».

Destacó que, «si bien la ejecutada aceptó deber una suma de


dinero, no lo es menos que el valor exacto no se logró determinar
puntualmente, como quiera que se efectuaron diversas entregas de
dinero sin que se lograra establecer el monto de cada uno de ellos y el
valor de $80.000.000 impuesto en la letra se determinó por conjeturas
de 2 personas distintas, las cuales ambas se abrogaron haber
diligenciado el concepto de la cantidad debida, contrario a la ejecutada
que si bien admitió deber una suma de dinero desconoció el valor
incorporado en el instrumento objeto de cobro».

Adujo que «la carta de instrucciones puede constar en el mismo


documento o en la llamada carta de instrucciones o en un documento
aparte que contenga el negocio jurídico que le dio origen al título valor en
blanco (…) y, en consecuencia, en las pruebas judiciales practicadas se
demostró que la letra se suscribió sin existir la respectiva carta de
instrucciones, la cual es indispensable para su exigibilidad, de
conformidad con lo establecido en el artículo, 620 del Código de
Comercio, además de lo establecido en la sentencia T-943 del 2006 y los
conceptos de la Superintendencia Financiera» (1:32:40).
Por lo expuesto, determinó que «la excepción de título valor
en blanco esta llamada a prosperar».

Conforme a lo indicado, observa la Corte que el juzgador


analizó los elementos de juicio allegados, incluidas las
declaraciones rendidas en el proceso, las cuales apreció bajo
las reglas de la sana crítica.

Las motivaciones expuestas no presentan aspectos que


permitan deducir la conformación de una vía de hecho, pues,

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en primer lugar, no fue posible determinar por el juez de


instancia que el valor señalado en la letra de cambio
correspondiera a la suma exacta que en aquella se consignó,
dadas las modificaciones realizadas al título, sin que ninguna
de las dos partes que intervinieron en ello estuvieran
facultadas para realizar dicho diligenciamiento. De otro lado,
tampoco le fue posible establecer al juzgador de conocimiento
las instrucciones escritas o verbales concretas dadas para
diligenciar la letra de cambio, situación que apremió la
configuración de la excepción de título valor en blanco.

Así las cosas, se exalta que la providencia cuestionada


no resulta abiertamente arbitraria o manifiestamente alejada
del ordenamiento jurídico. Lo anterior, amén que aquella fue
proferida con fundamento en una valoración razonable de las
probanzas allegadas al plenario, hermenéutica plausible que
no impone la intervención del juez constitucional.

4.- En definitiva, se identifica una disparidad de


criterios, entre lo considerado por el despacho acusado -en
el desarrollo del ejercicio normal de las facultades y
amparado en los principios de autonomía e independencia
judicial- y lo planteado por la accionante. Por lo cual, el juez
constitucional no es el llamado a dirimir la controversia, a
modo de autoridad de instancia, arrogándose competencias
que no le corresponden.

Esta Corporación ha esgrimido, de un lado, que «el juez


de tutela no es el llamado a intervenir a manera de árbitro para
determinar cuáles de los planteamientos valorativos y hermenéuticas del
juzgador, o de las partes, resultan ser los más acertados, y menos
acometer, bajo ese pretexto, como lo pretende la actora, la revisión
oficiosa del asunto, como si fuese uno de instancia» (CSJ STC.7 mar.

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2008, Rad. 2007-00514-01); y, de otro, que «la adversidad de la


decisión no es por sí misma fundamento que le allane el camino al
vencido para perseverar en sus discrepancias frente a lo resuelto por el
juez natural» (CSJ STC 28 mar. 2012, Rad. 00022-01).

Desde luego, en este escenario, tampoco es posible


devolvernos a la reconstrucción de las pruebas del caso
concreto. En efecto, «El campo en donde fluye la independencia del
juez con mayor vigor es en cuanto a la valoración de las pruebas. Ello
por cuanto el administrador de justicia es quien puede apreciar y valorar,
de la manera más certera, el material probatorio que obra dentro de un
proceso, inspirándose en los principios científicos de la sana crítica; por
lo tanto, a juicio de la Corte, la regla general de que la figura de la vía de
hecho solamente puede tener una aplicación en situaciones extremas
debe ser manejada con un criterio restrictivo (...) de forma que sólo es
factible fundar una acción de tutela, cuando se observa en el caso
concreto, que de manera manifiesta el operador jurídico ejecuta un juicio
irrazonable o arbitrario sobre la valoración probatoria por fuera de las
reglas básicas de realización, práctica y apreciación, las cuales se
reflejan en la correspondiente providencia. El error en el juicio valorativo,
ha dicho esta Corte, debe ser de tal entidad que debe ser ostensible,
flagrante, manifiesto y el mismo debe poseer una incidencia directa en
la decisión (CSJ STC, 7065-2019, 5 jun., rad. 2019-01590-00, reiterada
en STC8884-2020, 22 oct., rad. 2020-02553-00).

5.- De conformidad con lo discurrido, se ratificará el


fallo objeto de impugnación.

VI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por mandato de la ley, CONFIRMA la
sentencia impugnada.

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Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a los


interesados y, oportunamente, remítase el expediente el
expediente a la Corte Constitucional para su eventual
revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

Presidente de Sala

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