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La Medida De Dios

Apóstol Sergio G. Enríquez O.


Guatemala, 28 de abril del Año De La Revelación

Sin lugar a dudas es en la comunión con los santos en donde podemos ser edificados mutuamente
y como consecuencia, ser fortalecidos. Aún el Apóstol Pablo decía que quién lo iba a alegrar,
porque Dios usaba a los hermanos para alegrarlo, aunque sabemos que el gozo viene del Señor,
el usa vasos o extensiones para hacer lo que desea hacer. Por eso sabemos entonces que todos
somos bendición para los demás, nuestra sola presencia es una bendición para otros.

También es por eso que todos tenemos que ser pesados en una balanza espiritual, ese pesaje
involucra la idea de una medida, igualmente en el ámbito espiritual; porque en lo natural, todos
sabemos cuáles son nuestras medidas de estatura, el tamaño del pie, la cintura, etc., ahora bien, el
punto es que cuando nos midan, esto será con medidas diferentes a las que conocemos, será con
la medida de Dios.

La creación angélica, por ejemplo, usa una especie de medida espiritual semejante a la humana
pero no es la medida de Dios, pues en Apocalipsis dice “medida de ángel que es semejante a la
del hombre”. También en este libro se habla de una vara de medir para medir el templo y a los que
adoran en él, obviamente que ésta no será la medida de nuestra estatura o de nuestra ropa, pues
estas son medidas humanas. Dios nos quiere medir, pero quiere que aprendamos cual es la
medida que utilizará.

Efesios 3:19 LBLA y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conociiento, para que seáis
llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Este versículo nos dice que el conocimiento humano no puede alcanzar el conocimiento del amor
de Cristo, por ello debe ser por fe. La Palabra nos dice que debemos tener la medida de la plenitud
de Dios, lo menciona el Apóstol Pablo, tratando de dar a entender que no podemos quedarnos
igual siempre, sino que debemos esperar que un día la inmortalidad absorba la mortalidad, que es
la plenitud a la que Dios quiere que lleguemos.

Es por ello que no podemos medirnos con una medida religiosa, la medida de aquel hombre que
cuando oró al Señor dijo todo lo que hacía en voz alta, que ayunaba, que daba sus ofrendas, etc.,
esta es una medida religiosa porque no debemos contarle a todos cuando hacemos un ayuno,
pues la misma Palabra dice que debemos hacer estas cosas sin divulgarlo.

Todo lo que hacemos o recibimos es por la fe, no por lo que hagamos. Si creemos que no somos
dignos de recibir algo, hay un alto porcentaje que no lo recibamos, pero si creemos que sí lo
merecemos, entonces lo más seguro es que lo recibiremos; es por ello que cuando hacemos un
sacrificio, equivocadamente nos sentimos merecedores de recibir un milagro. Pero realmente, el
ayuno no sirve para convencer a Dios que nos dé algo, sino que sirve para que nuestra carne sea
quebrantada, sea más débil y entonces la palabra de Dios pueda penetrar más fácilmente en
nuestro corazón, según lo dice la misma Palabra.

Dice la Biblia que hay géneros que solo salen con oración y ayuno, pero la palabra ayuno fue
agregada por una secta a quienes les gustaba hacer sacrificios. Esto nos dice que hay personas
que tienen una medida religiosa y esperan recibir más cosas de parte de Dios cuando hacen
sacrificios.

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La Medida De Dios
Apóstol Sergio G. Enríquez O.
Guatemala, 28 de abril del Año De La Revelación

Un buen ejemplo es que hay personas que creen que cuando una inyección les duele, entonces es
una buena medicina, o si la medicina es onerosa entonces es buena. En la farmacéutica existen
los llamados placebos, que se utilizan en un estudio para determinar el funcionamiento de una
medicina; a ciertos pacientes se les da el placebo y a otros la medicina que se prueba y algunos de
los que toman el placebo se curan. Esto demuestra que Dios nos dotó en el alma de cierto grado
de fe y entonces se cumple aquello a lo que se le pone fe, pero esta no es una fe a la medida de
Dios, sino es una fe natural que Él mismo nos dejó.

La humanidad también tiene la necesidad de medir todo lo que sucede, por ejemplo, se miden los
sismos, para lo cual existen dos escalas. También se mide la temperatura, para ello también hay
dos escalas; pero a veces no manejamos este tipo de medidas, entonces ¿cómo podremos saber
la medida de Dios?, lo que El desea es que seamos llenos de Su medida hasta la plenitud, a la
cual podremos llegar únicamente con la ayuda del Espíritu Santo.

Juan 3:34 LBLA Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues El da el
Espíritu sin medida.

Podemos llegar a tener la medida de la plenitud de Dios porque nos dan el Espíritu sin medida, el
problema es que muchos no le han dado el lugar que le corresponde al Espíritu Santo, eso los deja
en una posición de ser llenos de otras cosas como depresión, envidia, odio, etc., son medidas de
los hombres.

En este versículo podemos ver manifestada la trinidad de Dios, el que habla las palabras de Dios
es Cristo, el que las da es el Padre y lo que da es Su Espíritu. En la medida que nos llenemos del
Espíritu Santo, en esa misma seremos cambiados. Un ejemplo de llenura del Espíritu fue Esteban
pues mientras lo mataban con piedras, veía abierto el cielo y al Hijo de Dios de pie; pero los demás
se llenaron de odio hacia él.

Lo que necesitamos es recibir al Espíritu Santo como nuestro Señor, después de aceptar a Cristo
como Salvador; es la única manera de poder sobrevivir en este mundo que está lleno de violencia
y de odio.

Podemos proclamar que vamos a llegar a la medida de Dios, pidiendo que el Espíritu Santo se
apodere de nosotros, con el propósito que seamos cambiados.

Efesios 4:13 LBLA hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del
Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo;

En el versículo anterior, dice la Palabra que el Señor constituyó cinco ministerios, en este versículo
marca un límite de tiempo en el cual estarán estos ministerios, hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe, en la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Dios el Padre dio sin medida el
Espíritu, pero también nos dio herramientas como el río Jordán sucio, para limpiarnos de la lepra; a
este río fue a donde enviaron a Naamán a limpiarse de la lepra. Ahora los ministros son hombres,
sucios algunas veces, pero Dios los usa para limpiarnos de la lepra, es decir del pecado.

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La Medida De Dios
Apóstol Sergio G. Enríquez O.
Guatemala, 28 de abril del Año De La Revelación

A Dios le gusta a veces utilizar a leprosos, cuatro leprosos (2 Reyes 7), fueron al campamento de
los amorreos, los enemigos de Israel y encontraron vacío el campamento, entraron y comieron y se
llevaron botín, pero dijeron entre sí que debían ir a dar las buenas noticias al rey y anunciarle que
los enemigos habían huido; vemos entonces que Dios utilizó a los leprosos para llevar buenas
nuevas.

Los ministros ahora son hombres comunes, que tal vez han pecado, pero lo que los diferencia de
los demás es la unción, tal como lo dijo Sansón. A veces Dios utiliza lo peor del mundo, tal como
sucedió con la samaritana, una mujer que era de mala reputación, pero Dios la utilizó para
evangelizar a Samaria, después de que se encontró con Cristo, todo el pueblo salió a escuchar a
Jesús cuando ella les contó lo que le había sucedido.

En todo el pueblo no había una persona tan señalada como la ramera Rahab, que vivía y era
dueña de un burdel. Después de haber ayudado a los espías de Israel, va por su familia y les dice
que su casa no será destruida cuando Israel fuera a conquistar Jericó, y tenía por señal el cordón
escarlata que había dejado en su ventana. Quién sabe cómo convenció a los suyos de ir a su casa,
pero el hecho es que cuando se derrumbaron los muros de la ciudad, no se derrumbó lo que era el
burdel. Este es un ejemplo, por el cual podemos decir que cuando Dios quiere salvar, puede utilizar
a quien quiera, incluso a personas que son señaladas de tener una mala reputación en la
sociedad.

La Biblia dice que todos debemos tener una justa medida de quién somos; es muy importante no
tener un menor o mayor concepto de lo que somos delante del Señor.

Lucas 6:38 LBLA Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán
en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.

Este versículo nos indica que cuando damos, nos será dado, pero con un medida buena, apretada,
remecida y rebosante, y el contexto dice que se dará una añadidura. Para aquellos que tienen
negocios, es importante que sepamos que la medida mezquina es maldita, por lo que debemos ser
cabales para vender, usar libras de 16 onzas, no de 12 para ser bendecidos. Por eso cuando
damos debemos hacerlo con una medida buena, apretada, remecida y rebosante, para poder ser
medidos con esa misma medida. Al hablar de dar no hablamos de dinero solamente, sino de otras
cosas que podemos dar como nuestro servicio al Señor.

3 Juan 1:2 NBC Amado mío, en todas las cosas te deseo prosperidad y salud, a la medida de la
prosperidad que tiene tu alma.

Este es un sincero y genuino deseo apostólico, y nos ha dado autoridad para desear a otros
bendiciones hasta que sobreabunde, por ello podemos decir lo siguiente: “amado te deseo
prosperidad y salud en todas las cosas”, pero para que se pueda cumplir, debemos tener una
medida de prosperidad ya en nuestras almas.

Dios nos va a dar prosperidad en todas las cosas, pero debemos tener ya una medida de
prosperidad en nuestra alma, es decir, que debemos tener ya ministradas nuestras almas para
poder recibir la bendición de la prosperidad en todas las cosas. Dios nos quiere bendecir y aunque

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Apóstol Sergio G. Enríquez O.
Guatemala, 28 de abril del Año De La Revelación

estemos pasando momentos difíciles, es solo una preparación para que nuestro recipiente pueda
recibir la bendición que pronto viene de parte de Dios.

Existen otras medidas, la medida de la fe, la medida de la paz, la medida del amor, y con esas nos
van a medir, y después de medirnos nos bendecirán, y conforme se vayan llenado, llegaremos a la
medida de la plenitud de Cristo.

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